Analisis fragmento de La nueva crónica y buen gobierno.pdf
-
Upload
martin-rodriguez -
Category
Documents
-
view
83 -
download
0
description
Transcript of Analisis fragmento de La nueva crónica y buen gobierno.pdf
AAUTORUTOR: M: MARTÍNARTÍN R. R R. RODRÍGUEZODRÍGUEZ
CCÁTEDRAÁTEDRA DEDE H HISTORIAISTORIA DEDE A AMÉRICAMÉRICA C COLONIALOLONIAL
TTRABAJORABAJO P PRACTICORACTICO N Nºº 2 2
PPROFROF. E. EDUARDODUARDO B BAJOAJO
EESCUELASCUELA DEDE H HISTORIAISTORIA
UUNIVERSIDADNIVERSIDAD N NACIONALACIONAL DEDE C CÓRDOBAÓRDOBA
NNOVIEMBREOVIEMBRE DEDE 2000 2000
IINDICENDICE
PPRESENTACIÓNRESENTACIÓN ................................................................... ................................................................... 22DDESARROLLOESARROLLO
LLAA C CUESTIÓNUESTIÓN R RELIGIOSAELIGIOSA............................................................................................................ 55EELL A AMBITOMBITO S SOCIALOCIAL YY E ECONÓMICOCONÓMICO.................................................................................. 99LLASAS C CIUDADESIUDADES DELDEL V VIRREINATOIRREINATO DELDEL P PERÚERÚ.......................................................... 1212CCONCLUSIÓNONCLUSIÓN ...................................................................... ...................................................................... 1515BBIBLIOGRAFÍAIBLIOGRAFÍA ..................................................................... ..................................................................... 1717NNOTASOTAS ............................................................................... ............................................................................... 1818
1
PPRESENTACIÓNRESENTACIÓN
El siguiente trabajo está realizado sobre la base de un escrito de época
titulado “La nueva crónica y buen gobierno”, que tiene por autor a Felipe Guamán
Poma de Ayala. La edición trabajada es del Taller de Imprenta “Gráfica Industrial”
y fue impresa en Lima en 1966. La interpretación de la misma fue realizada por el
Teniente Coronel Luis Bustios Galvez.
Es destacable el hecho de que este escrito sea una carta, aunque de una
extensión fuera de lo común, ya que alcanza las 1.200 paginas y cuenta con 400
ilustraciones. Dicha misiva, enviada alrededor del año 1615 poco antes de la
muerte de su autor que se estima para 1617, iba dirigida al rey de España, Felipe
III, para relatar el estado en que se encontraban las comunidades indígenas en el
Virreinato del Perú, para quejarse de los abusos cometidos por los españoles y
para proponer soluciones a esta situación. En la actualidad, la obra proporciona
una visión indígena del mundo andino y permite reconstruir con todo detalle
aspectos de la sociedad peruana después de la conquista, a la vez que ilustra
sobre la historia y genealogía de los incas. El descubrimiento de esta rica fuente
primaria para el conocimiento de la historia del Perú colonial fue más bien tardía,
en 1908, cuando el alemán Richard Pietschmann la ubicó en la Biblioteca Real de
Copenhague1. El autor de la carta era un indio criado por los españoles, y por lo
tanto considerado ladino, que descendía de una noble familia inca de Huánuco.
Afirmaba que su padre, Martín de Ayala, había sido virrey y segunda persona del
legítimo Inca Huáscar. Luego, con los españoles, su progenitor siguió
destacándose con sus participaciones en numerosas contiendas a favor de la
Corona, como por ejemplo contra la revolución de Francisco Hernández Girón y
como Capitán en la expedición a Vilcabamba, para enfrentarse al Inca Tupac
Amaru. Los triunfos de su padre, así como las mercedes obtenidas por Guamán
Poma, le significaron a este un bienestar económico (al que dice haber
renunciado para escribir su carta) y el derecho a reclamar una preeminencia
sobre el resto de los indígenas, ya que a él le correspondía por herencia el cargo
2
de segunda persona del Inca. Esto no había quedado sin valor con la dominación
española, sino que se había trasladado al ámbito hispánico y el autor de la obra
no duda en considerarse como la legítima segunda persona de Felipe III en el
Perú.
Esta obra fue escrita en un periodo en que la economía colonial, impulsada
por la producción de plata, había alcanzado su techo en 1590 y a partir de ese
momento había comenzado a caer lentamente. Las minas de Potosí habían
menguado su rendimiento desde 1592, como consecuencia de las dificultades
para obtener el mercurio de Huancavelica para la técnica de la amalgama2. La
mano de obra indígena para trabajar en estas minas, las únicas en las que se
extraía mercurio en América, fue disminuyendo debido a las duras condiciones
que provocaban la muerte de los aborígenes reclutados forzosamente, los cuales
contraían enfermedades respiratorias o morían por los derrumbes, por los gases
venenosos de los túneles o por los cambios en las temperaturas al salir de las
profundas minas que alcanzaban los 200 metros de profundidad y encontrarse
con los fríos glaciales de las montañas, a más de 5000 metros sobre el nivel del
mar3. Esto había provocado conflictos a la corona en cuanto a su política con
respecto al tratamiento de la población nativa que había caído de más de un
millón a la mitad en este lapso en los Andes centrales y había provocado las
quejas del fraile dominico Bartolomé de Las Casas (quien las hacía con carácter
extensivo para todo el continente), las cuales habían tenido gran repercusión en la
metrópoli4. A pesar de las reformas introducidas por Francisco de Toledo, quien
había organizado el gobierno del Virreinato del Perú, los encomenderos y los
españoles en general, continuaban con sus abusos hacia los aborígenes en
busca de obtener riquezas, lo cual constituía una de las principales
preocupaciones de Guamán Poma de Ayala. Este no se muestra del todo
conforme con lo hecho por Toledo y desea poner fin de una vez por todas a los
atropellos que sufren los indígenas por lo que propone una serie de reformas.
La obra completa de Ayala se divide en tres partes, siendo la última la que
he adoptado para realizar este trabajo. Dicha sección, está referida
específicamente a la vida y las costumbres de los aborígenes, junto a una
3
descripción del medio geográfico que había recorrido el autor. Mi estudio abarca
las paginas contenidas entre la 68 y la 248, en las que se describe a los indios
cristianos comunes en sus hábitos de la vida cotidiana y la forma en que los
españoles se aprovechaban de su autoridad sobre ellos. Además se hacen una
serie de sugerencias para mejorar la situación de injusticia y corrupción imperante
y finalmente se realiza una reseña de las ciudades del virreinato y sus
correspondientes jurisdicciones, detallando sus posibilidades económicas y las
características generales de su población. Esta narración sobre los modos de vida
indígena así como también de las actitudes de los europeos, puede servir para
identificar algunos de los motivos que dieron pie a la aparición de un movimiento
milenarista como el Taki Onqoy. Asimismo, los comentarios de Guamán Poma de
Ayala sobre las diferentes urbes, permiten realizar una división geográfica de las
regiones fieles y pacificas por un lado y de aquellas que, tal como Huamanga,
eran catalogadas de rebeldes y sospechosas pudiendo buscarse los motivos
intrínsecos de esa rebeldía.
4
LLAA C CUESTIÓNUESTIÓN R RELIGIOSAELIGIOSA
A lo largo del relato de Felipe Guamán Poma de Ayala, llama la atención su
insistencia constante en destacar el gran apego a la religión cristiana de los
indígenas del Virreinato del Perú. Incluso llega a decir que, si bien pecaban de
idolatría, los incas se regían por unas leyes que bien podían haberse considerado
cristianas y que con la llegada de los españoles en lugar de reforzarse esta
situación, las malas costumbres y los vicios invadieron la vida de los nativos. La
acción de los sacerdotes había sido muy dañina, ya que de ellos se esperaban las
mejores acciones y en su lugar, estos se comportaron igual que cualquier otro
español, sin respetar su castidad e intentando acumular riqueza a toda costa.
Puede que no todos entraran en esta generalización, e incluso que existan
exageraciones por parte de Ayala, sin embargo, la magnitud de las faltas que se
le inculpan a los padres de la Iglesia hacen pensar que, aunque tan solo la mitad
fueran ciertas, la depravación de la sociedad era consentida y favorecida en gran
medida desde el ámbito eclesiástico. Solo unos pocos, como los padres de la
Compañía de Jesús o los frailes franciscanos, mantenían la confianza y el respeto
por parte de los indígenas.
Esta influencia negativa que, tanto desde los laicos como desde el clero
español, vició las comunidades autóctonas, era para Ayala, la causa de que los
indios se hallan vuelto holgazanes, mentirosos, ladrones, jugadores y borrachos,
en síntesis, era la causa de que no se cumpliera con la Ley de Dios. En cuanto a
las mujeres, estas se habían convertido en rameras que ya no respetaban a sus
maridos indios y los engañaban con los españoles. Considera el autor, que el
hecho de que solo las mujeres feas o enfermas quedaran para los indígenas
influyó en la caída de la natalidad. Por su parte, el mestizaje, producto de las
relaciones por lo general ilegitimas y fuera del matrimonio entre hispanos e indias,
tuvo un crecimiento rápido y sostenido5. En lo que se refiere a las fiestas que
realizaban los indígenas, lo que las hacía malignas era el consumo de chicha con
la que se emborrachaban y realizaban idolatrías. En una ilustración al respecto,
5
Guamán Poma muestra un indio borracho vomitando y sobre él, un demonio
sosteniendo su cabeza. Esta figura representa una clara alusión a la ideología
propia del movimiento del Taki Onqoy, en la que las uacas “poseían” a su
víctima6. Para evitar estos actos idolatras, Ayala sugería que se imponga una
medida máxima de chicha que los indígenas pudieran ingerir en los festejos en
que realicen cantos, taquies, danzas en círculos y cualquier otra acción que
pudiera degenerar en adoración a las uacas.
Un tema que causaba muchas molestias en la población indígena era el
cobro de diezmos. Guamán Poma afirma que solamente los españoles estaban
obligados a cumplir con ese pago, dado que su Santidad el Papa les había
otorgado a los aborígenes la merced para no pagar el diezmo y que ellos abonan
el tributo al rey para que este se haga cargo de socorrer a la Iglesia y a los
sacerdotes. No obstante, los españoles utilizaban la mano de obra india para
obtener los ingresos para cumplir sus obligaciones, por lo cual, los que finalmente
sufrían el peso de esas cargas eran los nativos. Especialmente indignante era el
aprovechamiento por parte de los padres doctrinarios así como de otros
europeos, de los fondos destinados por la Corona para el mantenimiento de los
pobladores enfermos, lo cual forzaba a estos a tener que trabajar para poder
sobrevivir. Ante estos abusos, se pedía mayor control por parte de los Visitadores
de la Iglesia y la creación de nuevos cargos, como por ejemplo un administrador
de los fondos destinados a la asistencia social, para que estos ya no queden en
manos de encomenderos y sacerdotes.
Las propuestas de Ayala, para que la fe católica no corra peligro por las
nefastas obras de sus ministros, incluían el permitir el ordenamiento de indios
como sacerdotes, la extensión de la administración de sacramentos como el del
bautismo a cualquier persona en caso de urgencia y el establecimiento de un
sistema que obligue a los aborígenes a asistir a misa, con un control estricto de
sus desplazamientos para evitar que se escapen para realizar sus taquies y tomar
chicha. De esa forma se reforzaría a los fieles y se lograría conquistar para la
Iglesia de Roma a ciertos pueblos que permanecían paganos. Es llamativo ver
como, en una división geográfica, Guamán Poma ubica los pueblos infieles fuera
6
del centro de la cordillera, es decir, del área de mayor influencia inca, como por
citar un ejemplo, las tribus de la zona de Santiago. De esa manera, da la idea de
que todos los pueblos que estuvieron bajo el dominio incaico aceptaron la religión
de los ganadores de Cajamarca. Pero es notorio que el taki onqoy se dio en una
zona neurálgica para el estado inca, por lo cual esta correspondencia que intenta
establecer el autor no resulta aplicable y solo sirve para evidenciar una tendencia
a incluir informaciones no siempre certeras que elogian a la civilización incaica.
En síntesis, Guamán Poma explicaba las actitudes infieles de los
autóctonos hacia la Iglesia Católica por las malas enseñanzas de los
colonizadores, quienes en lugar de inculcar lo mejor de su cultura, transmitieron
sus vicios y defectos. Así de unas costumbres cuasi cristianas de la época
incaica, se pasó a la total ignorancia de los mandamientos y a actitudes
pecaminosas y paganas una vez establecidos los dominadores extranjeros. Por
eso, el autor deseaba dotar de una mayor independencia a los nativos, a los
cuales mostraba como maduros para la vida religiosa en el marco del catolicismo.
En relación con esto, también proponía que los padres doctrinarios dieran
catequesis en las mismas comunidades locales, para evitar que estos se
aprovechen sexualmente y corrompan a las indias. A pesar de esta tendencia a
alejar al español del americano, en casos particulares se aceptaba que los indios
fueran trasladados de su hábitat al pueblo más cercano. Dicha medida se daría en
el caso de que estos no quisieran abrir y mantener transitables los caminos, ni
construir capillas, ya que esto era un signo de resistencia al cristianismo y
conservación de sus uacas y creencias paganas, lo cual solo se conseguiría
extirpar quemando sus casas y llevándolos a un lugar donde se los pudiera
controlar.
El hecho que el autor contemple estos casos es indicativo de que aún en
su época, a casi medio siglo de los años del taki onqoy, sobrevivían reductos de
difícil acceso para la religión cristiana. Además los atropellos relatados, que
descaradamente realizaban los españoles, evidenciaban su total desinterés por
la vida de los nativos y su desmedida codicia, y eran posiblemente aún peores
allá por la década de 1560, ya que por entonces tanto eclesiásticos como
7
encomenderos poseían menos controles por parte de la Corona y se sentían los
verdaderos reyes de estos territorios. No es de extrañar entonces que con esos
comportamientos por parte de los colonizadores, se terminaran rompiendo
alianzas que con ellos habían realizado los indígenas para escapar de la
dominación incaica7 y surgieran reacciones a veces violentas, como en el caso de
los neoincas, y otras veces pacificas, de las cuales el mejor ejemplo es el taki
onqoy.
8
EELL Á ÁMBITOMBITO S SOCIALOCIAL YY E ECONÓMICOCONÓMICO
La carta de Guamán Poma de Ayala, no se limita a criticar duramente a los
representantes de la Iglesia católica por poner en peligro con su conducta la
fidelidad de los nativos hacia la misma, sino que también advierte al rey que ésta
corrupción social procede además de los encomenderos, de los corregidores y de
los jueces, quienes harían surgir en el pueblo indiano, planes de revueltas en
contra el soberano español. Afirmaba el autor que no había justicia en las Indias,
ya que todo se hacía respondiendo a determinados intereses, sin ninguna
preocupación por el cumplimiento de las leyes.
Ayala no tiene ningún tipo de problemas en recriminar duramente a los
jueces del virreinato, comparándolos con un zorro mañoso, que se aprovecha de
su posición para obtener riquezas a expensas de los pobres aborígenes. No
obstante, la corrupción en la administración de justicia en la sociedad colonial, no
solo perjudicaba a los nativos. Ayala relata el caso del caballero de habito del
Señor Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de Huamanga y de la
villa de Huancavelica, don García de Solís Portocarrero. Este fue apresado en
dicha villa sin motivo que justifique esa detención y llevado a Huamanga, en
donde la mayoría de la población estaba en su contra. Hasta allí se trajo a un juez
proveniente de Lima, el cual era enemigo mortal del caballero a juzgar, por lo cual
no quedaban dudas sobre su veredicto. García fue condenado y posteriormente,
degollado. La muerte de este caballero es un hecho que influye en la imagen
negativa de Huamanga, ya sea como en este caso por los actos de los españoles
o como en el caso del taki onqoy, por la idolatría de los aborígenes. Un caso
mucho más importante por sus connotaciones históricas fue el de la condena a
Tupac Amaru, la cual representó para Guamán Poma, un error del virrey
Francisco de Toledo, ya que quiso ser más que un rey al juzgar al rey del Perú.
Es obvio que el virrey ibérico veía menos en Tupac Amaru un monarca autóctono
que un peligroso rebelde que podía causar estragos en los territorios a su cargo,
razón por la cual no dudó en condenarlo a muerte. Sin embargo, aquí se pone de
9
manifiesto una mentalidad indígena en la que la dominación española todavía no
era vista como algo consolidado, sino que, por el contrario, en caso de aparecer
un soberano que reclame legítimamente el trono incaico, sería considerado como
el rey del Perú. Para terminar con el aspecto judicial, el autor pedía una justicia
imparcial, que se aplique por igual a pobres y a ricos, para poner fin a la
corrupción de los jueces. Asimismo, sugería un nuevo castigo, mucho más
practico que la horca, que se extendería tanto para españoles como para
mestizos, mulatos, negros e indios y que consistiría en ser enviados de por vida a
trabajar a las minas de azogue. Esto sería por un lado un servicio a la Corona y
por otro una condena a muerte disimulada, ya que las condiciones de trabajo de
las minas de mercurio eran muy difíciles de resistir.
En relación con esto, Ayala se muestra preocupado por la suerte de los
nativos que deben cumplir las exigencias de trabajo de los españoles en la
extracción del mercurio en las minas de Huancavelica. El autor aconseja que un
indio de cada once sea escogido para esas tareas. Cada trabajador solo podría
realizar estas tareas durante un día. De igual modo, solo una vez estaría obligado
a asistir a prestar servicio en los hornos de azogue. Para que estas disposiciones
se cumplieran debía nombrarse un Teniente de Corregidor, cargo que sería
ocupado por un indígena de cada provincia. Las muertes en las minas de azogue
eran para Guamán Poma una de las principales causas de la caída demográfica,
junto al consumo en exceso de chicha y de coca, y las epidemias. La labor en las
minas de azogue en la zona de Huamanga pueden haber provocado
resentimiento entre la población, y si a esto se le suma un consumo desmedido
de chicha que despierte tendencias idolatras entre los aborígenes,
comenzaríamos a encontrar las razones para el desarrollo de un movimiento
mesiánico como el llevado adelante por los taquiongos.
Guamán Poma advierte con tono de preocupación al rey Felipe III, que los
vicios que transmiten los españoles a los nativos, no solo perjudican el alma de
estos, alejándolos de la verdadera fe, sino que también pueden instarlos a tomar
actitudes de insubordinación hacia la autoridad real. Resulta destacable que el
autor de esta crónica no presente dudas acerca de que, a pesar que los
10
españoles conquistaron las grandes civilizaciones en el lapso de una sola
generación8, estas últimas podrían, si se lo propusiesen, retomar su
independencia. Cita como ejemplo el caso de los araucanos, quienes por no
poseer el espíritu de cristiandad que Ayala destaca en los incas, no ceden ante el
poder hispánico, no aceptan la religión católica y no pueden ser derrotados por el
conquistador europeo.
Por el lado de las relaciones entre los diferentes sectores de la sociedad,
los atropellos de los españoles para apropiarse de las posesiones de los
indígenas, habían provocado una profunda enemistad entre estos dos grupos.
Pero ese odio no estaba limitado a los hispanos sino que se extienda a los
caciques principales, los cuales eran vistos como aliados de los extranjeros y
traidores a su comunidad. El movimiento del taki onqoy había reflejado estos
rencores hacia los colonizadores, así como también hacia los kurakas, yanaconas
y cualquiera que adoptara las costumbres hispánicas, a quienes se incluía dentro
de las víctimas del castigo de las uacas9. Pero no solo las relaciones con los
españoles eran conflictivas, ya que además, la aparición de nuevas castas de
muy rápido crecimiento, como los mestizos, los mulatos y los negros traídos
desde el Africa como esclavos, dejó como resultado final un más complejo orden
social colonial.
11
LLASAS C CIUDADESIUDADES DELDEL V VIRREINATOIRREINATO DELDEL P PERÚERÚ
En la parte final del fragmento elegido, Guamán Poma de Ayala, realiza
una descripción de las ciudades y villas del reino, tanto de las fundadas por
Francisco Pizarro, Diego de Almagro y otros Capitanes españoles, como de las
que ya existían desde tiempos de los incas. Los aspectos que tiene en cuenta
son: una fecha aproximada de fundación, el clima de la región, la producción y
abastecimiento de alimentos, la cantidad de metales preciosos circulantes (oro y
plata), y por último, el apego de la población a las practicas cristianas así como
también su fidelidad a la Corona. La mención de estas características de los
habitantes es de gran utilidad, ya que hará posible trazar una división entre
ciudades fieles y ciudades rebeldes, pudiéndose a su vez, buscar los motivos
generales que expliquen estos comportamientos.
Las ciudades que pueden considerarse con una población cristiana y leal al
rey de España, son cuantitativamente, la gran mayoría, pudiendo nombrarse
como ejemplos representativos de toda la extensión del virreinato a Cartagena,
Guayaquil, Lima, Arequipa, la Villa Imperial de Potosí, Santiago de Chile,
Paraguay y Tucumán. Como nota destacada por su utilidad para la conservación
del dominio de España sobre el virreinato del Perú, debe señalarse la villa del
Callao, la cual aparte de ser el puerto de la ciudad de Lima desde donde se
mantenían todos los contactos con Castilla, fue una fortaleza de importancia
fundamental a la hora de frenar los ataques ingleses en época del gobernador
García Hurtado de Mendoza. También destaca el autor, en cuanto a la resistencia
a los ataques ingleses a los puertos españoles del Océano Pacífico, la valerosa
pelea que presentaron los habitantes de la villa y puerto de Camana. Otra ciudad
que se destacó por su acatamiento a las disposiciones del rey, fue Panamá, la
cual sirvió de centro de preparación de la armada que combatió a favor de la
Corona y de Blasco Nuñez de Vela, el primer virrey del Perú, y posteriormente de
Pedro de la Gasca, presidente de la Audiencia de Lima (y por lo tanto, gobernador
12
del Perú), logrando finalmente derrotar a los encomenderos rebeldes dirigidos por
Gonzalo Pizarro.
Por el lado de las ciudades que para Guamán Poma poseen una población
propensa a rebelarse o infiel a las doctrinas de la Iglesia Católica, estas no son
muchas, pero todas ellas se distinguen por ser de gran influencia y poder. En
primer termino, puede mencionarse a Quito, ciudad cabeza de la Audiencia Real y
del Obispado, la cual fue escenario de las luchas entre el virrey y los
encomenderos rebeldes, siendo allí donde se dio muerte a Blasco Nuñez de Vela.
Asimismo, su población se levantó en contra de la Corona en tiempos del Virrey
García Hurtado de Mendoza, negándose a pagar su alcabala. Debido a sus actos
de rebeldía y a los constantes pleitos que se dan entre sus habitantes, Ayala
cataloga a estos de malos cristianos, aunque no hace menciones específicas a
movimientos idólatras por parte de los indígenas, por lo que dichas criticas
pueden deberse a conductas pecaminosas comunes. Una ciudad que comparte
criticas similares por rebeldía, es Trujillo, cuya población se alzó en contra de la
corona en las mismas ocasiones que lo había hecho Quito, ganándose el rotulo
de gente sospechosa. Otra localidad que se encuentra dentro de este grupo es,
nada más ni nada menos que la gran ciudad y cabeza de corte del Inca, Cuzco, la
cual contó entre sus vecinos con muchos insurrectos, como por ejemplo Francisco
Hernández Girón y otros que se alzaron en contra del pago de la alcabala, entre
los que se pueden nombrar a Carreño, Olmos y Bustinza. La importancia de esta
metrópoli se puso de manifiesto cuando Manco Inca, intentó defenderla contra los
españoles en un intento de resucitar a partir de la misma, al Estado Inca. En
cuanto al respeto por la cristiandad, el autor no hace referencias negativas
cuando describe a Cuzco, como si no hubiera sobrevivido ninguna de las
creencias de la época prehispánica. Esto no obstante debe ser tomado con
mucho cuidado ya que es conocido que el autor quería dar una imagen del indio
que justifique sus propuestas de reforma, sin importar que para ello tuviese que
tergiversar un poco la realidad. Pero volviendo a las ciudades rebeldes, llegamos
a la última de ellas, aunque no por eso la menos importante: Huamanga. Cuenta
Guamán Poma que allí, a pesar de haber mucha riqueza por tener en su
13
jurisdicción muchas minas y por encontrarse en el camino real que une a Lima
con el Cuzco y Potosí, los monasterios e iglesias son pobres y los caballeros
ricos. Por su parte, los jueces y sacerdotes, son revoltosos y manejan la justicia a
su antojo, remitiéndose como ejemplo al caso de don García de Solís
Portocarrero. Sin embargo, tampoco relata aquí el autor nada acerca de idolatría
o fallas en cuanto al cristianismo por parte de los indios, con lo cual, extrañándose
por el contraste con respecto a la situación cincuenta años atrás, se debe hacer la
misma consideración que para el caso de Cuzco.
En síntesis, puede observarse como en la mayoría de los casos la rebeldía
que denuncia Guamán Poma no proviene de parte de los indígenas sino de los
españoles, los cuales tienen como punto de coincidencia en cuanto a esto, un
profundo descontento a la hora de pagar sus tributos al rey. Ninguna actitud
hereje que refleje persistencia de antiguas costumbres en los autóctonos es
destacada por Ayala en esta parte de la obra, pero anteriormente, si había hecho
mención al hecho de que donde no se construyen capillas, ni se cuidan los
caminos se está en presencia de comunidades sospechosas de mantener y
ocultar practicas paganas de adoración a sus uacas. Por este motivo, a pesar de
que el autor no ubica geográficamente las regiones en donde estos grupos
idolatras están asentados, acepta la existencia de los mismos y propone
soluciones para su erradicación.
14
CCONCLUSIÓNONCLUSIÓN
La obra de Felipe Guamán Poma de Ayala muestra como medio siglo
después del desarrollo del movimiento del taki onqoy y a pesar del duro golpe que
resultó para el espíritu indígena la muerte del Inca Tupac Amaru y la imposición
de las reformas del virrey Francisco de Toledo, había sectores en donde la
religión cristiana se mantenía fusionada con creencias prehispánicas. Esto se
pone de manifiesto en la preocupación de Ayala por la disolución de algunas
comunidades que aún seguían idolatrando a sus uacas. Lamentablemente las
razones que movieron al autor a enviar esa carta a Felipe III, lo obligaron a ocultar
en parte dichas idolatrías y exagerar la firmeza del catolicismo de los aborígenes,
para que pareciera lo más correcto el alejamiento de los sacerdotes de la tutela
de los mismos, ya que según Guamán Poma las acciones pecaminosas de los
padres doctrinarios eran efectivamente lo que estaba alejando a los autóctonos
del cumplimiento de la ley de Dios. Esta era la única forma de quitarle un poco de
poder a estos corruptos representantes de la Iglesia de Roma, que aprovechaban
sus amplias prerrogativas para abusar de los indígenas, junto a los encomenderos
y los jueces, los cuales también verían recortados sus poderes de haberse llevado
a cabo alguna vez las disposiciones sugeridas por el autor de “La nueva crónica y
buen gobierno”.
No obstante, puede contemplarse como Huamanga, es destacada, junto a
otras ciudades como Quito y Cuzco, como un asentamiento de población rebelde
y sospechosa. Una sombra negativa se posa sobre esta ciudad, probablemente,
como secuela no solo de actos de justicia bastante dudosa por parte de sus
habitantes peninsulares, sino también como producto de una población de indios,
que por encontrarse en una zona donde el trabajo en las minas de azogue
causaba muchos muertos, no se entregaba a las imposiciones del español e
intentaba de variadas maneras salvar sus costumbres, para evitar, lo que
finalmente sería el derrumbe final de la sociedad prehispanica. El taki onqoy había
sido una de estas formas de resistencia a la aculturación. A pesar de pertenecer a
15
etapas básicamente diferentes de la historia colonial, la carta de Guamán Poma y
aquel movimiento de idolatría y negación de la cultura hispánica, representaron
intentos de lograr una mejor existencia para los indígenas, utilizando para ello
caminos radicalmente distintos. Los primeros recurrieron a sus antiguas creencias
y a un intento de unión autóctona en contra del invasor. Ayala, probó suerte
dirigiéndose directamente al rey, buscando si bien no ya la independencia de la
Corona, por lo menos una cierta autonomía del yugo al que estaban sometidos.
Lamentablemente un mismo resultado fue compartido por ambos: el fracaso.
16
BBIBLIOGRAFÍAIBLIOGRAFÍA
ALBORNOZ, Cristóbal de (c. 1582): “Instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haciendas”, edición de Pierre Duviols, en Journal de la Société des Américanistes 56, núm. 1 (1967), 17-39.
BAKEWELL, Peter; “ La minería en la hispanoamerica colonial” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol.3, pag. 49-91.
ELLIOTT, John; “La conquista española y las colonias españolas” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 1, pags. 142-143.
MAC LEOD, Murdo; “España y América: el comercio atlántico, 1492-1720” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 2, pag. 45-84.
MURRA, John, “Las Sociedades Andinas antes de 1532” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 1, pags. 48-75.
SANCHEZ ALBORNOZ, Nicolás; “ La población de la América española” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 4, pags. 15-38.
STERN, Steve J.: Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista española. Huamanga hasta 1640, 59-132, Madrid, 1986.
NNOTASOTAS
17
1 Murra, John; “Las Sociedades Andinas antes de 1532” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 1, pag 50.
2 Mac Leod, Murdo; “España y América: el comercio atlántico, 1492-1720” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 2, pag. 70.
3 Bakewell, Peter; “ La minería en la Hispanoamérica colonial” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol.3, pag. 72.
4 Sanchez Albornoz, Nicolás; “ La población de la América española” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 4, págs. 17-18.
5 Sanchez Albornoz, Nicolás; ibid, págs. 32-33.
6 Stern, Steve J.; Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista. Huamanga hasta 1640. Madrid, 1986, pág. 97.
7 Acerca de esto ver Stern, Steve J.; “Ascensión y caída de las alianzas postincaicas” en Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista. Huamanga hasta 1640. Madrid, 1986, págs. 59-92.8
Elliott, John; “La conquista española y las colonias españolas” en Bethell, Leslie ed., Historia de América Latina (Universidad de Cambridge), Barcelona, 1990, vol. 1, págs. 142-143.9
Stern, Steve J.; op. cit. pág. 96.