Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

38
REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL, SIGLOS XVII A XIX Antonio Ibarra y Guillermina del Valle Pavón Coordinadores

Transcript of Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

Page 1: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL,

SIGLOS XVII A XIX

Antonio Ibarra y Guillermina del Valle PavónCoordinadores

Page 2: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

Redes sociales e instituciones comerciales en el imperio español, siglos XVII a XIX

FICHA CATALOGRÁFICA

Primera edición, 2007

D. R. © Facultad de Economía-UNAM

D. R. © Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis MoraPlaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac,03730, México, D. F.Conozca nuestro catálogo en <www. mora.edu.mx>

ISBN: 978-970-684-169-8

Impreso en MéxicoPrinted in Mexico

Page 3: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

Introducción. Las redes sociales como explicación del pasado Antonio Ibarra y Guillermina del Valle Pavón 7

Redes mercantiles entre el Atlántico y el Mediterráneo en los inicios de la guerra de los Treinta Años Renate Pieper y Philipp Lesiak 19

La malla inconclusa. Veracruz y los circuitos comerciales lusitanos en la primera mitad del siglo XVII

Antonio García de León 41

Redes mercantiles en torno a la plata en el norte minero novohispano. Segunda mitad del siglo XVII

María Teresa Huerta 85

Relaciones de negocios, familiares y de paisanaje de Manuel Rodríguez de Pedroso, conde de San Bartolomé de Xala, 1720-1770 Guillermina del Valle Pavón 117

La casa de conductas de Pedro de Vértiz o el giro del comercio en Nueva España: la confianza y la pronta circulación de la plata (1760-1810) Clara Elena Suárez Argüello 141

ÍNDICE

Page 4: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

El comercio de los montañeses con América. La “Casa Gutiérrez” a fines del siglo XVIII

María Concepción Gavira Márquez 161

El impacto de las reformas borbónicas en las redes comerciales. Una visión desde el Pacífico hispano, 1762-1815 Luis Alonso Álvarez 187

Redes sociales, prácticas de poder y recomposición familiar en la provincia de Acayucan, 1784-1802 Álvaro Alcántara López 215

Las Juntas de Comercio en el Río de la Plata. Los comerciantes y sus estrategias de acción colectiva a fines del siglo XVIII

Javier Kraselsky 249

Redes de circulación y redes de negociantes en el mercado interno novohispano: los mercaderes del Consulado de Guadalajara, 1791-1803 Antonio Ibarra 279

Las diputaciones foráneas del Consulado de México: 1807 y 1816 Oscar Cruz Barney 295

Índice temático 325

Sobre los autores 339

Page 5: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

215

INTRODUCCIÓN

En décadas recientes, la historiografía mexicana y latinoamericana –sobre la segunda mitad del siglo XVIII– ha mostrado particular atención en develar el funcionamiento de las elites coloniales haciendo hincapié en el estudio de los grupos de interés dedicados a la minería, el comercio, la pose-sión de la tierra o la producción agroganadera, tanto de las grandes ciuda-des y centros económicos del reino como de provincias periféricas o relativa-mente modestas.1 En medio de una discusión más amplia, que ha intentado cuantificar el impacto de las reformas borbónicas en los ámbitos local y re-gional, pero también preocupada por examinar la influencia de los grupos de poder en las localidades, así como la importancia adquirida por comer-ciantes y sus corporaciones en la vida económica y política del virreinato, las diversas investigaciones han subrayado, entre otras cosas, la existencia de redes sociales2 y vínculos de negocios que mantenían unidos los intereses

REDES SOCIALES, PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR

EN LA PROVINCIA DE ACAYUCAN, 1764-1802*

Álvaro Alcántara López

* La investigación ha sido posible gracias al apoyo de dos becas, una del CONACYT y otra de la DGEP-UNAM, para la realización de estudios de doctorado. Asimismo agradezco al proyecto Redes So-ciales e Instituciones Consulares en el Mundo Iberoamericano (Fundación Carolina/UNAM/Instituto Mora); a la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla y al Posgrado en Historia de la UNAM su financiamiento para realizar una estancia de investigación en el Archivo de Indias, Sevilla. Tam-bién hago pública mi gratitud a la doctora Brígida von Menzt, al doctor Juan Pedro Viqueira, a la doctora María Alba Pastor y al doctor Antonio Ibarra, por la riqueza de las sugerencias que hicieron al presente texto. Una primera versión fue publicada en la revista Historia Mexicana, vol. LVI (2), núm. 223, enero-marzo de 2007, pp. 779-816. 1 Por mencionar algunos de ellos: Bakewell, Minería, 1976; Bertrand, “Elite”, 1999; Brading, Mineros, 2004; Kicza, Empresarios, 1986; Sánchez, Azúcar, 2001; Souto, Mar, 2001; Widmer, “Comer-ciantes”, 1993, y Mira, “Minería”, 1999. 2 Una interesante revisión historiográfica sobre el uso del concepto de red social en la investi-gación puede hallarse en Moutoukias, “Narración”, 1995.

Page 6: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

216 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 217

de individuos y corporaciones, no sólo de diferentes provincias novohispa-nas y demás posesiones españolas, sino allende el imperio.3

En el funcionamiento de los vínculos comerciales, la red familiar ha de-mostrado tener una importancia de primer orden.4 El análisis de su desem-peño ha permitido observar la relevancia de prácticas formales e informales que hicieron posible mantener y acrecentar el poder y la riqueza de sus miem-bros, aunque en ocasiones los procedimientos estuvieran fuera de las normas legales establecidas.5 En torno a estas configuraciones familiares, la función desempeñada por los jefes resulta vital no sólo en la gestión de negocios o construcción de parentescos, alianzas y solidaridades con los miembros de otras organizaciones análogas, sino también en la conciliación de los con-flictos internos.

De esta manera, el relevo generacional de las elites tiene una importan-cia estratégica para los grupos de poder. El estudio de este proceso nos pro-porciona información sustancial para comprender no sólo la historia de las familias que componían a las elites novohispanas, sino también para enten-der el contexto social en el que este se realizó. Sin embargo, cabe señalar que las decisiones y estrategias desplegadas por lo miembros de estos gru-pos de interés, tanto en el ámbito estrictamente comercial como en el fami-liar, se dieron en medio de un contexto cambiante, no desprovisto de incerti-dumbre (afectado permanentemente por las decisiones individuales y de grupo) y con reglas del juego que no siempre eran claras, antes bien contra-dictorias y poco consistentes. De esta forma, las acciones personales de los miembros de las elites no pueden explicarse en todos los casos mediante el cálculo consciente y racional de ganancias sobre costos, ni tampoco en fun-ción del resultado final de los acontecimientos.6 En este punto siempre hay una cuota de azarosa contingencia que interviene en la vida humana, la cual generalmente se nos escapa a los historiadores.

En el estudio de aquellos que “protagonizan y dirigen la vida económi-ca” de las regiones novohispanas, se ha sugerido, como lo hizo Ruggiero Ro-mano, que pretender identificar a esas elites dedicadas exclusivamente a la

3 Alcántara, “Elites”, 2007; Blázquez, Desarrollo, 2000; Hausberger e Ibarra, Comercio, 2003; Moutoukias, “Redes”, 1998, y Valle, Mercaderes, 2003. 4 Bertrand, “Familia”, 1999, p. 113. 5 Entre las que podemos mencionar: alianzas con funcionarios reales, el control de los poderes de facto de pueblos, villas y ciudades, participación en el comercio de contrabando, establecimiento de estratégicas alianzas matrimoniales, diversificación de las inversiones, defraudación fiscal, ubica-ción de miembros de la familia en puestos clave de las milicias o el clero, acaparamiento de la pro-ducción local, usura, repartimiento, etcétera. 6 Levi, Herencia, 1990, pp. 10-13, y Moutoukias, “Redes”, 1998, pp. 63-64.

Page 7: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

216 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 217

minería, al comercio o a la hacienda, resulta insuficiente y superficial.7 Por lo que una manera de comprender, desde toda su complejidad, el papel desem-peñado por dichos personajes es insertar sus actividades económicas dentro del contexto social y redes de sociabilidad que las comprendían.8 En el caso que nos proponemos estudiar, la actividad ganadera y el comercio van de la mano y parecen ser elementos indisociables que permiten comprender el poder ejercido por los miembros de la familia Franyutti, en la provincia vera-cruzana de Acayucan. Apoyada en el funcionamiento de redes sociales que se extendían desde el sur de Veracruz hasta la ciudad de México, esta fami-lia influyó decisivamente en la vida social y económica de la provincia, du-rante la segunda mitad del siglo XVIII, gracias a la cooptación de la alcaldía mayor y demás puestos administrativos o religiosos, pero sobre todo por acaparar la tierra, la producción comercial y detentar el monopolio de la vio-lencia. Sin embargo, en la década de los años sesenta, la familia debió en-frentar el problema del cambio generacional, al morir quien hasta ese enton-ces había sido su patriarca.

Centrándose principalmente en la figura de Joseph Quintero, próspe-ro ganadero y comerciante local de las décadas de 1760-1780, se pretende mostrar el despliegue de estrategias individuales que, aunque presumible-mente estuvieron orientadas a fortalecer el poder personal en momentos de incertidumbre y alteración de las reglas del juego, analizadas desde la coyun-tura, permitió a la familia Franyutti conservar el poder y resolver satisfacto-riamente la crisis generacional. La actuación de este personaje y el contexto en el que le tocó ser el jefe de la familia nos permite observar la manera en que las elites locales hicieron frente a las pretensiones de la corona española de desarticular los poderes regionales para construir otros más afines a sus intereses. Al mismo tiempo nos acerca a las formas de gobernabilidad que los conglomerados familiares instauraron en provincias como Acayucan, donde el anclaje del Estado español y sus instituciones, hacia mediados del siglo XVIII, distaba mucho de ser efectivo.

7 Al respecto Ruggiero Romano escribió: “De hecho, casi siempre se constata que el comer-ciante elegido como prototipo de una determinada actividad es a la vez socio en la propiedad de un barco y también propietario de una hacienda. Ciertamente esa multiplicidad de actividades no ex-cluye que predomine un rasgo principal. ¿Principal en qué sentido? ¿Por el dinero invertido? Puede ser, pero no es suficiente, ya que se podría legítimamente argüir que si bien el monto principal del capital (o de las ganancias) corresponde, por ejemplo, a la actividad comercial, las demás actividades son –para decirlo en términos modernos– estratégicas en relación con la principal.” Romano, Meca-nismos, 2004, p. 389. 8 Hausberger e Ibarra, Comercio, 2003, p. 11.

Page 8: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

218 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 219

EL PADRÓN DEL CURATO DE ACAYUCAN DE 1777: UNA MIRADA A LA ELITE LOCAL

El padrón del curato de Acayucan levantado en el año de 1777, por el ecle-siástico Joseph Isidoro de Arizaga, permite conocer de cerca la configuración social de la alcaldía mayor de la región,9 al mostrar no sólo la distribución so-cioétnica del curato más importante de los tres que componían aquella pro-vincia, sino también porque revela la manera en que estaba organizada la elite local y los vínculos establecidos entre cada una de sus familias.10 Dicha elite, representada en el padrón, controlaba el negocio de la saca de ganado y la venta del cuero, pero sobre todo monopolizaba la producción local de algo-dón, ixtle y cacao, mercancías que después se introducían a un entramado comercial más amplio, que unía la vida de provincias periféricas y modes-tas, como Acayucan, con los circuitos mercantiles novohispanos.

Visto desde la óptica de los grandes comerciantes del centro, los grupos de poder de Acayucan –cuyas fortunas resultan irrisorias comparadas con la de los mineros del norte o de los propios almaceneros de México– eran el fragmento de una red comercial (un extremo por demás estratégico) que unía a los poderosos locales de Acayucan con los comerciantes poblanos y del Consulado de México. Trama mercantil en la que los comerciantes aca-yuqueños en su papel de intermediarios aseguraban a sus homólogos del altiplano el acaparamiento de la producción agrícola de indios y mulatos.11

9 En el texto utilizamos alcaldía y provincia de Acayucan como sinónimos. Ambos términos dan cuenta de la misma jurisdicción colonial. 10 Para 1777, el pueblo de Acayucan era la capital de la provincia y en ella residían no sólo las principales autoridades políticas y religiosas, sino los hacendados y comerciantes más ricos de la alcaldía. Es frecuente encontrar en la documentación de la época a la jurisdicción de Acayucan con el nombre de provincia de Acayucan de Guazacualco o incluso, sólo como provincia de Guazacual-co. Esta situación no debe llevar a confusión, pues se trata de la misma. 11 Sobre la idea de red, Michel Bertrand piensa lo siguiente: “La red consiste en un complejo sistema de vínculos que permiten la circulación de bienes y servicios, materiales e inmateriales, en el marco de relaciones establecidas entre sus miembros. Definida así en términos a la vez de morfolo-gía, de contenido y de dinámica interna, la red remite finalmente a un análisis capaz de tomar en cuenta las elecciones efectuadas por los actores sociales en la movilización de relaciones para darles un contenido en términos de vínculo. Esta elección puede que no sea siempre ni sistemáticamente expresada en términos consciente ni sobre todo racional: numerosos parámetros –tanto personales como afectivos, en los que no siempre tenemos conocimiento de los límites propios de nuestras fuen-tes– pueden de hecho interferir para imponer una elección o una decisión que puede que al obser-vador no le parezca ni exterior ni evidente ni coherente en un primer acercamiento. A pesar de esta dificultad que tenemos en captar siempre y completamente las motivaciones de una elección en una estrategia de relaciones, se puede presuponer que todo vínculo se realiza en virtud de un proyecto más o menos claramente explícito, de intenciones y hasta de objetivos, que se fija el actor en la mo-vilización de sus relaciones.” Bertrand, “Familia”, 1999, p. 120. Con esta idea en mente, caracteriza-mos los vínculos comerciales de los grupos de poder de Acayucan con los de Puebla, Veracruz y la

Page 9: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

218 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 219

Pero, por otra parte, si en el contexto más amplio de las redes comerciales novohispanas la elite de Acayucan es un nodo más bien secundario, en el ámbito local los personajes descritos en el padrón de Acayucan resultan im-prescindibles para comprender las transformaciones socioeconómicas ocu-rridas en los últimos 70 años de la vida de la provincia colonial. Asimismo nos permite conocer el efecto de las presiones del comercio interregional y las políticas del imperio español, en la vida de los pueblos indios, rancherías y parajes afromestizos.12 De esta manera la vida de los poderosos de Acayu-can (sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII cuando la alcal-día se convirtió en una de las principales productoras de algodón de todo el reino) se vio afectada por la dinámica de los mercados interregionales, el fi-nanciamiento que las casas comerciales hacían a los funcionarios reales, la reconfiguración de los monopolios comerciales (como resultado del comer-cio libre y la creación de nuevos consulados),13 la inserción en la vida local de nuevos funcionarios que tenían por objeto la aplicación de las políticas refor-mistas (alcabalas, comandantes de milicias, administradores del estanco de sal y tabaco, subdelegados, intendentes, etc.), pero también, y no hay que olvi-darlo, por las pretensiones militares de la corona, que veía en las jurisdiccio-nes del Seno Mexicano puntos estratégicos para la defensa de posibles ataques extranjeros que, por cierto, nunca llegaron. Y la imagen que nos proporcio-na el padrón es precisamente aquella en que los efectos de estos cambios empezaban a sentirse en la sociedad local.

De acuerdo con esta fuente, en el curato de Acayucan (que incluía la población de siete pueblos indios, además de la distribuida en haciendas, ranchos y parajes) vivían 9 974 personas de ambos géneros y de todas las edades, de los cuales 6 511 eran indígenas, 2 571 eran pardos y mulatos y al-rededor de 130 españoles.14 Para el pueblo de Acayucan fueron registrados

ciudad de México como parte de un conjunto de redes comerciales que vehiculaban a todo el virrei-nato. Sobre todo respecto al comercio del algodón y al abasto de carne. 12 Esta última idea la hemos abordado parcialmente en un trabajo publicado recientemente, véase Alcántara, “Elites”, 2007. 13 Como comenta Guillermina del Valle, uno de los efectos del establecimiento del libre comer-cio en Nueva España, de 1778 a 1789, fue que los mercaderes de México, al ver menoscabados sus privilegios en el comercio ultramarino, empezaron a invertir sus capitales en la minería, mediante la formación de compañías, y en la agricultura especializada. El impacto de esta reorientación de los ca-pitales de los comerciantes de México en Acayucan es un tema virgen, en especial lo relacionado con el cultivo del algodón y el cacao. Sin embargo, desde hoy podemos vislumbrar su importancia local a través del análisis del momento de recambio generacional del clan Franyutti. Valle, “Historia”, 2003, p. 660. 14 Cabe hacer notar que en lo religioso la provincia de Acayucan estaba dividida en tres cura-tos. Además del de Acayucan estaban el de Ocuapan y el de Chinameca, pero para ninguno de estos

Page 10: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

220 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 221

1 517 indios, 881 pardos y 121 españoles, por lo que podemos decir que en Acayucan vivía 25% de la población total del curato, siendo los españoles el grupo sociorracial que más se había concentrado en la capital de la provincia, con 93% respecto del total que vivía en todo el curato.15 La lista de los jefes de familia españoles que vivían en Acayucan (véase anexo I) incluye del nú-mero 1 al 3 al cura y a los tenientes del cura, después en el número 4 del padrón aparece el alcalde mayor Juan Francisco Fernández de Paz, y a par-tir de allí son enlistados los españoles más importantes del pueblo. El pri-mero en aparecer, en el número 5 de la lista, es Joseph Quintero (con tres cajeros: Pedro Moscoso, Rafael Ficachi y Lorenzo Sumoza), le sigue Pedro Ficachi, mientras que Manuel Franyutti ocupa el séptimo puesto en el pa-drón. En el octavo encontramos al administrador de la rama de tabaco, Joseph Agustín Casabona (quien en 1757 fue alcalde mayor de la provincia y un año antes era administrador del estanco de la sal), mientras que en el noveno y décimo lugar aparecen, respectivamente, Juan García Amoroso (que diez años después será el administrador de la oficina de la alcabala) y Sebastián Parada. Ubicado en el número 14 del padrón aparece don Joseph Caballero y Basave, administrador de las reales alcabalas,16 mientras que en el número 34 estaba Juan Franyutti (que en la década siguiente sería coman-dante de una de las compañías de lanceros de Acayucan), y en el 31, Ma-nuel Savón, administrador de la renta de correo.17 A este grupo residente en

curatos se ha encontrado un padrón semejante. Por lo tanto este padrón no refleja la población de toda la provincia, sino sólo la del mencionado curato de Acayucan. Existen relaciones geográficas sobre los dos curatos restantes; la de Ocuapan data de 1792. Pueden consultarse en Winfield, “Chi-nameca”, 1975, y “Ocuapan”, 1983.

Para darse una idea de la población de la alcaldía de Acayucan en aquellos años, podemos re-currir a un informe de emolumentos religiosos que, en 1776, reportó 3 567 feligreses pardos, 10 594 indios y a 182 españoles, sumando un total de 14 344 feligreses para toda la provincia. Informe de emolumentos religiosos de la provincia de Acayucan levantado por el alcalde mayor Juan Fernández de Paz, Acayucan, 29 de abril de 1777, en Biblioteca de la Universidad de Austin, Texas, Natalie Lee Benson, WBS, 320, BLAC, fs. 1-14. 15 El 23% de indígenas y 34% de pardos adscritos al curato vivían en Acayucan. 16 De este personaje se anotó que “su estado (civil) aun no se ha declarado”. Esto se debió muy probablemente a causa de una denuncia anónima hecha ante el comisario del Santo Oficio de la In-quisición de Acayucan. Caballero y Basave fue señalado por vivir amancebado en Acayucan, por ser hombre casado en España, desde tiempo atrás. Relación de la causa seguida contra don Joseph Caballero y Basave, natural del Burgo de Osma, administrador de alcabalas, Acayucan, 1777, en Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Inquisición, vol. 1104, exp. 19, fs. 263-268. 17 De algunos de los españoles residentes en Acayucan no tenemos noticia alguna. Suponemos que se dedicaban al comercio en pequeño o a la arriería y eran hombres casados con indias o pardas. Contamos con documentación que nos permite realizar perfiles biográficos de algunos personajes vinculados al comercio, a la ganadería, a la burocracia administrativa y al ejército.

Page 11: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

220 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 221

Acayucan deben agregarse unos cuantos pequeños hacendados que, vivien-do en latifundios que pertenecían a los otros curatos, participaban en la vi-da de la provincia ejerciendo cierta influencia en la resolución de los asuntos locales. Entre ellos podemos mencionar al español Manuel de Lara, dueño de la hacienda de ganado mayor nombrada Mapachapa; a Juana de Xara y Oliver, parda, viuda de Joseph Gómez Castrillo y dueña de la hacienda de San Miguel Temoluapan; a Valerio Xara, pardo, dueño de la hacienda de Santa Catarina, y al español Fernando Joseph Fernández, propietario de la hacienda de Solcuautla.18

La presunción de que los personajes nombrados conformaban el grupo de poder parece confirmarse cuando se comparan los datos del padrón de Acayucan con la llamada “Relación de Corral”, una relación geográfica que el teniente Miguel del Corral y el piloto Joaquín de Aranda redactaron en 1777 para dar cuenta de las provincias coloniales del sur de Veracruz, desde la barra de Alvarado hasta el río Coatzacoalcos, y sobre la idoneidad de cons-truir un astillero ya fuese en Coatzacoalcos o en Tlacotalpan. En dicha re-lación Miguel del Corral incluyó una lista de las haciendas ganaderas de la región en las que podemos reconocer algunos nombres que ya hemos visto en el padrón de aquel curato (véase anexo II).

A excepción de los dueños de la hacienda de Nopalapan (una de las dos haciendas más importantes de la alcaldía, la otra es Cuatotolapan), los nobles duques de Medina que vivían en la ciudad de México, todos los demás la-tifundistas viven en la provincia de Acayucan. De entre ellos destaca Joseph Quintero, dueño de la hacienda de Cuatotolapan, casado con María Aurelia Franyutti. Sin embargo, no es el apellido Quintero el que más llama nuestra atención. El apellido Franyutti tanto como el de Ficachi estaban unidos al de Quintero en una serie de vínculos que se antojan, a primera vista, estra-tégicos. ¿Qué es lo que sabemos de Joseph Quintero? Tal y como lo sugiere la información que hemos venido revisando, ¿cómo llegó a ser el hombre más poderoso de la provincia?, ¿cuáles las historias que permiten explicar los vínculos entre Quintero, los Franyutti y los Ficachi?, ¿qué influencia tenían estos apellidos en la vida social del Acayucan de aquellos años? Para intentar responder a estas preguntas debemos retroceder un poco más en el tiempo con la idea de que una visión coyuntural nos permita comprender mejor la actuación de las elites acayuqueñas en las últimas décadas del do-minio español.

18 Winfield, “Chinameca”, 1975, p. 78.

Page 12: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

222 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 223

ACAYUCAN A MEDIADOS DEL SIGLO XVIII: EL PODER PERSONAL DE JUAN BAUTISTA FRANYUTTI

Ubicada al sur del actual Veracruz, la provincia de Acayucan experimentó durante el siglo XVII un relativo abandono de parte del gobierno central y sólo a partir de la segunda mitad del XVIII, motivado en parte por la necesidad de la corona de defender las costas de posibles invasiones extranjeras y por el repunte económico de los cultivos comerciales de la región, las provincias coloniales veracruzanas merecieron la atención de las autoridades centrales. Con la desaparición de la villa de Guazacualco, primera capital de la provin-cia del mismo nombre, alrededor de 1670, Acayucan se consolidó como un importante centro comercial, controlando el tráfico interregional de los pro-ductos provenientes de Tabasco, Chiapas, Guatemala y Oaxaca, a través del puerto fluvial de San Juan ubicado a la vera del río San Juan Michapan, un afluente del río Papaloapan que la conectaba con la región sotaventina. Iniciada a principios del siglo XVII, la cría de ganado mayor encontró en los vacíos sotaventinos, el espacio ideal para su desarrollo. Al iniciar el siglo XVIII, las dos haciendas más grandes de la provincia, Cuatotolapan y Nopa-lapan, se hallaban en manos de comerciantes poblanos y de los duques de Medina respectivamente, mientras que las pequeñas haciendas de la región, como Solquautla, Santa Catarina de Los Ortices o Mapachapa, pertenecían a vecinos de la provincia. Como ha sido demostrado por la historiadora Yovana Celaya,19 la vocación productiva de las haciendas ganaderas del sur de Veracruz, especialmente las de la provincia de Cosamaloapan estudiadas por ella, se hallaban orientadas al mercado del altiplano, especialmente a Puebla, Tlaxcala, Tepeaca o Huejxocingo; y en ese sentido, las haciendas de Acayucan se ajustaban a esa dinámica del mercado de la carne, que tenía en Orizaba el nudo comercial que unía a la tierra caliente con las tierras altas del centro.

Junto a la ganadería, el ixtle, el cacao y el algodón (aunque en proporcio-nes bastantes discretas respecto de las que alcanzaría a finales del siglo XVII) eran los productos comercializables de la zona; y a pesar de que el descenso de la población indígena afectó de manera importante la producción de es-tos cultivos –sobre todo del cacao que se producía en el corregimiento de Los Agualulcos, una de las zonas más afectadas por la catástrofe demográ-fica–, hemos encontrado a mercaderes vascos y castellanos dedicados al comercio con los pueblos indios de la provincia y lo mismo puede aseverar- 19 Véase Celaya, “Mercado”, 2003.

Page 13: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

222 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 223

se de otros comerciantes locales quienes al parecer obtenían ganancias nada despreciables si se les inserta en el contexto económico de la región.20

Si durante los dos primeros siglos de la vida colonial los comerciantes y ganaderos locales parecen haber desempeñado un papel de intermediarios con respecto a los comerciantes y latifundistas del centro, la integración del comercio de Acayucan a los circuitos comerciales novohispanos entre 1630-1730 fortaleció económicamente a los acayuqueños y les permitió participar en dichos circuitos en condiciones económicas más favorables. La posibili-dad de adquirir latifundios ganaderos con capital proveniente del comercio o la obtención de una cierta autonomía jurídico-política en relación con las autoridades centrales para arreglar “convenientemente” los asuntos de su pro-vincia (lo que ocurrió durante las primeras décadas del XVIII) fueron también resultado del desarrollo comercial de Acayucan. No pasaron muchos años para que los poderosos locales pudieran financiar, con ayuda de sus socios del centro, a los aspirantes a alcalde mayor, obteniendo así un control más eficaz de la provincia, que era indispensable para acaparar la producción local. Para mediados del siglo XVIII eran visibles los beneficios que trajo a la elite acayuqueña la incursión en el comercio, la ganadería y el financiamien-to de alcaldes, lo que exacerbó los abusos contra los indios y mulatos.21

Otro elemento a considerar en la historia que venimos contando es el visible repunte demográfico de los indios –y junto a ellos, pardos y mulatos– que de los 600 tributarios contabilizados a mediados del siglo XVII cuando se alcanzó el punto más bajo de la curva poblacional; un siglo después, los documentos de la época nos hablan de 1 514 jefes de familia indígenas;22 y esa tendencia a la alza de los indígenas quedó demostrada cuando en un lapso de cuatro décadas, la población india aumentó casi en 100%.23 Este crecimiento de población, y por consiguiente de aumento de mano de obra, además de incidir en el equilibrio interno de las comunidades y en una signi-ficativa mejora de la economía indígena, coincidió con el auge comercial del algodón de Acayucan y Cosamaloapan, que ante la caída de la producción

20 Inventario de bienes del difunto Luis de Ugaz vecino de Acayucan, Acayucan, 1685, en Ar-chivo General de Indias (en adelante AGI), Contratación, 464, N.3, R.1, fs.1- 61; inventario de los bienes del difunto comerciante Juan García Ramón, Acayucan, 1688, en AGI, Contratación, 566, N.1, R.1, fs. 1-45. 21 Denuncia del cura Joseph Cano de los abusos cometidos por Juan Bautista Franyutti contra las indios de su partido, Acayucan, 1754, en AGN, Inquisición, vol. 41, exp. 5, fs. 1-15. 22 Descripción de la provincia de Acayucan, Acayucan, 1743, en AGI, Indiferente, 107, fs. 328-331, y Cook y Borah, Ensayos, 1980, pp. 52-53. 23 Relación de la provincia de Acayucan realizada por el coronel Matías de Armona, Acayucan, 1781, en AGN, Indiferente de guerra, vol. 23-A, fs. 30-34.

Page 14: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

224 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 225

de telas y paños de lana al comenzar la segunda mitad del siglo XVIII, elevó la demanda local para abastecer con esta fibra los obrajes de Orizaba, Puebla, Tlaxcala y ciudad de México.24

El incremento de la mano de obra indígena muy pronto evidenció lo insuficiente de las tierras de comunidad (dichas tierras conservaban las mis-mas dimensiones que un siglo atrás, cuando la población alcanzó su punto más bajo); sin embargo, los indios resolvieron este problema, sembrando en tierras realengas o trabajando como peones asalariados en haciendas de españoles. En el caso de los afromestizos, el repunte poblacional los llevó al establecimiento de nuevos asentamientos en parajes, ranchos e intersticios ganaderos, donde pardos y mulatos trabajaban como medieros o aparceros de los latifundistas de la región. La creación de nuevas tierras de cultivo, amén que permitió a los indios el fortalecimiento de su economía y a los mulatos resolver y mejorar sus condiciones de vida, facilitó prácticas como el reparti-miento y la habilitación, lo que a la postre aseguró a los poderosos no sólo una mayor producción, sino también el acaparamiento y control de la misma.25

Fue en ese contexto socioeconómico que el genovés gaditano, Juan Bau-tista Franyutti y Oliveros, se convirtió en el hombre más poderoso de la provincia.26 Aunque Franyutti llegó a la barra de Guazacualco en compañía de su padre siendo aún mozo para trabajar en un bodegón que tenían sus paisanos Agustín de Oneto y Santiago Muralla (¿entre 1715-1720?), cuando su padre regresó a Europa Franyutti decidió quedarse para hacer la Améri-ca. Como encargado del bodegón empezó a comerciar con indios y mulatos, y pocos años después logró casarse con la hija de un comerciante local, matrimonio que le permitió iniciarse en el comercio de cacao e ixtle en la provincia de Tabasco, negoció que después abandonó para orientar sus in-versiones hacia el algodón e ixtle de la provincia, haciendo repartimientos a los indios y mulatos de Acayucan. Durante la década de los treinta, la suya es una historia de ascenso económico y adquisición de poder, en la que la relación con sus paisanos y antiguos patrones, Muralla y Oneto, no puede ser soslayada. No queda claro si ocupó el puesto de alcalde mayor hacia

24 Velasco, Tierra, 2003, p. 139. 25 AGN, Industria y comercio, vol. 1, exp. 5, fs. 369-422; Widmer, “Comerciantes”, 1993, pp. 300-315, y Van Young, Crisis, 1992, p. 39. 26 El historiador Abel Juárez, basado en documentación proveniente del Archivo General de la Nación, afirma que Franyutti nació en Las Palmas de Gran Canaria en el año de 1700. En Cádiz conoció a quien posteriormente sería su socio comercial, Santiago Muralla. Juárez, “Fuentes”, 2000-2001.

Page 15: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

224 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 225

1731;27 sin embargo, su prosperidad económica lo llevó a adquirir el puesto de notario de la Inquisición y a servir de alguacil mayor de la provincia en caso de ser necesario en 1744, hacerse cargo del cobro de las alcabalas y diezmos en 1755, adquirir la hacienda de Cuatotolapan en 1751, pero sobre todo empezó a financiar a aquellos que ocupaban el puesto de alcalde mayor de la provincia, precisamente al tiempo que la muerte de sus dos socios co-merciales, Oneto y Muralla, lo convirtió en el albacea de sus bienes. Mismos que, por cierto, los herederos de Muralla y Oneto recuperarían sólo parcial-mente décadas después.

Veamos un rápido resumen del poder acumulado por Franyutti entre la década de los treinta a los sesenta.

Así, en un tiempo de 20 años, Franyutti concentró todo el poder que era posible acumular en una sola persona: alcalde mayor, recolector de diezmos y alcabalas, comerciante, usurero público, capitán del cuerpo de soldados es-pañoles, dueño de recuas, notario público, hacendado ganadero, comerciante, familiar del Santo Oficio y, extraoficialmente, responsable de poner y quitar a su antojo a los alcaldes, tenientes de justicia o párrocos de su jurisdicción. Al revisar su testamento y algunos de sus contratos de compraventa se pue-den observar las alianzas comerciales que le permitieron integrarse a un cir-cuito mercantil que abarcaba Cádiz, ciudad de México, Puebla, Orizaba, Acayucan, Tlalixcoyan, Tabasco y Chiapas. En esta cadena de negocios, él desempeñaba un puesto de intermediario. Como productor, proveía a los mer-cados urbanos del altiplano central con cacao, algodón, vainilla, cueros, ixtle y ganado vacuno; recibiendo a cambio una serie de productos que vendía en sus almacenes, repartía entre las comunidades o colocaba entre pequeños comerciantes de la región, tales como aguardiente, caldos y aceites, ultrama-rinos, telas, bordados, harinas, etcétera.28

En la opinión de aquellos que no simpatizaban con él, desde el cura hasta otros hacendados pasando por indios y mulatos, Franyutti era un avis-pón que todo lo corrompía y que abusaba y extorsionaba al cual más, te-niendo como su empleado al alcalde mayor en turno, motivo por el cual, la justicia no lo tocaba. Sin embargo, para aquellos que le eran afines, Franyu-

27 En una publicación reciente suscribí esta idea siguiendo al historiador Abel Juárez, sin em-bargo, hasta ahora no se ha encontrado evidencia documental que apoye este hecho. Alcántara, “Elites”, 2007 y Juárez, “Fuentes”, 2000-2001, p. 24. 28 Alcántara, “Elites”, 2007, p. 794.

Page 16: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

226 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 227

tti era un próspero comerciante, de proceder cristiano en sus negocios y que ayudaba desinteresadamente a los necesitados, incluidas las mulatas a las que Franyutti vestía para tapar sus vergüenzas.29 Precisamente en el momen-to de auge de la producción algodonera de la provincia, con Franyutti se inició la conversión del espacio ganadero a tierras de cultivo –característica que observamos en varias haciendas ganaderas tanto de Acayucan como de Cosamaloapan–, con lo cual la hacienda de Cuatotolapan tuvo la doble vo-cación agrícola y ganadera. Sus vínculos comerciales lo conectaban sobre todo a Puebla, especialmente a través de Juan Thena y Domingo de la Ve-ga, a Orizaba, mediante el mercader Gabriel Alejo, y a la ciudad de México, por la intermediación de Manuel Llantada, su socio y fiador. El financia-miento y control que hizo de los alcaldes desde la década de los cincuenta facilitó su inserción en una red comercial que hacía circular algodón, ixtle, cacao, cueros y ganado vacuno del sur de Veracruz hacia el centro del país. Un elemento fundamental para consolidar su autoridad fue la influencia que tuvo con los alcaldes mayores Santiago Delgado, Joseph Márquez, Joseph Agustín Casabona (al cual destituyó al primer año de su gobierno por ha-ber obtenido el puesto con el financiamiento de comerciantes de Tlacotal-pan y ser contrario a los intereses de Franyutti) y Francisco Martín de Salas. De este último, se sabía abiertamente en el pueblo que había sido financiado por Franyutti para obtener el puesto, por lo que sus abusos y acciones, he-chas abiertamente a favor de los intereses comerciales de Franyutti, causa-ron conflictos locales entre finales de 1762 e inicios de 1763, los cuales llega-ron a conocerse en Oaxaca (cabecera del obispado al que pertenecía en lo religioso la provincia)30 y en México, donde se ordenó la destitución de Salas. A pesar de la gravedad de las acusaciones, y que también caían sobre el ita-liano, Franyutti restituyó en su cargo al alcalde, asegurándose de esta ma-nera el control de la producción local.

La conglomeración e influencia de (en) los poderes de facto de su provincia mostraron su rentabilidad al permitirle administrar el desconten-to social generado por su conducta y la de sus empleados, entre los que destacaban los también mercaderes Manuel Savón (su primo) y Juan Ru-perto Fortunes, encargado de arreglar los asuntos “delicados” o violentos que surgían. Fue hasta 1762 cuando la denuncia de un párroco puso al descu-

29 Denuncia del cura párroco de Moloacan, Antonio Castillo de la Peña, contra Francisco Vidal Farruco, dueño de la hacienda de Tonalá, Acayucan, 1762, en AGN, Tierras, vol. 3603, fs. 1-60v. 30 Vale recordar que desde 1535, la provincia de Guazacualco o Acayucan habían quedado en la jurisdicción del obispado de Oaxaca.

Page 17: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

226 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 227

bierto para las autoridades centrales los abusos que los grupos de poder hacían a los subalternos. Al concluir las pesquisas las autoridades de la Au-diencia de México ordenaron que al comerciante se le enviase a la capital en calidad de detenido, aunque al desplegar su red de influencias y lealtades logró su liberación y retornó a Acayucan para continuar con sus prácticas autoritarias y déspotas. La biografía de este hombre resulta particularmente interesante porque ilustra en buena medida el papel desempeñado por los “caciques” locales31 en provincias como las de Acayucan, en las que el an-claje del Estado, al iniciar la segunda mitad del siglo XVIII, era sumamente endeble.32 Al examinar la documentación conocida hasta ahora da la impre-sión que Franyutti desempeñó en cierta medida el papel que el Estado espa-ñol debía y no podía cumplir, lo cual tal vez nos ayude a entender, en caso de que esta idea haga sentido, la tolerancia mostrada por las autoridades centrales ante los excesos y abusos cometidos por el italiano, denunciados por primera vez en 1754.33 Contrario a los intereses reales que acostumbra-ban gobernar las posesiones ultramarinas, mediante la división del poder real que se delegaba en diversos funcionarios que lo representaban, se vigi-laban y regulaban mutuamente,34 Juan Bautista Franyutti reunió en su per-sona un poder que idealmente debía estar repartido en varios sujetos, por lo que al concentrar poder político y económico, sus intereses fueron los úni-cos que prevalecieron en Acayucan, al menos entre 1750 y 1764. Por azares de la vida, Franyutti había desaparecido cuando los ilustrados Borbones se esforzaron en aplicar reformas que, en parte, estaban orientadas a menosca-bar el poder que “caciques” regionales como Franyutti ejercían sobre distin-tas regiones novohispanas.

La mañana del 12 de julio de 1764, Franyutti murió a consecuencia de las puñaladas que un enemigo le diera. En el lecho de muerte, mediante un codicillo que alteraba las cláusulas de un testamento hecho en la ciudad de Mé-xico cinco años antes, Franyutti nombró a Joseph Quintero, esposo de su hija María Aurelia, albacea de sus bienes, y le rogó a los presentes que “por

31 El autor hace referencia al concepto sociológico de “cacique”, antes que a la figura del cacique indígena, toda vez que se atiende al control informal y unipersonal sobre instituciones y voluntades (nota de los editores). 32 Ruggiero Romano ha llamado la atención sobre lo que él considera una característica del Estado español, que al mismo tiempo era autoritario y débil, en lo referente a la generación de legis-lación pero también en cuanto a la aplicación de la misma. Romano, Mecanismos, 2004, p. 181. 33 Denuncia del cura Joseph Cano de los abusos cometidos por Juan Bautista Franyutti contra las indios de su partido, Acayucan, 1754, en AGN, Inquisición, vol. 41, exp. 5, fs. 1-15. 34 Agradezco al doctor Juan Pedro Viqueira haber llamado mi atención sobre esta forma de funcionamiento de la corona española.

Page 18: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

228 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL

amor de Dios no dejasen de cumplir lo expresado”.35 Si bien esta última voluntad no fue cumplida “al pie de la letra”, sí introdujo a Quintero en la lucha de quién debía quedar al frente de la familia, permitiéndole negociar con los otros miembros del clan sobre la administración de la herencia de-jada por el patriarca, tanto la material como la inmaterial. Y este hecho in-esperado terminaría por cambiar la suerte de Quintero y de la familia Fran-yutti, alterando de paso, la configuración de la elite local.

EL DILEMA FAMILIAR… ¿QUIÉN ADMINISTRARÁ LA HERENCIA DEL PATRIARCA?

Joseph Quintero había nacido en Sanlúcar de Barrameda (Andalucía) en 1727. No sabemos a ciencia cierta cuándo pasó a Nueva España ni cuándo se esta-bleció en Acayucan, pero suponemos que lo habrá hecho alrededor de 1757, porque para el año de 1760 apareció como testigo en el juicio inquisitorial que se le siguió a Francisco de la Barrera –médico judío francés al que se le acusaba de haber proferido ciertas proposiciones heréticas–, en el que Quin-tero es descrito como mercader, vecino del pueblo, soltero y de 33 años.36 Junto a él, como la clase de individuos respetables a los que se acostumbraba consultar en cuestiones tocantes a la fe, aparecen como testigos individuos que nos resultan familiares y que perfectamente identificamos como miem-bros de la elite acayuqueña. Entre ellos podemos mencionar a los comercian-tes Juan Bautista Franyutti, Manuel Savón, Joseph Agustín de Casabona, Juan Ruperto Fortunes, Pedro de los Ríos, o al alcalde en turno, Francisco Martín de Salas. Su matrimonio con María Aurelia Franyutti debió ocurrir entre 1760 y 1764, de allí que supongamos que Quintero se desempeñó en el comercio como protegido de Franyutti, ganándose la confianza del gadi-tano genovés, ayudándolo en sus negocios, al grado de que este accediera a casar a su hija con él. La circunstancia familiar en la que se encontraba Fran-yutti nos hace también especular que en dicho matrimonio tanto él como el

35 “Ítem, que era su voluntad que su hijo Joseph Quintero fuese su albacea en primer lugar y por tal lo nominaba para que diese cumplimiento al testamento y a esta última disposición, y en segundo lugar al expresado Manuel Llantada, lo cual repitió el testador varias veces suplicando a los testigos no descuidasen un punto y que por amor de Dios no se dejase de cumplir lo expresado so-bre la que les cargaba las conciencias, en descargo de la suya.” Declaración del español Manuel de Alor sobre la muerte de Juan Bautista Franyutti, Acayucan, 1764, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10 (bis), f. 17v. 36 Proceso que se sigue a Francisco de la Barrera que se dice francés, de profesión médico, por proposiciones heréticas, Acayucan, 1760, en AGN, Inquisición, vol. 1007, exp. 1, fs. 1-61.

Page 19: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

228 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL

En a

lgun

os d

ocum

ento

s apa

rece

com

o co

mer

ciant

e. E

ra la

man

o de

rech

a de

Fra

nyut

ti y

el e

ncar

gado

de

hace

r los

repa

rtim

ient

os e

ntre

los i

ndio

s y m

ulat

os

y de

reco

ger e

l alg

odón

, cac

ao e

ixtle

. Des

de 1

760

se d

esem

peñó

com

o ad

min

istra

dor d

e la

rent

a de

cor

reos

has

ta p

or lo

men

os 1

777.

Al m

orir

Fran

yutti

lo n

ombr

ó al

bace

a de

sus b

iene

s

Sevi

llano

, lug

arte

nien

te d

el h

acen

dado

. Se

enca

rgab

a de

“ar

regl

ar”

los a

sunt

os d

elica

dos y

vio

lent

os d

el it

alia

no, a

de-

más

de

cuid

ar d

e su

segu

ridad

. Pa

ra 1

777

segu

ía v

ivie

ndo

en A

cayu

can

Mar

ía A

. Fra

nyut

ti J

osep

h Q

uint

ero

Jose

ph A

nzel

mo

Fran

yutti

Man

uel F

rany

utti

Juan

Fra

nyut

tiM

arga

rita

Fran

yutti

Ger

trudi

s Fra

nyut

tiEn

177

7 er

a du

eño

de la

ha

ciend

a de

Sa

n Fe

lipe

Com

ercia

nte

y ca

pitá

n de

la

com

pañí

a de

mili

cias

espa

ñola

s en

1783

Des

pués

de

la m

uerte

de

su p

adre

, se

casó

co

n Pe

dro

Fica

chi,

un c

omer

ciant

e lle

gado

de

Espa

ña,

en la

déc

ada

de 1

770

Se c

asó

con

un

mod

esto

com

ercia

nte

de la

ciu

dad

de

Méx

ico; p

ara

1801

, G

ertru

dis e

ra v

iuda

, vi-

vía

en la

ciu

dad

de

Méx

ico e

n un

esta

do

de p

obre

za y

con

cin

co h

ijos

Salv

o su

men

ción

en e

l tes

tam

ento

de

su

padr

e, n

o lo

hem

os e

ncon

trado

en

ning

ún

otro

doc

umen

to. N

o ap

arec

e m

encio

nado

en

el p

adró

n de

l cur

ato

de A

cayu

can,

por

lo

que

supo

nem

os q

ue p

ara

ese

ento

nces

ha

bía

mue

rto o

no

viví

a en

Aca

yuca

n

Die

go Jo

seph

Qui

nter

o

Párr

oco

de A

cayu

can

y co

misa

rio d

el S

anto

O

ficio

de

la In

quisi

ción

en

1811

. Con

juró

el ú

nico

le

vant

amie

nto

insu

rgen

te

de la

pro

vinc

ia

Bern

ardo

Fra

nyut

ti

Para

184

2 er

a el

hom

bre

más

po

dero

so d

e la

re

gión

y d

ueño

de

varia

s hac

iend

as

de g

anad

o m

ayor

Ant

onio

Fra

nyut

ti • E

steba

n Fr

anyu

tti •

Felip

e Fr

anyu

ttiR

elig

ioso

s jes

uita

s que

salie

ron

de N

ueva

Esp

aña

cuan

do la

ord

en

fue

expu

lsada

en

1767

. Fel

ipe

mur

ió e

n Bo

loña

alre

dedo

r de

1797

, mie

ntra

s que

A

nton

io y

Este

ban

volv

iero

n a

Nue

va E

spañ

a pa

ra re

clam

ar la

he

renc

ia q

ue le

s dejó

su p

adre

. Des

pués

de

recu

pera

r la

hacie

nda

de

Cua

toto

lapa

n, se

la h

ered

aron

a su

sobr

ino

Bern

ardo

Fra

nyut

ti

Fuen

tes:

AG

N, T

ierr

as, v

ol. 9

55 (b

is),

fs. 1

-100

; AG

I, M

éxic

o, 2

590,

fs. 3

43-3

60; A

GN, T

ierr

as, 3

603,

fs. 1

-60;

Sie

men

s y

Bri

nckm

ann,

“Su

r”, 1

976,

pp.

299

-301

, y B

lázq

uez,

Es

tado

, 198

6 , p

. 77.

Ela

boró

: Ric

ardo

M. A

. Est

rada

Ram

írez.

Cas

ado(

a) c

on

* Ope

rado

r de

Juan

Bau

tista

Fra

nyut

ti

(¿G

enov

a-C

ádiz?

Ci

rca 1

710-

Aca

yuca

n 17

64)

Hija

del

com

ercia

nte a

cayu

queñ

o Se

basti

án

Reg

alad

o, q

uien

en

1723

era

un

vecin

o no

-ta

ble

del p

uebl

o de

Aca

yuca

n

Juan

Bau

tista

Fra

nyut

ti y

Oliv

eros

A

na M

aría

Reg

alad

o y

Esqu

ivel

Cla

n Fr

anyu

tti

A la

mue

rte d

e Fr

anyu

tti, Q

uint

ero,

nac

ido

en S

an L

ucar

de

Bar

ram

eda

en 1

727,

here

dó e

l pod

er d

e su

sueg

ro e

n la

pro

vin-

cia. E

n la

rela

ción

geog

ráfic

a de

Mig

uel d

el C

orra

l de

1777

apa

re-

ció c

omo

dueñ

o de

la h

acie

nda

de C

uato

tola

pan

Man

uel S

avón

de

Oliv

eros

* (C

ádiz,

172

2,

Aca

yuca

n ?)

Juan

Rup

erto

Fo

rtune

s* (S

evill

a, 1

724-

Aca

yuca

n ?)

Page 20: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

230 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 231

sanluqueño salieron beneficiados (de la joven doncella nada podríamos afir-mar): Quintero, porque emparentaba con el hombre más importante de la provincia; y su suegro, no sólo porque casaba a su hija con un peninsular, sino también porque incorporaba a sus negocios la energía del joven comer-ciante, en tiempos en que sus hijos mayores estaban ausentes y los demás eran aún niños.

Esta última circunstancia ayuda a comprender el espaldarazo que le dio Franyutti a su yerno antes de morir. Al desaparecer el jefe del clan fami-liar, que para entonces ya era viudo, le sobrevivían nueve hijos: Esteban de 28 años, Felipe de 26, María Aurelia de 21, Joseph de 19, Manuel de 17, Antonio de catorce, Juan de trece, Margarita de once y Gertrudis de ocho. Los únicos que eran mayores de edad y que pudieran haberse convertido en nuevo jefe de la familia eran jesuitas, mientras que María Aurelia al ser mujer quedó, al menos en esta historia, inhabilitada para desempeñar esa función. De los demás hijos, menores de edad todos ellos, es probable que Joseph se haya convertido en clérigo, mientras que los demás hermanos, exceptuando a Gertrudis (quien fue mandada al colegio de enseñanza de la ciudad de México, donde años más tarde se casó), los encontramos vivien-do en Acayucan en 1777, como bien lo muestra el padrón que hemos revi-sado (véase Anexo I).37

Podemos imaginar que la puja por la sucesión familiar no estuvo des-provista de tensiones. La otra persona que rivalizaba con Quintero por la sucesión del liderazgo familiar era el primo de Franyutti, el gaditano Manuel Savón de Oliveros: hombre de todas sus confianzas, encargado de cobrar los tributos a los pueblos indios, hacer los repartimientos a indios y mulatos y llevar los negocios locales. De hecho, aun sabiendo que la última volun-tad de Franyutti le era desfavorable (en términos de la administración de la herencia), Savón se presentó ante el alcalde Francisco Martín de Salas –an-tiguo empleado del genovés–, para pedirle que se hiciera válido el testamen-to de 1757, que lo nombraba albacea de la herencia. El alcalde, no obstante que conocía la “última voluntad de Franyutti” por las declaraciones que ante él hicieron los testigos y de considerarlas como innegables, opinó que de-bían prevalecer las previstas en el citado testamento (dejando sin efecto la última voluntad expresada en el codicillo, en el sentido que fuese Quintero el encargado de administrar su legítima) y aceptó a Savón como albacea de

37 Pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Joseph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisición, vol. 1075, f. 170; testamentaria de Juan Bautista Franyutti, 5 de enero de 1757, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10 (bis), f. 48v.

Page 21: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

230 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 231

los bienes.38 Sin embargo, al revisar el proceso de la testamentaria de Fran-yutti advertimos que parece más bien una negociación entre los dos persona-jes: Joseph Quintero, en su calidad de esposo, administró los bienes de María Aurelia, pero también, la de los dos hermanos jesuitas, Esteban y Felipe, mientras que Savón quedó como albacea, tutor y tenedor de los bienes de sus cinco sobrinos menores de edad.39 El avalúo de los bienes concluido el 13 de diciembre de 1764 reportó la suma total de 80 300 pesos correspondién-dole a cada hijo, 8 922 pesos y un real.

No obstante lo anterior, la documentación de la que disponemos no ofrece ningún indicio de que Savón haya administrado la herencia. Todo lo contrario. En una información presentada por el cura de Acayucan sobre el comportamiento de Quintero se afirmaba que “como albacea testamenta-ria de su difunto suegro don Juan Bautista Franyutti y con las debidas so-lemnidades tiene adjudicadas a dicha su esposa, las legítimas de otros ocho hermanos que tiene esta: tres jesuitas, un clérigo secular, un casado, una mujer casada, una niña que reside en el colegio de la enseñanza de México y otro varón menor de edad que consigo mantiene Quintero”.40 Desconoce-mos cuáles hayan sido los arreglos posteriores entre estos dos personajes, ni por qué razón Joseph Quintero se quedó con la administración de la hacien-da de Cuatotolapan (de la que aparece como dueño en la relación de Co-rral, véase Anexo II), o por qué terminó administrando la herencia de todos los hijos, si es que hemos de creer a la información presentada por el cura de Acayucan en 1769. Lo que sí sabemos es que con el paso de los años ocupó una posición socioeconómica similar a la de su benefactor, y su trayectoria individual a partir de 1764 tiene algunos puntos coincidentes con la de aquel, aunque, como se verá más adelante, en un contexto sociopolítico distinto. Sobre la relación de Savón con Quintero no hemos encontrado señales de confrontación abierta, más bien de colaboración, y pareciera que Savón de-sempeñó, en la red clientelar de Quintero, un papel estratégico, semejante al que tuvo antes con su primo. En los años siguientes, Manuel Savón ocupó un discreto lugar dentro de la elite acayuqueña manteniéndose como el ad-ministrador de la renta de correos, tal y como aparece en el padrón de 1777. 38 Como partidores y contadores de los bienes de Franyutti se nombró a don Miguel Rubio y a Juan Ruperto Fortunes de la Massa, antiguo colaborador del difunto. 39 Petición hecha por Manuel Savón para que se inventaríen los bienes dejados por muerte del sargento Juan Bautista Franyutti y Oliveros, Acayucan, 1764, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10 (bis), f. 54. 40 Información presentada por el cura Joseph Isidoro de Arizaga y Colmenares en los autos fechos por la pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Jose-ph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisición, vol. 1075, f. 239.

Page 22: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

232 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 233

No debemos perder de vista que la herencia dejada por Franyutti no era dinero amonedado (del total de los bienes sólo 913 pesos era dinero acuñado),41 sino inversiones que podríamos dividir en tres grandes rubros: el primero, la hacienda de Cuatotolapan (valuada en 44 075 pesos); el se-gundo, mercancías –tercios de algodón, de ixtle, pita, cacao y sal– valuadas en 19 062 pesos; y el último, en las deudas que milperos, vaqueros, comer-ciantes, funcionarios, pueblos de indios, curas, etc., tenían con él, las cuales ascendían a 45 241 pesos.42 Con esta información tal vez podríamos convenir que Franyutti no era un hombre rico en el contexto novohispano, pero sí poderoso, al menos en el ámbito regional. Su desempeño como figura de au-toridad estuvo sostenido, además del capital económico, en su gran capaci-dad negociadora, en la posibilidad de imponer reglas del juego favorables (como producto de los beneficios que obtenía de los lazos y vínculos estable-cidos con algunos miembros de las elites comerciales de México y Puebla) y en el control efectivo que ejerció sobre las endebles instituciones locales y sus representantes. Su poder no residió en una red familiar que lo soporta-ra, sino que se forjó gracias a los vínculos, alianzas y lealtades circunstan-ciales que Franyutti construyera durante cuatro décadas y que no necesaria-mente estarían allí para sus descendientes.

A pesar de que la última voluntad del patriarca no se cumplió de ma-nera inmediata, a la larga Quintero salió favorecido del dilema de la suce-sión que lo enfrentó momentáneamente a su tío político.43 La condición re-ligiosa o la minoría de edad de los hermanos de su mujer influyeron a su favor para que se convirtiera en el nuevo jefe de la familia Franyutti, y en

41 “Plata = N.3 = item síguense agregar a este cuerpo de bienes 67 pesos, seis reales y tres cuar-tillos importe de diez marcos de plata que constan a las foja 17; y también 69 dichos de plata de martillo que importan 485 pesos y medio reales, que una y otra partidas hacen la cantidad de 553 pesos y una cuartilla (553 ps, 1/4). Item a las vueltas de dicha foja se halla la partida de tres pesos, seis reales, importe de uno y medio castellanos de oro (3 ps, 6 reales). Item en la misma foja consta la cantidad de 356 pesos, cuatro reales de moneda corriente (356 ps, 4 reales). Total: 913 pesos y 3 reales.” Petición hecha por Manuel Savón para que se inventaríen los bienes dejados por muerte del sargento Juan Bautista Franyutti y Oliveros, Acayucan, 1764, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10 (bis), f. 96. 42 Cantidad que debe contrastarse con los 21 572 pesos que Franyutti debía a otros individuos, pueblos y cofradías. 43 Comparto con el lector una idea que varias veces ha rondado mi cabeza. No sería desmesu-rado suponer que lo que aquí hemos presentado como una pugna familiar para decidir quién admi-nistraba la herencia de Franyutti, no sea otra cosa que un acuerdo preparado entre las partes invo-lucradas, una teatralización convenientemente escenificada para cumplir con los requisitos formales de los juicios testamentarios. Una negociación entre quienes en algún momento fueron empleados de Franyutti, y que una vez muerto este llegaron a un acuerdo sobre la repartición del botín, empezan-do por el alcalde mayor y terminado por los valuadores de los bienes.

Page 23: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

232 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 233

cierta medida puede decirse que los herederos quedaron a merced de Quin-tero El hecho que haya “administrado” no sólo la hacienda de Cuatotolapan, sino también las relaciones comerciales de su antecesor lo colocó en inme-jorables condiciones de convertirse en un actor poderoso de la otrora pro-vincia de Guazacualco. La duda estaba en si actuaría a favor de su familia política o a favor de sus propio interés. En tiempo lo diría.

EL CONGLOMERADO FAMILIAR, UNA PLATAFORMA PARA ADQUIRIR PODER

Le llevó algunos años a Quintero afianzar su poder, sobre todo si se piensa que el capital político-financiero del que disponía no le eran propios, como lo sabían muy bien los vecinos del pueblo.44 Afortunadamente para él, los socios comerciales de su antecesor, entre ellos el capitalino Manuel Llanta-da, renovaron los negocios con el nuevo jefe de familia, por lo que el comer-cio del algodón le permitió continuar surtiendo de esta fibra a los hombres de negocios de Veracruz, Orizaba, Puebla y la ciudad de México.45 Según un testimonio, para 1769 Quintero era capitán de milicianos españoles, mayor-domo de la archicofradía del santísimo sacramento del altar y de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, pero lo más importante para sus intereses, había logrado financiar al alcalde mayor de Acayucan en la obtención de su puesto. Esto le aseguraba el control de la producción local, tal como lo ha-bía hecho Franyutti, porque: “para la habilitación de esta provincia tiene he-cha compañía con su actual alcalde mayor por medio de un jurídico instru-mento en que se expresa la calidad de haber de partir de ambos por iguales partes, cumplido que sea el quinquenio y utilidades que produjese la referi-da habilitación”.46

En 1770 Quintero incrementó su prestigio como figura de autoridad al validar, mediante la compra y adjudicación del título de notario familiar de la Inquisición, el poder que venía adquiriendo. Con la hacienda de Cuatoto-

44 Esto es lo que sugiere la información producida por la pretensión de Joseph Quintero de convertirse en notario familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Joseph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisi-ción, vol. 1075, f. 239. 45 Carta de Joseph Quintero a Juan Bautista Guido, Acayucan, 1767, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10, f. 1. 46 Información presentada por el cura Joseph Isidoro de Arizaga y Colmenares en los autos fe-chos por la pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Joseph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisición, vol. 1075, f. 239.

Page 24: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

234 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 235

lapan, de la que inicialmente era administrador, en algún momento hizo una maniobra que consistió en convertir el hato de Corral Nuevo, ubicado en los intersticios del citado latifundio, en hacienda, para adjudicársela como pro-pia y así figurar como dueño de hacienda de ganado mayor. Al poco tiem-po, la maniobra perdió significado cuando mediante ardides legales se hizo dueño de la hacienda de Cuatotolapan, despojando a los hijos de Franyutti de la tenencia de la misma.

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. Tres años antes, en 1767, enfrentó el intento de sus cuñados Esteban, Felipe y Antonio –quien tam-bién ingresó a la orden jesuita– por recuperar la parte de su herencia, sin embargo la expulsión de la Compañía de Jesús del territorio novohispano postergó esa tentativa, dándole a Quintero un margen de acción para seguir especulando con la herencia que le “administraba” a sus cuñados. Ese mismo año debió hacer frente a los herederos de Agustín de Oneto –que recordemos fue el antiguo patrón y socio comercial de Juan Bautista Franyutti– quienes reclamaban de Quintero poco más de 2 000 pesos (producto de 49 tercios de cacao Tabasco) que su padre les había dejado y que se habían incorporado a la testamentaria de Franyutti, en su calidad de albacea de Oneto.47 Al igual que su suegro, el sanluqueño se resistió a entregar la herencia de Oneto a los herederos y sólo lo hizo hasta 1773, cuando en ocasión de asistir a Veracruz para atender sus negocios, el apoderado de los herederos de Oneto logró que Quintero fuese hecho preso y obligado a liquidar el total de la deuda. Desafortunadamente para los herederos de Oneto y para Quintero, en el pleito intervino el juzgado general de bienes difuntos y la Casa de Contra-tación de Cádiz quienes determinaron improcedente el pago de la deuda, pues contravenía las leyes que impedían se entregasen bienes de difuntos muertos en tierras del imperio a extranjeros, obligándoles a ambas partes a devolver a la casa de contratación el dinero dejado por Oneto. De esta de-cisión el más afectado fue Quintero quien en un primer pago hecho en 1767 le había entregado a la familia de Oneto 1 000 pesos, mismos que debió re-poner a la Casa de Contratación de Sevilla, para poder liberar sus mercan-cías que se hallaban embargadas, a manera de presionarlo para que cum-pliera la real orden.48

47 Autos fechos a pedimento de don Juan Bautista Guido contra don Joseph Quintero sobre pesos pertenecientes a la testamentaria de don Agustín de Oneto, Veracruz, 1771, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10, fs. 1-10. 48 De paso, este proceso puso de manifiesto que contrario a la opinión de los hijos de Oneto que afirmaban que su padre había sido cargador de Indias en 1743, este nunca lo fue, pues cuando las autoridades buscaron su registro en los archivos correspondientes, no constaba en ellos el nombre

Page 25: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

234 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 235

Aunque el litigio con sus cuñados sobre la herencia continuaría hasta principios del siglo XIX, la opinión que tenía de este asunto el cura Joseph Isidoro de Arizaga hacia 1770 era la siguiente:

aunque el clérigo y el casado dichos, sobre sus legítimas le han puesto el pleito que pende de la real Audiencia de este reino parece que sentenciará a favor de Quintero, que con más extensión e individualidad, como que manejan el negocio, podrán informar don Joseph Joaquín Ariscorreta y don Manuel Llan-tada, vecinos de la ciudad de México, así como de las fianzas que ha dado al rey nuestro señor, perteneciente a los tres jesuitas y de lo bien que ha desem-peñado este negocio.49

A pesar del poderío detentado por Quintero sería arriesgado afirmar que controló la vida social de la provincia, como creemos que sí lo hizo Fran-yutti durante los últimos quince años de su vida. De lo que no tengo duda es del papel preponderante que desempeñó en torno de la elite local. Las condiciones sociopolíticas del virreinato habían cambiado y el abandono central que tuvo la provincia en la primera mitad del siglo se vio transfor-mado por el auge del algodón que se producía del sur de Veracruz. Es muy probable que el repunte comercial de esta fibra fue lo que llevó a comercian-tes relacionados con la carrera de Indias a convertirse en alcaldes de ella (como Diego Havet y Maestre, 1783-1788), o estimuló el interés de hombres ricos del comercio de Veracruz (como Remigio Fernández) por establecer ne-gocios con poderosos locales, alterando paulatinamente el monopolio que algún momento llegó a tener la familia Franyutti, ya fuese bajo el liderazgo de Juan Bautista o el de su yerno.50 Si es cierto que Quintero financió al al-calde de Acayucan en 1769, imitando con ello a su suegro (probablemente se trata de Luis Martínez, quien estuvo en la alcaldía de 1767-¿1769?), la pre-

de Oneto, por lo que se determinó que el caudal de este era producto del comercio de contrabando, reforzando la decisión de la corona de confiscar el dinero. De esta manera surge la duda del origen de al menos una porción del capital acumulado, primero por Oneto y posteriormente transferido a Franyutti, lo que lleva a considerar el papel del contrabando en la economía regional veracruzana, aspecto que, sin duda, debe ser abordado en los próximos años. Sobre una opinión que sostiene que Oneto fue un cargador de Indias, puede consultarse a Juárez, “Fuentes”, 2000-2001, p. 20. 49 Información presentada por el cura Joseph Isidoro de Arizaga y Colmenares en los autos hechos por la pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Jo-seph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisición, vol. 1075, f. 238. 50 Comisión a la justicia de Acayucan para notificar a Pedro Ficachi que declare si reconoce el adeudo que tiene con Remigio Fernández, Acayucan, 1782, en AGN, General de parte, vol. 63, exp. 94, f. 60v.

Page 26: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

236 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 237

sencia un año más tarde de Diego Antonio Fernández de Aguiar, regidor perpetuo de Antequera y jefe de las milicias de caballería de españoles del obispado de Oaxaca, como alcalde de Acayucan (1771-1775) nos obliga a ma-tizar la posible influencia de Quintero sobre los alcaldes mayores. Fernán-dez de Aguiar arribó a Acayucan siendo un reconocido mercader del comer-cio oaxaqueño y es probable que estuviese vinculado con los intereses de los comerciantes de Antequera, que durante la segunda mitad del siglo adqui-rieron cierta independencia respectos de los capitalinos. Durante su gobier-no se le siguieron diversas causas por los contrabandos que hacía de algo-dón, sal, aguardiente e ixtle, llegando a comentar un informante local que “en una palabra, está aquello peor que Curazao en materia de contraban-dos”.51 Al morir, lo sustituyó en el puesto su hijo Juan Fernández de Paz, quien también llamó la atención del gobierno central por los abusos y ex-torsiones que hacía especialmente con los indios.52 Pero el cargo de alcalde de la provincia no sólo se conseguía en la ciudad de México, sino también en Madrid. Muestra de ello es Pedro Pérez de Tagle, un ex militar y antiguo capitán de granaderos de Puebla, quien proveniente de España ocupó la alcaldía entre 1778 y 1780, año en el que un padecimiento repentino lo pri-vó de la vida, dejando vacante el puesto de alcalde mayor de Acayucan.53 Esto le dio la posibilidad a Quintero de poner a funcionar las redes sociales construidas durante dos décadas, al colocar en el puesto a un empleado suyo, el capitán Pedro Moscoso, quien dos años más tarde le serviría para validar la usurpación de tierras realengas que disputaba con los indios de Acayucan y que, para 1783, incorporaría legalmente al latifundio de Cuatotolapan mediante una composición.54

De cualquier manera, aunque hasta ahora no tengamos elementos que permitan relacionar comercialmente a Quintero con los alcaldes mayores de la década del setenta, eso no significa que Quintero no haya ejercido su in-fluencia o negociado con ellos, sobre todo en lo relativo a las condiciones en las que cada quien realizaría los repartimientos y habilitaciones de indios y mulatos. Además no debe olvidarse que si bien Quintero no era el único

51 Sobre excesos cometidos por el alcalde mayor de Acayucan y defraudación a la Real Hacien-da, Veracruz, 1773, en AGN, Correspondencia diversas autoridades, vol. 22, exp. 39, fs. 240, 278. 52 Autos hechos en virtud de los excesos cometidos por Juan Francisco Fernández de Paz, Acayucan, 1776, en AGN, General de parte, vol. 65, fs. 146v-148. 53 Licencia de pasajero a Indias a Pedro Pérez Tagle, alcalde electo de Acayucan, Aranjuez, 23 de abril de 1776, en AGI, Contratación, 5522, N.2, R.14, fs. 1-8v, y solicitud de Pedro Pérez Tagle, alcalde electo de Acayucan, para que también se le nombre capitán de milicias de aquella provincia, Acayucan, 1779, en AGN, Indiferente de Guerra, vol. 33 b, f. 184. 54 Alcántara, “Elites”, 2007, p. 780, y Ramírez, Problema, 1997, p. 49.

Page 27: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

236 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 237

español dedicado a la arriería, sí era quien más recuas de mulas tenía (200 acémilas), lo que se convertía en otro factor de negociación en una provin-cia precisamente volcada al comercio. Para comprender a cabalidad la hege-monía que Quintero tuvo en Acayucan debemos ir más allá de su persona y de su familia política, para reparar en algunos personajes, cuyos vínculos con Quintero, examinados bajo la óptica del análisis relacional muestran su dependencia del “cacique”, a quien abiertamente favorecieron y de quien se sabía públicamente eran aliados.

LA IMPORTANCIA DE LAS REDES SOCIALES

La opinión que de él tenían algunos de sus contemporáneos nos muestra el prestigio alcanzado por Quintero en la década de los años setenta. Alguien lo describió como un comerciante que manejaba crecidos intereses, propios y ajenos, siendo su principal giro el manejo de haciendas y crecida porción de caudales que repartía en aquella provincia para las siembras de cacao y algodón.55 Mientras que para el cura de Acayucan, el hacendado español era un cristiano devoto que realizaba muchas obras pías, contribuyendo per-manentemente al arreglo de la iglesia de Acayucan y de la provincia con di-nero y alhajas, entre las que destacaba una custodia de más de vara de largo cuyo costo sobrepasa los 500 pesos. En resumen, era “hombre de facultades porque sobre las que ha adquirido con su personal trabajo tiene en sí la le-gítima de su esposa y por medio de la línea del comercio ha logrado adelan-tar uno y otro, de modo que su caudal es en el día el mejor que hay en este pueblo, pasando según las noticias del que informa de 80 000 pesos”.56

En la biografía de Quintero, riqueza y poder iban de la mano. Los car-gos, propiedades y negocios que logró reunir a lo largo de su vida (agregándo-se a los ya mencionados, los de recaudador de diezmos, de alcabalas y dueño de recuas para la arriería) le facilitaron la creación de lazos y dependencias con individuos de diversas calidades, así como un relativo control de la ins-tituciones locales. Aunque también le permitió disponer de información de mayor calidad para la toma de decisiones propias o para ejercer presión

55 Carta de Juan Atanasio Cervantes, a nombre de Joseph Quintero, en los autos sobre la tes-tamentaria de don Agustín de Oneto, Veracruz, 1771, en AGN, Tierras, vol. 955, exp. 10, f. 61. 56 Información presentada por el cura Joseph Isidoro de Arizaga y Colmenares en los autos hechos por la pretensión para notario familiar del Santo Oficio del pueblo de Acayucan de don Jo-seph Quintero, Acayucan, 1769, en AGN, Inquisición, vol. 1075, fs. 238-239.

Page 28: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 239

Raf

ael F

icach

iC

ajer

o de

Qui

nter

o en

177

7. Ju

nto

con

su h

erm

ano

Pedr

o m

andó

trae

r a to

da su

fam

ilia

de E

urop

a, m

isma

que

emig

ró e

n 17

78 d

e la

isla

de

León

a A

cayu

can.

Su

herm

ano

Pedr

o se

cas

ó co

n un

a hi

ja d

e Fr

anyu

tti, M

arga

rita,

cua

ndo

Qui

nter

o er

a el

jefe

de

la fa

mili

a. S

u he

rman

o m

enor

Ant

onio

, ven

ido

de

Euro

pa e

n 17

78, s

e co

nvirt

ió e

n el

adm

inist

rado

r de

la

hacie

nda

de C

uato

tola

pan,

y a

fine

s del

sigl

o X

VIII

era

cap

itán

de

una

las m

ilicia

s de

Aca

yuca

n.

Mar

garit

a Fr

anyu

tti

Ped

ro F

icach

iFi

cach

i fue

com

ercia

nte,

cap

itán

de la

s mili

cias e

spañ

olas

en

178

3, re

caud

ador

de

alca

bala

s 178

5-17

86, a

lcald

e m

ayor

de

Aca

-yu

can,

circa

178

9. E

n 17

78, é

l y su

her

man

o m

anda

ron

traer

de

Espa

ña a

toda

la fa

mili

a. Y

par

a 17

95,

su h

erm

ano

Ant

onio

, se

conv

irtió

en

el a

dmin

istra

dor

de la

hac

iend

a de

Cua

toto

lapa

n.

Man

uel S

avón

de

Oliv

era

A la

mue

rte d

e su

prim

o qu

edó

com

o al

bace

a de

los b

iene

s de

los

hijo

s de

Fran

yutti

. Tod

avía

en

1777

era

adm

inist

rado

r de

la re

nta

de

corr

eos.

Fue

un o

pera

dor i

mpo

rtant

e pa

ra q

ue Q

uint

ero

afia

nzar

a su

pod

er y

se c

onvi

rtier

a en

el c

aciq

ue d

e la

pro

vinc

ia.

Ger

trudi

s Fra

nyut

tiSe

cas

ó co

n un

mod

esto

com

ercia

nte

de la

ciu

dad

de

Méx

ico; p

ara

1801

, Ger

trudi

s era

viu

da, v

ivía

en

la c

iuda

d de

Méx

ico e

n un

esta

do d

e po

brez

a y

con

cinco

hijo

s.

And

rés G

arcía

Des

de la

déc

ada

de 1

760

hasta

la d

e 17

80 se

des

empe

ñó e

n di

vers

as

ocas

ione

s com

o te

nien

te d

e ju

sticia

de

la p

rovi

ncia

. En

1777

era

el

adm

inist

rado

r de

la h

acie

nda

de C

orra

l N

uevo

, pro

pied

ad d

e Q

uint

ero.

Cua

ndo

se d

io e

l mot

ín d

e lo

s in-

dios

de

Aca

yuca

n en

178

7, A

ndré

s Gar

cía e

ra te

nien

te d

el a

lcald

e.

En e

se m

otín

mur

ió tr

ágica

men

te: c

astra

do y

des

pués

aho

rcad

o po

r lo

s ind

ios,

tal v

ez c

omo

casti

go p

or lo

s exc

esos

com

etid

os a

l hac

er

los r

epar

timien

tos d

e m

erca

ncía

s.

Ant

onio

Fra

nyut

tiPr

esbí

tero

del

arz

obisp

ado

de M

éxico

en

1804

. A

sistió

a su

her

man

a G

ertru

dis q

uien

se e

ncon

traba

viv

iend

o en

la

ciuda

d de

Méx

ico, v

iuda

y c

on c

inco

hijo

s.

Die

go Jo

seph

Qui

nter

oA

l des

punt

ar e

l sig

lo X

IX, D

iego

Qui

nter

o, h

ijo d

e Jo

seph

Qui

nter

o,

era

cura

de

Aca

yuca

n. C

on e

ste p

uesto

el c

lan

Fran

yutti

-Qui

nter

o se

ase

gura

ba e

l con

trol i

deol

ógico

de

la su

bdel

egac

ión.

Su

parti

cipa-

ción

fue

impo

rtant

e pa

ra d

eten

er e

l úni

co b

rote

insu

rgen

te q

ue h

u-bo

en

Aca

yuca

n en

181

2. L

legó

a se

r not

ario

del

San

to O

ficio

.

Ant

onio

Fica

chi

Adm

inist

rado

r de

la h

acie

nda

de C

uato

tola

pan

en la

últi

ma

déca

da d

el si

glo

XV

III y

cap

itán

de u

na

de la

s mili

cias d

e A

cayu

can.

Juan

Fra

nyut

tiC

omer

ciant

e y

capi

tán

de la

com

pañí

a de

mili

cias e

spañ

olas

en

1783

.

Fuen

tes:

AG

I, M

éxico

, 259

0, fs

. 343

-360

; AG

NM

, Ind

ifere

nte

de

guer

ra, 2

3-A

, f. 5

0; A

GN, T

ierra

s, 29

06, f

s. 26

2-26

6; A

GN, T

ie-rr

as, v

ol. 9

55 (b

is), f

s. 1-

100;

AG

N, T

ierra

s, 36

03, f

s. 1

-100

; AG

I, C

ontra

tació

n, 5

524,

N.1

, R.5

1, y

Siem

ens y

Brin

ckm

ann,

“Sur

“, 19

76, p

p. 2

99-3

01. E

labo

ró: R

icard

o M

.A. E

strad

a R

amíre

z.

Pedr

o M

osco

soEn

177

7 er

a ca

jero

de Jo

seph

Qui

nter

o. P

ara

1782

era

al

cald

e m

ayor

de

Aca

yuca

n y

le to

có d

irim

ir un

a di

sput

a de

tier

ras e

ntre

el p

uebl

o in

díge

na d

e A

cayu

can

y Jo

seph

Q

uint

ero.

Obt

uvo

el p

uesto

de

alca

lde

patro

cinad

o po

r Qui

nter

o co

n qu

ien

tení

a un

con

trato

sobr

e el

repa

rtim

ient

o de

mer

canc

ías.

Man

uel F

rany

utti

Ger

trudi

s Sal

asEn

177

7 er

a du

eño

de

la h

acie

nda

de S

an F

elip

e.

Para

med

iado

s del

sigl

o X

IX, s

u hi

jo B

erna

rdo

era

el h

ombr

e m

ás ri

co

del s

ur d

e Ve

racr

uz.

¿Hija

de

Fran

cisco

M

artín

de

Sala

s, al

cald

e m

ayor

de

Aca

yuca

n de

17

58 a

176

2?

Estru

ctur

a de

pod

erde

Jose

ph Q

uint

ero

1764

-178

6

Cas

ado(

a) c

on

Fam

ilia

Empl

eado

sso

cios

Jose

ph Q

uint

ero

Mar

ía A

urel

ia F

rany

utti

Page 29: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 239

sobre las ajenas. Pero tal vez el mayor logro de Quintero estriba en la con-tracción de una red clientelar en que él era el elemento que hacía interactuar a los distintos miembros de la malla social organizada en torno a él.

Una decisión importante en la trayectoria de Quintero fue la incorpo-ración de los hermanos Ficachi a sus negocios. Es probable que los españo-les Pedro, Nicolás y Rafael Ficachi arribaran a Acayucan después de 1770. No sabemos si la madre de estos, llamada Juana Quintero, tenía algún vínculo familiar con el “cacique” de Acayucan, pero queda claro, al revisar el padrón de 1777, que pronto se convirtieron en gente de toda su confianza, al adminis-trar los distintos negocios de la familia. Al mayor, Pedro, lo casó (ca. 1775) con su cuñada Gertrudis Franyutti; a Rafael lo tomó como su cajero y Nico-lás se convirtió en el administrador de la hacienda de Corral Nuevo y más tarde, juez contador de los bienes depositados en las cajas de comunidad de los pueblos indios de la provincia.57 Pedro Franyutti, a quien ya hemos iden-tificado en el padrón de 1777 ocupando el segundo puesto en la jerarquía social acayuqueña, fue quien más adelantó en el comercio (muy probable-mente al recibir la parte de la herencia que le tocaba a Gertrudis, su mujer), así para la década de los años ochenta se convirtió en recaudador de alca-balas y alcalde mayor, estableciendo negocios con quien a fines del siglo sería un personaje destacado del Consulado de Veracruz, el comerciante Remigio Fernández.58

Fue tanta la suerte que tuvieron los Ficachi en Acayucan, que para 1778 mandaron traer de la península a toda la familia, encabezada por el padre de ellos, el músico napolitano Bentura Ficachi, quien pasó a Acayucan junto con su esposa Juana Quintero, sus tres hijas (Manuela, Rosalía y Margarita) y un varón de nombre Antonio.59 Este último se convirtió, en la última década del siglo, en administrador de la hacienda de Cuatotolapan y poco más tarde fue capitán de las milicias de Acayucan y posteriormente trasla-dado a Orizaba. Mientras que Rosalía Ficachi parece haberse casado con Juan Franyutti, el hijo varón más pequeño de Juan Bautista Franyutti.

Otro personaje importante fue Pedro Moscoso, quien hacia 1777 traba-jaba como cajero de Franyutti y tres años más tarde, con la muerte del al- 57 Cuentas de las cajas de comunidad de los pueblos de la provincia de Acayucan, Acayucan, 1781, en AGN, Indios, vol. 86, fs. 88-130. 58 Comisión a la justicia de Acayucan para notificar a Pedro Ficachi que declare si reconoce el adeudo que tiene con Remigio Fernández, Acayucan, 1782, en AGN, General de parte, vol. 63, exp. 94, f. 60v. 59 Licencia de pasajero a Indias a Bentura Ficachi, para que pase a Acayucan donde tiene algu-nos hijos establecidos y llevando consigo a su familia, Cádiz, agosto de 1778, en AGI, Contratación, 5524, N.1, R.51, f. 3.

Page 30: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

240 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 241

calde en turno, se convirtió en alcalde mayor de la provincia, un poco más tarde en administrador de los estancos de sal y tabaco. A esta red clientelar de Quintero deben agregarse a los miembros de la familia Franyutti: sus cu-ñados, Manuel Franyutti –comerciante y dueño de la hacienda de San Fe-lipe–, y Juan, quien también se desempeñaba como mercader y más tarde sería nombrado capitán de las milicias de españoles. De igual manera deben considerarse a Manuel Savón, administrador de la renta de correos, y a Juan Ruperto Fortunes, quien muy probablemente trabajaba al lado de Quintero atendiendo asuntos similares a los que le asignaba su anterior patrón. To-dos estos actores, al estar conectados a la red Franyutti-Quintero, convirtie-ron a esta trama familiar en algo más parecido a un conglomerado, en el senti-do que ha sido sugerido por Zacarías Moutoukias, es decir la reunión en un solo grupo o familia, del poder político y el poder económico de una locali-dad o región.60

Tres años después de realizado el padrón, en 1780, las necesidades de la corona por reforzar las defensas militares de las provincias costeras y orga-nizar las milicias provinciales le brindaron a los poderosos locales una posi-bilidad inmejorable para adquirir y/o validar títulos militares, cargos que eran más bien honoríficos, que los ennoblecían, dándole al capital económi-co adquirido en el comercio y la ganadería un cariz seudonobiliario. De esta forma, se reconocieron los grados de capitán a Juan Franyutti, teniente a Manuel González, teniente a Alonso González, teniente a José Ficachi, subte-niente a Sebastián Paradas, subteniente a Antonio Guerrero, subteniente a Bernardo Izquierdo, teniente a Juan de Torres, capitán de lanceros a Lucas de Torres, teniente a Andrés García, capitán a Pedro Ficachi, capitán a Ál-varo de Guzmán, subteniente a Manuel Santander, teniente a Antonio Pérez García, subteniente a Agustín Godoy, ayudante mayor del regimiento a Gre-gorio Sobera y Angulo, teniente a Juan Amoroso, teniente a Agustín Torres, subteniente a Juan Pérez, y de capitán a Manuel Franyutti.61 Nombres que permiten advertir el recambio generacional que experimentaba la elite aca-yuqueña en aquellos años, y cuyos personajes más destacados encontrare-mos a principios del siglo XIX participando activamente en la vida política y económica de Acayucan.

60 Hay una referencia a este concepto en Romano, Mecanismos, 2004, p. 391. 61 Nombramiento de las milicias provinciales de Acayucan, Acayucan, 1780, en AGN, Títulos y despachos de Guerra, fs. 1-36.

Page 31: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

240 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 241

ALGUNAS IDEAS FINALES

Al volver a revisar el padrón de Acayucan de 1777, teniendo en mente la in-formación que hemos venido presentando en este trabajo, podemos concluir que la actuación de Joseph Quintero al convertirse en la cabeza de la familia Franyutti, pasó de un poder ejercido de manera personal (ca. 1764-1775) a otro desplegado en forma corporativa (ca. 1776-1786), proceso para el cual, la ac-tuación de dos familias, los Franyutti y los Ficachi, fue fundamental. Ambas familias, al estar interconectadas a través de múltiples lazos, terminaron por constituir una poderosa red local que hizo sentir su influencia en la vida de la provincia, no sólo en el periodo que abarca este texto, sino que se prolon-gó más allá de la vida independiente. Es probable que las circunstancias en las que Quintero asumió el liderazgo de la familia le hayan hecho entender la necesidad de contar con una sólida red familiar que sirviera de soporte al control económico y político que pretendían ejercer. Sin embargo, al no con-tar con ella, el sanluqueño se dio a la tarea de construir una red clientelar que compensara el débil entramado que heredó del suegro.

El comportamiento de Quintero no parece haber estado orientado a consolidar y perpetuar el poder de la familia Franyutti que él mismo lideraba, más bien intentó desarticularlo y orientarlo en beneficio personal; sin em-bargo, como efectos no calculados de sus acciones, las estrategias dispuestas por él para consolidar su autoridad –unir a los Franyutti y Ficachi, así como despojar a sus cuñados de la herencia– evitó que el legado de Franyutti se fraccionara,62 dando la posibilidad a una tercera generación Franyutti de salir avante del recambio generacional y consolidarse nuevamente como una fa-milia hegemónica en Acayucan.

Podemos especular una y otra vez sobre las pretensiones que pudo ha-ber tenido Franyutti, al dejar en su última voluntad que Quintero adminis-trara la fortuna de sus hijos. Sabemos también que Quintero no veló preci-samente por los intereses de su familia política y que aunque a fines del si-glo XVIII los Franyutti tenían una participación bastante discreta en la vida acayuqueña, para 1831, encabezados por Bernardo Franyutti, habían vuel-to a retomar los hilos de poder que alguna vez manejara el abuelo de este.63 ¿Cómo explicar esto? En todo caso sabemos que no podemos atribuir sólo a las decisiones hechas por Quintero, ni a las de Juan Bautista Franyutti, la

62 Especialmente de la hacienda de Cuatotolapan, propiedad que parece haber sido clave en el control socioeconómico que ejerció esta familia en la región. 63 Blázquez, Estado, 1986, p. 77.

Page 32: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

242 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 243

suerte que acompañó en las décadas siguientes a dicha familia. Ni mucho menos concluir que los poderosos volvieron a serlo porque así tenía que ser o porque así fue planeado desde el principio por una voluntad superior. De entrada, deberíamos considerar el esfuerzo del que para entonces era un ex jesuita, Antonio Franyutti, quien en 1800 retornó de su exilio en Italia para pelear y recobrar de los albaceas de Quintero la hacienda que su padre le había dejado a él y a sus otros hermanos (de paso, este esfuerzo dejó ver que, contrario a la imagen que de Quintero se hicieron sus contemporáneos, este resultó ser un mal administrador que al momento de su muerte, ocurrida en 1786, se hallaba aquejado por las deudas y en la bancarrota total).64

Para comprender la historia de la familia Franyutti entre 1786 y 1850 debemos analizar puntualmente el comportamiento de las elites acayuqueñas en esos años, sus alianzas matrimoniales y comerciales, que muchas veces van de la mano, sin olvidarnos de examinar la trayectoria individual de los últimos subdelegados de la etapa colonial o los intereses comerciales que confluyeron en aquellos tiempos convulsos en este pueblo de la costa vera-cruzana. La historia de Joseph Quintero tal vez ayude a entender que no se pueden explicar las acciones de los seres humanos, teniendo como criterios las “supuestas” intenciones que los llevaron a realizarlas, pero ciertamente tampoco pueden valorarse solamente a partir de sus consecuencias. En todo caso se trata de observar atentamente el comportamiento humano, el cual, en no pocas ocasiones, resulta impredecible o contradictorio, empujándonos a repensar nuevamente nuestra idea de sentido común, tanto en el presente como en el pasado.

ANEXO I

Año de 1777. Padrón general de la parroquia y feligresía del curato de San Martín Acayucan

FAMILIAS DE FELIGRESES ESPAÑOLES

1. Br. Joseph Isidoro de Arizaga y Colmenares, cura interino y juez eclesiástico, 47 años.

64 Autos seguidos por los descendientes del sargento Juan Bautista Franyutti para recuperar la hacienda de Cuatotolapan, México, 1802, en AGN, Tierras, vol. 2906, f. 262.

Page 33: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

242 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 243

2. Br. Francisco Ortiz y Osorio, teniente de cura, 46 años.3. Br. Joseph Gerónimo Pereira y Castro, teniente de cura, 35 años.4. Juan Antonio Fernández de Paz, alcalde mayor, soltero, 28 años.5. Don Joseph Quintero, 51 años, casado con María Aurelia Franyutti, 33 años.6. Don Pedro Ficachi, 29 años, casado con Margarita Franyutti, 24 años.7. Manuel Franyutti, 31 años, casado con Gertrudis Salas, 29 años.8. Joseph Agustín Casabona, administrador del ramo de tabaco, 49 años, casado

con María Josepha Herrera, 39 años.9. Juan García Amoroso, 39 años, casado con Ana Bonil, 35 años.10. Sebastián Parada, 34 años, casado con Bernarda Romero, parda, 35 años.11. Joseph Bertevin, 28 años, casado con Francisca Fernández, 18 años.12. Antonio de la Fuente, 61 años, casado con María Bonil, 40 años.13. Francisco Carrión, 37 años, casado con Rosalía Bonil, 28 años.14. Joseph Caballero y Basave, cuyo estado aún no se ha declarado, administrador

de las reales alcabalas, 38 años.15. Juan Garfias, 40 años, casado con María Eulalia de los Ríos, 32 años.16. Juan Perea, 41 años, casado con Juana de Lora, 26 años.17. Juan Ruperto Fortunes, 53 años, casado con María Casilda, india, 23 años.18. Joseph Miera, 41 años, casado con Micaela Jerónima Pereira, 31 años.19. Miguel Diódoro Morales, 33 años, casado con María Dolores García.20. Luis Martínez Manzano, 61 años, casado con María George, parda libre, 47

años.21. Agustín Godoy, 50 años, casado con María de la Cruz, parda libre, 45 años.22. Vicente Joseph Higuera, 53 años, casado con Sebastiana Petrona, parda libre,

34 años.23. Francisco Grano de Oro, 33 años, casado con María Martínez, parda, 46

años.24. Domingo Ortiz, 37 años, casado con Marina de los Ríos, 36 años.25. Domingo Marina, 28 años, casado con Francisca de Paula Reyes, 30 años.26. Salvador de Castro, 33 años, casado con Josefa Pereyra, 31 años.27. Francisco Montilla, 81, casado con Francisca López Saravia (se halla en doctrina

en Chinameca).28. Lorenzo Padilla y Durán, viudo, 54 años.29. Manuel de Casanueba, viudo, 38 años.30. Juan Joseph Dávila, viudo, 50 años.31. Manuel Savón, soltero, administrador de la renta de correos, 54 años.32. Álvaro Guzmán, soltero, 43 años.33. Andrés Pavón, soltero, 41 años.

Page 34: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

244 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 245

34. Juan Franyutti, soltero, 27 años.35. Manuel González, soltero, 36 años.36. Marcos de los Ríos, soltero, 41 años.37. Antonio Joseph Carrión, soltero, 41 años.38. Joaquín de Hoyos, soltero, 50 años.39. Gregorio Sovera Angulo, soltero, 24 años.40. Josefa Huerta, casada con Gabriel Santander, su marido ausente, 55 años.41. María Manuela Santander, casada, su marido ausente, 25 años.42. María Rosalía Buitrago, viuda, 33 años.43. Josefa Francisca de Palma, viuda, 55 años.

Fuente: Padrón general de la parroquia y feligresía del curato de San Martín Acayucan, 1777,

en AGI, México, 2590, fs. 345-349.

ANEXO II

Haciendas de ganado mayor de la provincia de Acayucan, según la relación de Miguel del Corral, 1777

Dueños Haciendas Hombres Vacunos Caballar Mulas Yeguas Potros

Joseph Cuatotolapa, Quintero Corral Nuevo 300 20 854 427 200 841 115 y AmajaqueTomás Gómez de la Unquera Calabozo 36 4 310 116 33 307 49Tomás Gómez de la Unquera Temoluapa 35 4 265 130 13 311 62Valerio Xara Santa Catalina 18 2 700 100 100 300 7 0 de XaraManuel Mapachapa, de Lara La Barrilla, 35 8 100 130 40 280 5 0 TacojalpaLos Ortices Boca del Río 9 968 18 9 32 8 de Candayo

Page 35: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

244 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 245

Dueños Haciendas Hombres Vacunos Caballar Mulas Yeguas Potros

Manuel San Felipé, Franyutti entre Candayo 9 1 680 24 9 45 1 0 y TataguicapaLos Torres San Antonio 10 1 500 300 200 24Ranchos de comunidades y varios individuos De la provincia 41 4 792 187 99 286 78Fernando Fernández Solcuautlaa 10 1 910 60 18 100 40De los Medina Nopalapana 180 21 000 500 2 900 116

a Cabe hacer notar que Miguel del Corral no incluye ni a Solcuautla ni a Nopalapan en la jurisdicción de Acayucan, sino en la de Cosamaloapan; sin embargo, nos hemos decidido a colocar-las en Acayucan apoyados en documentación variada que sí las considera parte de esta provincia. En todo caso su “ambigüedad jurisdiccional ilustra lo poco claros y desconocidos que eran los lími-tes jurisdiccionales de Acayucan todavía hasta fines del siglo XIX.

Fuente: Siemens y Brinckmann, “Sur”, 1976, pp. 236-324.

FUENTES CONSULTADAS

Archivos

AGI Archivo General de Indias, Sevilla.AGN Archivo General de la Nación, México.

Bibliotecas

Biblioteca de la Universidad de Austin, Texas.

Bibliografía

Alcántara López, Álvaro, “Elites ganaderas, redes sociales y desobediencia cotidia-na en el sur de Veracruz a finales del siglo XVIII”, Historia Mexicana, COLMEX, vol. LVI (3), núm. 223, enero-marzo de 2007, México, pp. 779-816.

Page 36: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

246 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 247

, “Configuración territorial, grupos de poder y dinámicas sociales en la provincia colonial de Guazaqualco, siglos XVI al XVIII” en Emilia Velázquez y Odile Hoffman, Poder, territorialidad y redes sociales en el istmo de Tehuantepec, México, CIESAS/IRD, 2007, pp. 1-59.

Bakewell, Peter, Minería y sociedad en el México colonial, Zacatecas (1546-1700), México, FCE, 1976.

Bertrand, Michel, “La elite colonial en la Nueva España del siglo XVIII: un plantea-miento en términos de redes sociales”, en Bernd Schöter y Christian Büschges (eds.), Beneméritos, aristócratas, empresarios: identidades y estructuras sociales de las ca-pas altas urbanas en América hispánica, Madrid, Iberoamericana, 1999, pp. 35-51.

, “De la familia a la red de sociabilidad”, Revista Mexicana de Sociología, vol. 61, núm. 2, abril-junio de 1999, pp. 107-135.

Blázquez Domínguez, Carmen, Estado de Veracruz. Informe de sus gobernadores, Xalapa, Gobierno del Estado de Veracruz, 1986.

, “San Cristóbal de Tlacotalpan: postrimerías coloniales de una región sotaventina (1760-1800)” en Gema Lozano y Natal (coord.), Con el sello del agua. Ensayos históricos sobre Tlacotalpan, México, Instituto Veracruzano de Cultura/Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1991, pp. 41-70.

, Desarrollo económico y práctica política de las elites mercantiles de Jalapa y Vera-cruz, 1760-1800 en Carmen Yuste y Matilde Souto Mantecón (coords.), El comercio exterior de México, 1713-1850, México, Instituto Mora/UNAM/Univer-sidad Veracruzana, 2000, pp. 140-162.

Brading, David, Mineros y comerciantes en el México borbónico, 1763-1810, México, FCE, 2004.

Celaya Nandez, Yovana, “Un mercado interregional de carne bovina del Papa-loapan al altiplano central, 1668-1700”, tesis de maestría en Historia, México, UAM-Iztapalapa, 2003.

Cook, Sherburne, y Woodrow Borah, Ensayos sobre historia de la población III, México, Siglo XXI Editores, 1980.

Hausberger, Bernd y Antonio Ibarra (eds.), Comercio y poder en América colonial. Los consulados de comerciantes, siglos XVII-XIX, Madrid, Iberoamericana Frankfurt am Main/Vervuert México/Instituto Mora, 2003.

Juárez, Abel, “Las fuentes del poder regional en el sureste veracruzano: el caso de Juan Bautista Franyutti, 1750-1802”, Sotavento. Revista de Historia, Sociedad y Cultura, Instituto de Investigaciones Histórico Sociales-Universidad Veracru-zana, núm. 9, invierno de 2000-2001, Xalapa, pp. 9-26.

Kicza, John E., Empresarios coloniales. Familias y negocios en la ciudad de México durante los Borbones, México, FCE, 1986.

Page 37: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

246 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL PRÁCTICAS DE PODER Y RECOMPOSICIÓN FAMILIAR EN ACAYUCAN 247

Levi, Giovanni, La herencia inmaterial, Madrid, Nerea, 1990. Mira, Guillermo, “La minería del Potosí. Las elites locales y la crisis del sistema

colonial”, en Margarita Menegus (coord.), Dos décadas de investigación en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat Assadourian, México, COLMEX/Instituto Mora/UNAM, 1999, pp. 401-442.

Moutoukias, Zacarías, “Narración y análisis en la observación de vínculos y diná-micas sociales: El concepto de red personal en la historia social y económica” en María Bjerg y Hernán Otero, Inmigración y redes sociales en la Argentina moder-na, CEMLA/IEHS 1995, pp. 221-242.

, “Redes sociales, comportamiento empresarial y movilidad social en una economía de no mercado. El Río de La Plata en la segunda mitad del siglo XVIII” en Blanca Zeberio, María Bjerg y Hernán Otero (comps.), Repro-ducción social y sistemas de herencia en una perspectiva comparada. Europa y los países nuevos (siglos XVIII al XX), Tandil, CEMLA/IEHS/Facultad de Ciencias Humanas-Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 1998, pp. 63-81.

Ramírez Lavoignet, David, El problema agrario en Acayucan, Xalapa, Universidad Ve-racruzana, 1997.

Romano, Ruggiero, Mecanismos y elementos del sistema económico colonial americano, siglo XVI-XVIII, México, COLMEX/FCE/Fideicomiso Historia de las Américas, 2004 (Serie Ensayos).

Sánchez Santiró, Ernest, Azúcar y poder. Estructura socioeconómica de las alcaldías mayores de Cuernavaca y Cuautla Amilpas, 1730-1821, México, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 2001.

Siemens, Alfred y Lutz Brinckmann, “El sur de Veracruz a finales del siglo XVIII. Un análisis de la relación de Corral”, Historia Mexicana, COLMEX, vol. XXVI, núm. 2, octubre-diciembre de 1976, pp. 236-324.

Souto Mantecón, Matilde, Mar abierto. La política y el comercio del Consulado de Veracruz en el ocaso del sistema imperial, México, Instituto Mora/COLMEX, 2001.

Valle Pavón, Guillermina del, “Historia financiera de la Nueva España en el siglo XVIII y principios del XIX. Una revisión crítica”, Historia Mexicana, COLMEX, vol. LII (3), núm. 207, enero-marzo de 2003, México, pp. 649-676.

, (coord.), Mercaderes, comercio y consulados de Nueva España en el siglo XVIII, México, Instituto Mora, 2003.

Van Young, Eric, La crisis del orden colonial, México, Alianza Editorial, 1992.Velasco Toro, José, Tierra y conflicto social en los pueblos del Papaloapan veracruzano (1521-

1917), Xalapa, Universidad Veracruzana, 2003.

Page 38: Alcántara, Redes sociales, prácticas de poder yrecomposición familiar

248 REDES SOCIALES E INSTITUCIONES COMERCIALES EN EL IMPERIO ESPAÑOL

Widmer, Rudolf, “Los comerciantes y los otros. Costa Chica y Costa de sotavento, 1650-1820”, tesis doctoral, Suiza, Universidad de Berna, 1993.

Winfield Captain, Fernando, “Chinameca: Una relación geográfica del siglo XVIII”, La Palabra y el Hombre, Universidad Veracruzana, nueva época, núm. 15, julio-septiembre de 1975, Xalapa, pp. 76-83.

, “Ocuapan, una relación geográfica del siglo XVIII”, Cuadernos del Museo, Universidad Veracruzana, núm. 1, 1983, Xalapa, pp. 51-68.