Amor a Palos

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La violencia de pareja en Santiago 1900-1920

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  • Lom palabra de la lengua ymana que significa

    Sol

    Fernndez Smits, Mara PazAmor a palos: La violencia en la pareja en Santiago (1900-1920) [texto impreso]/ Mara Paz Fernndez Smits. 1 ed. Santiago: LOM Ediciones; 2011. 152 p.: 16x21 cm. (Coleccin Historia) isbn: 978-956-00-0256-31. Violencia conyugal Chile I. Ttulo. II. Serie Dewey : 362.82920983. cdd 21 Cu er : F363a

    fuente: Agencia Catalogrfi ca Chilena

    LOM EdicionesPrimera edicin, 2011isbn: 978-956-00-0256-3 rpi: 205.581

    A cargo de esta Coleccin: Julio Pinto

    edicin y composicinLOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiagotelfono: (56-2) 688 52 73 | fax: (56-2) 696 63 [email protected] | www.lom.cl

    Tipograf a: Karmina

    impreso en los talleres de lomMiguel de Atero 2888, Quinta Normal

    Impreso en Santiago de Chile

  • Amor a palosLa violencia en la pareja en Santiago

    (1900-1920)

    MARA PAZ FERNNDEZ SMITS

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    Introduccin

    En los ltimos aos la violencia intrafamiliar se ha convertido en un tema de inters masivo: con frecuencia vemos en los diarios y en la televisin casos en que las parejas estn involucradas en hechos violentos. La relevancia pblica que tienen los malos tratos en el hogar se vuelve an ms comprensible si tomamos en cuenta las cifras oficiales. Segn datos entregados por el Servicio Nacional de la Mujer, para el ao 2009 un 50,3% de las mujeres en la Regin Metropolitana de Santiago ha sufrido algn tipo de maltrato de parte de su pareja. De acuerdo con el estudio, esta clase de abusos puede ser fsica, psicolgica o sexual. Esto en la prctica implica que la mitad de las mujeres santiaguinas hoy en da ha sido vctima de violencia intrafamiliar.1

    La importancia que ha adquirido este tema en la sociedad actual ha impulsado estudios que nos permiten conocer la situacin de la violencia en las familias del siglo XXI. Pero lo mismo no se aplica para los aos anteriores, por lo que es necesario indagar en otro tipo de fuentes para adentrarse en el tema.

    Como han probado algunos estudios nacionales, este flagelo dista de ser algo reciente en nuestra historia, ya que se han encontrado casos desde la poca colonial. Pese a la existencia de estas investigaciones, hay ciertas reas del tema de la violencia en la pareja que no han sido lo suficientemente tratadas. Una de ellas se refiere al perodo que hemos optado por abordar: los aos que marcaron el comienzo del siglo XX. El principal objetivo del presente trabajo, entonces, es aportar al conocimiento de esta cuestin, analizando un espacio temporal y fsico que no ha sido estudiado por otros historiadores.

    Adems, hay algunas caractersticas de esta poca que hacen interesante el anlisis de las relaciones de pareja, particularmente de los casos de violencia en ella. La consolidacin de una incipiente clase media, el inicio de los primeros movimientos feministas y obreros que abogaban por la emancipacin de la mujer, hacen de estos aos un escenario particularmente interesante para el desarrollo de nuevas ideas referentes a la posicin de la mujer en la relacin con el sexo opuesto.

    1 Servicio Nacional de la Mujer. Deteccin y anlisis de la Violencia Intrafamiliar en la Regin Metro-politana y La Araucana. Documento de Trabajo N 121, Santiago, 2009, p. 10.

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    Lo que mueve esta investigacin es comprender qu formas tom la violencia y de qu manera fue vista y tratada por la sociedad. Indudablemente los parmetros de lo aceptable han variado a lo largo del siglo, ya que lo que para nosotros es condenable, para las personas incluidas en este estudio poda ser normal. Como una manera de comprender mejor qu suceda en la poca, se intentar no imponer la visin actual de la violencia intrafamiliar sobre la sociedad de comienzos del siglo XX. Lo que se intentar, entonces, lejos de justificar las agresiones, es comprenderlas dentro del contexto social en que se dieron.

    Para llegar a entender las caractersticas de los malos tratos en la pareja y su impacto en la sociedad de la poca, utilizamos distintas metodologas. Por un lado, se analizar la identidad de los protagonistas de la violencia segn gnero y clase social, y por otro, se ver la incidencia que tuvo el alcohol en los casos de agresiones.

    As, se intentar reconstruir los discursos que mostraron las personas involucradas en los hechos de violencia con las fuentes encontradas en archivos judiciales, diarios y otros, para as comprender las principales caractersticas de este fenmeno. A travs de este anlisis se vern tambin las concepciones de los roles de gnero que primaban en la sociedad a comienzos del siglo XX y de qu manera influyeron en la presencia de malos tratos en la pareja. Sin embargo, en esta aproximacin resulta necesario dividir el estudio por grupo social, ya que haba importantes diferencias entre ellos.

    Un enfoque similar se utilizar para el estudio de los discursos que existan en torno a la violencia, pero que provenan de personas que no estaban directamente involucradas en los hechos. Con el objeto de conocer las posturas de los distintos actores sociales, se examinarn diarios, novelas, poesa popular y publicaciones peridicas. Esto, a su vez, se encuentra agrupado segn el estrato social del que provena la persona o institucin que emita los juicios sobre las agresiones.

    Tambin se analizar lo que suceda con el marco legal, presente tanto en el cdigo civil como en el criminal. Adems, se estudiar la aplicacin de dicha normativa, para comprender los parmetros de condena a la violencia y para ver si verdaderamente exista algn mecanismo que penara los malos tratos. Tambin se considerar el discurso presente en la familia y la comunidad, los otros actores que podan ayudar a reprimir las agresiones.

    Violencia intrafamiliar: enfoques, conceptos y desafosLa violencia ha estado presente en la vida de los seres humanos desde tiempos

    remotos. Para comprenderla como una parte del comportamiento humano, entregaremos algunas breves definiciones sobre qu significa la violencia en el contexto de este estudio. Se considerar violencia como el uso de la fuerza para producir un

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    dao,2 como un acto que tiene la intencin de, o se percibe con la intencin de herir fsicamente a otra persona.3 Para que la violencia pueda producirse, debe haber una diferencia de poder entre quienes se encuentren involucrados. As, el que est ms arriba es el que utiliza la fuerza, ya sea fsica, psicolgica o de cualquier otro tipo, para imponerse sobre el otro. La violencia psicolgica, a diferencia de la fsica, no deja marcas evidentes en el cuerpo de la vctima. Sin embargo, es un tipo de abuso muy frecuente y no menos grave que los golpes. Al referirnos al tema de la agresin en la familia, vemos que los medios violentos ya sea fsicos o psicolgicos son uno de los mtodos a los que ciertos individuos recurren para solucionar problemas interpersonales.4

    Es as como la familia se encuentra tambin expuesta a sufrir episodios de violencia. El poder, siendo uno de los elementos fundamentales a la hora de ver quin ejerce la violencia y quin la recibe, nos hace tomar en cuenta las diferencias en cuanto a jerarquas dentro de la familia. Este tambin es un factor importante a la hora de estudiar la violencia intrafamiliar a comienzos del siglo XX.

    Como primer punto creemos que es fundamental tomar en cuenta las diferencias de apreciacin entre lo que nosotros consideramos como violencia intrafamiliar a co-mienzos del siglo XXI y lo que vean tanto las personas corrientes como las autoridades a comienzos del siglo XX. Para esto es importante definir cules eran las categoras de violencia legtima en ese tiempo, con el objeto de comprender qu era lo que se entenda por violencia intrafamiliar.

    As, debemos comprender que en esta poca el hombre consideraba que tena un cierto poder sobre el cuerpo de la mujer. Era esperable que un hombre golpeara a su mujer en cuanto esto fuera para corregir malas actitudes. Sin embargo, exista un punto tras el cual el marido no poda actuar y donde se consideraba que haba cruzado el lmite. Es por eso que la importancia radica en la gravedad de la agresin, ya que mientras ms violento fuera el castigo, ms probabilidades haba de que fuera considerado excesivo. 5

    En cuanto a la diferenciacin entre violencia fsica y psicolgica, creemos que ocurre una situacin particular. Por un lado, la gran mayora de las fuentes que aludan

    2 Corsi, Jorge, Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar, en Corsi, Jorge (comp.). Violencia familiar. Una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema social. Buenos Aires, Editorial Paids, 1994, p. 23.

    3 Steinmetz, Suzanne K., The Violent Family en Violence in the home: interdisciplinary perspectives. New York, Brunner/Mazel, p. 52.

    4 Ibid.5 Carrasco, Maritza, La historicidad de lo oculto. La violencia conyugal y la mujer en Chile (siglo

    XVIII y primera mitad del XIX) en Veneros, Diana (ed.). Perfi les revelados: historia de mujeres en Chile, siglos XVIII-XX. Santiago, Universidad de Santiago, 1997, pp. 120-121; Salinas, Ren, Violen-cia domstica, p. 118-119, y Cavieres, Eduardo y Ren Salinas. Amor, sexo y matrimonio en Chile tradicional. Valparaso, Instituto de Historia Universidad Catlica de Valparaso, 1991, p. 119.

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    a la violencia en la pareja encontradas durante el perodo de estudio se referan especficamente a agresiones fsicas. Sin embargo, algunos juicios por divorcio tambin daban cuenta de malos tratos psicolgicos, y la ley de matrimonio civil inclua este tipo de agresin como una causal de divorcio. Al analizar la violencia intrafamiliar hoy, queda claro que las agresiones psicolgicas merecen ser tratadas aparte de las fsicas. Pero en el caso del perodo estudiado en este trabajo, pese a la existencia de estos hechos, su baja recurrencia y la falta de fuentes nos han hecho concluir que no se justifica crear una categora aparte. Por lo dems, la violencia psicolgica no fue presentada por s misma, sino siempre acompaada de maltrato fsico, el que era visto como ms grave y digno de castigo.6

    Por otro lado, creemos que la violencia sexual merece una categora aparte debido a las graves consecuencias que estos hechos tuvieron en las vctimas. Adems de conllevar la evidente agresin corporal, este tipo de violencia trae consigo secuelas psicolgicas diferentes a las de un golpe o una patada. Estudios actuales demuestran que las posibles consecuencias de un ataque sexual por parte del marido o conviviente son enfermedades ginecolgicas (dolor crnico pelviano, flujo vaginal persistente, sangrado genital de origen disfuncional), disfunciones sexuales y fobias sexuales, entre otras.7 Sin embargo, la ausencia de este tipo de fuentes hace que esta categora no tenga utilidad a la hora de entender la violencia en la pareja durante los primeros aos del siglo XX.

    De esta manera, nuestro trabajo no contemplar la violencia psicolgica y sexual como categoras separadas de la violencia fsica. Si bien hoy se justifica plenamente hacer esa diferencia conceptual, la evidencia encontrada para los aos estudiados hace que no sea adecuado utilizarlas.

    La familia a comienzos del siglo XXComo una manera de acercarse al estudio de la violencia en la pareja a comienzos del

    siglo XX resulta importante conocer las condiciones ideales y reales que enfrentaban los hogares en esa poca. De esta forma, se analizar la vida familiar tomando en cuenta principalmente los roles de ambos sexos en el hogar. As, se ver cul era el ideal de mujer que primaba en las clases alta y media, para comprender qu se esperaba de una madre y esposa en estos sectores sociales. A ste se le contrastar la situacin familiar

    6 Como se ver ms adelante, el divorcio como apareca en la ley de matrimonio civil de 1884 solo contemplaba la separacin temporal o perpetua de los cnyuges, pero no la disolucin del vnculo matrimonial.

    7 Aliaga, Patricia; Sandra Ahumada y Marisol Marfull, Violencia hacia la mujer: un problema de todos en Revista Chilena de Obstetricia y Ginecologa. Santiago, vol. 68, n 1, 2003, p. 5.

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    en el bajo pueblo, considerando las condiciones de vida y los vicios a los que se vean expuestos con mayor frecuencia.

    Perspectivas generalesEl modelo de familia en Europa a comienzos del siglo XX se caracterizaba por

    una clara dominacin masculina. Se consideraba que la actividad y la racionalidad, la fuerza fsica y la razn, la inclinacin a la actividad exterior y la vida pblica eran atributos exclusivos de los hombres y que solo ellos eran capaces de desarrollar este tipo de actividades. En contraste, las mujeres tendan a la pasividad y la emotividad, la modestia y los sentimientos, la gracia y la belleza, la predileccin por la privacidad y la vida domstica, cualidades que las distinguan de ellos.8

    El hombre no solo tena el poder en lo pblico, sino que adems dominaba en lo privado. Pese a que el poder efectivo de la mujer en lo domstico era considerable, el marido era quien tomaba las decisiones. Para Michelle Perrot el poder del padre resida principalmente en el dominio que tena ste sobre el dinero. Era l quien lo ganaba y el que lo administraba, dndole a su mujer una suma que cubriese de manera justa sus gastos. Se consideraba que lo domstico [era] demasiado importante para dejarlo en manos de unas mujeres dbiles, por lo que el hombre, quien posea la razn y el juicio correcto, era el indicado para llevar la conduccin de su familia.9

    El ideal cristiano de la mujer casada de la poca en el Viejo Continente contemplaba un sometimiento femenino a lo que indicara el hombre, que se encontraba avalado por el pensamiento catlico. En la encclica Arcanum, de 1880, Len XIII afirmaba que ella debe estar sometida al marido y obedecerle, no a modo de sierva, sino de compaera, es decir, de tal modo que el sometimiento que ella le presta no se aparte del decoro ni de la dignidad.10 La idea de compaerismo que se sugiere resulta muy diferente a lo que hoy se pensara como tal. En ese tiempo se esperaba que la mujer estuviera bajo el dominio del hombre, aunque con ciertas condiciones. Al menos se tena en cuenta la dignidad de la mujer y no se consideraba como lo ptimo que ella fuera su sierva y que l fuera su amo. Sin embargo, la relacin distaba mucho de ser igualitaria.

    8 Ehmer, Josef. El matrimonio, en Kertzer, David I.; Marzio Barbagli (comp.). La vida familiar desde la Revolucin Francesa hasta la Primera Guerra Mundial (1789-1913). Barcelona, Editorial Paids, 2003, vol. 2, p. 417.

    9 Perrot, Michelle, Figuras y funciones, en Aris, Phillippe; Georges Duby. Historia de la vida privada. Madrid, Editorial Taurus, 2001, vol. 4, pp. 128-130.

    10 Len XIII, Arcanum, en Il problema femminile. Edizioni Paoline, Roma, 1962, p. 13, citado en De Giorgio, Michela, El modelo catlico, en Duby, Georges; Michelle Perrot. Historia de las mujeres en Occidente. Madrid, Taurus Ediciones, 1993, p. 188.

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    Asimismo, el matrimonio era visto como la regla a seguir en cuanto a las relaciones afectivas entre hombres y mujeres. El cortejo, al menos idealmente, deba llevar ms tarde a la formalizacin del vnculo, terminando ambos casados y conviviendo de manera legal. Sin embargo, a fines del siglo XIX y comienzos del XX se hizo cada vez ms comn entre los jvenes europeos la convivencia sin formalizacin del vnculo. Con todo, el ideal de virginidad al momento del matrimonio se mantuvo vigente durante esta poca, tanto as que no era extrao encontrar un hombre que rehusara casarse con alguien porque ella haba tenido relaciones sexuales con l antes del matrimonio. A pesar de estas nuevas posturas, el matrimonio no perdi la vigencia social y la valoracin como la forma en que hombres y mujeres se unan para tener una descendencia y compartir sus vidas. Durante el perodo el matrimonio sigui manteniendo el monopolio de la cohabitacin, de las relaciones sexuales estables y de la procreacin11

    Sin embargo, es importante resaltar la salvedad que se menciona en el caso de las mujeres que pertenecan a la clase baja, quienes no gozaban de los mismos privilegios y no tenan iguales deberes que las esposas de las clases media y alta. De partida, estas mujeres no siempre se casaban, y muchas veces tenan hijos fuera del matrimonio, ya que la consolidacin de este vnculo no era parte fundamental de su vida.

    La mujer popular tena dos misiones principales en su condicin de madre y de duea de casa. La primera era la de traer al mundo y de mantener a los hijos pequeos.12 En segundo lugar, deba encargarse de mantener a la familia y de atender las labores domsticas En lo econmico, muchas mujeres debieron trabajar para ayudar en las finanzas domsticas. Sus principales labores eran como lavanderas o realizando pequeas operaciones comerciales entre mujeres. Ellas escapaban de la dominacin econmica que ejerca el hombre sobre las mujeres que no trabajaban y ganaban su propio dinero. En estas ocasiones la mujer conquista[ba] un puesto de ministro de Finanzas de la familia, al que procura[ba] asirse con todo empeo. Pero en este sentido es necesario aludir al carcter complementario que adquira el salario femenino. Si el hombre trabajaba, lo que ella ganaba era visto como una ayuda a las finanzas domsticas y no como la principal fuente de sustento.13

    Esta liberacin de la mujer a travs del dinero no queda absolutamente clara a travs de la lectura. Perrot no deja en claro cuntas mujeres se encuentran en esta situacin y hasta qu punto pueden disponer de su dinero libremente, sin que el marido se los quite. Por otra parte, este dinero no era para su consumo personal, sino que deba orientarse hacia la familia, ya que ellos eran quienes ms lo necesitaban. Es posible

    11 Ehmer, Josef, op. cit., pp. 461 y 462. 12 Perrot, Michelle, op. cit., p. 148.13 Ibid., pp. 129 y 148-149.

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    que sus salarios no hayan sido tan cuantiosos como para darles una independencia econmica tan importante, toda vez que su sueldo fue un complemento de lo que ganaba su marido. En el caso de las mujeres que no tenan un hombre a su lado la situacin poda ser diferente.

    Sin embargo, la mujer trabajadora en esa poca contrastaba fuertemente con el ideal de familia impuesto por la clase alta, en donde era el hombre el nico que poda y deba ganarse el sustento. As, el trabajo masculino tena que ser suficiente para mantener a la familia y se consideraba que el lugar de la mujer casada estaba en el hogar y la familia.14 Sin embargo, vemos que para el caso de las familias trabajadoras londinenses esto no era posible. Si bien se esperaba que los esposos mantuvieran a sus familias, todos saban que en la realidad, normalmente fallaran.15 Este mismo hecho cre tensiones en las familias, en cuanto el hombre no era capaz de cumplir su rol como sostenedor, ya que necesitaba ayuda de su mujer.

    La evolucin de la familia obrera tendi cada vez ms a crear ncleos que se alejaban del estereotipo que haba predominado con anterioridad y que se mantena como ideal en las familias con mayores recursos econmicos. Cada vez ms se perda el sentido de la familia extendida, siendo sta reemplazada por una en que no haba una gran preocupacin por los dems parientes. As, una vez que los hijos se iban de la casa, ya fuera porque se casaban o antes, dejaban atrs a sus padres y a otros parientes () sin sentirse obligados a cuidar de ellos.16 El concepto de familia nuclear comenz a primar entre las personas del bajo pueblo.

    As, comprobamos que en el ideal de las clases medias y altas, las parejas europeas a comienzos del siglo XX estaban marcadas por una clara dominacin masculina. El hombre controlaba el dinero, la educacin de los hijos y adems exiga obediencia y fidelidad de su mujer, quien se encontraba sometida a su marido. Sin embargo, se enfatizaba que tal sujecin se basaba en el compaerismo, en donde deba primar el amor y la comprensin.

    En cuanto a la situacin econmica, aun cuando muchas mujeres trabajaran, el sustento del hogar segua siendo visto como una tarea propia del hombre. Los salarios femeninos, al ser complementarios al ingreso masculino principal, relegaban a la mujer a un nivel secundario en las finanzas domsticas. En este sentido, la mayora de las mujeres era econmicamente dependiente aunque los grados de dependencia variaban segn si trabajara o no del hombre de la casa.

    14 Ehmer, Josef, op. cit., p. 425.15 Ross, Ellen, Fierce questions and taunts: married life in working class London, 1870-1914 en

    Feminist Studies, vol. 8, n 3, otoo 1982, p. 576.16 Kertzer, David I., Vivir en familia, en Kertzer, David I. et al., op. cit., p. 98.

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    La familia chilena a comienzos del siglo XXPara Chile, la situacin familiar difiere en algunos puntos y en otros contina con lo

    mostrado para el caso europeo. Dado que la evidencia muestra que la violencia ocurra en parejas de todos los estratos sociales, resulta necesario analizar los estilos de vida de cada uno de estos grupos para comprender el contexto en que se dieron.

    El matrimonio para las clases altas tena como principio fundamental el compaerismo. Esto se ve reflejado en el rol complementario que adoptara la mujer, por ejemplo en la educacin de los hijos. Una mujer instruida poda hacer el trabajo educativo del padre un poco ms fcil, contribuyendo a la formacin de los pequeos.Aqu vemos, al igual que en la familia europea, que la mujer no realiza esta tarea sola. nicamente se esperaba que ella ayudara, ya que no se la consideraba apta como para tomar la educacin infantil por s misma.17

    A fines del siglo XIX y comienzos del XX la alta sociedad chilena tendi a destacar ciertas caractersticas de la mujer que parecan ser las ms importantes. Fue el caso de la maternidad, que era vista como el rasgo constitutivo de la feminidad, la fuente suprema de autorrealizacin femenina, y la condicin mediante la cual las mujeres podan contribuir al progreso moral y social de sus naciones.18

    Esta exaltacin de la maternidad se manifest tambin en la filantropa, actividad realizada por muchas mujeres de la clase alta. Aqu, se relacionaban maternidad patricia, espacio privado, gobierno de la familia, cuestin social y maternidad divina, encarnada en la Virgen Mara. Las actividades de beneficencia relacionaban la caridad cristiana con el sentido social que muchas de estas mujeres tenan.19

    En lo que respecta a los ideales familiares, podemos decir que la vida del bajo pueblo estuvo enmarcada por el escndalo pblico, ya que ni la virginidad ni la fidelidad, por tanto, constituyeron normas de validez histrica y moral para la mujer durante el perodo colonial y post-colonial.20 A diferencia de lo que se esperaba de las mujeres de la clase alta, las que pertenecan al pueblo se regan por otro cdigo moral, uno ms oculto que el ideal femenino que presentaban las mujeres de familias adineradas. Las condiciones de vida que deban soportar no les permitan regirse por el cdigo de la virtud femenina a travs de la maternidad y siendo buenas esposas. Ellas tenan otro tipo de obligaciones que cumplir, que las separaban de quienes nacan con mayores privilegios en lo econmico.

    17 Vicua, Manuel. La belle poque chilena. Santiago, Editorial Sudamericana, 2001, pp. 129 y 162.18 Ibid., p. 160.19 Salazar, Gabriel; Julio Pinto. Historia contempornea de Chile. Santiago, LOM Ediciones, 2002, vol.

    4, p. 130.20 Salazar, Gabriel; Pinto, Julio, ibid., p. 117.

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    Era frecuente que estas mujeres no se casaran para formar una familia, como era la norma en el cdigo moral aceptado por la sociedad. La mujer de bajo pueblo se caracterizaba por su soltera prolongada, como amante o luego de ser abandonada por su amo. Esta libertad les permita a muchas mujeres ser dueas de sus propios ranchos o quintas e incluso convertirse en empresaria de servicios varios.21

    En consecuencia, podemos ver cmo muchas de estas mujeres optaban por vivir amancebadas con hombres, en vez de formalizar el vnculo, ya sea ante el Estado o la Iglesia. Fue as como en varias ocasiones los hijos deban ser mantenidos solo por las madres, ya que los hombres se iban, dejndole el peso de sacar adelante a una familia solo a la mujer.22

    Si bien muchas parejas de bajo pueblo optaban por no casarse, otras preferan hacerlo pero solamente por la Iglesia. Dentro de este grupo los campesinos seran quienes menos recurran a las autoridades civiles para formalizar su unin, prefiriendo casarse solo ante Dios. Ya en 1903 se constataba que los nmeros de matrimonios civiles eran inferiores a los religiosos y como causa se referan la ignorancia, la falta de preocupacin o la conservacin de antiguas costumbres. En consecuencia, se planteaba esto como un problema, ya que quedan los padres () en la anormal situacin del concubinato.23 La justicia, al no reconocer el matrimonio religioso, no consideraba a esta pareja como un matrimonio para efectos legales, lo que a su vez acarreaba inconvenientes a la hora de penar la violencia conyugal.

    Debido a la precariedad del matrimonio o a la ausencia de ste, las relaciones de pareja tendan a ser menos estables. La mujer, entonces, no poda depender comple-tamente de un hombre para que le proporcionara el sustento porque no saba hasta cundo contara con un compaero a su lado. En estas circunstancias, el trabajo feme-nino fue un factor importante para estas mujeres que deban mantener a sus familias por s mismas. Saber cul fue el nivel de (in)dependencia econmica de las mujeres de la poca no es una tarea fcil, como lo demuestra Elizabeth Hutchison, quien realiz un estudio sobre el trabajo femenino en Santiago. Dado que los censos son la principal fuente para conocer a qu se dedicaban las mujeres y cuntas de ellas trabajaban, hay muchas ocupaciones informales que quedan fuera, ya que se mide solo la produccin de bienes y servicios para el mercado.24

    21 Ibid.22 Salazar plantea que la maternidad para la mujer de bajo pueblo, a diferencia de lo que signifi caba

    para la patricia, era una carga, ya que le estorbaba en su propia supervivencia. Salazar, Gabriel; Julio Pinto, op. cit., p. 137.

    23 Eyzaguirre Rouse, Guillermo y Jorge Errzuriz Tagle. Monograf a de una familia obrera de Santiago. Santiago, Imprenta, litograf a y encuadernacin Barcelona, 1903, p. 66.

    24 Hutchison, Elizabeth. Working Women of Santiago: Gender and Social Transformation in Urban Chile, 1887-1927. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia, University of California at Berkeley, 1995, pp. 46-48.

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    A partir de los censos de 1907 y 1920 podemos tener una idea de cuntas mujeres trabajaban en ocupaciones formales. Para el primer caso, vemos que el nmero asciende a 354.852, mientras que para el segundo, es de 349.991.25 Tomando las cifras del censo de 1907 encontramos que en la provincia de Santiago los oficios ejercidos por la mayor cantidad de mujeres fueron los de modista y costurera (24.550), domstico (13.693) y lavandera (11.769).26 Si bien estos nmeros representan los trabajos a los que se dedicaban estas mujeres al momento del censo, esto no quiere decir que se hayan mantenido haciendo lo mismo por mucho tiempo. Hutchison menciona que ciertas fuentes muestran una importante movilidad en las mujeres trabajadoras, las que se iban de un trabajo a otro con bastante fluidez.27

    El caso de la costurera es interesante de analizar. Si bien algunos autores han sostenido que este tipo de ocupacin traa ventajas a la mujer, en cuanto podan ocuparse de su hogar y al mismo tiempo trabajar, fuentes de la poca desmienten esta creencia.28 Su independencia se daba tambin en cuanto reciban un sueldo propio, el que era uno de los ms altos para trabajos femeninos de este tipo, y en la posibilidad que tuvieron de acercarse a la moda de las mujeres para las que trabajaban, lo que les permiti urbanizar su modo de vida.29

    La segunda ocupacin ms comn, el servicio domstico, era el nico trabajo considerado honesto para una mujer popular, ya que estaban sirviendo en la casa de una familia respetable. Sin embargo, en estos espacios la mujer careca de la libertad que le brindaban otras ocupaciones, ya que una vez que tena hijos le era ms difcil mantener este trabajo. El servicio domstico era, adems de una actividad remunerada, una manera de escapar de los horrores materiales de los conventillos, y la nica opcin que tenan muchas nias pobres que llegaban desde pequeas a trabajar en los hogares santiaguinos.30 Sin embargo, este trabajo no estaba exento de abusos por parte de los dueos de casa, quienes en ocasiones las maltrataban, tanto fsica como sexualmente.31

    En tercer lugar encontramos a las lavanderas, quienes tambin constituyeron un nmero importante de la fuerza laboral femenina. Otro tipo de trabajo que fue creciendo en importancia fue el industrial, siendo los mayores empleadores de mujeres

    25 Ibid., p. 45.26 Censo de la Repblica de Chile, Santiago, Soc. Impr. y Lit. Universo, 1908, p. 431.27 Ibid., p. 48 y 49.28 Brito, Alejandra, Del rancho al conventillo. Transformaciones en la identidad popular femenina.

    Santiago de Chile, 1850-1920, en Godoy, Lorena; Hutchison, Elizabeth; Rosembla , Karin; Zrate, M. Soledad (eds.). Disciplina y desacato. Construccin de identidad en Chile. Siglos XIX y XX. Santiago, SUR/CEDEM, 1995, pp. 51-52. Este tema es tratado con mayor detalle en el captulo 3.

    29 Salazar, Gabriel; Pinto, Julio, op. cit., p. 149-150.30 Brito, Alejandra, op. cit., p. 54 y 57.31 Salazar, Gabriel; Pinto, Julio, op. cit., p. 148-149.

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    los sectores textil y alimentario.32 En este caso, a las mujeres se les pagaba menos que a los hombres, ya que se las consideraba mano de obra de segunda clase.

    A partir de esta informacin podemos ver que las mujeres disponan de sus propios medios de sustento, ya que muchas de ellas tenan una ocupacin. Sin embargo, resulta importante destacar que la diferencia en salarios entre hombres y mujeres era significativa, lo que causaba que fuera extremadamente complicado para una mujer mantener una familia por s sola. Es as como ellas en muchos casos deban tener una pareja, como una forma de conseguir otro ingreso que les permitiera sobrevivir.

    A travs de las diferentes perspectivas que entregan los estudios sobre violencia en Chile, vemos que hay factores que se encuentran presentes a lo largo del tiempo y que estn constantemente asociados a la violencia intrafamiliar. En muchas ocasiones la combinacin de estos elementos crea escenarios en donde las mujeres y los hombres estn ms propensas a sufrir maltratos de parte de sus parejas. Una vez que tenemos presentes las condiciones de vida de las personas que estudiaremos, podemos adentrarnos en su mundo, para comenzar a comprender el drama de la violencia en la pareja en el Santiago de comienzos del siglo XX.

    En el aspecto formal, este trabajo se encuentra dividido en tres secciones, las que abordan el tema de la violencia desde distintos puntos de vista. En primer lugar, se caracterizan los malos tratos en las distintas clases sociales (clase alta, media y bajo pueblo), examinando la procedencia social y el sexo de los agresores y sus vctimas.

    Para el caso del bajo pueblo, las malas condiciones de vida y las enfermedades (principalmente el alcoholismo) estaban estrechamente relacionados con los malos tratos. En las clases alta y media, predominaba en cambio una idea de ausencia de violencia en la familia, y de haberla, se recomendaba abiertamente mantenerla escondida, teniendo como prioridad conservar las apariencias.

    En segundo lugar, se analizan las diferentes visiones que existan de los malos tratos a travs de la prensa, emanadas tanto de la clase alta como de los sectores obreros. A travs de estas publicaciones se observa cmo cada uno de ellos perciba la violencia y hasta qu punto la toleraban o condenaban. Tambin se usaron otras fuentes, como la poesa popular de la poca o revistas que representaran tanto a la clase alta como al bajo pueblo. En todos ellos se ponen en evidencia los ideales tanto de marido como de esposa existentes en la poca y se analiza cmo ciertas conductas relacionadas con la violencia rompan este molde, tanto en hombres como en mujeres.

    En ltima instancia se vieron tambin los mecanismos existentes en la poca para reprender la violencia en la pareja. Por un lado, las normas que la penalizaban, contenidas en la Ley de Matrimonio Civil y en el Cdigo Penal. A travs de los casos de divorcio (tramitados en la justicia civil) y los de agresiones (hallados en los juzgados

    32 Hutchison, Elizabeth, Working Women, p. 67.

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    del crimen) analizamos la aplicacin prctica de la legislacin vigente, encontrando que en muchas ocasiones la ausencia de disposiciones legales no era la que dificultaba la penalizacin de los hechos violentos en la pareja.

    En este mismo sentido, se ven tambin las probabilidades que tena una mujer de abandonar a su pareja, para emprender una vida alejada de ste en caso de ser vctima de malos tratos. Por eso, las perspectivas laborales femeninas en esa poca determinaban los ingresos que poda tener una mujer para mantener independientemente a su familia.

    Finalmente, se examina el comportamiento exhibido por la comunidad que viva alrededor de las vctimas de violencia, tanto parientes como vecinos o personas no relacionadas directamente, pero que estaban al tanto de lo que ocurra entre la pareja en cuestin. Sus reacciones nos ayudan a entender la visin que se tena de la violencia, principalmente a la hora de fijar el lmite entre los malos tratos tolerables y lo que no poda ser soportado por la comunidad.

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    1. Caracterizando la violencia en la pareja

    En el presente captulo analizaremos los casos de violencia conyugal que se dieron tanto en el bajo pueblo como en las clases medias y altas. A travs de las fuentes encontradas ya sea noticias en diarios, juicios civiles y criminales, novelas y poesa popular se intentar construir un perfil que permita comprender mejor las caractersticas que tuvieron las agresiones en estas distintas clases sociales. Esto nos permitir tener una idea de la magnitud del fenmeno y as comprender las circunstancias que rodearon los malos tratos en Santiago a comienzos del siglo XX.

    El anlisis en este caso se dividir por clase social, describiendo primero la violencia en el bajo pueblo, para luego adentrarse en la clase media y finalmente en la aristocracia santiaguina. Al mismo tiempo, se tomarn en cuenta ciertas caractersticas de la vida particularmente de los sectores pobres a saber, el alcoholismo y el hacinamiento y se considerar el impacto que tuvieron sobre la vida familiar y su incidencia en las relaciones de pareja.

    En lo que respecta a las cifras, podemos afirmar que para los aos estudiados el total de casos de violencia conyugal encontrados en las fuentes ascendi a 975, lo que nos permite observar la magnitud de este fenmeno. La inmensa mayora de estos episodios fueron protagonizados por hombres que golpeaban a sus mujeres, aunque el caso inverso tambin se present en menor proporcin. Del total, encontramos que en solo 78 de los casos la mujer fue la culpable de golpear o herir a su esposo o conviviente, lo que corresponde a un 8% del total. Consecuentemente, tenemos que en 897 de las situaciones fue ella la vctima de la violencia domstica, cifra que pone en evidencia que los malos tratos afectaban principalmente a la mujer. De esta forma, se vern tambin los rasgos particulares que tuvieron los malos tratos desde la mujer hacia el hombre, tratando de dilucidar las razones que llevaron a que se produjera tal comportamiento.

    En cuanto a la edad de las personas involucradas en los casos de violencia en la pareja, vemos que vara desde parejas jvenes, hasta matrimonios de la tercera edad. Los tipos de agresiones tambin fueron muy variados, ya que se pueden encontrar casos de lesiones leves, hasta asesinatos. Las armas utilizadas en los casos de violencia

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    tambin fueron de la ms diversa especie, encontrndose revlveres, tijeras, planchas, aunque lo que se observ con mayor frecuencia fueron los golpes con alguna parte del cuerpo, principalmente con los puos o los pies.

    A la hora de analizar el origen social de los protagonistas de la violencia conyugal, las noticias encontradas en los peridicos y los casos del Archivo Judicial nos muestran que fueron principalmente individuos del bajo pueblo. Sin embargo, como ya se mencion antes, esto no implica que la violencia conyugal haya estado ausente en la alta sociedad o la clase media. Los juicios seguidos por divorcio en los tribunales civiles y ciertas referencias en novelas de la poca evidencian que el flagelo afectaba a todas las clases sociales en la poca.

    Como consigna El Chileno, las agresiones en la pareja eran frecuentes en la clase trabajadora. Al describir a un marido que haba tratado de asesinar a su mujer, dice que era muy dado como todos nuestros hombres de pueblo, a zurrarle la bandana a su cara mitad que es ms buena que el pan ().Como justificacin de esta conducta se encontrara el dicho popular quien te quiere te aporrea, el que se aplicaba en estas personas que usualmente agredan a sus parejas.33

    Otro elemento que nos permite ver el origen social de quienes golpeaban a sus parejas es la ocupacin ya sea de la vctima o del agresor. Para clasificar los ingresos derivados de los oficios realizados por quienes fueron protagonistas de casos de violencia conyugal tomaremos como referencia el cuadro realizado por Peter DeShazo, basado en los salarios de 1925.34 Este autor divide a los obreros en 4 categoras, segn el pago diario derivado del trabajo que llevaran a cabo. En el primer grupo incluye a quienes ganaban ms de trece pesos al da (tipgrafos, empastadores, electricistas, estucadores, entre otros). En esta clasificacin se incluan las ocupaciones que requeran mayor grado de especializacin. En el segundo grupo se encuentran quienes ganaban entre nueve y trece pesos diarios, principalmente panaderos, herreros, zapateros, sastres masculinos y la mayora de los carpinteros, entre otras ocupaciones. La tercera categora comprende a los obreros que obtenan entre 5 y 9 pesos por jornada laboral: choferes y cobradores de tranvas, costureras, carretoneros, trabajadores de cerveceras y obreros de la construccin. En la ltima de las divisiones el autor ubic a quienes obtenan las menores remuneraciones, ganando no ms de cinco pesos diarios. Entre ellos podemos contar a las lavanderas, planchadoras, sirvientes domsticos y la mayora de la mano de obra industrial femenina e infantil.

    Para tener una mejor idea del origen social de las personas involucradas en casos de violencia, tomamos los datos encontrados en las fuentes que hicieran referencia

    33 El Chileno, 30/03/1900.34 DeShazo, Peter. Urban Workers and Labor Unions in Chile. 1902-1927. Wisconsin, The University of

    Wisconsin Press, 1983, pp. 31 y 32.

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    a la ocupacin tanto de hombres como mujeres, para despus clasificarlos en grupos segn la tipologa expuesta en el prrafo precedente. Adems, ubicamos al final otra seccin, en donde se considera a quienes no pertenecan al bajo pueblo y tenan ingresos mayores a los que DeShazo registra para ellos.

    Nivel de remuneracin Cantidad de personasObreros Bajo 17

    Moderado-bajo 27Moderado-alto 23Alto 6Ms alto (no obrero) 4

    La tabla nos muestra claramente que la mayora de las personas provenan del bajo pueblo, ya que de setenta y siete individuos para los que se tiene informacin de su ocupacin, 73 (de un total de 975 casos) se empleaban en trabajos manuales y de relativamente baja remuneracin (95%). Solo cuatro de ellos pertenecan a las clases medias o altas, incluyendo en ese nmero a personas con una gran fortuna, como el caso de Joaqun Godoy (diplomtico en Per y Estados Unidos) o el seor N. O. (cuyo nombre no es explicitado), dueo del fundo El Durazno, avaluado en $300.500.35

    A partir de las fuentes encontradas hemos observado adems que las agresiones se daban de manera distinta segn la clase social a la que pertenecan sus protagonistas. A continuacin se analizarn las particularidades que tuvo la violencia en cada estrato, viendo los factores que pudieron influenciarla.

    Al mismo tiempo, se estudiar cmo la violencia en la pareja se convierte en un reflejo de las relaciones de gnero, explicando las interacciones entre ambos sexos. Esto nos permitir entender cmo se estructuraban las relaciones de pareja y qu papel le caba a cada uno en stas, segn el ideal de familia impuesto por la clase alta.

    1.1. El bajo puebloComo ya hemos comprobado, la documentacin sobre casos de agresiones en la

    pareja en el bajo pueblo es mucho mayor que la correspondiente a otras clases sociales. Por eso, resulta importante analizar las caractersticas que tuvo la violencia en este grupo, adentrndonos en su estilo de vida y en la incidencia de esto en las relaciones amorosas.

    Por otro lado, se ver tambin cmo la violencia afect y determin las relaciones de gnero dentro de la pareja y la convivencia diaria. A travs de estos casos es posible

    35 Informacin en De Ramn, Armando. Biograf as de chilenos. Santiago, Ediciones Universidad Catlica, 1999, vol. 1, pp. 102-103.

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    comprender los roles que cada sexo tena y cmo en ocasiones el desvo de estos moldes poda generar situaciones de agresividad y golpes.

    1.1.1. Los roles de gnero y la violencia: justifi cando las agresionesA comienzos del siglo XX existan ciertos estereotipos sobre el papel que cada

    individuo deba cumplir dentro de la pareja, y el bajo pueblo no era la excepcin. Por esta razn, algunas conductas eran recriminadas y generaban ambientes agresivos, donde abundaban los golpes y malos tratos. A travs de este anlisis, se vern los ideales de familia y de esposa que primaban en el bajo pueblo, precisamente detenindose en los incidentes que generaban respuestas violentas y se ver hasta qu punto los malos tratos eran una manera de enmendar la conducta de quien se habra salido del canon establecido.

    En las fuentes encontradas hemos podido ver que uno de los comportamientos que el hombre de bajo pueblo esperaba de su mujer era la sumisin y, en consecuencia, es importante notar que los varones podan tener reacciones violentas en caso de que sus mujeres no cumplieran con esta actitud obediente que se les exiga.

    El peridico La Alborada, publicacin obrera femenina quincenal y luego semanal aparecida en Santiago y Valparaso, public en mayo de 1906 un artculo en que se desaprobaban los hechos de violencia cometidos por novios y maridos de mujeres obreras. En este caso, se condenaba la incapacidad de la mujer de rechazar a un hombre, ya que de hacerlo se expona a ser asesinada:

    No puede una mujer defender su honor contra las brutales exigencias de un macho imperioso o rechazar las asuidades [sic] de un importuno o cansarse de los galanteos de un imbcil sin gravsimo riesgo de muerte () A esta especie de crmenes pasionales se les llama homicidios por amor Por amor! Singular amor es ese que no procura el bien del objeto amado sino que le destruye y aniquila!36

    En este prrafo el peridico deja en evidencia la situacin de vulnerabilidad en que se encontraba la mujer, al no tener la capacidad de imponer su voluntad en la relacin amorosa. El poder lo tena el hombre, quien exiga que la mujer accediera a sus peticiones, de lo contrario se expona a morir. El peridico, adems, indica que estos crmenes no se deben relacionar con el amor, ya que ningn hombre que realmente ame a una mujer le hara eso.

    A travs de los casos de violencia encontrados en las fuentes podemos apreciar la evidencia de lo expuesto por La Alborada. Como ejemplo, existe el caso de Mercedes Navarro, quien fue herida de gravedad en el trax por su conviviente Primitivo Ramos, porque se neg a cumplir una orden que le haba dado su pareja. De acuerdo con la

    36 La Alborada, Valparaso, segunda quincena de mayo de 1906.

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    postura que muestra el varn en este caso, la falta de la mujer se converta en una razn suficiente para enmendar su conducta a golpes.37

    Algo similar le ocurri a Carlos Martnez, quien golpe a Mara Prez, joven con la que haca vida marital, porque no le obedeci cuando le dio una orden. Para este hombre el comportamiento rebelde de su concubina era insoportable, tanto que lo llev a exasperarse. De esta forma, justificaba su actitud violenta, ya que su mujer no cumpla con su rol de esposa sumisa.38

    Otro caso muy parecido se observa en los archivos del Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, en donde encontramos a un hombre que golpe a su pareja porque ella no quiso obedecerle. En el sumario seguido en contra de Ismael Valds se relatan las razones que tuvo para agredir a Elisa Flores. El altercado comenz cuando l:

    le prohibi que se juntara con sus amigas y saliera a la calle. Como ella le protestara, Valds le dio de golpes con las manos y como arrancara al interior de la casa, la sigui y le infi ri, con un cuchillo una herida en el abdomen, despus de lo cual huy a la calle.39

    Este individuo se senta con el poder de ordenar a su mujer que cambiara sus hbitos de vida e hiciera lo que l le indicaba y al momento en que ella se neg, procedi a agredirla de manera brutal.40 En esta pareja vemos que el hombre crea que la mujer le perteneca y que era su deber obedecerle, ya sea con palabras o por la fuerza. En este caso es importante resaltar que una vez que este individuo hiri a su concubina huy lejos de Santiago para no ser hallado, por lo que tampoco pudo ser formalizado por los cargos que se le imputaban y el juicio fue sobresedo indefinidamente.

    Un cuarto ejemplo se dio en el hogar de Elisa Ahumada, quien viva en el nmero 813 de la calle Salvador junto a su marido Manuel Bravo. Este hombre dej el hogar en la tarde y no regres sino hasta las 9:30 de la noche, lo que tena a su esposa muy preocupada. Al volver, se indica que hubo un altercado producido a causa de las recriminaciones de la mujer por la hora de llegada, y ms tarde un golpe y un gemido. Unos momentos despus, encontraban el cuerpo de Elisa sin vida, tendida en el suelo con el crneo fracturado por un golpe de martillo; su esposo haba huido de la escena

    37 El Chileno, 25/01/1911.38 El Chileno, 14/12/1911.39 Archivo Judicial Criminal de Santiago (en adelante AJCS), Tercer Juzgado del Crimen, n 10.905,

    02/05/1919, fs. 3.40 A partir del caso presentado por Soledad Larran en su libro, podemos comprobar que esta actitud en

    el marido es replicada tambin a fi nes del siglo XX. En 1989 la autora entrevist a una mujer golpeada y agredida verbalmente por su marido. Adems de los malos tratos, este individuo le compraba la ropa y le deca cmo tena que vestir y comportarse. Larran, Soledad. Violencia puertas adentro: la mujer golpeada. Santiago, Editorial Universitaria, 1994, pp. 21 y 22.

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    del crimen.41 Jess Guerra tambin sufri la violencia de su conviviente Pedro Nolasco Cabezas, cuando lo increp por llegar a altas horas de la madrugada.42

    A partir de estos casos podemos ver que en ciertas instancias la mujer poda ser agredida por su pareja si le demostraba su disgusto por un comportamiento que consideraba incorrecto. Pero tambin se vio que no era necesario que la mujer reprendiera al varn para que ste usara su fuerza para agredirla: en algunas ocasiones solo se necesitaba que ella se opusiera a alguna orden para que se desatara toda la ira del hombre en su contra. Por lo tanto, la provocacin de la mujer poda ir desde la desobediencia hasta la recriminacin por el comportamiento de su pareja.

    Los episodios expuestos nos muestran que el ideal de compaerismo no primaba en todas las relaciones de pareja. Por el contrario, en algunos matrimonios o uniones de hecho, el hombre utilizaba su fuerza en contra de la mujer para imponer su voluntad, mostrando que en esos casos era el varn quien tena el poder.

    Como hemos podido comprobar a travs de los mismos casos de violencia en la pareja, los roles de cada sexo en la relacin amorosa se encontraban definidos. Pese a que las personas de bajo pueblo no se regan por el mismo cdigo de conducta que las clases media y alta, el matrimonio y las relaciones sentimentales en general distaban de ser igualitarias. Tal como en los sectores con ms dinero y educacin, el hombre tena el poder y la libertad de hacer con su vida y su tiempo lo que estimara ms conveniente, no as la mujer, que deba sometrsele, obedeciendo lo que le ordenara y cumpliendo su rol de madre y duea de casa.

    1.1.2. El alcoholismo y las agresiones: la contraposicin al rol ideal de esposo y padre

    A comienzos del siglo XX el alcoholismo era un flagelo que afectaba profundamente a la sociedad, y en esos aos fue tematizado como un verdadero problema social. Si bien el abuso de licor era un problema presente en todos los estratos sociales, afectaba particularmente a los sectores ms pobres de la sociedad. La promulgacin de la Ley de Alcoholes en 1902 pone en evidencia la preocupacin que exista por esta desgracia, que aquejaba tambin a las familias. Para graficar la magnitud del problema, vemos que entre 1903 y 1909 la polica santiaguina detuvo un promedio de 17.300 personas al ao por ebriedad, convirtindose en prcticamente la mitad de los arrestos.43 La aparicin de ligas contra el alcoholismo y de peridicos que trataban este tema nos

    41 El Chileno, 07/12/1909.42 El Chileno, 16/10/1910.43 DeShazo, Peter, op. cit., pp. 80 y 81. La cifra para 1908 habra llegado a 223.000, mientras que para

    1909, 54.106 personas fueron detenidas por ebriedad. El Chileno, 07/12/1912.

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    indica una clara preocupacin de diversos sectores de la sociedad chilena por la ebriedad consuetudinaria.

    Dado que este vicio se encontraba tan arraigado en los individuos ms pobres, la ebriedad estaba destinada a ser un factor que influyera en los hogares de quienes lo consuman. As, las fuentes encontradas muestran una importante prevalencia del alcohol en relacin a las agresiones en la pareja. Al analizar los casos de violencia, vemos que en 87 de ellos se tiene constancia de que el hombre actu bajo los efectos del alcohol. Debido a lo dispar que resulta la informacin en las fuentes encontradas (los datos entregados no son uniformes, sino que varan segn el caso) es muy probable que la cifra real haya sido mucho ms alta. De todas formas, el abuso del alcohol se manifestaba en conductas violentas en el hogar.

    En el caso particular de la ebriedad, el ideal de marido y padre de la poca se alejaba mucho de la imagen del alcohlico. Este vicio era calificado como una conducta indigna de un padre de familia, ya que los nios eran las verdaderas vctimas, llegando a carecer hasta de ropas debido a que su padre malgastaba todo el dinero en licor.44 Estos hombres representaban la degradacin de la especie humana, por lo que distaban mucho de ser un modelo a seguir. Adems, estas personas arrastraban al resto de su familia hacia la decadencia en que ellos se encontraban, perpetrando as la precaria situacin en que trascurran sus vidas.

    El efecto del alcohol en el hogar queda en evidencia en el siguiente extracto:

    La familia, privada del sustento que le procura el trabajo de su jefe, viene a quedar reducida a la miseria. Desaparecen el respeto y el afecto, y en general todos los vnculos morales que ligan a los miembros de la familia, cuya salud muchas veces peligra con los malos tratamientos que ordinariamente reciben del ebrio. Un vicio trae consigo a los dems, y as un hogar respetable llega a ser un foco de corrupcin.45

    El alcohol, en muchas ocasiones, era visto como el culpable de las desgracias acaecidas en un hogar. A modo de ejemplo, encontramos el lenguaje utilizado por El Chileno para referirse a ste: venenoso y destructor brebaje () el enemigo de los hogares y nuestro peor enemigo.46

    Otras publicaciones como La Palanca, revista mensual de la asociacin de costureras, indicaban tambin los efectos perniciosos del abuso del alcohol por parte de los obreros. En este caso se aluda al nivel de abandono en que se encontraban las familias de los alcohlicos, ya que stos dedicaban la mayor parte de su tiempo y dinero en las cantinas, consumiendo licor. La Palanca haca un llamado a las autoridades de

    44 El Chileno, 24/09/1916.45 Philippi, Julio. La curadura del ebrio. Memoria para optar al grado de Licenciado en Leyes de la

    Universidad de Chile, Santiago, Imprenta Cervantes, 1902, p. 5.46 El Chileno, 05/11/1913 y 28/06/1914.

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    la poca para que tomaran cartas en el asunto, prohibiendo el funcionamiento de los expendios de alcohol desde el sbado en la tarde (el da de pago) hasta el lunes por la maana. De esta forma, el triste y abandonado hogar de la obrera, vera llegar con alegra el da sbado y el extraviado consorte cumplira con sus deberes de padre, de hijo o de hermano.47

    La prensa escrita no fue la nica que se ocup del problema del alcoholismo. Los afiches tambin fueron empleados con la intencin de mostrar a travs de imgenes las consecuencias del alcoholismo en la familia, incluso ocupndose de la violencia en la pareja.

    Afiche contra el alcoholismo, c. 1920, Archivo Fotogrfico, Museo Histrico Nacional.

    47 La Palanca, junio de 1908.

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    Afiche contra el alcoholismo, c. 1920, Archivo Fotogrfico, Museo Histrico Nacional.

    Estos afiches, destinados precisamente a combatir el alcoholismo en la sociedad chilena, grafican de manera explcita las diferencias entre un marido ebrio y otro que no consume licor. En el primero, se ve a un hombre demacrado, tumbado en el suelo de su casa. En la esquina, la actitud de la mujer y los hijos evidencia un claro temor ante el padre y esposo ebrio.

    En contraste con esta imagen, el segundo afiche muestra a una familia modelo, en donde a todos se los ve felices y en armona. El padre aparece en una actitud amorosa y cercana con su hijo menor, quien (a diferencia del caso anterior) no le teme a su padre. El mensaje detrs de estos dos afiches resulta claro: la felicidad en el hogar no se encuentra en el alcohol, sino lejos de ste.

    El Chileno tambin nos muestra la imagen del marido borracho como algo absolutamente negativo. En algunas ocasiones, incluso, se contrasta el ejemplar comportamiento de la mujer con el horrible accionar del marido, como lo observa-mos en el matrimonio compuesto por Ventura Hernndez y Mercedes Prez. Ella era trabajadora, amante de su hogar, tenindolo siempre arreglado como un chiche y procurando por todos los medios que estn a su alcance tener contento a su esposo. Sin embargo, l llegaba ebrio y no la trataba de la misma forma, sino que la agreda cruelmente. En este caso, era la mujer quien cumpla el rol de madre y esposa, y el marido no corresponda las atenciones que reciba de la misma forma. Por esta razn, el peridico condena su actitud, calificando al marido como un criminal y en el caso de ella, se compadece de su situacin describindola como una persona infeliz.

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    Las condiciones eran an peores para ella, porque no poda escapar de las golpizas que le propinaba su marido, sino que deba tolerarlo. En el diario se menciona que una vez que sanen sus heridas y sea dada de alta del hospital, Mercedes volvera a su hogar, y probablemente seguira viviendo con su marido agreso r, lo que haca muy complicado detener la violencia conyugal.48

    La poesa popular tambin daba cuenta del fenmeno del alcoholismo y las graves consecuencias que tena para las familias obreras, quienes dejaban de percibir el ingreso ms importante y sufran problemas econmicos por el abandono en que los dejaba el alcohlico.

    Si es casado e hijos tieneTodos quedan pereciendoPero no importa, en bebiendol con licor se mantieneMas por su casa no vieneAunque el hambre ya le venzaTrago ninguno dispensaDe cuanto le dan recibePorque el que borracho viveEn su bienestar no piensa.49

    Este extracto de una poesa ejemplifica cmo se vea afectada la familia con la actitud del padre, quien no era capaz de proporcionarles el sustento. En estos casos, la mujer era quien deba trabajar para mantener a sus hijos, porque alguien tena que alimentarlos. La labor que socialmente deba cumplir el marido no era llevada a cabo por este individuo, quien optaba por usar el poco dinero que reciba en obtener ms alcohol para perpetuar su estado etlico.

    Adems del pesar y los aprietos econmicos por los que deban pasar las familias, se constata que tambin exista una relacin entre el consumo abusivo de alcohol y los malos tratos en la pareja. La Alborada, peridico feminista obrero, haca referencia a la relacin entre los golpes en la pareja y el alcohol, siendo la bebida la [que] nos empuja a tales bajezas.50 Ya antes esta publicacin haba explicitado que la falta de educacin no era la causa de este mal, sino que el alcoholismo, que se apoderaba del hombre para convertirlo en un animal que no razonaba.

    48 El Chileno, 11/03/1910.49 Peralta, Juan Bautista, Las consecuencias del vicio. Los bienes de la abstinencia, en Navarrete,

    Micaela y Cornejo, Toms (comps.). Por historia y travesura. La lira popular de Juan Bautista Peralta. Santiago, DIBAM, 2006, p. 91.

    50 La Alborada, Santiago, 18/11/1906.

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    Nuevamente vemos que en los afiches se ejemplific la relacin entre el alcoholismo y los malos tratos en la pareja. Algunos de ellos, destinados a combatir el abuso del licor, mostraron que la ebriedad poda llevar al hombre a cometer incluso un asesinato.

    Afiche contra el alcoholismo, c. 1920, Archivo Fotogrfico, Museo Histrico Nacional.

    En esta imagen podemos apreciar que se relaciona de manera grfica el maltrato en la pareja con el consumo excesivo de alcohol. Si bien se reconoca que el licor produca inicialmente un estado de alegra y euforia, sus consecuencias eran nefastas. En la imagen principal se ve a un hombre despertando en su cama, luego de una noche de juerga en la cantina. En su rostro se evidencia la sorpresa al ver a su mujer cada, y aparentemente muerta. La intencin de la imagen era educar al pblico, mostrando las secuelas que poda traer la inconsciencia producto del alto estado etlico.

    Es interesante notar que en este caso se pona especial nfasis en la violencia conyugal, aunque siempre en relacin al consumo de alcohol. El afn de este afiche era educar a los maridos a travs de una representacin grfica con un mensaje claro: una persona bajo los efectos del alcohol poda llegar a cometer un crimen, incluso contra su mujer y en su hogar. La leyenda incluida en la imagen tambin nos indica que

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    el mensaje principal era evitar el consumo abusivo de alcohol, y de paso la violencia intrafamiliar, ya que los maltratos eran vistos como una consecuencia de la ebriedad.

    En mayo de 1918 encontramos un ejemplo que relaciona los malos tratos con la embriaguez. En esa oportunidad Orfilia Snchez acudi a la polica para denunciar las agresiones que le fueron propinadas por su marido Manuel Mndez. Segn la versin entregada por la mujer, su esposo la golpe sin razn aparente, hecho que provoc el enojo de la mujer porque al dar[le] de golpes no [le] explicaba la causa de ello.51 Snchez recalc en su exposicin que su marido en diez aos de matrimonio jams [le] haba hecho el menor maltrato.52 La nica razn que encontr para tal arrebato fue el alcohol, el que habra inducido a su esposo a actuar de esa manera, ya que ella no habra hecho nada que pudiera enojarlo. El alcohol poda llegar a modificar el comportamiento de los hombres, ya que incluso el que haba exhibido el proceder ms ejemplar poda caer en la violencia domstica cuando se encontraba bajo los efectos de la bebida.

    Otro caso que relaciona los malos tratos con el abuso del alcohol es el de Pedro Nolasco Bravo, quien cada vez que se embriaga hace honor a su apellido en las costillas de su mujer. Lo mismo suceda con Salvador Bravo Vliz, quien llegaba continuamente en estado de ebriedad a su casa, y las ms de las veces descargaba su mal humor sobre la infeliz y desgraciada mujer.53 Como la esposa era fsicamente ms dbil que el marido, para l era ms fcil arremeter contra ella.

    Una situacin similar fue denunciada en una noticia publicada en 1912. En ella encontramos a Anbal Bustos, individuo que lleg a su hogar en estado de ebriedad, lo que puso muy mal a su esposa. Al verlo arribar as, la mujer se lament: Otra vez! Qu desgraciada soy, Dios mo!.54 Despus de darle una mirada terrible, su esposo entr en la casa. La mujer, en tanto, se sent a meditar sobre su vida, sus desgracias y sufrimientos sin fin. En esos momentos, sinti una pualada en la espalda, que le haba sido propinada por su marido. Es as como vemos que el alcoholismo afectaba a las esposas, las que deban convivir con un ebrio, una persona entregada el alcohol y que en muchas ocasiones actuaba de manera violenta sin provocacin alguna. Esta esposa, entonces, sufra de manera silenciosa los malos tratos y la desesperacin que le causaba el vicio de su marido, algo que podramos calificar como violencia psicolgica.

    De acuerdo con El Chileno, al vicio le basta unos pocos momentos para atrapar con sus garras a un individuo y poner bruscamente fin a una relativa tranquilidad adquirida a fuerza de largos sacrificios. As le sucedi a Ismael Troncoso, un hombre joven y de muy buena conducta, cuya vida cambi debido al licor, hasta el extremo

    51 AJCS, Tercer Juzgado del Crimen, n 9.869, 07/05/1918, fs. 4v.52 Ibid. fs. 4.53 El Chileno, 30/05/1900 y 15/03/1910.54 Ibid., 14/08/1912.

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    de llegar a asesinar a su mujer. Sin embargo, a travs de este hombre vemos la lucha interna por dejar de beber y la culpa que le producan los malos tratos que propinaba a su mujer. Despus de llegar ebrio e injuriarla gravemente, Troncoso se puso a trabajar con grandes bros () resuelto a abandonar ese vicio terrible.55 Con el ejemplo de este marido, El Chileno nos muestra no solo lo nefastas que pueden llegar a ser las consecuencias del alcoholismo, sino tambin la intencin de un buen hombre de enmendar el rumbo. Si la persona era buena, tena posibilidades de abandonar el licor, volviendo a llevar una vida honrada.

    Sin embargo, algunos maridos no fueron capaces de dejar el alcohol y terminaron cometiendo horribles crmenes. Un ejemplo de esto lo encontramos en el caso de Mara Ramos Herrera, casada con un individuo que padeca de delirium tremens y quien un da la agredi hasta terminar con su vida. Una vez llevado al cuartel de polica, el hombre cont las razones que haba tenido para cometer este horrendo crimen:

    [su esposa] era la mujer del diablo y le haba hecho un mal; que lo tena a l lleno de pelos en el cuerpo y de diablitos chicos que lo amenazaban durante la noche, sin dejarlo dormir.56

    A partir de este lamentable hecho comprobamos cmo los peligros del alcohol eran algo presente en la sociedad de la poca, ya que su consumo en exceso poda traer nefastas consecuencias. Este hombre, completamente fuera de s, tena alucinaciones, las que lo llevaron a matar a su esposa al creer que eran realidad, dejando en evidencia que los alcohlicos podan llegar a asesinar a sus parejas cuando las agresiones eran extremas. Adems, en este caso vemos que el principal culpable es el licor, ya que el delirium tremens (una consecuencia directa del alcoholismo) fue el motor del crimen.

    En el matrimonio de Baltazar Aguayo Cabello y Berta Valds Tern tambin podemos apreciar las consecuencias de la embriaguez en el hombre. Durante los primeros aos de casados todo era cario y alegra en el nuevo hogar, sin embargo, ms tarde el marido caera en el alcoholismo. En ese momento, su vida antes reposada y tranquila se convirti en un infierno: [su marido] andaba continuamente de mal humor y retando a cada momento a su madre o a su pobre y joven esposa ().En su desesperacin, Berta acudi a su suegra, para que le ayudara a defenderse de las amenazas de su hijo. Sin embargo, la mujer no pudo hacer mucho, ya que Aguayo estaba decidido a causarle la muerte a su esposa. Al encontrarla, tuvieron un altercado durante el cual la mujer no pudo contener las lgrimas. En ese momento, observamos toda la crueldad del esposo ebrio:

    55 Ibid., 14/08/1913 y 06/10/1910.56 Ibid., 29/03/1905.

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    Despus de golpear a su mujer, viendo que sta lloraba a mares cogi un cuchillo y le dijo con sorna:

    Yo te voy a dar un remedio para el llanto.

    Y sin decir ms sepult hasta el mango en el pulmn derecho de la desgraciada su mortfera arma. Berta lanz un grito y cay al suelo, arrojando sangre por la boca.57

    El propsito de tan cruel accin era vengar en ella imaginarios insultos, los que lgicamente nunca haban existido. Es as como, segn El Chileno, el alcohol lleg a apoderarse de una persona hasta convertirlo en un asesino que no puede pensar claramente. Por lo tanto, la mujer era una vctima del alcoholismo y de las mortales consecuencias que traa esta enfermedad. Nuevamente, vemos que el mal comportamiento del marido es atribuido a su estado de ebriedad y a la degradacin que le haba trado el vicio. A partir de la imagen de marido ideal que tena este hombre antes de convertirse en alcohlico, podemos apreciar que el diario culpa solamente a esta droga por la actitud violenta y criminal del hombre. La persona no era mala, sino que el licor la llev a cometer ese hecho delictivo.

    Una de las actitudes que ms frecuentemente causaba la ira de los hombres era el hecho de que la mujer los reprendiera por llegar ebrios al hogar. Si bien en muchas ocasiones ellas lo hacan con palabras y sin recurrir a la violencia, ellos reaccionaban agresivamente, causndole dao fsico a quien no considerara que su comportamiento era adecuado. Un ejemplo de ello lo encontramos en una noticia publicada por El Chileno en junio de 1902. En ella, se hace referencia a un marido que lleg ebrio a su hogar, y como por tal motivo su media naranja le hiciera reprensiones, l arremeti contra ella a bofetada limpia (), golpendola en el ojo.58

    Otro caso similar lo encontramos en el matrimonio compuesto por Francisca Vargas y Luis Silva Valds. Este ltimo frecuentemente abandonaba su casa para pasar largo rato en una cantina bebiendo, pero cierto da, la mujer cansada de esperarlo emprendi rumbo hacia la calle Compaa, lugar donde se encontraba su marido. Una vez que arrib a su destino, tom a su esposo de un brazo con la intencin de llevarlo de vuelta a su hogar, pero en ese instante l se enfureci por la actitud de su mujer, procediendo a golpearla con las manos y a decirle: Pa qu te metiste onde no te llaman. En este episodio se demuestra la diferencia en los roles de cada uno de los cnyuges: mientras ella deba estar en la casa con los nios, l poda escoger dnde pasar sus ratos libres y nadie poda exigirle otra cosa. El uso de la fuerza, adems, deja en claro que era el marido quien tena el poder en la relacin y que la mujer deba sometrsele.59

    57 Ibid., 05/11/1913.58 Ibid., 04/06/1902.59 Ibid., 15/07/1910. La ortograf a es del original.

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    El ansia de obtener ms licor fue otro de los motivos que llevaron a los hombres a golpear a sus parejas. En algunos casos ellos queran seguir bebiendo y la mujer se opona a esto, generando una discusin que, como veremos, en algunos casos terminaba en golpes. Ana Avendao Rojas se neg a ir a comprarle ms bebida a su marido, y por esto recibi un botellazo en la cabeza. La mujer como ya hemos visto en su papel sumiso, no deba oponerse a los deseos de su marido, ya que de hacerlo, poda enfrentar la furia de ste, quien al sentir que tena poder sobre ella, proceda a mostrarle su disgusto violentamente.60

    A travs de los ejemplos presentados hemos podido comprobar que el alcohol y los malos tratos solan ir de la mano. Por un lado, la familia deba sufrir la ausencia tanto fsica como econmica como consecuencia de su adiccin a la bebida, lo que les causaba grandes pesares y problemas. Asimismo, la mujer deba soportar los malos tratos y la conducta agresiva que se apoderaba del hombre al encontrarse bajo los efectos del alcohol.

    1.1.3. El alcohol en la mujer y la justifi cacin para agredirAdems de poder, el hombre tena un mayor grado de libertad dentro de la pareja.

    Como ya hemos visto, la labor de la mujer era ser una buena ama de casa, sometida al hombre del hogar, quien por el contrario no deba cumplir con los mismos estndares. Si bien el hombre poda salir a emborracharse y desatender a su familia, la mujer no deba caer en este tipo de comportamiento, ya que de hacerlo, poda ser vctima de las reprensiones violentas de su pareja. En consecuencia, observaremos que el contraste entre lo que se esperaba del hombre y de la mujer en la familia era muy distinto y que los dos no tenan iguales obligaciones.

    Es importante destacar, en primer lugar, que no solo los hombres consuman grandes cantidades de alcohol. El alcoholismo femenino era visto como una situacin especialmente grave en la poca, debido al rol que se le impona a la mujer. Una alcohlica contrariaba todos los ideales sobre la mujer y su papel en la familia, ya que no era capaz de cumplir bien con su deber como madre y esposa.61 En el peridico El Consejo de Temperancia vemos una representacin grfica de esto. En ella, se ensea a la mujer en tres distintas etapas de consumo de alcohol.

    60 Ibid., 01/04/1913.61 Fernndez, Marcos, op. cit., p. 360.

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    El Consejo de Temperancia, 15/11/1900, p. 1.

    La imagen resulta elocuente, ya que muestra las consecuencias que produca el exceso de licor en la mujer. La primera es una imagen de una persona bien vestida y compuesta, con un semblante joven y lozano. La segunda, exhibe una mujer con el rostro ms demacrado y que no se viste con elegancia. En este caso, ya existira la costumbre de beber, pero solo como remedio contra algn problema. La descripcin entregada por el peridico nos permite tener una idea de la situacin en que se encontraba la ltima mujer:

    Por fi n, la tercera representa una mujer alcoholizada, sin vergenza, andrajosa, inmoral, repelente y ftida; y que no es otra cosa que un depsito de segura degradacin humana; la infernal discordia de su propio hogar y el permanente verdugo de sus inocentes hijos ().62

    La mujer bebedora era descrita con los peores adjetivos. Adems de ser una mala esposa, era una psima madre, que engendraba hijos de su misma calaa. Tambin descuidaba su aspecto personal, evidenciando fsicamente las consecuencias del abuso de la bebida. Por lo tanto, vemos que si la mujer, adems de golpeadora era alcohlica, la condena social era an mayor. Por esta razn muchos hombres vean en los golpes

    62 El Consejo de Temperancia, Santiago, ao 1, n 4, 15/11/1900.

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    una manera de expresar su disgusto con este comportamiento y al mismo tiempo de enmendar lo que a sus ojos no era aceptable.

    Para graficar esto, presentamos el episodio ocurrido en agosto de 1913 entre Aurora Ramrez y Gonzalo Ziga. Este ltimo arrib un da a su hogar, encontrando a su mujer ebria, hecho que lo enfureci y lo motiv a buscar un revlver con el que le dio tres tiros en la cabeza, dejndola muy grave. El hombre, entonces, no poda soportar este comportamiento en la mujer, por lo que la reprendi de una manera muy violenta.63

    Un ejemplo similar ocurri entre Juan Caldern y Elena Olivos. Segn la declaracin de ste, prestada al juzgado, el mal comportamiento de su esposa lo llev a agredirla:

    Anoche llegu a mi casa rendido del trabajo y con hambre y como encontrara a mi mujer, con la que soy casado por la Iglesia, en vez de tenerme preparada la comida, se haba embriagado completamente, me dio ira este proceder de ella y tomando un palo le di unos cuantos golpes, ocasionndole las heridas que presenta.64

    A travs de sus dichos el hombre no exhibe ningn atisbo de arrepentimiento, sino lo contrario. Justifica su accin, ya que su mujer no estaba cumpliendo con su deber de esposa, por lo que mereca una reprimenda. As, el marido descargaba su enojo maltratndola y al mismo tiempo pretenda ensearle que ese no era el comportamiento adecuado que deba exhibir hacia su esposo.

    Este episodio adems nos presenta a un hombre que cumpla sus obligaciones de marido, trabajando y proporcionndole el sustento a su familia. Sin embargo, la mujer no muestra llevar a cabo el rol femenino, ya que en vez de cumplir con sus obligaciones de esposa (tener la cena preparada), se emborrach.

    La sumisin de la mujer queda en evidencia a la hora de analizar sus dichos en el juzgado. Elena en su declaracin niega la versin de su marido el que confiesa haber cometido el crimen y asegura que, si bien l intent golpearla, las lesiones se las caus al caer al suelo tratando de esquivarlo. Las razones que tuvo esta mujer para dar ese testimonio no se conocen, pero queda bastante claro que estaba tratando de proteger a su esposo para que no fuera a la crcel. Sin embargo, sus intentos resultan infructuosos, porque haba una confesin anterior. Vemos, entonces, que en esta mujer no haba una intencin de que su pareja fuera castigada por haber usado la violencia contra ella; por el contrario, su propsito era proteger al esposo golpeador aunque resultara evidente que era culpable. Este tipo de proceder en cierta forma avala el comportamiento del marido, ya que demuestra que los golpes eran una forma efectiva de imponer su voluntad y hacerle ver a la mujer que no aprobaba su conducta. Al no

    63 El Chileno, 17/08/1913.64 AJCS, Tercer Juzgado del Crimen, n 10.058, 06/07/1918, fs. 2.

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    continuar con la denuncia y no ayudar en la condena a la violencia la mujer perpeta la violencia, y adems se somete a lo que el hombre le dicta.

    Luis Riquelme Quezada tambin agredi a su pareja por haberla encontrado bebida al llegar a la casa. Indica que pese a exigirle que dejara de beber, ella no le hizo caso, lo que termin por exasperarlo y lo llev a golpearla; l tambin se encontraba bebido.65 Para este individuo los golpes eran justificados y la respuesta necesaria ante la desobediencia de su mujer. El marido no soport que ella no hiciera lo que l le exiga, por lo que actu de manera violenta.

    Si bien algunos maridos pensaban de esta manera, la justicia no comparta esa visin. En la sentencia dictada en el juicio por lesiones a Rosa Canales en contra de Luis Riquelme, podemos observar cmo el juez no aprueba que el marido golpeara a su esposa por estar ebria: () aunque alega haberlo hecho porque ella estaba en estado de ebriedad, esto no le daba el derecho de proceder en la forma que lo hizo.66

    A travs de este ejemplo vemos que la autoridad estaba afirmando de manera tajante que el comportamiento femenino no daba pie para que los hombres actuaran de manera violenta con ellas. Sin embargo, a partir de las palabras usadas por Riquelme en su declaracin y por los dems maridos que golpearon a sus esposas por encontrarlas bebiendo, vemos que el bajo pueblo consideraba que estas agresiones estaban justificadas. Los esposos crean tener el derecho de agredir a sus mujeres como una forma de reprenderlas, para que enmendaran el rumbo y dejaran atrs ese comportamiento tan inadecuado. En contraste con esto, la autoridad judicial no opinaba de la misma forma, por lo que procedi a condenar a estos individuos por los crmenes cometidos.

    De esta manera, hemos comprobado que la ebriedad en la mujer no era aceptable, pero en el hombre era una prctica comn a la que ellos crean tener derecho. Cuando la mujer se alcoholizaba, dejaba de cumplir el papel que tena asignado en la relacin, por lo que poda ser reprendida por el hombre. En consecuencia, la igualdad en la pareja no era algo que se practicara de hecho, ya que la evidencia nos muestra que el hombre tena ciertas prebendas y posea un grado de libertad mayor al de la mujer.

    Sin embargo, en caso de que la situacin se revirtiera, ella no tena derecho a exigirle a su pareja que llegara al hogar a un cierto horario o que fuera el sostn econmico de la familia, como les corresponda a los hombres en esa poca segn los roles imperantes. Por el contrario, la oposicin de la mujer se converta en una razn ms para agredirla por no respetar esta libertad que posea el varn.

    65 Ibid., fs. 1v.66 Ibid., fs. 11.

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    1.1.4. El hacinamiento y las malas condiciones de vidaEstudios recientes han comprobado que la mayor incidencia de violencia en la

    pareja se encuentra estrechamente ligada a las condiciones de vida de los afectados. La falta de trabajo y de dinero, y un entorno hostil en general, haran que los hombres descarguen su ira contra las mujeres en la casa. De esta forma, fueron vctimas de la agresin, sin que muchas veces hubiera una provocacin. Esta postura se ve defendida en los textos de Ren Salinas y Richard J. Gelles, pero particularmente en el de Soledad Larran, quien a travs de encuestas ve que las mujeres de sectores marginales se ven ms expuestas a la violencia domstica.67

    Dentro de los factores que se incluyen en las malas condiciones de vida, se encuentra el hacinamiento. Este es un elemento muy importante a la hora de estudiar las agresiones a comienzos del siglo XX, ya que muchos santiaguinos de menores recursos habitaban piezas pequeas en las que deban vivir familias completas y en donde las condiciones de higiene eran muy precarias. De esta forma, el hacinamiento, tanto en el pasado como hoy, contribuy a abultar los nmeros de mujeres agredidas por sus cnyuges.68

    Una de las caractersticas ms importantes de este tipo de viviendas y que se encuentra en estrecha relacin con el problema de la violencia intrafamiliar, era el hacinamiento en el que vivan las personas en los conventillos. La violencia, no solo entre familiares, sino tambin entre vecinos, era algo comn; es as como quienes habitaban estos lugares estaban acostumbrados a un cierto grado de agresividad en sus relaciones interpersonales diarias. Por lo tanto, para poder comprender la vida familiar de las personas del bajo pueblo debemos tener presente que la violencia y la agresividad eran parte normal de su vida 69

    Adems del poco espacio, quienes habitaban en conventillos deban sufrir con la escasez de agua potable y las acequias que se desbordaban, dejando inundaciones pestilentes que constituan focos de infeccin y enfermedad. La basura tambin representaba un grave problema, ya que sta se arrojaba a las acequias. Alejandra Brito cita un informe de la Municipalidad de Santiago donde se describe claramente cmo eran estos lugares:

    est formado por un sinnmero de pequeas piezas en su mayor parte de 12 a 14 pies cuadrados, muy bajos, con una sola puerta de una mano y sin ventilacin de ninguna especie, sin blanquear y escasez de aseo, y en los cuales hay por regla general aglomerados muchas personas de todas las edades y sexos Basta considerar que la

    67 Larran, Soledad, op. cit., p. 74; Gelles, Richard J., Abused Wives: Why do They Stay, en Journal of Marriage and the Family, vol. 38, n 4, noviembre 1976, p. 660.

    68 Larran, Soledad, op. cit., p. 74.69 Ibid., pp. 39 y 40.

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    transpiracin cutnea de tantos individuos durante la noche y las necesidades naturales en ese perodo, en una pieza cerrada y sin ventilacin, es a toda luz nocivo y en caso de epidemia fatalmente pernicioso.70

    Debido a los graves problemas higinicos y morales generados por este tipo de vivienda, los conventillos se transformaron en uno de los puntos que ms se enfatizaron en la cuestin social. Las autoridades mostraron su preocupacin por el estilo de vida del bajo pueblo y las consecuencias nocivas que traan para la ciudad, dictando la ley de Habitaciones Obreras, el 20 de febrero de 1906. Su objetivo era mejorar las viviendas que se construan para garantizarle una mejor calidad de vida al bajo pueblo.

    Pero los conventillos no solo eran negativos por las condiciones fsicas de vida que les proporcionaban a sus habitantes. Tambin podemos ver que fueron definidos como la escuela primaria obligada del vicio y del crimen.71 Los nios habran visto las malas conductas de sus padres y las imitaban, perpetuando as este tipo de prcticas a travs de las generaciones. En las habitaciones obreras se produca la desorganizacin de la familia y un desarrollo alarmante de la imprevisin, de los vicios y de la criminalidad.72 En esta misma lnea, hubo personas que se refirieron a lo complejo que era cambiar este escenario:

    No se comprende la inutilidad [de] ir a predicar el amor del hogar y el ejercicio de las virtudes domsticas a esos desgraciados que despus de la ruda labor del da, van a reposar de sus fatigas en tugurios infectos y repugnantes?73

    De esta forma, se daba cuenta de la dificultad de mejorar las relaciones en el hogar cuando las personas tenan una muy mala calidad de vida. El hecho de habitar en estos lugares creaba un ambiente de desesperanza, en el que se justificaban las malas relaciones familiares.

    Una de las consecuencias de vivir en ese tipo de espacios era la falta de privacidad que experimentaban quienes all habitaban. Por esto, la vida ntima pasaba a conver-tirse en un fenmeno de conocimiento pblico, en donde los vecinos intervenan.74 Sin embargo, es necesario matizar esto, ya que la cercana fsica de las personas en los conventillos no acarreaba necesariamente la intervencin de stos ante hechos de violencia en la pareja.75

    70 Brito, Alejandra, op. cit., pp. 34 y 35.71 Recabarren, Luis Emilio, op. cit., p. 268.72 Ofi cina del Trabajo. Habitaciones obreras en Chile y en el extranjero. Santiago, Imprenta Santiago,

    1911, p. 4.73 Ibid., pp. 41 y 42.74 Salinas, Ren, La pareja, p. 64.75 Este tema es analizado en profundidad en el captulo 3 de este trabajo.

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    As, vemos que el alcoholismo y el hacinamiento los dos problemas sociales ms graves que aquejaban a Santiago durante las primeras dcadas del siglo XX tuvieron tambin un impacto en la familia y particularmente en las relaciones de pareja. El hecho de que la mayora de los hogares del bajo pueblo se constituyeran en lugares con pauprrimas condiciones de higiene y espacio tena un efecto negativo en la vida diaria y a su vez ayudaban a perpetuar los malos tratos.

    1.1.5. La violencia de la mujer al hombrePese a que en la inmensa mayora de las agresiones para las que hay registro las

    mujeres fueron las vctimas, el caso inverso tambin ocurri. Es as como solo el 8% de los 975 casos encontrados en las fuentes corresponde a instancias en donde el hombre fue objeto de malos tratos por parte de su pareja.

    En cuanto a las razones que manifestaron las mujeres para agredir a sus parejas, encontramos que stas eran de la ms diversa ndole. Como ejemplo, vemos el caso de Mercedes Alfaro Guajardo, quien fue aprehendida en febrero de 1918 por haberle disparado un tiro de revlver a Carlos Lara Ramrez. Al ser conducida a la 8 Comisara, la mujer manifest que haba obrado de esa manera porque este hombre no le da el sustento necesario para cuatro hijos de ambos.76 Segn esta declaracin, la mujer no habra soportado ms este precario estado y decidi matar al hombre responsable de llevar a casa el dinero necesario para cubrir las necesidades bsicas de su familia.

    Algo similar le ocurri al matrimonio compuesto por Filomena Letelier y Emilio Per, cuando la primera agredi a su marido con un azucarero en la cara. La mujer expuso en su declaracin que su marido desde hace ms de tres aos se ha entregado por completo a la bebida, por lo que da muy mala vida y maltrata a sus hijos y a m. En la versin que entreg al juzgado tambin seal que agredi a su marido porque ste sin demostraciones de haber bebido y sin motivo alguno me insult groseramente, agredindome con una botella que me lanz sin lograr lesionarme. La mujer asegur que haba actuado en defensa propia, ante la conducta violenta que haba demostrado primero su marido.77

    sta tambin era una de las razones frecuentes que llevaban a las mujeres a agredir a sus cnyuges: que ellos las golpearan primero. Sin embargo, en el caso presentado en el prrafo precedente el hombre acudi antes a denunciar, por lo que fue Filomena Letelier la que pas a disposicin del juzgado. No obstante, en este juicio se comprob que la mujer haba actuado en defensa propia, por lo que la causa fue sobreseda definitivamente.

    76 El Chileno, 27/02/1918.77 AJCS, Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, n 8.057, fs. 4.

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    Los celos tambin jugaron un importante papel en los casos en que las mujeres llevaron a cabo acciones violentas. Las infidelidades de parte de los esposos o convivientes las enfurecan, por lo que decidan agredir a quien las haba traicionado.78

    Es as como Rosa Vidal, quien conviva con Juan Guiron, decidi matarlo una vez que supo que la dejara por otra mujer. Sin embargo, no hizo el trabajo ella misma, sino que contrat a una persona para que se deshiciera de l previo pago de veinte pesos. Entonces, ante la posibilidad de quedarse sola, Vidal prefiri mandar a matar a su ex conviviente.79

    Rosa Corts Acevedo tambin atac a su ex pareja por celos, pero no logr ultimarlo. Su intencin era agredir al hombre que la ech de la casa que habitaban los dos, para casarse con otra mujer; el objetivo de Rosa era vengarse del que de ese modo la burlaba. El peridico implica que esta mujer, al ver menoscabado su honor, necesitaba vengarse de quien la haba ofendido. Algo similar le ocurri a Zoila Molina, quien trat de asesinar a su conviviente Eduardo Daur porque sospechaba que le era infiel.80

    En estas ocasiones vemos que las mujeres tomaban la resolucin de actuar violentamente para impedir que las abandonaran o para vengar su honor mancillado por el engao. Este tipo de conducta estaba contemplada en el Cdigo Penal, el que en su artculo 10 indicaba que el marido que sorprendiera a su mujer in fraganti cometiendo adulterio y procediera a herirla o matarla estaba exento de responsabilidad criminal. Sin embargo, se especifica que quien poda acceder a este beneficio era el varn, y no la mujer, pese a que fuera ella la vctima de la infidelidad. De esta forma, la desigualdad entre los sexos se ve manifestada en la ley, la que no les daba los mismos derechos a ambos cnyuges.

    De acuerdo con un abogado licenciado en 1912, en la disposicin antes mencionada:

    se tuvo en vista la natural ofuscacin que producira en el nimo del marido tan inaudita ocurrencia; pero en manera alguna pensse que la mujer pudiese sentir, en tales casos, idnticos impulsos y cometiese tambin actos criminales al sentir la enormidad de su desgracia, al ver claramente deshecho el castillo todo de su vida. No, ella no tiene para el Cdigo derecho a sentir, no puede rebelarse; debe ser siempre sumisa; el hombre puede ofuscarse; ella ms dbil, no.81

    Pero las desigualdades no se detienen ah. De acuerdo con el mismo Cdigo, el adulterio se produce solamente cuando la mujer yace con varn que no sea su marido

    78 El Chileno, 09/04/1907, 27/02/1909, 14/09/1909 y 21/04/1910.79 Ibid., 31/01/1900.80 Ibid., 11/02/1904, 28/11/1905 y 23/02/1910.81 Peralta P., Toms Fortunato. Adulterio y divorcio. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado

    en la Facultad de Leyes y Ciencias Polticas de la U. de Chile, Santiago, Imprenta y En. Victoria, 1912, pp. 9 y 10.

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    y para el marido solo en caso de yacer con mujer casada, es decir, en el solo caso de cometer doble adulterio ().82 La falta en este caso no se producira contra la esposa agraviada, sino hacia el esposo de ella. El marido, entonces, no cometa adulterio a menos que fuera con una mujer casada y solo poda ser enjuiciado en caso de que el esposo de sta interpusiera la demanda. La traicin en el matrimonio pareca ser una cosa de hombres, en donde la ley se encargaba de proteger su honor, indicando, adems, que el adulterio poda ser cometido solo por mujeres o por hombres que agraviaran a otro marido.

    Esto a su vez gravitaba en una mayor desproteccin para la mujer en caso de divorcio. Como indica el abogado citado anteriormente, la disposicin nmero 1 de la Ley de Matrimonio Civil de 1884, en donde el divorcio poda ser obtenido en caso de adulterio de cualquiera de los cnyuges, se converta en una bien urdida mentira hecha con el objeto de acallar los lloros del nene. La esposa no poda exigir divorcio por esa causal en cuanto ella no estaba habilitada legalmente para interponer una demanda por esta razn ante los tribunales.83

    Si bien el divorcio por adulterio era improbable, otros problemas prcticos afectaron a las mujeres que usaron la violencia motivadas por los celos. A la hora de analizar las circunstancias en que se dieron tales agresiones, constatamos que la mayora de los afectados no estaban casados legalmente, sino que convivan. Al no existir un vnculo formal con estos individuos, no haba ningn elemento legal que los uniera y el hombre no tena obligacin legal de quedarse junto a su mujer. De este modo, aun cuando el matrimonio le entregaba una seguridad extra a la mujer ya que exista una obligacin legal por el contrato firmado por ambos cnyuges, tampoco se le aseguraba una adecuada proteccin e igualdad