Amalgama de La Fugacidad

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Literatura

Transcript of Amalgama de La Fugacidad

Imagen propia de la tapa de Cuadernos y Palabras, Colección LuzAzul, año 2012

Amalgama de la fugacidad

Alberto de Jesús Goicouria

Amalgama de la Amalgama de la Amalgama de la Amalgama de la fugacidadfugacidadfugacidadfugacidad Cuadernos y Palabras Colección LuzAzul

Integrantes de la colección:

©Alberto de Jesús Goicouria, 2012

http://albertogoicouria.blogspot.com.ar/

© Bubok Publishing S.L., 2012 1ª edición

Impreso en Argentina / Printed in Argentine

Impreso por Bubok

“No sé si escribo para encontrarme y presentarme a mí mismo o si lo hago para desvelar tu rostro sutilmente manifiesto. Lo que sí sé, y a ciencia cierta, es que le dedico “Amalgama de la fugacidad” a quienes son parte de lo que soy, y con ello quiero decir, a mi familia, a mis amigos, a quienes recuerdo más allá de su vida, a Luis A. cuya generosidad es manifestación de fe, a César I. Actis Brú, signo de la paciencia, a Oscar Agú, quien me invitó a realizar la primera publicación y a todo posible e impredecible lector.

Un punto y aparte se merecen Valeria, mi novia, y Dios ya que sin ellos, el amor, la libertad, la belleza, serían solamente la anestesia que me impide recorrer despierto un camino que es y que no es el camino”.

Alberto de Jesús Goicouria

“Reciban, al menos por un tiempo,

mi miel tal y como se la ofrezco,

e intenten hacer algo con ella”.

JAQUES LACANJAQUES LACANJAQUES LACANJAQUES LACAN

1.

EL FERVOR POR LA

BELLEZA COMO UN

TRABAJO INDIVIDUAL

PERO NO SOLITARIO

¿Por qué las ilusiones se desgastan y no el sigiloso paso de los días? A modo de respuesta los sonidos de mi cuarto vacío me susurran que la raíz nace y se aferra a la oscuridad –a lo que no vemos con los ojos abiertos como perlas-. Y agradecemos y celebramos el fruto, las ramas que crujen; resignamos las hojas que caen, festejamos los brotes, descansamos a la sombra, pero la negrura de la tierra seca no muta, no cesa, no se fatiga, no necesita de adulaciones líquidas. Cuando buscamos la raíz de lo que somos desaparece pues impera en la transparencia de lo desconocido con movimientos de mimo, con cinismo de sauce llorón. Asombro y torpeza de niño en la pulpa de la identidad… ¿Cómo no detenerse cuando el espectáculo comienza? ¿Cómo no correr, como no salir en busca del autor o del principio luego de degustar de la maravilla del vivir así,

con esa euforia que estremece mientras el viento todo lo rodea? Congruencia de centros, disposición del espacio para mezclar y conjugarse ágilmente con el tiempo, ante la lentitud de la ceguera, ante la mudez de silencio. Disposición de la inmensidad, corazón instintivamente expectante mientras el show del ser se origina más allá de la vista, como el pensamiento, más allá de las palabras. Humanidad de cepa misteriosa… La penumbra nos abrió el alma y, sin embargo, ¿caminamos hacia la luz? Al menos surte efecto la existencia del poema que nos ayuda a vislumbrar nuestro yo como si lo que somos y lo que quisiéramos ser estuvieran atrapados y saludándose en orillas diferentes del río de la vida. Hola, lado mío.

Naufragar -de repente me acabo de mirar a mí mismo con ojos de doctorado cum laude en fracasos no ostentosos- no tiene nada de ponderable. Por eso tacho y cambio de bolígrafo: el tiempo que adormece sobre la balsa del yo; no es más aquí o allí, no es más breve ni más extenso… Todos naufragamos y algunos pocos duermen en vida. El corazón se agita en la quietud del agua. La vida naufraga naufraga sola en la sequedad de la tierra, donde el agua es un recuerdo y una promesa, se naufraga se naufraga temerosamente bien… se dice de náufragos y de naufragios aunque algunos dudan de la vigencia de algún puerto.

Naufragar… naufragar… como si fuera tan fácil como si fuera tan difícil arrojarse a la oscuridad sin llevar lo humano a cuestas, sin entrar en la demencia, aturdido por el deseo. Naufragar… es decir, no ver, no tocar, percibir y no alcanzar la totalidad del límite. Necesito un discurso metafísico para omitir que vivo en la mansión de las paredes movedizas; que leo con los ojos vidriosos el ser y la nada para aprobar proyecciones de exámenes divinos.

Todavía se espera la hora, todavía se espera el tiempo; todavía no sueño que ha venido Borges a arrancarme los ojos para ponérselos en su cara sabia… No hay tiniebla más grande que el dolor de la culpa irreparable, ojos mortales que sentencian sin piedad, con manos que mecen la bondad y la belleza como quien intenta apagar un leño consumiéndose por el fuego desde dentro. La paz sabe de tristezas, conoce la tortura de construir torres y que estas se caigan como un corazón en el aire, como almas que se elevan y se precipitan en las primeras gotas de la tormenta. Sin embargo, el limbo está tan cerca, todo está tan cerca que ya no importa el camino, ya no importan las huellas, ya no existen mapas… porque siempre es demasiado temprano, todo sucede después, cuando cae todo, porque ahora nada pasa, porque ahora todo espera, nosotros, la hora, el tiempo… y el llanto que escuchamos en soledad es una melodía que no atendemos

al no poder soportar el silencio. Es hora de silencio, es tiempo de soledad, el vacío y la tiniebla abren el día, desde antes de nacer. Escribir es gritar: por cierto, cariño: He vuelto entre los vivos.

Dirás que todo poeta es un inspector de detectives pero en mi empeño en el lirismo que ayuda a absorber momentos he descubierto esto: todo en este momento: la vida, la muerte, la seguridad, la certeza, la incertidumbre, el miedo, el amor, el odio, el día gris, la noche luminosa, la tristeza, yo, tú, él, nosotros, y también nosotros en un etéreo recuerdo de quién sabe qué, que se pregunta nebulosamente por los que vivieron. Luna cíclica, sol consecuente… Un infinito presente desfilando infinitas posibilidades y yo, puedo estirar los brazos, reposar bajó cualquier árbol con la sola intención de mirar a cualquier parte.

El tiempo, es lo que se desbasta de la eternidad y yo un aprendiz de escultor del cuerpo amado; un escritor de las cosas que pasan cuando duermes. Aspiro a no dejar de escribir nunca y a no ser un vendedor de secretos.

2.

COMO EN LA AMISTAD EN

EL LIRISMO ARREBATADO

LA NECESIDAD DE

INTERINOS MOMENTOS

DE UNIDAD

A propósito de las quimeras oníricas: mañana siempre es el día… Mañana todo lo podremos, mañana todo lo sabremos; sabremos por ejemplo que la esperanza no es el perdurable conformismo y que en esta espera solo nos consuela la presencia de la paz… una paz que no poseemos, que no sabemos y que no logramos reconocer porque mañana ya se acabó, porque mañana no existe, porque mañana es momento y es juez, porque mañana, porque la vida pasó ayer cuando no estabas y se te olvidó que en el deseo subyacían el deseo de poseer y el deseo de contar. Cuenta ahora, matemático.

Seducir es también acoger al otro pero eso qué importa si la vida es un denodado fugitivo que lleva la radiante mascara del tiempo justo. Escribo para no ser sólo el guardián de mis visiones. En cada verso figura mi agradecimiento a las luciérnagas. En las buenas intenciones hiere incansablemente la impotencia, camino tras camino, sendero tras sendero, el sacrificio deja una huella visible desde la oscuridad más distante. Pero es en el día que sabremos que al dormir somos invisibles, porque la vida pasa y soñamos en un confín de inmensidad y es entonces que nos disgregamos armoniosamente en el mundo hasta dilatarnos envueltos en todo, pasando sin reconocer los efectos llamada de la vida, la galantería del color en el paisaje, el desmangado realismo de los sueños y tantas otras maravillas.

Vehemencia de fugitivo: en la noche respiro el acorralado aire de las preguntas. El péndulo de la memoria oscila indeliberadamente entre el ser y el no ser, el aquí o el allí, entre lo semejante y lo diverso entre bueno, noble, justo y enumera contrarios sin hallar lugar. Cierro los ojos y la tiniebla creada por mis párpados parece el negativo fotográfico de la libido. Es en la huida que los rostros son puertas que no se abren, nombres que no existirán, ausencias que ya no importan… toda la humanidad dispuesta al desvelo vanamente. He de partir cada noche, antes, demasiado temprano, para no ver el sol de la mañana, y las miradas que suscitan el recuerdo de que alguna vez, perdí mi propia huella.

¿Cómo bailar la música de las mil épocas?

A propósito de un final articulado y significativo voy a fugarme lejos de toda apreciación manifestadamente oculta, a un atardecer subterráneo, más allá de la luz de la las cosas, a una noche hosca que no reciba vísperas de un nuevo día. He de irme sin previo aviso, sin señales ni promesas. ¿Cuan lejos puede llegar alguien sin dejar el más mínimo rastro de su presencia? Buscare en el acotado índice del querer otra cara de la libertad; soledad de muerte… recogimiento… lejanía que nos une, sueño que no logro recordar porque inevitablemente ya amaneció. No hablo del proceso de adivinación que conlleva la muerte sino de la vida y todo su horizonte textual.

La adolescencia sigue siendo en nuestra época un género literario efímero pero la palabra salva ciertas distancias… La palabra ve la muerte que aún no existe, sufre esa muerte, es esa muerte. Y siente la vida, es esa vida, se desgrana y se reconstruye. La palabra me ahonda en el vacío y me abre al mundo, me conecta con el mundo; la palabra, a veces, es el mundo. La palabra nace, hay palabras que son capaces de sondear nuestro universo prelingüístico, y porque lo sé yo recuerdo no pocas historias con un eco… Palabras que salvan vidas, que construyen puentes, que anuncian y llevan muerte como moneda de cambio… palabras que no nombramos, palabras que no hemos olvidado porque no conocemos,

palabras, palabras que nos componen que nos visten, que nos arropan, que nos enseñan a hablar, palabras que cayo, palabras que son sentencia, que son la última palabra, palabras que son después de muerto y muerto es una palabra. Construimos el olvido… palabra a palabra Construimos grandes catedrales… palabra a palabra Encendemos el fuego sofocamos el alma para esa vaga carencia que se queda y no se va hasta hacer latir el corazón como una hebra de árbol al viento… La palabra es esperanza… la última sonrisa que calla un muerto.

En el último llanto antes de morir de hambre duele el tiempo en las vísceras. En el último suspiro antes de morir de sed en la carne se dibuja la impotencia. En el último grito antes de morir de asfixia en los ojos se esculpe la desesperación. El último instante, breve, preciso y justo… en el ultimo soplo, después del llanto o del suspiro o del grito, después, pero inmediatamente después recordamos el paraíso, con la vida, con nostalgia, con el depurado deseo de vivir, por fin y nuevamente en casa.

Un hombre muere lejos de toda causa predecible, una flor marchita, un río se ahoga inmóvil, catedrales se derrumban y caen serenas como mártir amante fiel de la constante creación… lo cotidiano que se deshace y se renueva como todo lo pasajero. Los segundos pasan como el pensamiento. La luna llena con vocación de ombligo de la noche sabe a flor de naranjo y callamos por unos minutos despidiendo a la suerte desafiante de la libertad.

Afónica soledad que enviste lo conocido y lo cercanamente ignoto con su silencio sobradamente soberbio; oscuridad impaciente que vaga recordando y teniendo en mente solo los recuerdos purificadamente ficticios que suscitan las miradas esquivas. Cómodo es, sin embargo, sonreír a la dicha petrificada de lo atemporal, no se pondera la obviedad, la vena nocturna de los cuerpos expuestos a la inventiva y circular memoria… al amanecer gritare íntimamente tu nombre seas quien seas para que de este abandono solo sea culpable el espacio y tu no existencia pase a ser tan solo la simple y anecdótica excusa de la mala conjugación del querer… Como un pez enamorado del color que apenas vislumbra en la pecera de al lado te persigo, te persigo incansablemente pero no existes.

La ausencia satura de nostalgias el alma abrazando la vida, incluyéndolo todo. El viento es una voz adormilada y el silencio un suspiro: simulación fantasmagórica del fuego que se funde en el corazón de la piedra. Nostalgia etéreamente espesa. Evaporación de la decantada existencia. Hoy, la palabra que amasija la música inalienable del deseo como una herida sangrante en el amanecer, el eco de una mirada divisando el horizonte esperando el despuntar del alba en días de niebla. Universalidad que tiembla como un corazón recién extirpado… Sin la mínima calidez de los cuerpos, el sol es una efigie escalofriante que nos recuerda que el tiempo pudo haberse llevado también la luz.

Palabras que son el fuego donde la ceniza postrera no es más que el sordo anacronismo de lo sido. Me gusta escribir al futuro sin la dolencia de las mañanas, sin el reproche ni el arrepentimiento… un pequeño testamento que atestigua la redundante banalidad. Se graba la existencia con el calor de los hechos, lo imborrable se manifiesta, es imposible apagar la vida y sus secuelas. ¿Cómo contrarrestar de modo equívoco pero al menos rotundo el silencio inconcluso del morir? Más allá de la memoria, más allá del olvido, de la lejanía, de la distancias, del tiempo, de la noche, del día, de hoy, la vehemencia incomprensible y misteriosa de la presencia heredada por el nacer…

Palabra ardiente soy y veo el fuego en tus ojos espejo… Donde hay cenizas hay sed… donde el fuego quema, deja inevitablemente su huella.

ÍNDICE:

1. EL FERVOR POR LA BELLEZA COMO UN TRABAJO 1. EL FERVOR POR LA BELLEZA COMO UN TRABAJO 1. EL FERVOR POR LA BELLEZA COMO UN TRABAJO 1. EL FERVOR POR LA BELLEZA COMO UN TRABAJO INDIVIDUAL PERO NO SOLITARIOINDIVIDUAL PERO NO SOLITARIOINDIVIDUAL PERO NO SOLITARIOINDIVIDUAL PERO NO SOLITARIO

Por qué las ilusiones se desgastan

Naufragar

Todavía se espera la hora

Dirás que todo poeta

A propósito de las quimeras oníricas

Seducir es también acoger al otro

Vehemencia de fugitivo

He de partir cada noche

2. COMO EN LA AMISTAD EN EL LIRI2. COMO EN LA AMISTAD EN EL LIRI2. COMO EN LA AMISTAD EN EL LIRI2. COMO EN LA AMISTAD EN EL LIRISMO ARREBATADO LA SMO ARREBATADO LA SMO ARREBATADO LA SMO ARREBATADO LA NECESIDAD DE INTERINOS MOMENTOS DE UNIDADNECESIDAD DE INTERINOS MOMENTOS DE UNIDADNECESIDAD DE INTERINOS MOMENTOS DE UNIDADNECESIDAD DE INTERINOS MOMENTOS DE UNIDAD

A propósito de un final articulado

La adolescencia sigue siendo

En el último llanto

Un hombre muere lejos

Afónica soledad que enviste

La ausencia satura de nostalgias

Palabras que son el fuego