Alicia

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“Alicia, esto es el capitalismo” y el Ulises de hoy. Florentino Díaz ¿Por qué el mar es la mar y se agita? 1 Carlos Villacorta Es esta una novela con el ímpetu de la huída, con el fragor del viaje, la soledad e intensidad de un reencuentro. Contemporánea, desgarradora y por instantes lúdica, con la extrañeza de ese juego que es la vida misma, esta moderna y cautivante Odisea es el viaje de un joven, el tigrillo, cuyo exilio empieza una vez acabada la guerra en su propia casa. Guerra que se extiende a la ciudad, al país, a un mundo que contempla absurdo, gris, lleno de ruido y actos valerosos de personas que, como él, sobreviven a pesar de todo. Es también el hilar activo, esa otra narración que despunta noche y alba, por parte de Alicia, la voz femenina y terriblemente lúcida del libro. Esta novela -llena de alusiones preciosamente kafkianas y poéticas- no pretende ser el dramático canto del naufragio de la condición humana, pero sí un poderoso testimonio de su capacidad para resistir, para transformar, en los momentos más aciagos, la realidad desde el fondo telúrico del Espíritu. Carlos Villacorta nos ofrece la historia de dos muchachos: el tigrillo y Alicia, ambos desencajados en un país en recesión económica, pero sobre todo anímica: porque la sociedad ha devenido violenta, árida de sueños, opaca y codiciosa. Es en esa prisión de Circe donde la pizza, se convierte en el alimento que nos va transformando (catastróficamente) ya no en humanos, sino en informes masas, en cerdos sin recuerdos. 1 En: Alicia, esto es el capitalismo. Intermezzo Tropical Ediciones. Lima, 2014. Pp.233.

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Alicia, esto es el capitalismo y el Ulises de hoy. Florentino DazPor qu el mar es la mar y se agita?[footnoteRef:1] [1: En: Alicia, esto es el capitalismo. Intermezzo Tropical Ediciones. Lima, 2014. Pp.233.]

Carlos Villacorta

Es esta una novela con el mpetu de la huda, con el fragor del viaje, la soledad e intensidad de un reencuentro. Contempornea, desgarradora y por instantes ldica, con la extraeza de ese juego que es la vida misma, esta moderna y cautivante Odisea es el viaje de un joven, el tigrillo, cuyo exilio empieza una vez acabada la guerra en su propia casa. Guerra que se extiende a la ciudad, al pas, a un mundo que contempla absurdo, gris, lleno de ruido y actos valerosos de personas que, como l, sobreviven a pesar de todo. Es tambin el hilar activo, esa otra narracin que despunta noche y alba, por parte de Alicia, la voz femenina y terriblemente lcida del libro. Esta novela -llena de alusiones preciosamente kafkianas y poticas- no pretende ser el dramtico canto del naufragio de la condicin humana, pero s un poderoso testimonio de su capacidad para resistir, para transformar, en los momentos ms aciagos, la realidad desde el fondo telrico del Espritu. Carlos Villacorta nos ofrece la historia de dos muchachos: el tigrillo y Alicia, ambos desencajados en un pas en recesin econmica, pero sobre todo anmica: porque la sociedad ha devenido violenta, rida de sueos, opaca y codiciosa. Es en esa prisin de Circe donde la pizza, se convierte en el alimento que nos va transformando (catastrficamente) ya no en humanos, sino en informes masas, en cerdos sin recuerdos. El capitalismo se ha convertido en esa obsesiva hechicera, que desnaturaliza la propia condicin de aquello que tanto desea retener: la humanidad. Cada uno de nosotros somos Ulises, viajeros, ingeniosos, creativos potenciales que desean ampliar el sueo ms all del horizonte. Sin embargo, el alma es atentada en lo hondo por el terrible y aplastante manto de la pobreza, la desolacin del aislamiento. En esta novela, con pasmosa y magistral humildad, el narrador ha evocado a un Ulises que ya no es uno; sino dos: El hombre no es slo el explorador, el guerrero que debe huir y sortear los avatares del viaje, de ese nostos[footnoteRef:2] que duele y retumba y que es el centro mismo de nuestro anhelo de Espritu. En esta novela, Ulises es hombre-mujer, Tigrillo-Alicia, porque se ha construido un puente entre una voz y otra. Porque su historia finalmente nos conmueve con la diversidad de su vivir. Diversidad potica que enlaza lo pequeo con las emociones ms recnditas de los personajes. Es as que zapatos, dientes, rostros, combis y puertas viejas vuelven a su aura significativa en manos del novelista. [2: Nostos, vocablo griego que sugiere el regreso, el retorno. De aqu proviene la palabra nostalgia, dolor por regresar. ]

El viaje es la agona de este Ulises bicardaco, de este Ulises en dos cuerpos, en dos voces. Tambin cumple Alicia su descenso al Hades, mas no dialoga con los muertos, los maquilla, la palabra se ha vuelto silencio y es en este gesto, signo de un mutuo anhelo de belleza y de retorno, lo que a vivos y a muertos esperanza sobre la tierra. El futuro se manifiesta en ese trance en las entraas de Alicia, tambin ella encuentra en el viejo embalsamador una suerte de mentor, una mano de ayuda. El desierto anmico de Alicia es an ms profundo que el del Tigrillo: su madre ha huido y no hay seal ni de su cuerpo ni de su voz. Tan solo una vieja TV cuya pantalla invita a la inmersin es el vestigio de quien fuera su origen. En este mundo la magia es absurda y tenebrosa A cul taca asirse? El capitalismo, en estas pginas, no se discute, ni se le reflexiona de modo terico, se le siente en sangre y hueso en la transformacin del propio mundo, en las amargas mezclas de la propia consciencia. El ltimo refugio es esa playa en la escena final. Aqu el encuentro es con el mar. Cada uno de los protagonistas es el Telmaco-Penlope-Argos del otro que, ahora en esta orilla, da cuenta tal vez de la propia redencin. Y cuyo fundamento, como la misma historia, se halla en lo mucho por decir, en esa fe, finalmente, en la palabra imperturbable que, como las olas provenientes del infinito, sabrn perdurar para devolvernos nuestra voz.Carlos Villacorta nos narra en precisas visiones, tejidas con sabio fulgor y ritmo de arena, de caducidad y de nacimiento; una historia que nos abraza de principio a fin, que nos permite recordarnos, sujetarnos bien al mstil para no ceder al canto de esas sirenas de un Per que, en la actualidad, se nos pretende vender como libre, tan solo en el mercado, bello, en cada poster, y sobre todo asentado en su pasado, intocable como ruina iluminada. En Alicia, esto es el capitalismo, Villacorta nos vuelve la mirada a un decir hacia el futuro. Y en ese mucho por decir que est por decirse, en esas futuras narraciones, por fin al mar volvemos.