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    ¿Alfredo Collado Martell, un excluido de la Generación del treinta en la literaturapuertorriqueña?

    MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN[mediaisla]Collado Martell, como muchos escritores de las primeras décadas del

    siglo XIX, fue un destacado periodista que alternaba la publicación en los medios de obras creativas con el

    ensayo crítico: la publicación de poesía y cuentos. Además de ser un polemista sobre los problemas

    sociales y políticos de la isla irredenta.

    La pregunta que me hago al iniciar estas apuntaciones, parece desde un inicio tener una respuesta doble. Porque si

    el lector se preguntara: ¿Y quién es ese Collado Martell? La pregunta sugiere la respuesta; porque, en verdad, sobre

    él se ha escrito muy poco. Pero también hay otra respuesta a esa pregunta: Alfredo Collado Martell parece no existir

    en las referencias recientes a la Generación del treinta. Pero esa ausencia no se debe a los historiadores de la

    literatura ni a sus compañeros de promoción, sino al tiempo, a la contemporaneidad, a los temas recurrentes que, de

    alguna manera, entraron en el cansancio de una cultura. Es, en fin, la herrumbre de los años que hace que hoy nos

    preguntaremos por el destino de esta innovadora voz de las letras de

    Puerto Rico y el Caribe.

    A pesar de las muy reiteradas búsquedas que he realizado, sobre la

    vida Alfredo Collado Martell sabemos poco. En un tiempo creí que

    había nacido en Caguas, pero no era cierto; nació en Santo Domingo

    (1900), hijo de un puertorriqueño y una criatura dominicana. En esa

    orilla isleña vivió su infancia, unos siete años. Luego pasó a vivir en

    Mayagüez. Algunos historiadores literarios lo ubican en Venezuela y

    España. Posiblemente regresó a trabajar como técnico azucarero a una

    central cercana a la capital dominicana, el Ingenio Boca Chica y luego,

    al final de su corta vida, pues muere en 1930, fue oficinista en la división

    de estadísticas del Departamento de Instrucción Pública de San Juan.

    Collado Martell, como muchos escritores de las primeras décadas del

    siglo XIX, fue un destacado periodista que alternaba la publicación en

    los medios de obras creativas con el ensayo crítico: la publicación de poesía y cuentos. Además de ser un polemista

    sobre los problemas sociales y políticos de la isla irredenta. Como periodista colaboró con distintas publicaciones, en

    los periódicos:La Democracia,Puerto Rico Ilustrado,Gráfico de Puerto Rico,El Mundo, y las revistas: Alma

    Latina,La Revista Escolar de Puerto Rico eÍndice, entre otras.

    DeÍndice fue uno de los cuatro directores. Esta revista, junto a laRevista de las Anillas, fundada por Luis Llorens

    Torres en 1913, fue una de las publicaciones en la cual la ciudad letrada boricua dio a conocer sus trabajos en

    Hispanoamérica y recogía distintas voces de la juventud estudiosa, por ejemplo, la de Cuba, como Juan Marinello, yrealizó una encuesta sobre las preguntas capitales de la puertorriqueñidad. En ella colaboraron Gabriela Mistral,

    Concha Meléndez, Margot Arce, Manuel Ugarte, Samuel Gili Gaya, y se publicaron poemas de Luis Palés Matos,

    Graciany Miranda Archilla, Juan Antonio Corretjer, Hugo Margenat y Clemente Soto Vélez, jóvenes de la nueva

    hornada que buscaban renovar la literatura puertorriqueña unido a los manifiestos de vanguardia que se dieron en

    Europa;Índicepublicó 28 volúmenes entre abril de 1929 y julio de 1931.

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    La presencia en la dirección deÍndicede Antonio S. Pedreira da un inusual aliento a la reevaluación de la cultura

    y literatura de Puerto Rico en un momento capital de su historia. Samuel R. Quiñones y Vicente Géigel Polanco le

    conferían un carácter definitivamente intelectual, y de primer orden. Tanto Pedreira (Insularismo,1934) Géigel

    Polanco (El despertar de un pueblo,1942) tenían como preocupación central hacer un balance de la presencia

    norteamericana en Puerto Rico e incluían la literatura como una forma de la evolución del espíritu, la cultura de los

    puertorriqueños. Tenían, además, la preocupación sobre el tema del español que se veía amenazado por el uso del

    inglés como lengua vehicular en las escuelas de la isla. Pedreira, Quiñones y Géigel escribieron brillantes páginas

    críticas. Al igual que Collado Martel, Pedreira muere muy joven sin dejar de escribir la síntesis más polémica sobre la

    puertorriqueñidad y ser, en ausencia, un maestro de las generaciones subsiguientes. Ningún ensayista llegó más

    lejos que Pedreira en el Puerto Rico del siglo XX. Su libroInsularismo ha sido apreciado como si fuera el libro rojo

    del desarrollismo muñocista y desmontado como parte de la nueva arqueología literaria que se instauró en los años

    setenta. Amado y criticado, Pedreira hizo con el cincel de sus palabras y la síntesis de sus ideas una atalaya para ver

    al Puerto Rico en su pasado y su presente.

    Vicente Géigel Polanco llegó más lejos al unir teoría y práctica y tuvo una propuesta política distinta, la que ha sido

    valorada en los últimos años. Collado Martell no fue menos que los

    anteriores, eso es lo que podemos colegir de lo poco que se ha escrito sobre

    él en las últimas décadas. Se destaca como poeta modernista, de un

    modernismo tardío, pero sus poemas no han sido recogidos en libros y los

    conocemos de forma fragmentaria. Su obra en prosa muestra sus tendencias

    ideológicas: un pequeño burgués intelectual, que renovaba el pensamiento

    latinoamericano de su época; escribe sobre las ideas de José Enrique Rodó

    enAriel(1900) yMotivos de Proteo,(1909), la filosofía de Eugenio María de

    Hostos y el ejemplo de José Ingenieros en Argentina, uno de los pensadores

    que más había influido en la generaciones de América junto a Manuel Ugarte.

    Estos pensadores, que son parte del centro de interés de Collado Martell, lo

    aproximan a los escritores que leía la juventud dominicana de la época: comoRodó y Hostos, por Max y Pedro Henríquez Ureña e Ingenieros en Francisco

    Prats-Ramírez y el proyecto de La Renovación.

    No era, pienso de manera provisional, Collado Martell un socialista aunque le

    llamaba la atención el tema social, como un rodosiano veía el problema social muy cercano a un espiritualismo,

    posiblemente mítico, pero era, como los compañeros de su revista, un anticolonialista, pues también sabemos que

    perteneció a una asociación nacionalista puertorriqueña. Habría que leer sus artículos polémicos que aún

    permanecen en la prensa de la época para hacer un cuadro de su trabajo como prosista y pensador. Lo poco que

    hemos leído y los testimonios de sus compañeros muestran su esmerada formación, autodidacta, la profundidad de

    sus planteamientos y su interés por buscar una respuesta a las preguntas universales.

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    Sabemos un poco más de su trabajo como cuentista. Un años después de su muerte en 1931, la Librería Campos de

    San Juan, publicó en Madrid, precedido de un prólogo de Samuel R. Quiñones, el libroCuentos absurdos (1931)

    que reúne 37 relatos. El profesor William Rosa, agregó tres cuentos más a la segunda edición de la obra realizada

    por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1999.

    La crítica que se ocupó de sus textos lo sindica como un autor modernista tanto en prosa como en versos. Y si esto

    se puede decir de su poesía, en lo que hay que anotar una reticencia a los movimientos de vanguardia y una

    adscripción lejana a la poética de Darío que tuvo partidarios en el Caribe, a mi manera de ver, hasta la década de

    1940, con la muerte de Fabio Fiallo en Santo Domingo y Luis Llorens Torres en Puerto Rico.

    Pero una lectura más atenta de sus cuentos nos daría una variedad de registros entre la crónica, el cuento

    decadentista de los años veinte, que buscaba expresar los valores de una sociedad de incipiente consumo, en las

    islas caribeñas que funcionan como enclaves azucareros. La posición del artista, el pensamiento social y la

    profundización en las ideas universales aparecen de forma inusitada en sus relatos. Collado Martell se destaca

    también con textos más cercanos al costumbrismo, con cuentos de temas infantiles y se notan en sus lecturas las

    huellas de Hans Christian Andersen, Rubén Darío y Edgar Allan Poe.

    (Continuará)

    MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN(Higüey, RD). Departamento de Estudios

    Hispánicos de la UPR Cayey, es autor deEnsayos sobre literatura

    puertorriqueña y dominicana(2004),Entrecruzamiento de la historia y

    la literatura en la generación del setenta(2009),Las palabras

    sublevadas(2011) yLos letrados y la nación dominicana(2013), entre

    otros.