Adulto Mayor Familia Mapuche
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ADULTO MAYOR FAMILIA MAPUCHE
Al querer aprender respecto a como viven ancianos o mayores en una familia mapuche
que sigue su modo de vida tradicional (con menos influencias de la sociedad global u
occidental), podemos darnos cuenta que el respeto a las palabras del abuelo o abuela, en
términos familiares o sociales tienen otro valor, comparado con la sociedad occidental. Un
valor de respeto a la sabiduría que los años de esa persona mayor significan en cuanto a la
experiencia y a la transmisión de valores ancestrales que han sido reproducidos de
generación en generación. Esta valorización distinta esta dada por la estructura familiar, sus
enseñanzas y valores que se cultivan desde la infancia.
De hecho, me atrevería a decir que, según lo expuesto anteriormente, en la cultura mapuche
aún se puede entender que una de las instituciones que realiza una de las intermediaciones
más relevantes entre el individuo y la sociedad es la ‘familia’. Es el lugar donde se forja la
cultura y donde se transmiten la memoria y la herencia cultural de la humanidad. Es en ella
donde se aprenden formas de enfrentar y resolver conflictos, el desempeño de roles y
responsabilidades entre hombres y mujeres, el ejercicio de la libertad y autonomía
personales, el compromiso, la solidaridad y la búsqueda del bien común.
En todas las sociedades y culturas, los niños deben y necesitan capacitarse para vivir en
sociedad conforme a las reglas y normas establecidas por ésta. No obstante, las sociedades
y culturas difieren en cuanto a métodos y normas para enseñar a actuar. Esas formas o
estilos particulares, sin duda, tendrán efectos diferenciados sobre los usuarios de una u otra
cultura. La familia de origen, a través de un conjunto de acciones, valorizaciones y
símbolos modulados culturalmente, es el primer agente encargado de llevar a la práctica
este proceso endoculturizador. Teniendo en consideración lo anterior, las pautas y estilos de
crianza se refieren al conjunto de comportamientos, conductas y acciones que los padres y
otros parientes cercanos realizan para efectos de orientar y guiar a sus hijos. Ello está
sustentado en el marco de normas, tradiciones, valores y procesos de educación en general,
para lo cual se utilizarán diversas estrategias de acción. Uno de estos elementos
diferenciadores en la cultura mapuche es el ngülamtun (o arte de aconsejar como
mencionan algunas personas mapuche); para lo cual se utilizan distintas estrategias o
prácticas como el epeu (cuentos), el feyentun (leyendas o historias), el nütram, el ngülam
(sueños), entre otros. No obstante, cada uno de ellos se usará de acuerdo a las situaciones
específicas, o momentos particulares de la vida cotidiana, con códigos diferentes y
estrategias distintas para el aprendizaje de los hijos.
Continuando, nos encontramos que desde la perspectiva de los hijos e hijas que en ella
viven, la vida familiar es el contexto primario de formación y socialización. Desde los
padres, el de desarrollo y realización personal. Ir haciéndose adulto en familia, supone el
establecimiento de un compromiso de relaciones intimas y privilegiadas, con al menos otra
persona. De esta manera, las familias no son sólo núcleos de subsistencia y reproducción,
sino ámbitos de subsistencia en común, de comunicación, de afecto y de intercambio
sexual. La forma en que cada familia, concreta y actúa estos recursos, definirá la naturaleza
de su organización interna y la calidad de las relaciones en su interior.
Pues bien, en la cosmovisión mapuche la familia tiene su referente simbólico en la
Divinidad Suprema, la cual está integrada por una pareja de ancianos: Kuse (anciana) y
Fücha (anciano) y una pareja de jóvenes: ülcha domo (mujer joven) y weche wentru
(hombre joven). Se dice que esta familia mapuche se ha reproducido en cada familia
mapuche, a los ancianos y ancianas les corresponde una posición de privilegio y los jóvenes
representan las nuevas generaciones. Los primeros alimentan con su sabiduría a los jóvenes
para que ellos construyan lo cotidiano y lo futuro, son los encargados de fecundar y
mantener las tradiciones.
Continuando con la religiosidad mapuche, esta estructura se reproduce en la vida cotidiana,
es decir el modelo de ancianos sabios y jóvenes que deben continuar con su cultura es algo
natural y a la vez divino. Y a pesar de que el idioma, que es uno de los rasgos más
importantes, para mantener estas costumbres se está perdiendo, se puede observar que aún
el respeto de escuchar y atender los consejos de los mayores sigue siendo válido en familias
que se autodefinen como mapuche.
Los abuelos tienen un rol fundamental dentro de la familia ya que continúan
complementando la formación de los niños para que puedan coexistir armónicamente en su
entorno, para eso recurren a diferentes técnicas y estrategias educativas, anteriormente
mencionadas. Llama la atención la cantidad de nietos, que viven en la familia, es un dato de
la más alta importancia cultural, los nietos aprenden de sus abuelos y socializan su cultura,
de esta forma se logra reproducirla y trasmitirla oralmente.
Dicho lo anterior con otra palabras, los abuelos y las abuelas son una parte integral de la
familia por las múltiples funciones sociales que pueden desempeñar, pudiendo ofrecer una
serie de apoyos tanto a los hijos como a los nietos, son muy importantes en la dinámica
familiar y contribuyen a la continuidad y estabilidad de la vida familiar.
Hoy la familia mapuche está muy influenciada por la estructura familiar occidental,
copiando a menudo su modelo, sin embargo, debido a la gran migración de matrimonios
jóvenes por la necesidad de trabajo, muchos dejan a los hijos con los abuelos y esta
situación permite de algún modo que la estructura familiar más antigua-tradicional sea
transmitida a los niños y niñas mapuche, lo que culturalmente a permitido que muchos
valores pasen de los abuelos a los nietos, manteniendo los roles antiguos; por ejemplo, el
rol educativo de los más ancianos, a través de los consejos…
Cabe mencionar que, el desarrollo del tema también parte de estudios anteriores realizados
sobre pautas y estilos de crianza en familias mapuche rurales de la IX Región de Chile. La
convivencia estrecha con las familias permitió conocer la importancia que tiene el ngülam o
consejo en el discurso intrafamiliar mapuche, de manera tal que reviste un carácter
eminentemente normativo, que promueve y enfatiza el respeto, el aprendizaje, la
socialización, la transmisión cultural, entre otros aspectos.
Luego, el patrón de residencia matrimonial continúa siendo de carácter patrilocal o virilocal
(en la casa del padre del novio), lo cual implica que al momento de casarse los novios
deberán vivir en la residencia paterna hasta que se hereden o compren tierras, o el padre le
ceda un espacio para construir su vivienda junto a la de él. Ello implica que, en términos de
herencia, existirá una preferencia por los hijos varones, dado que las hijas se irán a vivir a
la casa del padre del novio; aunque la mujer no queda totalmente desprotegida recibiendo
porciones menores de tierra cuando las condiciones de tenencia lo permiten. Es por ello,
que en este sistema de vida o cultura, es raro ver a un mayor viviendo solo. Tanto así, que
es común ver o enterarse de hijos que simplemente no se casan con tal de no dejar a sus
mayores. Inclusive, como profesional, me ha tocado apoyar en los trámites de varios
subsidios de vivienda rural, en que resultan ser hijos o hijas, con sus respectivas familias,
construyendo su casa al lado de sus padres o en el mismo predio, ya sea para que no estén
solos o simplemente porque no quieren irse de su lado o porque desean que sean ellos
quienes transmitan conocimiento y sabiduría a sus hijos o hijas, más si aún no ingresan a la
educación formal.
En el caso de matrimonios jóvenes que han podido quedarse a vivir con alguna de las dos
familias unidas por este lazo, los abuelos siguen manteniendo el poder de decisión y
entrega de valores y conocimiento hacia los más jóvenes, aunque sean otros quienes tengan
el poder económico, al contrario de lo que sucede en la cultura occidental, donde quien
gana el dinero, tiene el poder.
El ngülam es lo más grande, lo más valioso que puede entregarle a uno los abuelos, los
padres, los tíos, los mayores en general… De acuerdo con lo observado, en las familias
mapuche rurales, tanto el niño como el adulto siempre están buscando el consejo, y al
último dispuesto a entregarlo.
Otro ejemplo, es en los casos de crianza de nietos, ellos se crían con tal respeto a sus
abuelos, considerados padres, que aunque vuelvan sus progenitores al hogar la decisión
sobre ellos la siguen teniendo los mayores. De hecho, como profesional me ha tocado estar
presente en situaciones en que los mayores son consultados por sus hijos para plantar un
árbol, sembrar o, inclusive, permisos para los nietos. Al respecto, Andrea Llao (nieta, 18
años, comuna de Los Sauces, IX región), al ser consultada, responde: “a mi abuelita le
consultan todo y es ella la que decide… si para salir le pregunto a ella y no a mi mami… mi
tío le consulta a ella (abuela) para cualquier obra o faena… es común entre mi gente
(mapuche) que los mayores decidan, hasta cuando no pueden moverse o están en cama,
mientras estén lúcidos… ellos deciden.”
Esta forma de comunicación y respeto no implica que el conflicto esté ausente, y que todos
los padres estén absolutamente preparados para la educación de los hijos. Para solucionar
estas dificultades, se contará siempre con la actuación de, principalmente, patriparientes
que colaborarán tanto con los hijos como con los padres; ya que el mismo ngülam también
es permanentemente aplicado a los padres, por parte de sus padres y abuelos. Destaca en las
pautas de crianza, la no incurrencia en faltas categorizadas como graves, dentro de las que
se encuentra: faltar el respeto a los mayores, entre otras.
Retomando lo concerniente a la resolución de conflictos en la familia, en cuanto a que los
abuelos tienen funciones simbólicas en la familia. Un símbolo se refleja en que ellos
proporcionan protección o atención a los miembros de la familia, estableciendo relaciones
intergeneracionales activas. Otra función simbólica es la de árbitros activos entre padres e
hijos con respecto a valores y comportamientos que pueden ser importantes para la
continuidad familiar, actúan como mediadores familiares en las dificultades de las
relaciones intergeneracionales, ayudando por ejemplo a resolver diferencias entre sus nietos
adolescentes y sus padres.
Continuando con que, el prestigio y el status está asociado además con la habilidad de los
abuelos, quienes también cumplen un rol endocultural mientras reproducen la memoria
colectiva a través de los epeu (cuentos) junto al kütralwe (fogón), todo lo cual, unido a la
actitud, al gesto y a la mirada, alcanza una gran capacidad expresiva de la que fluyen
interminables pensamientos, ideas, sentimientos, recursos, nostalgias, etcétera. Situación
que se asemeja nuevamente a lo planteado por el profesor, como función simbólica el que
los abuelos y abuelas, ya sea de forma activa o pasiva, son figuras importantes en la
construcción social de la historia familiar para los miembros jóvenes, interpretando y
conectando el pasado con el presente y el futuro. Otra función sería el que su presencia es
indicador de identidad y continuidad intergeneracional, el que ellos estén presentes mitiga
los efectos de eventos difíciles que le ocurran a la familia.
Luego, el carácter educativo, moralizador y/o premonitorio de los peumas (sueños) o epeu
(relatos) que se valida en la práctica diaria y también en el contenido “sabio”, “solemne” y
“generoso” del ngülam o ‘consejo’, sería el elemento que sintetiza la experiencia y el
conocimiento, indispensable para la etnoeducación del niño, en el sentido de la vida y de su
entorno natural; en la dedicación al trabajo, el respeto y la obediencia a los padres, abuelos,
tíos y hermanos mayores. El ngülam, bueno o no, en términos de que le sirva o no a quienes
va dirigido se entrega siempre con buena intención y es claramente identificable dentro del
nütram (conversación). Por esto, es difícil escuchar o saber de un mayor mapuche que tiene
sentimientos de soledad o falta de atención, ya que ‘el silencio es parte de su ser’, de la
‘comunicación con su espiritualidad’.
Quizás, dichas diferencias de la familia mapuche sean producto del rezago en la llegada y
asimilación por parte de éstas de la tan nombrada ‘globalización y modernización’, con la
invasión de imágenes de la televisión, por ejemplo.
Quizás, sean y coexistan las dos (chilena u occidental y mapuche) o más formas de vida, ya
que ninguna sociedad posee un modelo único de familia, sino modelos dominantes que
quizá podrían representarla, para nuestros mayores en Chile.
Enviado por Juan Cea Waltemath el sábado, 14 julio, 2007 a las 18:31,
Hora de Chile. Asistente Social. Vivo en Los Sauces, Araucanía, Chile