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Algunas reflexiones sobre la presencia en la literatura cubana del siglo XIX de Victor Hugo a través de sus traducciones en homenaje a su bicentenario Lourdes Arencibia Rodríguez El trabajo que exppngo a continuación, es una contribución a las actividades orga- nizadas conjuntamente por Francia y Cuba en el 2002, para marcar en la isla caribeña el Bicentenario del nacimiento de quien con su poderosa presencia, obra y enfoques, trascendió el ámbito europeo y la época pa- ra repercutir e impactar con sus conver- gencias y por qué no también con sus di- vergencias -como corresponde a toda huella acogida con respeto-, de manera definiti- va e imperecedera en el pensamiento y la producción prácticamente de todos los hombres de letras del siglo XIX en Hispa- noamérica, donde Cuba por supuesto no fue una excepción. Creo entonces oportuno em- pezar por proponer algunas reflexiones so- bre las causas de la huella de Francia, de la cultura francesa y de Hugo en el continente americano y sobre todo en Cuba, desde mo- mentos muy tempranos de nuestra cons- trucción nacional que nos ayudarán se- guramente a comprender mejor por qué la impronta del autor de Los Miserables fue particularmente fuerte y raigal en nuestras latitudes y reto de predilección para los tra- ductores hispanoamericanos, que es el ám- bito que acotamos. El siglo XIX da paso en el mundo a una época que ve su estructura social y cultural conmovida en sus cimientos por la indus- trialización y por la dominante cultural de la burguesía y es un período de gran auge para la traducción en todas partes. Pero no es lo mismo un ejercicio de mediación gene- rado en los países desarrollados del Viejo Mundo con el propósito de acercarse a otras culturas y difundir la obra propia, que rea- lizar esa mediación desde la periferia donde esa actividad desempeña una función car- dinal en la conformación de las literaturas nacionales y donde, como algunos estudio- sos del tema han señalado, el diálogo inte- lectual sobre la base de traducciones fue una de las opciones privilegiadas para afir- mar lo americano frente a lo español y de acentuar "nuestro carácter de culturas abiertas, profundamente diferenciadas, pero al mismo tiempo receptoras desprejuiciadas del discurso cultural universal." 1 Desde lue- go que Cuba, no escapa a los efectos de esa corriente traduccional generalizada, al que su estatus colonial da perfiles singulares condicionando un diálogo entre culturas que pasa incuestionablemente por la rela- ción entre metrópolis y países dependientes, de manera que en ese periodo, la traducción alcanza uno de sus momentos más activos. Emilio Carilla, en su conocida obra: El romanticismo en la América Hispánica, re- conoce que "si hay un nombre que recorre prácticamente, a lo largo de su fama e in- fluencia el siglo XLX americano, ese nombre es el de Víctor Hugo. Ninguno como él, tuvo tanta aceptación, despertó tantas admira- ciones e hizo nacer tantos remedos: Hasta llegó a trascender ámbitos típicamente popu- lares y determinó -ya en vida- la dimensión del mito." 2 Remitiéndonos a la función histó- rica de la literatura, el contacto con la obra monumental de un autor de mente poderosa como Hugo, que cultivó casi todos los géne- ros, romántico-social por excelencia, indivi- duo imbuido de vocación civil; apegado al discurso doctrinal y afirmativo de la respon- sabilidad ética del creador frente a la Histo- ria como sujeto moderno y como elemento activo y transformador de la sociedad, favo- reció la afinidad y el acercamiento histórico- sociales de Francia con un continente en proceso fundacional y emancipatorio, a tra- vés del ideario de igualdad, fraternidad y sobre todo de libertad de la Revolución fran- cesa, contribuyendo así, de manera sustan- cial, a establecer una gratificante y dialécti- ca comunicación entre lo autóctono ameri- cano y lo universal europeo en la Lati- noamérica del siglo XIX, que permitió iden- tificar romanticismo y liberalismo en la corriente de pensamiento de la mayoría de sus intelectuales, sin gran menoscabo de la tarea descolonizadora y afirmativa de la Suárez León, Carmen. José Martí y Víctor Hugo en el fiel de las modernidades. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. Editorial José Martí. La Habana, 1997, p. 115. 2 Emilio Carilla. El romanticismo en laAmérica Hispánica. Segunda edición revisada y ampliada, Ed. Gredos. S.A. Madrid, 1967, pp. 63-64 aiieronymus [¿omplutensis! 71

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Algunas reflexiones sobre la presencia en la literatura cubanadel siglo XIX de Victor Hugo a través de sus traducciones

en homenaje a su bicentenarioLourdes Arencibia Rodríguez

El trabajo que exppngo a continuación,es una contribución a las actividades orga-nizadas conjuntamente por Francia y Cubaen el 2002, para marcar en la isla caribeñael Bicentenario del nacimiento de quien consu poderosa presencia, obra y enfoques,trascendió el ámbito europeo y la época pa-ra repercutir e impactar con sus conver-gencias y por qué no también con sus di-vergencias -como corresponde a toda huellaacogida con respeto-, de manera definiti-va e imperecedera en el pensamiento y laproducción prácticamente de todos loshombres de letras del siglo XIX en Hispa-noamérica, donde Cuba por supuesto no fueuna excepción. Creo entonces oportuno em-pezar por proponer algunas reflexiones so-bre las causas de la huella de Francia, de lacultura francesa y de Hugo en el continenteamericano y sobre todo en Cuba, desde mo-mentos muy tempranos de nuestra cons-trucción nacional que nos ayudarán se-guramente a comprender mejor por qué laimpronta del autor de Los Miserables fueparticularmente fuerte y raigal en nuestraslatitudes y reto de predilección para los tra-ductores hispanoamericanos, que es el ám-bito que acotamos.

El siglo XIX da paso en el mundo a unaépoca que ve su estructura social y culturalconmovida en sus cimientos por la indus-trialización y por la dominante cultural de laburguesía y es un período de gran augepara la traducción en todas partes. Pero noes lo mismo un ejercicio de mediación gene-rado en los países desarrollados del ViejoMundo con el propósito de acercarse a otrasculturas y difundir la obra propia, que rea-lizar esa mediación desde la periferia dondeesa actividad desempeña una función car-dinal en la conformación de las literaturasnacionales y donde, como algunos estudio-sos del tema han señalado, el diálogo inte-lectual sobre la base de traducciones fueuna de las opciones privilegiadas para afir-mar lo americano frente a lo español yde acentuar "nuestro carácter de culturasabiertas, profundamente diferenciadas, peroal mismo tiempo receptoras desprejuiciadas

del discurso cultural universal."1 Desde lue-go que Cuba, no escapa a los efectos de esacorriente traduccional generalizada, al quesu estatus colonial da perfiles singularescondicionando un diálogo entre culturasque pasa incuestionablemente por la rela-ción entre metrópolis y países dependientes,de manera que en ese periodo, la traducciónalcanza uno de sus momentos más activos.

Emilio Carilla, en su conocida obra: Elromanticismo en la América Hispánica, re-conoce que "si hay un nombre que recorreprácticamente, a lo largo de su fama e in-fluencia el siglo XLX americano, ese nombrees el de Víctor Hugo. Ninguno como él, tuvotanta aceptación, despertó tantas admira-ciones e hizo nacer tantos remedos: Hastallegó a trascender ámbitos típicamente popu-lares y determinó -ya en vida- la dimensióndel mito."2 Remitiéndonos a la función histó-rica de la literatura, el contacto con la obramonumental de un autor de mente poderosacomo Hugo, que cultivó casi todos los géne-ros, romántico-social por excelencia, indivi-duo imbuido de vocación civil; apegado aldiscurso doctrinal y afirmativo de la respon-sabilidad ética del creador frente a la Histo-ria como sujeto moderno y como elementoactivo y transformador de la sociedad, favo-reció la afinidad y el acercamiento histórico-sociales de Francia con un continente enproceso fundacional y emancipatorio, a tra-vés del ideario de igualdad, fraternidad ysobre todo de libertad de la Revolución fran-cesa, contribuyendo así, de manera sustan-cial, a establecer una gratificante y dialécti-ca comunicación entre lo autóctono ameri-cano y lo universal europeo en la Lati-noamérica del siglo XIX, que permitió iden-tificar romanticismo y liberalismo en lacorriente de pensamiento de la mayoría desus intelectuales, sin gran menoscabo de latarea descolonizadora y afirmativa de la

Suárez León, Carmen. José Martí y Víctor Hugo en el fielde las modernidades. Centro de Investigación y Desarrollode la Cultura Cubana Juan Marinello. Editorial José Martí.La Habana, 1997, p. 115.2 Emilio Carilla. El romanticismo en la América Hispánica.Segunda edición revisada y ampliada, Ed. Gredos. S.A.Madrid, 1967, pp. 63-64

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identidad latinoamericana en la que estabanempeñadas sus más destacadas cabezaspensantes.

No es casual entonces que personali-dades hispanoamericanas -casi todas, porcierto, vinculadas de un modo u otro a lapolítica de sus países respectivos- como Ma-nuel Gutiérrez Nájera, Bartolomé Mitre, Ole-gario Andrade, Justo Sierra, Manuel M. Flo-res, Rafael Pombo, Luis Benjamín Cisneros,Francisco Galvidia, Felipe Pardo, IsmaelCerna o Andrés Bello [La prière pour tous(1830)/La oración de la tarde (1843)],conscientes de que traducir es propagar lacultura , integraran un gran fresco de vocestraductoras en Centro y Suramérica y ten-saran sus arcos para intentar el injerto cul-tural hugueniano de lo estético en lo histó-rico y transvasarlo al diálogo americano,conscientes de su riqueza y de sus valoresuniversales, pero reverentes de su autono-mía. Los cubanos no quedaron a la zaga. Nohabía nada excepcional en ello. El alcancedel aporte de Francia a la cultura cubanaera, por demás, notable. Las ideas de la Re-volución francesa y del Iluminismo estabandemasiado frescas y, además, Francia siem-pre había sido lugar de predilección denuestros intelectuales, sobre todo, los perte-necientes a las clases altas para realizarestudios, inmersión cultural o encontrar re-fugio cuando sus desacuerdos con la políti-ca colonial se hacían muy patentes en laIsla.

Es por ello por lo que el 2 de febrero de1836, el Diario de La Habana se hace eco dela llegada a la isla de los primeros cua-dernos del poeta y demócrata galo. Desdeun año atrás, se venía anunciando la publi-cación mensual de esos cuadernos todavíatraducidos en Madrid, a un precio de ochoreales cada uno, que se ofrecieron comosuplemento del periódico a cuya suscripciónpodían acogerse los lectores.

Si la acogida de un autor puede medirsepor la cantidad de intertextos, críticas,exergos, referencias, opiniones, alusiones,versiones y estrofas de clara o velada filia-ción, que jalonan entre 1835 y 1838 unabuena parte de la producción de los crea-dores cubanos más destacados -ávidos denuevas escrituras que los colocaran al pasode su tiempo- y en todos aparecían huellasdel ideario romántico de Hugo.

Son incontables los trabajos sobre estegigante de las letras universales que desa-fiaron el talento y movieron la pluma de los

autores cubanos decimónícos cuyos aportesnutren una bien sustentada bibliografía yaniman más de una polémica. No es mi pro-pósito aquí referirme sin embargo a ese te-ma. La figura más sobresaliente, a mi juicio,es la de Enrique Piñeyro, quién práctica-mente dedicó una buena parte de su acti-vidad de crítico literario a estudiar y difun-dir la vida y obra de Hugo. A la disposiciónde sus lectores contemporáneos y futurospuso Piñeyro, entre otras, dos obras señe-ras: Poetas famosos del siglo XIX. Capítulo IV(1883) y La muerte de Victor Hugo (1885),estremecedor relato vivencial de los funera-les del poeta galo que presencia desde subiblioteca en Paris, publicado por La RevistaCubana en aquel año; y que muy reciente-mente Salvador Bueno reedita en La Haba-na, a cargo de la Academia Cubana de laLengua.

Por lo pronto, en las revistas habanerasen la segunda mitad de los ochenta, se die-ron a la estampa -se tienen referencia, o seconservan- las siguientes traducciones deVictor Hugo:

Las tres fases de la poesía, Fragmento alprefacio de Cronwell, traducción de José Sil-verio Jorrín, en: La Siempreviva, t. I, LaHabana (1838), pp. 155-164.

Traducción de Victor Hugo Como ondassilenciosas, traducción de José Jacinto Mi-lanés, en: El Prisma. Imprenta de Barcina,La Habana (1846), p. 149.

Los cantos del crepúsculo (Poema XXV)traducción de José de Armas y Céspedes,en: Revista de la Habana, t. 5, La Habana(1835), p. 100.

Napoleón, traducido libremente de VíctorHugo por Ramón Vélez Herrera, en: FlorestaCubana. Imp. Tiempo, La Habana (1856),pp. 239-241.

Un prólogo de Victor Hugo (a Odas yBaladas de 1826), traducido del francés porC.C., seudónimo de una joven camagüeya-na, en: El Liceo de La Habana, Imp. Militar,La Habana (1859), Segunda Serie, t. Ill, pp.131-132.

Siempre a ti, traducción libre de VictorHugo por L. P. Acevedo, en: El Liceo de LaHabana, Imp. Militar, la Habana (1859) Se-gunda serie mayo, t.III.

Tres años después, traducción de Enri-que Piñeyro, en: Revista del Pueblo, Imp. DelTiempo, Habana (1866), p. 4.

Las orientales de Victor Hugo (fragmen-to) traducción de Francisco Sellen, en: CubaLiteraria, Imp. El Progreso, La Habana

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(1862) t. I. Segunda época, p.41. Traducidatambién por José de Armas y Céspedes.

La leyenda de los siglos (Los Pobres),traducción en prosa de Enrique Piñeyro, en:El Ateneo, imp. Militar, La Habana (1868),p. 55. Traducida también por Aniceto Valdi-via en 1859.

Polonia, traducción de Gertrudis Gómezde Avellaneda, en: José Antonio Sofia, VictorHugo en América. Traducciones de ingeniosamericanos. Ed. M. Rivas, Bogotá (1889).

Se dice que Cirilo Villaverde tradujo y pu-blicó en Europa Los Miserables (1862).Aunque Luz y Caballero elogia ese trabajoposiblemente a partir de los cuadernillosque circularon en La Habana, no se ha con-firmado la introducción de la traducción deVillaverde en la Isla.

Por su parte, a Rafael María de Mendivese deben las traducciones declaradas como"imitaciones de El Pueblo" (1876); "Losinsultadores II' (1876) y "Los crucificados / '(1676) dados todos a la estampa en NuevaYork en La América Ilustrada. En Ecos delSena, imprenta Militar de la Viuda de Soler(1883) traduce "El idilio de las mariposas",Escena V del prólogo al drama Torquema-das; y en El Palenque Literario (1883) pu-blica "Los dormidos" que se inspira en elpoema "A ceux qui dorment' de los Châ-timents.

Por demás, en 1883, Antonio Sellen pu-blica una colección de poesías que titulaEcos del Sena, donde da espacio a quincetraducciones de Victor Hugo de la factura deGertrudis Gómez de Avellaneda, Rafael Ma-ría de Mendive, suyas y de su hermanoFrancisco.

No sólo por supuesto se tradujo en Cubala poesía de quien fuera también un insignedramaturgo. El martes 10 de octubre de1937, se anuncia el arribo de una compañíade teatro cuyo repertorio promete la puestade obras clásicas y románticas y que debutacon su drama en cinco actos "Angelo, tiranode Padua", posiblemente en traducción delespañol Francisco Casanovas. Se conoceráasimismo otra traducción de la misma obrade la factura de Francisco Calcagno (1855).

"Hernani o el pundonor castellano, estraducido en versos castellanos por AgustínZárraga y Heredia e impreso por José M.Palmer en La Habana, en 1836. Por su par-te, con un prólogo donde se asegura que setrata de una adaptación de "Nuestra Señorade París", es dada a la estampa por la Im-prenta del Gobierno y Capitanía General por

S.M. en 1839, la traducción del drama encinco jornadas y seis cuadros en prosa y enverso a cargo de Martín Elizalde, titulado "ElArcediano o la Fatalidad".

La corriente romántica que trae Hugodespierta una nueva sensibilidad hacia unavisión del mundo distinta y profundamenteafín a las necesidades de nuestros creadoresdecimonónicos empeñados en emanciparsedel yugo colonial y fundar las nuevas repú-blicas. Entonces, en el fiel de la moderni-dad, como apunta Carmen Suárez, oponién-dose a la estética clasista cuya ambición estrascender el tiempo, se abre paso con unaestética de lo nuevo y una concepción posi-tiva de lo temporal que no por casualidadfragua en proyectos como el de la Revolu-ción Francesa, y que en América conquistaespacios liberadores.

Esta función trasciende con creces lasposibles inconvergencias que cabría apre-ciar entre los planos estéticos superficialesde ciertos discursos huguenianos y la fun-ción dialógica entre Francia y Latinoaméricaque alcanza a cumplir cuya presencia para-textual se advierte sin dificultades en el pro-ceso de formación de las literaturas nacio-nales americanas; en la conformación de lasjóvenes repúblicas del continente y por su-puesto en nuestro propio proceso emanci-patorio, estableciendo además la distinciónentre Francia como factor de alienación me-tropolitano y europeo, y Francia como factorde inspiración libertaria presente en los se-ñalamientos que le hicieron a su obra mu-chos hombres de letras de la época, entreellos, nuestro José Martí.

Abundando en la filiación romántica deHugo y sus vinculaciones con la moderni-dad, por supuesto, cabría primero definir loque conocemos por romanticismo para po-der apreciar cómo el maestro de ese movi-miento que fue Víctor Hugo lo trasciendehasta llegar al modernismo. Aquel moder-nismo que inaugurara Rubén Darío conHugo fuerte y con Verlaine ambiguo. Comooportunamente recuerda Carmen Suárez, elromanticismo es un movimiento artístico-literario que supuso la formulación de unnuevo canon estético -subrayo el conceptode nuevo- frente al canon clasicista y cuyaoperación fundamental consistió en confor-mar las nuevas representaciones y siste-mas de creencias del sujeto moderno. Y enese contexto cabe por supuesto hacer aquí,una breve mención a la polémica entreclásicos y románticos inaugurada en el

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diecinueve en Cuba, cuyas precisiones ha-rán necesariamente correr la tinta de otrotintero que no éste por supuesto a falta detiempo y de posibilidades de profundizaciónen el tema. Me limito a señalar entonces queel romanticismo en América tuvo maticesrespecto del romanticismo de Europa.

En tal sentido, paradójicamente hallo unpunto de convergencia entre dos posiciones:la de Josef Bella expuesta en su obra "Mo-dernismo y Vanguardia" y la de AntoineCompagnon que su autor defiende en "Lascinco paradojas de la modernidad."

Compagnon precisa que el sustantivo"'modernidad" en el sentido de lo que es mo-derno, aparece en Balzac en 1823, antes deidentificarse realmente con Baudelaire y conotros autores, y el sustantivo "modernismo",en el sentido de gusto, la más de las vecespor lo excesivo, por lo moderno, aparece enHuysmann en el salón de 1879: El adjetivo"moderno" por su parte es mucho más viejoy designa no lo nuevo, sino lo que está pre-sente, lo actual, lo contemporáneo de aquelque habla y cuando aparece la palabra, eltiempo ni siquiera entra en juego. Por esoBella, en la medida en que el modernismoes el primer movimiento de ruptura del artemoderno que brinda al creador la opción deinterpretar las reglas literarias del modomás libre posible, considera que no solopermite crear una visión de la vida a partirdel yo sino que abre espacios a la novedadseñalando de paso la mayor limitante delRomanticismo que se declara insuficientepara mostrar la imposibilidad de reconci-liación entre el yo y el mundo. Por eso, úni-camente en la trascendencia, en el progre-so de las ideas, la modernidad podría iden-tificarse con lo vigente. Ese es a mi juicio, elhilo conductor que partiendo de Hugo llegaa Martí.

A propósito de las interrelaciones litera-rias y las afinidades entre Martí y Hugo,poco o nada puede añadirse al medulartrabajo ya mencionado de la investigadoraCarmen Suárez León, que aborda a profun-didad el tema, en su brillante tesis de doc-torado titulada "José Martí y Víctor Hugo enel fiel de las modernidades" por lo que melimito a recomendar su esclarecedora y au-torizada lectura.

Al decir de Paul Estrade (1988): "Marti co-noció más de Francia por sus lecturas he-chas fuera de Francia (tanto de libros comode periódicos) que por sus andanzas a orillasdel Sena o del Garona, aunque supo apren-

der mucho por las calles y museos de lacapital."3 En su propia obra el Cubano nosda testimonio de que su conocimiento de eseidioma y cultura aprendido con AtanacePortier, un martiniqueño radicado en La Ha-bana y perfeccionado luego en Madrid encasa de Leandro Alvarez Torrijo le sirvió in-cluso para dar clases de lengua y literaturafrancesas, primero en la Escuela NormalCentral de Guatemala en 1871, y luego en elColegio Santa María de Caracas allá por eldecenio de 1890.

No cabe duda que la literatura francesacon su reputación de universalidad habíaconquistado un espacio "en las vías peato-nales de (su) espíritu". Y las múltiples alu-siones a la cultura gala en su periodismo esuna buena prueba de ello4. No es de extra-ñar entonces la confesa admiración que pro-fesó al intelectual galo a quien -se dice-conoció personalmente en Francia introdu-cido por el poeta Auguste Vacquerie.5

Martí da a conocer su traducción al espa-ñol de Mes ßls de Víctor Hugo cuando teníasólo 22 años. Se trataba de un relato auto-biográfico de poca extensión del célebre es-critor francés y es una de las primeras en-tregas que realiza nuestro autor, recién es-trenado en los quehaceres periodísticos, aun diario mexicano. Si tenemos presenteque el cubano muere a los 42 años y queademás, comparte su quehacer literario en-tre varios géneros, no podemos connotarlacomo una obra "de juventud" en el sentidoen que ese calificativo se suele usar paramarcar etapas de "calentamiento o fogueo"en el oficio traductor. Lamentable e increí-blemente, a los 22 años, nuestro traductorse encontraba ya en la mitad de su vida.

"Mis hijos" -un verdadero acto de empatiaautor/lector/traductor- apareció pues, pu-blicado en la Revista Universal, en ediciónespecial, en forma de folletín, el 12 de marzode 1875, un año después de que Hugo lodiera a conocer en Francia publicado porMichel Lévy Frères. Días después, el 17, ba-jo el título de: Traducir "Mes fils", el cubano

3 Paul Estrade. "Una visión francesa. José Martí en Franciay en francés", en: Anuario del Centro de Estudios Martia-nos, 11, La Habana (1988), pp. 302-315.4 Las profesoras Lourdes de Con y Aurora Leis han expues-to trabajos muy interesantes sobre la huella de Francia en e¡periodismo martiano.5 Para abundar sobre el tema de Martí y Hugo, consúltese eltrabajo de Alberto Juan Dorta Contreras: "'Martí: traducir aVíctor Hugo. Etica revolucionaria y creación", en: Santiago57 (marzo, 1985), pp. 123-136.

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dio a la estampa en esa misma revista, loscomentarios que se pueden considerar unaintroducción o prefacio a aquel trabajo suyoy que conforman el documento más impor-tante de que se dispone para estudiar el en-foque martiano sobre la traducción literariay que, junto a las formulaciones hechas porotras figuras de las letras mayores lati-noamericanas que se han referido también aese quehacer.6 constituye la muestra másrepresentativa del pensamiento traductoló-gico de nuestro continente. Sin embargo, noes hasta muchos años después, en octubrede 1933, que Camilo Carranca Trujillo lo daa conocer en Cuba en un artículo que titula"Una ignorada traducción de José Mart?.

Ese texto clave admite varias lecturas.Una de ellas sería juzgar, en un primertiempo, el prefacio a la traducción de Mesfils, como un exponente más de su prosapoética a partir de sus valores estético-literarios, análisis que se saldría del marcode este trabajo para pasar, en un segundotiempo, a enjuiciar Mis hijos como resultadode un acto de traducción, contrastándolocon el original y quizás con versiones deotros traductores extraídas de las edicionesde las obras de Hugo en castellano.

En el contexto de esa primera propuestade lectura, lo más interesante es la reflexiónmagistral que le conduce al establecimientode las equivalencias textuales y el análisisdel discurso que el cubano ha realizado apartir de las notas de traducción que apa-recen al final del Prólogo, verdadera lecciónpara traductores, y que ponen de manifiestoque la calidad de este trabajo no solo de-pende del horizonte cultural del traductor,importante como es, sino también de sumanera ejemplar de poner ese horizonte cul-tural en función del acto traslativo mani-festado en la profundidad de la valoracióndel vouloir dire de Hugo; en la coherencia desu forma de acercamiento al texto con laque cabe esperar de un traductor consu-mado; del nivel de "impensamiento" y de"transpensamiento" de Martí consecuentescon su singular enfoque traductivo y delmanejo de las modalidades estilísticas quele proporciona su español, si bien todos es-tos aspectos no son sino consecuencia de loprimero.

No disponemos del texto de Hugo ya quepor tratarse de un breve relato autobiográ-fico, no suele figurar en las ediciones de susObras Completas que compilan esencial-mente la obra "mayor" del francés, al me-nos en las que hemos tenido a mano, peropresentamos en contexto los fragmentos dela traducción martiana a los que se refiere elanálisis discursivo que el cubano realiza,para que puedan valorarse contrastados conla traducción que realizó de una parte deese documento Aurelio Garzón del Camino(1958), que por cierto, aparece incompletaen la obra que utilizamos como fuente.7

Adoucissement: -endulzamiento. Pero no es esto loque él ha querido decir. Endulzar, llevar a la dul-zura; pero en español no se endulzan las almas, ven Víctor Hugo, sí. Sin embargo, el poeta es tan éiesta vez, que ni el castellano me hubiera perdo-nado el endulzamiento, ni yo mismo me perdo-no haber dicho menos de lo que él quiso decir.Adoucissement, es mejoramiento; pero mejora-miento endulzado. - Salve la explicación lo que elcastellano no ha podido salvar.En contexto martiano: "Trabajan en el esclare-cimiento de los problemas, en el mejoramientode las almas (...) porque la juventud que conclu-ye y la juventud que comienza fraternizan, loque endulza la melancolía de la una y calma elentusiasmo de la otra."Trad, de Garzón: "porque la juventud que terminay la juventud que comienza fraternizan, lo que dul-cifica la melancolía de la una y modera el entu-siasmo de la otra".

Esprit: juicio claro. Insuperable dificultad. Siem-pre lo fue esta palabra francesa, encarnación delser francés y en extremo exclusiva, y por esto, sientendida por los que entienden el carácter de lanación, pero no traducible para los que tienendistinto carácter nacional. Y aun crece la dificul-tad esta vez. Esprit no significa en esta frase deVíctor Hugo lo que siempre se dijo con esprit.Esprit significó siempre brillantez imaginativa, ta-lento ingenioso, talento elegante, vivo, acertado,fácil. Antes esprit era una cualidad: aquí, VíctorHugo lo transforma en una personalidad. No es elesprit que se tiene: es un esprit que se es. Másgrave, más severo, más completo, más amplio.Ingenio se dice algunas veces, pero juicio tuvo amis ojos mejores condiciones de sólida amplitudque ineenio. Y como esprit es claridad, yo dije:juicio claro. Esto no es todo: esto no es completo,esto no es cierto: pero es todo lo más cierto quepuede hallar. Más adelante lo traduzco: espíritu;pero allí no es la entidad juiciosa, es el germenesencial, el impalpable movedor, el pequeño Zeus.

6 Ernesto Cardenal, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, GabrielGarcía Márquez, Julio Cortázar, Eliseo Diego, Cintio Vitier,etc.

7 Véase: Victor Hugo por él mismo. Editores de Siempre.Compañía General de Ediciones, S.A., México. 1958, pp.175-181. La traducción de Aurelio Garzón del Camino noestá completa.

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lo que vive de Dios en cada hombre. - Esta vez hequedado más contento.En contexto martiano: "...Se ve entonces queson juicios claros. Uno, el mayor, es un juiciodespierto y vigoroso; el otro, el segundo, es unjuicio amable y grave."Trad, de Garzón: "Y entonces se descubre que sonespíritus. Uno, el mayor, es un espíritu amablealerta y vigoroso; el otro, el segundo es un espírituamable y serio.

Illumination: iluminamiento. Iluminación de espí-ritu. Ello es algo nuevo: pero esto quiso decir él.En contexto martiano: ''Trabajan en el esclare-cimiento de los problemas, en el mejoramientode las almas, en el iluminamiento de las con-ciencias, en la verdad, en la libertad..."Trad, de Garzón: "Trabajan en el esclarecimientode los problemas, en el apaciguamiento de las al-mas, en la iluminación de las conciencias, en laverdad, en la libertad."Versement: vertimiento. Acción de verter. De in-gerir en la melancolía la burla. Es más enérgico,más claro, más real que versión. Verter introdu-ciendo: esto es más que verter.En contexto martiano: "...sus comedias sonelegías, y son tristes, lo que no les impide serfestivas; vertimiento de la burla en la melan-colía y de la cólera en el sarcasmo."Trad, de Garzón: No tradujo esta frase.

Ecrasement: aplastamiento. Todos dirían destruirenemigos: él dice: aplastar enemigos, porque losenemigos son esta vez ios viles, y él sabe que a lavileza se la aplasta.En contexto martiano: "Repúgnales al mismotiempo el aplastamiento de sus enemigos; aúnde los infames."Trad, de Garzón: "Al mismo tiempo, sienten re-pugnancia en aplastar a sus enemigos, incluso alos infames."

Parce qu 'on est pour elle: porque para ella se es.- Es, de ser, que es más que existe, de existir. Laexistencia está contenida en la esencia. Ser esconstante, poderoso, fijo. Existir es mudable, limi-tado, incierto.En contexto martiano: "Esto es, servir a la pa-tria, amarla y glorificarla, defenderla; vivir pa-ra ella y lejos de ella; porque para ella se es, lu-char: y porque se está lejos de ella, sufrir.Trad, de Garzón: "Es decir, servir a la patria,amarla, glorificarla, defenderla, vivir para ella ylejos de ella; y porque se está con ella, luchar, yporque se está lejos de ella, sufrir."Décorer: condecorar, premiar; pero esto en cas-tellano encierra la idea material de condecora-ción, y en Víctor Hugo hubo la idea sarcástica depremio, pero no la de premio decorado.En contexto martiano: "Temprano los decoran;al uno con seis meses de prisión, por habercombatido el cadalso; al otro, con nueve meses,por haber defendido el derecho de asilo.Trad, de Garzón: "son condecorados en hora tem-prana, uno con seis meses de prisión por haber

combatido el cadalso, el otro con nueve meses, porhaber defendido el derecho de asilo"

Ce jeune homme est fait comme ces grandshommes: este hombre joven está hecho como estosgrandes hombres. No se puede pasar sobre estafrase sin hacer notar cuan palpable resulta de ellala analogía de los dos idiomas. -Victor Hugo pen-só aquí con las dos formas de su pensamiento, laideal y la formal, la idea y la frase: - él quiso decirque su hijo tenía en sí la naturaleza de los grandeshombres, y quiso, además, embellecer, completaresta frase con la repetición enérgica de homme. -Por esto yo traduzco jeune homme, joven, porhombre joven. -Así yo también pude repetir hom-bres y dar completa y en su doble faz su frasehermosa.En contexto martiano: "Este hombre joven estáhecho como estos grandes hombres, medita, ysonríe; medita y se indigna.Trad, de Garzón: No tradujo esta frase.

Jalousie: avaricia celosa, jalousie es celos; peroesta vez Víctor Hugo hizo a los celos avaros. Noes el amor exaltado que se angustia con la perdi-da de su amor; no es el que posee que se aterraporque otro va a poseer; es la conciencia quequiere, no sólo que el patriotismo se cumpla, sinoque el amor a la humanidad se cumpla también;es la conciencia ambiciosa; es la conciencia ce-losa; una mitad tiene celos de la otra mitad: todala conciencia está ambiciosa de todo. Son celos,pues, pero celos avaros. Es avaricia, pues, peroavaricia celosa. "H

En contexto martiano: El que no lo cumple to-do, no ¡o cumple: tal es la avaricia celosa de laconciencia."

Pasando a otro plano de nuestro análisisde las relaciones de afinidad entre Martí yHugo traemos los prólogos de Martí a Mishijos y de Hugo a Shakespeare cuyos frag-mentos más representativos de textos pue-den considerarse paralelos porque expresanreflexiones muy aproximadas sobre la ma-nera de enfocar una traducción literaria,aparte de que la estructura textual ydiscursiva de los fragmentos es tambiénmuy similar.

Textos de Victor HugoTraducir a Shakespeare, traducirlo realmente,traducirlo con confianza, traducirlo entregán-dose a él, traducirlo con la sencillez honrada yaltiva del entusiasmo, no eludir nada, no omitirnada, no amortiguar ni ocultar la menor co-sa(...) traducirlo sin acudir a perífrasis que es unarestricción mental: traducirlo sin compla-cencia (...) decir la verdad y nada más que laverdad, traducirlo como un testimonio, no serle

! O.C. Tomo 25, p. 16-18

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traidor (...) No avergonzarse del grande hom-bre, confesarlo, (...) apoderarse de su huella,modelar su forma, pensar con su pensamiento,hablar su palabra (...) ¡qué empresa!(V. Hugo, Prólogo a Shakespeare)

Introducir a Shakespeare en Francia, ¡qué de-ber tan vasto! Y este deber él lo acepta, aél se obliga, en él se encierra (...) Ha queridotraducir a Shakespeare, y he ahí, en efecto, aShakespeare traducido (...)El inglés de Shakespeare no es el inglés de hoy:ha sido necesario superponer a este inglés delsiglo XVI el francés del siglo XIX, especie decombate (...) cuerpo a cuerpo, de los dos idio-mas: la aventura más terrible que pudiera aco-meter un traductor.Para esto, ha debido prodigar en cada frase, encada verso, casi en cada palabra, una inagota-ble invención de estilo. Para obra tal, es precisoque el traductor sea creador. El lo ha sido (...)No le basta traducir.Es lingüista, artista, gramático, erudito. (...)Acumula y coordina ias diferencias, las notas,los prefacios, las explicaciones....No tiene esta caverna inmensa un antro enque no penetre él. Hace excavaciones en estegenio....(Victor Hugo.Jfcf/s Hijos)

Textos de José MartiEl deber del traductor es conservar su propioidioma, y aquí es imposible, aquí es torpe, aquíes profanar. Victor Higo no escribe en francés:no puede traducírsele en español. Victor Hugoescribe en Víctor Hugo: ¡qué cosa tan difíciltraducirlo!Yo anhelo escribir con toda la clara limpieza, yelegancia sabrosa, y giros gallardos del idiomaespañol; pero cuando hay una inteligencia queva más allá de los idiomas, yo me voy tras ella,y bebo de ella, y si para traducirla he de afran-cesarme, me olvido, me domino, la amo y meafranceso.De otros, traducir es pensar en español lo queen su idioma ellos pensaron. De él, traducir espensar en la mayor cantidad de castellano po-sible lo que él pensó, de la manera y en la for-ma en que lo pensó él, porque en Víctor Hugola idea es una idea, y la forma otra. Su forma esuna parte de su obra, y un verdadero pensa-miento: puesto que el crea allí, o la traducciónno sería una verdad, o en ella es preciso creartambién. Yo no lo he traducido, lo he copiado,y creo que si no lo hubiera copiado, no lohubiera traducido bien. He copiado sus esci-siones, sus estructuras, sus repeticiones, su pre-sunción, su ortografía (...) Y en todo, de él tra-duje frases e ideas. Traducir es estudiar, ana-lizar, ahondar. Cavé en él cuanto pude. Cavemás quien sea más feliz y fuerte que yo...(José Martí, Traducir Mes fils)

El problema de la unicidad del texto litera-rio, esa inquietud tan arraigada en el in-

consciente literario de los traductores arran-ca, según Steiner (1981)9 en las dudas quesobre la legitimidad del traspaso de unalengua y de una cultura a otras pesarondesde tiempo atrás sobre la traducción detextos sagrados. Varios siglos más tarde,Octavio Paz (1981) declaraba refiriéndose allenguaje:

"Los seres humanos cuando dicen las mismascosas, aunque las expresen en distintos idiomasresponden a la confusión babélica con la univer-salidad del espíritu pese a las diferencias entreindividuos, sociedades y épocas. Cada texto esúnico y, simultáneamente es la traducción de otro.Ningún texto es enteramente original porque ellenguaje mismo, en su esencia, es ya una traduc-ción: primero del mundo no-verbal y, después,porque cada signo y cada frase es la traducciónde otro signo y de otra frase. Pero ese razona-miento puede invertirse sin perder validez: todoslos textos son originales porque cada traducciónes distinta. "l0

"Ideas son fuerzas madres, que van y vienen. -dice Martí- (...) y, siendo en sí las mismas, alláesplenden (...) en las inteligencias levantadas,aquí iluminan (...) en los ingenios suaves y tran-quilos. Pero son ideas, y verdad, y fuerzas, ygrandezas, y allí donde las hallo, yo me hallo (...)y si se concentran todas las ideas altas en unanevadísima cabeza, en esa cabeza vivo yo.Y como todo esto vive, y brota todo de aquella ca-beza universal, (...) lo amé y lo traduje con placer.( • • • ) "

Nada más lejos, sin embargo, del espíritucon que Martí hacía esas reflexiones queconcebir el transvase cultural implícito en iatraducción en función de la colonizacióncultural del continente americano. A losefectos, precisa:

"Todo está dicho ya: pero las cosas, cada vez queson sinceras, son nuevas. Confirmar es crear. Loque hace crecer el mundo no es el descubrir cómoestá hecho, sino el esfuerzo que cada uno hacepara descubrirlo. ¡Pues no veamos un árbolporque es plagio, puesto que los hombres estánviendo árboles desde que nacieron! Y cada hom-bre que nace ¿no es un plagio? El que saca de silo que otro sacó de si antes que él es tan originalcomo el otro. Dígase la verdad que se siente, conel mayor arte con que se pueda decirla. " u

Pero también alerta:"Las instituciones que nacen de los propios ele-mentos del país, únicos durables, van asentán-dose, trabajosa pero seguramente, sobre las

Steiner, George. Después de Babel, Aspectos del lenguajey la traducción, Méjico, Fondo de Cultura Económica,1981.'"Octavio Paz. Traducción: Literatura y Literalidad, Op. cit."O.C. Tomo 24, p. 1512 O.C. Tomo 5, p. 190.

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instituciones importadas. Siglos tarda io que hade durar siglos. (...)Y mientras mayores sean las posibilidades dedisociaciones menos serán ios de una literaturacomún, enérgica y grandiosa que recibe vidade las naciones, y se les da luego. Las obrasliterarias son como los hijos: rehacen ;s suspadres" "

Mariano José de Larra (1836), traductor,periodista y crítico de teatro español, con-temporáneo del cubano, cuando comentauna traducción que Eugenio de Ochoa ha-bía hecho del Hernani y merecido grandeselogios de la crítica por la pureza de su len-gua reconoce cuan difícil es tomarse liber-tades con Hugo, estimando que la fidelidadal original obliga más precisamente cuandose trata de textos primarios "de alta calidadliteraria como ocurre con los de Hugo".14

Goethe fue más terminante: "cualquier liber-tad que un traductor se tome con el original,debe tener una justificación".

Cerramos nuestro trabajo con una re-flexión que pese a hacer abstracción de laevidente filiación que existe entre los textosde Hugo y Martí, propone un acercamientoa la manera en que el cubano concibe latraducción a partir de los postulados queenuncia en "Traducir Mes fils" y en especialdel par categorial "impensar/ transpensar"aplicados a la traducción literaria.

El problema del fondo y la forma en latraducción literaria siempre ha sido el grandilema de los traductores. Como diría FinaGarcía Marruz, es pasar del "tema" a la "mi-rada".15 "Necesito "ver" antes lo que he deescribir"16 confiesa Martí, y está claro quealude a su operación de impensamiento (vercon los ojos del espíritu).

Martí señala:Traducir es transpensar; pero cuando Hugo pien-sa, y se traduce a Víctor Hugo, traducir es pensarcomo él, impensar, pensar en él. l?

Toda traducción entraña un compromiso.Traducir es opción y es también responsa-bilidad au toral que se comparte. Eso era"transpensar": una opción de traducción pa-ra Martí. El origen común del francés y elespañol, hace que nuestro traductor tengaque "impensar" y "transpensar" al mismotiempo el fondo y la forma, y buscar la in-tencionalidad del sentido.

Para lograrlo, propone sustraerse a la in-fluencia de dos realidades lingüísticas queson muy mimetizadas y transpensar "en lamayor cantidad de castellano" todo lo queen Hugo supone creación: las opciones léxi-cas, los recursos sintácticos, y las constan-tes figurativas mediante una introspecciónque le permita apropiarse del alma del textoy recrear intuitivamente un sentido, conver-tirse en artífice de la forma del pensamientode un creador que se expresa en otro idiomae impensarlo y transpensarlo en una con-junción entre fidelidad y creación, una es-pecie de comunión entre la letra y el espí-ritu. Hasta aquí nuestra reflexión doscien-tos años después del nacimiento de VíctorHugo.

Lourdes Arencibia Rodríguez

n O.C. Tomo 21, pp. 164-165lH Mariano José de Larra. Textos teatrales inéditos, p. 26915 Fina García Marruz. En Antología Poética: "José Martí"16 O.C. Tomo 21, p. 186 ' O.C. Tomo 24, p. 15

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