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    LOS EMPRESARIOS

    Y LA DEMOCRACIA EN MXICO

    CARLOSALBAVEGA

    INTRODUCCIN

    Dos DE LOS GRANDES DESAFOS QUE HA ENFRENTADO Mxico a lo largo de suhistoria son el desarrollo en el campo econmico y la democracia en el po-ltico. El pas no ha logrado dotarse a s mismo, contrariamente a los desa-rrollados, de una estructura productiva capaz de ocupar en empleosdignos y bien remunerados a su poblacin, ni de mejorar los niveles debienestar para el conjunto de ella. Por eso no ha podido retenerla en su

    propio territorio. Por otra parte, su sistema poltico ha padecido de seve-ras limitaciones en su trnsito a una democracia madura.Sin embargo, en las ltimas dos dcadas, Mxico ha vivido grandes

    cambios en estos dos vectores, el econmico y el poltico, teniendo comoteln de fondo las grandes mutaciones ocurridas en el orbe, las cuales seidentifican con la tercera revolucin cientfica y tecnolgica que afecta to-dos los espacios de la vida,1 el triunfo de la economa de mercado sobre laseconomas planificadas, y la ampliacin de la democracia liberal en reem-plazo de muchos regmenes autoritarios, cuando no militares y totalitarios.

    A diferencia de lo que ocurri en los pases de Europa del Este2y envarios latinoamericanos,3 en Mxico estas mutaciones tuvieron lugar pri-

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    1 Manuel Castells, La era de la informacin: economa, sociedad y cultura, vol. I: La sociedadred, Mxico, Siglo XXI Editores, 1999.

    2 Para un anlisis sobre la transicin en los pases de Europa del Este, consltese el librode Iln Bizberg y Marcin Frybes (comps.), Transiciones a la democracia: lecciones para Mxico,Mxico, Cal y Arena, 2000.

    3 Un examen de las relaciones entre los empresarios y el Estado en Brasil puede encon-trarse en los siguientes trabajos: Fernando Henrique Cardoso; O papel dos empresrios noprocesso de transio: o caso brasileiro, enDados. Revista de Cincias Sociais, Rio de Janeiro,

    vol. 26, nm 1, 1983; Eli Diniz y Renato R. Boschi; Empresarios y Constituyente: continuidady rupturas en el modelo de desarrollo capitalista en Brasil, en Celso Garrido N.,Empresarios yEstado en Amrica Latina, Fundacin Friedrich Ebert / CIDE / UNAM / UAM, 1988, pp. 307-324;

    Foro Internacional183,XLVI, 2006 (1), 122-149

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    mero en el espacio econmico, al ocurrir la crisis de la deuda de 1982, lacual fue el parteaguas entre el antiguo modelo de industrializacin por

    sustitucin de importaciones, a travs del intervensionismo del Estado yde la proteccin del mercado, y el orientado hacia el exterior. Despus deque se inici el proceso de liberalizacin econmica tuvo lugar la transi-cin poltica que llev a la alternancia en el poder, a un cambio de rgi-men y a una transformacin institucional de la presidencia, del Congreso yde los gobiernos de los estados.

    Tambin los diversos grupos y movimientos sociales estn transfor-mando sus formas de organizacin y de accin para promover y defenderdiversos intereses. Me gustara centrar el inters en el papel desempeado

    por los empresarios, quienes ocupan un lugar destacado en muchas di-mensiones de la vida de Mxico: la econmica, la social, la cultural y la po-ltica. Privilegiar el anlisis de la accin poltica de los empresarios en lamedida en que es el punto de confluencia con el tema de la democracia.

    La exposicin est organizada en cuatro partes, ms las conclusiones.En la primera se presenta una visin de largo plazo sobre la presencia y elpoder de los empresarios antes de la transicin a la democracia; en la se-gunda se aborda su papel desempeado en la transicin poltica; en la ter-cera se esbozan algunas hiptesis sobre su desempeo en cargos pblicos,

    y en la cuarta se analizan sus conductas despus de la alternancia y ante ladivisin real entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo.

    I. LOS EMPRESARIOS ANTES DE LA TRANSICIN

    El inicio y el fin del siglo XX mexicano marcan un ciclo completo en rela-cin con la figura de los empresarios. Lo iniciaron a la defensiva a causade una revolucin que les cerr el espacio de participacin directa y abier-

    ta en la poltica, ya que no en la economa, como ocurri en otras grandes

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    Eli Diniz y Renato R. Boschi, Brasil, um novo empresariado? Balano das tendncias recen-tes, en Eli Diniz (coord.),Empresrios e modernizao econmica: Brasil, anos 90, Florianpolis,Editora da UFSC, IDACON, 1993, p. 15; Eli Diniz y Renato R. Boschi, A consolidao democr-tica no Brasil: atores polticos, processos sociais e intermediao de interesses, en Eli Diniz,Renato R. Boschi y R. Lessa, Modernizao e consolidao democrtica no Brasil: dilemas da NovaRepblica, So Paulo, Vrtice/IUPERJ, 1989; Mara Antonieta P. Leopoldi, Poltica e intereses naindustrializao brasileira. As associacioes industriais, a poltica economica e o Estado, So Paulo, Paze Terra, 2000, p. 291; Sebastio C. Velasco e Cruz, Doce aos despus: el antiestatismo en eldiscurso del empresariado brasileo, en Celso Garrido N. (coord.), op. cit., pp. 287-306; Kurt

    Weyland, The Dispersion of Business Influence in Brazils New Democracy, Chicago, Pal-mer House, 88aAnnual Meeting, American Political Science Association, 3-6 de septiembrede 1992.

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    revoluciones del siglo XX, como la rusa y la china; lo terminaron a la ofen-siva, colocados en el vrtice de la pirmide social, econmica y poltica.

    Probablemente, a nadie en Mxico le haba tocado ver antes a tantosempresarios involucrados en la poltica partidaria y en el oficio de la ad-ministracin pblica.

    El Estado mexicano, al haber surgido no de una revolucin conserva-dora sino de amplios movimientos polticos y sociales, configur en el sis-tema poltico ciertas singularidades en relacin con los empresarios. Lesabri las puertas al campo de la economa y los negocios y los arrop co-mo pudo para que crecieran y se desarrollaran como clase social.4A cam-bio, en virtud de un pacto tcito, los empresarios permanecieron alejados

    de la poltica, lo que no impidi que muchos polticos a lo largo del siglose hicieran empresarios,5 fenmeno inverso al de fin de siglo, cuando apartir de la empresa llegaron a la poltica.

    Desde muy pronto el nuevo Estado necesit de ellos, as como ellos del. Y se estableci una simbiosis con capacidad para perdurar. Apenas des-pus de que fue promulgada la Constitucin de 1917, el Estado busc tam-bin la institucionalizacin de sus interlocutores del comercio y la industria;para eso se promovi la organizacin de las dos grandes confederaciones: LaConcanaco (1917) y la Concamin (1918), las cuales tomaron el relevo de

    otras organizaciones creadas durante el porfiriato.6

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    4 Una visin sobre los empresarios durante y despus de la Revolucin de 1910 puedeencontrarse en el libro de Carmen Herrera Collado, Empresarios y polticos, Mxico, InstitutoNacional de Estudios Histricos de la Revolucin Mexicana, Secretara de Gobernacin,1996; tambin puede consultarse el trabajo de Susan Kaufman Purcell, The Mexican Profit Sha-ring Decision. Politics in An Authoritarian Regime, Berkeley, Los Angeles, Londres, University ofCalifornia Press, 1975. Para un anlisis de los orgenes de los empresarios y sus relaciones conel Estado, vase Julio Labastida: Los grupos dominantes frente a las alternativas de cambio,enEl perfil de Mxico en 1980, T. III, Mxico, Siglo XXI Editores, 1972, pp. 99-164, as como sucompilacin: Grupos econmicos y organizaciones empresariales en Mxico, Mxico, Alianza Edito-

    rial Mexicana-UNAM, 1986.5Algunos casos notables son los de la familia de Plutarco Elas Calles en Sonora, Abelardo

    L. Rodrguez en Baja California y Miguel Alemn Valds en la ciudad de Mxico y Veracruz.6 Sobre estas organizaciones pueden consultarse los siguientes trabajos: Marco Antonio

    Alczar, Las agrupaciones patronales en Mxico, Jornadas, nm. 66, Mxico, El Colegio de M-xico, primera reimpresin, 1977; Carlos Arriola, Las organizaciones empresariales mexica-nas contemporneas, en Lecturas de poltica mexicana, Mxico, El Colegio de Mxico, Centrode Estudios Internacionales, 1977; De la prdida de confianza en el buen gobierno, 1979-1982, en Soledad Loaeza y Rafael Segovia (comps.), La vida poltica mexicana en la crisis, Mxi-co, El Colegio de Mxico, 1987; Los empresarios y el Estado, 1970-1982, Mxico, UNAM-EditorialPorra, 1988; La Concamin, en Carlos Alba Vega (coord.), Historia y desarrollo industrial deMxico, Mxico, Concamin, 1988, pp. 233-275; La Ley de Cmaras Empresariales y sus Confe-deraciones,Foro Internacional, vol. XXXVII, nm. 4 (150), octubre-diciembre de 1997, pp.634-660; Roderic A. Camp,Entrepreneurs and Politics in Twentieth Century Mexico, Nueva York/

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    Por tiles que fueran para los empresarios, no las sintieron suficienteso plenamente suyas. El mismo ao que se fund el PNR, los empresarios de

    Monterrey, los ms consolidados e independientes, constituyeron la Co-parmex (1929, Confederacin Patronal de la Repblica Mexicana) comoun sindicato patronal desde el que se hara frente al avance del Estado so-cial, materializado en las modificaciones al Cdigo Federal del Trabajoque se avecinaban.7

    Si la Revolucin haba sido especialmente violenta donde se concen-traban el poder poltico y el econmico en las mismas personas, como ocu-rri en Chihuahua,8 los empresarios mexicanos, distinguindose de losextranjeros, no haban tenido una verdadera confrontacin con el Estado

    hasta que el general Crdenas lleg al poder (1934-1940) y aplic de ma-nera intensa y extensa la reforma agraria.9 Con sta sintieron amenazadoel principio de propiedad privada, ya que afect a muchos de ellos, a susparientes o a sus amigos. Adems no era el nico diferendo; con la nuevaLey de Expropiacin de 1936 el Estado se otorgaba mayores atribucionespara intervenir en la economa.10 Por si fuera poco, les inquietaba el apo-

    yo que el gobierno cardenista brind a las reivindicaciones obreras, lascuales se expresaron en crecientes demandas y huelgas.

    A pesar de sus diferencias, los empresarios reconocieron y elogiaron

    en mltiples ocasiones la estabilidad poltica que haban conseguido el r-gimen poltico y su partido a lo largo de varias dcadas, en contraste conlo que ocurra en gran parte de los pases de Amrica Latina. Nunca pare-cieron inquietarse mucho por lo que ocurriera en la esfera poltica, porejemplo en los procesos electorales, la divisin de poderes, las facultadesmetaconstitucionales del presidente o la forma especfica en que se encar-

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    Oxford, Oxford University Press, 1989; Ricardo Cinta, Burguesa nacional y desarrollo, enEl perfil de Mxico en 1980, T. III, Mxico, Siglo XXI Editores, 1972; Sanford Alexander Mosk,La revolucin industrial en Mxico, Problemas Agrcolas e Industriales de Mxico, vol. III, nm.

    2, abril-junio de 1951 y Ricardo Tirado Segura, Los industriales, la poltica y el fin del proteccionis-mo industrial, tesis de doctorado en ciencias polticas y sociales, UNAM, Programa de Posgradoen Ciencias Polticas y Sociales, 2004.

    7 La idea de constituirse en sindicato patronal se apoy en lo dispuesto en el artculo123, fraccin XVI, de la Constitucin. Para una descripcin de la historia oficial del organis-mo patronal, puede consultarse el trabajo de Agustn Reyes Ponce, Coparmex. Su origen y desa-rrollo. Hacia los prximos 50 aos, Mxico, 1979, pp. 12-14.

    8Vase el libro de Mark Wasserman, Capitalistas, caciques y revolucin. La familia Terrazasde Chihuahua, 1854-1911, Mxico, Enlace / Grijalbo, 1988, p. 103; tambin el de FriedrichKatz, Pancho Villa, Mxico, Ediciones Era, 1998, 2 vols.

    9 Leticia Jurez, El proyecto cardenista y la posicin empresarial (1934-1938), ponen-

    cia presentada en el XX Congreso Mundial de Sociologa, Mxico, agosto de 1982.10 Leticia Jurez, La organizacin empresarial en Mxico durante el cardenismo e implicaciones

    internas e internacionales, Mxico, UNAM, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, 1983.

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    naba el federalismo. En cambio se alarmaron cuando el Estado se introdu-jo de manera creciente en la economa.

    El proceso fue paulatino y progresivo. Al principio de la segunda partedel siglo XX fueron las lites econmicas de la ciudad de Mxico las queinauguraron formas de hacer poltica con tres acciones durante la admi-nistracin de Lpez Mateos: la creacin del Consejo Nacional de la Publi-cidad (24 de noviembre de 1959), la del Consejo Mexicano de RelacionesPblicas (1962), que ms tarde sera el Consejo Mexicano de Hombres deNegocios (CMHN), y la publicacin del famoso desplegado: Por cul ca-mino seor presidente? El desplegado periodstico fue concebido en elCMHNy firmado por las principales organizaciones (la Concamin, la Con-

    canaco y la Coparmex), las cuales expresaron la intranquilidad del sectorprivado ante una poltica econmica que, segn advertan, contradeca losprincipios econmicos consagrados en la Constitucin.11

    El Consejo Mexicano de Relaciones Pblicas (13 de noviembre de1962) naci como una organizacin informal discreta, casi secreta, quecongreg, tras una escrupulosa seleccin y una cuidadosa invitacin, a unatreintena de los ms poderosos empresarios mexicanos. Si naci en el con-texto de la Guerra Fra y de la posicin independiente que adopt el go-bierno mexicano ante la Revolucin cubana, desde el principio y hasta el

    echeverrismo se distingui por su estrecha colaboracin con el gobierno.El ao de 1973 marc la divisoria, que coincidi con la crisis del petrleo ysus consecuencias sobre la poltica nacional e internacional.12

    Los empresarios vieron amenazados sus intereses cuando observaronque las reglas del juego estaban cambiando. El gobierno haba roto el pac-to que hasta entonces se haba respetado en lo fundamental: ya no consul-taba a los empresarios para tomar sus decisiones en materia econmica. Alhacerlo quebrantaba la medida de equilibrio poltico que se invent des-pus de la Revolucin para compensar su falta de representacin directa

    en el partido de Estado; con ello los empresarios sentan que sus intereses

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    11 El desplegado periodstico titulado Por cul camino seor Presidente? fue redacta-do por el seor Juan Snchez Navarro, y firmado y publicado por la Concamin, la Concanaco

    y la Coparmex el 24 de noviembre de 1960. Entrevista con Juan Snchez Navarro, noviembrede 1996.

    12 Las principales fuentes para acercase a esta organizacin son: Alicia Ortiz Rivera, Con-sejo Mexicano de Hombres de Negocios Poder tras la silla presidencial?, tesis de maestra en cienciaspolticas, Instituto de Investigaciones Sociales / Instituto Jos Mara Luis Mora, programa1996-1998; y Marcela Briz Garizurieta,El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios: surgimiento yconsolidacin, Coleccin Estudios de Postgrado, Mxico, UNAM, 2002. Ambas investigadoras

    siguen trabajando de manera complementaria sobre este tema y prximamente tendremosnuevos hallazgos derivados de sus tesis de doctorado en ciencia poltica de la Facultad deCiencias Polticas y Sociales de la UNAM.

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    quedaban a la deriva, sujetos a golpes de timn y a decisiones unilateralesimpredecibles.13

    La poca gloriosa del desarrollo estabilizador que haba permitido altocrecimiento econmico con baja inflacin y estabilidad de precios expira-ba. Como un intento por revitalizar la economa, el Estado se adentr congran velocidad y sin rumbo claro en el espacio econmico: en la produc-cin, distribucin y regulacin de todo tipo de bienes y servicios.14 Preten-di tambin, infructuosamente, realizar el mito de Ssifo de una reformafiscal para gravar los intereses de los empresarios.15Asimismo, expidi unaLey de Inversin Extranjera (1973) que los empresarios y los inversionistasforneos consideraron muy poco atractiva para captar capitales.16

    El contexto internacional de los aos setenta, en el que exista la nece-sidad, por parte de los pases desarrollados, de exportar los excedentes decapital a travs de prstamos blandos, y en el contexto nacional, en el quese acababan de descubrir ricos yacimientos de petrleo, el Estado iniciuna carrera de fuerte endeudamiento que le costara muy caro a Mxico ya su poblacin. Si la deuda externa durante la administracin de Echeve-rra pas de 5 000 a 20 000 millones de dlares, la de Lpez Portillo llega-ra a los 100 000 millones.17

    Los desacuerdos se extendan tambin en cuanto a la poltica tercer-

    mundista hacia el exterior y la poltica interna, incapaz, esta ltima, de con-tener el desarrollo de la guerrilla que cobraba las vidas de algunos de susprincipales lderes. En el campo cultural discrepaban de los mensajes y va-lores que se trataban de inculcar con las reformas a los controvertidos li-bros de texto gratuitos, nicos y obligatorios para la educacin bsica quese haban creado desde la administracin de Lpez Mateos.18

    Si a principios del siglo XX los empresarios constituan una categorasocial muy incipiente, que, como los obreros y campesinos, pareca necesi-

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    13 Ricardo Tirado y Matilde Luna, La politizacin de los empresarios mexicanos (1970-

    1982), en Julio Labastida, Grupos econmicos y organizaciones empresariales en Mxico, op. cit., pp.411-455; Francisco Valds Ugalde, Una aproximacin al anlisis de las relaciones entre em-presarios y gobierno en Mxico, 1970-1976, en Julio Labastida, ibidem.

    14 Francisco Valds Ugalde, Una aproximacin al anlisis de las relaciones entre em-presarios y gobierno en Mxico, 1970-1976, en Julio Labastida, ibidem.

    15 Carlos Elizondo, In Search of Revenue: Tax Reform in Mexico under the Adminis-trations of Echeverra and Salinas, Mxico, CIDE / Oxford, Nuffield College, mimeo, 1992.

    16Vase el trabajo de Carlos Alba Vega, los empresarios y el Estado durante el salinis-mo,Foro Internacional, vol. 36, nms. 143-144, enero-junio de 1996, pp. 31-79.

    17 Para un anlisis de la deuda en perspectiva histrica, puede recurrirse a los trabajosde Rosario Green, en especial a Lecciones de la deuda externa de Mxico, de 1973 a 1997. De abun-dancias y escaseces, Mxico, Fondo de Cultura Econmica y Fundacin Colosio, A.C., 1998.

    18Juan Manuel Martnez Nava, Conflicto Estado-empresarios en los gobiernos de Crdenas, L-pez Mateos y Echeverra, Mxico, Nueva Imagen, 1984.

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    tar del concurso del Estado para hacer valer sus intereses, su situacin eramuy distinta en la stima dcada. El modelo de industrializacin por susti-

    tucin de importaciones, con proteccin de la competencia externa y fuer-tes apoyos gubernamentales a travs de precios, subsidios y exenciones, leshaba permitido crecer y desarrollarse. Se haban convertido en agentes depoder y estuvieron dispuestos a encarar el intervensionismo econmico ysocial del Estado en dos frentes, uno econmico y otro poltico. En el eco-nmico, su campo natural, frenaron la inversin y sacaron capitales (entre1976 y 1984 la fuga de capitales pas de menos de 4 000 millones de dla-res a ms de 40 000 millones).19

    En el poltico, desde el CMHN concibieron la idea de dotarse de una orga-

    nizacin envolvente, capaz de agrupar no slo a los ms poderosos de los em-presarios, sino al conjunto de organizaciones sectoriales y dispersas del sectorprivado: el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), creado en 1975.20

    El gobierno busc un acercamiento. La administracin de Lpez Por-tillo (1977-1982) dise toda una estrategia para conjurar la crisis de con-fianza. Indemniz a los empresarios agrcolas del Valle del Yaqui cuyastierras haban sido expropiadas en las postrimeras del echeverrismo;21

    ofreci estmulos fiscales, precios preferenciales de las empresas paraesta-tales y garantiz la proteccin del mercado para los productos industriales,

    para lo cual decidi en 1980, con apoyo de la Canacintra, que Mxico nose incorporara al GATT.22

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    19 Para un anlisis de la fuga de capitales en pases en desarrollo, incluido Mxico, pue-de consultarse el libro editado por Donald Lessard y John Williamson, Fuga de capitales y deu-da del tercer mundo, Mxico, Editorial Trillas, 1990; para el caso mexicano, vase el examenque hace Jos Antonio Faras Hernndez, La fuga de capitales en Mxico de 1989 a 1995,

    Este Pas, Mxico, 1 de octubre de 1997.20 Matilde Luna Ledesma, Los empresarios y el cambio poltico. Mxico, 1970-1987, Mxico, Edi-

    ciones Era / UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 1992; Matilde Luna y Ricardo Tirado,El

    Consejo Coordinador Empresarial. Una radiografa, Cuadernos del Proyecto de Organizaciones Em-presariales en Mxico, nm. 1, Mxico, UNAM, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, 1992.

    21 Un anlisis de las consecuencias polticas que tuvo para los empresarios y los sectoresmedios del norte de Mxico la expropiacin de tierras en el Valle del Yaqui, puede consultar-se en el libro de Roco Guadarrama Olivera, Los empresarios norteos en la sociedad y la polticadel Mxico moderno. Sonora / 1929-1988, Mxico, El Colegio de Mxico, El Colegio de Sonora,Universidad Autnoma Metropolitana, 2001. Una gua til para entender las relaciones en-tre los empresarios agrcolas y el Estado es el libro de Hubert Carton de Grammont, Los em-

    presarios agrcolas y el Estado. Sinaloa, 1893-1984, Mxico, UNAM, Instituto de InvestigacionesSociales, 1990.

    22 Blanca Torres y Pamela S. Falk (coords.), La adhesin de Mxico al GATT. Repercusionesinternas e impacto sobre las relaciones Mxico-Estados Unidos, Mxico, El Colegio de Mxico, 1989;

    Jos Manuel Polanco G., Las organizaciones empresariales en la coyuntura del GATT, tesis de maes-tra, Mxico, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, junio de 1990.

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    El contexto internacional que haba sido favorable para la expansinde la economa y para la legitimacin de la clase poltica cambi drstica-

    mente a partir de 1981, cuando cayeron los precios internacionales del pe-trleo y aumentaron las tasas de inters para el pago del servicio de ladeuda. Esa crisis de finales de sexenio deton un nuevo conflicto entre losempresarios y el Estado que afectara ms profundamente sus relaciones.El principal foco de conflicto se centr en la tendencia especulativa que setradujo en la fuga de capitales y en la respuesta desesperada del gobiernode expropiar la banca.

    Mxico inaugur la crisis de la deuda y sta marc el cambio de mode-lo de desarrollo y fue un nuevo ingrediente para la transformacin del sis-

    tema poltico que estaba por venir. Los empresarios se convertiran enactores centrales del nuevo modelo volcado al exterior y participaran demanera destacada en la nueva poltica.23

    II. LA PARTICIPACIN DE LOS EMPRESARIOS EN LA TRANSICIN POLTICA

    Sin duda los empresarios han sido actores importantes en la llamada tran-sicin poltica, a lado de otros, como las clases medias, las organizaciones

    de la sociedad civil, algunos medios de comunicacin de masas y los pro-pios partidos polticos. Los hombres de negocios han actuado tanto a tra-vs de sus organizaciones como a ttulo personal. El proceso se gest desdela administracin de Echeverra, con el triunfo de la oposicin panista enalgunas alcaldas de Sonora, y aflor con la expropiacin de la banca.24

    Coincidi, aunque de manera desfasada, con el cambio de modelo de de-sarrollo.

    Desde la expropiacin bancaria, el descontento empresarial llev aformas de accin inditas. Los canales tradicionales, a travs de presiones

    y cabildeo con el presidente y las secretaras involucradas en las polticas

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    23 Matilde Luna, Ricardo Tirado y Francisco Valds, Los empresarios y la poltica enMxico, 1982-1986, en Ricardo Pozas Horcasitas y Matilde Luna (comps.), Las empresas y losempresarios en el Mxico contemporneo, Mxico, Enlace - Grijalbo, 1991; Matilde Luna, Ren Mi-lln y Ricardo Tirado, Los empresarios en los inicios del gobierno de Miguel de la Madrid,en Revista Mexicana de Sociologa, ao XLVIII, nm. 4, Mxico, UNAM, Instituto de Investigacio-nes Sociales, octubre-diciembre de 1985, pp. 215-257.

    24 Cristina Puga, Los empresarios ante la nacionalizacin bancaria, en Julio Labastida(coord.), Grupos econmicos y organizaciones empresariales en Mxico, op. cit., p. 391; Rogelio Her-nndez, Empresarios, banca y Estado. El conflicto durante el gobierno de Jos Lpez Portillo, 1976-1982, Mxico, FLACSO / Miguel ngel Porra, 1988; Carlos Elizondo, The Making of A New

    Alliance: The Privatization of the Banks in Mexico, Documentos de Trabajo, Estudios Polti-cos, Mxico, Centro de Investigacin y Docencia Econmicas, 1993.

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    pblicas relacionadas con la economa, resultaron insuficientes para algu-nos grupos de empresarios y ello provoc su divisin. Los ms radicales se

    ampararon por un tiempo en algunas organizaciones de la cpula y las pu-sieron al servicio del cambio que buscaban; otros siguieron presionandodesde dentro del sistema.25Ambos grupos, sin embargo, lo hicieron a tra-

    vs de acciones directas en la poltica partidaria y electoral con el apoyo dealgunas de sus organizaciones; se convirtieron, por lo tanto, en nuevos ac-tores polticos.26

    Los triunfos pioneros del PAN tuvieron lugar en el mbito de los muni-cipios; de ah se ampliaron a las diputaciones locales y federales, al senado

    y al gobierno de varios estados.27 Muchos de estos triunfos fueron encabe-

    zados por empresarios de diversas regiones. En 1986 Manuel J. Clouthierapareci como el primer empresario en contender por la presidencia de larepblica desde el PAN, y Vicente Fox habra de ser el primer presidentede Mxico que surgi de las filas empresariales.

    La diversidad del espacio geogrfico y su influencia sobre la econo-ma, la sociedad, la cultura y la poltica se hizo sentir tambin en la partici-pacin de los empresarios durante la transicin. Fue en las zonas conmayor dinamismo econmico y orientacin hacia el exterior donde surgie-ron las primeras movilizaciones de empresarios.28 En esos lugares los hom-

    bres de negocios se sentan menos comprometidos con el gobierno; eranms independientes de l porque no los haba podido proteger de la com-petencia externa y no les haba entregado tantos beneficios y subsidios di-rectos como a quienes haban tenido por foco principal de actividad elmercado interno bajo el modelo de industrializacin por sustitucin deimportaciones.

    Si las principales demandas de los empresarios en torno de la libertadeconmica y la finalizacin del intervensionismo estatal se localizaban b-sicamente donde operaban los ms grandes de ellos, es decir, en la cuenca

    de Mxico y en Monterrey, a quienes pasaron a la lucha poltica por uncambio de gobierno, por la alternancia o por la ampliacin de la democra-

    130 CARLOSALBAVEGA FI XLVI-1

    25 Edmundo Jacobo, Las relaciones Estado-empresarios Hacia un nuevo pacto social?,en Ricardo Pozas Horcasitas y Matilde Luna (comps.), Las empresas y los empresarios en el Mxicocontemporneo, op. cit.; Edmundo Jacobo, Matilde Luna y Ricardo Tirado, Empresarios, pactopoltico y coyuntura actual en Mxico,Estudios Polticos, nueva poca, vol. 8, nm. 1, enero-marzo de 1989, pp. 4-15.

    26 Francisco Valds Ugalde, Autonoma y legitimidad: los empresarios, la poltica y el Estado enMxico, Mxico, Siglo XXI Editores / UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 1997.

    27 Leticia Barraza e Iln Bizberg, El Partido Accin Nacional y el rgimen poltico me-

    xicano,Foro Internacional, vol. XXXI, nm. 3 (123), enero-marzo de 1991, pp. 418-445.28 Para un anlisis de los empresarios agrcolas vinculados a las exportaciones, consltese

    a Hubert Carton de Grammont, Los empresarios agrcolas y el Estado. Sinaloa, 1893-1984, op. cit.

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    cia se les vio sobre todo en norte.29 Los principales centros institucionalesdonde se politizaron e incubaron su accin crtica al Estado fueron la Co-

    parmex30y la Concanaco. Gran parte de los empresarios que transgredie-ron la norma de no participar y salieron al encuentro de la polticapartidaria lo hicieron desde los centros patronales y las cmaras de co-mercio, locales y regionales.

    Si el PAN inaugur esta prctica de la participacin empresarial en lapoltica, el PRI muy pronto la sigui. Ya no tuvo reticencias para invitar oaceptar a empresarios para que contendieran contra los de la oposicin. El

    ENE-MAR 2006 LOS EMPRESARIOS Y LA DEMOCRACIA EN MXICO 131

    29 Sobre la accin poltica de los empresarios de Chihuahua, vase los trabajos de Carlos

    Alba Vega, Una alternancia sin alternativa?, en Rafael Loyola (coord.), La disputa del reino.Las elecciones para gobernador en Mxico, 1992, Mxico, FLACSO / Juan Pablos Editor / UNAM,1997, pp. 347-410; Alberto Aziz Nassif, Chihuahua: historia de una alternativa, La Jornada/CIESAS, 1994; Yemile Mizrahi, La nueva oposicin conservadora en Mxico: la radicalizacinpoltica de los empresarios norteos,Foro Internacional, vol. XXXII, nm. 5 (130), octubre-diciembre de 1992, p. 769; de la misma autora: A New Conservative Opposition in Mexico: The Po-litics of Entrepreneurs in Chihuahua (1983-1992), tesis de doctorado en ciencia poltica,Berkeley, Universidad de California, 1994; Hlne Rivire dArc, Le Chihuahua est-il un casatypique?, mimeo, Pars, Institut de Hautes de lAmrique Latine, 1992. Existe una abun-dante bibliografa sobre el proceso de formacin econmica y social de los empresarios deNuevo Len, pero mucho menos sobre sus relaciones polticas. Algunos de los trabajos a los

    que se puede recurrir para los dos temas, son los siguientes: Mario Cerutti, Burguesa y capita-lismo en Monterrey, 1850-1910, Monterrey, Claves Latinoamericanas, 1983; del mismo autor,Propietarios, empresarios y empresa en el norte de Mxico: Monterrey, de 1848 a la globalizacin, Mxi-co, Siglo XXI Editores, 2000; Jos Luis Correa V., La liquidacin de Fundidora Monterrey,Cuadernos Polticos, nm. 47, 1986; scar Flores Torres, Jos Antonio Olvera Sandoval y RocoGonzlez Maz, La industrializacin en el Noreste de Mxico. 1850-1988, en Carlos Alba Ve-ga (coord.), Historia y desarrollo industrial de Mxico, Mxico, Concamin, 1988, pp. 81-121; Gra-ciela Guadarrama, Empresarios y poltica: Sonora y Nuevo Len, 1985,Estudios Sociolgicos,

    vol. 5, nm. 13, enero-abril de 1987, pp. 139-168; Frdric Mauro, Le dveloppement cono-mique de Monterrey, 1890-1960, en Caravelle, Institut d' Etudes Hispaniques, Hispanoameri-caines et Luso-Brsiliennes, Universit de Toulouse, 1964, pp. 35-81; Abraham Nuncio, El

    Grupo Monterrey, Mxico, Editorial Nueva Imagen, 1982; Jean Revel-Mouroz, Aspects de l'in-dustrialisation a Medellin, Guadalajara et Monterrey, en Travaux et memoires de l'Institut desHautes Etudes de l'Amrique Latine. L' Espace mexicain, Questions d' actualit, tomo II, Pars, 1976,pp. 19-31; Mara de los ngeles Pozas, Estrategia internacional de la gran empresa mexicana en ladcada de los noventa, Mxico, El Colegio de Mxico, Centro de Estudios Sociolgicos, 2002;

    Juan Zapata Novoa, Tercos y triunfadores de Monterrey; los retos de Monterrey en el siglo XX, Monte-rrey, Castillo, 1993; del mismo autor, La muerte de Fundidora. Reconversin de la cultura indus-trial mexicana, Mxico, Noriega Editores / Editorial Limusa, 1989.

    30 Sobre la Coparmex puede consultarse el trabajo de Ricardo Tirado, Semblanza delas organizaciones empresariales, enEstudios polticos, UNAM, Facultad de Ciencias Polticas ySociales, marzo de 1984, y el de Jorge Buenda Laredo, Autoritarismo y participacin empresarial:La Confederacin Patronal de la Repblica Mexicana, 1970-1988, tesis de licenciatura en relacio-nes internacionales, Mxico, El Colegio de Mxico, Centro de Estudios Internacionales,1989.

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    desprestigio de los polticos tradicionales, la fraccin tecnocrtica de la cla-se poltica y el contexto internacional haban ayudado a la legitimacin de

    los empresarios como candidatos a puestos de eleccin popular. Adems,sus plataformas de campaa, sobre todo en los mbitos locales y regiona-les, eran muy parecidas, casi idnticas. De ah que los perfiles sociopro-fesionales fueran tan cercanos, al grado de poderse intercambiar unoscandidatos por otros.

    III. EL DESEMPEO DE LOS EMPRESARIOS EN CARGOS PBLICOS

    No es posible hablar de los empresarios y su desempeo en general, yaque existen marcadas diferencias que se derivan de mltiples factores: lascircunstancias regionales y locales, las reas de actividad econmica en lasque se han desempaado, el capital econmico y poltico que han hereda-do o construido a lo largo del tiempo, singularidades como la generacina la que pertenecen, el medio en el que se socializaron, las historias espec-ficas que han vivido.

    Sin embargo, existen algunos rasgos genricos que se han expresadoen sus conductas en aos recientes. Transitaron de una accin defensiva a

    otra propositiva. Los ejemplos institucionales ms evidentes son: la crea-cin del Consejo Coordinador Empresarial, la participacin en los pactos(1987-1997)31y en la Coordinadora de Organismos Empresariales para elComercio Exterior (COECE, 1991).32

    Cuando se allanaron algunas de las diferencias principales entre losempresarios y el Estado durante el salinismo, en el marco de la profundi-zacin de la liberalizacin econmica, la privatizacin de las empresasparaestatales, la reprivatizacin de los bancos y la desregulacin,33 las or-ganizaciones empresariales ms independientes del Estado, como la Co-

    parmex, replegaron su accin poltica y tendieron a presentar posicionesms neutrales, equilibradas y desideologizadas. Las reformas de esa poca

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    31Juan Manuel Ortega Riquelme, Democracy and the End of Cooperation: A Look ofTripartite Agreements in Mexico, ponencia presentada en la Annual Meeting of the Ameri-can Political Science Association, Philadelphia, 28-31 de agosto de 2003.

    32 Carlos Alba Vega, La Coordinadora de Organizaciones Empresariales de ComercioExterior: un caso de cooperacin entre el sector pblico y el privado en Mxico, Comercio Ex-terior, Banco Nacional de Comercio Exterior, Las empresas pequeas y medianas II, vol. 47,nm. 2, Mxico, febrero de 1997, pp. 149-158; Cristina Puga, Los empresarios organizados y elTratado de Libre Comercio de Amrica del Norte, Mxico, UNAM / Miguel ngel Porra, 2004.

    33 Isabelle Rousseau, Mxico, una revolucin silenciosa?, Mxico, El Colegio de Mxico,2001. Para un anlisis econmico de las reformas, vase Nora Lustig, Mxico, hacia la recons-truccin de una economa, Mxico, El Colegio de Mxico / Fondo de Cultura Econmica, 2002.

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    hicieron posible que gran parte de los empresarios, sobre todo los media-nos y los grandes, fueran salinistas. Los empresarios de algunas entidades,

    por ejemplo Chihuahua, organizaron los primeros debates pblicos entrelos candidatos de los diferentes partidos al gobierno del estado.

    Si algunas de las organizaciones empresariales contrajeron su partici-pacin y sus acciones en la poltica, el inters individual de los empresariospor sta no disminuy. Es cada vez mayor el nmero de miembros del sec-tor privado que compiten, ganan y pierden elecciones y ocupan cargos porel PRIy por el PAN, mucho menos por los otros partidos, en todos los nivelesde gobierno, desde las presidencias municipales y las diputaciones locales,a los gobiernos de los estados, las diputaciones federales y las senaduras.

    En un nivel menos visible pero igualmente amplio, estn todos los hombresde empresa que participan en la funcin pblica por designacin. Porejemplo, los secretarios de finanzas, de fomento econmico y de otros ra-mos de los gobiernos estatales y municipales del PRIy del PAN.

    En la administracin federal del presidente Vicente Fox, gran parte delas secretarias de Estado estn en manos de empresarios o de funcionariosde empresas que trabajaron para ellos.34

    La experiencia de los empresarios en la funcin pblica es muy re-ciente, sin embargo, en algunos casos, como los de los gobernadores esta-

    tales, ya se pueden esbozar algunas caractersticas del alcance y los lmitesde su accin, y la propia ciudadana empieza a tener una idea de su de-sempeo, y los premia o los castiga con su voto.

    Los gobernadores del PANy varios del PRI, por lo general, han sido em-presarios con poca militancia en su partido y con escasa experiencia polti-ca; en muchos casos su trampoln fue alguna alcalda, de donde pasaron aser postulados, a veces apresuradamente, a la gubernatura. Para algunosanalistas, la combinacin de empresarios sin experiencia partidaria y el pro-grama del PAN, que se opone a la intervencin gubernamental, son facto-

    res que han condicionado las acciones de los gobernadores de este partido,quienes, apoyados por gabinetes donde destacan ejecutivos de empresas, ensu gestin han otorgado prioridad a la modernizacin y a la racionali-zacin administrativa, a la bsqueda de la eficiencia y el combate a la co-rrupcin como medios para responder y atraer a la ciudadana. En algunosestados de la frontera norte, se ha intentado aplicar a la administracin p-

    ENE-MAR 2006 LOS EMPRESARIOS Y LA DEMOCRACIA EN MXICO 133

    34 Ral Muoz Leos, director general de PEMEX durante gran parte de la administracin;Fernando Canales Clarion, en la Secretara de Economa; Javier Usabiaga, en la de Agricultu-ra, Ganadera, Recursos Pesqueros y Medio Ambiente; Pedro Cerisola, en la de Comunicacio-

    nes y Transportes; Ernesto Martens, en la de Energa, cargo que dej el 2 de septiembre de2003, despus del tercer informe presidencial; Carlos Abascal, en la del Trabajo y PrevisinSocial y despus en la Secretara de Gobernacin.

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    blica conceptos del mundo de los negocios que han estado en boga, comoel de la calidad total, as como formas de gestin o manejo tomadas de las

    empresas maquiladoras. Varias de esas gestiones de empresarios en el go-bierno han sido eficaces en algunos aspectos relacionados con el servicio ala ciudadana. Sin embargo, no han logrado mejorar de manera significati-

    va otros que constituyen las preocupaciones fundamentales y ms sentidasde la poblacin, como la inseguridad pblica y el empleo.35Y esto, desdeluego, tiene que ver con las propias limitaciones de un gobierno estatal pa-ra hacer frente a problemas estructurales y de gran profundidad histrica,o simplemente con problemas coyunturales derivados de lo que ocurre enel contexto nacional e internacional, como el estancamiento o el magro y

    poco sostenido crecimiento econmico y sus consecuencias sobre el em-pleo. Por otra parte, la bsqueda de racionalidad administrativa y financie-ra, con recortes presupuestales y de personal, no los distingue mucho de lageneracin tecnocrtica del PRI.

    El desempeo de gobiernos estatales con estas caractersticas ha pro-vocado serios problemas polticos al panismo, los cuales se han traducidoen dificultades para retener los puestos, bajos niveles de votacin y escasaparticipacin ciudadana. Sin embargo, es innegable que estos empresariosconvertidos en gobernadores y alcaldes panistas han tenido una amplia ca-

    pacidad poltica para obligar al gobierno federal a revisar y cambiar la dis-tribucin de las partidas presupuestales federales. En esto ejercieron unclaro efecto de arrastre en los gobernadores priistas. Tambin habr quereconocer que, junto con gobernadores de distinta trayectoria y origenpartidario, han logrado renovar las funciones institucionales de las guber-naturas, las que por muchas dcadas gravitaron subordinadas a la rbitapresidencial.36

    En el mbito federal nunca ha habido ms participacin de empresa-rios que ahora. Est por hacerse una evaluacin de su ejercicio pblico. Se

    cuenta con algunos sondeos y encuestas sobre la apreciacin de analistas yexpertos en diversos temas, por ejemplo la realizada a partir de una mues-tra de los lectores de un peridico, constituida por informantes que cono-cen la actuacin del funcionario al que se evala, es decir, el titular de unasecretara o un alto mando de una institucin gubernamental; a dichos in-formantes se les pregunt sobre la visin, el conocimiento, la sensibilidad,la capacidad de cambio, la toma de decisiones, la capacidad para confor-mar un equipo y trabajar con l, y su influencia real ante el ejecutivo y el

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    35Alberto Aziz Nassif, Territorios de alternancia. El primer gobierno de oposicin en Chihuahua,

    Mxico, Triana, 1996.36 Rogelio Hernndez, Cambio poltico y renovacin institucional. Las gubernaturas en

    Mxico,Foro Internacional, octubre-diciembre de 2003.

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    Congreso. Segn esta encuesta, las peores calificaciones, con la excepcinde Ral Muoz Leos, de PEMEX,37 fueron obtenidas por los empresarios o

    funcionarios empresariales.38Si los polticos profesionales estn de capa cada en casi todas partes y

    son pocas las personas que creen en ellos, el desempeo de los empresa-rios en altos cargos pblicos ha provocado el desencanto en una ciudada-na que mucho esperaba de ellos, por ejemplo en Amrica Latina, dondelos casos y desenlaces polticos de Fernando Collor de Mello en Brasil yCarlos Menem en Argentina son los ms notables.

    Sin duda los empresarios tienen muchas cualidades que los distin-guen como tales, entre ellas la capacidad de emprender, de innovar y de

    asumir riesgos calculados. Sin embargo, algunos aspectos de su propia ex-periencia quiz no les ayuden mucho en el ejercicio de un cargo pblico.Uno de esos aspectos es el que se refiere a la democracia social. Si compa-ramos a los grandes empresarios mexicanos con los de pases altamenteindustrializados, como Estados Unidos y Alemania, encontraremos queexisten muchas similitudes entre ellos, pero tambin algunas diferencias.Las principales discrepancias tienen que ver con el menor inters porparte de las grandes empresas mexicanas en involucrar a su personal enla toma de decisiones, en la propiedad de las mismas a travs de la oferta

    de acciones o en la distribucin de los beneficios econmicos.39La confrontacin de la distribucin del ingreso de la poblacin, queen Mxico es una de las ms inequitativas de Amrica Latina, entre entida-des federativas con gobiernos en manos de empresarios es un tema que me-rece ser investigado. Sin embargo, de entrada vale la pena recordar que estesevero desequilibrio es un lastre que ningn gobierno de Mxico ha logra-do revertir. Por otra parte, si examinamos ciertos indicadores elementalesde bienestar de la poblacin en el pas, por ejemplo la poblacin con ins-truccin, o la que cuenta con alguna cobertura social, podremos constatar

    que son ms elevados en los lugares donde hay ms empresas y empresa-rios. Podramos incluso lanzar la hiptesis de que, entre las diversas litesempresariales regionales, las de mayor conciencia social estn en las zonas

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    37 Muoz Leos dej ms tarde su cargo presionado por crticas sobre el uso que habrahecho de recursos pblicos para fines personales.

    38 Diario Reforma, 25 de agosto de 2003.39 Estas conclusiones provienen de una encuesta aplicada a 45 grupos econmicos de

    Mxico. Un resumen de este estudio indito se dio a conocer en un documento multicopia-do: Carlos Alba Vega, Ignacio Chvez de la Lama y Erndira Snchez, Liderazgo y reorgani-zacin de las empresas mexicanas: una perspectiva comparada con las de Alemania, Estados

    Unidos y Hong Kong. Resultados de una encuesta. Mesa redonda Estructura y dinmica delas grandes empresas en Mxico: la realidad reciente, El Colegio de Mxico, Centro de Estu-dios Sociolgicos, 24 de octubre de 2003.

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    ms desarrolladas, y que, dentro de las mismas lites, destacan las quecuentan con ms recursos. Es como si en las zonas ms atrasadas el capita-

    lismo operara de manera ms salvaje, permitiendo que el campo de accindel empresario trascienda la dimensin econmica para la llegar a la so-cial y la poltica. Sea como fuere, en una primera aproximacin podemosidentificar cierta correspondencia entre las dimensiones econmicas delempresario y su sensibilidad social o su gasto en acciones filantrpicas o al-truistas. Respecto de las empresas, podemos avanzar la hiptesis que sonlas ms grandes y exitosas las que ms gastan en capacitacin de su perso-nal y las que ofrecen mayores prestaciones sociales.40

    En Mxico, como en muchos otros pases de Amrica Latina, el mode-

    lo desarrollista con fuerte injerencia del Estado en la economa, y con pre-dominio del ejecutivo sobre los otros poderes, se vio acompaado demecanismos corporativos en el proceso de incorporacin poltica de viejos

    y nuevos actores sociales: campesinos, obreros, sectores medios, empresa-rios. Se instituyeron estructuras jerrquicas de control y tutela sobre cadasector a travs de la mediacin de sus intereses por la va corporativa. Esto,que era muy evidente en el caso de las organizaciones populares de obre-ros y campesinos, lo fue mucho menos en el de las organizaciones empre-sariales, pero tambin ocurri. Los partidos polticos limitaron su accin al

    campo electoral y no utilizaron algunas de sus atribuciones fundamenta-les, como dar paso a la accin poltica de los grupos sociales organizados,o recoger y trasmitir sus demandas para la formulacin de las polticas p-blicas. En esto era mucho ms claro el camino directo que tomaban losempresarios, quienes llegaban al gobierno sin mediacin de los partidos,

    ya que, a diferencia de los obreros y campesinos, no tenan quien los re-presentara de manera formal. Su accin ocurra por la va informal o pornegociaciones al ms alto nivel del Poder Ejecutivo.

    IV. LAS NUEVAS CONDUCTAS DE LOS EMPRESARIOS ANTELA DIVISIN DE PODERES Y LA ALTERNANCIA POLTICA41

    Las transformaciones en el sistema poltico mexicano ocurridas en aosrecientes estn alterando el modo de relacin de los empresarios con el

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    40 Estas observaciones estn basadas en una encuesta aplicada a 65 lderes empresarialesde siete estados de Mxico. Cfr. Carlos Alba Vega, con la colaboracin de Lila Belkacem, Nue-vos actores sociales en la poltica social. Los empresarios ante el Programa Oportunidades, Mxico, in-

    forme de proyecto, Secretara de Desarrollo Social, 19 de marzo de 2003.41 Esta ltima parte del trabajo ofrece los primeros resultados de una investigacin en

    curso sobre los empresarios ante el Congreso mexicano. Est basada en entrevistas con diver-

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    poder poltico. Durante muchas dcadas, a falta de equilibrio de poderes yde participacin directa en el partido en el gobierno, privilegiaron su ac-

    cin con el Poder Ejecutivo, especialmente con el presidente y sus secreta-rios. Cuando tuvieron diferencias con el gobierno, siempre se dirigieron alejecutivo, nunca al Congreso. Hoy les resulta insuficiente. Se dan cuentade que necesitan establecer alianzas y coaliciones ms amplias y complejaspara influir en las polticas pblicas.

    La fecha clave fue la de las elecciones intermedias durante la presiden-cia de Zedillo, en 1997, cuando por primera vez, despus de casi 70 aosde dominio del PRI en la Cmara de Diputados, el voto de los mexicanos lequit la mayora absoluta. Desde entonces el presidente de la repblica,

    primero del PRIy luego del PAN, encontrara nuevos y claros lmites a su ac-tuacin, ante el poder emergente del Congreso. Aunque el PRI mantuvo lamayora absoluta en el senado, el Congreso dej de ser juzgado por al-gunos como una mera oficina de trmites o un apndice del ejecutivo yempez a recuperar un poder real. Desde entonces la gobernabilidad de-mocrtica y las decisiones tendran que procesarse en un juego ms am-plio y complejo de fuerzas e intereses.

    Ante este nuevo esquema poltico e institucional, los empresarios de-bieron ajustar su accin poltica. Ya no fueron suficientes las frmulas que

    haban utilizado en sus relaciones formales para promover y defender susintereses a travs de las cmaras, las confederaciones y otras organizacio-nes de agricultores, industriales, comerciantes y banqueros. Las reunionesnacionales a las que concurra el presidente se siguen realizando; tambinoperan las citas que las organizaciones le solicitaban al presidente y sus se-cretarios del ramo econmico, en las que les planteaban problemas y pro-

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    sos actores sociales, empresariales y polticos. Hasta ahora, la base de la informacin provienede las siguientes entrevistas: diputado Gustavo Madero (PAN), presidente de la Comisin deHacienda de la Cmara de Diputados, Mxico, D.F., 10 de marzo de 2005; diputado Federico

    Dring (PAN), Mxico, D.F., 10 de marzo de 2005; diputado Jorge Triana (PAN), Mxico,D.F., 16 de marzo de 2005; Jos Luis Nieves, asistente del diputado Jorge Triana, 16 de marzode 2005; diputado Juan Molinar Horcaditas (PAN), Mxico, D.F., 4 de abril de 2005; diputadaElisabeth Yaez (PAN), Mxico, D.F., 4 de abril de 2005; Ral Rodrguez Mrquez, prosecreta-rio nacional de la Cmara Nacional de la Industria de la Transformacin (Canacintra, Mxi-co), director de Relaciones Institucionales del Grupo Modelo, S.A de C.V. y presidente de laCmara Nacional de la Industria de la Cerveza y de la Malta, Mxico, D.F., 13 de mayo de2005; Gabriel Aguirre Marn, director de Enlace Legislativo y Accin Poltica de la Confede-racin Patronal de la Repblica Mexicana, S.P. (Coparmex), Mxico, D.F., 13 de abril de2005; Oscar Fitch, responsable del enlace del Consejo Coordinador Empresarial, Mxico,D.F., 14 de abril de 2005; diputado Francisco Surez Dvila (PRI), Mxico, D.F., 18 de abril de

    2005; Roberto Castaeda, director de la Unin de Empresas contra la piratera, Mxico, D.F.,3 de junio de 2005; Arturo Daz, director jurdico de la Asociacin Nacional de Productoresde Fonogramas y Videogramas A.C., Mxico, D.F., 7 de octubre de 2005.

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    puestas; asimismo, se mantienen las consultas de los secretarios a los em-presarios organizados para conocer su postura sobre determinadas polti-

    cas pblicas. El cabildeo de los empresarios con el ejecutivo sigue teniendolugar.

    El sector privado tambin haba recurrido a los procedimientos infor-males y muy poco visibles de un poder altamente concentrado en lo eco-nmico y en lo poltico para negociar sus intereses de manera directa ypersonal con el presidente de la repblica y, por derivacin, con sus secre-tarios. La organizacin ms importante que puso en operacin los engra-najes ocultos de estos tratos fue el CMHN. Poco o nada se saba de estasreuniones que, sin embargo, tenan consecuencias importantes en la toma

    de decisiones en materia de polticas pblicas.El proceso de apertura econmica y poltica trastroc los mecanismos

    tradicionales de negociacin de los empresarios con el gobierno. Porejemplo, ocurrieron cambios importantes en el interior del CMHN; cuandolos financieros mexicanos vendieron sus bancos a la banca extranjera (es-paola, estadounidense y canadiense), debieron salir del CMHN, comotambin lo hicieron quienes haban perdido sus empresas ante el procesode apertura econmica o quienes decidieron entrar directamente en lapoltica partidaria (Alberto Santos de Hoyos como senador de Nuevo

    Len o Miguel Alemn Valds como gobernador de Veracruz, ambos porel PRI), segn lo estipulan sus estatutos, ya que este grupo debe estar cons-tituido por dueos de grandes empresas y sus miembros no deben ocuparcargos pblicos.

    La apertura econmica y poltica introdujo nuevas variables y actoresen el entramado poltico nacional. Las empresas extranjeras, ya con mu-cho menos regulaciones, aumentaron su margen de maniobra, al grado deque algunas de ellas entraron en confrontacin con grandes empresas me-xicanas, como es el caso de Wal Mart, que sali de la Asociacin Nacional

    de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), la organizacinque agrupa a las grandes cadenas comerciales. En el nuevo contexto de laeconoma mexicana y de la fuerte competencia comercial entre las gran-des firmas la empresa estadounidense ya no tiene necesidad de pasar pormuchas instituciones mexicanas.

    Las negociaciones para la firma del Tratado de Libre Comercio deAmrica del Norte (TLCAN) fueron para los empresarios un espacio impor-tante de aprendizaje en cuanto a cabildeo en Estados Unidos, a travs dediversas organizaciones, especialmente el CMHN, el cual aport recursos a

    la COECE, en coalicin con grandes empresas transnacionales. A principiosde los aos noventa pusieron en operacin sus primeras formas de lobbyingante el Congreso y la sociedad estadounidenses. Para tal propsito, junto

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    con el gobierno de Mxico, invirtieron cuantiosos recursos econmicos enagencias y profesionales del lobbyingde ese pas, as como en publicidad a

    favor del TLCAN. Dicho cabildeo, al igual que el realizado por los presiden-tes de Estados Unidos, fue exitoso y logr llevar por la va rpida (fast track)la aprobacin del tratado. Esa experiencia sera una base en el aprendizajede los empresarios para actuar en su propio medio.

    Los cambios econmicos y polticos en Mxico presionaron a los em-presarios para que transformaran sus formas tradicionales de cabildeo.La relacin con el presidente se sigue utilizando pero necesita comple-mentarse y diversificarse con otros mecanismos. Perdi ms relevanciaan el vnculo con el secretario de Hacienda o de Economa, aunque si-

    gue siendo til. Sin embargo, las decisiones cruciales en materia de polti-cas pblicas se procesaron en 1997 y sobre todo en 2000 en el Congreso,un poder que era completamente desconocido y ajeno a los intereses delos empresarios.

    Los empresarios iniciaron sus relaciones con el Congreso de manerarelativamente rpida; empezaron a incursionar como diputados a finalesdel modelo de industrializacin por sustitucin de importaciones, y sobretodo despus de la crisis econmica de 1982, la cual erosion la legitimi-dad que el rgimen haba fincado en la movilidad econmica y social a

    cambio de aquiescencia poltica. Si en los siglos XIX y XX hubo casos dehombres de negocios que llegaron a ser diputados o senadores, ste noera un fenmeno relevante y tena una naturaleza completamente distintade la actual. Generalmente llegaron a esos cargos por el respaldo del presi-dente de la repblica o de los gobernadores de los estados. Los empresa-rios se hicieron notar en el Congreso cuando decidieron incursionar demanera directa en la poltica partidaria desde finales del modelo de indus-trializacin por sustitucin de importaciones y del intervencionismo delEstado en la economa, la sociedad y la poltica. Esta primera forma de

    acercamiento de los empresarios con el Congreso ocurri a ttulo perso-nal, por invitacin del partido o por decisin propia, aunque tuvieran elapoyo de sus organizaciones. Fueron ascendiendo en los cargos de elec-cin popular, de las presidencias municipales y las diputaciones localeshasta las diputaciones federales y la senadura en los estados que se convir-tieron en territorios de alternancia, generalmente en el norte del pas y enlas zonas ms modernizadas, con agricultura comercial de exportacin ycon fuerte presencia de inversin extranjera y de sectores medios urbani-zados. Los primeros emergieron de las zonas afectadas por las decisiones

    presidenciales tomadas de manera voluntarista, como las expropiacionesde tierras en Sonora durante Echeverra, o las expropiaciones de los ban-cos al final de la administracin de Lpez Portillo.

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    El nmero de empresarios convertidos en diputados y senadores haaumentado de manera progresiva y nunca ha habido tantos como durante

    la segunda mitad de los aos noventa. El PAN, que podra considerarse elms proclive a sus intereses, agrupa a la mayor proporcin de ellos; el PRI,con un espectro social e ideolgico ms amplio, le sigue en importancia.

    Aun el PRD, con un posicionamiento ms de izquierda, cuenta con algunosempresarios entre sus diputados, y recientemente, en Guerrero, con el pri-mer gobernador (Severino Torreblanca). Como este gobernador de Gue-rrero, muchos de los empresarios del Congreso presidieron en sus estadoslos centros patronales de la Coparmex, las delegaciones de la Canacintra,las cmaras de comerciantes o industriales. Aunque su presencia en el

    Congreso influye en las decisiones, no es suficiente. Son polticos de cuoreciente y su falta de experiencia se refleja en el uso de la tribuna. Anteesas circunstancias, las organizaciones empresariales y las grandes empre-sas han desplegado otras estrategias.

    La organizacin pionera en el establecimiento de enlaces legislativosfue la Coparmex, pero cuentan tambin con ellos el CCE, que rene a to-das las organizaciones de los empresarios; las grandes confederaciones, laConcamin y la Concanaco; la Canacintra y todas las cmaras sectoriales.

    Aunque la importancia de los recursos humanos y econmicos inverti-

    dos vara mucho de unas a otras, todas han contratado a profesionales quese estn formando en la teora y la prctica de la negociacin, el cabildeo yla toma de decisiones. Algunos incluso han asistido a diplomados en Esta-dos Unidos, ya que las instituciones mexicanas no se los ofrecen an.

    Estos profesionales del cabildeo42 monitorean y dan seguimiento alPoder Legislativo para obtener informacin y reaccionar a tiempo anteciertas decisiones que consideren que puedan afectar al sector empresa-rial, o para anticiparse a los hechos y proponer leyes que juzguen conve-nientes a sus intereses. Gran nmero de las iniciativas que han llegado al

    Congreso durante la administracin de Fox se han generado en el medioempresarial.Hasta ahora la estructura institucional de enlace es pequea; el nme-

    ro de empresarios afiliados a las cmaras y sus contribuciones econmicascayeron abruptamente despus de la ley de 1996 que dej de obligarlos apertenecer a ellas, a cambio de inscribirlos con una mdica cuota en el Sis-tema de Informacin Empresarial de Mxico (SIEM). El proceso de transi-cin democrtica y de cambio econmico ha tenido un efecto paradjicosobre la representacin poltica de los empresarios, en el sentido de que la

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    42 Sebastin Lerdo de Tejada C. y Luis Antonio Godina Herrera, El lobbying en Mxico,Mxico, Miguel ngel Porra, 2004.

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    ha disminuido en algunos aspectos, aunque le ha abierto otros espacios deoportunidad.43 En esta nueva situacin de escasez de recursos en las orga-

    nizaciones empresariales, los responsables de la vinculacin tienen comofuncin principal movilizar recursos humanos y econmicos de sus agre-miados a favor de las negociaciones ante el Congreso; concurren sistemti-camente a l y buscan a diputados y senadores, a quienes acercan a losempresarios a travs de contactos personalizados o de reuniones mensua-les y en algunos casos (Canacintra) hasta semanales, a las que asiste el pre-sidente de la cmara. En estas reuniones, en las que cada quien paga suconsumo, se vincula el diputado invitado con el tema en cuestin, se gene-ran propuestas y se establecen compromisos y esquemas de seguimiento.

    Un modo en que los empresarios estn ejerciendo presiones sobre loslegisladores es por medio de castigos y premios a su desempeo. En el pro-ceso de aprendizaje se pas de castigos, por ejemplo las calificaciones deaprobacin o de reprobacin que la Coparmex y algunas instituciones aca-dmicas dieron al comportamiento de los congresistas lo que provoc des-contento y divisiones, por lo que fueron canceladas, a distinciones comoel Premio guila Canacintra al Mrito Legislativo, que esta organizacinentrega desde 2004 a los legisladores que han tenido el mejor desempeo,para lo cual se basa en el juicio de un jurado independiente.

    Las organizaciones empresariales tienen ms o menos facilidad devinculacin con unos partidos que con otros, aunque tratan con todos. Esnatural que la Coparmex y sus centros empresariales de los estados, anti-guamente denominados centros patronales, encuentre mayor coinciden-cia con los diputados del PAN. Esto se deriva de sus afinidades ideolgicas

    y su participacin histrica en la formacin de la conciencia poltica delos empresarios, as como de su militancia partidaria en los estados de larepblica desde principios de los aos ochenta. La Concamin parece en-contrar mayores puntos de confluencia con los diputados del PRI, por la

    presencia que tuvieron los gobiernos emanados de la Revolucin en sucreacin, formacin y desarrollo. Sin embargo, estos organismos empresa-riales realizan esfuerzos notables por despartidizar sus acciones y por bus-car a los diputados ms all de los partidos a los que pertenecen. Essignificativo que las organizaciones cpula del sector privado, al expresar-se de los diputados del PRD, que por razones ideolgicas pueden ser losms alejados de sus intereses, o al menos en su imaginario poltico, les re-

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    43 Sobre el tema de la representacin de los empresarios, vase los trabajos de RogelioHernndez Rodrguez, Los problemas de representacin en los organismos empresariales,

    Foro Internacional,vol. XXXI, nm. 3 (123), enero-marzo de 1991, pp. 446-471, y de KennethC. Chandler, Democratization without Representation, The Politics of Small Industry in Mexico,Pennsylvania, The Pennsylvania State University Press, 2004.

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    conozcan muchas cualidades y deseen mantener tambin una buena rela-cin con ellos. La Canacintra agrupa al mayor y ms diverso grupo de in-

    dustriales, generalmente de las pequeas y medianas empresas, y tuvo unaestrecha cercana con el Estado durante la poca desarrollista de industria-lizacin con proteccin de la competencia exterior, a lo largo de cuatrodcadas. De su presidencia han saltado algunos empresarios a la poltica afavor del PRI, ya sea como delegados en la ciudad de Mxico o como dipu-tados, y recientemente un candidato al gobierno de una entidad federati-

    va por el PRD (Yeidckol Polevnsky para el estado de Mxico en 2005).Como las dems organizaciones, la Canacintra basa su fuerza de cabildeoen los recursos humanos aportados por sus empresarios afiliados. Su comi-

    sin de enlace legislativo naci en 2002 y est integrada por 20 empresa-rios de diversos sectores de actividad, quienes desarrollan la estrategia y laspropuestas para el lobbying.

    Las grandes empresas mexicanas y extranjeras que antes basaban susnegociaciones en materia de polticas pblicas en contactos directos con elpresidente de la repblica y sus secretarios, ahora necesitan buscar tambina los legisladores y cuentan con sus propios negociadores ante el Congreso.Los intereses de estas empresas son tan importantes que necesitan desple-gar diversos recursos para mantener un cabildeo directo y propio con el

    Congreso a travs de profesionales, individualmente o en equipos de 5, 10 yhasta 15 personas, constituidos ad hoc, en lugar de pasar a travs del cabil-deo de las cmaras. Empresas como Cemex, Vitro, Grupo Modelo, Televisa,Televisin Azteca o Telfonos de Mxico, as como varias transnacionalesimplantadas en Mxico, del tipo de Philips Morris y Pfeizer, han creado di-recciones de relaciones institucionales con personal calificado tanto en elcampo tcnico como en el poltico.

    El perfil de los expertos en relaciones institucionales, en enlaces le-gislativos y lobbyingcon el Poder Ejecutivo, con el Poder Legislativo y ante

    otras instancias presenta ciertas caractersticas comunes. Los puestos ne-cesitan ser ocupados por personas con experiencia laboral en el gobier-no, con sensibilidad poltica y con formacin universitaria en las reas delderecho, la administracin de empresas, la economa, las ciencias de lacomunicacin, la sociologa, las relaciones internacionales y la ciencia po-ltica. Los lugares de formacin han sido tanto las universidades privadas(Tecnolgico de Monterrey, Universidad Iberoamericana) como las insti-tuciones pblicas (UNAM, El Colegio de Mxico).

    Existen tambin los cabilderos profesionales, quienes ofrecen funda-

    mentalmente tres recursos: experiencia, contactos y expertise. Necesitan,por lo tanto, contar asimismo con experiencia en la poltica y con forma-cin tcnica. Se agrupan en cerca de 15 despachos de lobbyingo cabildeo

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    que fueron creados ex professoo son derivaciones de antiguos bufetes deconsultora. Sus creadores son ex funcionarios pblicos: antiguos secreta-

    rios de Estado, altos funcionarios de partidos polticos, directivos de despa-chos de profesionistas de diversos ramos, directores generales, diputados,senadores. Este nuevo espacio profesional fue abierto tambin despus dela alternancia poltica, como una opcin ocupacional para los funciona-rios y polticos del PRI, ya que por la composicin de fuerzas, las caracters-ticas del partido y del Congreso, durante la presidencia de Fox, son losms buscados para el cabildeo. Adems de la experiencia poltica y los con-tactos, se necesita un saber tcnico para organizar los estudios, buscar losdatos, presentar los expedientes.

    Se han empezado a formar redes formales de cabilderos que se renenen asociaciones o de manera ms informal para compartir su capital social ypoltico: intercambian informacin, sugerencias y contactos. Destacan dosredes: la de la Asociacin Nacional de Profesionales del Cabildeo (Procab),que rene 22 despachos,44y la de cabilderos de las cmaras y las grandesempresas transnacionales, que no estn asociados. Las dos, junto con otrosnegociadores, se hacen presentes sistemticamente en los pasillos y restau-rantes del Congreso. Los cabilderos de la Asociacin elaboraron un cdigode tica (legalidad, transparencia, veracidad, confidencialidad, probidad y

    justa competencia con el resto de las empresas del ramo y sus clientes) quetericamente regula sus mecanismos de trabajo para con los legisladores,los gobiernos estatales, las empresas privadas y otros rganos de gobierno.

    Adems, buscan autorregular su trabajo y la competencia entre las consulto-ras para evitar conflictos de inters. Para esto, informan sobre los temas es-pecializados de los que se ocupan y pasan reporte de quienes trabajan paraellos, a fin de delimitar su trabajo e incidencia con los proyectos legislativos.

    La comunicacin entre el Congreso y los cabilderos fluye en dos direc-ciones y es de naturaleza distinta. El Congreso cuenta con muy pocos re-

    cursos profesionales y tcnicos para tomar sus decisiones, las cuales sonprocesadas generalmente a travs de las presiones de abajo o de arriba.Los diputados cuentan con muy pocos soportes para fundamentar con es-tudios sus decisiones; algunos tienen uno o dos asesores y muchos cuentanslo con una secretaria, por lo que dependen de las presiones y la informa-cin que les llega de los propios actores sociales y de los lobbyistas. Aun lospresidentes de las diversas comisiones carecen de equipos consolidados depersonas que les ayuden en la implementacin para la toma de decisiones.

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    44 Esta asociacin, presidida en 2005 por Gustavo Almaraz, de Estrategia Poltica, est

    integrada, entre otros, por: Grupo Estrategia Poltica, Cabildeo y Comunicacin S.C.; Estrate-gia Total, Fitch y Asociados S.C.; Grupo Salinas TV Azteca; Proa Mensaje y Comunicacin S.A/ Estructura e Idea Consultores. Reforma, 13 de octubre de 2005.

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    Los temas que se llevan al Congreso son de muy distinta naturaleza,dependiendo de la coyuntura poltica y de los actores sociales. Tambin

    son distintos los conductos a travs de los cuales las organizaciones estable-cen los vnculos y promueven sus iniciativas. En el caso de los empresarios,es el CCE el encargado de recoger, procesar y promover ante los diputados

    y senadores las iniciativas y propuestas en las que hay consenso en todas lascmaras y asociaciones que agrupan a empresarios tan distintos por la di-

    versidad de actividades econmicas, de regiones y de tamao de las firmas.El CCE tiene relaciones especiales con los grupos parlamentarios y con lospresidentes de diversas comisiones del Congreso. En los temas o aspectosparticulares en los que existen diferentes posturas, cada cmara y asocia-

    cin realiza su propio cabildeo. Existen dos asuntos en los que hay plenoacuerdo y son prioridad del CCE:45 las reformas estructurales y otros temaslegislativos, como se ver en las lneas que siguen.

    I. Las reformas estructurales son: A) La reforma laboral, tendiente aflexibilizar las condiciones de contratacin, la certidumbre jurdica, la ac-tualizacin del marco legal vigente y el mejoramiento del Cdigo de Pro-cedimientos para la Resolucin de Conflictos. B) La reforma hacendaria,para impulsar un rgimen fiscal que permita al Estado obtener los recursossuficientes para cumplir con sus obligaciones, con base en un sistema de tri-

    butacin eficiente, que otorgue certeza jurdica, que ample la base de con-tribuyentes, que simplifique radicalmente las leyes y su administracin,que combata la evasin fiscal, particularmente en la economa ilegal, quepromueva la inversin y el ahorro, que busque la competitividad interna-cional, y que impulse la federalizacin de los recursos exigiendo simult-neamente a los estados y municipios la transparencia en el uso de losmismos y la rendicin de cuentas. C) La reforma energtica que promue-

    ve el CCE debe, segn ste, ser integral y permitir la apertura al capitalprivado en generacin de electricidad, petroqumica y gas natural no aso-

    ciado. Propone regularizar la situacin actual de las inversiones en elec-tricidad, la apertura en gas y la reforma al rgimen fiscal de PetrleosMexicanos, de manera que la paraestatal cuente con recursos suficientespara invertir y operar eficientemente.

    II. Otros temas legislativos promovidos por el CCE son: leyes de adqui-siciones y de obra pblica, para hacer ms eficiente y transparente el gastopblico. Reforma a la Ley del IMSS en materia de trabajadores eventualesdel campo. Legislacin ambiental, que promueva un esquema normativoque considere la opinin del sector privado y defina los incentivos para la

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    45 Consejo Coordinador Empresarial, Prioridades legislativas, marzo de 2005, documentomulticopiado.

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    proteccin del medio ambiente en un entorno de competencia global. ElCCE est en contra de la aprobacin de la Ley de Responsabilidad Civil por

    Dao y Deterioro Ambiental que se discute en la Cmara de Diputados, ascomo de la reforma a la Ley General del Equilibrio Ecolgico en materiade consultas pblicas sobre impacto ambiental que se discute en la Cma-ra de Senadores. Seguridad y Estado de derecho: apoya la aprobacin dereformas legales que permitan un desempeo ms eficaz del sistema de jus-ticia penal y fortalezca as la lucha contra la inseguridad que demandan lasmayoras; apoya tambin las iniciativas encaminadas a fortalecer el Estadode derecho en materia de combate al contrabando, la piratera y el robo aautotransportes. Est en contra de que se aprueben reformas que vulne-

    ren los compromisos internacionales de los empresarios con respecto a losderechos de autor, as como de cualquier iniciativa que permita la legaliza-cin de autos importados que se han introducido al territorio nacional demanera irregular. El CCE est en contra de la Ley que crea el Consejo Eco-nmico y Social de Estado, segn lo considera la minuta aprobada por elsenado, porque ya existen instancias de dilogo adecuadas para buscar losacuerdos en torno a los grandes temas econmicos y sociales de Estado;desde su perspectiva, no es creando nuevas burocracias como se va a pro-piciar los consensos, sino con una genuina voluntad de dilogo y capaci-

    dad de negociacin. La posicin del CCE ante la reforma constitucionalpara permitir el cobro, por parte de los municipios, de derechos de alum-brado pblico con base en el consumo de energa, es que se trata de uncobro inequitativo y castiga la inversin productiva.

    Esta posicin del CCE manifiesta los puntos de convergencia de losempresarios organizados. Quedan, como tareas para el cabildeo de cadacmara sectorial y cada organizacin, los asuntos especficos, que a veceslos separan y los confrontan. El tema de la reforma laboral, auque cuentacon el consenso, no tiene la misma prioridad en todas las organizaciones.

    Mientras que el CMHNy aun el CCE lo consideran como uno ms, dentrode los importantes, para la Coparmex, que es el sindicato patronal de losempresarios, puede considerarse como el prioritario. Es en la Coparmexdonde existen propuestas ms especficas sobre lo que se deseara cambiar,empezando por la flexibilizacin laboral que consiste en la mayor libertadde contratacin y despido sin costos econmicos para la empresa, como sehace en Estados Unidos, aunque la diferencia de salarios pueda ser hastade 1 a 8, dependiendo del sector de actividad. Las propuestas de la Copar-mex en torno de la reforma laboral comprenden tambin la libertad de

    asociacin, es decir, la eliminacin de la clusula de exclusin que impi-de la existencia de ms de un sindicato en la empresa, y la democratizacin,que incluye la votacin secreta de los representantes y no a mano alzada.

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    Cada cmara cabildea directamente a travs de su staffo de los empresa-rios afiliados, aunque tambin puede recurrir al outsourcingpara el lobbying.

    En algunos temas puede haber diferencias entre cmaras y asociacionesempresariales. Por ejemplo, un tema muy sensible para cmaras que agru-pan a industriales en sectores que utilizan mano de obra intensiva, como laconfeccin y el calzado, o donde es difcil proteger la propiedad intelec-tual muy defendida por las empresas extranjeras en los sectores farmacu-tico, musical, electrnico, de vinos y licores, es el de la liberalizacineconmica, y sobre todo el contrabando y la piratera. Estas cmaras y aso-ciaciones cabildean a favor de que los delitos por contrabando y piraterase persigan de oficio y no por querella. En cambio la Coparmex y otras

    asociaciones se preocupan por las consecuencias de esta aplicacin de laley, que podra afectar a empresarios inocentes, y abogan porque el contra-bando y la piratera slo se persigan cuando haya demanda de la parte afec-tada. La Canacintra se coloca en una posicin intermedia; sostiene que,dependiendo del delito, debe perseguirse de oficio o por querella. Afirmaque cuando la violacin es evidente, como la venta de ciertos productos aciertos precios en la va pblica, debe perseguirse por ley, sin necesidad depeticin de parte. En otros temas hay una oposicin histrica entre las c-maras. Hay algunas que se sitan en posiciones proteccionistas ante la

    competencia exterior de productos confeccionados que llegan con preciossubsidiados o con precios dumping(como la Cmara Nacional de la Indus-tria de la Confeccin), pero en cambio son ms tolerantes ante las impor-taciones de materias primas para ese sector, como los hilos y las telas, lascuales afectan a la industria textil. Otro ejemplo de la divergencia de posi-ciones dentro de una misma cadena productiva es el del impuesto de 20%que decret el Congreso a la fructosa importada. Mientras que los produc-tores de azcar defienden esta postura, los fabricantes de almidones y aditi-

    vos alimenticios basados en la fructosa de maz, o los fabricantes de dulces

    y chocolates agrupados en la Canacintra, que tradicionalmente ha sidoproteccionista, cabildean por la eliminacin del impuesto y argumentanque, de no suprimirse, se vern obligados a producir fuera de Mxico y aimportar esos mismos productos sin impuestos.

    Los partidos no esperan de manera pasiva a los empresarios, los bus-can. Sin duda es el PAN el que inici este acercamiento, al que llam de en-lace ciudadano. Para cualquier partido poltico, y con mayor razn paraste, que nunca cont con bases sociales y corporativas de sustentacin, elapoyo de los empresarios es crucial. La competencia partidaria ha llevado

    tambin a una competencia por acercarse a los empresarios y ofrecerlesservicios. Hoy en da los diputados estn ms atentos a los planteamientosdel sector. Por eso el PAN ha diseado una estructura de coordinacin pa-

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    ra el enlace, la cual est en manos de una diputada con experiencia en elmedio, ya que proviene de un centro empresarial de Coparmex de uno de

    los estados de la repblica. Esta instancia de los diputados panistas organi-za reuniones sistemticas con los empresarios para propiciar que fluya lainformacin y el apoyo en los dos sentidos. El PRI, con una estructura dife-rente, tambin busca un acercamiento sistemtico con los empresarios. ElPRD cuenta con algunos empresarios que son presidentes municipales,otros que son diputados y uno que es gobernador, el de Guerrero (Ceferi-no Torreblanca), que fue presidente de la Coparmex de Acapulco y presi-dente municipal de esa ciudad.

    CONCLUSIONES

    El origen revolucionario del Estado mexicano influy en sus relacionescon los empresarios durante el siglo XX. A diferencia de otras revolucionessociales, la mexicana no slo respet su existencia sino que facilit su mul-tiplicacin y desarrollo. Si marc ciertos lmites en su accin, pretendien-do con ello proteger los intereses de otros sectores sociales, en la prcticano logr orientar un desarrollo que propiciase una sociedad razonable-

    mente igualitaria e incluyente a largo plazo. En consecuencia, tanto por elorigen del sistema poltico como por los resultados de los modelos de de-sarrollo, los empresarios se encontraron en una situacin ambivalente. Poruna parte eran vistos como un factor de modernizacin para el pas, por laotra, algunos actores sociales que participaron en la Revolucin los empu-

    jaron fuera de los espacios de representacin del nuevo orden poltico,donde otros sectores como los militares, los obreros y los campesinos s te-nan un lugar. El espacio de accin de los empresarios se limit al campoeconmico, aunque de manera limitada; tendran derecho a ser consulta-

    dos por el gobierno en materia de poltica econmica, para lo cual se crea-ran las cmaras y confederaciones de industriales y comerciantes. La faltade representacin poltica directa a travs de los partidos se suplira conformas de relacin informales y personalizadas a travs de las cuales expre-saban sus demandas y defendan sus intereses al ms alto nivel. Sin embar-go, en los aspectos sociales y polticos, cuando aparecieron conflictos queno pudieron resolverse por esos mecanismos, los empresarios prefirieroncrear sus propias instituciones, entre las que destacan la Coparmex(1929), el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (1962) y el Conse-

    jo Coordinador Empresarial (1975).Si al principio los empresarios fueron dbiles como categora social, algrado de que el Estado debi protegerlos para que pudieran desarrollarse,

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    con el tiempo crecieron, se diversificaron y fortalecieron tanto, principal-mente en la metrpoli nacional y en las dos metrpolis regionales, que los

    ms grandes de ellos destacaron por sus fortunas en el mbito mundial.Los empresarios decidieron entrar en la poltica partidaria cuando el

    Estado, ante un modelo desarrollista de industrializacin por sustitucinde importaciones que se agotaba, determin dinamizarlo interviniendo demanera directa y creciente en la economa. Sintieron que con ello se aten-taba contra sus interesas y convinieron en propiciar la competencia electo-ral y participar directamente como nuevos actores polticos.

    El quiebre del modelo, con la crisis de la deuda de 1982, fue el detona-dor. A partir de entonces los empresarios se constituyeron en los actores

    centrales y los ms grandes de ellos, en los beneficiarios principales delnuevo modelo enmarcado en la era de la globalizacin, en sustitucindel Estado como agente de desarrollo, al tiempo que ensancharon su par-ticipacin en la poltica.

    La crisis erosion la legitimidad que el Estado haba conseguido en lossectores populares y las clases medias a travs de la movilidad social y eco-nmica durante varias dcadas. Las urnas fueron importantes por primera

    vez, y los empresarios las empezaron a usar para hacer frente al interven-sionismo, tambin acosado por los acreedores externos y una fraccin de

    la clase poltica tecnocrtica.La inestabilidad econmica fue un duro golpe para la estabilidad pol-tica que haba conseguido el Estado posrevolucionario. Los empresariosdejaron de admirar sta y el presidencialismo y empezaron a hacer polticade otro modo.

    Los empresarios pequeos y medianos que eran ms independientes,o los ubicados en las zonas ms afectadas por las expropiaciones de tierras

    y bancarias, dictadas desde el centro, decidieron participar en la compe-tencia poltica, tanto desde el PAN como desde el PRI.

    Con sus recursos econmicos, humanos y organizativos lograron tran-sitar con xito desde los niveles locales y regionales hasta el nacional. Nun-ca, como al cambio de los siglos XX y XXI, haban ostentado tanto podereconmico y poltico al mismo tiempo. Tienen ante s el gran desafo deconseguir a contrarreloj, en un contexto internacional desfavorable y conmuchas fuerzas sociales y polticas en contra, un desarrollo econmico sinexclusin social, base fundamental para realizar dos de las aspiraciones dela poblacin a inicios del siglo XXI: seguridad y empleo.

    El proceso de transformacin del presidencialismo mexicano, el cual

    se aceler desde 1997 cuando el partido en el gobierno perdi la mayoraen el Congreso, ha propiciado que las decisiones sean ms lentas y difci-les, aunque ms democrticas. La competencia electoral y la reemergencia

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    de poderes regionales incentivaron cierta emancipacin de los diputadoscon respecto a la institucin presidencial. Por su parte, los empresarios se

    han visto obligados a reorientar parte de sus negociaciones con el Congre-so en aras de conseguir las decisiones a las que aspiran en materia de pol-ticas pblicas. La expansin del cabildeo, y el peligro de sus abusos, estllevando a la toma de conciencia de la necesidad de reglamentarlo.

    Durante la primera administracin que ha tenido un intenso cabildeoen el Congreso por parte de los empresarios, la del presidente Fox, los re-sultados son exiguos, sobre todo si se toman en cuenta las grandes refor-mas que los empresarios pretendieron realizar: la energtica, la laboral yla fiscal. El gobierno y el partido del presidente no lograron hacer pasar

    esas reformas, aunque s otras, como la del Seguro Social. El surgimientodel cabildeo en el Congreso es una forma indita de hacer poltica en M-xico. En ese espacio los empresarios estn actuando en forma preponde-rante, pero, por su naturaleza, se trata de un espacio complejo, ya que enl se concitan fuerzas e intereses de gran parte de la sociedad.

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