Análisis crítico de la agilización procesal

4
A estas alturas ningún profesional del Derecho es ajeno a las consecuencias prácticas que la reciente Ley de Medidas de Agilización Procesal (en vigor desde el pasado 31 de octubre) trae consigo principalmente en orden civil pero también en los procesos penal y contencioso. Es el momento ya no sólo de repasar las principales novedades sino de hacer un primer balance crítico sobre algunos de los aspectos de la nueva regulación que más polémica han suscitado. No parecía que una ley, en teoría, tan cargada de buenas intenciones —opti- mizar los procedimientos, limitar el uso abusivo de instancias judiciales o garan- tizar los derechos fundamentales, entre otras— fuera a levantar tantas ampollas dentro del sector de los profesionales ju- rídicos empezando por el de los propios abogados. Se ha llegado a hablar, incluso, de una flagrante inconstitucionalidad de la norma al estimar, gran parte de los especialistas, que el Derecho al acceso de los ciudadanos a la Justicia se ve grave- mente limitado. ¿Por qué damos por supuesto que acudir a las instancias procesales es si- nónimo de abusar en el uso de los meca- nismos de la Justicia? Sin obviar las muchas modificaciones de la norma, vamos a centrar nuestro análisis en algunas de las medidas más debatidas en cada una de las jurisdiccio- nes afectadas. El nuevo criterio de las costas en el contencioso En el orden contencioso, además del con- siderable incremento de las cuantías de los recursos (que no es peccata minuta) nos encontramos con el nuevo criterio de imposición de costas que sustituye el re- quisito de la temeridad o la mala fe por el del vencimiento. A este respecto, con- viene recordar la nueva redacción del ar- tículo 139.1 LJCA que dice que “En primera o única instancia, el órgano jurisdiccional, al dictar sentencia o al resolver por auto los recursos o inci- dentes que ante el mismo se promovie- ren, impondrá las costas a la parte que haya visto rechazadas todas sus preten- siones, salvo que aprecie y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho. En los supuestos de estimación o des- estimación parcial de las pretensiones, cada parte abonará las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad, salvo que el órgano jurisdiccional, ra- zonándolo debidamente, las imponga a una de ellas por haber sostenido su acción o interpuesto el recurso con mala fe o temeridad.” Por un lado, destacamos como punto positivo la aparente eliminación de los criterios de interpretación subjeti- va (el que pierde paga y punto, podría- mos afirmar frívolamente). Además, tal medida podrá contribuir a uno de los principales fines de la propia Ley 37/2011 como es la reducción de pleitos que se basen en pretensiones abusivas o in- fundadas ya que si estas se vieran re- chazadas habría que correr no sólo con los gastos propios sino también con los del contrario. A este respecto, espero que ese “pen- sárselo dos veces” antes de acudir a la Justicia sea extensible a la propia Admi- nistración ya que ser parte perdedora de un litigio repercutirá negativamente en la economía colectiva. Me permito dudar que nuestras instituciones públi- cas lleguen a plantearse esta reflexión con el sentido de la responsabilidad que se las presupone. Es en este punto donde surgen las críticas al entender reforzada una posición más ventajosa de la Ad- ministración respecto al administrado ya que se desincentiva claramente em- prender un proceso contra los poderes públicos (a cualquier instancia). En defi- nitiva, bajo mi punto de vista, extender el criterio del vencimiento en costas al procedimiento contencioso-adminis- trativo significa poner al ciudadano en una situación aun más precaria frente a la Administración. Por último, cabe examinar las excep- ciones a la regla general que el precep- to modificado recoge. En concreto, por un lado, la imposición fraccionada en supuestos de estimación o desestima- ción parcial parece justa. Lo que no se entiende del todo es la alusión a la mala fe o temeridad en estos casos ya que, ha- ciendo una interpretación lógica, la es- timación parcial presupone por sí sola que no existe esa mala fe o temeridad. Por otra parte, llama la atención la expresión “salvo que aprecie [...] que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho”. Se retoma, en consecuencia, un criterio de interpretación subjetivo que parecía querer abandonarse con la presente modificación. Nuestra legisla- ción vuelve a recoger un concepto jurí- dico nada preciso por lo que habrá que esperar a la jurisprudencia futura para conocer qué podemos entender por tales “serias dudas”. Análisis crítico de la agilización procesal Jaime Barbero Bajo LEX NOVA la revista NÚM. 65 · 2011 · 38 PRÁCTICA

description

 

Transcript of Análisis crítico de la agilización procesal

Page 1: Análisis crítico de la agilización procesal

A estas alturas ningún profesional del Derecho es ajeno a las consecuencias prácticas que la reciente Ley de Medidas de Agilización Procesal (en vigor desde el pasado 31 de octubre) trae consigo principalmente en orden civil pero también en los procesos penal y contencioso. Es el momento ya no sólo de repasar las principales novedades sino de hacer un primer balance crítico sobre algunos de los aspectos de la nueva regulación que más polémica han suscitado.

No parecía que una ley, en teoría, tan cargada de buenas intenciones —opti-mizar los procedimientos, limitar el uso abusivo de instancias judiciales o garan-tizar los derechos fundamentales, entre otras— fuera a levantar tantas ampollas dentro del sector de los profesionales ju-rídicos empezando por el de los propios abogados. Se ha llegado a hablar, incluso, de una flagrante inconstitucionalidad de la norma al estimar, gran parte de los especialistas, que el Derecho al acceso de los ciudadanos a la Justicia se ve grave-mente limitado.

¿Por qué damos por supuesto que acudir a las instancias procesales es si-nónimo de abusar en el uso de los meca-nismos de la Justicia?

Sin obviar las muchas modificaciones de la norma, vamos a centrar nuestro análisis en algunas de las medidas más debatidas en cada una de las jurisdiccio-nes afectadas.

El nuevo criterio de las costas en el contenciosoEn el orden contencioso, además del con-siderable incremento de las cuantías de los recursos (que no es peccata minuta) nos encontramos con el nuevo criterio de imposición de costas que sustituye el re-quisito de la temeridad o la mala fe por el del vencimiento. A este respecto, con-viene recordar la nueva redacción del ar-tículo 139.1 LJCA que dice que

“En primera o única instancia, el órgano jurisdiccional, al dictar sentencia

o al resolver por auto los recursos o inci-dentes que ante el mismo se promovie-ren, impondrá las costas a la parte que haya visto rechazadas todas sus preten-siones, salvo que aprecie y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho.

En los supuestos de estimación o des-estimación parcial de las pretensiones, cada parte abonará las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad, salvo que el órgano jurisdiccional, ra-zonándolo debidamente, las imponga a una de ellas por haber sostenido su acción o interpuesto el recurso con mala fe o temeridad.”

Por un lado, destacamos como punto positivo la aparente eliminación de los criterios de interpretación subjeti-va (el que pierde paga y punto, podría-mos afirmar frívolamente). Además, tal medida podrá contribuir a uno de los principales fines de la propia Ley 37/2011 como es la reducción de pleitos que se basen en pretensiones abusivas o in-fundadas ya que si estas se vieran re-chazadas habría que correr no sólo con los gastos propios sino también con los del contrario.

A este respecto, espero que ese “pen-sárselo dos veces” antes de acudir a la Justicia sea extensible a la propia Admi-nistración ya que ser parte perdedora de un litigio repercutirá negativamente en la economía colectiva. Me permito dudar que nuestras instituciones públi-cas lleguen a plantearse esta reflexión

con el sentido de la responsabilidad que se las presupone. Es en este punto donde surgen las críticas al entender reforzada una posición más ventajosa de la Ad-ministración respecto al administrado ya que se desincentiva claramente em-prender un proceso contra los poderes públicos (a cualquier instancia). En defi-nitiva, bajo mi punto de vista, extender el criterio del vencimiento en costas al procedimiento contencioso-adminis-trativo significa poner al ciudadano en una situación aun más precaria frente a la Administración.

Por último, cabe examinar las excep-ciones a la regla general que el precep-to modificado recoge. En concreto, por un lado, la imposición fraccionada en supuestos de estimación o desestima-ción parcial parece justa. Lo que no se entiende del todo es la alusión a la mala fe o temeridad en estos casos ya que, ha-ciendo una interpretación lógica, la es-timación parcial presupone por sí sola que no existe esa mala fe o temeridad.

Por otra parte, llama la atención la expresión “salvo que aprecie [...] que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho”. Se retoma, en consecuencia, un criterio de interpretación subjetivo que parecía querer abandonarse con la presente modificación. Nuestra legisla-ción vuelve a recoger un concepto jurí-dico nada preciso por lo que habrá que esperar a la jurisprudencia futura para conocer qué podemos entender por tales “serias dudas”.

Análisis crítico de la agilización procesal

Jaime Barbero Bajo

LEX NOVAla revista

NÚM. 65 · 2011 · 38

PRÁCTICA

Page 2: Análisis crítico de la agilización procesal

LEX NOVAla revista

PRÁCTICA

NÚM. 65 · 2011 · 39

A vueltas con el desahucioTampoco llueve a gusto de todos en lo relativo a la nueva reforma del régimen del desahucio. En este sentido, valoran-do el tratamiento normativo del des-ahucio en conjunto, y más allá del me-diático plazo de 10 días, cabe afi rmar que las diferentes reformas incorpo-radas a la LEC —sin que, por asomo, se haya planteado ni siquiera una nece-saria armonización— deriva en las si-guientes dudas y problemas:

· Si el demandado no paga, ni des-aloja ni enerva y se dicta decreto del Se-cretario poniendo fi n al procedimiento hay dos cuestiones que se plantean en la demanda que en rigor el Secretario no puede resolver: la resolución del con-trato de arrendamiento por incumpli-miento del arrendatario, que en reali-dad es la base del desahucio, y el reco-nocimiento de pago de las rentas que vayan cumpliendo, pues según el art. 220 de la LEC esta obligación solo se puede reconocer en sentencia. No se ha previsto solución para estas cuestio-nes aunque en la práctica suponemos que se incluirán en la resolución que dicte el Secretario para no perjudicar al demandante, pues tales pretensio-

nes son legítimas, aunque la regulación procesal para su consecución haya de-venido en defectuosa. Acudiendo al art. 816 LEC que dice que en los juicios mo-nitorios “despachada ejecución, prose-guirá ésta conforme a lo dispuesto para la de sentencias judiciales”, podemos in-tentar salvar este escollo.

· Si el demandado no deja libre la vi-vienda, ni paga, ni enerva, ni se opone el demandante debe instar la ejecu-ción tras el decreto que da por termina-do el procedimiento. Por el contrario, si se celebra vista y se dicta sentencia de condena, si en la demanda principal se solicitó ya la ejecución, no necesita el actor instarla tras la sentencia, mante-niéndose la fecha del lanzamiento indi-cada en el decreto de admisión a trámite.

· En la práctica y en el supuesto de no desalojar ni oponerse, aunque el lanza-miento debería ser inmediato tras ins-tarlo el demandante, como ya hay seña-lada una fecha para ello (la que se fi ja en un plazo inferior a un mes desde la eventual vista) será difícil que se señale una nueva previa a ésta. Esto se traduce en que de hecho va a ser indiferente que se llegue a celebrar o no vista porque es muy probable que exista una única

fecha de lanzamiento común a los dos supuestos.

. Si se celebra vista y en atención a la nueva regulación de los recursos de ape-lación (que se suprimen para los juicios verbales por la cuantía si ésta es infe-rior a 3.000 €), no se podría proceder al lanzamiento en los de cuantía supe-rior hasta la fi rmeza de la sentencia o bien declarada expresamente o bien tácita cuando hayan transcurrido 20 días hábiles. Como dicho lanzamien-to debe fi jarse antes de un mes desde la fecha de la vista las cuentas no cuadran. La sentencia se dicta dentro de los seis días siguientes a la sentencia y luego tienen que pasar 20 más para que sea fi rme. En la práctica se va a sobrepa-sar la fecha fi jada para el lanzamiento sin haber alcanzado fi rmeza la senten-cia, por lo que o bien se fi ja un plazo más largo para este lanzamiento desoyendo lo exigido por la norma, o nos vemos en la necesidad de instar nueva fecha para esa actuación.

· Si entendemos que los juicios de desahucio se tramitan por el cauce del juicio verbal por razón de la materia y no de la cuantía no estaría vedado el recurso de apelación a los de importe inferior a 3.000 €.

· Debería haberse regulado expresa-mente la diferencia de trato entre los meros desahucios y la acumulación de reclamación de rentas, pues queda sin resolver si en el primer caso cabe la enervación, ya que se habla de ella re-fi riéndose a las cantidades reclamadas cuando en el mero desahucio solo se pide el desalojo.

Extraído de:Mª Ángeles Gallego Mañueco Ilustre Colegio de Abogados de ValladolidLegislación Procesal Civil·Formularios (más de 500 formularios comentados)PVP. hasta 31 de diciembre: 76 eurostiendaonline.lexnova.es

Page 3: Análisis crítico de la agilización procesal

LEX NOVAla revista

PRÁCTICA

NÚM. 65 · 2011 · 40

El privilegio de acceder a los recursosA nadie ha dejado indiferente el aumento de cuantías que, en materia de recursos, la Ley de Agilización dispone.

Reconociendo que algún límite cuan-titativo hay que establecer y el carácter excepcional de algunos recursos (como la casación), hemos de ser conscientes que estos ajustes pueden implicar un menos-cabo en las posibilidades de los ciudada-nos de acceder a la Justicia y, en conse-cuencia, en la defensa de sus legítimos intereses.

Yendo al grano, vemos como se suprime la posibilidad de recurrir en ape-lación contra las resoluciones dictadas en juicios verbales por cuantía cuando ésta no supere los 3.000 euros. Dicha medida viene motivada porque casi un 90 por 100 de estos asuntos acaban confirman-do la sentencia de primera instancia. Aunque debemos partir que el Derecho a la segunda instancia (salvo en el proceso criminal) no está consagrado en nuestra Constitución (véase jurisprudencia Cons-titucional al respecto, por ejemplo, STC 71/2002, de 8 de abril) no puede negarse que estamos en presencia de un recorte sustancial en las garantías ciudadanas.

Por otro lado, nos encontramos con que el incremento a 600.000 euros para acceder a la casación en los órdenes civil y contencioso supone casi una exclusi-vidad reservada a las grandes fortunas o las multinacionales económicamente más poderosas.

La necesaria regulación procesal de la responsabilidad penal de las empresas

Pendientes de que en la recién estrenada legislatura se aborde (permítaseme la ex-presión, de una santa vez) la aprobación de la nueva Ley de Enjuiciamiento Crimi-nal, la Ley de Agilización Procesal incor-pora el necesario parche legal tras la in-troducción de la responsabilidad penal de las empresas en la última reforma del Código Penal.

La crítica en lo relativo al proceso penal ha de enfocarse no en lo concreta-mente regulado (más que necesario) sino en la propia tardanza en llevarlo a cabo.

Recordamos ahora, a punto de cumplirse el aniversario de la entrada en vigor de la última reforma penal, que ha transcurri-do casi 16 meses entre las publicaciones de la LO 5/2010 y la LO 37/2011 tiempo es-candalosamente prolongado en el que ha existido un vacío legal sobre los cauces procesales para enjuiciar a las personas jurídicas criminalmente responsables.

Para no extenderme, cabe citar como principales novedades introducidas en el proceso criminal:

• la citación se hará en el domicilio social de la persona jurídica. Si el domici-lio social se desconociera, la persona jurí-dica imputada será llamada mediante re-quisitoria publicada en el BOE y BORME;

• la comparecencia se llevará a cabo con el representante especialmente de-signado;

• la adopción de medidas cautelares se impondrán previa petición de parte y celebración de vista;

• la persona jurídica deberá estar re-presentada para un mejor ejercicio del derecho de defensa.

•...Aún con todo, existen voces críticas

que definen este retoque del proceso cri-

minal como una reforma a medias ya que quedan muchas formalidades por definir. Sirva como ejemplo práctico el siguiente formulario para designar al representante de una empresa impu-tada por la comisión de un delito y su comentario doctrinal correspondiente.

Una última reflexiónPara una gran parte de la doctrina, todas estas medidas esconden (quizá intencio-nadamente) lo que muchos profesionales del sector consideran la carencia más re-levante de nuestro sistema judicial. Nos referimos a la flagrante insuficiencia de medios (tanto materiales como persona-les) de la Administración de Justicia. Por mucho que se acorten plazos o se supri-man trámites si nuestro juzgados no dis-ponen de las herramientas para favore-cer un óptimo y ágil desarrollo burocrá-tico y/o procedimental, cualquier acción emprendida en sede legislativa (por muy buena que nos parezca) podría quedar en agua de borrajas.

En consecuencia, sólo cabe concluir que una vez más, como en todas las facetas de la vida, el tiempo será ese Juez que dará y quitará razones.

Page 4: Análisis crítico de la agilización procesal

LEX NOVAla revista

PRÁCTICA

NÚM. 65 · 2011 · 41

DESIGNACIÓN DEL REPRESENTANTE LEGAL DE LA PERSONA JURÍDICA

D.P. [..........................................] / [..............................]

AL JUZGADO DE INSTRUCCIÓN N.º [.............................] DE [...........................................]

D./Dña [................], Procurador de los Tribunales, en nombre y representación de [...............................], según tengo debidamente acreditado en el procedimiento referenciado, ante el Juzgado comparezco en las diligencias referenciadas y como mejor proceda en derecho DIGO:

Que habiéndose citado como imputada en el presente procedimiento a la entidad y exigiendo el art. 119 de la LECr. la expresa designación de representante de ella, con el presente escrito procedemos a evacuar ese trámite en el sentido de hacer constar que D./Dña. [................] comparecerá en ese concepto en virtud de:

(Opciones):

- la designación de Administradores que figura en la escritura de constitución de la Sociedad defecha [..........................], cuya copia acompañamos y que se declara vigente,

- elevación a público de acuerdo social de fecha [................................] por el que se designa a D./Dña. [.........................................] como representante para que represente a la entidad en este procedimiento.

Por lo expuesto,

PIDO AL JUZGADO: Que tenga por presentado este escrito, lo admita y acuerde tener por designado representante de la entidad imputada para la comparecencia en su nombre en este procedimiento.

Es justicia que pido en [.....................] a [......................] de [.....................] de [........................]

Firma,

COMENTARIO

Formulario extraído de: M.ª Ángeles Gallego Mañueco (Ilustre Colegio de Abogados de Valladolid)Lex Nova Online Penal/Práctica (formularios, esquemas y supuestos prácticos)

PVP 220 euroshttp://online.lexnova.es

El artículo 119 de la LECr. exige a la persona jurídica que designe un representante para se realice con él la diligencia de decla-ración de la persona jurídica y que, en definitiva, sea con quien se entiendan las siguientes diligencias y que comparezca en juicio. Se le hará lectura de derechos en el mismo sentido que a las personas físicas.

En vía penal parece que se extiende el concepto de representante de la persona jurídica. No se exige que sea el represen-tante legal que se haya designado en escritura pública. Ni siquiera parece buscarse al gestor efectivo del ente. Lo único que interesa es que haya alguien que comparezca por la persona jurídica, con independencia de la capacidad de decisión que pueda tener sobre ella. El único límite que incluye la Ley 37/2011, de 10 de octubre de medidas de agilización procesal es que no comparezca como representante quien haya de ser citado como testigo (Art. 786 bis 1 de la LECr).

No se indican las formalidades para designar a este representante, de modo que puede caber la autoatribución de esta responsabilidad. Parece prevalecer en la reforma el criterio de agilidad sobre el de efectividad, con lo cual nos podemos encontrar que comparezca por el ente una persona física que desconozca el funcionamiento de aquél. No obstante re-cordemos que junto a la responsabilidad penal de la persona jurídica se puede declarar también la de sus administradores de hecho o de derecho.