Análisis de los Anales del Imperio Romano de Tácito.
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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE PUERTO RICORECINTO METROPOLITANO
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Análisis Historiográfico de:Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto
hasta la de Nerón
Gustavo A. Quiñones Pérez
Historiografía Prof. Hernández
Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 1960.
I. Sobre el Autor.
Cornelio Tácito vivió en Roma entre los Siglos I y II aproximadamente desde el año
cincuenta y cinco (55) hasta el ciento veinte (120). Su fecha de nacimiento se puede
deducir de la información que da Plinio en Cartas1 y la de su muerte porque murió en
los tiempos de Adriano. Proveniente de una familia distinguida y gracias a su
destacado intelecto, Tácito llego a ocupar desde muy temprano en su vida puestos muy
destacados en la sociedad romana2. La mayoría de las referencias sobre su vida
provienen de la correspondencia que mantuvo con Plinio (el joven) y de sus propias
obras.3
Allá para el año setenta y seis (76) o setenta y siete (77) contrae matrimonio con la
hija de Julio Agrícola, quien era legado de Vespasiano en Aquitania. Este matrimonio
fue de suma conveniencia para Tácito, puesto que le ayudó a ostentar puestos de
mayor jerarquía en el sistema político romano. Así, por ejemplo, fue cuestor bajo Tito;
pretor bajo Domiciano además de otros cargos de gran investidura en el gobierno de
Roma4.
Durante el periodo de gobierno que va desde Nerva hasta Adriano, Tácito escribió la
mayoría de sus obras tales como La vida de Agrícola, La Germania, allá para los años
noventa y siete (97) y noventa y ocho (98), Diálogo de los Oradores, Las Historias y
Los Anales del Imperio Romano (115).
Tácito es indudablemente uno de los más destacados historiadores del Imperio
Romano. “Su conocimiento del carácter humano, su sentido de la moral y la variedad,
riqueza y concisión de su estilo son excepcionales”5.
1 Cartas, Cayo Plinio Segundo.2 Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 1960.3 Enciclopedia Ilustrada cumbre, 1995 , tomo 13. pág. 1114 Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 19605 Enciclopedia Ilustrada cumbre, 1995 , tomo 13. pág. 111.
Según las anotaciones que se hacen en la edición de los Anales que utilizaremos
para realizar este análisis, “[Tácito] era un alma apasionada, sincera, llena de piedad,
un alma de romano, por otra parte, nutrida con los ideales de la libertad republicana 6”.
Según la opinión del (los) autor(es) de este prólogo sobre la vida de Tácito, éste último
era un hombre íntegro, prudente, diligente y razonable que creía en las instituciones
republicanas creadas, al menos teóricamente, con el fin de aspirar a la justeza, y
porqué no, a la justicia.
Sin embargo otros autores afirman que su filosofía política es un tanto indecisa y
difícil de corroborar, ya que en ocasiones parece estar más afín con el antiguo
gobierno romano aristocrático dirigido por unos pocos y en otras con el Estado
monárquico, obviamente dirigido por un solo hombre.7. Lo que es innegable es que en
varias ocasiones durante el transcurso de la obra, Tácito parece extrañar la vieja
república.
En consecuencia, podemos colegir, siguiendo la lógica de esta opinión, que Tácito, al
tener que escribir sobre los Césares de los que tratan los Anales, sentía dentro de si
decepción y amargura, ya que era un hombre que prestaba mucha atención a la moral
y a las virtudes y el periodo que comprende esta obra se trata de uno donde había una
evidente ausencia de ambas cualidades. “Es verdad”, dice la opinión de la casa
editorial del libro que hemos utilizado para este análisis , “ que tras aquella época
sombría se levantó, como una aurora, el pacífico reinado de Nerva y Trajano, que
devolvió a Roma la tranquilidad, y la paz al Imperio; pero nada era ya capaz de borrar
del ánimo de Tácito la impresión de horror de sus primeros años…” 8
En cuanto a las personas y escuelas de pensamiento que influyeron en Tácito,
encontramos que éste admiraba sobremanera a Cicerón, además era estoico y no se
puede precisar si defendía la teoría política aristocrática o la helenística monárquica.
En cuanto a su concepción del ser humano, Tácito pertenecía a la escuela de
pensamiento llamada idealista. Así lo evidencia un comentario de suyo en la presente
6 Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 1960.7 LONG, «Tacitus, C. Cornelius» en W. Smith, editor, A Dictionary of Greek and Roman biography and
mithology vol. III, Boston, Little, Brown and co., 1867.8 Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 1960.
obra. Según el autor “[v]ivían los primeros hombres sin ningún siniestro apetito, sin
vituperio o maldad alguna…” “[m]as después que se fueron despojando de esta
igualdad y en vez de la templanza y la vergüenza entraron la fuerza y la ambición… “y
muchos luego de haber experimentada el dominio real agradaron las leyes.”9
II. Sobre la Obra.
Los Anales es una obra de 16 libros los cuales cubren los 54 años que van desde la
muerte de Augusto hasta la de Nerón, como bien sugiere el título de la misma. Se cree
que comenzaron a escribirse inmediatamente después de la conquista de
Mesopotamia.10
En ella, Tácito nos va guiando de forma cronológica a través de distintas etapas en
la historia del Imperio Romano. Creemos, por el tono un algo pesimista de la obra,
aunque no por ello parcializado, que Tácito nos intenta demostrar que el periodo que va
desde la muerte de Augusto hasta la muerte de Nerón fue uno de los peores y más
corruptos gobiernos que vivió el Imperio desde su surgimiento.
Puede decirse que esta obra mezcla varios estilos comenzando obviamente con el de
los anales además, del ensayo monográfico y las biografías. El estilo de los anales en
la obra se muestra en el hecho de discurre cronológicamente; la monografía, en el
hecho de que en cada año se describen acontecimientos particulares que ocurrían aquí
y allá y la biografía por que se describe la vida de distintos personajes a lo largo del
trabajo.
A pesar de que como ya hemos dicho, la obra tiene un tono pesimista para con los
Césares y sus familiares, el resto del contenido no es así. Hay escenas en las cuales
se describen guerras ceremonias, costumbres, la cultura, en fin, muchos aspectos del
Imperio Romano, lo que hace de la obra una de sumo valor historiográfico.
.
III. Contenido
El contenido de esta obra será analizado según los acontecimientos más importantes
que tuvieron lugar en el reinado de cada emperador. Esto se llevará a cabo partiendo
9 Ibíd. Pág. 11010 "http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%A1cito"
desde lo acontecido luego de la muerte de Augusto y culminando con la de Nerón. De
esta forma, tendremos oportunidad de revisar también eventos aislados y personajes
pintorescos, heroicos o controversiales que aparecen en escena en los distintos
gobiernos de estos emperadores, así como los conflictos de mayor relevancia histórica
que tenían lugar en algunas provincias del Imperio Romano.
La obra de Tácito posee una estructura cronológica donde los hechos se disponen
anualmente y por eso se le dá el título de Anales. Debido a que para el autor los
depositarios del poder son los protagonistas de la historia, se concentra más en el perfil
psicológico, genio y figura de los gobernantes y sus familiares cercanos; en este caso
de los pertenecientes a la dinastía Julio-Claudia.
La dinastía Julio-Claudia comprende a los primeros cinco emperadores romanos, a
saber: Augusto, Tiberio, Calígula11, Claudio y Nerón, quienes gobernaron el Imperio
romano desde el año 27 a. C. hasta el 68 d. C.
El autor dedica los primeros seis libros de sus Anales al periodo que comprende el
reinado de Tiberio. Comenzaremos con una breve introducción de algunos
antecedentes importantes que ocurrieron para que Tiberio llegara al poder.
IV. Los últimos años de Augusto César.
En sus últimos años de vida, Augusto, al no tener hijos varones que pudieran
sucederle en el trono, hizo ciertos arreglos orquestando matrimonios aquí y allá,
adoptando hijos, en fin, haciendo todo lo posible para buscar un heredero que fuera
apto para dirigir el imperio.
Augusto ordena a su única hija de linaje natural, Julia, que se casare con su sobrino
Claudio Marcelo, quien era hijo de su hermana Octavia. Es preciso que reflexionemos
aquí sobre el gran interés que tenía Augusto en que el imperio quedase en familia,
interés que llega a tal grado que manda a su hija a casarse con su sobrino, matrimonio
éste que hoy día sería radicalmente nulo en muchos ordenamientos jurídicos a nivel
mundial.
11 En la edición que utilizamos para hacer el presente Análisis Historiográfico, los cuatro libros que van del sexto al decimoprimero libro no están presentes por razones históricas, o porque han llegado de tal forma mutilados que hacen imposible su traducción al español. En ellos se supone que se abarque el reinado del controversial Calígula.
Sin embargo, Marcelo muere y Augusto casa a Julia con su leal amigo Marco
Vipsanio Agripa. De este matrimonio surgen cinco hijos, tres varones y dos hembras, a
saber: Cayo César, Lucio César, Vipsania Julia, Agripina y Póstumo Agripa.
Augusto por su parte tenía dos hijos adoptivos que eran Tiberio Nerón y Claudio
Druso, que en realidad eran hijos de Tiberio Druso Nerón y Livia Drusila, pero que se
volvieron hijastros de Augusto al ésta ser cedida a Augusto por parte de Tiberio Druso.
Los más probabilidades que tenían de llegar al trono luego de la muerte de su abuelo
Augusto eran Cayo y Lucio César, empero ello no fue así. Al morir Agripa, muere
también Lucio César mientras se dirigía a gobernar los ejércitos de España y Cayo
César quien ya estaba enfermo desde algún tiempo atrás, murió también debido a una
herida que sufrió mientras regresaba de Armenia, según Tácito, “por una apresurada
sentencia del hado o por industria de su madrastra Livia”12.
No será esta la primera ni la última vez que Tácito sospeche o expresamente acuse a
una mujer ya de uno de los príncipes, ya de alguien poderoso, de valerse de engaños o
artificios ocultos para alcanzar sus metas. Sin embargo ampliaremos más la discusión
de éstas según van apareciendo en escena en la obra.
V. Los primeros años del gobierno de Tiberio.
Una vez fallecido Augusto se abre su sucesión, adviniendo Tiberio al trono. Cuenta
Tácito que en los últimos días de su principado, Augusto se veía muy viejo y enfermo y
la gente comenzó a especular de cómo sería el imperio bajo Tiberio. Según el autor,
muchos decían que “Tiberio Nerón, aunque de edad madura, probado en guerras, era
al fin de aquel linaje soberbio de los Claudios, y con todo su artificio se le veían brotar
muchos indicios de crueldad…” “que [durante] su destierro en Rodas [no] imaginó otra
cosa que ira, disimulación y ocultas lujurias…”13
Los años que comprenden el principado de Augusto fueron tan gloriosos para la
ciudadanía en general, que Tiberio, con el fin de continuar con este estilo de gobierno
impecable, mantuvo al principio de su incumbencia inalterado el método augustiano de
gobierno. Si bien es cierto que según Tácito, Livia o Tiberio mandaron a matar a
12 Anales del Imperio Romano desde la muerte de Augusto hasta la de Nerón, Cornelio Tácito, Cayo, Editorial Iberia, S,A.- Muntaner,180- Barcelona 1960. Pág 5.13 Ibíd. Pág. 6
Póstumo Agripa, una por odio el otro por temor al joven, no es menos cierto que
políticamente hablando los primeros cinco años del gobierno de Tiberio fueron, por así
decirlo, buenos. De hecho Tiberio mostraba una candorosa humildad en los comienzos
de su cargo, rechazando el título de imperator y el de parens patriae.
Durante el funeral de Augusto se declararon como únicos y universales herederos de
éste a Livia y a Tiberio. Livia fue adoptada por la familia de los Julios bajo el nombre
de Augusta14. Tiberio consintió que a su madre se le equiparara en poder ya que tanto
él como su madre eran coherederos de Augusto César. No obstante, César, con el fin
de recordarle al senado, a las personas importantes de Roma y a la ciudadanía en
general que él era el príncipe y no su madre, tuvo que poner un alto a las excesivas
adulaciones, ofrecimientos y homenajes que a Augusta se le pretendía hacer.
En una ocasión los senadores quisieron nombrar a Augusta madre de la patria y que
de ahí en adelante se le añadiese al título de César, hijo de Livia. Además querían
erigir en su honor un altar de la adopción15. Pero Tiberio se negó a todo aquello bajo el
argumento de que no era bueno el conceder honores excesivos a las mujeres, ésto
según Tácito porque tenía envidia de que lo que le estaban ofreciendo a ella se lo
quitaban a él simultáneamente16.
Recreamos estos y otros hechos de la obra de Tácito con la intención de analizar la
manera en que se exterioriza la forma de pensar de los Césares. La muerte de
Póstuma Agripa, (esto, claro está partiendo de la premisa de la veracidad de los
argumentos de Tácito, quien en cierta manera hace responsable a Tiberio de su
muerte) la negativa de César a las intenciones del senado de rendirle ciertos
homenajes a su madre y otras acciones de Tiberio que mencionaremos más adelante,
nos dan una pista de la clase de persona que habitaba en su interior. Tácito en
ocasiones, implícitamente y en otras explícitamente, nos da la impresión de que este
príncipe era tan envidioso como paranoico.
En cuanto a la política-pública de Tiberio en sus primeros años de gobierno, César
restó importancia a una de las instituciones republicanas que el pueblo había adquirido
con el transcurso del tiempo y por sus luchas. Los comicios, la democracia
14 Ibíd. Pág. 915 Ibíd. Pág. 1416 Ibíd. Pág 14
representativa en acción del pueblo romano, fueron por primera vez otorgados a la
voluntad, consejo y consentimiento del senado. Lo cual significaba que de ahí en
adelante sería el parlamento y no el pueblo, el cuerpo autorizado para elegir puestos
que otrora elegía la plebe17.
Se restablece la ley de Lesa Majestad18 la cual establecía el castigo para todo aquel
que osase ofender a altos dignatarios del sistema político del Imperio Romano. Por
esta ley fueron acusados muchos individuos de las estratas sociales más altas de la
sociedad romana19.
VI. Revueltas en el exterior durante este periodo
Durante estos primeros años de Tiberio en el poder ocurrieron ciertas revueltas por
parte de soldados romanos en las afueras de Roma. Las mas contenciosas,
adversativas y violentas se dieron principalmente entre las legiones asentadas en la
Panonia y aquellas que se encontraban en la Germania.
En aquel tiempo, hubo un motín en las legiones de Panonia (Austria y Hungría) ya
que los soldados de aquella región se quejaban de que querían volver a sus casas, de
los golpes, de las heridas, del frío del invierno, del calor del verano y de que todo esto
lo hacían por un miserable medio real al día. Además, reclamaban que todo aquel que
fuere parte del ejercito romano tuviese el derecho a retirarse a los diez y seis (16) años
de servicio en el frente de batalla. De éstas y otras cosas se quejaban los soldados
haciendo de aquella conducta condiciones propicias para una sedición. Al enterarse
de esto, César envía a su hijo Druso para apaciguar la cólera entre los soldados.
VII. DRUSO
Julio César Druso era hijo de Tiberio y de Vipsania Agripa quien a su vez, era hija del
leal amigo de Augusto, Marco Vipsanio Agripa. Tiberio, su padre, le envío a someter las
legiones de Panonia, que como hemos dicho arriba se encontraban amotinadas. Al
Druso llegar a Panonia los soldados no le mostraron el respeto que se le debía de tener
al hijo del emperador.
17 Ibíd. Pág. 1418 Ibíd. Pág. 4419 Ibíd. Pág. 45
Druso trató de negociar con los soldados algunos puntos, remitiendo el resto de las
peticiones al senado. Al oír esto, los soldados enfurecieron arguyendo que fue una
pérdida de tiempo enviar a Druso a negociar con las legiones, puesto que era un
jovenzuelo que no tenía ningún poder real, ya que era el senado quien ahora ostentaba
la potestad del ejercito.
Al Druso ver que sus esfuerzos por apaciguar las legiones eran infructíferos, decidió
retirarse a su campamento. Pero cuando se disponía a salir, la muchedumbre
comenzó a apedrearlo hasta que calló herido y lleno de sangre, mas gracias a la
protección que le brindaron los soldados que le acompañaban, Druso logró sobrevivir y
llegar a su destino.
Esa misma noche ocurrió un eclipse lunar al cual se le sumó un mal tiempo. Los
soldados según Tácito, como suelen darse a la superstición pronosticaron “eternos
trabajos, doliéndose de que sus maldades tuviesen tan ofendidos a los dioses”20.
Druso, aprovechándose de aquella situación, logró disuadir a los soldados que le
tenían sitiado de que desistiesen de la sedición, y mandó a asesinar a los autores de la
misma. Luego de apaciguada la rebelión las legiones partieron a sus respectivos
alojamientos de invierno y Druso retornó a Roma.
Esta actitud por parte de los soldados hacia Druso denota la flaca autoridad de éste
entre los miembros del ejército. Connota el poco respeto del ejercito para con el recién
estrenado emperador y sugiere que éstos no reconocían la legitimidad sustantiva ni
procesal del nuevo César, ni de su hijo. Es decir, los soldados, aparentemente no
reconocían la autoridad de Tiberio como gobernante y mucho menos la forma en que
llegó a aquella posición. Algún tiempo más tarde Druso comenzó a adquirir más fama,
gracias a ciertas estrategias que utilizó su padre como matar Germánico y enviar a
Druso a lugares donde existían conflictos previamente resueltos por su hermano, para
que gozara de la gloria ajena y el favor del pueblo. Fue poco a poco aprendiendo de las
artes militares en el Ilírico y otras zonas y adquiriendo reconocimiento entre los
militares. Algunos pocos días después de la muerte de su hermano, murió Vipsania su
madre. Druso murió envenenado por su mujer. Ésta fue persuadida por Seyano a que
20 Ibíd. Pág. 20
le fuera infiel a su marido y luego para que le envenenara. Veamos ahora qué ocurrió
con las legiones apostadas en las germanias.
VIII. Germánico
Para sofocar el otro gran amotinamiento que estaba ocurriendo entre las legiones
que se hallaban en las Germanias, Tiberio envió a su hijo mayor Julio César
Germánico. En realidad Germánico era hijo de Druso el Mayor y Antonia Minor. Druso,
padre de Germánico, era hermano de Tiberio, pero al aquel morir Augusto le
encomendó a Tiberio a que adoptara a Germánico debido a que en primer lugar el hijo
de Tiberio era aún muy joven y en segundo para añadir a Germánico en la sucesión.
A diferencia de Druso, Tácito le atribuye a Germánico una personalidad de héroe, un
estratega innato, lleno de valor, de gran conocimiento de las artes militares y de
sobrada gallardía. Mientras Tácito nos presenta a Druso como un individuo a quien los
soldados sólo le mostraban unas débiles y efímeras señales de respeto, a Germánico
lo describe como un hombre a quien los soldados se le mostraban con suma
admiración y veneración.
Al parecer, Tiberio tenía conocimiento de la diferencia en magnitud y dimensiones de
los conflictos que acontecían en Panonia y en Germania. Quizás es por eso que envió
a Druso a la menos peligrosa de ambas, la de Panonia. Germánico, sin embargo, al
escuchar sobre los motines de las legiones en la Germania, partió motu propio hacia
allá.
A diferencia de Panonia, el conflicto en Germania era mucho más violento puesto
que las legiones eran más numerosas21. Sin embargo, a diferencia de Druso, los
soldados recibieron a Germánico según Tácito, “con los ojos hincados en el suelo,
como en señal de arrepentimiento”22 y algunos de los soldados hasta le tomaban la
mano para besársela.
En una ocasión en que la sedición se tornó más violenta en la Germania, el general
Germánico, con el fin de proteger a su familia, ordenó a su esposa Agripina a que
partiera con su hijo Cayo César. Mientras su esposa partía, Germánico pronunció un
discurso emotivo en el cual, instaba a los soldados a arrepentirse por haberse rebelado 21 Ibíd. Pág. 2222 Ibíd. Pág. 23
contra sus superiores y les invitó a castigar a los autores intelectuales de aquel
amotinamiento23.
Dichas estas palabras y viendo los soldados lo dramático de la partida de Agripina,
hija de Vipsanio Agripa y nieta de Augusto, mientras cargaba en sus brazos al pequeño
Calígula, hijo del General Germánico, nieto de Druso y muy querido por los propios
soldados, se volvieron contra los autores de aquella sedición. Subiéndolos a una
especie de colina, meseta o rellano, eran presentados al resto de los soldados. Acto
seguido, si éstos al ver al individuo presentado le gritaban que era culpable, lo
lanzaban hacia los soldados y estos lo hacían pedazos, literalmente hablando24.
Durante el transcurso de la obra Tácito hace intervenciones de lo que según él
representaba el sentir del pueblo romano. Sobre las rebeliones de Panonia y
Germania, el pueblo opinaba que Tiberio debió haber ido en persona a sofocar la
sedición como lo hubiera hecho Augusto a pesar de que su edad era más avanzada
que la de Tiberio25.
A veces sospechamos que la supuesta opinión popular no es otra cosa que la opinión
personal del propio Tácito sobre lo que acontecía dentro y fuera del Imperio Romano.
No obstante, al no tener forma de probar que ello es así, este comentario no es más
que una mera sospecha, una humilde opinión.
Volviendo a la figura de Germánico; luego de haber calmado los ánimos sediciosos
del ejercitó, el general entra en la Germania y somete nuevamente esta provincia al
dominio del Imperio Romano. Al escuchar esta noticia Tiberio se sorprendió de que su
sobrino no sólo logró persuadir a los soldados de no hacer una revuelta, sino que
además entró en la Germania y sometió a sus habitantes.
Según Tácito, esta noticia despertó un cierto grado de envidia por parte de Tiberio
para con su sobrino, toda vez que era evidente el hecho de que Germánico César tenía
el favor, la aprobación y el endoso del ejercito romano26. Consecuentemente, y como
es de esperarse, Tiberio pensó que de ahí en adelante el pueblo sentiría más
23 Ibíd. Pág. 2824 Ibíd. Pág. 2925 Ibíd. Pág. 3026 Ibíd. Pág. 33
admiración por el héroe de guerra que representaba Germánico, que por él mismo y su
hijo Druso.
Es a partir de este momento en que la actitud de Tiberio para con su sobrino e hijo
adoptivo, Germánico comienza a cambiar. De aquí en adelante, no será visto por los
ojos de Tiberio como el joven gallardo, del cual habría de sentirse orgulloso, y
cambiaría a la mirada del joven gallardo con el cual debía ser cuidadoso. Se genera
una actitud por parte de César para con su sobrino, cargada de temor y envidia, actitud
ésta que culmina con un final funesto.
Remitámonos nuevamente al conflicto en la Germania. Después de haber devastado
a las tropas enemigas, Germánico salva a Segesto del estado de sitio en que le tenía
Arminio. Segesto fue nombrado por Augusto para velar de aquella provincia. Arminio
embarazó a la hija de Segesto y ante este aparente conflicto de intereses donde el jefe
de los rebeldes iba a tener un hijo con la hija del representante del Imperio Romano en
aquella provincia, convinieron que para no hacerle daño a la madre del niño, ésta fuera
llevada a Ravena para que allí criara a su hijo lejos de la influencia de su padre,
Arminio.
Esto causó tal molestia en Arminio, príncipe de las Germanias, que decidió reunir a
un gran número de hombres para batallar contra las tropas de Germánico, su
archienemigo. Se unieron allí tanto germanos como queruscos y otras etnias de zonas
aledañas. Estas personas luchaban por la libertad de las germanias con Arminio como
timonel y Germánico su como su mayor impedimento. Las primeras batallas que
fueron llevadas a cabo en aquel territorio no fueron en nada favorables para el ejercito
romano. Acostumbrados a luchar en aquellas zonas pantanosas, llenas de lodo y
resbaladizas, los queruscos poseían dominio en el campo de batalla, ya que tenían las
armas y los escudos idóneos para el lugar.
Estos contratiempos hicieron difícil la batalla para los romanos en un principio, ya que
éstos estaban acostumbrados a pelear en otro tipo de terreno. Sin embargo,
Germánico tomar conocimiento de la situación, decide pelear en un terreno boscoso
donde las largas lanzas del ejercito germano le serían inútiles. Cambiada la táctica, los
romanos vencen al ejercito contrario pero de alguna forma Arminio logra escapar.
Algún tiempo después, según Tácito, se le reconoció a Germánico el triunfo sobre los
queruscos, los cattos, los angrivarios y de otras naciones.27 No obstante, con el pasar
del tiempo Germania adquiere su libertad y Tácito se la atribuye al guerrero,
revolucionario e incansable que representaba Arminio. El cual, a diferencia de otros
que sólo se atrevieron a atacar al Imperio Romano en sus principios cuando aún era
una débil potencia, atacó cuando el imperio se encontraba en su etapa más
floreciente28.
En aquel tiempo ocurrieron ciertos tumultos en oriente. Para controlar la situación,
Tiberio, en medio del Senado propuso que los conflictos en Oriente ”[N]o podrían
aquietarse sino por la prudencia de Germánico, por que [él] (Tiberio) [había] entrado en
la vejez y que Druso no [había] salido de la juventud”29 . Dicho esto, por decreto
senatorial, se le conceden a Germánico poderes omnímodos para con todas las
provincias ultramarinas del Imperio Romano.
Uno de los conflictos que estaban ocurriendo en Oriente era el hecho de que los
Armenios se habían quedado sin rey. Con el fin de conseguir uno, un grupo de
embajadores armenios habían ido a Roma en busca de un joven llamado Vonón, de
sangre real, para que gobernase. Sin embargo, como Vonón fue enviado por su padre
el rey Fraates a Roma desde muy temprana edad como una especie de arreglo político
que había hecho con Augusto, el joven desconocía la cultura de Armenia. El
muchacho se alegró mucho pero como estaba, por así decirlo, romanizado, el pobre
fue detestado por los de su pueblo. La gente lo rechazó y el infeliz joven luego de un
fallido intento de escapar de aquella indeseable situación, fue atravesado por la espada
de un soldado. Germánico, luego de realizar un viaje cultural por Egipto y zonas
limítrofes acude a Armenia y corona al preferido por el pueblo, un hombre llamado
Zenón.
Sin embargo los días de este gran hombre llamado Germánico estaban contados
gracias a las actuaciones de nada y nada menos que a las actuaciones de su tío y
padre adoptivo, Tiberio.
27 Ibíd. Pág. 7328 Ibíd. Pág. 9529 Ibíd. Pág. 74
Ocurre que Tiberio tenía ya una agenda escondida para Germánico. El emperador
había dado órdenes a Gneo Pisón, gobernante de Siria para que diera muerte a
Germánico. Pisón envenena a Germánico y pone fin a la vida de este ilustre personaje.
Se hicieron en honor a Germánico un sinnúmero de ceremonias, estatuas y toda
clase de gesto de veneración y respeto. En aquel tiempo, Livia, mujer de Druso y
hermana del difunto Germánico, dio a luz gemelos. Según Tácito el estado de luto
general en que se encontraba la comunidad romana era tal, que hasta aquella noticia
era tomada a mal, toda vez que el incremento de hijos en la casa de Druso disminuía
los de la casa de Germánico30.
VIII. Agripina
Agripina, viuda de Germánico, era una mujer muy querida en el pueblo romano.
Era hija de Agripa y de Julia y en consecuencia nieta de Augusto. Pero no sólo era
querida a causa de sus antepasados, sino también por sus propias actuaciones.
Agripina casi siempre acompañaba junto a sus hijos a su marido en las campañas
militares. Esto hizo que conquistara el aprecio y el favor de los soldados. De hecho
se decía que ella tenía más poder en el ejercito que los legados y generales porque
ella sola había aquietado la sedición entre los soldados. Cuando estas noticias
llegaban a los oídos de Tiberio, este se enfurecía y en una ocasión exteriorizó su
sentir para con Agripina diciendo:
“¿Por ventura quédale algo que hacer al emperador, si una mujer reconoce los
manípulos, visita las banderas, ofrece donativos; como si no le bastase para prueba de
su ambición el traer consigo al hijo del general en hábito de soldado haciéndole llamar
Cesar Calígula?”31
A Tiberio estas cosas le daban cierto grado de paranoia pues el pueblo no sólo
admiraba a Germánico sino que ahora también los soldados respetaban y valoraban
a la esposa y al hijo del general. Nada de esto le convenía a Tiberio puesto que le
dificultarían los planes para con su sobrino Germánico. Además Agripina y su hijo
Calígula representaban de antemano un peligro para Tiberio puesto que él, al ser
30 Ibíd. Pág. 9431 Ibíd. Pág. 42. A Tiberio le molestaba que le llamaran Calígula ya que este era el nombre que se le daba a las zapatos que usaban los soldados. Era como si y el niño a su temprana ya hubiese ganado el favor del ejercito a tal punto que lo llamaban “botitas”
adoptado, era de un linaje por así decir menos puro que ellos, que eran
descendientes directos de “divino” Augusto.
Muerto Germánico, Agripina regresa a Roma con las cenizas de su esposo. Al
llegar fue recibida con gran empatía y condescendencia por parte del pueblo
romano, soldados, senadores, en fin, de todos los sectores de la sociedad. “El día
que las cenizas se encerraron en el sepulcro de Augusto,” cuenta Tácito, “parecía
Roma ora un desierto por el silencio ora un infierno por los llantos”32. Se comentaba
entre la gente que había llegado el final de la república y que ya no les quedaba
esperanza.
Sin embargo, a pesar de esta pena colectiva, Tiberio, según Tácito, no era capaz
de disimular el contento que le causaba la muerte de Germánico.33 De hecho, su
conducta para con la muerte de su hijo adoptivo fue tan indiferente, que ni siquiera
salieron en público ni él ni Augusta, arguyendo que no convenía a la majestad
imperial el llorar públicamente.
Tácito da testimonio de que si hubo algo que en realidad penetró fuertemente en
el corazón de Tiberio, fue el gran aplauso con el cual el pueblo recibió a Agripina
quien llamaban “honra da le patria, residuo de sangre de Augusto, único ejemplar
de la antigüedad”. Estas palabras debieron, en mi opinión, causar en él una ira
similar a la que sufrió el pélida Aquiles descrita por Homero en La República.
Mas a pesar de todas estas demostraciones de descontento por parte de la
ciudadanía en general, Tiberio se negó a hacer las ceremonias especiales que eran
llevadas a cabo, cuando un hombre con los quilates de Germánico moría. Tácito se
preguntaba, “¿dónde están los antiguos institutos?¿Dónde la efigie sobre el túmulo?
¿dónde los versos en memoria de las virtudes del difunto, los loores, las lágrimas
las demás apariencias siquiera de tristeza?”
El hecho de que Germánico había tenido tantos logros durante el transcurso de su
vida militar además de la actitud de Tiberio y de Augusta hacia la muerte de su
esposo, no tardaron en despertar en Agripina la sospecha de que todo aquello
había sido planificado por su suegro Tiberio para que de ese modo la luz tan
brillante con la que brillaba su sobrino no opacara la suya.32 Ibíd. Pág. 9933 Ibíd. Pág. 98
Agripina se dio a la tarea de investigar lo sucedido y concluyó que sus sospechas
no estaban lejos de la realidad. Poco a poco fue buscando antiguos amigos y
simpatizantes de su esposo para adelantar la causa de acusar a Tiberio de haber
sido el autor intelectual de la muerte de su marido. No obstante, como la Ley de
Lesa Majestad estaba en todo su apogeo durante el periodo de gobierno de Tiberio,
fue acusada de conspirar contra César y desterrada junto con todos sus hijos
excepto Calígula.
Sin embargo, a pesar de que Agripina no pudo lograr alcanzar su cometido de
hacer pagar a Tiberio por su crimen, tuvo al menos el placer, y no es que seamos
vengativos, de ver como se hizo justicia a aquel que lo puso en práctica.
Pisón estaba al principio confiado de que Tiberio lo absolvería del delito de
asesinato. Sin embargo, ello no fue así pues Pisón tuvo ciertos percances como
por ejemplo que ninguno de los abogados que él pretendía utilizar para su defensa
quiso defenderlo y en cambio le brindaron una defensa flaca que en nada le
favoreció sino que le perjudicó. Hasta su mujer, quien otrora había jurado
permanecer junto a él hasta la muerte, al conseguir el perdón de Augusta, lo
abandonó cosa que devastó su moral y una noche luego de que su esposa salió de
su hogar se suicidó34.
IX. El suicidio en la obra.
Llegó un momento en el desarrollo doctrinal de la Ley de Lesa Majestad, que
había adquirido una liberalidad de interpretación tan peligrosa, que ya no se podía
distinguir entre la diferencia de una simple broma y un delito contra la realeza. Es
decir, a través del amplio alcance que había adquirido esta ley había en Roma una
suerte de paranoia colectiva, sobre todo en las clases sociales altas. En cualquier
momento una persona podría ser acusada de vituperar contra Tiberio y esa persona
siquiera saber cuándo, cómo, ni donde lo hizo.
En consecuencia, cuando la gente era acusada muchos de ellos optaban por el
suicidio antes de someterse a los crueles castigos que se imponían en aquella
34 Ibíd. Pág. 104
época. Un ejemplo de esto es una ocasión en la que Tiberio acusa a Sexto Vestilio,
gran amigo de su hermano, de haber escrito unos versos que ofendían a Calígula.
El castigo por ello consistía en que se le prohibiría a Sexto a comparecer en los
banquetes del príncipe. El pobre hombre era un anciano que la fuerza no le dio ni
para cortarse las venas. Empero, luego de escribirle una carta a César a la que
este contestó con desprecio y arrogancia, el viejo se abrió las venas del todo
perdiendo la vida35.
Otro acto de suicidio fue el de un caballero romano llamado Vibuleno Agripa,
quien luego de que los acusadores acabaron de declarar sus culpas se sacó en
pleno senado el tósigo del seno y se lo tragó. Luego de estar en el suelo casi
muerto, los lictores lo llevaron a la cárcel y después de que y había muerto le dieron
con el garrote como si aún estuviese con vida, para de esta manera sus bienes
pudieran ser confiscados36
Un suicidio muy morboso lo fue el de Julio Celso, tribuno, quien de la
desesperación que tenía de que no le mataran tiró de un fuerte golpe de la cadena
que lo amarraba de forma tan fuerte, que al la cadena desprenderse salió de golpe
y se hizo pedazos la cabeza al chocar con la pared37.
X. Persecuciones en el gobierno de Tiberio.
De estas persecuciones muy típicas de mediados del gobierno de Tiberio no se
salvaban ni las mujeres. Al no poder ser acusadas de querer ocupar la república, lo
eran de delitos tan absurdos como el de llorar por algún hombre que fuese
sentenciado. Dicho “delito” se pagaba con la pena de muerte. Un ejemplo fue el de
una señora ya llamada Vitia quien era una anciana, y le dieron muerte por el mero
hecho de llorar la muerte de su hijo Vitelio. El gobierno de Tiberio había causado tal
paranoia en las personas que Tácito dice:
“No se vio aquella ciudad jamás tan afligida y amedrentada como entonces, recatándose
todos hasta de las personas más suyas; húyanse las conversaciones, las pláticas y los
35 Ibíd. Pág. 19536 Ibíd. Pág. 21337 Ibíd. Pág. 199
oídos, tanto de conocidos como de extraños, y hasta las cosas inanimadas y mudas
causaban sospecha e incluso los techos y las paredes se reconocían e investigaban38
Esta descripción que da Tácito, parece la descripción que hoy día dan los ciudadanos
de países totalitarios sobre sus gobiernos. Sin embargo, la mente maestra detrás de
esta persecución fue Seyano. Este individuo había creado un complejo sistema de
inteligencia que como dice Tácito ya nadie confiaba en nadie. La razón: apoderarse de
los bienes de los acusados. Seyano tenía riendas sueltas para hacer de las suyas en
Roma puesto que mientras esto ocurría Tiberio se había ido a Capri y se había
convertido en un brutal pedófilo bisexual que tenía unos esclavos especializados en
conocer los gustos de su amo y arrancaban de muchos hogares a jóvenes de ambos
sexos, sin que sus padres pudieran negarse sopena de muerte39.
Algunos años más tarde Tiberio, por su habitual paranoia, llamó a Seyano al Senado.
Al llegar Seyano pensó que le otorgarían la potestad tribunicia, cargo de gran
investidura que otro tiempo poseía Druso, y en lugar de ello, Tiberio ordenó su muerte y
la de todos sus allegados.
Tiberio murió casi en la víspera de sus ochenta años en Miseno. Había un médico
que veía frecuentemente a Tiberio. Sin embargo Tiberio no se dejaba revisar por el
médico para que nadie se enterara de que estaba en las últimas. Un día el médico,
con la excusa de que partiría pidió la mano al príncipe para besarla mientras le tomaba
el pulso disimuladamente. Al salir el médico le dice a un soldado de la guardia
pretoriana que Tiberio no le quedaban ni dos días de vida. Un día Tiberio se desmayó
y Calígula iba presto a ocupar el trono, cuando repentinamente, Tiberio se recupera.
Un pretoriano llamado Macrón al parecer ya harto del gobierno de Tiberio y quizás
ansioso por ver a Calígula gobernar, mandó a que se le echaran más sábanas y
almohadas que de costumbre por encima hasta que el viejo Tiberio falleció al no poder
respirar.
XI. Cayo César (Calígula)
38 Ibíd. Pág. 177
39 Ibíd. Pág. 192
Como habíamos indicado arriba, en la presente versión que hemos utilizado para
hacer este Análisis Historiográfico al parecer se extraviaron los libros que hablaban
sobre el reinado de Calígula. Sin embargo, puede verse a Suetonio40 para saber lo
que aconteció en el periodo que comprende su reinado. Ahora bien hay ciertas
cosas que caben aclarar de este periodo para no romper con la secuencia de los
eventos. Habíamos dicho que Druso había tenido unos gemelos llamados
Germánico gemelo y Druso gemelo. El primero falleció temprano en su vida y al
segundo, Calígula con el fin de no tener rivales, lo mandó a matar apenas unos
meses luego de advenir al trono.
Al ser hermana de Calígula, Agripina la menor gozó al principio del gobierno de su
hermano de grandes privilegios. Sin embargo luego de la muerte de Drusila,
hermana de ambos y favorita de Calígula, dicen algunos que César sufrió un ataque
de epilepsia, y enloqueció desterrando entre otras personas a su hermana Agripina,
quien era esposa de Cneo Domicio Ahenobardo, con quien tuvo un hijo llamado
Lucio Domicio Ahenobardo.
Luego de que los pretorianos dieran muerte a Calígula y a otros miembros de la
familia imperial encontraron a Claudio escondido esperando que lo mataran a él
también. Mas no fue así y fue nombrado emperador. Hasta aquí lo pertinente a
este periodo, para continuar con el Análisis Historiográfico de Tácito.
XII. Primeros años de gobierno de Claudio César
Claudio fue quizás el menos controversial de los Césares. No fue adoptado
como los otros príncipes que le precedieron, fue puesto en el poder por la guardia
pretoriana. De seguro no era tan flojo de carácter como lo describe Tácito, pero
cualquiera que sea comparado con Tiberio o con Calígula de seguro podría ser
considerado como una persona pusilánime. Y si le sumamos a este factor el hecho
de que tuvo como sus dos últimas esposas a mujeres con la conducta de Mesalina
40 Suetonio La Vida de los Doce Césares.
y con el genio de Agripina la menor, el resultado de esa ecuación es que pensemos
quizá erróneamente que de hecho sí era débil de carácter.
XIII. Mesalina
Mesalina es una de esas mujeres controversiales que aparecen en Los Anales.
Era la tercera esposa de Claudio con la que tuvo un hijo llamado Británico del cual
hablaremos más adelante. Aparentemente era una mujer joven y bonita de quien
Claudio un día se enamoró sin saber lo que habitaba dentro de aquella mentalidad.
Sucede que Mesalina resultó ser una infiel habitual que desde hacía ya un tiempo
manchaba la imagen de su marido, teniendo amantes aquí y allá. Según Tácito era
tan infiel que estaba ya “empalagada de adúlteros41. De hecho Tácito tiene tal
desprecio por ella que la llama “la más deshonesta de las mujeres42”.
En un momento dado la conducta de Mesalina estaba totalmente fuera de control,
toda vez que siendo ella esposa del príncipe, que era Comandante en Jefe de todas
sus cohortes y en una ciudad donde todo se sabe, decide ella casarse públicamente
con Silio quien era un soldado con el que ya venía saliendo desde hace algún
tiempo. En realidad habría que preguntarse quién estaba más fuera de si, puesto
que él se paseaba públicamente con ella diciéndole a todo el que le apercibía de las
posibles consecuencias de sus actos, que Claudio, era un “hombre no menos
precipitoso en la ira que fácil a ser insidiado43”.
Este matrimonio fue celebrado mientras Claudio se encontraba ausente de la
ciudad realizando ciertos sacrificios. Los que más se espantaron al escuchar la
noticia fueron los que más autoridad tenían durante el principado de Claudio, ya que
temían que éste los culpara a ellos de no velar más de cerca a Mesalina. Decían
ellos que mientras Mesalina escondiera los amantes en los cuartos escondidos del
príncipe había deshonra pero no peligro, pero que ahora que hizo su relación
pública corrían peligro. Temían que Claudio no les creyera puesto que Mesalina lo
controlaba.
41 Ibíd. Pág. 23642 Ibíd. Pág. 22143 Ibíd. Pág. 237
Ocurre que cierto día Narciso convence a dos jóvenes allegadas al emperador a
que le dijesen sobre los actos de Mesalina. Enterado Claudio llama a sus amigos
más cercanos los cuales confirman la información44. Acto seguido, se dirigieron a
Roma donde Mesalina celebraba unas fiestas parecidas a las que se celebraban a
Baco, con todo lo que eso pueda implicar. Llegaron a la fiesta muchos centuriones
y arrestaron a todos los que allí se encontraban. Mesalina intentó utilizar una
táctica que siempre le había funcionado, la cual consistía en presentarse frente a
Claudio con sus hijos Británico y Octavia para que abrazaran a su padre45.
Al llegar a Roma Narciso comenzó a acusarle y ella que no mandó a buscar a sus
hijos pero Narciso rápidamente ordenó a los soldados a que los apartaran de allí.
Para que no hubiera conflicto de intereses, se envió un liberto a la casa de Silio El
liberto comenzó a mostrar a los soldados la estatua del padre de Silio que se
encontraba en su patio y que había sido prohibida por el Senado. Además
encontraron muchas pertenencias de los Nerones y los Drusos que le había dado
Mesalina en premio del adulterio46.
En esa misma noche, luego de llegar al palacio Claudio comenzó a embriagarse
con vino. En un momento dado dijo a Narciso que le avisara a Mesalina a que
compareciese el día siguiente a defenderse. Pero todos los soldados allí presentes
convinieron en que aquello no era bueno, puesto que temieron que a César se le
ablandaría el corazón para con Mesalina y la perdonaría y que luego ella tomaría
venganza contra sus acusadores. Los soldados fueron esa misma noche y le dieron
muerte a Mesalina mientras se encontraba junto a su madre. Claudio nunca se
expresó al respecto47.
XIV. Conflicto en Germania
A principios del gobierno de Claudio aconteció que los queruscos se quedaron sin
rey y fueron camino a Roma a buscar a Itálico que era hijo de Flavio y sobrino del
44 Ibíd. Pág. 23845 Ibíd. Pág. 24046 Ibíd. Pág. 24147 Ibíd. Pág. 242
difunto Arminio el cual mencionamos antes. César le advirtió a Itálico ates de partir
que era el primero en salir de Roma, no como rehén sino como ciudadano, y con el
propósito de gobernar un campo extranjero. Al principio de su reinado fue bien
acogido por sus gobernados, pero no tardó en suscitarse una revuelta, cuando
algunos de los que añoraban el poder comenzaron a hablar mal del nuevo príncipe.
Decían que le estaban dando poder a Roma al pedirle príncipes, como si sus tierras
no pudiera producir gente digna para reinar. Que Itálico era hijo de Flavio quien por
mucho tiempo marchó con el ejercito romano y en consecuencia era un perseguidor
de su patria.
Por otro lado, los del bando de Itálico no lo abandonaron arguyendo que el joven
no había ido a gobernar en contra de la voluntad de ellos, que más bien ellos lo
habían buscado y que el otro bando que recién se había formado, lo que buscaba
era destronarlo para ellos gobernar.
Entonces ocurrió una batalla entre ambas partes en la que Itálico venció. Pero
luego de haber ganado la batalla “ensordecido después por la prosperidad de la
fortuna, el rey fue echado, finalmente, del reino.48”
XV. Agripina (la menor)
Luego de que Claudio paso aquel mal rato causado por las infidelidades de
Mesalina y muerta ésta, era hora de que el príncipe consiguiera una nueva esposa.
Muchas mujeres compitieron por seducirle pero sólo una lo logró, Agripina la menor
(en adelante Agripilina).
Hija de Germánico y de Agripina, Agripilina gozaba de la dicha de pertenecer a la
familia de los Césares, a diferencia de Mesalina. Sin embargo había un problema,
el ser hija de Germánico la convertía en sobrina de Claudio. Pero esto no
representó ningún problema para Agripilina, puesto que logró que el senado
aprobara una ley que permitía los matrimonios entre sobrinas y tíos para de esta
manera legitimar su matrimonio con Claudio.
48 Ibíd. Pág. 230
Luego de casarse y convertida consecuentemente en emperatriz, Agripilina
comenzó a llevar a cabo un maquiavélico plan para el cual, necesitaba
primeramente atar algunos cabos sueltos. Lo primero que hizo fue expresarle a un
caballero llamado Vitelio su deseo de que su hijo se casara con Octavia, hija de
César. No obstante, Octavia ya había sido comprometida por Claudio a Lucio
Silano, joven reconocido por su oficio de pretor. Con el fin de agradarle a Agripilina,
Vitelio se las ingenió para acusar a Silano de que tenía sexo con su hermana.
Claudio lo creyó y Agripilina aprovechó el momento para decirle que Octavia sería la
esposa perfecta para su hijo Lucio. César aceptó y el mismo día de la boda, entre
Octavia y Lucio, Silano se suicidó de la tristeza. El primer paso del plan de
Agripilina se había dado.
El segundo paso consistía en que Claudio adoptara a su hijo, para que de esta
forma tuviera el linaje de los Césares de ambos lados. Claudio aceptó y le cambio
el nombre. De Lucio Domicio Ahenobardo, pasó a llamarse nada menos que Nerón
Claudio César Druso Germánico, personaje que en un futuro sería conocido como
el emperador Nerón.
Como si esto no fuera poco, Agripilina se encargó de resaltar la figura de Nerón
para con Claudio y de este modo llevar al hijo natural de éste, Británico, a un
segundo plano. Con la ayuda de los acusadores de Mesalina, quienes temían que
si Británico llegaba al trono vengaría la muerte de su madre, Agripilina logró su
cometido y Claudio comenzó a preferir al entenado sobre su propio hijo49.
De hecho, fue tal el amor que le tenía Claudio a Nerón, que en una ocasión le
entregaron la toga viril, como para que pareciese un adulto capaz de administrar
aún a su corta edad de 14 años y Claudio se enorgulleció de esto. A causa de esta
actuación, durante unos juegos que se celebraban en el circo, Nerón saludo a
Británico por su nombre y éste último le saludo por el nombre de Lucio. Al Agripilina
enterarse de este suceso, se quejó con Claudio alegando que la causa de aquella
conducta de Británico se debía a la instrucción que le daban sus maestros. Claudio
enfureció y mando a matar y a desterrar a éstos últimos, y le dio a Agripilina la
49 Ibíd. Pág. 249
potestad de conseguir los maestros que ella creía que le favorecían a su hijo. No
dudamos que Agripilina haya escogido los que le favorecían a ella.
En cambio para asegurar la máxima educación de su hijo Nerón, Agripilina solicitó
a César a que desterrara a Séneca, con el fin de que éste sirviera de mentor a su
hijo en el arte de la oratoria y de la filosofía. En cuanto a las artes militares,
Agripilina pidió que le instruyera Sexto Afranio Burro quien era nada más y nada
menos que el prefecto del pretorio.
Es interesante el ver como esta mujer iba poco a poco moviendo sus fichas para
alcanzar su meta. Empero, si bien es interesante ver el ingenio de Agripilina en
práctica durante este periodo, no es menos impresionante y fatal lo que iba a hacer
después.
Una vez Nerón alcanzo una edad bastante madura, Agripilina contrató a una
famosa creadora de venenos llamada Locusta para que creara un veneno. Ésta
creó el veneno y Agripilina aprovechó un día que Claudio estaba ebrio y lo echó en
un guisado de hongos del cual Claudio solía degustar. Sin embargo, el veneno no
hizo el efecto deseado, ya que Claudio sólo enfermó pero no murió. Entonces
Agripilina recurrió a un médico amigo suyo que sabía de la conspiración, y éste con
la excusa de revisar a Claudio le pasó una pluma envenenada en el cuello,
muriendo posteriormente Claudio.
Muerto Claudio, se discutía en el Senado y entre los cónsules quien sucedería a
éste en el trono. Al enterarse de esto, Agripilina fue a la recamara de Británico
llorando y abrazándolo fuertemente y diciéndole que él era la misma cara de su
fenecido padre. No obstante, esto no era más que una distracción para evitar que
Británico saliera de su alcoba para que de esta manera no lo vieran en el Senado,
mientras su hijo, aprovechándose de la situación, se encontraba ya en la casa de
las leyes50. Y así con todas estas conspiraciones y artificios ocultos, sube Nerón al
poder.
XVI. Nerón.
50 Ibíd. Pág. 237
El 13 de octubre del año 54 de nuestra Era a la edad de 17 años, Nerón Claudio
Cesar Druso Germánico comenzó a gobernar Roma. Durante los primeros años de
su gobierno, Nerón se caracterizó por ser un gran administrador. Esto era de
esperarse puesto que era asesorado por hombres de la estatura de Séneca,
reconocido históricamente por ser un gran filósofo, un intelectual y un sabio escritor.
Como habíamos dicho antes, su asesor en las cuestiones militares era Burro, un
hombre muy reconocido por su sabiduría en asuntos de guerra. Y además
súmesele a éstos ilustres varones el intelecto de su madre Agripilina quien al su hijo
ser tan joven, gobernaba indirectamente el imperio.
Fue característico de principios de su gobierno el hecho de que delegó muchos
asuntos al Senado lo que fue visto con buenos ojos por la clase política romana.
Sin embargo, como es de esperarse en esta familia, los problemas en el gobierno
del nuevo César no tardaron en surgir. Y es que Agripilina, con su usual carácter
dominante, quería tener el control de su hijo y de todo cuanto sucedía a su
alrededor. En muchas ocasiones intervenía dando sugerencias no solicitadas. De
hecho en una ocasión mientras Nerón hacía cierto tipo de negociaciones con unos
embajadores provenientes de Armenia, Agripilina intentó subir al asiento imperial
con su hijo para presidir conjuntamente con el príncipe aquel acto. Y lo hubiese
hecho si no fuese por que Séneca intervino para impedirlo51.
Interfería Agripilina en aspectos tan personales de la vida de César como lo son
las relaciones amorosas que Nerón comenzó a tener con una liberta llamada Acte.
Argüía Agripilina que aquello era una desdicha para la familia imperial y que él
estaba siendo un adúltero, toda vez que como sabemos el príncipe estaba casado
con Octavia.
Pero aconsejado por Séneca Nerón comenzó a aislar paulatinamente a su madre
del poder. Esto enfadó a Agripilina sobremanera al punto que ella comenzó a
amenazar a su hijo con favorecer al joven Británico ya que era él y no Nerón el
verdadero heredero al trono. También le recordó que de no haber sido por sus
maquinaciones, él no hubiese llegado al poder. Agripilina terminó detestando a
51 Ibíd. Pág. 284
Séneca ya que lo veía como un usurpador, como un alienador de los afectos de su
hijo.
Oyendo estas palabras Nerón y con el fin de tomar control de la situación, decidió
eliminar la competencia. Durante un banquete celebrado en el palacio César
ordenó que se calentara bastante la bebida de Británico. Como era costumbre,
antes de Británico beber de aquel vino ordenó a un sirviente a que lo probase para
ver si no estaba envenenado. Resultó ser que el vino no lo estaba. Mas luego de
hacer el brindis, cuando Británico probó aquella bebida tan caliente, decidió
refrescarse la boca con un poco de agua fría. El agua estaba envenenada. No
pasaron ni quince minutos cuando el veneno hizo efecto y Británico hijo de Claudio
César y último de los Claudios murió52.
Al ver esto Agripilina no pudo fingir su desilusión puesto que ella tenía las
esperanzas puestas en Germánico. Y así comenzó a hablar secretamente con sus
amigos pidiendo dinero y al parecer con la intención de acabar con la vida de su
hijo. Al enterarse César de esto mandó a que le quitasen la guardia personal a su
madre y fue más allá al expulsarla de su residencia en el palacio y enviarla a vivir e
otro lugar al cual nadie la iba a visitar.
Varios años más tarde Nerón se enamoró de Popea Sabina. A Popea le fascinaba
explorar los límites de Nerón y le llamaba pupilo como queriéndole decir que era un
adulto dominado por su madre y que por eso él temía repudiar a Octavia y casarse
con ella. Agripilina por su parte, ya por inseguridad ya por locura, aprovechaba las
horas en que su hijo se encontraba ebrio para seducirlo y tener actos lascivos con
él. Empero, este asunto controversial llegó a oídos de mucho y Nerón, de la
vergüenza comenzó a evitarla, pero ella insistía en seguir con aquel
comportamiento. Estas y otras situaciones hicieron que Nerón mandara a dar
muerte a su madre53 .
No sabía si hacerlo con venenos o mediante las armas. La primera opción no le
convencía, dado a que como sabemos Agripilina tenía un peritaje en este tipo de
artificios y probablemente lo descubriría o tuviese ya líquidos para contrarrestar todo
tipo de veneno. La segunda alternativa tampoco le pareció convincente puesto que 52 Ibíd. Pág. 29053 Ibíd. Pág. 319
era aún más violenta que la primera y todos lo notarían. De modo que optó por
ofrecerle un paseo en un barco que estaba construido frágilmente con el propósito
de se destruyera en alta mar. Sin embargo, luego de que el barco se derrumbara,
murieron la mayoría de que los que en él se encontraban excepto su madre.
Al Nerón enterarse entró en pánico y llamó a Séneca y a Burro los cuales
convinieron en que quien debía de dar muerte de una vez y por todas a Agripilina
era aquel que construyó la nave. Éste último junto con varios hombres más,
entraron en casa de Agripilina y le comenzaron a propinar golpes por la cabeza con
un bastón. Uno de ellos desenvainó su espada para darle fin a aquella mujer y ella
levantó sus ropas mostrándole el vientre y le dijo que le clavara la espada allí.
Quizás ese acto por parte de Agripilina fue su último acto de manipulación para con
su hijo, por que es, a nuestro parecer, un acto demostrativo de lo arrepentida que se
encontraba de haber cargado a Nerón en su vientre54. Luego de la muerte de
Agripilina el Senado dio una orden para que se considerara el día de su nacimiento
como uno nefasto o de mal agüero.
.
XVII. Vicios y costumbres de Nerón
Un dato curioso de esta época del reinado de Nerón eran sus pasatiempos
nocturnos. Cuando caía la noche Nerón se vestía de esclavo para no ser
reconocido y se iba por las calles junto con una pandilla de ladrones a robarle a los
mercaderes. En una ocasión lograron agarrar a algunos de ellos y hasta el mismo
Nerón salió de allí con heridas en la cara.
Más adelante, el reinado del nuevo príncipe se caracterizaría por la abundancia
de fiestas llenas de bebidas embriagantes y el establecimiento de un gran número
de tabernas y bodegones. César solía cantar, tocar la cítara y recitar poemas en
distintos eventos, cosas de las que Séneca y Burro preferían distanciarse.
Otro interesante pero funesto acontecimiento fue que Nerón, con el fin de casarse
con Popea, repudió a Octavia porque ésta era estéril y porque supuestamente trató
54 Ibíd. Pág. 323
de matarlo una vez. Publicado este edicto los centuriones la llevan a un lugar
alejado y la amarran con apretadas sogas. Acto seguido le abren las venas por
diversas partes. Como la sangre salía muy lentamente, la metieron en una tina muy
caliente y el vapor hizo que su sangre fluyera tan rápidamente que la mujer murió
en segundos. Además de esto, el príncipe envenenó a todos lo que le
recomendaron que no se casara con Popea55.
Otro de esos capítulos controversiales en la vida de Nerón fue un banquete que
llevó a cabo en el estanque de Agripa que era una suerte de lago artificial. Nerón
hizo fabricar sendas balsas que unidas constituirían el lugar donde se llevarían a
cabo dichas efemérides. Las balsas eran remadas por esclavos y esclavas
sexuales de distintas edades y cuidadosamente seleccionadas. Alrededor del lago
se encontraban decenas de públicas rameras desnudas. Esa noche ocurrió en
aquel lugar una orgía de grandes proporciones, en la cual, Nerón tuvo sexo con
hombres y mujeres indistintamente.
Según Tácito “no le faltó otra cosa por cometer para calificarse por el más
abominable de todos los hombres que la que hizo pocos días después casándose
públicamente en calidad de mujer con uno de aquel nefando rebaño…56” . Luego de
la boda se fueron marido y mujer a celebrar algo parecido a lo que en nuestros días
conocemos como luna de miel.
XVIII. Séneca
La conducta de Nerón comenzó a crear temor en Séneca. Como hemos dicho
Séneca fue desterrado por peticiones de Agripilina a su marido Claudio para que
sirviese de mentor a Nerón. Éste último aprendió muchas cosas del filósofo y en
cierta medida Séneca se había convertido en su mano derecha en lo que concierne
a los asuntos del imperio. Sin embargo, Séneca al ver el comportamiento del nuevo
emperador, a saber: sus infidelidades para con su esposa, su conducta ante el
público, las relaciones incestuosas con Agripilina y el hecho de que había mandado
a matar a su propia madre, hicieron que Séneca comenzara a temer por su vida.
55 Ibíd. Pág. 35356 Ibíd. Pág. 375
Además habían llegado a los oídos del filósofo que había mucha gente del palacio
y de la plebe que comenzaron a sentir envidia de su cercana relación con César.
Así las cosas, Séneca decide un día pedir licencia a Nerón para retirarse de su
cargo, so color de que el peso de los años se le había venido encima y de que ya el
príncipe había aprendido del filósofo todo lo que éste podía enseñarle. Empero,
Nerón se lo negó, arguyendo que todavía Séneca se encontraba en edad robusta y
que necesitaba de su sabiduría para gobernar aquel imperio57. Algún tiempo más
tarde, un señor llamado Romano acusó a Séneca de secretas calumnias contra el
príncipe58. Luego de desarticular un complejo esquema de conspiración para con
su persona, Nerón le pide a Séneca que se suicide y este se comenzó a cortar las
venas de diferentes partes del cuerpo y aún en sus últimos minutos de vida, logró
persuadir al soldado con su probada elocuencia de que desobedeciera una orden y
lo dejara hacer un testamento. Y así culminó la vida del filósofo.59
XIX. Nerón y los Cristianos
Para este mismo tiempo roma se abrazó con un incendio de proporciones
mayúsculas. Murieron muchos individuos, se quemaron templos, casas, plazas ,
estatuas, lugares de recreo, en fin, de catorce distritos en los que estaba dividida la
ciudad sólo cuatro quedaron ilesos. Se corría la voz en el pueblo de que aquel
atroz incendio había sido causado por el propio Nerón, quien, en su harta
reconocida locura quería darle nueva forma a la ciudad para luego llamarla
Nerópolis.
Nerón, oídos éstos y otros comentarios sobre su persona culpó a los cristianos de
haber sido los autores intelectuales de aquel fatal incendio. He aquí algunas
palabras que recogen la opinión de Tácito sobre los cristianos:
“El autor de este nombre [cristianos] fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había
sido ajusticiado por Poncio Pilato, procurador de Judea. Por entonces se
57 Ibíd. Pág. 34758 Ibíd. Pág. 35459 Ibíd. Pág. 390
reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición; pero tornaba otra vez a
reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma,
donde llegan y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que hay en
las demás partes60”
Evidentemente, Tácito despreciaba a los Cristianos y a sus costumbres. Pero
César lo vencía en el desprecio a estas personas. Nerón inventó todo tipo de
castigos para con ellos tales como vestirlos con piel de carroña fresca de animales y
soltarle luego los perros para que los devoraran; los ponían en cruces; los
amarraban junto a la leña para cuando llegara la noche sirvieran de antorchas, en
fin, los castigos más crueles e inusitados que se podían llevar a cabo aún en una
sociedad tan violenta como la romana.
XX. Conclusión
Al igual que con Calígula la información del periodo que comprende el reinado de
Nerón no está completa, por lo que, al menos en Tácito se desconoce el fin del
reinado de Nerón. Sin embargo, de la información que se recoge en Anales sobre
el reinado de Nerón podemos colegir que éste, fue uno repleto de vicios, maldades,
incestos, en fin de toda modalidad de concupiscencias. Fue un hombre carente de
principios que además de dar crueles y horribles muertes a muchos de sus
allegados, también puso fin a la vida de su propia madre, de su hermano, de su
esposa y de su maestro de tantos años.
Cada uno de los príncipes aquí reseñados comparten una característica en común
que consiste en comenzar sus primeros años en el poder gloriosamente, con
buenas administraciones, con esplendidos asesores y un sin número de fieles
amigos. Pero paulatinamente mientras más poder adquirían más crecía en ellos la
desconfianza, la envidia, la soberbia y los vicios.
La historia que Tácito nos cuenta en esta obra, aunque aparenta estar dirigida a
reseñar la vida de los Césares, tiene otro fin más profundo y es el de dar cuenta de
cómo los valores sociales van desapareciendo y son reemplazados por los vicios y
las malas costumbres que corrompen la sociedad. La paranoia de Tiberio, la 60 Ibíd. Pág. 379
maldad y la locura en Calígula, la soberbia y el comportamiento concupiscente en
Nerón y en sus allegados, así como los mecanismos que utilizan las mujeres de la
familia imperial para lograr sus objetivos, son pruebas que demuestran la veracidad
de la hipótesis de este autor.