Adolfo Sánchez Vázquez La razón amenazada

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  • 7/28/2019 Adolfo Snchez Vzquez La razn amenazada

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    LA RAZN AMENAZADA

    Discurso de Adolfo Snchez Vzquez al recibirla distincin universitariaSean mis primeras palabras para expresar al Honorable ConsejoUniversitario de la Universidad Autnoma de Puebla mi profundo y sincero agradecimiento por haberme honrado con el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa.Honrado sobre todo porque tan alta distincin proviene deuna institucin universitaria que a lo largo de los aos, tras derecorrer un camio abrupto de incompresiones y dificultades mate-rales en ocasiones, e incluso de agresiones externas en otras, hasabido mantener firmemente una poltica de servicio al pas y asu pueblo apoyada en una limpia, tenaz y rigurosa actividad acadmica.La vida de una universidad tiene que ser sustancialmente ejercicio del pensamiento; pero de un pensamiento que no se conciba a s mismo como un fin en s sino como pensamiento para lacomunidad en sus diversos niveles (estatal, nacional y universal).En este sentido, cabe decir que la Universidad Autnoma dePuebla en todos estos aos difciles ha permanecido fiel, contraviento y marea, a su lema: "Pensar bien para vivir mejor".

    Al otorgar los Doctorados de este gnero, el Consejo Universitario toma en cuenta la trayectoria acadmica y poltica de losuniversitarios. Pues bien, en mi caso, independientemente de suvaloracin de mi actividad docente y escrita, que obviamente nome toca a mi considerar, lo que s puedo afirmar es que siemprehe tratado de encauzarla dentro de las mismas coordenadas pensamiento y vida en que se desenvuelve la Universidad de Puebla.Por todo esto, acepto este Doctorado como un reconocimiento

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    y estmulo a todos los universitarios que ejercitan su pensamientomovidos por el noble fin al que sirve la Universidad Autnomade Puebla.Al agradecer su distincin al Consejo Universitario, lo hagotambin a los profesores de la Escuela de Filosofa que la han promovido. Extiendo asimismo mi agradecimiento a todos los que consu presencia aqu la avalan y, de modo especial, a la maestraSilvia Duran por sus generosas palabras acerca de mi actividaddocente y mi obra escrita.No quisiera que mi intervencin se redujera a estas expresionessinceras de gratitud y, abusando un poco de vuestra paciencia,agregar algunas reflexiones sobre este pensar que puede y debeservir a la vida y que no es otro que el pensar racional. Con estemotivo me referir a la funcin que la filosofa debe cumplir hoyen la tarea de reivindicar, rescatar o enriquecer la esfera de larazn. Se trata de una necesidad no slo terica sino prctica,porque la razn est siendo asediada cada vez ms y porque estaimpugnacin de la razn no puede dejar de afectar a nuestrasvidas, tanto en el plano del pensar como en el del comportamientoprctico. La razn no tiene hoy peor enemigo que el reiteradoempeo en introducir lo irracional tanto en las relaciones de loshombres con la naturaleza que puede llevar a un desastre ecolgico, como en las relaciones entre los hombres que puede llevara un holocausto nuclear.

    Este irracionalismo se da en los ms diversos niveles. Hay ciertamente un irracionalismo que no es nuevo: el de las prcticassupersticiosas que se asumen espontneamente. Pero hay, sobretodo, creencias y comportamientos ya no tan espontneos, difundidos en amplia escala por los medios masivos de comunicacinque distribuyen irracionalmente, en el destino de las personas, losbeneficios y maleficios. Si a esto se agrega la orientacin cadavez mayor hacia la bsqueda de los "parasos artificiales", hemosde reconocer que el irracionalismo no slo espontneo sino provocado socialmente gana una faja cada vez ms ancha de la vidacotidiana.

    Pero no se trata slo de esto, con ser grave. Asistimos no sloa este comportamiento de los individuos sino tambin a toda unaconducta irracional de clases, instituciones o Estados, Baste sealar cmo el dominio del hombre sobre la naturaleza en el que secifraba, como ciencia y tcnica, el poder de la razn, se ha vuelto14

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    irracional al minar las bases naturales de la misma existencia delos hombres. Y sealemos asimismo cmo los inmensos recursos aque recurre una desenfrenada poltica agresiva, militarista, y quepodran aliviar considerablemente la miseria y el hambre que seextienden por el planeta, no slo no se dedican a esto, sino queponen en peligro la propia supervivencia de la humanidad.Pero junto a este irracionalismo: ideolgico o prctico, espontneo o inducido, individual o estatal, hay un irracionalismo terico que pretende sustraer el pensamiento, la realidad y el comportamiento humano a la razn. Y este irracionalismo es el quepretenden afirmar ciertas filosofas, ya sea por conducto de ciertos filsofos mayores -como Heidegger o de otros menorescomo Gioran y los "nuevos filsofos" franceses. Este irracionalismodiscurre por dos vertientes, sin que sean las nicas: 1) la negacin del pensar racional y de su fruto ms logrado, pero no exclusivo: la ciencia. Y 2): consecuencia de la anterior, la negacinde la posibilidad de fundar y organizar racionalmente en el futurolas relaciones entre los hombres.

    Si la primera nos arroja en brazos del oscurantismo, la segundapriva de sentido a todo intento lucha o esfuerzo por construirun mundo sin explotacin ni dominacin. Justamente por lo quesignifica este devastador ataque a la razn, se comprende que unatarea fundamental de la filosofa sea la de hacerle frente. Tarea,por supuesto nada nueva, que ha conocido histricamente altasy bajas hasta llegar a esta situacin de hoy en que pensar y actuarracionalmente se ha vuelto una necesidad vital.Filosofa y razn no siempre se han mantenido a la misma distancia, y cuando se han acercado no siempre se ha tratado de lamisma filosofa y de la misma razn. La filosofa nace justamenteen la Grecia antigua, frente al mito, al dar a la razn una dimensin universal: rige al mundo (cosmos) y al hombre. Y al liberarlas relaciones entre los hombres del imperio de lo natural, se tratapor primera vez de constituir una comunidad humana o polisque como el mundo sea racional.En la Edad Media la razn pierde esa posicin seera, y subordinada a la fe sirve a principios, dogmas o valores que no tocaa ella establecer. Es en la Edad Moderna cuando la razn seafirma de nuevo: a) en la relacin del hombre con la naturaleza,en la cual se constituye la ciencia moderna, y b) en la polticacomo relacin de los hombres entre s; justamente en nombre de

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    la razn se destruyen poderes e instituciones. Una clase social quedomina ya econmicamente la burguesa se sirve de ellapara emanciparse polticamente. La razn es as revolucionaria yemancipatoria. Si la revolucin burguesa de Francia decapita ennombre de la Razna un rey, la razn pura kantiana decapitaa este rey de reyes que es Dios. No es casual que los revolucionarios franceses levanten en las calles un altar a la Diosa Razn,La razn a su vez como ciencia aplicada en la tcnica permite un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas. De estemodo se conjugan su poder espiritual, poltico y material.La razn gobierna el mundo dice Hegel, pues es lo universal a lo que se sacrifica lo, pa rticu lar, lo co ntingen te y lo individual. Y a un qu e pa ra. Heg el esta razn es histrica po rque es enla historia donde se realiza, todo en ella se halla sujeta esta raznuniversal y se encamina hacia los fines de ella.Contra este racionalismo universal, objetivo que ahoga al hombre conc reto y a la historia real, se alzan dos posiciones filosficas cuyas prolongaciones llegan hasta nuestros das: una3 la quetiende a rescatar al individuo disuelto en este movimiento de larazn universal. Es la tendencia que va de Kierkeggard a Sartrey, en el plano poltico-social, del liberalismo burgus al anarquism o. Pretende haber rescatado al individuo concreto del universalabstracto hegeliano, pero se trata de un intento fallido porque eseindividuo, separado de su fundamento y naturaleza social, se vuelve tambin una abstraccin.Otra posicin: la que tiende a dar a la razn un conteniab histrico, concreto y prctico. Es la posicin que asumen Marx yEngels frente a la razn universal que teorizan Hegel y Kant yque, como demuestra la experiencia histrica de la RevolucinFran cesa resulta , ser un a razn histrica, d e clase, burgu esa. Estecontenido histrico-concreto explica que la misma razn que funciona como razn revolucionaria, liberadora en el siglo xvm, setransforme despus, encarnada en la ciencia y la tcnica, comolagos de la dominacin.Pero no basta reconocer el carcter histrico de la razn si seentiende como, lo entiende Hegel teleolgicamente, es decir,como una razn que se identifica con un fin que se realiza necesaria e inevitablemente, realizacin que llevan a cabo los pueblosde Occidente y de la que quedan excluidos los que Hegel llama"pueblos sin historia".16

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    El racionalismo marxiano es incompatible con este racionalismoteleolgicoj universal y abstracto que en definitiva esconde y justifica tras el reino de la razn el reino de la burguesa y del Estado burgus. Pero Marx, y sobre todo cierto marxismo, no siempre se ha deslindado de esta racionalidad universal de la que sealimenta el eurocentrismo que deja a los pueblos no occidentalesfuera de la historia. Sin embargo en la obra de Marx se encuentran otros elementos que contrarrestan semejante interpretacin.Son aquellos en los que se enfrenta a toda teleologa o marchainevitable hacia un fin de la historia (de ah su dilema; socialismo o barbarie; de ah sus puntualizaciones sobre el significadode El capital para el capitalismo occidental; de ah igualmentesu precisin de que, dadas ciertas condiciones, pueda transitarsea una sociedad superior sin pasar inevitablemente por el capitalismo y de ah, finalmente, su oposicin a que se interprete su teora de la historia como una concepcin filosfico-uniyersal quesera meta-histrica.Tal es el alcance de la razn histrica para Marx y de la raznen Ja historia.Ahora bien, en nuestros das, al enfrentarnos, con el problemade la naturaleza y funcin de la razn, hay que tomar en cuentauna serie de hechos que explican tanto el auge de cierto irraciona-lismo como la absolutizacin de un modo de pensar racional elde la razn positiva, cientfica que llevan a cabo todas las variantes del positivismo. Entre estos hechos hay que contar los siguientes:

    1) el desarrollo impetuoso pero deformado de las fuerzas productivas (contra la naturaleza y contra e hombre mismo);2) el desplazamiento del antagonismo social funda m ental (burguesa pro leta riad o segn el m arxismo clsico) al , del impe rial ismo Tercer Mundo;3) la irrupcin en el escenario histrico de "pueblos sin historia" (segn Hegel), irrupcin de la que son claro testimoniolas revoluciones me xicana, rusa, china, vietn am ita, cu ban a y nicaragense;4) la transformacin de la ciencia en una fuerza productivadirecta como haba previsto Marx, pero a la vez con un potencial destructivo que no pudo sospechar;y 5) el enorme progreso tecnolgico, desde el punto de vista de

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    su racionalidad instrumental, de su eficacia, pero a su vez tantoms irracional desde un punto de vista humano, cuanto ms racional o eficaz es desde el punto de vista instrumental su capacidad de destruccin e incluso de exterminio de la especie humana.A esta conjuncin de lo racional y lo irracional en la realidadmisma responden en el plano terico y, particularmente en lafilosofa:En primer lugar, la absolutizacin de la razn positiva o cientfica arrojando al campo de lo irracional todo lo que escapa aella (ideologa, moral, poltica, etc.). Es la posicin de los neo-positivismos de toda laya;En segundo lugar, la que reduce la funcin racional de la filosofa a los pro blem as de l lengua je (ya sea el de la ciencia o el lenguaje ordinario) sustrayendo a ella toda reflexin sobre la naturaleza del hombre, de la sociedad o de la historia. Es !a posicinde los diversos tipos de filosofa analtica.Y, en tercer lugar, la que partiendo de los aspectos irracionalescon que se presenta la realidad social en una poca en que larazn misma con su desarrollo se ha vuelto irracional, elevalo irracional al plano de lo absoluto. Ya sea porque se descubrauna perversidad intrnseca en la razn, o porque se considere queel pensamiento sobre el hombre, la sociedad y la historia escapaa ella, este irracionalismo descalifica todo intento de transformacin social y, reduce por ello, el socialismo a una nueva utopa.Frente a este irracionalismo que ciega los ojos y ata las manos,hay que reivindicar un racionalismo nuevo que hunda sus racesen Marx. Se trata de un racionalismo liberado de toda teleleoga(no ha y un fin al que se encam ine inexo rablemen te la historia;sta ser en definitiva lo que hagan los hombres). Un racionalism o, por tanto, liberado de todo progresismo (como movimientoinevitable de lo inferior a lo superior) pero tambin de todo pesimismo (no est escrito todava el fin en su doble sentido dela historia). Si la amenaza de un holocausto nuclear basta paraechar por tierra todo progresismo, los logros alcanzados hasta hoyen todos los campos por la humanidad, refutan la idea deun regreso o degradacin inevitables. Finalmente, se trata de unracionalismo concreto, histrico, vinculado a la prctica, a laaccin de los hombres, de los que depender en definitiva de suconciencia, organizacin y accin que el proceso histrico progrese, se degrade o detenga.18

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    Un racionalismo de este gnero, que es el que hoy tiene quereivindicar la filosofa ha de unir lo que ciertas filosofas handesatado en estos ltimos tiempos, a saber:a) la unidad de los objetivos, fines o aspiraciones a transformar

    la realidad con e l conocimiento de esa realidad. Dicho en otrostrminos: la unidad de ciencia e ideologa. Sin la ideologa quemueve a transformar, la ciencia ser estril; sin la ciencia, laaspiracin a transformar el mundo ser utpica, impotente. Locual quiere decir, a su vez, que la ciencia no agota el campo delo racional; hay un mundo de valores, de aspiraciones o de finesque no son irracionales en cuanto que para realizarse tienen quefundarse racionalmente.b) La unidad de medios y fines. La pretensin de que los medios la ciencia y la tcnica por su desarrollo autnomo, sinrelacin con fines o como fines en s, explican la perversidad dela ciencia y la tcnica en nuestros das, ocultan la realidad de queson ciertos fines mantener las relaciones de explotacin y dominacin los que explican el uso actual negativo de estos mediosla ciencia y la tcnica.c) La unidad de hecho y valor que Max Weber trat de separar en la ciencia, incluyendo las ciencias sociales. Tal separacin se ha revelado imposible y slo sirve en la poca en quela ciencia despliega un potencial negativo para tratar de justificar la irresponsabilidad moral, poltica y social del cientfico.Tal es la razn que hoy, por una necesidad no slo terica, filosfica, sino prctica, vital, toca defender y reivindicar a la filosofa: una razn, en suma, que permita una relacin natural ypor tan to hum ana con la naturaleza y u na relacin m s justams humana, pues, entre los hombres. No otra cosa quiere

    decir, en definitiva, el lema de esta Universidad: "Pensar bienpara vivir mejor".Mxico, D. F., 22 de junio de 1984

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