ANÁLISIS Axolotl

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El narrador de este cuento es una persona que habla con dos identidades, el hombre y el axolotl. Percepciones de un individuo dentro de una cultura y una especie, el hombre de este cuento desea conectarse con el axolotl. Cortázar juega con las posibilidades de la contemplación del otro ser, al momento de fusionar el punto de vista del sujeto que contempla al sujeto estudiado. El propósito de este trabajo es analizar el cuento “el axolotl” de Julio Cortázar desde la perspectiva hermenéutica simbólica y comprobar la permanencia del mito en la literatura hispanoamericana. Palabras claves: oro, peces, animal, hombre, mitología, simbología, imaginación, régimen diurno y nocturno, etc. Introducción Este relato presenta un dramático caso de intercomunicación entre hombre y animal. Desde su primera visita al acuario del Jardín des Plantes, el narrador de axolotl experimentó una extraña e intensa sensación de afinidad y atracción con los axolotl. Visita tras visita a este lugar aumentaron su obsesión hasta sentirse transformado en uno de aquellos animalitos; ese singular contacto hace posible la fusión total de esos dos seres, ya que los personajes que recorren la narrativa de Cortázar son criaturas solitarias e incomunicadas por naturaleza; por lo cual axolotl representa una acabada nuestra de rebelión ontológica del hombre consigo mismo y con su propia especie. El cuento “el axolotl” forma parte de la colección de cuentos titulada el final del juego, publicada en 1956, pero este cuento ya había sido publicado de manera independiente en una revista en 1952. Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, de padres argentinos, vivió su infancia en Buenos aires, a la edad de nueve años escribe y publica su primera novela. Perspectiva hermenéutica simbólica

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El narrador de este cuento es una persona que habla con dos identidades, el hombre y el axolotl. Percepciones de un individuo dentro de una cultura y una especie, el hombre de este cuento desea conectarse con el axolotl. Cortázar juega con las posibilidades de la contemplación del otro ser, al momento de fusionar el punto de vista del sujeto que contempla al sujeto estudiado. El propósito de este trabajo es analizar el cuento “el axolotl” de Julio Cortázar desde la perspectiva hermenéutica simbólica y comprobar la permanencia del mito en la literatura hispanoamericana. Palabras claves: oro, peces, animal, hombre, mitología, simbología, imaginación, régimen diurno y nocturno, etc. Introducción Este relato presenta un dramático caso de intercomunicación entre hombre y animal. Desde su primera visita al acuario del Jardín des Plantes, el narrador de axolotl experimentó una extraña e intensa sensación de afinidad y atracción con los  axolotl. Visita tras visita a este lugar aumentaron su obsesión hasta sentirse transformado en uno de aquellos animalitos; ese singular contacto hace posible la fusión total de esos dos seres, ya que los personajes que recorren la narrativa de Cortázar son criaturas solitarias e incomunicadas por naturaleza; por lo cual axolotl representa una acabada nuestra de rebelión ontológica del hombre consigo mismo y con su propia especie. El cuento “el axolotl” forma parte de la colección de cuentos titulada el final del juego, publicada en 1956, pero este cuento ya había sido publicado de manera independiente en una revista en 1952. Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, de padres argentinos, vivió su infancia en Buenos aires, a la edad de nueve años escribe y publica su primera novela. Perspectiva hermenéutica simbólica Gilbert Durand “ha creado una hermenéutica propia del ser humano concebido como animal simbólico” (hermenéutica simbólica, G. D., pág. 33) y aunque no sea cierto que no hay que extirpar de la cultura lo simbólico, también es cierto que el imaginario no es el conjunto de imágenes interrelacionadas que constituyen el pensamiento humano. Los primeros trabajos de Durand se acogen al psicoanálisis y a la fenomenología de la imagen de Bachelard; sin embargo inaugura un nuevo método arquetípico de aproximación a la imaginación creadora. Según lo plateado se puede definir lo imaginario como el conjunto de imágenes mentales y visuales mediante el individuo, la sociedad y el ser humano organiza y expresa simbólicamente su relación con el entorno. Entonces, el motor que anima ese sistema simbólico es la primera contingencia con lo que se encuentra el individuo, la muerte que le impone un tiempo cronológico. Las estructuras conforme a las cuales las imágenes se organizan son las que ofrecen las narraciones míticas.

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Gilbert Durand, establece que “la imagen es un factor de equilibrio psicosocial, que se divide en dos regiones: el diurno y el nocturno” (hermenéutica simbólica, G. D., pág. 37). El régimen diurno se funda sobre los principios de identidad, exclusión, contradicción y el régimen nocturno abarca y comprende el de las estructuras místicas, que conjugan voluntad de unión y gusto por la intimidad, definido por la inclusión, la analogía y la confusión. Por otra parte, para Durand, el mito representa el comienzo de la derivación cultural en la que se actualiza la naturaleza humana, el surgir de la diferencia. En el mito existen símbolos, esquemas, arquetipos que se dinamizan articulando un relato en el que los acontecimientos se suceden linealmente, como muchos le llaman diacronismo. Para comenzar el análisis, en el cuento “el axolotl”, un individuo que vive en París y que visita con cierta frecuencia los animales de Jardín des Plantes, un día decide cambiar la rutina y decide visitar el acuario donde se encuentra con los axolotl. Obsesionado por ellos, el hombre vuelve a verlos casi todos los días, hasta que un momento experimenta una transmigración entre estos animales y él. A partir de lo que sucede se inicia un proceso de identificación, el cual el narrador empieza a ver en los ojos de los animales una metamorfosis completa. El ajolote es interpretado como un avatar azteca cuyo sufrimiento actual (tortura rígida en el fondo del agua), lo cual explica en parte su reacción ambivalente, de miedo y lastima, el ejemplo más revelador de interpretación paranoica es el canibalismo de oro que el narrador detecta en la mirada de estos animales curiosos; los ojos de los ajolotes funcionan como un espejo que le devuelve al narrador su propia mirada, es como si los axolotes se vengaran con este canibalismo de oro, de los abusos cometidos por los conquistadores contra los aztecas.Los ojos de los axolotes, que parecían brindar entrada a ese diáfano misterio interior, funcionan como un espejo que no hace más que reflejar la mirada absorta del ser humano. Y el vidrio del acuario, símbolo de la transparencia y la inmediatez, es en realidad la jaula que encierra al otro. Axolotl tiene conexiones con los dioses aztecas de guerra y los orígenes mexicanos del axolotl, este cuento es un símbolo entre el mundo antiguo de los aztecas y el mundo fraccionado de hoy en día.

En conclusión, Cortázar juega con las posibilidades de la contemplación del otro ser, al punto de fusionar el punto de vista del sujeto que contempla al sujeto estudiado. El yo del narrador tiene dos estados, hombre y axolotl, en sus dos encarnaciones piensa en el otro, como hombre en el anfibio y viceversa. La condición de pensador no la pierde nunca, encarnado en el anfibio se comunica con ellos y piensa en su encierro como tormento para su psique y contacto con el hombre que fue antes.

"Axolotl" es un cuento de Julio Cortázar. Él nació en Argentina y vivió muchos años en Paris. Como un estudiante él leía cuentos de Jorge Luis Borges. Su biografía dice que es como

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si él fuera un hijo espiritual de Borges. Muchos de los cuentos de Cortázar son complicados en que empiezan normalmente, con muchas cosas locales y de repente sus cuentos se convierten en algo que los lectores no están esperando. Cortázar escribió otros cuentos como: "La salud de los enfermos", "La noche boca arriba" y "Las babas del diablo".

"Axolotl" es un cuento que empieza con un hombre que va al acuario del Jardin des Plantes todos los días para ver los axolotl. Él tiene una fascinación con los axolotl. El hombre puede ver que los axolotl son como seres humanos; que ellos están entrapados en los cuerpos de axolotl. Él lo ve cuando visita el acuario porque el hombre mira en los ojos de axolotl y cree que puede ver lo que ven.

Después de ir al acuario por muchos días él se transforma en el axolotl. Él comentó en el cuento que supo el sentido de horror de una persona que está sepultado vivo y se despierta. Al mismo tiempo el axolotl transforma al hombre. Comentó también que los dos (el hombre y el axolotl) fueron limitados a mirar los otros, dentro de y afuera del acuario.

En el final del cuento él comentó que es definitamente un axolotl. Y si el hombre piensa como un hombre es sólo porque los axolotl piensan como hombres también. El narrador escribió algo como un chiste de ¿cómo el axolotl en el cuerpo del hombre va a escribir un cuento? Entonces la pregunta es ¿quién, en realidad, escribió el cuento?

El cuento “Axolotl” de Julio Cortázar trata de la búsqueda de la identidad, la búsqueda de la espiritualidad y el nexo entre el hombre y la naturaleza. El protagonista es un hombre (sin un nombre) que parece estar solitario, tiene pocos amigos, es antisocial y vive en París. Suele visitar al zoo Jardín des Plantes para ver las panteras y los leones, pero este día particular los leones están feos y tristes y su pantera duerme. Decide ir al acuario, descubre los axolotl, pasa una hora mirándolos y sale incapaz de pensar en otra cosa. Se hace obsesionado con ellos y empieza a mirarlos cada mañana y a veces de la tarde también. Los entiende en un nivel espiritual y se siente culpable por su estado de existencia. Ve la humanidad dentro de los axolotl, y cree que quieren que los salve. Por fin, se convierte en un axolotl detrás del vidrio y mira su propia cara viene al otro lado cada. Espera que su imagen escriba un cuento que trata de todo sobre los axolotl. Este cuento presenta la búsqueda de un hombre aislado para alcanzar una nueva y más profunda manera de pensar por medio de su conexión con la naturaleza.

Axolotl es el relato de Final del juego [1] que más exalta la angustia por la que el hombre pasa, su soledad, su inmovilidad y el deseo del reino milenario [2]. Puede entenderse como un hombre que se convierte en unaxolotl , mediante la insistencia de una comunicación; sin embargo, también puede concebirse como una dualidad en que hombre y axolotl coexistieran como el hombre y su otro lado, donde el paso de uno al otro signifique la inmersión del individuo en sí mismo, una suerte de introspección profunda sustentada en una misma conciencia.

El reino milenario , el kibbutz del deseo, el mandala, representan el sustento ontológico de la poética de la obra de Julio Cortázar ; nace de un descontento ante un mundo corroído [3], de una conciencia basada en los hechos del mundo y en la certeza de su propia finitud y, ante todo, de la visión de un mundo otro, aunque muchas veces el hombre termina por conformarse, porque las categorías a las que está sometido son tranquilizadoras.

Por algún azar el protagonista llegó hasta los axolotl una fecunda mañana, se reconoció en sus ojos, se obsesionó en comunicarse con ellos porque comprendió que estaban vinculados de algún modo: “Los ojos de los axolotl me decían de la presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar.”[4] Esta sospecha abriría la posibilidad del encuentro con el reino milenario, es decir con el hombre entero que ha vencido la soledad y la inmovilidad. Los axolotl no sólo cautivos en el acuario, eran seres prisioneros de sus propios cuerpos inmóviles, únicamente sus ojos revelaban vida, apoyaban su cabeza contra el cristal

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mirando a los que se acercaban. Cuando se asomaba, el hombre que iba a verlos se sentía avergonzado, turbado, porque percibía que en su mirada reclamaban algo, y en ese mutuo esfuerzo por comunicarse había como un dolor sordo, parecía que

los axolotl eran como testigos de algo, y a veces como horribles jueces. Me sentía innoble frente a ellos; había una pureza tan espantosa en esos ojos transparentes. Eran larvas, pero larva quiere decir máscara y también fantasma. Detrás de esas caras aztecas, inexpresivas y sin embargo de una crueldad implacable, ¿qué imagen esperaba su hora? [5]

Quizá los axolotl fueran una especie de espejo en que el hombre se veía reflejado, pero se daba cuenta de que no era él, no verdaderamente, por eso máscara y fantasma, por eso imagen aguardando la hora del auténticoreconocimiento. Se sentía indigno frente a ellos, les temía porque apenas comenzaba a adentrarse en la comunicación donde se tocarían de verdad. Él estaba muy interesado en ellos, tanto que investigó en la biblioteca, iba todo el tiempo, los imaginaba. Del mismo modo, los axolotl dejaban que la mirada del hombre penetrara en ellos, captaban el esfuerzo por integrarse a sus vidas. El personaje los describe así:

Y entonces descubrí sus ojos, su cara. Un rostro inexpresivo, sin otro rasgo que los ojos, dos orificios como cabezas de alfiler, enteramente de un oro transparente, carentes de toda vida pero mirando, dejándose penetrar por mi mirada que parecía pasar a través del punto áureo y perderse en un diáfano misterio interior. [6]

Fueron entonces sus ojos la vía para comunicarse, el punto que obsesionó al personaje y el umbral hacia esa profundidad, “esa entrada al mundo infinitamente lento y remoto de las criaturas rosadas.” [7]

Si los axolotl representan de algún modo la parte que el hombre debe reconocer de sí mismo para autentificarse como ser completo, entonces la empresa debe ser difícil y dolorosa. El mensaje que él recibía de ellos era una súplica desesperada de salvación. Poco a poco comenzó a asimilarse a ellos: “Empecé viendo en los axolotl una metamorfosis que no conseguía anular una misteriosa humanidad. Los imaginé conscientes, esclavos de su cuerpo, infinitamente condenados a un silencio abisal, a una reflexión desesperada.” [8] Cada mañana el reconocimiento era mayor, de tal manera que la angustia y la soledad de los axolotl, al ser comunicadas al hombre,trascenderían en el encuentro: ambos sabían, ellos de él y él de ellos, por eso no les pareció raro lo que pasó cuando en vez de mirar al axolotl vio su cara contra el vidrio, era ya uno de ellos y entonces comprendió: “Sólo una cosa era extraña: seguir pensando como antes, saber.” [9] Ahora era un axolotl con conciencia de hombre, y aunque no se comunicaba con los demás, en las miradas se percataba que todos ellos pensaban como hombres incapaces de expresarse. [10]

En su ensayo Existencialismo, Cortázar describe que la empresa deconocimiento trascendente nace de una angustia de cárcel y de soledad tras la cual se adivina, no menos encarcelada y solitaria la presencia del hombre.[11] Al haber transmigrado la conciencia del hombre al axolotl, fue el primer horror de saberse prisionero en ese pequeño cuerpo, pero el contacto se había llevado a cabo: la comunicación verdadera, el encuentro con lo que había detrás de la máscara sucedió en el momento de la inversión, y a la vez la síntesis del hombre completo, ambos trascendieron su soledad, se asimilaron. Casi todos los existencialistas coinciden en que es necesario pasar de la contemplación a la acción, así como sucedió con nuestros personajes. El reino residía en el contacto, no en lo que aguardaba dentro de la pecera. Y aunque él estaba allí, había liberado al axolotl de ese silencio en que estaba, y que le comunicaba desde antes del cambio: “Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba ese sufrimiento amordazado, esa tortura rígida en el fondo del agua. Espiaban algo, un remoto señorío aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los axolotl.” [12] Esta cita, indudablemente alude al retorno a los orígenes [13], en una especie de reconciliación con lo que originalmente el hombre es o debe ser, como una forma de congraciarse consigo mismo, y con la realidad y el mundo configurados por él. El señorío aniquilado se refiere al hombre integrado a su mundo, donde el ser humano no es más un sujeto y el mundo un objeto, sino una misma instancia, y eso es el reino y la libertad y la esencia del hombre.

La actitud de desesperación del protagonista, ahora dentro del cuerpo del axolotl, anuncia el curso cíclico de su devenir. Ahora esperaba a que el hombre fuera a verlo y poderse comunicar de nuevo, sin embargo el hombre acudía al acuario cada vez menos, obedeciendo a una costumbre. Lacostumbre es uno de los impedimentos para el reino, porque es más fácil, porque es tranquilizadora, ofrece cierta seguridad quedarse del otro lado.

Los puentes se cortaron entre ellos y sólo le consuela pensar que quizá el hombre escriba sobre los axolotl creyendo que hace un cuento que expresaría por ellos, acaso sin darse cuenta, su condición y su dolor. Se asume que el relato leído es precisamente ese cuento al que se refiere el axolotl, es decir que hay un segundo contacto que se consuma en la lectura del cuento, porque la lectura como acción lingüística funciona performativamente: [14] la verbalización de lo acontecido para el axolotl ofrece una suerte de liberación. Que el hombre escribiera sobre ellos, acerca de su desesperación y sufrimiento, era una

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manera de eximirlos también, porque su inexpresividad cautiva en esos cuerpos se vería reivindicada, abolida, al ser expuesta convertida en verbo, y no se refiere solamente al axolotl con la conciencia del protagonista, sino a todos ellos porque la salvación de uno representa a su vez la de todos. Dicho de otro modo, los axolotl habían pasado ya por una trasmigración de conciencia, y ahora esperaba el axolotl que sucediera nuevamente; pero no de conciencia a conciencia o de conciencia a cuerpo, sino de conciencia a verbo, porque en el verbo está la generación del reino: la conciencia.