Adviento en Familia 2013

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SÉPTIMA EDICIÓN - 2013 en familia

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Celebra el Adviento en familia junto a revista VIVE! (Edición 2013)

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Por María Cristina Melo de ViteriFotos e ilustraciones Archivo VIVE!

El tiempo deAdviento

Es importante que sigamos muy de cerca las pisadas de Cristo por la tierra. Ese Cristo que, no contento con venir a salvarnos, quiso quedarse con nosotros para siempre. Lo único que nos pide es que no lo dejemos sólo en la historia de nuestra salvación. alto precio valió nuestro rescate y alta también es la meta que se nos pide.

La propuesta para la Navidad es meternos en la cuna de Belén, como maría y san José, como un personaje más como recordaba san Josemaría. para “meternos” en la Na-vidad, la iglesia ha querido que vivamos unas semanas pre-vias para preparar no solo el corazón, sino todas nuestras potencias y nuestros sentidos para la llegada del Niño Jesús. Es decir, tener “la casa” bien puesta, sobre todo “por dentro” para que la Novena sea muy cálida y la Navidad muy viva entre los hijos de Dios.

El adviento (la venida) recuerda cómo esas mujeres y hombres del antiguo testamento, que no habían saboreado aún la presencia real de Cristo en el mundo, vivieron por y para su llegada durante muchísimos siglos. Ellos sentaron las bases para que los contemporáneos a Cristo en la tierra, lo reconocieran y vivieran fieles a su querer. Contemporáneos a Cristo, somos todos, ya que por la comunión de los santos

Es maravilloso saber que la iglesia, que es verdaderamente madre, ponga a nuestro alcance los medios necesarios para estar siempre cerquita de Dios y que además haya elaborado a lo largo de los siglos, un calendario litúrgico tan rico para no perder de vista nuestro punto de partida y de llegada: nuestro inicio y el fin para el que estamos creados. La Iglesia nos recuer-da siempre que de Dios venimos y que al Cielo nos dirigimos. Con el adviento rememoramos la primera venida de Dios al mundo y nos preparamos para su segunda venida a la tierra.

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Simbolismos

formamos una sola Iglesia y, porque Jesús, en su amor infini-to quiso quedarse en los sagrarios del mundo para “alimento de nuestras almas” y sosiego de nuestras vidas. Vino al mun-do para salvarnos aunque el mundo estaba en deuda con él, y se quedó porque nos ama y porque “son sus delicias estar con los hijos de los hombres”. Ese es el verdadero misterio: el que fue víctima se hizo niño y luego pan para regalarnos el Cielo y devolvernos la Vida de la Gracia: la Vida de intimidad con Dios. Nadie hace eso, solamente él. No solo por su poder sino, sobre todo por su amor.

El rezo del adviento, así como el de la novena de Navi-dad puede hacérselo o no. pero, es como las fechas impor-tantes en una familia: el matrimonio de un hijo; el cumplea-ños número tal del papá, la graduación de la hermana, el aniversario de los abuelos, etc. así mismo con las cosas de Dios... que tendrían que ser nuestras cosas. a Dios le gus-ta mucho que preparemos su llegada y las demás fiestas del año litúrgico. Le agrada que seamos sencillos, sobrios y que así mismo recemos y festejemos. a Jesús le encan-ta la oración sencilla, las canciones alegres, así como el ambiente de fiesta. Sin perder el sosiego del alma. Mucha fiesta, mucha bulla y poca vida interior, no le agradan. Nos quiere alegres pero sencillos.

El adviento, también es un período de recogimiento y la iglesia nos enseña que debe ir sazonado con la sal de la mor-tificación, que, si lo vemos como un ejercicio espiritual, so-bra decir que el entrenamiento interior le hace mucho bien a nuestra alma. Desde chicos, es bueno “saborear” esas priva-ciones voluntarias (pequeñas…y alguna vez algo que cueste un poquito más) con el fin de tener el alma despierta y los sentidos en regla. Cuando no nos ejercitamos “por dentro”, resulta que el alma se duerme y los sentidos pasan despier-tos todo el día. Difícil tarea resulta después realizar cualquier actividad que nos suponga esfuerzo, más aún cuando lo que se pretende es estar cerca de Dios, que habla bajito y no nos fuerza a seguirle jamás.

se reza el adviento con mucha libertad, como a nosotros nos guste más y también se pueden seguir algunas ideas que nos faciliten el meternos en las semanas anteriores a la No-vena y a la Navidad. Es bonito rezarlo en familia y si se quiere y se puede, invitar a nuestros conocidos para contagiar a los demás de la preciosa costumbre de vivir preparados para la llegada de Jesús, sin perder el clima de intimidad con Dios. Recordemos que esta costumbre debe ser un encuentro per-sonal con él.

• Las ramitas verdes de pino cuyo color no varía, nos recuerdan que Dios es inmutable, que no cambia.

• La corona de Adviento simboliza la eternidad de Dios, que no tiene principio ni fin.

• Las velitas encendidas representan la luz de Cristo en el mundo.

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Empecemos a rezarPara todos los domingos de Adviento:

• Se encienden las velas a medida que vaya llegando lcada domingo de adviento. El último domingo tendre-mos todas las velas prendidas.

• En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu San-to. Amén

• Oración inicial para todos los Domingos de Adviento: Jesús, que por la intercesión de la Virgen María y San

José, seamos capaces de entender y amar el misterio de tu redención.

Primer domingo de Adviento

“Velen y estén preparados” (mateo 24, 37-44)

La espera

Como un padre que cuida de sus hijos, así mismo, Dios cuida de nosotros. a este cuidado amoroso lo llamamos la providencia Divina. él no nos deja solos si nosotros no nos soltamos voluntariamente de su mano. Jesús espera que también los hijos de Dios sepamos cuidar nuestra relación con su padre, con nuestro padre Dios.

Esperamos a Jesús y nos ejercitamos en la preparación de mu-chas maneras: cuando lo recordamos a lo largo del día, cuando trabajamos por amor a él, y cuando estamos pendientes de los demás, recordando que la ayuda material se queda corta si no se complementa con el soporte afectivo y espiritual.

seamos centinelas de nuestro corazón, y esperemos a Jesús bien despiertos, atentos a los planes que él tenga pensados para nosotros.

Terminamos con un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria.

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Segundo domingo de Adviento

“Arrepiéntanse porque el Reino de Dios está cerca” (mateo 3, 1-22)

La reconciliación

Cuando no nos portamos a la altura de los hijos de Dios, nos alejamos de su casa, de su Reino.

El Reino de Dios, siempre está cerca para quienes lo buscan con sincero corazón.

si bien el Reino de Dios es la plenitud del amor en el Cielo, él ha querido que empecemos a disfrutar de las dulzuras de Dios en la tierra, también cuando vienen las contrariedades. Cuando se palpa el dolor en cualquiera de sus formas o in-cluso, al toparnos frente a frente con nuestras debilidades y pecados.

El Reino de Dios empieza a darse en nuestras vidas cuando dejamos que la luz de Cristo entre en nuestras almas. para que esto suceda, las personas, que no somos perfectas sino perfectibles, cuando nos caemos -que seguramente será muchas veces-, contamos con la maravilla de la Confesión.

Jesús, tomando en cuenta nuestras debili-dades, nos dejó el sacramento de la confe-sión o reconciliación…el sacramento de la alegría, ya que luego de recibirlo estamos más contentos, con una alegría con “con-tenido” porque regresamos, si nos hemos perdido por poco o mucho tiempo del Reino que Dios quiere compartirnos.

para confesarse bien, es importante hacer con frecuencia un balance de nuestra vida: • Pedir a Jesús el verdadero arrepentimiento cuando le hemos ofendido, proponernos con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo personal no volver a caer en lo mismo; aunque nos vuelva a ocurrir, deberíamos al menos querer no volverlo a hacer.

• Decir nuestras faltas a ese hermano sacerdote que en el momento de la confesión es Cristo mismo y cuyo trabajo consiste en prestarle su voz para aconsejarnos y sus manos para absolvernos.

• Cumplir aquello que nos mandan para "desagraviar" las con-secuencias de nuestras faltas y las de los demás, haciéndonos cargo también, -como él lo hizo-, de los pecados del mundo.

La Confesión, si estamos verdaderamente arrepentidos nos acerca a Jesús, que nunca aleja su Reino de noso-tros. Ese Reino creado para que de algún modo reinemos también con Cristo.

Estas son algunas preguntas que nos pueden ayudar a reali-zar nuestro examen de conciencia:¿Qué he hecho bien? Gracias señor! ¿Qué he hecho mal? perdón señor! ¿Qué pude haber hecho mejor? señor, ayúdame más!

Terminamos con un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria

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Tercer domingo de Adviento

“¿Eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” (mateo 11, 2-11)

El recogimiento

Reconocer a Cristo como nuestro salvador y saber que vino al mundo para quedarse con nosotros, que estuvo aquí y se dio a conocer como Dios y como Hombre, nos tiene que agrandar el corazón. Hace dos mil años muchos le vieron y no le conocieron, le escucharon y no le creyeron. Esto sigue pasando hoy. muchos no le conocen y otros miles viven como si no lo conocieran. No podemos dar las espaldas a Jesús que se hizo hombre como nosotros para dar la vida por cada uno, también por aquellos que no le reconocen.

Ese recogimiento, implica acoger la doctrina de Cristo y ha-cerla vida. Llenar nuestra inteligencia con la Verdad de Cris-to y nutrir nuestra voluntad con su Bondad. tener nuestros corazones y cabezas “recogidos” en medio de las tareas de cada día, con la mirada puesta en el cielo y los pies plantados sobre la tierra, haciendo el bien, que al ser difusivo, no puede quedarse centrado en nosotros mismos.

Como nos pide el papa Francisco, debemos salir a las perife-rias viviendo las Bienaventuranzas. Ver a Cristo en cada uno de nuestros hermanos. portarnos como hijos de Dios con los demás hijos de Dios.

No esperar a otros cristos, a otros dioses. No esperar una doctrina distinta, acomodada a nuestros gustos.

intentar vivir la vida que Dios nos pide y la iglesia nos enseña, garantiza la felicidad en la tierra y luego en el Cielo. ¿No nos han repetido esto los santos? ¿No nos lo dijo el mismo Jesús cuando caminaba entre los hombres? él aún nos espera, re-cogidos por dentro y muy activos por fuera para llevar el calor de la fe a todos los rincones.

Terminamos con un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria

te proponemos un proyecto para adviento: darle un regalo de tu corazón al Niño Jesús que sea de su agrado.

En casa, coloca a un lado del nacimiento, una caja de cartón con papel de regalo y un moño grande, haz una abertura en la parte superior por donde se puedan intro-ducir las tarjetitas.

En el costado de frente de la caja, se pone un letrero que diga "Regalos para el Niño Jesús".

Explica a tu familia cómo van a colocar todos los días un regalo y además recuérdales felicitar a la Virgen maría, madre de Jesucristo por haber aceptado humil-demente ser madre de nuestro salvador.

El que más regalos debe recibir esta navidad es...Jesús. ¿Qué le vas a regalar?

Un regalo alNiño Jesús

Perdonaré a la persona que me ofendió

Haré una obra de caridad

Rezaré un rosario hoy en agradecimiento a la Virgen por

su Sí

Una palabra de cariño para una persona que me cae mal

Iré a misa hoy

Visitaré a una persona que está enferma

Rezaré hoy por los niños que no tienen papás

Llamaré a un amigo necesitado de que lo escuche

Haré un sacrificio hoy para que los matrimonios se amen

Ayudaré en casa en lo que más me cuesta

Seré mejor estudiante, trabajador o ama de casa

Seré mejor padre, madre, hijo, hermano

Recuerda que quien más regalos debe recibir en estas fechas es Jesús, anímate a participar con tu familia del 28 de

noviembre al 19 de diciembre.

Ofreceré un sacrificio por los sacerdotes

Hoy trataré de no perder la calma y de no enojarme

Hoy aliviaré a alguien de un trabajo que no me tocaba a mi

Hoy rezaré por los más pobres y necesitados

Hoy buscaré el rostro de Jesús en cada persona que encuentre

Hoy me confesaré

Hoy estaré muy alegre y se lo transmitiré a los demás

Hoy no juzgaré sino que hablaré lo mejor de las personas

Hoy ordenaré algo que he tenido mucho tiempo

descuidado

Hoy agradeceré a Dios por las bendiciones que me ha dado

Hoy dejaré de comer algo que me gusta y pediré por los

pobres

Hoy compartiré tiempo con mis abuelos o mis padres

Rezaré un Padre Nuestro y 10 Ave Marías por el Papa

Hoy seré muy paciente

Hoy pediré perdón a alguien

Hoy daré gracias a Dios por el regalo inmenso de hacerse

hombre

Hoy le hablaré de Dios a alguna persona necesitada de paz

Hoy acepto a los demás como son y soporto con amor sus

errores

Cuarto domingo de Adviento

“Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David” (mateo 1, 18-24)

La permanencia

maría y José, dos personas sencillas del pueblo judío tuvie-ron la misión de traer al mundo -maría- y albergar en su casa pero más que nada en su corazón -José-, al Rey del mundo. ambos acogieron la voluntad de Dios independientemente de sus planes personales o de la capacidad de comprender aquello que parecería un imposible: transformarse en los pa-dres del Niño Dios.

Nace Jesús en Belén. La Virgen maría y san José nos ha-cen el gran favor de nuestras vidas: hacen posible el plan de redención para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Nos regalan el ejemplo de una familia alegre y unida, que se crece ante las dificultades porque Cristo per-manece con ellos. Jesús nace en el marco de una familia que de alguna manera pasa a ser un primer sagrario, por-que Jesús vive en ella. maría y José nos cuidan al Niño que luego se quedará para siempre en la Eucaristía, el que nos

entrega la iglesia para no perdernos en el camino, y nos deja a santa maría como madre común a todos los hom-bres y a san José que como nadie, y luego de la Virgen, mejor ha tratado a Jesús. La sagrada familia hizo posible que Dios permanezca entre nosotros para hacernos claro el camino que nos conduce al Cielo.

El sentido de pertenencia es fundamental para el crecimiento como personas. La pertenencia es fruto de la permanencia de ciertas cosas y valores que no cambian. Cristo, el hijo de santa maría y san José ganó para nosotros el sentido de pertenecer a la familia de los hijos de Dios, que no cambia y que nos ama infinitamente.

Terminamos con un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria

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Algunos tips deAdviento

De ser posible, y de acuerdo a la edad de los integrantes de la familia, se puede rezar el Adviento no solo los domingos sino también durante la semana.

Es muy provechoso leer el texto del Evangelio correspon-diente a cada día y hacer un comentario sobre aquello que más nos ha llamado la atención para sacar algún pequeño propósito que puede ser la consecución de alguna virtud o el desarraigar algún defecto. El comentario del Evangelio es algo muy cortito y sencillo que toma pocos minutos pero si lo hacemos a conciencia puede marcarnos para siempre. Esta costumbre de leer trocitos del Evangelio diariamente, nos ayuda a vivir más de cerca la vida de Jesús y se lo puede vivir no solo en el adviento o la Navidad, sino a lo largo de la vida.

Los propósitos de mejora son normalmente personales aunque en entre todos se hagan reflexiones y sugerencias sobre los puntos en que se puede mejorar individualmente y en familia.

Luego de rezar el adviento, se puede ofrecer algún dulce en especial a los más pequeños... ”dulcificar” el adviento para que a ellos les guste vivirlo y lo sepan transmitir a los demás.

procurar tener el nacimiento listo al inicio del adviento, armar el nacimiento entre todos es una manera de irnos metiendo poco a poco en el significado de la Na-vidad y en qué consiste el espíritu navideño.

Animar a los miembros de la familia a “mirar” al nacimiento. Es un detalle humano echarle miradas a quienes queremos. Lo podemos hacer también con la Sagrada Familia de nuestro pesebre y con las figuritas que lo adornan.

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A parte de hacer la lista de regalos que pedimos recibir, podríamos hacer una pequeña lista de los regalos que nosotros queremos dar al Niño Jesús por su cumpleaños.

pequeño examen de conciencia: ¿Cómo he vivido el adviento hoy?, ¿Cómo estoy preparando la venida de Jesús?

Se puede cantar algún Canto de Adviento al final.

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EN ESTE MUNDOEn este mundo que Cristo nos da,hacemos la ofrenda del pan;el pan de nuestro trabajo sin finy el vino de nuestro cantar.

Traigo ante Ti nuestra justa inquietudamar la justicia y la paz.Saber que vendrás, saber que estarás,partiendo a los pobres tu pan (2)

La sed de todos los hombres sin luz,la pena y el triste llorar,el odio de los que mueren sin fe,cansados de tanto luchar.

En la patena de nuestra oblación,acepta la vida, Señor.Saber que vendrás, saber que estarás,partiendo a los pobres tu pan (2)

VIENEN CON ALEgRíAVienen con alegría, Señor,cantando vienen con alegría, Señor,los que caminan por el mundo, Señor,llevando tu paz y amor,los que caminan por el mundo, Señor,llevando tu paz y amor.

“María, antes de concebir al Señor en su cuerpo, ya lo había concebido en su alma”.san agustín

Cantos deAdviento

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VEN, VEN, SEñOR, NO TARDESVen, ven Señor no tardes;ven, ven que te esperamos:ven, ven Señor no tardes;ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,el alma perdió el calor;los hombres no son hermanos,el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,el mundo sin paz no ve,buscando va una esperanza,buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,al mundo le falta luz,al mundo le falta el cielo,al mundo le faltas Tú.

Oración para bendecir el pesebrePapá o mamá: Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María, la Vir-gen, dígnate bendecir este nacimiento y a nuestra familia, para que las imágenes de este Belén nos ayuden a profundizar en la fe.Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.Amén

invoquemos ahora a maría diciendo:Todos: Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;salve raíz, salve puerta que dio paso a nuestra luz.Alégrate Virgen gloriosa, entre todas la más bella;salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros.

Papá o mamá: Que con el auxilio de tan dulce intercesora...Todos: Seamos siempre fieles.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

"La Virgen quiere traernos, a todos, el gran regalo que es Jesús: y con Él nos trae su amor, su paz, su alegría. Así la Iglesia: no es una agencia humanitaria sino que es enviada a llevar a Cristo y su Evangelio a todos; no se lleva a sí misma, sino el amor de Dios, la caridad de Cristo que transforma a los hombres y las mujeres y renueva el mundo".SS Papa Francisco