ANÁLISIS DEL PENSAMIENTO ANDINO EN AMÉRICA PROFUNDA

CONCEPTOS-ORIENTADORES

IRA DE DIOS/TERROR ANTE LO DIVINO: “... Esa fe indígena que apunta algo más que al simple hombre, algo que está afuera y que no es el hombre, sino lo inhumano, la naturaleza o el dios terrible, como quiera llamársele...” (pág. 33).

* Lleva el Inconsciente a flor de piel.

CINCO SIGNOS DE VIRACOCHA/ENSEÑANZA-ABUNDANCIA-TUNUPA-DUALIDAD-CÍRCULO

MARCHA DEL DIOS SOBRE EL MUNDO: Cosmogonía. La manera como adquiere sentido el mundo: conciliar la idea de pureza del dios con las cosas sumidas en el “hervidero espantoso”. (pág. 46). Ordenamiento.

Enfrentamiento de los opuestos (no oposición serena platónica). Viracocha/Caos.

Equilibrio. La cruz ordenadora de Tunupa. Enfrentamiento con el opuesto: el caudillo/el jaguar terrorífico/el diablo. Solución: el hundimiento seminal de la cruz.

Héroes gemelos. Sol y Luna. Su recorrido traza el dinamismo de Viracocha como óvalo fundamental creador, como ritmo, como temporalidad... Relación héroe lunar pobre-orden (agrario)-Viracocha.

DOMINIO MÁGICO SOBRE EL MUNDO. Iluminación. Vía interior. Dominio de la flor cósmica. Perder el miedo al mundo y conjurarlo sólo se consigue lejos de nuestra vida moderna tan cargada de defensas de toda índole. (pág. 54). El arte como pantalla o red mágica. El calendario solar y lunar como reintegración cósmica (la flor de cuatro pétalos). El mandala.

DUALIDAD DEL COSMOS

MASCULINO/FEMENINO CIELO/TIERRA: Hanac-Pacha/Kay-Pacha/Hurin-Pacha. CUATRO ELEMENTOS: Diablo/Caos (Fuego y Tierra) contra

Santo/Tunupa/Orden (Agua y Viento-Aire). Illapa, Pachamama, Mamacocha y Chuquichinchay. “Con estos cuatro elementos se conjuraba el caos y se abría la

posibilidad de llegar al fruto y llenar el granero o collca-pata.” (pág. 62).

“En cualquier momento puede dar maíz o dar maleza. Ésta es, en verdad la oposición original que motiva todo el esquema.” (pág. 62). Abundancia útil o inútil (al humano).

CATEGORÍAS MANDÁLICAS

El concepto de “mandala” le permite a Kusch analizar la dinámica rítmica de las categorías cosmogónicas andinas presentes en el dibujo del yamqui:

“De esta manera todo el esquema refleja un firme compromiso con el cay-pacha o ‘suelo de aquí’. Se diría que la intuición central del esquema es únicamente la búsqueda del alimento.” (pág. 66).

SABIDURÍA AMAUTA

“Se trata de formas antiguas que habían sido decantadas con el transcurso del tiempo y que servían para sistematizar la realidad circundante y los problemas que afectaban a la comunidad.” (pág. 69).

Proceso de racionalización, geometrización, estilización de las categorías populares.

El amauta debió tener un dios máximo, dual, que se da al principio como mera semilla y luego conjura el caos que lo rodea. Se desdobla en dos hijos, mayor y menor.

Los héroes gemelos, como enviados con la enseñanza divina, tenían un secreto: Imaymana debe abundar en todas las cosas mientras Tocapo hace de límite o forma a modo de vestido precioso. Se trata de dos conceptos: una abundancia pura, como simple hecho del crecimiento, como un fenómeno ajeno al humano. Es el mundo como materia pura, como posibilidad y fuerza seminal, como potencia disponible. (págs. 72-73). Tocapo es el control, la medida, el límite, la escacez, la pobreza, la muerte, el orden impuesto al caos.

“El cosmos indígena, antes y después de los amautas, se bifurca entre dos fuerzas que disputan las cosas del mundo, pero que se subordinan al ritmo de las estaciones, o sea, al crecimiento y la extinción. Esto está dado por el óvalo o muyu de Viracocha.” (pág. 74).

El calendario es el mandala o círculo mágico que conjura el mundo, no lo crea ex nihilo, sino que lo ordena, lo informa, lo limita... todo esto para obtener el fruto y el alimento comunitarios. Se trata del afán de controlar la naturaleza mediante la preparación espiritual.

El amauta no creía que Viracocha fuera visible o esté situado en un lugar determinado (¿maipin canqui?). El camino para aprehender al dios se da por vía interior, esto es, absteniéndose de toda exterioridad, ayunando del mundo, de los objetos. Las cosas son como la fiesta de la creación del dios, pero no son el dios mismo (pág. 78).

La solución para la ira de dios/devenir de lo real es la actitud mesiánica-mística, una solución existencial de reconocimiento e incorporación de los ciclos de crecimiento y muerte. El itinerario cósmico se refleja en el itinerario interior del huancaquilli. Ésta es la solución ante el hecho de vivir en América, esto es, ante el desamparo que produce la exposición ante la ira del dios/devenir de las fuerzas transhumanas. Los estadios del itinerario interior serían: búsqueda del dios-obtención de la cruz-enfrentamiento con el caos-confortamiento espiritual/identificación con el dios/Tunupa.

“En todo este mecanismo místico se muestra una forma biológica del pensar, como si éste se moviera, no por un principio de causalidad mecánica sino de causalidad por germinación.” (pág. 83). Se trata de un movimiento de inmersión de lo seminal en una totalidad antagónica para lograr el fruto (alimento y

sentido). En torno de estos tres elementos gira el mecanismo intelectual del andino.

Definición del “mero estar”

Cuando un pueblo crea sus adoratorios, traza en el ídolo su itinerario interior...

Cuaternidad o tetrametría: Todo se dividía en cuatro segmentos y llevaba un quinto, el último, que hacía las veces de fruto. En el espacio, era el Coricancha o el Cuzco, en el tiempo se concebía una historia compuesta por cuatro etapas, cada una con un tipo de hombre que luego era destruido y una quinta etapa, la actual, que también iba a ser destruida definitivamente. Cuatro formas de dispersión y una quinta de concentración.

La gravidez que soporta el natural, causada por un magma cósmico adverso, asigna a su cultura cierta cualidad de “yecto” entre fuerzas antagónicas. Se trata entonces de administrar energías mediante el ayllu. Este tipo de organización es llamada “economía de amparo”. Todo estaba montado para lograr la abundancia y evitar la escasez, pero esto resultaba penoso, angustiante, por estar sometido al azar. No podía resolverse por una acción externa, sino por una identificación con el ambiente, por una vuelta al propio inconsciente. Si vencía al inconsciente vencía al mundo. Sólo así se entiende lo estático de la cultura quechua, en el sentido de refugio en el centro germinativo del mandala cósmico.El estar como cualidad cultural se vincula con el Dasein heideggeriano, como “mero estar” o simple “darse” del “uno anónimo” (das Man). Resulta más cercano, sugiere Kusch, al concepto budista de Asidad (el así-llegado). El sujeto, que se encuentra a sí mismo en el mandala, es un sujeto afectado por las cuatro zonas del mundo, y remedia esa afectación mediante la contemplación. Es la raíz de su inacción o estatismo. La cultura occidental, en cambio, es la del sujeto que afecta al mundo y lo modifica y es la enajenación a través de la acción. El arte precolombino es mandálico. El centro mandálico, germinativo, es el lugar del ego o el Selbst de Jung, sitiado por las zonas de dispersión. El mundo quechua consiste en una naturaleza inalienable que carece de individuos. El mandala, cósmico, estatal, mágico, cerca, no al individuo, sino a la runacay o humanidad. Esto genera el temor a ser absorbido por el accidente, que engendra un miedo original a flor de piel, algo así como un temor ante la ira de dios. De ese miedo original surge la estructura de amparo del imperio, los ceques y el altar de Salcamayhua. El ayuno es la salida, por vía interior, del mundo amenazante y azaroso.

El dios del indígena mantenía una expresión física en el trueno, el relámpago y el rayo. El dios de Valverde era un dios estrictamente moral que se esgrimía como tabú para tapar la ira de dios. Lo auténtico del cristianismo primitivo fue superado, porque se dejó de creer en el dios iracundo, que aún regía hasta el siglo XIII.