Aleister Crowley - hermetismo ceremonial y emancipación ética

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Aleister Crowley: hermetismo ceremonial y emancipación ética Rocío Olivares Zorrilla A Emiliano González y Beatríz Álvarez Klein Nueve años después de su estadía en México, lo suficientemente larga como para permitirle experimentar con las invocaciones daimónicas del siglo XVI efectuadas por el mago de Isabel I de Inglaterra, John Dee, y el vidente Edward Kelley, además de las consabidas excursiones de alpinismo a las que era tan afecto, Aleister Crowley, en 1909, incursionaba en el desierto del Sahara en compañía de su discípulo Victor Neuberg. 1 Para ese entonces, Crowley tenía 34 años y ya había escandalizado, a los 23, a la sociedad académica de Cambridge con sus publicaciones pornográficas. Su biblioteca oculta comenzó a crecer desde entonces, así como sus entrevistas y cartas con autores como A. E. Waite y MacGreggor Mathers. Además, la relación estrecha y abierta que había llevado con el famoso transvestita Jerome Pollit en ese mismo año de 1898, lo colocaba decididamente al margen del mundo de la norma, ya fuese sincera o hipócrita. A pesar de que su relación con 1 Para consultar una excelente fuente de datos biográficos de Aleister Crowley, recomiendo The Eye in the Triangle. An Interpretatation of Aleister Crowley, de Israel Regardie, editado por New Falcon Publications, Tempe, Arizona, 6ª. reimp., 1997, con una introducción de Robert Anton Wilson y un prefacio de Christopher S. Hyatt, Ph.D.

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Aleister Crowley: hermetismo ceremonial y emancipación ética

Rocío Olivares Zorrilla

A Emiliano González y Beatríz Álvarez Klein

Nueve años después de su estadía en México, lo suficientemente larga como para

permitirle experimentar con las invocaciones daimónicas del siglo XVI efectuadas por

el mago de Isabel I de Inglaterra, John Dee, y el vidente Edward Kelley, además de las

consabidas excursiones de alpinismo a las que era tan afecto, Aleister Crowley, en 1909,

incursionaba en el desierto del Sahara en compañía de su discípulo Victor Neuberg.1

Para ese entonces, Crowley tenía 34 años y ya había escandalizado, a los 23, a la

sociedad académica de Cambridge con sus publicaciones pornográficas. Su biblioteca

oculta comenzó a crecer desde entonces, así como sus entrevistas y cartas con autores

como A. E. Waite y MacGreggor Mathers. Además, la relación estrecha y abierta que

había llevado con el famoso transvestita Jerome Pollit en ese mismo año de 1898, lo

colocaba decididamente al margen del mundo de la norma, ya fuese sincera o hipócrita.

A pesar de que su relación con Pollit terminó ese mismo año, cuando comenzó su

relación con los adeptos de la Orden del Amanecer Dorado o Golden Dawn, las

relaciones de Crowley, tanto con hombres como mujeres, marcarán una trayectoria

memorable en relación con su legado. Así como múltiples sucesos importantes habían

tenido lugar en el año de 1898, a los 23 de Crowley, en 1909, a sus 34, además de esa

extraordinaria excursión al Sahara, Crowley integró su revista y grupo literario The

Equinox. La riquísima producción coleccionada en los diversos números de The

Equinox puede hoy, afortunadamente, consultarse en línea. Acerca de la naturaleza de

algunos de esos textos hablaremos en esta ocasión.

La adhesión de Victor Neuberg, también estudiante de Cambridge y poeta él mismo,

había comenzado a partir de que Crowley, después de la crisis que sufrió la Golden

1 Para consultar una excelente fuente de datos biográficos de Aleister Crowley, recomiendo The Eye in the Triangle. An Interpretatation of Aleister Crowley, de Israel Regardie, editado por New Falcon Publications, Tempe, Arizona, 6ª. reimp., 1997, con una introducción de Robert Anton Wilson y un prefacio de Christopher S. Hyatt, Ph.D.

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Dawn, a la que ingresó por medio de Mathers, fundó, en 1907, su propia sociedad

ocultista, la Orden de la Estrella de Plata, cuyos componentes ya eran notablemente

distintos de los de la Golden Dawn, aunque sobre la misma plataforma de recuperación

del hermetismo neoplatónico antiguo y renacentista. La magia sexual y la invocación

daimónica fueron los rasgos distintivos de la orden de Crowley. La ñoñería cristiana de

muchos de los adeptos a la Golden Dawn, desde luego, no podía enfrentar el talante de

Crowley, y fue en ese momento cuando comenzaron a identificarlo con la magia negra y

satánica, ignorando cuáles eran los verdaderos alcances de su inclinación. Neuberg, por

el contrario, estaba fascinado por la personalidad y por las creaciones poéticas de su

maestro. En realidad, la sustancia de su relación con Neuberg y con la mayoría de sus

seguidores desde entonces, es decir, la sustancia más firme del propio Crowley, fue

siempre la literatura. Crowley mismo gozaba contando cómo William Butler Yates

balbuceó algunas frases corteses y cambió de tema al oír los poemas de su compañero

de orden leídos por él mismo. El joven mago estaba convencido de que Yates reconocía

en su interior que el mejor poeta de los dos era Crowley.

Antes de su viaje al norte de África,2 Crowley y Neuberg ya habían convivido algún

tiempo en la residencia principal de Crowley a orillas del lago Loch Ness, en Escocia.

Ahí renovaban las experiencias de su gran predecesor, Eliphas Levy, o Alphonse Louis

Constant, en el camino de la invocación de espíritus. Al parecer, comenzaron con las

formulaciones matemáticas de Abramelin, un mago del siglo XV cuya identidad no se

ha definido aún como real o ficticia, pero que supuestamente viajó desde Alemania

hasta Egipto, inspirando, como precedente del siglo XV a Potocki, Burton y otros.

Luego, en México, Crowley practicaría por su cuenta los itinerarios teúrgicos de John

Dee. Para comprender la naturaleza de estos ejercicios, es necesario partir de una

concepción animista de la naturaleza heredada de la Antigüedad, en la cual el hálito

divino que anima la materia no siempre está fijo y encarnado, sino que también

deambula por el mundo y puede sujetarse mediante llamados apropiados, por vía de las

palabras y los signos, con el fin de hacerlos encarnar, aunque sea temporalmente. Son

los llamados dáimones, ni buenos, ni malos, que obedecen al mago que sabe invocarlos.

En torno a estas invocaciones, que se construyen a partir de toda una combinatoria

2 Además del libro de Regardie, este episodio de la vida de Crowley es ampliamente comentado por Alex Owen, en su ensayo "Aleister Crowley in the Desert", de su libro The Place of Enchantment British Occultism and the Culture of the Modern, Chicago, The University of Chicago Press, 2004, que puede consultarse en línea: http://www.press.uchicago.edu/Misc/Chicago/642011.html

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convencional de los cuatro elementos básicos del universo y sus atributos con astros,

sustancias, piedras, plantas, animales, humores, colores, sonidos y todo lo susceptible de

clasificación y perceptible por los sentidos,3 incluyendo una fascinante diversidad de

signos y sistemas sígnicos existentes e inventados, está constituido el famoso tratado de

Cornelio Agrippa, De occulta philosophia,4 así como las tablas espagíricas de Paracelso,

dedicadas a la curación y que intentan recuperar, a su vez, la antigua medicina griega.

De occulta philosophia serviría de fundamento, en el siglo XIX, al libro Dogma y ritual

de Alta Magia de Eliphas Levy y a las propias especulaciones de Aleister Crowley. De

esta concepción parte la fabricación de los amuletos y de los homúnculos o golem, tan

importantes en la vida cultural de los hombres comunes de las épocas medieval y

renacentista. Fuese en el ámbito popular, como podemos apreciar en la amplia

recopilación de encantamientos del medieval Picatrix, o entre los letrados, como

Marsilio Ficino, el poder de los signos y las palabras, conectados con los atributos de las

diversas combinatorias, constituyen un repertorio virtualmente infinito no sólo de

encantamientos precisos para requerimientos y problemas específicos, sino también de

ceremonias o ritos por medio de los cuales los espíritus, los dáimones que pueblan los

elementos de la naturaleza, se tornan visibles y pueden actuar al servicio del invocante.

Al arribar a Argel con Victor Neuberg, Crowley enseñaba a su discípulo el camino de

ilustres predecesores suyos, desde el polaco Jan Potocki, quien partió desde Marruecos

en dirección al Cáucaso con un disfraz adecuado para confundirse con los diversos

pueblos árabes, pasando por el español Domingo Badía, conocido como Ali-Bei, quien

también cruzó el norte de África y llegó a la Meca a principios del siglo XIX, en busca,

bajo el disfraz de musulmán, de nuevas rutas comerciales, y llegando, finalmente, a su

memorable compatriota, Sir Richard Burton, quien sirvió de modelo cercano a Crowley.

De hecho, una de las lecturas más significativas para Crowley durante su estancia en

Cambridge habían sido las monumentales obras traducidas por Burton, La mil y una

noches y El jardín perfumado, libro este último en el que Crowley se inspiró para su

obrita, publicada hasta 1910, El jardín perfumado del satirista Abdullah, dedicado a

Jerome Pollit.5 Crowley se avezó en el arte del disfraz de jeque, beduino o sherpa, pues

su afición al montañismo lo llevó varias veces al Tibet y a otras regiones asiáticas. Esta

3 Una obra en la que puede estudiarse espléndidamente el proceso de formación de la antigua medicina griega es Therapeia, de Luis Gil, editado en Madrid, por Guadarrama, en 1969.4 Cornelio Agrippa, Filosofía oculta, Trad. de Héctor V. Morel, Buenos Aires, 2ª. ed., 1978.5 Ver Alex Owen, "Aleister Crowley in the Desert", op. cit.

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vez, con Neuberg, atisbando probables dificultades ocasionadas por la expresión

occidental y ñoña de su discípulo, decidió raparlo, dejándole sólo dos mechones a

izquierda y derecha del cráneo, a manera de cuernos, diciendo a los paisanos que se

trataba de un demonio que él había domado y tenía a su servicio. Con esta compañía, ya

tranquilizadora y aceptable para la comunidad, Crowley se internó en el Sahara con el

sistema o lenguaje enochiano de John Dee bajo el brazo. Con Neuberg a su vera, llegó a

una montaña, Da'leh Addin, donde ambos iniciaron una serie de rituales "etéricos"

recomendados por Dee para atraer a los dáimones. El procedimiento tenía como punto

central una piedra topacio, la cual recibía los ensalmos prescritos y los ejercicios de

concentración que Dee, ayudado por Kelley, reportaba en sus Mysteriorum Libri.6 En

ellos se daba cuenta de este lenguaje angélico, supuestamente recogido de las

revelaciones de un espíritu a través de la piedra. Estas fórmulas recibirían después la

denominación de "lenguaje enochiano", relacionado con el personaje bíblico arrebatado

por Dios en cuerpo y alma. El gran interés renacentista en este libro no canónico de la

Biblia explica por qué el lenguaje “angélico” del que hablan Dee y Kelley fue

identificado con el enochiano. Crowley traía consigo, además, los elementos que ya

Eliphas Levy había utilizado en sus sesiones necrománticas varias décadas antes: un

vino sacramental especialmente confeccionado, además de una precisa disposición de

objetos con atributos apropiados. Crowley había comenzado a experimentar con

sustancias psicotrópicas durante la estancia de John Bennett, un compañero de la

Golden Dawn, en su departamento de Londres. Para 1909 él ya utilizaba en sus rituales

el anhalolium lewinii, una sustancia extraída del peyote, como la mezcalina. Es

evidente, entonces, que él y Neuberg la ingirieron para su ritual invocatorio, en el que

recibieron la visita de un daimon. El ser se burlaba cruelmente de la pusilanimidad de

Neuberg, y luchando con él, lo condujo a un estado de paroxismo en el que Neuberg

experimentó la dispersión de su personalidad. En términos ramplones se podría decir

que Crowley y Neuberg tuvieron sexo, pero la experiencia fue mucho más que eso.

Todas estas apariciones tuvieron lugar durante la noche, en el seno de la montaña

africana, en la cercanía de una fogata y catalizadas por el anhalolium.

Cuando volvieron a Londres, ambos comenzaron febrilmente a publicar los sucesivos

número de The Equinox, un testimonio extraño y seductor de creatividad poética,

6 Ver la excelente versión digital de Clay Holden de los Mysteriorum libri, de Dee, en http://www.john-dee.org/

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artística y teatral que acompaña una diversidad de textos inspirados en los viejos

grimorios rescatados por Eliphas Levy, la Golden Dawn y otras sociedades secretas.

Este periodo duraría cuatro años, durante los cuales las representaciones crowleyanas de

los Ritos de Eleusis7 fueron un acontecimiento en la Inglaterra de ese tiempo. Por ese

entonces, Crowley ya se había divorciado de su mediúmica Rose Kelly, a través de la

cual un espíritu le había revelado en 1904, en El Cairo, El libro de la ley, una de sus

obras centrales, de gran aliento poético. En 1910, Leila Waddell, una neozelandesa y

virtuosa violinista, se vuelve la compañera clave de Crowley. Su aspecto es ya un

preludio del ideal femenino de la década de los sesenta: alta, esbelta, de larga cabellera

negra cayendo a los lados de su rostro, de ojos profundos y pómulos salientes, de piel

apiñonada y dotada de un notable talento como intérprete, Leila se convirtió en el

corazón de los Ritos de Eleusis, dedicados a Dionisios y a Démeter y Perséfone y

encarnando la teoría de Crowley sobre la nueva era de Horus, vital, lúdica y

voluntariosa como el hijo, era que sucede a la de Osiris o del padre, sacrificial y

sangrienta, a su vez sucesora de la era de Isis o de la gran diosa de la naturaleza. Las

sesiones sólo podían ser asistidas por voluntarios decididos a aceptar todas las

consecuencias, aunque también fueron durante un tiempo una fuente de ingresos para

Crowley, Neuberg y Leila. En efecto, las damas adineradas anhelaban danzar

desaforadamente al son del violín gitanesco de Leila. La sensualidad despertada por

colores, aromas de incienso, ropajes y objetos cuidadosamente seleccionados a partir de

tablas de correspondencias antiguas o generadas por el propio Crowley y, por último,

pero no menos importante, por sustancias generalmente líquidas con que los presentes

comulgaban, todo ello conducía al grupo a momentos climáticos en que Neuberg, como

médium, era poseído por algún dios antiguo que acudía al llamado colectivo. Crowley

se había inspirado en los rituales de MacGregor Mathers y su esposa, Moina, en las

sesiones parisinas de la Golden Dawn en 1898, donde ambos intentaban revitalizar el

culto a Isis recitando el Libro de los muertos y acompañando la invocación con danzas

dedicadas a las fuerzas elementales. Sin embargo, Crowley fue más allá de la mera

invocación, él y su grupo buscaron la personificación y la transformación mágica a

través de la representación. A lo largo de los diez números de la revista The equinox,

podemos identificar un trasfondo astrológico sobre el cual se erigen, destacando entre

los ensayos puramente discursivos sobre hermetismo, las obras dramáticas como

7 Se puede consultar el comentario de J. F. Brown sobre estas representaciones en "Aleister Crowley's Rites of Eleusis", publicados en Drama Review, vol. 22, núm. 2, jun, 1978, pp. 3-26.

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verdaderas construcciones alegóricas que se hermanan con el teatro simbolista y

sinestésico de Maeterlinck por sus atmósferas sobrenaturales alusivas a lo ritual, pero

que lo superaban por su poder catártico y terapéutico sobre los espectadores y

participantes. Aleister Crowley apostó absolutamente todo al poder de la representación,

encarnando los espíritus de la cultura del pasado y haciendo presente el legado de las

religiones de oriente y occidente, en un afán fáustico de total deificación y pleitesía a los

dioses interiores, fundamentalmente Pan, el dios de la totalidad órfica. El sesgo sensual

y sexual de los Ritos de Eleusis será convertido en un escándalo público que no inmutó

al grupo ni mucho menos a su cabeza intelectual. Antes bien, al año siguiente, 1911,

Crowley se puso en contacto con la sociedad alemana Ordo Templi Orientis, la cual,

además de ser de corte masónico, experimentaba con las doctrinas tántricas. La magia

sexual que Crowley había estado cultivando encontró finalmente el marco que la

afincaría. La O.T.O. había recibido el entrenamiento de un faquir árabe y dos yoguis

hindúes y había hecho de la magia sexual el interés central de la orden, publicando sus

experiencias en la revista Oriflamme. En 1912, Crowley fundó la rama inglesa de la

O.T.O., sumiendo en ella su propia Orden de la Estrella de Plata. Nueve años más tarde

sería nombrado el jefe de la O.T.O. a nivel mundial. Los amplios, prolijos e

impresionantes conocimientos que Crowley tenía de las diversas doctrinas herméticas

de Europa, Asia y África lo colocaban en un nivel tan superior a los otros adeptos que, a

pesar de que siempre hubiese algunos que protestaran contra sus tendencias “negras”,

confundidas con el satanismo, acababa por imponerse el respeto y admiración de las

distintas sociedades secretas con las que tuvo contacto.

No obstante, hemos de reconocer una fuerte corriente de opinión adversa a este

singular personaje, cuyo nombre de pila había sido Alexander Edward y quien eligió

Aleister -inspirado en el pasado céltico, interés central de la Golden Dawn- cuando

tomó la decisión fundamental de su existencia al iniciarse en el camino de lo oculto,

pues no en vano el que había acuñado el término "ocultismo", había transformado

también su nombre, en el mismo momento crucial de su vida, por el de Eliphas Levy,

optando por la cábala y las vías de conocimiento de la cultura hebrea. Crowley se

consideraba una reencarnación de Eliphas Levy, así como Timothy Leary, décadas más

tarde, se consideraría una reencarnación de Aleister Crowley. Para esto debemos tener

presente que existen versiones probables de que fue Crowley quien inició a Aldous

Huxley en el consumo de la mezcalina. De alguna manera se repite en el trío Levy-

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Crowley-Leary la historia, aunque en otro estadio, de los neoplatónicos Plotino,

Porfirio, Jámblico y Proclo, quienes fueron maestros y discípulos de una manera

sucesiva y personal, transmitiéndose su saber de manera directa, como si fuese un tesoro

heredado de padre a hijo. Levy, Crowley y Leary transmigran entre sí la estafeta de

renegados de una modernidad fundamentalmente desalada. En todas estas decisiones

trascendentales hay un común denominador: sobresalir de la generalidad, incursionar en

el difícil camino de los señalados, temidos y vituperados, siempre y básicamente más

allá de los cortos alcances, primero, por las clases media y pequeñoburguesa, luego, por

las masas amorfas de la modernidad. De ese caldo de cultivo gazmoño, hipócrita,

ignorante, prejuicioso, amarillista, difamatorio, cobarde, gris, desprovisto de

imaginación creativa, pusilánime, insidioso, poseído de una envidia afiebrada, nació la

leyenda negra de Aleister Crowley. Y cuando hablo de "leyenda negra" no me refiero a

ese aspecto oscuro y estremecedoramente revelador de sus peregrinas incursiones en los

experimentos herméticos, sino en una serie de anécdotas que los diarios de su tiempo y

muchas de las decenas de biografías suyas que circulan por los medios dicen de este

padre de la cultura psicodélica. En un momento dado, Crowley decidió deshacerse de un

conjunto de falsos adeptos que asistían a sus representaciones rituales ávidos de

escándalo y diversión superficial. Entonces los ahuyentó con una simulación de los ritos

sacrificiales que poblaban la fantasía popular prohijada por todos los Malleus

maleficarum. Los periódicos hicieron lo demás y comenzó la historia del hechicero

negro, que se anunciaba ya entre los elementos más débiles de la Golden Dawn. Luego,

en su retiro de Thelema, su abadía y centro de entrenamiento y formación doctrinal de

Cefalú, en Sicilia, cuando ya era cabeza de la O.T.O y, a la vez, dependía más de las

drogas que comenzó a consumir continuamente a partir de su estancia en los Estados

Unidos, la denuncia de una esposa celosa de un marido rendido ante la personalidad de

Crowley, quien había acudido a las autoridades italianas diciendo que Crowley había

hecho beber a su marido sangre de gato, ocasionó la expulsión de Crowley de la isla de

Cefalú por los seguidores de Mussolini. El susodicho joven había muerto

accidentalmente en Thelema en una época sin penicilina -no olvidemos que Fleming

reportó su descubrimiento en 1929, cuando el incidente en Thelema ocurrió antes de

1923-. Sin embargo, Crowley no se ocupó en desmentir el hecho. Puede rastrearse esta

actitud arrogante y rebelde de Crowley desde su deserción de la figura materna -quien lo

había bautizado en su adolescencia como "la bestia"-, algo más que lo hermanaba con

Eliphas Levy, cuya madre se suicidó al saber que su hijo abandonaba el seminario por

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los estudios herméticos. Luego, su poesía pornográfica en Cambridge, su amasiato con

Jerome Pollit, y ya en las sociedades secretas, su original afán teúrgico y goético a la

vez, neutralizando, a sus 23 años, los dáimones que el cristianismo había dividido en

espíritus angélicos y espíritus malignos. Todo eso era demasiado para la sociedad

victoriana. Aun era demasiado para los adeptos del Dorado Amanecer, todavía

intensamente teñidos de romanticismo benevolente y respeto a la tradición cristiana,

quienes sólo intentaban sincretizarla, como antes lo había hecho Ficino, con los saberes

de la Antigüedad y las religiones exóticas. Love is the Law, Love under Will, será el

precepto de su Libro de la Ley, dictado por el daimon Aiwass a su primera esposa, Rose

Kelly. Anárquico y conquistador, Crowley transitó con pie firme por la vereda de la

fiera. Desde su ruptura con Mathers y su viaje a México, se volcó a una intensa

actividad literaria. Luego vino su viaje con Neuberg al Sahara, al que siguió su

celebridad teatral y el pavor público ante sus desplantes espectaculares. Ahora, en los

años veinte, Crowley se autoimpostasiaba como La Bestia. La deformación facial que

sufrió por el intenso consumo de morfina y heroína sirvió a su propósito histriónico, y

no faltó quien creyese a pie juntillas que se había graduado de mago crucificando a un

sapo después de bautizarlo como Jesucristo. Tampoco faltaron los comediantes baratos

que se burlaban de un hombre ya viejo que estaba demasiado lejos de sus alcances

intelectuales.

Pero… ¿qué había ocurrido realmente en la montaña de Da'leh Addin en 1909? En la

conexión de todas las cosas del universo, cuyas leyes analógicas exploraban dos

hombres partiendo de la experiencia empírica y del estudio teórico, en un ritual que

sintetizaba ambos procesos, los dos exploradores, hechos uno y vueltos todo,

transformaban la vida misma a través de la voluntad. Thelema, en griego, significa eso:

voluntad. Con esta acción fundamental se desataban de la moral adherida a cualquier

instancia que no fuese la pura voluntad del o los sujetos actuantes, y con ello, eran

radical e impecablemente morales. No había punto de llegada, sólo la pura acción, y

momentáneamente, el sobrecogedor espectáculo de la dispersión y el caos que, según

Crowley, era la verdadera cara de la oscuridad más profunda. Su encarnación fue ese

daimon de fuerza maligna que finalmente pudieron conjurar. Fue preciso atravesar esa

ordalía para tocar cada cual su propio centro con todas sus potencialidades en práctica.

En Neuberg el ritual tuvo efectos más duros, pero el suceso lo acompañó el resto de sus

días. Desde ese instante, el movimiento de los oficiantes fue consecuencia de ese

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encuentro con su voluntad. Neuberg padeció el asedio de su propio fantasma proyectado

en Crowley y fue capaz de dominarlo. Crowley, por su parte, descubría a ese "otro" que

atisba desde la nuca del ángel guardián y, con ello, lo abordaba y conocía íntegramente,

resultando de todas esas direcciones cognoscitivas el vector que lo movería desde su

propio centro como se mueve una estrella.8

Crowley coronó sus años en este planeta con su monumental Libro de Thot y su

prodigioso Tarot crowleyano, pleno de poesía sexual gracias a la interpretación

iconográfica de Lady Frieda Harris. El Libro de Thot se publicó en 1944. Sin dejar de

escribir poesía, recopilada en su tercera y última antología, Olla, Crowley cedía cada

vez más a los efectos continuados de la heroína. Por ese entonces, Wilhelm Reich

atravesaba su propia ordalía de rechazo científico y persecuciones tanto nazis como

macarthistas con su teoría orgónica basada en la energía sexual. Crowley se había

fundado en ella para ejercer la aventura de la autoadivinación y acometer su peculiar

deificación: Do what you wilt shall be the whole of the Law; El todo de la Ley es hacer

tu voluntad.

8 Hay en línea un ensayo en español sobre Crowley bastante recomendable: "De Magia a Magick", de Juan Sebastián Ohem, en http://www.ohem.net/thelema_magia_a_magick.htm

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