Alfredo Palacios Maestro de América Alejandro Witker

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88 ALFREDO L. PALACIOS: MAESTRO DE NUESTRA AMERICA Alejandro Witker 63

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SEMBLANZA DE ALFREDO PALACIOS

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88ALFREDO L. PALACIOS:

MAESTRO DENUESTRA AMERICA

Alejandro Witker

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1. A 20 AÑOS DE SU MUERTE

El 20 de abril de 1965 se apagóuna de las vidas más luminosas que hantransitado por la historia contemporá-nea de América Latina: Alfredo Loren-zo Palacios (1880-1965), pionero delsocial ismo argentino, legislador de losderechos laborales, defensor de la sobe-ranía nacional y de las libertades públi-cas, ciudadano de la Patria Grande lati-noamericana, escritor fecundo, maestrode la juventud que tras sucesivas genera-ciones vio en su estatura moral una re-presentación auténtica de los grandesideales del humanismo de nuestro tiem-po.

A veinte años de su muerte, susgrandes tareas siguen vigentes y algunas,como la resistencia antiimperialista, hanpasado a convertirse en una estrategiade supervivencia para una América Lati-na que sufre la insorportable expolia-ción de la banca internacional y la graveamenaza de intervención imperial con-tra su más reciente avance hacia la

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emancipación económica, social y cul-tural: Nicaragua.

Palacios contiene en su figura inte-lectual y moral los valores que han veni-do forjando el acervo del pensamientolatinoamerican ista que desde Bol ívar vaensanchando y profundizando el surcode las ideas de independencia, identi-dad, cultura, democracia y justicia so-cial como alternativas al vasallaje ex-tranjero, al deslumbramiento metropo-litano, las dictaduras y la explotaciónde las mayorías por un puñado de oli-garcas sin proyecto nacional ni social.

A esa gran herencia del latinoarne-ricanismo que integra el bolivarismo yel socialismo, Palacios dio un aportemacizo, perdurable y brillante que deberecuperarse y proyectarse, especialmen-te, sobre las nuevas generaciones denuestros pueblos.

2. LA CUESTION SOCIAL y COM-PROMISO INTELECTUAL

Se graduó de abogado en 1901; unaño antes la Facultad de Derecho de laUniversidad de Buenos Aires le rechazósu tesis: La miseria en la República Ar-gentina: situación de las clasestrabaja-doras. El incidente ilustra bien acercade la vocación social del joven jurista ydel desencuentro de la vida académicacon el país real.

Desde entonces, el jurista y mástarde el legislador, se convirtió en unverdadero cruzado por los derechos delos trabajadores.

3. OBRA LEGISLATIVA

El 13 de marzo de 1904, fue elegi-do diputado por el barrio de la Boca deBuenos Aires, siendo el primer diputa-do socialista elegido en América Latina.Durante tres períodos ocupó un sillónen la Cámara de Diputados: 1904-1908,1912-1916, 1963-1965 Y durante tresperíodos en eI Senado: 1932-1935,1935-1944, 1961-1965.

Esto significa que fue legislador 31años, tiempo en que dignificó como po-cos el oficio parlamentario en el país.

Resulta difícil condensar, aun en

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una breve enumeración, lo esencial desu obra legislativa: derogación de la leyen virtud de la cual se podría expulsardel pa ís a los obreros extranjeros com-prometidos en conflictos laborales, des-canso dominical, supresión de los me-didores de agua en los conventillos, ré-gimen laboral de mujeres y niños, im-puesto a las herencias, donaciones y le-gados, supresión de la pena de muerte,indemnización por accidentes del traba-jo, derechos civiles de la mujer, supre-sión de la trata de blancas y de la pros-titución, protección de la maternidad,creación del Instituto de la Tuberculo-sis, protección de la infancia en edad es-colar, creación de la Caja de Materni-dad, sufragio femenino, creación delInstituto Nacional de la Vivienda, etcé-tera.

En este terreno dejó libros quebien podr íamos cal ificar de clásicos enla cuestión social en América Latina:En defensa de los trabajadores, Prome-teo, Valencia, ... 467 pp.; La fatiga ysus proyecciones sociales, La Vanguar-dia, Buenos Aires, 1937, 320 pp.; Eldolor argentino, Claridad, Buenos Ai-res, 1939, 537 pp.: Pueblos desampara-dos. Solución a los problemas del no-reste argentino, La Vanguardia, BuenosAires, 1943,400 pp.

Entre estas obras, es ilustrativo de-tenerse un instante en La fatiga y susproyecciones sociales, orientado a supe-rar la denuncia moral de las condicionesde vida de los trabajadores para pasar alestudio científico de esa problemática.

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"La salud y la vida de los trabaja-dores, dice, fue mi preocupación pri-mordial. Mi prédica constante de legis-lador y docente ha sido la de construiruna patria integrada con hombres fuer-tes y sanos, dueños del porvenir, capa-ces de encarnar la voluntad de una na-ción poderosa sobre la que gravitangrandes responsabi I idades.

"Si el motor metál ico se descom-pone a pesar de que el empresario siguecon mirada de zahorí el funcionamientode la fábrica, ah í está el técnico paracomponerlo, después de observar cuida-dosamente todos los engranajes de lamáquina. Pero cuando se altera la aten-ción del obrero que forma parte delsutil y complicado ordenamiento psico-fisiológico, cuando el organismo de lamujer grávida o puérpera, se aniquila,poniendo en peligro a la nación; cuandoflaquea el corazón de los trabajadores yel ritmo se hace lento, ¿quién defiendea la v íctima agostada de un régimen deestructura util itaria, que ha creado latrágica situación de que las cosas dis-pongan de los hombres, siendo práctica-mente dueñas de sus vidas?

"En el sistema de racional ización,correspondiente al método Taylor, queestudio en este libro, todo está coordina-do, pero la coordinación sistemática deresortes para obtener una productividadmayor, acelerando, brutalmente, el rit-mo del trabajo, arruina la salud delobrero cuyo organismo no está vigiladopor ningún 'jefe de conservación'.

"Por eso, vengo propugnando, des

de hace más de dos décadas, el estable-cimiento en las fábricas, de laboratoriosde psicofisiología donde se examinen,periódicamente a los trabajadores, regis-trando las gráficas que permitirán, encualquier momento, conocer sus verda-deras aptitudes, protegiéndolos de en-fermedades y accidentes.

"Los nuevos 'jefes de conserva-ción' serán higienistas que buscarán elmayor rendimiento determinado por elmejor estado de salud.

"Todos los esfuerzos han de ten-der a subordinar la máquina al hombre,para que realice su tarea en beneficiocolectivo.

"Sería absurdo y criminal quecontinuáramos alimentando a la má-quina con carne humana".

La obra analiza el proceso históri-co del trabajo industrial y pone el acen-to en el costo humano de ese proceso,en la experiencia metropolitana y luegoen la experiencia argentina. Las estad ís-ticas y las gráficas cuantifican y objeti-van una información contundente.

En Pueblos desamparados. Solu-ción a los problemas del noreste argen-tino, rompe con la tradicional displicen-cia porteña ante el interior del país bajoel deslumbramiento europeo: "Despuésde recorrer el norte argentino, escribe,especialmente las provincias de La Rio-ja y Catamarca, he llegado a Buenos Ai-res, con el corazón angustiado y con laconvicción de que no hemos cumplidocon nuestro deber.

"Soy representante de la capitalde la República. He nacido en esta urbefastuosa y cosmopolita, que ignora eldolor argentino, la desolación de la tie-rra yerma y la tragedia de los hombresen los eriales desiertos y silenciosos.

"Buenos Aires vive mirando a Eu-ropa y teniéndola por guía, sin advertirque no nos sirven ya suscaminos, ni susviejas culturas. Se jacta de sangre euro-pea. Sus hijos conocen las llanuras in-mensas de la pampa, la tierra cultivaday espléndida, pero ignoran el alma pro-funda de la patria".

Con ojos penetrantes desentrañódesde sus raíces los problemas de unaregión con tierras incultas y gente aban-donada, sin trabajo, con salarios misera-bles, sin hospitales ni escuelas; todo fueestudiado y ofrecido en un libro elo-cuente por sus cifras, fotografías y ra-zonamientos.

El quehacer legislativo fue recogi-do en varios libros: Actuación parla-mentaria, 1904-1908, Partido Socialis-ta, Buenos Aires, 1909, 733 pp.; Dis-cursos parlamentarios, Semper, Valen-cia, 1910, 233 pp.; Dos años de acciónsocialista, Prometeo, Valencia, 1914,448 pp.

La legislación relativa a las institu-ciones armadas, donde imperaban con-cepciones bárbaras bajo la cobertura dela disciplina profesional, constituyó unaespecial preocupación. Así surgieron:La justicia en el Ejército, Revista Mili-tar, Buenos Aires, 1918, 237 pp.; Códi-

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90 de Justicia Militar (en colaboracióncon Manuel B. Gonnet y Vicente C. Ga-110),Buenos Aires, 1913.

En el parlamento libró ardorosasbatallas por las libertades públicas y elperfeccionamiento de la democracia; deesos materiales se fraguaron varios li-bros: El socialismo argentino y las re-formas penales, Claridad, 1934, 177pp.; La libertad de prensa, Claridad,Buenos Aires, 1935,224 pp.; En defen-sa de las instituciones libres, Ercilla,Santiago, 1936, 330 pp.; La represióndel fraude electoral, Claridad, BuenosAires, 1936, 110 pp.; El delito de opi-nión de la tradición argentina, Anacon-da, Buenos Aires, 1937,216 pp.; La de-mocracia argentina, Congreso de la Na-ción, Buenos Aires, 1940.

4. LA OBRA EDUCATIVA

En 1910 se abrió para el jovenabogado otro frente de trabajo y lucha:La cátedra universitaria. Aqu í, tambiénse distinguió tempranamente por su es-píritu innovador; introdujo grandes no-vedades académicas: la sociedad argen-tina fue incorporada como objeto de es-tudio y los seminarios de investigaciónsustituyeron a las clasesexpositivas tra-dicionales.

En 1916 funda la cátedra de Le-gislación del Trabajo, recogiendo el re-clamo de una clase social que transitabade su existencia en sí a clase para sí.

En la esfera del derecho laboralsus aportes han sido reconocidos por

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los analistas y a esos afanes perteneceEl nuevo derecho, J. Lajouane, BuenosAires, 1920, 444 pp.; y que tuvo variasediciones.

Ese mismo año, crea en la Uni-versidad de La Plata cursos de PolíticaEconómica, materias que no interesa-ban hasta entonces a la cultura domi-nante en las aulas.

Pero el maestro no sólo enseñadesde la cátedra; desde la misma alza suvoz para apoyar y liderear el Movimien-to reformista universitario de Córdobade 1918 que opuso a la vieja torre demarfil una concepción científica y so-cial universitaria de frente y comprome-tida con la nación.

A esa vida universitaria, de la queen vigor nunca estuvo demasiado dis-tante, regresó como Rector de la Uni-versidad de La Plata al término de su se-gundo período en el Senado. AII í, ofre-cerá nuevos testimonios de su vocaciónacadémica al impulsar importantes ta-reas y también al renunciar cuando elrégimen militar de turno quiso imponeren la vida académica sus patrones decuarteles. Salió al exterior y se asiló enUruguay, donde dictó clases en la Un i-versidad de la República.

Regresa al país, reasume su cáte-dra y debe enfrentar las difíciles rela-ciones de Perón con el mundo universi-tario. Entre 1947 y 1955 está ausentede las aulas,donde arrecian las presionesoficiales. Renuncia y asume la pobrezacon increíble dignidad: se niega a jubi-

larse para conservar distancia con un ré-gimen que detesta. Es recluido en la Pe-nitenciaria Nacional por poco tiempo:se le acusa como peligroso opositor.

Sus escritos universitarios se con-virtieron en libros que ocupan una rele-vante significación en la historia univer-sitaria de América Latina: La universi-dad nueva, Glizer, Buenos Aires, 1925,255 pp.; Por la universidad democráti-ca, revista de Ciencias Económicas,Buenos Aires, 1928, 270 pp.; Acciónuniversitaria, Universidad de La Plata,La Plata, 1929, 175 pp.

Pero además, Palacios se ocupó dela educación general y en otros nivelesdel pa ís: Enseñanza secundaria, Univer-sidad de La Plata, La Plata, 1929, 115pp.; Y la democratización de la ense-ñanza, Universidad de Buenos Aires,Buenos Aires, 1930, 120 pp.

Su labor como maestro desbordócon creces las aulas universitarias, orien-tando a la juventud argentina y latinoa-mericana, no sólo en relación con lanueva misión de la universidad, sinotambién acerca de los deberes de la ju-ventud como ciudadanos.

En este alto oficio legó a la juven-tud latinoamericana un ideario y unejemplo que le valió el reconocimientocomo maestro de la juventud, por elICongreso Iberoamericano de Estudian-tes, realizado en 1925 en Méjico.

El 25 de noviembre de 1924, en-tregó su Mensaje a la juventud iberoa-mericana:

"Al emprender la reforma univer-sitaria, dijo, habéis contraído un gravedeber ante el porvenir, con vuestra pro-pia conciencia. No basta haber reforma-do los estatutos. Hay que transformarel alma de las universidades. Conseguirque, en vez de máquinas de doctorar,se conviertan en crisol de. hombres. De-ben ser laboratorios de humanidad. Fo-cos de pensamiento renovador y defuerzas espirituales. Corazón y cerebrode los pueblos y gu ía de las futuras ge-neraciones.

"La renovación de la enseñanzauniversitaria implica la incorporación asus estudios de las modernas ideologíasy los problemas sociales. Debe salir delas universidades unét nueva concepciónsocial y un espíritu nuevo. Los universi-tarios deben solidarizarse con el almadel pueblo y proponerse la elevación yla redención de la masa humana. Debenreintegrarse al pueblo para que surja detodos la conciencia social. ..

"Para realizar esta obra debe ser laprimera condición la de hacer efectivala solidaridad espiritual entre los pue-blos de América Latina. labor tan vastano puede emprenderla un pueblo solo.Debemos elaborar una nueva cultura,concordante con nuestros ideales, quepermanecen latentes en la raza. Debe-mos ir a la acción. la cultura sin acciónderiva en bizantismo. Por lo contrario,la acción' renovadora, suscitará la crea-ción de una cultura nueva. Por eso la ta-rea más inmediata sería la de trazar laslíneas directivas de la ConfederaciónIberoamericana. Esa empresa debe ser

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obra de la juventud que se halla libre decompromisos con el pasado y de mez-quinas rivalidades. Tal labor es tambiénde imperiosa urgencia para contener laexpansión arrolladora y envolvente delcapitalismo yanqui.

"El destino os ha impuesto esami-sión que no es menos gloriosa y trascen-dente, aunque sí menos ardua, que lallevada a término por nuestros próceresde la gesta libertadora.

"Emprendamos resueltos el cami-no de la nueva era de América Latina".

5. PARENTESIS DIPLOMATlCO

En 1955 el gobierno de Aranburu,lo nombra embajador en Uruguay; enplenas funciones lo sorprende el ajusti-ciamiento de Anastacio Somoza el 21de septiembre de 1955. Palacios sabequé significado tiene el acto suicida deRigoberto López Pérez y se niega a izara media asta el pabellón argentino. Re-nuncia y regresaa la Argentina.

Como veremos más adelante,aquella actitud no tuvo nada de emo-cional: conocía a fondo la tragedia ni-caragüense y entre Somoza y Sandinosupo alinearse tempranamente porquien representaba la soberanía y ladign idad del país centroamericano.

6. LATINOAMERICANISTAS yANTIIMPER IALlST AS

En la cultura europeizante de lossocial istas argentinos, tal vez Palacios y

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Ugarte sean las expresiones más lúcidasde la comprensión de la realidad latino-americana y del fenómeno imperialista.

Se ha visto cómo Palacios exhorta-ba a la juventud a tomar en sus manoslas banderas de la unidad latinoarnerica-na, convencido que las tareas históricasque nos preocupan no podrán ser exito-samente asumidas por un solo pueblo.

"Nos hallamos ante una empresaque reclama titánicos alientos, escribíaen 1925. Tenemos que realizar el acer-camiento efectivo de los pueblos delberoarnérica: la nueva emancipaciónamericana...

"Vuelvan los ojos a nuestras tie-rras para estudiar susproblemas y nece-sidades. Empiecen a gobernar, en cuan-to les sea posible, para toda nuestraAmérica. Consideren a nuestras repúbli-cas como secciones de un gran estado;sólo así podrán salvarse del asedio conque las persigue la voracidad imperialis-ta".

Por de pronto, luchó con tenaci-dad por la recuperación de la soberaníaargentina sobre el archipiélago de lasMalvinas, faena a la que corresponde unlibro que en los últimos años recobróinusitada actualidad: Las islasMalvinas.Archipiélago argentino, Claridad, Bue-nos Aires, 1934, 170 pp., que constitu-ye un vibrante y documentado alegatoparlamentario contra el colonialismobritánico.

En 1922, con ocasión del arribo a

Buenos Aires del Ministro de Educaciónde Méjico, José Vasconcelos, José Inge-nieros pronunció su célebre discursoPor la unión latinoamericana, que reco-gió los seculares anhelos de hermandadde nuestros pueblos entonces estimula-dos por los vientos vivificantes de la Re-volución Mejicana.

Un desafío quedó planteado: tra-bajar por esaunidad. El 21 de marzo de1925, surgió en Buenos Ai resLa UniónLatino Americana, a la que adhirieronun elenco de brillantes hombres de lasletras y las artes de Argentina; entreotros, José Ingenieros, Julio V. Gonzá-lez, Aníbal Ponce, Carlos Sánchez Via-monte y Alfredo Palacios.

En el Acta de Fundación, se diceque, "Ia Unión Latino Americana ha si-do establecida para mantener y realizarestos propósitos fundamentales:

"Coordinar la acción de los escri-tores, intelectuales y maestros de laAmérica Latina, como medio de alcan-zar una progresiva compenetración po-I ítica, económica y moral, en armon íacon los ideales nuevos de la humanidad.

"Desenvolver en los pueblos lati-noamericanos una nueva conciencia delos intereses nacionales y continentales,auspiciando toda renovación ideológicaque conduzca al ejercicio efectivo de lasoberan ía popu lar y combatiendo todadictadura que obste a las reformas ins-piradas por anhelos de justicia social.

Orientar las naciones de la Améri-

ca Latina hacia una confederación quegarantice su independencia y libertadcontra el imperial ismo de los Estadoscapital istas extranjeros, un iformandolos principios fundamentales del Dere-cho, público y privado, y promoviendola creación sucesiva de entidades jurídi-cas, económicas e intelectuales de ca-rácter continental.

"La Unión Latino Americana de-clara expresamente, que no tiene vincu-lación alguna, oficial ni oficiosa, con losgobiernos latinoamericanos. Desea, deese modo, conservar entera libertad deopinión sobre la poi ítica de las poten-cias extranjeras que constituyan un pe-ligro para la libertad de los pueblos dela América Latina.

"La Unión Latino Americana afir-ma su adhesión a las normas que a con-tinuación seexpresan:

"Solidaridad poi ítica de los pue-blos latinoamericanos y acción conjun-ta en todas las cuestiones de interésmundial.

"Repudiación del panamericanis-mo oficial y supresión de la diplomaciasecreta.

"Solución arbitral de cualquier li-tigio que surja entre naciones de laAmérica Latina, por jurisdicciones ex-clusivamente latinoamericanas, y reduc-ción de los armamentos nacionales almínimo compatible con el manteni-miento del orden interno.

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"Oposición a toda poi ítica finan-ciera que compromete la soberan ía na-cional, y en particular a la contrataciónde empréstitos que consientan o justifi-quen la intervención coercitiva de Esta-dos capital istas extranjeros.

"Reafirmación de los postuladosdemocráticos, en consonancia con lasconclusiones más recientes de la cienciapoi ítica.

"Nacionalización de las fuentes deriqueza y abolición del privilegio econó-mico.

"Lucha contra la influencia de laIglesia en la vida pública y educacional.

"Extensión de la educación gratui-ta, laica y obligatoria y reforma univer-sitaria integral".

Alfredo L. Palacios fue elegidopresidente.

La Unión Latino Americana hacíasuyos los sueños malogrados del Con-greso de Panamá, convocado por Bol í·varo

En esa ruta, Palacios trabajó contoda su poderosa inteligencia y volun-tad y más allá de los avatares de unainstitución sin recursos materiales nipoderes de decisión, sostuvo con ener-gía aquellos ideales frente a cada desa-fío del quehacer poi ítico regional: sesol ida rizó con Sandino, con Panamá ensu histórica reivindicación canalera, conPuerto Rico por su independencia, con

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Cuba contra la Enmienda Platt, propu-so la condonación de la deuda y la de-volución de los llamados "trofeos deguerra", conquistados por las armas ar-gentinas en la Guerra del Paraguay de1865-1869; interpuso su palabra parabuscar un arreglo diplomático entre Pe-rú y Chile en torno a conflictos lim ítro-fes derivados de la Guerra del Pacificode 1879 Y frente a la conflagración delChaco que enfrentó a Bol ivia y. Para-guay, otra vez alzó su voz contra el grangarrote descargado en 1954 contra Gua-temala, y finalmente, se solidarizó conla Revolución Cubana en 1959.

Gregario Selser preparó un volu-men que contiene los mejores escritosde Palacios sobre la poi ítica continen-tal: Nuestra América y el imperialismo,Palestra, Buenos Aires, 1961,441 pp.:obra que en estos tiempos en que la di-plomacia del dólar regresa dejando en eldesván a la llamada "buena vecindad",recobra una notable actualidad; absolu-tamente agotada, reclama en Méjicouna nueva edición que a veinte años dela muerte del maestro lo reencuentrecon lo mejor de la juventud de nuestrosdías.

7. EN SU TALLER

En enero del presente año, tuvi-mas la inolvidable experiencia de llegarhasta la vieja casona en que vivió granparte de su vida Alfredo L. Palacios, si-tuada en Charcas 4741, Buenos Aires;recuperada por un grupo de amigos yconvertida en la Fundación Alfredo LPalacios.

Desdeel umbral se cruzan las emo-ciones: el contacto con la fabulosa bi-blioteca de 38 mil volúmenes, sus car-petas de trabajo, las imágenesdel maes-tro en fotografías y caricaturas, diplo-mas, reconocimientos, en fin, el contac-to con lo único que conformó su heren-cia porque murió increíblemente pobrey la angustia de ver cómo el abandonova dejando el terreno despejado para laacción erosionadora del tiempo.

-"No hemos querido aceptar nin-guna ayuda de los gobiernos militaresde turno" nos dice con firmeza el escri-bano Fernando Punta, quien con con-movedora devoción ha hecho el salva-mento de la casade un inminente rema-te y hace lo que puede por conservartan precioso tesoro.

-"Ahora esperamos que se nosbrinde el respaldo municipal y del Esta-do para repararla y organizar técnica-mente la biblioteca de manera que elfondo quede a salvo de la destrucción yorganizado para que pueda ser uti lizadopor los investigadores... ".

La charla seanima. Punta nos ilus-tra acerca de la vida privada de uno delos hombres públicos más prestigiososde toda la historia argentina; admiradoy visitado con respeto reverencial porpoi íticos, escritores y estudiantes demuchos paísesy que, sin embargo, llegó

a vivir días en los que se comió en esacasa gracias a la generosidad de los ami-gos.

Cuánta razón tiene Gregorio Selseral sostener que "el antiimperial ismo esla menos remunerativa de las posicionespoi íticas en Nuestra América, y la quemás requiere en fortaleza de ánimo yconstancia espiritual, renunciamiento yfe" .

"En esta mesa, nos explica Punta,se sentaron los hombres más distingui-dos de la república argentina; los jóveneslo veneraron como a un maestro; hayen esta biblioteca muchos libros dedica-dos por sus autores en términos talesque uno piensa que no deben ser mu-chos los hombres que en el mundo pro-dujeron tanta veneración de sus con-temporáneos ... ".

¿Qué magia irradiaba Palacios ha-cia quienes le conocieron? Todos coin-ciden en reconocer que había en su fi-gura ese carisma que suele acompañar alos grandes hombres; también están ah ísus 50 libros, sus brillantes alegatos par-lamentarios, sus arengas callejeras, supasión por la libertad y la dignidad delhombre; sí, está ahí esa obra brillante;pero sin duda, fue la autenticidad moralde su apostolado laico, la verdadera ma-gia que conmovía a quienes le cono-cían.

El ideal como conducta. Esafue lagrandeza mayor del maestro de ayer yde hoy, siempre vigente en los anhelosde Nuestra América.

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MENSAJE A SANDINO

Llegue hasta vuestro lejano y heroico campamento el fervoroso mensaje de adhe-sión a vuestra noble causa, que resolvió enviaros, por aclamación, la asamblea general deadherentes de la Unión Latino Americana.

Apenas desembarcaron las tropas norteamericanas en Nicaragua, esta instituciónabrió una intensa campaña contra el nuevo paso imperialista del coloso del Norte, cam-paña que, por cierto, no es sino continuación de esa cruzada latinoamericana en que es-tamos empeñados desde los tiempos de nuestro fundador José Ingenieros, al denunciarel peligro de América Latina ante la codicia del capitalismo yanqui y la acción negativa ocómplice de los gobiernos.

Los últimos atropellos, acelerando el proceso histórico, clausuran el período de lasprotestas o de las acusaciones puramente verbales, para inaugurar una exigente era deacciones continuas y resueltas.

En este sentido, la Unión Latino Americana brega activamente para formar unaconciencia antiimperialista en el continente. Perseguimos la unificación de nuestros pue-blos, bajo normas de justicia social, a fin de oponer a la civilización individualista y utili-taria del Norte la amplia cultura humanista de los pueblos del Sur, pero bien sabemosque, antes que se haya realizado nuestra esperanza, hay graves momentos de peligro quevivir. Toda suerte de obstáculos impiden el camino de nuestros anhelos. Son la indife-rencia inexplicable de los que no aciertan a comprender el momento histórico en que vi-ven, la acción absurda, cuando no delincuente, de las clases gobernantes, y por último, lamultiplicidad de medios poderosos de que dispone el capital invasor. Mas para todosellos tenemos la reserva de nuestra fe inquebrantable y el ejemplo luminoso de los queguían el camino.

Desde esta tierra argentina, que se emociona con vuestras hazañas, os saludamoscon fervor, porque repetfs en el suelo de Nicaragua, en condiciones históricas distintas,el gesto de nuestro gran gaucho Güemes, cuando en las quebradas salteñas, con sus crio-llos de bronce, detuvo al invasor.

Buenos Aires, mayo de 1928.

(f.) Alfredo L. Palacios, presidente: Carlos Sánchez Viamonte, vicepresidente; ManuelA. Seoane, secretario general; Julio R_Barcos, Alfredo A. Bianchi, Osear Herrera, Eucli-des Jaime, Jorge Laseano, Fernando Márquez Miranda, Isidro J. Odena, Florentino San-guinetti, Gabriel del Mazo, Antonio Herrero, Adolfo Korn Villafañe, Saúl N. Bagú, Emi-lio R. Biagoseh, Blanca Luz Brum, Enrique Cornejo K., Osear A. Creydt, Hernán Cisne-ros (h.l, César A. Miró Quesada, Diego R. Mayz, Horacio Trejo, Pedro Verde Tello yGuillermo R. Watson, consejeros y delegados filiales.

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EN DEFENSA DE MEJICO

Si durante las respectivas presidencias de Alvaro Obregón y Warren G. Harding lasrelaciones entre Méjico y los Estados Unidos llegaron a un clima de aguda tirantez, bajolas de sus sucesores, Plutarco Elías Calles y Calvin Coolidge estuvieron a punto de dege·nerar en guerra abierta o, al menos, en intervención solapada o abierta de las tropas nor-teamericanas en Méjico. El motivo lo constituían las leyes que en materia de resguardo dela soberanía y el patrimonio nacional mejicanos fueron adoptadas a partir de la promul·gación de la Constitución de 1917, durante la presidencia de Venustiano Carranza.

Los primeros chispazos ocurrieron cuando Calles tuvo el inaudito atrevimiento dereconocer la existencia de un gobierno que para los Estados Unidos no existía: el de laUnión Soviética. Como muy contadas naciones lo habían hecho hasta entonces, el gestosolitario del presidente mejicano apareció como un insulto a la Casa Blanca. Tiempo des-pués se complicó con la actitud belicosa del Secretario de Estado, Frank B. Kellogg,quien llegó a entrometerse en la política interna de Méjico. Con un sentido diplomáticoque en poco tiempo iría a desprestigiar por enésima vez a la diplomacia norteamericana,Kellogg declaró paladinamente que el Gobierno de Méjico debía devolver las propieda-des tomadas ilegalmente a los norteamericanos e indemnizarlos, y expresó que sólo apo-yaría a Calles si éste continuaba protegiendo las vidas y propiedades yanquis y cumplien-do con sus obligaciones internacionales. Como si esta intromisión en los asuntos internosde otra nación no fuese suficiente, Kellogg declaró poco tiempo después: "El GObiernode Méjico se encuentra ahora ante el tribunal del mundo ... Nosotros hemos sido pacien-tes y nos damos cuenta, desde luego, que conseguir un gobierno estable necesita su tiem-po; pero no podemos tolerar la violación de sus obligaciones ni dejar de proteger 8 losciudadanos norteamericanos".

La protección a los ciudadanos norteamericanos había sido, desde comienzos delas diplomacias del garrote y el dólar, el pretexto utilizado por el Departamento de Esta-do para impedir la concreción de medidas nacionalistas por parte de los gobiernos hispa-noamericanos. Hubo un momento que pareció que los Estados Unidos, azuzados por suprensa amarilla y los intereses de sus camarillas dominantes, invadirían Méjico. Lo impi-dió la resuelta oposición de la clase trabajadora norteamericana, sus sectores liberales yde izquierda, así como también la firme y digna actitud del Gobierno y pueblo mejica-nos. Muchos documentos de solidaridad con Méjico fueron hechos públicos entonces.Entre ellos figura el que reproducimos a continuación.

La Unión Latino Americana considera que las recientes declaraciones de Mr. Ke-lIogg, Secretario de Estado norteamericano, demuestran de un modo evidente la falta derespeto por la soberanía de nuestros pueblos, que caracteriza a los mandatarios de la Ca-sa Blanca, sean cuales fueren los principios "panamericanos" que pretenden sustentaracerca de la igualdad jurídica de las naciones.

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El ultraje inferido a un pueblo hermano no puede ser indiferente al pueblo argen-tino ni pasar inadvertido para la opinión ilustrada del pafs, Si admitiésemos sin protestarque una potencia extranjera dicte al Gobierno de una nación latinoamericana la formade resolver sus problemas internos, así como la tendencia política que debe preváleceren su gestión pública, amenazándolo con provocar una revolución si no acepta la orden.recibida, no podríamos quejarnos si mañana, en un trance igualmente duro para la digni- .dad nacional argentina, ningún pueblo hermano nos manifestara su solidaridad. Tampo-co es posible que olvidemos el noble precedente de fraternidad latinoamericana que im-plicó, hace veintitrés años, la val iente actitud de Drago, y que tan justas simpatfassuscl-tara a la Argentina en todo el continente.

El actual caso de Méjico, además, merece, por especiales motivos, atraer la aten-ción pública. El gobierno de aquella noble nación hermana es el más genuinamente re-presentativo de los intereses y aspiraciones populares, el más intensamente inspirado poranhelos de justicia social de todos cuantos ejercen su mandato en América. Constituyepara todas nuestras naciones un ejemplo admirable, ya que se inspira en los ideales nue-vos que hoy pugnan, en medio de la desorientación y el caos capitalista, por conquistarla conciencia de los pueblos e implantar a través del mundo un nuevo régimen de justiciay libertad.

La Unión Latino Americana, cuya norma fundamental es la solidaridad políticade nuestros pueblos, acompaña con su simpatía ferviente al general Calles, pues estemandatario, al defender enérgicamente la soberanía ultrajada de su patria, defiende almismo tiempo la independencia de la América Latina, amenazada en la actual idad por elinsolente imperial ismo de Wall Street.

(f.) Alfredo Palacios y demás miembros del Consejo.Buenos Aires, junio de 1925.

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