Amor ...

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"L'amour" Dudas todas ociosas, entretenciones varias donde el why, el where y el when no son sino preámbulos del veredicto en recio castellano: Creo que ya me jodí... En inglés se necesita de un verbo fatalista para emplear la expresión "enamorarse": "to fall". O sea que el enamorado o exactamente asciende a un estado superior, sino al contrario: Cae, igual que Luzbel. Si Cristo hubiese dicho "Enamoraros unos a los otros", ya estaríamos todos viviendo en el infierno. Pero sería injusto concluir que Amor y Averno son instancias iguales o siquiera equivalentes. El diablo de allá abajo y el diablo del amor podrán ser parientes, y en un momento socios pero sus métodos difieren tanto como la horca del veneno, el sable del cuchillo y el cañón de la trampa. Así el inglés se convierte en una suerte de sede neutral donde no es pensable más tendencia que la de la razón. Sin embargo, en castellano se está enamorado, pero en inglés se cae en el amor, y luego se está en él como en el centro de un capullo. Puesto que no sucede como la tentación, que luego de entramparnos y hacernos tropezar en sus dominios, termina liberándonos: vencida. Si fuera necesario reivindicar al amor y tentación como demonios, habría que observar que ésta tiene un rango inferior al de aquél, hasta el punto de ser su descendiente. Pues pasa que el amor -su presencia engañosa o su ausencia estridente- es capaz de mimar todas las tentaciones, y llegado el momento resistirlas si es preciso. Como le corresponde a un Padre Eterno y en tal modo ubicuo que nadie osa escondérsele sin por ello pagar con el Infierno de la tierra. Capullo o sortilegio, el amor trae consigo promesas increíbles. Esto es, las únicas que deberían ser creídas, pues

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Ensayo

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"L'amour"

Dudas todas ociosas, entretenciones varias donde el why, el where y el when no son sino

preámbulos del veredicto en recio castellano: Creo que ya me jodí... En inglés se necesita de un verbo

fatalista para emplear la expresión "enamorarse": "to fall". O sea que el enamorado o exactamente

asciende a un estado superior, sino al contrario: Cae, igual que Luzbel. Si Cristo hubiese dicho

"Enamoraros unos a los otros", ya estaríamos todos viviendo en el infierno. Pero sería injusto concluir

que Amor y Averno son instancias iguales o siquiera equivalentes. El diablo de allá abajo y el diablo del

amor podrán ser parientes, y en un momento socios pero sus métodos difieren tanto como la horca del

veneno, el sable del cuchillo y el cañón de la trampa. Así el inglés se convierte en una suerte de sede

neutral donde no es pensable más tendencia que la de la razón. Sin embargo, en castellano se está

enamorado, pero en inglés se cae en el amor, y luego se está en él como en el centro de un capullo.

Puesto que no sucede como la tentación, que luego de entramparnos y hacernos tropezar en sus

dominios, termina liberándonos: vencida. Si fuera necesario reivindicar al amor y tentación como

demonios, habría que observar que ésta tiene un rango inferior al de aquél, hasta el punto de ser su

descendiente. Pues pasa que el amor -su presencia engañosa o su ausencia estridente- es capaz de

mimar todas las tentaciones, y llegado el momento resistirlas si es preciso. Como le corresponde a un

Padre Eterno y en tal modo ubicuo que nadie osa escondérsele sin por ello pagar con el Infierno de la

tierra. Capullo o sortilegio, el amor trae consigo promesas increíbles. Esto es, las únicas que deberían ser

creídas, pues dar fe a lo improbable es saberse caído, presa, dentro, cautivo de una irrealidad en la que

sólo resta sumergirse, y así andar por las calles con lo que el desdichado juzga una sonrisa imbécil. Pero

¿Cuándo el amor es propiamente amor? ¿Puede uno amar a quien le acompañó por una hora? ¿Por dos

horas, dos meses, dos años, dos minutos? ¿Se ama a quien se conoce justamente por eso, o es quizá al

revés: conocemos para mejor desconocer, y así poder amar sin el estorbo de la realidad? ¿No es cierto

que quienes más se aman son a veces quienes menos se conocen? Ni una sola de estas preguntas se

plantea jamás para buscar respuesta verdadera. Ninguna la tiene, ni la tendrá, a menos que uno decida

imponérsela, casi siempre de acuerdo con su mas absoluta inconveniencia. Incluso sin respuesta,

lanzadas al espacio estratosférico de los propios insomnios, las preguntas que apuntan hacia la probable

existencia del amor suelen aparecer cuando no queda tiempo, ni voluntad, ni siquiera osadía para

ponerlas en duda. Preguntarse que si por casualidad se ama equivale a plantear una alternativa entre

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felicidad y desdicha, buena y mala fortuna, besos y bofetadas. Se elige ser feliz, besado, afortunado, aún

en la certeza de que sucederá lo opuesto, igual que se dice "que te vaya bien" a un enfermo terminal.

Elegimos a veces a costillas de la conveniencia y el sosiego, por razones tan inaccesibles como

irracionales, por eso las preguntas laten sin respuestas, y al final son capaces de aceptar cualquiera. EL

AMOR ES LO MÁS PARECIDO A LAS MENTIRAS. Justifica u opaca la razón, por derecho o torcido que

parezca, no requiere de justificaciones, se reproduce a la menor provocación y exige todo el crédito del

mundo. Además de que nadie o casi nadie puede vivir tranquilo en su total ausencia. Por eso cuando

vienen las preguntas, lo hacen acompañadas de su correspondiente hilera de respuestas obvias. Sí. Claro.

Por supuesto. Para siempre. ¿Por qué no? Cualquier cosa con tal de no quedarse en esa orilla solitaria,

qué más da si después del amor está la nada. ¿O es que alguien está aquí sin entender que al final de la

vida no queda más que muerte?. Claro lo más fácil sería adoptar la solución caballeresca, consistente en

creer que la dama precisa de un valiente anónimo para que la salve de las fauces de la bestia. Un

argumento eficaz para encerrarse en la monomanía de un videojuego felizmente concéntrico, pero fatal

cuando lo que se busca es elegir con provecho. Debe de haber no sé cuántos imbéciles que ahorita

mismo eligen ser los buenos y enfrentarse a los malos de la historia. Nos pasamos la vida alimentando

nuestra soledad para que sea ella quien más tarde nos lleve al otro lado. Amamos de la única manera

soportable: Como si jamás fuésemos a morir. Bien dijo Xavier Velasco "La intensidad de una pasión se

mide por la soledad que la precede". Cuando llega, te ataca con una ausencia perpetua de cotidianidad.

Un zumbido de ensueños pertinaces. Un ulular de qués vacíos de comos. Un incómodo asombro ante el

espejo. Y se convierte en un sentimiento recóndito e inconfesable, guardado siempre bajo triple llave en

la conciencia, de pronto te infesta una comezón menos hermética y claro más tiránica. Paso no.1 Te

niegas con un; No puede ser, no es. Omitiendo en el camino la palabra Amor, pues de solo nombrarlo se

conjuga. Paso no.2 Pensar. Pensar "Estoy muy apasionadx porque estuve muy solx" dándole a la soledad

rango de enfermedad y a la pasión volverla medicina. Paso no.3 Renegarlo. "Que nadie me contemple,

que ni siquiera me sonrían: Sé bien a quien espero y aquí no está. Soy de lxs que se joden por su gusto.

Yo no tengo esperanzas, tengo planes. Y pese a ninguna de esas actitudes merecería disculpa, los demás

perdedores tendrían que comprender". Paso no.3 Aceptarlo. Y al hacerlo sentir que firmas algo. Un papel

ilegible, aunque legal. Por eso aquello de "Ya me jodí" ¿Qué quiere decir el <<ya me jodí? Traducida al

lenguaje de casino, fatalmente temprana, la expresión bien podía significar: Yo respondo por todo,

aunque habrá quien la vea, la escuche, la lea, la recuerde como: Aún tengo todo por perder. Me he

lanzado al vacío pero sigo arriba. Es decir, ya caí. Perdí todo y por gusto. Creo que ya me jodí, <<Creo>>

en lugar de <<Sé>> Porque en el reino del amor sólo sabe quien cree, y lo demás no existe.

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Nota 1: Una tormenta el día de ayer (o antier) me dejo sin Internet.

Nota 2: El amor expresado en las calles y Xavier Velasco son la base de este mini ensayo.

Nota 3: No tenía nada que hacer.

Nota 4: Las calles de Tlaxiaco Oaxaca, México, están llenas de Amor.

Nota 5: Mi demonio ha despertado.