Al Rescate de Una Television Para La Educacion La Utopia Posible

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Medios de comunicación en educación

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  • Una televisin para la educacin. La utopa posibleAgustn GARCA MATILLABarcelona, Gedisa, 2003, 256 pginas

    jacqUeline snchez carreroDepartamento de Comunicacin Audiovisual y Publicidad y Literatura (Universidad de Sevilla)

    Al rescate de una televisin para la educacin

    Una de las funciones que originariamente defini la razn de ser de la televisin fue la de educar. Junto con la de entretener e informar, la de educar cumpla con un objetivo tico que dejaba en excelente lugar el cometido de este medio de comunicacin. Con el paso del tiempo nos hemos percatado de que ha sido la ms pobre de las funciones, vista incluso con cierto desprecio.

    El texto titulado Una televisin para la educacin. La utopa posible, escrito por Agustn Garca Matilla, nos introduce en este tema en profundidad, estu-diando todas las aristas y posibilidades reales de una televisin para la educa-cin. Garca Matilla es profesor de la Facultad de Ciencias de la Informacin de la Universidad Complutense de Madrid, de la UNED y de la Carlos III. Es autor y coautor de numerosos libros y director del primer Master que se realiz sobre Televisin Educativa.

    De aqu surge la primera inquietud: es lo mismo una televisin educa-tiva que una televisin para la educacin? Este texto sin duda nos ayuda a aclararlo.

    Con un lenguaje claro, conciso y una actitud analtica, Garca Matilla des-monta los tpicos que existen sobre la televisin en los ltimos tiempos para despus justificar por qu es necesaria una televisin para educar. Combatir la desmemoria, compensar la desinformacin y dotar de herramientas para resignificar la realidad podran ser algunos de los objetivos de una televisin para la educacin (Garca Matilla, 2003: 28). La principal razn de una televisin para educar radica en el hecho de que este medio transmite nor-mas, valores y conceptos que compiten con la propia familia y con el sistema educativo del nio y del joven.

    Quines son los responsables de las programaciones televisivas? Esta pregunta que recientemente se ha visto reformulada por la conformacin

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    del comit de sabios o de expertos que RTVE ha instaurado, es analizada concienzudamente por el autor. A quin sealar: a los empresarios o a los profesionales de la televisin? Para nadie es un secreto que las empresas de comunicacin, como cualquier otra entidad comercial, luchan por sus inte-reses econmicos y los profesionales que trabajan en ella con frecuencia son tildados de ser vctimas de su propio afn de supervivencia laboral. Ahora bien, tambin es cierto que a travs de la historia de la televisin se han desta-cados creadores con genio y brillantez que han logrado fusionar lo comercial con la calidad. Pero qu se entiende por calidad en televisin?

    Aqu nos remite a otro de los autores que ms ha investigado este tema en Latinoamrica, Arlindo Machado. Este brasileo profesor del Doctorado en Comunicacin de la Pontifica Universidad Catlica de Sao Paulo ha estu-diado exhaustivamente el concepto de calidad en televisin y est convencido de que la discusin sobre este tema est lejos de ser materia de consenso. Para l, existen siete acepciones diferentes: un concepto puramente tcnico; otro basado en la capacidad para detectar las demandas de la audiencia y transformarlas en producto; tiene tambin un abordaje esttico; una cuarta acepcin abarca los aspectos pedaggicos y morales que puede transmitir la televisin; otro medidor de la calidad puede ser tambin el poder para generar movilizacin y participacin en grandes temas de inters; algunos pueden encontrar ms calidad en programas que valoricen las diferencias, individualidades en las minoras, los excluidos, etc.; y otros pueden conseguir ms calidad en programas en los que las limitaciones industriales no sean conflicto para la creaciones alternativas. (Machado, 2003: 6-8).

    Machado tambin ha elaborado lo que denomina el repertorio fundamen-tal, que no es ms que un listado de los treinta programas ms importantes de la historia de la televisin. Son espacios que han pasado un examen como producto cultural, y a ellos tambin hace referencia Garca Matilla. Indica que de dicho listado, cinco ttulos son posteriores al ao 1990 y el cuarenta por ciento cuenta con la autora de reconocidos directores de cine. Tambin apunta que de todos estos ttulos slo unos doce de ellos renen la calidad artstica, la repercusin y el seguimiento de la audiencia; los dems, son pro-ductos de alto contenido cultural, pero minoritarios.

    La batalla por las audiencias parece un asunto misterioso que los dueos de los medios utilizan como excusa para las programaciones que emiten sus empresas de comunicacin. Aunque la prensa publique el share o cuota de pantalla que han tenido los programas, slo los productores y los empre-sarios conocen hasta qu punto los datos de la audiencia del da anterior

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    influyen en lo que veremos al da siguiente. De cada diez nuevos programas estrenados en la temporada, slo dos o tres igualan o superan la expectativas de la audiencia (Garca Matilla, 2003: 28).

    Una cosa es que a la televisin se le exija calidad y otra, muy distinta, es que la gran audiencia sea fiel a un programa de calidad. Pero, qu es ms importante: qu valora la gente de un programa? o cuntas personas ven ese programa? Evidentemente en la actualidad lo que cuentan son los nme-ros, es decir, saber cunta audiencia ha tenido un espacio. Atrs quedan las razones por las que sintoniza dicho espacio. Sin embargo, Garca Matilla asegura que la calidad y el xito en televisin no son conceptos incompatibles y para ello cita ejemplos que han sido modelo de programacin: La Cocina de Carlos Arguiano, Cuntame cmo pas, Art Attack, El Conciertazo, entre otros. Algunos de ellos son considerados programas educativos.

    En virtud de lo complicado que resulta entender una televisin para la educacin aceptada por una gran audiencia, el autor enmarca el concepto de educacin de la siguiente manera: Educar es comunicar el afecto, ayudar a construir la sensibilidad, fomentar la creatividad, formar en la autoestima y ensear a mirar el mundo desde la emocin, y al mismo tiempo, dar estmu-los para que la propia persona sepa canalizar esas emociones y vivir en socie-dad (Garca Matilla, 2003: 65). y en esto coincide con otros autores (Prez Tornero, 1994: 309), (Ferrs, 1999:121), que se han decantado por una nocin de educacin distinta, aquella que encierra aspectos de estimulacin emotiva indispensable para un aprendizaje desde el interior. Por eso Garca Matilla explora los modelos educativos ms reconocidos y estratifica, siguiendo a Piaget, los primeros estadios evolutivos del ser, que confirman las capacida-des que pueden desarrollar los nios. Para qu? Para ahondar en las pro-puestas educativas que la televisin ha emitido dirigidas al pequeo desde la edad preescolar. A saber, Sesame Street, Los twennies, telettubies y en Espaa, ms recientemente, Los Lunnis. Tambin cita espacios informativos diseados especialmente para nios y adolescentes muy populares en Fran-cia, Japn, Estados Unidos o Reino Unido, tales como: Real News for Kids de la ABC, Nick News for Kids de Nickelodeon, o Nick News Special Edi-tion en el cual una periodista debate con los chicos temas de actualidad. En Espaa slo menciona a La Bola de Cristal difundido en los aos ochenta.

    Para argumentar la importancia de la televisin en la educacin el autor retoma el concepto de servicio pblico. A este captulo dedica una especial aten-cin pues comienza desde los aos setenta con el Informe MacBride, para des-glosar despus las razones por las que la televisin actual pblica o privada

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    no cumple con esta funcin de vital importancia. Recordemos que la televisin privada es beneficiaria de unas concesiones que le otorga el Estado, por lo que debe cumplir con ser servicio pblico. Ejemplifica con un caso que afect a TVE en junio del ao 2002, cuando hizo un tratamiento sesgado a una de las informaciones de actualidad, concretamente la huelga general de los sindicatos. Todo culmin con una demanda por parte del sindicato Comisiones obreras (CCOO) y un fallo que obligaba a TVE y por tanto a RTVE a emitir en todos los telediarios de un da una informacin complementaria sobre el contenido de la sentencia, hecho que cumpli parcialmente quien para entonces era el director del telediario, Alfredo Urdaci. En su libro, recientemente publicado, el periodista indica al respecto que slo acotaron y analizaron la segunda edicin del telediario de forma aislada de todo el conjunto de la programacin infor-mativa (Urdaci, 2004: 116). En cuanto a la solucin que l dio a la sentencia, admiti que fue un acto de rebelda. A pesar de que el sindicato recurri ante los jueces stos le contestaron que el pacto se haba cumplido con integridad. Al final, tal como seala Garca Matilla, no hay servicio pblico cuando se da prioridad a los intereses partidistas.

    As como describe esta primera caracterstica de la televisin como servicio pblico, lo hace con una veintena de rasgos distintivos que podran hacer de este medio un verdadero instrumento de comunicacin en favor de la ciudada-na. Destaca que con frecuencia se condenan espacios a los peores lugares de la parrilla de programacin sin considerar a la audiencia, se disfrazan progra-mas convencionales como si fueran de servicio pblico, y se utilizan conceptos como educativo o cultural para incluir espacios sin destinatarios definidos.

    Cules son los programas de televisin que pueden ser didcticos? Para este autor, casi todos, es decir, los que sin ser intencionalmente educativos pue-den ser explotados para aprender, lo cual incluye a la mayora de ellos. Otra cosa es qu tipo de conocimiento se adquiere en ese aprendizaje. Aspirar a que la televisin llegue a ser un medio til para la educacin y el desarrollo cultural de los pueblos sigue siendo una utopa realizable (Garca Matilla, 2003: 133). Seguidamente nos conduce por un exhaustivo camino formado por una vario-pinta tipologa de programas, empezando por los experimentos de laboratorio televisivo como operacin triunfo o Gran Hermano, pasando por la progra-macin educativa en el mundo incluyendo en Espaa La aventura del saber y finalizando por las telenovelas, las que asegura forman parte de los progra-mas de entretenimiento que provocan respuesta de eficacia educacional.

    Una televisin til ser entonces, segn el autor, aquella que incluya pro-gramas instructivos, es decir, vinculados al currculo acadmico; tambin

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    los espacios que incorporen objetivos educativos aprovechando el lenguaje y los formatos de la televisin y, por ltimo, todos los programas que ejercen una influencia educativa, bien sea positiva o negativa, an cuando no tengan dicha intencin educativa de antemano. Por consiguiente los reality shows, las telenovelas, las comedias, los informativos, la publicidad, los concursos, etc. pueden ser considerados espacios aprovechables en la educacin.

    Qu hace falta para saber explotar todos estos programas potencial-mente educativos? Un aprendizaje crtico.

    Para Garca Matilla la clave est en el desarrollo de un espritu crtico ante el medio, en la educacin en materia de comunicacin. Hay que dejar a un lado al tercero ausente, como l mismo denomina al padre o la madre que no est junto al hijo frente al televisor, para procurar en el nio su pro-pia alfabetizacin. En realidad lo que propone es retomar el concepto de competencia televisiva que planteaba Prez Tornero en El desafo educativo de la televisin (1994). Un telespectador que se sienta integralmente formado partiendo de sus propias necesidades, que conozca los recovecos empresaria-les, los intereses de las multinacionales, que distinga los aspectos tcnicos y reconozca el lenguaje del medios, podr analizar mejor y constituirse en un televidente crtico ante el documento audiovisual. Esto, en el caso de nios y jvenes, puede conllevar una ganancia adicional al incentivarles su creativi-dad y el compromiso con la realidad que les rodea.

    El nuevo reto es, en consecuencia, educar y educarnos para la comuni-cacin en la era digital. Hacer uso del derecho que tenemos a recibir una informacin veraz y no sesgada slo es posible si reconocemos la manipu-lacin a travs de nuestro sentido crtico. Lamentablemente el sistema edu-cativo en sus primeros niveles ha quitado peso a asignaturas vinculadas a la comunicacin y al desarrollo de ese espritu crtico dando paso al poder de la tecnologa para resolver los problemas. Al final del libro, Garca Matilla le vuelve a dar relevancia a la televisin en el hogar y al poder que ejerce en los nios. Los cambios tecnolgicos tambin tienen que ser tomados en cuenta. La televisin digital permitir al telespectador acceder a diversos recursos de forma simultnea, razn por la cual debe estar preparado para saber seleccio-nar lo que le conviene. Cmo ejemplos a seguir en cuanto a programaciones educativas de canales digitales menciona a the History Channel, Art & Enter-tainmnet, the Learning Channel e incluso PBS Kids, canal especializado en programacin infantil (3 a 12 aos) de calidad, sin contenidos violentos y con escasa publicidad.

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    Como colofn, el autor nos hace un llamamiento a repensar una tele-visin de calidad, combatiendo el mito de que slo funciona a la hora de informar o entretener. Comienza, lgicamente, con la necesidad de producir cambios en la legislacin que rige la televisin; educar en el medio a travs de la propia programacin televisiva; promover espacios con intencionalidad educativa, y experimentar formatos novedosos que puedan llegar gratamente a la audiencia. Asimismo manifiesta la propuesta de crear un canal ntegra-mente educativo basado en un proyecto de Estado que pueda servir de verda-dero apoyo al profesorado.

    Se trata, efectivamente, de un texto redactado con un lenguaje lcido y tajante, donde se analiza, se impulsa al debate y se contextualiza cada hecho citado. Un libro motivador que abre un camino a esa televisin que creemos imposible, a travs de propuestas realistas. Una invitacin a productores y educadores a darle un giro positivo a este medio de comunicacin tan criti-cado en nuestros das. No obstante, lo prioritario sigue siendo la imperiosa necesidad de difundir la alfabetizacin audiovisual lo antes posible y definiti-vamente. Es la forma ms eficiente de convertirnos en espectadores crticos y exigentes a la hora de consumir televisin.

    Bibliografa

    FERRS, J. (1999): televisin y educacin, Barcelona, Paids.

    GARCA MATILLA, A. (2003): Una televisin para la educacin. La utopa posible. Barcelona, Gedisa.

    PREZ TORNERO, J.M. (1994): El desafo educativo de la televisin, Barcelona, Paids Comunicacin.

    MACHADO, A. (2003): El concepto de calidad en televisin, documento presentado en el VII encuentro de Televisin III Muestra Internacional de programas Input y Prix Jeunesse, Universidad de Antioquia, Colombia.

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