ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL CÁNCER DE MAMA

Hace 20 años el panorama del cáncer de mama en México era muy diferente al día de hoy. El cáncer predominante en México era el cáncer cérvico-uterino, se habían logrado avances notables por las campañas intensivas para la concientización que permitía la detección oportuna mediante la prueba de Papanicolau para el cáncer del cuello de la matriz como se conoce popularmente, que por accesibilidad favorecía identificar alteraciones a tiempo para lograr tratamientos efectivos para la sobrevida; a eso se agregó el diseño y disponibilidad de tratamientos oncológicos más efectivos y accesibles a la mayoría de la población.

Existían las asociaciones claras entre cifras más elevadas de cáncer y factores socio-económicos desfavorables, predominaban las cifras en las regiones centro y sur del país; mucho tiempo se dificultaba esa exploración para obtención de la prueba porque implica asistir a una revisión de la vagina, la introducción de un espejo vaginal y toma de muestras que afectaban las creencias, el pudor y hasta el machismo de los maridos. Se vencieron esas barreras y la incidencia del cáncer se redujo.

Es hace 20 años que en México, particularmente en la Ciudad de México se invirtieron las tendencias del cáncer cérvico-uterino y dejó de ser el primero para ceder el lugar al cáncer de mama, empezábamos a parecernos a los países desarrollados en que el cáncer predominante era ese. Factores múltiples han propiciado ese cambio, por ejemplo, la alimentación, la mayor sobrevida, la herencia, la falta de lactancia, la menstruación desde la infancia, etcétera.

El diagnóstico oportuno del cáncer de mama depende de la identificación radiográfica temprana, hace 50 años con el desarrollo de la mastografía en Estados Unidos y Europa, que en México se popularizó hace 30 años, después el desarrollo del ultrasonido mamario que en conjunto potencializan la detección oportuna y efectiva del cáncer. Ahora se promociona la autoexploración, efectivamente hace mucha falta saber diferenciar la textura del tejido en los días previos, durante y posteriores a la menstruación. Se requiere la educación, concientización y disponibilidad de diagnóstico, ya que el tratamiento mediante cirugía, quimioterapia y radioterapia ya existen.

Por supuesto, entre más tempranamente se logre la identificación, más pronto se logrará el tratamiento y es mayor la posibilidad de sobrevida.

Ana María Victoria Jardón

Médica, maestra en Investigación, Doctora en Administración Pública, Posdoc en Infancia y Juventud. Presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Médicas.