Análisis literario

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Acercamiento a la Literatura: El análisis literario Analizar una obra literaria no se trata de examinar simplemente a qué género pertenece, cuál es el tipo de texto, función del lenguaje y trama predominante. El análisis literario va mucho más allá, ya que tiene en cuenta no sólo su estructura sino también cómo fue conformada, en base a qué ideas, su relación con el contexto, etcétera. A continuación se presenta un panorama general de aquellas cuestiones que analizaremos en las obras literarias con las que trabajaremos: El tema y el argumento Es importante siempre saber diferenciar en una obra literaria cuál es el tema y el argumento, ya que, aunque parezcan lo mismo, son muy distintos. Para el primer caso diremos que es la idea central que el texto transmite. Esta idea es una abstracción que el lector hace al interpretar el texto. Ejemplos de temas literarios son: la esperanza, la incertidumbre, los conflictos generacionales, etcétera. Para el caso del argumento podemos decir que se trata del entretejido de personajes, hechos, situaciones, lugares y tiempo en un texto literario. También recibe el nombre de trama, ya que es un “resumen” de aquello que se considera esencial para comprender la historia que se cuenta. El narrador El narrador es una figura imaginaria creada por el autor; no es el autor, sino un componente del discurso literario. Esto se ve claramente cuando el narrador es uno de los personajes de la narración, de modo que, de ninguna manera, puede confundirse con el autor. Así, podemos diferenciar entre, por ejemplo, el autor Gabriel García Márquez, y el narrador, figura imaginaria que nos cuenta la historia de la familia Buendía en “Cien años de soledad”. 1

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Acercamiento a la Literatura: El análisis literario

Analizar una obra literaria no se trata de examinar simplemente a qué género pertenece, cuál es el tipo de texto, función del lenguaje y trama predominante. El análisis literario va mucho más allá, ya que tiene en cuenta no sólo su estructura sino también cómo fue conformada, en base a qué ideas, su relación con el contexto, etcétera.

A continuación se presenta un panorama general de aquellas cuestiones que analizaremos en las obras literarias con las que trabajaremos:

El tema y el argumento

Es importante siempre saber diferenciar en una obra literaria cuál es el tema y el argumento, ya que, aunque parezcan lo mismo, son muy distintos.

Para el primer caso diremos que es la idea central que el texto transmite. Esta idea es una abstracción que el lector hace al interpretar el texto. Ejemplos de temas literarios son: la esperanza, la incertidumbre, los conflictos generacionales, etcétera.

Para el caso del argumento podemos decir que se trata del entretejido de personajes, hechos, situaciones, lugares y tiempo en un texto literario. También recibe el nombre de trama, ya que es un “resumen” de aquello que se considera esencial para comprender la historia que se cuenta.

El narrador

El narrador es una figura imaginaria creada por el autor; no es el autor, sino un componente del discurso literario. Esto se ve claramente cuando el narrador es uno de los personajes de la narración, de modo que, de ninguna manera, puede confundirse con el autor.

Así, podemos diferenciar entre, por ejemplo, el autor Gabriel García Márquez, y el narrador, figura imaginaria que nos cuenta la historia de la familia Buendía en “Cien años de soledad”.

El narrador puede aparecer en el relato de diversas maneras. Las más comunes son:

Narrador en primera persona:

Protagonista: Relata los hechos de los que participó. Testigo: No ocupa un lugar central en los acontecimientos. Suele ser un

personaje secundario.

Narrador en tercera persona:

Omnisciente: No interviene en los hechos narrados y posee un conocimiento total de lo sucedido en el pasado, el presente y el futuro.

Además, el narrador puede adoptar distintas perspectivas para relatar, es decir, puede contar desde diversos lugares la historia, lo que determinará el tipo y cantidad de información que dará a conocer. Esto se llama, comúnmente,

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focalización. Para poder analizar la focalización contamos con las siguientes distinciones:

Focalización interna: cuando se realiza desde la perspectiva de alguno de los personajes de la historia.

Focalización externa: cuando el conocimiento no está ligado a la perspectiva de ningún personaje.

El espacio

Todo lo que transcurre en el tiempo se ubica en un determinado lugar o espacio. No sólo se da como escenario sino como parte de ese ambiente físico y moral. El espacio más utilizado, en general, es la naturaleza. Ésta, por medio de descripciones detalladas ha servido de fondo o marco a la historia, pero también como factor emocional frente a ella.

El espacio en la literatura sirve para dar credibilidad tanto como lugar geográfico verosímil, como para recrear la imaginación del lector. Sirve también para ubicar a los personajes, llámese espacio físico o emotivo.

La descripción es el principal recurso para resaltar la importancia del espacio, incluso aquellos que no se pueden percibir por la vista, pero que logran un efecto muy especial: su reconocimiento a través de cualquier otro sentido.

Pero en la literatura no sólo tiene importancia el ambiente físico, sino también el emotivo. Gracias al entorno cultural que envuelve al personaje y a sus acciones, el lector percibe el desarrollo de una sociedad o de una época. De esta manera, nota el ambiente religioso, social y político en el que se dan las acciones y a la vez el clima de tensión.

El tiempo

El tiempo en una obra literaria puede percibirse de diversas maneras. Una de las herramientas más importantes a tener en cuenta a la hora de analizar el tiempo en una obra literaria es la diferenciación entre los conceptos de historia y relato.

Historia será definida como el conjunto de hechos sucedidos concebidos en forma cronológica. Cada uno de ellos ocurre en un momento y en un lugar determinados, y así se los narra (tiempo lineal).

Por su parte, el relato depende del modo de contar esa historia. Puede respetar el orden lineal o romperlo. Para poder analizar estas variaciones podremos hacerlo de la siguiente manera:

Anacronía: Es la alteración del orden temporal de las acciones de la historia. Para poder dar cuenta de qué tipo de alteraciones se producen tendremos:

Analepsis: Si se evocan sucesos anteriores al momento de la historia. Estas variaciones temporales también son llamadas retrospecciones.

Prolepsis: Si se introducen acontecimientos que ocurrirán con posterioridad al momento del relato. Este recurso también es llamado anticipación.

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Existen, además, otro tipo de recursos empleados a la hora de seleccionar los acontecimientos a ser relatados en una historia. Estos son:

Elipsis: Se da cuando, por ejemplo, un suceso que transcurre en un periodo de un año, se narra en una oración.

Pausa descriptiva: Se produce cuando se detiene la narración para incorporar elementos secundarios que expanden las acciones nucleares del texto.

Personajes

Los personajes son quienes desarrollan los hechos o acontecimientos del relato. Son los que realizan las acciones, por eso se llaman también actantes. Los personajes se pueden clasificar según su importancia en diversas categorías:

Principales: Son los personajes que realizan las acciones más importantes y alrededor de ellos gira la historia.; desencadenan las acciones de la obra; las provocan y también, por lo mismo, sufren las consecuencias.

Secundarios: Complementan las acciones llevadas a cabo por el personaje principal. Se encargan de ayudar o de obstaculizar la labor de éste. Intervienen en acciones de menor importancia, pero matizan o ayudan a la labor del personaje principal.

Por otro lado, existe una clasificación muy importante que ayuda a comprender mejor el papel de cada uno de los personajes en una obra; esta clasificación es la del nivel de los actantes, elaborada por Greimas. Para éste, el personaje tiene vital importancia y, por eso, lo llama actante. En su teoría, los clasificará según las acciones que realizan. Así, los personajes se clasificarán en parejas de tres ejes semánticos: sujeto /objeto, destinador/destinatario y ayudante/oponente. Si realizáramos un gráfico se vería de la siguiente manera:

Destinador: quien desvía el objeto hacia otra parte, hacia el personaje destinatario.

Sujeto: quien origina las acciones; es el personaje más importante.

Destinatario: el beneficiario de las acciones del destinador.

Ayudante: quien favorece o ayuda en la historia al personaje sujeto.

Objeto: lo que el personaje quiere conseguir o teme alcanzar.

Oponente: realiza y obstaculiza al personaje sujeto.

Estas tres parejas funcionan en constante relación dentro de la obra. A veces, pueden cambiar de roles dentro de la historia, sin llegar a modificarla.

Contexto

La comprensión total de una obra literaria exige el conocimiento del entorno en el cual ésta fue escrita. Al leerla, además de los recursos estilísticos y de la estructura, es indispensable situarse en el contexto histórico, en el cual

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se encuentra inmersa, pues, de una u otra manera es el reflejo de los acontecimientos históricos y sociales de una época.

Considerando que hay movimientos literarios que en su quehacer literario vuelven a un pasado histórico (como el caso del Romanticismo), es importante diferenciar dos tipos de información distintos. Por un lado, aquella que apunte al relevamiento de datos referidos al contexto interno de la obra y, por el otro, aquella que haga referencia al contexto de producción de esa obra literaria. De esta forma tendremos:

Contexto interno: aquellos acontecimientos históricos y socio – culturales que se encuentran dentro de la obra, es decir, en la historia que se cuenta. (Por ejemplo, la colonización de tierras argentinas en “Río de las congojas” de Libertad Demitrópulos).

Contexto de producción: aquellos acontecimientos históricos y socio – culturales en que esa obra literaria fue producida. (Por ejemplo, la época del peronismo en Argentina, siguiendo con el mismo ejemplo anterior).

El estudio y análisis de estos datos permitirán interpretar la obra desde distintas aristas que enriquecen el análisis y nos permiten relacionar la obra literaria con aquello que está fuera de ella. Además, también nos permite relacionar literatura de distintas épocas, temáticas, puntos de vista… en fin, abre un abanico de posibilidades infinito para la riqueza del análisis e interpretación de los textos.

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