Albert Pike Grado 05

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    Maestro Perfecto - Captulo V de Morals and Dogma de Albert Pike

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    MAESTRO PERFECTO

    Albert Pike

    El Maestro Kh

    r

    m fue un hombre industrioso y honesto. Qu fue empleadopara hacer lo que hizo diligentemente, y lo hizo bien y fielmente. No recibi ningnsalario que no fuera adeudado. La laboriosidad y la honradez son las virtudespeculiarmente inculcadas en este grado. Son virtudes comunes y cotidianas; pero nopor eso por debajo de nuestra atencin. As como las abejas no aman ni respetan alos znganos, as la Masonera no ama ni respeta a los ociosos y aquellos quienesviven a travs de sus fantasas; y menos que todos a aquellos caros parsitos queviven en base a si mismos. Porque aquellos que son indolentes, probablementelleguen a ser disipados y viciosos; y la honradez perfecta, que debe ser la comncalificacin de todos, se torna ms rara que los diamantes. Para hacer seria yconstantemente, y hacer fiel y honestamente lo que ha de hacerse quizs un pocode esto se busque, cuando se mira desde cualquier punto de vista, el incluir el

    cuerpo entero de la ley moral; y no obstante en su ms comn y cotidianaaplicacin, estas virtudes pertenecen al carcter del Maestro Perfecto.La ociosidad es el entierro de un hombre vivo. Ya que una persona ociosa es

    tan intil a cualquier propsito de Dios y del hombre, que viene a ser como uno queest muerto, despreocupado de los cambios y las necesidades del mundo; l vivesolamente para pasar el tiempo, y come los frutos de la tierra. Como un bicho o unlobo, cuando llega su tiempo, muere y perece, y en el entre tanto no tiene ningnvalor. l no ara ni lleva carga: todo lo que hace es improductivo o daino.

    Es un trabajo extenso que cualquier hombre puede hacer, si nunca estocioso: y es una enorme forma en la que un hombre puede entrar en la virtud, sinunca sale de su senda por un hbito vicioso o un gran crimen: y quienperpetuamente lee buenos libros, si sus partes son contestables, tendr una enorme

    provisin de conocimiento.San Ambrosio, y de su ejemplo, San Agustn, dividi cada da en estas tertias

    de empleo: ocho horas se ocupaban en las necesidades de la naturaleza y larecreacin; ocho horas en la caridad, en asistir a los otros, despachando susnegocios, reconciliando sus enemistades, reprendiendo sus vicios, corrigiendo suserrores, instruyendo su ignorancia, y en la tramitacin de los asuntos de su dicesis;y las otras ocho horas pasaban en estudio y oracin.

    Pensamos, a la edad de veinte aos, que la vida es mucho ms larga que loque ella tiene para entregarnos y hacer; y que existe una distancia casi fabulosa

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    entre nuestra edad y la de nuestro abuelo. Pero cuando, a la edad de sesenta aos,si somos bastante afortunados de alcanzarla, o lo bastante desafortunados, deacuerdo con las circunstancias, y segn como hemos invertido provechosamente ohemos perdido nuestro tiempo, nos detenemos, y miramos hacia atrs a lo largo dela senda que hemos seguido, y calculamos y nos esforzamos en balancear nuestrascuentas con tiempo y oportunidad, encontramos que hemos tenido una vida muy

    corta, y desperdiciamos una enorme porcin de nuestro tiempo. Entonces, ennuestra mente, deducimos de la suma total de nuestros aos las horas que hemospasado innecesariamente durmiendo; las horas de trabajo diarias, durante lascuales la superficie de la piscina inactiva de la mente no ha sido excitada ni rizadapor un solo pensamiento; los das en los que hemos conseguido alegrementelibrarnos, al lograr un cierto objeto verdadero o deseado que estaba ms all, de laforma entre nosotros y de lo que dificultaba la intervencin de los das; las peoreshoras que perdidas en locuras y disipacin, o mal gastadas en estudios intiles eimproductivos; y reconocemos, con un suspiro, que habramos podido aprender yhecho, en la mitad de aos bien vividos, ms que lo que nosotros hemos hecho entodos nuestros cuarenta aos de adultez.

    Aprender y hacer! --ste es el trabajo del alma aqu abajo. El alma crece tal

    cual como crece verdaderamente un roble. As como el rbol toma el carbono delaire, el roco, la lluvia, y la luz, y el alimento que la tierra provee a sus races, y porsus misteriosas transmutaciones qumicas se convierte en la savia y la fibra, en lamadera y hoja, y flor y fruta, y color y perfume, as el alma se embebe deconocimiento y por una alquimia divina cambia lo que aprende en su propiasustancia, y crece desde su interior hacia el exterior con una fuerza y una energainherentes como aquella que se oculta en el grano del trigo.

    El alma tiene sus sentidos, como el cuerpo, que pueden ser cultivados,agrandados, refinados, as ella misma crece en estatura y proporcin; y quien nopuede apreciar una fina pintura o estatua, un noble poema, una dulce armona, unheroico pensamiento, o una accin desinteresada, o a quienes la sabidura de lafilosofa es solamente insensatez y balbuceos, y las verdades ms altas son demenor importancia que el precio de las acciones o del algodn, o la elevacin de labaja moralidad a la oficina, vive simplemente en el nivel de la trivialidad, y seenorgullece grandemente sobre esa inferioridad de los sentidos del alma, que es lainferioridad y el desarrollo imperfecto del alma en s.

    Para dormir poco, y estudiar mucho; para decir poco, y escuchar y pensarmucho; para aprender, lo que podamos, y entonces hacer, seria y vigorosamente, loque se puede requerir de nosotros por deber, y por el bien de nuestros compaeros,de nuestro pas, y de la humanidad,--stos son los deberes de cada masn quedesee imitar al Maestro Khrm.

    El deber de un masn como un hombre honesto es sencillo y fcil. Requierede nosotros honradez en el trato, sinceridad en la afirmacin, simplicidad en los

    acuerdos, y fidelidad en la ejecucin. Mentira en lo absoluto, ni en una pequea ni enun gran cosa, ni en la sustancia ni en la circunstancia, ni en la palabra ni en el hecho:es decir, no fingir lo que es falso; no cubrir lo que es verdadero; y dejar que la medidade su afirmacin o negacin sea la comprensin de su contra actor; ya que quienengaa al comprador o al vendedor hablando cul es la verdad, en un sentido noprevisto o no entendido por el otro, es un mentiroso y ladrn. Un Maestro Perfectodebe evitar lo que es engao, igualmente lo que es falso.

    Permita que sus precios estn de acuerdo a esa medida de bien y de malque se establece en la famoso y en lo comn de los relatos de los hombres ms

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    sabios y ms misericordiosos, expertos en esa fabricacin o confort; y el aumentotal, que, sin escndalo, se permite a las personas en todas las mismascircunstancias.

    En la transaccin con otros, no slo haga todo lo que pueda hacer lo mslegalmente posible; sino tambin guarde algo en su poder; y, debido a que hay unalatitud de ganancia en comprar y vender, no tome la mayor cantidad de dinero que

    es legal, o que piense que as sea; ya que aunque sea legal, an as no es seguro; yel que gana todo lo que gana legalmente, este ao, posiblemente ser tentado, en elprximo ao, de ganar algo ilegalmente.

    No permita que ningn hombre, por su propia pobreza, se torne ms opresivoy cruel en su negocio; sino que tranquila, modesta, diligente, y pacientementerecomiende su estado a Dios, y siga su inters, y deje el xito a l.

    No detenga los salarios del personal; en cada grado de detencin de estoms all del tiempo est la injusticia y la falta de caridad, y aplasta sus caras hastaque salen lgrimas y sangre; por el contrario pguelos exactamente segn elconvenio, o segn las necesidades de ellos.

    Guarde religiosamente todas las promesas y los convenios, aunque estnhechos a su desventaja, aunque usted perciba luego que pudieron haber sido hecho

    mejor; y no deje ningn acto precedente suyo sea alterado por cualquier accidenteposterior. No permita que nada haga que usted rompa su promesa, a menos que seailegal o imposible; es decir, fuera de su naturaleza o fuera de su poder civil, estandousted mismo bajo el poder de otro; o que es intolerablemente inconveniente parausted, y de ninguna ventaja a otro; o que usted haga dejar expresar o presumirrazonablemente.

    No permita a ningn hombre tomar salarios u honorarios para un trabajo queno pueda hacer, ni puede con probabilidad emprender; o en un algn sentido sacarprovecho, y con facilidad, o con ventaja manejar. No permita a ningn hombreapropiarse a su propio uso, qu Dios, por una piedad especial, o la Repblica, hayahecho comn; porque eso est contra la Justicia y la Caridad.

    Que cualquier hombre debe ser peor que nosotros, y para nuestro actodirecto, y por nuestra intencin, est contra la regla de la equidad, de la justicia, y dela caridad. Entonces no hacer a los otros, sino lo que habramos hecho a nosotrosmismos; porque nosotros crecemos en riqueza sobre las ruinas de su fortuna.

    No es honesto recibir cualquier cosa de otro sin devolverle lo equivalente. Elapostador que gana el dinero de otro es deshonesto. No debe haber cosa tal comoapuestas y juego entre Masones: porque ningn hombre honesto debe desear nadade lo que pertenece a otro. El comerciante que vende un artculo de calidad inferior aun precio legalmente correcto, el especulador que hace que la afliccin y lasnecesidades de otros colmen su cuenta bancaria no son ni justos ni honestos, sinoms bien viles, innobles e impropios para la inmortalidad.

    As debera ser el deseo serio de cada Maestro Perfecto vivir y repartir y

    actuar, que cuando venga a l la muerte, pueda estar capacitado ara decir, y suconciencia en decretar, que no hay hombre en la tierra empobrecido, porque l se haenriquecido; que tiene lo que honestamente ha ganado, y ningn hombre puede irante Dios, y demandar que por las reglas de equidad administradas en Su granjurisdiccin, esta casa en la cual morimos, esta tierra que construimos a nuestrosherederos, este dinero que enriquece a quienes sobreviven para llevar nuestronombre, es suyo y no nuestro, y nosotros en ese foro somos solamente susadministradores. Porque lo ms seguro es que Dios es justo, y rigurosamente harcumplir tal cual cada deber confiado; y que a todos a quienes despojamos, todos a

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    quienes defraudamos, todos de quines tomamos o ganamos cualquier cosa quesea, sin la consideracin justa y equivalente, l decretar una remuneracincompleta y adecuada.

    Tenga cuidado, despus, que no reciba ningn salario, aqu o en otra parte,que no adeude! Ya que si, injustamente, tom lo que en la jurisdiccin de Dios lepertenece a l; y si se marchita lo que tom estando as en abundancia, o

    crecimiento, o influencia, o reputacin o afecto, seguramente ser sostenido paraproducir la plena satisfaccin.

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