Aguas Vivas 94Bajo la inspiración de la reconocida frase usada por el apóstol Pablo en Efesios,...

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Riquezas inescrutables Bajo la inspiración de la reconocida frase usada por el apóstol Pablo en Efesios, “el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”, en los retiros anuales de iglesias en Chile, tanto en la zona norte como en el sur, fuimos abrevados por el Espíritu del Señor a través de la exposición de la palabra que diez siervos nos impartieron. En la presente edición incluimos cinco de aquellos mensajes y, esperando en la gracia de nuestro Dios y Padre, publicaremos otros cinco mensajes en nues- tra próxima edición. Durante el desarrollo de estas jornadas, en enero de 2019, el ambiente espiri- tual fue muy propicio para sentarnos a los pies del Maestro, un tiempo hermo- so que el Señor, que habita en medio de su pueblo, nos concede para estar juntos como iglesia, como familia y como siervos que acudimos a él con el corazón dispuesto. El lenguaje superlativo es utilizado con frecuencia por Pablo, por cuanto las verdades a ser expuestas superan con creces la humana capacidad del lengua- je. También nos ayuda a reconocer que, todo cuanto podamos expresar o com- prender, no es más que un atisbo de aquello que esperamos disfrutar en ple- nitud cuando nos encontremos junto a Quien se vació y se humilló a sí mismo para darnos tan preciosa salvación. Ante la tarea que se nos ha encomendado, iremos andando y sembrando, muchas veces con lágrimas, pero muy conscientes de la calidad de la semilla, que brotará para salvación en los corazones sensibles a la voz de Dios.

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Riquezas inescrutablesBajo la inspiración de la reconocida frase usada por el apóstol Pablo en Efesios,“el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”, en los retiros anuales deiglesias en Chile, tanto en la zona norte como en el sur, fuimos abrevados porel Espíritu del Señor a través de la exposición de la palabra que diez siervosnos impartieron.

En la presente edición incluimos cinco de aquellos mensajes y, esperando enla gracia de nuestro Dios y Padre, publicaremos otros cinco mensajes en nues-tra próxima edición.

Durante el desarrollo de estas jornadas, en enero de 2019, el ambiente espiri-tual fue muy propicio para sentarnos a los pies del Maestro, un tiempo hermo-so que el Señor, que habita en medio de su pueblo, nos concede para estarjuntos como iglesia, como familia y como siervos que acudimos a él con elcorazón dispuesto.

El lenguaje superlativo es utilizado con frecuencia por Pablo, por cuanto lasverdades a ser expuestas superan con creces la humana capacidad del lengua-je. También nos ayuda a reconocer que, todo cuanto podamos expresar o com-prender, no es más que un atisbo de aquello que esperamos disfrutar en ple-nitud cuando nos encontremos junto a Quien se vació y se humilló a sí mismopara darnos tan preciosa salvación.

Ante la tarea que se nos ha encomendado, iremos andando y sembrando,muchas veces con lágrimas, pero muy conscientes de la calidad de la semilla,que brotará para salvación en los corazones sensibles a la voz de Dios.

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TEMA DE PORTADA

El lenguaje de PEl lenguaje de PEl lenguaje de PEl lenguaje de PEl lenguaje de PabloabloabloabloabloEl significado de este mensaje es de una enver-gadura tal que no alcanzamos a dimensionar.Cuando el apóstol Pablo escribe esta carta, usavarias expresiones superlativas, que hablan deuna grandeza superior, algo que el lenguaje hu-mano no alcanza a expresar. Una palabra no essuficiente para encerrar todo el significado deesa realidad espiritual.

En muchas ocasiones, el apóstol reúne dos con-ceptos para aludir a esta grandeza indescripti-ble por el lenguaje humano. Esto es de una tre-menda ayuda para nosotros. Por ejemplo, estamisma frase, «las inescrutables riquezas de Cris-to», es un superlativo que Pablo usa para des-cribir las riquezas del evangelio.

Otra expresión que también usa en la carta alos efesios es «las abundantes riquezas de su

Las riquezas del Evangelio

Revisando una realidad espiritual queel lenguaje humano no alcanza adescribir.

Álvaro Astete

A mí, que soy menos que el más pequeño detodos los santos, me fue dada esta gracia deanunciar entre los gentiles el evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo”.

– Efesios 3:8.

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gracia». Es la misma idea. No es su-ficiente decir «las riquezas de su gra-cia», o «la abundancia de su gracia».Porque realmente el evangelio quetenemos en nuestras manos y en elcual hemos creído no es algo depoca valía; es el evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo.

PPPPPablo y su ministerioablo y su ministerioablo y su ministerioablo y su ministerioablo y su ministerioAntes de ahondar en esta idea de lasinescrutables riquezas de Cristo, re-visaremos lo que Pablo dice de símismo sobre este ministerio que lefue dado. Por ejemplo, en Efesios1:1, Pablo se señala a sí mismo como«Pablo, apóstol de Jesucristo». Másadelante, en la misma carta, él sedefine de otro modo. «Por esta cau-sa yo Pablo, prisionero de Cristo Je-sús por vosotros los gentiles» (Ef.3:1). No solo un apóstol, sino tam-bién un prisionero de Cristo.

Noten lo interesante de esa expre-sión. Él escribe esta carta desde lacárcel. Pero miren cómo Pablo se veen estas circunstancias adversas. Porsobre todo lo que está viviendo, hayuna realidad espiritual mucho ma-yor: él no es prisionero de Roma,sino prisionero de Cristo Jesús.

Que este sentir también esté en to-dos nosotros. No somos prisionerosni de la realidad ni de los problemasque hoy tengamos. Muchos de los

conflictos que hoy vivimos son da-dos por la providencia de Dios paraenseñarnos, para alentarnos, paradisciplinarnos o corregirnos. Másallá de las circunstancias, vivimos enuna realidad espiritual que es mu-cho mayor.

Pablo se define también como «mi-nistro» del evangelio (v. 7). La pala-bra ministro aquí, es diácono. Undiácono es alguien que está al servi-cio de otros. Él no vela por sí mis-mo, sino por los intereses de los de-más. Pablo deja muy claro que él esun diácono al servicio del evangeliode Jesucristo.

Y la última expresión está en Efesios6:19-20, donde Pablo declara: «…afin de que al abrir mi boca me seadada palabra para dar a conocer condenuedo el misterio del evangelio,por el cual soy embajador en cade-nas». «Pablo, apóstol de Jesucristo… prisionero de Cristo … ministro …embajador en cadenas». ¡Qué for-ma de definirse a sí mismo! Lamen-tablemente hoy, en algunos ambien-tes cristianos, son usados estos nom-bres, como apóstol o ministro, conel carácter de títulos nobiliarios.¡Qué distorsión!

Cuando Pablo hablaba de esto, noera para ponerse en un sitial alto,sino para recordarse a sí mismo

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quién era él en relación a este glo-rioso evangelio. Lo que nos fue con-fiado a nosotros, lo que tenemos ennuestro corazón, no es algo menor.No es simple filosofía ni un conjun-to de creencias sobre algo o sobrealguien. Lo que nos fue encomenda-do es el evangelio de las inescru-tables riquezas de Cristo.

El evangelio es Cristo mismo. Cristoes el evangelio, él es las riquezas deDios. Por lo tanto, conviene que vea-mos bien cuál es nuestra posiciónfrente a este evangelio; en primerainstancia, en función de aquellosque lo predican, pero también paratodos nosotros, porque todos he-mos sido llamados a anunciar esteevangelio glorioso.

Damos gracias al Señor, porque él,en su sabiduría, quiso confiarnos anosotros –hombres y mujeres frági-les, llenos de imperfecciones– lasriquezas de su evangelio.

El solo hecho de pensar esto debe-ría conmover nuestro corazón.¿Quiénes somos nosotros, para queel Señor nos haya hecho deposita-rios de estas riquezas incalculables?Deberíamos humillarnos ante supresencia, porque no hay ningunalógica humana en que tú y yo haya-mos sido elegidos para esto, peroDios lo quiso así.

El perEl perEl perEl perEl perfil de un siervfil de un siervfil de un siervfil de un siervfil de un siervoooooSer apóstol, ser ministro, ser prisio-nero de Cristo, ser embajador encadenas, son cuatro expresiones quetienen un significado común. Este esla palabra siervo. Un siervo es unesclavo, y esta condición demandacumplir un solo requisito: la obe-diencia. Un siervo debe ser obedien-te.

Si un siervo toma decisiones segúnsu propio parecer, deja de ser unsiervo. Jesús, en los días de su car-ne, tuvo la posibilidad de tomar unavía paralela a la que el Padre habíaseñalado. Recordémosle en el mon-te de la transfiguración, hablandocon Moisés y con Elías acerca de «supartida» (Luc. 9:31). En esa hora, élpudo haber ascendido a los cielos.O cuando dijo: «Padre, si es posible,pase de mí esta copa; pero no seacomo yo quiero, sino como tú» (Mat.26:39).

Si Jesús hubiese tomado un caminoparalelo, decidiendo por sí mismo,habría dejado de ser el Siervo deDios. Pero él no tomó ninguna deci-sión por su propia cuenta, pudien-do haberlo hecho. Antes bien, él hizotodo lo que el Padre le señaló. Estaes la señal de un siervo.

Nosotros somos siervos de Dios. Porlo tanto, el rasgo que debería primar

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en nosotros es este mismo: la obe-diencia – la obediencia al Señor y asu glorioso evangelio. Que el Señornos socorra en esto, para que poda-mos anunciar el evangelio gloriosoen esta calidad de siervos suyos.

En Romanos 15:15-16, Pablo expli-ca lo que él concibe como este mi-nisterio que le fue dado: «Mas os heescrito, hermanos, en parte con atre-vimiento, como para haceros recor-dar, por la gracia que de Dios me esdada para ser ministro de Jesucristoa los gentiles, ministrando el evan-gelio de Dios, para que los gentilesle sean ofrenda agradable, santifi-cada por el Espíritu Santo».

Quiero dejar una idea en sus cora-zones, que puede ser de mucha ayu-da para entender el ministerio des-de esta mirada.

El hermano Raymond Calkins escri-bió un libro llamado El Romance delMinisterio (1947). Al hablar de Ro-manos 15:15-16, él dice que, de se-guro, lo que Pablo tenía en menteallí era la figura del sacerdote ofi-ciando el sacrificio, con la daga enla mano, dando los cortes precisospara que aquella ofrenda fuese agra-dable a Dios.

Nosotros, como ministros del Señor,y en especial ministros de la pala-bra, no podemos tomar este asunto

a la ligera. Cada vez que predicamoseste evangelio glorioso, en el fondo,también este es un sacrificio quedebe ser agradable a Dios. Y paraeso, tenemos que saber usar bien lapalabra de verdad.

Riquezas ineRiquezas ineRiquezas ineRiquezas ineRiquezas inescruscruscruscruscrutttttableableableableablesssssVolvamos a la cita inicial. CuandoPablo habla de las inescrutables ri-quezas de Cristo, de alguna forma,él está diciendo con toda claridad enqué consiste el evangelio. La temá-tica es «las inescrutables riquezas deCristo». Esto puede parecer obvio.Pero, ¿por qué lo decimos así? Por-que el evangelio no podemos mez-clarlo con otros temas, porque alhablar así estaríamos diciendo queel evangelio no es suficiente.

La palabra «inescrutables» habla deun evangelio que no alcanzamos acomprender en su totalidad. Es undepósito profundo que no tiene lí-mite. Que el Señor nos ayude a en-tenderlo. Esto debería también dar-nos confianza plena en el Señor por-que, si el evangelio habla de rique-zas inescrutables, entonces, sinduda, en él hallaremos todo lo quenecesitamos.

El evangelio es suficiente. Todas lasrespuestas a todas las interrogantesdel hombre están en el evangelio –en Cristo mismo. Por lo tanto, ahon-

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dar en este tema y tratar de buscaren estas profundidades, es algo quedebería estar siempre en nuestrocorazón. Leer las Escrituras, inquiriren ellas, investigar lo que el Señornos quiere decir, es algo que tienenque hacer no solo quienes predicanla palabra, sino todos nosotros, por-que allí están las riquezas inescru-tables del Señor.

La sabiduría divinaLa sabiduría divinaLa sabiduría divinaLa sabiduría divinaLa sabiduría divinaAl hablar de estas riquezas, pode-mos decir: ¿Por dónde comenzar?Hay un versículo que nos ayudará aentender de manera general en quéconsisten estas riquezas inescruta-bles. «Mas por él estáis vosotros enCristo Jesús, el cual nos ha sido he-cho por Dios sabiduría, justificación,santificación y redención» (1 Cor.1:30). Este pasaje es una respuesta,y también una ayuda.

No alcanzaremos a tratar estos cua-tro puntos; solo veremos el prime-ro de ellos. Una de las riquezas delevangelio es la sabiduría, y no cual-quier tipo de sabiduría, sino la sabi-duría de Dios. En los versículos 18 al29, el apóstol Pablo expone clara-mente la oposición entre la sabidu-ría del mundo y la sabiduría divina.Y concluye diciendo en el versículo30 que, en los creyentes, Dios ha he-cho de Cristo nuestra sabiduría.

Es interesante esto, porque Pablodice que antes éramos necios. Perohoy podemos actuar como sabios;sabios, no en nuestra propia opi-nión, sino en la sabiduría que Diosnos ha dado en Cristo Jesús.

Buscando el significado de la pala-bra sabiduría, hay algunas acepcio-nes interesantes. Una de ellas diceque sabiduría es seriedad y pruden-cia adecuada en la relación que es-tablecemos con las personas que noson creyentes; es habilidad y discre-ción en transmitir la verdad cristia-na. Cuando Cristo es nuestra sabi-duría, esta sabiduría nos hace serpersonas serias y prudentes ennuestra relación con los inconversos,habilitados para anunciar con discre-ción la verdad cristiana.

El mundo en el cual nos desenvol-vemos es distinto al de ayer; por lotanto, necesitamos ser sabios a lahora de poder entregar la preciosaverdad del evangelio. Y esta sabidu-ría no la hallaremos sino en Cristo,en la vida de Cristo en nosotros. Cris-to haciendo las cosas en nosotros ypor nosotros; él es la sabiduría deDios.

En el sentir de entregar el evangeliode las inagotables riquezas de Cris-to, Pablo dice que, para los griegos,la sabiduría de Dios es locura. Cuan-

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hablar de este evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo.

Un teUn teUn teUn teUn teststststst imimimimimonio dronio dronio dronio dronio dramátamátamátamátamáticoicoicoicoicoDías atrás leí un testimonio muyimpactante en relación con lo queestamos diciendo.

Evangelina Booth, hija del fundadordel Ejército de Salvación, iba pasan-do por las puertas de un juzgado,cuando vio venir una mujer, aparen-temente muy peligrosa, esposada ycustodiada por seis policías.

La joven se preguntó qué podríahacer por ella. ¿Podía orar? No ha-bía tiempo. ¿Cantar? Sería absurdo.¿Darle dinero? Menos. Y entonces,cuando la prisionera pasaba a sulado, ella la besó en la mejilla. Lamujer, asombrada, exclamó: «Diosmío, ¿quién me besó?».

do se les predicaba el evangelio,ellos no podían concebir, en su lógi-ca, cómo alguien podía ser el Salva-dor del mundo, si había muerto demanera tan ignominiosa, como unmaldito. Eso no calza en la lógicahumana. Para los griegos, para losgentiles y para los intelectuales dehoy, es una locura; pero para noso-tros es sabiduría y poder de Dios.

Esta sabiduría divina se expresa deuna forma ilógica para el mundo,mas nosotros somos llamados a usaresta sabiduría de Dios en la predica-ción del evangelio.

Por ejemplo, cuando el Señor hablóde llevar una carga no solo una mi-lla, sino dos, ¿qué sentido tenía eso?Por ley, cualquier romano, en la ca-lle, podía obligar a cualquier perso-na que no poseyese esta ciudadanía

a llevar su carga una milla. Pero Je-sús les dice a sus discípulos que nosolo deben cumplir esa ley, sino lle-var la carga una milla más. ¿Por qué?Porque en esa segunda milla está laposibilidad para que realmente lemuestres a Cristo a aquel hombre.Una milla era lo correcto, lo estable-cido; pero la otra era algo inespera-do para aquél, la posibilidad de oír

Cristo haciendo las cosas en nosotCristo haciendo las cosas en nosotCristo haciendo las cosas en nosotCristo haciendo las cosas en nosotCristo haciendo las cosas en nosotrrrrros yos yos yos yos ypppppor nosotor nosotor nosotor nosotor nosotrrrrros; él eos; él eos; él eos; él eos; él es la sabiduría de Dios.s la sabiduría de Dios.s la sabiduría de Dios.s la sabiduría de Dios.s la sabiduría de Dios.

Más tarde, Evangelina Booth fue ala cárcel y habló con la alcaide. Éstale dijo: «Creemos que ha perdido larazón. No hace nada más que cami-nar en su celda, preguntándomecada vez que entro a su celda si séquién la besó». «¿Me dejaría entrary hablar con ella?», preguntó la her-mana. «Yo soy su única y mejor ami-ga».

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Al verla, la prisionera dijo: «¿Sabeusted quién me besó?». Y entoncesle contó su historia. «Cuando yo erauna niñita de siete años, mi madreviuda murió, muy pobre, en la oscu-ridad de un sótano. Allí, muriendo,ella tomó mi cara en sus manos, mebesó y me dijo: ¡Mi pobre hijita, mihijita desamparada! ¡Oh Dios, tenpiedad de mi hijita; y cuando ya noesté yo, protégela y cuídala! Desdeese día nadie jamás me dio un besoen la cara hasta hace poco». Enton-ces volvió a preguntar: «¿Sabe us-ted quién me besó?». Evangelinadijo: «Fui yo; pero no quiero hablarde mí, sino de Alguien que te besóen mi lugar».

Aquella mujer se convirtió a Cristoese día. Y después, en la prisión, ellafue el medio de salvación para mu-chos otros que habían caído tan bajocomo ella. ¿Cómo se inició aquello?¿Fue una gran predicación la que ellaoyó? Lo que a ella le tocó el corazónfue aquel beso en la mejilla.

¿Dónde está escrito todo lo que de-bemos hacer? ¿Hay alguna normaque nos diga que tenemos que ha-cer esto o aquello? ¿Hay alguna leyque describa la forma de entregarel evangelio? No. Aquello fue la ex-presión pura de la vida de Cristo enuna creyente. Al pasar junto a la pri-sionera, esa vida de Cristo irrumpió

con poder, con gracia y con sabidu-ría. ¡Eso es sabiduría de Dios!

Dios es sabio, él sabe hacer todo demanera perfecta. Si tan solo nosabandonamos en los brazos del Se-ñor, para que su vida fluya, ¡cuán-tos casos como éste y otros tendría-mos como testimonio entre noso-tros! El Señor nos socorra para des-echar nuestros prejuicios y permitirque aflore la vida de Cristo.

El anhelo permanente de PEl anhelo permanente de PEl anhelo permanente de PEl anhelo permanente de PEl anhelo permanente de PabloabloabloabloabloEn Filipenses 3:8-10, el apóstol Pa-blo tiene algunas frases de muchaimportancia en relación a este evan-gelio glorioso. «Y ciertamente, aunestimo todas las cosas como pérdi-da por la excelencia del conocimien-to de Cristo Jesús, mi Señor, por amordel cual lo he perdido todo, y lo ten-go por basura, para ganar a Cristo,y ser hallado en él, no teniendo mipropia justicia, que es por la ley, sinola que es por la fe de Cristo, la justi-cia que es de Dios por la fe; a fin deconocerle, y el poder de su resurrec-ción, y la participación de sus pade-cimientos, llegando a ser semejantea él en su muerte».

Esta riqueza del Señor que es su sa-biduría la podemos obtener en Cris-to, pero teniendo en consideraciónesto, que era un deseo permanenteen el corazón de Pablo, y que nunca

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abandonó en toda su vida. ¿Cuál eseste deseo? «Para ganar a Cristo …y ser hallado en él … a fin de cono-cerle».

¿Qué está queriendo decir Pabloaquí? Para entenderlo bien, debe-mos considerar también que esta esuna carta que él escribe no en elprincipio de su ministerio, sino casial finalizar su vida. Pero, ¿cuál es eldeseo que permanece en su cora-zón? ¿Qué es lo que más anhela ensu vida? Ganar a Cristo, ser halladoen él, y conocerle. Parece paradojalcómo, el apóstol a los gentiles, aquien Dios le reveló cosas inefablesque ningún ojo humano ha podidover, al final de sus días, tiene el mis-mo anhelo que al principio.

Alguien podría pensar que Pablo yaconocía lo suficiente, ya sabía dema-siado, tenía en su corazón y en sumente tanta revelación. Él podríahaber dado gracias a Dios por la re-velación recibida, y quedarse hastaallí. Pero no fue eso lo que él dijo; élcontinúa con el mismo deseo que alinicio.

Hay algo interesante que dice Pabloaquí. «Ciertamente, aun estimo to-das las cosas como pérdida». Notenesa expresión. Él no dice: «estima-ba», sino «aun estimo». ¿Qué per-cepción del mundo tenía él? Era un

mundo en el cual no quería partici-par, era basura. Y al final de sus días,aún pensaba lo mismo.

NueNueNueNueNuestststststrrrrra ra ra ra ra realidad hoyealidad hoyealidad hoyealidad hoyealidad hoyA veces pienso que, conforme pasael tiempo en nuestro caminar cris-tiano, nuestra percepción del mun-do ha ido cambiando. No es como alprincipio. Cuando nos convertimosal Señor, hicimos una separacióncompleta y absoluta. No queríamosnada del mundo; solo a Cristo. Porél, podíamos hacer cualquier sacri-ficio, porque lo amábamos de cora-zón. Él ocupaba el lugar principal ennuestra vida.

¿Qué ha pasado con nosotros? ¿Po-demos decir como Pablo: «Aún esti-mo todo como pérdida, para ganara Cristo»? ¿Es ese el deseo de nues-tro corazón hoy, o el mundo nos hapersuadido de que no es tan malo yque nos podemos tomar licencias,pues la sangre de Cristo nos limpiade todo pecado?

Tenemos este evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo ennuestras manos; el Señor nos hadado esta gran responsabilidad. Noes para jugar a ser cristianos. Nece-sitamos prepararnos, nutrirnos de laPalabra, para salir al mundo y hablarde este glorioso evangelio que he-mos recibido. Que nosotros también

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podamos decir: «Señor, aún estimoel mundo como basura, para cono-certe a ti y ganarte a ti».

Alguien podría pensar: «Tenemos yatantos años de retiros, estudios yconferencias; siempre lo mismo».Pero estamos hablando de lasinescrutables riquezas de Cristo. Notenemos otro tema – solo Cristo. Portanto, Cristo debe ocupar hoy, ennuestro corazón, el lugar que él te-nía cuando recién lo recibimos.

¿Estamos dispuestos de todo cora-zón a perder las riquezas del mundocon tal de tener este único objetivoen nuestra vida? Porque conocer aCristo, ser hallado en él y ganarlo aél, es conocer el evangelio de las ri-quezas insondables de Cristo.

Esto no es solo teología o doctrina –el evangelio es vida. El evangelio esCristo mismo; él es nuestra sabidu-ría. El Señor nos socorra en esto, ycontinúe hablándonos al corazóncon firmeza, para que podamos serfieles ministros del Señor y de suevangelio glorioso.

Si un ministro terrenal, en el mun-do, tiene bajo su administración mi-llones de dólares, y es responsablede eso, tú y yo somos ministros quetenemos a nuestro cargo muchomás que eso. Tenemos la responsa-bilidad que Dios, en su gracia, quisodarnos. No nos preguntemos porqué, pero él quiso que tú y yo sea-mos administradores de estasinescrutables riquezas de Cristo.

¿Qué estamos haciendo hoy con es-tas riquezas? ¿Las conocemos? ¿Nosinteresa de verdad conocerlas enprofundidad? ¿Nos interesa tenercon el Señor una comunión mayorde la que hoy tenemos, para com-prender mejor estas riquezas y asípoder dispensarlas a otros?

El Señor viene pronto. ¡Gloria al Se-ñor! Que nuestro corazón sea con-movido, porque tendremos que darcuenta ante él de lo que hemos he-cho con estas inescrutables riquezassuyas. Amén.Síntesis de un mensaje oral impartido en

El Trébol (Chile), en enero de 2019.

No podía ser de otro modoEn cierta ocasión preguntaron al músico Joseph Haydn cómo era que

sus composiciones religiosas eran tan jubilosas, y él respondió: "Nopuedo hacerlo de otro modo. Cuando pienso en Dios y en su gracia enCristo Jesús, mi corazón está tan lleno de alegría, que las notas saltan ybailan. Puesto que Dios me ha dado tal corazón, debo servirle con gozo".

Samuel Vila

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TEMA DE PORTADA

El hombre cree que, para alcanzarla gloria, hay que ascender; pero elejemplo de Cristo es totalmente opuesto.

Este pasaje es como la médula de la preciosaepístola de Pablo a los filipenses; es la parte cen-tral y fundamental, y en ella se responde a to-das las inquietudes descritas en esta carta.

ConfConfConfConfConflictos en la iglelictos en la iglelictos en la iglelictos en la iglelictos en la iglesiasiasiasiasiaLa iglesia en Filipos, como todas las iglesias lo-cales, tenía dificultades. No hay ninguna iglesialocal que no tenga conflictos de todo tipo. Y no

Un triple descenso a la gloriaRubén Chacón

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubotambién en Cristo Jesús, el cual, siendo enforma de Dios, no estimó el ser igual a Dioscomo cosa a que aferrarse, sino que se des-pojó a sí mismo, tomando forma de siervo,hecho semejante a los hombres; y estandoen la condición de hombre, se humilló a símismo, haciéndose obediente hasta la muer-te, y muerte de cruz. Por lo cual Dios tam-bién le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nom-bre que es sobre todo nombre, para que enel nombre de Jesús se doble toda rodilla delos que están en los cielos, y en la tierra, ydebajo de la tierra; y toda lengua confieseque Jesucristo es el Señor, para gloria de DiosPadre”.

– Flp. 2:5-11.

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solo las iglesias, sino también la obradel Señor. Y esta epístola refleja muybien tanto los problemas a nivel dela obra como a nivel de las iglesiaslocales. Revisemos algunos.

Pablo, escribiendo desde la prisiónen Roma, dice: «Algunos, a la ver-dad, predican a Cristo por envidia ycontienda; pero otros de buena vo-luntad». Y el versículo 16 dice: «Losunos anuncian a Cristo por conten-ción, no sinceramente, pensandoañadir aflicción a mis prisiones». Es-cribiendo a una iglesia local, él de-nuncia cómo se dan estos conflictosa nivel de la obra.

«Nada hagáis por contienda o porvanagloria; antes bien con humil-dad, estimando cada uno a los de-más como superiores a él mismo…»(2:3). Él sabe que en la iglesia localhay hermanos que hacen las cosaspara ser vistos. ¡Qué tremendo de-safío es mirar a los demás como su-periores a uno mismo! Eso no esalgo que podamos alcanzar huma-namente; solo la gracia de Dios pue-de llevarnos a una condición espiri-tual de ese nivel.

«Espero en el Señor Jesús enviarospronto a Timoteo, para que yo tam-bién esté de buen ánimo al saber devuestro estado; pues a ninguno ten-go del mismo ánimo, y que tan sin-ceramente se interese por vosotros»

(2:19-20). Entre todos los obreros,Pablo solo cuenta con uno. «Porquetodos buscan lo suyo propio, no loque es de Cristo Jesús» (v. 21).

«Guardaos de los perros, guardaosde los malos obreros, guardaos delos mutiladores del cuerpo» (3:2).Esta es una fuerte declaración. Los«perros» no se refiere a los anima-les, sino a los malos obreros y a losjudaizantes. «Porque por ahí andanmuchos, de los cuales os dije muchasveces, y aun ahora lo digo llorando,que son enemigos de la cruz de Cris-to» (3:18), denuncia Pablo.

El sentEl sentEl sentEl sentEl sentir de Cristoir de Cristoir de Cristoir de Cristoir de Cristo¿Cuál es el sentir que nos puedeunificar haciéndonos unánimes?«Haya, pues, en vosotros este sentirque hubo también en Cristo Jesús»(2:5). ¿A dónde recurriremos parasuperar los conflictos de las iglesias?¿Dónde hallaremos gracia para queesto se subsane? Solo Cristo es larespuesta. Él es la fuente de todagracia. En él está el socorro para queestas deficiencias se superen.

«Haya, pues, en vosotros este sen-tir». La palabra sentir, en griego, esfroneo. Parece ser que ese verbopertenece más al ámbito del pensa-miento que del sentimiento. Algunasversiones traducen este términocomo mentalidad, manera de pen-

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sar, o actitud. Muchas de las dificul-tades de las iglesias se solucionaríansi tuviésemos la actitud o la menta-lidad de Cristo.

Examinemos y admiremos este sen-tir único de Cristo, que jamás otrohombre ha manifestado en la tierra.Esto es lo que Pablo nos proponecomo fuente de gracia para superarnuestras dificultades.

El deEl deEl deEl deEl descenso a la gloriascenso a la gloriascenso a la gloriascenso a la gloriascenso a la gloriaLos versículos 6 al 8 de Filipenses 2nos hablan del triple descenso deCristo a la gloria. Es como una pe-queña escala de tres peldaños. ¿Paraqué sirve una escala? Lo primeroque se nos viene a la mente es: parasubir a un lugar. Pero también sirvepara descender desde un lugar alto.

En los versículos que examinaremoshay tres etapas en este sentir deCristo, en el cual él se despojó, sevació, estuvo dispuesto a descender.El primer descenso dice: «se despo-jó a sí mismo» (2:7). Esa fue la pri-mera decisión que él tomó para ma-nifestarnos su sentir.

Luego hay un segundo momento enque él desciende aun más: «se hu-milló a sí mismo» (2:8). Y en tercerlugar, él aceptó la muerte de cruz,«haciéndose obediente hasta lamuerte, y muerte de cruz» (2:8). Enestos párrafos está la síntesis del

sentir de Cristo. Son tres momentoscruciales en que él estuvo dispues-to, no a ascender, sino a descender.A nosotros nos parece que para al-canzar la gloria hay que ascender;pero el ejemplo de Cristo es que hayque descender.

El Señor dejó una enseñanza paranosotros. «Porque el que se enalteceserá humillado, y el que se humillaserá enaltecido» (Mat. 23:12). Y Pe-dro exhorta en especial a los jóve-nes: «Humillaos, pues, bajo la pode-rosa mano de Dios, para que él osexalte cuando fuere tiempo» (1 Ped.5:6). Este es el camino para Cristo, ypor lo tanto, para todos nosotros,para alcanzar la gloria.

Y el pasaje leído termina diciendo:«Por lo cual…», o sea, porque huboen Cristo este despojamiento, estedescenso, «Dios también le exaltóhasta lo sumo y le dio el nombre quees sobre todo nombre». Así que enél se cumple perfectamente la en-señanza de Mateo 23:12. ¡Benditosea el Señor!

Estos son los tres momentos queahora comentamos. Son solo tresversículos, pero de una gran rique-za y profundidad. Las palabras siem-pre quedan cortas. ¿Cómo podre-mos apreciar verdaderamente loque significaron para el Señor estas

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decisiones? No es posible tener unavislumbre de esto sin el Espíritu San-to. Que él ilumine nuestro entendi-miento para ver a Jesús en una di-mensión cada vez mayor.

Cristo JeCristo JeCristo JeCristo JeCristo Jesús esús esús esús esús es igual a Dioss igual a Dioss igual a Dioss igual a Dioss igual a DiosEs tal la concentración revelacionalque hay aquí, que casi hay que irpalabra por palabra. Cada frase se-ría para detenerse mucho tiempo.

El versículo 6 empieza a desarrollareste sentir que hubo en Cristo, di-ciendo primero: «el cual, siendo enforma de Dios, no estimó el ser iguala Dios como cosa a que aferrarse»(v. 6). Cristo Jesús existía en formade Dios. La versión NVI dice: «sien-do por naturaleza Dios».

diciendo que Cristo Jesús era igual aDios.

En el griego, dice literalmente: «elcual siendo en forma de Dios no es-timó el ser iguales cosas que Dios».O sea, las mismas cosas que Dios es,esas mismas cosas es Cristo Jesús.Si el Padre es eterno, Cristo Jesús eseterno; si el Padre es omnipotente,Cristo Jesús es omnipotente; si elPadre es increado, Cristo Jesús esincreado; si el Padre es santo, CristoJesús también es santo. Cristo Jesúses igual a Dios.

¿Pero qué es lo que dice con respec-to a esa forma de Dios? Dice queCristo Jesús no tuvo esa calidad deDios como algo a lo cual aferrarse.

PPPPPararararara un hombra un hombra un hombra un hombra un hombre terre terre terre terre terrenal, deenal, deenal, deenal, deenal, desprsprsprsprsprenderenderenderenderenderse dese dese dese dese desus riquezas esus riquezas esus riquezas esus riquezas esus riquezas es imps imps imps imps imposible. Mas, posible. Mas, posible. Mas, posible. Mas, posible. Mas, pararararara el Señora el Señora el Señora el Señora el Señorfue pfue pfue pfue pfue posible deosible deosible deosible deosible despspspspspojarojarojarojarojarse de su calidad divina.se de su calidad divina.se de su calidad divina.se de su calidad divina.se de su calidad divina.

El apóstol Pablo comienza a revelarel sentir de Cristo diciéndonos queÉl es Dios, que existía en la formade Dios. Él, por naturaleza, es Dios.La frase que sigue explica lo que Pa-blo entiende por «forma de Dios»,diciendo: «el cual, siendo en formade Dios, no estimó el ser igual aDios». Al proclamar a Cristo, quienexistía en forma de Dios, Pablo está

Es decir, él no lo tuvo a considera-ción a tal punto que no pudiera des-prenderse de su calidad divina. Noera para él algo a lo cual no pudierarenunciar.

Se deSe deSe deSe deSe despspspspspojó a sí mismojó a sí mismojó a sí mismojó a sí mismojó a sí mismooooo¿Qué puede haber más alto en eluniverso que, por naturaleza, serDios? Y nuestro bendito Señor Jesús

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no tuvo a consideración ese hechoglorioso, como algo de lo cual nopodía soltarse.

Para un hombre terrenal, despren-derse de sus riquezas es algo impo-sible. Pero para el Señor fue posibledespojarse de su calidad divina. Estoes algo extraordinario. ¡Bendito esel Señor!

Si él no hubiese estado dispuesto adejar su calidad de Dios, nunca ha-bría sido hecho hombre. Nadie lopodía obligar. Él se despojó en unacto libre, consciente y voluntario.

Él estaba dispuesto a desprenderse.Entonces, ¿no debe ser nuestra ac-titud el estar dispuestos a despojar-nos de nuestras posiciones, de nues-tras ambiciones? Nosotros, en lugarde mirar a los demás como superio-res, buscamos ponernos por sobrelos hermanos, y esto hacemos encosas sin importancia.

«Se despojó a sí mismo» (v. 7). Laexpresión despojarse en griego eskenó. De ahí viene la palabrakenosis. Así se le llama en teología aeste primer descenso, a esta prime-ra decisión que el Señor hizo en for-ma libre y voluntaria. Es un verbofácil de comprender, pero aplicarloa Cristo no es tan fácil, porque elverbo despojarse, en griego, signifi-ca que él se vació de sí mismo.

Cristo existía en forma de Dios. ¿Quésignifica que se vació de sí mismo?¿Significa que él dejó de ser Dios? Yentonces, cuando se manifestócomo hombre, ¿los que estabanfrente a él solo estaban frente a unmero hombre? El Nuevo Testamen-to Interlineal traduce el verbo kenócomo «se anonadó». Anonadarse eshacerse nada. Se vació de sí mismo,se hizo nada.

Entonces, ¿estábamos frente a unsimple hombre? No. Siendo Dios, élno podía dejar de serlo. Uno no pue-de dejar de ser lo que es. Entonces,¿en qué sentido se vació? La BibliaNVI dice: «Se rebajó voluntariamen-te». Pero, ¿en qué sentido se rebajóvoluntariamente? El Interlineal co-menta que se vació, pero no de lanaturaleza divina, sino que se des-pojó de su gloria. Y la NTV explicaque él no dejó de ser Dios, pero re-nunció a sus privilegios divinos.

Viviendo comViviendo comViviendo comViviendo comViviendo como hombro hombro hombro hombro hombreeeeeTratando de balbucear este misterioinsondable, nos da la impresión deque el Señor Jesús, como no podíadejar de ser Dios, sí podía haceralgo: al tomar la naturaleza huma-na, en su vida terrenal, no depen-dería de su condición divina, no ha-ría uso de la naturaleza divina. Nopodía dejar de ser lo que era, pero

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sí podía renunciar a sus privilegios ya sus poderes divinos.

Entonces, una vez que adoptó lanaturaleza humana, ¿cómo pudo élvivir de manera tan gloriosa? ¿De-pendiendo solo de la naturaleza hu-mana? No. Él fue lleno del EspírituSanto, por medio del cual vivió lavida terrenal. Él fue hecho verdade-ro hombre, pero como tal, podíaacceder a todos los recursos que haydisponibles para los hijos de Dios, aligual que nosotros. Jesús vivió llenodel Espíritu, como tú también pue-des vivir. Él usó la Palabra, tal comotú puedes usar la palabra de Diosque es la verdad.

El Nuevo Testamento es claro paraexplicar que todo lo que el Señorhizo en su vida terrenal fue por me-dio del Espíritu Santo. Él era Dios, yno se podía desprender de su natu-raleza divina; pero no usó esta con-dición para hacer todo lo que hizoen la tierra. «Yo por el Espíritu deDios echo fuera los demonios» (Mat.12:28), al igual que tú y yo podemoshacerlo.

Pedro dice: «Vosotros sabéis … cómoDios ungió con el Espíritu Santo y conpoder a Jesús de Nazaret, y cómoéste anduvo haciendo bienes y sa-nando a todos los oprimidos por eldiablo» (Hech. 10:37-38). Y cuando

finalmente se ofrece al Padre parahacer el sacrificio por el pecado, diceHebreos 9:14: «el cual mediante elEspíritu eterno se ofreció a sí mismosin mancha a Dios». Él no dejó deser Dios, pero no usó sus atributosdivinos, sino que dependió total-mente del Padre por medio del Es-píritu Santo.

Cuando el Señor fue tentado porSatanás, en Mateo capítulo 4, Sata-nás procuraba que Jesús usara supoder divino. «Si eres Hijo de Dios,di que estas piedras se conviertan enpan» (Mat. 4:3). Si Jesús hubiesecaído en esa tentación, entonces élno habría podido ser nuestro repre-sentante.

El hermano Atanasio, en el siglo IV,dice: «Lo que el Señor no asumió,tampoco fue redimido». Si el Señoriba a redimir la naturaleza humana,entonces tenía que actuar plena-mente como hombre en todas lascircunstancias. Entonces, el hechode no aferrarse a su condición divi-na no vale solo para el momento enque él renunció a usar la naturalezadivina, sino que lo aplicó durantetoda su vida terrenal.

En medio de la tentación, Jesús te-nía hambre, tras ayunar cuarentadías. Él pudo proveerse de pan, perono lo hizo. «Escrito está: No solo de

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pan vivirá el hombre, sino de todapalabra que sale de la boca de Dios»(Mat. 4:4). Él era Dios, mas respon-dió a Satanás con la Palabra, porqueestaba como verdadero hombre, entu lugar y en mi lugar. De igual ma-nera podemos responder tú y yo alas tentaciones.

Cuando él estaba crucificado, ¿cuáles el último intento de Satanás? Lagente que pasaba bajo la cruz, bur-lándose, le decía: «Si eres Hijo deDios, desciende de la cruz» (Mat.27:40). Ese fue el momento más di-fícil. Colgado en un madero, enaquel instante pudo echar mano asu calidad de Dios. Satanás, al verseperdido, está tratando de tentarlo através de aquellos burladores. Peronuestro Señor dependió absoluta-mente del Padre en todo, aunque lasdificultades eran extremas.

Un acto sublimUn acto sublimUn acto sublimUn acto sublimUn acto sublime de ame de ame de ame de ame de amororororor«Se despojó a sí mismo» (Flp. 2:7).Nadie lo obligó. Él no se despojó porpresión, sino de manera libre, cons-ciente y voluntaria. Un autor dice:«Ni siquiera estuvo presionado porel deber moral de tener que salvara su creación». Alguien podría pen-sar que Jesús –siendo el instrumen-to a través del cual Dios creó todaslas cosas, el Verbo, la palabra crea-dora de Dios– se sintiera responsa-

ble de salvarlos, por haberlos crea-do. Pero él no fue presionado poreste deber moral.

Entonces, ¿por qué lo hizo? La úni-ca respuesta es: ¡Por amor! No hayotra explicación. Es obvio que estoescapa a nuestra comprensión, perola Escritura declara que lo hizo poramor. ¿Cómo expresar este amor?Es un amor que no mide precio, queno tiene límites, que no repara ensacrificios.

TTTTTomando fomando fomando fomando fomando forma de siervorma de siervorma de siervorma de siervorma de siervooooo«Se despojó a sí mismo, tomandoforma de siervo» (v. 7). Noten el con-traste: él existía en forma de Dios;se despojó a sí mismo, y tomó for-ma de siervo. «Forma de Dios» secontrapone a «forma de siervo».¿Qué significa «forma de siervo»? Lafrase siguiente lo aclara: «Hecho se-mejante a los hombres». O sea, paraser semejante a los hombres a loscuales venía a salvar, él tuvo quetomar la forma de siervo.

Esto llama la atención, y se vuelvetambién una frase compleja. Si dije-se que dejó la forma de Dios y tomóla forma de hombre, se entenderíamejor. ¿Pero, por qué dice que paraser hecho semejante a los hombrestuvo que tomar la forma de siervo?¿Por qué usa la palabra siervo en vezde hombre?

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Esto se hace más complejo cuandovemos que la palabra siervo, en elgriego, es doulos, esclavo. O sea,para ser hecho semejante a nosotrosél tuvo que tomar la naturaleza deesclavo. Él venía a redimir a los hom-bres que se habían vuelto esclavosdel pecado, del mundo y de Satanás,esclavos de la carne y de sus pasio-nes. ¿Será por esa razón que él te-nía que tomar la forma de esclavo?

Un hermano cita un hecho que ex-plica muy bien esto. Esto ocurriódurante el avivamiento moravo. Al-gunos jóvenes, impactados por elsentir de Cristo, se ofrecieron parair a evangelizar a una isla habitadasolo por esclavos. Y para entrar enmedio de aquel ambiente, ellos mis-mos se vendieron como esclavos. Yesa decisión no fue temporal, sinode por vida. Y eso es lo que hizo elSeñor. Él no era esclavo, pero se hizoesclavo, para traernos la buena no-ticia de la redención a nosotros, queéramos esclavos.

Jesús, al asumir nuestra condición,no asumió la naturaleza de Adánantes de la caída, sino la naturalezatras la caída. Y aunque no hubo pe-cado en él, él se sometió a todas lasconsecuencias de la caída.

En cambio nosotros, que sí pecamos,estábamos viviendo las consecuen-

cias de nuestro pecado. «La paga delpecado es muerte» (Rom. 6:23). Esaera nuestra realidad. Pero él, sin ha-ber pecado, fue hecho pecado pornosotros, y experimentó esas con-secuencias en su propio cuerpo, alpunto que cuando tomó la forma deesclavo, se hizo mortal. Siendo Dios,él pasaría por la muerte.

EnfrEnfrEnfrEnfrEnfrentententententando la tentando la tentando la tentando la tentando la tentaciónaciónaciónaciónaciónCuando Adán y Eva enfrentaron latentación, ellos estaban viviendo enlas mejores condiciones posibles, enun mundo idílico donde todo erapaz, armonía y gozo, rodeados detodo árbol delicioso a la vista y bue-no para comer. Allí no existía el ham-bre, y ellos convivían pacíficamentecon todos los animales.

Ahora, Mateo 4:1 dice: «EntoncesJesús fue llevado por el Espíritu aldesierto, para ser tentado por el dia-blo». El postrer Adán debía enfren-tar la tentación; pero él no fue lle-vado al paraíso sino al desierto, por-que el paraíso ya no existía. «Y des-pués de haber ayunado cuarentadías y cuarenta noches, tuvo ham-bre» (Mat. 4:2). No solo le tocó en-frentar la tentación en el desierto,sino con hambre. Marcos escribe: «Yestaba con las fieras» (Mar. 1:13).Aquél ya no es el mundo originalcreado por Dios. Las cosas han cam-

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biado. Pero lo glorioso es que, allídonde Adán fracasó, ¡Cristo venció!

Aquello que Adán no pudo superaren condiciones óptimas, nuestroSeñor salió victorioso en las condi-ciones más adversas, usando las mis-mas armas espirituales con quecuentan todos los hijos de Dios: lle-no del Espíritu Santo y usando comoespada la poderosa palabra de Dios.¡Gloria al Señor!

Humillado hastHumillado hastHumillado hastHumillado hastHumillado hasta la ma la ma la ma la ma la muerteuerteuerteuerteuerte«Y estando en la condición de hom-bre, se humilló a sí mismo» (Flp. 2:8).Esta acción de humillarse no es lamisma de despojarse a sí mismo. Esotra decisión, un segundo momen-to.

El Señor se despojó a sí mismo cuan-do existía en forma de Dios, peroahora, él decidió humillarse a sí mis-mo en la condición de hombre.

¿Y qué significa humillarse a sí mis-mo? La frase que sigue lo explica.«Haciéndose obediente hasta lamuerte». Otra vez se trata de unacto libre, consciente y voluntario,hecho solo por amor.

Hebreos 10:7 dice: «He aquí quevengo, oh Dios, para hacer tu volun-tad, como en el rollo del libro estáescrito de mí». El Señor tomó unadecisión: en representación del gé-

nero humano, él se ofreció para ha-cer lo que tú y yo nunca jamás hici-mos – obedecer perfectamente aDios.

Una de las grandes deudas de la razahumana es que nunca nadie agradóplenamente el corazón del Padre.Aun viendo a los mejores hombresde la Biblia, de ninguno de ellos po-demos decir que tuvieron una obe-diencia perfecta. Ellos fueron vidascon luces y con sombras, al igual quetú y yo, hasta que apareció nuestrobendito Señor Jesús, que estando enla condición de hombre, se humilloa sí mismo y se hizo obediente has-ta el último día de su vida.

Ningún ser humano, antes o des-pués de él, ha obedecido perfecta-mente la voluntad de Dios agradan-do el corazón del Padre para siem-pre. Y eso lo hizo en representaciónnuestra. Nuestra obediencia siem-pre es imperfecta, pero la obedien-cia de Cristo siempre es perfecta. Asíél saldó la deuda que el hombre te-nía con Dios. Nosotros no podíamospagarla; pero él la pagó.

Nuestra deuda tenía dos partes. Unade ellas era que nosotros no había-mos hecho lo que teníamos que ha-cer. Pero él tomó nuestro lugar, y«por la obediencia de uno, los mu-chos serán constituidos justos»

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(Rom. 5:19). Su obediencia fue con-tada a nuestro favor, y hoy nos po-demos presentar ante el Padre conla obediencia perfecta de Cristo enla condición de hombre, tomandonuestro lugar y redimiéndonos.

La mLa mLa mLa mLa muerte de cruzuerte de cruzuerte de cruzuerte de cruzuerte de cruz«Haciéndose obediente hasta lamuerte». Pablo hace el énfasis: «ymuerte de cruz». No cualquier muer-te. Es la última decisión, la últimaetapa en el descenso de Cristo a lagloria. Así estamos tratando de bal-bucear este misterio. Alguien que esDios, no solo se hace hombre, sinoque toma forma de esclavo, y en esacondición se humilla y se hace obe-diente hasta la muerte, aceptandodel Padre morir crucificado.

La segunda deuda nuestra era lanecesidad de expiar todo lo que noteníamos que hacer, y que hicimos.Su obediencia suplió la primera par-te de la deuda, haciendo lo que no-sotros teníamos que hacer y no hi-cimos; pero con la muerte de cruzél expió lo que hicimos y que no te-níamos que haber hecho. Para ex-piar nuestras desobediencias, nues-tras maldades e iniquidades, él te-nía que morir en la cruz.

¿Por qué morir crucificado? Porqueese era el precio del rescate. La pa-labra rescate o redención indica que

para obtener la liberación de un es-clavo alguien tiene que pagar el res-cate. Y este rescate fue morir cruci-ficado. La Escritura anticipaba:«Maldito por Dios es el colgado enun madero» (Deut. 21:23). Él teníaque morir, no como un héroe desta-cado, sino como un maldito, pagan-do el precio de nuestra maldad.

«Cristo nos redimió de la maldiciónde la ley, hecho por nosotros maldi-ción, porque está escrito: Malditotodo aquel que es colgado en unmadero» (Gál. 3:13). El que no obe-decía a Dios quedaba bajo la maldi-ción de la ley. Para redimirnos deella, Cristo fue hecho maldición pornosotros.

«Se despojó a sí mismo … se humillóa sí mismo … y fue obediente hastala muerte, y muerte de cruz». Acep-tó morir con la muerte más ignomi-niosa, más vergonzosa y más vil.Hasta allí nuestro Señor estuvo dis-puesto a humillarse y a descender.Con razón, Pablo no puede terminarahí, y concluye: «Por lo cual Diostambién le exaltó hasta lo sumo, yle dio el nombre que es sobre todonombre».

¡Hay un Hombre sentado a la dies-tra de Dios! ¡Alabado sea el Señor!Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2019.

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TEMA DE PORTADA

Bienaventuradoslos que lloran

Las bienaventuranzas, expresión del carácter perfectode Cristo.

César Albino

Las bienaventuranzas son uno de los primerosmensajes en el principio del ministerio del Se-ñor Jesús; por lo tanto, es una palabra funda-mental para continuar nuestra carrera desde eldía en que creímos.

Las bienaventuranzas no están dirigidas a losincrédulos, porque todas ellas convergen en elcarácter de Cristo, y al profundizar en el temanos damos cuenta que ellos nunca podránvivirlas. Están dirigidas a los creyentes. El Señornos invita a ser partícipes de ellas, a practicarestas cosas. Y, puesto que denotan el carácterde Cristo, es complejo vivirlas aun para aque-llos que contamos con la gracia de Dios.

Viendo la multitud, subió al monte; y sentán-dose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendosu boca les enseñaba, diciendo: Bienaventu-rados los pobres en espíritu, porque de elloses el reino de los cielos. Bienaventurados losque lloran, porque ellos recibirán consola-ción”.

– Mateo 5:1-4.

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Hay siete bienaventuranzas que alu-den directamente al carácter deCristo. Están ordenadas en sentidoascendente, y cada una le da el pasoa la otra. Son como una escalera quecomienza en el primer peldaño, has-ta llegar a la séptima, que señala elcarácter de Cristo referente a lospacificadores.

Los versículos 10 al 12 hablan acer-ca de la bienaventuranza de ser vi-tuperados y perseguidos por causadel Señor. Si no hemos sufrido per-secuciones es porque no hemos vi-vido las siete etapas primeras, o lohemos hecho en un nivel muy bajo.Por lo tanto, consideremos con aten-ción estas palabras del Señor.

Viendo la mViendo la mViendo la mViendo la mViendo la mulululululttttt iiiii tttttududududud«Viendo la multitud». Jesús siempretuvo compasión de la gente. Aquí,la multitud representa a aquellosque aún no son de Cristo. Jesús ve-nía predicando el evangelio del rei-no en pueblos y aldeas, y le seguíamucha gente de Galilea, de Judea ydel otro lado del Jordán.

«Viendo la multitud». El Señor con-templa a la multitud enferma, car-gada de tristezas y necesidades im-periosas, muertos en delitos y pe-cados. Luego, él sube al monte y lesempieza a enseñar a sus discípulos,sabiendo que, si ellos no son llenos

de Su misma vida y de Su carácter,difícilmente podrán bendecir a losdemás.

Dichosos los pDichosos los pDichosos los pDichosos los pDichosos los pobrobrobrobrobreeeees en es en es en es en es en espírispírispírispírispíritttttuuuuu«Bienaventurados los pobres en es-píritu, porque de ellos es el reino delos cielos». Este es el primer esca-lón de las bienaventuranzas queconciernen al carácter de Cristo.Qué paradojal es esta declaración.La palabra bienaventurados es sinó-nimo de dichosos, felices, gozosos.¿Por qué son felices los pobres?Nosotros siempre asociamos la po-breza con debilidad o carencia. Pa-reciera contradictorio lo que Jesúsdice. Pero sí, los pobres son afortu-nados. Los discípulos son bienaven-turados si son pobres.

El Señor pone aquí énfasis en la po-breza espiritual. Nosotros solemosdecir: «Somos ricos en Cristo; lo te-nemos todo en él». Esa es una reve-lación posicional preciosa. Pero aquíel Señor está hablando otra cosa.Para que la multitud sea bendecida,se necesitan siervos pobres en espí-ritu. Si no llegamos a ser pobres enespíritu, no seremos de bendición auna sociedad hambrienta y sedien-ta que necesita a Cristo.

VVVVVaciaraciaraciaraciaraciarse de sí mismse de sí mismse de sí mismse de sí mismse de sí mismooooo¿Qué es ser pobre en espíritu? Po-bre en espíritu es aquel que está

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aprendiendo a vaciarse de sí mismo,que todo lo puede en Cristo, peroen sí mismo no tiene nada. Entretodos los hombres que han pisadola tierra, Cristo es el referente másprecioso del hombre pobre en espí-ritu; porque poseyéndolo todo, él seempobreció, abandonó su gloria y sevació de sí mismo para vivir la vidade Otro.

La pobreza espiritual tiene que vercon el vaciarse de sí mismo. En Juan5:19 vemos una característica deesta pobreza espiritual. «Respondióentonces Jesús, y les dijo: De cierto,de cierto os digo: No puede el Hijohacer nada por sí mismo, sino lo queve hacer al Padre; porque todo loque el Padre hace, también lo haceel Hijo igualmente». Versículo 30:«No puedo yo hacer nada por mímismo; según oigo, así juzgo; y mijuicio es justo, porque no busco mivoluntad, sino la voluntad del queme envió, la del Padre».

«Las palabras que yo os hablo, nolas hablo por mi propia cuenta, sinoque el Padre que mora en mí, él hacelas obras» (Juan 14:10). El Señor Je-sús vivió esta bienaventuranza deforma perfecta y maravillosa. Él nun-ca se atribuyó nada como propio.Cuando alguien quiso halagarlo di-ciéndole «Maestro bueno», él repli-có: «¿Por qué me llamas bueno?

Ninguno hay bueno sino uno: Dios»(Mat. 18:17). Cuando le alababanpor los milagros, él atribuía todo alPadre.

A la luz de esta palabra, podemosseñalar cuatro rasgos distintivos delos hombres pobres en espíritu: Noson nada en sí mismos, no tienennada por sí mismos, no saben nadapor sí mismos y no pueden nada porsí mismos. Si somos algo, es por lagracia de Dios, porque Cristo vive ennosotros. Todo el potencial que te-nemos es Cristo en nosotros. Lasbuenas intenciones o capacidadeshumanas no sirven.

Dichosos los que llorDichosos los que llorDichosos los que llorDichosos los que llorDichosos los que llorananananan«Bienaventurados los que lloran,porque ellos recibirán consolación».Si no nos vaciamos de nosotros mis-mos, la segunda bienaventuranzaestá más lejos de poder ser vivida.Si somos egocéntricos, nunca sere-mos sensibles ni lloraremos porotros. No podremos llorar por laobra de Dios. Pero bendita sea lavida de Cristo en nosotros, porqueentonces tenemos esperanza. Unhombre centrado en sí mismo nopodrá ser de bendición a aquellosque yacen muertos en delitos y pe-cados.

Decíamos que todas las bienaventu-ranzas nos hablan del precioso ca-

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rácter de Cristo. El hombre pobre deespíritu por excelencia, dependien-te de Otro, viviendo la vida de Otro,fue Cristo. Él también fue quien real-mente lloró desde sus entrañas; fueel hombre más manso que pisó latierra; él tuvo hambre y sed de jus-ticia; él es el misericordioso; él es delimpio corazón y solo él es el pacifi-cador.

Nosotros somos invitados a vivir estecarácter. Este es el gran propósitodivino de nuestro llamamiento. Ser«hechos conformes a la imagen desu Hijo» (Rom. 8:29). ¿Cómo viviresto de manera real? El Señor nosllama a aprender y a practicar estascosas.

Esto no tiene nada que ver con unconocimiento elevado de las Escri-turas. El pobre en espíritu puede serincluso una persona que ni siquierasabe leer, y aun así bendecir a mu-chos. Un hombre pobre en espíritu,que realmente vive la vida de Cris-to, será sensible al ver una multitudnecesitada.

¿P¿P¿P¿P¿Por qué lloror qué lloror qué lloror qué lloror qué lloramamamamamos hoy?os hoy?os hoy?os hoy?os hoy?«Bienaventurados los que lloran,porque ellos recibirán consolación».Por supuesto, este llanto no tienenada que ver con un llanto emotivo.A veces somos muy emocionales, ylloramos incluso por una buena no-

ticia o por un problema familiar.Pero aquí el llanto tiene que ver conel carácter de Cristo.

Jesús lloró. Esta referencia puedeayudarnos mucho para seguir suspisadas. ¿Cuál es la motivación denuestro llanto? ¿Por qué lloramoshoy? ¿Lloramos por nuestros peca-dos? Es verdad, también somosbienaventurados cuando nos arre-pentimos de nuestras maldades.Pero antes diremos algo al respec-to.

Un hombre que llora y es bienaven-turado es aquel que se da cuenta desu miserable condición espiritual.Ésta puede ser tan nefasta que, lle-vando largo tiempo en la fe, aún tie-ne necesidad de cosas básicas. Hayquienes llevan muchos años en lacarrera cristiana, pero que ante lamás mínima exhortación se levantany resisten el consejo.

Necesitamos anhelar ser pobres enespíritu, ser sensibles y llorar esellanto bienaventurado, por el Reino,por la condición de la iglesia, por losobreros, los ancianos y encargadosde las iglesias.

Debemos reconocer que, por el he-cho de no ser pobres en espíritu, noscuesta llorar por la obra de Dios. Elcírculo de nuestro quebranto y nues-tra oración es tan estrecho, que se

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reduce a mi familia, y a veces ni si-quiera eso. Nos cuesta llorar por loshijos que están lejos del Señor, noscuesta llorar por la condición de laiglesia en la cual estamos congregán-donos, nos cuesta llorar por nuestrapropia condición y nos cuesta llorarpor lo que el pecado está haciendohoy en toda la sociedad.

La intención del Señor es rodearsede un grupo de personas que seancapaces de vaciarse de sí mismos ybendecir a muchos, siendo sensiblesal dolor de otros. Que la palabraopere transformando nuestro cora-zón, para levantar un clamor de que-branto por los cercanos y por los queestán lejos. Si esto se logra, daremosgloria al Señor, porque habremospasado el primer peldaño de estaescalera y vamos a vivir allí, gustan-do el ser pobres en espíritu y tenien-do aquel llanto bienaventurado.

El llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto por Jerusalénor Jerusalénor Jerusalénor Jerusalénor Jerusalén«Y cuando llegó cerca de la ciudad,al verla, lloró sobre ella, diciendo:¡Oh, si también tú conocieses, a lomenos en este tu día, lo que es paratu paz! Mas ahora está encubiertode tus ojos. Porque vendrán días so-bre ti, cuando tus enemigos te ro-dearán con vallado, y te sitiarán, ypor todas partes te estrecharán, y tederribarán a tierra, y a tus hijos den-

tro de ti, y no dejarán en ti piedrasobre piedra, por cuanto no conocis-te el tiempo de tu visitación» (Lucas19:41-44).

Nos conmueve ver a nuestro Señor,tan perfecto, tan equilibrado en susemociones, literalmente aquí ver-tiendo lágrimas por un motivo altoy sublime. Recordemos que Jerusa-lén es la ciudad elegida por Dios.«Porque Jehová ha elegido a Sion;la quiso por habitación para sí» (Sal.132:13). Sus ojos estaban puestos enJerusalén. Antes de entrar a la ciu-dad, Jesús se detiene, se conmueveen sus entrañas, y llora.

¿Por qué llora por la ciudad? ¿Quéve en ella? ¿Qué discierne él en susabiduría, tras los rostros de sus ha-bitantes, en especial de sus autori-dades políticas y religiosas? La ciu-dad está enloquecida, indiferente,fría, lejos de Dios, entretenida enrituales religiosos. Y aun estando élallí, no disciernen que la gloria deDios está en medio de ellos. Estánciegos, sin corazón para ver y reco-nocer a quien les visitaba por amor.

El llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto por la igleor la igleor la igleor la igleor la iglesia actsia actsia actsia actsia actualualualualualJesús se entristece y llora. Ellos notendrían paz, la ciudad sería total-mente destruida. Pero la Jerusalénterrenal es una figura de la iglesiaen términos universales. ¿Cómo está

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la iglesia hoy? ¿Habrá motivos parallorar sobre ella? ¿Cómo estamosviviendo la vida cristiana?

Muchos están entretenidos enshows religiosos, indiferentes al Se-ñor, ignorando a Cristo. Tienen aCristo fuera. Sin discernir lo que esdel Espíritu, se contaminan y pecanfácilmente, sin importarles que elnombre del Señor sea blasfemadoentre los incrédulos. Tal es la condi-ción general de la iglesia hoy.

Nosotros estamos tan llenos de no-sotros mismos, que no nos quedatiempo para llorar, afanados ennuestros quehaceres, ocupados enadquirir bienes, en pasarlo bien, en

ególatras e insensibles. ¿No es éstauna motivación para llorar? Perobendito sea Dios que, en su miseri-cordia, nos exhorta con amor, parasalvarnos de nuestra deficiente con-dición espiritual.

Tal como el Señor profetizó, un ge-neral romano destruyó Jerusalén enel año 70. Él lloró por una ciudad queno le amaba. Nosotros tal vez poda-mos llorar por alguien que amamosy que nos quiere; pero no tenemosamor para bendecir a quien no nossimpatiza. Jesús lloró por esa ciudadque le rechazaba. Solo si somos po-bres en espíritu podemos ser sensi-bles y orar y llorar aun por nuestrosenemigos.

Un hombrUn hombrUn hombrUn hombrUn hombre pe pe pe pe pobrobrobrobrobre en ee en ee en ee en ee en espírispírispírispírispíritttttu, que ru, que ru, que ru, que ru, que real-eal-eal-eal-eal-mmmmmente vive la vida de Cristo, será sensibleente vive la vida de Cristo, será sensibleente vive la vida de Cristo, será sensibleente vive la vida de Cristo, será sensibleente vive la vida de Cristo, será sensible

al ver una mal ver una mal ver una mal ver una mal ver una mulululululttttt iiiiitttttud neceud neceud neceud neceud necesisisisisitttttada.ada.ada.ada.ada.ganar dinero y buscar un buen por-venir para nuestros hijos, en estable-cernos y echar raíces en la tierra.

Nosotros no lloramos. ¿Por qué nolloramos? Porque la primera bien-aventuranza aún no es una viva rea-lidad en nosotros. Somos tanegocéntricos, aún vivimos para no-sotros. O estamos atareados en losaprendizajes bíblicos, llenándonosde conocimiento, pero cada vez más

Que este mensaje nos sirva de ins-piración para orar, para quebran-tarnos y lograr el agrado del Señor.

Jesús lloró por la condición nefastade una ciudad. Nosotros lloraremospor una iglesia indiferente, quizás lamisma donde usted se está congre-gando. Tal vez a muchos allí no lesinteresa la centralidad de Cristo, sinootras cosas, y viven en la mismaentretención que este mundo pro-

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vee, con su corazón distante perso-na y obra de su Señor.

El llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto pEl llanto por Lázaror Lázaror Lázaror Lázaror LázaroooooJesús también lloró ante la tumba deLázaro. A veces hemos pensado queél lloró porque Lázaro era el amigoque le atendía muy bien en su casaen Betania. Podría ser, pero no es loprincipal. Jesús no lloró por la muer-te de Lázaro, porque al leer con cui-dado el capítulo 11 de Juan vemosque el Señor sabía que lo iba a resu-citar, y lo reitera tres veces. «Estaenfermedad no es para muerte …Lázaro duerme; mas voy para des-pertarle … Tu hermano resucitará»(Juan 11:4, 11, 22).

Jesús le dijo a Marta: «Yo soy la re-surrección y la vida; el que cree enmí, aunque esté muerto, vivirá».Entonces, si él sabía que, oyendo suvoz, Lázaro volvería a la vida, el llan-to no tendría sentido. En losversículos 34 y 35, Jesús lloró al verla condición en la cual estaba elhombre a causa del pecado. Podri-do desde la cabeza a los pies, Lázarohedía: el pecado había destruido lacreación hecha a imagen de Dios.

«Por tanto, como el pecado entró enel mundo por un hombre, y por elpecado la muerte, así la muerte pasóa todos los hombres, por cuanto to-dos pecaron» (Rom. 5:12). Que cada

vez que tengamos un pensamientopecaminoso podamos sentir náu-seas de aquello, y rechazarlo en elnombre del Señor, porque el peca-do es lo más terrible que nos puedeocurrir.

Nos preguntamos por qué tantoshombres y mujeres se han quedadoen el camino, y aún hay familias en-teras corrompiéndose de nuevo,habiendo creído y habiendo tenidola vida de Cristo. También debemosllorar por aquellos que se han que-dado atrás y, en vez de criticar suactitud, tengamos un gemir delantedel Señor, porque si en algo Dios sedeleita es en perdonar y en hacermisericordia.

Nosotros tenemos el cielo abierto;no juguemos ni transemos con elpecado que está destruyendo a lahumanidad. ¿Y nosotros seremosamigos del pecado? Hoy más quenunca, debemos rechazar hasta elmás mínimo de ellos. Nosotros te-nemos entrada al Lugar Santísimo,y allí debemos permanecer.

Que el Señor nos socorra en estosdías, para amar la justicia y amar laverdad, ser hombres y mujeres lle-nos de Su Espíritu, despojados denosotros mismos, recordando siem-pre estos cuatro rasgos de aquellosque están aprendiendo a vaciarse:

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nada soy, nada sé, nada tengo y nadapuedo por mí mismo.

El llanto de un apóstolEl llanto de un apóstolEl llanto de un apóstolEl llanto de un apóstolEl llanto de un apóstolEn algunos pasajes bíblicos vemos aPablo llorar. Esto también nos ayu-da. Pablo les anuncia una visita a loscorintios, diciendo: «Pues me temoque cuando llegue, no os halle talescomo quiero … que cuando vuelva,me humille Dios entre vosotros, yquizá tenga que llorar por muchosde los que antes han pecado, y no sehan arrepentido de la inmundicia yfornicación y lascivia que han come-tido» (2 Cor. 12:20-21). Por eso, tam-bién debemos llorar por aquellosque están pecando y que no se arre-pienten.

En Filipenses 3:18 Pablo tiene unaexpresión conmovedora: «Porquepor ahí andan muchos, de los cualesos dije muchas veces, y aun ahoralo digo llorando, que son enemigosde la cruz de Cristo». Te pregunto,aunque duela: ¿Conoces a alguienenemigo de la cruz de Cristo? Yo co-nozco a uno: yo mismo.

Hay quienes conocen la palabra dela cruz desde sus inicios en la carre-ra cristiana; pero cuando debenguardar silencio, o bendecir y amarfraternalmente, no tienen esa capa-cidad. Son altivos, soberbios; susmujeres y sus hijos los delatan, susvecinos los delatan. Están llenos desí mismos. Cuán necesario es tenerhambre de ser pobres en espíritu.Este es el principio. Desde aquí seempieza a ascender hasta llegar alcarácter máximo de Cristo: «Bien-aventurados los pacificadores».

Necesitamos imperiosamenteaprender a vaciarnos de nosotrosmismos, para llenarnos de Cristo ypara vivir su vida, para rendirnos aél y para no hacer nuestra voluntad,sino la suya. Que podamos vivir elcarácter maravilloso de Cristo aquí,en nuestro hogar, en nuestro traba-jo y con los hermanos, siendo pobresen espíritu, viviendo la vida de Otroy siendo sensibles al dolor de losdemás. Amén.Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2019.

Mira a lo altoEl capitán de un barco vio que su hijo había subido a un mástil y

estaba perdiendo el equilibrio, a punto de caer, porque tenía la vistafija en las olas agitadas. Acto seguido, el padre tomó un megáfono gri-tando: "¡Mira hacia arriba!". Y mirando hacia el cielo, donde todo eracalma, cesó el vértigo del joven, y éste pudo bajar sano y salvo. «Ponedla mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Col. 3:2).

Samuel Vila

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TEMA DE PORTADA

Una aparente contradicción y una perfecta armonía.

En la Escritura hallamos muchos contrastes, pa-radojas y aparentes contradicciones que, en rea-lidad, no son cosas contradictorias, sino que secomplementan en una maravillosa armonía.

Por ejemplo, hay un contraste entre la ley y lagracia. También pareciera que la ley es opuestaal evangelio. Pero, ¿cómo armonizar la ley conel evangelio? Es lo mismo que armonizar la fe ylas obras. La salvación no es por obras, sino porfe, y al decir esto pareciera que estamos en opo-sición a las obras.

En la gracia de Dios, intentaremos presentar laarmonía que hay en el contraste entre la ley y elmaravilloso evangelio de las inescrutables rique-zas de Cristo. Al predicar el evangelio no pode-mos menospreciar ni prescindir de la ley. Pabloen Gálatas 3:19 pregunta: «¿Para qué sirve laley?». Es importantísimo comprender cuál es elministerio de la ley.

JeJeJeJeJesús y la lesús y la lesús y la lesús y la lesús y la leyyyyyCristo es la ley encarnada, porque él es Diosencarnado, y la ley es el carácter de Dios. Lo que

La Ley y el Evangelio

Roberto Sáez

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Dios es y lo que Dios hace, está ex-presado en más de trescientos man-damientos expresados en frases ne-gativas: «No adulterarás, no roba-rás, no codiciarás», etc., y más dedoscientos afirmativos: «Amarás alSeñor tu Dios … amarás a tu próji-mo como a ti mismo».

La ley está compuesta por más deseiscientos mandamientos relativosal sistema del culto judío, asuntosciviles, alimentos y bebidas, etc. Lamayoría de ellos son preceptos mo-rales. Así, pues, no podemos menos-preciar la ley, porque ella expresa laesencia del carácter de Dios, y la leyes santa, justa y buena.

En el sermón de la montaña, Jesúsdijo: «No penséis que he venido paraabrogar la ley o los profetas; no hevenido para abrogar, sino para cum-plir. Porque de cierto os digo quehasta que pasen el cielo y la tierra,ni una jota ni una tilde pasará de laley, hasta que todo se haya cumpli-do» (Mat. 5:17-18).

«No he venido para abrogar la ley olos profetas». Él no vino a terminarcon la ley, no vino a borrarla, sino acumplirla. Esto es maravilloso, y esparte del evangelio anunciar, creery manifestar que toda la ley fue en-carnada y cumplida en Cristo. Él re-fleja el contenido de la ley.

En el Antiguo Pacto, hombres comoDavid, que conocieron la ley, la ama-ban y la disfrutaban. Los Salmos,como el 19 o el 119, tienen expre-siones maravillosas de la ley, porqueal hablar de ella están hablando deDios mismo y de su carácter. El Sal-mo 119 tiene muchos sinónimos dela ley divina: las normas, los man-damientos, los reglamentos, los es-tatutos, los preceptos, los caminosde Dios.

No se puede separar a Cristo de laley. Al mirar el Antiguo Pacto, la leyes una nodriza. «La ley ha sido nues-tro ayo, para llevarnos a Cristo» (Gál.3:24). Era la profecía anunciandoque llegaría un día en que la ley ten-dría cumplimiento, y ese día llegócuando Cristo vino a la tierra.

Cristo, la leCristo, la leCristo, la leCristo, la leCristo, la ley encarnaday encarnaday encarnaday encarnaday encarnadaPor eso, lo que para los judíos erauna sombra, para los cristianos esuna realidad inscrita en nuestramente y en nuestro corazón; ya nofuera, sino dentro de nosotros. Alrecibir a Aquel que es la ley encar-nada, el reposo está dentro de no-sotros. Cristo es nuestro sábado. Laley, las comidas, los rituales, todoestá cumplido en él. Ahora él esnuestro sustento, nuestro todo.¡Bendito sea Dios! No podemos se-parar la ley y el evangelio, porque el

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evangelio es lo que nos explica la ley,lo que da sentido a la ley. «No hevenido para abrogar … sino paracumplir», para completar la ley.

«Oísteis que fue dicho … pero yo osdigo». Aquí hay otra dimensión delministerio del Señor. La ley dada através de Moisés prohibía el asesi-nato. «Oísteis que fue dicho a losantiguos: No matarás; y cualquieraque matare será culpable de juicio.Pero yo os digo que cualquiera quese enoje contra su hermano, seráculpable de juicio» (Mat. 5:21-22).La ley solo prohibía el hecho de ma-tar, pero él nos indica que lo quecausa el homicidio es el odio.

«Oísteis que fue dicho: Amarás a tuprójimo, y aborrecerás a tu enemi-go. Pero yo os digo: Amad a vues-tros enemigos, bendecid a los que osmaldicen, haced bien a los que osaborrecen, y orad por los que os ul-trajan y os persiguen» (Mat. 5:43-44). Pero ese aborrecer no lo decíala ley, sino los intérpretes de la ley,tergiversando la Escritura. Jesús aquíestá corrigiendo la mala interpreta-ción de los rabinos de la época.

PPPPPalabralabralabralabralabras en contexas en contexas en contexas en contexas en contextototototoCuando el Señor dice: «No resistáisal que es malo» (Mat. 5:39), algu-nos han interpretado erróneamen-te: «No resistáis el mal», lo cual es

falso. Porque si no hay que resistirel mal, entonces tampoco habríaque resistir al diablo, porque el dia-blo es malo. Entonces, necesitamoscomprender la esencia de la ley, elcontexto de las palabras de Jesús enel sermón de la montaña.

Alguien ha dicho que el sermón dela montaña, en Mateo capítulos 5 al7, es el pasaje de la Escritura másleído a través de la historia. Lo quemás han leído los cristianos, y aunlos de afuera, lo que más se conocede toda la Biblia, es el sermón de lamontaña, las leyes del Reino.

Al dirigir su evangelio a los judíos,Mateo quería poner el equilibrio conrespecto al concepto de la ley, a lacual ellos tienen un apego absolu-to. Por lo tanto, Mateo habla conmucho cuidado respecto de la ley,mostrando la actitud de nuestro Se-ñor Jesucristo al respecto.

Ahora, siendo éstos los estatutosdivinos para los ciudadanos del Rei-no, la ley celestial no es aplicable almundo, sino solo a aquellos que tie-nen «la ley del espíritu de vida»puesta en sí mismos, es decir, a losrenacidos, los que han oído el evan-gelio y se han convertido a Cristo.

El Señor Jesús dice: «No juzguéispara que no seáis juzgados» (Mat.7:1). El apóstol Pablo, más tarde,

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dirá también: «No paguéis a nadiemal por mal; procurad lo bueno de-lante de todos los hombres. Si esposible, en cuanto dependa de vo-sotros, estad en paz con todos loshombres. No os venguéis vosotrosmismos, amados míos» (Rom.12:17-19).

Subrayemos el acento personal dela aplicación de esta Escritura, por-que las palabras de Jesús están tam-bién en este mismo contexto. No te-nemos que tomar la justicia en nues-tras manos para vengarnos del mal,sino dejar lugar a la ira de Dios, ytambién respetar a las autoridadesque han sido puestas por Dios, comotambién lo dice Pablo.

El Señor Jesús, respecto a esto mis-mo, agrega: «No os venguéis voso-tros mismos, amados míos, sino de-jad lugar a la ira de Dios; porqueescrito está: Mía es la venganza, yopagaré, dice el Señor. Así que, si tuenemigo tuviere hambre, dale decomer; si tuviere sed, dale de beber;pues haciendo esto, ascuas de fue-go amontonarás sobre su cabeza.No seas vencido de lo malo, sino ven-ce con el bien el mal. Sométase todapersona a las autoridades superio-res; porque no hay autoridad sino departe de Dios, y las que hay, por Dioshan sido establecidas» (Mat. 12:19-13:1).

Al escribir esto, Pablo estaba en pre-sencia del imperio romano. Y él diceimplícitamente que el imperio esuna autoridad puesta por Dios mis-mo. Nos cuesta comprender quehaya diversos tipos de gobierno yque es Dios quien quita y pone re-yes. Dios otorgó al hombre la capa-cidad de organizarse en Estados,para que la justicia sea administra-da por ellos, y nos manda someter-nos a las autoridades.

Sin embargo, este mismo imperio,que es una autoridad establecida departe de Dios, al final, en Apocalip-sis 17 y 18, es la gran Babilonia reli-giosa y política, el imperio de Sata-nás. Aquí hay un contraste. PuesDios no nos trata como marionetas.Cada uno de los gobernantes y lospolíticos tendrá que dar cuenta delo que haya hecho en este mundo,sea bueno o sea malo. De tal mane-ra que Dios no es culpable de que,algo que él estableció, se haya vuel-to hacia el lado de Satanás.

La opción de un crLa opción de un crLa opción de un crLa opción de un crLa opción de un creeeeeyenteyenteyenteyenteyenteEsto nos hace reflexionar, porque loscreyentes nos enfrentamos a diarioal mal que nos causan nuestros pro-pios familiares, los conflictos entreesposa y esposo, entre padres e hi-jos, entre vecinos y aun entre her-manos de la iglesia. ¿Cómo respon-

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demos cuando alguien nos hiere onos hace daño? ¿Cómo reaccionauna esposa cristiana frente a un es-poso que le ha sido infiel? ¿Debeperdonar? ¿Debe tomar venganza?¿Qué puede hacer? Entonces el Se-ñor nos dice: «No paguéis a nadiemal por mal».

El cristiano tiene la opción de per-donar, pero también podría ir a lajusticia. Alguien a quien le están ro-

El ministerio de la leEl ministerio de la leEl ministerio de la leEl ministerio de la leEl ministerio de la leyyyyyAquí empezamos a entender cuál esel sentido de la ley. ¿Para qué sirvela ley? La respuesta también la daPablo en Romanos 3:19-20. «Todo loque la ley dice, lo dice a los que es-tán bajo la ley, para que toda bocase cierre y todo el mundo quede bajoel juicio de Dios; ya que por las obrasde la ley ningún ser humano serájustificado delante de él; porque por

Siento una pSiento una pSiento una pSiento una pSiento una pasión pasión pasión pasión pasión por ser comor ser comor ser comor ser comor ser como Cristo eo Cristo eo Cristo eo Cristo eo Cristo es,s,s,s,s,y ty ty ty ty también siento un grambién siento un grambién siento un grambién siento un grambién siento un gran dolor cuando élan dolor cuando élan dolor cuando élan dolor cuando élan dolor cuando él

no sale pno sale pno sale pno sale pno sale por mí en la vida diaria.or mí en la vida diaria.or mí en la vida diaria.or mí en la vida diaria.or mí en la vida diaria.bando, puede llamar a la policía,porque ésta es la autoridad. En talcaso él no está tomando la justiciapor sus manos, sino recurriendo auna instancia legítima. De igualmodo, una mujer que ha sido vícti-ma de adulterio puede ir a la justi-cia, pero deberá tener clara estapalabra de no devolver mal por mal.

Si a ti te hacen un mal y tú devuel-ves con un bien ese mal, eso es algodivino. Si te hacen un bien y devuel-ves un bien, eso es humano, porqueasí hacen los hombres a los que leshacen bien. Por otra parte, si te ha-cen un bien y tú devuelves ese biencon un mal, eso es algo diabólico.

medio de la ley es el conocimientodel pecado».

Más adelante, Pablo dice que él vi-vió un tiempo sin la ley, pero cuan-do él conoció la ley, entonces lo queera bueno –la ley que era para vida–, a él le resultó para muerte. «¿Lue-go lo que es bueno, vino a ser muer-te para mí? En ninguna manera; sinoque el pecado, para mostrarse pe-cado, produjo en mí la muerte pormedio de lo que es bueno» (Rom.7:13). No es la ley la que mata, sinoel pecado.

¿Qué es lo que nos provoca la muer-te? El pecado. Pero como el pecadoestá sancionado por la ley, entonces

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éste usa la ley para matarnos.¿Quién está tras el pecado, detrásde cuanto se opone a Dios? El ad-versario de Dios, Satanás el diablo,y éste usará la ley de Dios para acu-sarnos, para hacernos sentir queestamos destituidos. Y en realidad,Dios confirma eso, porque Dios mis-mo lo ha dicho.

El Antiguo Testamento registra undicho popular entre los judíos, queaquel que ve a Dios cae muerto anteél. Y eso le pasa a toda persona de-lante de la ley, porque la ley es elcarácter de Dios. Frente a la ley, to-dos caen como muertos, «por cuan-to por las obras de la ley nadie serájustificado» (Gál. 2:16). El problemano es la ley, porque ella es santa, jus-ta y buena. El problema soy yo.

Entonces, para anunciar el evange-lio, es muy importante que consi-deremos el testimonio del apóstolPablo. Porque, ¿cómo una personapodría valorar el evangelio si no sabecuál es su situación frente a Dios? Elmundo está en tinieblas, el diablo lesha puesto una venda en los ojos paraque no vean la luz. ¿Y cómo quitarese velo? El evangelio tiene ese po-der, al utilizar lo que es el carácterde Dios para hacerle ver al hombresu condición, porque ante la ley deDios estamos muertos, destituidosde la gloria de Dios.

Pablo dice: «Yo apruebo que la leyes buena … según el hombre interior,me deleito en la ley de Dios» (Rom.7:16, 21). Así se deleitaban los hom-bres del Antiguo Testamento.

«La ley de Jehová es perfecta, queconvierte el alma; el testimonio deJehová es fiel, que hace sabio al sen-cillo ... Deseables son más que el oro,y más que mucho oro afinado; y dul-ces más que miel, y que la que desti-la del panal» (Sal. 19:7, 10). Este erael concepto de los que se deleitabanen la ley de Dios.

El Salmo 119 tiene numerosas refe-rencias al efecto que tiene la ley deDios en el corazón de aquel que amala ley. La ley lo levanta, lo anima, lovivifica. Pero cuando el hombre seacerca para tratar de cumplir la ley,descubre que son más de seiscien-tos preceptos, pero al infringir unosolo de ellos, la ley lo condena y lomata, porque Dios es santo, perfec-to, y no admite ningunas tinieblas.

«Así que, queriendo yo hacer el bien,hallo esta ley: que el mal está en mí.Porque según el hombre interior, medeleito en la ley de Dios; pero veootra ley en mis miembros, que serebela contra la ley de mi mente, yque me lleva cautivo a la ley del pe-cado que está en mis miembros»(Rom. 7:21-23).

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EEEEEsperspersperspersperanza panza panza panza panza pararararara el pecadora el pecadora el pecadora el pecadora el pecadorEntonces, Pablo exclama: «¡Misera-ble de mí! ¿Quién me librará de estecuerpo de muerte?» (v. 24). ¿Hemosllegado nosotros a esta conclusión?¿Hemos entendido que tenemosalgo que nos arrastra a hacer lomalo? Sabemos lo que es bueno,pero tenemos una ley que es con-traria, un principio maligno que noslleva a hacer lo que no queremos;aprobando lo que es bueno, pero sinpoder hacer el bien.

Y aquí viene el evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo.«Gracias doy a Dios, por JesucristoSeñor nuestro» (v. 25). ¡Aleluya! Por-que el evangelio nos salva de esacondición de maldad. Al oír el evan-gelio, sabes que Cristo es tu Salva-dor, que él tomó tu lugar y murió porti y por mí. Él pagó por nuestros pe-cados. La ley te podía acusar y con-denar, pero fue Cristo mismo quiensufrió la condenación.

«Porque la paga del pecado es muer-te, mas la dádiva de Dios es vidaeterna en Cristo Jesús Señor nues-tro» (Rom. 6:23). Cristo pagó. Suobra redentora nos salva del minis-terio de la ley, que es un ministeriode muerte.

Pero cuando él llega a tu corazón,entonces tu vida es transformada.

Has nacido de nuevo, y ahora hay unpoder dentro de ti que te libra de laley del pecado y de la muerte y tehace ser victorioso. Ya no estás bajoel dominio del pecado.

No decimos que sea imposible quepeques, sino que es imposible queaceptes pecar de manera delibera-da. Esto es muy claro. El que ha na-cido de nuevo no se complace en elpecado; no es feliz con el pecado.Hay una tristeza, una amargura quete aplasta, y esa tristeza te conduceal arrepentimiento.

«Arrepentíos, porque el reino de loscielos se ha acercado» (Mat. 3:2). Asícomienza Jesús su ministerio de jus-tificación. Cristo es el que justifica.El arrepentimiento es un cambio dementalidad. Sí, el diablo te acusa, teaplasta, te arruina; él quiere hacer-te sentir que estás condenado, queno eres digno. Pero Cristo te levan-ta la cabeza, te perdona y te sana.Cristo te salva. Esto es el evangelio.

La leLa leLa leLa leLa ley y la gry y la gry y la gry y la gry y la graciaaciaaciaaciaaciaEl ministerio de la ley es mostrarnoscuán pecadores somos, moralmen-te insolventes e incapaces, y cuántonecesitamos acogernos a la graciade Dios. La gracia contrasta con laley. La ley exige, obliga, demanda;la gracia otorga, socorre, libera, ca-pacita. ¡Bendita gracia!

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La gracia de Dios armoniza con la ley.Pablo dice: «Si sois guiados por elEspíritu, no estáis bajo la ley» (Gál.5:18). ¿Qué significa que los cristia-nos ya no estemos bajo la ley sinobajo la gracia? ¿Es contraria la ley ala gracia? No entendamos mal, por-que la ley es el carácter de Dios.

No estar bajo la ley significa que yano estás bajo un régimen que te es-claviza, sino bajo el régimen del Es-píritu; no para ignorar la ley, sinopara amarla y obedecerla, y no entus fuerzas, sino en el poder de unavida nueva, de otra ley, la ley delespíritu de vida en Cristo Jesús quenos libra de la ley del pecado y de lamuerte (Rom. 8:2).

Aquí está la armonía entre ley y gra-cia, entre ley y evangelio, entre car-ne y espíritu. Lo dice en Gálatas2:18: «Porque si las cosas que des-truí, las mismas vuelvo a edificar,transgresor me hago». ¿Qué son lascosas que Pablo destruyó? Yo era«fariseo de fariseos», creía que cum-plía la ley fielmente. Yo era esto, yoera aquello, yo, siempre yo. Y todolo que él hacía era en relación a laley y a la cultura hebrea.

Y cuando les habla a los gálatas, «lascosas que destruí», aluden al siste-ma de la ley y del culto judío, por-que ahora ya no hay más sacrificios

por el pecado, «porque con una solaofrenda hizo perfectos para siemprea los santificados» (Heb. 10:14). Asíque, si Cristo es nuestra pascua,¿cómo vamos a seguir celebrando lapascua judía? ¿Qué cosas destruí?Destruí las sombras, ahora tengo larealidad. ¿Qué son las cosas quedestruí? Que no hay que comer cier-tas cosas, que hay que observar cier-tas fiestas, etc.

Luego vienen los maestros judai-zantes diciendo: «Ustedes recibie-ron a Cristo, y está bien; pero faltaalgo: tienen que cumplir los ritos dela ley». O sea, ¿Cristo no es suficien-te? Los gálatas están cometiendouna necedad. Ellos tienen a Cristo,pero quieren volver a las sombras.Sí, aquellas fueron nuestro maestropara anticiparnos que un día llega-ría el cumplimiento de la ley.

Entonces Pablo dice: «Porque yo porla ley soy muerto para la ley, a fin devivir para Dios. Con Cristo estoy jun-tamente crucificado, y ya no vivo yo,mas vive Cristo en mí» (Gál. 2:19-20). Miren cómo habla de la carneahora: «Y lo que ahora vivo en lacarne». ¿Está extinguida la carne?¿Fuiste aniquilado ahora que erescristiano? No, sigues siendo una per-sona de carne, pero tu carne estásometida al Espíritu.

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«Y lo que ahora vivo en mi carne, lovivo en la fe del Hijo de Dios» (v. 20).Aquí hay armonía entre carne y Es-píritu. Una carne bajo el espíritu noes una carne separada del espíritu,porque una carne separada del Es-píritu no sirve para nada. La natura-leza humana separada del Espírituno puede agradar a Dios; pero lanaturaleza humana sometida al Es-píritu Santo, por la gracia de Dios,está capacitada para vivir para Dios.

El pEl pEl pEl pEl poder de una vida nueoder de una vida nueoder de una vida nueoder de una vida nueoder de una vida nuevvvvvaaaaaLa manera de hablar del apóstol res-pecto de la ley podría confundirnos,pero él es muy claro en explicar es-tos contrastes. Los cristianos no es-tamos para separarnos de la ley, sinopara amar la ley de Dios, pero ya nosometidos bajo un régimen que nosesclaviza.

Ahora tienes dentro de ti el poderde una vida nueva. La ley del Espíri-tu de vida ha hecho brotar dentrode ti un sentimiento de afecto paraamar la ley de Dios, querer lo que élquiere, aborrecer lo que él aborre-ce y estar de acuerdo con Dios.

Así se cumple esto: «Señor, yo quie-ro ser como tú eres». Tú fuiste crea-do para ser portador de la imagende Dios. ¿Cómo podríamos llegar aser semejantes a él menosprecian-do su ley?

Amar la ley de Dios no significa po-nerse bajo la ley, en ese conceptode Pablo. Lo que él subraya es estarbajo aquel sistema de la ley que tefuerza a cumplirla. Y cuando no lacumples, te sientes mal. Por eso diceJuan que aquel que es nacido deDios no peca, porque el Espíritu San-to le indica lo que está mal.

Cuando pasa eso, el enemigo te hacesentir indigno. Entonces tú tratas deesforzarte en cumplir la ley de Dios,porque crees que para estar biencon tu conciencia debes cumplirlafielmente. Pero ese concepto pue-de llevar a tratar de alcanzar la sal-vación por obras.

Alguien decía que el Señor pagó elpie de nuestra salvación, pero noso-tros tenemos que pagar el saldo deella; o sea, que tú tendrías que ter-minar comprando tu salvación.Cuando se predica ese evangeliomezclado, se está diciendo que laobra de Cristo no es completa, queél hizo una parte y tú tienes que ha-cer la otra. Eso es un error, y hay ungran porcentaje de creyentes queestán en ese error. Eso es estar bajola ley.

GrGrGrGrGracia que capacia que capacia que capacia que capacia que capaciaciaciaciacitttttaaaaa¿Qué significa estar bajo la gracia?La gracia es capacitadora. Ella mehabilita para que no sea yo, sino Cris-

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to en mí. Esto es el evangelio. Estaes la riqueza del evangelio: queaquello que era imposible para micarne, ahora, por la gracia de Dios,es posible. ¡Bendito sea el Señor!

El evangelio ha despertado en no-sotros el amor por Cristo. No mesiento obligado a seguirle. Sientouna pasión por ser como Cristo es, ytambién siento un gran dolor cuan-do él no sale por mí en la vida dia-ria. Entonces el diablo me dirá quesoy indigno e inútil. Sin embargo, elsentirnos bien no depende «de loque hagamos bien o mal», sino delo que Dios en Cristo ha hecho por tiy por mí.

Para tener paz con Dios, no piensesque tú tienes que ser tan bueno. Nohay ningún hombre bueno. Jesúsdijo: «¿Por qué me llamas bueno?Ninguno hay bueno sino uno: Dios»(Mat. 19:17), porque él, represen-tándonos, afirmaba que entre loshombres no hay nadie bueno.

Para estar bien con Dios, no tienesque pensar que eres bueno, porquesi vas por ese camino serás una per-sona llena de justicia propia. Y si hayalgo que Dios aborrece es que al-guien crea tener justicia propia. Sino tienes la justicia que Dios otor-ga, no puedes adquirirla sino porgracia. Porque si es por obras, ya noes por gracia. ¡Gloria al Señor!

«¡Miserable de mí». ¡Qué tremen-do contraste! Sí, en mí mismo no soynada; soy un pecador, y lamento noser exactamente como mi Señor.Pero estos quebrantos del alma, es-tas tristezas por no ser como él, nonos abaten. Porque seguimos cre-yendo que, a pesar de todo, él nossigue amando. Este es el evangelio.Vivimos en una permanente contra-dicción, pero al mismo tiempo enuna maravillosa armonía.

¡Gracias, Señor! Amén.Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2019.

Leyendo la PalabraCampbell Morgan, "el Hombre de la Palabra", a los sesenta años de

edad confesó que, durante los primeros siete años después de suconversión, leyó todos los libros de la Biblia más de cincuenta veces, yque nunca usó un lápiz para hacer alguna anotación sobre alguno deellos antes de leerlo por lo menos cincuenta veces. Austin-Sparkstambién dijo: "Me niego a dar alguna apreciación sobre cualquier librode la Biblia antes de leerlo al menos cuarenta veces". Hay misterios degracia y de amor en cada página de la Biblia, y es próspera el alma queve en el Libro de Dios una preciosidad cada vez mayor.

Tomado de À Maturidade

39AGUAS VIVAS

TEMA DE PORTADA

Cuando la Palabra es poesía inspiradoray a la vez espada que traspasa.

En los inicios de nuestra carrera cristiana, can-tábamos mucho la letra de este Salmo, aunquetal vez sin mucho conocimiento. Era una espe-ranza de algo que ocurriría a futuro, sin saberen realidad lo que el Señor haría con nosotros.Hoy, por la gracia del Señor, hay una nueva me-dida de entendimiento de esta palabra que espoesía y al mismo tiempo profecía. Como poe-sía, es algo hermoso que puede tocar las emo-ciones, pero como profecía puede también tras-pasarnos como una espada de dos filos.

Sembrando con lágrimas

Gonzalo Sepúlveda

Cuando Jehová hiciere volver la cautividad deSion, seremos como los que sueñan. Enton-ces nuestra boca se llenará de risa, y nuestralengua de alabanza; entonces dirán entre lasnaciones: Grandes cosas ha hecho Jehová conéstos. Grandes cosas ha hecho Jehová connosotros; estaremos alegres. Haz volver nues-tra cautividad, oh Jehová, como los arroyosdel Neguev. Los que sembraron con lágrimas,con regocijo segarán. Irá andando y lloran-do el que lleva la preciosa semilla; mas vol-verá a venir con regocijo, trayendo sus gavi-llas”.

– Salmo 126.

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CauCauCauCauCauttttt iverios y liberiverios y liberiverios y liberiverios y liberiverios y liberacioneacioneacioneacioneacionesssssEn la versión Reina-Valera 1960, elsentido de los primeros versículos esde esperanza, de algo que habrá deacontecer. «Cuando Jehová hicierevolver la cautividad de Sion, seremoscomo los que sueñan», algo que estáen el futuro.

Curiosamente, otras versiones lodan como hecho. «Cuando el Señorhizo volver a los cautivos de Sion,éramos como los que sueñan. Enton-ces nuestra boca se llenó de risa, ynuestra lengua de gritos de alegría;entonces dijeron entre las naciones:Grandes cosas ha hecho el Señor conellos» (LBLA).

La historia del pueblo de Israel esuna historia de cautiverios y de li-beraciones. La entrada de Jacob consus hijos en Egipto es un relato con-movedor. Él tenía temor de ir allí,pero Dios le dijo: «No temas de des-cender a Egipto, porque allí yo haréde ti una gran nación» (Gén. 46:3),y después ellos volverían a tomar sutierra.

Al principio ellos tuvieron muchosprivilegios en Egipto. Pero, pasadoel tiempo, se transformaron en es-clavos. Sin embargo, después vemoscómo Dios libertó a su pueblo a tra-vés de Moisés y Josué. Cuando elejército de Faraón quedó sepultado

en el mar, ¡cómo se gozaron y can-taron! De verdad se pudo decir:«Grandes cosas ha hecho el Señorcon ellos».

Pasado el tiempo, también hubo díasde mucha gloria y victoria, como elreinado de David, o la construccióndel templo por Salomón. En la épo-ca de oro de Israel, todas las nacio-nes podían declarar: «Grandes co-sas ha hecho el Señor con ellos».

Sin embargo, más adelante, por suidolatría, de nuevo fueron llevadoscautivos. En Babilonia, ¡cómo colga-ron las arpas en los sauces, sin po-der cantar los cánticos de Sion! Perohubo hombres que lloraron y clama-ron esperando su liberación, y aqueldía también llegó. Fueron tiemposde restauración, y hasta sus enemi-gos tuvieron que reconocer: «Diosestá con ellos» (Neh. 6:16), porqueun puñado de judíos piadosos regre-saron a reconstruir la ciudad santade Jerusalén.

Realmente la mano de Dios estabacon ellos, porque eran un puebloprofético, y a través de ellos vendríael Mesías, nuestro bendito SeñorJesucristo. Así es la historia de Israel.¡Y qué decir del Israel actual! Aúnestá fresca la memoria del Holocaus-to. Nunca en la historia se vio algotan terrible. Sin embargo, hoy, sus

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líderes atribuyen la prosperidad dela nación al Dios de Abraham, deIsaac y de Jacob. Hoy también elmundo puede decir: «Grandes cosasha hecho el Señor con ellos».

La habiLa habiLa habiLa habiLa habitttttación de Diosación de Diosación de Diosación de Diosación de DiosEl equivalente de Sion en el NuevoTestamento, según enseña el herma-no Stephen Kaung, es el Señor mo-rando en nosotros; es la vida de Cris-to en nosotros. La misma Biblia ayu-da a explicar la Biblia. En el Salmo132:13 leemos: «Porque Jehová haelegido a Sion; la quiso por habita-ción para sí. Este es para siempre ellugar de mi reposo; aquí habitaré,porque la he querido». ¡Qué lindaspalabras!

Y en Juan 14:23, una palabra muyfamiliar para nosotros, el Señor dice:«El que me ama, mi palabra guar-dará; y mi Padre le amará, y vendre-mos a él, y haremos morada con él».¡Qué bendita realidad es Cristo ennosotros! Es el cumplimiento delSalmo 132. El Señor escogió a Sioncomo habitación para él. ¡Dios nohabita en templos hechos por ma-nos humanas!

¡Qué contraste es todo esto! Los ju-díos levantaron el magnífico taber-náculo, mas la profecía dice: «El cie-lo es mi trono, y la tierra estrado demis pies; ¿dónde está la casa que me

habréis de edificar, y dónde el lugarde mi reposo?» (Is. 66:1). Aquelloera figura de lo que vendría másadelante, esto es, la iglesia, esta ri-queza inescrutable, fruto del evan-gelio.

Pablo lo dice con profundidad, en unlenguaje superlativo: «El misterioque había estado oculto desde lossiglos y edades, pero que ahora hasido manifestado a sus santos, aquienes Dios quiso dar a conocer lasriquezas de la gloria de este miste-rio entre los gentiles; que es Cristoen vosotros, la esperanza de gloria»(Col. 1:26-27). ¿No es hermosoesto?

«Grandes cosas ha hecho el Señorcon nosotros». Los redimidos delSeñor, los que somos de Cristo y letenemos como Señor y Salvador te-nemos este testimonio permanen-te, porque conocemos sus obras anuestro favor.

También, esta es una de las bellezasde este Salmo: hay cosas consuma-das y otras que aún falta que se com-pleten. Esto esperamos: que allídonde vivimos, estudiamos o traba-jamos, otros puedan decir de ver-dad: «Grandes cosas ha hecho Dioscon ellos». Que, sin necesidad de pa-labras, ya sea evidente que Cristoestá en nosotros.

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Dios obrDios obrDios obrDios obrDios obrandoandoandoandoandoAhora pues, ¿qué ha hecho el Señorpor nosotros? Lo resumiremos en unsolo versículo: «Porque Dios, quemandó que de las tinieblas resplan-deciese la luz, es el que resplande-ció en nuestros corazones, para ilu-minación del conocimiento de la glo-ria de Dios en la faz de Jesucristo»(2 Cor. 4:6).

Esta palabra tiene un antes y un des-pués. El antes, es solo tinieblas. Esimposible oír esta palabra y no re-cordar el Génesis. «Dios mandó quede las tinieblas resplandeciese laluz». Antes de aquello, solo habíacaos, tinieblas, confusión. Nosotroséramos personas que no teníamos

Las tinieblas huyeron; la luz preva-leció. Pero, ¿qué luz? Esto es tan pre-ciso, tan perfecto: «…resplandecióen nuestros corazones, para ilumi-nación del conocimiento de la glo-ria de Dios en la faz de Jesucristo».¡Dios se nos revela poniendo en elprimer lugar, a su Hijo. Él es el Alfa yla Omega, el principio y el fin, el pri-mero y el último; el que era, y el quees, y el que ha de venir. ¡Qué mara-villoso!

Y también este versículo dice: «enla faz de Jesucristo», el rostro delSeñor. ¿Qué significa para nosotrosel rostro del Cristo crucificado? Élestaba padeciendo por nosotros. Élpagó el precio del rescate. Mirándo-lo a él, con el Espíritu de sabiduría y

El grEl grEl grEl grEl gran dean dean dean dean desafío de nuesafío de nuesafío de nuesafío de nuesafío de nuestststststrrrrros días no eos días no eos días no eos días no eos días no es ms ms ms ms morir,orir,orir,orir,orir,sino vivir la vida de Cristo, psino vivir la vida de Cristo, psino vivir la vida de Cristo, psino vivir la vida de Cristo, psino vivir la vida de Cristo, pararararara que el ma que el ma que el ma que el ma que el mundoundoundoundoundo

oiga un teoiga un teoiga un teoiga un teoiga un testststststimimimimimonio que aún no ha oído.onio que aún no ha oído.onio que aún no ha oído.onio que aún no ha oído.onio que aún no ha oído.rumbo, pero Dios iluminó nuestroscorazones. Y ahí está el después:aquellas grandes cosas que ha he-cho Dios con nosotros. ¡Gloria alSeñor! Nadie podrá gloriarse en símismo diciendo: «Yo busqué, yo te-nía hambre de Dios». ¡Dios lo hizo!Fue él quien nos miró con amor yresplandeció dentro de nuestros co-razones.

revelación que Dios nos da, nuestraalma descansa. ¡Gracias al Señor pornuestra eterna redención!

¡Y qué decir del rostro de Cristo re-sucitado! ¡Qué tremendo es esto,qué iluminación, qué riqueza másgrande! Cuando Pablo describe en1 Corintios cap. 15 al Cristo resuci-tado, parte con el pobre argumento

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de los incrédulos. «Pero si se predi-ca de Cristo que resucitó de los muer-tos, ¿cómo dicen algunos entre vo-sotros que no hay resurrección demuertos? Porque si no hay resurrec-ción de muertos, tampoco Cristo re-sucitó. Y si Cristo no resucitó, vanaes entonces nuestra predicación,vana es también vuestra fe» (1 Cor.15:12-14).

Con prisa, Pablo desecha ese argu-mento ignorante, y se produce unaverdadera explosión de vida dentrode él, al declarar con autoridad:«Mas ahora Cristo ha resucitado delos muertos; primicias de los quedurmieron es hecho. Porque porcuanto la muerte entró por un hom-bre, también por un hombre la re-surrección de los muertos. Porqueasí como en Adán todos mueren,también en Cristo todos serán vivifi-cados. Pero cada uno en su debidoorden: Cristo, las primicias; luego losque son de Cristo, en su venida» (vv.20-23).

Y el apóstol termina diciendo: «Lue-go el fin, cuando entregue el reinoal Dios y Padre … para que Dios seatodo en todos» (vv. 24, 28). Porquela revelación, la iluminación del co-nocimiento de la gloria de Dios enla faz de Jesucristo está tan arraiga-da en su corazón, como una riquezatan profunda.

¡Y qué decir del Señor ascendido,sentado a la diestra de la Majestaden las alturas, que vive para inter-ceder por nosotros ante Dios! Todoslos pasajes a los que hacemos refe-rencia son parte de los tesoros quetenemos en el Cristo poderoso y glo-rioso. ¡Y qué decir del Cristo eterno,cuyo rostro es como el sol cuandoresplandece en su fuerza, y su vozcomo el estruendo de muchasaguas! (Apoc. 1:16).

«Grandes cosas ha hecho el Señorcon nosotros». Que esta palabra nosprovoque, nos despierte el corazón:es «el evangelio de las inescrutablesriquezas de Cristo». El Señor dice:«Yo conozco tu pobreza (pero tú eresrico)» (Apoc. 2:9). Esta riqueza esnuestra, es Cristo mismo.

Una apUna apUna apUna apUna aparararararente contente contente contente contente contrrrrradicciónadicciónadicciónadicciónadicciónRegresemos al Salmo: «Haz volvernuestra cautividad, oh Jehová, comolos arroyos del Neguev» (Sal. 126:4).Este versículo es una aparente con-tradicción, pero en realidad no lo es.

Dijimos en la primera parte que elSeñor ya nos restauró. Pero aquí seruega por ser restaurado. O sea, hayuna obra que ya fue hecha, pero hayalgo pendiente. Hay un cautiveriodel cual ya fuimos liberados, perohay otro cautiverio que aún pareceoprimirnos.

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«Haz volver nuestra cautividad».Aquí hay un contraste: que siendotan ricos, a veces vivimos como po-bres. Que, siendo Cristo en nosotrosla esperanza de gloria, todavía nues-tro rostro no lo refleja. Que, tenien-do nosotros un llamamiento celes-tial, teniendo por delante una carre-ra, una batalla, a veces parecemoscristianos derrotados y sin rumbo.

A menudo nos traiciona nuestro ca-rácter, y aparecen áreas oscuras quelos demás desconocían. Y Dios pre-para circunstancias de las cualesquisiéramos huir, pero los siervosmás experimentados aconsejan: Notrates de huir de aquello que te que-ma; antes bien, que el Señor temuestre por qué estás pasando esasituación. El Señor todo lo regula,dosificando el fuego de prueba.

¿Te ha pasado que te sientes comonada y que lo perdiste todo? El fue-go quita las impurezas que no perci-bimos. Pero Dios, que nos conoce,quiere vernos puros, y nos purificapor el fuego de la prueba, para quenuestra fe sea hallada como oropuro (1 Ped. 1:7). ¡Cuántas vecesuna circunstancia difícil, sirve paraque aflore una soberbia oculta!

Tal como los judíos, en nuestra ca-rrera hemos pasado por duros cau-tiverios, tiempos en que no tenemosfuerzas para hablarle a nadie. Pero

hemos visto también días preciosos,en que el río fluye y el fuego arde.Cuando esto ocurre, nada ni nadiepuede callar nuestro testimonio. Asíes nuestra historia, como la de Israel,una historia de cautiverios y de li-beraciones, de dolor y de alegría.

Sion es la riqueza de la habitacióngloriosa y poderosa de Cristo en no-sotros. Entonces, nuestro clamor hade ser: «Haz volver, Señor, nuestracautividad, porque ese tesoro escon-dido que tenemos, está cautivo ennosotros». Algo de nuestro yo, denuestra soberbia natural, impideque fluya la vida. Ya no se trata delenemigo faraónico o babilónico.Egipto para nosotros es el mundoque se supone ya dejamos, yBabilonia es el sistema religioso delcual también huimos, escapando dela apariencia para venir a la realidadque es el Señor.

Pero, aun estando posicionados enCristo, no somos espirituales demanera automática. La cruz no pue-de ser rehusada, la muerte tiene queoperar para que la vida fluya. Unhermano nos decía: «Me da un do-lor intenso cuando Cristo no sale pormí; cuando salgo yo, y en esa salidamía, en vez de producir vida produz-co muerte y confusión». La vida queestá en nosotros nos dice: «Eso noestuvo bien».

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Ruego de rRuego de rRuego de rRuego de rRuego de reeeeestststststauraurauraurauraciónaciónaciónaciónación«Haz volver nuestra cautividad, ohJehová, como los arroyos delNeguev». En la geografía de Israel,Dan está al norte y Beerseba al sur,y junto a Beerseba está el Neguev.En el hemisferio norte es más calu-rosa la zona sur, y en tiempos desequía los arroyos del Neguev sesecan. Pero también existen tiemposhermosos, cuando la lluvia viene,entonces el cauce seco vuelve a te-ner agua, y si hay agua, hay vegeta-ción y hay vida.

Pero la poesía aquí se transforma enprofecía. ¿Cómo nos ve hoy el Se-ñor? ¿Será que estamos pasandopor un tiempo de sequía, en que losríos de agua viva han cesado defluir? Entonces seremos estériles, onuestros frutos serán malos; en vezde traer alegría, traeremos dolor, ynuestra vida espiritual se transfor-mará en una miserable rutina. Peronuestro Dios no nos llamó para eso.

Que el Señor despierte ese clamoren nosotros: ¡Haz volver, Señor,nuestra cautividad como los arroyosdel Neguev! Tú y yo fuimos hechospara ser un río. Jesús dijo: «El quecree en mí, como dice la Escritura,de su interior correrán ríos de aguaviva» (Juan 7:38), refiriéndose alEspíritu Santo que habría de venir.

No fuimos llamados para ser un ríoseco. Que sea insoportable sentir lasequedad; resistamos cuando la se-quía amenaza, porque nuestro Dioses fuente de aguas vivas. «Jehová …manantial de aguas vivas. Sánamey seré sano, sálvame y seré salvo»(Jer. 17:13-14). Si estamos secos,¿qué verá el mundo?

En estos días se nos dijo que el de-safío de los primeros cristianos eraestar dispuestos a morir por Cristo,y muchos murieron por su fe. Gra-cias al Señor por los mártires. Peroel gran desafío de nuestros días noes morir, sino vivir la vida de Cristo.Necesitamos ser liberados para queel mundo vea un brillo que aún noha visto, oiga un testimonio que aúnno ha oído, y pueda ver una gloriaque aún no ha sido expresada.

Tenemos que sentir dolor en el co-razón y aun llorar por esto, cuandovemos hermanos ocupados de cau-sas políticas, enredados en cuestio-nes sociales, como si eso tuviese al-guna razón o alguna ganancia. ¡Conqué facilidad nos desviamos de Cris-to!

Fuimos hechos para ser un río quefluye y fluye. El agua de Su palabranos ha estado regando, y nos ha he-cho bien. Nos restaura, nos ayuda,nos hace orar, nos hace desear que

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el Señor venga, nos hace anhelar verla iglesia gloriosa. Cuando alguiendice: «Sí, en general, como iglesia,estamos bien», pero, ¿no será queen la realidad esa iglesia está seca?¡El Señor nos libre! Atesoremos supalabra, porque a través de ella, losríos volverán a fluir.

Lágrimas y rLágrimas y rLágrimas y rLágrimas y rLágrimas y regocijoegocijoegocijoegocijoegocijo«Los que sembraron con lágrimas,con regocijo segarán. Irá andando yllorando el que lleva la preciosa se-milla» (Sal. 126:5-6). Los que culti-van los campos no siembran cual-quier semilla, sino aquella que les dagarantía de calidad. Pero esta es lapreciosa semilla: el evangelio de lasinescrutables riquezas de Cristo.Cuando ésta es bien sembrada, pro-duce fruto.

El sembrador solo tiene que sembrargenerosamente. Los campesinosantiguos llevaban un capacho llenode granos, tomaban un puñado y lotiraban, paso a paso, hasta sembrartodo el campo. ¡Qué linda figura!

La preciosa semilla es como una pér-dida, algo que va a la muerte. El sem-brador se desprende de algo valio-so, lo lanza a la tierra, y se olvida.Luego la lluvia riega la tierra, pasael tiempo, y nacen los brotes. Y elque hizo bien el trabajo, cosecha atreinta, a sesenta y a ciento por uno,

porque la semilla, siendo tan peque-ña, tiene el potencial de crecer y demultiplicarse.

¿Cuándo Dios añade?¿Cuándo Dios añade?¿Cuándo Dios añade?¿Cuándo Dios añade?¿Cuándo Dios añade?Amados hermanos, nosotros hemosolvidado algunos versículos de la Bi-blia y otros los hemos interpretadomal. Por ejemplo, éste: «Y el Señorañadía cada día a la iglesia los quehabían de ser salvos» (Hech. 2:47).Cuando alguien razona diciendo:«¿Para qué vamos a predicar? Si élSeñor quiere, él añadirá a la iglesia»,este es un pensamiento no inspira-do por el Espíritu del Señor.

No malentendamos la Escritura, por-que aquella iglesia a la cual el Señorañadía hijos, era una iglesia que vi-vía la Palabra. En el libro de Hechosleemos que, aunque algunos resis-tían, el pueblo los alababa grande-mente (Hech. 5:13), porque se es-taba viviendo el evangelio en el po-der del Espíritu. Los hermanos sereunían a orar y eran llenos del Es-píritu Santo. La semilla era sembra-da por el testimonio de vida de laiglesia y por la proclamación delevangelio, y las personas se conver-tían. No era algo automático: paracosechar, hay que sembrar.

Y olvidamos otro versículo: «Enton-ces las iglesias tenían paz por todaJudea, Galilea y Samaria. Y eran edi-

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ficadas, andando en el temor delSeñor, y se acrecentaban fortaleci-das por el Espíritu Santo» (Hech.9:31). Estos eran tiempos de norma-lidad, no tiempos de sequía. Cuan-do llega la sequía, no hay siembra nicosecha.

Aquellos eran tiempos de normali-dad; el río de Dios estaba fluyendo.La iglesia amaba al Señor y era fielobedeciendo el mandato: «Id y pre-dicad» (Mar. 16:15). Los siervos te-nían esa carga. «¡Ay de mí si noanunciare el evangelio!» (1 Cor.9:16). ¡Que el Señor nos recupere!Lo normal es que la iglesia se multi-plique. Si pasan años y no bautiza-mos a nadie, ¿no deberíamos estarllorando y clamando?

Todos hemos sido testigos del dolory la frustración de una familia esté-ril, esperando la venida de un hijoque nunca llega. Pero también so-mos testigos de hermanos que hanvisto el milagro: «¡Hermanos, miesposa está embarazada! ¡Un hijoestá en camino!». Toda la iglesia sellena de gozo. Amados, no nos acos-tumbremos a la anormalidad, recu-peremos el gozo de ver personas detodas las edades rendirse a los piesde Cristo. Soñemos con conversio-nes auténticas; que veamos a mu-chos pecadores recibiendo la salva-ción poderosa de nuestro Señor.

Andando y llorAndando y llorAndando y llorAndando y llorAndando y llorandoandoandoandoando«Irá andando y llorando el que llevala preciosa semilla» (Sal. 126:6). Uncomentarista dice que es difícil ex-presar la fuerza de esta palabra talcomo fue inspirada. La idea es «an-dar y andar», y en ese andar, llora-mos, llevando la preciosa semilla. Estan grande lo que tenemos, y porcausa de nosotros mismos, esta se-milla no es compartida con suficien-te poder. Pero vamos de nuevo, estavez con más lágrimas, sembrandocon esperanza, hasta ver el fruto delevangelio.

El Señor no quiere tenernos en durotrato para siempre. Debe llegar undía en que él levanta la disciplina ynos dice: «¡Ahora, vayan, llenen elmundo, mejor preparados, fortale-cidos, más humildes de corazón,dependiendo de mí!», viviendo lavida corporativa, la realidad de Cris-to, en comunión unos con otros,humillados ante el Señor, para quesu Espíritu fluya.

«Recibiréis poder, cuando haya ve-nido sobre vosotros el Espíritu San-to, y me seréis testigos en Jerusalén,en toda Judea, en Samaria, y hastalo último de la tierra» (Hech. 1:8). ElEspíritu fue dado para testificar. Por-que el Espíritu Santo utilizará aununa pequeña palabra. Y la preciosa

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semilla que está en ti brotará enaquel que la reciba.

En estos días se nos ha dicho quesomos siervos. Los siervos obede-cen. «Id y predicad el evangelio». Lasiglesias que se multiplicaban, lleva-ban poco tiempo; algunos tal veztenían solo unos cuantos meses deconvertidos. Pero si tienes el teso-ro, esa riqueza se nota en tu rostro,porque tu boca se llenó de risa, por-que grandes cosas ha hecho el Se-ñor con nosotros, y entonces otrostambién querrán tener lo que tú tie-nes.

FruFruFruFruFruto y aprto y aprto y aprto y aprto y aprobobobobobaciónaciónaciónaciónación«Irá andando y llorando el que llevala preciosa semilla». Lloramos por-que no sembramos bien, o porqueel fruto ha sido poco, comparadocon el potencial que tiene. Andan-do y llorando, una y otra vez. Si tansolo nos disponemos, ¡qué cantidadde puertas abrirá el Señor! Si él teve dispuesto, con el corazón lleno,él te utilizará y podrás hablar a quie-nes nunca pensaste hablar. «Masvolverá a venir con regocijo, trayen-do sus gavillas». El siervo fiel va ysiembra, y vuelve, lleno de gozo, tra-yendo su cosecha.

La figura aquí es muy hermosa, es-pecialmente si vemos que salimos

a sembrar enviados por nuestro Se-ñor Jesucristo, y cuando «volve-mos», somos los siervos que volve-mos a rendir cuentas ante él. ¿Cómoserá aquel bendito día que tenemospor delante?

«Y llegando el que había recibidocinco talentos, trajo otros cinco ta-lentos, diciendo: Señor, cinco talen-tos me entregaste; aquí tienes, heganado otros cinco talentos sobreellos» (Mat. 25:20). ¡Qué maravillo-so! Fuimos llorando y sembrando,pero regresamos. Porque hay un díaseñalado, en el cual tú y yo vendre-mos ante nuestro Señor, y no que-remos llegar con las manos vacíascomo aquel otro siervo negligente.

Si esto no nos quiebra, ¿qué nosquebrantará? ¿Cómo te presentarásdelante del Señor? «Señor, tú mediste el evangelio de las inescruta-bles riquezas de Cristo, y yo lo creí.Tu palabra me traspasó, y yo me con-vertí. Y te amé y amé a los herma-nos. Fui frágil, fui torpe, cometí mu-chos errores. Perdóname todo, peroaquí vengo, Señor. Aquí tienes lotuyo».

Y el Señor nos dirá: «Bien, buen sier-vo y fiel». Amén.Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2019.

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LEGADO

Para salvar a muchos, la verdad del evangelio debe sermuy simple y clara.

Nuestro Señor Jesucristo dice: «Si creyeseis aMoisés, me creeríais a mí, porque de mí escri-bió él» (Juan 5:46). De ahí que podamos inter-pretar con seguridad mucho de lo que Moisésdijo, no solo acerca de la ley, sino también delevangelio. En verdad, la ley fue dada para con-ducir a los hombres al evangelio; estaba desti-nada a mostrarles la imposibilidad de la salva-ción por sus propias obras, y llevarlos a la salva-ción que está disponible para los pecadores.

Este es uno de los pasajes en los que Moisésescribió del Salvador que estaba por venir. Y el

Un evangelio sencilloC.H. Spurgeon

Porque este mandamiento que yo te ordenohoy no es demasiado difícil para ti, ni estálejos. No está en el cielo, para que digas:¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lotraerá y nos lo hará oír para que lo cumpla-mos? Ni está al otro lado del mar, para quedigas: ¿Quién pasará por nosotros el mar,para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a finde que lo cumplamos? Porque muy cerca deti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,para que la cumplas”.

– Deut. 30:11-14.

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apóstol Pablo cita este pasaje enRomanos 10, no con exactitud ver-bal, pero dando su sentido, e intro-duciendo la interpretación de esesentido que puede aceptarse comodecisivo, bajo la influencia del Espí-ritu de Dios.

Creo que Moisés vio en la total re-velación de Dios bajo la antiguadispensación, el espíritu esencial delevangelio, que fue declarado luegomás plenamente por nuestro SeñorJesucristo. Moisés habla de la salva-ción de Dios establecida en los tipos,sacrificios y ordenanzas de la dispen-sación mosaica, la que Pablo llama,«la justicia de la fe». Pablo ve a Moi-sés como hablando del propio evan-gelio, y usando palabras notablesconcernientes a la salvación por gra-cia.

Lo que se quiere decir con estas pa-labras es que el camino de la salva-ción es simple y claro, no está ocul-to entre los misterios del cielo, nitampoco está envuelto en las pro-fundidades de los oscuros secretosque no han sido revelados.

El camino de la salvación se nos en-trega de manera directa y fácil, y sepone al alcance de nuestro entendi-miento, comunicado en lenguajehumano. Es un tesoro propio, no unarareza extraña. Está, como dice Moi-

sés, muy cerca de nosotros, muycerca de cada uno que oye el evan-gelio; porque Moisés lo pone en sin-gular: «Muy cerca de ti está la pala-bra, en tu boca y en tu corazón, paraque la cumplas».

1. Un camino clar1. Un camino clar1. Un camino clar1. Un camino clar1. Un camino claro y simpleo y simpleo y simpleo y simpleo y simpleEl camino de la salvación es claro ysimple. No necesitas ni ver hacia elcielo ni hacia el mar para encontrar-lo: aquí está ante ti; tan cerca comotu lengua, inseparable de ti como tucorazón, como un secreto abierto.Como dice Moisés: «Las cosas secre-tas pertenecen a Jehová nuestroDios; mas las reveladas son paranosotros y para nuestros hijos parasiempre» (Deut. 29:29).

Creo que podríamos esperar esto siconsideramos la naturaleza de Dios,quien ha hecho esta maravillosa re-velación. Cuando Dios le habla alhombre teniendo como propósito susalvación, es natural que, en su sa-biduría, le hable para ser entendi-do. Dios adapta los medios a los fi-nes, y no permite que los hombrespierdan el cielo por falta de claridad.Dios ha hecho una revelación per-fectamente adaptada para su fin.

Admito que ciertas partes de la re-velación divina son difíciles de serentendidas, pero en el asunto de lasalvación, en donde la vida o la

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muerte de un alma están en juego,es necesario que la visión sea clara,y nuestro sabio Señor ha condescen-dido a esa necesidad. En todo lo re-lativo al arrepentimiento y a la fe, ya los asuntos vitales del perdón y lajustificación, no hay oscuridad; todoes tan recto como un báculo.

Dios, en su gracia, cuando se dignahablar con el tembloroso individuoa quien busca, lo hace a la manerade un padre con su hijo, deseoso quesu hijo conozca de inmediato lo queestá en su mente de padre. Él expli-ca sus grandes pensamientos demanera adecuada para nuestras li-mitadas capacidades; él tiene com-pasión del ignorante, y se convierteen el maestro de los infantes.

Realmente el conocimiento que elSeñor nos imparte es sublime, perosu manera de enseñarlo es sencilla,mandato tras mandato, línea tras lí-nea. Él se inclina a los hombres dehumilde condición, y mientras es-conde estas cosas al sabio, se las re-vela a los niños: «Sí, Padre, porqueasí te agradó».

Es la manera de Dios que se inclinaal humilde y al contrito, que haceque su salvación sea la alegría de loshumildes. «De la boca de los niños yde los que maman, fundaste la for-taleza, a causa de tus enemigos»

(Sal. 8:2). También podemos espe-rar sencillez cuando recordamos laintención del plan de salvación. Diosquiere, por medio del evangelio, lasalvación de los hombres. Nos pidepredicar el evangelio a toda criatu-ra. Era necesario un evangelio sen-cillo para que fuera predicado a todacriatura.

Gracias a Dios, el sabio aquí es pues-to al mismo nivel que un niño; por-que el evangelio debe ser recibidopor él como un niño pequeño lo re-cibe. Todo corazón generoso se de-leita al pensar que «a los pobres esanunciado el evangelio» (Mat. 11:5).Para salvar a muchos, la verdad delevangelio debe ser muy simple y cla-ra, porque estos muchos necesitanuna salvación que pueda ser enten-dida de inmediato.

Si los hombres no pueden salvarsesin tener un largo tiempo de estu-dio, ciertamente se perderán. Tenerun evangelio más allá de la com-prensión ordinaria, equivaldría a notener salvación. Ellos necesitan unevangelio que pueda ser oído y en-tendido mientras ganan su pan coti-diano. Debe ser claro y sencillo, quepuedan verlo y luego guardarlo enla memoria; un evangelio que pue-da ser escrito en una línea del cua-derno de un niño, un evangelio que

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el más humilde pueda aprender, yamar y vivir por él.

Los hombres pueden aprender todolo que los libros les puedan enseñar,y no por eso se acercan más al co-nocimiento de la Verdad. El sabercelestial es de otro tipo, y está abier-to a todos. «Bienaventurado eres …porque no te lo reveló carne ni san-gre, sino mi Padre que está en loscielos» (Mat. 16:17).

La palabra de vida está dirigida a loshombres como pecadores y no comofilósofos; y por ello el mensaje essencillo y claro. Además, esperaría-mos que el evangelio sea muy sen-cillo, por las muchas mentes débilesque serían incapaces de recibirlo sino lo fuera. Recuerden a los niños.Si ellos, para su salvación, tuvieranque ser teólogos eruditos, estaríanen una terrible situación. Tendría-mos que cerrar nuestras escuelasdominicales, o cuando menos espe-rar hasta que llegaran a una mayoredad.

El evangelio de nuestra salvaciónsalva de la misma manera al de men-te débil como al inteligente; llega aquien es lento y tardo igual que alrápido y brillante. ¿No está bien queasí sea? El Señor ha dado un evan-gelio que muchos pueden entenderaunque no puedan llegar a com-

prender ninguna otra cosa. Ha pues-to delante de nosotros un camino desalvación, que los que tienen piestemblorosos pueden pisar con segu-ridad sin hallar ningún obstáculo enel que puedan tropezar.

Nuestro evangelio no necesita quenos elevemos hasta el cielo de losublime, ni que nos sumerjamos enel insondable mar del misterio; elSeñor lo ha traído cerca de nosotros,lo ha puesto en nuestras bocas, y loha colocado cerca de nuestros cora-zones, de modo que los que somosgente común podamos tomarlocomo nuestro y gozar de sus bendi-ciones.

¿Qué ocurriría con los moribundossi el evangelio fuera enredado ycomplejo? En ocasiones se nos lla-ma para visitar personas que estánen sus últimos momentos, enfren-tando el juicio sin Dios y sin espe-ranza. Es una situación triste. Perono visitaríamos a nadie así si no pu-diéramos llevarle un evangelio quepuedan entender aquellos cuyasmentes están aturdidas en medio delas sombras de la tumba.

Necesitamos un evangelio que unhombre pueda recibir igual como setoma una medicina, o, aún mejor,como se toma un vaso de agua fríaque le da la enfermera que está jun-

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to a su cama. Esperaríamos, pues,del objetivo del evangelio que essalvar a muchos, incluyendo a losmenos inteligentes, que deba sermuy sencillo; y así lo encontramos.

«Pues mirad, hermanos, vuestra vo-cación, que no sois muchos sabiossegún la carne, ni muchos podero-sos, ni muchos nobles; sino que lonecio del mundo escogió Dios, paraavergonzar a los sabios; y lo débil del

importar sus dones naturales, hansido casi siempre personas que pre-fieren recurrir a una gran sencillezen su lenguaje.

Podrían decir con Pablo: «Pero sinuestro evangelio está aún encubier-to, entre los que se pierden está en-cubierto» (2 Cor. 4:3). No somoscomo Moisés, que ponía un velo ensu rostro. Los verdaderos siervos deDios se quitan los velos y se esfuer-

El conocimiento de Cristo crucificado eEl conocimiento de Cristo crucificado eEl conocimiento de Cristo crucificado eEl conocimiento de Cristo crucificado eEl conocimiento de Cristo crucificado es las las las las laciencia más excelente, y la doctciencia más excelente, y la doctciencia más excelente, y la doctciencia más excelente, y la doctciencia más excelente, y la doctrina de larina de larina de larina de larina de la

cruz, la filosofía más elecruz, la filosofía más elecruz, la filosofía más elecruz, la filosofía más elecruz, la filosofía más elevvvvvada.ada.ada.ada.ada.mundo escogió Dios, para avergon-zar a lo fuerte; y lo vil del mundo ylo menospreciado escogió Dios, y loque no es, para deshacer lo que es»(1 Cor. 1:26-28).

Los escogidos por Dios son usual-mente personas de mente honestay sincera, que están más deseosasde creer que de discutir. El EspírituSanto ha abierto sus corazones y losha afinado para venir al Señor Jesús,y escuchar que sus almas puedenvivir. El conocimiento de Cristo cru-cificado es la ciencia más excelente,y la doctrina de la cruz, la filosofíamás elevada.

Aquellos que han predicado el evan-gelio con la mayor aceptación, sin

zan por mostrar a Cristo claramentecrucificado entre su gente.

Miremos a la revelación misma, yveamos si no está cerca de nosotros.Aún en los días de Moisés, ¡cuánevidentes eran ciertas cosas! Debehaber sido claro para cada israelitaque el hombre es un pecador, si no,¿cuál sería la razón del sacrificio, delas purificaciones y los lavamientos?Toda la economía levítica proclama-ba a gran voz que el hombre ha pe-cado: los diez mandamientos retum-baban con esta verdad.

Era evidente también que la salva-ción es por el sacrificio. No pasabaningún día sin el cordero de la ma-ñana y el de la tarde. Durante todo

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el año había sacrificios especialespor medio de los cuales la doctrinade la expiación por la sangre se de-claraba claramente. Era evidentetambién la doctrina de la fe; cadapersona que traía un sacrificio po-nía su mano sobre la víctima, confe-saba su pecado, y por ese acto trans-fería su pecado a la ofrenda.

De esa manera se describía típica-mente a la fe como el acto por el queaceptamos la propiciación prepara-da por Dios, y reconocemos al Sus-tituto dado por Dios. Era claro paracada israelita que esta limpieza noera el efecto de los propios sacrifi-cios que servían de tipos, porque nolos habrían repetido año tras año ydía tras día. El recuerdo del pecadose repetía una y otra vez, para queIsrael conociera que los sacrificiosvisibles apuntaban a una auténticaforma de limpieza, y estaban dise-ñados para presentar al Corderobendito de Dios que quita el pecadodel mundo.

Los israelitas eran exhortados con-tinuamente a servir al Señor contodo su corazón. Eran exhortados ala santidad y se les advertía contrala trasgresión y se les enseñaba aobedecer de corazón los mandatosdel Señor. De manera que, aunquela dispensación pueda ser conside-rada una sombra comparada con el

día del evangelio, de manera real ypositiva era lo suficientemente cla-ra. Aún entonces, la palabra estabacerca para ellos, en su boca y en sucorazón.

Si puedo decir esto de la dispensa-ción mosaica, puedo asegurar conenergía que en el evangelio de Cris-to la verdad es ahora manifiesta másabundantemente. Benditos sonnuestros ojos porque vemos y nues-tros oídos porque oímos cosas queprofetas y reyes desearon en vanover y oír. Ahora nuestro Señor hablaclaramente. Hoy oímos a cada hom-bre hablar en su propio idioma acer-ca de las maravillas de Dios.

2. Una p2. Una p2. Una p2. Una p2. Una palabralabralabralabralabra ma ma ma ma muuuuuy cery cery cery cery cercanacanacanacanacanaEn segundo lugar, la palabra ha ve-nido muy cerca de nosotros. Supli-co a quienes no son convertidos queescuchen con atención. Para todosnosotros el evangelio ha venido muycerca. Ciertamente muy cerca de tiestá la palabra, en tu boca. Es algode lo que puedes hablar; has habla-do de ella; y sigues hablando de ella.Es algo tan familiar en sus bocascomo el lenguaje materno.

La mayor parte de ustedes es capazde hablar de ella con otros, pues laaprendieron en la escuela dominical.La cantan en los himnos; la leen enlibros, y en folletos y en revistas; y

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la escriben en cartas para sus ami-gos. Me da gusto que la tengan ensu bocas: entre más, mejor: ¡Quécerca ha venido! Oh, pero que la len-gua de ustedes también pueda sercapaz de decir: «¡La creo, acepto aJesús como mi Salvador. Confieso mife ante los hombres!». Entonces es-tará aún más cerca.

La palabra de vida no es una cosaque no se pueda conocer, y por con-secuencia que no se pueda hablarde ella: es una cosa que puede serhablada por lenguas como las nues-tras cuando estamos sentados encasa o cuando vamos por el camino.No hay nadie entre nosotros que noentienda el evangelio que ha oído.Si perecemos no es por falta de len-guaje sencillo. La palabra está en lalengua de todos.

Moisés también agregó: «Y en tucorazón». Para los hebreos, corazónno significa los afectos, sino los ele-mentos internos, que incluyen elentendimiento. Ustedes pueden en-tender el evangelio. Quien cree enel Señor Jesucristo será salvo, no esuna frase oscura. La salvación porgracia por medio de la fe es una doc-trina tan evidente. Que Jesucristo seentregó Él mismo para morir en lu-gar de los hombres, para que quiencreyera en Él no pereciera, sino quetuviera vida eterna, es algo que pue-

de ser entendido por el menos edu-cado de los hombres bajo el cielo.

Además, las doctrinas del evangelioson tales que nuestra naturaleza in-terna da testimonio de la verdad deellas. Cuando predicamos que loshombres son pecadores, tu concien-cia dice: «Es verdad». Si lo creen,este evangelio será tan sencillamen-te verdadero que cada parte de lanaturaleza de ustedes lo testificará.

Muchos de nosotros hemos acepta-do este camino de salvación; ahoraamamos esta palabra y nos deleita-mos en ella, y para nosotros es elmodo más sencillo y más sublimeque pueda concebirse. Nuestras al-mas viven de él y en él, como el pezvive en el mar.

¡Cuán contentos estamos de que notengamos un evangelio envuelto enjeroglíficos! Ha entrado en nuestroscorazones, habita dentro de noso-tros, y ha llegado a ser el Señor denuestra vida.

El evangelio no contiene ni dificul-tades ni oscuridades excepto las quenosotros mismos creamos. Lo queconsideramos como oscuridad es enrealidad nuestra propia ceguera. Sino crees en el evangelio, ¿por quées que no crees en él? Se apoya enla mejor evidencia, y en sí mismo esevidentemente verdadero. La razón

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de la incredulidad está en parte enla tendencia natural del hombre ha-cia el legalismo. La naturaleza huma-na no puede creer en la gracia in-merecida. Está acostumbrada acomprar y vender, y por lo consi-guiente debe traer un precio en sumano: tener todo por nada pareceimposible.

La noción de un salario que debeganarse es bastante natural; peroque la vida eterna es el don de Diosno se percibe fácilmente; sin embar-go así es. La vida eterna es el dongratuito de Dios, que él da a los hom-bres no por nada que haya en ellos,o algo que hayan hecho, o sentido,o prometido, sino por Su propia in-finita riqueza, y el deleite que tieneal mostrar su misericordia.

No se puede introducir la idea de lagracia en la cabeza del hombre na-tural; se requiere de una divina ope-ración quirúrgica para abrir la vía deentrada para esta verdad en nues-tras mentes; sí, se requiere que po-damos ser hechos nuevas criaturasantes que podamos verla.

Que Dios libremente perdona, y queama a los hombres solo porque Éles amor, es un pensamiento divina-mente simple, pero nuestros prejui-cios egoístas rehúsan aceptarlo. Enmuchas ocasiones es el orgullo el

que hace que parezca tan difícil elevangelio. Cuando el evangelio vie-ne con el único mensaje, «Crean yvivan», el orgullo no estará de acuer-do en ser salvado en términos tanpobres. Sin embargo, así es; acép-tenlo, y tienen la salvación; extien-dan su mano y tomen lo que Diosotorga tan libremente.

El evangelio es lo suficientementesencillo en sí mismo para un cora-zón humillado por la gracia. Cuandocaen de nuestros ojos las escamasdel orgullo, vemos bastante bien. Elhombre creerá a cualquier personaexcepto a Dios. Esto es también cau-sado por el amor al pecado. Los queno quieren renunciar a sus pecadospretenden que el evangelio es muydifícil de entender, o casi imposiblede aceptar, y así se excusan paracontinuar en su iniquidad.

Después de todo, ¿acaso alguienrealmente siente que es justo echar-le la culpa de su incredulidad a Dios?No hay nadie tan ciego como aque-llos que no quieren ver: tu cegueraes voluntaria. ¿Quieres entender? Sino deseas reconciliarte con Dios, nole imputes tu condena a él, quien eninfinita bondad ha traído su palabratan cerca de ti. La salvación es delSeñor, pero la condenación es solodel hombre.

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3. Un e3. Un e3. Un e3. Un e3. Un evvvvvangelio pangelio pangelio pangelio pangelio pararararara ra ra ra ra recibirecibirecibirecibirecibirFinalmente, el objetivo de esta sen-cillez y cercanía del evangelio espara que lo recibamos. El texto loexpresa claramente: «Porque muycerca de ti está la palabra, en tu bocay en tu corazón, para que la cum-plas». Algunos pueden ahora decir:«Es la vieja historia, siempre esta-mos oyendo eso». ¿No quieren darun paso adelante, y ya no ser sólooidores? «Para que la cumplas».Ahora, entonces, ¡háganlo!

No se envía el evangelio a los hom-bres para satisfacer su curiosidaddejándoles ver cómo otra gente seva al cielo. Cristo no vino a entrete-nernos, sino a redimirnos. Su pala-bra no está escrita para nuestroasombro, pero estas cosas «se hanescrito para creáis que Jesús es elCristo, el Hijo de Dios, y para que cre-yendo, tengáis vida en su nombre»(Juan 20:31). El evangelio tienesiempre una encomienda presente,urgente, práctica. Y advierte a loshombres que no endurezcan sus co-razones. Observen otra vez cómo eltexto pone su última advertencia ensingular: «Para que la cumplas».

Así como la palabra de Dios no seenvía para satisfacer la curiosidad,tampoco se envía para informarlescon frialdad de un hecho que pue-

den poner en un estante para usofuturo. El Evangelio se nos envíacomo maná para el día de hoy. Oh,lector, te reto a que aceptes ahoramismo la salvación presente, paraque de inmediato puedas hacer loque la palabra requiere de ti.

¿Qué se debe hacer? Hay dos cosasque hacer. Primero, que tú creas enel Señor Jesucristo como tu Salvador.Tómalo como tu sacrificio: confíasolo en él plenamente como tu res-cate del pecado. Tómalo para quesea tu Señor así como tu Salvador:entrégate a él, y deja que él sea tutodo en todo.

La segunda cosa es que confieses alSeñor con tu boca. Confiesa que eresun creyente en Jesús, y su seguidor.Él ha dicho: «El que creyere y fuerebautizado, será salvo» (Mar. 16:16).Pero que tu confesión sea sincera;no le mientas al Señor. Confiesa quetú eres su seguidor, si efectivamen-te lo eres; y de ahora en adelante ypor toda tu vida lleva Su cruz y sí-guelo. Esto es lo que debes hacer;rendirte a Él a quien Dios ha desig-nado para salvar a su pueblo de suspecados.

«Pero», dice alguien, «pensé quehabría una cierta experiencia, peroes algo tan sencillo: pienso que eshasta demasiado sencillo». Lo sé; lo

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sé. Y como es tan sencillo contien-des contra él. ¡Qué locura! A vecespeleas porque es muy duro, y luegoporque es demasiado sencillo. ¡Cuánnecia es la voluntad del hombre!

Llevarte a aceptar a Cristo como tuSalvador requiere un milagro de gra-cia. Deja que te salve, eso es todo.Si estás deseoso de tener a Cristo,Cristo es tuyo. Cree que es tuyo yten la paz. Al ponerte en el lado delSeñor, reunirás fuerzas para vencerlos pecados que ahora te asedian, yserás ayudado para trabajar en tupropia salvación con temor y tem-blor, porque Dios es el que produceen ti tanto el querer como el hacer,para cumplir su buena voluntad.

El apóstol Pablo, pensando en lo queMoisés dijo acerca de subir al cieloo descender a la profundidad delmar para hallar el secreto sagrado,dice: «Eso es correcto, Moisés; eranecesario que alguien descendierade igual manera que era necesarioque alguien subiera: pero esa nece-sidad ha dejado de ser». Todo elevangelio descansa en esto: HabíaUno en el cielo a la diestra del Pa-dre, y para salvarte a ti, el Hijo deDios descendió, aún a las partes másbajas de la tierra, en dolor, en recha-zo, en agonía, en muerte. Porque élvino bajo el peso y la maldición delpecado, él bajó ciertamente.

Como Jesús ha bajado así y ha lleva-do el castigo del pecado, el que creeen Él es justificado. Porque el Señordescendió del cielo, el pecado delpecador es borrado, y la trasgresióndel creyente es perdonada. ¿Creestú esto? ¿Crees tú que Jesús cargócon tus pecados en su propio cuer-po en el madero? ¿Confiarás tú enese hecho? ¡Tú eres salvo! No lodudes.

Hasta ahora esto te limpia del peca-do. Pero era necesario que nosotrosno fuéramos solo lavados del peca-do, sino que teníamos que ser reves-tidos con la justicia. Para ese finnuestro Señor Jesús se levantó otravez, y así vino de las profundidades.Su resurrección ha traído a la luznuestra justicia, nos ha cubierto conella; de manera que en este momen-to todo hombre que cree en el Sal-vador resucitado está vestido con lasropas reales de la justicia de Dios.

«Si creyeres en tu corazón que Diosle levantó de los muertos, serás sal-vo» (Rom. 10:9). «En él es justifica-do todo aquel que cree» (Hech.13:39). Así dice la Escritura. ¿Ves túesto? Yo lo creo con todo mi cora-zón, y por eso lo confieso con miboca, y soy salvo. ¡Cree y confiésa-lo! Esta es la entrada al camino de lavida eterna. Amén.

Condensado de www.spurgeon.com.mx

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La conducta de los súbditosdel Reino

GRANDES CAPITULOS DE LA BIBLIA

Cada pasaje de las Sagradas Escrituras tiene su propiagrandeza; no obstante, hay capítulos que destacan porsobre los demás por lo que apelan al corazón humano.

G. Campbell Morgan

Mateo capítMateo capítMateo capítMateo capítMateo capítulo 7ulo 7ulo 7ulo 7ulo 7En este capítulo tenemos la últimaparte del Manifiesto del Rey, con unepílogo que se refiere al efecto pro-ducido en la multitud que le habíaescuchado, mientras enseñaba así asus discípulos. En esta última parteencontramos ciertas aplicaciones fi-nales de las cosas ya dichas. Algu-nas de ellas revelan la actitud ver-dadera de los súbditos del Reinohacia otros, es decir, hacia los extra-ños (vs. 1-12); y las otras, la relaciónde los súbditos del Reino hacia lascosas eternas.

Juicio y discernimientoJuicio y discernimientoJuicio y discernimientoJuicio y discernimientoJuicio y discernimientoAl tratar de la actitud de los súbdi-tos del Reino hacia los extraños, elSeñor Jesús expresó algo que a pri-mera vista parece una contradicción;

no hay, por supuesto, tal contradic-ción, sino aparente, en el hecho deque primero dijo: «No juzguéis, paraque no seáis juzgados» (v. 1), y lue-go: «No deis lo santo a los perros, niechéis vuestras perlas delante de lospuercos» (v. 6). Lo primero consti-tuye un mandamiento a no juzgar; ylo segundo es un mandamiento quenecesita, en cierta forma, ejercitarel juicio. Las dos cosas son realmen-te complementarias y deben serconsideradas cuidadosamente.

Primero, se prohíbe el juicio; y lue-go, se prescribe el discernimiento.A fin de entender mejor esto, es ne-cesario que nos cuidemos de la in-terpretación del significado de loque juicio quiere expresar. El térmi-no traducido aquí por «juicio,» esuno que tiene muchas y variadas

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aplicaciones, pero que siempre tie-ne el mismo valor céntrico. El tér-mino griego significa sencillamentedistinguir o decidir, pero tiene mati-ces variados de valor, en su uso.

Aunque sea algo mecánico, puedeser sugestivamente provechoso in-dicar los términos diversos con quese traduce este verbo: vindicar, con-cluir, condenar, decretar, determi-nar, estimar, juzgar, recurrir a la ley,poner pleito, ordenar, poner enduda, sentenciar y pensar. Es evi-dente que aun cuando todos estostérminos tienen una idea comúnsubyacente, a fin de comprendermejor el significado de la palabra entodos sus aspectos, debemos estu-diar el contexto.

¿Cuál es entonces aquí, el valor pe-culiar del término? El último de losmandatos que estamos consideran-do, en el cual hay un acto de discer-nimiento y distinción necesario,muestra que cuando nuestro Señordice: «No juzguéis», no quiere de-cir, por cierto, que no usemos nues-tra razón y hagamos decisionescomo resultado de ello. No hay dudade que la palabra se emplea aquí enel sentido de una crítica rígida y con-denatoria. Podríamos de maneraapropiada interpretar el manda-miento leyendo así: «No condenéis,para que no seáis condenados».

Al expresar este mandamiento,nuestro Señor dio dos razones con-tra tal inclinación a la censura quepronuncia veredictos y pasa senten-cias sobre nuestros semejantes. Unaes que si yo juzgo a mi prójimo, miprójimo me juzgará también.

Permítaseme decir que no hay nin-gún acto contra el cual alguien tie-ne el derecho de protestar con másfirmeza, que éste de ser juzgado porotro que no puede, por medio algu-no, saber toda la verdad acerca deaquél a quien está juzgando. Por lotanto, a causa de que el conocimien-to de nuestros prójimos es esencial-mente limitado, no debemos juzgar-los nunca con un juicio que es con-denatorio.

La viga en el ojoLa viga en el ojoLa viga en el ojoLa viga en el ojoLa viga en el ojoUna razón más por la cual no debe-mos juzgar, es por nuestra incapaci-dad para formarnos un juicio correc-to, no solo a causa de nuestro cono-cimiento limitado, sino por lo que elSeñor aquí llama la viga en el ojo.Hay dos palabras que llaman la aten-ción y que no se vuelven a encon-trar en todo el Nuevo Testamento,sino aquí: «viga» y «mota». Una vigaes literalmente un tronco de árbol oun gran pedazo de madera; unamota no es más grande que una par-tícula de polvo. La ilustración es per-

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fecta, como representación de undefecto de gran magnitud en noso-tros, que nos impide poder tratarcon un defecto de menor magnituden los demás.

La viga es realmente el espíritu deesa inclinación a censurar que estásiempre buscando algo malo en losotros, para imputar y condenar. Talespíritu deforma nuestra visión, yhace imposible cualquier procedercorrecto con algo malo de nuestrohermano. La implicación de todoesto es que la única cosa que debe-mos querer hacer, es remover lamota del ojo de nuestro hermano; yque esto es imposible, si nos acer-camos a él con ese espíritu implaca-ble, condenando de antemano loque vemos.

Con mucha frecuencia se han inter-pretado estas palabras de Jesús di-ciendo que si un hombre está come-tiendo alguna forma vulgar de pe-cado, se incapacita para corregir aotro que está cometiendo una for-ma menos grave; pero debemosdecir desde luego que nadie quevive en tal forma de pecado, se atre-ve a corregir a su hermano. El signi-ficado, como ya hemos dicho, es demucho más alcance que esto. La vigase refiere siempre a la actitud delque ve la mota, y se cree con dere-cho a condenar.

En último análisis, esas palabras denuestro Señor, descartan a todos loshombres como incapacitados paraformarse una opinión correcta acer-ca de su hermano, si ella implica con-denación. Nosotros no hemos deusurpar el trono de Dios, quien es elúnico que juzga con juicios justos;nadie puede hacer nada para remo-ver la mota del ojo de su hermano,a menos que esté libre de todo de-seo de condenarle.

El vEl vEl vEl vEl valor de las cosas santalor de las cosas santalor de las cosas santalor de las cosas santalor de las cosas santasasasasasTodo lo anterior nos lleva al manda-miento: «No deis lo santo a los pe-rros, ni echéis vuestras perlas delan-te de los puercos». Nos quedamossorprendidos por la naturaleza ex-traña de estas palabras salidas de loslabios de nuestro Señor. Me refieroa los términos «perros» y «puercos».No hay duda que Pedro se las oyóaquel día, y encontramos como uneco de ellas en su segunda epístola:«El perro vuelve a su vómito, y lapuerca lavada a revolcarse en el cie-no» (2 Ped. 2:22).

Esta viva descripción se refiere a to-dos aquellos que de una manera po-sitiva y definida, son hostiles a Diosy no tienen ningún sentido del valorde las cosas santas o de la bellezade las perlas. Frente a este hechodebe haber, de parte de los súbdi-

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tos del Reino, una actitud y un pro-ceder de diferenciación. Estamospara custodiar las cosas santas y lasperlas de gran precio, y no tenemosderecho de dárselas a los perros ode arrojárselas a los puercos.

Surge la cuestión de si los súbditosdel Reino han sido culpables de pro-ceder de esta manera, y me temoque debemos admitir que con fre-cuencia hemos fallado en este pun-to. Estamos dando lo santo a los pe-rros y echando las perlas delante delos puercos, cuando admitimos, paraservir a Cristo, a quienes le sonabiertamente hostiles. No puedoestar de acuerdo con nadie quepiense que al poner a alguien a tra-bajar por Cristo, le ganará para Sucausa. No tenemos derecho de po-ner a nadie a trabajar para el Rey,hasta que no esté por completo en-tregado a Él.

Todas las aplicaciones de detalle de-ben contemplarse a la luz de unaaplicación general destacada. Se haafirmado algunas veces que la obra

cristiana dio un gran paso hacia ade-lante cuando el emperadorConstantino abrazó la causa del cris-tianismo; pero es una realidad ad-mitida que aquella fue una de lashoras más sombrías que ha tenidola iglesia. El acto de Constantino sebasó por completo sobre la conve-niencia política, y arrastró a toda laiglesia a una atmósfera de paganis-mo. En esa hora, la iglesia consintióen dar lo santo a los perros y enechar sus perlas delante de los puer-cos. Siempre que las fuerzas espiri-tuales se rinden al dominio de lasfuerzas del mundo en cualquier for-ma, el resultado es que tales fuer-zas se vuelven contra la iglesia y lahacen pedazos.

En todo esto se revela la necesidadde hacer distinción en nuestras ac-titudes hacia aquellos que se en-cuentran fuera del Reino.

La diferencia entre esa actitud decensurar y la de hacer distinción estan sutil, que realmente es difícil, ypuede crear en nosotros cierto te-mor. Permítaseme decirlo de otromodo: ¿cómo vamos a vivir en unmundo como éste, observando es-tos dos principios, que son aparen-temente contradictorios, pero querealmente son complementarios?¿Cómo vamos a obrar para obede-cer el primero de estos mandamien-

El día de prueba para laedificación de la casa noes el día luminoso, sinoaquel cargado de som-bras y de tempestad.

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tos, que nos prohíbe emitir juiciosfinales de condenación sobre losdemás, y al mismo tiempo hacer unadistinción cuidadosa a fin de guar-dar lo santo de los perros y las per-las de los puercos? Tales preguntasson necesarias y vitales.

PPPPPedir, buscar y llamaredir, buscar y llamaredir, buscar y llamaredir, buscar y llamaredir, buscar y llamarLa respuesta se encuentra en las pa-labras de nuestro Señor que vieneninmediatamente después: «Pedid, yse os dará; buscad, y hallaréis; lla-mad, y se os abrirá» (v. 7).

Preguntamos de nuevo, ¿quién estácapacitado para vivir la vida libre deese espíritu de censura, y al mismotiempo saber discernir de una ma-nera equitativa? La respuesta estáen estas palabras, las cuales nos per-miten entrar hasta el sitio donde nosponemos en relación con las fuerzasespirituales.

Estas palabras de Jesús son al mis-mo tiempo la carta magna de la ora-ción y la divisa de la investigacióncientífica. Tomemos primero estaúltima. La ciencia, tal como la cono-cemos hoy en día, es la actividad quesiempre está pidiendo, buscando yllamando. Todas estas actividadesreconocen la existencia de un ámbi-to espiritual al cual solo se puede lle-gar por medio de ellas; pero el cual,una vez alcanzado, nos capacita para

discernir, y al mismo tiempo nos li-bra de cualquier actitud final de jui-cio condenatorio.

En los tres términos empleados,«pedid … buscad … llamad», hay unagraduación de pensamiento. El tér-mino griego que se traduce como«pedid», reconoce la dependenciadel alma; «buscad», sugiere esfuer-zo. La combinación de ambos térmi-nos nos hace ver que tanto en la ora-ción, como en la investigación, debehaber siempre esta fusión de depen-dencia y de esfuerzo. El término fi-nal, «llamad», no es más que launión de estas dos cosas.

Aun cuando podemos hacer contoda propiedad aplicaciones muchomás amplias de tales palabras denuestro Señor, nos limitaremos adecir que la primera está relaciona-da con este gran problema de la con-vivencia con aquellos que se en-cuentran fuera del Reino, a fin de noser, por una parte, severos con ellos;y por la otra, cumplir con el motivoverdadero de la discriminación.

Jesús nos reveló la actitud que Diosadopta como respuesta al modo deproceder del hombre que reconocey hace uso del mundo espiritual ensu trato con Él. Si pedimos, él estádispuesto a dar; si buscamos, él esquien provee la respuesta a la bús-

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queda; si llamamos, él es quien abrela puerta. Es más, el verdadero ca-rácter de Dios está revelado en eluso que hizo nuestro Señor de lapalabra Padre. El Padre es Aquel quesabe cómo dar buenas dádivas a sushijos.

Haciendo un resumen de lo expues-to, diremos que, cuando surge lapregunta en nosotros de cómo po-demos vivir tal como se nos ordenaen un mundo como éste, se nos res-ponde: «Pedid … buscad … llamad».Nuestro Padre está allí, y todo elpoder y toda la sabiduría necesariospara la vida, están a nuestra dispo-sición. Cuando pedimos y buscamosy llamamos, nos estamos poniendoen contacto con la Sabiduría final ycon el Poder último.

En el centro mismo de esta Sabidu-ría, por siempre inspiradora, y deeste Poder, eternamente guiador, seencuentra el corazón de Dios. Dedonde, si nosotros vamos a vivircomo debemos en el mundo y en-tre gente hostil en gran manera alreinado de Dios, se hace imperativoel conservarnos en contacto con elamante corazón de Dios, quien siem-pre está dispuesto a darnos lo quepedimos, a recompensar nuestrabúsqueda con el hallazgo y a abrir-nos la puerta cuando llamamos.

La Regla de OrLa Regla de OrLa Regla de OrLa Regla de OrLa Regla de OroooooEllo, en sí mismo, hace este códigoético de nuestro Señor, distinto decualquier otro que se haya dado enel mundo. En ninguna otra parte po-demos encontrar la oración presen-tada como el secreto de la conduc-ta. Es esta la ética final, la ética delRey, y la del Reino último.

Al llegar a este punto, enfrentamoslo que hemos dado en llamar la Re-gla de Oro. «Así que, todas las cosasque queráis que los hombres hagancon vosotros, así también haced vo-sotros con ellos; porque esto es la leyy los profetas» (v. 12). Notemoscómo la expresa nuestro Señor. Co-mienza con un «Así que», que rela-ciona la exigencia de la Regla de Orocon lo que se ha dicho ya antes, res-pecto al método de vida que resultade pedir, buscar y llamar. Sea la quefuera la responsabilidad que la Re-gla de Oro implica, ya han sido des-cubiertos y puestos a nuestra dispo-sición los recursos que facilitannuestra obediencia, en las palabrasque hablan de la posibilidad de re-lacionarnos con Dios por medio dela oración.

Es un hecho notable la amplitud conque la idea de la Regla de Oro ha im-presionado a la humanidad. Se hadicho que el ideal no es peculiar de

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las enseñanzas de Jesús, ya que haencontrado expresión en otrosmaestros. Hillel, el fundador de laescuela farisaica de teología, dijo:«No hagas a tu prójimo lo que a ti tees odioso». Sócrates expresó:«Aquello que los otros te hacen, queprovoca tu disgusto, no se lo hagasa ellos». Aristóteles dijo: «Debemosechar cargas sobre los demás, en lamedida en que deseemos que elloslas echen sobre nosotros». Confuciodijo: «Lo que no quieras que te ha-gan, no lo hagas a otros».

Aparentemente todas estas frasessuenan como la Regla de Oro, peroal considerarlas detenidamente en-contramos una profunda diferencia.Cada una de ellas es negativa o pa-siva, en tanto que el mandamientode Cristo es positivo y activo. El mo-tivo del mandamiento de Hillel fuela protección del yo de aquello quees odioso; y lo mismo sucede con laexpresión de Sócrates, con el con-sejo de Aristóteles y con la enseñan-za de Confucio.

Todas sus palabras dan la sensaciónde egocentrismo y de búsquedaegoísta; mientras que en la Regla deOro, expresada por Jesús, se nos or-dena ir y hacer a otros como desea-ríamos que ellos nos hicieran, estan-do en idénticas condiciones. Es unmandamiento que reúne todas las

notas de la vida dominada por elamor y que las condensa en una solafrase.

Hemos, de esta manera, examinadoa grandes rasgos Su enseñanza, enaquello que tiene que ver con las re-laciones de los súbditos de Su Reinohacia los que no pertenecen a él.

Los súbdiLos súbdiLos súbdiLos súbdiLos súbditos del Reino y las co-tos del Reino y las co-tos del Reino y las co-tos del Reino y las co-tos del Reino y las co-sas eternassas eternassas eternassas eternassas eternasExaminemos ahora la parte final,que trata de las relaciones de lossúbditos del Reino hacia las cosaseternas. Hay tres frases distintivas:«Entrad» (v. 13) ; «Guardaos de losfalsos profetas» (v. 15); «No todo elque me dice: Señor, Señor» (v. 21 ).Estas palabras constituyen una tri-ple obligación y se encargan de pre-sentar la enseñanza que hace ver larelación que guardan los que estándentro del Reino, hacia las cosas per-manentes y eternas.

En la primera de las frases mencio-nadas, nuestro Señor retrocede has-ta el comienzo, hasta el camino queconduce al Reino, hasta la entradapor la puerta estrecha. Habla de doscaminos de vida, el ancho y el an-gosto; pero veamos con cuidado loque dice en cada caso. No es sufi-ciente leer acerca de ellos y pensarque el camino espacioso y la puertaancha son símbolos del camino de

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la rebelión; o que el camino de lasumisión está representado por lapuerta estrecha y el camino angos-to. Todo esto es verdad, pero no todala verdad.

Hablando del camino de la rebeldía,Jesús dijo: «Porque ancha es la puer-ta, y espacioso el camino que llevaa perdición» (v. 13); y al referirse alsendero de sumisión expresó: «Por-que estrecha es la puerta, y angostoel camino que lleva a la vida» (v. 14).El resultado constituye la prueba fi-nal de valor. Delante de nosotros seextiende el camino espacioso de lavida y se abre la puerta ancha, am-bos aparentemente reacios a cual-quiera restricción; pero si se les ob-serva, se descubrirá que constante-mente se van estrechando hasta ter-minar en destrucción.

Al camino del Rey se entra por unapuerta estrecha y por un senderoangosto, pero el camino se va ensan-chando, hasta que al final concluyeen la vida en plenitud. De estemodo, finalmente, nuestro Señor lle-va a sus súbditos al punto de parti-da, y nos da a entender que si elprincipio es lo que debe ser, el pro-grama y el progreso serán de acuer-do con los propósitos divinos.

Entonces, cuando los pies van cami-nando por el sendero angosto y mo-

viéndose hacia la plenitud de la vida,se necesita de la instrucción y de ladirección. Se dice que en los díasapostólicos los primeros discípuloscontinuaron perseverando en ladoctrina apostólica. De ahí la nece-sidad de tener cuidado en lo que serefiere a aquellos a quienes vamosa enseñar.

Además, sus palabras revistieron unsignificado solemne cuando previnoa sus súbditos contra lo desprecia-ble de toda declaración que no esreforzada por la acción. Habló de undía cuando muchos lo llamarán Se-ñor y declararán las cosas que hanhecho en Su nombre; agregandoque los tales han hecho todo, excep-to la voluntad de Dios, y a los cualestendrá que decirles: «Nunca os co-nocí» (v. 23).

Toda esta enseñanza la concluyó enpalabras de augusta majestad. Refi-riéndose a lo que había dicho en lafrase «estas palabras», declaró elvalor de tales palabras bajo la figurade la edificación. Nuestro Señor ad-mitió que todo hombre está edifi-cando, e insistió sobre la importan-cia suprema de los cimientos sobrelos cuales descansa el edificio. Insis-tió en que el día de prueba para laedificación de la casa no es el díaluminoso, sino aquel cargado desombras y de tempestad; y que to-

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dos aquellos que edifican sobre Suspalabras encontrarán que lo que hanedificado permanece inconmovible;mientras que todos los que edificansobre cualquiera otro fundamento,se darán cuenta de que su edificiose viene abajo. Los hombres y lasmujeres que edifican sobre Sus en-señanzas, edifican para siempre, yninguna tempestad es capaz de des-truir aquello que han edificado.

El eEl eEl eEl eEl efffffecto en la mecto en la mecto en la mecto en la mecto en la mulululululttttt iiiii tttttudududududEn los versículos finales, Mateoapunta dos cosas; primera, el efec-to producido sobre las multitudesque le oyeron; y segunda, la razónde tal efecto. El efecto que Jesús pro-dujo en las multitudes fue de admi-ración, y la razón de ello es «porqueles enseñaba como quien tiene au-toridad, y no como los escribas».

Lo que llama la atención al hablarde la autoridad de Jesús, es que sele compara con los escribas. Éstoseran los maestros autorizados, perola autoridad de Jesús no provenía deuna posición oficial, sino que proce-día de la verdad inherente e irreba-tible de aquello que había dicho.

Tal autoridad permanece. Es posibledecir que el idealismo es de tal na-turaleza que es inaccesible. Así esciertamente hasta que se verificauna transformación en el hombre.No es posible, sin embargo, poneren duda la perfección del idealismo.

Concluimos el examen del Manifies-to, recordando que Aquel que loproclamó proveyó, finalmente, todolo que era necesario para prestarobediencia a sus demandas.

De Grandes capítulos de la Biblia.

Un caramelo compartidoGipsy Smith, un evangelista, conducía una reunión en Aberdeen. Al

finalizar, sintió que una mano tiraba una y otra vez de su chaqueta, ypensó que alguien quería hablar con él. Volviendo el rostro, vio arrima-do a su rodilla, a un niño, quien con una mano se cogía a su pantalón,mientras con la otra se esforzaba en ofrecerle un caramelo envuelto enpapel dorado. "¿Qué quieres, pequeño?", le preguntó. "Quiero darleeste caramelo, señor". "Pero, ¿por qué?". "¡Oh, querido señor! Mi pa-dre era muy, muy malo; él bebía y nos pegaba mucho. Ahora es unhombre cristiano; es muy bueno, y nunca más nos ha pegado. Por esoquiero darle este caramelo a usted que lo convirtió. ¿Lo quiere?". Con-movido, aquel siervo de Dios tomó el dulce, lo partió en dos y le dio lamitad al pequeño, comiéndose el resto, muy gozosos los dos.

Samuel Vila

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“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina yamonestación del Señor” (Efesios 6:4).

VIDA CRISTIANA

La crianza de los hijosLecciones básicas sobre la vida cristiana práctica.

Watchman Nee

Los nuevos creyentes, especialmen-te los que ya son padres y los futu-ros padres, deben saber que, asícomo no es fácil ser un marido o unaesposa, es aun más difícil ser padreo madre. Ser un esposo o una espo-sa es, sobre todo, una preocupaciónpersonal; ser padre afecta a otros.Un marido o una esposa solo afectala vida de su pareja, pero los padresinfluyen en la vida de la próximageneración. El futuro de los hijosdepende de los padres. Por lo tanto,la responsabilidad de los padres esgrande.

Dios ha entregado en nuestras ma-nos el cuerpo, el alma, los pensa-mientos, la vida y el futuro de nues-tros hijos. Nadie puede influir sobreotra persona más de lo que los pa-dres influyen en el destino de sushijos. Ellos pueden prácticamente

encaminar a su descendencia al cie-lo o al infierno. Cuán delicada es suresponsabilidad. Deben aprender aser buenos padres, así como a serbuenos esposos, pero su rol comopadres probablemente sea más se-rio que su papel como cónyuges.

SantSantSantSantSantifícate a tifícate a tifícate a tifícate a tifícate a ti mismi mismi mismi mismi mismooooo1. Debes santificarte

Todos los padres deben santificarsepor el bien de sus hijos. Esto signifi-ca que, a pesar de ser libres parahacer muchas cosas, no lo harán porcausa de los hijos. Hay muchas pa-labras que ya no se sienten libres depronunciar debido a sus hijos. Des-de el día en que un niño llega a lafamilia, los padres necesitansantificarse.

Si no puedes controlarte a ti mismo,¿cómo podrás controlar a tus hijos?

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Si no puedes gobernarte a ti mismo,¿cómo podrás gobernarlos a ellos?Una persona sin hijos solo se perju-dica a sí misma por su falta de con-trol, pero aquella que tiene hijos losdestruye a ellos tanto como a sí mis-ma.

Por lo tanto, tan pronto como un cre-yente tiene hijos a su cargo, debesantificarse. Por el resto de su vidahabrá dos, cuatro o más pares deojos mirando constantemente. Aundespués de que un padre ha dejadoeste mundo, aquellos ojos seguiránrecordando lo que han visto.

2. Desarrolla un sentido de respon-sabilidad sobre tus hijos

El fracaso laboral o el fracaso matri-monial no pueden compararse conel fracaso en la paternidad. ¿Porqué? Porque cuando alguien ya esadulto, está capacitado para cuidar-se solo; pero el hijo que ha sido en-comendado en tus manos no puedeprotegerse a sí mismo. ¿Podrías pre-sentarte delante del Señor y decir-le: «Me confiaste cinco hijos y perdítres de ellos», o: «Me encargaste adiez y perdí a ocho»?

La iglesia no puede ser fuerte si ca-rece de este sentido de responsabi-lidad. ¿Cómo puede el Evangelio serextendido sobre la tierra si pierdesa aquellos que son tuyos y luego tie-

nes que tratar de recuperarlos delmundo? Al menos, debes traer a tuspropios hijos al Señor. Es un error nocriarlos en la disciplina y amonesta-ción del Señor. Recuerda, es respon-sabilidad de los padres criar a sus hi-jos en el Señor.

3. No tener un doble estándar

Para llevar a tus hijos a Dios, tú mis-mo debes caminar con Dios. Nopienses que por apuntar con tu dedohacia el cielo podrás llevarlos al cie-lo. Tú mismo debes ir al frente y pro-curar que te sigan. La razón del fra-caso de muchas familias cristianas esque los padres esperan que sus hi-jos sean mejores que ellos; esperanque sus hijos no amen el mundo ysigan al Señor, mientras que ellosmismos se quedan atrás. Tal expec-tativa es vana. Es importante que lospadres tengan el mismo patrón quelos hijos. No puedes fijar un estándarpara ellos y no vivirlo por ti mismo.Las normas que tú sigues en las co-sas espirituales serán eventualmen-te el modelo de tus hijos.

Los pLos pLos pLos pLos padradradradradreeeees deben es deben es deben es deben es deben estststststar unáni-ar unáni-ar unáni-ar unáni-ar unáni-mmmmmeeeeesssssPara que una familia sea sólida, elpadre y la madre deben pensar delmismo modo. Por amor a Dios, ellosdeben aceptar sacrificar su propia li-bertad y establecer un patrón mo-

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ral estricto. Ni el padre ni la madrepueden tener su opinión especial.

A menudo el padre y la madre otor-gan a sus hijos una ocasión para elpecado, porque ellos mismos noconcuerdan entre sí.

Es difícil para los niños seguir unanorma definida si los padres no tie-nen un mismo parecer. Si el padredice Sí y la madre dice No (o vice-versa), los niños recurrirán en todoa quien es más indulgente. Esto au-mentará aún más la brecha entre elpadre y la madre.

No prNo prNo prNo prNo provovovovovoqueoqueoqueoqueoques a irs a irs a irs a irs a ira a ta a ta a ta a ta a tus hijosus hijosus hijosus hijosus hijosPablo nos muestra que es de supre-ma importancia que los padres noprovoquen a ira a sus hijos.

1. Utiliza la autoridad con modera-ción

¿Qué se entiende por provocar a iraa los hijos? Es el uso excesivo de au-toridad, dominando a tus hijos contu superioridad física, financiera, o

cualquier otra. En todo sentido, túeres más fuerte que tu hijo. Puedesabrumarlo con tu fuerza monetariasi lo amenazas: «Si no me obedeces,no te daré dinero», o: ‘’Si no me es-cuchas, no te daré comida o ropa».

Puesto que tú lo sustentas, puedespresionarlo retirándole el apoyo fi-nanciero. O simplemente le puedessometer por tu fuerza física, o portu voluntad dominante. Tú lo provo-cas a ira. Lo oprimes a tal punto queél solo espera el día de liberarse.Cuando llegue ese día, él se dejaráfuera toda restricción y reclamará sulibertad en todo.

2. Muestra aprecio a tus hijos

Cuando los niños hacen algo bien,los padres deben reconocerlo. Algu-nos padres solo saben desaprobar yreprender. Esto provoca a los niñosfácilmente y desanima a quienesrealmente desean comportarsebien. Pablo dice: «No exasperéis avuestros hijos, para que no se des-alienten» (Col. 3:21). Los niños de-ben ser alentados cuando les vabien. Ellos necesitan tanto ser re-compensados como ser disciplina-dos; de lo contrario, se frustrarán.

Cría a tCría a tCría a tCría a tCría a tus hijos en la disciplina yus hijos en la disciplina yus hijos en la disciplina yus hijos en la disciplina yus hijos en la disciplina yamamamamamoneoneoneoneonestststststación del Señoración del Señoración del Señoración del Señoración del Señor¿Qué se entiende por la amonesta-ción del Señor? Es instruir en cómo

¿Cómo puede el Evange-lio ser extendido sobre latierra si pierdes a aquellosque son tuyos y luego tie-nes que tratar de recupe-rarlos del mundo?

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alguien debe comportarse. Al ins-truir a tus hijos, debes tratarloscomo cristianos y no como incrédu-los. El deseo del Señor es que túguíes a tus hijos para que lleguen aser creyentes; por lo tanto, debestratarlos como tales, e instruirlossegún las normas de un buen cris-tiano.

1. Canaliza la ambición de los hijos

La ambición es un gran problemacon los hijos. Cada niño tiene sussueños. Si ellos pudiesen imprimirsus propias tarjetas de presentación,muchos escribirían títulos como:«Futuro Presidente», «Futuro Jefe»,o «Futura Reina». Si tú eres un pa-dre mundano, tus hijos pensarán na-turalmente en ser un presidente, unmillonario o un gran profesional. Seacual sea tu mundo, esa será la am-bición de tus hijos. Por esto, los pa-dres creyentes deben esforzarse encorregir y canalizar la ambición desus hijos.

Tú debes ser un amante del Señor,no un amante del mundo. Inculca ensus corazones jóvenes la compren-sión de que sufrir por el Señor esnoble, y ser un mártir es glorioso.

Tú mismo necesitas ser un ejemplopara ellos. Háblales a menudo acer-ca de cuál es tu aspiración. Diles quéclase de cristiano anhelas ser. De

esta manera puedes dirigir su ambi-ción hacia aquello que es noble yglorioso.

2. No estimules el orgullo de tus hi-jos

Además de la ambición exterior, loshijos también tienen problemas conel orgullo interior. Les gusta jactarsede su inteligencia, talento y elocuen-cia. Un niño puede hallar muchas co-sas de las cuales presumir, imaginán-dose a sí mismo ser alguien muy es-pecial. Los padres no deben reprimira sus hijos, pero tampoco alimentarsu orgullo.

Muchos padres de familia educan asus hijos de manera errada, estimu-lando su vanidad. Cuando las perso-nas elogian a tu hijo delante de él,debes decirle que hay muchos otrosniños como él en el mundo. Noalientes su orgullo, sino instrúyelode acuerdo con la disciplina y amo-nestación del Señor. No dejes quepierda su autoestima, pero tampo-co le permitas ser orgulloso. No de-bes dañar su autoestima, pero de-bes mostrarle cuándo se ha sobre-valorado a sí mismo.

A veces los jóvenes requieren dediez a veinte años de trato socialantes de ser eficientes en el mundolaboral. Esto es una pérdida de tiem-po precioso, y todo porque en el

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hogar fueron tan orgullosos e indul-gentes que luego no pueden humi-llarse lo suficiente para desempeñarbien cualquier trabajo.

3. Enseña a los niños a elegir

Es bueno dar a los niños la oportu-nidad de tomar decisiones cuandoson todavía jóvenes. No tomes siem-pre decisiones por ellos en todo. Sihaces eso, no sabrán cómo elegir porsí mismos. Por lo tanto, al criarlos,dales oportunidades de escoger. Per-míteles expresar lo que les gusta olo que les desagrada. Muéstrales silo que ellos aprueban es lo correctoo no. Ayúdales a decidir acertada-mente.

A algunos niños les gusta vestirse deun color, otros prefieren otro. Dalesocasión de escoger. Si no tienen esteejercicio no estarán aptos, cuandollegue la edad de casarse, para diri-gir sus familias. Dales tanta ocasióncomo sea posible y también debesinstruirlos acerca de su elección.

Conduce a tConduce a tConduce a tConduce a tConduce a tus hijos al Señorus hijos al Señorus hijos al Señorus hijos al Señorus hijos al SeñorUna manera de guiar a los niños alSeñor es un culto doméstico efecti-vo. En el Antiguo Testamento, latienda y el altar estaban unidos. Enotras palabras, el hogar y la consa-gración están conectados; la oraciónde la familia unida y leer la Biblia enconjunto son indispensables.

1. Practiquen un culto familiar al ni-vel de los hijos

Algunos así llamados cultos familia-res son un fracaso, ya sea porque sonmuy largos o muy profundos. Los ni-ños están presentes sin entendernada. No apruebo a las familias quenos invitan a predicar profundas ver-dades con los niños sentados allí.

A veces una reunión familiar se pro-longa durante una hora o dos paraconsiderar una verdad muy profun-da. Esto es realmente un supliciopara los niños. Y a veces los padresno son sensibles a ello.

En una reunión hogareña, los niñosdeben ser la primera consideración.Esta reunión no es para ti, porquetú puedes adorar en la asamblea deiglesia. Nunca eleves el nivel en elculto familiar. Todo lo que se haceen conjunto en el hogar debe adap-tarse al nivel de los niños y ser el másadecuado a su necesidad.

2. Guía a tus hijos al arrepentimiento

Necesitas mostrar a tus hijos lo quees el pecado. Observa si ellos estánarrepentidos. Llévalos al Señor.Cuando llegue el momento, ayúda-les a aceptar al Señor en forma de-cidida. Luego, guíalos para que pue-dan participar en la vida de iglesia.De esta forma los conducirás al co-nocimiento real de Dios.

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Disciplina con sabiduríaDisciplina con sabiduríaDisciplina con sabiduríaDisciplina con sabiduríaDisciplina con sabiduríaSi los niños hacen lo malo, deben serdisciplinados. No castigar a un hijoes un error.

1. Usa la vara cuando sea necesario

Los niños deben ser corregidos. «Elque detiene el castigo, a su hijo abo-rrece; mas el que lo ama, desde tem-prano lo corrige» (Prov. 13:24). Estaes la sabiduría de Salomón. Los pa-dres deben aprender a usar la vara,porque es necesario.

2. Castiga con justicia

Sin embargo, la disciplina debe apli-carse con justicia. Nunca castigues

a tu hijo porque has perdido la pa-ciencia o cuando estás de mal hu-mor. Si castigas con ira, tú mismoestás mal. En ese momento no es-tás calificado para disciplinar a tuhijo. Primero necesitas aplacar tu iradelante de Dios.

3. Muestra a los hijos su falta

En algunos casos, el azote es nece-sario. Pero debes advertir a tu hijopor qué él lo merece. Sin duda, élnecesita la disciplina, pero tambiénnecesita que se le muestre su falta.Cada vez que castigues a tu hijo,debes señalarle cuál fue su error.

Traducido de Spiritual Exercise, cap. 34.

Una invitaciónEl capataz de ciertas obras había oído el evangelio muchas veces,

pero vacilaba en aceptar a Cristo. Un día su jefe, que era creyente, ledejó una nota diciendo: "Ven a mi casa cuando termines tu trabajo".Así lo hizo el capataz. Al llamar a la puerta, su jefe salió y le dijo: "¿Porqué me vienes a molestar a esta hora?". "Señor", contestó el capataz,"recibí su nota diciéndome que viniera". "¿Quieres decir que solo porrecibir una nota mía invitándote, puedes venir y hacerme salir aatenderte". "Realmente, señor", respondió el capataz, "no comprendo,pero creo que, ya que usted me llamó, yo debería obedecer". "Puesentra, entonces, aquí tengo otra invitación para ti". Y le leyó estaspalabras: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yoos haré descansar». Y agregó: "¿Piensas tú que, después de recibir estemensaje de Cristo mismo, te equivocarás si acudes a él?".

Entonces el hombre entendió, y creyó en el Señor Jesús, porque vioque tenía una buena garantía para creer. Así tú, pobre alma, tienes lamejor autoridad para creer y por fe acudir a Cristo, porque el Señormismo te llama a confiar en él.

Spurgeon, Totalmente por Gracia

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En su libro Impacto de la FilosofíaEvolutiva en la sociedad, RogerDickson (1996) nos advierte que doslibros escritos por Darwin (Origen delas Especies, 1859 y El Ascenso delhombre, 1871) afectaron drástica-mente el pensamiento de la sociedadhumana, y con ello nuestras vidas.

Partiendo por Europa, donde surgela filosofía evolutiva sistematizada,estos libros habrían tenido cuatroefectos muy importantes en la socie-dad europea: a) un cambio en el pen-samiento humano hacia la religión;b) un cambio hacia la Biblia; c) uncambio hacia la filosofía; y d) un cam-bio hacia lo que significa el Hombre.

Todo surgiría por medio de la selec-ción natural, los animales, los vege-tales, el ser humano, y luego el evo-lucionismo se aplicaría también alorigen de los planetas, de las galaxiasy del universo entero. La consecuen-cia fundamental de todos estos cam-bios es que Dios se queda afuera.

Luego, esta cosmovisión naturalistade la vida se iría trasladando al restodel mundo, hasta llegar a constituir-se en el paradigma fundamental delos sistemas de enseñanza mundial,de la investigación científica, de lasociedad global e incluso, de parteimportante de las religiones, las quese dejan influenciar por la corrientesecularista aceptando el evolucionis-mo darwiniano como un hecho.

Pero la cosmovisión naturalista atearespecto a los orígenes de todo, yano solo se ocupa de enseñar urbi etorbi sus fundamentos erróneos, sinoque parte importante de su discursoestá destinado a atacar al pensamien-to religioso, especialmente a la fecristiana y a la Biblia. Aquí estamosen presencia de un nuevo ateísmo.

El nueEl nueEl nueEl nueEl nuevvvvvo ateísmo ateísmo ateísmo ateísmo ateísmo y el dogma delo y el dogma delo y el dogma delo y el dogma delo y el dogma delcientcientcientcientcientificismificismificismificismificismoooooEl nuevo ateísmo es un movimientoque representa un desafío mayor a

APOLOGÉTICA

El nuevo ateísmo

Un movimiento que representa en nuestros días undesafío mayor a los creyentes.

Ricardo Bravo

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los seguidores de la fe cristiana, res-pecto al planteado por los movimien-tos ateos de tiempos pasados(Mohler, 2008). Por un lado está lamayor agresividad de sus seguidoresen contra del cristianismo y por otro,el ensalzar al método científico comoúnico baluarte de la verdad y conpoderes casi ilimitados. Esto últimodeforma a la actividad científica enun dogma fundamentalista todopo-deroso, conocido como cientificismo.

Los más expuestos a este movimien-to son los estudiantes, especialmen-te los involucrados en las ciencias.Ellos han sido intelectualmente con-vulsionados y confundidos sobre lanaturaleza de la ciencia y la fe. Leshan introducido la idea de que laciencia es antagónica a la fe Cristia-na y por lo tanto, lo que se debe ha-cer es eliminar la fe, para poder re-conocer y entender ciencia, la quesería la única dueña de la verdad.

En una reciente publicación (2016),los autores Kaden y Schmidt-Lux de-finen cientificismo muy claramente.Dicen que «el cientificismo es un con-cepto que considera a la ciencia comoel principio fundamental de cualquierpensamiento y acción, dado que laciencia habría demostrado su supe-rioridad respecto a cualquier otra for-ma de razonamiento político, filosó-fico o tradicional.

Esto implica la creencia total en elpoder de la razón humana, y la per-cepción del mundo como cambiablesy ordenables por el hombre».Adicionalmente, el cientificismo sedirige siempre contra cualquier reli-gión, particularmente contra lascreencias cristianas, las cuales pre-tende suprimir y reemplazar. Desdeesta perspectiva, el cientificismo ase-gura que la ciencia no es sólo respon-sable de las partes empíricamenteobservables del mundo, sino quedebe controlar también a aquellasque pertenecen al mundo de la fe.

El Nuevo ateísmo está liderado pordivulgadores científicos tales comoRichard Dawkins y por filósofos comoDaniel Dennet. Es un fenómeno queestá abriendo un nuevo campo deinvestigación en las ciencias sociales(Quack 2014; Wohlrab-Sahr andKaden 2014).

ConcertConcertConcertConcertConcertación globación globación globación globación global contal contal contal contal contrrrrra Dios ya Dios ya Dios ya Dios ya Dios ycontcontcontcontcontrrrrra Cristoa Cristoa Cristoa Cristoa Cristo"¿Por qué se amotinan las gentes, ylos pueblos piensan cosas vanas? Selevantarán los reyes de la tierra, ypríncipes consultarán unidos contraJehová y contra su ungido, diciendo:Rompamos sus ligaduras, y echemosde nosotros sus cuerdas" (Sal. 2:1-3).

La cita previa pertenece a un Salmomesiánico atribuido al rey David (He-

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chos 4:25), escrito hace unos tres milaños atrás, y predice la rebeldía,conspiración y levantamiento contrael Señor, de quienes están puestos eneminencia, y que luego son seguidospor pueblos y naciones.

Si bien la rebeldía del hombre contraDios ha ocurrido a lo largo de toda lahistoria en mayor o menor grado, unode los cumplimientos más completosde lo anunciado en el Salmo 2 ocu-rrió hace unos dos mil años, comoleemos en Hechos: "Porque verdade-ramente se unieron en esta ciudadcontra tu santo Hijo Jesús, al cual un-giste, Herodes y Poncio Pilato, con losgentiles y el pueblo de Israel" (4:27).

Pero hubo también amotinamientoy rebelión contra el Señor varios si-glos antes de que se denunciase larebelión contra Dios en el Salmo 2,poco tiempo después del Diluvio. "Ydijeron: Vamos, edifiquémonos unaciudad y una torre, cuya cúspide lle-gue al cielo; y hagámonos un nom-bre, por si fuéremos esparcidos sobrela faz de toda la tierra" (Gén. 11:4).

Los instigadores de aquél motín es-taban generando un proyecto de so-ciedad común, una ideología de vidacon valores y principios lejos de losestablecidos por Dios y su Palabra.Una rebelión abierta contra el Señor,cortando sus cuerdas y lazos que lesataban a los preceptos divinos, y

constituyéndose ellos como dioses.Eso significaba el «hacerse un nom-bre», ponerse ellos la corona de Dios.

En la actualidad, las bases filosóficasde las más importantes organizacio-nes mundiales como la ONU, la Co-munidad Económica Europea y lasmás grandes naciones del planeta,están desafiando, menospreciando yanulando los fundamentos bíblicos,cortando todo lazo con los valorescristianos, y estableciendo normati-vas valóricas, éticas y morales en fun-ción del humanismo, del naturalismoy del nuevo ateísmo, donde la vidade quien está por nacer vale lo mis-mo que un artículo de consumo des-echable, donde el matrimonio signi-fica cualquier cosa, menos un lazofundamental e indisoluble estableci-do por Dios, donde la sexualidad hu-mana es transformada en un artilu-gio social y de conductas aprendidas,ignorando completamente la biolo-gía, que a través de la genética y loscontroles endocrinos (hormonas) de-finen al hombre y la mujer.

Nada nuevo hay bajo el sol, y lamen-tablemente la historia vuelve a repe-tirse. En enero del presente año, seha producido una nueva rebelión deorden mundial contra el Señor y suEvangelio, esta vez teniendo comobase al nuevo ateísmo, al naturalismoy al cientificismo.

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¿Qué e¿Qué e¿Qué e¿Qué e¿Qué especie querspecie querspecie querspecie querspecie queremememememos ser?os ser?os ser?os ser?os ser?En enero de 2019, se llevó a cabo enChile uno de los más importantescongresos de ciencia del mundo. Fue-ron siete días, 110 científicos confe-rencistas nacionales e internaciona-les, y una media docena de premiosNobel. Los videos promocionalesanunciaban que se congregarían lasmentes más brillantes del planeta.Por cierto que ya el nombre del con-greso era muy sugerente, «Qué es-pecie queremos ser», el cual habladel endiosamiento humano, capaz demoldear al hombre a su voluntad.

Sin duda que algunos científicos de-seaban mostrar los resultados de susestudios y las proyecciones que es-tos podrían tener, pero lo cierto esque lo que más se escuchó no fueprecisamente esto sino más biencientificismo y evolucionismo, tradu-cido en ataques en contra de la fe decreyentes cristianos, señalando que

Dios no existe, que a la religión se leacabo su tiempo y que el ser huma-no es dios.

De hecho, el presidente del Congre-so, uno de los más entrevistados enprogramas especiales de diversoscanales de TV, señalaba que no másallá del 2045 el ser humano será in-mortal y que dejaremos la Tierra, queya está muy dañada, para ir a vivir enalguna parte del universo. En una delas entrevistas se afirmaba enfática-mente que el paraíso prometido porla religión, la vida eterna y la felici-dad, serán entregadas por la cienciay la tecnología porque, agregaba, lareligión fracasó con estas promesas.

El secularismo académico, con baseatea naturalista, se adueñó primerode las explicaciones que da el Géne-sis bíblico sobre los orígenes, y hoyen todo el mundo, desde la enseñan-za básica hasta los doctorados se en-seña que el universo se originó porevolución, y la Tierra, la vida y el serhumano también. Sin embargo, aho-ra están llegando demasiado lejos. Elsecularismo se está apropiando delas promesas del Evangelio, relativasa inmortalidad, a eternidad, y la mo-rada en los cielos, que fue a prepararel Señor.

Son muchas las cosas vanas y sin sen-tido que promueven los que se amo-

Cuando los hombres ymujeres rechazan a Diosy a su Palabra, es funda-mentalmente porqueatienden a la voz satáni-ca que aún perdura: “Se-réis como Dios”.

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tinan y levantan contra Dios y su HijoJesucristo, y es evidente que el actualescenario nos muestra que estamosante un desafío mayor para la iglesiacristiana actual. No podemos olvidarque este discurso ateo, el cual usa ala ciencia como embajadora, estáganando cada vez más adeptos enChile, sobre todo en jóvenes, dondelos datos señalan que el secularismoen nuestro país ya está cerca del 40%.

El zoólogo Richard Dawkins fue muyexaltado en ese Congreso, no tantocomo divulgador de teorías científi-cas sino como el ateo más notable dehoy. Él, tanto en las entrevistas comoen sus ponencias, mostró un ataqueabierto hacia la religión, lanzando susdardos principalmente en contra dela fe cristiana.

El nuevo ateísmo ataca a la fe cristia-na y la ve como absolutamente in-compatible con la ciencia, ignorandode una plumada el enorme desarro-llo de la ciencia desde el siglo XVIhasta aquí, obtenido precisamentepor científicos cristianos, desde unacosmovisión no atea sino creyente enun Dios Creador Todopoderoso.

Esta cosmovisión de científicos cris-tianos permitía además encontrarpropósito y sentido a lo investigado,encontrando respuesta a las grandespreguntas acerca de la vida. Por lotanto la relación entre ciencia y fe

establecida por aquellos científicoscreyentes no solo era fructífera en losavances físicos, químicos, biológicos,entre otros, sino que también traíapaz al espíritu del investigador, alponer sus resultados en un contextode un universo y de vida creados conpropósito.

El ateísmo científico avanza y obtie-ne algunos logros parciales, pero alsustentarse en una base puramentematerialista y naturalista, no puedehallar el camino hacia aquellas inves-tigaciones que le llevarían finalmen-te al conocimiento verdadero.

El ateísmo científico al dejar lo sobre-natural de lado, es metodológica-mente reduccionista y filosóficamen-te frustrante, porque no le encuen-tra sentido ni propósito a la vida, a lanaturaleza, a la inmensidad del cos-mos con sus miles de millones degalaxias. ¿Por qué?, ¿Para qué?, sonlas preguntas que golpean una y otravez su entenebrecida conciencia.

La academia secular en la era de laposverdad, ha determinado que laciencia es una disciplina autosufi-ciente y completa, y por tanto el úni-co camino a la verdad. Y parafra-seando el concepto de «Sola Escritu-ra» de la Reforma Protestante, se haacuñado el concepto de «SolaScientia» (solo la ciencia) (Broché,2017).

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El aEl aEl aEl aEl avvvvvance del imperio antance del imperio antance del imperio antance del imperio antance del imperio anticristicristicristicristicristianoianoianoianoianoEn todas estas rebeliones subyacenvarias motivaciones, tales como ladesobediencia, la soberbia, y la incre-dulidad. Sobre todo ello se manifies-ta la semilla satánica: «Seréis comoDios», con la que fueron envenena-dos espiritualmente nuestros prime-ros padres.

En efecto, la frase el «hombre esdios» se oyó varias veces en el con-greso citado, haciendo alusión al li-bro de Harari denominado HomoDeus (2016), en el que se señala quela ciencia y la tecnología controlarándesde ahora la evolución, haciendoal ser humano perfecto e inmortal,convirtiéndolo en dios.

Cuando los hombres y mujeres re-chazan a Dios y a su Palabra, es fun-damentalmente porque atienden a lavoz satánica que aún perdura: «Se-réis como Dios». El orgullo y la sober-bia humana constituyen la raíz de lascorrientes filosóficas que dominan elpensamiento humano en la actuali-dad; el naturalismo, el evolucionismoy el cientificismo.

La lucha del creyente cristiano con-tra estas corrientes es cada vez másdifícil, en un mundo que se hace másy más obscuro. Por ello las Escriturasnos instan a contender ardiente-mente por la fe (Jud. 1:3), practican-

do la defensa y confirmación de la fe(Flp. 1:7), ante el creciente aumentodel imperio anticristiano en el mun-do, sabiendo que las armas de nues-tra contienda no son carnales, sinopoderosas en Dios para la destruc-ción de fortalezas; destruyendo espe-culaciones y todo razonamiento alti-vo que se levanta contra el conoci-miento de Dios (2 Cor. 10:4-5).

Literatura citada

1. Dickson R. 1996. The Impact ofEvolutionary Philosophy on Society.Alabama: Apologetics Press.

2. Mohler A. 2008. Atheism Remix: AChristian confronts the New Atheists. 108pág. Crossway Books Eds.

3. Kaden T. and T. Schmidt-Lux. 2016.Scientism and atheism then and now: therole of science in the Monist and NewAtheist writings. Culture and Religion.

4. Quack, Johannes. 2014. Outline of aRelational Approach to ‘Nonreligion’.Method & Theory in the Study of Religion26 (4-5): 439-469.

5. Wohlrab-Sahr M., and T. Kaden. 2014.Exploring the Non-Religious: SocietalNorms, Attitudes and Identities, Arenas ofConflict. Archives de Sciences Sociales desReligions 167:105-125.

6. Broché B. 2017. La Genèse SolaScriptura ou Sola Scientia? Les Editionsl’Oasis. 174 páginas.

7. Harari Y. N. 2016. Homo Deus: BreveHistoria del Mañana. Editorial Debate.496 páginas.

80 AGUAS VIVAS

Cartas de nuestros lectores

Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

AGUAS VIVASPara la proclamación del Evangelio y la edificación del Cuerpo de Cristo

N° 94 · Mayo a Agosto 2019.REDACCION: Rodrigo Abarca, Roberto Sáez, Marcelo Díaz, Gonzalo Sepúlveda, Álvaro Astete.

DISEÑO: Mario Contreras.

CentCentCentCentCentrrrrralidad de Cristoalidad de Cristoalidad de Cristoalidad de Cristoalidad de CristoNo podemos medir la riqueza espiritualcon que nos ha bendecido el Señor me-diante la fidelidad de este ministerio. De-seamos animarles a seguir adelante. Con-tinúen expandiendo la verdad de la Pala-bra de Dios. Que la centralidad de Cristosea una realidad palpable en cada reuniónlocal a la que llega Aguas Vivas.

Julio Avalos (Cuba).

Un ojo y una vUn ojo y una vUn ojo y una vUn ojo y una vUn ojo y una vozozozozozLa revista es una voz que no solo trae unaenseñanza verdadera, sino que es una vozprofética en este tiempo. Por medio deella, la iglesia es alineada al propósito desu eterna vocación. En cada edición hayuna recuperación del diseño y los pensa-mientos del Señor. Es una voz que inter-preta; es un ojo y una voz para la iglesia.

Yoel Morejón (Cuba).

MotMotMotMotMotivivivivivo de inspiro de inspiro de inspiro de inspiro de inspiraciónaciónaciónaciónaciónSigo Aguas Vivas desde los primeros nú-meros gracias a uno de los buenos usosque se le puede dar a internet. No sabenla satisfacción que me dio cuando publi-caron una pequeña nota que mandé unavez y salió publicada en las cartas de lec-tores. Quisiera decirles que siempre sonmotivo de inspiración. Me tomé el tiem-

po de bajar cada uno de los números enformato PDF. Sigan adelante. Cuentan conmis oraciones y las de los míos. Que Diosles siga bendiciendo.

Samuel Artaza (Argentina).

Un oasisUn oasisUn oasisUn oasisUn oasisRecibimos fielmente la revista. Siempreque llega a nuestras manos produce granalegría. Ciertamente es el Señor hablan-do por medio de sus siervos a la iglesia.Es algo maravilloso que no podemos de-jar de agradecer. Ella ha significado unoasis en el desierto en estos tiempos don-de tantos adulteran la palabra de Dios. Ve-mos los cielos abiertos y la verdad de lasEscrituras a través de la explicación senci-lla pero profunda. Dios les supla abundan-temente según sus riquezas en Cristo.

Angela y Karel (Cuba).

CrCrCrCrCrecimiento eecimiento eecimiento eecimiento eecimiento espirispirispirispirispiritttttualualualualualLa revista me ha servido para edificación.Muchas veces me he sentido con necesi-dad de consuelo o de un consejo. He idoa ella, y ahí ha estado la respuesta, sobretodo para el crecimiento espiritual. Gra-cias por este ministerio que tanta faltahace a este mundo caído, donde el peca-do está tan acrecentado. Un abrazo santoy que Dios los bendiga.

Lourdes Carvajal (Cuba).