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www.diariolaley.es 6 15 de noviembre de 2011 esa parte de la resolución administrativa sería asimismo desestimatoria pues los razonamientos expuestos en ella res- pecto de las correlativas afirmaciones que la sociedad actora había hecho en el curso del expediente administrativo (razonamientos implícitamente acepta- dos por el tribunal de instancia) fueron convincentes. IX. INADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE CASACIÓN POR RAZÓN DE LA CUANTÍA Y POR OTRAS CAUSAS En la STS de 18 de julio de 2011, re- caída en el recurso de casación núm. 4320/2008, FJ 2.º, se establece que el recurso de casación es inadmisible por razón de la cuantía [art. 86.2 b) LJCA], en lo que se refiere a las dos sanciones de multa cuyo importe originario no alcanzaba la cifra de 150.000,00 €, con la siguiente argumentación: i) que ante supuestos de acumulación de preten- siones —es indiferente que tenga lugar en vía administrativa o jurisdiccional—, aunque la cuantía del recurso venga de- terminada por la suma del valor de las pretensiones objeto de aquélla, la posibi- lidad de casación no se comunica a las de cuantía inferior (art. 41.3 LJCA); ii) que, en consecuencia, cuando se trata de re- soluciones administrativas impugnadas que imponen en un mismo acto multas correspondientes a distintas infraccio- nes no podrán analizarse en casación los motivos correspondientes respecto de las sanciones económicas cuya cuantía no alcance el mínimo que el art. 86.2.b) LJCA establece como límite cuantitativo para el acceso al recurso de casación, y iii) que es irrelevante, a los efectos de la inadmisión del expresado recurso, que se haya tenido por preparado por la Sala de instancia o que se hubiera ofrecido al tiempo de notificarse la resolución recu- rrida, siempre que la cuantía litigiosa no supere el límite legalmente establecido. Y en igual sentido se pronuncia, por ejemplo, la STS de 4 de noviembre de 2009, recaída en el recurso de casación núm. 2368/2007, FJ 2.º. Esa misma STS de 4 de noviembre de 2009, FF.JJ. 3.º a 6.º, declara también inadmisible el recurso de casación en cuanto a las sanciones de amonestación privada que habían sido impuestas por la comisión de las infracciones graves, junto con las de multa, zanjando la dis- crepancia de criterios reflejada en diver- sos autos precedentes (como los de 20 de marzo de 2003, 14 de febre- ro de 2008 y 21 de febrero de 2008, recaídos en los recursos de casación núm. 3443/2001, 3347/2007 y 3221/2005) al considerar que la doctrina sentada en el auto de 20 de marzo de 2003 para inadmitir el recurso de casación núme- ro 3443/2001 era más acorde con los criterios generales que rigen la apreciación de la cuan- tía litigiosa en los supuestos de amonestación, y ello con la siguiente argumentación: i) que las infracciones graves en materia de blanqueo de capitales son castigadas por el art. 8, apartado 1, L 19/1993 conforme a un criterio de graduación centrado en la necesaria im- posición de la multa («es obligatoria en todo caso»), de modo que las sanciones de amonestación en él previstas resul- tan ser de menor entidad; ii) que de ellas, a su vez, la amonestación privada tiene menor gravedad aflictiva que la amonestación pública; iii) que ambas amonestaciones, en todo caso, además de resultar de menor entidad punitiva, no son escindibles de la sanción pecu- niaria (han de imponerse «simultánea- mente»), que se convierte, por ello, en la respuesta punitiva principal; iv) que todo ello obliga a concluir que, en los casos en que no sea admisible el recur- so de casación contra la sanción prin- cipal y cualificada de multa, en cuanto respuesta sancionadora más grave pero inferior a 25.000.000 ptas. (150.253,03 €), tampoco lo ha de ser el que tenga por objeto residual impugnar tan sólo las amonestaciones impuestas junto a aquélla, y v) que si finalmente se debiera entender que el litigo es de cuantía indeterminada porque las san- ciones de amonestación no son evalua- bles económicamente, la admisibilidad del recurso de casación fundado en los motivos del art. 88.1 d) LJCA viene li- gada al interés casacional, de modo que la apreciación de la inexistencia de «interés casacional, por no afectar a un gran número de situaciones o no poseer el suficiente contenido de generalidad» [art. 93.2 e) LJCA] también podría ser hecha de oficio por la Sala. Y en igual sentido se pronuncia, por ejemplo, la STS de 23 de abril de 2010, recaída en el recurso de casación núm. 3347/2007, FJ 2.º. LA LEY 19198/2011 Evolución normativa del delito de blanqueo de capitales a tenor de su tratamiento en los ámbitos internacional, comunitario y nacional José Miguel ALONSO CARBAJO Fiscal de la Fiscalía Anticorrupción En este artículo se aborda la evolución normativa del delito de blanqueo de capitales a tenor de su tratamiento en los ámbitos internacional, comunitario y nacional y la continua labor de los tribunales españoles en la interpretación de la legislación tendente a la represión de las conductas conocidas como de blanqueo de capitales. L a labor de los tribunales españo- les en la interpretación norma- tiva de la legislación tendente a la represión de las conductas conoci- das entre nosotros como de blanqueo de capitales ha sido continua, y así lo han ido traduciendo en sus propias resoluciones, de las cuales emana una doble preocupación: a) por un lado, atajar una práctica delincuencial espe- cialmente nociva, entendiendo la lucha contra el blanqueo de capitales como una cuestión preferente en la moderna política criminal, tanto en el ámbito eu- ropeo como en el mundial; b) por otro lado, subrayando que debe tomarse en cuenta en la fase de instrucción para la valoración de la proporcionalidad en la adopción de ciertas medidas privativas o restrictivas de derechos —en muchos casos se cuestiona la interceptación de comunicaciones telefónicas— los obs- táculos de la investigación por otros medios, fundamentalmente cuando se trata de transacciones internacio- nales coordinadas por organizaciones que procuran grandes niveles de opa- cidad (en este sentido, entre otras, STS 960/2008, de 26 de diciembre). La inicial tipificación de conductas de blanqueo se efectuó en el CP español con la introducción por la LO 1/1988, de 24 de marzo del art. 546 bis f), como una modalidad de receptación. Según su Exposición de Motivos, el objetivo era «hacer posible la intervención del Derecho Penal en todos los tramos del circuito económico del tráfico de dro- gas» para sancionar «las conductas de aprovechamiento de los efectos y ga- nancias de aquel tráfico», pretendiendo «incriminar esas conductas que vienen denominándose de “blanqueo” del di- nero de ilícita procedencia». Al margen, por tanto, de la teórica idoneidad de la ubicación sistemática del precepto, la intencionalidad del legislador es cla- ra y plenamente vigente a día de hoy como desiderátum, por más que en la actualidad no se limite en exclusiva la vinculación de la conducta ilícita a un delito de tráfico ilegal de drogas. Desde el inicio de su entrada en vigor, la Jurisprudencia atiende la finalidad de la ley evidenciada en tal preámbulo legislativo, y examinando la estructura del nuevo tipo afirma que el único dolo exigible al autor y que debe objetivar la Sala sentenciadora es precisamente la existencia de datos o indicios bas- tantes para poder afirmar tal conoci- miento [de la comisión de un delito de tráfico ilegal de drogas] y ello se puede obtener mediante prueba directa, que prácticamente será de imposible exis- tencia dada la capacidad de camuflaje y hermetismo con que actúan las redes clandestinas de fabricación y distribu- ción de drogas así como de lavado del dinero procedente de aquélla, como por prueba indirecta, que será la más usual, recordando al respecto que el art. 3 apartado 3.º de la Convención de Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psico- trópicas de 20 de diciembre de 1988 Tribuna Evolución normativa del delito de blanqueo de capitales Las infracciones graves en materia de blanqueo de capitales son castigadas por el art. 8 L 19/1993 conforme a un criterio de graduación centrado en la necesaria imposición de la multa («es obligatoria en todo caso»), de modo que las sanciones de amonestación en él previstas resultan ser de menor entidad

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6 15 de noviembre de 2011

esa parte de la resolución administrativa sería asimismo desestimatoria pues los razonamientos expuestos en ella res-pecto de las correlativas afirmaciones que la sociedad actora había hecho en el curso del expediente administrativo (razonamientos implícitamente acepta-dos por el tribunal de instancia) fueron convincentes.

IX. INADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE CASACIÓN POR RAZÓN DE LA CUANTÍA Y POR OTRAS CAUSAS

En la STS de 18 de julio de 2011, re-caída en el recurso de casación núm. 4320/2008, FJ 2.º, se establece que el recurso de casación es inadmisible por razón de la cuantía [art. 86.2 b) LJCA], en lo que se refiere a las dos sanciones de multa cuyo importe originario no alcanzaba la cifra de 150.000,00 €, con la siguiente argumentación: i) que ante supuestos de acumulación de preten-siones —es indiferente que tenga lugar en vía administrativa o jurisdiccional—, aunque la cuantía del recurso venga de-terminada por la suma del valor de las pretensiones objeto de aquélla, la posibi-lidad de casación no se comunica a las de cuantía inferior (art. 41.3 LJCA); ii) que, en consecuencia, cuando se trata de re-soluciones administrativas impugnadas que imponen en un mismo acto multas correspondientes a distintas infraccio-nes no podrán analizarse en casación los motivos correspondientes respecto de las sanciones económicas cuya cuantía no alcance el mínimo que el art. 86.2.b) LJCA establece como límite cuantitativo para el acceso al recurso de casación, y iii) que es irrelevante, a los efectos de la inadmisión del expresado recurso, que se haya tenido por preparado por la Sala de instancia o que se hubiera ofrecido al tiempo de notificarse la resolución recu-rrida, siempre que la cuantía litigiosa no supere el límite legalmente establecido.

Y en igual sentido se pronuncia, por ejemplo, la STS de 4 de noviembre de 2009, recaída en el recurso de casación núm. 2368/2007, FJ 2.º.

Esa misma STS de 4 de noviembre de 2009, FF.JJ. 3.º a 6.º, declara también inadmisible el recurso de casación en cuanto a las sanciones de amonestación privada que habían sido impuestas por la comisión de las infracciones graves, junto con las de multa, zanjando la dis-crepancia de criterios reflejada en diver-sos autos precedentes (como los de 20

de marzo de 2003, 14 de febre-ro de 2008 y 21 de febrero de 2008, recaídos en los recursos de casación núm. 3443/2001, 3347/2007 y 3221/2005) al considerar que la doctrina sentada en el auto de 20 de marzo de 2003 para inadmitir el recurso de casación núme-ro 3443/2001 era más acorde con los criterios generales que rigen la apreciación de la cuan-tía litigiosa en los supuestos de amonestación, y ello con la siguiente argumentación: i) que las infracciones graves

en materia de blanqueo de capitales son castigadas por el art. 8, apartado 1, L 19/1993 conforme a un criterio de graduación centrado en la necesaria im-posición de la multa («es obligatoria en todo caso»), de modo que las sanciones de amonestación en él previstas resul-tan ser de menor entidad; ii) que de ellas, a su vez, la amonestación privada tiene menor gravedad aflictiva que la amonestación pública; iii) que ambas amonestaciones, en todo caso, además de resultar de menor entidad punitiva, no son escindibles de la sanción pecu-niaria (han de imponerse «simultánea-mente»), que se convierte, por ello, en la respuesta punitiva principal; iv) que todo ello obliga a concluir que, en los casos en que no sea admisible el recur-so de casación contra la sanción prin-cipal y cualificada de multa, en cuanto respuesta sancionadora más grave pero inferior a 25.000.000 ptas. (150.253,03 €), tampoco lo ha de ser el que tenga por objeto residual impugnar tan sólo las amonestaciones impuestas junto a aquélla, y v) que si finalmente se debiera entender que el litigo es de cuantía indeterminada porque las san-ciones de amonestación no son evalua-bles económicamente, la admisibilidad del recurso de casación fundado en los motivos del art. 88.1 d) LJCA viene li-gada al interés casacional, de modo que la apreciación de la inexistencia de «interés casacional, por no afectar a un gran número de situaciones o no poseer el suficiente contenido de generalidad» [art. 93.2 e) LJCA] también podría ser hecha de oficio por la Sala.

Y en igual sentido se pronuncia, por ejemplo, la STS de 23 de abril de 2010, recaída en el recurso de casación núm. 3347/2007, FJ 2.º. ■

LA LEY 19198/2011

Evolución normativa del delito de blanqueo de capitales a tenor de su tratamiento en los ámbitos internacional, comunitario y nacional José Miguel ALONSO CARBAJOFiscal de la Fiscalía Anticorrupción

En este artículo se aborda la evolución normativa del delito de blanqueo de capitales a tenor de su tratamiento en los ámbitos internacional, comunitario y nacional y la continua labor de los tribunales españoles en la interpretación de la legislación tendente a la represión de las conductas conocidas como de blanqueo de capitales.

L a labor de los tribunales españo-les en la interpretación norma-tiva de la legislación tendente a

la represión de las conductas conoci-das entre nosotros como de blanqueo

de capitales ha sido continua, y así lo han ido traduciendo en sus propias resoluciones, de las cuales emana una doble preocupación: a) por un lado, atajar una práctica delincuencial espe-cialmente nociva, entendiendo la lucha contra el blanqueo de capitales como una cuestión preferente en la moderna política criminal, tanto en el ámbito eu-ropeo como en el mundial; b) por otro lado, subrayando que debe tomarse en cuenta en la fase de instrucción para la valoración de la proporcionalidad en la adopción de ciertas medidas privativas o restrictivas de derechos —en muchos casos se cuestiona la interceptación de comunicaciones telefónicas— los obs-táculos de la investigación por otros medios, fundamentalmente cuando se trata de transacciones internacio-nales coordinadas por organizaciones que procuran grandes niveles de opa-cidad (en este sentido, entre otras, STS 960/2008, de 26 de diciembre).

La inicial tipificación de conductas de blanqueo se efectuó en el CP español con la introducción por la LO 1/1988, de 24 de marzo del art. 546 bis f), como una modalidad de receptación. Según su Exposición de Motivos, el objetivo era «hacer posible la intervención del Derecho Penal en todos los tramos del circuito económico del tráfico de dro-

gas» para sancionar «las conductas de aprovechamiento de los efectos y ga-nancias de aquel tráfico», pretendiendo «incriminar esas conductas que vienen denominándose de “blanqueo” del di-nero de ilícita procedencia». Al margen, por tanto, de la teórica idoneidad de la ubicación sistemática del precepto, la intencionalidad del legislador es cla-ra y plenamente vigente a día de hoy como desiderátum, por más que en la actualidad no se limite en exclusiva la vinculación de la conducta ilícita a un delito de tráfico ilegal de drogas.

Desde el inicio de su entrada en vigor, la Jurisprudencia atiende la finalidad de la ley evidenciada en tal preámbulo legislativo, y examinando la estructura del nuevo tipo afirma que el único dolo exigible al autor y que debe objetivar la Sala sentenciadora es precisamente la existencia de datos o indicios bas-tantes para poder afirmar tal conoci-miento [de la comisión de un delito de tráfico ilegal de drogas] y ello se puede obtener mediante prueba directa, que prácticamente será de imposible exis-tencia dada la capacidad de camuflaje y hermetismo con que actúan las redes clandestinas de fabricación y distribu-ción de drogas así como de lavado del dinero procedente de aquélla, como por prueba indirecta, que será la más usual, recordando al respecto que el art. 3 apartado 3.º de la Convención de Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psico-trópicas de 20 de diciembre de 1988

TribunaEvolución normativa del delito de blanqueo de capitales

Las infracciones graves

en materia de blanqueo

de capitales son castigadas

por el art. 8 L 19/1993 conforme

a un criterio de graduación

centrado en la necesaria

imposición de la multa

(«es obligatoria en todo caso»),

de modo que las sanciones

de amonestación en él previstas

resultan ser de menor entidad

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Los textos completos de los documentos extractados están disponibles en www.diariolaley.es

—BOE de 10 de noviembre de 1990— previene de la legalidad de la prueba indiciaria para obtener el juicio de cer-teza sobre el conocimiento, intención o finalidad requeridos como elemento de los delitos que se describen en el párra-fo primero de dicho artículo, entre los que está el de blanqueo de dinero —art. 3, apartado primero, epígrafe b) (STS 1637/2000, de 10 de enero, repetida-mente aludida por otras, entre ellas la STS 151/2011, de 10 de marzo)—.

Ya la STS 356/1998, de 15 de abril, explicitaba cómo la introducción del art. 546 bis f) CP, supuso una amplia-ción de la figura de la receptación del art. 546 bis a) en el sentido de referirlo a los delitos de tráfico de drogas, de que la acción de aprovechamiento no se limitará al sujeto activo, sino que podrá abarcar a terceros y de que pue-den ser objeto de tal aprovechamiento no sólo los mismos efectos del delito receptado, sino también las ganancias que se hubieren obtenido con éstos. Se remarca además en la citada resolución que esta novedad legislativa supone «disponer de una nueva arma en la lu-cha contra el tráfico de drogas, puesta de manifiesto de modo unánime por nuestra doctrina penal y también por la jurisprudencia de esta Sala que ya ha tenido ocasión de pronunciarse sobre este nuevo delito… [y que] ofrece un criterio de amplitud en la interpretación de esta norma penal, …».

Representando una muy dificultosa tarea el combate contra una forma de criminalidad cada vez más extendida y organizada, también se ha ido exten-diendo el convencimiento de la ne-cesidad «global» de coordinación de esfuerzos para su prevención y repre-sión. A ello obedece que la regulación del blanqueo —dada su desaprobación generalizada— se haya realizado no sólo a nivel internacional y/o comuni-tario sino también en el seno de cada ordenamiento jurídico nacional y esas

medidas nacionales constituyen de al-gún modo el resultado de esa evolución internacional (Así lo reconocía expre-samente la STS 8288/2003, de 19 de diciembre).

Esto se observa en la segunda reforma en materia de punición del blanqueo, todavía anudada al tráfico ilegal de dro-gas, que se efectúa por la LO 8/1992, de 23 de diciembre, por la que se in-trodujeron en el CP los arts. 344 bis h) y 344 bis i), y con la que se daba cum-plimiento a la anteriormente mencio-nada Convención de Naciones Unidas sobre el tráfico ilícito de estupefacien-tes y sustancias psicotrópicas, hecha en Viena el 20 de diciembre de 1988, al tiempo que suponía la trasposición de los aspectos penales de la Directiva 91/308/CEE, de 10 de junio.

El nuevo CP alumbrado por la LO 10/1995, de 23 de diciembre, además de modificar el encuadre sistemático de las conductas de blanqueo (aparecen en los arts. 301 a 304 como «conductas afines» a la receptación —Cap. XIV, Tít. XIII, Libro II—), supone el fin de su exclusiva vinculación con el delito de tráfico de drogas como ilícito penal an-tecedente, y, por tanto, su ampliación a todo «delito grave». La jurisprudencia se ha pronunciado resumiendo sinté-ticamente el contenido de la nueva regulación, afirmando: a) por un lado, que aunque los textos legales no con-tienen propiamente definiciones del blanqueo de capitales, se puede extraer una aproximación a través de la regu-lación que hacen los textos surgidos de acuerdos internacionales en la materia; así, a nivel internacional, el art. 3.1 c) Convención de Viena de diciembre de 1988, el art. 6 Convenio del Consejo de Europa sobre el blanqueo, identifi-cación, embargo y confiscación de los productos del delito de 8 de noviembre de 1990 (Convenio de Estrasburgo) o el art. 1 de la antes citada Directiva 91/308/CEE de la Unión europea de 10

de junio de 1991. En el Derecho espa-ñol cabe mencionar, tanto el art. 1.1 L 19/1993 de 28 de diciembre (modi-ficado por la L 19/2003, de 4 de julio y por la L 10/2010, de 28 de abril) sobre determinadas medidas de prevención del blanqueo de capitales, como el art. 301 vigente CP; b) por otro lado, ade-más de destacar la ampliación que su-pone que el delito antecedente no haya de ser únicamente el de tráfico ilícito de drogas, se resalta igualmente la intro-ducción de la comisión por imprudencia grave, la proclamación del principio de justicia universal y las agravaciones en el caso de delitos de narcotráfico y cuando el sujeto activo fuera funcio-nario o cierta clase de profesional (en este sentido, SSTS 1293/2001, de 28 de julio y 8288/2003, de 19 de diciembre).

El progresivo ensanchamiento de la conducta típica de blanqueo de acti-vos continúa en la legislación española en virtud de la LO 15/2003, de 25 de noviembre que modifica el art. 301 CP —con entrada en vigor el 1 de octubre de 2004— en el sentido de eliminar la exigencia de que el delito antecedente haya de ser grave (en la misma Ley se procede a una reforma de la duración de las penas a la hora de diferenciar las graves de las menos graves), además de ampliarse el ámbito y alcance del comiso.

Desde el 23 de diciembre de 2010 (LO 5/2010, de 22 de junio) se halla vigente la nueva redacción del art. 301 CP, que, una vez más, camina por la senda de la ampliación de las conductas típicas del delito examinado, añadiendo a los ver-bos que indicaban la acción del sujeto activo (adquirir, convertir o transmitir) los de «poseer» y «utilizar» los bienes. Se sustituye, además la referencia a que (el sujeto activo) debía saber que tenían su origen «en un delito» por la expre-sión «actividad delictiva», con el aña-dido «cometida por él o por cualquiera

tercera persona». Este nuevo ensancha-

miento de la descripción típica —aún sin respuesta jurisprudencial— ha sido objeto de crítica doctrinal en variadas direcciones, como la que aventura el llamado «retroceso» que pudiera su-poner la reintroducción de la posesión

y utilización de bienes de procedencia delictiva que contemplaba el antiguo art. 344 bis i) al no suponer en puridad actos de ocultación de los bienes o de su origen, con la circunstancia añadida de que dicha posesión sería constitutiva de blanqueo incluso si el propio posee-dor fuera el que cometió la actividad delictiva origen de los bienes, con ries-go de vulneración del principio non bis

in idem. (Especiales consecuencias de distinto tipo han sido además puestas de relieve ante la posibilidad de la san-ción penal del delito contra la hacienda pública y el blanqueo por «posesión» —regularización fiscal, prescripción, comisión de los hechos por persona ju-rídica…— que no pueden ser abordadas en estas líneas).

En cualquier caso, no parece aventura-do sostener que el criterio de nuestra jurisprudencia en la función inter-pretativa de la nueva redacción del precepto partirá de la consideración última de la problemática que siem-pre ha latido en el delito de blanqueo de dinero, que como sostiene la STS 522/2011, de 1 de junio, aunque sien-do posible la comisión imprudente, «es un delito esencialmente doloso que incorpora incluso el elemento subjetivo del injusto consistente en conocer la ilícita procedencia de los bienes y la intención de coadyuvar a su ocultación o transformación». Esto es lo que incluso ha llevado al Alto Tri-bunal español a matizar la doctrina del willful blindness, llamando la atención sobre el riesgo de que la fórmula de la «ignorancia deliberada» —cuya inco-rrección idiomática ya fue señalada en la STS de 20 de julio de 2006— pueda ser utilizada para eludir la prueba del conocimiento en el que se basa la apli-

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8 15 de noviembre de 2011

TribunaEstructura del delito de blanqueo de capitales y su relación con el delito antecedente

LA LEY 19199/2011

Estructura del delito de blanqueo de capitales y su relación con el delito antecedenteJosé Ramón NOREÑA SALTODoctor en Derecho PenalFiscal Jefe de la Fiscalía Especial Antidroga

Este estudio se va a circunscribir a los aspectos objetivos de la estructura del delito de blanqueo, quedando fuera, en consecuencia, tanto el problema de prueba indiciaria del delito antecedente como el procedimiento inferencial que se utiliza para afirmar el dolo o la imprudencia del autor del blanqueo, aun siendo conscientes de que estas cuestiones están íntimamente relacionadas con el objeto de este artículo, ya que las mismas serán desarrolladas por otro autor.

I. LA REFORMA DEL BLANQUEO REALIZADA POR LA LEY ORGÁNICA 5/2010

L a LO 5/2010, de 22 de junio, ha reformado parcialmente los arts. 301 y 302, tipificadores

del blanqueo de capitales; la reforma se manifiesta esencialmente en los si-guientes aspectos:

Primero: se han añadido dos verbos, «poseer y utilizar», a los tradicionales «adquiera, convierta o transmita bie-nes…», y se mantienen las finalidades legalmente previstas, de «ocultar o en-cubrir su origen ilícito o para ayudar a la persona que haya participado en la infracción a eludir las consecuencias de sus actos».

Segundo: Respecto del origen de los beneficios que se blanquean, se ha sustituido el término «delito» por «actividad delictiva». Esta modifica-ción es consecuencia de una iniciativa de la Fiscalía General del Estado, de acuerdo con la constante jurispruden-cia referida a la procedencia de los bie-nes o ganancias objeto del blanqueo, ya que difícilmente puede afirmarse que los incrementos patrimoniales no justificados en que suele manifestar-se el blanqueo proceden de un único «delito precedente», sino que éste

sirve de base para realizar una inves-tigación patrimonial del sujeto, en la que afloran incrementos patrimonia-les no justificados: vide, por ejemplo, STS 449/2006, de 17 de abril, Ponente Sánchez Melgar.

Tercero: Asimismo, en la referencia a la «actividad delictiva», se ha incluido la expresión «cometida por él o por cual-quiera tercera persona», quedando por tanto expresamente tipificado el llama-do «autoblanqueo», que ya había sido admitido por la jurisprudencia, como luego veremos.

Cuarto: La agravación de las penas —que se imponen en su mitad supe-rior— no sólo en los supuestos en que los bienes procedan de delitos relacio-nados con el tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotró-picas, sino también cuando proceden de los delitos tipificados en los Capítu-los V, VI, VII, VIII, IX y X del Título XIX —delitos contra la Administración Pú-blica, concretamente cohecho, tráfico de influencias, malversación, fraudes y exacciones ilegales negociaciones y ac-tividades prohibidas a los funcionarios y abusos en el ejercicio de su función, y delitos de corrupción en las transaccio-nes comerciales internacionales— o en alguno de los delitos del Capítulo I del Título XVI, es decir, delitos sobre la or-denación del territorio y el urbanismo.

cación de la figura del dolo eventual, o, para invertir la carga de la prueba sobre este extremo, aclarando que en el derecho vigente no cabe ni la pre-sunción del dolo, ni eliminar sin más las exigencias probatorias del elemen-to cognitivo del dolo, ya que ello aten-taría contra la exigencia del principio de culpabilidad, cuyo rango constitu-cional ha sido puesto de relieve por el Tribunal Constitucional. Es decir, en supuestos de personas especialmen-te obligadas a conocer específicas reglamentaciones ha de explicarse la concurrencia del dolo, como sucede a los operadores financieros respecto a los movimientos de capitales cuan-do, estando obligado jurídicamente y pudiendo haberlo hecho, se omite vo-luntariamente el cumplimiento de ese deber (STS 74/2007, de 27 de julio). En este sentido, la STS 68/2011, de 15 de febrero afirma que «se trata, por lo tanto, de explicar racionalmente la in-diferencia respecto al elemento cogni-tivo del dolo y sólo puede ser aplicado a concretos delitos como por ejemplo el blanqueo de dinero».

Una manifestación más de la estrate-gia legal tendente a dificultar las vías de lavado de dinero en determinados ámbitos —que se han revelado espe-cialmente proclives a la ocultación de operaciones económicas ilícitas y espe-cialmente dañinas para las institucio-nes y la confianza de los ciudadanos en ellas— la constituye la introducción por la reforma de la LO 5/2010 de un nuevo subtipo agravado (párrafo 3 del aparta-do 1 del art. 301 CP), al equiparar peno-lógicamente el blanqueo con origen en delito contra la salud pública de los arts. 368 a 372 con aquel que, a partir de 23 de diciembre de 2010, se produzca a raíz de determinados delitos contra la Administración Pública (cohecho, trá-fico de influencias, malversación, frau-des y exacciones ilegales, negociacio-nes prohibidas a funcionarios públicos

y abusos en el ejercicio de su función), además de los delitos sobre la ordena-ción del territorio y el urbanismo.

La tendencia legislativa parece induda-blemente decidida a reforzar el desplie-gue de toda una batería normativa que al menos procure frenar una actividad criminal tan socialmente perjudicial, y que, abarcando a otras ramas de nues-tro ordenamiento jurídico, es objeto de permanente referencia e integración a efectos hermenéuticos por la jurispru-dencia: así, p. e., entre otras, la anterior-mente referida STS 151/2011, de 10 de marzo, que aludiendo a los antecedentes del delito de blanqueo manifiesta que el texto penal anterior al CP 1995 fue «completado» por la L 19/1993, de 28 de diciembre, sobre determinadas me-didas administrativas de prevención, modificada a su vez por L 19/2003, de 4 de julio, sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las tran-sacciones económicas con el exterior y sobre determinadas medidas de pre-vención del blanqueo de capitales. Casi veinte años después sucede algo similar con la referida última reforma penal en la materia (LO 5/2010, de 23 de junio) que tiene su precedente remoto en la llamada Tercera Directiva 2005/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 26 de octubre de 2005, relativa a la prevención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales, incluida la financiación del terrorismo, la cual preveía su entrada en vigor a través de la trasposición a los ordenamientos de los países comunitarios antes de 15 de diciembre de 2007, y su prece-dente próximo en la L 10/2010, de 28 de abril, de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terro-rismo, en cuyo Preámbulo se reconoce que parte de tal Directiva «de mínimos», habiéndose optado por establecer dispo-siciones más rigurosas y prolijas, a pesar de que pudiera ser tachada de «excesi-vamente reglamentista». ■