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    El escritor que recibióun premio pensandoque era una injusticia

    Crónica de la entrega XXVIII del Premio Nacional de

    Literatura José Fuentes Mares

    Ensayo sobre la inmovilidadObra de teatro de Alberto Villareal

    No. 1 • marzo | abril

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    Índice

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    Era el génesis, la aurora • Cardinalespor Nabil Valles

    Literatura, una disciplina coquetaEditorial

    El día • Trampaderapor Jesús Gamboa

    Semántica • Teogoníapor Ivonne Ramírez Ramírez

    La decisión del amor: ¿Leriano como

    enfermo de amor o como mártir narcisista?por Ana Cristina Garza Díaz

    Que la soga baile lentopor Héctor González González

    Postpor Jesús Armando Molina

    El escritor que recibió un premiopensando que era una injusticiapor Marco Antonio López

    Ensayo sobre la inmovilidad. Gestos y trazosa partir de “La Metamorfosis” de Franz Kafkapor Alberto Villareal

    Paisajes citadinospor Rafael Alejandro Leyva Rodríguez

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    Miseriapor Édgar Martínez Jiménez

    Flotandopor Emmanuel Sariñana

    Paso a paso a la maquila;los sueños se pierden en el caminopor Marco Antonio López

    El tiempo en un bolsillopor Thelma Bueno

    Ivánpor David Gerardo López

    Perturbaciónpor Guadalupe Salcido

    (celebración de un día ordinario) • (travesía)por Nelson Ibarra

    Un poema a un poemapor Valerie Rodarte

    Contacto:[email protected]

    Recepción de textos:[email protected]

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    a literatura es como los ríos, marca un límite (de aquí para allá sí es, lodemás no), sí, pero los ríos se mueven, van serpenteando y así la literaturacoquetea con otras disciplinas. Cuando alguien escribe o lee tiene quedecidir qué camino va a tomar, ese primer paso de un punto cero a ciertadirección es Albedrío, estas páginas pretenden dar cabida a todo texto lite-rario de manera que las fronteras se erosionen y que la literatura sea lite-ratura por el texto, no por el autor ni por el género. Queremos ser la opor-tunidad de mostrarse de los nuevos talentos. Queremos hacer periodismoy queremos hacer literatura sin que eso implique hacer cosas distintas.

    Hay sí, en efecto, particularidades que marcan distancia entre elperiodismo y la literatura; hay también divergencias iguales o másgrandes entre los distintos géneros literarios. Cada texto tiene su perso-nalidad y cada texto encuentra su forma en determinada estructura y,cuando está bien logrado, seguramente no pudo haberse escrito de otramanera, no sería lo mismo. Por ejemplo, el teatro te da las herramientaspara construir un personaje en base a los diálogos, los personajes son,entonces, lo que dicen; el cuento los construye a través de argumentosy conflictos, y los personajes son lo que hacen; la novela lo puede hacera través de la descripción y el personaje es su desarrollo en el ambientey contexto narrados; y la poesía, las imágenes por excelencia, el ritmo,la música, la métrica. Pero la cosa no es tan doctrinal, no tiene que serasí y casi siempre un género se asoma en otro y en otro.

    ¿Y el periodismo dónde queda? Específicamente la crónica o perio-dismo narrativo es la combinación de todos los géneros, un ornitorrin-co (como lo llama Villoro), esa suerte de fusión de especies que no esninguna pero es todas y es única. Entonces por qué hacerlo a un lado,la crónica periodística, en definitiva, es literatura, es cuento, es teatro,novela, poesía, reportaje, nota, en fin: “La crónica es un cuento que esverdad”, dice García Márquez. Y la frontera, de a poco, se va borrando

    EDITORIAL

    Literatura,una disciplina coqueta

    y los escritores a veces son periodistas y viceversa, ahí están GarcíaMárquez, Martín Caparrós, Juan Villoro, los más conocidos, pero no losúnicos, son muchísimos los que le apuestan a contar el lado humano dela noticia, más allá de los datos duros se trata de aceptar que detrás delhecho hay una historia; y se trata de aceptar también que no es ciertoque el periodismo pueda ser objetivo cuando la objetividad no existe, lanoticia la cuenta un hombre y lo que decida escribir u omitir es subje-tividad, en la crónica hay un ser humano que escribe la historia de otroser humano, con sus limitaciones y desde un ángulo, como la fotografía,sería un error decir que en una foto se captura la verdad cuando se cap-tura sólo un lado de la verdad, un pequeño pedazo, efímero fragmentoque es la verdad de un hombre que disparó desde donde creyó conve-niente y manejando la luz desde su personalidad y conocimiento, esaes una verdad entre un infinito de verdades.

    En una ciudad en la que el gobierno estatal destina 5 pesos por per-sona al año para cultura -que es muy poco en comparación, por ejemplocon los 40 que se invierten en la capital, Chihuahua, una ciudad con 500mil habitantes menos- Albedrío no pretende ser una revista de masas,pretende, más bien, una relación estrecha de amistad y profundo respetocon sus lectores, con sus colaboradores, por eso queremos hacer una ba-lanza entre textos de calidad y nuevos escritores, queremos crecer juntocon ustedes y demostrarnos que el ejercicio de la lectura y la escriturapuede cambiar las cosas, es cuestión de ponernos a pensar.

    Redacción Albedrío

    Marco A. LópezEditor en jefe

    Daniela RamírezCoeditora

    Emmanuel SariñanaDirector creativo

    ColaboradoresAlberto Villareal (Ciudad de México) • Nabil Valles • Jesús Armando Molina •Valerie Rodarte • Héctor González González • Ana Cristina Garza Díaz (Ciudadde México) • Jesús Gamboa • David Gerardo López (Ciudad de México) •Thelma Bueno • Nelson Ibarra (Mérida) • Ivonne Ramírez Ramírez (Toluca) •Édgar Martínez Jiménez (Toluca) • Guadalupe Salcido • Rafael Alejandro Leyva.(Foto de portada: Emmanuel Sariñana. Vista de Paquimé)

    Año 1. Número 1 marzo - abril 2014. Albedrío es una publicación bimestral editada y publicada digitalmente en CiudadJuárez, Chihuahua, México. Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabilidad del autor. Queda prohibida lareproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización.

    L

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    Cuando él me ciñó a su costadocon el dolor de una vieja fracturay en el orden de sus huesos hallé espacioy soldó un cosmos, Cuando al vernos en el primer díaya nos reconocíamosy adelantamos en la miradaun tramo de eternidad,

    Cuando supimosque nuestras manosestaban malditas y volverían a la tierrafundidas como un mismo hierro.

    Era el génesis, la aurora

    Cardinales

    poemas por Nabil Valles

    N a b

    i l V a l l e s •

    P o e t i s a

    , b e c a r i a

    d e

    l a F u n

    d a c i

    ó n p a r a

    l a s

    L e t r a s

    M e x i c a n a s

    2 0 1 3

    .

    Clavaron el infierno en el deseo de irme lejosy mi frente se quebró como un ánfora de barro.Clavaron el infierno en el corazón de mi sombraY un pájaro de sangre nació en mi mano derecha.Clavaron el infierno en el pecho del que quisey estallaron los huesos de mi mano izquierda.Clavaron el infierno en las paredes de mi casay fueron mis pieslas raícesde un árbol descuajado.

    Era el día de la crucifixión, eran las llagasy la rosa de los fuegos.

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    Trampar morrita (loc. adv., ‘trampar’, de construir trampa; ‘morrita’, jo-vencita, de ‘morra’, mujer) I. Expresión popular nacida en el siglo XX alnorte de México, que denota la intención de establecer una relación amo-rosa. Aunque se trata de una frase de uso cotidiano y muy generalizadaentre adolescentes, en la práctica normalmente adopta diferentes maticessemánticos, según el contexto: “Me enamoré en cuanto la vi, por eso deci-dí tramparme esa morrita, porque se convirtió en mi todo, en mi amorso-te”, significado solemne; “¿Qué pedo wey, no trampaste morrita anoche oqué? ¡A eso íbamos!”, significado ligero; “Trampar o no trampar, he aquí eldilema”, significado filosófico y abstracto; “Trampeaste mal a la morrita,por eso te dijo: mañana salimos, hoy estoy cansada”, significado estratégi-co; etcétera. II. La locución también ha sido, a partir de mediados del sigloXXI, utilizada con frecuencia en el ámbito literario, por escritores laurea-dos como Pancho Zenón (1987) o Lulo Vázquez (1970). A continuación unfragmento del poema Trampadera, del autor chihuahuense Pancho Zenón:“Tramparte a medianoche, cuando mis trampas cedan a tus trampas decuerpo y labios y besos/ Tramparte en las calles, en el polvo de un calle- jón, bajo la luna espermática de Juárez/ Y entonces despertar y ver que mehas hecho trampa, que me has trampeado el pensamiento y el corazón”.

    l rumor se había extendido con prodigiosa celeridad. El pequeño pueblo,cuyos habitantes parecían ser la imitación sencilla de un solo modelo,apostado en una cima desconocida y graciosa, cayó en la oscura cuenta.Gritillos de grillos. Las figuritas, dos diminutas sombras arrinconadas, cu-chicheaban temblorosos sonidos. ¿Es verdad que…? Ya lo creo, dijo el otro.

    Un adulto sollozaba, amargo, tras el mostrador. Snif. ¡Licor! ¡Ja!

    -Bueno, supongo que esta vez tendremos que pensar bien las cosas,exclamó un sujeto alto, desgarbado y, evidentemente, borracho comoun mico. Narices enrojecidas, ojos vidriosos, mandíbulas castañeantes.Bonito rumor tabernero.

    -Escuchen, habló el anciano campirano, barbicrecida grissombrerocalado. Hay que sobreponerse. No podemos dejarnos caer así. Un viejoha hablado. Yo muero, ustedes siguen viviendo. Ley aristotélica. Scalanaturae. Tremendo granuja ese. Los colores disminuían en grado cre-ciente, la oscuridad se prolongaba audaz. Sol solo. Solaz solitario.

    La botella de oporto, humedecida, cayó. Una sombra macilenta, caraarrugada por una juventud avejentada, manos traicioneramente flacas,endeble; miró con espanto el estruendo. Estruendo. Qué triste es todoesto. El alcohol huye de nosotros. También.

    -Yo digo que bebamos, vituperó el más alto de los diez. Los finalesdeben dar preámbulo al comienzo, ¿no? Creación. Ex nihilitas. ¿Cómoocurrió?, llora, llora un pobre desdichado. Debimos ser más cuidadosos,abrigarlo, mimarlo, creer…

    Callen, amigos. Callemos y forjemos ese silencio blasfemo. Las dosimagencitas salieron. Uno: vamos a casa. Otro: estamos en ella. Uno:este sitio ha dejado de ser nuestro. Otro: ¿a dónde iremos, entonces?Uno: a casa. Juntos, caminaron hasta el inmenso árbol. Gula. Y allí,ebrios, cayeron pesadamente. Pereza. Contemplaban el cielo diurno,opalino y rojizo a un tiempo. Estamos de acuerdo en algo. Él y yo medi-tamos lo mismo, justo aquí. El polvo, ¡oh!, delicia. Vamos a casa.

    El día

    Trampadera

    E

    por Jesús Gamboa

    Cortejo que pasa presuroso. Dos enfrente, dos atrás. ¿Quién lo di-ría? Universo cargado por una tortuga. La inmensidad sostenida por lamensidad. ¿Los seguimos? No, suficiente. Féretro. INRI. RIP.

    -¡Cuidado, bestias! Sombrero bombín. Ira. ¡Sí, claro! Después de que lomatas (aunque realmente fuimos todos, ja), ahora insultas. Bestia. 666. Tecondeno. Sólo sujétenlo bien. Discutir es vana complacencia. Vanagloria.Las piedras del camino ofrecían algunos obstáculos importantes; sin em-bargo seguíamos, paso a paso. Soberbia. Ni siquiera podremos divertirnoscuando esto termine. La conciencia es demasiado voraz. ¿Ves aquello queemerge? Resplandor rojizo. Luxuria se desplaza. Sí, lo veo. Extraño, tantaredondez. No es habitual. Llamémosle mulier. Hermes Trismegisto: arri-ba es abajo, y abajo es arriba. Unidad múltiple. Pues, querido, presientoque necesitaremos muchas de esas. Adicción al círculo. Sfaira. Avaritia.

    El mundo se convirtió. En el cielo algo había ocurrido. Los ángelesestán de luto: Deus est mortus.

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    J e s ú s

    G a m

    b o a •

    P e r i o

    d i s t a y

    l i c e n c i a

    d o e n

    L i t e r a t u r a

    .

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    De puente, la pelvis. La calle, mi cuerpo. Deseo fluido.

    L

    L

    U

    V

    I

    A.

    Tormenta tus ojos. Chispas y aliento.

    Caricias a gotas empapan la calle.

    Mi cuerpo inundado.

    Orgasmo y los rayos.

    Desplome en los poros.

    Efluvio de besos. El carro impregnado, su marcha el naufragio.

    Calle despejada y cielo soleado.

    Semánticapor Ivonne Ramírez Ramírez

    I v o n n e

    R a m

    í r e z

    R a m

    í r e z •

    L i c e n c i a

    d a e n

    L i t e r a t u r a y c o

    f u n

    d a

    d o r a

    d e

    l C o

    l e c t

    i v o

    P a

    l a b r a s

    d e

    A r e n a

    .

    l abrazo limpio, necio, los aferraba a la noche que se desvanecía rápida-mente sobre sus cuerpos. Como el sol que entra a veces intruso por lasventanas, los sorprendió el desdén con la mañana. Poco humedecidosya, aquellos seres charlatanes antes en las sombras, se negaron a suhistoria. Hoy sólo se sabe de ellos el rumor de su aflicción al caminarseparados por puntos cardinales autoimpuestos, no se sabe si ficticios;algunos más cuentan que aún se seducen por las noches, cuando máspálida se le contempla a la luna.

    Teogonía

    E

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    La decisión del amor:¿Leriano como enfermo de amoro como mártir narcisista?por Ana Cristina Garza Díaz

    L

    A n a

    C r i s t i n a

    G a r z a

    D í a z •

    E s t u

    d i a n t e

    d e

    L e t r a s

    I n g

    l e s a s ,

    U N A M

    .

    a Obra de Cárcel de Amor 1 de Diego de San Pedro, escrita en el sigloXV, lleva consigo un antecedente ideológico donde la tradición corte-sana llevaba a la nobleza tanto a admirar el ideal caballeresco, como apracticar el amor cortés; por otra parte, su obra también nos muestrala inminente llegada del Renacimiento, más que nada con la evolucióndel lenguaje. La ideología, como la práctica, no estuvieron exentas deun lento perfeccionamiento en su filosofía; el amor, como el enamo-ramiento, llegó a ser concebido como enfermedad con dos posiblessoluciones; la primera era remediarla momentáneamente mediante elacto sexual; la segunda, y probablemente la más aceptada dada la pos-tura de la iglesia, era fomentar dicha enfermedad y alcanzar un nivelmás puro en el amor mediante el sufrimiento y finalmente, la muerte.Diego de San Pedro incorpora toda esta tradición aristócrata a su obra,donde mediante el uso de alegorías, epístolas y narrativa, nos presentaun personaje como Leriano, que a primera instancia, parece desespe -

    rado de su situación emocional, sin embargo, conforme el texto avanzael lector se encuentra con la posibilidad de que este mismo estado dedepresión en el que se encuentra Leriano, sea inducido por él mismopara así consumar el ideal del amor perfecto y ser recordado como unmártir a causa de éste; algo que también puede ser interpretado comonarcisismo, sin embargo, antes de plantear dicha hipótesis, es necesa -rio hacer un breve recuento de las características del ideal caballeres-co, el amor cortés y el amor como una enfermedad.

    EL IDEAL CABALLERESCOTodas las épocas tienen sus costumbres y su particular manera de verla vida; durante la segunda mitad de la Edad Media, el ideal caballeres-co marcó tanto la historia europea, como sus costumbres y literatura.Primeramente, un caballero formaba parte de la fuerza militar, ya seade un señor feudal, como del rey. Éste tenía la tarea y obligación deluchar en la guerra, de respetar y enaltecer el código de honor de los

    caballeros y hacer cuanto le fuera posible para agrandar su fama de unamanera honesta. Gracias a las Cruzadas les fue posible crear órdenesmilitares donde se organizaron jerárquicamente como vasallos de unseñor, y donde les fue posible hacerse a la idea de un código de honorque habría de seguirse.

    Un caballero tenía que cumplir con una vasta serie de expectati-vas; por una parte se esperaba que no sólo tuviera la fuerza y habili-dad para hacer frente en el combate, sino que también domara su ladoagresivo como guerrero con un lado cortés a su naturaleza. A pesar deque no había un código de honor establecido como tal, los caballerosactuaban según un sistema moral que iba más allá de las reglas decombate, y que con el tiempo, introdujo el concepto de amor cortés,donde se idealizaban las cualidades caballerescas tales como la valen-tía, la cortesía, el honor y la galantería hacia las mujeres.

    Por otra parte, la ideología caballerescaestaba completamente influenciada decreencias religiosas, tanto el ideal comolas creencias estaban puestas unas alservicio de las otras; éstas dictaban sucódigo de honor donde su principal pro-pósito era imitar a los santos, por lo quecomparaban sus acciones en base a quétanto se asemejaban a la de éstos me-diante un camino de abstinencia, tem-planza, caridad, fe y devoción a Dios. Johan Huizinga, en su libro titulado ElOtoño de la Edad Media2 , resalta cons-tantemente que el ideal caballerescoservía como un atenuante de la situa-ción en la que vivían y la incompren-sibilidad que su tiempo tenía para ellos.Era esta la única forma en que podíancomprender de algún modo los sucesos.En realidad, tanto la guerra como la po-lítica de su tiempo eran extremadamen-te informes, faltas, en apariencia, detoda congruencia. La guerra era, las másde las veces, un proceso crónico de in-cursiones y correrías aisladas y disemi-nadas sobre un gran territorio; la diplo-macia, un instrumento muy complicadoy deficiente, regida en parte por ideas

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    tradicionales muy genéricas y en parte dominado por una confusióninextricable de pequeñas cuestiones jurídicas. Incapaz de descubrir enello una verdadera evolución social, la historiografía se apoderó de laficción del ideal caballeresco, para reducirlo todo por medio de ella aun hermoso cuadro de honor de príncipes y de virtud de caballeros, aun lindo juego de nobles reglas, y crear, al menos, la ilusión de un orden(89). De esta manera, la sociedad medieval no sólo se hacía una ilusiónde orden, sino que también, el ideal caballeresco, les proporcionabauna imagen más noble y colorida de la vida.

    El prototipo del caballero leal, piadoso, y a la vez culto, cortesana yliterariamente (98-96) se convirtió en un modelo a seguir, su propósito

    era estimular a los jóvenes tanto a una vida de honor y virtudes, comoa unirse a una orden militar y prestar sus servicios ya sea a un señor,como a su país.

    EL AMOR CORTÉSEl amor cortés era una filosofía del amor propia del siglo XI que busca-ba expresar el amor en una forma noble, caballeresca y llena de virtu-des; su práctica era exclusiva de la nobleza y aristocracia, y se llevabaa cabo en secreto, ya que en la mayoría de los casos representaba unamor adúltero.

    Huizinga señala que elamor cortés y el ideal ca-balleresco estaban estre-chamente unidos, prime-ramente, porque el amorse convirtió en el campoen que había de florecer

    toda perfección estéticay moral. Según la teoríadel amor cortés, el nobleamante se convierte envirtuoso y puro por su obrade amor (146). La idea delamor puro, cortés, fiel yabnegado, era un elementoesencial del ideal caballe-resco (155) durante la edadmedia; este ideal tambiéntenía el propósito de embellecer la vida, ya que como dice C.S. Lewis, > ()

    El amor cortés sirvió a la clase dominante durante la segunda mitad de

    la Edad Media, como un medio para concretar todo su conocimiento dela vida y su erudición en el marco de un ars amandi5 (146)6; sin em-bargo, pareciera que este arte de amar servía más como otro medio porel cual alcanzar fama y poder ya que las mismas virtudes dejaron derepresentar el ennoblecimiento del amante, para convertirse en me-dios eficaces para ganar la gracia y favor de la dama. José Luis Canetrefuerza el argumento de Huizinga al decir que la tradición erótica sebasa, ante todo, en la conquista de las damas mediante una serie derecursos prácticos, según los consejos de los ars amatoria7. Se ha dichorepetidas veces que la ars ovidiana celebra no el amor sino la técnicade la seducción, la conquista amorosa8 (228).

    Por otra parte, no ha habido ninguna otra época en la que el idealde la cultura temporal haya estado tan íntimamente ligado al amor a lamujer como desde el siglo XII al XV. Todas las virtudes cristianas y to-das las virtudes sociales, el desarrollo entero de las costumbres, encon-trábanse insertas en el marco de un amor fiel, por obra de la prácticadel amor cortés (146).

    Podemos concluir que el amor cortés fue una manera de estilizar elamor, aunque éste no fuera más que un juego vano en donde la violenciay la pasión impulsó a la sociedad de la última Edad Media a dar a su vidaerótica la forma de un bello juego, sometido a nobles reglas (147). Esteintento de embellecer la pasión y la erótica fue una manera de ponerleun freno al desenfreno, ya que la inminente llegada del Renacimientose proyectaba en el deseo de la aristocracia de separase de los estigmasreligiosos que vetaban tanto el deseo como la pasión; de esta manera seaseguraba que la sociedad no cayera en los extremos del libertinaje, y almismo tiempo, permitía el goce mismo de la belleza y el deseo.

    LA ENFERMEDAD DEL AMORA partir del siglo XI, el amor se empezó a concebir como una enferme-dad que podía ser remediada mediante el acto sexual, cosa que no erabien vista por la iglesia, o bien, mediante la auto inducción de un estado

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    emocional depresivo y melancólico, para llegar a un estado más puro yespiritual, donde el amante desesperado podía remediar su sufrimientomediante la muerte, y así, ser recordado como un mártir que murió acausa del deseo, sin haber caído en el pecado para consumar su amor.

    José Luis Canet, citando a Albucasis, nos presenta dos causas de esta en-fermedad; la primera por la necesidad del organismo humano de expelerlos humores- a la que denomina amor hereos9 - y otra, causada por unaafección del alma, que surge cuando se desea ardientemente un objeto(229). Basado en esto, nos proporciona los síntomas, tanto físicos comoemocionales, de un hombre enfermo de amor; estos síntomas, conocidospor todos, son la turbación de los sentidos, la falta de sueño y apetito; lo

    que puede llevar al enamorado a la locura o la muerte.De acuerdo con Huizinga, uno de los cambios más importantes que

    llevó a cabo el espíritu medieval es el que se verificó cuando este espí-ritu desarrolló, por primera vez, un ideal de amor con un tono funda-mentalmente negativo (145). Esta nueva manera de idealizar el amor,permitió que los anhelos y dolores del enamoramiento cobraran unabelleza antes no contemplada; éstos se volvieron elementos estéticostanto en la ideología del amor cortes, (ya sea en el ámbitocarnal como en el emocional), como en el imaginario de lasobras literarias.

    El rápido enaltecimiento de la mujer se de-bió al embellecimiento que ésta proporciona-ba al amor, no había nada más noble quesufrir a causa de una dama, que sin per-der su virtud y honor, al mismo tiempoque movía la esperanza de un hombre,

    la destruía; esta esperanza consistía en laprobabilidad de la satisfacción, la promesa,el deseo, la privación y la cercanía de la di-cha. De acuerdo con Huizinga, el amor tam-bién es capaz de convertir el sufrimiento enbelleza y posee, por ende, un valor vital infini-tamente superior. Puede recoger los elementosmorales de la fidelidad, de la fortaleza, de la nobledulzura y unirse de este modo con otras direccionesque tiene también por objetivo un ideal de perfección,sin limitarse al mero ideal del amor (152). Con esto po-demos concluir que la enfermedad del amor no sólo en-noblecía al enamorado, sino que también le permitía des-tacarse en otros aspectos, como en el ideal caballeresco,o bien, resaltar su honor y virtudes a costa del sufrimientoque éstas le pudieran causar.

    LA DECISIÓN DEL AMOR: LERIANO COMO ENFERMO DEAMOR O COMO MÁRTIR NARCISISTA?Tomando en cuenta las características anteriores, se puede hacer unanálisis más certero del personaje de Leriano en la obra Cárcel deAmor. Primeramente, éste cumple con las características del ideal ca-balleresco, el ‘autor’ lo describe como un hombre justo y honrado quesigue los preceptos de la iglesia, cuida tanto su virtud como su honor,y en momento de necesidad, sabe defender la justicia, sus ideales y aaquellos que ama; en este caso, Laureola.

    Por otra parte, a pesar de su estado emocional, sigue con exactitudlos códigos del amor cortés; se comporta como un caballero a la hora de

    escribir a Laureola, en el momento de hacer f rente en la batalla lo hacecon valentía y no busca más remedio que la esperanza, por muy vanaque sea. En cuanto a su estado emocional, podemos decir que Leriano, apesar de que expresa su deseo de ser redimido, no llega a lamentarse dehaberse enamorado, como se muestra en el siguiente fragmento.

    Quién yo soy quiero decirte, de los misterios que ves quiero infor-marte, la causa de mi prisión quiero que sepas, que me liberes quiero pe-dirte, si por bien lo tuvieres. […] Ordenó mi ventura que me enamorase de

    Laureola, hija del rey Gaulo, que ahora reina, pensamiento queyo debiera antes huir que buscar. Pero como los primeros

    movimientos no se pueden en los hombres excusar, enlugar de desviarlos con la razón confírmelos con la

    voluntad, y así de Amor me vencí, […] debes saberque aquella piedra sobre quien la prisión está

    fundada es mi Fe, que determinó de sufrir eldolor de su pena por bien de su mal (4).

    A través de la obra, el ‘autor’ nos presentaun hombre atormentado, no sólo por el amor,sino por el temor de provocar descontento

    y problemas a la amada; sin embargo, conforme avanza eltexto, el lector puede percibir cómo en el momento en que

    el honor de Leriano es puesto en juego, éste busca defenderlohasta la muerte; Leriano se muestra insatisfecho cuando el rey

    le perdona la vida a Persio, no por los problemas que leocasionó a Laureola, sino por haber puesto en duda suhonor de caballero. Por otra parte, cuando se trata delhonor de Laureola, Leriano no lo hace su prioridad, ésteestá dispuesto a luchar hasta la muerte para limpiar supropia imagen y ser recordado como alguien que de-

    fendió la justicia y a la mujer que amaba, sin embargo, nomuestra la misma determinación cuando se trata del honor

    de su amada, quien repetidas veces se escusa diciéndole que

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    redimirlo sería condenarse a sí misma, como luego sucede en la obra.

    A pesar de que Laureola hace clara su prioridad de mantener su ho-nor e imagen de mujer virtuosa aun a expensas del sufrimiento, tanto deLeriano como el suyo, el enamorado le impone sólo dos alternativas, dosalternativas bastante egoístas, ya que la primera consiste en redimirlo pormedio de la esperanza, acto que pone en juego el honor de Laureola, o bien,darle la muerte, cosa que también perjudicaría su imagen, por ser retratadacomo una desagradecida que dejó morir a su fiel enamorado y defensor.

    El pesar que tengo de tus males te sería satisfacción de ellos mismos,si creyeses cuanto es grande, y él sólo tomarías por galardón, sin que

    otro pidieses, aunque fuese poca paga, según lo que me tienes merecido,la cual yo te daría, como debo, si la quisieses de mi hacienda y no de mihonra. […] Dices que nunca me hiciste servicio: lo que por mí has hechome obliga a nunca olvidarlo y siempre desear satisfacerlo, no según tudeseo, mas según mi honestidad. La virtud, piedad y compasión que pen-saste que te ayudarían para conmigo, aunque son aceptas a mi condición,para en tu caso son enemigos de mi fama, y por esto las hallaste contra-rias. Cuando estaba presa salvaste mi vida y ahora que estoy libre quierescondenarla. Pues tanto me quieres, antes deberías querer tu pena conmi honra que tu remedio con mi culpa. Mucho te ruego que te esfuercescomo fuerte y te remedies como discreto. No pongas en peligro tu vida yen disputa mi honra, pues tanto la deseas, que se dirá, muriendo tú, quegalardono los servicios quitando las vidas; lo que, si al rey venzo de días,se dirá al revés. Tendrás en el reino toda la parte que quisieres, crecerétu honra, doblaré tu renta, subiré tu estado, ninguna cosa ordenarás querevocada te sea. Así que viviendo causarás que me juzguen agradecida, ymuriendo que me tengan por mal acondicionada (32).

    Incluso cuando Laureola le deja claro a su enamorado que las alter-nativas que éste le da para remediar su dolor son causa de problemas,Leriano decide dejarse morir, y aunque justo antes de su muerte rompey se come las cartas de Laureola para evitarle inconvenientes en unfuturo, éste actúa de una manera egoísta y contraria a lo que predica du-rante toda la obra. Leriano pone su comodidad antes que las posibles re-percusiones que su consuelo pueda tener en la imagen de Laureola. Porotra parte, ambas soluciones que éste impone a su amada sólo resultanventajosas para él; primeramente, la opción de morir no representa unadifícil decisión, ya que dada su condición de caballero, no puede mos -trar temor a la muerte, y aparentemente no lo hace; y la segunda, por-que ambas opciones, además de ofrecerle consuelo, no ponen en dudasu honor, sino todo lo contrario, el ser librado de su sufrimiento, comomorir a causa de éste, lo hacen ver como un héroe que ganó el favor desu amada después de una dura batalla contra el amor y las adversidadesque éste le presentó, o bien, como un caballero que, a pesar de llevar

    una vida honesta y llena de valentía, murió como un mártir de amor.

    Huizinga señala que de la soberbia estilizada y sublimada ha nacido elhonor, norte de la vida noble (90), esto parece comprobarse con el perso -naje de Leriano; no importa cuánto justifique sus actos y su muerte con elamor, finalmente, lo que gana de ellos es un reconocimiento de la socie-dad. Aun antes de morir, Leriano hace una defensa a la mujer que terminapor agrandar su condición de mártir, y que finalmente lo logra retratarcomo el perfecto caballero y amante.La aspiración a la gloria caballeresca yel honor está unida inseparablementea un culto de los héroes (91), y final-

    mente, los héroes, como los mártiresson figuras legendarias que inspiran ala imitación y al constante elogio.

    La muerte de Leriano no propor-ciona solución alguna a Laureola, éstasólo representa un remedio fácil a sudolor, que termina por agrandar su ad-miración de sí mismo por actuar tanvaliente y ‘desinteresadamente’; a lolargo de la obra, los actos de Lerianosólo alimentan su orgullo de sí mismoconvirtiéndolo en un personaje, no so-lamente soberbio y egoísta, sino en unhombre narcisista que no deja de admi-rarse de su propia ‘devoción’ al amor yal código de honor caballeresco.

    Para concluir, el narcicismo es admi-ración excesiva que alguien siente porsí mismo 10 ; a pesar de que Diego deSan Pedro no muestra explícitamentea un personaje con constante deliriode grandeza, un análisis más a fondo,y con las referencias tanto ideológicascomo sociales de la Edad Media, es po-sible llegar a la conclusión de que enla mayoría de las obras caballerescas,se nutre el ideal de honor que conlle-va a la admiración propia, y en algu-nos casos, como en el de Leriano, a unorgullo y búsqueda de reconocimien-to excesivo, que finalmente terminanpor retratarlo como un narcisista.

    1. San Pedro, Diego de. Obras. Ed. Samuel Gili y Gaya.Madrid: Espasa-Calpe, 1950. De aquí en adelante, lostextos citados serán de esta misma edición.

    2. Huizinga, Johan. El Otoño de la Edad Media. Ed. AlianzaEditorial. España, Madrid. 2008. De aquí en adelante, lostextos citados serán de esta misma edición.

    3. Fauriel. Lit, Tom I, pg 497. Citado en: Lewis, C.S. TheAllegory of Love: A Study in Medieval Tradition. OxfordUniversity Press. 1985.

    4. Lewis, C.S. The Allegory of Love: A Study in MedievalTradition. Oxford University Press. 1985. 5. Arte de amar.

    6. El otoño de la Edad Media por Johan Huizinga.

    7. Arte de amar.

    8. Canet, José Luis, “El proceso del enamoramiento comoelemento estructurante en la ficción sentimental”, Histo-rias y ficciones: Coloquio sobre la Literatura del siglo XV,ed. R. Beltrlán, J.L. Canet y J. L. Sirera, Valencia, Universi-tat de Valencia, 1992.

    9. Hereos se refiere a la melancolía.

    10. Definición según el Diccionario de la Real Academiade la Lengua Española.

    BIBLIOGRAFÍA

    • SAN PEDRO , Diego de. Obras. Ed. Samuel Gili y Gaya.Madrid: Espasa-Calpe, 1950.

    • HUIZINGA, Johan. El Otoño de la Edad Media. Ed. AlianzaEditorial. España, Madrid. 2008.

    • LEWIS, C.S. The Allegory of Love: A Study in MedievalTradition. Oxford University Press. 1985

    • CANET, José Luis, “El proceso del enamoramiento comoelemento estructurante en la ficción sentimental”, Histo-rias y ficciones: Coloquio sobre la Literatura del siglo XV,ed. R. Beltrlán, J.L. Canet y J. L. Sirera, Valencia, Universi-tat de Valencia, 1992.

    • PORTÁLES BESÓ, César. “El sentimiento amoroso en laCárcel de amor”. Espéculo. Revista de estudios literarios,VIII. 21 (2002).

    1918

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    Postpor Jesús Armando Molina

    Abrimos las puertas y la plaga de langostinos revolotease come al día en los ojos de quienes nos miran.

    Ojalá desaparecieran nuestras huellas dibujadas por el fuego.

    Estamos condenados a guiar al odio ciego por este laberintoa echar puentes entre barrancos, a no fumar tabaco en lo apacibley a martillar campanas en la mirada de los antílopes.

    Amanece y la sed es enorme y no hay ríosbajo las rocas sólo están los cadáveres que parieron al mundo.

    El estertor de octubre nos aquieta, caminamos al bosquea encontrar la oquedad más luminosa.

    Y nos volvemos invisibles.

    J e s ú s

    A r m a n

    d o M o l

    i n a •

    P o e t a

    , c u e n t a c u e n t o s y e s t u

    d i a n t e

    d e

    l a m a e s t r í a e n

    I n v e s t

    i g a c i

    ó n

    L i t e r a r i a

    .

    A Mauricio Martínez

    sa mujer que siempre te amó, esperando hasta el final, sin recriminarsu postrero turno en la fila, la que ignorabas por miedo de sus abrazosasfixiantes, delgados hilos rencorosos que evitaran que otros brazos tecalienten, a su amor que soporta el peso de tu decisión, por temor a sumuda voz, que obliga a monologar al silencio. Que la cuerda dance amanera de epitafio, para conocer sus ásperos ojos, que los cuerdos lla-man nudos, nudos ciegos, que sin ser espejo te reflejan, y muestran miincapacidad de invitarla a bailar.

    La soga continúa en la pista, el ritmo, ahora es un danzón para des-pedir al corazón.

    Como madre que espera tu retorno al vientre, y sabe que sólo hassalido a tomar aire, sabe también que apenas salgas, te espera la manodel tiempo, golpeando tu inocente trasero, que más tarde reclamarácomo suyo, es la muerte; partera de la vida.Ahora bailas con la soga, es un vals.

    Desenredada la duda, se elevan hacia el cielo, no más danza so-bre el suelo, te gusta su arrítmica visión de mundo que a tus ojos callamientras traviesa besa el adornado cuello, despides el último aliento, elvals termina y no evoco las deseadas mariposas. Que la soga baile sobreel cuello, en un vals llamado tedio.

    Que la soga baile lentopor Héctor González González

    E

    H é c t o r G o n z á

    l e z

    G o n z á

    l e z •

    E s t u

    d i a n t e

    d e

    l a L i c e n c i a t u r a

    d e

    L i t e r a t u r a

    H i s p a n o m e x i c a n a e n

    l a U A C J .

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    El escritor que recibióun premio pensando

    que era unainjusticia

    M a r c o

    A n t o n

    i o L ó p e z

    R o m e r o •

    E s t u

    d i a n t e

    d e

    l a L i c e n c i a t u r a

    d e

    L i t e r a t u r a

    H i s p a n o m e x i c a n a e n

    l a U A C J .

    s viernes, octubre 23, una de esas nochesen las que el desierto confunde, ¿hacefrío?, ¿hace calor?, ¿aire?, ¿lluvia?, ¿quéhace? Una línea de arena se pasea rep-

    tante por el suelo y realmente el climano termina de hacer nada más que reírde los confundidos que no saben si ta-parse o no, irse a su casa o no, algunosentran al teatro.

    Van a ser las siete de la tarde,sobre la avenida Hermanos Escobarpasan pocos carros, no hay tráfico,en la entrada del Centro CulturalUniversitario los fotógrafos de es -pectáculos “cazan” parejas, “¿mepermiten una foto para el periódi-co?”, y el teatro, de a poco, comode granitos en un reloj de arena,empieza a llenarse.

    Ante un auditorio GraciaPasquel casi lleno Alber-

    to Villarreal sube des-pacio los escalones

    de la tarima, todos losiguen con lo mira-da, lo empujan conla mirada, su lugarestá arriba, ahí loesperan autorida-des de la Univer-sidad Autónomade Ciudad Juárez,sabe por qué subey, sin embargo,no se le ve ner-vioso, es comosi Alberto todoslos días reci-biera un pre-

    Alberto Villarreal.

    por Marco Antonio López Romero

    E

    ALBERTO VILLARREAL(Ciudad de México 1977)Autor, director y pensador de teatro. Miembro del Sistema Nacional de Crea-dores de Arte de México FONCA. Su trabajo creativo abarca más de cuarentapuestas en escena -la mayor parte de su autoría-; con presencia en oncepaíses. Es licenciado en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM con me-dalla Gabino Barreda y ha cursado residencias de especialización como lasdel teatro Royal Court de Londres, la Fundación Carolina de Madrid, o con elLark Center de Nueva York. Ha creado en teatros como Vila Flor en Guima-raes Portugal y con compañías como Teatro del Tablón en Esquel Argentina.Sus textos están publicados por editoriales como Nick Hern Books en Lon-dres, Cierto Pez en Santiago de Chile y El Milagro en México. Ha sido invitadoa festivales y teatros como el Transamerique de Montreal, el Iberoamericanode Cádiz, o el NTH8 en Lyon. En México ha obtenido varias becas de creacióncomo Jóvenes Creadores y Fundación para las Letras Mexicanas. En su tra-bajo como ensayista ha ganado el premio de ensayo teatral CITRU-Paso deGato y ha escrito para revistas de arte como Letras Libres o Tempestad. Haimpartido cursos en ciudades como La Habana, Madrid y Sao Paulo. De 2001a 2011 fue director artístico de la compañía Artillería Producciones y del Tea-tro La Madriguera. Sus Principales montajes son: El “Lado B” de la materia(2013) Ensayo sobre débiles (2011) y Memorias de una máquina a vapor(2008). En 2013 se le otorgó el premio nacional de literatura: José FuentesMares por su libro “Siete años en ensayos” e ingresó al consejo académico dela Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro de la UNAM.

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    PersonajesActriz sin papel

    Hermana de la actriz sin papelGregorio

    GretaEl Padre

    La MadreEl Supervisor

    El Huésped

    I

    Casa a medio derrumbe. Gente puesta en espacio.La Hermana de la actriz sin papel con un pájaro disecado sobre su dedo.Un pedazo de espacio como escenario usado con fines personales.Ahí, pequeños actos y escenas de introducción. Entretenimiento de malos sueños.

    ctriz/La Madre. Esta no es una obra hecha para un espacio. Sino unespacio en obra. Perdón.

    La impermeabilización del techo se ha atrasado, pueden ver el deterio-ro de la estructura original. Sin embargo el edifico cumple todas las reglasde protección civil. Esas flechas, indican la dirección de la salida ¿ven? Espara allá.

    Esta obra nunca saldrá de aquí. No puede. No sabe. Se ha ensayado, pre-sentado, y se morirá aquí. Alguien dijo que era una obra idiota. La vida esmovimiento, pero esta obra se quedará aquí. Es como nosotros, que en vezde salir corriendo hemos decidido quedarnos, dando vueltas o sentados,como un manojo de cebollas.

    Hermana de la Actriz sin papel. Dicen que no siempre fue así. Hubootros tiempos. Redondos. Donde sin desearlo, uno volvía a su origen. Latierra era redonda y en determinado momento del viaje, al doblar la si-guiente esquina, uno se topaba con la casa de su infancia. Encontraba losmuebles, y la luz de la ventana puestos en su mismo lugar. La lavadoraprendida esperando su carga de ropa blanca. Encontraba a sus padres vie- jos, remojados, en su pila de años y de cajas de medicinas. Olvidándosede las mismas cosas, recordando las mismas cosas. Preparando una sopa

    Ensayo sobre la inmovilidadGestos y trazos a partir de “La Metamorfosis” de Franz Kafka

    por Alberto Villarreal

    A

    diecinueve años, tal vez recuerde la adaptación que hizo de El guar-dagujas, de Arreola, cuando todavía era estudiante, en ese ambientetranquilo, familiar, a veces una casa de locos, de personajes melan-cólicos, olvidados, olvidadizos, tal vez atraviesa las imágenes de laconstrucción de Siete años de ensayos, tiempo y título de su obra,hoy premiada, hoy reconocida, hoy aplaudida.

    QUÉ HAY DE LOS QUE EMPIEZANAlberto es joven y habla también para los jóvenes, para los que apenasempiezan: “No crean nada de las desgracias que les cuentan sobre esto,en realidad esto para mí ha sido el mejor trabajo posible. Cuando yo eraestudiante de teatro mucha gente me decía que no debía hacerlo, que

    debía cambiar de profesión, que en el teatro te mueres de hambre y noha sido así, al contrario. Entonces les diría realmente que no le hagancaso a nadie”, y hay una sonrisa que se quiere asomar aplastando susmejillas, “si hay una intuición hay que aprender a seguir esa intuición ya buscarse a sí mismo en el teatro”.

    El teatro, dice Alberto, es un compromiso, primeramente con unomismo, con el ente creador, pero este compromiso individual es tam-bién colectivo pues, dice, “ir hacia la propia subjetividad y defenderuna visión muy particular es lo que estamos necesitando de la realidad,en realidad la cosa va con no ser doctrinales ni morales, me parece quela cosa va más allá y no tiene que ver con la idea de buscar provocar unacto social, a veces, simplemente en la búsqueda de la profundidad, delos conflictos, de la honestidad, de la propia mirada de la realidad apa-rece algo muy revelador para los demás lo importante del escenario esentender lo que no se está diciendo”.

    Las personas ya se levantaron de sus asientos, van caminando en

    procesión hacia la salida, “lo que realmente me parece importante esesta mirada de ser totalmente radical con tu verdad aunque ésta pa-rezca un disparate”, “tu verdad” fue lo pausado en esta oración y lasúltimas palabras de Alberto caen agonizantes por el teatro ahora vacío.

    “Suerte”, se despide amable y sale del teatro, más tarde de la fron-tera, con una sonrisa porque Alberto ahora sabe que a veces las injusti-cias no son tan malas como las platican.

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    creerán, en cinco años nunca me he declarado enfermo. Vendrá el médicodel seguro, que reprochará a mis padres tener un hijo tan holgazán y diráque soy una persona perfectamente sana y perfectamente haragana. Quizáno esté equivocado.

    Los siguientes personajes están en otro cuarto; invisibles; sólo escuchamos sus voces através de la puerta.

    Madre. Gregorio. Son cuarto para las siete. ¿No te tenías que ir?

    Gregorio. Sí Madre, ya me levanto.

    Tiempo lógico de la angustia.

    Padre. Gregorio, Gregorio. ¿Qué te pasa? ¿Necesitas algo?

    Gregorio. Lo que sea menos entretenerse inútilmente en la cama. Sonlas siete, las siete y todavía hay niebla.

    Suena el timbre de la casa.

    No abren.

    Suena el timbre de la casa.

    No abran.

    Suena el timbre de la casa.Se escucha a Greta correr para abrir.El golpear de sus zapatos contra lacias escaleras.Entran los zapatos roncos del supervisor.

    Gregorio. El Supervisor, el Supervisor en persona viene. Estoy conde-

    nado a servir en una empresa donde al menor descuido se sospecha lo peor.Gregorio cae de la máquina.

    Supervisor. Allá dentro ha caído algo.

    Gregorio. ¿Podría a este hombre pasarle algo así?

    Madre. Aquí está el Supervisor.

    Padre. Gregorio, ha venido el señor Supervisor. Quiere saber porqué no saliste en el tren de la madrugada. No sabemos qué decirle. De-sea hablar contigo personalmente. Por favor, abre la puerta. El SeñorSupervisor tendrá la bondad y educación de perdonar el desorden detu cuarto.

    Supervisor. Buenos días señor Samsa.

    Madre. No se siente bien, créame. Gregorio sería incapaz de perder

    de verduras para nosotros como si nunca nos hubiéramos ido. Entoncesbastaba sentarse en la puerta trasera; ver el rumbo por el que se habíapartido entonces. La calle era idéntica, excepto por las remodelaciones demal gusto de los vecinos. Bajo los techos recubiertos de azulejo azul cielose aceptaba no haber entendido nada. Uno escupía en el suelo y se sentíaconforme con la vida. Nosotros en cambio, vivimos como un glaciar derri-tiéndose. Si hay suerte, alguien por descuido te encuentra a tiempo, y tepone en su hielera. Junto a otros hielos que endurecieron para hundirse envasos minúsculos.

    Actriz sin papel. Amo los ventiladores. Son la más noble de las máqui-nas inventadas por el hombre. Los ventiladores nos traen a los inmóvileslos aires de otras regiones. Si se pasan las suficientes horas frente a él sin

    contraer neumonías o resfriados, se puede aprender a percibir los oloreslejanos. El guisado quemado de los vecinos de ayer, la fresca pasta dentalen los dientes de leche de un niño, el cigarro fumado con prisa, la diferen-cia entre las heces fecales de los perros de la calle y los de hogar.

    II

    Gregorio duerme sobre una máquina industrial para dormir.

    Pesadilla de Gregorio Samsa:Imágenes de vigilia.Mujeres que mueven su cabeza de pájaro.Cuerpos de mujeres forman una campana ensordecedora.Una noche de pesca sobre un piso negro.Juegos de feria y ruedas de la fortuna hechas con vestidos.

    Gregorio despierta. Animal disecado sobre su máquina industrial para dormir.

    Gregorio. Sigue durmiendo Gregorio, sigue durmiendo. Olvida todo,duerme y olvida.

    Se pasará, no darle importancia. Miedo del cerebro, nada más. No pue-do dormir. Si no me pongo sobre el lado derecho no puedo dormir. Quetrabajo doloroso tengo. Viajando, moviéndome siempre. El trabajo del ex-terior es mucho más sofocante que el del interior de un negocio. Soportarlas molestias del viaje, la preocupación por el horario de los trenes, la malacomida, fría e irregular. El t rato con gente cambiante, nunca duradero, nun-ca humano ni amable. Esto de levantarse temprano me ha dejado idiota. Elhombre tiene que tener sus horas de sueño. Otros viajantes viven comomujeres en un harén. Cuando yo regreso a media mañana a pasar en limpiolos pedidos, esos señores están todavía desayunando, llevando la cucharalentamente a su boca como si se les fuera a cansar. ¿Sería mejor para mí?No. Me contengo por consideración a mis padres. Por consideración a míhace mucho que me hubiera plantado delante del jefe para maldecirlo. Élhabría rodado fiel a su volumen de cerdo desde su banco hasta el lodorojo de la alfombra. Pero la esperanza no está perdida, sólo ahorcada en elperchero. Cuando tenga el dinero para pagar las deudas de mis padres, enunos cinco o seis años, lo maldeciré. Por lo pronto a levantarse, el tren salea las cinco. ¡Santo Dios, son las seis y media! Me reportaré enfermo. No lo

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    Gregorio. Me vestiré y tomaré el tren, como ve Señor Supervisor me gustatrabajar. Viajar es penoso, pero no podría vivir sin viajar. ¿Dónde va señor Su-pervisor? En un momento de la vida uno puede ser incapaz de trabajar, pero escuando hay que recordar los servicios prestados por el empleado. Me preocu-pan mis padres, estoy en sus manos, el viajante siempre ausente es fácil víctimade habladurías. No se vaya sin decirme que comprende algo de lo que digo.

    Madre. Por el amor de Dios, líbrame de él.

    Los padres salen del cuarto.

    III

    La Actriz Sin Papel enciende otra área de la casa. Una esquina húmeda y sucia.

    Hermana de la actriz sin papel. Siempre he sido alérgica. Mi cuerpotiene miedo del mundo, cree que cualquier cosa, como un pelo de gato odormir sin calcetines, pueden matarlo. Por eso no he caminado ni un pasomás allá del límite amarillo de la banqueta que indica la zona de no esta-cionar. No he ido más allá, ni ustedes tampoco.

    Actriz sin papel. Cuando uno se mete a uno de estos cuchitriles debe tenerun seguro contra siniestros. Todo aquí apesta. Ustedes son la peste del mundo.

    IV

    Greta entra al cuarto de Gregorio.

    Greta. No pudo haber volado.

    Camina por el haz de luz que deja entrar la puerta del cuarto.Deja el plato en el centro del cuarto y sale.Gregorio no puede comer cosas cocinadas para personas.Greta vuelve. Sobre la sopa deja caer su propia ropa y sale.

    Actriz sin papel. Estos son tiempos planos. La tierra es plana y en al-gún punto se termina.

    Hermana de la actriz sin papel. Shhhh.

    La actriz sin papel entra al baño.Gregorio come.Greta regresa.

    Greta. Esto sí le ha gustado.

    Greta recoge el plato y sale.

    La Actriz Sin Papel jala al escusado y sale de nuevo secándose las manos con una toalla.La Hermana de la Actriz sin Papel abre una ventana.

    31

    un tren. Mi hijo no tiene otra cosa en la cabeza que el negocio. A veces meenojo con él porque nunca sale de noche, siempre está en casa. Aquí juntoa mí lee el periódico o la guía de trenes. Pero estoy feliz que haya venidoseñor Supervisor, solos no hubiéramos conseguido que Gregorio abriera lapuerta. Es tan terco.

    Supervisor. Espero no sea nada grave. Debo admitir que nosotros, loshombres de negocios, por desgracia o por suerte, a veces no tenemos ma-yor remedio que sobreponernos, en interés de la empresa, a una ligeraindisposición.

    Padre. Bueno ¿puede entrar ya el señor Supervisor?

    Supervisor . Señor Samsa, ¿qué pasa? Se atrinchera en cuarto, no con-testa ni con un sí ni con un no, preocupa grave e innecesariamente a suspadres y desatiende sus obligaciones laborales de forma inaudita. Le habloen nombre de sus padres, de su jefe y de su nación, le exijo una explicaciónahora mismo.

    Estoy asombrado. Decepcionado y asombrado. Creí conocerlo, unapersona razonable, tranquila, y ahora hace gala de caprichos extravagantes.Es cierto que el jefe insinuó esta mañana la posible causa de su falta, peroyo di mi palabra de honor de que esa sospecha es totalmente falsa. Y ahoraque veo su increíble terquedad estoy perdiendo las ganas de jugarme lacredibilidad del jefe en mí, ganada después de tantos años de trabajo. Todami carrera, todos mis días laborales arriesgados por usted. Puedo perdertodo por su culpa. ¿Entiende eso? Tenía la intención de decírselo en priva-do, pero como usted me hace perder el tiempo, no sé por qué no habrían desaberlo también sus pobres padres. Últimamente sus servicios eran muypoco satisfactorios. Y esta actitud deja claro el motivo de sus nulas ventas.Pereza y falta de respeto al horario y a la empresa, faltas imperdonablesque exhiben su deslealtad y conducen a una vida malsana que nosotros lossupervisores no debemos permitir en beneficio de ustedes mismos. Por loque señor Samsa, me veo en la necesidad de informarle que queda ustedcesado de toda actividad…

    Gregorio. Pero señor Supervisor si ya estoy abriendo la puerta, unleve malestar me impidió levantarme, pero ya me siento mejor, ahora sal-go de la cama, aun no estoy bien pero ya me siento mejor…

    Supervisor. No he entendido nada ¿No será que se burla de nosotros?

    Madre. Quizá está muy enfermo y nosotros lo atormentamos. Gretave a buscar un médico, Gregorio está enfermo, ¿oíste como habla?

    Supervisor. Era la voz de un animal.

    Madre. Aquí hay otra llave. Otra llave.

    Entran al cuarto. Por primera vez son visibles al público.

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    Greta. Así estará bien, tendrá más espacio. No la usa.

    Mamá. Si le sacamos los muebles pensará que ya hemos perdido laesperanza y que lo abandonamos, mejor dejemos las cosas así, para quecuando Gregorio vuelva, encuentre todo como estaba y sea más fácil olvi-dar, seguir como antes.

    Greta. Lo sé madre, desea olvidarse de todo, de cómo era antes, prefie-re su cuarto vacío. Sin nada que le estorbe.

    Canción usada por mujeres que laboran en fábricas o el campo.Greta ve a Gregorio.

    Greta. Ven mamá vamos a descansar un poco.

    La madre mira a Gregorio y se desmaya.Las hermanas prenden un pequeño fuego.

    Greta. Gregorio, miserable. Maldito Gregorio.

    Gregorio sale del cuarto y va hacia la sala.Se escucha el timbre. Greta va a abrir.El padre llega a casa.

    Padre. ¿Por qué tienes esa cara? ¿Y tu madre?

    Greta. Mamá tuvo un desmayo, ya está reaccionando pero... Gregoriose ha escapado.

    Padre. Lo sabía, siempre se los he dicho, pero ustedes mujeres nuncaquieren entender.

    El padre entra y golpea a Gregorio largamente.La Actriz Sin Papel pone sangre derretida como cera o un dulce agrio sobre el cuerpo de Gregorio.

    VII

    Gregorio ensangrentado se levanta y canta.Los presentes bailan.

    VIII

    La Hermana de la Actriz sin papel abanderada.

    Hermana de la Actriz sin Papel:

    Ni con promesas ni con amenazas pudieron hacerle renunciar a lareligión de Jesucristo. Y por esto fue condenado a morir a saetazos, ata -do a un palo, muy cerca del palacio del emperador. Las flechas fueronhiriendo su cuerpo llenándolo de sangre. Los arqueros disparaban sin

    33

    V

    La familia Samsa entra al comedor. Cuadro preciosista y barroco.La Actriz sin Papel y su hermana en una esquina.

    Madre. Estamos muy orgullosos de ti hija.¿Ha mejorado?¿Cómo está el cuarto?

    Greta. Sucio, huele mal.

    Padre. Siempre debe haber dos personas en la casa.

    Greta. ¿Quieres una cerveza pa? Puedo ir a buscarla yo misma, puedodecirle a la portera que...

    Padre. Greta, no podrás ir al conservatorio de música este año. Busca-remos una maestra local para tus clases de canto.

    ¿Qué estará haciendo?

    Del dinero que traía Gregorio he ido guardando algo. No alcanzapara pagar las deudas, pero con él podremos vivir un año o dos. Nolo tocaremos, debemos dejarlo para una emergencia. Hija, hasta ahorahas podido vivir cómodamente, pero hemos llegado al extremo de quenecesitamos que ganes dinero. Nunca deben abrirle la puerta. Tápen-se la nariz al entrar. Después de estar en su cuarto no toquen nada denuestra comida. Denme un poco de paz. Si hace ruido, ustedes haganotro más fuerte.

    Actriz sin papel. ¿Por qué mierdas están hablando de Kafka? Nuestropaís se está muriendo de osteoporosis. Y ustedes hablando de Kafka. Micorazón se está muriendo de osteoporosis. Y ustedes hablando de cucara-chas. No me alcanza el dinero para pagarme un dentista. Ni me alcanza lainmadurez para llorar toda la tristeza que tengo entre los huesos, y ustedeshablando de gente más deprimida que uno. Deberían encerrarlos a todos.Ustedes son la peste.

    Represión y escarnio de la actriz sin papel.

    VI

    Greta entra al cuarto de Gregorio. Se abren las ventanas de la casa, entra la luz del alumbra-do público real de la calle. El sonido del tránsito a esa hora exacta.

    Greta. Ven madre, no se ve.

    Las mujeres sacan los pesados muebles del cuarto.

    Madre. Será mejor dejarle su cama, a él le gustaba mucho donde la tenía.

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    con una camilla. Cuando el hombre vio el edificio caído, dijo que iba aregresar por su televisión. Por más que le gritamos que era peligroso,él insistió:

    -Quiero mi televisión, voy por mi televisión.Ya estaba rescatado, sólo faltaba que lo subieran a la camilla y se lo

    llevaran.-No, yo no tengo nada y voy por mi televisión.Más gritos de peligro; estábamos a punto de detenerlo cuando se echó

    a correr. Se metió al túnel de donde lo habíamos sacado. Provocó un de-rrumbe y el derrumbe lo mató.

    (Texto tomado del libro “Nada, nadie” de Elena Poniatowska)

    Hermana de la Actriz sin Papel. No le hagan caso. Lo dice porque

    es una amargada. De niñas mamá la obligaba a espiar por las cerradurasde las puertas donde hombres malos se acostaban con mujeres malas.Mamá…

    Actriz sin papel. Cállate.

    Hermana de la Actriz sin Papel. Mamá trabajaba como detective demaridos infieles y ella miraba por las cerraduras y le decía a mamá lo queveía, quien sabe cuántas cosas vio, tiene el ojo sucio, por eso sus ojos soncomo alcantarillas, los ojos cerdos.

    La Actriz sin Papel golpea a la Hermana de la Actriz sin Papel.

    Actriz sin Papel. Eso no es cierto. Diles que no es cierto.

    Hermana de la Actriz sin Papel. Sí es cierto, tú nos lo contaste en un ensayo.

    Actriz sin Papel. Las autoridades deberían prohibir este tipo de an-tros, todos, todos ustedes son unos enfermos.

    IX

    Máquinas y agujas de coser.El padre se queda dormido.

    Madre. Vamos a dormir.Padre. No no, te ayudo con algo, debes entregar este trabajo mañana.

    Continúa el trabajo hasta que el padre se duerme de nuevo.

    Greta. Será mejor llevarlo a su cama, mañana debe estar a las seis deguardia y ya es muy tarde.

    Greta se lleva al padre.

    Padre. Éste es el descanso de mis últimos días.Greta regresa.

    34 35

    cesar y sin equivocar un solo disparo. Pero Sebastián iba sonriendo ytenía los ojos brillantes de una alegría celeste. Por fin los cerró, y su ca-beza y cuerpo cayeron desfallecidos. Los verdugos lo dejaron, creyén-dole muerto... Sin embargo, vivía aún. Una santa mujer, llamada Irene,hizo retirar su cuerpo para darle sepultura; pero viendo que respiraba,lo hizo llevar a su casa, para reanimarlo, curándose en pocos días todassus heridas. Entonces, en vez de esconderse, presentose con más valorque antes al emperador Diocleciano, que se llenó de pánico al verle,pues le creía ya muerto y sepultado. El Santo Mártir proclamó ante élsu fe y le reprendió por su crueldad. Indignado Diocleciano, le echóde su presencia, mandando que fuese azotado hasta una muerte. Así secumplió. Y para impedir que los fieles lo sepultasen, echose el cadáveren una cloaca. Pero Santa Lucina tuvo por la noche una visión, en la que

    el propio Mártir le dijo dónde estaba su cuerpo y dónde quería que sele enterrase. La santa cumplió el encargo; y el glorioso héroe fue ente -rrado en unas catacumbas, sobre las cuales edificose, y existe todavía,una iglesia en honor suyo. Es invocado San Sebastián universalmentecomo protector contra la peste. Así lo hace constar la inscripción desu sepulcro: “A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de laIglesia, terror de la peste”.

    (texto extraído de la WEB de autor desconocido)

    Actriz sin papel. Esas son mentiras. Quieres saber de mártires yo tediré de algunos:

    Un niño de cinco o seis años que corría llorando, rodó por el suelo.Otros niños que corrían junto a él huyeron despavoridos pero un chiquitocomo de seis años se regresó a sacudirlo: “Juanito, Juanito, levántate”. Loempezó a jalonear como si con eso fuera a reanimarlo: “Juanito ¿qué tepasó?”. Seguramente no sabía lo que es la muerte, y no lo iba a saber nunca,porque sus preguntas ya no se oyeron, sólo un quejido, y los dos pequeñoscuerpos quedaron tirados sobre el asfalto, el uno encima del otro. Yo lovi todo. Quería arrastrar al pequeño hasta la zanja donde me encontraba.Le grité varias veces pero como las balas silbaban por todas partes no meatreví a ir por él. Me limité a gritarle: “¡Niño, niño ven acá, niño!”, peroestaba demasiado ocupado en revivir a su amigo. ¡Hasta que le dio la bala!Sé que soy un cobarde, pero sé también que el instinto de conservación esterriblemente egoísta.

    (Texto tomado del libro “La Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska)

    ¿Quieres que te cuente otra?:

    Era un relajo; yo iba al puesto de socorro a ver cómo funcionabay regresaba a las ruinas. Después de 15 horas de haber hecho un túnelpara que saliera una persona que estaba en el módulo central del NuevoLeón, logramos arrastrarlo hasta la parte izquierda del edificio; sacarloy bajarlo de la mole de escombros. Abajo nos esperaban para recibirlo

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    le pediría a Dios que lo estuviera,pues así quizá me olvidara de mí.¡si pudiera, qué pena no olvidara!Predica alguna filosofía que me vuelve loca,Loca, podría olvidarme de mi hijo,o pensar locamente que es un bebé de trapo.No estoy loca. Demasiado bien sientode cada calamidad la diferente plaga.Padre cardenal, yo lo he escuchadodecir que a nuestros amigos en el cielolos volveremos a ver y a conocer.Si eso es verdad, veré a mi hijo de nuevo,Pero ahora el gusano pesaroso

    va a comerse a mi flor y a destruirla natural belleza de sus mejillas,y se verá tan escuálido como un fantasma,tan pálido y magro como un escalofrío,y así morirá; y al alzarse de nuevo,cuando lo encuentre en la corte del cielo,no lo reconoceré.

    Cardenal Pandulfo. Le tienes espantoso respeto a la pena.

    Constanza. Me habla a mí quien nunca tuvo un hijo.

    Rey Felipe. Amas la pena tanto como a tu hijo.

    Constanza. La pena llena la habitación de mi hijo ausente,yace en su cama, anda conmigo arriba abajo,asume sus bellos rasgos, repite sus palabras,me recuerda su hermoso cuerpollena sus vacías prendas con su forma.Tengo entonces razón de amar la pena.Si tuvieras una pérdida tal,yo te daría a ti mejor consuelo.

    (Fragmento de El Rey Juan de Shakespeare:versión de Alberto Villarreal a partir de la traducción de Pedro Serrano).

    XI

    El huésped come en el comedor.Se escucha a Greta cantar

    Padre. ¿Le molesta al señor el ruido?Huésped. Al contrario, ¿no le gustaría a la señorita venir acá?Padre. Con mucho gusto, no tarda.

    El padre trae a Greta ante el Huésped.Greta canta y baila para el huésped. Estilo norteño, un corrido de gesta heroica de ilícitos.

    Madre. No podemos más, hemos cumplido con todo lo que el mundoexige a los pobres. Tu padre yendo a comprar el desayuno de los emplea-dos más miserables del banco, yo cosiendo ropa ajena y tú con los piescortados de correr todo el día detrás de ese mostrador. Mañana se muda unhuésped, pagará bien el alquiler, vaciaré el cuarto de Gregorio.

    Greta sale.

    X

    Actriz/Madre: Disculpen. Quiero tomar un momento para actuar unfragmento de “El Rey Juan”, una obra de Shakespeare. No sé cómo explicarlo,para una mujer dice ahí todo lo que ésta no sabe como decir. ¿Me ayudarías?

    Rey Felipe. ¡Miren quién llega! Una tumba en un alma,que en la vil prisión del afligido alientoretiene contra su voluntad al espíritu eterno.Te ruego, señora, ven conmigo.

    Constanza. No, rechazo todo consejo, todo socorro,Verdadero socorro. Muerte, muerte,oh amable amada muerte, sana putrefacción,peste odorífera, sal de tu eterna noche,odio y terror de la prosperidad,y besaré tus huesos detestables,y pondré las órbitas de mis ojosen las bóvedas de tus párpados,y con tus familiares gusanos anillaré estos dedos,y detendré este hueco de aliento con nauseabundo polvo,y seré un monstruo de carroña como tú.Ven, hazme una mueca, y creeré que sonríesy te besaré como tu esposa.Amada de la Miseria, ¡ven a mí!

    Rey Felipe. ¡noble aflicción, calla!

    Constanza. ¡No lo haré mientras tengaaliento para llorar! ¡que mi lenguase hallara en la boca del trueno!Entonces con mi cólera sacudiría al mundoy alzaría del sueño ese caído esqueletoque no escucha la débil voz de una dama,que menosprecia tan banal invocación.

    Cardenal Pandulfo. Señora, expresas locuras y no pesar.

    Constanza. Eres un monstruo por censurarme así.Es mío este cabello que me arranco.No estoy loca. Yo no estoy loca;

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    drán otros, no podemos imaginarlos, pero vendrán, ni ustedes ni yo los ve-remos. Hemos nacido en un tiempo intermedio, la cantidad de humanidadque nos precede, es igual a toda la que nos sucederá. Somos intermediosafortunados. Desventura es ser los primeros o los últ imos humanos, la cás-cara de la especie. Todo en nosotros es como un intermedio, el momentodonde uno puede salir, fumarse un cigarro, perder el tiempo. ¿Alguien tie-ne un pañuelo?

    Actriz sin papel. Yo sólo tengo uno. No alcanzará para todos.Hermana de la actriz sin papel. Úsalo tú. Eres la que más has llorado,

    siempre lloras como una idiota. No sabes controlarte.Actriz sin papel. Si no hay para todos, será mejor que nadie lo use. Eso

    es ser humano fascistas de mierda, compartir las carencias.

    XIII

    Las Hermanas sin papel juegan con una pelota sobre una mesa.

    Greta entra al cuarto de Gregorio.Gregorio está muerto en el cuarto.

    Greta. Papá, Mamá.

    Entran los padres.

    Madre. ¿Muerto?Greta. SíPadre. Bueno, ahora podemos dar gracias a Dios.Señor Concédenos no ver nuestro cuerpo jamás en tales condiciones.

    Actriz sin papel. Deberían encerrarlos, miren las estupideces que dicen.Hermana. ¿Quieres el pañuelo?

    Actriz sin papel. No, sólo hay uno.Eso es pensar en los otros, idiotas, en vez de hacer a Kafka, hacer aKafka qué mierda.

    Padre. Líbranos de la peste señor. La que corre por la sangre denuestra familia. La del desconocido al que tú aborreces. Líbranos delsufrimiento.

    Greta. Mira que flaco está, tal como entraba la comida volvía a salir.Vengan.

    El huésped se asoma a la habitación.

    Padre. Abandone inmediatamente mi casa.Huésped. ¿Qué quiere decir?Padre. Exactamente lo que digo.

    El huésped sale de la casa.El padre introduce el cuerpo de Gregorio en un bote de basura.

    Atraído por los música, Gregorio sale de su cuarto.El huésped ve a Gregorio.

    Huésped. ¡Señor Samsa!Padre. Pase a su cuarto, por favor, no es nada, nadaHuésped. No me empuje, qué es eso, a mí no se me trata así.Padre. Pase por favor, no lo verá más.Huésped. Declaro, que, en vista de las repugnantes condiciones de esta

    casa y en esta familia, ahora mismo…

    El huésped escupe en el suelo.

    … rescindo el contrato de alquiler. Naturalmente no pagaré ni un cénti-mo por los días que he vivido aquí y aún pensaré si no les voy a demandarpor daños y perjuicios. Es todo lo que diré.

    El huésped sale.Gregorio permanece inmóvil.Greta limpia con la mano el escupitajo.

    Greta. Papá, mamá, no podemos seguir. Si ustedes no lo quieren en-tender, yo sí. Delante de este monstruo no voy a pronunciar el nombre demi hermano y por eso les digo que nos lo tenemos que quitar de encima.Hemos hecho lo humanamente posible por cuidarlo y soportarlo, nadiepuede hacernos el mínimo reproche.

    Padre. Tiene razón.Greta. Tenemos que deshacernos de él, los va a matar a los dos, cuando

    alguien trabaja como nosotros, no puede soportar semejante martirio encasa. Yo tampoco puedo ya.

    Padre. Pero niña qué podemos hacer. Si nos entendiera. Si nos enten-diera se podría llegar a un acuerdo con él, pero así.

    Greta. Se tiene que ir, es el único remedio que tenemos. Sólo tienesque quitarte de la cabeza que eso es Gregorio. Que lo creímos durante tan-to tiempo ahí está nuestro error. ¿Cómo podría ser ese animal nuestro Gre-gorio? Si fuera él habría comprendido desde hace mucho que nadie puedeconvivir con semejante animal. Por sí mismo se habría ido. Entonces nohabría más hermano y nosotros podríamos seguir viviendo y honrando sumemoria. Pero este animal nos persigue, espanta a los inquilinos, quiereapoderarse de la casa, al final todos dormiremos en la calle. ¡Mira padre!Empieza otra vez.

    XII

    Actriz sin papel. Se murió la cucaracha. Ya la llevan a enterrar, entre cinco zopilotes…

    La Hermana de la Actriz sin Papel le da un golpe. Está abanderada. El pájaro de su mano seacerca al águila de la bandera.

    Hermana de la actriz sin papel. Estos son tiempos planos. Pero ven-

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    XIV

    Las Hermanas sin Papel frente a un arco de la casa.

    Hermana de la Actriz sin papel. Mi gran negocio, será poner unaagencia de tinacos usados. Los venderé como mi viejo vendía autos. Seránpara esconderse, para flotar en privacidad fetal. Para llenarlos de cartas,golosinas o escupitajos. Todos tienen derecho a su pequeño planeta cerra-do. Por lo menos cualquiera debería tener el consuelo de un pañuelo conel cual limpiarse las lágrimas.

    La Actriz sin papel mira al techo destruido del edificio.Con voz de niño canta y reza.Su hermana con lápiz labial marca las palmas de la Actriz sin Papel y lágrimas de sangre.

    La familia, en el cuarto de Gregorio, pone una alfombra de pasto sintético; siembra un árbolen el centro del cuarto; y luego traen tablones con los que tapian la entrada al cuarto.

    Aparece un hombre con un ventilador y un algodón de azúcar.El ventilador se enciende, el algodón es presionado contra el ventilador de forma que elalgodón vuela por todo el espacio y llueve sobre los asistentes.Un milagro dulce.Una lluvia rosa, una redención simple.

    Actriz sin Papel. Kafka al momento de su muerte, pidió a su amigo MaxBrod que quemara todos sus textos, si el amigo hubiera obedecido nunca hu-biéramos hecho esta obra. La traición es el detonante de la inmortalidad. Lalealtad trae el castigo y la muerte. Si hubiera obedecido no estaríamos ahora juntos sin esperar nada, más que esto se termine. Nosotros, como se sabedesde el principio, aquí nos quedaremos, no hay sorpresas. Nos quedaremosen la paz de saber que mientras paguemos el recibo, no nos cortarán la luzy el ventilador seguirá girando, a nosotros nos basta que gire, esas noblesmáquinas es lo mejor que ha hecho la humanidad. Nuestro mundo no es másque un mal humor de Dios, uno de esos malos días.

    Hermana de la Actriz sin Papel. ¿No existe entonces esperanza?Actriz sin Papel:Bastante esperanza, infinita esperanza, sólo que no para nosotros.

    (De Walter Benjamín en Para una crítica de la violencia y otros ensayos.)

    Pero podemos ofrecerles un café caliente. Eso es un consuelo…

    Se ofrece café a los asistentes. Pequeña reunión de extraños.

    Ciudad de MéxicoOctubre del 2005

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    I

    veces me da por aburrirme y salgo a la calle con la aparente ilusión dequien busca algo, nada busco en realidad, pero podría buscar la ruedade un camión haciendo salpicar un charco o aplastando una paloma. Al-gunas veces me toco el pelo y siento como si un cadáver negro hubieraacariciado con sus dedos mi cabeza, es la muerte disfrazada de muerte,que atraviesa muros y se pudre lentamente en finos interiores adorna-dos de belleza. A veces también cruzan la calle los perros.

    II

    Una mujer camina delante de mí con paso lento y burdo, arrastrasus dos lianas y deja tras de sí un rastro de perfume impúdico, nau-seabundo. La mujer vuelve su mirada y recarga su espalda al pie deun ídolo inmóvil en la avenida. A la vuelta, una luz corre por un ca-llejón buscando pequeñas manchas de grasa agonizantes y frente a síencuentra un brillante vestido de noche. La ciudad nocturna parece uncementerio, y un ebrio de voz estridente en calidad de dios, fecundauna esquina con torrencial lluvia dorada. Ante la apenada oscuridad losgrandes obeliscos cubren los rumores.

    III

    Sería un acontecimiento hermoso si el viento soplara y agitara edi-ficios como si fueran flores en el campo, sin embargo, me conforta veragitarse las largas cabelleras de las mujeres que cruzan.

    IV

    A veces camino por una calle extensa llena de grietas hasta dar conel café que frecuento, veo todo, a veces hay sangre que gotea de losdedos de la gente que mi vista limpia, veo también una ventana dondeestán bailando pares de zapatos elegantes, mocasines y bostonianos,en una danza herida, casi muda, veo deshechos vaciarse en recipientesque la gente come sin asco y veo piedras que se adhieren a los huesosde los hombres y que dejan un dolor punzante. Me siento en mi rincónfavorito, lloro amargamente.

    Paisajes citadinospor Rafael Alejandro Leyva Rodríguez

    A

    R a f a e

    l A . L

    e y v a

    R o d r í g u e z •

    E s t u

    d i a n t e

    d e

    l a L i c e n c i a t u r a

    d e L i t e r a t u r a

    H i s p a n o m e x i c a n a e n

    l a U A C J .

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    42 43

    1

    l niño despertó cuando sus padres aún dormían. No sabe que es díade reyes, no escribió una carta pidiendo juguetes carísimos. El olor a“mona” y a alcohol barato inunda el pequeño cuarto; su padre ronca ysu mamá descobijada deja ver su cuerpo, los moretones como lunaresmarcan su espalda, el cuello. Es un día cualquiera, no hay fechas y aveces ni días o noches. No hay estufa, ni siquiera algo para desayunar.Sus hermano más pequeño despierta y empieza a buscar el seno flácidoy vacío de su madre, que ignora llantos y mordidas.

    2

    El señor delegado del barrio más pequeño del municipio más rico delEstado, se cree amigo del gobernador, discípulo del presidente e íntimoconfidente de la presidenta municipal. Reparte despensas a mujeresfieles al partido. Mujeres y hombres del barrio saben que ha robadocomputadoras de la biblioteca, material para construcción y dinero. Elgobierno tiene en él la seguridad de su permanencia, de su triunfo elec-toral; le ha dado tarjetas que valen 600 pesos, con ellas comprará votosy se irá después del pueblo. Cuando vuelva, nadie recordará que fuedelegado, su sonrisa de dientes chuecos se dibujará debajo del bigotenegro cuando nos salude.

    Miseriapor Édgar Martínez Jiménez

    E

    É d g a r M a r t í n e z

    J i m é n e z •

    P a s a n t e

    d e

    l a L i c e n c i a t u r a e n

    H i s t o r i a

    , e s t u

    d i a n t e

    d e

    P e r i o

    d i s m o

    P o

    l í t i c o

    .

    3

    La señora, de vestimenta pulcra y obediente fidelidad a los horarios demisas y rosarios, se sienta en la oficina de la iglesia. Su cargo: fiscala,una vieja tradición de la religión católica de nuestro país que exige ser-vidores a la misma. Encargados de las necesidades del edificio, de lossacerdotes y de la administración. Se le puede ver en todos los actosreligiosos y festivos que de la capilla de este barrio emanan. Aunque a

    muchas y muchos les molesta su presencia, nadie quiere estar en suszapatos. Bueno, tal vez cuando cobra por los servicios del templo. Porejemplo cuando acuden los fieles a pedir una misa para sus difuntos,un domingo en una sola ceremonia se les cobra a cuatro familias losservicios de luz, el pago para el sacerdote y una ayuda para la iglesia(forzosa). La cantidad rebasa los 1 500 pesos. Son años en el cargo, sonmuchos los fieles y mucho el perdón que el pueblo requiere.

    4

    Hoy escribí basura. Textos dignos de deshacer y avergonzar a cualquieraspirante de escritor. No encuentro en la lectura de los diarios un espa-cio, al menos, para una buena noticia. Me he sentado en esa casa malhecha a beber mezcal barato, me he reunido en las oficinas de iglesiasy delegaciones en busca de historias y chismes. Lo que encuentro me lohe cayado, me lo he guardado en no sé dónde. Ahora cargo una libretapara notas que nunca uso. Ya tengo un celular que me mantiene “co-nectado” y cuido una hija que pregunta por mí. Me frustra ser robadopor mis alcohólicos vecinos, presenciar la adoración a santos inermes

    y a un señor que representa la fiel imagen de un servidor público. Mesiento miserable, incurable de esta maldición que pudre el territorio alque llaman país. Ya no busco, he encontrado lo suficiente para escribirun libro que sacie las primeras preguntas de mi nena en la miseria.

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    eckham demuestra su lado paternal. “¡Pinches noticias basura!”, pen-sé. Cómo es que demostrar afecto paternal puede convertirse en unanoticia sensacionalista, vaya que todos vemos expresiones sentimen-tales a menudo en todos lados y nadie hace alboroto. Si el futbolistaése demuestra o no afecto a sus hijos, qué más da, es una persona más.Aspiré una bocanada de humo de cigarro mientras arrugaba y tiraba ala basura esa sección de farándula, luego giré la mirada hacia el techo ylo expulsé lentamente de mis pulmones a través de su cárcel de dientes.Un techo con manchas en forma de cara con sus ojos clavados en mí,no pude evitar sentirme momentáneamente espiado, violado, “no seaspendejo, son manchas”, me calmé.

    Seguí hojeando el periódico, pues en ese momento, encerrado enun cubículo de un metro por metro y medio, no más, con un piso su-cio, rayones vulgares y graciosos por todos lados y un rollo de papelalarmantemente a punto de terminarse, toda esa tinta formando pala-bras e imágenes me parecía sólo eso, tinta sin sentido alguno.

    Decidí deshacerme del periódico dejándolo a un lado de mi pan-talón que casi rozaba el suelo y saqué los cigarros de la bolsa de micamisa. Era uno de esos empaques blandos que si te descuidas y loaplastas, mandas a la chingada todos los cigarros. Eran unos tabacosde los que acostumbro fumar desde hace años y que, a pesar de ser laburla de cuantos me conocen (cigarros jodidos, de pobre, dicen) megustan, y no sólo el sabor sino su color, la forma, ese dibujo de un tipoagradable con sombrero, en fin, me gusta todo. Saqué lentamente unopensando en todas las cosas que me gustaban de ellos y me lo llevéa los labios. Quedó suspendido unos segundos, como ajustándose ala textura de la piel y luego lo encendí. Justo después de tomar laprimera bocanada escuché la puerta abrirse de golpe, luego ruidosde pasos apresurados (quizás nerviosos, no lo sé), y unos gritos queno dejaban nada claro, más allá de una evidente ira, apuñalaron elsilencio del baño.

    Flotandopor Emmanuel Sariñana

    Por un momento pensé que se trataba de alguna discusión malhu-morada entre dos tipos, seguramente por alguna estupidez, y seguí enmi labor, pujando y fumando varias bocanadas de humo (según dicen,fumar te afloja y puedes cagar mejor, en este momento no me parecíamuy acertado el remedio, de la caca ni sus luces) mientras oía parte dela discusión, la cual, por supuesto, seguía sin entender.

    Pasaron unos minutos en los que como no queriendo, poco apoco, le fui prestando más atención a lo que sucedía en el baño, claroque deseaba saber por qué discutían y con un poco de emoción mor-bosa quería ver el baile de golpes, pero me era imposible, me bastabaen ese momento escuchar la actuación salvaje y ver, de vez en vez, através de la pequeña ranura del armazón del cubículo, figuras indefi-nibles moviéndose veloces. Para mi desilusión, jamás logré escucharalgún indicio que me diera pistas sobre el motivo de la pelea, eranmás bien súplicas, gritos y gemidos de dolor, quizás cansancio o ra-bia, algunos susurros indescifrables seguidos de nuevas súplicas quedecían casi siempre: “no güey, no mames, no seas mierda por favor,no me mates”.

    Estaba en proceso de volver a fumar del cigarro, mientras en micabeza imaginaba cómo serían los sujetos, dibujaba en mi cabeza ros-tros aleatorios desfigurados por ira y terror, imaginaba los trayectosen cámara lenta de puños impactándose en alguna cara, seguidos degotas muy rojas asustadas, huyendo de tanta violencia a toda prisa porel aire, incluso imaginé la ropa que posiblemente tendrían, cuandoinesperadamente alguno de los cuerpos se proyectó contra la puertadel baño en el que me encontraba y me dio un susto tremendo. El ciga-rro cayó de mi boca directo hacia mi pierna desnuda, peligrosamentecerca de mi pene, lo que me regresó a la realidad. Rápido, quité con lamano la ceniza pegada a mi piel y levanté el cigarro que había termi-nado su recorrido justo en mi calzón, que al tiempo ya había devoradohambriento un pequeño círculo de tela, dejando un hueco con bordes

    B

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    E m m a n u e

    l S a r

    i ñ a n a

    P é r e z •

    L i c e n c i a

    d o e n

    D i s e

    ñ o

    G r á

    f i c o

    .

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    cafés. Enseguida caí en la cuenta de que tal susto me había hecho soltarun pedo, quizás serviría de algo y me haría por fin poder defecar. Meequivoqué, de la caca ni sus luces.

    Después del susto, que me costó una molestia en la pierna y uncalzón quemado, algo en la discusión, el tono quizás o la disminuciónde actividad, me cayó como presagio; algo más estaba por suceder.“Espero que lo único que pase sea que me salga ya esta maldita mier-da”, dije para mí. De nuevo un susurro, pero esta vez seguido de unarisa que me pareció fingida, luego el sonido seco de una pistola au-tomática siendo cargada y el llanto fusionado nerviosamente con lasúplica haciendo un diálogo casi falto de sentido. Cómo es que a estaspersonas les gusta complicarse la vida más de lo que ya es. Para míes ya de por sí un martirio estar estreñido y tener que detonar dina-mita en mis entrañas para poder expulsar sólo un poco de excremen-to, como para ir por la vida buscándome problemas que me podríancostar más que alguna hemorroide o un agotamiento físico por tantopujar, no lo entiendo, pensé.

    De pronto, sin ninguna señal, uno, dos disparos. Un eco se fue apa-gando lento, como el sonido de una piedra golpeando el fondo seco deun pozo. Seis pasos apresurados y una puerta que cruje y rechina trasabrirse y cerrarse, luego un silencio denso, casi irreal, pero enseguidarecuerdo que se trataba de un baño, un lugar de penas, donde a muchagente el pudor les obliga a permanecer mudos, retraídos, escondidostras una puerta juzgándose, como si cagar o soltar pedos fuera un cri-men, un ataque personal al resto de los ocupantes. Sentí un ligero olora muerte en el ambiente, y me hizo sacudir en escalofríos, poniendo enguardia cada uno de mis bellos regados con un ligero sudor frío, “cál-mate, sólo es el olor a orines y mierda vieja saliendo del retrete quetraspasa el hueco entre tus piernas y recorre el camino de botones detu camisa hasta tu nariz, el olor a muerte no existe, de ser así tembla-ríamos de miedo de saber que siempre está cerca”, me tranquilicé conuna dosis de usual realismo.

    No negaré que sentí una terrible tensión involuntaria que tras unpar de respiraciones profundas logré controlar. Fumé una lenta y largabocanada, como si el humo acariciando mis pulmones fuera a relajarmis músculos tensos. Luego, un río carmesí milimétrico desfiló sin pri-

    sa sorteando los surcos del mosaico frente a mi cubículo mientras sos-tengo en suspenso el humo y el cigarro en mi boca. Sigo sin entenderpor qué después de pujar y pujar durante varios minutos, sólo hastaese momento en que terminó la escena, logré descargar una caca malformada.

    ...

    Al terminar mis pensamientos con olor a pólvora, humo de ci-garro y excremento, me preparo para salir; corto y enrollo en mimano derecha dos, tres, cuatro rollitos de papel con exactamente trescuadros cada uno. Mientras realizo el barrido entre mis piernas, co-

    mienzo a imaginar cómo va cortándose lentamente también, no sési de uno en uno o de tres en tres cuadros, los últimos momentos devida del infeliz baleado a unos metros de mí. Levanto mi pantalónmientras observo con cuidadoso desprecio mis desechos flotando enel agua. Bajo la palanca del inodoro y abro la puerta. Al salir no lo-gro contener esa necesidad de morbo taladrando mis pensamientos,y busco con calma los restos de la escena antes escuchada. Observocon cuidadoso desprecio ese desecho humano flotando ahí en el am-biente denso y silencioso del baño. Enjuago mis manos sin dejar delanzar miradas por el grande espejo, brillante y con ciertas manchasindescifrables, tal como el agua del retrete en donde momentos antesestaba sentado, y sólo veo un deshecho inerte, feo. Tiro mi cigarro alsuelo, y lo dejo como último testigo antes de que alguien decida bajarde nuevo la palanca.

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    A las tres de la madrugada Monserrat se sacude en la cama.

    Quisiera que las cobijas la acariciaran y le dijeran “cálmate, descan-sa” pero las cobijas no hacen nada. Por eso se tiene que mover ella, poreso, mientras duerme, sus sueños se mezclan y confunden con su vozcuando dice “pásame la bolsa” y el sonido sale para difuminarse con elfrío y con la noche que tienen abierta la entrada a través de ese orificioque quedó en la pared cuando, hace meses, Monserrat, para mitigar elcalor de mayo, abrió la ventana que se cayó... desde entonces, seis me-ses han pasado, esa parte de pared sigue desnuda.

    Noche molesta, noche bronca, noche necia, noche norte, noche, no-che, Monserrat sueña.

    Y sus sueños son distintos a los de muchos otros de su edad, ella apesar de sus 17 años imagina bolsas de seguridad para autos y máquinasde coser; es lo que hace de lunes a viernes en la maquiladora Key Safe-ty Sistems (KSS).

    Monserrat no descansa, no es materia inerte, trata de zafarse dealgo, se sacude, habla.

    Está entre dos perras de dudosa procedencia pues uno las ve y nosabe de dónde pudieron surgir estos peculiar