Algunas a favor de la legalización del uso de la marihuana ...

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Ni el Estado, ni la religión, ni el orden jurídico, deberían ser instrumentos para prohibirle al individuo hacer uso de la libertad de consumir lo que considere pertinente, sin embargo, lo que las instituciones deben hacer es prevenir y educar a la población sobre los daños que las sustancias, legales o ilegales, pueden hacer a su salud, y prevenir las consecuencias sociales negativas que esta circunstancia pueda originar. En este sentido entendemos al Estado, primero co- mo orientador y no como represor de conductas que afectan exclusivamente al individuo. En ese orden de ideas, dentro de la concepción moderna de los derechos de libertad, podríamos llegar a afirmar la existencia del derecho de los individuos al uso de sustancias hoy ca- lificadas como “drogas.” De acuerdo con Zagrebelsky “los derechos son la armadura jurídica de la voluntad, un modo de hacerla eficaz protegiéndola de sus enemigos.” En términos ya clásicos, desde C. Savigny, uno de los fundadores del derecho privado moderno, se ha hablado de “señorío de la voluntad” y se han definido los derechos como pretensiones de la voluntad garantiza- das por el derecho. Así que, el acto volitivo del consumo de ciertas sustancias debería ser protegido por el Estado, y tutelado como un derecho, mientras sea una circunstancia que no genere consecuencias sociales negativas, o bien, lo que debe hacerse es prevenir y evitar la generación de esas consecuencias de carácter negativo para la sociedad. Consumo y uso de la marihuana en México Aunque es sabido que el Cannabis tiene un largo historial en uso medicinal (se sabe que fue usado como remedio herbal chino hace 5.000 años), cayó en desuso por la falta de preparaciones estandarizadas y por el desarrollo de drogas sintéticas más potentes. Los críticos argumentan que sus efectos no han sido sufi- cientemente estudiados y, por su parte, algunos doc- tores afirman que incrementa el riesgo de depresión y esquizofrenia. Estudios recientes demuestran que la marihuana puede generar disfunciones mentales y disminución de la capacidad intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos años, sin embargo, también se ha demostrado que es menos perjudicial que el alcohol y el tabaco. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adiccio- nes, en nuestro país, la edad de inicio del consumo de marihuana es de 17 años o menos, con un índice del 55.7 por ciento a nivel nacional. Algunas consideraciones a favor de la legalización del uso de la marihuana en México Senador René Arce Círigo Dentro de un régimen de organización democrática, que atiende a la protección y tutela efectiva de las garantías y derechos humanos y fundamentalmente de las libertades individuales, el problema del consumo de cualquier droga, sea legal o ilegal, debiera ser considerado un problema de ejercicio de la libertad. Lo que se introduce en el cuerpo un adulto es un asunto que sólo le compete a esa persona. 10

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Ni el Estado, ni la religión, ni el orden jurídico, deberían ser instrumentos para prohibirle al individuo hacer uso de la libertad de consumir lo que considere pertinente, sin embargo, lo que las instituciones deben hacer es prevenir y educar a la población sobre los daños que las sustancias, legales o ilegales, pueden hacer a su salud, y prevenir las consecuencias sociales negativas que esta circunstancia pueda originar.

En este sentido entendemos al Estado, primero co-mo orientador y no como represor de conductas que afectan exclusivamente al individuo. En ese orden de ideas, dentro de la concepción moderna de los derechos de libertad, podríamos llegar a afirmar la existencia del derecho de los individuos al uso de sustancias hoy ca-lificadas como “drogas.”

De acuerdo con Zagrebelsky “los derechos son la armadura jurídica de la voluntad, un modo de hacerla eficaz protegiéndola de sus enemigos.”

En términos ya clásicos, desde C. Savigny, uno de los fundadores del derecho privado moderno, se ha hablado de “señorío de la voluntad” y se han definido los derechos como pretensiones de la voluntad garantiza-das por el derecho. Así que, el acto volitivo del consumo de ciertas sustancias debería ser protegido por el Estado, y tutelado como un derecho, mientras sea una

circunstancia que no genere consecuencias sociales negativas, o bien, lo que debe hacerse es prevenir y evitar la generación de esas consecuencias de carácter negativo para la sociedad.

Consumo y uso de la marihuana en México

Aunque es sabido que el Cannabis tiene un largo historial en uso medicinal (se sabe que fue usado como remedio herbal chino hace 5.000 años), cayó en desuso por la falta de preparaciones estandarizadas y por el desarrollo de drogas sintéticas más potentes. Los críticos argumentan que sus efectos no han sido sufi-cientemente estudiados y, por su parte, algunos doc-tores afirman que incrementa el riesgo de depresión y esquizofrenia.

Estudios recientes demuestran que la marihuana puede generar disfunciones mentales y disminución de la capacidad intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos años, sin embargo, también se ha demostrado que es menos perjudicial que el alcohol y el tabaco.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adiccio-nes, en nuestro país, la edad de inicio del consumo de marihuana es de 17 años o menos, con un índice del 55.7 por ciento a nivel nacional.

Algunas consideraciones a favor de la legalización del uso de la marihuana en MéxicoSenador René Arce Círigo

Dentro de un régimen de organización democrática, que atiende a la protección y tutela efectiva de las garantías

y derechos humanos y fundamentalmente de las libertades individuales, el problema del consumo

de cualquier droga, sea legal o ilegal, debiera ser considerado un problema de ejercicio de la libertad.

Lo que se introduce en el cuerpo un adulto es un asunto que sólo le compete a esa persona.

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El consumo de drogas ilegales a nivel nacional aumentó casi al doble de 1988 a 2008

La marihuana ha sido la droga de mayor preferencia en nuestro país, por encima de la cocaína y los inhalables, desde 1988.1

Actualmente, la mariguana es la droga de mayor consumo en la población mexicana. Su incidencia acumulada alcanza 4.2%, seguida en orden por la cocaína con 2.4% (una cuarta parte de los usuarios de cocaína consumen crack). En tercer lugar, se sitúan los inhalables (0.7%), seguidos muy de cerca por las metanfetaminas (0.5%), los alucinógenos (0.4%) y la heroína (0.1%). Sin tomar en cuenta las drogas médicas, hombres y mujeres tienen el mismo orden de preferen-cia. Hay 1.8 hombres que usan marihuana por cada uno que usa cocaína; en el caso de las mujeres, la razón es de 2 a 1.

Debido el enorme volumen de dinero que mueve el mercado de las drogas y el narcotráfico, tanto los consumidores como los países contraen importantes deudas; se crean bandas organizadas; se produce de-sestabilización económica nacional, etc. El uso continuo de drogas puede ser muy caro, ya que sus costos se elevan a cientos y, en ocasiones, a miles de dólares por año. Para sostener su hábito, muchos usuarios recurren al crimen.

Propuesta para la Legalización del uso y consumo de la marihuana en nuestro país. En la actualidad, existe una importante discusión sobre el tema de la posible legalización del uso y consumo de drogas en nuestro país. Personajes reconocidos como Eduardo Gallo, pre-sidente de México Unido contra la Delincuencia, y María Elena Morera, estén proponiendo estudiar la propuesta de despenalizar algunas drogas para cortar parte de las ganancias económicas de los carteles del narcotrá-fico. También los ex presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Colombia, César Gaviria, y México, Ernesto Zedillo, pidieron en febrero del año pasado la descriminalización de la tenencia de marihuana para uso personal y el “cambio de paradigmas” en el combate a las drogas.

Los mencionados expresidentes lanzaron esta pro-puesta en calidad de líderes de la Comisión Latinoame-ricana sobre Drogas y Democracia, que es un grupo de 17 personalidades de la región que pretende impulsar una nueva estrategia al problema del narcotráfico que sustituya a la “ineficaz” estrategia de “guerra” a los cárteles de la droga.

Es necesario estar conscientes de que al mercado no se le puede engañar: donde hay una demanda siem-pre habrá una oferta. Y ésta puede ser ofertada en un mercado legal controlado o en el mercado negro o ilegal, que no se puede controlar, ni regular. Así de fácil es el problema y así de fácil es la solución.

Con esto no queremos decir que legalizando el mer-cado de la marihuana (que representa alrededor del 70 del mercado de las drogas), se acabaría la delincuencia organizada. Ésta ya se ha expandido a otras áreas delictivas como son el secuestro, la extorsión, el robo de vehículos, pero con la legalización de la marihuana se le quitaría una buena cantidad de recursos a las mafias de la droga.

La DEA, Agencia Federal Norteamericana encarga-da del combate a la droga, ha calculado de entre 25 mil y 30 mil millones de dólares el dinero que se lava en el país a partir del narcotráfico. Si el uso y consumo de la marihuana no fueran ilegales, gran parte de esa canti-dad se le quitaría a las mafias. ¿Vale la pena o no?

En esta coyuntura favorable, es necesario insistir en la iniciativa que planteamos en el 2008 ante el Senado de la República para despenalizar el uso y consumo de la marihuana. Por desgracia, dicha iniciativa se encuentra aún pendiente de dictamen en las comisiones de Salud y Análisis Legislativo.

Siendo la marihuana la droga que más se produce en este país y más se vende a Estados Unidos, y si se habla de que las drogas producen recursos anuales por 30 mil millones de dólares, cuando menos una tercera parte de ese recurso podría producirlo la marihuana.

El consumo de drogas, legales e ilegales, constituye un problema de salud pública muy importante. Los riesgos y daños asociados al consumo varían para ca-da sustancia. Además, es necesario tener en cuenta las variables personales como el grado de conocimiento o experiencia del usuario, su motivación, etc. y las propie-dades específicas de cada droga, así como la influencia de los elementos adulterantes.

Concluyendo, la legalización de la marihuana es una gran oportunidad para empezar a resolver el problema de la violencia en México, que últimamente se ha desbor-dado de una manera intolerable. Es tiempo de buscar otras formas de resolver un problema que amenaza con rebasar al Estado mexicano.

En resumen, dada la situación actual, y siendo el nar-cotráfico uno de los principales problemas de seguridad nacional, de salud pública y de descomposición social, podríamos transformar en una ventana de oportunidad la crisis que se ha generado a su alrededor, al legalizar su uso, consumo y producción, justo como se hace con otras sustancias toleradas como el alcohol y el tabaco. No se justifica ni existe una razón para hacer distincio-nes entre la marihuana y esas otras sustancias, y en cambio, sí podría transformarse en una potencial fuen-te de ingresos económicos regulados y controlados, lo que minimizaría los impactos negativos y el potencial delictivo que hoy acompañan a la producción, uso y consumo de este enervante.

1 Fuente: Encuesta Nacional de Adicciones. ENA. SSA. 2008

Bibliografía

Zagrebelsky, Gustavo. El derecho dúctil. Ley, derechos, justicia. Editorial Trotta. Página 83.

F.C. Von Savigny. Sistema de Derecho Romano Actual. Madrid. 1878.11