Al Final de La Cuerda - Alfonso Paso

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Drama de Alfonso Paso

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AL FINAL DE LA CUERDADe Alfonso PasoVersin de Jos Miguel Rivero REPARTO Faustina Casilda Eduardo Herminia Luisa Roberto ngel Enrique Jess Elena Daniel ACTO PRIMERO Un saln en un piso moderno de cualquier ciudad. El techo se vuelve una buhardilla hacia la derecha donde en la esquina con el foro (el foro) hay un ventanal practicable que da paso a una pequea terraza desde donde se divisa un pequeo panorama urbano. En el centro encontramos la puerta de acceso al piso con la mirilla de aumento y su cerradura corriente de resbaln. A la izquierda, rozando el foro hay una puerta de arco que da paso al resto de las habitaciones. Y a la derecha en primer trmino existe una puerta de una hoja que comunica el saln con un dormitorio. En primer trmino izquierda otra puerta y en el foro, bien visible, una gran chimenea. Sof. Una mesita con un par de vasos delante. Un tocadiscos. Telfono sobre la mesilla. En las paredes mscaras africanas, algunas lanzas y flechas de agudsimas puntas artsticamente dispuestas. (Al alzarse el teln la escena est a oscuras. Un foco ilumina el telfono sobre la mesilla. Suena una vez, dos, tres, cuatro, cinco. Bajo la puerta del foco por donde puede penetrar un rayo de luz aparece una fuerte luminosidad como si hubieran encendido la luz general de la escala. El telfono sigue sonando. El ruido de un ascensor que se detiene. El telfono deja de sonar. La puerta del foro se ha abierto y hemos sentido como una llave entraba en la cerradura, descorra el cerrojo y haca a un lado el vstago de resbaln (el vstago de la cerradura de resbaln). En el umbral una dama. Advertimos una pared neutra al otro lado de la puerta. Alguien ha pulsado el botn del ascensor porque lo omos descender. La mujer entra a tientas. Otra mujer ms bajita, algo gordita, en el umbral. La primera mujer tropieza con una silla hacindola caer). FAUSTINA.- No entres an, Casilda, que Me acabo de comer una silla. Espera. (Tantea). Tienes una cerilla? CASILDA.- (con voz ingenua) Para qu? FAUSTINA .- Para prender fuego a la casa, que me cae mal! Para qu quieres que sea? En alguna parte debe estar el interruptor de la luz digo yo. Pues quiero verlo. CASILDA .- Faustina, eso de entrar en una casa y que est a oscuras se me hace extrao. FAUSTINA .- Pero cmo quieres que est si no hay nadie? Dame la cerilla de una vez! CASILDA .- (Dndole la caja) Toma. FAUSTINA.- (tanteando en el aire) Dmela. (Toca la caja. Se detiene) Casilda. Dnde has visto t que las cajas de cerillas sean redondas? CASILDA .- Anda! Te he dado la caja de las Cafiaspirinas. (Buscando en la bolsa) Lo primero que he encontrado. FAUSTINA .- Pues si llegas a encontrar una rata, le hubiera estado rascando la cabeza hasta pasado maana. CASILDA .- Toma, mujer. (Le da una caja finalmente. Faustina rasca y enciende una cerilla. Divisa una lmpara porttil. La enciende) FAUSTINA.- Listo. Cierra. (Casilda empuja la puerta, mientras Faustina cruza para accionar un interruptor que est cerca. Casilda es una jovencita de 23 aos, con la permanente recin hecha, tirando hacia rubito, ojos grandes y asustados de animal perseguido. Lleva un vestido de coctel con escote pronunciado y calza unos zapatos de tacn alto. Est mirando las mscaras con tanta insistencia que le molesta a Faustina, vestida de forma muy similar. Faustina, en cambio, tiene 43 y est apunto que le digan de usted todos los seores del pas. Algo atrevida, con demasiado maquillaje prueba de ganarle, con xito, sin embargo su ltima partida.) CASILDA.- Qu miras? T me has odo hablar con Lorenzo, verdad? Pues esta es la cara que se le qued cuando le dije que iba a ser padre. FAUSTINA .- Tengamos la noche en paz. Y deja de hablar de Lorenzo. Se nos olvida algo? Ah, s! Cerrar la puerta con llave de nuevo. (Va a la puerta del foro y procede a cerrarla con llave) CASILDA .- Por qu? FAUSTINA .- l me lo dijo: "Faus, t llegas con tu amiga. Entris, cerris con llave y procurad no hacer ruido que enseguida llegaremos nosotros. Los hombres muy extraos. Vas por la calle y te dicen "ole", que ya sabes que es lo que le dicen a los bueyes. Pero tenemos que aguantar tanto porque son la potencia econmica. CASILDA.- Yo voy a sentarse, Faustina. Me disgusta que te moleste pero yo me siento porque no puedo con el vestido y eso que con esta cantidad de tela podra un pato. FAUSTINA .- (Desesperada.)De acuerdo! CASILDA .- Pero si estoy muy enferma y t, tozuda querindome colocar FAUSTINA .- Pues vulvete "al pueblo" y murete de asco! CASILDA .- Que no, mujer! No te enfades. Yo me quedo pero vers como no me rindo. FAUSTINA .- Me he gastado mis ahorros en que te hicieran el metabolismo, dos radiografas y cinco anlisis. Y ya ves lo que ha dicho el mdico. CASILDA .- Claro que lo veo: se me qued mirando y dijo a su ayudante: "para que luego digan que Dios no hace milagros. Aqu la tiene. Derecha y sonriendo. FAUSTINA .- Te lo debera parecer a ti. Tonteras! CASILDA.- tonteras! Cuando fui a recoger los anlisis sali una enfermera y al verme comenz a gritar: "Aqu est doctor. Ya ha llegado la del glbulo rojo ". FAUSTINA .- Maldita sea mi suerte! (A Casilda duramente) De dnde eres t, eh, Casilda? CASILDA .- De El Barco un pueblo de la provincia de vila. FAUSTINA.- Y qu te pas Casilda? CASILDA.- Que empec a salir con Lorenzo Romero. FAUSTINA .- Sigue CASILDA .- Por qu? FAUSTINA .- (Furioso) T sigue! CASILDA.- Pues lo que pasa, que la mujer es como el fuego, el diablo estopa, llega el hombre y ... bien, no es as, pero .... FAUSTINA.- Que te qued en un estado interesante. CASILDA.- No te entiendo Faustina. FAUSTINA .- Que ibas a tener un nio. Y cuando llega el momento todos se hacen los locos". Tu padre te quiere matar y sales corriendo y el Lorenzo pone esa cara que dice que son cosas tuyas, que no necesita poner por que la tiene as al natural. (ha sealado la mscara) Vienes a la ciudad? CASILDA .- S FAUSTINA .- Y qu? CASILDA .- Pues ya lo sabes. FAUSTINA .- Pero quiero ortelo decir. CASILDA .- Pues que mi ta Remedios se ha casado con un hombre negro y ha prohibido que trate con blancos porque es muy orgulloso. FAUSTINA .- A las claras, Casilda, tu ta Remedios ha pescado un seor que en sus circunstancias es como si le hubiera tocado el gordo. Y te dijo lo de la prohibicin para perderte de vista. Y a punto de dar a luz no se te ocurri otra cosa que ponerte en la cola de la Oficina de Inmigracin porque queras ir a Brasil a no s qu. CASILDA .- Como hay caf, me dije ... pues necesitarn camareras. FAUSTINA .- Total, que como estabas cumplida, tuviste un dolor, luego tuviste otro y as el nio lleg al mundo bajo la ventanilla de Asuntos Varios. CASILDA .- Te juro que por estas cosas no sirve de nada la serenidad. Yo pens que era como el hambre, que se aguanta una vez y ya est. Pero no. FAUSTINA .- Qu eres de rara. Y por qu me meter yo en estos los? Dime! Por qu fui a la Maternidad y saqu al nio y a ti y te di un techo en mi casa? CASILDA .- No se que dijiste del paisanaje. FAUSTINA .- En el infierno! Te vas al infierno? Ahora mismo, como no tienes en cuenta mis sacrificios y mis buenas intenciones, coges a tu nio y os vais ambos a pedir. CASILDA .- A pedir qu? FAUSTINA .- Djame en paz! Merecamos estar como mi sobrino Eduardo. Con la mano encogida. CASILDA .- No te mofes del chico, que si tiene la mano encogida es porque tiene la cabeza grande. FAUSTINA .- Porque es burro. Y por eso se le encogi la mano. Y a ti, se te encogi el corazn. CASILDA .- Faustina, mujer, no te pongas as. Que yo quiero aprender y que t me des lecciones, pero es que me encuentro muy dbil y por cualquier cosa me asusto y me entra la llorera. Pero t no te preocupes que yo aprendo a alternar y luego har todo lo que me digas. Ya lo sabes, Faustina, no tenemos a nadie ms al mundo que t. FAUSTINA .- Bueno, deja la historia de la lstima. CASILDA .- S, Faustina. FAUSTINA .- Y en el trabajo no soy Faustina, sino Faus. Y t no eres la Casilda ... CASILDA.- Si no Casi FAUSTINA .- Si no Maripe, que es la abreviatura de Mara Guadalupe. Una hora buscando un nombre de nia decente y me respondes "Casi"! CASILDA .- Maripe. Ya me acuerdo. FAUSTINA .- Y has venido a Madrid a hacer la carrera de filosofa y letras. Y eres andaluza aunque no se te nota, porque t que dominas el francs fjate si tienes que dominar el acento andaluz. CASILDA .- Que me acuerdo, mujer. Lo que no s es porque la cuestin del acento andaluz. FAUSTINA .- A los hombres les gustan as. Se creen que son ms cariosas. Ya puedes ser todo lo apasionada que quieras, que siendo de Burgos nadie se lo creer. Pero en cambio, si dices que eres de Almera vers lo contentos que se ponen. CASILDA .- Ya lo creo. FAUSTINO .- Del resto de cosas no hace falta que te ensee nada despus del mster que hiciste con Lorenzo. Cuidado con la bebida!. Mjate los labios y re mucho para fingir que te est haciendo efecto la bebida. Y sigue ensayando con el paquete de Chester. Tenemos que conseguir que no te quede el papel pegado a los labios. CASILDA .- Pero para que organizas estas cosas Faus? FAUSTINA .- T no lo entiendes. Pero yo s. Yo he visto las mujeres de "el Barco" de vila ir con un cante a buscar agua, y coser, y matarse. En cambio aqu, de pronto para hacer un poco de teatro te dan 500 pesetas, y puedes mantener a tu madre, a tu hermano el tsico y a toda la familia. Pura justicia social! Yo conozco bien el terreno, Mariupe. Las mujeres de "El Barco" son hbiles, graciosas y divierten a los caballeros. Y como ellos lo que quieren es divertirse, porque estn hasta el cuello de ver letras y directores de banco .... el xito est asegurado. Con 10 o 12 ms que se descarrilen me las llevo y hago una gran organizacin que poco a poco ir extendiendo hacia Barcelona, Palma, Valencia y el litoral mediterrneo que all hay muchos franceses. (Excitada). Pronto tomar Salamanca y en 2 das me planto en "Oviedo". Tu te das cuenta de cmo vivirn los padres de el "Barco"? O poco puedo, o bien de un pueblo "cenicienta" har una capital de primer nivel, con cafeteras y parkins para aparcar. CASILDA .- (con admiracin) Cuando te oigo hablar estas cosas tengo miedo de no servir para la organizacin. FAUSTINA .- S sirves. Lo ms importante es que te olvides de tus enfermedades, porque ests como un roble, alegra esa cara y procura pasarlo bien. Esta es la otra Mariupe. T no te has divertido nunca. Has ido alternando el cante con el animal de Lorenzo que no tiene ningn sentido del humor. Ahora es diferente. Conocers un par de chicos encantadores que te harn rer y que te tratarn como una seorita. CASILDA .- Es guapo el mio? FAUSTINA .- No lo conozco. CASILDA .- Y el tuyo? FAUSTINA .- Este s (con un suspiro). Y hace aos. Enrique! es muy templado, le gusta mucho salir de fiesta. Tiene amigos ricos. CASILDA .- El mo es el dueo de este apartamento?. FAUSTINA .- No. El dueo de este apartamento es un diplomtico. Ha salido hoy de viaje y le ha dejado la llave a Enrique. (Le muestra la llave con la que ha cerrado la puerta). Ya sabes. Entre hombres se acostumbra a hacer esto. Cuando uno marcha fuera a los amigos de confianza le piden la llave del piso. Se trata de no hacer mucho ruido, utilizarlo slo de noche para que el portero no sopeche nada, y comportarse decentemente. Quiero decir, no romper copas, ni tuberas, ni ventanas. Yo ya he ido a un par de pisos donde el dueo lo haba dejado a sus amigos. Hay tranquilidad, no hay los con la polica, que ya sabes que se pone muy pesada y quin sabe ... quizs encuentras dinero de verdad. CASILDA .- T me ayudars ... verdad Faus? Si ves que meto la pata tu te lanzas encima mo y me asesoras. FAUSTINA .- No te preocupes, mujer. Y si quieres que cuando sea grande tu hijo sea una persona decente, procura hacer por ti ahora. Es la alternativa. (Sirve en los vasos que haba sobre la mesa). Toma. Bebe. Esto no puede hacerte mal. Es whisky. Estate quieta. Voy a echar un vistazo al piso. CASILDA .- Tengo hambre, Faus. FAUSTINA .- Como no! T has pasado hambre desde los 6 meses. Espera aqu. CASILDA.- Y si entran? FAUSTINA .- No hay ms llave que sta. Tienen que llamar. Si sientes unos golpecitos en la puerta con la cancin de 'media copa de Ojn', me avisas. Ya abrir yo. Anda, bebe. (Hace mutis por la derecha. Mientras Casilda toma un vaso de whisky. Intenta encender un cigarrillo Chester y lo hace con cierta facilidad, por lo que se pone muy contenta. Cuando intenta sacarselo de la boca, se le ha quedado pegado a los labios. Prueba a sacarlo de mil maneras y haciendo muchas maniobras. Finalmente se decide a llamar) CASILDA .- Faustina! Faustina! (Aparece Faustina por la derecha) FAUSTINA .- Qu? Son ellos? Han llamado? CASILDA .- El cigarrillo, que se me ha pegado a los labios. FAUSTINA .- Maldito sea! Pero que no te he dicho que lo mojes un poco con la lengua? (Saca un cigarrillo de una caja de plata que hay sobre la mesa. Hace una demostracin). As! CASILDA .- Faus, es mucho mejor que me dejes liar los cigarrillos. Yo se lo haca a mi padre y los pona una puntita para morder y todo. FAUSTINA .- Eso. O sino un puro. CASILDA .- Un cigarro no. FAUSTINA .- Pero desgraciada, vas a fumar tabaco negro como si fueras una seora rica? CASILDA .- Si no es que fume negro o rubio, slo lo quiero liar! FAUSTINA .- Liar tabaco? As que si el chico te dice: "verdad que me quieres mucho?" Y t le respondes (imita con las manos el acto de liar un cigarrillo) "Claro que te quiero, vida ma. Eres el hombre que ms he ... (ahora finge pasar la lengua por la cola del papel) ... amado en este mundo. (Acaba de hacer el hipottico cigarrillo) No hay otro como t "(La amenaza) Y no lo enciendas con un mechero de mecha porque no sale llama hacia arriba. CASILDA .- (Muy contenta, sacandolo de la bolsa) S. Mira. FAUSTINA .- Pero escucha ...! CASILDA .- Es el ltimo recuerdo de Lorenzo. Con esto encendi un cigarrillo, cuando le confese que iba a ser madre, y dijo: "si lo hubiera sabido no me hubiera apuntado para ir a Alemania" FAUSTINA .- Trae aqu! (La toma de la cabeza) CASILDA .- Con cuidado, que me arrancas el labio. FAUSTINO .- El corazon te tendra de arrancar! (Le toma el cigarrillo de los labios) Casilda .- Ay! FAUSTINA .- Ponte carmn. Espera. Ven ac. Vers qu cocina! No tenas hambre? Pues la nevera est llena a rebosar. (La obliga a levantarse) Anda, desganada! Qu buen principio tiene mi organizacin. (La empuja hacia la derecha, saliendo detrs de ella. Una pausa. En la cerradura han introducido una llave. Descorre el pestillo y hace caer el vstago de resbaln (el vstago del resbaln). Acaban de encender la luz de la escalera. Entra Eduardo. 38 aos. Viste con elegancia. Viene sin deseo quiz un poco miedoso, algo vacilante y bastante inquieto. Mecnicamente toca el interruptor de la lmpara, con lo cual, consigue apagarlo. El vuelve a encender. Llamando hacia fuera.) EDUARDO .- Pasa. (En el umbral de la puerta una jovencita parece dulce y asustada. Viste de forma simptica y decente.) Pasa. HERMINIA .- No quiero. EDUARD O.- Pero Herminia ... HERMINIA .- Esta no es la casa de tu ta Asuncion. EDUARDO.- Que s, Herminia. HERMINIA .- Y para que tiene tantas lanzas tu ta? EDUARDO.- Bueno, se que estuvo en el Congo cuando todava no haba peligro. Antes de que se civilizasen. S ... de enfermera. Ayudando a Schweitzer. Y se llev unos recuerdos. Tiene tambin una piel de tigre. Ya te la ensear. No te lo haba dicho nunca? HERMINIA .- No. EDUARDO .- Pues ya ves. HERMINIA .- Y a tu prima? EDUARDO .- Ay, Carmencita! HERMINIA .- Dijiste Encarnita. EDUARD .- S. Es que se llama Encarnita, pero de todos modos le decamos Carmen porque ... pues no s, hace como ms espaol. Esa no, esa no estuvo en el Congo. Ha hecho un viaje de estudios por Inglaterra. HERMINIA .- Ah, habla ingls? EDUARDO .- Pues s, s. Lo habla muy bien. HERMINIA .- Me alegro. Ya s con quien prcticas. EDUARDO .- Ya ves que s. Te explicar muchas cosas de Inglaterra. Ha estado 2 aos en Londres y es una experta en cuestiones britnicas. Bien ... quieres pasar? (Herminia entra desconfiada. Eduardo se apresura a cerrar con llave) HERMINIA .- Qu haces? EDUARDO.- Ah! Nada! Cerrar con llave. Es que la ta Asuncion me lo repite continuamente. "Eduardo, no te olvides de cerrar con llave" HERMINIA .- Bueno pero yo tengo que salir. EDUARDO .- Claro que s. HERMINIA .- He venido aqu porque queras presentarme a tu familia y porque le he dicho a mi madre que iba al cine. Son las doce y cuarto. A la menos cuarto ... en casa. EDUARDO .- Incluso antes, mujer. HERMINIA .- Ten esto presente. EDUARDO .- Claro. (Intenta darle un beso en la mejilla) HERMINIA .- (Retirandose.) Eduardo, no s que pretendes con esto. EDUARDO .- Somos novios, no? HERMINIA .- Desde hace media hora. EDUARDO.- Bueno, estbamos bailando, Y te he preguntado: "Quieres ser mi novia?", Y t me has respondido que s y ... HERMINIA .- Y eso es suficiente motivo para darme un beso? Yo no s dnde te han educado a ti. EDUARDO .- Ya te lo he dicho: en los Maristas. HERMINIA .- A los Maristas no enseas estas cosas. Estamos en casa tu ta y tu prima. Pueden entrar en cualquier momento. Supongo que si tu ta es tal como me has dicho, no le gustara nada que fueras novio de una chica que se deja dar besos porque s. EDUARDO .- Mujer, as, porque s ... HERMINIA .- Reconocelo. A no ser que tu ta .... EDUARD O.- No, no. La ta Asuncion es muy moral. Tiene confesor y gua espiritual, ya te lo he dicho, Y Encarnita cuando esta en Madrid no sale de la iglesia. Eso es aparte. Pero he credo que por darte un beso en la mejilla, siendo novios como somos ..... HERMINIA .- Eduardo, me has conocido hace una semana. Ibas con una tal Enrique que no me dio muy buena espina, a pesar de que sac de la cartera todas las estampitas imaginables. No s porqu pero me pareci que iba un poco alegre. Me pidio el telfono, salimos hoy prcticamente por primera vez, te declaras y ya quieres darme un beso. EDUARDO .- Enrique es un chico excelente . HERMINIA .- Muy bien. Mejor para l. Pero es necesario que entiendas que ahora tenemos delante una larga etapa: hablar, conocernos... perfeccionar nuestras virtudes. EDUARDO .- (Con un evidente malestar) Ya, ya .... HERMINIA .- En fin, ir preparndonos tcnicamente para ser esposo y esposa. Y ya llegar el da que me des besos. EDUARDO .- Tres o cuatro meses despus de casarnos. HERMINIA .- Mira que eres burro... me das un poquito de agua? EDUARD .- Pues agua .... ahora. No te es igual whisky? HERMINIA .- Si te pido agua, es porque quiero agua. EDUARDO .- Es que la han cortado. Bueno, no. No la han cortado. Es que si no te parece mal quera que brindsemos por nuestro noviazgo y por ese beso lejano como Cdiz que tanta ilusin me hace. (Llena uno de los dos vasos de whisky. En el otro lo pone un dedito) HERMINIA .- No tengo ningn inconveniente. (Le da el vaso con ms whisky y chocan los vasos. Ella bebe un buen sorbo.) Qu eres? EDUARDO .- (Con orgullo) Espaol HERMINIA .- Digo que profesin. EDUARDO .- Ah, pues de todo! HERMINIA .- Como de todo? EDUARDO .- Quiero decir ingeniero. HERMINIA .- Eso es decente. EDUARDO .- Ya ves que hay pocos. HERMINIA .- Hay que dar importancia a la base material del amor. Escucha. Dentro de un matrimonio todo se arregla mientras hay dinero para hacer la compra. Esto me lo ense mi padre. Un da no tuvo dinero para la compra y se march a la Costa Azul. Y all est de dueo de un restaurante, deshecho, sin ilusiones. Lo que hizo fracasar en nuestra casa no fue el amor, fue la base material. Y sta es la que conviene afianzar para luego disfrutar del amor libremente. (Bebe otro vaso de whisky.) Cunto ganas? EDUARDO .- Depende. Unos meses mucho; otros meses menos ... HERMINIA .- Pongamos que podemos hacer un clculo medio de .... EDUARDO .- 15.000 pesetas. HERMINIA .- Suficiente para empezar. Si tenas miedo de tener una esposa frvola que se mete de cabeza en casa sin tener idea de lo que hace y donde est, espero haber disipado tus dudas. Conmigo podrs tener tres trajes al ao y comprar tabaco del caro. EDUARDO .- El caso es que yo quera ... (Herminia se est mirando a un colorete que ha sacado de la bolsa) Vers Herminia, yo no tengo ningn inters en precipitar ... HERMINIA .- Dnde est el bao? EDUARDO .- Pero no quieres beber ms? HERMINIA .- Ms tarde. Dnde est el bao? EDUARDO .- Pues ... no s ... HERMINIA .- Vives aqu y no sabes dnde est el bao? EDUARDO .- Claro que lo s .... supongo .... que por aqu. Porque es una tontera que d directamente al saln y .... HERMINIA .- Pero que dices? EDUARDO .- (Sealando a la izquierda.) Lgicamente debe estar por este pasillo. HERMINIA .- Qu cosas que te inventas! EDUARDO .- te acompao y de paso despierto a la ta Asuncin. HERMINIA .- Me parece muy bien. (Van hacia la izquierda. Herminia se detiene ante el tocadiscos) Ah, le gusta la msica a tu ta! EDUARDO .- S. Siempre est con "La Rosa del azafrn" y "Doa Francisquta ..." HERMINIA .- (Cogiendo un disco). Pues eso es "Diana" de Paul Anka EDUARDO .- Tambin, tambin. Le da pena el chico porque como tiene tanto pelo ... HERMINIA .- Es un disco que me impresiona mucho, ya ves. No s que tiene. EDUARDO .- (Con un poco de esperanza.) Ah pues, ponlo! HERMINIA .- No se molestaran? EDUARDO .- Que se han de molestar? Vers. (Coge el disco. Lo coloca en el tocadiscos y lo hace funcionar. Sonre.) Vamos ... yo delante. (Herminia le sigue. Desaparecen ambos por la segunda izquierda. "Diana" comienza a sonar. Pausa. La puerta de la derecha se abre y aparece la cabeza de Faustina, comindose un pltano. Le sigue Casilda masticando. escuchan. Se miran. Faustina se acerca al tocadiscos. Lo observa. Se rasca la cabeza. Acciona el pestillo. Est cerrada con llave.) CASILDA.- No han sido ellos? FAUSTINA .- La puerta est cerrada con llave. CASILDA.- Bueno, pero ... FAUSTINA.- Mariupe ... cuntas veces tengo que decirte que no hay ninguna llave mas que esta? Enrique me lo dijo bien claro: "cuida de no perder la llave". (Mira el tocadiscos. Para el disco.) Ya s. Debe ser automtico. Debera haber un disco puesto y por esos caprichos de la electrnica se ha puesto en marcha solo. CASILDA .- No habrn entrado ladrones? FAUSTINA .- Ladrones? Con la puerta cerrada. Mira el ventanal. (Lo mueve demostrando que est cerrado.) Tal y como lo hemos encontrado. (Va hacia ella.) Y esto a qu viene? CASILDA .- Yo s que los ladrones saben cundo un piso est vaco. Y saben el da y la hora que el dueo se marcha y hacen un plano de todo y entran y ya se conocen donde deben encender las luces y no necesitan cerillas, como hemos necesitado nosotras. FAUSTINA .- tonteras! Ves como no te sienta bien comer? Donde vas?. Vamos a recoger las cosas que hay de por medio. No quiero que estos dos crean que somos unas muertas de hambre. Ladrones! Qu cabeza para una guillotina! A quin se debe tener miedo es a la polica! (La empuja hacia la derecha y salen las dos, cerrando la puerta. Una pausa. Se oye ruido y una llave que est entrando en la cerradura. La puerta del foro se abre. La figura de un hombre se ve en el umbral . La luz de la escalera est apagada. El hombre, un joven vestido con vaqueros y camisa de cuadros, pelo cortado a la italiana, dice hacia fuera.) ROBERTO .- Pase! (Conecta el interruptor de la lmpara con la cual lo que hace es apagarla. La vuelve a encender y da un paso atrs. Por el foro entra Lusa. Es una viejecita afable, vestida de negro, que se ayuda con un bastn. Muy delicada, muy dulce) LUISA .- Qu te pasa Roberto? ROBERTO .- La luz, Seora Luisa. Cuando la he ido a encender, ya estaba encendida.( Luisa da un vistazo a la habitacin rpidamente.) LUISA .- Roberto ... cuntas llaves haba? ROBERT O.- Una. La de Augusto. LUISA .- La del dueo de la casa. ROBERTO .- S. LUISA .- Y de ella pudistes sacar t la copia? ROBERTO .- S. LUISA .- Y ests seguro que l se llev la llave? ROBERTO .- Vi meterse el llavero en el bolsillo. LUISA .- T lo conocas bien, dado que has vivido como criado de aqu dos meses. Y me dices que nunca dej la llave a nadie. ROBERTO .- S. LUISA .- Entonces, si has tenido que abrir la puerta con la llave para entrar ... quien quieres que este aqu? La luz se habr quedado encendida. Vamos, deprisa, burro! (Roberto asiente y sale al rellano. Entra dos maletas negras voluminosas. Cierra la puerta.) Con llave! (Mientras la viejecita ha encendido un cigarro fino y largo, Roberto ejecuta la operacin.) Adelante! (Seala la puerta de la izquierda en primer trmino.) Por el dormitorio. Mantente alerta. Sin perder la serenidad. No hagas como el otro da, que fuistes a tropezar con un oso disecado y comenzaste a pedir ayuda a gritos. Y para ms gracia hubo que sacarte del piso en una ambulancia. Habitacin por habitacin. Con calma, recrendote. Regstra todo. Despus cuando acabes, bajo yo. Si te viera alguien, en la puerta con estos paquetes que vas facturar. En la calle nadie se estraar que ayudes a una pobre viejecita (Se da un trago generoso de whisky.) Anda hijo, vamos! (Roberto entra por la primera puerta izquierda con las dos maletas. Lusa le sigue. Cierran. Una pausa. Entra Eduardo por la segunda izquierda. Mira detrs de l. Va hacia el telfono. Marca sigilosamente. Apoya mecnicamente el vaso de whisky en la boca, suponiendo que est casi lleno. Ve que est vaco. Lo vuelve a soltar. Se rasca la cabeza. Va al telfono.) EDUARDO .- Oiga, est Enrique? De parte de Eduardo. Ah, eres t, Dimas! As que con la chica del otro da haba plan, EH? Si llega a haber un cura aqu nos casa ahora mismo. Ni un beso. Y por lo que veo tiene una resistencia al alcohol tremenda. S, nos la encontramos en el baile. Estara confundida. O estara haciendo la labor de catequesis. Lo que te digo es que esta nia no es de la generacin rota, como deca Enrique. sta no tiene de rota ni la media. Vaya desastre, madre! Enrique la conoca bien? Una fantasia de Enrique. Una de sus mentiras. El habra saludado a la salida de la Concepcin y se la adjudic. Ya te digo! Dnde est Enrique? No ha aparecido a cenar? Vaya! Estoy en un lo. T sabes que encontr antes de ayer la llave de casa Augusto Soriano. Bien pues, es igual, la encontr y me hice una copia. No. l no lo sabe. Me prometi que me dejara la llave hoy para utilizar el piso pero, ya lo conoces, no me fiaba. No, no. Me asegur que no vendra esta noche. Que esta noche el piso era para m. Qu hago, Dimas? Como saco la nia esta de aqu? Quiere conocer mi ta Asuncion. No tengo ninguna ta Asuncion, imbcil. Pues este es el problema. Nos dar problemas. De acuerdo. De acuerdo. No sufras, Dimas, que ahora mismo le pongo el disco. (Recuerda algo. Mira el tocadiscos. Se pone nervioso.) Eh? S, estoy aqu. No me pasa nada. Que no est sonando "Diana". Nada ... nada de particular. Ahora mismo lo hago. La dejo un rato sola en el saln y despus entro yo. Tal cual. (Sigue mirando al tocadiscos.) Reirme de ella. Despreciarla. S. Como un macho. A ver si me sale bien. Gracias Dimas. (cuelga rpidamente. Mira a tocadiscos. Se rasca la cabeza. Encoge los hombros. Vuelve a ponerlo y hace mutis por la segunda izquierda. Suena "Diana". La puerta de la derecha se abre y aparecen Faustina y Casilda muy escamadas.) CASILDA.- Pero qu le pasa a este disco, Faus? FAUSTINA .- No lo s. (Mirando el tocadiscos) CASILDA .- Llamamos a la polica? FAUSTINA .- T ests loca! La polica slo se llama en caso de que quieran matar a tu padre. Y si tu padre tiene un garrote, no se llama nadie. Aqu pasa algo extrao. (Yendo hacia la puerta.) Y tan extrao porque la puerta sigue cerrada con llave. CASILDA .- No sientes algo? FAUSTINA .- Qu? CASILDA.- Tacones. Siento caminar con unos tacones. FAUSTINOA.- Eso te pasa porque vivimos bajo una escuela de baile. CASILDA.- No los oyes ahora? FAUSTINA .- (Mientras se va poniendo a plida.) S. Pero si es que no puede haber nadie. Es materialmente imposible que haya alguien. (Por la segunda izquierda aparece Herminia. Viene dando los ltimos retoques al peinado. Sorpresa al ver las dos mujeres.) HERMINIA .- Me tiene que disculpar. He abusado de su hospitalidad. (Casilda se esconde detrs de la Faustina.) No las esperaba yo as. FAUSTINA .- Ah no? HERMINIA .- A usted la haca ms viejecita. FAUSTINA .- Vaya! HERMINIA .- Y usted en cambio, la haca ms joven. CASILDA.- Si soy una chiquilla. FAUSTINA .- Calla! HERMINIA .- Eduardo me ha hablado mucho de ustedes. FAUSTINA .- Eduardo? HERMINIA .- Su sobrino. FAUSTINA .- El tonto? HERMINIA .- Vaya tonto FAUSTINA .- El que tena la mano as? HERMINIA .- Cmo? FAUSTINA .- Paraltico. HERMINIA .- No, no. Este tiene la mano con mucha movilidad. Muy suelta CASILDA .- Vamos Faus. FAUSTINA .- quieta. HERMINIA .- Ya s que usted es muy devota y que cuando llega a Madrid no sale de la iglesia. CASILDA .- Vamos Faus, aqu hay chungueo. HERMINIA .- Y lo del Congo. Vaya, que estoy encantada de conocerlas. Estoy a su disposicin siempre, seora. Y a usted ... qu puedo decirle? (dndole la mano.) How do you do? You are a pretty girl. I know others very pretty girls, but you are a very very pretty girl. CASILDA.- Seora, para usted "la perra gorda" (Aparece Eduardo, quedndose se mudo de la sorpresa.) HERMINIA .- Eduardo, tu familia es encantadora. Deberas haberles dicho a tu ta y tu prima que no tenian cambiarse para recibirnos. (Refirindose a los trajes de cocktail.) EDUARDO .- (Cortadisimo.) Eh ...? Ah, s, claro! Por qu os habis puesto as? CASILDA.- Palidas, verdad? EDUARDO .- Tan pronto las dejas, se ponen as. El da del padre se disfrazan de piratas: cosas suyas, vamos ... HERMINIA .- Pero ... EDUARDO .- Vamos! Debe haber alguna fuga de gas. No huelen mucho a gas? FAUSTINA .- S huele mal s, pero de otra cosa. EDUARDO .- Pues tambin da mal olor de otras cosas. Vamos! (Se va hacia la puerta del foro cuando por la puerta izquierda salen Luisa y Roberto, l cargado con una maleta. Roberto se queda inmvil. Luisa los observa a todos. Y todos, como imbciles, empiezan a saludarse.) LUISA .- Buenas noches. ROBERTO.- Buenas ... EDUARDO .- Hola. Buenas. CASILDA .- Muy buenas.FAUSTINA .- Buenas. HERMINIA .- Buenas noches. (Una pausa. Empiezan a darse la mano nerviosamente, murmurando saludos. Al final, incluso Casilda le da la mano a Faustina. Una nueva pausa. Silencio.) LUISA .- Nosotros bamos ... EDUARDO .- Y nosotros tambin. FAUSTINA .- Nosotros tambin. (Cada uno saca una llave. Se miran. Sonren.) EDUARDO .- Abra usted ... LUISA .- No, por Dios, usted EDUARDO .- Las seoras primero. (Luisa va a abrir la puerta cuando de repente suena el timbre de la puerta. Silencio. Luisa retrocede. Herminia va a decir algo pero Eduardo le tapa la boca. Vuelve a sonar el timbre. Tensin. Se sienten como unos pasos se alejan.) HERMINIA .- Pero qu pasa aqu? Por qu no abren la puerta? Quines son ustedes? Supongo que no se molestar que llame la polica? (Va hacia el telfono. Todos los dems ponen la mano encima del aparato.) Bien pues ... qu es lo que pasa? EDUARDO .- A la polica, no. HERMINIA .- No? LUISA .- Ha de entenderlo. La gente que est siempre sola, quieren que las acompaen. (Enciende un cigarro puro, largo y fino.) HERMINIA .- Ustedes? FAUSTINA .- La polica nunca. HERMINIA .- Bien. Aqu hay cinco personas metidas en un piso que no quieren llamar la polica y se quieren ir. Por qu? CASILDA .- Vamos por el derecho. FAUSTINA .- Quieta, Casilda! CASILDA .- Ser el mejor. Nosotros no somos familia de aqu. Somos dos pilinguis. HERMINIA .- Qu? FAUSTINA .- Dos seoritas con perversas inclinaciones. HERMINIA .- Y cules son esas inclinaciones? FAUSTINA .- Sacar dinero a los hombres sin casarse con ellos. LUISA .- Vaya, una cosa por otra. HERMINIA .- Y ustedes? LUISA .- Hemos venido a registrar la casa sin orden de registro. EDUARDO .- Son ladrones! LUISA .- De los que dan la cara. HERMINIA .- Esplndido! Y t? EDUARDO .- Estoy casado. HERMINIA .- Ya. EDUARDO .- Y fui el premio a la natalidad en 1959. 14 hijos. CASILDA .- Por tener hijos dan premios? EDUARDO .- S. CASILDA.- Pues yo he tenido uno y slo me han dado bofetadas. FAUSTINA .- Depende como se tengan, imbcil. HERMINIA .- As que tu ta Asuncion .....? EDUARDO .- Nada. HERMINIA .- Y tu prima? EDUARDO .- Menos an. Estoy casado. CASILDA.- Pues no se queje que tiene usted 14. EDUARDO .- Si hay algo que me moleste es ensear la oreja. De pequeo mi madre me pona una boina hasta aqu. (Seal las mejillas.) Te ruego que me perdones. HERMINIA .- Bueno, Tn. Con 14 hijos es un crimen cogerte esto. (Le devuelve la cartera.) EDUARDO .- Mi cartera! HERMINIA .- (Sacando lo de la cintura.) Toma. EDUARDO .- Mi reloj. Como me lo has cogido sin que me diera cuenta? HERMINIA .- (Sacandola de la manga.) Toma. EDUARDO .- Una maquinilla de afeitar. HERMINIA .- Estaba en el bao. (Se sacude la falda y empiezan a caer peines, ceniceros, encendedores de mesa.) LUISA .- Caray! HERMINIA .- Los he cogido todo antes. ROBERTO .- Una mechera Seora Luisa! LUISA .- (Se ha inclinado para coger uno de los mecheros de la mesa.) Y un mechero, Roberto. (Enciende nuevamente el cigarro.) De plata. No ha perdido el tiempo, no. EDUARDO .- Pero ... HERMINIA .- Lo hago con mucha facilidad. Hago ver que soy una seorita decente, voy al pisito de solteros que toca, Me llevo todo lo que puedo y si te he visto ... no me acuerdo. EDUARDO .- Pero qu infamia! Y me decas que contigo podra comprarme tres trajes al ao. HERMINIA .- Claro, pero es que sin m, te podras hacer 6. EDUARDO .- Qu indecencia! HERMINIA .- La indecencia es tener un premio a la natalidad y no escarmentar. CASILDA.- Faus, estamos rodeadas de amigos. LUISA .- Estamos tan rodeadas de amigos que podremos solventar este asunto en un clima muy cordial. Roberto, vaca la maleta. Vamos todos a comportamos-por una vez en la vida como personas honradas, sin que sirva de precedente y cada uno a su casa. FAUSTINA .- No es tan fcil. LUISA .- Por qu? Todos tenemos cosas que ocultar, excepto ustedes, que tambin tienen cosas que ensear. A ver, todos conocemos los secretos de los otros. ROBERTO .- Podremos irnos alegremente! FAUSTINA .- De un momento a otro vendrn los seores con los que nos hemos citado aqu. Si encuentran esto tal y como est .... HERMINIA .- Eso lo recogemos en un momento. (Se inclina al suelo para coger los objetos cados.) LUISA .- Exacto. Y lo pondremos todo en su sitio. Vamos! (Todos se agachan en el suelo, frente a la chimenea. Entonces es cuando lentamente empiezan a bajar unos pies de hombre por el hueco de la gran chimenea y quedan visibles hasta las rodillas.) CASILDA .- Y eso? (por un cenicero) HERMINIA .- Es del comedor. (Casilda va a dejar el cenicero y observa los pies del hombre. Comenta.) CASILDA .- Que mal puesta est la televisin. FAUSTINA .- Que televisin Casilda? CASILDA .- Aquella. FAUSTINA .- Pues s que est mal puesta, s. (Le da un toque en el hombro de Eduardo.) Se ha fijado como est la televisin? EDUARDO .- Otras veces le cogen slo la cabeza. (Sonre y vuelve a mirar la chimenea.) Ay madre! LUISA .- Qu pasa? EDUARDO.- Esos pies. LUISA .- Retrate Roberto que ests pisando al seor. EDUARDO .- No! Si son esos. (Se incorporan todos gritando, excepto Luisa) LUISA .- quietos! Casilda .- Un colgante, Faus! Como el que reparta la leche de "El Barco" cuando lo encontraron con 5 sacos de almidn en el almacn. FAUSTINA .- Yo me voy. LUISA .- De aqu no se mueve nadie. Roberto, hijo mo, dnde vas? ROBERTO .- No, Luisa. Tremolo. EDUARDO .- Oiga seora. Esto es grave. Tenemos que salir corriendo. LUISA .- He dicho que todos quietos! (Se acerca a la chimenea. Empuja los pies y estos se mueven macabramente. Observa. ) Buena calidad. Buena calidadHERMINIA .- El seor? LUIA .- Los zapatos. (Levanta el pernil del pantaln. Toca un calcetn.) Nylon. (Toca el pantaln.) Lana. CASILDA.- Hasta que llegue el documento nacional de identidad nos tendr con el corazn en un ay. LUISA .- Voy adentro. No se muevan. (Gatea y se introduce dentro de la chimenea. Silencio. Slo se ven sus piernas.) Roberto dame una cerilla. ROBERTO .- No se ve, Luisa? LUISA .- Que se me ha apagado el cigarro. (Roberto mete la mano en la chimenea. Silencio. Luisa sale gateando con el cigarro entre los labios.) Est ms muerto que las noches de Madrid. (Movimiento de inquietud.) Estaos quietos! HERMINIA .- Pero quin es? LUISA .- No lo s. Esta todo negro. EDUARDO .- Cmo quiere que est ...? Rojo? ROBERTO .- Y en los bolsillos? LUISA .- No he mirado bien. Venga, mire eso usted. EDUARDO .- Yo? No! LUISA .- Es que no ha visto nunca un muerto? EDUARDO .- Ahorcado no, seora. Los he visto tumbados, que es ms normal. LUISA .- Anda ve tu Roberto. ROBERTO .- Seora Luisa, yo .... LUISA .- Lo he dicho ... y vas! ROBERTO .- S, seora Luisa. (Roberto entra dentro de la chimenea.) LUISA .- Los que llamaban en la puerta pueden ser sus amiguitos? FAUSTINA .- Decian que llamarian con una copita de Ojn. LUISA .- Tambin hay que tener ganas para lleva una copita en la mano para llamar! FAUSTINA .- No mujer. Quiero decir haciendo tan-ta-taran-tan, tan, tan. CASILDA .- Oiga, qu nos pasar? FAUSTINA .- Eso mismo. LUISA .- No nos puede pasarnos ninguna cosa. Lo nico que s es que yo no llamo la polica ni aunque estuvieran colgando tres ms como este. FAUSTINA .- Pues yo s. HERMINIA .- Hermana! Has tocado el piano? FAUSTINA .- De pequeita. HERMINIA .- Digo si has dejado las huellas en la Direccin General de Seguridad. FAUSTINA .- S. HERMINIA .- Y yo ... y seguramente la seora aqu presente y su amigo tambin. (Luisa dice que s con la cabeza.) EDUARDO .- Pero yo ... HERMINIA .- A ti te falta un hijo para la Cruz de la Beneficencia y no querrs perdertela por esto. Se te creara un buen lo. Cinco fichados y un padre de familia numerosa! O sea seis desesperados. Qu ms quisiera la polica! Tan pronto entre por esa puerta no nos salvaremos ni uno de todos nosotros. CASILDA .- Parecer algo extrao pero yo le debo dar de comer a mi nio. LUISA .- La seorita ha hablado muy bien. Con un muerto las cosas se vuelven muy difciles. EDUARDO .- Pero por qu, diantres? LUISA .- Usted lo mat. EDUARDO .- (Aterrorizado.) Yo? LUISA .- Vino aqu. Lo encontr con la seorita, han reido y lo colg de la chimenea. EDUARDO .- As, como el que cuelga un jamn. LUISA .- Vea que fcil es ser sospechoso. Haganme caso. Este muerto es nuestro. No podemos separarnos de l. O nos enviarn a la crcel mientras resuelven el asunto. CASILDA.- Yo creo ... FAUSTINA .- Tiene razn, Casilda. ROBERTO .- (apareciendo lleno de objetos.) Seora Luisa ... seora Luisa. LUISA .- S, Roberto. Veamos. (Observando los objetos.) Un pauelo. Un block. Cuarenta duros. (Se los guarda.) Una cartera. (Revisa.) Ni tarjetas, ni documento de identidad, ni carnt. Una estampita del Nio del Remedio. (Le da un beso.) Monedas. (Se las guarda.) Cigarrillos. Los quieren? CASILDA .- Ay no! FAUSTINA .- Temes por un colgado y en cambio no tenas miedo al Lorenzo que cuando sacaba la lengua todo el mundo crea que le haba salido una erupcin cutnea en la garganta?(Casilda coge los cigarrillos.) LUISA .- Nada en el block. (Seala la chimenea.) Cmo est? ROBERTO .- Mal, el hombre mal. LUISA .- Idiota. Te pregunto que como lo colgaron. ROBERTO .- Hay una barra de hierro que cruza de un lado a otro. Es muy fuerte. Pasaron la cuerda por all. LUISA .- Y donde la ataron? ROBERTO .- A un gancho que hay a la derecha. Eso es lo malo, porque el nudo se escurre y en cualquier momento aparecen los pies del seor. LUISA .- Tenemos que bajarlo. EDUARDO .- Yo me voy. HERMINIA .- T te quedas igual que haremos todos. LUISA .- Dale la cuerda, Roberto. ROBERTO .- S, seora Luisa. (Roberto se arrodilla, deshace el nudo y empieza a aflojar la cuerda. El colgado comienza a bajar poco a poco.) EDUARDO .- Jess, que poco a poco! Casilda .- Oiga, por la Virgen. Haga como con el esparadrapo, un tirn y fuera. (El colgado se detiene.) LUISA .- Qu pasa? ROBERTO .- tropieza con algo. LUISA .- Mira a ver qu pasa. (Roberto se asoma.) ROBERTO .- Se le ha quedado la barbilla pegada a un saliente. LUISA .- Hay que empujarlo. EDUARDO .- Pues empjelo usted. LUISA .- Usted es un hombre. EDUARDO .- empujar es como hacerse la manicura. LUISA .- Ayudame, hija. HERMINIA .- S, seora Luisa. (Las dos empiezan a empujar el cadver.) LUISA .- Ya? ROBERTO .- Un poquito ms. LUISA .- (Al Herminia.) Comprende usted ahora por qu las mujeres se quejan de que los hombres son pesados? HERMINIA .- S, seora. ROBERTO .- Ya ... (Afloja la cuerda. El cadver contina descendiendo.) FAUSTINA.- Estamos a punto de verle la cara. CASILDA .- Aver si lo coneguimos! FAUSTINA .- Callaos. CASILDA .- Quizs es aquel seor que nos llev a la Prgola, dijo que iba a llamar y nos dej con una cuenta de 500 pesetas de la cena. FAUSTINA .- No tendremos esa suerte. LUISA .- Cuidado, con la cabeza! (Todos se cubren la cabeza como idiotas.) La cabeza del difunto ... que ya lo tenemos aqu. (Roberto afloja la cuerda del todo. Cae el cuerpo exnime de un hombre. Un gemido. Llusa se inclina.) Bueno, chicos. La cosa es complicada. No muri colgado. Lo asesinaron. (Muestra a la curiosidad de los presentes un cuchillo que acaba de arrancar del cuerpo del hombre.) Y la cuerda como veris no esta por el cuello sino por debajo de los brazos. Est ms claro que el agua. Lo mataron y lo escondieron all. ( Herminia.) Traeme una toalla mojada. Vamos a lavarle la cara. ( Herminia asiente y desaparece por la segunda izquierda.) FAUSTINA .- Esto. Y despus le damos colonia. LLUSA .- Qu dice? FAUSTINA .- Que no est bien lavarse la cara a un muerto. CASILDA .- Pues hay quien los afeitar. FAUSTINA .- Ser a tu familia porque sois unos bestias. Pero todos los mios han marchado al otro mundo con una sbana y barba de tres das. Ya basta. No lo aguanto ni un minuto ms. LUISA .-El que cruce esta puerta le tendr que explicar a la polica porque sali corriendo. (Faustina se detiene.) Tened en cuenta en la cabeza que este muerto es como si fuera nuestro padre, mal comparado. Abandonara usted a su padre? FAUSTINA .- No. LUISA .- Pues a este tampoco. O lo enterramos o nos entierra l. (La Herminia con una toalla.) Gracias, hija. Aguanta la cabeza, Roberto. (Le limpia la cara al cadver.) CASILDA .- Lo que hace ir un poco arreglado, Faus. Parece otra cosa. LUISA .- Alguien lo conoce? ROBERTO .- Me parece que ... LUISA .- Qu? ROBERTO .- S. Es un hombre que vino varias veces a hablar con el seor Augusto. LUISA .- El seor Augusto es el dueo de la casa. El diplomtico. ROBERTO .- S, seguro que es l. LUISA .- No sabes cmo se llama? ROBERTO .- No. S que visit al seor Augusto. Y los o discutir ms de una vez. LUISA .- Roberto ha sido criado del diplomtico. Bien, el seor Augusto se lo carg. EDUARDO .- Pues denunciamos al seor Augusto. LUISA .- Esta dentro de un avin camino de Amrica. Seguro que cit a este hombre, lo mat y colg all arriba. EDUARDO .- Pero por qu? LUISA .- No cabra en la nevera? EDUARDO .- No. LUISA .- sacara usted un muerto por el balcn? EDUARDO .- No. LUISA .- Pues debe saber que quitando la nevera y el balcn, el lugar ms fresco de la casa, cuando no est encendida, es la chimenea. Debi pensar: slo hay un lugar donde no lo buscarn si alguien lo echara en falta y donde se conservar en buen estado. Tena que ganar tiempo para coger el avin. Est bien claro. EDUARDO .- Y est bien claro lo que hay que hacer. Despejar la niebla y dejar que la polica llame al seor Augusto y le pida explicaciones. HERMINIA .- Con toda la casa llena de huellas nuestras. No seas inocente. Tenemos que transportar el cadver a la Casa de Campo. FAUSTINA.- O a San Martn de Valdeiglesias. LUISA .- Quin tiene coche? HERMINIA .- Eduardo. Y con un maletero esplndido. LUISA .- Pues tenemos entierro, Eduardo. EDUARDO .- En mi coche, no. CASILDA .- No querrs que paremos un taxi! EDUARDO .- Dejemos en un solar. HERMINIA .- Eso. Ahora nos pondremos a buscar solares para la ciudad. Escucha Eduardo, Llusa manda. Y si quieres salvarte, obedece. LUISA .- Voluntarios para hacer de porteadores. (Nadie se mueve.) Los dos hombres. Quien les ayuda un poco? FAUSTINA .- Si hace falta. CASILDA .- Pero vas a tocarlo? FAUSTINA .- Qu diferencia encuentras con el Presidente de un Consejo de Administracin? Solo que est muerto y ya esta. LUISA .- Quitar la cuerda, Roberto. (Roberto obedece) Vamos! (Lo cogen entre los tres. Llusa mete la llave en la cerradura. Los porteadores tropiezan con una mesita, tirandola.) Quietos! Dejarlo en el suelo. (Los tres lo dejan bruscamente.) Hombre no! Que aunque est muerto, esta feo hacer eso! CASILDA .- tratarlo con ms delicadeza. HERMINIA .- Pensaba que se hunda el suelo. LUISA .- recojan esos trastos. Pnganlos en su lugar. La mesita ... vamos en l. (Casilda il'Herminia obedecen. Eduardo se seca el sudor.) Y a usted qu le pasa? EDUARDO .- Que ha abierto un ojo. LUISA .- Quin? EDUARDO .- (sealando el cadver.) Este. Por mi padre que ha abierto un ojo. FAUSTINA .- Oiga, no nos asuste. LUISA .- Pero como va a abrir un ojo? T has visto que haya abierto un ojo? ROBERTO .- No, seora Luisa. LUISA .- En caso de que lo haya abierto, ya lo ha cerrado. EDUARDO .- Pues eso es lo peor. Porque si lo hubiera dejado abierto, quizs era cosa de un movimiento, pero abrirlo y cerrarlo ya es hacer un guio! LUISA .- Oiga, que le han dado una pualada al corazn. EDUARDO.- Yo conozco a estos. Muy plidos, muy quietos, pero engaan una barbaridad. HERMINIA .- Valgame Dios. No os basta con este lo? Serenaros. LUISA .- Listos? (Cogen el fallecido. Llusa abre la puerta del foro. Oscuridad.) Los tres detrs de m. Ustedes esperen. Tenemos que dejarlo todo como est. (Avanzan. La luz del rellano se enciende. Suena e motor del ascensor.) El ascensor! (Cierran la puerta. Los tres vuelven a dejar caer al fallecido, que se da el correspondiente golpe.) CASILDA .- A este hombre lo matarn. FAUSTINA .- Quieres callar, Casilda? Se me han aflojado las manos. LUISA .- No se le puede dejar caer as. Har un agujero en el suelo. Silencio. Se ha parado. (Escuchan.) ROBERTO .- Debe ser en el tercero. Vive un gineclogo. CASILDA .- Pues como empiecen a dar a luz las seoras esta noche, el de la chimenea lo tendremos que sacar el mes que viene. LUISA .- Ya baja. (Se oye el motor del ascensor.) Vamos! (Cogen el cadver. Luisa va a abrir. Suena el timbre. Desconcierto.) Quien lo suelte es tragar el cigarro. (Timbre.) Vamos hacia dentro. Roberto, haz de criado. Y hecha a quien sea. ROBERTO .- Pero seora Luisa ... (Todos entran en la primera y segunda izquierda.) Y si es la polica? LUISA .- Y si nos coge la poli? (Timbre.) Va! (Se esconde en la primera izquierda. Roberto abre la puerta. Un seor de mediana edad, en pijama y bata, en el umbral.) NGEL .- Qu? Van bien las obras? ROBERTO .- Qu obras? NGEL .- No estn ustedes abriendo un pasillo para llegar al Metro de la plaza de espaa? ROBERTO .- No, seor. NGEL .- Pues cualquiera lo dira, pareca que se desmorona el techo. ROBERTO .- Ah! Es usted el inquilino del quinto? NGEL .- S seor. Y tengo un nio de quince das. Los nios son bien extraos. Cuando se despiertan en lugar de decir "llvame el diario", empiezan a llorar. Se oye desde aqu? ROBERTO .- No. NGEL .- Pues es para alquilar sillas . Yo duermo en un mueble que se hace cama, all, mirando el horizonte y las estrellas. (Seala el ventanal.) Ante el ventanal. Me gusta el aire del otoo. ROBERTO .- Ah! NGEL .- Ha venido mi suegra para cuidar del nio y duermen la suegra y mi mujer en mi cama por all y yo junto al ventanal. Y han hecho ustedes tres sacudidas que nos han despertado a todos menos mi a suegra. ROBERTO .- Es que se nos ha cado un muerto ... Un puerto, volcando-, se tumba ... NGEL .- Pero qu dice usted? ROBERTO .- (Sereno ya.) Con esta mesa, que sin querer he tropezado haciendo limpieza, como todas las maanas. NGEL .- Pero si es de noche. ROBERTO .- Es que aqu, vamos con el horario cambiado a las dos de la maana, ducha y limpieza, a las tres vestirse y desayuno y a las cuatro en la calle todo el mundo, a trabajar como los alemanes. Y as, en lugar de morirnos de miseria nos morimos del corazn que es mucho ms europeo. NGEL .- De verdad que no le pasa nada a usted? ROBERTO .- No, no. NGEL .- Tenga ms en cuidado, y a ver si consigo dormir el nio otra vez y ponerme a mirar las estrellas. ROBERTO .- No se preocupe. NGEL .- Est solo usted? ROBERTO .- Solo. El seor ha salido de viaje. Buenas noches. (Cierra la puerta detrs del ngel con prisa. El resto sacan la cabeza.) HERMINIA .- Ya les haba dicho que se desmorona el suelo. LUISA .- Tengan ms cuidado. ROBERTO .- Seora Luisa, este hombre puede testificar que me ha visto aqu. LUISA .- Dejaremos todos los cabos atados. Ayudanos a cogerlo. Vamos! (Roberto entra por la segunda izquierda. La seora Luisa da rdenes a Casilda y a Herminia.) Dejen la habitacin ms o menos como estaba. Rpido. (Ellas obedecen. Eduardo y Roberto salen con el cadver.) Ahora, hijos, debemos cargarlo. Pulso firme. Cuando la hayamos metido en el maletero, salgan pitando hasta la esquina de la cafeteria. All nos encontraremos dentro de media hora. Entendido? ROBERTO .- De acuerdo. LUISA .- Pues vamos. (En la puerta suenan unos golpecitos caractersticos. Todos quedan quietos.) ENRIQUE .- (Desde fuera.) Faus! Por favor Abre! LUISA .- Quin es? FAUSTINA .- Los chicos con los que nos habamos citado. LUISA .- Apaga la luz. (Roberto iba a hacerlo cuando se oye la voz de Enrique.) ENRIQUE.- Anda Faus. No juegues conmigo. Que vemos la luz! (Y da ms golpecitos como antes.) LUISA .- Qu pueden hacer? FAUSTINA .- entrarn hasta la cocina. EDUARDO .- (Que est mirando por la mira microscpica.) Es Enrique! FAUSTINA .- Lo conoces? EDUARDO .- Claro que, s. LUISA .- No hay manera de echarlos? FAUSTINA .- No. Debemos esconder el muerto Pero debemos abrirles la puerta. EDUARDO .- Dentro de un armario. FAUSTINA .- Mirad que en una fiesta Enrique, lo primero que hace es vaciar armarios. (Ms golpes y ahora el timbre con el ritmo de los golpes.) ROBERT O.- despertara a los vecinos. LUISA .- Rpido. Ponedle la cuerda. (Roberto obedece.) Al lugar donde estaba. EDUARDO .- Pero ... LUISA .- No metern la cabeza. Es el lugar ms seguro. Por eso lo eligi el diplomtico. Aydalo! Rapido! (Eduardo, Herminia y Roberto proceden a colgar el cadver.) FAUSTINA .- S ... Enrique eres tu? ENRIQUE .- Anda, abre de una vez! S. Soy Enrique. Y vengo con el Jess. FAUSTINA .- Espera cario. No encuentro la llave. LUISA .- apresuraos vosotros (Ya lo han metido en la chimenea.) Vamos, levantarlo! (Comienzan a tirar de la cuerda con todas sus fuerzas.) CASILDA.- Faus ... Yo me vuelvo a "El Barco". LUISA .- Es pescadora? FAUSTINA .- Es de "El Barco", provincia de vila. CASILDA.- Esto no es para m. Si tu organizacin de mujeres perdidas debe hacerse a base de muertos .... yo me vuelvo. FAUSTINA .- No me infles la cabeza Casilda. Y aguanta el tipo. Que no noten nada estos dos. Diversin, alegra, maldita sea mi cara! Y a ver cmo nos los quitamos de encima en cinco minutos. LUIA .- Aguanta bien el nudo. ROBERTO .- Ya est. LUISA .- Ms fuerte. Todos a la cocina. En la despensa que tiene llave. Nos cerraremos por dentro. Ustedes apresurense ! (Golpes en la puerta.) FAUSTINA .- Ya est, rey. Ya la he encontrado. (El resto salen corriendo y desaparecen por la derecha.) Quieta, Casilda! Aqu! Y a disimular! (Abren la puerta. Enrique y Jess, dos hombres jvenes, en el umbral.) ENRIQUE.- Que pesada eres! FAUSTINA .- Y qu queras? Se me haba perdido la llave. ENRIQUE.- Pues vete con cuidado con ella porque es la nica que hay. FAUSTINA .-No te jode! ENRIQUE.- decas ....? FAUSTINA .- Nada, nada. ENRIQUE.- (Por Casilda.) Esta es la belleza de vila? FAUSTINA .- Esta. Que por cierto, est deseando bailar. Vamos a bailar. ENRIQUE .- Mirando a Casilda que est quieta en el sof.) T no tenias ganas de bailar? CASILDA .- Se me van los pies. ENRIQUE.- Pero donde? CASILDA .- Donde sea. (El amigo de Enrique est temblando.) ENRIQUE .- Jess, has odo? Pero Jess, otra vez? JESS .- Estoy muy enfermo. A m me pasa algo grave y t te lo tomas de coa. Estoy a punto de fallecer. ENRIQUE .- Que hemos venido a divertirnos. JESS .- Y a m qu? Yo quiero divertirme pero el corazn me dice que no. ENRIQUE .- Otra vez con el corazn. Pero t sufres del corazn? JESS .- No! Y t? ENRIQUE .- Que yo sepa ... ! JESS .- Ves? Que yo sepa. T crees que las anginas de pecho avisan como el hombre del tiempo? ENRIQUE.- Escucha imbcil. Estoy harto de tus nervios. No te pasa nada. FAUSTINA .- Pues tiene muy mala cara. JESS .- Verdad que s? FAUSTINA .- Se le doblan las piernas. Oye, este chico debera meterse en la cama. JESS .- Pero ahora mismo. ENRIQUE .- Jess, son nervios. Qu tienes? JESS .- Angustia. ENRIQUE .- Eso son los nervios. JESS .- Y me mareo. ENRIQUE .- Nervios. JESS .- En la calle me has tenido que aguantar porque me caa. ENRIQUE .- Pero aqu te sujetar esta ... (Le da un golpe en la espalda que la hace vacilar.) FAUSTINA .- Escucha Enrique ... ENRIQUE .- Venga, se acab! Ponme un whisky. CASILDA .- Quiero bailar. ENRIQUE .- Despus. Augusto tena un jamn entero en la despensa y ahora lo empezaremos. FAUSTINA .- No, en la despensa, no! ENRIQUE .- Djame. Aqu estoy como si fuera mi casa. Anda Jesusito, enciende un fuego en la chimenea, vers como se te olvides todo lo del corazn. (El Jess coge unos troncos mientras Enrique hace mutis por la derecha.) CASILDA.- Vamos! FAUSTINA .- Eso nunca. CASILDA .- Los encontrarn. FAUSTINA.- entretentelo. Aydalo .... (Faustina se pega a la segunda izquierda. Casilda coge los troncos.) CASILDA .- Anda que no es usted desastre ni nada. JESS .- S. soy un poco torpe. Pero las chimeneas las enciendo muy bien. CASILDA.- Se deben poner los troncos haciendo eso de Cleopatra. JESS .- Pirmide. CASILDA.- Eso. Ves? As. Usted est alerta aqu abajo. JESS .- Yo siempre pongo en el centro un ejemplar de un peridico y le pego fuego. Pero soy muy catlico. CASILDA .- Yo tambin. Usted tiene hijos? JESS .- No. Y usted? CASILDA.- Uno. JESS .- Pero sin casarse? CASILDA .- S seor. JESS .- Pero mujer, como hace usted eso? CASILDA .- Verdaderamente. JESS .- Con lo bonito que es casarse! (Entra Enrique.) ENRIQUE.- Faus, djame una horquilla del cabello. FAUSTINA .- Qu pasa? ENRIQUE .- Que el imbcil del Augusto ha debido cerrar la despensa. Pero con una horquilla del pelo se abre la cerradura enseguida. FAUSTINA .- No tengo. ENRIQUE.- Y t? CASILDA.- Ni una. ENRIQUE .- Esto me servir. (Coge el atizador de la chimenea.) Anda, Jess. Enciende esto enseguida que traigo el jamn. (Hace mutis nuevamente.) CASILDA .- Faus ... y si profesamos a las Carmelitas? FAUSTINA .- Calla! Entretenlo. Que no lo encienda. CASILDA .- (Quitando a Jess la caja de cerillas.) Me dejas que me lime esta ua? JESS .- Con mucho gusto. (Y saca un mechero.) CASILDA .- Vaya mechero ms bonito! JESS .- S? CASILDA .- Precioso. JESS .- Quedatelo. CASILDA.- De verdad que me lo regalas? JESS .- Claro que s. CASILDA .- Que ilusin. JESS .- No tiene importancia. (Saca otra caja de cerillas. Enciende una. Casilda la apaga.) CASILDA .- Ya sabe usted lo que tiene que hacer. JESS .- Encender otra. CASILDA.- Por cada cerilla apagada, un beso. JESS .- Bueno estoy yo de salud para estas cosas ... CASILDA .- Ya ver como se anima. (Cuando van a darse un beso aparece Enrique.) ENRIQUE.- (Pensativo.) Qu cosa ms extraa. FAUSTINA .- La vieja del cigarro, verdad? ENRIQUE .- Que vieja? FAUSTINA .- No has visto la vieja del cigarro? ENRIQUE.- Qu dices Faus? He abierto la cerradura y cuando he ido a tirar de la puerta no se abra. Es fsicamente imposible. Pero jurara que haba cinco o seis personas tirando de la puerta por el otro lado. FAUSTINA .- Qu tontera! ENRIQUE.- Y tanto! En fin ... he cogido este queso de la nevera. Sirveme un whisky. ( Casilda que va a hablar.) Ya bailars nia. No lo repitas ms. Venga, Jess, pon buena cara! Sirvete un whisky. (Mientras Casilda y Faustina se apresuran a coger las botellas, el se queda mirando la chimenea.) FAUSTINA .- No hay ms solucin que emborracharlos. CASILDA.- Y si no quieren? FAUSTINA .- Djame a m. (Enrique ha encendido una hoguera enorme aplicando una cerilla los troncos.) CASILDA.- T .... que lo estas ahumando. FAUSTINA .- Pero qu has hecho? ENRIQUE.- encender la chimenea. FAUSTINA .- Vamos a brindar ENRIQUE.- As estaremos ms calentitos. Anda! FAUSTINA.- (Mientras prepara el whisky.) Echale un vistazo, Casilda. (Casilda va a la chimenea. Y usa mil trucos para mirar hacia arriba.) ENRIQUE.- Sabes que ests ms delgada, Faus? FAUSTINA .- Tu que me miras con buenos ojos! ENRIQUE.- Pues estas muy bien. Ests ms atractiva. ( Casilda va hacia Faustina y le da informacin.) CASILDA .- Se le han empezado a quemar los pantalones. FAUSTINA .- Ay Dios mo! CASILDA .- Y lo peor es que los zapatos tienen la suela de cuero y dar olor a tocino asado de un momento a otro. FAUSTINA .- Toma. Dale este vaso a ese. CASILDA.- (Por la cantidad.) T. Que est enfermo y si se bebe todo esto se nos muere. FAUSTINA .- Hay que emborracharlos. (Casilda se sienta en el sof al lado de Jess. Faustina despus con su vaso.) CASILDA .- Un trago? JESS .- Y si me duele?. ENRIQUE.- Qu te ha de hacer bien hombre! El whisky hace dao cuando se est dbil. An da .... Cmo te llamas? CASILDA .- Mariupe. ENRIQUE .- Pues anda, Mariupe. CASILDA .- Mira ... mira como me lo bebo yo. (Da un trago.) As. Ala. ( Jess da otro trago.) Muy bien. Pero que muy bien. Otro sorbitos chico. As, as ... como yo. (Y da otro trago. Jess repite. Casilda fuerza la marcha obligndoles a beber una gran cantidad. Todo ira bien si no fuera que de la chimenea comienza a salir un humo de color azul bastante apreciable.) ENRIQUE .- Estn asando algo? FAUSTINA .- Qu quieres que framos? ENRIQUE .- Pues jurara que siento freir. Algo as como cuando se mete un boquern en aceite. Y huele ... JESS .- A ternera mechada ... verdad? CASILDA .- Vaya disparate ... bebe, bebe! (Y le obliga a beber. Con el calor, el nudo se ha ido deshaciendo y aparecen las piernas del cadver. Los pantalones estn negros.) ENRIQUE.-No hay humo? JESS .- S, parece. ENRIQUE .- Jess. Mira a ver por qu no tira la chimenea. Ven aqu, princesa. (Sujeta a Faustina. Jess se levanta. Casilda aterrada corre y se planta ante la chimenea.) Ah, Jess! Y si vuelvo a verte una cara ms as, no volveremos a salir juntos! (Toda este rato lo aprovecha Casilda para tirar de la cuerda hacia arriba. Llusa con el cigarro en la boca, Roberto y Herminia han aparecido en el umbral de la derecha y sin ser vistos hacen seales de que suba. Cmo la infeliz no puede, Llusa cruza detrs del sof y la ayuda. Con lo cual, no la ve de Enrique, pero Jess s.) Y ya que me conoces. Ser todo lo fresco y todo lo sinverguenza que t quieras, pero cuando digo algo es como si diera mi palabra de honor. Por qu te has quedado blanco? Dime. Qu te pasa para quedarse tan blanco? Nada. (Luisa en cuclillas vuelve hacia la derecha despus de dar por cumplida su misin. Desaparece ante el asombro de Jess.) Y se est muriendo la gente en Argelia. Y eso s es importante. No me vengas con ms aprensiones. JESS .- (Como una estatua, de repente.) Quin ha hablado aqu de la vieja del cigarro? FAUSTINA .- La vieja del cigarro? ENRIQUE .- Djalo mujer. Si est gracioso. Si se nos caer de un momento a otro. JESS .- Porquehay por la casa una vieja con un cigarro? FAUSTINA .- Ser cubana .... ENRIQUE .- (Cogiendo lo de las solapas.) Escucha, Jess. Estamos solos y te consta. Y las viejas no llevan cigarros sino collares al cuello. JESS .- He visto una vieja con un cigarro. (Faustina ayuda a Casilda a apagar la chimenea. Estn pisando los troncos.) ENRIQUE .- Por los clavos de Cristo! Estoy harto de tus neurastenia. Una vieja con un cigarro. Pronto vers un ahorcado. (Las dos mujeres dan un gemido. Para disimular aplauden y fingen bailar.) Qu os pasa? FAUSTINA .- Nada. De la misma alegra. ENRIQUE .- Y por qu habeis apagado el fuego? CASILDA .- Se ha apagado solo. ENRIQUE .- Esta chimenea no tira. Echa un vistazo Jess. FAUSTINA .- No. No. CASILDA .- Pero por qu debe dar un vistazo este chico con lo enfermo que est? FAUSTINA .- Lo miraremos nosotros. CASILDA.- Para eso estamos, para echar un vistazo. FAUSTINA .- Deja a Mariupe. T ven aqu conmigo que quiero contarte un cuento. (El va hacia el sof.) Mariupe. (Casilda se acerca.) Ocupate a conciencia de la chimenea y no dejes a Jess que valla a nada parecido. CASILDA.- descuida. (Lo malo es que el nudo ha vuelto a aflojarse y los pies y piernas del cadver descienden majestuosamente ante el horror de Jess que se frota los ojos. Casilda se da cuenta y prueba de subir los pies del cadver como puede.) Ah ... es que ponemos siempre aqu el traje para que se seque! Como hay tanta humedad ... pues ... (El cadver est descendiendo con toda su alma.) A este ya no hay quien lo pare. ( Jess se desploma al suelo.) Faus ... Faus ...! FAUSTINA .- Oye, que se ha cado. ENRIQUE.- Pero este imbcil .... (Lo sacude.) Jess! Jess! Dime hombre! Qu te pasa? (Le da una bofetada.) Jess! JESS .- (Abriendo los ojos.) Enrique... ENRIQUE .- Qu? Has visto ya el colgado? JESS .- S. ENRIQUE .- Pues tranquilo. La prxima cosa que veas ser un esqueleto. JESS .- (Incorporandose.) El esqueleto, si no te importa, lo ver tu padre. (Corre hacia la puerta.) ENRIQUE .- (Detenintdolo.) Pero Jess! JESS .- Siempre has sido muy aficionado a las bromas, pero esta de ahora, tal y como yo estoy de salud, es para meterte en la crcel. ENRIQUE .- Jess! JESS .- Ya es suficiente. Anunciar me los sustos. Eso no sucede ni en la feriaENRIQUE .- Pero qu dices? JESS .- No lo ves? (Le gira la cabeza.) ENRIQUE .- S. Dos piernas. (Aterrado.) Dos piernas! (Corre hacia la chimenea. Mira.) Un hombre. Colgado! (Tira de la cuerda. El cadver cae al suelo. Lo arrastra. Mira.) Dios mo! Si es ... (La luz general se apaga. Gritos. Carreras. La voz de Llusa intentando imponerse.) LUIA .-! Quietos! quietosHERMINIA .- Quin ha apagado la luz? LLUSA .- quietos! JESS .- Pero a m, por qu m'estoven? LLUSA .- Debe ser el automtico. Est detrs de esa puerta. (Luz nuevamente. Todos en escena. Jess se frota la cara. Eduardo lo tiene cogido. En primer trmino, con una lanza de mango corto clavada en la espalda, est Enrique. Tirado en el suelo. La lanza falta de la pared.) Dios mo! Teln ACTO SEGUNDO La misma decoracin del acto anterior. Han pasado unos segundos. Porque Llusa arranca la lanza de la espalda de Enrique y la contempla pensativa. LUISA .- (A Jess.) Por qu lo hizo? JESUS .- El qu? LUISA .- Romper una lanza por su amigo. JESUS.- Escuche. Quin es usted? LUISA .- Por qu lo mat? JESUS.- Yo no lo mat. CASILDA.- Se la habra clavado l mismo en la espalda. Tena cara de caprichoso. JESUS .- Pero quines son ustedes? LUISA .- Eso vendr ms tarde. Hijo, la vida es la vida, como dijo "Andr Maurois"! Y en esta vida tanto se hacen oposiciones para trabajar en las Aduanas como se le da una pualada a un ntimo amigo. JESUS .- Pero ... LUISA .- Nosotros somos comprensivos. Entendemos lo que dicen en los peridicos. Queremos saber porque ha muerto su amigo. JESUS .- Yo no lo he matado. LUISA .- Pues quien ha sido? JESUS .- No esperar que levante un dedo como si se pidiera un voluntario para llevar coac? LUISA .- Quin fue? .- Casilda .... lo has matado t? CASILDA .- Quita infame! Ni siquiera mat en el Barco y voy a matar a este pobre? FAUSTINA .- Es que yo s lo que es cogerle trria a un seor. CASILDA.- He matado yo al Churchill? y me caa fatal LUISA.- (A Herminia.) Hija .... (Herminia niega con la cabeza y se dirige a Eduardo.) Hijo, todos sabemos lo que es pagar la escuela a catorce nios. Hay casos que justifican un ataque y una obsesin. Su seora es dulce? EDUARDO .- Quiere decir que si es diabtica? LUISA .- Quiero decir de carcter. EDUARDO .- Es una fusin entre "chiquita la piconera de Romero de Torres" y un sargento de la Guardia Civil. LUISA .- Con una mujer as y catorce bocas diciendo: Viva el Betis, se le clava una lanza al Lucero del alba. EDUARDO .- Yo no le he clavado una lanza a nadie. Me molesta incluso pinchar las aceitunas rellenas y las cojo con los dedos. Enrique era amigo mo. Y usted? LUISA .- De m y de Roberto respondo yo. (A Jess.) Somos gente que no tiene motivos de agradecimiento a la Direccin General de Seguridad. Chico, supongo que querr llamar a la polica. (Silencio) Quiere o no? JESUS.- Tal vez no. LUISA .- Caray! Eso est bien. Qu pasa? JESUS.- Pues me pasa igual que con el domin, seora. Tengo ficha. CASILDA.- Ficha? JESUS .- S. CASILDA.- Por enfermo? JESUS .- Fue una tontera. Sal con mi padre en la verbena. Y un seor no s qu debo figurar, que me dio una bofetada. Cuando dije: 'pap, que me han pegado'. Mi padre dijo: A ver si lo repite delante de m'. Y el otro me volvi a pegar. Y mi padre dijo: Pues lo ha repetido. A ver si ahora se atreve . CASILDA.- Y el otro se atrevi. JESUS .- S. Per cog un martillo de esos para probar la fuerza. CASILDA .- Y le dio usted a su padre ... JESUS .- Todava no s a quin le di. El caso es que se formo un lo entre el martillo y unas escopetas de tiro al blanco que salieron de no s dnde. Y con esta excusa sali que si yo haba pasado dlares, que si vena francos suizos .... vaya, nada de particular. LUISA.- S! La polica se toma muy en serio eso del estraperlo de divisas. JESUS.- Ya ve qu canallada. LUISA .- Usted estar tan dbil como quiera, pero de tonto no tiene ni un pelo. ROBERTO .- Luisa ... LUISA .- Bueno, hijos mos. La cosa est muy clara. Uno de nosotros es un asesino. (Rumor.) Y nos encontramos en el penoso deber de ocultarlo si queremos salvar el pellejo. EDUARDO .- Cmo? LUISA .- A usted le importa quin ha matado a este? Lo que debe importarle es no verse mezclado en su muerte. CASILDA .- En eso tiene razn. Ya lo deca mi padre: 'Nena, no hagas nunca de testigo, que acabars declarando que vas matar a Canalejas' LUISA .- No s si somos el pueblo que mejor cumple las leyes, pero seguro que somos el pueblo que ms miedo le tiene a las leyes ... Faustina .- De eso no tengo ninguna duda. LUISA .- Bien. Vamos a transportarlos. EDUARDO .- No pensar que a este tambin lo pondremos a mi coche? LUISA .- Cabe en el maletero? HERMINIA .- Y tanto! An quedara lugar para el gato. CASILDA .- Animales! EDUARDO .- Me niego rotundamente. Si pinchamos una rueda, nos ayuda un taxista y se le ocurre abrir el maletero ..... CASILDA .- Pues diga usted que son de la familia y los lleva a enterrar en Cuenca. EDUARDO .- No. Y me importa un pimiento lo que digisHERMINIA .- Y lo que diga tu mujer. EDUARDO .- Pero que es que alguien se puede creer que he estado de parranda con un muerto bajo cada brazo? ROBERTO .- Usted no lo entiende. Cuando la polica meta la nariz le daremos su nombre. Puede haber lo matado a ste. Eran amigos, se conocan. EDUARDO.- Escuche. FAUSTINA .- Tambin era amigo nuestro. O nos salvamos todos o todos vamos a la trena. (Silencio) JESUS.- Me parece una ecuacin muy lgica. HERMINIA .- Vamos! (Un gesto de Robert, que con la ayuda de Jess y Eduardo, retiran a Enrique a un segundo plano.) JESUS .- El de la chimenea quin es? LUISA.- El que mat el dueo de la casa. Un diplomtico. JESUS .- Lo nombrarn embajador en Rusia. LUISA .- Se ha ido a Amrica. ROBERTO .- Ponemos en fila los cadveres?. LUISA.- Eso. Y de paso tambin los envamos de maniobras. Aquel detrs del sof. Vamos a sacar primero al reciente. A ver .... las pilinguis! CASILDA y FAUSTINA .- Servidoras. LUISA .- Abran camino. La rubia va detrs. Usted recibe las informaciones. FAUSTINA .- Y leo el horscopo. LUISA.- Recibe informaciones de su amiga. Tan pronto como se aseguren de que la escalera esta libre saldremos nosotros. Buena suerte, hijas. (Las empuja hacia la puerta del foro.) Sin encender la luz y sin utilizar el ascensor. (Han desaparecido las dos.) Herminia, asegrese de que todo est en orden por aqu dentro. (Herminia desaparece por la segunda izquierda.) Ve a por la otra maleta, Roberto. (Roberto hace mutis por la primera izquierda.) Es curioso, muy curioso. EDUARDO .- Qu? LUISA .- La han matado por algo en concreto. Slo pudo ver el cadver. Pero quien lo mat supuso que no era bueno que viera el cadver del amigo del diplomtico. JESUS.- Y qu supone? LUISA .- A saber ... JESUS .- Oiga, no creera .... LUISA .- Usted est libre de toda sospecha. No conoca la casa y el automtico esta detrs de aquella puerta. (Seala la de la derecha.) Y hay algo alrededor de una llave que no hace ms que darme vueltas por la cabeza. Qu es lo que encontramos en el hombre de la chimenea y qu es lo que no encontramos? EDUARDO.- Oiga, si hemos decidido no hacernos preguntas y quitarnos de encima los muertos, pare ya y acabemos. LUISA .- De acuerdo. ROBERTO .- (Sacando la otra maleta.) Todo en orden. HERMINIA.- (apareciendo por la segunda izquierda.) Todo en orden. LUISA.- Roberto. Al lado del fallecido A. Y por Dios que no se les ocurra soltarlo de golpe. JESUS.- Parece que sube alguien. LUISA.- Atencin! (Casilda entra toda palida.) CASILDA.- Seora Llusa .... Vamos a poner estos dos en la cama porque aqu no los sacamos. LUISA.- Y ahora qu pasa? (Entra Faustina y cierra la puerta. Est desencajada.) FAUSTINA.- Esto ya es mucha desgracia .... EDUARDO.- Demonios .... Qu pasa? CASILDA.- Usted ha odo el ascensor del tercero? ROBERTO.- S. La casa del gineclogo. Lo habrn llamado para ir a algun sitio. CASILDA.- No, seor. Le llevaban unas cositas que hacen falta aqu. HERMINIA.- El qu? FAUSTINA.- Pues que la esposa del gineclogo ha pasado a mejor vida. LUISA.- No! CASILDA.- S! Y esta la escalera de seoras y visitas por las condolencias que no se puede dar ni un paso. FAUSTINA.- An no han empezado a hablar de ftbol, pero suceder de un momento a otro. CASILDA.- Quizs suban aqu para ver si tenemos coca-colas. JESUS.-Dios bendito! CASILDA.- De momento a m se me ha abrazado un seor y empez a decirme: "Era muy buena. Era muy buena ...." FAUSTINA.- Es que como t eres la ltima en enterarte de todo, no se te ha ocurrido nada ms que decirle: Mas que el pan ? CASILDA.- Pues y t, al que te ha cogido del brazo y te ha dicho: Ha sufrido mucho? Y le has empezado a explicar cuando te operaron de apendicitis .... FAUSTINA.- Y yo qu saba! Cmo puede una imaginar que este bloque tenga tantos difuntos? LUISA.- Si fuera supersticiosa estara por creer que el portero es gafe. JESUS.- Oiga, qu hacemos ...? HERMINIA.- Seora Luisa .... LUISA.- quietos, hijos. Un momento de reflexin. Me rondan por la cabeza una serie de cosas que no me dejan pensar. Donde tiene usted el coche? EDUARDO.- Pegado a la acera. LUISA.- Bien. Si usted no puede sacar algo por la puerta ... por dnde la sacara? EDUARDO.- Qu s yo .... Por la ventana! LUISA.- Exacto. Por la ventana. Roberto! ROBERTO.- El coche esta aqu mismo. LUISA.- En el portal? ROBERTO.- Girando la esquina. JESUS.- No estar usted pensando en ..... LUISA.- S seor ... voy a hacer eso. Descolgarlos por la ventana. EDUARDO.-A usted le sienta muy mal el tabaco. LUISA.- Otra solucin a parte de la ventana? EDUARDO.- No! LUISA.- Pues no tenemos nada ms que hablar. JESUS.- Tiene previsto descolgarme a m tambien? LUISA.- Por qu? EDUARDO.- Porque yo duro solo diez minutos. CASILDA.- Es cierto. Est muy mal de los nervios. LUISA.- Los nervios los iremos guardando todos durante quince minutos. Herminia ... HERMINIA.- S. LUISA.- Slo hay un peligro. (Seala el ventanal.) El sereno de esta calle. Es preciso alejarlo del campo de operaciones. HERMINIA.- Cmo? LUISA.- Llamalo palmeando y segn vaya acercandose, tubretrocedes. Pasas al 4, al 6, al 8, al 10 .... y el sereno tras de t. Cuando est llegando al 22 le pregunta dnde est la calle 9 de marzo ... FAUSTINA.- Qu pas ese da? LUISA.- Nada. Por eso. Llamar a otro sereno. Y como empiecen a buscar fechas con lo aficionados que somos los espaoles a hacerlo, irn desde el 10 de agosto al 2 de mayo pasando por el 21 de julio que es mi santo y los despertarn el 30 de febrero si Dios no pone remedio. HERMINIA.- Genial! LUISA.- Total: concentracin de serenos a quinientos metros de nuestro punto clave. Vamos! Est alerta hasta que vea en Roberto cerca del coche para palmear. Suerte! ( Herminia sale a la escala.) Roberto. Abajo. Y cuando llegue la mercanca, la metes en el maletero. EDUARDO.- Estra abierto. ROBERTO.- De acuerdo. LUISA.- Vamos. (Desaparece Roberto.) Desata la cuerda, va. Vamos a pasar a esta.. (Eduardo empieza a hacerlo.) JESUS.- No tiene usted "azahar"? LUISA.- Qu quiere casarse? JESUS.- Quiero tranquilizarme. Sino voy a dar un espectculo. (Eduardo intenta desatar el nudo de la chimenea.) LUISA.- Vamos, animo. CASILDA.- Usted no tendr un pitillo negro? LUISA.- Sin liar? CASILDA.- De acuerdo. (Luisa le ofrece una caja de Ideales. Casilda coge uno.) FAUSTINA.- Casilda! Quitate ese vicio! Que luego le das un beso a tu hijo en la mejilla y la criatura da un olor a ambulante de Correos que da miedo acercarse. CASILDA.- Eso me calma los nervios. (Empieza a fumar el cigarrillo.) EDUARDO.- La cuerda est lista. (La ha sacado de la chimenea y del hombro del primer cadver.) LUISA.- Es bastante larga? EDUARDO.- No da para seis pisos. LUISA.- En la despensa hay mucha ms. (Una seal a Faus. Faus sale por la derecha.) CASILDA.- Un cerilla, galn? JESUS.- Con mucho gusto. LUISA.- (Pensativa.) Cartera, blog, dinero, ... JESUS.- Qu dice? LUISA.- trataba de recordar qu es lo que le faltaba a aquel. Hay algo anormal. Yo he visto algo anormal que no puedo recordar qu es. JESUS.- Deje eso de una vez. LUISA.- S. Lo tendr que dejar. (Faustina con los dos rollos de cuerda.) FAUSTINA.- Sirve? LUISA.- De sobra. Vamos a empalmar. JESUS.- Ha dicho usted palmar o empalmar? LUISA.- De momento, empalmar, hijo, que de palmar siempre estamos a tiempo. (Van todos a atar el otro a la cuerda nueva.) JESUS.- Usted es un caco? LUISA.- Desde pequeita. JESUS.- Y el otro? LUISA.- Cuando hay un trabajo atractivo me abre camino. Lo conozco desde hace un ao. JESUS.- Y el del coche? CASILDA.- Se cas. JESUS.- Y quiere vengarse. EDUARDO.- Pretenda hechar "una cana al aire" JESUS.- Pues podra haberse la dejado puesta a usted. FAUSTINA.- es padre de familia numerosa. Ya lo oy. Catorce hijos. LUISA.- Est fuerte?. JESUS.- Me lo supongo. LUISA.- Digo la cuerda. Pase al B por el hombro. (Eduardo y Jess preparan el cadver de Enrique.) Con cuidado. Por debajo de los brazos. As. Lleven aqu. No, no lo arrastren! El vecino de abajo! JESUS.- Seora, vigilando lo tiene usted. LUISA.- Que le ayuden las pilinguis. ( Faus y Casilda ayudan a Eduardo y a Jess. Llevan a la terraza el cadver.) Ya est en Roberto abajo yHerminia preparada. Ustedes dos. (A Faus y Casilda.) Coger el extremo de la cuerda, y aguanten. ( Faus y Casilda en el centro de la escena. Se preparan.) Levantelo. JESUS.- Ay! EDUARDO.- Qu pasa? JESUS.- Que suena una campana. EDUARDO.- Yo lo dejo caer. LUISA.- Pero qu campana puede sonarle? JESUS.- En el bolsillo. LUISA.- (Lo registran.) Son cuatro euros en monedas. EDUARDO.- Nos vern por la ventana. LUISA.- Ponganlo en la balaustrada. (Obedecen.) Nias, bien firmes, no sea que bajen ustedes detras (A los otros.) Dejndolo ir! ( Jess y Eduardo dejan caer el cadver de Enrique. La cuerda del centro del escenario se pone tensa. Luisa hace una seal con la mano. Se sienten unas palmadas y la voz del Herminia gritando "Sereno". Una voz masculina: "Ya voy.") De acuerdo. Suelte la cuerda. Poco a poco. ( Faus y Casilda obedecen.) CASILDA.- me estn entrando ganas de estornudar. FAUSTINA.- Pues te aguantas, porque si estornudar aflojas y si aflojas haremos un vuelo sin motor. CASILDA.- Faus, que quiero estornudar. FAUSTINA.- Ponte el dedo en la nariz imbcil. CASILDA.- Y como.? FAUSTINA.- Seora Luisa .... quiere ponerle un dedo en la nariz a mi amiga? LUISA.- Es una promesa? FAUSTINA.- Es que est a punto de estornudar. LUISA.- Esto es un reflejo nervioso (Le pone el dedo en la nariz.) Quiere que le limpie los mocos, hija ma? CASILDA.- No es necesario, ya me encuentro mejor. JESUS.- Vamos por el tercero. EDUARDO.- Para la casa del gineclogo. CASILDA.- Vers como lo vean los del velatorio. Creern que es un camarada que viene a saludar a la difunta. EDUARDO.- Cuidado con los salientes de la fachada!. Sigue. LUISA.- Suelte despacio. Robert la espera. El Herminia esta en la otra esquina. (El timbre de la puerta.) Anda salero! Estaos quietos. Donde va usted? JESUS.- A meterme dentro la chimenea directamente y ya slo habr que colgarme. LUISA.- Pero es que slo puede tener serenidad esta pobre viejecita? No se muevan. (Mira por la mira de la puerta.) El maldito vecino. Les dije que no arrastran el cadver. Empujen lo bajo el sof.) El padre ejemplar. Tome la punta de la cuerda y atela a un silln macizo que hay a la entrada del pasillo. Es pequeo pero pesa una barbaridad. (Eduardo se mete en la segunda izquierda con la cuerda que an aguantas las pilinguis.) Jesusito, hijo. Usted recibir a ese tipo. (Vuelve a sonar el timbre.) Despachelo como pueda y justifique esta cuerda. JESUS.- Y qu le digo? LUISA.- Es que no tenemos tiempo para asesorarlo Invente! JESUS.- Seora, yo no soy "Ricardo de la Cierva". Invent un aparato para liar cigarrillos y el tabaco quedaba fuera y el papel dentro. LUISA.- Recibelo! (Eduardo sale.) A la cocina! JESUS.- Pero ... LUISA.- Vamos! (Desaparecen los cuatro por la derecha. Y la cuerda queda atravesando la escena desde el ventanal hasta perderse por la segunda izquierda. Jess abre la puerta. ngel est ah.) NGEL .- Recuerda lo que le dije antes? JESUS.- No. NGEL.- Claro. Cmo se ha de acordar si no es la misma persona? JESUS.- Figurese. NGEL.- Dnde esta? JESUS.- (Muy nervioso.) Cul de los dos? Porque tenemos uno bajo el sof y el otro lo hemos puesto al fresco. NGEL.- Que le pasa en la cara? JESUS.- En la cara? NGEL.- No hace mas que arrugarla. JESUS.- Pero la tengo todava aqu delante .... verdad? NGEL.- S, seor. JESUS.- Menos mal. NGEL.- Y el otro? El criado? JESUS.- Le han llamado del ejrcito! NGEL.- As de repente? JESUS.- S, ha tenido que salir corriendo hacia Huesca, que si Dios no pone remedio, es donde acabaremos todos. (Se seca el sudor.) NGEL.- Y usted? JESUS.- Soy un primo. NGEL.- S, por la cara ... JESUS.- He venido a sustituirlo ... y como hay tanta ropa para tender, pues ya lo ve .... (Seala la cuerda.) NGEL.- Ya lo veo ya, se trata del nio. JESUS.- Se ha muerto, verdad? NGEL.- No, seor. JESUS.- Pues lleveselo de la casa que se muere ... NGEL.- Escuche. Ya le advert a su primo. Que duermo aqu. De cara a los cometas. Y el nio al lado .... Y entre la seora de abajo, que sin respeto a la poltica de mercado comn ha muerto de madrugada y usted que no mas que arrastrar sillas, me lo han vuelto a despertar. JESUS.- No se preocupe que no volver a suceder. NGEL.- Pero es que pasa algo? JESUS.- Aqu? Nada. Qu quiere usted que pase en una casa respetable? (La cosa quedara muy bien si no fuera porque por el segundo izquierda aparece la butaca. La cuerda est venciendo por el otro lado y la butaca no tiene el peso suficiente para evitarlo. El estupor del ngel no tiene lmites .) Las cosas propias de un hogar sin complicaciones. Alguna llamada telefnica preguntando si queremos comprar nmeros para una tmbola .... algn anuncio por debajo de la puerta. (La silla cruza delante de l.) Mire. Como todas las noches! Ya va a tomar el aire. (Empuja del ngel hacia el foro.) No se preocupe, que enseguida la volvemos a encerrar. (Abre la puerta.) Lo hace siempre. Es una silla de costumbres. Est tranquilo, tranquilo. No volveremos a despertar el nio. Buenas noches. (Saca fuera a ngel y cierra la puerta. Se recuesta en la hoja. Luisa aparece seguida de Faustina, Casilda y Eduardo.) LUISA.- Imbcil de los demonios! No le dije en esta silla, dije en la butaca grande. EDUARDO.- Yo ya no veo nada. LUISA.- (En la terraza.) Bien! Lo acaba de recoger Roberto. Ha soltado la cuerda. Tirad hacia arriba de la cuerda (tiran todos recobrando la cuerda, mientras Llusa habla.) Le ha metido en el maletero! Y en la esquina hay siete serenos consultando planos. No me fall! Fantstico! Nos queda otro! JESUS.- Usted es una vieja espaola, una robusta y gallarda vieja hispnica, orgullo de la raza que conquist Amrica. (Como loco.) Pero yo soy un pobre espaol con su angustia y sus letras de cambio. No aguanto ms. Me rindo. LUISA.- Cuando hemos hecho lo ms difcil? CASILDA.- Oiga, nos matar. Usted se lo pasa todo con el cigarro en la boca, pero a nosotros nos acabarn llevando al Clnico. FAUSTINA.- Casilda. Ya no nos queda ms que el amigo del diplomtico. Un esfuerzo y vamos a darle la papilla tu hijo. EDUARDO.- (sealando la puerta del foro.) Aquel sube otra vez. LUISA.- Cuando quiera subir ya habremos terminado. Vayan rapido. (Coge la silla y desaparece por la primera izquierda mientras los otros cuatro se dedican a colocarle el nudo al otro cadver que sacan apartando un poco hacia delante el sof. Luisa aparece inmediatamente.) Rpido, chicos! Este pesa menos. EDUARDO.- Oiga, que se pone enferma la pilingui. (En efecto, Casilda se cubre el rostro con las manos.) FAUSTINA.- Qu te pasa, Casilda? Ests llorando? CASILDA.- Es que me he acostumbrado a su cara y ya me parece de la familia. LUISA.- Como si lo fuera. Vamos! EDUARDO.- Ya est. LUISA.- En el balcn! Ustedes como antes. Aguanten fuerte. (Se repite la misma operacin. Faus y Casilda con la cuerda en el centro de la escena y Eduardo y Jess en la balaustrada.) Arriba con l. Up ... apa! (El cadver en la balaustrada.) Suave. Dejen ir. Aguanten las nias. Den cuerda .... den cuerda ... poco a poco. Acaba de llegar al piso de abajo. Quietos! FAUSTINA.- Qu pasa? LUISA.- Se ha quedado en la terraza del que mira las estrellas. JESUS.- Ha tenido que ser un golpe de viento. LUISA.- Adems se ha sentado en una silla. CASILDA.- Claro. Si debe estar agotado. LUISA.- tirando de la cuerda. Ustedes dos tambin. (Eduardo y Jess ayudan.) Ya est fuera de la terraza. Dejenlo ir .... poco a poco. Nada! Que est empeado en sentarse y no hay quien lo baje. Estirar .... (La puerta del foro empieza a abrirse lentamente. Elena en el umbral. Es una mujer joven y guapa. Viste con estilo de otoo bastante elegante. Se vuelve hacia el rellano y habla con alguien. No ha visto a los que hay en escena.) ELENA .- Qu hara tanta gente en la escalera? (Una voz de hombre.) DANIEL.- Se habr muerto alguien. ELENA.- S. Al pasar con el ascensor he visto una puerta abierta y mucha gente dando la mano a un seor. DANIEL.- Dnde diantres estara el interruptor? ELENA.- Lo tienes a tu izquierda. All. (Durante este dilogo, los cinco personajes que estn en escena, horroritzados, sueltan la cuerda. Llusa la lanza hasta el ventanal y les hace seas para que entren detrs de ella a la derecha. Obedecen. Elena entra en escena . Mira a su alrededor. El ascensor ha empezado a bajar. Elena se sirve un buen vaso de whisky. Daniel ha entrado. Joven. Bien vestido.) DANIEL.- No bebas. Has bebido demasiado esta noche. ELENA.- S. (Deja el vaso. Daniel lo limpia con el pauelo.) DANIEL.- Y que no toque nada la seora de Augusto Soriano. ELENA.- Por favor. DANIEL.- No eres su mujer? ELENA.- S pero no por mi gusto. DANIEL.- Eso espero. Las otras mujeres no te entenderan Elena. Un diplomtico por marido y t quieres divorciarte. (Le da un beso carioso.) Por qu tiemblas? Oye, es un tipo despreciable. Ms de siete millones valen los diamantes que tiene guardados y te ech de casa sin darte ni un cntimo. Merece que le quitemos los diamantes. ELENA.- No s donde estn. Ya te lo he dicho. Los guardaba muy bien. DANIEL.- me importan bien poco su dinero. Y menos an los diamantes. Vivirs de mi capital. Lejos de aqu. ELENA.- S, Daniel. (Daniel empieza a ponerse unos guantes Elena hace lo mismo.) DANIEL.- Es necesario tener serenidad, calma. Y acabar con esta horrible situacin de una vez. Te hecho fuera de casa hace tres meses. Tienes aqu la carta? ELENA.- S DANIEL.- Lee. ELENA.- (Obedece.) "Elena. Reconozco que te oblige a abandonar la casa. Que probablemente me excedi en mis insultos. Pero es que me desespera que no me quieras como antes. Me niego y me negar siempre a pasar por un divorcio. Por lo que a m respecta nunca sers libre. O quizs lo seas el da que me harte de m mismo y me tire por el balcn. Te aseguro ...." DANIEL.- Basta. Con eso basta. Gurdala bien. Augusto se lanzar por el balcn. Quizs alguien lo empuje. Pero eso no importa. La polica sabr que un diplomtico se tir por el balcn y que ya lo haba anunciado dos meses antes. ELENA.- Daniel! DANIEL.- No lo pienses, Elena. Es nuestra gran ocasin. ELENA.- Pero yo no quiero, no quiero llegar a eso, vamosno! DANIEL.- No! ELENA.- No quiero! DANIEL.- Elena, t misma me dijiste: "Si l muriera yo sera libre. Basta que muera para que todo se solucione ". Pues bien, en eso estamos. l morir y t sers libre. Y Heredars su fortuna. Incluidos los malditos diamantes. ELENA.- Vete a saber dnde deben ser! DANIEL.- La polica har un registro. Ellos te los darn. Ahora ten calma y cuando hayamos lanzado el Augusto por el balcn procura salir sin ser vista. Yo te seguir. Las circunstancias nos favorecen.El portal abierto. Gente en la escalera. Nadie se fijar en nosotros. Y el criado? ELENA.- S que se despidi ayer. DANIEL.- Seguro que vendr? ELENA.- Viene directamente del club. DANIEL.- Cuando t has llamado aqu y ya hace ms de una hora .... ELENA.- No ha cogido nadie el telfono. Ya te lo dije. Y al club no haba llegado todava. DANIEL.- Bien. Slo queda esperar. (En el ventanal.) Hace una noche preciosa. Como dice el poema: Todos los asesinos viven esperando su asesino. Pues cada criminal tiene otro esperndolo para vengar su crimen anterior. ELENA.- Quieres callar? DANIEL.- Mira. Una cuerda. (Coge un extremo.) Mi padre siempre deca que no sabemos nunca que hay al final de una cuerda. "No estires nunca de una cuerda, chico. Quin sabe lo que pusieron en el otro extremo? ". Es mejor no adivinar lo que ataron al final de la cuerda. Elena .- Por qu no te callas? DANIEL.- Estoy intentando divertirme. (Suelta la cuerda.) Donde vas, Elena, confa en m! Mira al cielo. Sabes? A veces me gustara dormirme mirando las estrellas. (En ese momento suena un aullido estremecedor.) ELENA.- Qu ha sido eso? DANIEL.- No s. ELENA.- Han llamado all. (Seala el ventanal.) DANIEL.- No. Estoy seguro que ha sido en la escalera. ELENA.- All. DANIEL.- Sea donde sea no importa. Hay un muerto en la casa. Lo estarn llorando. Ten serenidad! Ves? No se repite. Va, mujer! (Suena nerviosamente el timbre de la puerta. Los dos se quedan quietos, mirandose.) DANIEL.- Puede ser l? ELENA.- Tiene llave. Y al criado lo ha despedido. DANIEL.- Seguro? ELENA.- Seguro. Sola dejar la llave a algn amigo para que se diverta de vez en cuando. Puede ser que se crea que pueda estar aqu. (Daniel mira por la mirilla.) DANIEL.- No se ve nada. ELENA.- Probablemente sea l. DANIEL.- Escucha. Entra en el dormitorio y djame a solas con tu marido. Cuando todo haya acabado, te llamar. (Atencin. Durante el prrafo los pobrecitos cinco han salido capitaneados por Llusa y han subido el cadver a peso. Luego lo retiran haciendo mutis por la derecha.) ELENA.- Djalo Daniel. Vamos de aqui. Es un crimen espantoso. DANIEL.- Es la nica salida para nuestro amor. Va! ELENA.- Pero ... DANIEL.- Entra, te estoy diciendo. (Elena asiente y desaparece por la primera izquierda. Daniel se prepara. Abre la puerta con precaucin. En el foro est ngel con los ojos fuera de las rbitas y un nio de pecho en los brazos.) NGEL.- Desde aqu. Por mi padre que me lo han colocado desde aqu. Yo he visto que vena de esta terraza. Confiese ..... No, no confiese nada, porque usted no es el mismo. DANIEL.- Ver ... NGEL.- Pero es que cada vez que subo aqu me ha de atender un seor diferente. Dnde estn los otros? DANIEL.- Qu otros? NGEL.- Uno ha marchado en Huesca. Y el de la butaca? DANIEL.- Le aseguro que no s de qu me est hablando. NGEL.- Por qu me han puesto un muerto en la terraza? DANIEL.- Un muerto? NGEL.- S. Colgando de una cuerda. Y lo sentaron en la silla y lo deberan tener articulado porque ha cruzado las piernas. Y ha abierto los ojos y ha mirado el horizonte, y dijo: "Vaya, ha venido el practicante! Y me lo han asentado en la terraza! Y digo: Seor Obdulia, est usted muy blanco? Y entonces me fijo y no es el seor Obdulia, ni blanco ni nada. Un muerto! Un muerto y desconocido. DANIEL.- Y segn usted lo han bajado desde aqu. NGEL.- S. DANIEL.- En la terraza no hay nada. NGEL.- Nada. DANIEL.- Ni siquiera una cuerda. (Pensando.) Aunque debera haber una cuerda. Hay dos pisos ms sobre este. Debe tenerlo en cuenta. NGEL.- Escuche. No me importa nada. No s a quien le toca la guardia dentro de cinco minutos. No s si la prxima vez que llame me abrir el General De Gaulle. Ya ni me importa que anden las sillas .... pero un muerto no ... un muerto no me lo enven. Si estn de acuerdo con el dueo para que yo deje el piso, yo me voy al barrio que sea, pero con tranquilidad. DANIEL.- Quizs son imaginaciones suyas. NGEL.- Lo he visto. DANIEL.- Estaba medio dormido, seguro que se qued dormido pensando en que ha habido una muerte en la casa. Abri los ojos y se crey ver un cadver. NGEL.- Pero ... DANIEL.- Pasa muy a menudo. A m mismo me pas hace un tiempo. NGEL.- Y usted quin es? DANIEL.- Soy el criado del seor Augusto. NGEL.- Lo es? Las dos veces anteriores me han recibido .... DANIEL.- Lo he recibido yo mismo seor NGEL.- Usted? DANIEL.- S seor. NGEL.- Y qu le he dicho? DANIEL.- La primera hizo usted referencia al nio. Nos ha preguntado si molestaba con sus llantos. Yo le he dicho que no. NGEL.- Y la segunda? DANIEL.- Se quej de algunos ruidos. Y estuvimos hablando de Maradona. NGEL.- Pero si soy del Betis. DANIEL.- Ya lo saba. Las rarezas se conocen siempre. En cambio, le aseguro que habl un rato de Maradona y de las posibilidades que tiene de llegar a ser alguien muy importante. (ngel lo mira desconcertado.) Tmese una aspirina y un vaso de leche bien caliente. Se encontrar mejor. NGEL.- S, seor. DANIEL.- O lea un poco. Serenese. NGEL.- S, seor. Esto es un nio, verdad? DANIEL.- Un nio. NGEL.- Y mi mujer me ha dicho que es mo. DANIEL.- Cuando su esposa se lo ha dicho es que hay menos de un treinta por ciento de probabilidades de que sea suyo. NGEL.- Pues por este nio le juro que la prxima atraccin la comparto con el 091. Se lo juro! Aqu pasa algo extrao o yo me he vuelto loco. Y no me quedar con la duda. Buenas noches. (Sale. Daniel cierra la puerta. Elena esta ya en la primera izquierda.) DANIEL.- Cuntas llaves haba? ELENA.- La de Augusto y la que yo me lleve. DANIEL.- Pues Augusto esta en la casa. O hay estado. Y mucho me temo que ha cometido un crimen. ELENA