Alemania Cuestionjudia

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ALEMANIA Y LA CUESTIÓN JUDIA Dr. Friedrich Wiebe “Fui judío antes de ser americano. Durante toda mi vida, o sea durante 64 años, he sido americano, pero soy judío desde hace 4.000 año” (Rabí Wise, en un discurso en Cleveland en Junio de 1938.) Desde el día en que el Partido Nacionalsocialista de Alemania tomó posesión del poder y empezó a ocuparse de dar solución al problema judío en el Reich, la opinión pública mundial ha ido preocupándose más y más de la cuestión judía. Y, al obrar así, la conducta observada por Alemania ha sido frecuentemente impugnada y condenada, bajo pretexto de que el antisemitismo constituye un fenómeno exclusivamente alemán, más todavía, una especie de invención nacionalsocialista, desconocida e incomprensible al resto del mundo. Estos críticos extranjeros, sin embargo, deben hoy reconocer que el 1

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ALEMANIA Y LA CUESTIN JUDIA

ALEMANIA Y LA CUESTIN JUDIA

Dr. Friedrich Wiebe

Fui judo antes de ser americano. Durante toda mi vida, o sea durante 64 aos, he sido americano, pero soy judo desde hace 4.000 ao

(Rab Wise, en un discurso en Cleveland en Junio de 1938.)

Desde el da en que el Partido Nacionalsocialista de Alemania tom posesin del poder y empez a ocuparse de dar solucin al problema judo en el Reich, la opinin pblica mundial ha ido preocupndose ms y ms de la cuestin juda. Y, al obrar as, la conducta observada por Alemania ha sido frecuentemente impugnada y condenada, bajo pretexto de que el antisemitismo constituye un fenmeno exclusivamente alemn, ms todava, una especie de invencin nacionalsocialista, desconocida e incomprensible al resto del mundo. Estos crticos extranjeros, sin embargo, deben hoy reconocer que el problema judo ya no es cosa que se limite a Alemania exclusivamente, sino que, por el contrario, constituye una inquietud de los hombres de Estado de muchos pases y ha conducido, adems, a la toma de medidas netamente antijudaicas. Hasta qu punto esta situacin resulte ser la consecuencia del ejemplo dado por Alemania, es cuestin de la que no nos ocuparemos de momento. Sin embargo, es un hecho palpable, que el problema judo ha entrado en un estado sumamente agudo, sin que apenas haya un pas que pueda sustraerse a la necesidad de contribuir de uno u otro modo a su solucin.

As, pues, cuando se tome en consideracin la actitud de Alemania ante el problema judo, se pasar a tratar un tema importantsimo de la poltica internacional actual, por lo que existe la obligacin de ir al fondo de la cuestin, reconociendo en toda su extensin la significacin que alcanza.

Es un error creer que la cuestin juda haya surgido slo en los ltimos aos o que sea un problema consecuente de nuestra poca moderna. No es ella ninguna invencin del Nacionalsocialismo ni tampoco una consecuencia de la concepcin ideolgica racistaantisemtica que se inici a fines del siglo pasado. Si es que debe adjudicarse al nacionalsocialismo una iniciativa en esta cuestin, slo podra ser la de haber sido el primero en sacar consecuencias lgicas de un hecho histrico. El procedimiento observado por Alemania se basa sobre experiencias histricas de Occidente, recogidas durante dos mil aos y que para Alemania fueron, especialmente en los ltimos decenios, una de las mayores calamidades polticas sufridas.

En realidad, la cuestin juda existe desde hace dos mil aos y an, para ser exacto, es todava ms antigua, tan antigua como la historia misma de los judos. Y se la puede ver manifestada en todo el mundo y precisamente. all donde los judos, constituyendo una minora racial, tuvieran convivencia con los pueblos autctonos que los toleraran.

Esta verdad histrica que puede ser seguida al travs de los siglos, es reconocida por los mismos judos. La "enciclopedia juda" ( Jdisches Lexikon), obra fundamental de los judos alemanes y, lo que se debe hacer constar, publicada a n t e s de la toma del poder por el nacionalsocialismo, atestigua la subsistencia histrica de la cuestin juda, (Tomo III, prrafo 421) con las palabras siguientes: "La cuestin juda es tan antigua como lo es la convivencia de este pueblo particular y heterogneo con los dems pueblos."

Podra definirse como fenmeno histrico singular e inextricable el que los judos no hayan logrado jams constituir una patria ni dispuesto de un espacio permanente en el que pudieran desplegar su propia vida nacional y econmica, sin que, por otra parte, hayan sido nunca absorbidos por los innumerables pases hospitalarios que acogieron en su seno a los dispersos hijos de Israel.

Grandes fueron las alternativas que sufri el inexplicable destino de los israelitas. Hubo tiempos en que pareci extinguida la cuestin juda, debido a que la raza intrusa pareci haberse asimilado perfectamente y se haban perdido sus huellas. Durante este perodo, que fu indudablemente el tiempo de oro de la historia juda, pareci no deber existir ms la cuestin juda, pero, ms tarde, estall de nuevo y con mayor mpetu. Se esfum el velo aparente de paz y felicidad y despus de los aos de calina Asverus tuvo que tomar de nuevo su cayado y reanudar su vida errante . . .

Las primeras expulsiones de los judos son mencionadas ya en la historia de la antigua Palestina. All, por los aos 700 antes de Jesucristo, el Rey sirio Sarukn, y, ms tarde, en 586 a. d. J., el Rey de Babilonia Nabucodonosor, obligaron a los israelitas a abandonar el pas. Con las persecuciones que tuvieron lugar en Alejandra y la destruccin de Jerusaln, acaecida el ao 70 de nuestra era y llevada a cabo por los romanos, di comienzo una poca en la que predomin la cuestin juda en forma muy parecida a la actual. En tiempo de las cruzadas, la expulsin de los judos, llevada a cabo en Inglaterra en 1290, constituye otra etapa en la eterna migracin juda. No hay siglo en la Historia que no registre expulsiones de los judos y no hay pas de occidente que no haya intentado liberarse, por medio de motines y sublevaciones, de esta malhadada raza.

La Historia, que no puede modificarse ni influirse en ningn sentido, puede demostrar rotundamente que los pueblos autctonos han considerado en todos los tiempos a los judos como intrusos y exticos, sin que fuera la religin la sola diferencia latente entre ellos. La hospitalidad les fu otorgada nicamente dentro de las restricciones especiales del derecho de albergue de forasteros. Y a este respecto es interesante observar que all, donde la autoridad del Estado era dbil y la Hacienda del pas se hallaba en mal estado, fu dnde las restricciones relativas a los israelitas fueron ms pronto aflojndose, acabando por ser mitigadas por medio de privilegios especiales. As se explica la alta cifra de judos existentes en el Este de Europa, que constituye el punto de reunin del judasmo moderno, lo que es debido, en su mayor parte, a la insignificancia poltica en que, durante varios siglos, se hallara sumido el antiguo reino de Polonia.

A los albores de la denominada poca moderna, sin embargo, la intranquilidad juda pareci haber entrado en un perodo de tranquilidad definitiva. Fu aquel un tiempo de racionalismo, de f en el progreso y en los derechos humanos, que crey poder solucionar la cuestin juda segn sus ideales. Por aquella poca, los israelitas eran considerados nicamente como gentes pertenecientes a distinta religin y que podan ser fcilmente tolerados y con derecho a existir junto a otros credos. De pronto dejaron de ser la gente extraa y heterognea. Desde la revolucin francesa de 1789 cesaron todas las distinciones entre ellos y los habitantes de los pases hospitalarios, an cuando ello, por lo pronto, slo por principio. Ms tarde, en el proceso progresivo de la legislacin y orden social, fueron prcticamente eliminadas.

El siglo XIX se hall bajo el signo de la emancipacin y asimilacin del judasmo. En aquella poca se crey seriamente poder solucionar de la mejor manera el problema del judasmo, procurando ocuparse de l lo menos posible y destruyendo las barreras separatorias existentes. El judasmo, especialmente en los pases de la Europa occidental, senta impetuosos deseos de llegar a asimilarse con los pueblos hospitalarios. Las conversiones religiosas y los matrimonios mixtos fueron los medios preferidos con los cuales los judos, segn se expresara el gran poeta judo Enrique Heine, adquiran la "papeleta de entrada en la cultura europea" y, con ello, al mismo tiempo, el postulado a cargos preponderantes en la vida poltica, cultural y econmica de las naciones. Muchos de esos judos de "asimilacin", tuvieron deseos leales de desprenderse de su judasmo y confundirse con el pueblo que les albergara, para borrar completamente su origen.

El punto culminante de este perodo de asimilacin fu alcanzado durante los tres ltimos decenios. El pueblo de Israel imperaba por doquier. Sin embargo, no puede caber duda alguna de que aquellos tiempos han pasado para no volver. Las notabilidades ms inteligentes del judasmo reconocieron, hace ya varios decenios, que no tardara en producirse una oposicin de violencia irresistible. Hace cuarenta aos, el prominente judo alemn Walther Rathenau, en su folleto titulado "Escuche, Israel", signific lo problemtico y grave de aquella asimilacin. En l deca, refirindose a sus hermanos de raza que a la sazn iban a avanzar hasta las ltimas y decisivas posiciones de la vida pblica de los pases que les acogieran: "No sospechan siquiera que solamente una poca que mantiene sofocadas todas las fuerzas naturales, ha logrado preservarles de aquellas calamidades que tuvieron que sufrir sus antepasados."

El hecho de que los judos no hayan atendido las numerosas advertencias que se elevaron entre sus mismas filas, constituye una de las muchas pruebas que demuestran que los hijos de Israel, en el transcurso de las centurias de su historia, no han querido aprovechar las experiencias hechas y han continuado a reincidir, en todos los tiempos, en los mismos errores y defectos. Es significativo el hecho de que una inteligencia tan superior como la de Walther Rathenau no haya sabido utilizar para s mismo las deducciones del juicio por l mismo emitido.

Slo una parte relativamente pequea de la totalidad de los judos ha logrado despertar, hace ya varios decenios, del vrtigo de la asimilacin para recobrar la conciencia sana de las cosas, tratando de eludir el contragolpe que deba esperarse como necesidad histrica. Nos referimos al movimiento del "sionismo".

Su fundador, Theodor Herzl, bajo la impresin del proceso Dreyfus y la reaparicin del antisemitismo en Francia, en 1896, dirigi un llamamiento a sus hermanos de raza con su libro "El Estado judo", recomendndoles la "vuelta a Palestina". Sus palabras y su propsito, que se esforz en llevar a cabo con mucha energa y elevado idealismo personal, significaban a la sazn, en la poca culminante de la asimilacin, una empresa inaudita. La repercusin que encontr el llamamiento de Herzl entre sus hermanos de raza slo logr manifestarse entre las masas israelitas que integraban los enormes centros hebreos de Polonia, Lituania y Rumania que no participaron en el proceso de emancipacin y asimilacin. La situacin econmica y social de estos judos fu, generalmente, precaria y su situacin poltica les hizo acoger con jbilo la idea de crear un Estado propio, en suelo propio.

A pesar de su superioridad numrica, estos israelitas resultaron por de pronto de escasa importancia para poder llegar a la realizacin de las aspiraciones de Herzl, puesto que no se hallaban en condiciones de apoyar sus reivindicaciones ni econmica ni polticamente. Para ello hubiera debido poderse contar con los judos de la Europa occidental y de Norteamrica y precisamente estos fueron quienes se negaron a creer en la seriedad de las palabras de Herzl. Fascinados por el resplandor que pareca emanar de aquella aparente edad de oro, empezaron por burlarse del sionismo, combatindolo con todas sus fuerzas. Tambin en los aos que siguieron, se concretaron a subvencionar el proyecto relativo a Palestina y slo pequeos grupos intentaron contribuir prcticamente al sionismo.

Por el contrario, el plan de Herzl, de proporcionar al pueblo judo un hogar propio, fu acogido con gran inters en uno de los pases hospitalarios del oeste de Europa. Valindose de su Ministro de las Colonias, Mr. Joseph Chamberlain, Inglaterra present en el Congreso sionista, celebrado en Basilea en 1903, el proyecto de una amplsima colonizacin juda en el Uganda britnico. La realizacin de dicho proyecto fracas sin embargo ante la actitud doctrinaria de los sionistas que persistan precisamente en una colonizacin en Palestina.

As, pues, Inglaterra ha reconocido, con su proyecto, la existencia de una cuestin juda y la necesidad perentoria de su solucin y ello en una poca en la que en Alemania dominaba la creencia absoluta en los beneficios que aportaba la asimilacin judaica.

En 1917, el sionismo recibi de Inglaterra, con la llamada declaracin Balfour, la promesa de apoyar "con la mayor decisin y esfuerzo" las aspiraciones de crear un hogar patrio en Palestina. Poco despus de finalizar la guerra mundial, empez a efectuarse el cumplimiento de dicha promesa. Actualmente y despus que la cuestin juda se ha puesto de manifiesto en todo el mundo, y el antisemitismo va tomando incremento en un Estado despus de otro, los judos que habitaban en los pases de la Europa occidental y en la Amrica del Norte son tambin partidarios del sionismo. Pero ya ahora, despus de transcurridos 20 aos cabales, no puede menos que echarse de ver que el experimento de Palestina y con l todo el plan forjado por Herzl es irrealizable y ha completamente fracasado.

Haremos caso omiso de las sangrientas discrepancias que tienen actualmente lugar en Palestina. No son ellas las primeras de su ndole; desde que los judos empezaron a colonizar Palestina, no ha podido lograrse establecer all un equilibrio poltico. Las objeciones fundamentales, que demuestran la utopa que supone el experimento del sionismo, subsisten persistentemente, an cuando las dificultades actuales en Palestina lograran verse superadas. Suscintamente descritos son stos los siguientes puntos:

1. El judasmo establecido en el mandato de Palestina depende polticamente y por completo del Estado mandatario, estando sujeto a la benevolencia de dicho estado, o sea, a un factor que depende de los cambios y complicaciones a que se halla sometida la poltica mundial.

2. Hasta ahora, el sionismo ha logrado slo establecer en Palestina 400.000 judos, frente a los cuales estn 900.000 rabes que habitan el pas desde ms de un milenio. Estos ltimos niegan el derecho alegado por los judos sobre Palestina y hacen valer un derecho ms poderoso. Cuentan a la vez con el apoyo decidido de 32 millones de rabes del Asia Occidental y de Egipto. A pesar de cuanto pudiera hacerse en favor de la delimitacin de derechos entre ambos partidos, no es de prever que, ante estas circunstancias, pueda lograrse establecer en Palestina un estado judo de alguna importancia.

3. El judasmo abandon Palestina hace dos milenios y vuelve all viniendo de todos los pases del mundo, sin haber conservado ni tener con el suelo, sobre el cual quiere sentar sus races y crear un Estado, relaciones ni arraigues ningunos.

4. El pueblo que pretende crear y constituir un nuevo Estado, no posee ya ninguna cultura comn. Durante los muchos siglos que ha durado su migracin, y excepcin hecha del lazo comn de la religin que, sin embargo, fu desechada por cientos de miles de judos, partidarios de la asimilacin, los judos han perdido toda caracterstica de cultura original, absorbiendo a su vez elementos heterogneos de naturaleza extraa. Ni siquiera poseen un idioma comn. Muy pocos de ellos poseen el hebreo y el "yiddisch" lo hablan solamente los judos del este de Europa.

5. La estructura social, completamente anormal y malsana de los judos, su urbanismo, la falta de que adolecen de clases artesanas y labriegas, todo ello sea mencionado slo de paso para dilucidar las condiciones utpicas bajo las cuales se pretende fundar un estado judo en Palestina.

Tomndose en consideracin estos hechos, nadie podr discutir seriamente de que el proyecto de Palestina sea una verdadera utopa. Ni el judasmo entero ni una sola parte de los 16 millones de judos confesos que existen en el mundo, podrn hallar all jams un hogar. La senda sealada por Herzl, para librarse del antisemitismo amenazador, es para los judos un camino imposible de seguir, y la cuestin juda no ha podido ser resuelta por el plan por l trazado.

As lleg a su fin la poca de asimilacin, despus de una duracin de. 150 aos, sin que los judos lograran detener a tiempo la corriente de antagonismo presentida y que haba de presentarse con histrica precisin y legalidad.

Esta corriente contraria, el antisemitismo, de la que ya no se puede dudar en manera alguna, se extiende a grandes pasos por todo el mundo. Una ojeada de la prensa mundial nos pone de manifiesto diariamente y de nuevo, que los dirigentes polticos de todos los pases se ven obligados, en casi todos ellos y en proporciones ms o menos grandes, a ocuparse y preocuparse del antisemitismo. A los crticos extranjeros que pretenden que el antisemitismo es un fenmeno puramente alemn, se les puede citar una frase muy conocida del jefe sionista ingls Dr. Chaim Weizmann, que, en aguda polmica, declar que el mundo se divida en dos grupos de pases, o sea, en aquellos que quieren echar a los judos y en aquellos que no desean acogerlos.

Del primero de los grupos mencionaremos slo para dar algunos ejemplos junto a la misma Alemania, en primer lugar, a Italia. Con medidas legales, de gran alcance, ha empezado a suprimir a los judos del pas de la vida y puestos oficiales, expulsando de su suelo a los judos extranjeros. Viene despus Polonia con ms de 3 millones de judos que constituyen ms que el 10 % de la poblacin nacional. All se declar, hace ms de un ao, y ello oficialmente por parte del Gobierno, que la cuestin juda en Polonia slo podra ser solucionada por medio de la emigracin y varios grupos de profesiones han sido ya prohibidos a los judos. En Hungra, el Gobierno Daranyi promulg una Ley que ha sido tambin aceptada por Imredy y que limita la participacin juda a un nmero porcentual bajo y determinado en la vida econmica y cultural del pas. En Rumania, con sus 1,5 millones de judos, la tendencia antisemita no ha sido, de ningn modo, sofocada con la cada del gabinete Goga; ello lo demuestran las amplias medidas tomadas para quitar la nacionalidad rumana a aquellos judos que han inmigrado a Rumania despus de la guerra europea. La supresin actual del partido antisemita Codreanu no debe hacer olvidar que el antisemitismo es de gran fuerza en Rumania y que lograr dominar, a la corta o a la larga, toda la fuerza del pas.

Son todos estos pases en los cuales se han adoptado ya medidas netamente antisemitas por parte de los gobiernos. Muy lejos habra de conducirnos enumerar todos aquellos pases en los cuales, an cuando no puedan sealarse tales medidas, se hacen sentir, como sucede en Holanda, Francia y tambin en Inglaterra tendencias y organizaciones antisemitas, que obtienen creciente influencia sobre la opinin pblica.

A1 segundo grupo pertenecen aquellos Estados en los cuales se esparci la corriente de inmigracin juda al terminarse la poca de asimilacin y cuando el antisemitismo empez a ganar ms y ms terreno. Se trata, en este caso, sobre todo, de pases de Ultramar, muy especialmente de los pases iberoamericano y la Unin Sudafricana.

Estos Estados haban abierto al principio solcitamente 1as puertas a la inmigracin juda, ofreciendo a los inmigrantes amplio campo de actividad para la creacin de nuevas existencias. Sin embargo, estos pases, por dems acogedores, se han arrepentido entre tanto y grandemente de la conducta por ellos observada. Sus generosas y amplias leyes de inmigracin han sido suplantadas por impedimentos que se han ido haciendo ms y ms crecientes y prcticamente apenas si existe hoy un Estado en el cual la emigracin juda pueda hallar un medio de existencia de alguna importancia.

Ello fu palpablemente demostrado en la Conferencia de Evan, celebrada en el verano de 1938 y que se ocup del problema de la migracin juda, sin poder llegar a ningn resultado, debido a que ninguno de los numerosos Estados all representados estaban dispuestos de acoger en realidad a loa judos emigrantes.

Entre tanto ha sido claramente evidenciado que los judos que huyen. del antisemitismo aportan con ellos, en su nuevo asilo, el bacilo del antagonismo judo. Y es un hecho demostrado por una historia de siglos y por ella mil veces documentos el que el antisemitismo va adherido constantemente a los judos, sin separarse de ellos. Ellos mismos lo llevan consigo donde quiera que se detengan en la constante e intranquila peregrinacin continuadora del nmada Asverus, siendo ellos mismos su conductor y su mejor propagador. Por ello vemos hoy, precisamente, en los pases de inmigracin juda, que hace poco no conocan el antisemitismo, surgir las corrientes antijudaicas que no pueden dejar de ser tomadas en consideracin por los gobiernos respectivos.

Quien quiera que, alejado de los acontecimientos polticos de carcter actual, se ponga a estudiar, con seriedad cientfica y responsabilidad histrica, el problema, nico en su gnero, de la cuestin juda no podr, en manera alguna, compartir la opinin de que Alemania sea la nica en conocer el antisemitismo y, ms an, la que lo ha ideado.

Una consideracin, por dems objetiva, refuta al mismo tiempo tambin la opinin, emitida algunas veces, de que la creciente propagacin del antisemitismo sea la consecuencia exclusiva del ejemplo dado por Alemania en esta cuestin, o sea, una especie de fiebre que se esparce por todo el mundo. Ante esta opinin cabe preguntarse: Pudese, en verdad, creer seriamente que sea posible abarcar el mundo entero en una ideologa para la cual no existen en todas partes suficientes fuerzas y que slo espera el impulso exterior?

En s, no es de extraar, en manera alguna, que la conducta observada por Alemania en la cuestin juda haya despertado un eco tal en todo el mundo. Alemania sufre con ello el destino de quienes tienen el valor de la propia responsabilidad y luchan, como primeros, por una conviccin modificada por los nuevos principios de una nueva poca. Todas las grandes verdades humanas han logrado slo implantarse a costa de lucha y sacrificio. Todo el que se elevara contra un dogma anticuado, se atrajo el odio de ser revolucionario, el odio que persigue al innovador. No otra cosa sucedi antiguamente a los precursores de la Revolucin francesa que, con el gran lema del Liberalismo, derribaron los anticuados dogmas de la poca del absolutismo. Tuvieron, naturalmente, todo el resto de Europa unido para hacerles frente.

Si se quiere comprender acertadamente la situacin de Alemania en la cuestin juda, dbese clasificarla en el gran marco de aquellas decisiones generales que han constituido la base adoptada por el Nacionalsocialismo en su nueva orientacin de la vida comn alemana: en el cuadro de la filosofia de historia racial y nacional. Ella dice que las razas y los pueblos histricos procedentes de las mismas, en su diferencialidad y en su diversidad, constituyen un elemento de la divina creacin. Cada pueblo ha recibido de la divina Providencia la misin de desarrollar libre y ampliamente su personalidad. Pero, faltara al orden de la Creacin y estar destinado a perecer cuando hace formar su destino por fuerzas que son extraas a su manera de ser. Es enteramente indiferente la manera cmo sean de estimar estas fuerzas extraas en si. Pueden ser buenas o malas, indistintamente, ya que lo importante es slo ser extraas a la particularidad de cada uno de los pueblos con los que se ponen en contacto.

En la Historia de las Naciones, la cada del imperio romano es el ejemplo ms convincente para la validez de esta ley histrica. La creacin nica del pueblo romano hubo de verse derribada porque el alma del genio romano, creador del Inmenso imperio, se vi dominada ms y ms en todas las esferas vitales por fuerzas extraas. Elementos culturales extranjeros dominaban la vida intelectual de Roma, mientras que su vida social y econmica se hallaba dirigida por colaboradores extranjeros, sobre todo de raza oriental, en tanto que la autoridad suprema del Estado romano estaba constituida, en su mayor parte, por una fuerza militar formada por germanos.

El ms pequeo elemento de cada pueblo, la familia, se halla regida por esta Ley. Precisamente los pueblos oriundos de raza germana tienen un sentimiento fuerte y seguro de la familia, es decir que saben que en cada familia, a travs de las generaciones, impera una tradicin que arranca de una propiedad hereditaria, formando una clase tpica de modo de vivir que domina el destino de la familia en la continuidad de las generaciones. All dnde predomine el sentimiento latente de la familia, se cuidar atentamente de que ninguna mezcla de sangre extraa venga a perturbar la forma tradicional de la vida as como la manera de ser espiritual de la familia. Los nuevos miembros que, por medio del matrimonio, estn llamados a formar parte de la familia, deben "ser congruentes" a ella. Muchas de las grandes familias que han alcanzado celebridad en la Historia han mantenido esta tendencia llevndola casi hasta la consanguinidad.

Considerado bajo esta filosofa de historia de racismo nacional, Alemania ha sido el primer pas que, con inexorable y lgica consecuencia, ha sabido aprovechar las enseanzas que le aportara la historia dos veces milenaria de la cuestin juda.

Si se consideran de cerca estas enseanzas, se obtienen al mismo tiempo motivos para apreciar el porqu uno de los caminos a seguir teorticamente, para solucionar la cuestin juda, o sea la asimilacin, estaba condenado a fallar. Y queda demostrado el por qu nunca habr de lograrse absorber a los judos por medio de la incorporacin y por qu el antisemitismo habr de producirse siempre como necesidad legal.

Todos estos resultados pueden resumirse de la siguiente manera:

1. La cuestin juda no es una cuestin religiosa sino solamente una cuestin de raza. El judasmo es, en su composicin racial, heterogneo, componindose sobre todo de elementos orientales y asiticos, no emparentados con ninguno de los pueblos europeos existentes. A este respecto, es de especial importancia establecer que, para el proceder alemn, el hecho de ser de raza heterognea es, ya en s, decisivo. Sin que con ello se emita un juicio sobre el valor o no valor de la peculiaridad racial del judasmo.

Tampoco la poca de emancipacin, con su asimilacin de los judos en toda la vida de los pueblos y su conversin por millones de ellos al cristianismo, no ha logrado destruir su singularidad racial. En apoyo de nuestra aseveracin se dispone de numerosos testigos y ello, precisamente, de parte juda. El Dr. Walter Rathenau dice en su ya mencionado folleto: "Escuche, Israel": "En medio de la vida alemana figura, aislada, una casta de gente extraa. Una horda asitica en la Marca de Brandenburgo..." Y el conocido escritor judo Jakob Klatzkin manifiesta ms palpablemente todava en su folleto "Crisis y decisin del Judasmo" (1921) lo siguiente: "Somos en todas partes una raza extraa ante las gentes del pas en que nos encontramos y queremos mantenernos inquebrantables en nuestra peculiar heterogeneidad." Estas demostraciones son de una poca en la que la emancipacin del judasmo se hallaba en todo su apogeo.

2. El judasmo se encuentra desde hace 2000 aos en constante peregrinacin. Su patria es el mundo. A base de su histrico destino no conoce ni conocer nunca ningn lazo nacional. A causa. de su estructura social, completamente anormal, en la cual no figuran labriegos ni artesanos, no cuenta con unin ni relacin con, el suelo del pas hospitalario ni con las grandes masas nacionales del pas.

3. Disposiciones de carcter racial y su destino histrico repelen a los judos hacia muy determinadas categoras profesionales, hacia aquellas precisamente cuyas esferas de actuacin conducen hasta ms all de las fronteras del pas. De esta manera pudieron apoderarse, en el siglo de la emancipacin y de manera creciente, de la direccin de la opinin publica, de la Bolsa y del mercado del dinero, de las profesiones de negocio y comercio, de determinadas funciones culturales y, por fin, de la poltica. Esta posicin preponderante lograron conservarla y dominarla hasta el fin en forma de monopolio, estampando as en toda la vida oficial el sello de su .peculiaridad de raza extraa.

4. Precisamente el tiempo de la emancipacin y de la asimilacin, que crea solucionar la cuestin juda rompiendo las vallas divisoras, ha puesto en movimiento a los israelitas hacindolos salir de los ghettos de la Europa oriental y atrayndolos hacia los estados libertarios del oeste de Europa y de Norteamrica. Y as emigraron, por ejemplo, entre 1890 y 1900 unos 200.000 judos a Inglaterra y el gobierno se vi obligado a nombrar una Comisin destinada a formular proposiciones en vista de detener esta avalancha. En los Estados Unidos que cobijan actualmente ms de una cuarta parte de los judos esparcidos por todo el mundo, se dispers entre 1912 y 1935 la masa de 1,5 millones de israelitas. Este importante movimiento emigrador di a la cuestin juda una gran parte de la latente actualidad que ha alcanzado hoy da, por haber hecho ilusoria la esperada y creda absorcin del judasmo, acelerando la intrusin hebrea en los diferentes Estados.

La situacin creada por esta casi total intrusin judaica empez a llevarse a cabo en Alemania antes de que el nacionalsocialismo se adueara del poder. Una raza extraa, sin races ningunas y sin intima relacin con el Estado, se haba posesionado de Alemania. Un espritu extico se haba infiltrado en todas las vas de la vida alemana y haba cambiado por completo el aspecto peculiar de su organismo. El nacionalsocialismo se vi, pues, colocado ante la necesidad de solucionar la cuestin israelita en Alemania por medio de medidas radicales, reconociendo categricamente su legitimidad. En Diciembre de 1910 escriba, por ejemplo, el critico del "Times" en su mencin del libro de Houston Stuart Chamberlain "Los principios fundamentales del siglo XIX" respecto a la cuestin israelita en Alemania: "Casi todo se halla en manos de los judos, no slo los comercios sino tambin la prensa, el teatro, el film, etc., y, muy especialmente, todo aquello que ejerce una influencia sobre el espritu alemn. No puede admitirse que los alemanes toleren a la larga esta situacin. Un da tendr que efectuarse una separacin violenta."

Despus que la va de solucin del problema judaico por medio de absorcin del judasmo, amalgamndolo en la vida del Estado y del pueblo, hubo fracasado por no haber ofrecido los israelitas posibilidad de asimilacin, el nacionalsocialismo no poda seguir ms que la segunda de las vas posibles para lograr la solucin del problema judo o sea la va de la eliminacin radical.

La conducta seguida por Alemania en la cuestin juda slo puede comprenderse en toda su amplitud, si se tiene en cuenta que la persistente afluencia de la influencia israelita en toda la vida pblica del pas result ser para Alemania, segn se lleva ya indicado y precisamente en los ltimos decenios, la mayor calamidad nacional. La poca de la guerra mundial con sus funestas consecuencias para Alemania, a la que sigui un tiempo de entero descalabro en el orden poltico y econmico, la completa decadencia de su vida cultural, la socavacin de todo sentimiento de moralidad y buenas costumbres, la espantosa falta de trabajo que arrastr tras de si el pauperismo, aquel tiempo de humillacin nacional concuerda precisamente con la ltima realizacin de la emancipacin judaica, con el punto culminante del poder israelita en Alemania, obtenido tal y como lo habla anunciado ya en 1910 el critico del "Times".

Esta reciprocidad condicional de miseria general y podero judaico ha conducido, hace ya ms de una generacin, a uno de los espritus ms leales del judasmo, a Theodor Herzl, a hallar una frmula que resulta tanto ms importante por cuanto no se refiere solamente a Alemania sino que es de validez general para la cuestin judaica che todo el globo. En sus "Escritos Sionistas" (Tomo I,. Pag. 238/39) Herzl caracteriza el papel representado por el judasmo, en amargo conocimiento de si mismo, de la manera siguiente:

"Hay por ah un par de gentes que encierran en sus manos los hilos financieros del mundo entero, en tanto que otros ejercen una influencia decisiva en los asuntos de mayor inters vital para los pueblos. Pero cada invento resulta slo a su beneficio y cada calamidad aumenta su podero. Y, para qu utilizan ese podero? Es que se han puesto al servicio de algn principio moral o bien, es que se preocupan por lo menas de su propio pueblo, cuya situacin es tan mala? Sin esa gente no se puede hacer la guerra ni concertar la paz. Mantienen en sus manos codiciosas el crdito de las naciones y las empresas de los particulares. Los nuevos inventos deben esperar humillados ante sus puertas, mientras que con arrogante superioridad pronuncian el fallo sobre las necesidades de su prjimo."

Nada es tan calificado para librar a Alemania del reproche de obrar en contra de las Leyes de la Humanidad, como una demostracin circunstanciada sobre la grandiosa y dolorosa realidad que han tenido para ella las amargas profecas de Theodor Herzl y cun fatales fueron las experiencias realizadas y que la obligaron a dar solucin a la cuestin judaica y ello de una vez para siempre y para todos los tiempos.

Vamos, pues, a tratar de dar una idea concisa del papel y de la importancia alcanzada por el judasmo alemn durante la poca llamada de apogeo y de emancipacin, o sea en la poca precisa en que el Nacionalsocialismo se incaut del poder en Alemania.

1. Datos demogrficos y estructura social

de los judos Alemanes

Al tratar de esta cuestin es, sobre todo, necesario formarse una idea de la importancia numrica de los israelitas alemanes, en aquella poca, de su distribucin regional dentro del territorio del Reich y de su estructura social.

Segn el censo de la poblacin en 1925, el ltimo censo verificado antes de la toma del poder por el nacionalsocialismo, haba en Alemania, con una poblacin total de 62,5 millones, 546.379 habitantes pertenecientes al credo judo, es decir, algo menos del 1 por ciento de la poblacin.

A1 estimar estas cifras, debe tomarse en consideracin que esta estadstica comprende slo los judos de religin israelita pero no aquellos que han adoptado la religin cristiana o han renunciado por disidencia a seguir las leyes de Moiss. No fu posible abarcar en toda su amplitud en el censo toda la raza juda. A1 verificarse aquellos censos, no se conoca, en lo que a los judos respecta, ms que el criterio de su credo. Slo ahora se ha empezado en Alemania a formarse una idea de la penetracin del elemento judaico en el pueblo alemn. Estas averiguaciones no han sido terminadas todava y deben ser llevadas a cabo penosa y paulatinamente hasta poder llegar a un fin concreto. Conforme a ello, todos los datos estadsticos siguientes se basan en el factor de los israelitas inscritos en las sinagogas.

En todo caso, disponemos de algunas investigaciones ciertas, llevadas a cabo por los mismos judos. Son estas, sobre todo, los trabajos realizados por Heinrich Silbergleit "Proporcin estadstica de los judos en Alemania" (Berln 1930) y del Dr. Alfred Marcus "La crisis econmica de los judos alemanes" (Berln 1931) A1 apoyarnos, para los datos estadsticos siguientes, en su mayor parte a estos estudios, evitamos al mismo tiempo caer en 1a sospecha de que nuestras demostraciones sean parciales o tendenciosas en sentido antijudaico.

Acabamos de sealar que el porcentaje total de judos practicantes alemanes en 1925 fu poco menos de 1 por ciento o, ms exactamente formulado, de un 0,90 por ciento. En esto, sin embargo, la distribucin regional dentro del territorio del Reich no era de ninguna manera igual. Mientras que, por ejemplo, los territorios especialmente agrarios, como Mecklemburgo, Oldenburgo, Turingia o Anhalt, ofrecan slo una poblacin juda proporcionalmente escasa, (0,16 hasta 0,32 por cientos), el judasmo se concentraba grandemente en las comarcas urbanas y en las grandes ciudades, siendo ellas especialmente Prusia, Hamburgo o Hessen (1,05 hasta 1,72 por cientos). Para el mayor y ms importante estado federal de Alemania, o sea Prusia, el censo de la poblacin ofreci casi el 73 por ciento de todos los judos que se hallaban aglomerados en las ciudades de ms de 100.000 habitantes, mientras que la proporcin de censo correspondiente a la poblacin no juda alcanzaba solamente un 30 por ciento.

Una comparacin de los resultados obtenidos. por las estadsticas demogrficas desde 1871 demuestra que el estado de la poblacin israelita en las comarcas agrarias de Alemania, que se hallan en proceso de constante desarrollo, ha ido disminuyendo, mientras que las comarcas sobre todo urbanas tuvieron que soportar un aumento creciente del judasmo.

Se trata en este caso de una grandiosa migracin interna de los judos alemanes, realizada durante los ltimos 50 aos, o sea un proceso de urbanizacin cuyo motivo primordial deba ser buscado ms o menos despus de la terminacin de la guerra francoalemana ganada por Alemania, en una poca en la cual la emancipacin israelita creci rpidamente.

Uno de los fines capitales de esta migracin interna del judasmo fu la capital, Berln, en donde el nmero de loa israelitas entre 1871 y 1910 haba logrado triplicarse, pasando de 36.000 a 90.000. En esta grandiosa capital donde converge la vida poltica, econmica y cultural del pas, es donde el judasmo asent su cuartel general. All es donde pudo ms libremente desarrollar su verdadera manera de ser y, sobre todo, todas las peculiaridades de su raza heterognea.

El censo de poblacin de 1925 registr para Berln, en total, 4 millones de habitantes, siendo el nmero de los israelitas 172.500, o sea, de 4,25 por cientos, cifra proporcional esta que es cuatro veces superior al nmero de los judos con relacin a la poblacin total alemana. Con ello, Berln, como capital del gran estado federal de Prusia, albergaba el 42 por ciento de los 400.000 judos prusianos.

De estos 172.500 judos que habitaban Berln, el 25 por ciento de entre ellos tena nacionalidad extranjera. Esta comprobacin ilustra claramente el desarraigo del judasmo, inclume de todo vinculo nacional. De los 400.000 judos establecidos en Prusia casi un tercio de ellos, o sea 18,5 por ciento, no eran de nacionalidad alemana.

Para poder comprender plenamente la verdadera importancia de las cifras indicadas, hay que tomar en consideracin que el judasmo logr alcanzar en las ciudades tal importancia numrica a pesar de que, precisamente all, en su movimiento demogrfico, se hallaba sometido a un nmero de factores reductivos, los que logr anular sobre todo durante y despus de terminada la guerra mundial por la afluencia constante que le llegara de la Europa Oriental. La inmigracin juda del Este de Europa es precisamente la que, con su afluencia de elementos de baja cultura, de avidez gananciosa y de moralidad sin escrpulos, di a la cuestin juda su carcter especialmente agravante.

Entre los factores restringentes del judasmo hay que mencionar, desde luego, la escasa fecundidad de los matrimonios israelitas en comparacin con el resto de la poblacin; adems, la creciente aficin de separarse del mosasmo y, por fin, la tendencia ascendiente de contraer matrimonio con personas no pertenecientes a la raza juda.

Una idea de esta mezcla de la sangre alemana debido a matrimonios mixtos la da la constatacin de que entre 1923 y 1932, y por trmino medio, de cada tres hombres israelitas que tomaron estado en Berln slo dos se casaron con mujeres de su misma raza, mientras que el tercero se despos con una mujer no juda. En lo que respecta a las mujeres israelitas la cifra proporcional correspondiente fu slo algo inferior. En 1926 correspondieron en Berln por 100 matrimonios, contrados entre israelitas, hasta 64 matrimonios mixtos, o sea que a cada tres enlaces israelitas correspondieron dos matrimonios mixtos. En Alemania, en general, se registraban al mismo tiempo entre 100 matrimonios puramente israelitas ms de 50 matrimonios mixtos o sea que ante dos enlaces netamente judos se hallaba siempre un matrimonio mixto.

Se comprende de s mismo que la distribucin regional completamente unilateral de los judos alemanes, con su emigracin sistemtica de las provincias rurales y su aglomeracin en las grandes ciudades, tanto para el judasmo como para la vida pblica de Alemania, deba ser insalubre y fatal.

De esta reparticin unilateral adob, asimismo, la estructura profesional del pas. Tambin en este concepto demuestra la estadstica que el judasmo, era un rbol sin races y sin sanos arraigues en la vida social del pueblo. Esta estructura social anormal consista en que los israelitas preferan de manera casi exclusiva el comercio y, adems, las profesiones relacionadas con la industria y el trfico, mientras que toda participacin en trabajos manuales, en la agricultura, en oficios artesanos o en otros dominios eran cuidadosamente evitados.

Esta constatacin puede ser hecha por el examen de los resultados obtenidos del cmputo de profesiones verificado en 1925 en los diferentes estados federales del Reich. Esto recuentos dieron, por ejemplo, para los estados de Prusia, Wurtenberg y Hessen, con relacin a la participacin porcentual de los israelitas ejerciendo una profesin dentro de los distintos grupos profesionales, el cuadro siguiente:

Grupos ProfesionalesPrusiaWurtenberg Hessen

Comercio y Trfico58,8 %64,6 %69 %

Industria25,8 %24,6 %22 %

Agricultura1,7 %1,8 % 4 %

Pretndese con frecuencia que los israelitas se han visto apresados desde fuera y, por su situacin poltica y social, por el ghetto y por el boicot, eliminados de toda participacin en las profesiones manuales y obligados a desplegar una actividad comercial. A este respecto hay que hacer constar que los judos alemanes, en todas partes dnde haba grandes territorios rurales, como por ejemplo en la antigua provincia de Posen y en HessenNassau, tenan absolutamente la posibilidad de ocuparse como labriegos o artesanos. No haba all ni restricciones ni impedimentos. A pesar de ello prefirieron comerciar con ganado, granos o abonos artificiales y, sobre todo, traficar con dinero para obtener gran y fcil utilidad.

El conocido terico economista judo Felix A. Theilhaber, demuestra en su investigacin sobre los motivos del proceso de disolucin de su propia raza ("La ruina del judo alemn", Berln 1921) por s mismo el hecho de que la denominada produccin elemental no se adapta a la naturaleza israelita. Reconoce, adems, que la disposicin racial de los judos les impele hacia las llamadas profesiones de gestionamiento, por garantizarles ms fcilmente xitos econmicos y de seguridad material. Theilhaber acaba por hacer las interesantes conclusiones siguientes:

"La agricultura no ofrece a los israelitas alemanes ningn suelo dorado . . . . . Peculiaridad, tradicin y prevenciones econmicas les hacen preferir determinadas profesiones . . . .

Y as es natural que se formen en el judasmo alemn, y de nuevo, determinados dominios y tipos especiales como, por ejemplo, el de los talleres de confeccin, agentes, abogados y mdicos. La nota y la peculiaridad judas se manifiestan tambin en otras profesiones, tales como grandes almacenes, peleteras, tiendas de tabaco y tambin en la prensa. Uno de los distintivos ms caractersticos del judasmo es el rasgo de individualismo, la tendencia a hacerse independiente y tambin el afn de alcanzar una situacin lo ms favorable posible en sentido material."

Entre las profesiones denominadas por el autor profesiones intelectuales fueron, en efecto, especialmente las de mdico y abogado las que ms atrajeron a los hebreos, precisamente porque ofrecan mayores posibilidades en sentido material. La influencia israelita en este rama profesional fu especialmente grande e incluso alcanz un carcter casi predominante.

En 1932 pudo constatarse que entre los 50.000 mdicos alemanes existentes y en ejercicio de su profesin, los israelitas solos alcanzaban ya el nmero de 6488 o sea el 13 por ciento. Ello demuestra que ocupaban 10 veces ms puestos profesionales de lo que correspondiera a su participacin en la cifra total de la poblacin. (Muy interesante es, a este respecto, el hecho de que, dentro de la profesin mdica, los judos estaban sobre todo representados como especialistas para las enfermedades venreas.)

En la capital del Reich, Berln, la participacin judaica en la profesin mdica fu mucho mayor, alcanzando el 42 por ciento y, tratndose de mdicos de Cajas de Auxilio, alcanz el 52 por ciento. De los mdicos directores que estaban al frente de los grandes hospitales de Berln, el 45 por ciento de ellos era de origen judo.

As mismo las cifras relativas a la intromisin judaica en las profesiones de Abogado y Notario demuestran una anmala proporcin, si se tiene en cuenta la participacin de los israelitas en la poblacin total. De los 11.795 abogados autorizados en 1933 a ejercer su profesin en todo el pas de Prusia, 3350, o sea casi el 33 por ciento, eran israelitas; de los 6.236 Notarios, 2051, o sea 33 por cientos, eran judos. Y de nuevo tambin, las cifras relativas a la capital del Reich, Berln, eran mucho mayores: all alcanzaban incluso de 48 a 56 por ciento.

En ello se debe tener, adems, en cuenta que tambin en la administracin judicial y en la judicatura de jurisprudencia se hallaban muchos judos convertidos o no convertidos. Respecto a las ctedras de las Universidades se obtiene aproximadamente el mismo cuadro. Ello lo demuestra la siguiente estadstica de las tres Universidades alemanas ms importantes, tomada en el ao 1931 (Junto a las facultades de medicina y jurisprudencia debe tenerse as mismo en cuenta la facultad de filosofa, por presentar la misma anomala en el prevalecimiento judo) :

FacultadBerlnBreslauFrancfort sobre

el Meno

JurisprudenciaDe 44 Catedrticos, 15 judos = 34 %De 23 Catedrticos,

6 judos = 26 %Catedrticos

judos 33 %

MedicinaDe 265 Catedrticos,De 101 Catedrticos,Catedrticos

118 judos = 43 %43 judos = 43 %judos 28 %

FilosofaDe 268 Catedrticos,De 107 Catedrticos,Catedrticos

85 judos = 31 %26 judos = 25 %judos 32 %

Dos de los ms importantes factores de la vida del Estado, la administracin judicial y el rgimen sanitario se hallaban, pues, ante el serio peligro de pasar completamente a manos del judasmo.

2. Los Judos en la vida econmica alemanaMucho ms importante fu todava la intrusin judaica en la vida econmica de Alemania. Correspondiendo a las intenciones que acabamos de manifestar, y en el mismo sentido, el ramo del comercio fu el verdadero dominio del judasmo. Su "gran" poca fu y ello merece ser dicho de antemano el tiempo de inflacin en Alemania, o sea de 1919 a 1923. En aquel entonces se avanzaba menos por medio de trabajo rduo y productivo que por instinto especulativo y contratacin astuta. Y as fu como en aquel tiempo los trusts judos surgan del suelo como las setas. Basta solo recordar los conocidos nombres de Jakob Michael, Ricardo Kahn y Jacob Schapiro y la corrupta empresa del especulador austriaco Siegfried Bosel y Castiglioni, que obtuvieron ms all de las fronteras alemanas una triste celebridad. Todas estas empresas de reciente creacin quebraron, una vez terminada la poca de inflacin y haber empezado una era de trabajo slido, despus de haber costado inmensas sumas al pueblo alemn.

El ya mencionado economista hebreo Dr. A1f red Marcus, en su investigacin sobre "La crisis econmica del judo alemn", en el ao 1931, ha examinado exactamente la participacin israelita en los diferentes sectores del comercio alemn, con los extraordinarios resultados siguientes:

En el ao 1930, de las 603 casas que en total estaban dedicadas al comercio de venta de objetos de metal, 346, o sea el 57,3 por ciento, estaban en poder de israelitas; de los 514 comercios dedicados a la venta de metal viejo, 211, o sea el 41 por ciento, se hallaban en manos judas; de las 6.809 casas dedicadas a la venta de granos, 1.543, o sea el 22,7 por ciento, eran judas; de las 9.984 empresas destinadas a la venta de productos textiles al por mayor, eran suyas 3.938, o sea el 39,4 por ciento, mientras que de los 133 grandes talleres de confeccin para seoras les pertenecan 81, o sea el 60,9 por ciento. En la seccin especial relativa a cuestiones de Arte y publicacin de libros, que es ya en s de gran importancia cultural, muchos de los dueos de las empresas ms importantes fueron de raza juda. Basta, para demostrarlo, mencionar los nombres de S. Fischer, Cassirer, Flechtheim, Ullstein y Springer.

Mucho ms importante es todava tomar en consideracin el trfico monetario o sean las empresas bancarias. En ellas casi todos los puestos de ms prestigio se hallaban en manos de gente de raza juda. En detalle fueron israelitas o semiisraelitas las empresas siguientes:

En el "Deutsche Bank y Discontogesellschaft" en 1929 los dos Presidentes del Consejo de Administracin, y cuatro de los doce miembros que componan la Junta Directiva; en el "Darmstdter y Nationalbank" el Presidente del Consejo de Administracin y dos de sus sustitutos, adems tres de los cinco comanditarios responsables; en el "Dresdner Bank" en 1928 el Presidente del Consejo de Administracin, su substituto y, adems, tres de los siete miembros de la Junta Directiva, mientras que en la "Berliner Handelsgesellschaft" lo eran los tres nicos propietarios.

Tambin los grandes Bancos particulares pertenecan casi exclusivamente a1 dominio hebreo. Recordemos aqu nicamente las conocidas Casas de Banca de Arnhold, Behrens, Warburg, Bleichrder, Mendelssohn, . GoldschmidtRothschild, Dreyfuss, Bondi y Maron, Aufhuser, Oppenheim, Levy, Speyer-Ellissen, Heimann y Stern.

Partiendo de esta posicin preeminente del capital financiero, la influencia israelita se ramific por va de los Consejos de Administracin en todos los rganos de la industria alemana. El "Anuario de los Directores y Miembros de Consejos de Administracin" publicado en 1930, o sea mucho antes de que llegara al poder el nacionalsocialismo, demuestra cun aterradora es, en efecto, la influencia que el capital financiero judaico o dirigido por israelitas ha ejercido sobre la economa alemana.

En lugar preponderante aparece all el banquero israelita Jakob Goldschmidt con 115 cargos en Consejos de Administracin hallndose en segundo lugar el banquero judo Louis Hagen con 62 cargos. En tercer lugar damos con un abogado no judo al cual siguen de nuevo cuatro banqueros israelitas disponiendo en conjunto de 166 cargos en Consejos administrativos. Y a continuacin se encuentran tambin casi solo israelitas.

Esta desmedida y perniciosa aglomeracin de cargos administrativos en manos de un pequeo grupo de traficantes en valores no era de ninguna manera compatible con el cumplimiento concienzudo de las obligaciones unidas a tales cargos, en tanto que por otra parte ofreca grandes posibilidades de lucro sin requerirse apenas esfuerzo alguno. Este fu uno de los ms importantes factores que condujeron al descrdito del sistema poltico y econmico de aquellos aos y uno de los motivos de la propagacin del antisemitismo en las ms amplias masas del pueblo alemn.

Tambin la dominacin de la industria alemana por intermedio del sistema de los Consejos de Administracin judos corra parejo con la intromisin del judasmo en la direccin inmediata de la produccin industrial. Tratndose de un campo de accin tan ramificado, tan amplio y de tan gran diferencialidad, pudense, naturalmente, ofrecer slo aislados ejemplos sin, con ello, agotar ni remotamente dos verdaderos medios de la propagacin del judasmo.

Tratndose de la industria electrotcnica, queremos mencionar la ms importante de sus empresas, o sea, la AEG. (Allgemeine ElektricittsGesellschaft) : fu ella una creacin del israelita Emil Rathenau y despus de la guerra estuvo dirigida por dos hebreos. En la industria metalrgica dominaba, por ejemplo, el Frankfurter Metallbank, bajo la direccin del israelita Merton, casi todo el mercado de los metales. Las fbricas de Osram, que se destacan prestigiosamente en la industria de bombillas elctricas, se hallaron bajo la direccin del israelita Meinhardt. Las ms importante fbricas de objetos de goma, la Continental de Hanovre y la de Calmon en Hamburgo, fueron establecidas o dirigidas por judos. En la industria del cuero ejercan influencia preponderante las casas israelitas Adler y Oppenheim, Salamander y Conrad Tack S.A. El mercado del hierro se hallaba sometido al control del hebreo Ottmar Strauss, en tanto que en la industria de la potasa el judo Hugo Herzfeld ejerca una gran influencia. En el sector de la industria metalrgica Paul Silverberg domin completamente la industria de la hulla de Rhenania, mientras que los hermanos judos Petschek ejercan la misma influencia en la cuenca de lignito de la Alemania Central.

As mismo, en las organizaciones econmicas y en los rgano oficiales de la vida econmica, la participacin del judasmo fu extraordinariamente elevada. Y ello sobre todo en la industria y en las Cmaras de Comercio. En el mayor de los Institutos alemanes de esta naturaleza, en la Cmara Industrial, de Comercio de Berln, y para dar un solo ejemplo, haba en 1931 entre 98 socios 50 de ellos israelitas o semiisraelitas mientras que entre los 1.300 miembros de sus Comisiones especiales lo eran 400, y 131 de los 209 jueces para asuntos comerciales nombrados por la Cmara. La direccin de la Cmar estaba encomendada a un Presidente y cinco Vicepresidentes, de los cuales el presidente y tres de sus substitutos eran de raza juda.

Mucho peor todava era la situacin en las Bolsas. Citaremos como ejemplo la Bolsa de la Capital del Reich que, naturalmente, es la ms importante en su gnero. En Berln, de los 36 miembros de la Junta directiva de la Bolsa de efectos, 25 eran hebreos; de los 16 miembros de la misma Junta en la Bolsa de Productos, 12 de ellos eran israelitas; en la Bolsa de Metales de los 12 miembros que componan la Junta directiva, 10 eran judos; en la Comisin destinada a tratar los asuntos de Operaciones a Plazo haba 15 judos de los 18 que componan la Comisin, y de los 70 miembros que componan la Junta Directiva Superior de la Bolsa, 45 de ellos eran de raza judaica. Los visitantes de la Bolsa eran, as mismo y en su mayor parte, judos. As pudieron comprobarse en 1930 entre 1.474 visitantes espontneos de la Bolsa de valores 1.200 judos en cifras redondas, de los visitantes a la Bolsa de productos en nmero de 578, 520 judos y en la Bolsa de metales hasta incluso 80 judos de los 89 visitantes!

Es natural que tambin el Banco emisor del Reich o sea el Reichsbank, no pudiera oponerse, a la larga, a esta situacin casi monoplica del judasmo en el trfico del capital y en las posiciones importantes de la vida econmica. Y as fu como, ya en el tiempo entre 1925 y 1929, de los seis miembros alemanes del Consejo General del Reichsbank nada menos que cuatro eran judos o semijudos. Los tres miembros que formaban la Comisin General eran de raza juda y adems dos de sus substitutos.

Se hace sentir ahora la necesidad de completar lo que precede y que trata sobre todo de la estimacin cuantitativa de la participacin juda en la vida econmica alemana, considerndolo bajo el punto de vista cualitativo. A este respecto dbese tener en cuenta lo siguiente:

En el ya mencionado censo de profesiones, verificado en los distintos estados federales alemanes en 1925, pudo comprobarse que en el mayor estado federal del Reich, o sea en Prusia, y con una totalidad de 3 millones de gente empleada, ocupando una posicin independiente o dirigente, haba 92.000 judos en cifras redondas. Ello significa que de todos los judos que ejercan una profesin, el 48 por ciento ocupaban cargos dirigentes, en tanto que la proporcin correspondiente al resto de la poblacin era de slo el 16 por ciento.

Si se compara la participacin de los israelitas en la agrupacin de los trabajadores manuales, resurge toda la anomala inaudita de la estructura social del judasmo: Mientras que en Prusia en 1925 fueron registrados en total 8,9 millones de trabajadores manuales (o sea el 46,9 por cientos de todos quienes ejercieran oficio o profesin), el nmero de los hebreos alcanz slo 16.000 (o sea el 8,4 por cientos de todos los judos ejerciendo oficio o profesin). El porcentaje del judasmo que, tratndose de cargos dirigentes era tres veces mayor que el de la poblacin total, baj, al tratarse de profesiones manuales, a la sexta parte, llegando casi a nulo bajo el punto de vista absoluto.

Al hacer tales estimaciones cualitativas complementarias, se demuestra ms palpablemente que, antes de la toma del poder por el nacionalsocialismo, toda la vida econmica de Alemania haba llegado a un estado de angustiosa intromisin por parte de los hebreos y ello precisamente en los cargos ms importantes y dirigentes.

No debe extraar, pues, que el fuerte dominio de la economa alemana se manifestara tambin en ingresos especialmente elevados de la poblacin juda. Es desde luego muy difcil obtener a este respecto datos concretos. Debido a ello preferimos limitarnos a presentar como testigo el ya ms de una vez mencionado estadstico judo Dr. Alfred Marcus. Este estima el promedio de las rentas de los judos para el ao de 1930 3,2 veces mayor al de las obtenidas por el resto de la poblacin.

Para sintetizar una vez ms los resultados de las demostraciones indicadas anteriormente, debe retenerse el hecho de que los israelitas se lanzaron de manera absolutamente exclusiva a las profesiones del comercio y ello en especial al trfico de mercancas y de valores, avanzando en ellas hasta los cargos ms importantes y dominantes. Tanto la agricultura como los dems oficios manuales fueron cuidadosa y celosamente evitados. A ello hay que aadir todava la anmala concentracin de los judos en las grandes ciudades y, muy especialmente, en la gran capital del Reich, Berln.

No se necesita mucha agudeza de miras para reconocer que una estructura social y regional de tal anomala debe conducir, necesariamente, a muchas tiranteces e incluso a serios disturbios de la vida nacional. Y ello deba en efecto suceder an cuando el judasmo, al ejercer las funciones por l usurpadas, se hubiera mantenido en una prudente reserva y mostrado mejor adaptacin a los deseos y al espritu del pas hospitalario, de lo que lo hiciera en realidad. Esta tensin deba conducir un da a una explosin, cuando el judasmo, cegado por el brillo de sus xitos, renunciara a toda limitacin, dando rienda suelta a su espritu heterogneo. Nunca se manifest ms claramente el desenfreno del judasmo en Alemania como durante los aos que siguieron a la Gran Guerra.

3. Los Judos y la corrupcinPuede directamente hablarse de una epidemia de corrupcin que se haba posesionado, en aquellos aos, de la vida pblica. Y no se limitaba slo a Alemania sino que, tanto en Europa como en Amrica, alcanz a casi todos los pases. En todas partes, donde se daban casos de corrupcin, jugaban los judos un papel preponderante, ya se trate de los casos Hanau, Oustric y Stavisky en Francia, de Insull en los Estados Unidos o de Bosel, Berliner y Castiglioni en la antigua Austria.

En el fondo nada tiene de extrao el que precisamente los aos que siguieran a la gran conmocin de la guerra mundial aportaran como sntomas morbosos repetidos casos de corrupcin. Por otra parte, empero, es sumamente tpico para el carcter del judasmo que haya sido l el portador y el beneficiario d este proceso corrosivo.

Es muy de comprender que precisamente Alemania, que result perdedora en la guerra mundial, se viera especialmente y en alto grado invadida por el bacilo de la corrupcin. Durante los tiempos ms calamitosos, por los que tuvo que pasar Alemania despus del Dictado de Versalles, pudo aprender a conocer, y ello como ningn otro pas pudiera hacerlo, al judasmo como explotador y usufructuario de su infortunio nacional.

La lista de los judos vidos de riquezas, que en aquellos aos de terrible miseria lograron echarse sobre la economa alemana presta a desmoronarse, ocasionando su completa ruina, abarca los fundadores de empresas de especulacin, los corruptos caballeros de industria y los estafadores criminales de alto vuelo. Casi en ningn otro pas se ha desarrollado con ms desenfreno la naturaleza juda con su peculiar egosmo, su falta de escrpulos y su ansia de rpido lucro.

Ya las Sociedades creadas durante la guerra mundial para organizar la explotacin de las materias primas alemanas, su importacin y su administracin, fueron pasando ms y ms en manos de israelitas. La mayor de ellas, la "Sociedad General de Compras" (ZentralEinkaufsGesellschaft) estaba, por ejemplo, dirigida por un, hebreo; en la "KriegsMetallA.G.", de especial importancia, entre los 14 miembros del Consejo de Administracin 12 de ellos eran israelitas. No lleg a producirse un escndalo pblico por la manera como estos judos conducan los negocios, porque el desarrollo poltico y militar de la guerra pesaba como agobiadora carga sobre Alemania.

Con el fin de la guerra son la hora magna para la corrupcin juda. La liquidacin de las fbricas de armamentos y la de las existencias en material de guerra ofrecieron la posibilidad de obtener grandiosos beneficios, ocasin sta que fu precisamente aprovechada en su mayor parte por traficantes israelitas As pudo, por ejemplo, el hebreo Richard Kahn cerrar con los "Deutsche Werke", la ms importante empresa nacional de armamentos, un contrato segn el cual esta grandiosa empresa le ceda todas sus existencias, evaluadas en millones, al precio de chatarra. Richard Kahn no fu el nico israelita que sac grandes provechos del descalabro sufrido por Alemania. El economista judo, Felix Pinner ha caracterizado en su libro "Gua de la Economa alemana" (Berln 1924) los muchas judos que salieron gananciosos con el desastre de la nacin alemana de la manera siguiente:

"Muchos . . . han empezado siendo proveedores del ejrcito a cuyo respecto y en algunos casos es muy difcil discernir si lo que les impuls a ello fu el deseo de obtener utilidades o el deseo de librarse de ser llamados a filas y tener que ir al frente, por lo que no puede decirse cual fuera el motivo primordial o el motivo secundario de sus comienzos. Para algunos lleg, sin embargo, el gran momento cuando fueron liquidadas las existencias de armamentos y material de guerra, en tanto que otros establecieron las bases de su opulencia durante el desarrollo "normal" de la inflacin monetaria que siguiera a la guerra europea:"

Durante este rgimen de depreciacin monetaria, o sea en los aos de 1a inflacin entre 1919 y 1923, la especulacin corrupta celebraba especiales triunfos. Precisamente los israelitas fueron quienes en aquel entonces, cuando la actividad econmica se desarrollaba sobre todo en las Bolsas, a base de sospechosas e incluso tramposas especulaciones sobre efectos, lograron fundar grandiosos sindicatos industriales. Y fueron sobre todo estas empresas las que, dotadas de un prestigio fullero, arrojaron al principio una utilidad extraordinaria para fracasar al poco tiempo por insostenibles. Los nombres ms conocidos entre quienes fundaron tales sindicatos fueron los de los hebreos Jakob Michael, Richard Kahn y el de los judos orientales, hermanos Ciprut. Respecto a estos hermanos el propio escritor judo Pinner dice en su ya mencionado libro: "Sus caractersticas son: caballeros de industria en sentido financiero, oriundos de los campos situados al sudeste de Rumania o Persia y atrados por el vaho de descomposicin de la valuta alemana".

Todos estos casos, sin embargo, no fueron la causa propiamente dicha y determinativa que hicieran que la cuestin juda en Alemania se convirtiera para el pueblo entero en un problema agudo. Se produjeron en una poca en la que, despus de todo, todos los lazos de orden poltico y econmico se haban relajado; pasaron desapercebidos, en parte, bajo el desorden de los primeros aos de la postguerra y fueron estimados por la opinin popular, las ms de las veces, como acontecimientos anormales producidos por una poca ms anormal todava. Nada ha abierto tanto los ojos del pueblo alemn sobre el verdadero carcter del judasmo y avivado tanto su antisemitismo como los verdaderos casos de gran corrupcin de naturaleza netamente criminal y que, debido a su fusin de intereses econmicos y polticos, se convirtieron en escndalo pblico.

Nos referimos a los casos de los hermanos Sklarz, de los hermanos Barmat, de los hermanos Sklarek, de los hermanos Rotter y, adems, a los escndalos producidos por Michael HoIzmann y Ludwig Katzenellenbogen. Todos estos judos corruptos fueron por lo dems, excepcin nica hecha de Katzenellenbogen, judos del oriente de Europa que haban inmigrado a Alemania durante y despus de la guerra mundial.

El mayor de estos casos de gran corrupcin fu el de los cinco hermanos Sklarz. Estos lograron, utilizando las buenas relaciones de que disponan con prestigiosos personajes pertenecientes al partido socialdemcrata, obtener, inmediatamente de terminada la guerra, el monopolio para el abasto de material a aquellas tropas encargadas del restablecimiento del orden interior del pas. Con ello pudieron adquirir en cortsimo tiempo una fortuna de varios millones. Recurriendo a toda clase de negocios tenebrosos pudieron, tambin posteriormente, aumentarla ms an, llegando a sobornar en forma ms o menos directa a personajes que entonces dirigan los negocios del Estado. A estos mtodos debieron ellos el que el procesamiento, que acab por hacrseles, aportara poca luz sobre sus maquinaciones y que, en 1926, despus de largas y obscuras tramitaciones, condujera slo a la condena de uno de los hermanos.

Con los hermanos Sklarz se hallaba en estrechas relaciones uno de los mayores logreros de la guerra, el judo ruso Parvus Helphand. Debido a su fortuna de varios millones ganada con la venta de pertrechos de guerra, habla sabido obtener excelentes relaciones con el entonces prepotente partido socialdemcrata y se mantena a la sombra como instigador de muchos escndalos de alta corrupcin, sin que nadie se atreviera a proceder judicialmente contra l, en consideracin a las obligaciones que le tenan contradas muchos de los entonces gobernantes.

Con mayor garbo todava que los hermanos Sklarz procedieron los tres hermanos Barmat. Eran oriundos de Kiew y fueron primeramente, durante la guerra europea, traficantes de comestibles en Holanda. Por intermedio del poltico israelita Heilmann, de los hermanos Sklarz y de ParvusHelphand, obtuvieron el permiso de pasar a Alemania. Abusando perspicazmente de las debilidades humanas, prestando grandes y pequeas obsequisidades que acababan por convertirse en verdaderos sobornos, lograron obtener amigos influyentes entre los personajes preponderantes del gobierno. De esta manera pudieron llegar a ser, al poco tiempo, propietarios de diez casas de Banca y de un gran nmero de empresas industriales. A base de balances falsos consiguieron abrirse un crdito de 38 millones concedido en parte por el Banco Nacional de Prusia (PreuBische Staatsbank) y en parte por el ministerio de Correos del Reich. Guando el infofado sindicato Barmat se derrumb completamente, sus deudas ascendieron a 70 millones de marcos oro de los cuales la mitad debieron ser cubiertos por las pequeas economas de gente poco adinerada.

La tramitacin procesual contra los hermanos Barmat termin imponiendo muy leves penas de prisin. Sin embargo el antiguo excanciller del Reich y socialdemcrata Bauer result con cargos tan agravantes que se vi obligado a renunciar a su cargo.

Por lo dems, Julius Barmat, despus del descalabro de sus empresas en Alemania, pas de nuevo al extranjero. En su nuevo pas de asilo emple igualmente y con xito los mtodos que tan bien le sirvieran en Alemania: gracias al soborno de personajes influyentes en la poltica, pudo abrirse nuevos crditos, perjudicando al Banco Nacional de Blgica por una suma de 38 millones de francos oro. Para librarse de la condena se suicid en 1937.

Menos afortunados que su antecesor, pero a pesar de ello bastante favorecidos por la suerte, quedaron los israelitas Iwan Baruch, Alexander Kutisker y Michael Holzmann. La vctima de sus fraudulentas manipulaciones fu el PreuBische Staatsbank, ya tan castigado por el estafador Barmat, al que perjudicaron con un prstamo subrepticio por la suma de 14 millones de marcos oro.

Mucho mayor que los anteriores fu el escndalo suscitado por los tres hermanos Sklarek. Con su trascendental patraa en sentido poltico, de negocios y de soborno, ste caso se halla seguramente sin precedente posible. La vctima de esta estafa de gran alcance fu la capital del Reich, Berln.

Utilizando un redomado sistema de complacencias, regalos y donativos de todas clases, los taimados hermanos Sklarek haban conseguido obtener la proteccin ilimitada de los personajes ms influyentes en todas las dependencias oficiales de Berln -siendo ellos en aquel entonces socialdemcratas y comunistas- y ello por medio del soborno. De esta manera conservaban un monopolio absoluto para la entrega de la indumentaria destinada a la capital, tanto si se trataba de indumentar a la polica, como a las empresas de trfico urbanas, personas atendidas por el Auxilio social o barrenderos. Todos los empleados municipales que parecieran tiles a los hermanos Sklarek para la obtencin de dicho monopolio fueron sobornados por ellos. Incluso el alcalde de la capital ! De esta manera fu posible que el Stadtbank, instituto financiero de la capital del Reich, pagara sin reparos ningunos las facturas simuladas de los Sklarek sobre entregas de indumentaria en grandes proporciones que, en realidad, no haban sido efectuadas. Cuando por fin la empresa Sklarek hubo de suspender sus pagos, el Stadtbank tuvo que sufrir la prdida de 12,5 millones de marcos, mientras que nunca logr averiguarse dnde quedaran otros valores de un importe de 10 millones de marcos.

El proceso intentado contra los hermanos Sklarek en 1932 dur nueve meses y termin, satisfaciendo mejor la indignacin general de la poblacin, con penas ms severas de lo que fueran en casos anteriores. Dos de los hermanos (el tercero de ellos haba fallecido entre tanto) fueron condenados a varios aos de presidio.

Merece mencionarse, adems, el caso del Director General israelita Katzenellenbogen. Era ste Director de la empresa SchultheissPatzenhofer, una de las empresas industriales alemanas ms importantes, con un capital en acciones de 75 millones de marcos y un capital de prioridad por valor de 15 millones de marcos. Por medio de especulaciones desleales que tendan a favorecer los intereses personales a costa de los intereses de la empresa, esta se hall a punto de declararse en quiebra. Los accionistas fueron perjudicados por la suma redonda de 30 millones de marcos. Una parte de los beneficios obtenidos con estas especulaciones dolosas los haba empleado Katzenellenbogen para apoyar la actuacin del Director de escena bolchevique Erwin Piscator. Fu condenado a detencin por malversacin y encubrimiento de balances.

El ltimo eslabn en la larga cadena de escndalos corruptivos la forma el caso de loa hermanos Rotter. En su trust estos dos especuladores hebreos haban reunido siete de los ms importantes teatros de Berln. Para poder aprovechar lo ms posible de dicha empresa haban constituido varias sociedades cuya direccin haba sido confiada a personas de pocos conocimientos pero de absoluta obsequiosidad. De estas sociedades lograron extraer en un solo ao el de 1932; descontados todos los gastos, el beneficio neto de 300.000 marcos, sin contar los 2.000 marcos mensuales que se adjudicaba como sueldo cada uno de los hermanos. Perciban, adems, otros 400.000 marcos de dos empresas culturales que les correspondan a base de un contrato fraudulento. Mientras que los actores no hebreos, que actuaban en sus teatros, perciban sueldos mezquinos, los grandes actores de ambos sexos pertenecientes a la raza juda y preferidos por los hermanos Rotter perciban sumas fabulosas, 1.000 y 2.500 marcos por una sola noche, sin que ello fuera inusitado. Los hermanos mismos llevaban una vida de gran derroche. Y as fu como en 1932 la empresa Rotter sufri descalabro, presentando un descubierto de 3,5 millones de marcos. Los Rotters supieron sustraerse a las responsabilidades huyendo a Liechtenstein, cuya nacionalidad haban sabido, precavidamente, asegurarse.

Ya llevamos mencionado el que Austria, a su vez, haya conocido escndalos por corrupcin y ello en grandes dimensiones. Adems de Castiglioni y Bosel mencionaremos aqu al gran estafador judo Berliner. Como Director General de la importante Sociedad de Seguros de Vida "Phnix" usaba y abusaba de la fortuna de su comanditario para efectuar transacciones de carcter poltico. Mantena las mejores relaciones con todos los diferentes partidos austriacos y pag para elecciones y provisin de empleos en total la suma de tres millones de chelines, y, ello bajo mano, para corrumpir. Los sindicatos as como la organizacin paramilitar "Heimwehr" fueron por l muy protegidos con los medios sacados de su empresa. De esta manera alcanz el dficit del "Phnix" la prodigiosa suma de 670 millones de chelines. 330.000 miembros de la Sociedad de Seguros, y casi todos ellos personas de escasos medios, tuvieron que soportar estas prdidas, resultantes de corrupcin, por medio de alza de las premias y reduccin de los rendimientos de seguro.

Esta lista que venimos dando de casos de corrupcin israelita no pretende, en manera alguna, ser completa. Se ha limitado nicamente a aquellos casos que en Alemania e incluso ms all de sus fronteras han causado sensacin y alcanzado grandes dimensiones en sentido financiero. Pero esta sola enumeracin basta para refutar la objecin formulada frecuentemente de parte israelita de que los judos no hayan participado en la corrupcin en mayores dimensiones que los economistas no judos. Ante esta pretensin puede comprobarse que en el mismo lapso de tiempo, tomado aqu por norma, slo ha habido dos grandes escndalos por corrupcin ocasionados por personas no judas: el caso del Raiffeisen Bank y el del escndalo Lahusen. La participacin hebrea en la corrupcin no slo porcentualmente, o sea a base de la participacin juda en el total de la poblacin, sino tambin de manera absoluta, es completamente prevaleciente.

Concluyente es asimismo, tratndose de avalorar la corrupcin israelita, el que la tramitacin de todos aquellos procesos fue infinitamente dilatada, es decir que procur impedirse la sentencia condenatoria y que, caso de aplicarse castigo, se hizo por lo comn de manera ms que insuficiente. El motivo de esta manifestacin debi buscarse en el amplio parentesco, comunidad y entremezcla de intereses que haba entre los estafadores israelitas y los personajes prominentes del gobierno y otras dependencias oficiales. Y en ellas haba tambin en los cargos primordiales judos !

Ya hemos llamado anteriormente la atencin sobre esta correlacin de circunstancias. Adems del ya mencionado diputado israelita, afiliado al partido socialdemcrata Heilmann que fue el precursor de los Barmat, y el Secretario de Estado Abegg, semijudo que operaba de manera muy parecida, pueden ser mencionadas como ejemplo del sistema corrupto de los funcionarios hebreos, el Secretario de Estado del Gobierno de Prusia y Comisario de Estado para el orden pblico Dr. Weismann y el VicePresidente de la Polica de Berln Dr. Weiss. A ellos corresponda, en los importantes cargos que desempeaban, velar por el derecho y el orden; el Dr. Weismann fue incluso el primer funcionario del mayor de los estados alemanes: Prusia.

Un papel especialmente tenebroso lo jug el Dr. Weismann en el curso del proceso contra los hermanos Sklarz. Queremos consignarlo para caracterizar con ello la conducta de Weismann, que durante las indagaciones hechas contra los indicados estafadores, llevadas a cabo por el Fiscal Gutjahr, ofreci al mismo, para sobornarle, la suma de tres millones de marcos para que estableciera el sumario en sentido favorable a los inculpados, sometindole ms tarde a un procedimiento disciplinario por haberse negado el ntegro funcionario a satisfacer sus deseos.

Tanto Weismann como el Dr. Weiss eran aficionados en sus horas de ocio a los juegos prohibidos y ello en grande escala.

Incluso la revista israelita " Weltbhne" (Escenario mundial) ech en cara a Weissmann en 1920 "ser uno de dos jugadores que gozara de peor fama en Berln". El Prefecto de Polica Dr. Weiss fue repetidas veces sorprendido en 1932 jugando a los prohibidos en los clubs peor reputados e incluso antes de la toma del poder por el Nacionalsocialismo le fue consignado por el Kammergericht (Audiencia) de Berln que haba cometido hechos punibles y que "no posea la calidad moral necesaria que requeran las grandes responsabilidades de su cargo".

4. Los Judos en la poltica alemana

Bajo la Alemania imperial los israelitas no consiguieron jugar ningn papel de importancia en la vida poltica, por los menos en lo que se refiriera a desempear cargos dirigentes. Tan pronto como estall la Revolucin de 1918 y con la implantacin de una nueva constitucin, el sistema que imperara hasta entonces se modific radicalmente. No queremos indagar aqu si la nueva forma de gobierno se adaptaba o no mejor a las miras polticas predominantes del judasmo y si convena mejor a su intelecto. Es de todas maneras un hecho que a partir del mes de Noviembre de 1918 se produjo una embestida metdica del judasmo a todos los cargos dirigentes del Reich y de sus estados federales.

Entre los seis denominados "Comisarios del Pueblo" que despus del descalabro constituyeron el primer Gobierno del Reich figuraban dos israelitas: Hugo Haase y Otto Landsberg. En Baviera, el hebreo Kurt Eisner gobernaba caticamente como Presidente del Consejo de Ministros, mientras que en Prusia el israelita Paul Hirsch imperaba en la misma jerarqua y con los mismos mtodos. En el primer Gobierno constituido a base parlamentaria (1919) figuraban cinco israelitas. Muchos de los cargos ms importantes de los Ministerios del Reich estaban ocupados por hebreos.

Para poder abarcar la importancia de estos hechos, dbese considerar que la usurpacin israelita de la direccin poltica del Estado corri pareja con el comienzo de una poca de debilidad poltica que condujo hasta la negacin propia y la subordinacin ms vergonzosa hacia el extranjero y a la completa desorganizacin interior. Tampoco la prdida de la guerra mundial, que deba naturalmente provocar en la situacin exterior de Alemania y en su situacin poltica interior profundas modificaciones, constituye para ello suficiente disculpa ni suficiente explicacin. A1 recordarse en el extranjero aquellos tiempos deber reconocerse que una actitud ms comedida y digna de parte de Alemania slo hubiera podido contribuir a aportar mejoras, mientras que la servilidad manifestada por los polticos judos de Alemania slo le aport desprecio y aceler su ruina nacional.

Aquellos polticos hebreos no estaban de ninguna manera satisfechos de que respecto al derecho pblico de Alemania se hubiese efectuado una modificacin pasando de la monarqua constitucional a una forma constitucional parlamentariorepublicana. Ello lo demuestra el escritor israelita RudoIf Schay en su libro publicado en 1929, denominado: "Los judos en la poltica alemana." Dice all lo siguiente: "Entre las fuerzas que aceleran la Revolucin por no estar conformes con una burguesa liberal ni un sistema democrticorepublicano sino que aspiran a la realizacin de las ltimas exigencia socialistas, juegan los hebreos un papel preponderante: Rosa Luxemburg, Eisner y Landauer."

Bajo el lema "realizacin de las ltimas exigencias socialistas" deba comprenderse nada menos que el cumplimiento del manifiesto comunista inspirado por el judo Marx. Ello sin embargo slo era realizable renuncindose a todos los ideales nacionales y a la defensa de los intereses del pueblo alemn.

As, pues, no es de extraar que el poltico israelita, ya durante la guerra, haya jugado un papel predominante en aquel movimiento que tenda a la socavacin de la potencia poltica y militar de Alemania. En qu pas de aquellos que fueran adversarios blicos de Alemania se hubiera tolerado impunemente que en los das de los ms crticos y decisivos, el jefe de uno de los ms prestigiosos peridicos que era el portavoz de un partido poltico publicara prrafos traicioneros a la patria, como se permiti hacerlo el hebreo Friedrich Stampfer el 12 de Octubre de 1918 en el diario socialdemcrata "Vorwrts"?

"Alemania debe y ello es la voluntad firme de los socialistas arriar para siempre su pabelln de guerra sin que esta ltima vez lo haya tornado victorioso."

Es este el mismo derrotismo que ya al comienzo de la guerra mundial se haba abierto paso entre las organizaciones pacifistas que se hallaban en su mayora bajo la direccin de hebreos. La ms importante de tales organizaciones fue la Sociedad "Neues Vaterland" (Patria Nueva) que se denomin ms tarde "Deutsche Liga fr Menschenrechte" (Liga alemana del Derecho de gentes). Obtuvo su caracterstica gracias a la influencia decisiva de los israelitas Witting, Grelling, Bernstein, Magnus Hirschfeld, Heymann, Gumbel, Wulfsohn y otros ms. Tambin el movimiento pacifista de la juventud era dirigido por hebreos como Max Hodann, Jakob Feldner, adems por el judo comunista Scholem y los hijos semijudos de Karl Liebknecht.

Expresamente manifestamos que no pretendemos decir aqu nada que semeje a un reproche contra el pacifismo como tal. Es sin duda alguna una conviccin poltica de gran seriedad tica y merece ser apoyado enrgicamente. No obstante, para la direccin poltica de un Estado y muy especialmente cuando el mismo se encuentra en un periodo de gran tensin de todas sus fuerzas nacionales es slo tolerable si se mantiene dentro de los limites que le fijen los intereses polticos de la Nacin.

Precisamente los pacifistas antes enumerados fueron los responsables y causantes en primera lnea de que se perdiera la fuerza de voluntad de lucha para evitar el descalabro del pas, de que surgiera el malentendido entre el pueblo y sus conductores polticos, y las divergencias entre el ejrcito combatiente y la Nacin. Nadie ha puesto en manos de los enemigos blicos de Alemania tanto y tan adecuado material de propaganda corrosiva como los hebreos conductores del movimiento pacifista.

En primera lnea debe mencionarse aqu el ya nombrado Dr. Richard Grelling, un nombre que en los pases que formaron la antigua Entente debe ser todava hoy suficientemente conocido. Antes de empezar la guerra haba ido a establecerse a Suiza y escrito all sus dos obras "J'accuse" (Acuso) y "Das Verbrechen" (El crimen) en los que se esfuerza en demostrar la pretendida culpa de Alemania en el estallido de la guerra mundial. Estas obras obtuvieron grandiosa propagacin en los pases de la Entente y entre los neutrales, por considerarse como confesin voluntaria y convincente de la responsabilidad de Alemania en todos los horrores de la guerra. Ya en 1917 un hermano de raza de Grelling, el escritor israelita Karl Federn, en una rplica refutatoria, declara la conducta traidora a la patria de Grelling "desalmada" diciendo, adems, que Grelling ha "operado casi generalmente con mentiras y falsificacin de los hechos". Grelling no se ha defendido nunca de los reproches graves que se le han dirigido y que se repitieron de nuevo en los ltimos aos. A1 contrario, cobardemente ha tratado al principio de negar su calidad de autor de las dos obras atroces salidas de su pluma.

Merece ser nombrado, adems, el periodista hebro Hermann Fernau que en los aos 1917 y 1918 hizo, desde Suiza, propaganda en descrdito de Alemania. Sus artculos periodsticos ofrecan a los enemigos blicos de Alemania material excelentemente apropiado, por su carcter desmoralizador, para ser repartido en las trincheras alemanas.

El Consejero privado Witting, hermano del escritor hebreo Maximilian Harden, fu responsable de que las memorias de carcter intimo del antiguo embajador de Alemania en Londres Prncipe Lichnowsky, "Meine Londoner Mission" (Mi misin en Londres) se dieran en forma de libelo a la publicidad. No encerraban ms que opiniones puramente personales del diplomtico alemn pero, con su publicacin, tuvieron para Alemania y su posicin poltica la misma importancia nefasta que las dos obras de Grelling.

En la preparacin del derrumbamiento poltico de 1918, que caus el cataclismo final del frente alemn de combate, los israelitas fueron quienes tuvieron en ello la mayor influencia y participacin.

El diputado socialdemcrata Dr. Oscar Cohn fu quien recibi, a .principios de noviembre de 1918, del antiguo embajador de los Soviets Joffe, que por lo dems era tambin hebreo, cuatro millones de rublos oro destinados a preparar la revolucin alemana. El diputado hebreo Hugo Haase fu instigador espiritual de la sublevacin de los marineros en Kiel que fu la seal de desbandada que origin la Revolucin general en Alemania. En la Sesin de Protesta de la Asamblea Nacional alemana, celebrada el 19 de Mayo de 1919, en la cual toda la representacin nacional protest contra la firma del Tratado oneroso de Versalls, Haase, cmo jefe del partido independiente socialdemcrata fu el nico que se declar conforme a que se firmaran las condiciones del tratado. Por lo dems, tambin en la Dieta de Prusia fu un judo, el diputado Kurt Rosenfeld, quien, el 7 de mayo de 1919 y en una Sesin celebrada por dicha entidad, se declar partidario de la firma de dicho tratado, que denegaba todo el pas.

Conjuntamente con estos saboteadores de la voluntad del pueblo y traidores de los intereses de la nacin operaban - para no citar ms que algunos nombres el hebreo Georg Bernhard como Director del "Vossische Zeitung", Friedrich Stampfer y Erich Kuttner pertenecientes al rgano central de los socialdemcratas, el `'Vorwrts", y Rudolf Hilferding en la publicacin de tendencia radical "Freiheit" (Libertad). A sus comunes esfuerzos debe muy especialmente atribuirse el que Alemania haya debido doblar la cerviz bajo el peso de las condiciones de paz que ms tarde la evolucin poltica deba mostrar ser irrealizables pero que, apesar de ellos, aportaron no slo el descalabro militar sino tambin el derrumbamiento poltico y econmico.

No podemos cerrar esta enumeracin de derrotistas hebreos sin llamar la atencin sobre lo siguiente: Desde luego ha habido tambin entre los alemanes no judos durante y despus de la guerra traidores y saboteadores que no obraron mejor que aquellos israelitas. Pero la participacin de estos ltimos en esta actuacin de poltica infame no es slo relativa sino absolutamente incomparablemente mayor, tan horrorosamente mayor que los pocos nombres de los no judos se pierden y desaparecen completamente en ellos.

Si se buscara una explicacin a este hecho singular, puede la misma slo hallarse en el hecho de que el judasmo, tanto exterior como interiormente, no tiene arraigues ningunos y a base de su predisposicin racial y de su pasado histrico no conoce compromisos ni apegos ningunos que se relacionen con algo que se denomina Patria.

Al mismo tiempo, empero, y con esta conducta poltica seguida por el judasmo, demuestra el mismo su infinita ingratitud hacia el pueblo alemn. Pues, casi no hay pueblo que hubiera satisfecho en tan alto grado las reivindicaciones de la emancipacin judaica ni otro pas que Alemania hubiera admitido tan condescendientemente a los israelitas en todos los dominios de la vida pblica. Pero tampoco ningn otro pas se ha visto en tiempos de calamidad nacional tan terriblemente y denigrantemente traicionado como Alemania lo ha sido por los judos!

Cuan lejos esta falta de vinculacin de los israelitas a la patria poda conducirles y a que alto grado esta manera de ser de los judos poda lastimar los ms profundos sentimientos nacionales, nos lo demostrarn dos casos conspicuos que se produjeron despus de terminada la guerra.

Uno de ellos es el escndalo producido por el catedrtico universitario hebreo Theodor Lessing. Durante los procedimientos preparativos a la eleccin del Presidente del Reich en 1925, este hombre, que estaba destinado a actuar como maestro y educador de la juventud alemana, public en el peridico extranjero y lleno de animosidad contra Alemania "Prager Tageblatt" (Diario de Praga) un articulo en el que protestaba de la candidatura del Mariscal von Hindenburg. El tal articulo estaba lleno de calumnias y odiosidades. El anciano Mariscal se vea acusado en l de "inhumano" y de "incapaz" pero tambin de "lobo suelto" y pronosticaba que seria en su nueva dignidad un nuevo "Nern".

Para comprender bien la infamia que encierran estas palabras hay que recordar que el Mariscal, despus de una vida de grandes fatigas y trabajo, se puso a los 77 aos de edad de nuevo a disposicin del Estado porque Alemania, desunida por sus luchas polticas, necesitaba una personalidad de prestigio que lograra reunir todas las fuerzas para conseguir un resurgimiento nacional. Se debe considerar, adems, que Hindenburg, como generalsimo de todo el ejrcito durante la guerra era, para cada alemn, una figura querida y venerada y que en ella se personificaban de manera casi mstica la prestacin militar dada por los soldados alemanes. El menoscabo de Hindenburg era para Alemania lo mismo que fuera para Inglaterra el menoscabo de Nelson, para Francia el de Foch o para los Estados Unidos el de Jorge Washington.

Este incalificable ultraje del gran anciano despert una ola de indignacin no slo entre la juventud acadmica de Alemania sino tambin en las ms amplias esferas del pas. Lessing, sin embargo, no se vi molestado en manera alguna en va de depurar responsabilidades, sino que, por el contrario, pudo continuar impunemente sus difamaciones. Pero el efecto de su indigna conducta fu, naturalmente, un recrudecimiento de la tendencia antisemtica entre el pueblo.

Cual fuera el espritu que dominara a gentes de la calaa del israelita Lessing, se desprende de sus "Memorias de la Guerra", publicadas as mismo en el "Prager