Amoralanaturaleza.doc

3
1º PREMIO CATEGORIA: ADULTOS AMOR A LA NATURALEZA "En toda persona la época de la infancia, la juventud permanece en su memoria; y si está alejado por la edad, su deseo de volver a ella es constante a lo largo de su vida; siempre quedará reflejado como telón de fondo aquellos momentos de vida sencilla, de ilusiones y vivencias entre aquella naturaleza del pueblo humilde a la que sin duda se quisiera volver". La vida de Antonio, nuestro protagonista, se sentía reflejada en esta introducción: Este joven nació en Villamuriel de Cerrato, el año 1930, pueblo sencillo, apacible, dedicado a la agricultura en un páramo árido, destinado al cereal como único medio. La juventud de Antonio comenzó prestando trabajo en estos campos, tras la yunta y el arado de sol a sol, sin otras disponibilidades al no disponer tanto económicamente como intelectualmente. Su trazado escolar transcurrió entre 6 y 12 años en los que comienza su tarea en las labores dei campo para aportar ayuda económica a su familia numerosa siendo el mayor de 10 hermanos. La madre se desvivía haciendo cuentas para llegar a fin de mes sin que faltara el pan a sus retoños; por más que afinaba, pocas veces la salían favorables. Antonio no había cumplido 15 años y estaba cansino soportando temperaturas elevadas de los rayos del sol, las heladas mañaneras, tragar el tamo de la cebada al aventar la parva, en fin todas las inclemencias que la naturaleza le presentaba; pero a él le confortaban los consejos de su padre: 2Asume tu tarea con nobleza, haz fácil con amor la profesión, en el campo no hay cobardes, se arriesga bajo la intemperie de la atmósfera, ama la Naturaleza que es el don más preciado que Dios ha puesto en la Tierra". Llegó el 15 de agosto, fiesta de San Roque donde se hace una romería al Real Monasterio de la Consolación a la que sus padres acudían todos los años como tradición y fe, allí se concentraban de muchos pueblos lindantes. Antonio había cumplido 17 años, llegados al Real Monasterio de la Consolación acompañó a sus padres a la Santa Misa, en el momento de dar la paz su mano estrechó la de una joven que en ese contacto, y la mirada de aquellos ojos azules iluminó su sentido en algo que en ningún momento había sentido; para él era una rosa encendida la más radiante y pulida que nunca vio, sentía que su fragancia penetraba en sus sentidos al igual que los rayos del sol traspasaban el cristal, le parecía estar soñando. A la salida de misa siguió sus pasos esperando la ocasión de poder dirigirla la palabra. Era una mañana de calor, la joven se paró a la sombra de una encina; él sin dudar se paró y con un gesto de sencillez salieron de sus labios sencillas palabras: Buenos días, calienta tanto el sol que invita a buscar la sombra. Así es, se agradece disfrutar bajo las ramas de este árbol. La Naturaleza siempre está a nuestra disposición para ofrecernos los servicios más sanos. Hablas como un poeta. Es que soy hombre del campo y muy enamorado de la Naturaleza, yo soy de Villamuriel de Cerrato y me llamo Antonio. Yo soy de Venta de Baños y me llamo Lucía. Estuve una vez en ese pueblo, hay un camino que cruzando el río une nuestros pueblos. ¿Tenéis baile los domingos? Sí y acude juventud de Patencia y de algún pueblo. Pues yo voy a ir el próximo domingo, ¿te veré a ti? Pues claro que allí estaré y ahora con más motivo, procuraré no faltar. Bueno lo siento debo irme porque veo a mi padre que viene a buscarme, adiós, hasta pronto. Hasta el próximo domingo Lucía.

Transcript of Amoralanaturaleza.doc

Page 1: Amoralanaturaleza.doc

1º PREMIO CATEGORIA: ADULTOS

AMOR A LA NATURALEZA

"En toda persona la época de la infancia, la juventud permanece en su memoria; y si está alejado por la edad, su deseo de volver a ella es constante a lo largo de su vida; siempre quedará reflejado como telón de fondo aquellos momentos de vida sencilla, de ilusiones y vivencias entre aquella naturaleza del pueblo humilde a la que sin duda se quisiera volver".

La vida de Antonio, nuestro protagonista, se sentía reflejada en esta introducción: Este joven nació en Villamuriel de Cerrato, el año 1930, pueblo sencillo, apacible,

dedicado a la agricultura en un páramo árido, destinado al cereal como único medio. La juventud de Antonio comenzó prestando trabajo en estos campos, tras la yunta y el

arado de sol a sol, sin otras disponibilidades al no disponer tanto económicamente como intelectualmente. Su trazado escolar transcurrió entre 6 y 12 años en los que comienza su tarea en las labores dei campo para aportar ayuda económica a su familia numerosa siendo el mayor de 10 hermanos. La madre se desvivía haciendo cuentas para llegar a fin de mes sin que faltara el pan a sus retoños; por más que afinaba, pocas veces la salían favorables.

Antonio no había cumplido 15 años y estaba cansino soportando temperaturas elevadas de los rayos del sol, las heladas mañaneras, tragar el tamo de la cebada al aventar la parva, en fin todas las inclemencias que la naturaleza le presentaba; pero a él le confortaban los consejos de su padre: 2Asume tu tarea con nobleza, haz fácil con amor la profesión, en el campo no hay cobardes, se arriesga bajo la intemperie de la atmósfera, ama la Naturaleza que es el don más preciado que Dios ha puesto en la Tierra".

Llegó el 15 de agosto, fiesta de San Roque donde se hace una romería al Real Monasterio de la Consolación a la que sus padres acudían todos los años como tradición y fe, allí se concentraban de muchos pueblos lindantes.

Antonio había cumplido 17 años, llegados al Real Monasterio de la Consolación acompañó a sus padres a la Santa Misa, en el momento de dar la paz su mano estrechó la de una joven que en ese contacto, y la mirada de aquellos ojos azules iluminó su sentido en algo que en ningún momento había sentido; para él era una rosa encendida la más radiante y pulida que nunca vio, sentía que su fragancia penetraba en sus sentidos al igual que los rayos del sol traspasaban el cristal, le parecía estar soñando.

A la salida de misa siguió sus pasos esperando la ocasión de poder dirigirla la palabra. Era una mañana de calor, la joven se paró a la sombra de una encina; él sin dudar se paró y con un gesto de sencillez salieron de sus labios sencillas palabras:

Buenos días, calienta tanto el sol que invita a buscar la sombra. Así es, se agradece disfrutar bajo las ramas de este árbol. La Naturaleza siempre está a nuestra disposición para ofrecernos los servicios más

sanos. Hablas como un poeta. Es que soy hombre del campo y muy enamorado de la Naturaleza, yo soy de Villamuriel

de Cerrato y me llamo Antonio. Yo soy de Venta de Baños y me llamo Lucía. Estuve una vez en ese pueblo, hay un camino que cruzando el río une nuestros pueblos.

¿Tenéis baile los domingos? Sí y acude juventud de Patencia y de algún pueblo. Pues yo voy a ir el próximo domingo, ¿te veré a ti? Pues claro que allí estaré y ahora con más motivo, procuraré no faltar. Bueno lo siento

debo irme porque veo a mi padre que viene a buscarme, adiós, hasta pronto. Hasta el próximo domingo Lucía.

Page 2: Amoralanaturaleza.doc

Antonio fue a buscar a sus padres rebosante de alegría y lleno de ilusión, para él había nacido el día más feliz de su vida.

Los días que faltaban para el domingo le parecían eternos, mientras desde el alba al ocaso, que era el horario de su jornada, seguía preparando la laboriosa tierra para la sementera del trigo y cebada. El trino de golondrinas, el cante de las calandrias y el macho de la perdiz parece se unían a su contento, hasta las muías tiraban del arado más airosas sin necesidad de emplear la tralla.

Llegado el domingo, cruzando el río llegó hasta Venta de Baños. En el salón del baile estaba Lucía; al verse ambos se saludaron con ternura y al primer disco bailaron alegremente.

Te prometí que vendría, si tú quieres no pasará un domingo sin estar yo aquí. Como dudas de mí, Antonio, yo encantada de estar a tu lado. Pero hay algo que he de decirte y espero sepas comprender: por mediación de un amigo

de mi padre me ha conseguido un trabajo muy bien remunerado en Argentina, por contrato de dos años. Y debo ir en breve, pero dos años se pasarán pronto y enseguida estaremos juntos para siempre.

Llegado el momento de embarcar, Antonio quería despedirse con una mirada de todo que era su vida; el campo con toda su Naturaleza y aquel amor que había nacido en su corazón, pero pensó que debía ser fuerte y dando un abrazo a sus padres se despidió. Cruzando el Atlántico llegó a un mundo nuevo. En la otra orilla en la bella ciudad argentina Mar de Plata, visitó sus calles, sus grandes casinos, centros de hogares regionales, inmensas playas; pero su memoria, su recuerdo, estaba muy lejos. Desde la orilla del mar miraba hacia el este porque le parecía ver su tierra; todo era un espejismo, pero en el fondo de su corazón estaban grabados los auténticos recuerdos: Su amor, aquel momento a la sombra de la talaya, su primer baile con el encanto que conoció en el Real monasterio de la Consolación el beso de despedida y como no el cariño de sus padres; y todo aquel campo donde veía germinar y crecer el dorado trigo, campo de sus amores en la ancha Castilla de Naturaleza llena de vida. Antonio se daba cuenta que él pertenecía a aquel lugar y esperaba con ansiedad cumplir el plazo de los dos años para volver al lado de los suyos y recrearse en aquella Naturaleza que le vio nacer; cada minuto de todo ese tiempo siempre apoyado en la esperanza y la confianza de que su Lucía le estaría esperando. Cumplido su plazo de trabajo en la bella ciudad argentina; frente al mar inmenso y con ia mirada perdida en el horizonte infinito, evocaba la otra orilla, su tierra sencilla y su paisaje amplio de mar de tierra castellana. Cuantas veces había evocado el recuerdo del Real Monasterio de la Consolación, aquel momento que en él nació su amor; en fin, todo le llegaría pronto porque el avión le estaba esperando. Durante la noche de vuelo, Antonio seguía haciéndose mil preguntas sin hallar respuesta. Ya al amanecer miró por la ventanilla y le pareció ver tierra, la azafata gritó: Estamos en España; el corazón le dio un vuelco, estaba en su tierra. Cuando el avión tomó tierra, ya estoy en Madrid, se dijo; y corrió a la estación donde pidió un billete para Palencia, todo fue rápido. A medida que el tren avanza, Antonio por la ventanilla contempla los paisajes y en cada estación reconocía los nombres: El Escorial... Ávila... Medina del Campo... Valladolid... ¡Palencia! En el andén le esperaban sus padres, Antonio levanta el brazo e inmediatamente fue correspondido y se fundió con ellos en un abrazo.

Que momento más hermoso queridos padres, al fin juntos otra vez. Que ganas tenía de verte hijo mío, que emoción tenerte a mi lado, decía la madre.

El padre repetía estas mismas palabras a la vez que decía: salgamos de la estación que nos espera en la Posada el Cordón la muía y el carro para acercarnos s Villamuriel. Llegados al pueblo era la una de la tarde, la madre preparó el almuerzo y mientras comían Antonio dijo a sus padres: Esta tarde quiero ira Venta de Baños a ver a Lucía, la chica que conocí en el Monasterio, estamos muy enamorados y espero nos casemos pronto. Ya lo sabía hijo, dijo la madre. Antonio tomó la bici y pedaleando con fuerza llegó pronto a la puerta de su amada. Lucía le vio por la ventana y rápidamente fue a la puerta y se fundieron en un abrazo.

Pasa Antonio que ya he hablado a mis padres de ti. Que feliz soy Lucía, toma este anillo que le traigo de Argentina en señal de mi amor. Gracias Antonio, yo te regalo este beso en señal de mi cariño que siempre será tuyo.

Page 3: Amoralanaturaleza.doc

Con estas promesas de amor, unieron sus manos recordando el momento de darse la paz en el Real Monasterio de la Consolación de y con un entrañable beso se despidieron prometiéndose ver en la romería de San Roque a la que faltaban pocos días. Antonio siguió trabajando su campo unido a la Naturaleza que Dios creó bajo el Sol, la Luna y las Estrellas; esperando ambos llegue el momento de su unión y formar un hogar como es su deseo.

FIN