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ÁMBITO SUBJETIVO DEL SISTEMA NACIONAL DE ARBITRAJE DE CONSUMO

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ÁMBITO SUBJETIVO DEL SISTEMA NACIONAL DEARBITRAJE DE CONSUMO

INTRODUCCIÓN.

Por ámbito subjetivo del SNAC entenderemos, lato sensu, el conjunto de personas

que intervienen en su realización, posibilitando su funcionamiento y plena operatividad.

En sentido estricto, el ámbito subjetivo del SNAC quedaría delimitado por las personas

que pueden adquirir la condición de parte en los arbitrajes de consumo sometidos a la

regulación del RDSNAC. En el estudio del ámbito subjetivo del SNAC que ahora em-

prendemos nos referiremos al sentido amplio del mismo comentado. Por ello, no reduc i-

remos nuestro análisis únicamente a las partes – reclamante y reclamado – sino que am-

pliaremos su espectro a los miembros que componen tanto las JAC como los CAC.

1. LOS MIEMBROS DE LA JUNTA ARBITRAL DECONSUMO.

En sentido estricto, y como se indica en el art.3.4 RDSNAC, las JAC se compo-

nen de un Presidente y un Secretario. Sin embargo, y como señalábamos en el informe

de estudio anterior, las JAC pueden además estar asistidas por un soporte u órgano ad-

ministrativo de apoyo. Pero además, y como defenderemos en este epígrafe, las JAC

han de estar compuestas por los miembros que representen en la JAC a las ACU y a las

AEC incorporadas a la JAC a través de los acuerdos o compromisos de adhesión a ca-

da correspondiente JAC.

1.1 Características comunes del Presidente y Secretario de lasJuntas Arbitrales de Consumo.

Del enunciado del art. 3.4 RDSNAC se desprenden una serie de características

comunes al Presidente y Secretario de toda JAC:

- Son cargos que han de recaer en personal al servicio de las Administracio-

nes Públicas.

- Han de ser designados por la Administración de la que dependa la JAC.

- Su nombramiento ha de publicarse en el Boletín Oficial correspondiente.

Analicemos, por tanto, dichos caracteres.

1.1.1 Personal al servicio de las Administraciones Públicas.

Tanto el cargo de Presidente como el de Secretario de las JAC han de recaer en

personal al servicio de las Administraciones Públicas1. Ahora bien, ¿qué ha de entender-

se por «personal al servicio de las Administraciones Públicas»?

En una primera interpretación, podría entenderse la necesidad de que dichos car-

gos recaigan en funcionarios de la Administración. Sin embargo esto no es así. Estar «al

servicio de la Administración» no ha de identificarse necesariamente con la condición

de funcionario, existiendo diferentes posibilidades al respecto. ÁLVAREZ ALARCÓN2

explica profusamente la interpretación de este requisito como sigue:

«Esto se ha venido interpretando de un modo muy amplio, a mi juicio con

acierto, de manera que el vínculo puede tener naturaleza administrativa – no se

1 Véase el art. 3.4 RDSNAC.

2 En “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”, ÁLVAREZ DE ALARCÓN, ARTURO,

INC, 1999, pág. 120.

requiere que sea funcionario – o laboral, incluso civil, a través de un contrato de

arrendamiento de servicios. También se ha entendido que no es preciso que la

vinculación lo sea estrictamente con la Administración soporte de la JAC, sino

otra cualquiera. Así ocurre que algunos Presidentes son funcionarios de la propia

Administración soporte, otros lo son de Administraciones diferentes, como ocurre

con los profesores universitarios, incluso algunos son Abogados en ejercicio,

manteniendo una relación contractual privada con la Administración de que se

trate. En este último caso se produce una extraña solución, pues el requisito exigi-

do se cumple no antes del nombramiento sino a partir de entonces, porque el con-

trato se suscribe precisamente para ejercer las funciones de Presidente.»

Sin embargo, y es mi opinión, no es oportuno realizar una interpretación tan am-

plia de la expresión «personal al servicio de las Administraciones Públicas». Simple-

mente, basta con acudir a la Ley articulada de Funcionarios Civiles del Estado3 para

descubrir su significado4:

«Los funcionarios de la Administración pública son las personas incorpora-

das a la misma por una relación de servicios profesionales y retribuidos, regulada

por el Derecho administrativo.»

En consecuencia, el personal al servicio de la Administración Pública estará com-

3 Decreto 315/1964, de 7 de febrero, en adelante LFCE. Esta Ley «tiene carácter supletorio

respecto de todas las disposiciones legales y reglamentarias relativas a los demás funcionarios, cua l-

quiera que sea la clase de éstos y la Entidad administrativa a la que presten sus servicios», todo ello

en virtud del art. 2.3 de dicha Ley.

4 Art .1 LFCE.

puesto por5:

- Funcionarios de carrera: de carácter permanente6.

- Personal interino: que ocupan plazas vacantes de funcionarios de carrera7.

- Personal laboral: contratados en régimen de Derecho Laboral8.

- Personal eventual: de confianza o asesoramiento.

Fuera de estos casos, por tanto, no podríamos hablar de «personal al servicio de

las Administraciones Públicas».

La conclusión que hemos de aprehender, por tanto, es la de que no es necesario

ser funcionario para ejercer los cargos de Presidente o Secretario de JAC9. Esta opinión

5 Conforme al art. 3 LFCE, los funcionarios pueden ser de carrera o de empleo. Los funciona-

rios de carrera se integran en Cuerpos generales y Cuerpos especiales y los de empleo pueden ser

eventuales o interinos.

6 El art. 4 LFCE dice así:

«Son funcionarios de carrera los que, en virtud de nombramiento legal desempeñan servicios

de carácter permanente, figuran en las correspondientes plantillas y perciben sueldos o asignaciones

fijas con cargo a las consignaciones de personal de los Presupuestos Generales del Estado.»

7 El art. 5.2 LFCE dice:

«Son funcionarios interinos los que, por razón de necesidad o urgencia, ocupan plazas de

plantilla en tanto no se provean por funcionarios de carrera.»

8 El art. 7.1 LFCE señala que «son trabajadores al servicio de la Administración civil los con-

tratados por ésta con dicho carácter, de acuerdo con la legislación laboral, que les será plenamente

aplicable.»

9 Es necesario tener en cuenta, además, que la clásica distinción entre «funcionarios de carre-

ra» y «funcionarios de empleo» ha sido ya superada con la LFP (Ley 30/1984, de 2 de agosto, para la

es compartida pacíficamente por la doctrina, y ya lo afirmaba así en un primer momento

DÍAZ ALABART10, valorando como acertada tal medida:

«Constituye un acierto el que no se precise la condición de funcionario para

ser presidente o secretario de una Junta Arbitral, porque tal exigencia, especia l-

mente en las administraciones públicas con número poco elevado de funcionarios,

podría plantear problemas a la hora de constituir las juntas.» 11

1.1.2 Designación.

Los cargos de Presidente y Secretario de JAC han de ser aceptados por las perso-

nas designadas para su ejercicio, teniendo en cuenta que la designación ha de ser reali-

zada por la Administración de la que depende la JAC 12.

Nada se dice en el RDSNAC acerca de los requisitos que han de cumplir las per-

Reforma de la Función Pública), la LBRL (Ley 7/1985, de 2 de abril, de Bases del Régimen Local),

y el TRRL (Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril, Texto Refundido de las disposiciones

legales vigentes en materia de Régimen Local). Como señala MARTOS NAVARRO, en “Auxiliares

Administrativos del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.”, AA.VV., MAD, 2001, pág. 304: «en la ac-

tualidad, el concepto de funcionario ha de circunscribirse al de carrera».

10 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 176: «En los dos

ha de concurrir la condición de personal al servicio de las Administraciones públicas, funcionarios o

no.»

11 “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA, en

“Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 207.

12 Véase el art. 3.4 RDSNAC.

sonas designadas para ejercer los cargos de Presidente y Secretario de JAC. El único re-

quisito exigido es el comentado en el epígrafe precedente: ser personal al servicio de las

Administraciones Públicas. En principio, por tanto, no es necesario que reúnan la cond i-

ción de Licenciados en Derecho.

DÍAZ ALABART13 explica cómo «Entre las observaciones al Anteproyecto reali-

zadas por las asociaciones de consumidores, la UNAE sugirió que, al menos, el presi-

dente de la junta fuera licenciado en Derecho. La sugerencia se aceptó por el INC, in-

cluyéndose en el texto del art. 3, 3 del Anteproyecto, cosa que no ha llegado al RDAC,

en el que tal exigencia sólo existe para el presidente del Colegio Arbitral.»

No obstante, y en atención a las funciones que éstos desempeñan, en el documento

“Requisitos básicos para la constitución de las Juntas Arbitrales de Consumo”14 se exi-

ge, en relación con los requisitos de infraestructura de las JAC de nueva creación, que al

menos uno de los dos – Presidente o Secretario de la JAC – sea Licenciado en Derecho.

Ciertamente, y en este punto, el RDSNAC deja mucho que desear en cuanto a su

regulación por cuanto, en atención a las funciones que están llamados a realizar, tanto el

Presidente como el Secretario de toda JAC debieran de reunir la condición, cuando me-

nos, de Licenciados en Derecho porque, al fin y al cabo, han de aplicar e interpretar

normas jurídicas de forma continua.

13 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 207.

14 Documento aprobado mediante Acuerdo en la 77 Reunión de la Comisión de Cooperación

de Consumo.

1.1.3 Publicación del nombramiento.

Una vez designados los cargos tanto de Presidente como de Secretario de la JAC y

una vez aceptados los cargos por aquéllos, es requisito indispensable su publicación en

el «Diario Oficial correspondiente»15. En consecuencia, el nombramiento de Presidente

y Secretario de JAC requiere su publicación oficial para su total y completa efectividad,

ya sea en el Boletín Oficial del Estado, en el Diario Oficial de la Comunidad Autónoma,

o en el Boletín Oficial de la Provincia correspondientes.

1.1.4 Abstención y recusación.

De igual forma que los árbitros integrantes de los CAC, el Secretario y el Presi-

dente de toda JAC está sometido a un régimen de abstención y recusación. En este

apartado abordaremos cuáles son, por tanto, los motivos o causas de abstención y recu-

sación de los Secretarios y Presidentes de las JAC.

Dice ÁLVAREZ ALARCÓN16 que las causas o motivos de abstención y recusa-

ción tanto del Presidente como del Secretario de las JAC hay que reconducirlas, por

analogía, a la de los árbitros del CAC, y lo explica de la forma que sigue:

«Estas últimas afirmaciones nos ponen ante una cuestión que no es contem-

plada por la normativa que rige el arbitraje en general ni el especial arbitraje de

consumo: las causas de abstención y recusación. Por analogía se podría seguir la

15 Véase el art. 3.4 RDSNAC.

16 En “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”, ÁLVAREZ DE ALARCÓN,

ARTURO, INC, 1999, págs. 121 y 122.

pauta marcada por el artículo 12.3 LA, que se remite a lo establecido para jueces y

magistrados. Aunque sea cierto que el Presidente de la JAC no tiene las mismas

facultades decisorias que los árbitros, le corresponden otras tareas que son esen-

ciales desde la perspectiva del arbitraje y del laudo que se ha de dictar. Así ocurre

con la admisión o rechazo de la solicitud de arbitraje y con la fundamental desig-

nación de los árbitros. Debemos pensar, además, que no se trata sólo de la posibi-

lidad de que alguna de las partes pueda recusar al Presidente, sino que cuando se

trata de esta materia también se está aludiendo al derecho de éste de abstenerse,

dejando así de cumplir la función a que está obligado.»

Y añade a poco después:

«Las causas se pueden determinar acudiendo a los artículos 219 y 220

LOPJ, debiendo interpretarse considerando que estamos ante un arbitraje, no ante

la vía jurisdiccional, por lo que la voluntad de las partes tiene un considerable pa-

pel que jugar.»

Lamentablemente, no podemos compartir el criterio mantenido por ÁLVAREZ

ALARCÓN, puesto que si – como hemos defendido17 – las JAC son órganos adminis-

trativos, las causas determinantes o los motivos de abstención y recusación de los

miembros que componen esos órganos – Presidente y Secretario de la JAC – habrán de

buscarse en su correspondiente disposición o texto legal, que no es otro que la LRJPA; y

concretamente, en los arts. 28 y 29 LRJPA.

A) La abstención.

17 Y él mismo mantiene.

En el art. 28.2 LRJPA se especifican las causas o circunstancias del personal al

servicio de las Administraciones que originan su preceptiva abstención en el procedi-

miento y que, por tanto, serán los motivos de abstención propios de los miembros com-

ponentes de toda JAC:

«Son motivos de abstención los siguientes:

a) Tener interés personal en el asunto de que se trate o en otro en cuya re-

solución pudiera influir la de aquél; ser administrador de sociedad o entidad inte-

resada, o tener cuestión litigiosa pendiente con algún interesado.

b) Tener parentesco de consanguinidad dentro del cuarto grado o de afinidad

dentro del segundo, con cualquiera de los interesados, con los administradores de

entidades o sociedades interesadas y también con los asesores, representantes le-

gales o mandatarios que intervengan en el procedimiento, así como compartir

despacho profesional o estar asociado con éstos para el asesoramiento, la repre-

sentación o el mandato.

c) Tener amistad íntima o enemistad manifiesta con alguna de las personas

mencionadas en el apartado anterior.

d) Haber tenido intervención como perito o como testigo en el procedi-

miento de que se trate.

e) Tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada di-

rectamente en el asunto, o haberle prestado en los dos últimos años servicios pro-

fesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o lugar.»

En consecuencia, toda actuación o resolución tanto del Presidente como del Se-

cretario de las JAC estará sujeta a los motivos de abstención señalados, teniendo en

cuenta que la actuación de aquéllos en el procedimiento, aun cuando existan o concu-

rran motivos de abstención, «no implicará, necesariamente, la invalidez de los actos en

los que hayan intervenido»18.

De esta forma, cuando el Presidente o el Secretario de una JAC estime que concu-

rre en él alguno o más motivos de abstención de los que se señalan en el art. 28 LRJPA

habrá de abstenerse de intervenir en el procedimiento instado y deberá de comunicarlo a

su superior inmediato19 para que resuelva lo que estime procedente. Esta falta de abs-

tención en los casos en que proceda derivará en responsabilidad del Presidente o del Se-

cretario de la JAC, según el caso20.

Además, en aquellos casos en los que las personas en quienes se dé alguna de las

circunstancias señaladas no se abstengan en el procedimiento podrán ser instados por

sus órganos superiores para que se abstengan de toda intervención en el expediente21.

18 El art. 28.3 LRJPA dice así:

«La actuación de autoridades y personal al servicio de las Administraciones Públicas en los

que concurran motivos de abstención no implicará, necesariamente, la invalidez de los actos en los

que hayan intervenido.»

19 Según el art. 28.1 LRJPA, «Las autoridades y el personal al servicio de las Administracio-

nes en quienes se den algunas de las circunstancias señaladas en el número siguiente de este artículo

se abstendrán de intervenir en el procedimiento y lo comunicarán a su superior inmediato, quien re-

solverá lo procedente.»

20 El art. 28.5 LRJPA señala:

«La no abstención en los casos en que proceda dará lugar a responsabilidad.»

21 Así se indica en el art. 28.4 LRJPA:

«Los órganos superiores podrán ordenar a las personas en quienes se dé alguna de las cir-

cunstancias señaladas que se abstengan de toda intervención en el expediente.»

B) Recusación.

Siguiendo el mismo discurso que respecto de la abstención, los motivos o causas

de recusación del Presidente y Secretario de las JAC han de buscarse en la LRJPA. Así,

en el art. 29 LRJPA se dice que los interesados pueden promover recusación «en los ca-

sos previstos en el artículo anterior» y «en cualquier momento de la tramitación del pro-

cedimiento».

Del precepto aludido podemos extraer dos conclusiones:

- Que los motivos de recusación del Presidente y Secretario de las JAC son

los mismos que los de abstención y, por tanto, habrá que estar a los motivos se-

ñalados en el art. 28.2 LRJPA.

- Que la recusación del Presidente y Secretario de las JAC puede instarse en

cualquier momento de la tramitación del procedimiento.

La recusación habrá que plantearla por escrito, expresando el interesado las causas

o motivos en los que se funda22, y provocará la suspensión de la tramitación del proce-

dimiento23. Es importante caer en la cuenta, además, de que la recusación no sólo podrá

ser instada o planteada exclusivamente por las partes del arbitraje – reclamante y recla-

22 Conforme al art. 29.2 LRJPA, que dice así:

«La recusación se planteará por escrito en el que se expresará la causa o causas en que se fun-

da.»

23 Según el art. 77 LRJPA, en el que se señala:

«Las cuestiones incidentales que se susciten en el procedimiento, incluso las que se refieran a

la nulidad de actuaciones, no suspenderán la tramitación del mis mo, salvo la recusación.»

mado – sino que podrá instarse por los interesados24. Por tanto, tendremos que acudir al

concepto de interesado que en el art. 31 LRJPA se desarrolla para poder saber qué per-

sonas están legitimadas para plantear la recusación, que serían, conforme al precepto

señalado:

a) Quienes lo promuevan como titulares de derechos o intereses legítimos

individuales o colectivos.

b) Los que, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan

resultar afectados por la decisión que en el mismo se adopte.

c) Aquellos cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos, puedan re-

sultar afectados por la resolución y se personen en el procedimiento en tanto no

haya recaído resolución definitiva.

El procedimiento a seguir una vez planteada la recusación sería el que se realata

en el art. 29 LRJPA:

«3. En el día siguiente el recusado manifestará a su inmediato superior si se

da o no en él la causa alegada. En el primer caso, el superior podrá acordar su

sustitución acto seguido.

4. Si el recusado niega la causa de recusación, el superior resolverá en el

plazo de tres días, previos los informes y comprobaciones que considere oportu-

nos.

5. Contra las resoluciones adoptadas en esta materia no cabrá recurso, sin

perjuicio de la posibilidad de alegar la recusación al interponer el recurso que pro-

24 Así se expresa en el art. 29.1 LRJPA.

ceda contra el acto que termine el procedimiento.»

En conclusión, podemos afirmar que la abstención y recusación del Presidente y

Secretario de las JAC tienen un régimen jurídico propio, ajeno al que se contiene en la

LA para los árbitros, y que se encuentra perfectamente delimitado en los arts. 27 y 28

LRJPA.

1.1.5 Funciones.

No existe en el RDSNAC una distribución expresa entre las funciones del Presi-

dente y las del Secretario de la JAC. Por eso, para separar las funciones correspondien-

tes a uno y otro «es preciso buscarlas a lo largo de su articulado»25.

Las funciones que expresamente se asignan en el RDSNAC al Presidente y al Se-

cretario de las JAC son las siguientes:

A) Del Presidente de la Junta Arbitral de Consumo.

- No aceptación de las solicitudes de arbitraje26.

- Resolver la solicitud de las partes para designar el Presidente del CAC en

los supuestos en que la especialidad del objeto de la reclamación lo requiera27.

B) Del Secretario de la Junta Arbitral de Consumo.

25 Como señala ÁLVAREZ ALARCÓN en “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”,

ÁLVAREZ DE ALARCÓN, ARTURO, INC, 1999, pág. 121.

26 Véase el art. 8.1 RDSNAC.

27 Véase el segundo párrafo del art. 11.1 a) RDSNAC.

- Actuar como Secretario de los CAC 28.

Fuera de los supuestos apuntados, no se especifica en el RDSNAC a quién perte-

necen o a quién se asignan las funciones encomendadas a las JAC, no sólo las recogidas

en el art. 4 RDSNAC, sino las que se desarrollan a lo largo del RDSNAC.

ÁLVAREZ ALARCÓN29 afirma que todas las funciones que no se asignen de

forma expresa en el RDSNAC al Secretario de la JAC corresponderían al Presidente de

la JAC, fundando su opinión sobre la base de que las JAC son órganos unipersonales:

«Las funciones del Presidente no se encuentran enumeradas en el texto del

RDSAC, de manera que es preciso buscarlas a lo largo de su articulado. Sin em-

bargo, habida cuenta de que la JAC es un órgano unipersonal, ha de entenderse

que a su Presidente corresponden todas las funciones, excepto las que específica-

mente se atribuyen al Secretario.»

En mi opinión, ni en el art. 31 LGDCU ni en el RDSNAC queda en absoluto claro

el carácter unipersonal o colegiado de las JAC por lo que, quizá, dicha afirmación pueda

ser más que arriesgada. Es más, existen razones o motivos más que fundados para de-

fender que las JAC son órganos de la Administración de carácter colegiado. Los moti-

vos que me impulsan a defender esta postura son los siguientes:

Primer motivo. La «incorporación» de las ACU y de las AEC a las JAC a

través de los compromisos de adhesión.

En el Anexo I del Modelo de Acuerdo entre el INC y las CC.AA. para la constitu-

28 Véase el art. 11.4 RDSNAC.

29 En “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”, ÁLVAREZ DE ALARCÓN,

ARTURO, INC, 1999, pág. 121.

ción de JAC, podemos leer:

ANEXO I

Compromiso de adhesión

Las asociaciones de consumidores y organizaciones empresariales abajo

firmantes se adhieren al Sistema Arbitral de Consumo y se incorporan volunta-

riamente a la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Autónoma de (...)

comprometiéndose, en este acto, a participar en ella, así como a fomentar y difun-

dir el Sistema Arbitral de Consumo, como medio de resolución de los conflictos

que puedan surgir entre consumidores y empresarios.

El presente compromiso tendrá carácter indefinido, salvo denuncia expresa

por cualquiera de las partes, realizada con seis meses de antelación.

En (...), a (...) de (...) de (...). »

Nótese como en el Anexo trascrito se dice que «las asociaciones de consumidores

y organizaciones empresariales abajo firmantes (...) se incorporan voluntariamente a la

Junta Arbitral de Consumo». En consecuencia, la incorporación a la JAC de las ACU y

de las AEC se realiza, de forma voluntaria, a través de la firma del expuesto “compro-

miso de adhesión”.

Si alguna duda pudiera existir en la interpretación de este extremo, basta con acu-

dir a las acepciones que del término “incorporar” nos ofrece el DRAE:

- Primera acepción: «Agregar, unir una cosa a otra para que haga un todo

con ella.»

- Segunda acepción: «Sentar o reclinar el cuerpo que estaba echado y tend i-

do.»30

- Tercera acepción: «Agregarse una o más personas a otras para formar un

cuerpo.»

Por tanto, las ACU y las AEC se unen a la JAC para “hacer un todo con ella”, es

decir, se agregan “para formar un cuerpo”: la JAC.

En consecuencia, sin ACU ni AEC dispuestas a «integrarse» en la JAC no sería

factible constituir JAC alguna, por cuanto aquéllas forman parte del todo – la JAC – y,

sin partes no hay todo. Por este motivo, no es de extrañar que dentro de los requisitos

establecidos para la constitución de nuevas JAC de carácter local – adoptados mediante

Acuerdo en la Conferencia Sectorial de Consumo de 1992 – se especificara, como uno

de ellos, la existencia de ACU y AEC dispuestas a participar en el funcionamiento y de-

sarrollo del SNAC.

Segundo motivo. El término «Junta».

Como ya señalábamos en el informe de estudio anterior31, el término “Junta” de-

nota, inequívocamente, un carácter de colegiación propio del órgano al que intitula.

Tercer motivo. La previsión legal del art. 22.2 LRJPA.

En el art. 22.2 LRJPA se prevé la existencia de órganos colegiados en las distintas

Administraciones Públicas en los que participen organizaciones representativas de inte-

reses sociales:

«Los órganos colegiados de las distintas Administraciones Públicas en que

30 Obviamente, esta segunda acepción no nos interesa para el estudio que estamos realizando.

31 Al principio del mismo.

participen organizaciones representativas de intereses sociales, así como aquellos

compuestos por representaciones de distintas Administraciones Públicas, cuenten

o no con participación de organizaciones representativas de intereses sociales po-

drán establecer o completar sus propias normas de funcionamiento.»

Este es el caso en el que nos encontramos, en el que las distintas Administraciones

Públicas constituyen las JAC – a través de los acuerdos de constitución de las JAC con

el INC – formando parte de estos órganos administrativos – las JAC – organizaciones

representativas de intereses sociales – las ACU y las AEC –.

En consecuencia, las funciones del Presidente de la JAC serían las siguientes32:

32 En los arts. 22 a 27 LRJPA se contienen las normas que regulan el funcionamiento de los

órganos colegiados de las Administraciones Públicas. No obstante, es preciso advertir que este art.

23 LRJPA no tiene carácter básico tras la importante STC 50/1999, de 6 de abril, en la que se dice:

«Los preceptos aquí enjuiciados regulan aspectos que afectan a la organización y funciona-

miento interno de los órganos colegiados y basta su simple lectura para constatar que lo hacen de un

modo tan detallado y exhaustivo que no deja espacio significativo suficiente para que las Comunida-

des Autónomas puedan desplegar las potestades de desarrollo legislativo que los respectivos Estatu-

tos de Autonomía les otorgan. Debe concluirse, pues, que la atribución del carácter básico a la regu-

lación tan acabada y minuciosa contenida en los preceptos recurridos vulnera el orden constitucional

de competencias.»

En consecuencia, y en virtud de la STC 50/1999, de 6 de abril, no tendrán la consideración de

normas de carácter básico, en relación con los órganos colegiados de la Administración, los siguien-

tes preceptos:

- El art. 23 LRJPA, en su totalidad.

- El art. 24 LRJPA, en su totalidad.

- El art. 25 LRJPA, en sus apartados 2 y 3.

a) En aplicación del RDSNAC.

- No aceptación de las solicitudes de arbitraje.

- Resolver la solicitud de las partes para designar el Presidente del CAC en

los supuestos en que la especialidad del objeto de la reclamación lo requiera.

b) En aplicación del art. 23 LRJPA:

- Ostentar la representación de la JAC.

- Acordar la convocatoria de las sesiones ordinarias y extraordinarias y la

fijación del orden del día, teniendo en cuenta, en su caso, las peticiones de los

demás miembros formuladas con la suficiente antelación.

- Presidir las sesiones, moderar el desarrollo de los debates y suspenderlos

por causas justificadas.

- Asegurar el cumplimiento de las leyes.

- Visar las actas y certificaciones de los acuerdos de la JAC.

- Ejercer cuantas otras funciones sean inherentes a su condición de Presi-

dente de la JAC.

De igual forma, las funciones del Secretario de la JAC serían:

a) En aplicación del RDSNAC.

- Actuar como Secretario de los CAC.

b) En aplicación del art. 25 LRJPA:

- Asistir a las reuniones con voz pero sin voto si es un funcionario, y con

- El art. 27 LRJPA, en sus apartados 2, 3 y 4.

voz y voto si la Secretaría del órgano la ostenta un miembro de la JAC.

- Efectuar la convocatoria de las sesiones del órgano y, por tanto, las notifi-

caciones, peticiones de datos, rectificaciones o cualquiera otra clase de escritos de

los que deba tener conocimiento.

- Preparar el despacho de los asuntos, redactar y autorizar las actas de las se-

siones.

- Expedir certificaciones de las consultas, dictámenes y acuerdos aprobados.

- Cuantas otras funciones sean inherentes a su condición de Secretario.

Y las funciones de los miembros de las ACU y AEC integrantes de la JAC serían,

en aplicación del art. 24 LRJPA:

- Recibir, con una antelación mínima de cuarenta y ocho horas, la convoca-

toria conteniendo el orden del día de las reuniones. La información sobre los te-

mas que figuren en el orden del día estará a disposición de los miembros en igual

plazo.

- Participar en los debates de las sesiones.

- Ejercer su derecho al voto y formular su voto particular, así como expresar

el sentido de su voto y los motivos que lo justifican; no pudiendo abstenerse en las

votaciones quienes por su cualidad de autoridades o personal al servicio de las

Administraciones Públicas, tengan la condición de miembros de órganos colegia-

dos.

- Formular ruegos y preguntas.

- Obtener la información precisa para cumplir las funciones asignadas.

- Cuantas otras funciones sean inherentes a su condición.

Como hemos podido constatar, en los arts. 22 a 27 LRJPA se contienen las normas que regu-

ladoras del funcionamiento de los órganos colegiados de las Administraciones Públicas. No obstante,

es preciso advertir que la mayor parte de las disposiciones contenidas en los preceptos señalados ha

dejado de tener carácter básico tras la importante STC 50/1999, de 6 de abril33, en la que se dice:

«Los preceptos aquí enjuiciados regulan aspectos que afectan a la organiza-

ción y funcionamiento interno de los órganos colegiados y basta su simple lectura

para constatar que lo hacen de un modo tan detallado y exhaustivo que no deja es-

pacio significativo suficiente para que las Comunidades Autónomas puedan des-

plegar las potestades de desarrollo legislativo que los respectivos Estatutos de

Autonomía les otorgan. Debe concluirse, pues, que la atribución del carácter bási-

co a la regulación tan acabada y minuciosa contenida en los preceptos recurridos

vulnera el orden constitucional de competencias.»

En consecuencia, y en virtud de la STC 50/1999, de 6 de abril, no tendrán la consideración de

normas de carácter básico, en relación con los órganos colegiados de la Administración, los siguien-

tes preceptos:

- El art. 23 LRJPA, en su totalidad.

- El art. 24 LRJPA, en su totalidad.

- El art. 25 LRJPA, en sus apartados 2 y 3.

- El art. 27 LRJPA, en sus apartados 2, 3 y 4.

33 STC 50/1999, de 6 de abril, sobre los recursos de inconstitucionalidad núms. 521/1993 y

547/1993 promovidos por la Junta de Castilla y León y el Consejo Ejecutivo de la Generalidad de

Cataluña, en relación con determinados preceptos de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régi-

men Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. BOE, de

27 de abril de 1999, núm. 100 (suplemento).

Por todo ello, sería recomendable – e incluso necesario y deseable – que todas las

JAC completaran sus propias normas de funcionamiento a través de un reglamento de

funcionamiento propio, atendiendo a sus diferentes necesidades.

No obstante, lo cierto es que, en la actualidad, se desprecia el carácter colegiado

de las JAC, y no funcionan como tales órganos colegiados, sino como órganos uniper-

sonales en los que la labor y el cometido de las ACU y las AEC queda reducido prácti-

camente a proporcionar árbitros a las listas de árbitros de las JAC. En mi opinión, las

JAC tendrían que ser – y así es como las normas que las rigen dicen que han de funcio-

nar – auténticos foros de debate entre sus miembros – de la Administración, de las ACU

y de las AEC – a través de las cuales se diseñaran las políticas necesarias y pertinentes

en cada momento para la defensa y protección de los derechos de los consumidores

dentro de la circunscripción territorial de la JAC. Tendrían que ser órganos administra-

tivos dinámicos que celebraran reuniones de cierta periodicidad en los que se analizaran

las políticas a seguir para la difusión e implantación del SNAC de una forma óptima y

masiva.

Lamentablemente, las JAC son en su mayoría y en la actualidad órganos “muer-

tos” cuya única función parece ser la de la administración y gestión de los arbitrajes que

les son solicitados. Por ello, no ha de extrañar el concepto de JAC que sostiene

ÁLVAREZ ALARCÓN y que ya expusimos en el informe de estudio anterior:

«El término “Junta”, con que son denominadas, es del todo improcedente,

pues nadie se “junta” en ellas, salvo el Presidente de la misma, que a nadie

preside, y el Secretario, actuario de las decisiones de aquél, entre otras fun-

ciones. Ignoro si el deseo del autor del reglamento era constituir alguna suerte de

Junta en la que se sentaran los presidentes de los Colegios Arbitrales y los repre-

sentantes de las Asociaciones de consumidores y empresarios, cuya participación

en el SAC resulta indispensable. Pero no es así en la realidad, por más que esta

idea pueda ser plausible, con lo que el nombre de “Junta” es totalmente inadecua-

do.»

En conclusión, desde aquí defendemos que las JAC son órganos administrativos

de carácter colegiado, y que han de estar compuestas por:

- Un Presidente.

- Un Secretario.

- Los miembros de las ACU y de las AEC – incorporadas voluntariamente a

la JAC a través de sus compromisos de adhesión al SNAC y de incorporación a la

JAC – designados a tal efecto para formar parte de la JAC 34.

1.2 El personal administrativo de apoyo de la Junta Arbitral deConsumo.

Es obvio que toda JAC requiere unos medios materiales y humanos mínimos para

el óptimo funcionamiento de la misma. Sin ellos, las JAC no podrían cumplir las fun-

ciones que les son encomendadas. Por ello, es oportuno e incluso recomendable prever

la constitución de órganos de apoyo administrativo a las JAC incluso en el momento

mismo de constitución de la propia JAC. El conjunto de las personas que conforman

esos órganos de apoyo administrativo de las JAC es lo que denominaremos «personal

administrativo de apoyo de la JAC».

34 Que no ha de confundirse con la designación de árbitros de las ACU y de las AEC para en-

trar a formar parte de las listas de árbitros de la JAC. Una cosa sería ser miembro de la JAC y otra,

muy distinta, constar dentro de la lista de árbitros de la JAC.

Lógicamente, el personal integrante de estos órganos de apoyo administrativo ha-

brá de reunir la condición de «personal al servicio de las Administraciones Públicas»,

con todas las consecuencias que de ello se derivan.

Como ejemplo modélico de creación de dichos órganos de apoyo, reproducimos a

continuación el Decreto Foral35 226/1997, por el que se adscribe al Departamento de In-

dustria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad

Foral de Navarra y se crea la Sección de Arbitraje de Consumo y, a continuación, la Or-

den Foral36, por la que se crea el Negociado de Asistencia Administrativa en la Sección

de Arbitraje de Consumo, en esta misma Comunidad Foral.

DECRETO FORAL 226/1997, de 1 de septiembre, por el que se adscri-

be al Departamento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Ar-

bitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra y se crea la Sección de

Arbitraje de Consumo.

El Real Decreto 636/1993, de 3 de mayo, por el que se regula el sistema ar-

bitral de consumo, establece en su artículo 3.2 que las Juntas Arbitrales de Con-

sumo de ámbito autonómico se establecerán por la Administración General del

Estado mediante acuerdos suscritos, a través del Instituto Nacional de Consumo,

35 Decreto Foral 226/1997, de 1 de septiembre, por el que se adscribe al Departamento de In-

dustria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Nava-

rra y se crea la Sección de Arbitraje de Consumo. BON, n.º 110, de 12 de septiembre de 1997.

36 Orden Foral, de 2 de septiembre de 1997, del Consejero de Industria, Comercio, Turismo y

Trabajo, por la que se crea el Negociado de Asistencia Administrativa en la Sección de Arbitraje de

Consumo, de la Dirección General de Comercio y Turismo. BON, n.º 111, de 15 de septiembre de

1997.

con las correspondientes Administraciones Públicas. A estos efectos, mediante

Acuerdo suscrito con fecha 17 de junio de 1993, entre el Departamento de Indus-

tria, Comercio, Turismo y Trabajo y el Instituto Nacional de Consumo, se consti-

tuyó la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra.

Por Decreto Foral 369/1993, de 30 de noviembre, se adscribió al Departa-

mento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de Consumo

de la Comunidad Foral, y se encomendaron las funciones de la Presidencia y Se-

cretaría de la misma a sendos funcionarios del Departamento, a la vez que se fija-

ron unos complementos de puesto de trabajo para las personas que desempeñen

estas funciones.

En el momento actual se hace preciso regular no sólo la adscripción de la

Junta Arbitral de Consumo al Departamento de Industria, Comercio, Turismo y

Trabajo, sino también la organización administrativa que ha de servir de soporte a

la misma. Para ello se crea la Sección de Arbitraje de Consumo como órgano de

apoyo a la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra y se es-

tablece que el Jefe de la Sección desempeñará las funciones de Presidente de la

misma, atribuyéndose al Consejero de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la

competencia para designar a la persona que desempeñará la función de Secretario.

Esta nueva organización administrativa conlleva la supresión de los complemen-

tos de puesto de trabajo que tenían atribuidos quienes venían desempeñando las

funciones de Presidente y Secretario de la Junta.

En su virtud, a propuesta del Consejero de Industria, Comercio, Turismo y

Trabajo, y de conformidad con el Acuerdo adoptado por el Gobierno de Navarra,

en sesión celebrada el día uno de septiembre de mil novecientos noventa y siete,

DECRETO:

Artículo 1.º Se adscribe al Departamento de Industria, Comercio, Turismo y

Trabajo la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra consti-

tuida en virtud del Acuerdo suscrito el 17 de junio de 1993 entre el citado Depar-

tamento y el Instituto Nacional de Consumo.

Artículo 2.º Se crea la Sección de Arbitraje de Consumo, como órgano de

apoyo a la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra, que es-

tará adscrita orgánicamente a la Dirección General de Comercio y Turismo, sin

perjuicio de su dependencia funcional de la Junta para el ejercicio de las activida-

des de apoyo a la misma.

Artículo 3.º La Sección de Arbitraje de Consumo ejercerá las siguientes

funciones:

1.-Las necesarias para el desempeño por la Junta Arbitral de Consumo de la

Comunidad Foral de Navarra de las funciones que le atribuya la normativa regu-

ladora del Sistema Arbitral de Consumo.

2.-Cualesquiera otras de asistencia y apoyo dirigidas a facilitar el sistema

arbitral de consumo, así como a promover la defensa de los derechos de los con-

sumidores y usuarios.

DISPOSICIONES ADICIONALES

Primera.-Será Presidente de la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad

Foral de Navarra el Jefe de la Sección de Arbitraje de Consumo.

Segunda.-Será Secretario de la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad

Foral de Navarra la persona designada por el Consejero de Industria, Comercio,

Turismo y Trabajo.

Tercera.-De conformidad con las disposiciones anteriores, se dispone el ce-

se en sus funciones de Presidente de la Junta Arbitral de Consumo de don José

Norberto Viguria Alegría. Asimismo se dispone el cese en sus funciones de Se-

cretaria de la Junta Arbitral de Consumo de doña Laura Ibarra San Román.

DISPOSICIONES DEROGATORIAS

Quedan derogadas las siguientes normas:

1. El Decreto Foral 369/1993, de 30 de noviembre, por el que se adscribe al

Departamento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de

Consumo de la Comunidad Foral y se encomiendan las funciones de la Presiden-

cia y Secretaría de la misma.

2. Los artículos 10 y 11 del Decreto Foral 157/1997, de 1 de abril, en lo que

hacen referencia a las personas que tengan encomendadas las funciones de Presi-

dente y Secretario de la Junta Arbitral de Consumo.

DISPOSICIONES FINALES

Primera.-Se autoriza al Consejero de Industria, Comercio, Turismo y Tra-

bajo para dictar las disposiciones precisas de desarrollo y ejecución de este De-

creto Foral.

Segunda.-El presente Decreto Foral entrará en vigor el día siguiente al de su

publicación en el BOLETIN OFICIAL de Navarra.

Pamplona, uno de septiembre de mil novecientos noventa y siete.-El Presi-

dente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz Sesma.-El Consejero de Industria,

Comercio, Turismo y Trabajo, Ramón Bultó Llevat.

ORDEN FORAL de 2 de septiembre de 1997, del Consejero de Indus-

tria, Comercio, Turismo y Trabajo, por la que se crea el Negociado de Asis-

tencia Administrativa en la Sección de Arbitraje de Consumo, de la Dirección

General de Comercio y Turismo.

Mediante Decreto Foral, de fecha 1 de septiembre de 1997, se ha creado la

Sección de Arbitraje de Consumo, como órgano de apoyo a la Junta Arbitral de

Consumo de la Comunidad Foral de Navarra, que estará adscrita orgánicamente a

la Dirección General de Comercio y Turismo, sin perjuicio de su dependencia

funcional de la Junta para el ejercicio de las actividades de apoyo a la misma.

El adecuado ejercicio de las funciones encomendadas a la Sección de Arbi-

traje de Consumo requiere la creación de un órgano específico que asuma las fun-

ciones de asistencia a la Secretaría de la Junta Arbitral de Consumo.

En virtud de lo cual, de conformidad con lo establecido en el artículo 50 de

la Ley Foral 23/1983, de 11 de abril, reguladora del Gobierno de Navarra y de la

Administración de la Comunidad Foral de Navarra.

ORDENO:

1.º Crear, adscrito a la Sección de Arbitraje de Consumo, el Negociado de

Asistencia Administrativa, que ejercerá las siguientes funciones:

-Tramitación administrativa de los expedientes de arbitraje de consumo.

-Las necesarias para que la Secretaría de la Junta Arbitral de Consumo de la

Comunidad Foral pueda realizar todas las actuaciones que exija la normativa re-

guladora del Sistema Arbitral de Consumo.

DISPOSICION ADICIONAL

El jefe del Negociado de Asistencia Administrativa desempeñará el cargo de

Secretario de la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra.

DISPOSICION FINAL

La presente Orden Foral entrará en vigor el mismo día de su publicación en

el BOLETIN OFICIAL de Navarra.

Pamplona, a dos de septiembre de mil novecientos noventa y siete.-El Con-

sejero de Industria, Comercio, Turismo, y Trabajo, Ramón Bultó Llevat.

Como se puede advertir de los documentos transcritos, la organización material y

personal de los órganos de apoyo de las JAC no conoce límites, dependiendo su in-

fraestructura y propia organización de la Administración Pública de la que depende la

JAC. En mi opinión, el modelo organizativo seguido en la JAC de la Comunidad Foral

Navarra es un ejemplo a seguir.

Por último, y en el caso que relatamos, es preciso advertir de que la JAC no contó

desde sus comienzos con dicho soporte administrativo. A continuación, y como prueba

de ello, reproduciremos el Decreto Foral37 por el que se adscribía al Departamento de

Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad

Foral de Navarra.

Decreto Foral 369/1993, de 30 de noviembre, por el que se adscribe al

Departamento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral

de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra y se encomiendan las fun-

ciones de la Presidencia y Secretaría de la misma.

El Real Decreto 636/1993, de 3 de mayo, por el que se regula el sistema ar-

bitral de consumo, establece en su artículo 3.2 que las Juntas Arbitrales de Con-

sumo de ámbito autonómico, se establecerán por la Administración General del

Estado mediante acuerdos suscritos, a través del Instituto Nacional del Consumo,

con las correspondientes Administraciones Públicas.

Con fecha 17 de junio de 1993 y previa autorización del Gobierno de Nava-

rra, se firmó el Acuerdo entre el Instituto Nacional de Consumo y el Departa-

mento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo, por el que se constituyó la

Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Navarra.

Para que la citada Junta resulte operativa en las controversias que se susciten

en el área del consumo, es preciso adscribir la misma al Departamento gestor de

tal competencia y encomendar las funciones de Presidente y Secretario a personas

pertenecientes a la Administración de la Comunidad Foral, a las que, en base a la

37 Decreto Foral 369/1993, de 30 de noviembre, por el que se adscribe al Departamento de In-

dustria, Comercio, Turismo y Trabajo la Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Nava-

rra y se encomiendan las funciones de la Presidencia y Secretaría de la misma. BON n.º 152, de 15

de diciembre de 1993.

especialidad y dificultades de sus funciones, se atribuye un complemento de

puesto de trabajo.

En su virtud, a propuesta de los Consejeros de Presidencia y de Industria,

Comercio, Turismo y Trabajo, y de conformidad con el acuerdo adoptado por el

Gobierno de Navarra en sesión celebrada el día treinta de noviembre de mil nove-

cientos noventa y tres,

DECRETO:

Artículo 1.º La Junta Arbitral de Consumo de la Comunidad Foral de Nava-

rra, constituida mediante Acuerdo de 17 de junio de 1993 entre el Instituto Nacio-

nal de Consumo y el Departamento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo,

queda adscrita al Departamento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo.

Artículo 2.º 1. La persona que desempeñe las funciones de Presidente de la

Junta Arbitral de Consumo percibirá un complemento de puesto de trabajo del

20% del sueldo inicial de su nivel en el caso de ser funcionario, o el equivalente si

se trata de un contratado laboral.

2. La persona que desempeñe las funciones de Secretario de la Junta Arbi-

tral de Consumo percibirá un complemento de puesto de trabajo del 10% del sue l-

do inicial de su nivel en el caso de ser funcionario, o el equivalente si se trata de

un contratado laboral.

Artículo 3.º Se encomiendan las funciones de Presidente de la Junta Arbi-

tral de Consumo a don José Norberto Viguria Alegría, funcionario del Departa-

mento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo.

Artículo 4.º Se encomiendan las funciones de Secretario de la Junta Arbitral

de Consumo a doña Laura Ibarra San Román, contratada laboral fija del Departa-

mento de Industria, Comercio, Turismo y Trabajo.

DISPOSICIONES FINALES

Primera.-Se autoriza al Consejero de Industria, Comercio, Turismo y Tra-

bajo para dictar las disposiciones precisas de desarrollo y ejecución de este De-

creto Foral.

Segunda.-El presente Decreto Foral entrará en vigor el día siguiente al de su

publicación en el BOLETIN OFICIAL de Navarra.

2. LOS MIEMBROS DEL COLEGIO ARBITRAL DECONSUMO.

En la creación y configuración del SNAC, el RDSNAC ha optado por encomendar

la decisión y resolución de los arbitrajes a órganos colegiados, esto es, a los CAC. Los

CAC han de estar formados, en todo caso, por tres árbitros:

- Un árbitro en representación de las ACU.

- Un árbitro en representación de las AEC.

- Un árbitro en representación de la Administración.

Como ya señalábamos en el informe de estudio anterior, ésta es una opción entre

las muchas posibles. En mi opinión, la solución adoptada en este punto por el RDSNAC

me parece desacertada, puesto que constituye un derroche económico importante en

aquellos supuestos en los que las reclamaciones son de pequeña cuantía. No tiene nin-

gún sentido constituir un CAC integrado por tres árbitros – con los gastos que ello con-

lleva – para dilucidar o resolver una reclamación de, por ejemplo, cinco mil pesetas.

Por ello, me hubiera parecido más acertado adoptar el modelo que se ha seguido

después en el SNAC argentino38, en el que todas las reclamaciones que no alcanzan una

determinada suma son resueltas, sin excepción39, por un árbitro único: el «árbitro insti-

tucional», que trasladado a nuestro SNAC equivaldría al árbitro que actúa en represen-

tación de la Administración. Esta observación apuntada ya ha sido cuestionada y puesta

de relieve por el CES 40:

«Otra cuestión importante sería la referente a la formación del Colegio Ar-

bitral. En estos momentos ese Colegio Arbitral tiene que estar constituido necesa-

riamente por tres árbitros, uno de ellos en representación de las asociaciones de

consumidores, y otro en representación de la asociación empresarial afectada. Pa-

rece discutible que para reclamaciones que pueden ser muy reducidas, unos

cuantos miles de pesetas, hayan de reunirse tres personas para formar el Colegio

Arbitral. El consumidor o la asociación de consumidores y el empresario son par-

tes ya en el procedimiento y, por tanto, sus puntos de vista serán expuestos en el

38 Regulado a través del Decreto 276/98, de 11 de marzo, que crea el Sistema Nacional de Ar-

bitraje de Consumo, en adelante, DSNAC Ar (BO, de 13 de marzo de 1998) y de la Resolución

212/98, de 26 de marzo, en adelante, RSNAC Ar (BO, de 31 de marzo de 1998).

39 El párrafo segundo del art. 9 RSNAC Ar dice así:

«Cuando el monto reclamado sea igual o inferior a los PESOS QUINIENTOS ($ 500.-), el

procedimiento se regirá sin excepción por lo dispuesto por el capítulo XI de la presente Resolución.»

40 En “Los derechos del consumidor y la transparencia de mercado”, Informe del Consejo

Económico y Social, aprobado en la sesión del Pleno del Consejo Económico y Social celebrada el

día17 de febrero de 1999, pág. 129.

arbitraje. Parecería por ello razonable que hasta una cuantía de cierta importancia

en la reclamación, el arbitraje se confiara a un árbitro único designado por la junta

arbitral.»

No obstante, esto es lo que tenemos, y por ello, pasaremos a continuación a anali-

zar el régimen de formación o constitución de los CAC del SNAC, así como los requi-

sitos de designación de los miembros que los integran: los árbitros.

2.1 El Presidente del Colegio Arbitral de Consumo.

2.1.1 Designación.

El Presidente del CAC ha de ser elegido, con carácter general, «entre personal al

servicio de las Administraciones públicas»41. DÍAZ ALABART42 explica cómo esta

circunstancia «procuró ciertos recelos»:

«El hecho de que el presidente perteneciera a la administración procuró

ciertos recelos. Así ya en la tramitación parlamentaria de la LGDCU, el diputado

del grupo centrista por Las Palmas, Bravo Laguna, presentó una enmienda, la

núm. 53, en la que se proponía una redacción alternativa al art. 30 del Proyecto

LGDCU (hoy art. 31), en ella se decía que la presidencia de los tribunales arbi-

trales de consumo debía corresponder “... a la persona que en cada caso tales aso-

41 Véase el párrafo primero del art. 11.1 a) RDSNAC.

42 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 211.

ciaciones y organizaciones designen”. Justificaba la modificación diciendo que,

“Entendemos que los órganos de arbitraje para garantizar la imparcialidad de és-

tos, deben estar integrados paritariamente por representantes de empresas y usua-

rios. La presencia de la Administración carece de sentido para arbitrar. Su papel es

ejercer las potestades administrativas que en todo caso le corresponden.”»

En realidad, lo que no gustaba a BRAVO LAGUNA era la adopción de la figura

del «árbitro institucional» 43, esto es, de árbitros actuando en representación de la Admi-

nistración ni, mucho menos, que los árbitros institucionales estuvieran llamados a ser,

con vocación de generalidad, los Presidentes de los CAC.

La excepción a la norma general la encontramos en el supuesto de que la reclama-

ción se dirija contra una entidad pública vinculada a la Administración pública de la que

dependa la JAC, pues en estos casos el Presidente del CAC podrá ser «una persona aje-

na a la Administración pública»44.

Sobre este extremo, en el Proyecto del RDSNAC se decía que cuando la reclama-

ción del consumidor o usuario se dirigiera contra una empresa de carácter público «el

Presidente del Colegio será designado de mutuo acuerdo por las partes, pudiendo tratar-

se de una persona ajena a la Administración Pública». BÁDENAS CARPIO 45 calificaba

43 Denominación que usaremos desde este momento para diferenciarlo de los «árbitros secto -

riales», siguiendo de este modo la terminología usada al respecto por las normas reguladoras del

SNAC argentino.

44 Véase el párrafo tercero del art. 11.1 a) RDSNAC.

45 En “El procedimiento arbitral de consumo.”, BÁDENAS CARPIO, JUAN MANUEL, en

“Perspectiva jurídica del arbitraje de consumo”, AA.VV., Generalitat Valenciana (Conselleria de

Sanitat i Consum), 1ª Ed., 1995, págs. 81 y 82.

entonces de «poco gratificante» la solución adoptada en el Proyecto del RDSNAC por-

que, según explicaba, la falta de acuerdo entre las partes podía originar la frustración del

arbitraje. Lo explicaba como sigue:

«La regla general es que el representante de la Administración competente

actúe como presidente del Colegio arbitral (con todas las prerrogativas que le con-

cede la Ley de Arbitraje) y que los representantes de los empresarios y de los con-

sumidores actúen como vocales. Sin embargo, esta regla general tiene una excep-

ción que se produce cuando la reclamación del consumidor o usuario se dirige a

una empresa de carácter público [artículo 11.1 a) del proyecto del Real Decreto).

En tal caso, parece contrario al principio de igualdad entre las partes en el proceso

arbitral que una de ellas tenga una posición privilegiada en su representación den-

tro del Colegio arbitral. Para resolver el problema, el proyecto llega a una solu-

ción, a mi parecer, poco gratificante, pues en este supuesto “el Presidente del Co-

legio será designado de mutuo acuerdo por las partes, pudiendo tratarse de una

persona ajena a la Administración Pública”.

Me pregunto que ocurrirá si las partes no se ponen de acuerdo. La respuesta

no es más que una: quedará frustrado el arbitraje y no habrá otra salida que acudir

al contencioso judicial. La solución del problema podría haberse obtenido estable-

ciendo un criterio subsidiario, a falta de convenio entre las partes afectadas. Dicho

criterio subsidiario, a juicio de la doctrina que ha encarado el asunto, podría ser el

de que en tales supuestos el Presidente del Colegio arbitral fuera el representante

del único sector no implicado directamente en el conflicto (no podría serlo ni el

consumidor o usuario ni la Administración Pública), es decir, el representante de

los empresarios.»

Sin duda, el INC tomó buena nota de esta circunstancia y evitó usar el imperativo

«el Presidente del Colegio será designado de mutuo acuerdo por las partes» substitu-

yéndolo por el potestativo «las partes podrán elegir de mutuo acuerdo al Presidente»,

evitando así la situación descrita por BÁDENAS CARPIO: la frustración del arbitraje.

En consecuencia, y en el supuesto que ahora se expone, las partes no podrán elegir

el Presidente del CAC si no es de mutuo acuerdo. Faltando este requisito la elección del

Presidente del CAC recaería en la JAC. Además, y como indica DÍAZ ALABART46, la

existencia en estos casos de mutuo acuerdo en las partes no ha de implicar necesaria-

mente la elección de un Presidente del CAC ajeno a la Administración pública, sino que

es, nuevamente, una posibilidad, nunca una imposición a las partes:

«El RDAC en su art. 11,1 a), “in fine”, plantea simplemente la posibilidad;

“podrán...”, pero no dice que sea preciso nombrar un presidente que sea ajeno a la

Administración pública.»

Sin embargo, y en este mismo supuesto comentado, DÍAZ ALABART47 se cues-

tiona si la persona que elijan las partes puede recaer en alguien que no esté incluido en

las listas de árbitros inscritos por las ACU y las AEC que se hayan adherido a la JAC:

«Una cuestión importante, que se suscitó ya con el Anteproyecto del INC, y

que permanece igual en el texto del RDAC, es la de si la persona que las partes

pueden nombrar presidente será necesariamente alguien incluido en las listas de

árbitros, o si podrá recaer sobre persona ajena a dichas listas.

46 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 212.

47 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 184.

El art. 11,a), tercer párrafo RDAC no aclara nada, entiendo que si en las lis-

tas de árbitros propuestos hay alguno que cuente con el beneplácito de las partes -

de ambas - para actuar como presidente del Colegio Arbitral podrá ser éste el

nombrado, pues el art. 11,a) exige ese común acuerdo para nombrar presidente. Si

en las listas no apareciera ningún árbitro que satisfaga a ambas partes encuentro

dudoso que puedan nombrar un presidente ajeno a dichas listas, salvo cuando

junto a tratarse de una reclamación contra una entidad pública vinculada a la Ad-

ministración pública de la que dependa la junta, la especialidad del objeto de la

reclamación así lo requiera.»

No entiendo por qué DÍAZ ALABART duda de la posibilidad de elegir un Presi-

dente del CAC que no conste en las listas de árbitros de la JAC en el supuesto comenta-

do y planteado en el párrafo tercero del art. 11.1 a) y, sin embargo, admite sin ambages

tal posibilidad en los supuestos del párrafo segundo del mismo precepto:

«La facultad de designar al Presidente del colegio podrá recaer en las partes,

cuando éstas lo solicitasen de mutuo acuerdo, atendiendo a la especialidad del

objeto de la reclamación. La solicitud será resuelta por el Presidente de la Junta

Arbitral.»

Y explica este nuevo supuesto como sigue 48:

«Entiendo que la posibilidad de nombrar presidente a una persona ajena al

sistema arbitral es algo claramente excepcional dentro del espíritu del RDAC. Es

evidente que esa posibilidad va en detrimento de algunas características del siste-

48 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, págs. 212 y 213.

ma arbitral de consumo, así la gratuidad o la rapidez. Por tanto parece que si

cuando la reclamación dirigida contra la Administración pública por la especiali-

dad del objeto requiera la intervención de un presidente especialista simplemente

nos encontraremos ante el supuesto contemplado en el art. 11,1,a), segundo párra-

fo, y si las partes se ponen de acuerdo el presidente de la junta podrá acceder al

nombramiento de esa persona.»

En mi opinión, tanto en uno como en otro caso no ha de existir problema alguno

para designar un Presidente del CAC que no conste en las listas de árbitros de la JAC

por cuanto nada se especifica en el RDSNAC al respecto. Pero si de alguna forma hay

que entender hecha alguna restricción, de la lectura conjunta de los párrafos segundo y

tercero del precepto que ahora estudiamos, parece más lógico interpretar que en los su-

puestos del párrafo segundo no se permite designar Presidente del CAC a una persona

ajena a la Administración pública, por cuanto nada se determina en este párrafo en el

sentido apuntado49. No obstante, sí que es cierto que el espíritu que preside el RDSNAC

parece ser el de la propia autosuficiencia del SNAC y, por tanto, sería deseable no tener

que acudir a árbitros ajenos al SNAC, esto es, que no consten en las listas de árbitros de

las JAC.

En conclusión, el Presidente de los CAC será designado:

a) Por la JAC, con carácter general.

b) Por las partes, en determinados supuestos, y siempre de mutuo acuerdo50:

49 Determinación que sí se contempla en el párrafo tercero “in fine” del mismo precepto.

50 DÍAZ ALABART, SILVIA, en “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”,

DÍAZ ALABART, SILVIA, en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed.,

- Cuando la especialidad del objeto de la reclamación lo aconseje.

- Cuando la reclamación se dirija contra una entidad pública vinculada

a la Administración pública.

2.1.2 Requisitos.

En realidad, cuando aludimos a los requisitos necesarios para ser árbitro nos esta-

mos refiriendo a los requisitos constitutivos de la capacidad para ser árbitro. Para expli-

car esta materia reproduciremos a continuación un extracto del artículo “El «árbitro es-

cabino»: Hipótesis de la preceptiva especialización del árbitro como requisito esencial

constitutivo de la capacidad para ser o actuar como árbitro en el ámbito de la Ley

36/1988, de Arbitraje, de 5 de diciembre.”, en el que se intenta «aportar un cierto orden

1994, pág. 183, explica acertadamente las consecuencias que se desprenden de la falta de acuerdo

entre las partes, no ya en la necesidad de nombrar un Presidente del CAC, sino en la designación de

su persona:

«Puede surgir la duda de qué ocurrirá si las dos partes están de acuerdo - por mor de la espe-

cialidad del objeto del arbitraje -, en solicitar el nombramiento de un presidente especialista, pero no

lo están en cuanto a la persona concreta sobre la que recaiga tal nombramiento. ¿Ello impediría soli-

citar el nombramiento, o queda alguna otra posibilidad? Creo que aunque nos encontramos ante un

supuesto de casi nula incidencia, pero para el caso de que se diera, no se podría solicitar ese nom-

bramiento, pues el acuerdo de ambas partes parece, a tenor del art. 11 RDAC, requisito sin el cual no

es posible solicitar el nombramiento. En ese supuesto no parece que pueda acudirse a la LA como

supletoria, y aplicar sus reglas sobre intervención jurisdiccional (arts. 38 y ss LA) para que sea el

juez quien por el procedimiento marcado nombre a ese presidente.»

o metodología en la materia referida»51:

«II. La capacidad para ser árbitro en la Ley 36/1.988, de Arbitraje, de 5

de diciembre.

A. Cuestiones previas.

Conviene comenzar esta exposición señalando que no cualquier persona - en

el estricto sentido jurídico del término - puede ser árbitro. De esta forma, el artí-

culo 12 de nuestra vigente Ley de Arbitraje52 establece que:

“1. Pueden ser árbitros las personas naturales que se hallen, desde su acepta-

ción, en el pleno ejercicio de sus derechos civiles.

2. Cuando la cuestión litigiosa haya de decidirse con arreglo a Derecho, los

árbitros habrán de ser abogados en ejercicio.

3. No podrán actuar como árbitros quienes tengan con las partes o con la

controversia que se les somete, alguna de las relaciones que establecen la posibili-

dad de abstención y recusación de un Juez, sin perjuicio de lo dispuesto en el artí-

culo 17.2.

4. Tampoco podrán actuar como árbitros los Jueces Magistrados y Fiscales

en activo, ni quienes ejerzan funciones públicas retribuidas por arancel.”

De la redacción de este artículo 12 LA destaca, en primer lugar, la expresión

51 “El «árbitro escabino»: Hipótesis de la preceptiva especialización del árbitro como requi-

sito esencial constitutivo de la capacidad para ser o actuar como árbitro en el ámbito de la Ley

36/1988, de Arbitraje, de 5 de diciembre.”, RUIZ JIMÉNEZ, JOSÉ ÁNGEL, Revista Vasca de Dere-

cho Procesal y Arbitraje, nº. 2, 1999, Tomo XI, mayo, págs. 330 a 335.

52 Ley 36/1.988, de Arbitraje, de 5 de diciembre. En adelante “LA”.

inicial “pueden ser árbitros...” contenida en su apartado 1º. ¿ Determina este “pue-

den ser...” una “conditio sine qua non” para constituir la capacidad de ser árbitro

o, simplemente, se refiere a una particular forma de capacidad de entre otras va-

rias posibles? La respuesta a esta cuestión parece resolverse por sí sola, en el sen-

tido de que – y no debiera entenderse lo contrario – la expresión “pueden ser...”

define y acota de forma exclusiva y preceptiva los requisitos constitutivos básicos

y esenciales de la capacidad para ser árbitro, sin los cuales tal capacidad no ten-

dría lugar.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho, de una literal lectura del enunciado

contenido en este precepto, puede surgir la interpretación de que en ningún mo-

mento se niega o excluye en aquél la posibilidad de ser árbitro a las personas jur í-

dicas, ni a las personas que no se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos

civiles. Por este motivo, hubiera sido más acertada y, en todo caso, preferible la

expresión “sólo podrán ser árbitros...” a la actual “pueden ser árbitros...” en orden

a evitar falsas o erróneas interpretaciones en relación con la verdadera intención

del legislador y auténtico espíritu de la Ley53.

Una vez aclarado este aspecto precedente conviene entrar, llegado el mo-

mento, en el fondo de la cuestión, y que es, ni más ni menos, la relativa a los re-

quisitos constitutivos de la capacidad de las personas para poder ser o actuar como

53 Este comentario no sirve sino para mostrar que en muchas ocasiones – más de las deseables

– la parca precisión técnica y la incorrecta redacción de los textos legales – por tanto, del legislador

– pueden ocasionar lagunas jurídicas o problemas de interpretación de cierta relevancia – no es este

el caso – en materias o aspectos legales donde no las hay y en las que la doctrina coincide, en mayor

o menor medida, de forma unánime y pacífica.

árbitro.

B. Requisitos constitutivos de la capacidad para ser árbitro.

Existen unos determinados requisitos para poder actuar como árbitro, esto

es, para alcanzar la plena capacidad para ser árbitro. Estos requisitos se recogen en

la Ley de Arbitraje y son, a su vez, complementados por otras disposiciones lega-

les ajenas a dicha Ley54.

Es importante caer en la cuenta de que tanto en la LA como en la legislación

especial “ad hoc” reguladora de las diversas particulares hipótesis de arbitraje se

encuentra, aunque de forma harto dispersa, un auténtico sistema relativo a la ca-

pacidad que para ser árbitro se precisa por parte de aquellas personas interesadas

o, de algún modo, llamadas a serlo.

En un primer intento por sistematizar los diversos requisitos constitutivos de

la capacidad para ser árbitro, así como las diferentes causas o circunstancias ex-

cluyentes de tal posibilidad, podemos organizar unos y otras de la forma que si-

gue:

REQUISITOS CONSTITUTIVOS DE LA CAPACIDAD PARA SER ÁRBITRO:

- Generales: ser persona natural

pleno ejercicio de los derechos civiles

- Especiales: ser abogado en ejercicio

54 Es el caso de, entre otras, el R.D. 479/1.989, de 5 de mayo de 1.989, regulador de la Comi-

sión Arbitral de la Propiedad Intelectual, y el R.D. 636/1.993, de 3 de mayo, regulador del sistema

arbitral de consumo.

ser jurista de reconocido prestigio

CAUSAS O CIRCUNSTANCIAS EXCLUYENTES DE LA CAPACIDAD PARA SER

ÁRBITRO:

- Absolutas:

- Generales: ser persona jurídica

parcial ejercicio de los derechos civiles

- Especiales: ser Juez, Magistrado, o Fiscal en activo

ejercer funciones públicas retribuidas por arancel

- Relativas: causas de abstención de los Jueces

causas de recusación de los Jueces

Según el esquema propuesto supra existirían unos requisitos constitutivos de

la capacidad para ser árbitro y, dentro de éstos, unos requisitos generales y otros

especiales.

Estos requisitos – generales y especiales – pueden calificarse como auténti-

cos “requisitos habilitantes” en el sentido de que serían aquellos requisitos que

posibilitan la habilitación55 de la persona para ser árbitro – como la misma expre-

55 La utilización del término jurídico “habilitar” no es fruto del azar ni caprichoso. El término

“habilitar” encierra en sí el concepto adecuado y preciso para señalar la posición de capacidad que

alcanza la persona para poder ser árbitro. De esta forma, la persona que cumpliera los requisitos ne-

cesarios para ser árbitro en cada una de las diferentes hipótesis de arbitraje posibles se encontraría

legalmente habilitada para poder actuar como árbitro. Así, en el DICCIONARIO DE DERECHO

CIVIL, Tomo II, Editorial Aranzadi, 1984, pág. 9, se define el término “habilitación” como aquella

sión indica –.

De esta forma – y siguiendo el método propuesto –, observamos que surge

la circunstancia de que, de un lado, los requisitos generales constitutivos de la ca-

pacidad para ser árbitro se encuentran íntimamente conectados con aspectos rela-

tivos a la capacidad civil general de las personas, mientras que, de otro lado, los

requisitos especiales constitutivos de la capacidad para ser árbitro no se encontra-

rían conectados con dichos aspectos relativos a la capacidad civil general de las

personas, sino que éstos últimos se refieren a aspectos relacionados con un cierto

nivel de cualificación profesional o curricular, esto es, añaden un “plus” de índole

curricular o calificatorio a los primeros en orden a alcanzar la plena capacidad pa-

ra ser árbitro.

B.1 Requisitos constitutivos generales de la capacidad para ser árbitro.

Los requisitos generales constitutivos de la capacidad para ser árbitro son,

en principio, dos: ser persona natural56 57 y hallarse en el pleno ejercicio de los de-

“figura legal por la que se concede a una persona cierta aptitud que normalmente no le es propia, cu-

al puede ser la capacidad de obrar (“habilitación de edad”), la capacidad procesal (“habilitación jud i-

cial”), la legitimación para percibir haberes o pagos en nombre de terceras personas (habilitado), et-

cétera. (Nueva Enciclopedia Jurídica, T.X., p. 742).” Análogamente podríamos, por tanto, referirnos

a una "habilitación arbitral" en referencia a la efectiva adquisición de la capacidad para ser árb itro.

56 Por persona “natural” debe entenderse persona “física”, excluyéndose así la hipótesis del

árbitro como persona jurídica. Este criterio es actualmente aceptado de forma unánime en la doctrina

y no merece, hoy en día, mayor atención.

57 Cfr. al respecto, y en sentido contrario, la STS 19 de setiembre de 1.989 en relación con el

art.4 k) del Estatuto General de la Abogacía, RD 2090/1.982, de 24 de julio (B.O.E. de 2 de septiem-

bre, rectificado en B.O.E. de 8 de octubre).

rechos civiles. Para poder ser árbitro deben cumplirse ineludiblemente estos dos

requisitos en todos los casos y de forma simultánea58.

B.2 Requisitos constitutivos especiales de la capacidad para ser árbitro.

Además de los requisitos generales señalados existen unos requisitos espe-

ciales. Estos requisitos especiales se refieren, verbigracia, a las especiales cond i-

ciones o circunstancias que en las particulares hipótesis de arbitraje, en razón de la

materia objeto de la controversia, se señalan de forma preceptiva en las leyes o

disposiciones reguladoras de aquellas.

Un ejemplo clarificador de la idea que en este sentido quiero señalar es el de

la necesaria – por ley – circunstancia que debe concurrir en la persona para poder

actuar como árbitro en los supuestos de arbitraje en materia de Propiedad Intelec-

tual. En este ámbito arbitral, además de los requisitos generales constitutivos de la

capacidad para ser árbitro – cuyo incumplimiento inhabilitaría por completo a la

persona para ser árbitro – se exige para poder ser árbitro miembro de la Comisión

Arbitral de la Propiedad Intelectual59, de forma preceptiva, ser un jurista de reco-

nocido prestigio60; y ello, independientemente de si el arbitraje se resuelve en

58 Un análisis profundo de los diferentes aspectos que pueden surgir en la aplicación e inte r-

pretación de estos requisitos desbordaría el objeto de este trabajo. No obstante, puede consultarse al

respecto BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO (coord.), et alii, "Comentarios a la Ley de Arbitraje",

Tecnos, págs.181 a 203.

59 Artículo 4 RD 479/1.989: «La Comisión Arbitral de la Propiedad Intelectual estará com-

puesta por un máximo de siete miembros, de los que tres serán árbitros neutrales que tendrán carác-

ter permanente.»

60 Artículo 5.1 RD 479/1.989, de 5 de mayo de 1.989 (Modificado por RD 1.248/1.995, de 14

equidad o en derecho 61. Por tanto, he aquí un requisito especial constitutivo de la

capacidad para ser árbitro: ser un jurista de reconocido prestigio62.

Otro ejemplo – aún más clarificador que el anterior – es el del preceptivo y

necesario requisito existente para poder actuar como árbitro en derecho 63. Para

poder ser árbitro en derecho es preceptivo que la persona sea necesariamente abo-

gado en ejercicio 64, condición ésta indisolublemente vinculada con el grado de es-

de julio): «Los árbitros serán nombrados por el Ministerio de Cultura por un período de tres años,

renovable, entre juristas de reconocido prestigio.»

61 Art. 10.2 RD 479/1.989: «... se entenderá que el arbitraje se resolverá en equidad, salvo que

las partes hayan optado expresamente por un arbitraje de derecho.»

62 En este supuesto nos encontramos ante un requisito necesario para alcanzar la capacidad

para ser árbitro dispuesto en una norma ajena a la propia LA. Por este mismo motivo, para determi-

nar los requisitos necesarios o constitutivos de la capacidad para ser árbitro, debemos estar no sólo a

lo dispuesto en la LA, sino que debemos complementar aquellos con las distintas disposiciones que

en cada caso se regulan en la dispersa legislación arbitral existente en nuestro ordenamiento jurídico.

Como mero dato orientador de la complejidad que en este campo preside la materia de los requisitos

de capacidad para ser árbitro baste decir que actualmente existen en nuestro ordenamiento jurídico

más de setenta disposiciones diferentes referentes a derecho de arbitraje. Es precisamente en estas

disposiciones donde se regulan los requisitos especiales constitutivos de la capacidad para ser árbitro

y a los que me refiero como aquellos que aportan requisitos relativos a aspectos curriculares o profe-

sionales en orden a alcanzar la capacidad para ser árbitro.

63 Artículo 12.2 LA: «Cuando la cuestión litigiosa haya de decidirse con arreglo a Derecho,

los árbitros habrán de ser abogados en ejercicio.»

64 La definición de lo que debemos entender por abogado en ejercicio se encuentra recogida

en el art.10 del Estatuto General de la Abogacía, RD 2090/1.982, de 24 de julio (B.O.E. de 2 de sep-

tiembre, rectificado en B.O.E. de 8 de octubre):

pecialidad y cualificación de las personas aludido.

Por tanto, estaríamos en condiciones de hablar, desde este mismo instante,

de una “capacidad general para ser árbitro” y de una auténtica y efectiva “capaci-

dad especial para ser árbitro”, diferente esta última de la anterior, y caracterizada

– como ya se ha puesto de relieve en los ejemplos aportados – en la circunstancia

curricular, profesional, o de cualificación del sujeto – potencial árbitro –.

C. Causas o circunstancias excluyentes de la capacidad para ser árbi-

tro.

Una vez explicada y justificada la existencia de unos determinados requisi-

tos generales y de unos requisitos especiales constitutivos de la capacidad en or-

den a la posibilidad de actuar como árbitro es preciso distinguir ahora aquellas

causas o circunstancias excluyentes de tal capacidad. Estas causas de exclusión

actúan en sentido opuesto o contrario respecto de los requisitos constitutivos de la

capacidad para ser árbitro, esto es, inhabilitan a la persona para ser árbitro.

Retomando – nuevamente – el método propuesto, podemos distinguir unas

causas excluyentes de la capacidad para ser árbitro absolutas de unas causas ex-

Artículo 10: «1. Son Abogados quienes, incorporados a un Colegio de Abogados en calidad de

ejercientes, se dedican, con despacho profesional, a la defensa de intereses jurídicos ajenos.

2.Sólo pueden utilizar la denominación de Abogados quienes lo sean de acuerdo con la prece-

dente definición.

3. Sin perjuicio de lo anterior, podrá pertenecerse también a los Colegios en calidad de no

ejerciente, con los derechos reconocidos en el presente Estatuto.»

cluyentes relativas65.

C.1 Causas absolutas excluyentes de la capacidad para ser árbitro.

Las causas absolutas excluyentes de la capacidad para ser árbitro son aque-

llas que inhabilitan a la persona de forma irremediable para ser árbitro. Dentro de

éstas encontramos unas causas excluyentes generales y otras especiales. Veamos

el criterio seguido para distinguir las unas de las otras.

C.1.1 Causas absolutas generales excluyentes de la capacidad para ser

árbitro.

Estas causas absolutas generales excluyentes de la capacidad para ser árbitro

se corresponden, en contrario, con los requisitos constitutivos de la capacidad para

ser árbitro, esto es, si de un lado, para alcanzar la capacidad para ser árbitro se re-

quiere ser persona natural – como requisito constitutivo general indisoluble – el

hecho de ser persona jurídica excluye entonces, de modo absoluto e irremediable,

la posibilidad de alcanzar la capacidad para ser árbitro.

De otro lado, el no pleno – parcial – ejercicio de los derechos civiles por

parte de la persona llamada a ser árbitro constituye la segunda causa absoluta y

general excluyente de la capacidad para ser árbitro.

Sin embargo, y además de las señaladas, podemos establecer otras causas o

circunstancias absolutas generales excluyentes de la capacidad para ser árbitro.

Estas causas se recogen en el art. 14 LA y, por ello, merece de forma especial

nuestra atención, a pesar de referirse a un especial supuesto de arbitraje: el arbi-

65 Esta distinción se realiza con el objetivo de identificar y conectar, en la medida de lo posi-

ble, las causas excluyentes de la capacidad para ser árbitro con los requisitos habilitantes de aquella.

traje encomendado a corporaciones de Derecho Público y a asociaciones o entida-

des sin ánimo de lucro. De esta forma, el artículo 14 LA dispone que «el nombra-

miento de los árbitros en el supuesto del artículo 10.1 se efectuará conforme a los

reglamentos de la Corporación o Asociación, siempre que se respeten los requis i-

tos exigidos en la presente Ley y sin que puedan ser designados árbitros quienes

hubieren incumplido su encargo dentro del plazo establecido o su prórroga o incu-

rrido en responsabilidad declarada judicialmente en el desempeño de anteriores

funciones arbitrales.»66

C.1.2 Causas absolutas especiales excluyentes de la capacidad para ser

árbitro.

De la misma forma, y al igual que respecto de los requisitos constitutivos de

la capacidad para ser árbitro existían unos requisitos especiales conectados con

aspectos curriculares o profesionales, en las causas excluyentes de dicha capaci-

dad existen unas causas excluyentes absolutas especiales de igual naturaleza 67.

Estas causas se conectan o vinculan con el ejercicio de determinadas profesiones

que inhabilitan a la persona para poder actuar como árbitro y que se recogen en el

artículo 12.4 LA: «Tampoco podrán actuar como árbitros los Jueces, Magistra-

dos68 y Fiscales69 en activo, ni quienes ejerzan funciones públicas retribuidas por

66 Es preciso señalar que estas causas inhabilitantes para ser árbitro operan igualmente en el

procedimiento seguido en la designación de árbitros realizada a través del proceso de formalización

judicial del arbitraje. Véase al respecto el art. 41.3 LA.

67 En estos casos se rehuye de una determinada especialidad o profesión de la persona llamada

a ser árbitro. Estos supuestos son tasados y de orden público.

68 En el art. 349 LOPJ se indica que «los Jueces y Magistrados se encuentran en situación de

arancel70.»

C.2 Causas relativas excluyentes de la capacidad para ser árbitro.

Pero, además de las causas absolutas excluyentes de la capacidad para ser

árbitro existen unas causas relativas. Estas causas excluyentes son relativas por

cuánto no inhabilitan a la persona automática e irremisiblemente para ser árbitro,

sino que la inhabilitan en la medida en que se cumplan determinadas causas rela-

tivas a la abstención y recusación de los árbitros – íntimamente conectadas con las

causas de abstención y recusación de los jueces71 –; causas que, en el caso de la

recusación de los árbitros, pueden de algún modo ser excusadas por las partes72.»

En consecuencia, y en atención a la metodología expuesta, los requisitos para po-

der ser Presidente de un CAC serían los siguientes:

A) Requisitos constitutivos de la capacidad para ser árbitro Presidente de un

servicio activo cuando ocupan plaza correspondiente a la Carrera Judicial, están pendientes de la to -

ma de posesión en otro destino o les ha sido conferida comisión de servicio con carácter temporal.»

69 De forma homóloga, el art. 47 EOMF establece que «las situaciones administrativas en la

Carrera Fiscal se acomodarán a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial para Jueces y

Magistrados y serán desarrolladas reglamentariamente.»

70 Es el caso de los Notarios, Registradores de la Propiedad, Procuradores, etc.

71 Recogidas en los arts. 219 y 220 LOPJ, respectivamente.

72 De ahí su relatividad. Es muy importante esta matización, por cuanto las causas excluyentes

absolutas devienen indefectiblemente en causa de nulidad del laudo arbitral, mientras que las causas

excluyentes relativas, si son excusadas por las partes, no originan causa alguna de nulidad. Como se

puede observar, el criterio diferencial seguido en este punto es el de la generación o no de motivos

de nulidad en el laudo arbitral respecto de la persona o condición del árbitro.

CAC:

A.1 Generales73:

- ser persona natural.

- pleno ejercicio de los derechos civiles.

A.2 Especiales74:

- ser Licenciado en Derecho 75.

- ser personal al servicio de las Administraciones Públicas76.

B) Causas o circunstancias excluyentes de la capacidad para ser árbitro Pre-

sidente de un CAC:

B.1 Absolutas:

Generales:

- ser persona jurídica.

- parcial ejercicio de los derechos civiles.

Especiales:

73 Ex art. 12.1 LA.

74 Según el RDSNAC.

75 Incluso en los arbitrajes de derecho, siempre y cuando el Presidente haya sido designado

según lo previsto en el párrafo primero del art. 11.1 a) RDSNAC. Por lo tanto, cuando el Presidente

del CAC haya sido designado según lo previsto en los párrafos segundo o tercero de aquél precepto y

el arbitraje sea de derecho, la persona designada por las partes habrá de ser abogado en ejercicio.

Todo ello conforme al contenido del art. 11.3 RDSNAC.

76 Excepto en los supuestos del párrafo tercero del art. 11.1 a) RDSNAC.

- ser Juez, Magistrado, o Fiscal en activo.

- ejercer funciones públicas retribuidas por arancel.

B.2 Relativas:

- causas de abstención de los Jueces.

- causas de recusación de los Jueces.

A continuación, analizaremos las causas relativas excluyentes de la capacidad pa-

ra ser árbitro Presidente de un CAC.

2.1.3 Abstención y recusación.

En el art. 11.6 RDSNAC se dice que «la abstención y recusación de los árbitros se

regirá por lo dispuesto en la vigente Ley de Arbitraje. Por tanto, será de aplicación el

art. 12.3 LA, que dice así:

«No podrán actuar como árbitros quienes tengan con las partes o con la

controversia que se les somete, alguna de las relaciones que establecen la posibili-

dad de abstención y recusación de un juez, sin perjuicio de lo dispuesto en el artí-

culo 17.2. 4. Tampoco podrán actuar como árbitros los jueces, magistrados y fis-

cales en activo, ni quienes ejerzan funciones públicas retribuidas por arancel.»

E igualmente, será de aplicación en este punto el art. 17 LA:

«1. Los árbitros podrán ser recusados por las mismas causas que los jueces,

con las especialidades de los párrafos siguientes.

2. Los árbitros solo son recusables por causas que hayan sobrevenido des-

pués de su designación. También podrán serlo por causas anteriores cuando no

hubieren sido nombrados directamente por las partes o cuando aquellas fueren co-

nocidas con posterioridad.

3. Las personas designadas árbitros están obligadas a poner de manifiesto

las circunstancias que puedan determinar su recusación tan pronto como las co-

nozcan.»

En consecuencia, las causas de abstención y recusación del árbitro Presidente del

CAC serán77:

- Tener vínculo matrimonial o situación de hecho asimilable con cualquiera

de las partes del arbitraje78.

- Tener vínculo matrimonial o situación de hecho asimilable con el Letrado

y el Procurador de cualquiera de las partes del arbitraje79.

- Tener parentesco por consanguinidad o afinidad dentro del cuarto grado

con cualquiera de las partes del arbitraje80.

- Tener parentesco por consanguinidad o afinidad dentro del segundo grado

con el Letrado y el Procurador de cualquiera de las partes del arbitraje81.

- Ser o haber sido defensor judicial de cualquiera de las partes del arbitra-

77 Conforme al art. 219 LOPJ.

78 Ex art. 219.1º LOPJ.

79 Ex art. 219.2º LOPJ.

80 Ex art. 219.1º LOPJ.

81 Ex art. 219.2º LOPJ.

je82.

- Ser o haber sido integrante de los organismos tutelares de cualquiera de las

partes del arbitraje83.

- Haber estado bajo el cuidado o tutela de cualquiera de las partes del arbi-

traje84.

- Estar o haber sido denunciado o acusado como responsable de algún delito

o falta por cua lquiera de las partes del arbitraje85.

- Ser o haber sido denunciante o acusador de cualquiera de las partes del ar-

bitraje86.

- Haber sido defensor o representante de alguna de las partes del arbitraje87.

- Haber emitido dictamen sobre la reclamación como Letrado88.

- Haber intervenido en el procedimiento o expediente como perito o testi-

go89.

82 Ex art. 219.3º LOPJ.

83 Ex art. 219.3º LOPJ.

84 Ex art. 219.3º LOPJ.

85 Ex art. 219.4º LOPJ.

86 Ex art. 219.6º LOPJ.

87 Ex art. 219.5º LOPJ.

88 Ex art. 219.5º LOPJ.

89 Ex art. 219.5º LOPJ.

- Tener pleito pendiente con cualquiera de las partes90.

- Amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes del ar-

bitraje91.

- Tener interés directo o indirecto en la reclamación92.

- Ser cualquiera de las partes del arbitraje subordinado del árbitro93.

No hemos de olvidar tampoco la plena operatividad y aplicación del art. 220

LOPJ en aquellos supuestos en los que la Administración sea parte del arbitraje. En este

sentido, el art. 220 LOPJ señala:

«Será también causa de abstención y, en su caso, de recusación en los pro-

cesos en que sea parte la Administración Pública, encontrarse el Juez o Magistra-

do94 con la autoridad o funcionario que hubiese dictado el acto o informado res-

pecto del mismo o realizado el hecho por razón de las cuales se sigue el proceso95,

en alguna de las circunstancias mencionadas en los números 1.º al 8.º y 11.º del

artículo anterior.»

90 Ex art. 219.7º LOPJ.

91 Ex art. 219.8º LOPJ.

92 Ex art. 219.9º LOPJ.

93 Ex art. 219.11º LOPJ.

94 En nuestro caso, el árbitro del CAC.

95 En nuestro caso, arbitraje.

2.2 El representante de los consumidores y usuarios del ColegioArbitral de Consumo.

2.2.1 Designación.

En art. 11.1 b) RDSNAC se contiene la forma en que han de ser designados los

árbitros que actúan en los CAC en representación de los consumidores. Según el pre-

cepto señalado, la designación de aquéllos se efectuará de forma diferente según el mo-

do en que sea formulada la reclamación objeto del arbitraje. Nos encontramos, por tan-

to, ante dos diferentes supuestos:

a) Reclamación formulada a través de una OCU o reclamación colateral.

En estos casos, «el representante será el designado por la misma96 en la

Junta Arbitral» 97.

b) Reclamación formulada directamente en la JAC o reclamación directa.

En estos casos, «la designación se hará de oficio98 entre los representantes

propuestos previamente por las asociaciones de consumidores y usuarios»99.

En este punto, la regulación del RDSNAC parece ser concisa y llana, por lo que

no presenta grandes problemas su aplicación.

96 Por la ACU.

97 Véase el inciso primero del art. 11.1 b) RDSNAC.

98 Esto es, por la JAC.

99 Véase el inciso segundo del art. 11.1 b) RDSNAC.

2.2.2 Requisitos.

Para ser árbitro representante de los consumidores en un CAC no se exige en el

RDSNAC requisito previo alguno, excepto el de hallarse en el pleno ejercicio de sus de-

rechos civiles100. Por ello, no seremos nosotros quienes los impongan. No obstante con-

sideramos que debiera de exigirse un cierto grado de especialización a los árbitros sec-

toriales101, no ya en la materia que van a arbitrar – que he de suponerse – sino en el co-

nocimiento de las técnicas y teoría arbitral necesarias para desempeñar con profesiona-

lidad y rigor sus cometidos.

De esta forma, en el Plan Estratégico de Protección al Consumidor para el período

de 1998-2001102 se señala respecto de la especialización y formación de los árbitros:

«En aquellos Sectores cuyo conocimiento de las reclamaciones entrañe una

mayor complejidad, sería deseable una sectorialización que se podría materializar,

por ejemplo, en una especialización de los Árbitros y Peritos que intervengan en

los procedimientos.

Este apartado de la especialización va estrechamente ligado a un tema cru-

cial para el futuro del Arbitraje y sobre el que todavía resta mucho camino por re-

correr: la formación de los Árbitros. Dada la voluntariedad consustancial al Arbi-

traje, la virtualidad de éste descansa en la confianza que genere para los ciudada-

100 Ex art. 12.1 LA.

101 Entendiendo por “árbitros sectoriales” los árbitros de los CAC que actúan en representa-

ción de los consumidores y de los sectores empresariales.

102 “Plan Estratégico de Protección al Consumidor para el período de 19998-2001”, Estudios

sobre Consumo, n.º 44, 1998, pág. 81.

nos y esta confianza existirá no sólo por el correcto funcionamiento de los orga-

nismos que administran el arbitraje (las Juntas Arbitrales de Consumo), sino tam-

bién, y sobre todo, por el proceder de los árbitros en la impartición de justicia y la

legitimidad social que alcancen. Para que estas dos últimas circunstancias se pro-

duzcan es imprescindible dar un salto cualitativo en orden a la formación de los

árbitros, estableciendo formalmente planes de formación continuada y perfeccio-

namiento por parte de las administraciones de las que dependen las Juntas e inclu-

so fijando unos requisitos mínimos para poder ejercer como árbitro, acudiendo a

jornadas de acreditación para lo cual quizá resulte necesario una reforma regla-

mentaria.»

La reforma reglamentaria a la que se refiere este Plan de Protección al Consumi-

dor es del todo necesaria y debiera de reconducirse a los términos en los que se expresa

la RSNAC Ar en su art. 5, en las que se establecen las «pautas de evaluación que se

considerarán para inscribir a los árbitros sectoriales», que son:

«I. Acreditar especialización o especial preparación en la materia de defensa

del consumidor o en métodos alternativos de resolución de conflictos o en el ré-

gimen de contratos civiles y comerciales.

II. Haber pertenecido o pertenecer a una asociación de consumidores o aso-

ciación empresarial, o asociaciones civiles o institutos privados académicos, vin-

culados estos últimos a la materia, o a la ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

NACIONAL o Provincial en el área de defensa del consumidor.

III. Acreditar la asistencia o participación en congresos, conferencias, jorna-

das, seminarios, cursos de postgrado o actividades académicas, en el país o en el

exterior, relacionados con la defensa del consumidor y/o los medios alternativos

de resolución de conflictos.

IV. Haber desempeñado en los Poderes Judiciales Nacionales o Provinciales

cargos iguales o superiores al de Secretario de Primera Instancia en el fuero Civil

y /o Comercial. »

Finalmente, es preciso hacer constar la necesidad de que el árbitro que actúe en el

CAC en representación de los consumidores sea abogado en ejercicio cuando el arbi-

traje se resuelva en derecho, y no en equidad103. Nótese que no sólo se exige ser aboga-

do, sino que además se exige ser abogado “en ejercicio”. El concepto de lo que hemos

de entender por abogado en ejercicio se encuentra recogido en el art.10 del Estatuto Ge-

neral de la Abogacía104, y dice así:

«1. Son Abogados quienes, incorporados a un Colegio de Abogados en cali-

dad de ejercientes, se dedican, con despacho profesional, a la defensa de intereses

jurídicos ajenos.

2.Sólo pueden utilizar la denominación de Abogados quienes lo sean de

acuerdo con la precedente definición.

3. Sin perjuicio de lo anterior, podrá pertenecerse también a los Colegios en

calidad de no ejerciente, con los derechos reconocidos en el presente Estatuto.»

En conclusión, los requisitos para poder ser árbitro sectorial de los consumidores

de un CAC serían los siguientes:

A) Requisitos constitutivos de la capacidad para ser árbitro Presidente de un

CAC:

103 Véase el art. 11.3 RDSNAC.

104 Aprobado por RD 2090/1982, de 24 de julio (BOE, de 2 de septiembre, rectificado en

BOE, de 8 de octubre).

A.1 Generales105:

- ser persona natural.

- pleno ejercicio de los derechos civiles.

A.2 Especiales106:

- ser abogado en ejercicio 107.

B) Causas o circunstancias excluyentes de la capacidad para ser árbitro Pre-

sidente de un CAC:

B.1 Absolutas:

Generales:

- ser persona jurídica.

- parcial ejercicio de los derechos civiles.

Especiales:

- ser Juez, Magistrado, o Fiscal en activo.

- ejercer funciones públicas retribuidas por arancel.

B.2 Relativas:

- causas de abstención de los Jueces.

- causas de recusación de los Jueces.

105 Ex art. 12.1 LA.

106 Según el RDSNAC.

107 Sólo en los arbitrajes de derecho, conforme al contenido del art. 11.3 RDSNAC.

2.2.3 Abstención y recusación.

En esta materia, nos remitimos a las causas de abstención y recusación de los ár-

bitros Presidentes del CAC analizadas en el anterior epígrafe, por cuanto su régimen ju-

rídico es plenamente aplicable a los árbitros sectoriales de los CAC, ya de los consumi-

dores, ya de los sectores empresariales.

2.3 El representante de los sectores empresariales del Colegio Ar-bitral de Consumo.

2.3.1 Designación.

De igual forma que para la designación del árbitro sectorial de los consumidores

del CAC se establecían dos diferentes formas de proceder en atención a los supuestos

planteados, en la designación del árbitro sectorial de los sectores empresariales se con-

templan dos distintas posibilidades:

a) Cuando el reclamado forme parte de una AEC adherida al SNAC:

En estos casos «el representante de los sectores empresariales será el desig-

nado por éstos108 en la Junta Arbitral»109.

b) Cuando el reclamado no forme parte de una AEC adherida al SNAC.:

108 Por las AEC.

109 Véase el párrafo primero del art. 11.1 c) RDSNAC.

En estos casos «lo será el designado de oficio110 entre los propuestos pre-

viamente por las organizaciones empresariales que se hayan adherido a la mis-

ma»111.

2.3.2 Requisitos.

En cuanto a los requisitos exigidos para poder ser designado árbitro sectorial de

los sectores empresariales del CAC nos remitimos a lo explicado acerca de los árbitros

sectoriales de los consumidores, por cuanto todo aquello es de aplicación a éstos.

2.3.3 Abstención y recusación.

Ídem de ídem.

2.4 El Secretario del Colegio Arbitral de Consumo.

2.4.1 Designación.

En principio, y conforme al art. 11.4 RDSNAC, el Secretario de la JAC actuará

como Secretario de los CAC que se constituyan. No obstante, y en atención a las dife-

rentes necesidades de cada momento, la JAC podrá designar Secretario entre personal al

110 Esto es, por la propia JAC.

111 Véase el párrafo primero del art. 11.1 c) RDSNAC “in fine”.

servicio de la Administración. No podrá aplicarse en este punto, por tanto, la regulación

contenida al respecto en la LA por ser incompatible con la dispuesta en el RDSNAC.

Así, y mientras que en la LA se dispone que, de acuerdo con las partes, podrá nombrar-

se un Secretario por los árbitros112, el RDSNAC impide esta posibilidad, por cuanto la

designación del Secretario del CAC se deja en manos de la JAC. En este sentido,

BÁDENAS CARPIO113 indica que «el Secretario ha de ser necesariamente persona dis-

tinta de la de los árbitros, sin que en ningún caso pueda ser elegido entre éstos».

Además, y mientras que en el régimen de la LA la designación del Secretario tiene

carácter potestativo114, de la regulación contenida al respecto en el RDSNAC podemos

predicar su carácter preceptivo, esto es, todo CAC habrá de estar asistido por un Secre-

tario115.

2.4.2 Aceptación del cargo.

112 Véase el art. 20.1 LA.

113 En “El procedimiento arbitral de consumo.”, BÁDENAS CARPIO, JUAN MANUEL, en

“Perspectiva jurídica del arbitraje de consumo”, AA.VV., Generalitat Valenciana (Conselleria de

Sanitat i Consum), 1ª Ed., 1995, pág. 100.

114 En el art. 2.1 LA se dice que los árbitros «podrán» nombrar un Secretario y en el art. 2.2

LA que los árbitros «podrán» elegir de entre ellos al que desempeñe las funciones de Secretario. En

consecuencia, la designación de Secretario en el régimen de la LA es, en todo caso y en principio,

potestativa.

115 En el art. 11.4 RDSNAC se indica que el Secretario de la JAC «actuará como tal en el

CAC».

Aunque nada se indique en el RDSNAC ni en la LA acerca de la aceptación del

cargo de Secretario del CAC, es obvio suponer que ésta ha de requerirse para la plena

asunción de las responsabilidades y cometidos que le son encomendados.

2.4.3 Funciones.

Los cometidos o funciones del Secretario del CAC establecidos en el RDSNAC

serían los siguientes116:

- Facilitar el oportuno soporte administrativo al CAC.

- Responsabilizarse de las notificaciones.

- Levantar acta de las actuaciones del CAC.

Quizá la misión o función más relevante del Secretario del CAC sea la de practi-

car las notificaciones necesarias para el óptimo desarrollo del procedimiento arbitral. En

consecuencia, y aplicando supletoriamente la LA, el Secretario del CAC habrá de noti-

ficar a las partes:

- El lugar donde se desarrollará la actuación arbitral117.

- El lugar donde se desarrollará cualquier actuación concreta118: pruebas,

116 Ex art. 11.4 RDSNAC.

117 Ex art. 24.1 LA, que dice así.

«Salvo lo acordado en el convenio arbitral o lo que dispongan los reglamentos arbitrales, los

árbitros decidirán el lugar donde se desarrollara la actuación arbitral, así como el lugar en el que de-

ban realizar cualquier actuación concreta y lo notificaran a las partes.»

118 Véase el art. 24.1 LA.

inspección ocular, etcétera.

- El idioma en que haya de desarrollarse el procedimiento arbitral119.

- El laudo120.

Sin embargo, más importante que aquélla función la constituye, sin duda, la de le-

vantar acta de todas las actuaciones del CAC, y ello, porque de su inexistencia o inco-

rrecta elaboración puede derivarse una eventual anulación del laudo121.

Por ello, y en la práctica, las actas del procedimiento arbitral levantadas por el Se-

cretario del CAC, junto con toda la documentación del procedimiento arbitral mismo,

han de constituirse en prueba irrefutable que demuestre el respeto del CAC a los princ i-

pios que rigen el arbitraje de consumo del SNAC: audiencia, igualdad, contradicción, y

gratuidad.

A continuación, y al socaire del asunto que tratamos, no puedo reprimir la tenta-

ción de reproducir aquí un fragmento de la SAPBi122 de 9 de marzo de 1998, en la que

119 El art. 24.2 LA señala:

«Salvo acuerdo de las partes, los árbitros determinaran el idioma o idiomas en que haya de

desarrollarse el procedimiento arbitral y lo notificaran a las partes. No podrán elegir un idioma que

ninguna de las partes conozca o que no sea oficial en el lugar en que se desarrollara la actuación ar-

bitral.»

120 el art. 33.2 LA dice:

«El laudo se protocolizará notarialmente y será notificado de modo fehaciente a las partes.»

121 Por ejemplo, por no poder demostrar la parte recurrida que se respetaron en todo momento

los principios de audiencia, igualdad, y contradicción.

122 Sentencia de la Audiencia Provincial de Vizcaya.

se puede leer lo siguiente123:

«SEGUNDO.–Por Providencia de fecha 22 de noviembre de 1995, se admi-

tió a trámite la demanda, se acordó dar traslado de la misma a la otra parte por

plazo de veinte días, para impugnarla y proponer la prueba de que intentaran va-

lerse, y se acordó requerir al árbitro 124 Junta Arbitral de Consumo del País Vasco

para que hiciera entrega a este Tribunal de todas las actuaciones arbitrales en el

plazo de quince días.»

Como decíamos, las actas constituyen la prueba determinante de todas las actua-

ciones del CAC. Sin embargo nos preguntamos: ¿tienen que firmar las partes las actas

levantadas por el Secretario del CAC? ¿Y los árbitros? DÍAZ ALABART125 señala que

dicho requisito no es en absoluto necesario:

«Para que quede una constancia de la actuación del Colegio Arbitral y de las

partes ante él, el secretario del colegio levantará acta de las mismas. El RDAC no

especifica nada más, pero de las observaciones que se realizaron al proyecto en el

trámite de audiencia se sigue que no será necesario que la firmen los litigantes.»

Y, a continuación, nos explica el por qué de la falta de este requisito126:

«En el texto del art. 12,5 del Proyecto exigía que las partes firmasen el acta.

123 Antecedente de hecho segundo.

124 ¿Es la JAC un árbitro? Sobran los comentarios.

125 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 192.

126 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 216.

Después de las observaciones realizadas en contra de ese requisito por parte de va-

rias Comunidades Autónomas y por el Ayuntamiento de Alcoy – sugerían que se

cambiase el texto pidiendo sólo la firma de los árbitros, por considerar que otra

cosa podría entorpecer el procedimiento – el texto de la norma en vigor no pide

más firmas que la del secretario. No hay inconveniente en que firmen asimismo

los árbitros y las partes, si están conformes en ello.»

Y sigue ilustrándonos al respecto127:

«El INC entendió que eliminar la necesidad de la firma de los litigantes era

posible, ya que así se agilizaría el procedimiento sin merma de las garantías jurí-

dicas necesarias. Verdaderamente la única firma precisa en las actas es la del se-

cretario del Colegio Arbitral que es quien da fe de las actuaciones realizadas.»

En consecuencia, la única firma que se precisa en las actas es la del Secretario del

CAC, que es quien da fe de las actuaciones realizadas por el CAC.

3. LAS PARTES EN EL ARBITRAJE DE CONSUMO DELSISTEMA NACIONAL ARBITRAL DE CONSUMO.

El SNAC tiene como finalidad atender y resolver las quejas o reclamaciones de

los consumidores y usuarios128, siendo éstos, por tanto, sus principales y primeros pro-

tagonistas. Sin embargo, es curioso comprobar cómo ni en el art. 2.1 RDSNAC ni en el

art. 31 LGDCU se especifica quien es la otra parte del arbitraje. Sí se indica que las re-

127 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 216.

128 Véase el art. 2.1 RDSNAC.

soluciones del SNAC tendrán «carácter vinculante y ejecutivo para ambas partes»129,

pero no se menciona expresamente qué otra parte es ésa que no es consumidor o usua-

rio. No obstante, es obvio deducir que tanto la LGDCU como el RDSNAC se están refi-

riendo en los mencionados preceptos, y de forma implícita, a «quienes produzcan, im-

porten o suministren o les faciliten bienes o servicios»130. Analicemos, por tanto, quié-

nes son y qué características presentan las partes en el arbitraje de consumo del SNAC.

3.1. El consumidor o usuario.

No cabe la menor duda de que el consumidor o usuario es el principal protago-

nista del SNAC, entre otros motivos, porque es un sistema arbitral diseñado exclusiva-

mente en atención a su propia condición. Ya señalamos en su momento cómo el esta-

blecimiento del SNAC se justifica precisamente en la defensa y protección de los intere-

ses de los consumidores y usuarios, por encontrarse éstos en una especial situación de

inferioridad respecto de la contraparte en sus relaciones de consumo: principalmente,

los empresarios y comerciantes.

En realidad, todos somos consumidores y, por este motivo, sólo es posible enten-

der la condición de consumidor o usuario expresada en el RDSNAC en atención a una

«relación de consumo»131. Por ello es necesario establecer con carácter previo una defi-

nición del concepto “consumidor”.

129 Véase los arts. 2.1 RDSNAC y 31 LGDCU.

130 Véase el art. 4 a) RDSNAC.

131 O «acto de consumo», cuyo concepto será estudiado en el próximo informe de estudio. Su

importancia es suprema, por cuanto delimita y determina en todo el ámbito objetivo del SNAC.

3.1.1 Concepto de consumidor.

En primer lugar, y necesariamente, hemos de acudir a la LGDCU para determinar,

el concepto de consumidor al que se refiere dicha Ley. Concretamente, es en su art. 1.2

donde se establece, en positivo, el concepto de consumidor:

«A los efectos de esta Ley, son consumidores o usuarios las personas físicas

o jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan como destinatarios finales, bienes

muebles o inmuebles, productos, servicios, actividades o funciones, cualquiera

que sea la naturaleza pública o privada, individual o colectiva de quienes los pro-

ducen, facilitan, suministran o expiden.»

Como se indica en el precepto expuesto, el concepto de consumidor que se adopta

es únicamente «a los efectos» de la LGDCU. En consecuencia, éste será el concepto de

consumidor que habrá de tenerse en cuenta cuando analicemos el SNAC, por cuanto la

norma suprema y de la que surge, de forma expresa, el SNAC es la propia LGDCU.

El concepto de consumidor que la LGDCU utiliza es el de “consumidor final” y,

por tanto, sólo podrá acudirse al SNAC cuando el reclamante se encuentre en esta posi-

ción. Ésta es la postura defendida por RUIZ-RICO RUIZ, GÁLVEZ CRIADO, y

PRIETO BOCANEGRA132, a la que nos sumamos, y que a continuación reproducimos:

«Los conflictos susceptibles de ser conocidos por las Juntas Arbitrales de

Consumo sólo se refieren a los planteados entre empresario y consumidor final.

Esta idea es consecuencia inexorable de la remisión que el art. 31 LCU hace a la

132 En “Arbitraje de Consumo y protección de los consumidores.”, RUIZ-RICO RUIZ, JOSÉ

MANUEL; GÁLVEZ CRIADO, ANTONIO; y PRIETO BOCANEGRA, Mª CARMEN, Estudios so-

bre Consumo, n.º 38, 1996, pág. 41.

normativa que el Gobierno dicte en materia de arbitraje de consumo: la LCU de

1984, en cuanto limita sus objetivos a la protección de llamado consumidor final,

únicamente puede dar cabida en su art. 31 al arbitraje especial utilizable por el

mismo en relación a los empresarios y comerciantes.»

Y añaden a continuación:

«Esta conclusión no es criticable por el hecho de excluir a los pequeños co-

merciantes, los cuales con frecuencia también se hallan en posición de desigua l-

dad frente a grandes compañías mercantiles y se van a ver abocados a utilizar

otras fórmulas arbitrales más costosas y lentas. Y no lo es porque éste no es un de-

fecto achacable al arbitraje de consumo en sí, sino a la orientación misma de la

LCU, que optó por la vía de defensa del consumidor final, antes que por una le-

gislación sobre Condiciones Generales, de aplicación a un más amplio espectro de

individuos.»

No obstante, y a pesar de lo afirmado, en el Plan Estratégico de Protección al

Consumidor para el período de 19998-2001133 se contempla y justifica la ampliación del

concepto de consumidor final del art. 1.2 LGDCU, e incluso se contempla y justifica la

apertura del SNAC a los consumidores no finales:

«La ampliación del concepto de consumidor final, concretada ya en algunas

normas como la Ley de Responsabilidad Civil del fabricante por productos de-

fectuosos y la apertura del arbitraje de consumo a consumidores no finales, como

establece la Ley de Ordenación del Seguro Privado, así como en futuras normas

133 En “Plan Estratégico de Protección al Consumidor para el período de 19998-2001”, Estu-

dios sobre Consumo, n.º 44, 1998, pág. 81.

que puedan seguir esa línea, ha de conducir a que las Administraciones de Con-

sumo, se planteen las posibilidad de que las Juntas Arbitrales reciban reclamacio-

nes formuladas por esos consumidores en consonancia con las citadas normas, a

pesar de no tener consideración de consumidores finales por el Art. 1.2 de la Ley

General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios.»

Pero la LGDCU, además de ofrecernos una delimitación conceptual positiva del

consumidor134, establece una delimitación conceptual en negativo de aquél135:

«No tendrán la consideración de consumidores o usuarios quienes sin cons-

tituirse en destinatarios finales, adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes

o servicios, con el fin de integrarlos en procesos de producción, transformación,

comercialización o prestación a terceros.»

Por último, es oportuno señalar cómo el concepto de consumidor no ha de estar

necesariamente referido a las personas físicas, sino que también es factible incluir den-

tro de dicho concepto a ciertas personas jurídicas. En estos casos, según ÁLVAREZ

ALARCÓN136, «lo esencial es que la persona jurídica no mantenga una relación onerosa

con sus socios.»

3.2. El empresario.

134 En el ya comentado art. 1.2 LGDCU.

135 En el art. 1.3 LGDCU.

136 En “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”, ÁLVAREZ DE ALARCÓN,

ARTURO, INC, 1999, pág. 103.

Es curioso observar cómo el RDSNAC se refiere a lo largo de su articulado a las

partes denominándolas «reclamante» y «reclamado». Para el RDSNAC las partes del

arbitraje son el reclamante y el reclamado, sin llegar a especificar ni determinar, excepto

en ciertos momentos, quién es el reclamado. En cuanto al reclamante, tanto el RDSNAC

como la LGDCU lo tienen claro: es el consumidor o el usuario:

«El sistema arbitral de consumo tiene como finalidad atender y resolver

con carácter vinculante y ejecutivo para ambas partes las quejas o reclamaciones

de los consumidores y usuarios (...)»137

En consecuencia, el reclamado o parte “pasiva” en el arbitraje del SNAC no será

únicamente el empresario – entendido éste como quien presta o proporciona bienes o

servicios138 – sino que, de la lectura del RDSNAC, podemos entender que las empresas

públicas vinculadas a la Administración Pública también lo pueden ser.

Veamos, por tanto, las posibilidades que al respecto se nos presentan.

3.3. La Administración.

De la lectura del párrafo tercero del art. 11.1 a) RDSNAC se desprende que los

consumidores pueden resolver sus reclamaciones contra empresas públicas dependientes

137 De ahí que desde ciertos sectores se defienda lo que se denomina como la «unidirecciona-

lidad» del SNAC, esto es, que el arbitraje sólo pueda ser instado o solicitado por los consumidores, y

no por iniciativa de los empresarios. No obstante, no nos extenderemos ahora en esta importante y

renombrada característica del SNAC, por cuanto será estudiada en profundidad en el informe de es-

tudio relativo, precis amente, a las características del SNAC.

138 Ya sea persona física o jurídica.

de las Administraciones Públicas a través del arbitraje del SNAC. Este aspecto no ofre-

ce ninguna duda.

Sin embargo, la doctrina se ha planteado si, además, la Administración puede ser

objeto de tales reclamaciones y someterse al arbitraje del SNAC. DÍAZ ALABART139

apuntaba ya desde un primer momento tal posibilidad, a la que nos adherimos:

«Aunque el RDAC sólo contempla expresamente la facultad de reclamar a

las empresas públicas y nada dice de la propia Administración, que también ofrece

servicios a los consumidores, parece que también será posible presentar reclama-

ciones directamente contra ella, por ej. contra un ayuntamiento.»

Y se explica:

«Ya en un momento anterior al de este trabajo manifesté mi creencia de que

eran admisibles las reclamaciones arbitrales de consumo frente a la Administra-

ción pública (S. Díaz Alabart, “Tribunales arbitrales de consumo”, en Estudios

sobre el derecho de consumo, Iberdrola 1991), asimismo M. Valín López, El ar-

bitraje de consumo, ponencia en los II encuentros internacionales sobre justicia

alternativa, organizados por la Dirección de Consumo del Gobierno Vasco, abril

1990, pág. 4 (inédito).

La verdad es que otra cosa, no solamente frente a los empresarios, sino

frente a los propios consumidores resultaría algo extraña. ¿Cómo se les va a con-

vencer que se cumplen los mandatos de la Constitución y los de la LGDCU,

cuando uno de los principales prestadores de servicios a los consumidores, y crea-

139 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, pág. 212.

dor del sistema arbitral de consumo no somete las reclamaciones que se le hagan

al mismo. Es más, debería haber una oferta pública de adhesión al sistema, lo que

no cabe duda que resultaría una actuación muy convincente de las bondades del

procedimiento con respecto a los sectores empresariales.»

No obstante, CUÑAT EDO 140 se cuestiona si la Administración Pública podrá

someterse en todos los supuestos de prestación de servicios al SNAC:

«Dentro de estas relaciones, plantea una especial problemática el que una de

las partes sea la Administración, no digo profesionalmente, pero sí habitualmente,

puede estar ofreciéndonos servicios, y nos los puede prestar en régimen de dere-

cho público o en régimen de derecho privado, si nos los presta en régimen de de-

recho público, está claro que tendremos que someternos al régimen público y no

habrá posibilidad alguna de arbitraje.»

En realidad, la cuestión que aquí se plantea no es otra que la de la disponibilidad

de la cuestión litigiosa por la Administración, esto es, si la Administración va a poder

disponer de la cuestión litigiosa o reclamación en todos los supuestos para poder some-

terla al SNAC. ÁLVAREZ ALARCÓN141 ventila la cuestión como sigue:

«Cuestión aparte será que la normativa aplicable al supuesto concreto que se sus-

cite reconozca o no facultad para transigir. En caso negativo, el arbitraje quedaría ex-

cluido; en caso afirmativo, quedaría abierta esa vía.»

140 En “Las Juntas Arbitrales de Consumo.”, CUÑAT EDO, VICENTE, en “Perspectiva jurí-

dica del arbitraje de consumo”, AA.VV., Generalitat Valenciana (Conselleria de Sanitat i Consum),

1ª Ed., 1995, págs. 28 y 29.

141 En “El Sistema Español de Arbitraje de Consumo.”, ÁLVAREZ DE ALARCÓN,

Sin duda, es el criterio a seguir.

3.4 Las Asociaciones de Consumidores y Usuarios.

Hemos visto cómo incluso la Administración es susceptible de ser parte en un ar-

bitraje del SNAC pero, y a modo de colofón, ¿qué ocurre si el reclamado es una ACU?

¿Puede una ACU reunir la condición de reclamada en un arbitraje del SNAC? ¿Cómo

habría que actuar?

Nuevamente, DÍAZ ALABART142 nos ofrece una posible solución que, sin duda,

parece la más acertada al caso:

«No se plantea el RDAC la posibilidad, siquiera remota, de que la queja de

los consumidores vaya dirigida precisamente contra alguna de las asociaciones de

consumidores o usuarios. Creo que la cuestión se solventaría actuando como vocal

representante de las asociaciones de consumidores uno que no perteneciera a la

asociación reclamada.»

ARTURO, INC, 1999, págs. 104 y 105.

142 En “El arbitraje de consumo (RD 636/1993, de 3 de mayo).”, DÍAZ ALABART, SILVIA,

en “Estudios sobre el Derecho de Consumo”, AA.VV., Iberdrola, 2ª Ed., 1994, págs. 184 y 185.