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  • POTENCIAL DE LAS AGUAS SUBTERRANEAS EN ESPAA

    1. Prembulo

    2. Mentalizacin hidrogeolgica 3. Los acuferos subterrneos 3.1. Acuferos en materiales detrticos 3.2. Acuferos en materiales volcnicos 3.3. Acuferos en rocas gneas y metamrficas 3.4. Acuferos krsticos

    4. Potencial de las aguas subterrneas 5. Bibliografa 6. Debate

  • Rafael Fernndez-Rubio Dr. Ingeniero de Minas

    Catedrtico de Hidrogeologa Universidad Politcnica de Madrid

  • Prembulo

    De acuerdo con el ttulo fijado, por los organi- zadores de este Seminario, esta conferencia debera

    ue muy concreta, relativa a la cantidad

    obstante, los responsables de coordinacin sugirieron que, al preceder esta presentacin a otra serie de conferencias, en dominios ms especializadas, la ini- ciase con una visin general, que permita enmarcor el contexto de las aguas subterrneas, a los menos familiarizados can las mismas. Este planteamiento tiene a su disfavor el que, obligadamente, ser muy generalista, en ciertos aspactas, y con d a seguridad demasiado simplista para muchos de los aqu presen-

    Can peticin de indulgencia voy, por tanto, a iniciar esta presentacin con una divulgacin sencilla de ese contexta en el que se ubican las aguas subte- rrneas, su relacin con las superficiales y los aspec- tos ms caractersticos que las definen.

    La simplificacin no es fcil, pero mayor es el problema que se me planteo al querer dar contenido 01 ttulo de esta conferencia. He de confesar que es un ttulo demasiado abstracto y que, en todo caso, no es un tema que domine, ya que mis reducidos conoci- mientas no san tan generalistas como poro poseer lo informacin necesaria para dar una visin general o pormenorizada del potencial de los aguas subterr- neas en Espaa. Tendr que acudir o fuentes de informacin que, en buena parie, son pblicas y, en su mayora, procedentes de estudios y sntesis reali- zados par el Instituto Tecnolgico Geominero de Espaa. Lo que aqu se recojo de inters es su mrito, y lo que no aparezca es mi culpa en no haberlo des- tacado, puesta que es abrumador el valumen & tra- bajo desarrollado por el ITGE, en este y en muchos otros campos.

    y tener calidad un de as aguas subterrneas en Espaa. No

    tes.

    Mentalizacin hidrogeolgica

    Mucha tinta y mucho discurso ha existido res- pecta a la escasez del agua. Tambin es cierta que no faltan los predicadores y defensores a ultranza de dis- ponibilidades inmensas de aguas Subterrneas, bajo nuestra piel de toro. Parece que lo que mejor se vende, en los medios de comunicacin, es d o aque- llo que sea magnificable. Y en ese proceder, en el que tan o gusta se encuentran muchos "polticos", desgra- ciadamente se dejan arrastrar tambin algunos "tcni- cos", con el riesgo de desprestigiar a esta profesin por falta de ecuanimidad. Creo que tanto para el poli- tico honesto como para el tcnico que lo quiera ser, no debieran existir banderar ni partidismos, debera prevalecer la verdad y no su verdad condicionada.

    Una verdad que tal vez no admite discusin, ni para unos ni para otros, es la relativa a que el agua es absolutamente necesaria para vivir, y esto tiene una serie de implicaciones tcnicas y wcioeconmi- cas, cuyas cansecuencias nos afectan a d a s .

    Un predecesor de muchos hidrcgelcgos, del que guardo profundo respeta, y 01 que no se le ha hecho la justicia que merece, pona a la hidrotestaru- dez coma un defecto muy espaol, al menos al nivel de los tcnicos. Aquello que D. Augusto de Glvez Caero nos deca, en encuentros coloquiales, no se ha visto apenas modificado. Conocemos cada da ms del conjunto de las aguas, usamos cado vez ms frases acuadas, relativas a la unidad de las aguas y a su necesidad de gestin global y, sin embargo, vemos cmo se est estando con mi a la poltica

    bles no se basa en los estudios serias, da soluciones nicas que en muchas Ocasiones no resisten la crtica, y que sern desmontadas con d a facilidad.

    Mucha planificacin parece realizada bajo consignas impuestas por "rozanes" polticas, o ahe- rrojada a colectivismo insostenible en la mentalidad de una Europa comunitaria.

    Lo malo es que, en nuestro pas, los falsos pro- fetas de las aguas subterrneas, han hecho tambin flaco favor a la gestin racional de este valiosa recur- so del subsuelo. Y, con todo ello, entre la discusin de galgos y podencos, las saluciones lgicas y raciona- les se escapan, en oportunismos que pueden ser inconfesables.

    Pienso que estamos a punto de perder una posibilidad de aro, con lo que debera conseguirse a travs del Plan Hidralgico, porque d a s las espe- ranzas que nos ofreca la ley de Aguas se pueden quemar en ese inmenso crepitar de la falla que hay se levanta en el pas al apominismo. Consecuencias de la no existencia de un Ministerio del pdlw (y tal vez de los Recursas Naturales y el Medio Ambiente), que fuese tcnico y apoltico, las estamos pagando hace tiempo pero las van a sufrir an ms las gene- raciones que nos sigan si no se cambian los rumbos de esta poltica.

    hidrulica del pas. E B discurso de muc Y a s responsa-

    Los acuferos subterrneos

    Los sistemas hidrcgeolgicos se desarrollan en diferentes unidades litolgicas, cuya imporkincia es desigual en el conjunta de Espaa. Voy o sintetizar las caractersticas ms generales de estos diferentes tipos de acuferas.

    Acuiferos en makrialas detdicos

    Se locolizan en materiales geolgicos cuya gnesis est en relacin con los procesos de erosin,

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  • orrastre y sedimentacin, cualquiera que haya sido lo dinmica que los haya originado. Poseen permea- bilidad primoria por porosidad intergranular, que es funcin de factores como tamoo y homogeneidad de grano, grado de compoctacin, presencia o ousencio de cementacin, etc. Estos materioles alcanzon gran desarrollo, en superficie y volumen, no slo a lo largo de las depresiones tectnicas y los ejes fluviales, s i no tambin en muchas reas coste- ros y de dunas y, por supuesto, en aquellos moteria- les geolgicos correspondientes a perodos pasados, en los que concurrieron condicionantes genticos p r o su formacin.

    En estos materiales el volor de la permeabili- dad puede verse muy disminuido como consecuencia de la componente arcillosa (que puede imprimir un carocter de acuicludos), pero oun con reducido per- meabilidad, como consecuencia de la presencia de limos, su inters como formacin almacn puede ser muy importante (que es b que ocurre con los acuitar- dos). De hecho as sucede en los grandes cuencas sedimentarios, en los que se ocumulan grandes vol- menes de agua en acuferos multicapa semiconfina- dos.

    Son materioles en los que la lenta circulo- cin acufera da lugar, generalmente, a surgencios no excesivamente caudalosas, aunque s i son fre- cuentes las polisurgenciar que pueden totolizor caudales nado despreciables. Se trata de sistemas hidrogeolgicos muchos veces relacionados con los ros, en funcin ganadora o perdedora, y en los que su gran copacidod de embalse, su ubica- cin en la proximidad de couces, con efectos de recargo inducida, y su nivel piezomtrico poco profundo, les hacen destacar como formaciones de extraordinario inters en la gestin de las recursos hidrolgicos.

    Tendramos que aadir factores fundamenta- les en relacin con los posibilidades que ofrecen muchos de estos ocuferos subterrneas, como pue- den ser:

    - lo proximidad o reas de gron demanda de

    - el papel de depuracin y filtracin que juegan

    - la inercio que manifiestan estos ocuferos frente a

    - la recargo en ellos p rovada por los excedentes

    Por otro p r te son muy destacadas los posibili- ror estos sistemos, sin grandes y costo-

    dodes sos obras de in3 hi rulicos, en la gestin racional paro atender o los demondas, mxime si se lleva a cabo una poltico de recarga artificiol o inducida, tan fcil como poco desarrolloda en Espaa.

    A veces se ha dicho que lo calidad de estos aguas es peor que la de los ros, debido a lo lixi-

    ogua, para riego o abastecimiento urbono,

    estos materioles detrticos,

    los voriaciones en el rgimen de lluvias,

    de riegos, ek

    viacin de los materiales litolgicos o travs de los que percolan, pero eso es una verdad o medias, porque si lo normol es que un ro sea perdedor en cabecera de un acufero, lo normal es, tambin, que aguas abajo el ra seo el ganodor, a partir de los aguas que aportan los ocuferos. Por ello la calidad del agua, de uno u otra, depende del punto de muestre0 y de la poca en que se reali- ce.

    En cualquier coso la utilizacin conjunto e los sistemas acufero-ro es, sin duda, uno de las ms atractivas paro el gestor del agua, cuando acude libre de prejuicios a resolver 105 problemas de lo demonda de agua.

    Acuiferos en materiales volcnicos

    Hablando del potencial de los aguas subte- rrneos en Espaa no podemos olvidar a los siste- mas acuferos en materiales volcnicos, que aun- que su representacin superficial no es muy amplia sobre lo Pennsula (Campo de Calotrava, Cabo de Gota, Regin de Olot, ... ), sin embargo son los materioles moyoritarios en los islas Cona- rias.

    Se troto de formociones en los que el coroc- ter predominante es el de su elevada permeabili- dad, y en las que el objetivo principal de la pros- peccin se centra en locolizar las barreras hidroge- olgicos, constituidas por los diques y filones, as como por las cineritas y los suelos alterodos y mete- orizados.

    Acufems en rocas gneas y me(am&as

    Se trata de materiales cuyo permeabilidad primario es muy reducido, y cuyo potencial hidro- lgico ha sido menospreciado por muchos aos, con un fcil etiquetado de "impermeables". Sin embargo, este carcter de ocufugos se ve modifi- codo, muy frecuentemente, por la presencia de discontinuidades genticas y estructurales, que aportan a las rocos competentes uno permeabili- dod secundaria nado desprecioble, y que do lugar a acuferos heterogneos, en general con uno limitacin de reservas y recursos, pero que resuelven problemas de obastecimiento en peque- os ncleos urbonos, regados poco extensos, ganadera, etc.

    Su gran extensin, por bueno parte de lo mitad occidental de la pennsula, hace que pue- dan resolverse los demondas de abastecimiento con aguas de muy buena calidad y con bojo

    No comparto, por supuesto, esas opiniones frecuentes en la bibliografa, de que en zonos donde estos materiales afloron, los aguas subte-

    costo.

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  • Potencial de 10s aguar subterrneos en Erpoia

    Tajo l 645 164 10 Guadiona 754 771 102 Guadalquivir 2.315 450 19 S U i 1.160 424 36 Seguro 548 A66 40

    rrneas pueden tener un inters local muy restrin- gido, poco o nado significativo a efectos de apro- vechamiento, slo puede expresarse as quien hace hidrageologa de gabinete. Precisamente muchas minas, en terrenos de esta naturaleza, ponen bien de manifiesto lo presencia de estas aguas subterrneos, y muchas captaciones, reali- zados mediante sondeos a rotopercusin o marti- llo de fonda, permiten aflorar caudales que evi- dencian su inters.

    Acuferos krsticos

    Desarrol lados fundamentalmente sobre rocas carbonatadas, aunque formaciones evapor- ticas (yeso y halita) tambin pueden albergarlos, en ellos se superpone una posible porosidad pri- maria por huecos (cama en el caso de travertinos y calcarenitas), a la que se aade una porosidad secundaria par frocturacin y fisuracin (conse- cuencia de la tectnica a la que se han visto sometidos), y se sabreimpone, especialmente, una porosidad terciaria por disolucin, provocada por el propia agua que circula a favor de dichas dis- continuidades estructurales o de los huecos prima- rios.

    En nuestro pas estas materiales, que se extienden bajo unos cien mil kilmetros cuadrados, dan lugar a manantiales caudalosos, a veces con descarga directa a los ros, en otras acasiones aisla- das de ellos y localizadas en lugares de gran inters y demanda. En todo caso es de destacar que en esa disimetra entre las cuencas atlnticas y mediterrne- as, y tenida en cuenta la mayor demanda y dficit de estas ltimas, es precisamente en ellas donde se ubica la mayar superficie de acuferas krsticos, sin excluir, por supuesto, a las acuferas de esta natura- leza que subyacen bajo bueno parte de las islas Baleares.

    Potencial de las aguas subterrneas

    El ttulo de este Seminario y el de esta interven- cin, acotan el campo a las aguas subterrneas, pero no quisiera que, de modo alguno, se interprete lo que aqu se expone como una minusvaloracin de las aguas superficiales o como un olvido de las mismas. Todos cuantos conocen mi trayectoria saben que defiendo, sobre cualquier otro concepto, lo integra- cin en la gestin del agua.

    Pero lo que no podemos obviar es que las tc- nicas de investigacin y las de captacin de las aguas subterrneas, son diferentes de las que se emplean con las aguas superficiales.

    Por toda esto, y cuando desde una modestia real, quiero referirme a la cuantificacin de este

    potencial de las aguas subterrneas, me veo obliga- do a acudir a la trabajos realizados por los Orgonis~ mos con responsabilidad en la investigacin hidrol- gica, que han elaborado documentaciones de indu- dable valor, soportadas por estudios cientficos, en los que han participado los mejores tcnicos del pas.

    Triste es, sin embargo que, a lo hora de actuar los "polticos" se ignore esta documentacin, a se haga lectura de ella un tanto peculiar y se manejen los conceptos arbitrariamente.

    Por todo ello no cabe duda del gran inters que puede tener este Seminario, que aqu nos convo- ca, y que es de esperar sirva de fuente que alimente a los degustadores de la verdad.

    En este contexto es imprescindible referirse a la informacin incluida en el Estudio de delimitacin de /as unidades hidrogeolgicas de/ territorio peninsular e Iskus Boleares y sintesis de sus coracteristicas, reali- zada por iniciativa del Servicio Gealgico de la Direccin General de Obras Hidrulicas, con lo colo- boracin del Instituto Tecnolgico Geominera de Espoiio, Organismo este ltimo que ha dedicado un ingente esfuerza a la identificacin de las acuferos, a su cuantificacin, al estudio de su calidad, a sus diversos aprovechamientos y al control de las mis- mos. tos resultados que en dicho Estudio se presentan san aceptados por tirios y troyanos, si bien las lectu- ras san muy diferentes, y s i bien los resultados que all se presentan parecen ignorarse con mucha fre- cuencia.

    tos datos incluidas en el mencionado Estudio son prolijos, y no los voy a reproducir aqu ya que pueden cansultarse a travs de documentacin acce- sible (Servicio Geolgico, 1990). Sin abrumar, por tonto, con datas, si creo que es importante resaltar que el volumen de la infiltracin anual media, sobre la Pennsula y Baleares, se cifra en 19.663 Hm3/ao (tabla l ) , frente a unos bombeos que totalizan 4.972

    ~~ r , Cuenca Infiltracion Bombear Bombeorl

    (HmA310o) (Hm"'laio) Infiltracion (%)

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  • Hm3/ao, lo que supone slo el 25 % de la infiltra- cin.

    Cuando se considera esta realidad, del poten- cial de las aguas Subterrneas en Espaa, no debe alvidarse que, a pesar de que slo lo cuarto parte de estos recursos son bombeadas, las aguas subkrneas abastecen a un tercio de los regados y 01 ochenta par ciento de las localidades rurales y urbanas, con once millones de habitantes (ITGE, 1993) Por oira parte iampoco hay que olvidar que el volumen de agua sub- terrbneo olmacenada en los acufems (por encima de los 1 OO/W meiras de profundidad) ha sido estima- do en 125.000 hm3 (ITGE, 1993), y ue este volumen,

    reguladas, puede dar mucha juego en la campensa- cin del desequilibrio hidrolgico, d i a n t e extraccio- nes en aos recos y recuperaciones en aos hmedos.

    Otra cifra, generalmente adoptada, sobre la que hay concurrencia de datos, y que revelo lo imporhncia de esta explotacin, y el reparto que de la misma se hace, es que el nmero de pozos deos de captacin es del arden del medio miln, lo que supone que la media de los caudales que se exiraen es dd arden de iO.000 m3/ao/pozo.

    Lamentabk es, sin embargo que, a la hora de actuar algunos responsables de poltica hidrulica, se ignore esta realidad, o se haga lectura de esto docu- mentacin un tanta peculiar y con maneia arbitrario.

    Es cierta que lo situacin es muy desigual en las diferentes cuencas, ya que la relacin va desde iun 2 % de bombeas para la Cuenca Norte hasta un 102 % para la del Guadiana, pero ignorando el potencial de la mayor parte de las unidades hidmgeolgicos no se puede hacer una poltica honesta de gestin de recursos hidrulicos. Ni tampoco se puede poner un san benita a la explotacin de los acuferos por un decir de la sobreexplotacin.

    Dejadas llevar de esa moda de sensacionalis- mo, vemos cmo han tenido ms eco un Simposio Nocionol y un Con reso Internacional dedicado a la

    dedicadas a los explatacin conjunta de los recursos superficiales y subterrneos. Tal vez de oh deriven algunas de las polticas que ahora predominan.

    Por otra parte, mucho dao ha hecho y muchos errares se han cometido con esas concepcio- nes, tan reiteradamente expuestas por algunos, de que utilizar los recursos de aguas subterrneas es detraer aguas a los ros. En primer lugar sera nece- sario dejar muy claro que una regulacin o una deii- vacin de agua de un ro puede afectar a los acufe- ros de aguas abaio tanta o ms que lo puede hacer una captacin de agua subterrnea respecto 01 ro aguas abojo. En segunda lugar es estril y bizantino esta discusin: lo importante es considerar el canjunta del agua, en esa mu predicada y poco practicada unidad del ciclo hidroLico.

    tres veces el de los caudales anua 9 es superficiales

    r $On-

    Sabreexplotacin a e Acuferos, que los encuentros

    En todo caso lo que nadie puede ignorar es que las aguos subterrneas, han sido el motor de desarrollo sacia1 de muchas 3 iones . espaolas, , , y que estas aguas han sido alumbr as prioritariamente por la iniciativa privada, ya que la iniciativa pblica ha sido ms parca en afrecer sus inversiones para la cap- tocin de estas aguas, en comparacin con los recur- sos que ha destinada a las grandes obras hidrulicas.

    Pero, adems, cuanda nos referimos al poten- cial de las aguas subterrneas, hemos de hacer refe- rencia, tambin, a condicionantes eskechamente liga- dos a estas aguas que no son slo las de cantidad, si no tambin los relativos a:

    - regularidad de las captaciones de aguas subterr- neas, para atender a la demanda, can psibilidad de compensar las grandes irregularidades climti- cas de nuestro terribrio, gracias a 105 grandes volmenes de aguas almacenudas (reservas) y al poder de regulacin hiperanual de los acuferas,

    - posibilidad de captacin, en muchas MIX)S, en en& nos prximas a los lugares de utikacin (bap el 40 % de la superhcie de nueshu pas se localizan acu- feros imporkintes, y bajo dro 20 % acuferos dise- minados o aislados (ITGE, 1993)), can disminucin de los costes de almacenamiento y transporte e, incluso, de mantenimiento de abras de condwcin,

    - inversiones reales inferiores a las que requieren las grandes obras hidrulicas (mxime cuando se manejan criterios de embalses y trasvoses), y, por supuesto, intereses intercalares menores en las amortizaciones de las inversiones requeridas, con plazos muy inferiores paro la puesta en explota- cin.

    Con todo ello llegamos a uno conclusin final: Espaa tiene un extraordinario potencial en sus aguas subterrneas, lo que unido a la demanda de este recurio vital y a la disponibilidod de la meior tecnologa para captacin y gestin, nos condena irremisiblemente a poner en valor las aguos subterr- neas.

    Bibliografa

    Instituto de la Ingeniera de Espaa. 1991. El agua en Espaa. Publicacin del Instituto Tecnolgico Geo- minero de Espaa. 186 pg. Madrid.

    Instituto Tecnolgico Geaminero de Espaa. Secreta- ra General de la Energa y Recursos Naturales. 1993. Las agws subterrnaar en Espaa. 2g edi- cin. 591 pg. 12 mapas fuera de texto. Madrid.

    Servicio Geolgico. Ministerio de Obras Pblicas y Urbanismo. 1990. UnKkdes hidrogdgicas de la Espaa peninsular e Isla6 Bakarar. 32 pg. 1 mapa fuero de texto. Madrid.

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  • Pregunta.. (Jos Sainz de Oiza). &Qu pasa can esa infilhiicin de 20.000 hm3/ao, que yo me crea a pie juntillas? prque yo no veo que el nivel de los pozos vaya subiendo, Iu o eso quiere decir

    unos 6.000 a travs de la costa y los1 4.000 restantes saliendo directamente a las ros.

    que esos 20.000 hm3 se irn a 7 mar, por eiemplo

    Respuesta.- (Rafael Fernndez- Rubio). Por supuesto, la realidad es exactamente eso que tu mencionas. El agua que se infiltra se ha estimado en una medio de 20.000 hm3 ao, sujeta a las irregularidades climticas. El ao de muchas lluvias, se infihmr ms, y el ao de menos lluvias se infiltrar menos. Se explota, aproximadamente un 25%, $dnde va el resta? una parte al mar y otro parte a los ros. Si slo nos quedramos con esa lectura del tema, diramos: para qu hacer nada, s i al final va a los ros. Lo que pienso, es que los ros son una posibilidad de regulacin, y los acuferos subterrneos son otra posibilidad ms. En nuestro pas, que ocupa uno de los prime- ros lugares del mundo en nmero de grandes pre- sas, se ha realizado una ingente obra hidrulica de regulacin mediante embalses, quedan lugares donde eso no es posible o lo es a un costo muy grande, puesto que las mejores presas ya las han hecho nuestros antecesores, y donde sin embargo existe la posibilidad de regulacin de aguos subte- rrneas. Por otra parte, un ocufero subterrneo tiene gran posibilidad de regulacin, dada la iner- cio en su ciclo, mucho ms lento que el de los aguas superficiales. Lo que aboco, y no es por supuesto ideo original, es que hace falta acudir a ese recurso del agua subterrnea, bsicamente, paro compensar en los momentos de dficit de las otras aguos.

    Lo mismo que los embalses de superficie no se conciben para ue el agua rebose en continui-

    poro atender abastecimientos necesorios, lo mismo se debe hacer con los acuferos subterrneos: bom- bear en los momentos de mayor necesidad y de ocuerdo con la recorgo previsible. Lo que he queri- do dejar bien sentado, es que lo fundamental es no ser "partidario" de las aguos subterrneos o super- ficiales, debe hacerse una poltico de gestin 910- bol, teniendo en cuenta las posibilidades de cada una, sus limitaciones, sus ventajas y sus inconve- n ien tes.

    dod por su alivio 3 ' ero, sino que se desembalson

    Pregunta.- (Leandro del Moral). Ate- nindonos o1 ttulo de la conferencia, y a las preo- cupaciones sobre los problemas hidrulicos que en este momento rns ocucian al pas, me ha llamodo la atencin que al comienzo de su conferencia ha

    ! expresado algunos elementos de crtica en torno o 1 la poltica de oguas que ahora se est planteando en Espaa, concretamente ha comendo cmo se pueden ver abortadas las grandes posibilidades que la Ley de Aguas ha abierta, con el desarrollo de la planificacin hidrol ico en curso, pero luego

    do bose para esa crtica. No he visto en el gran debate sobre regulacin superficial, trasvases, o meiora del aprovechamiento de las aguas subterr- neas, elementos que permitan profundizar en la soluci. Veo que hay unos recursos generales de aguas subterrneas, pero estn desigualmente repartidos en la superficie, coma en el mismo cua- dro que se recoge en su ponencia se manifiesta, y aquellos aumentos de la regulacin superficial que se pretende y aquellos trasvases que se apuntan, van justamente a surtir de recursos o aquellas 1 zonas en donde no slo no hoy recursos de a vas subterrneas disponibles, sino que hay una ,%re- explotacin (Sureste espaol, determinados zonas 1 de la cuenca Sur, Andaluca, el Mediterrneo, etc.), me imagino que esto ser materia de las Jornadas, pero me gustara ir avanzando ms en el sentido 1 que he planteado.

    en el contenido de su con 7' erencia, ' no he encontra-

    Respuesta.- (Rafael Fernndez- Rubio). Por supuesto en Espaa hay un desequi- librio norte-sur, y un desequilibrio este-oeste 1 desde el punto de vista hidrolgico, esto est yo ms que escrito y ms que dicho. Lo que quisiera resaltar es que, en primer lugar, cuando me refie- 1 ro a esas posibilidades de las aguas subterrneas son posibilidades que hoy estn muy fiablemente cuantificadas, el ITGE acaba de reeditar el estudio general de las aguos subterrneas, en el que se pormenorizan, acufero por acufero, sus extrac- ciones, sus posibilidodes, sus bolonces. Se ve que hay sobreexplotociones absolutamente bien defini- das en uno serie de sectores, y que hay tambin un dficit de aguas superficioles. pero lo primero que hay que hacer es atender a las soluciones internas.

    En el Estado de las Autonomas, las solucio- nes externas son mucho ms complejos. Dentro del

    ~ Plon Hidrolgico o de los Planes Hidrolgicos de Cuenco, deben tenerse muy en cuenta las posibili- dodes de cada lugar, porque incluso en el caso concreta de que en una determinada Cuenca haya excedentes para riego y abastecimientos hay un factor al que esa Cuenca excedente puede tener derecho: lo posibilidad de dilucin de su contami- nocin, por lo que no va a querer fcilmente ceder sus aguas. En ese sentido la poltica de trasvoses, como solucin en general nica, puede encontrar un choque frontol. No quito importancia o la posi- bilidad de trasvasar excedentes de agua. Lo que

    1 '

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  • creo que es muy difcil, que no encuentre un cho- que frontal.

    Tambin, existen posibilidades muy importan- tes, de recarga ortificial de los acuferos. Da pena que tengamos excedentes que se van al mar con acuferos krsticos y detrticor, donde podran alma- cenarse y, en cierta modo, compensarse esas sobre- explotaciones. Creo que tambin es un camino para ondar.

    Por concretar, creo que las polticas de trasva- ses son polticas difciles, ounque en muchas acasio- nes estn iustificodas. Primero tendremos que tratar de aprovechar lo mximo que padamas dentro de nuestras propias cuencas para despus tratar de que el vecino que tenga excedente, en una poltica de solidaridad, ayude o compensar nuestras necesida- des.

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    Comentario.- (Emilio Custodio Qime- na). Respecta a la alusin que ha hecho a lo recar- ga artificial, la recarga artificial es una realidad a nivel mundial y a nivel espaol. En Espaa hay bue- nos ejemplos, especialmente hay uno concreto, que tiene muchos aos de funcionamiento y que se puede considerar como experiencia totolmente exitoso, pero la recorga artificio1 es algo que no puede reali- zarse en exceso, puesto que tcnicamente es bastan- te difcil, ounque varo muchsimo segn las candi- ciones. Tcnicamente es cora, o puede II ar a ser

    o integrar dentro del usa conjunto de aguas superfi- cioles y a uas subterrneas pero no es algo que

    captacin de aguas subterrneas. En Espaa hay bastantes fracasos y los fracosos que hay en Espaa no son fracasos en el sentido de que tenan que frci- cosar necesariamente, si no simplemente son fraca- sos por falta de tecnologa, porque se han hecho sin un planteamiento correcto. Creo que lo que deco 131 Profesor Fernndez-Rubio de que estamos muy atrs con respecto a otros paises, es simplemente cons?- cuencio de que ho habido muy mal ejemplo por haber hecho las cosas de forma absolutamente inco- rrecta desde el principio, no s s i l tiene algn comentario adiciono1 a sto.

    bastante cara, por lo tanto es un elemento 7 e gestin puede reo f. izorse con lo misma facilidad que uno

    Comenfario.- (Rafael Fernndez- Rubio). Pienso que, como siempre, es muy difcil estor en desacuerdo con el Profesor Custodio. El ejemplo de la vieja experiencia espaola en la zona del tlobregat, es clsico en la bibliografa mundial. Su largo historio pone de monifiesto la posibilidad de conseguir evitar el mayor problema de la recarga que es el de la iinpermeabilizacin del entorno.

    El temo de que es coro la recarga, es discutible

    si se mira el efecto de cantidad y tambin en otras acasiones el efecto de calidad. Me refiero a la posibi- lidad de utilizacin de aguas residuales en muchas zonas con sobreexplotacin a en reas casteras para crear barreras contro la intrusin; tambin para com- pensar desequilibrias climatolgicos, con aos de excedentes frente aos de demanda de agua. En ese caso indudablemente se puede y se debe recar ar cuando se tengan las condiciones tcnicas favorabfes. Tambin estay totalmente de acuerda, en que alguno de los fracasos posiblemente ha desanimado a las Adminiskaciones. En muchas ocasiones no debieron de hacerse, pero hoy la tecnologa justifica perfecta- mente esa recarga y ese almacenamiento temporal de esas aguas.

    Cuando se analiza la distribucin geogrfica de las demandas y la distribucin temporal de los recursos es tremendamente atractivo utilizar esa posi- bilidad. La tecnologa de aficionados no debera de enfriar pura que esto recarga se realice. indudable- mente es un campo paro trabajar y es un campo en el que los inversiones pueden estar en muchas ocasio- nes totalmente iustificodas, para eso estn precisa- mente los estudios econmicos.

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    2. Mentalizacin hidrogeolgica