Amistad mariana pdf julio 07

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EL Espíritu Santo Por el P. Cornelio Fouchier, MSF Sacerdote-legionario de Maria, Chile 2. ¿QUÉ HACE EL ESPÍRITU SANTO? La sagrada Biblia comienza diciendo que el Espíritu de Dios aleteaba sobre los abismos, haciendo surgir la vida desde el agua. El es el Creador vivificante o vivificador. Toda la acción de Dios fuera de sí mismo es a través del Espíritu santo. Desde luego que actúa en el “Antiguo Testamento”, el tiempo antes de la venida de Cristo, aunque “El que bautiza con el Espíritu” es Cristo. Ac- túa desde el comienzo del mundo hasta el final de los tiempos. El actúa “SIEMPRE”, tal como el Padre y el Hijo trabajan siempre (Juan 5, 17 ) El A. T. dice que “el Espíritu de Dios llena toda la tierra y renueva la faz de la tierra”. Sí, está en todo lo que existe, hasta en las rocas. Sin su presencia activa no hay ni una plantita que crezca ni un pececito que viva. Todo el universo está SOSTENIDO por El, y si retirara su presencia, todo se desintegraría en la nada. D. L. nº 5-3-67-06 ORURO - BOLIVIA JULIO 2007 Director: Germán Mazuelo-Leytón El está de manera especial en el ser humano, im- pregnándole la impronta e imagen de Dios (Gen. 1, 26). Y El toma y toca al ser humano en todas sus dimensio- nes existenciales: su cuerpo y alma, su inteligencia, memoria, fantasía, voluntad, corazón, sentimientos y emociones. Nuestro cuerpo llega a ser su templo. El Espíritu Santo nos envuelve con un inmenso amor y respeto, quiere llevarnos a plenitud, a perfección, a adultez y felicidad, al pleno desenvolvimiento de nues- tras capacidades. Y esto conforme al Plan original de Dios sobre el hombre: “Imagen y semejanza” de Dios. Para lograr este objetivo tiene que empezar casi siem- pre con restaurar lo que está deteriorado: sanar lo en- fermo, liberar lo atado, soltar lo atrofiado. Nos quiere llevar a la “gloriosa libertad de los hijos de Dios, que le dicen: ¡Padre!” (Rom. 8, 21). En los Hechos de los

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EL Espíritu Santo

Por el P. Cornelio Fouchier, MSF Sacerdote-legionario de Maria, Chile

2.

¿QUÉ HACE EL ESPÍRITU SANTO? La sagrada Biblia comienza diciendo que el Espíritu de Dios aleteaba sobre los abismos, haciendo surgir la vida desde el agua. El es el Creador vivificante o vivificador. Toda la acción de Dios fuera de sí mismo es a través del Espíritu santo. Desde luego que actúa en el “Antiguo Testamento”, el tiempo antes de la venida de Cristo, aunque “El que bautiza con el Espíritu” es Cristo. Ac-túa desde el comienzo del mundo hasta el final de los tiempos. El actúa “SIEMPRE”, tal como el Padre y el Hijo trabajan siempre (Juan 5, 17 ) El A. T. dice que “el Espíritu de Dios llena toda la tierra y renueva la faz de la tierra”. Sí, está en todo lo que existe, hasta en las rocas. Sin su presencia activa no hay ni una plantita que crezca ni un pececito que viva. Todo el universo

está SOSTENIDO por El, y si retirara su presencia, todo se desintegraría en la nada.

D. L. nº 5-3-67-06 ORURO - BOLIVIA

JULIO 2007 Director: Germán Mazuelo-Leytón

El está de manera especial en el ser humano, im-pregnándole la impronta e imagen de Dios (Gen. 1, 26). Y El toma y toca al ser humano en todas sus dimensio-nes existenciales: su cuerpo y alma, su inteligencia, memoria, fantasía, voluntad, corazón, sentimientos y emociones. Nuestro cuerpo llega a ser su templo. El Espíritu Santo nos envuelve con un inmenso amor y respeto, quiere llevarnos a plenitud, a perfección, a adultez y felicidad, al pleno desenvolvimiento de nues-tras capacidades. Y esto conforme al Plan original de Dios sobre el hombre: “Imagen y semejanza” de Dios. Para lograr este objetivo tiene que empezar casi siem-pre con restaurar lo que está deteriorado: sanar lo en-fermo, liberar lo atado, soltar lo atrofiado. Nos quiere llevar a la “gloriosa libertad de los hijos de Dios, que le dicen: ¡Padre!” (Rom. 8, 21). En los Hechos de los

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Apóstoles, libro que a veces se llama el “evangelio del Espíritu Santo” se ve esto con claridad: en las repetidas liberaciones de encarcelamientos, las sanaciones de los paralíticos, la expulsión de espíritus malos (todo igual que en la vida de Jesús).

El Espíritu Santo quiere llevarnos a plenitud. Noso-tros, pobres pecadores, marcados por el pecado, necesi-tamos de El. El es la fuerza vivificante que nos empuja y sostiene. Ya que el ser humano es un ser social, que se ha de realizar y plenificar en comunicación con sus semejantes (Gen. 2,18) obviamente el Espíritu operará también en este ámbito de la comunidad, para poner armonía y concordia... El es el alma de toda sociedad y comunidad –también de la familia– Solamente El nos capacitará para relacionarnos y comunicarnos y enten-dernos. Solamente El nos asistirá en todo lo que nos toca vivir: trabajo, convivencia, familia, cargos y respon-sabilidades... Para realizar buenas relaciones humanas hemos de invocarlo a El necesariamente. Desde luego uno lo puede también pedir al Padre o al Hijo, pero

siempre vendrá a través de Cristo quien bautiza con el Espíritu.

En lo espiritual y religioso el Espíritu Santo es el Al-ma de la comunidad eclesial, la Iglesia. Sin su asisten-cia nadie podrá llamar “Padre” a Dios y nadie podrá decir: “Cristo, ten piedad” (Rom. 8, 15 / I Cor. 12, 3). El da el entendimiento de las cosas espirituales, la fe, la esperanza, el amor, para con el Padre y el Hijo. El nos hace semejantes al Hijo, constituyéndonos en hijos de Dios, abiertos a los demás, los “hermanos”, sin egoís-mos, decididos en la entrega a los demás, ingeniosos y perseverantes hasta el fin en el servicio y el sacrificio, fuertes y fieles hasta la muerte.

Como Alma de la Iglesia da cohesión a la Comunidad de los creyentes, y la va constituyendo y sosteniendo mediante “carismas” espirituales , tal como da consis-tencia a la comunidad humana por medio de sus dones “naturales”– p. e. el ser: un buen profesional - ser ma-dre – ser dirigente etc. Gratuitamente regala dones y cualidades, para que los miembros puedan servirse unos a otros, ayudarse y atender todas las necesidades de la Comunidad (I Cor. 11 / Rom. 12, 6 / I Pedro 3, 10). Así da: palabra de consuelo a uno, buen consejo a otro, sanación, comprensión de la doctrina, discerni-miento, enseñanza, celebración litúrgica, oración, mila-gros, propagación de la fe (misioneros) , ministerio sacerdotal y diaconal, vida consagrada (religiosos) etc., etc. Y hay muchos otros servicios “caseros” o más prác-ticos para beneficio de los demás y la edificación de la Comunidad: administración, organización, coordina-ción, animación, ayuda fraterna, intercesión, etc.

No hay que fijarse demasiado en los SIETE dones, porque siete es simplemente un número que indica plenitud o totalidad. Hay una innumerable cantidad y variedad de dones o carismas. Y tenemos que aspirar a tenerlos (I Cor. 12, 31) y pedirlos con insistencia, por-que “El que pide recibe” y prontamente y gustosamente el Padre dará el Espíritu a los que piden (Luc. 11, 13). Y tengamos presente: que “Dios da su Espíritu sin me-dida” ( San Juan ).

Cada uno ha recibido alguna cualidad (I Cor. 12, 7 ) para ser útil y aportar al bien común de la Comunidad eclesial o civil. Es muy importante para uno descubrir sus cualidades y capacidades, para cumplir con lo que Dios pretende al regalárnoslas, y que nunca sean moti-vo de vanagloria o provecho personal.

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Legión de maría

20 sugerencias para la organización de un nuevo praesidium

(conclusión)

15. La regla de la Legión es que los oficiales asisten a la reunión mensual de su Consejo. Algunas circunstan-cias sin embargo deben ser consideradas, como las distancias largas. Si el praesidium está dentro de una hora de viaje al lugar donde se reúne la Curia, Comi-tium o Senatus, sería vital tener a los oficiales del prae-sidium asistiendo a las reuniones del Consejo, porque ellos son el Consejo.

16. El diácono, dado que él es un clérigo, o una her-mana religiosa se consideran Directores Espirituales de un praesidium, mientras un seminarista pudiera ser presidente o Tribuno (Director Espiritual laico, aproba-do por el párroco donde tiene lugar la reunión). Si no hay Director Espiritual en la reunión, el presidente diri-ge todas las oraciones, el Rosario, la lectura espiritual, y da la allocutio además de llevar la reunión. (Nota: las allocutios deben ser dichas con las palabras propias del Presidente, y no debe ser meramente la lectura de un artículo o libro).

17. El presidente asigna el trabajo y organiza las pare-jas en las reuniones. El trabajo debe ser señalado de

antemano a él por el Director Espiritual que habría recibido aprobación del trabajo del párroco.

18. Tres o cuatro miembros son suficientes para em-pezar un praesidium, pero un grupo de 8 a 15 es me-jor, con una mezcla de hombres y mujeres de todas las edades, a partir de los 18 años de edad para un praesi-dium adulto y de 8 a 17 años para los grupos más jóve-nes.

19. La Curia local, Comitium o Senatus proporcionan los Manuales de la Legión, Tésserae, Vexillum, tela del altar y otros suministros. La parroquia podría propor-cionar la estatua (de la Medalla Milagrosa, sobre 65 cms. de alto), candeleros, velas, floreros y flores, otra literatura legionaria y medallas milagrosas para entre-gar en las asignaciones. En algunos lugares el Consejo Superior proporciona también estos materiales, y lo aportado en las colectas secretas cubre por ellos. Algu-nos ejemplares de boletines o folletos legionarios deben estar disponibles para todos los que asisten a las prime-ras reuniones.

20. Debe darse el nombre y número de teléfono del presidente del Consejo Superior (así como de los culti-vadores) al Director Espiritual y al presidente, para que puedan acudir solicitando consejos y a fin de que esté siempre disponible la ayuda al praesidium cuando los organizadores han dejado de asistir a las reuniones.

Por la traducción: Amistad Mariana

Texto original:

www.legionofmary.org