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    VERSIN 6UAM-XMXICO.1996PP.15-43

    Anlisis del discurso ideolgico

    Teun A. van Dijk *

    Traduccin: Ramn Alvarado **

    Introduccin

    El anlisis ideolgico del lenguaje y del discurso es una postura crtica ejercida ampliamenteentre estudiosos de las humanidades y las ciencias sociales. Este anlisis supone que es posibleponer "al descubierto" la ideologa de hablantes y escritores a travs de una lectura minuciosa,mediante la comprensin o un anlisis sistemtico, siempre y cuando los usuariosexpresen explcita o inadvertidamente sus ideologias por medio del lenguaje u otrosmodos de comunicacin.

    A pesar de la generalizacin de estos supuestos y prcticas, no se ha explicitadosuficientemente la teora que relaciona al discurso con estas ideologas "subyacentes". Dehecho, en los estudios del discurso, as como en la psicologa social y cognitiva o en lasciencias sociales, no se sabe gran cosa acerca de cmo exactamente se desarrollan lasideologas atravs del discurso, y de qu modo controlan o influyen a los textos y al habla.En este artculo, resumir entonces algunos supuestos tericos desarrollados en mis estudiossobre el discurso y la ideologa, y discutir aspectos especficos que han sido hasta ahora

    ignorados por la prctica del anlisis del discurso ideolgico.

    * Programa de Estudios del Discurso; Universidad de Amsterdam, Holanda.** La revisin tcnica estuvo al cuidado de Teresa Carb.

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    Anlisis sociopoltico del discurso

    En primer lugar, para formular los objetivos de nuestra investigacin en un marco tericoms amplio, debemos sealar que es prioritario considerar al anlisis del discurso ideolgicocomo un tipo especfico de anlisis del discurso sociopoltico. Dichos anlisis, entre otrascosas, pretenden relacionar las estructuras del discurso con las estructuras sociales. Deeste modo, las propiedades o relaciones sociales de clase, gnero o etnicidad, por ejemplo, sonasociadas sistemticamente con unidades estructurales, niveles, o estrategias de hablay detexto incorporadas en sus contextos sociales, polticos y culturales. Esto tambin es vlido paralas relaciones entre organizaciones sociales, instituciones, grupos, roles, situaciones,

    relaciones de poder o la toma de decisiones polticas, por una parte, y las estructuras deldiscurso, por la otra (Fairclough, 1989, 1992; Kedar, 1987; Kramarae, Schulz y OBarr, 1984;Kress, 1985; Ng y Bradac, 1993; Wodak, 1989).

    En esta perspectiva, se considera alos usuarios del lenguaje como miembros de comunidades,grupos u organizaciones y se supone que hablan, escriben o comprenden desde una posicinsocial especfica. El anlisis ideolgico examina entonces qu ideologas se encuentranparticularmente asociadas con esa posicin; por ejemplo, para defender o legitimar dicholugar social, lo cual tambin se hace de modo muy caracterstico atravs del discurso. Enrelaciones de dominacin, dicho discurso ideolgico puede servir para sustentar o bien para

    cuestionar dichas posiciones sociales.Aunque poco explicita, esta es la clsica aproximacin sociopoltica al anlisis

    ideolgico. En particular, no nos dice con exactitud cmo las posiciones sociales de los usuariosdel lenguaje o de los grupos de los cuales son miembros, afectan (o son afectados por) lostextos y el habla. Los hombres, y no las mujeres, pueden recurrir a tpicos especficos,estilos lxicos o retricos, o viceversa, y esto mismo se puede decir de los blancos vs. losnegros, los viejos vs. los jvenes, o los oficiales de lapolicavs. los sospechosos. Tal comosucede en la sociolingstica, estos anlisis no van ms all de una descripcin decorrelaciones: tampoco explican ni especifican cmo tales miembros del grupo pueden expresarde un modo determinado sus posiciones sociales, esto es, qu procesos de produccin deldiscurso estn involucrados en la "expresin" de tales posiciones.

    Normalmente, no hay una forma en que la estructura social misma puedaafectar directamente al texto y al habla, ya que los grupos y las instituciones, en

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    tanto tales, no escriben, ni hablan o comprenden el discurso, sino que lo hacen nicamentepor la mediacin de agentes comunicantes como miembros de grupos o de categoras

    sociales. Esto es, se requiere una explicacin completa de las relaciones entre discurso ysociedad que vaya ms all de la disociacin macro-micro y sociedad-individuo, y ello seaplica a muchas otras formas de anlisis social y poltico (Alexander, Giese, Mnch ySmelser, 1987; Knorr-Cetina y Cicourel, 1981).

    Esto quiere decir que necesitamos una articulacin terica donde lo social y lo discursivopuedan "encontrarse" y establecer una relacin explcita entre s. Un candidato para esteeslabonamiento es la interaccin social misma en situacin. Dependiendo de la perspectiva olateora sociolgica que uno adopte, el nivel macro o el micro podran considerarse comofundamentales (Collins, 1981; Fine, 1991). De este modo, las situaciones representaran unapeculiar combinacin de miembros sociales, categoras, relaciones, procesos o fuerzas. Por

    ejemplo, un encuentro especfico entre doctory paciente pondra en juego otras estructurasabstractas de las instituciones mdicas en general, y otras tantas relaciones entre doctores ypacientes en particular (Mishler, 1984; West, 1984). El habla de miembros sociales, endeterminado contexto, puede poner en juego, ms o menos directamente, cierto tipo de relacionessociales como las de dominacin, cortesa, ayuda o solidaridad. En particular, estoprobablemente conducira al uso de expresiones que pudiesen comprenderse o interpretarsecomo indicativas de tales relaciones sociales; ste puede ser el caso de los pronombrescomo marcadores de dominacin, o en su caso, de cortesa.

    La interfase sociocognitiva

    Aunque la interfase sociedad-actor nos ofrece una percepcin aguda de una de las dimensionesde la disociacin macro-micro, sta es an incompleta. Lo que se requiere es una interfasesociocognitiva. Los argumentos a favor de la necesidad de esta conexin son lossiguientes:

    1. Las nociones mismas de accin y actor (sociales), tienen una importante dimensincognitiva: el conocimiento acerca de condiciones y consecuencias, planes, intenciones yobjetivos de acciones, as como el mismo concepto de accin son propiedades del

    pensamiento o de representaciones mentales, esto es, de la mente (Aebli, 1980; Danto, 1973;Whiteley, 1973; vase Coulter, 1989).

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    2.Esto mismo se aplica en la interaccin, la coordinacin de acciones y la adaptacinestratgica de acciones al contexto social, que requieren todas ellas de representacionesmentales de otros actores (y sus representaciones) as como de las caractersticasinherentes a la situacin y al contexto (Furnham y Argyle, 19 81).

    3.De manera similar, el eslabn social macro-micro, definido en trminos de pertenencia agrupos de actores sociales y de sus acciones en tanto puesta en juego de relaciones sociales,procesos y estructuras, tambin requiere de una dimensin cognitiva (Cicourel, 1973). Losmiembros de un grupo necesitan identificarse y representarse a s mismos como miembros degrupos de modo que puedan estar habilitados para actuar como tales. De este modo, en laejecucin competente de sus acciones as como en la comprensin de las acciones de los

    dems, ponen en juego un conocimiento general acerca de la sociedad y de la interaccin(Fiske y Taylor, 1991; Farr y Moscovici, 1984).

    4.Esto mismo es afortiori vlido para la interaccin verbal y el discurso, cuyas estructuras ysignificados, su planificacin y comprensin, tambin deben formularse en trminos deun desempeo cognitivo del pensamiento, que involucra un conocimiento especficocompartido y otras creencias sociales (van Dijk y Kintsch, 1983).

    La explicitacin de estos argumentos requerira todo un anlisis teorco y filosfico queno es posible desarrollar aqu. Paranuestros propsitos, supondremos simplemente que estos

    argumentos son vlidos, y que las relaciones entre sociedad e interaccin, y por tanto entresociedad y discurso son necesariamente indirectas, y estn mediadas por representacionesmentales compartidas de los actores sociales en tanto miembros de grupos. De hecho, elmismo conocimiento del lenguaje y el discurso es un ejemplo muy elocuente de lascogniciones sociales compartidas por los grupos y sus miembros.

    Ideologas

    De aqu en adelante supondremos que esto tambin es vlido para las ideologas.Haremos caso omiso de la vasta discusin sobre las ideologas en las cienciassociales (CCCS, 1978; Eagleton, 1991; Larrain, 1979; Thompson, 1984), ysimplemente las definiremos aqu como sistemas que sustentan las cognicionessociopolticas de los grupos (Lau y Sears, 1986; Rosenberg, 1988). De este

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    ejemplo Las mujeres y los hombres son iguales en una ideologa feminista). Finalmente,propondremos que las ideologas, como otras representacin sociales, pueden tener unaorganizacin esquemtica estndar que consiste en un nmero limitado de categoras fijas.Estas categoras pueden ser las mismas que las del esquema individuo-grupo. Esto es, a lavez que subyacen a las interpretaciones auto-selectivas de los miembros de grupos sociales,las ideologas pueden de hecho ser equivalentes a las representaciones que un grupo hace des mismo (y acerca de las relaciones con otros grupos importantes, por ejemplo sus oponentes)en la estructura social. Si tal es el caso, una ideologa puede construirse desde las categorasdefinitorias de un grupo tales con identidad/membresa, actividades, metas, normas yvalores, posicin social recursos (van Dijk, 1995a, 1995b).

    A diferencia de muchas aproximaciones tradicionales a las ideologas, no suponemosaqu que las ideologas sean necesariamente negativas o falsas. Esto es, no solamente losgrupos dominantes pueden tener ideologas que sirve para legitimar su poder o para construirun consenso o el consentimiento a s dominacin (sobre este asunto, vase Abercrombie, Hill yTurner, 1980, 1990 Tambin los grupos dominados y de oposicin pueden tener una ideologaque organice efectivamente las representaciones sociales que exigen la resistencia y el cambio.De modo semejante, las ideologas pueden organizar actitudes y conocimiento falsos, desde unpunto de vista especfico o de acuerdo con u sistema epistmico de criterios del conocimiento(por ejemplo, aquellos de 1 ciencia contempornea), pero ste no es un atributo necesario

    de todas h ideologas tal como nosotros las definimos (para una discusin de este puntvase Eagleton, 1991).

    Adems, las ideologas no se limitan a los grupos relacionados con la dominacin, elpoder o las luchas sociales. Tambin tenemos ideologa profesionales (por ejemplo deperiodistas y profesores), ideologas institucionales e ideologas de otros tantos grupos en lasociedad. Destacan particularmente, de acuerdo con nuestra definicin, los intereses de grupodefinidos atravs d categoras como identidad, actividades, metas, normas y valores, posicinsocia y recursos. Esto desde luego significa que las ideologas estn a menudoinvolucradas en conflictos sociales entre grupos, aunque esto no es un criterio necesario o

    suficiente para el desarrollo y reproduccin de las ideologa sociales.

    Finalmente, las ideologas no requieren asumir la forma de sistemas complejos y muyespecficos como "socialismo", "liberalismo", "comunismo", o

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    emociones, y estn dotados de una personalidad singular que define en su totalidad eltipo y la orientacin de sus acciones. An ms, el conocimiento socialmente compartido, lasactitudes y las ideologas, el propio texto y el habla son suceptibles de recibir la influencia detales cogniciones personales.

    Otra fuente importante de la variacin tanto social como individual de las ideologas y suexpresin en el discurso, es el hecho obvio de que una persona pertenece a diversos grupos ypor lo tanto puede compartir diferentes ideologas. stas desde luego pueden ser mutuamenteincompatibles, y esto significa que para cada contexto social de interacciny de discurso, losusuarios del lenguaje tienen que negociar estratgicamente y debern ser capaces desobrellevar sus distintas filiaciones. Esto tambin es obvio en el discurso en el cual se puedenilustrar los resultados de tales dilemas ideolgicos, de la argumentacin interna y la inseguridad,o de las presiones sociales que confrontan los individuos en la realizacin de las ideologas de losdiferentes grupos aios que pertenecen (Billig, et. al., 1988). De este modo, una periodistanegraen los Estados Unidos puede verse obligada a combinar los sistemas ideolgicos degnero, etnicidad, profesiny nacionalidad. Los conflictos entre estos sistemas son obvios, loque sin duda afectar sus actividades sociales, su trabajo periodstico y dems discursosque dependen de la situacin social (por ejemplo, en la sala de redaccin se espera, antesque nada, que ella se comporte como una profesional y estadunidense y sus otrasidentidades y filiaciones a grupos muy bien pueden ser relegadas, suprimidas o aunrestringidas).

    Podemos entonces apreciar que antes que las ideologas lleguen al discurso y susestructuras, hay un amplio y complejo abanico de factores mentales que tambin puedeninfluir en la produccin del discurso (o en la comprensin). Para el anlisis ideolgico, estosignifica que las ideologas no pueden simplemente leerse al calce de un texto o de un actode habla particulares. Los hablantes racistas dirn tpicamente que ellos desde luego no sonracistas (pero...) (van Dijk, 1984, 1987). Los machistas no siempre mostrarn su despreciopor la mujer, as como los directivos de grandes empresas pueden desarrollar elaboradosargumentos acerca de los recursos humanos sin hablar abiertamente de ganancias.

    En suma, articular la superficie del habla y el texto con ideologas

    subyacentes es un proceso lleno de complejidades y contradicciones. De hecho,las ideologas ms persuasivas muy rara vez se expresan del todo, y se requierede una ser ie de pasos tericos para d ilucidar en tales casos e l controlideolgico indirecto del discurso. Esto explicatambin las habituales variaciones

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    ideolgicas y contradicciones que se detectan a travs de encuestas, entrevistas u otro tipo dediscurso. Ms que concluir que la gente no tiene ideologas, o que stas son sistemasinconsistentes de creencias, las observaciones igualmente innegables de estabilidadideolgica en distintos contextos y atravs de grupos diversos sugiere que los miembros degrupos a menudo tienen ideologas (algunas veces simples), pero a causa de otros factoresestas ideologas pueden expresarse en formas variadas por individuos que se encuentran endistintos contextos.

    Estructuras del discurso

    El propsito del anlisis del discurso ideolgico no es simplemente descubrir las ideologassubyacentes, sino articular sistemticamente las estructuras del discurso con las estructurasde las ideologas. No se requiere ser analista del discurso para concluir que un relatonoticioso, el fragmento de un texto o una conversacin determinada es "conservadora","sexista" o "ecologista". Nuestro conocimiento ingenuo del lenguaje, el discurso, la sociedad ylas ideologas nos conducen a menudo hacer tales inferencias con relativa certeza. Sinembargo, un estudio ms explicito y analtico del discurso exige una formulacin ms clara detales instituciones, e intenta especificar qu expresiones o significados del discurso dan lugar a

    qu clase de inferencias u otros procesos mentales.Algunas de estas estructuras del discurso se encuentran claramente delimitadas. Si

    consideramos que las ideologas son el fundamento de nuestros juicios sociales, y que lasproposiciones ideolgicamente controladas son a menudo formulaciones de una opinin, lasexpresiones de tales opiniones, por ejemplo, aquellas acerca de los otros, indicarn confrecuencia qu determinantes ideolgicos estn en juego. Las unidades lxicas que se eligenpara describir a los otros, como en el caso de la conocida expresin de luchador por la libertady terrorista, que el entonces presidente Ronald Reagan aplic a los contras y alos sandinistas,son un claro ejemplo en este sentido. Un uso ligeramente ms indirecto o codificado es aquelde moderado (vs. radical), cuando se describe a grupos, partidos o pases que asumen nuestrasideologas, es decir a aquellos que son nuestros aliados y que no amenazan nuestros intereses(Herman, 1992; Herman y Chomsky, 1988).

    La semntica ideolgica subyacente a tal seleccin lxica sigue una pautaestratgica muy clara, esto es, en general se tiende a describir en trminos

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    positivos a los grupos a los que pertenecemos (ingroups) y a sus miembros, as como a susamigos, aliados o seguidores, mientras que a los grupos ajenos (outgroups), a los enemigos

    u oponentes se les describe en trminos negativos. Este es un hallazgo propio de la teora deintergrupos, de las teoras del estereotipo y los estudios sobre (otras) cogniciones sociales(Fiske y Taylor, 1991; Hamilton, 1991; Semin y Fiedler, 1992; Turner y Giles, 1981). Esto es,suponemos que las representaciones mentales de estos grupos, en trminos de esquemas deactitudes e ideologas subyacentes, conllevan conceptos evaluativos globales que influyentambin en la seleccin lxica (otros aspectos como las limitaciones de contexto sonequivalentes). Esto no solamente queda claro en los adjetivos o los sustantivos usados paradescribir al grupo al que se pertenece (ingroup) y a los otros grupos (outgrup) y sus atributos,sino tambin en las estructuras complejas que relacionan a estos grupos con acciones,objetos, lugares, o acontecimientos especficos. Los afroamericanos en general y los

    jvenes negros en particular, pueden estar asociados, en textos y contextos especficos,con la ciudad interior (inner city), con drogas, motines o con seguridad social en tantasformas como existen otras tantas palabras codificadas y que son propias de la semnticadel discurso racista.

    Si la estrategia general de la autopresentacin positiva y la presentacin negativa delotro es un modo bien conocido paraponer de relieve las estructuras ideolgicas en el discurso,podemos anticipar que las siguientes estructuras y estrategias de texto y habla pueden serideolgicamente pertinentes dependiendo del tpico, del contexto, de los actos de hablay de lasmetas comunicativas de los grupos de pertenencia (ingroups) y de los grupos ajenos

    (outgrupos) respectivamente (vase cuadro de descripcin/atribucin de accin positiva).Lo contrario tambin puede ser vlido en la descripcin y atribucin de acciones

    negativas, las cuales generalmente tendern a ser desenfatizadas o desdibujadas paralosgrupos de pertenencia, ingroups (por ejemplo, mediante denegacin, eufemismos, losimplcitos y la de-topicalizacin), y enfatizada para los grupos ajenos (outgroups). Estosprincipios, bien conocidos en la psicologa social de la atribucin y las relacionesintergrupales, se aplican tambin a las estrategias discursivas (Pettigrew, 1979; Stephan,1977).

    Denegaciones (disclaimers) tales como "No tenemos nada contra los negrospero..." son un ejemplo de acciones de la semntica local que combinan lasestrategias ideolgicas de modo tal que el grupo de pertenencia (ingroup) sepresenta positivamente (como tolerante) o atravs del rechazo de un atributonegativo (como el no ser racista), mientras que la segunda parte del argumento

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    Estructuras fonolgicas (tensin, picos, volumen, entonacin). Estructuras grficas (encabezados, caracteres en negritas).

    El ordenamiento y el tamao generales (primero y despus, ms alto/ms bajo, msgrande o ms pequeo, preponderancia e inferioridad).

    Estructuras sintcticas (el orden de las palabras, la topicalizacin, las relaciones declusulas: principal y subordinada, frontal o encastrada; construcciones divididas).

    Estructuras semnticas (explcito vs. implcito, detalle y nivel de descripcin,macroestructuras semnticas vs. detalles).

    Estilo lxico (palabras de opinin positivas vs. negativas). Retrico (sobre y subestimacin, eufemismo, litotes; repeticin). Esquemas o superestructuras (expresadas o no en categoras convencionales

    prominentes, por ejemplo, encabezados o conclusin, relato y argumentacin). Pragmtico (asercin contra negacin; autocomplacencia vs. acusacin). Interactivo (tomar su turno: autoseleccin y predominancia; mantenimiento y cambio de

    tpicos; comunicacin no verbal: rostro, gestos).

    En suma, el discurso y el lenguaje tienen un amplio rango de posibilidades para acentuar ydesdibujar la informacin y por lo tanto las opiniones ideolgicamente controladas de losingroups y los outgroups. Obviamente tales estructuras no son solamente expresivas orelativas aposiciones ideolgicas, sino que tambin pueden jugar cierto papel en la dimensinrecepcin-persuasin de la comunicacin. En este caso, podemos suponer que tales estructurasdel discurso contribuyen a los modelos mentales deseados de los acontecimientos: toda lainformacin acentuadao las opiniones (esto es aquellas expresadas atravs de los encabezadoso aquellas que son topicalizadas) tiende a colocarse en una posicin prominente en el modelomental. Esto facilitarla organizacin, el recuerdo y por ende el uso de tales modelossesgados en la formacin y el cambio de opiniones.

    En resumidas cuentas, en relacin con las ideologas, las estructuras del discursotienen siempre la doble funcin de poner en juego o "ejecutar" ideologas subyacentes poruna parte, pero por la otra pueden funcionar como medios de persuasin ms o menos

    poderosos, esto es, como medios estratgicos para influir en modelos mentales preferentes eindirectamente en actitudes e ideologas favorecidas. Es as que la formacin, cambio yconfrontacin de las ideologas es tambin una funcin de la estructura del discurso.

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    Estructuras de las ideologas y estructuras del significado

    En la seccin previa hemos visto que tanto anivel micro dela lexicalizacin, el significado y lacoherencia local de las oraciones, as como en el nivel macro de los tpicos y del sentido global,las ideologas subyacentes pueden afectar en mltiples formas la semntica del discurso.Cada una de estas lneas de influencia requerira examinarse en una perspectiva mscognitivay semntica pero el principio global es claro: los significados estn manipulados,estructuralmente, por el principio del favoritismo hacia el ingroup y la descalificacin deloutgrup, un hecho nuy conocido en la cognicin social, y tambin en el anlisis de lasideologas.

    Si las ideologas, tal como lo propusimos ms arriba, son estructuras basadas en categoras de

    grupo-esquema, entonces podemos esperar que los significados del discurso bajo la influenciade tales ideologas contendrn especficamente aquella informacin que responde a lassiguientes preguntas:

    Quines somos nosotros? Quines (no) pertenecen a nosotros? Qu hacemosnosotros? Cules son nuestras actividades? Qu se espera de nosotros? Cules son las metas de estas actividades? Qu normas y valores respetamos en tales actividades? Con qu grupos estamos relacionados: quines son nuestros amigos y quines

    nuestros enemigos? Cules son los recursos a los que tipicamente tenemos o no acceso (privilegiado)?

    Esto es, cuando se examinan discursos que funcionan generalmente comomodos de autodefensa, legitimacin o explicacin, o que tienen otras funcionesde autocompensacin, uno esperara encontrar una presencia prominente designificados que pudieran interpretarse como expresiones de tales categorias.Ya que las ideologas son sumamente abstractas, porque t ienen que serfuncionales en muchos campos y situaciones sociales, debemos sin embargo

    tener presente que estas categoras pueden especificarse en el texto y hablaconcretos en relacin con asuntos sociales particulares. Por ejemplo, los blancosracistas no solamente hablarn acerca de ellos mismos y de las minoras en.general, sino que pueden tambin enfocar las relaciones tnicas o de raza conrespecto a la inmigracin, el bienestar social, la educacin o la poltica. Y, por

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    su parte, las feministas pueden orientar sus discursos de acuerdo con actitudesideolgicamente fundadas acerca de los derechos humanos y las relaciones de gnero, pero

    tambin pueden concentrarse en asuntos como el empleo, en la accin afirmativa, en elacoso sexual, el aborto, el cuidado de los nios y as sucesivamente. Es ms, por encima delas afirmaciones ideolgicamente genricas, la mayor parte del texto y el habla ideolgicos sereferir desde luego a acontecimientos, situaciones y personas concretos; esto es, acudirn amodelos especficos que presentan realizaciones de dichas opiniones generales basadas en elgrupo.

    En tanto estos modelos mentales admiten muchas experiencias y opiniones personales yse combinan con determinaciones contextuales (tal como se representan subjetivamente enlos modelos mentales de contexto), la comparacin de los discursos de diferentes miembros delgrupo, en diferentes contextos, puede dar lugar al descubrimiento de articulaciones con ciertasideologas y sus estructuras. Podemos anticipar entonces que el discurso ideolgico de modoparticular estar semnticamente orientado hacia los siguientes tpicos, significados localese implicaciones:

    a)Descripciones autoidentitarias. Quines somos, de dnde venimos, cules son nuestrosatributos, cul es nuestra historia, de qu modo somos diferentes a otros, de qu estamosorgullosos; pero tambin ciertos argumentos delimitativos en relacin a los Otros: Quines sernadmitidos, cules son los criterios de admisin, quines pueden inmigrar, etc. Obviamante,tales descripciones de autoidentidad sern generalmente positivas. Este ser el casotpico de aquellos grupos cuya identidad est amenazada, es insegura, o marginada, talescomo las mujeres, las minoras, los inmigrantes, y as sucesivamente; o en modo defensivo,para los grupos dominantes cuya dominacin est siendo amenazada. Esto es, lasdescripciones autoidentitarias son particularmente importantes para aquellos grupos que sedefinen en relacin a s mismos o en relacin al otro, principal o exclusivamente por suscaracteristicas (ms o menos permanentes, inherentes o atribuidas) tales como gnero, raza,etnicidad, religin, lenguaje, origen.

    b)Descripciones de actividad. Cules son nuestras tareas? Qu es lo que

    hacemos? Qu se espera de nosotros? Cules son nuestros papelessociales?, etc. La descripcin de la actividad ideolgica es tpica en aquellosgrupos que se definen por lo que hacen, como los grupos profesionales y losactivistas. Las ideologas periodsticas, profesionales, mdicas o ecologistas,

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    etc., se centran en lo que hacen sus miembros (buenas cosas), tales como escribirnoticias, hacer investigacin, curar enfermos o protestar contra la contaminacin.

    c)Descripciones de propsitos. Las actividades adquieren un sentido ideolgico y socialsolamente si tienen propsitos (positivos). De este modo, el discurso ideolgico de los gruposse enfocar particularmente en los (buenos) propsitos de sus actividades, tales comoinformar al pblico o servir como vigas de la sociedad (los periodistas), buscar las verdad oeducar a los jvenes (los profesores), o bien preservar la naturaleza (los ambientalistas).Se debe enfatizar que tales descripciones de objetivos son por definicin ideolgicas, y nonecesariamente corresponden a los hechos: es as como los grupos y sus miembros quierenverse a s mismos o quieren ser vistos y evaluados.

    d)Descripciones de normas y valores. Para una buena parte de los discursos ideolgicos son

    cruciales los significados que involucran normas y valores acerca de lo que nosotrosconsideramos como bueno o malo, correcto o errneo, y lo que en nuestras acciones ypropsitos tratamos de respetar o de alcanzar. Es as que profesores y periodistas, porejemplo, pueden poner un especial nfasis en sus muy particulares apreciaciones de laverdad, en el fundamento y confiabilidad de sus recuentos de hechos. Las minoras y lasmujeres pueden poner de relieve la igualdad o la justicia, y los directivos de empresa lalibertad (del mercado, la libertad ante la intervencin estatal). En la descripcin de nuestrosoponentes o enemigos es previsible entonces un nfasis particular en la violacin de lasnormas y valores. De este modo los otros sern particularmente antidemocrticos,intolerantes, ineficientes, descorteses o poco inteligentes.

    e)Descripciones de posicin y de relacin. Tambin los grupos definen ampliamente suidentidad, actividades y propsitos en relacin con otros grupos: los profesores conrespecto a los estudiantes, los periodistas respecto al pblico o a los actores de hechosnoticiosos, los antiracistas, por definicin, con respecto a los racistas y las feministas conrespecto a los machistas. Mediante esta categora se puede prever que se pondr unespecial nfasis en las relaciones grupales, el conflicto, la polarizacin, y la presentacinnegativa del otro (desacreditacin).

    f)Descripcin de los recursos. Los grupos pueden existiry subsistir nicamentecuando tienen acceso a recursos generales o especficos. Cuando dicho accesose ve amenazado o l imitado por confl ictos intergrupales, el discursoideolgico se centrar bsicamente en tales recursos: los periodistas se

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    contenan las palabras "terror", "terrorismo" o "terrorista" en su lista de temas y que por lotanto topicalizaron el terrorismo como parte de su macroestructura (definida subj etivamente).

    Varios de estos artculos comentaron el bombazo al World Trade Center (WTC) en NuevaYork, el 26 de febrero de 1993.

    Los artculos de opinin del NYT y del wP reflejan las principales definiciones ypercepciones que se tienen sobre el terrorismo en los EE.UU. y los medios "occidentales"(Schmid, 1982; vase tambin van Dijk, 1988). En 1993, la mayora de estos artculosasocian este y otros actos de violencia poltica con los musulmanes, los fundamentalistasmusulmanes o con los rabes de Medio Oriente (especialmente Libia, Irak, Irn, Palestina eIsrael/Palestina). Esta es una particularidad propia de la cobertura de los medios sobre elIslam y los rabes (Chomsky, 1984, 1986; Said, 1981). Virtualmente ningn artculo en elNYT o en el WP asociatal acto con otros actores o lugares de laviolenciapoltica en el mundo

    (por ejemplo, El Salvador), como unaforma de exclusividad tpica y lxicaque en s mismaexpresaunaposicin ideolgica (Chomsky, 1987, 1992, 1993; Herman y Chomsky, 1988).nicamente se encontr un artculo sobre el holocausto y-otro sobre Irlanda del Norte.

    Una de las estructuras ideolgicas ms impresionantes que se manifiesta casi en todoslos artculos del WP y del NYT, es un exacerbado nacionalismo y un evidente etnocentrismo.Comprensiblemente, lapolarizacinnosotros-ellos, que se encuentratanto en los editorialescomo en otros artculos, caracterizano solamente la oposicin entre nosotros ("americanos","occidentales") y ellos (terroristas, rabes, fundamentalistas musulmanes, etc.) sino demodo ms general a los "americanos" y al resto del mundo. Obviamente, esto tambin es

    resultado del hecho de que la gran mayoria de los artculos de opinin fueron escritos porciudadanos estadunidenses (un artculo en la base de datos "terrorismo" fue escrito por unperiodista israel, pero ste se encuentra vinculado al Instituto de Washington para elCercano Oriente).

    La distincin grupo de pertenencia y grupo ajeno (ingroup-outgroup), lapolarizacin y la diferenciacin, vista a travs de nuestra definicin de las ideologascomo un esquema bsico sujeto-grupo de cognicin social, es la caracterstica central detoda ideologa que se encuentra marcada en la estructura del discurso antes que otra cosapor los pronombres personales y posesivos (nosotros, ellos, de nosotros, de ellos, nuestro,suyo, etc), pero tambin por deticos tales como aqu y all. Presento enseguida un brevefragmento de un artculo caracterstico motivado por el bombazo en el WTC de NuevaYork:

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    (1) En nuestra interpretacin radical de la democracia, nuestro rechazo de laslites, nuestro muy arraigado respeto demaggico a las opiniones de los legos,nosostros nos encontramos solos [...] Las exigencias de liderazgo, si no es que deun sentido de responsabilidad moral, no nos permiten renunciar a nuestro deber de

    proteger a los civiles inocentes y oponerse a cualquier masacre apoyada por ciertosgobiernos. Pero mientras asumimos este papel, ganaremos cada vez ms enemigosque amigos, y algunos de ellos podran tener los medios y, eso creen, los motivossuficientes para atacarnos en nuestra propia casa. Como consecuencia de nuestrosintentos por ofrecer ese liderazgo que necesita un mundo fragmentado y proclive alas crisis confrontaremos quiz algunas formas an no imaginadas de terrorismo y aenfermos sociales de toda ndole decididos a ajustar cuentas con nosotros. Nopodemos darnos el lujo de reaccionar retirndonos del mundo. Ms biennecesitamos reaccionar con cautela ... (NYT, Mark D.W. Edington, 2 de marzo,1993).

    La polarizacin ingroup-outgroup no se reduce desde luego a referencias pronominalesy a sus variantes de frases nominales completas. En dichas polarizaciones es muycaracterstica la preferencia del ingroup y el rechazo del outgroup, la autopresentacinpositiva y la asociacin de "nuestro grupo" con todas las buenas cosas y "su grupo" (de ellos)con todas las malas cosas. De este modo en el ejemplo (1), nosotros tratamos de aportar un"liderazgo" en un mundo que tiende hacia las crisis recurrentes (esto es, la crisis se encuentraen todas partes), mientras que ellos son "socipatas determinados a enfrentarse connosotros". Este escritor reclama que "nos encontramos solos" en nuestra interpretacin"radical de la democracia", y de este modo establece una diferencia con otros pases

    democrticos en el mundo. Esto significa, de acuerdo con este escritor que el liderazgonorteamericano siempre estar confrontado con "enemigos". En suma, nosotros en losEE.UU. estamos asociados con valores positivos (democracia, responsabilidad) actividadespositivas (liderazgo) y metas positivas (proteger a los inocentes), son las categorasprominentes del esquema ideolgico que organiza ste y otros artculos de opininsemejantes.

    La autoglorificacion no significa que nunca pueda darse una autocrtica. Irnicamente,tal crtica supone a menudo buenas caractersticas: frente a los terroristas del mundo,nosotros somos demasiado buenos, demasiado democrticos, demasiado clementes .Nuestros valores democrticos no nos permiten establecer un Estado policiaco y controlar a

    los ciudadanos. Aunque en el plano internacional nosotros no debemos mostrar nuestradebilidad:

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    (2) En la escena internacional en estos das nuestras trompetas han sonado untanto desaforadas y dubitativas. Nuestro respaldo a las operaciones militares se ha

    dado con una ostensible desconfianza. Y esto ha sido ciertamente observado, tantoen los bandos de nuestros amigos como en aquellos que nos son hostiles. Lospolicas hacen enemigos. Los mejores policas son buenos diplomticos, lo cual nohemos sido siempre. La impresin de debilidad, aun de debilidad relativa, incita a larapacidad (NYT, Robert Stone, 4 de marzo, 1993).

    Y cuando las pelculas norteamericanas representan a sus instituciones inmiscuidas en"asesinatos, traiciones, terror, bombazos y tortura", aunque esto slo sucede en la ficcin,entonces el columnista ms importante de The New York Times y anterior director editorial deeste diario, A. M. Rosenthal, un muy vociferante crtico del terrorismo internacional (y

    especialmente del rabe), afirma: No se debera deshonrar de esta manera a "nuestro" pas:

    (3) Si hay una corriente en el cine que muestre al gobierno americano como unproceso bastante decente, dirigido por gente muy decente, sta an no la heencontrado (NYT, A. M. Rosenthal, 30 de marzo, 1993).

    En ese entonces, Rosenthal no se interesaba y an no lo est en las complicidadesen la implicacin directa con el terrorismo de las dictaduras militares o con los escuadronesde la muerte, en El Salvador y Guatemala por ejemplo, que produjeron la muerte omutilaciones a cientos de miles de civiles inocentes. El asesinato masivo, cuando es perpetrado

    por regmenes "amigos", no es desde luego "terrorismo" (sino a lo sumo "guerra civil") y noes algo en lo cual se pueda inculpar al "proceso bastante decente" de "gente muy decente"(vanse los estudios de Chomsky antes citados). Para nuestro anlisis esto sugiere que unade las principales estrategias ideolgicas de tal discurso es, de hecho, focalizar o enfatizar"su" terrorismo y simplemente des-enfatizar o ignorar nuestra propia participacin en elterror de estado en otros pases. Esto es, el complemento (o anverso) de una autopresentacinpositiva es el silencio, o sea eludir una autopresentacin negativa o bien atacar a nuestroscrticos.

    De modo interesante, para la mayor parte de los comentaristas los valores democrticosde los EE.UU. no parece llamar a una actitud moderada y promover un estado de paz. Lapaz est asociada con apaciguamiento a toda costa y la implicacin general de valores en losartculos puede describirse de modo variado, dependiendo de la posicin ideolgica queuno asuma, como "dureza" o "agresividad", respectivamente:

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    (4) Los gobiernos israel y estadunidense obviamente creen en la actualidad que alno propagar la verdad acerca de un dictador terrorista [Sadam Hussein de Iraq], enotras palabras, bajando la tensin y fortalecindolo con respetabilidad, harn la paz

    con l ms verosmil y ms duradera (NYT, A.M. Rosenthal, 12 de marzo, 1993).(5). En tanto nica superpotencia, Estados Unidos tendr que confrontar sus retoscon resolucin y quiz brutalmente tanto en la regin como en casa. De otro modo, loenemigos islmicos de los gobernantes rabes redoblarn su agresividad si soncapaces de golpear con impunidad tanto en su mundo como en el nuestro (NYT,Bradford R. McGuin, 22 de marzo, 1993).

    Como es de esperarse, los otros son nuestros enemigos (o amigos imperfectos), y sedescriben generalmente en trminos que expresan un nacionalismo primitivo, etnocntrico,con los estereotipos racistas asociados a los musulmanes, los fundamentalistas, a los rabes

    y los extranjeros, particularmente aquellos del tercer mundo (o los que no pertenecen aOccidente). De la prensa de calidad uno esperara que cuando se agrede explcitamente alterrorismo que asesina inocentes, se evitara cualquier forma de generalizacin sobre regionesenteras del mundo, naciones, pueblos o religiones. Pero nada es menos cierto. Hay unageneralizacin constante de personas y acontecimientos especficos hacia amplias categorasde gente. El artculo de Stone, por ejemplo, lleva como cabeza Los nuevos brbaros y de estemodo topicaliza la divisin nosotros-ellos asociando a los otros con la falta decivilizacin, con la crueldad y el primitivismo, una categorizacin racista muy frecuentecuando se aplica especficamente a los no-occidentales (van Dijk, 1993).

    Examinemos en detalle algunas de estas descripciones negativas del Otro, ya que stasrepresentan las expresiones ms obvias de los prejuicios y estereotipos ideolgicamentecontrolados que, a partir de ciertos modelos, se generalizan hacia las cognicionessocialmente compartidas por grupos enteros:

    (6) Al golpear a los smbolos, los terroristas destruyen las vidas reales dellaborioso pueblo americano, traumatizan a los nios americanos de hoy [...]Durante la Guerra Fra vivimos en el temor del holocausto nuclear. Ahorasabemos con absoluta certeza que si se dispara un artefacto nuclear a una ciudadestadunidense, ste no provendr de un silo siberiano. Muy probablemente, habrsido armado por un puado de gentes, quizs con la apariencia de inmigrantes, enalguna casa de seguridad con vista hacia el bajo Manhattan (NYT, RobertStone, 4 de marzo, 1993).(7)El terrorismo de Medio Oriente se origin y se ha llevado fuera de las capitales delos Estados que creen que su poder en casa y su influencia en el exterior se

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    fortalece a travs del odio inflamado y organizando, financiando o dando asilo aaquellos grupos que susciten un temor paralizante entre los disidentesdomsticos y los enemigos del exterior (NYT, A.M. Rosenthal, marzo 12, 1993).

    (8)Si algo puso en evidencia el bombazo [del WTC] es ciertamente una escaladaaterradora: cientos de radicales viven en los EUA y conforman posiblemente unaamplia red de terroristas que incluye hoy en da a mercenarios islmicos altamenteentrenados [...] Aunque son oscuras las races del grupo, el bombazo puede ser elresultado de una nueva asociacin entre terroristas fundamentalistas yseculares [...] Si esta investigacin tiene algn sentido, debe reconocer laemergencia de un espantoso terrorismo de nuevo cuo que germina en el suelode los EE.UU. (NYT, Steven Emerson, 7 de abril, 1993).(9)Los intelectuales rabes envenenaron sus propias mentes con sus obsesionesacerca de la "identidad" rabe, un supernacionalismo que desgast la

    libertad poltica, los derechos humanos, la compasin hacia su propio pueblo y,desde luego, al intelecto mismo (NYT, A.M. Rosenthal, 13 de abril, 1993).(10)Pero en el propio inters de musulmanes y no musulmanes hay que decirlo sinevasivas: alrededor del mundo millones de musulmanes temerosos del contagiode la poltica occidental, de las libertades religiosas y sexuales, apoyan alextremismo fundamentalista (NYT, A.M. Rosenthal, 29 de junio, 1993).

    Esta es slo una breve seleccin del modo tpico en que se caracterizan las acciones"rabes", "medio-orientales", "musulmanas" o "fundamentalistas". El primer anlisissugiere que las estructuras y estrategias discursivas implicadas en la descripcinideolgicamente construida de los otros incluye:

    a) Lexicalizacin negativa. La seleccin de palabras (fuertemente) negativas para describirlas acciones de los otros: "destruir", "traumatizar", "terrorismo", "odio inflamado","grupsculos oscuros", "envenado", "obsesin","extremismo", "temor paralizante", etc.

    b) Hiprbole. La descripcin de un acontecimiento o accin en trminos muyexagerados. Por ejemplo, el bombazo al WTC (6) en el cual slo murieron unas cuantasgentes, o bien otros ataques terroristas, se comparan con un holocausto nuclear.

    c) Mvil de compasin. El mostrar simpata o afinidad hacia vctimas (dbiles) de las accionesde los otros, de tal modo que se resalta la brutalidad del otro: "destruir las vidas reales del

    laborioso pueblo estadunidense"; "traumatizan a los nios americanos de hoy; compasinhacia su propio pueblo".

    d) El mvil de altruismo aparente. Est relacionado con el mvil o motivo de compasin;este mvil se usa para destacar la comprensin de laposicin que asumen o acerca de losintereses de (algunos de) los otros. El mvil es llamado

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    altruismo aparente porque usualmente no se concluye el argumento y slo tiene unafuncin de denegacin y de autopresentacin positiva (el altruismo es obviamente unvalor positivo): "Pero en el propio inters de musulmanes y no musulmanes hay quedecirlo sin evasivas..." Motivos semejantes son frecuentes en el discurso racista acerca

    de las minoras y los inmigrantes, a quienes con frecuencia se exhorta a no venir anuestro pas o a regresar por donde vinieron con el objeto de construir su propiopas o bien a evitar exponerse al resentimiento y las discriminaciones populares.Esto es, se recomienda a los otros que acten en su propio bien mientras que elfundamento ideolgico real de tales motivos discursivos est en el propio inters delarticulista.

    e) El mvil de honestidad aparente. El motivo de la honestidad es una forma bien conocida dedenegacin ante posibles juicios negativos. As, para decir algo negativo apropsito delos dems se recurre a una modalidad mediante frases como francamente..., o no

    debemos ocultar la verdad, y ... y as sucesivamente. De este modo Rosenthal (10)tambin usa este mvil: "hay que decirlo sin evasivas", que combina una autopresentacinpositiva (soy honesto, no soy evasivo) con una presentacin negativa del otro(ciertamente, Rosenthal no se propone ser honesto a propsito de la poltica exteriorestadunidense). Tal como sucede con otras denegaciones, la honestidad empeadaaqu es pues puramente estratgica y retrica: no est empeada ningunahonestidad real.

    f) La comparacin negativa. Para acentuar los atributos negativos del otro se compara ala persona-objeto o al outgroup con una persona o con un outgroup reconocidosgeneralmente como "malos". La comparacin que hiciera George Bush de Sadam

    Hussein conHitler durante la Guerra del Golfo, es un ejemplo bien conocido. En relacincon los bombazos y el terrorismo de "inmigrantes": pueden reforzarse retricamente alcompararlos con el holocausto nuclear que nos amenazaba "durante la Guerra Fra".La unilateralidad nacionalista de la comparacin es obvia cuando observamos msadelante que los "artefactos nucleares" de la guerra fria parecen ubicarse solamente enalgn silo siberiano y no en algn punto de los Estados Unidos.

    g) Generalizacin. La generalizacin de una persona o de un grupo restringidohacia una categora o grupo ms amplios. Es as que los bombazos en losEE.UU. no son ya el resultado de la (posible) accin de pequeos grupos o de

    terroristas especficos sino se atribuyen generalmente a (unos cuantos)"inmigrantes" no identificados, y por lo tanto a cualquier inmigrante como enel ejemplo (6). A este respecto es muy elocuente el argumento de Rosenthal

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    (10) en el sentido de que alrededor del mundo millones de musulmanes apoyan al extremismofundamentalista.

    h) Concretizacin. Para acentuar sus actos negativos, otro motivo bien conocido es describirlos endetalle, yen trminos concretos, visualizables. De este modo cuando se describe a los"inmigrantes" montando un "artefacto nuclear" se les muestra "en aquella casa deseguridad con vista al bajo Manhattan".

    i) Aliteracin. La retrica apoyada fonolgicamente es bien conocida en las cabezas de lostabloides y en los artculos de opinin; generalmente sirve para subrayar la importancia orelieve de las palabras que as se marcan, como es el caso de la aliteracin (7): "disidentesdomsticos y enemigos del exterior".

    j) Advertencia. De modo general, aun sin la evidencia de las probables consecuencias,

    los artculos de opinin en el WP y en el NYT enfatizan las amenazas posibles y elterror: abundan los escenarios catastrofistas orientados generalmente ya sea a satanizar alos otros o bien a mover a la accin a aquellos de nosotros (y especialmente los polticos)que no toman las cosas con ladebida seriedad. Es as que Emerson en el ejemplo (8) habla de"cientos de cuadros radicales que viven en los EE.UU. [...] conformando una amplia redterrorista que incluye a mercenarios islmicos altamente entrenados". La especulacin, lafantasay el miedo instigado a los "mercenarios islmicos" que viven entre nosotrosimplementan de este modo la imagen cinematogrfica y de los medios de comunicacindel "asesino anda suelto", muy familar en los EE.UU. y que amenaza por tanto a la gentepacfica. Hay que sealar que la lexicalizacin negativa, la hiprbole, la generalizacin,el prejuicio religioso y la concretizacin pueden formar parte de esta representacinpersuasiva de la amenaza.

    k) La violacin de la norma y los valores. La forma ms elemental de establecer una distincinentre ellos y nosotros no es solamente describimos a nosotros mismos en trminosbenevolentes y a ellos en trminos negativos, sino enfatizando el hecho que los otrosviolan aquellas normas y valores que para nosostros son tan preciados. De este modocuando Rosenthal culpa a (todos?) los intelectuales "rabes" por consentir o inspirar elterrorismo, debido a su "supernacionalismo" y su "obsesin con la identidad", se insiste enque actan as porque ignoran los valores fundamentales de "libertad poltica, los

    derechos humanos y los sentimientos de compasin hacia su propio pueblo". Esto es, al violarestas normas y valores ellos mismos se colocan al margen de la civilizacin (sino es quede la humanidad misma).

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    l) La presuposicin. Un dispositivo semntico bien conocido para enfatizar indirectamente

    nuestros atributos buenos y sus malos; esto es, se supone que estos son bien conocidos portodos, como si dependieran del sentido comn y por tanto no requirieran formularseexplcitamente. As, en el ejemplo (10) Rosenthal supone que los musulmanes alrededordel mundo estn "temerosos del contagio con la poltica occidental, las libertades polticas ysexuales" y de ah presupone que de hecho Occidente s goza de tales libertades. Alpresuponerse as incidentalmente, este argumento ideolgico que enaltece a "Occidente"es menos susceptible de crtica por parte de aquellos que cuestionan tanto las"libertades sexuales y religiosas" pregonadas por la iglesia catlica (en Occidente)como las libertades polticas en centro y sudamrica u otros pases, que habitualmentese consideran como parte de "Occidente".

    Conclusin

    Podemos apreciar que es posible recurrir a diversas estrategias y estructuras discursivaspara expresar tanto creencias ideolgicas como las opiniones personales y sociales quede ellas se derivan. La estrategia global de toda ideologa, como aqu se define, aparececomo una auto-presentacin positiva y una presentacin negativa del otro. Esto tambinimplica varios mviles para mitigar, ocultar o negar nuestros actos y atributos negativos, y susbuenos actos y atributos. Es as que, nosotros est asociado con valores y normas positivasmientras que ellos violan este principio bsico de la vida social civilizada. Los actosnegativos del otro, pueden enfatizarse an ms mediante hiprboles, descripcionesconcretas y detalladas como el miedo que inducen las advertencias y los escenarioscatastrofistas. La generalizacin permite a los articulistas ir de los hechos y personasconcretos hacia afirmaciones ms incluyentes y por lo tanto ms persuasivas sobre otrosgrupos y categoras de personas ms amplios; en nuestros datos, ste fue el casoparticularmente de los fundamentalistas musulmanes y los rabes. Las comparaciones conlos grandes villanos, o con la maldad reconocible, como Hitler o el holocausto, o elcomunismo, es otro eficaz recurso retrico para enfatizar cun malos son los

    otros.En trminos polticos esto tambin permite una transicin sin sobresaltos del

    anticomunismo de la Guerra Fra al sentimiento anti-rabe (y anti-tercer mundo)

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