Amenaza ecológica con el aval de Calderón

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Texto publicado en la edición 1764 de la revista Proceso.

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CARTAGENA, ESPAÑA.- El em-presario español Rafael Gálea Expósito, presidente de Hansa Urbana, recibió el beneplácito de Felipe Calderón para desa-rrollar Cabo Cortés, un comple-

jo turístico-residencial de lujo en Los Ca-bos, Baja California Sur. El proyecto se asentará sobre 3 mil 800 hectáreas y ten-drá 7.5 kilómetros de frente de playa en el Golfo de California.

El 7 de febrero de 2008, en un desayu-no organizado en la residencia de Los Pi-nos para inversionistas extranjeros, Gálea dio al mandatario mexicano detalles del proyecto, que tiene un costo estimado de mil millones de dólares: contará con 3 mil 655 habitaciones de hotel, 7 mil 816 unida-des residenciales, dos campos de golf de 27 hoyos, una marina con 490 posiciones de amarre, centros comerciales, una desalini-zadora y una miniciudad con unas 5 mil vi-viendas para los trabajadores.

Dicha infraestructura equivale a más de 30 mil habitaciones, según se desprende del proyecto de Manifestación de Impacto

Ambiental (MIA) presentado por la promo-tora. Para calcular sus dimensiones se de-be tener en cuenta que “Cancún tiene 37 mil espacios de habitación” y equivaldría a “duplicar” la capacidad “de las dos mayo-res poblaciones cercanas al proyecto, una vez sumadas, Cabo San Lucas y San José del Cabo”, según el informe Cabo Cortés, un proyecto que nunca debe ver la luz, de próxima aparición, elaborado por los capí-tulos España y México de Greenpeace.

Después de ese encuentro de 2008 en Los Pinos, los permisos del gobierno fe-deral empezaron a fluir sin tropiezo a fa-vor de Hansa Urbana, empresa con sede en Alicante y cuyos accionistas, además de la familia Gálea (que posee 55.32%), son la Caja de Ahorro del Mediterráneo, con 24.19%, y la Cajasol, con 10.49%, según el portal en internet de la inmobiliaria.

El proyecto generó una intensa movi-lización de organizaciones ambientalis-tas de México, Estados Unidos y España, que han promovido tres recursos legales y dos amparos ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semar-nat) para que se suspenda Cabo Cortés y se modifiquen sus características, afirma Pablo Uribe Malagamba, coordinador del

Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) en la zona noroeste (La Crónica, de México, 1 de agosto de 2010).

El informe de Greenpeace pide a las au-toridades mexicanas la “paralización cau-telar” de las obra porque supone una gra-ve amenaza para el Parque Nacional Cabo Pulmo, reconocido por la UNESCO en 2005 como Patrimonio Natural de la Hu-manidad y en 2008 a la lista del Convenio Ramsar para la conservación de humedales de importancia internacional.

En el parque acuático de Cabo Pulmo está el único arrecife de coral vivo de Nor-teamérica y el más antiguo del Pacífico americano. Es hábitat de una gran cantidad de peces, alberga a cinco de las ocho espe-cies de tortuga marina –todas en peligro de extinción– y en diferentes épocas del año llegan ahí tiburones, tiburones-ballena y las ballenas jorobadas en su ruta migratoria.

Greenpeace advierte que la cuarta fa-se del proyecto Cabo Cortés se construirá en la zona costera adyacente a Cabo Pul-mo y que la edificación de la marina, que requiere del dragado del fondo marino, y los residuos de la desalinizadora podrían tener efectos destructivos e irreversibles en la zona.

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ALEJANDRO GUTIÉRREZ

Cabo Pulmo. Megaproyecto español

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Un empresario español se supo vender bien ante el go-bierno federal y consiguió los permisos necesarios para levantar un complejo turístico de gran lujo en Los Cabos, Baja California Sur. El problema es que aparentemen-te nadie investigó al hombre de negocios, Rafael Gálea, ni a su empresa, Hansa Urbana, que tienen un historial de engaños, trampas y procesos pendientes en España. Además, organizaciones ecologistas ya advirtieron del daño que causará, de construirse, Cabo Cortés: se asen-tará en un humedal y pondrá en riesgo el único arrecife de coral vivo del Pacífico norteamericano.

Pedro Zapata, representante de la ONG Niparajá, considera que la MIA presenta-da por Hansa “está llena de informaciones inexactas y falsas; no contiene la lista com-pleta de la flora y fauna del lugar y mien-te sobre el comportamiento de las corrien-tes marinas para asegurar que no se afectará

el arrecife de coral que es parte del parque marino”, dijo a La Crónica.

Hansa y sus antecedentes

Lo que Calderón y su gabinete no notaron fueron los polémicos antecedentes de Hansa

Amenaza

ecológica con el aval de Calderón

Urbana en España, ni las presuntas prácticas de corrupción a las que recurrió en anterio-res operaciones en México –donde posee otro complejo turístico: Novo Cancún–, se-gún documenta el informe de Greenpeace.

Un ejemplo es Novo Carthago, que la promotora tiene proyectado para Carta-gena, Murcia. A pesar de la profusa pu-blicidad que tuvo el proyecto, ahora pare-ce semiparalizado, como lo comprobó este semanario en un recorrido por la zona: en medio del humedal y entre banderines pro-mocionales destrozados, lo único que se encontró fue la oficina de ventas.

El enorme predio está en el costado sur del Mar Menor, la mayor laguna litoral de España, separada del Mediterráneo por La Manga, un cordón litoral de 21 kilómetros.

Novo Carthago no es el único proyecto que parece sufrir las consecuencias del des-plome del sector inmobiliario en España: lo mismo se ve en desarrollos vecinos, con fas-tuosas residencias que no se venden y calles con servicios y equipamiento que terminan en el humedal... todo en el semiabandono.

En el recorrido por las cercanías de No-vo Carthago, un desarrollo vecino abando-nado tiene como emblema un enorme ca-ballito de mar hecho de metal. Es irónico,

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TURISMO / BAJA CALIFORNIA SUR

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EMILIO GODOY

D urante casi una década, el empre-sario bajacaliforniano Ramón Euge-nio Sánchez Ritchie ha luchado en contra de la trasnacional estaduni-

dense Sempra Energy por una propiedad de 100 hectáreas ubicada en la colonia Fe-deral Costa Azul, conocida como Las Bri-sas, en Ensenada, Baja California.

Este conflicto ya llegó a los tribuna-les de Estados Unidos. El pasado 21 de julio, los abogados Kirk B. Hulett, Dennis Stewart y Lindsay J. Foster Hulett, del despacho Harper Stewart LLP, con sede en San Diego, presentaron en calidad de representantes legales de Sánchez Ritchie una demanda en contra de Sempra Energy ante la Corte del Distrito Sur de California.

En el documento de 21 páginas –cuya copia tiene Proceso– se detallan porme-nores de la pugna que por años ha sos-tenido el demandante contra el consorcio energético, al que acusa de violar el Código de Profesiones y Empresas de California mediante prácticas comerciales ilegales, encarcelamiento injusto, agresión, fraude, negligencia y enriquecimiento ilícito.

En 1972, se asienta en la querella, Sánchez Ritchie adquirió un predio de 272 hectáreas en Las Brisas y en 1993 edificó ahí su casa. Un año antes, Elodia Gómez Castañón y Armando Navarro Peña intenta-ron comprar el lote, pero las negociaciones no prosperaron y la operación se canceló. Problemas posteriores hicieron necesaria la intervención de la Secretaría de la Refor-ma Agraria, que acreditó a Sánchez Ritchie como dueño legítimo del terreno.

En 2001 Sempra, propietaria de Sem-pra LNG, Sempra Energy México y Energía Costa Azul (ECA), anunció que construiría en Las Brisas una planta de gas natural licuado. El 13 de septiembre de 2002, la trasnacional presentó ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y las autoridades municipales solicitudes de permiso para la construcción y opera-ción del proyecto, que colindaba con al menos 10 propiedades, entre éstas la del demandante.

La empresa le encargó a Francisco Mo-lina Robles que negociara la adquisición de las tierras. Éste se entrevisto con Sánchez Ritchie y su vecino Felipe López Ruvalca-ba para llegar a un acuerdo acerca de la venta de los predios. Durante ese encuen-tro, Sánchez Ritchie le mostró su título de posesión avalado por la SRA y le dijo que eventualmente podría estar interesado en deshacerse de su propiedad.

Venta simulada

El 11 de enero de 2005, la Comisión Fede-ral de Electricidad (CFE) otorgó a Sempra un contrato para suministro de gas natural

dice el ecologista Pedro García, y asegura con sorna que “debe ser el último, porque en el Mar Menor esa especie prácticamen-te desapareció, principalmente por la cons-trucción de estas urbanizaciones”.

Pedro García es el director de la Aso-ciación de Naturalistas del Sureste (An-se) que opera en Murcia; junto con acti-vistas de Greenpeace guía al reportero por una parte de las 580 hectáreas donde Han-sa Urbana pretende construir dos hoteles de primera categoría y zonas residenciales (con alrededor de 6 mil casas), dos cam-pos de golf de 18 hoyos, zonas comercia-les y un palacio de congresos.

En la zona aún es posible ver gran di-versidad de especies, sobre todo aves que “se verían afectadas de iniciarse la edifica-ción del proyecto”, explica García.

–¿El proyecto está detenido? –se le pregunta.

–Suponemos que sí por la crisis del sector inmobiliario, que es un modelo que muestra claros signos de agotamiento. Adi-cionalmente, para empezar a construir ne-cesitan autorización del gobierno regional de Murcia, que está supeditada a que res-tauren parte del humedal, que es un paisaje natural protegido donde tienen proyectado uno de los campos de golf. Sólo la restau-ración del predio costaría más de 20 millo-nes de euros.

La Anse presentó un recurso conten-cioso administrativo contra Novo Cartha-go ante el Tribunal Supremo de Justicia de Murcia –aún sin resolver– por el incum-plimiento de la declaración de impacto ambiental y porque la recalificación del predio podría ser ilegal.

Hansa Urbana ha estado metida en con-troversias desde que anunció Novo Cartha-go, en junio de 2002. Primero fue la poca claridad en los procedimientos con los que en agosto de 2004 las autoridades locales aprobaron la modificación del Plan Gene-ral de Ordenación Urbana, que afecta las

580 hectáreas y le daba permiso de urba-nizar; luego vino la modificación del Plan de Recursos Naturales del Mar Menor, que no permitía urbanizar en los suelos de inte-rés agrícola en la zona, afirma Greenpeace.

La Fiscalía del Tribunal Superior de Murcia abrió una investigación a Novo Carthago tras saberse que su campo de golf se construirá en un paraje protegido por la Unión Europea como Zona de Es-pecial Protección para las Aves y Lugar de Interés Comunitario. La investigación abierta en 2007 también pretende averi-guar si hubo alguna ilegalidad en la recali-ficación de los terrenos.

El informe Destrucción a toda costa 2007, que Greenpeace elabora anualmen-te desde 2001 para documentar los desarro-llos urbanísticos que cubren el litoral espa-ñol, ya denunciaba que la Caja de Ahorro del Mediterráneo concedió un préstamo a la inmobiliaria por 95 millones de euros para comprar 55 hectáreas dentro de No-vo Carthago a empresarios imputados en la Operación Malaya –la mayor trama de co-rrupción urbanística en España–, encabe-zados por Francisco Javier Arreche “en un intento de que el mayor escándalo de co-rrupción urbanística de España no salpique también a este complejo”.

Los problemas no acaban ahí para los propietarios de Hansa Urbana. El pasado mayo, Rafael Gálea fue llamado a decla-rar en calidad de imputado, ya que exis-ten “indicios racionales” de su participa-ción en delitos contra la hacienda pública española y en falsificación de documen-tos. La cuantía de los ilícitos superaría los 6 millones de euros, documentó la organi-zación ecologista.

El caso parte de una denuncia presenta-da en octubre de 2009 por la Agencia Tribu-taria por presuntas irregularidades en una operación de compra-venta de un terreno en la playa de San Juan, Alicante. Los ins-pectores fiscales creen que Hansa Urbana

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El arrecife. En riesgo

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Despojo desde Estados Unidospor mil 400 millones de dólares. Para esta fe-cha, la corporación ya había adquirido todos los predios que necesitaba, excepto el de Sánchez Ritchie. Pese a ello, inició la cons-trucción del complejo industrial.

La empresa energética necesitaba esos terrenos para establecer la zona de amorti-guamiento exigida por las autoridades. En su demanda, Sánchez Ritchie indica que como no llegó a ningún arreglo con la empresa, és-ta buscó la manera de obtener el predio me-diante maniobras fraudulentas.

En 2005, establece la querella, el vicepre-sidente de Sempra Energy y representante de ECA, Darcel Lloyd Hulse, llegó a un acuerdo con Armando Navarro Peña, Gabriela Natera Ramírez y Dinorah Villafán Gutiérrez, quienes poseían un poder notarial a nombre de Elodia Gómez Castañón –la persona que en 1992 intentó junto con Navarro Peña comprar la propiedad– para vender el predio.

Estas maniobras se realizaron para ga-nar tiempo, pues la trasnacional sabía que Sánchez Ritchie era el dueño legítimo de los terrenos y que Villafán no podía negociar ninguna transacción, pues su poder notarial expiró con la muerte de Gómez Castañón ocurrida el 10 de octubre de 2004, según el expediente.

El 31 de enero de 2006, Sempra Energy presentó a la CFE un acuerdo de compra-venta del predio en disputa para que la de-pendencia le otorgara los permisos para su operación. De esta manera, se indica en la demanda, la empresa energética añadió un fraude más a su cadena de ilícitos.

Como la compañía estadunidense no es-taba dispuesta a cejar en sus esfuerzos para apropiarse del lote, envió a uno de sus altos ejecutivos de apellido Rippa y a su abogado Sergio Fillad Fahme, para que se reunieran con Bernardo Martínez Aguirre –a la sazón secretario general de Gobierno en la adminis-tración del panista Eugenio Elorduy–, quien los contactó con el procurador general de Baja California, Antonio Martínez Luna.

Este funcionario, plantea en su denuncia Sánchez Ritchie, se puso al servicio de la empresa y el 21 de julio de 2006 lo acusó de despojo. Dos meses después fue des-alojado junto con su familia del predio que legalmente le pertenecía. Sempra, sostiene el demandante, repartió 16 mil dólares en sobornos a los funcionarios que lo expulsa-ron de su terreno.

La juez Primero de lo Penal de Tijuana, Martha Flores Trejo, declaró culpable a Sán-chez Ritchie de invadir los terrenos de la tras-nacional y le dictó auto de formal prisión. El empresario fue a parar a la cárcel con tres de sus colaboradores. Salieron libres siete me-

có: “Un tal Ramón Eugenio Sánchez Ritchie ha presentado un reclamo sobre la tierra só-lo por ser un invasor. El señor Sánchez Rit-chie no ha comprado ni posee título sobre las parcelas.

“Las autoridades competentes han audi-tado y certificado que la terminal cumple con sus permisos operativos y ambientales. Nin-guna agencia regulatoria ha pedido a Sem-pra LNG suspender operaciones y la terminal continúa funcionando normalmente.”

Desde mayo de 2008, Sempra LNG inició las operaciones de su terminal. El 28 de agos-to de ese año el presidente Felipe Calderón inauguró las instalaciones.

La querella revela los turbios vínculos entre la compañía energética y la adminis-tración de Elorduy, quien en 2007 entregó el poder a José Guadalupe Osuna. Luego de abandonar la secretaría de Gobierno, Martí-nez Aguirre se incorporó como empleado de la trasnacional.

La presentación de la demanda en Es-tados Unidos coincide con la decisión del juez Décimo de Distrito de negarle a Sánchez Ritchie una suspensión definitiva para que la planta cese sus operaciones. El magistrado había resuelto en al menos cuatro ocasiones en contra de Sempra.

El gobierno de México y el consorcio energético han desarrollado una relación muy estrecha. Prueba de ello es que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales avaló el 15 de julio pasado que la trasnacio-nal construya un parque eólico en un área de casi 300 mil hectáreas en la Sierra de Juárez de Baja California. La inversión para este pro-yecto supera los 5 mil millones de dólares y la concesión otorgada es por 20 años. ●

ses después, en octubre de 2007, luego de que el Juzgado Mixto de Primera Instancia de Rosarito dictó auto de libertad a los acusa-dos, por considerar que no existían elemen-tos probatorios en su contra.

El litigio siguió su curso y en marzo de 2009 el juez Décimo de Distrito de Ensenada, José Neals André Nalda, reconoció a Sán-chez Ritchie como legítimo propietario de las tierras y anuló la supuesta venta a ECA.

El pasado 10 de marzo, André Nalda vol-vió a respaldar legalmente a Sánchez Ritchie y, además, lo absolvió de cualquier señala-miento penal de ECA por despojo e invasión. En su sentencia, la Sala Superior determinó que Sánchez Ritchie ha estado en posesión legal de las tierras desde 1983 y que Sempra lo sabía cuando menos desde el 18 de julio de 2001.

Asimismo, decidió que los terrenos re-tornaran a sus manos. Pero debido al incum-plimiento por parte de Sempra de la orden judicial el 24 de mayo de 2010, la Corte le dio 24 horas para apegarse a la sentencia. El día 25, los predios volvieron a manos de Sánchez Ritchie, pero la planta de LNG ya forma parte del paisaje.

En entrevista con Proceso, Kirk Hulett, quien encabeza al equipo de abogados que representa a Sánchez Ritchie, indica que éste no puede acceder a su casa porque la planta le bloquea el paso. También explica que no es conveniente que haga ningún pronuncia-miento adicional al contenido de la deman-da. “Las decisiones de las cortes mexicanas contradicen lo que afirma la empresa. El señor Ritchie está decidido a perseguir sus derechos legales en Estados Unidos o Méxi-co”, enfatiza.

En el juicio que entabló, el demandan-te pide una compensación económica por el despojo de su propiedad . También exige que una parte de los ingresos obtenidos por la planta sea colocada en un fideicomiso a su nombre.

Luego de recibir el acuse de la demanda, Sempra tiene 30 días para responder, en un proceso que, en opinión de Hulett, podría durar al menos un año.

El tamaño del monstruo

En 2009, Sempra reportó ganancias por 8 mil millones de dólares. ECA transporta a Estados Unidos a través de ductos y termi-nales localizados en California 50% del gas que produce en la planta. El costo anual de este energético asciende a mil millones de dólares.

En relación con los predios en litigio, en su página electrónica la corporación publi-

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Elorduy. Complicidad gubernamental

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cobró indebidamente la devolución del IVA por este negocio y que utilizó documentos falsificados para encubrir la operación.

–¿Qué opinión te merece que después de los antecedentes en Cartagena se le ha-ya autorizado un proyecto en México? –se le pregunta a Pedro García.

–Lo veo como un soberano disparate. Antes de autorizar el proyecto Cabo Cor-tés, las autoridades de México debieron echar un vistazo a lo que Hansa Urbana ha depredado en España.

Y agrega una puntualización: “Es-tamos hablando de que Novo Carthago equivale a una extensión que cubrirían mil campos de futbol, y Cabo Cortés equivale a 7 mil campos de futbol. Sería una catás-trofe para la biodiversidad si echan a andar eso en México.

“Es un intento de trasladar el disparate del modelo de ladrillo de la costa medite-rránea española a un país en el que proba-blemente no van a tener tantos impedi-mentos como aquí”, acusa García.

Sin tropiezos

En el afán del gobierno calderonista de atraer inversión extranjera, los entonces titulares de Turismo, Rodolfo Elizondo, y del Fonatur, Miguel Gómez Mont, organi-zaron en México una serie de actos donde fue presentado el proyecto Cabo Cortés. Uno de ellos se celebró en noviembre de 2007 y lo encabezó Juan Camilo Mouriño cuando era encargado de la ofi cina de la Presidencia de la República, y varios in-versionistas españoles buscaban un acerca-miento con él, hombre de toda la confi anza de Calderón.

Cuatro meses después, el 7 de febre-ro de 2008, Calderón dio el visto bueno al proyecto y la Semarnat fue la primera en responder al autorizar la MIA de Ca-bo Cortés. El 22 de septiembre de 2008, la Dirección General de Impacto y Riesgo

Ambiental otorgó esa autorización a la fi-lial mexicana de la empresa española Han-sa Baja Investments.

Una instancia superior agilizó la autori-zación, pese a que la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) emitió una opi-nión negativa sobre el informe de impac-to ambiental presentado por Hansa Baja Investments. Igualmente la Dirección Ge-neral de Política Ambiental e Integración Regional y Sectorial señaló la inviabilidad legal del proyecto dado que contraviene tanto el Plan de Ordenamiento Ecológico de Los Cabos como programas sectoriales y otras legislaciones, afirma Greenpeace.

No obstante, a consecuencia de los re-cursos de revisión interpuestos por orga-nizaciones ecologistas, casi dos años des-pués, el pasado 17 de agosto, la Semarnat anunció que “se modificará” la autoriza-ción de impacto ambiental del proyecto, “a fin de no causar afectaciones a la zo-na arrecifal de Cabo Pulmo”, dijo el sub-secretario de Gestión para la Protección Ambiental, Mauricio Limón Aguirre, se-gún el comunicado de la dependencia, di-cho que fue recogido por diversos medios en el sentido de que el proyecto se “sus-pende temporalmente”.

En la XVII Sesión del Consejo de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) de América del Norte, el subsecre-tario Limón consideró importante “contar con más elementos, particularmente vincu-lados con los programas de ordenamiento ecológico y municipal”, que serán analiza-dos por su subsecretaría y por la Unidad de Asuntos Jurídicos de la dependencia.

El comisionado nacional de Áreas Na-turales Protegidas, Luis Fueyo McDonald, en un comunicado, reconoció que aunque el estudio presentado en 2008 por la inmo-biliaria “cuenta con elementos que cum-plen con lo que marca la ley ambiental”, en cuanto a las colindancias con Cabo Pul-mo “hace falta información más detallada,

científica, en relación con los problemas de corrientes, la dispersión de los sólidos en suspensión de la columna de agua, los cambios estacionales de la temperatura”, elementos que deben ser “incorporados en la revaloración”.

Aunque el anuncio fue bien visto por ecologistas consultados después de hacer-se público el comunicado gubernamental, se mantienen cautelosos para que esta me-dida no se convierta sólo en una “lavada de cara”, porque no se ha aceptado que el pro-yecto de impacto ambiental de la empresa contiene información dolosa o falsa, y re-cordaron que la Semarnat aún tiene que res-ponder a los dos recursos, porque esta de-claración no los exime de cumplir con ello.

Pese a la presión de los ecologistas desde 2008, uno de los secretarios más cercanos a Calderón, Juan Molinar Horca-sitas, como titular de la Secretaría de Co-municaciones y Transportes (SCT), firmó la concesión para la construcción y opera-ción de una marina en Punta Arena.

Mediante escritos de fechas 20 de abril, 13 y 28 de mayo de 2009, la inmobi-liaria había solicitado el permiso de con-cesión por adjudicación directa para el uso, aprovechamiento y explotación de bienes de dominio público de la Federa-ción, para la construcción y operación de dicha marina. En un plazo récord, antes de un año, Molinar ya había firmado la apro-bación que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 24 de marzo de 2010.

No frenó el apoyo gubernamental a es-te proyecto el hecho de que el periódico La Jornada publicara, el 3 de noviembre de 2008, un presunto caso de corrupción de John McCarthy, director de Fonatur en el sexenio de Fox y subalterno de Rodolfo Elizondo. Mediante un seguimiento de co-rreos electrónicos, el diario documentó que el funcionario se involucró en la compra del predio El Rincón para el proyecto Ca-bo Cortés a favor de la sociedad filial GRE-Hansa Investments... y sus “honorarios” as-cendieron a 1 millón 550 mil dólares.

El 13 de noviembre de 2008, en carta dirigida al periódico Tribuna de Los Cabos, la promotora española negó cualquier rela-ción con McCarthy. Nueve días antes ese rotativo había publicado que después de la presentación del proyecto Cabo Cortés en un acto de Fonatur, el 8 de octubre de 2008, McCarthy y Rafael Gálea tuvieron una re-unión en la Ciudad de México con el go-bernador de Baja California Sur, Narciso Agúndez Montaño, para darle a conocer los detalles del desarrollo turístico.

Sin embargo, para Elizondo todo eran “especulaciones” y pidió a “los detracto-res” de McCarthy que llevaran las prue-bas a “(la secretaría de la) Función Públi-ca” porque “no soy yo la persona que va a juzgar a un funcionario público si hizo o no las cosas bien”.

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Tortugas marinas. Peligro de extinción

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