Análisis macroeconómico. Parámetros relevantes. · ... el Banco Central Europeo o BCE), y ... y...

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¿Qué es el análisis fundamental? El análisis fundamental, como su nombre indica, se centra en los fundamentos aportados por diversas ramas de estudio económico (macroeconomía, microeconomía, estrategia empresarial, contabilidad, análisis de ratios bursátiles y valoración empresarial entre otras). Las herramientas del análisis fundamental permiten aproximarse mejor a la valoración de acciones, determinando si están infravaloradas, en cuyo caso se recomendará comprar, o sobrevaloradas, en cuyo caso se recomendará vender. Análisis macroeconómico. Parámetros relevantes. El análisis macroeconómico es la disciplina que estudia las variables económicas de un país o de una región. Todas ellas afectan a las empresas, a sus resultados y, por tanto, a sus precios, por lo que el conocimiento de la forma como influyen en la bolsa es esencial. Los tipos de interés. Un axioma básico en finanzas es que el tiempo vale dinero. Los llamados tipos de interés sin riesgo (TISR), con los que los países remuneran el ahorro invertido en papel del Estado, son una retribución que refleja el paso del tiempo y se halla garantizada. El poder extraer un rendimiento cierto a una inversión nos dice que no hacerlo (dinero bajo el colchón) es un error. También nos dice que una cantidad prometida de dinero en un periodo futuro, por muy segura que sea, vale menos que esa misma cantidad hoy. Aunque hay diversos tipos de interés según del plazo temporal de que se trate, normalmente hablamos de tipos de interés a corto plazo (TICP) y de tipos de interés a largo plazo (TILP). Los TICP normalmente vienen determinados por las autoridades monetarias (en España, el Banco Central Europeo o BCE), y remuneran productos financieros a corto plazo (normalmente menos de un año). Actualmente, el BCE mantiene su TICP o tipo nominal (TN) de referencia en el 1,5%, que rige para todos los países de la zona euro, y todos los TICP de diversos plazos (a un día, a una semana, a un mes, etc.) siguen este modelo como referencia, aunque experimentan oscilaciones según la evolución de los mercados monetarios donde cotizan Letras del Tesoro y otros activos similares a corto plazo. Los TILP vienen determinados por los mercados de Deuda Pública de bonos y obligaciones. El tipo a largo más seguido es el de las Obligaciones del Estado a 10 años. Estos TILP oscilan a diario, ya que se ajustan a través del precio de estos activos. Actualmente, el tipo de interés a 10 años ronda el 3%, que es también un tipo nominal. Tanto los TICP como los TILP de referencia están garantizadas por el Estado, y la probabilidad de impago, al menos en países desarrollados, es despreciable: por eso hablamos de tipos de interés sin riesgo (TISR). La inflación. Normalmente medida a través del índice de precios al consumo (IPC), cuando es elevada suele tensionar los TISR al alza, por lo que suele ser perjudicial para la bolsa. Un IPC alto es a menudo síntoma de una economía recalentada, con crecimiento elevado de la demanda que se transmite a los precios. Uno de los mecanismos tradicionales para contener la inflación es subir los tipos de interés, pues así se contraen la economía y la demanda. Los tipos de interés elevados no solamente afectan a las empresas, sino también a las familias, al encarecer los créditos, las hipotecas, etc. Esto provoca, como efecto neto, una caída del consumo que se transmite a los precios y, en consecuencia, reduce la inflación. Por eso, si el mercado cree que la inflación va a subir, sospechará también que puede producirse una elevación de tipos que afecte a la bolsa, por lo que las cotizaciones reaccionarán a la baja. La inflación subyacente: La inflación se mide a través del cómputo de precios de una cesta de bienes y servicios típicos de la economía de que se trate. Esta cesta incluye los bienes y servicios más heterogéneos, como alimentos frescos, energía, calzado, automóviles, cortes de pelo o servicios

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¿Qué es el análisis fundamental? El análisis fundamental, como su nombre indica, se centra en los fundamentos aportados por diversas ramas de estudio económico (macroeconomía, microeconomía, estrategia empresarial, contabilidad, análisis de ratios bursátiles y valoración empresarial entre otras). Las herramientas del análisis fundamental permiten aproximarse mejor a la valoración de acciones, determinando si están infravaloradas, en cuyo caso se recomendará comprar, o sobrevaloradas, en cuyo caso se recomendará vender.

Análisis macroeconómico. Parámetros relevantes. El análisis macroeconómico es la disciplina que estudia las variables económicas de un país o de una región. Todas ellas afectan a las empresas, a sus resultados y, por tanto, a sus precios, por lo que el conocimiento de la forma como influyen en la bolsa es esencial.

Los tipos de interés. Un axioma básico en finanzas es que el tiempo vale dinero. Los llamados tipos de interés sin riesgo (TISR), con los que los países remuneran el ahorro invertido en papel del Estado, son una retribución que refleja el paso del tiempo y se halla garantizada. El poder extraer un rendimiento cierto a una inversión nos dice que no hacerlo (dinero bajo el colchón) es un error. También nos dice que una cantidad prometida de dinero en un periodo futuro, por muy segura que sea, vale menos que esa misma cantidad hoy. Aunque hay diversos tipos de interés según del plazo temporal de que se trate, normalmente hablamos de tipos de interés a corto plazo (TICP) y de tipos de interés a largo plazo (TILP). Los TICP normalmente vienen determinados por las autoridades monetarias (en España, el Banco Central Europeo o BCE), y remuneran productos financieros a corto plazo (normalmente menos de un año). Actualmente, el BCE mantiene su TICP o tipo nominal (TN) de referencia en el 1,5%, que rige para todos los países de la zona euro, y todos los TICP de diversos plazos (a un día, a una semana, a un mes, etc.) siguen este modelo como referencia, aunque experimentan oscilaciones según la evolución de los mercados monetarios donde cotizan Letras del Tesoro y otros activos similares a corto plazo. Los TILP vienen determinados por los mercados de Deuda Pública de bonos y obligaciones. El tipo a largo más seguido es el de las Obligaciones del Estado a 10 años. Estos TILP oscilan a diario, ya que se ajustan a través del precio de estos activos. Actualmente, el tipo de interés a 10 años ronda el 3%, que es también un tipo nominal. Tanto los TICP como los TILP de referencia están garantizadas por el Estado, y la probabilidad de impago, al menos en países desarrollados, es despreciable: por eso hablamos de tipos de interés sin riesgo (TISR). La inflación. Normalmente medida a través del índice de precios al consumo (IPC), cuando es elevada suele tensionar los TISR al alza, por lo que suele ser perjudicial para la bolsa. Un IPC alto es a menudo síntoma de una economía recalentada, con crecimiento elevado de la demanda que se transmite a los precios. Uno de los mecanismos tradicionales para contener la inflación es subir los tipos de interés, pues así se contraen la economía y la demanda. Los tipos de interés elevados no solamente afectan a las empresas, sino también a las familias, al encarecer los créditos, las hipotecas, etc. Esto provoca, como efecto neto, una caída del consumo que se transmite a los precios y, en consecuencia, reduce la inflación. Por eso, si el mercado cree que la inflación va a subir, sospechará también que puede producirse una elevación de tipos que afecte a la bolsa, por lo que las cotizaciones reaccionarán a la baja. La inflación subyacente: La inflación se mide a través del cómputo de precios de una cesta de bienes y servicios típicos de la economía de que se trate. Esta cesta incluye los bienes y servicios más heterogéneos, como alimentos frescos, energía, calzado, automóviles, cortes de pelo o servicios

financieros de la banca. Hay que dar una ponderación adecuada a cada uno de estos bienes y servicios. Aunque la inflación ordinaria medida por el IPC es, a nuestro juicio, y con diferencia, la más importante medida de los precios, se desarrollan otros parámetros importantes, entre los que destacan la inflación subyacente. La inflación subyacente es la inflación sin los componentes de los alimentos frescos y la energía. Se considera que estos dos productos son volátiles y normalmente dependientes de factores externos: ejemplos serían una hiperinflación del precio del arroz por malas cosechas o una fortísima elevación del precio del crudo por fallos de suministro en países exportadores de petróleo. De acuerdo con esto, la competitividad de una economía depende de cómo controle sus otros precios. Así, la inflación subyacente mediría mejor esta competitividad. En la práctica, hay también otras medidas de la competitividad y, a nivel de precios e inflación, los alimentos frescos y la energía son demasiado importantes para el bolsillo del consumidor como para ignorarlos.

El tipo nominal suele ser mayor que la inflación, y a menudo nos referimos a la diferencia entre ambos como tipo real (TR), aunque, estrictamente hablando, la expresión que determina el tipo real es algo más compleja. Las fórmulas 1 y 2 expresan el TR de forma simplificada y compleja, respectivamente. Fórmula 1: TR = TN - IPC Fórmula 2: TR = [ (1 + TN)N / (1 + IPC)N ] (1/N) – 1 En la fórmula 2, N es el número de años a considerar. El último año, la inflación en España ha sido del 2%, por lo que si consideramos un periodo de un año y un tipo nominal del 3%, tenemos que: TR = 3,00% - 2,00% = 1,00%. Pero, de forma más precisa, TR = [ 1,031 / 1,021 ] (1/1) – 1 = 1,03 / 1,02 – 1 = 0,98%, que es casi lo mismo. No obstante, a largo plazo, la inflación puede deteriorar muy considerablemente el poder adquisitivo, así como expulsar inversiones y demanda de un país, y un elevado tipo de interés no conseguirá revertir esta situación. La curva de tipos: La curva de tipos de interés no es otra cosa que una representación gráfica de los tipos de interés vigentes según su plazo, ordenados de menor a mayor, de forma que en las ordenadas tenemos tasas de rentabilidad y en la abscisa se empieza con plazos muy cortos y se acaba en los más largos.

Plazo Tipo 1 día 2,0% 1 semana 2,1% 1 mes 2,2% 3 meses 2,3% 6 meses 2,5% 1 año 3,0% 2 años 3,1% 3 años 3,5% 5 años 4,0% 10 años 4,5% 15 años 5,0% 30 años 6,0%

La tabla y el gráfico adjunto ilustran un posible ejemplo de curva de tipos de interés. Los plazos se extienden desde un día a 30 años a lo largo del eje de abscisas y se ve que a cada plazo el tipo de interés, tasa graficada en el eje de ordenadas, es mayor. Así, el plazo a un mes sería un activo monetario comprado a un mes que me daría una rentabilidad del 2,2% anualizado. De la misma forma, el plazo a cinco años sería un bono con vencimiento a cinco años que me daría una rentabilidad (tipo de interés) del 4% cada año. Esta es una situación típica de los mercados, en la que a mayor plazo se demanda una mayor rentabilidad por estar inmovilizando más tiempo el dinero (riesgo de liquidez) y porque al inmovilizar mi dinero más tiempo pierdo más oportunidades en caso de que los tipos mejoren (riesgo de reinversión). No siempre la curva de tipos tiene esta forma. Supongamos que la economía está muy deprimida y la mayor parte de inversores esperan que los bancos centrales actúen bajando tipos de interés al cabo de un tiempo. Tal vez quiera comprar un bono a tres años al 3,5% con tal de garantizarme esa rentabilidad por miedo a caídas futuras de tipos. Pago 100 euros por un bono que me da una rentabilidad bruta de 3,5 euros anuales durante tres años. Aunque esté atrapado en el bono todo ese tiempo (riesgos de liquidez y de reinversión), tal vez me compense por la rentabilidad percibida. Pero si muchos inversores hacen lo mismo, comprando agresivamente bonos a tres años, es porque el 3,5% de rentabilidad les compensa sobradamente. Al final, el precio del bono subirá por la presión compradora, valdrá más de 100 euros, digamos 101 euros, mientras que el interés nominal ofrecido será el mismo, de 3,5 euros, porque va asociado al cupón (interés nominal) del bono y no se mueve: el cupón o interés del bono es fijo, pero el precio de mercado varía. La rentabilidad de un bono que cuesta 100 euros y paga 3,5 euros de cupón cada año es exactamente del 3,5%, pero la rentabilidad de un bono que cuesta más de 100 euros y paga 3,5 euros de cupón cada año es menor del 3,5%. El efecto neto es que la presión compradora sobre el bono a tres años aumenta en precio del bono y reduce su rentabilidad. Si este efecto de preferencia por plazos largos ante un temor de reducción de tipos se generaliza en los mercados, puede darse la aparente paradoja de que los riesgos de reinversión y de liquidez no se premien y los tipos de interés no solamente no crezcan a medida que aumentamos el plazo de tenencia del bono, sino que incluso pueden disminuir. Esto es lo que se ha dado en llamar la «curva de tipos invertida». El PIB: El producto interior bruto (PIB) de un país es otro indicador macroeconómico importante, especialmente en lo que hace referencia a su crecimiento, que suele calcularse en tasas reales, o sea descontando la inflación. Un buen crecimiento del PIB es reflejo de una economía boyante y suele reflejarse en compañías con beneficios crecientes que impulsan la bolsa al alza. No obstante, un PIB que experimente crecimientos muy elevados durante mucho tiempo, puede ejercer un efecto euforizante excesivo que se traduzca en inflaciones elevadas, con los efectos negativos para la bolsa que ya hemos mencionado. La tabla 2 muestra los escenarios bursátiles en función del PIB y los tipos de interés:

Tabla 2. Impacto en bolsa Tipos de interés // PIB PIB al alza (expansión) PIB a la baja (recesión) Tipos al alza Mixto/variable Bajista Tipos a la baja Alcista Mixto/variable

El escenario ideal para la bolsa es de expansión del PIB con tipos a la baja, que estimula el crecimiento del beneficio empresarial y hace menos atractiva la inversión alternativa en renta fija, mientras que el escenario peor es el opuesto: recesión con tipos al alza, que es negativo para el beneficio y atrae dinero hacia la renta fija en detrimento de las acciones. Los otros dos escenarios, en que tanto el PIB como los tipos de interés suben o bajan simultáneamente, combinan un factor positivo con uno negativo, por lo que su impacto sobre las bolsas es mixto y muy variable según diversas circunstancias. Muchas otras variables inciden en la bolsa, bien sea de forma directa, bien afectando a las expectativas de beneficios de las empresas y a las previsiones de tipos de interés. El PNB: El producto nacional bruto, PNB, es una magnitud diferente del PIB. Mientras que el PIB es el producto que se genera en el interior del país, con independencia de quién o qué lo genere, el PNB es el producto que generan los individuos y empresas del país, con independencia de dónde se genere. La actividad de Telefónica en Brasil forma parte del PNB español pero no del PIB español. En cambio, la actividad de la multinacional alemana Siemens en España forma parte del PIB español pero no del PNB español. Se suele usar más el PIB que el PNB, aunque las diferencias no suelen ser muy grandes. En países muy activos invirtiendo fuera o con mucha inversión foránea, sí pueden haber diferencias más significativas. El tipo de cambio: Es muy relevante, pues está intrínsecamente ligado a los tipos de interés. Un debilitamiento de la divisa es a menudo perjudicial para las bolsas, porque deteriora la rentabilidad de los activos de inversores extranjeros que deben reconvertirlos a su divisa antes de repatriarlos. Para evitar fuga de capitales, las autoridades monetarias suelen reaccionar subiendo tipos para compensar este deterioro, haciendo más rentables los activos denominados en la moneda nacional, pero desviando dinero de la renta variable a la renta fija. La caída de la moneda tiene otros efectos mixtos, pues debilita la capacidad de compra en el exterior, pero favorece a las empresas exportadoras. Evidentemente, una moneda fuerte tiene efectos opuestos. La balanza de pagos: Es el registro de transacciones de los residentes de un país con el resto del mundo, e incorpora la balanza por cuenta corriente y la balanza de capital. La primera incluye las transferencias (desempleo, seguridad social, etc.) y la balanza comercial o intercambio de bienes y servicios (exportaciones e importaciones), mientras que la balanza de capital incluye la compra y venta de activos y los pagos y cobros financieros. Si en la balanza de pagos los ingresos superan a los gastos, hablamos de superávit. En caso contrario hablamos de déficit. El déficit muestra una incapacidad de la economía para que sus entradas de dinero cubran sus necesidades, y debe financiarse, de forma similar a como un hogar con más gastos que ingresos debe buscar financiación externa para atenderlos. Un déficit prolongado y elevado lanza una señal de que el país tiene una economía derrochadora y de elevado riesgo, por lo que es perjudicial para las inversiones. Además, para atraer capitales necesarios, las autoridades monetarias suelen reaccionar elevando los tipos de interés. Se habla de déficit primario cuando lo hay en la balanza comercial, lo que significa que el país importa más que exporta, síntoma de economía poco competitiva. Un déficit global con superávit primario significa que el país es competitivo en su balanza comercial, pero debe atender pagos financieros elevados, normalmente fruto

de altos tipos de interés, pero es un síntoma menos preocupante, pues puede transformarse con el tiempo en superávit global si los tipos pueden reducirse. Un exceso de déficit incrementa el nivel de deuda pública de un país, que es asimilable al endeudamiento global de una familia. El desempleo: Es una de las variables macroeconómicas más relevantes en un país. La tasa de desempleo se mide como el cociente entre las personas desempleadas y las personas activas. Persona desempleada es la que busca empleo pero no lo tiene, mientras que persona activa es toda aquella persona que trabaja o busca empleo. Si lo tiene, se dice que además de persona activa es persona ocupada. La tasa de desempleo se mide normalmente mediante dos formas diferentes: computando las personas activas y paradas en las oficinas de empleo (el Instituto Nacional de Empleo, INEM, en España) o mediante estadísticas (la famosa EPA, Encuesta de Población Activa. Ambas metodologías ventajas e inconvenientes. El INEM puede no reflejar la búsqueda de empleo de personas desencantadas que no se inscriben en sus oficinas, mientras que la EPA, que tradicionalmente ha arrojado tasas mayores de paro que las cifras del INEM, puede incorporar falsedades e imperfecciones inherentes a toda encuesta estadística. Una elevada tasa de desempleo es muy negativa para un país, pues además del drama humano y personal que supone, implica una destrucción de producción, un desaprovechamiento de la capacidad humana y una pérdida global de poder adquisitivo del conjunto de la economía. Dado que tradicionalmente se ha vinculado más paro con menos inflación y viceversa (algo que, por cierto, hoy en día está crecientemente cuestionado), la suma de las tasas de paro e inflación ha dado en llamarse índice de miseria. Para una inflación dada, a mayor paro mayor, índice de miseria. De forma similar, para una tasa de desempleo dada, a mayor inflación, mayor índice de miseria. Dado que el paro suele dispararse tras dificultades de las empresas, que a su vez comienzan tras un periodo de malas noticias y deficientes indicadores económicos, el desempleo suele dispararse tras un tiempo largo de deterioro de la economía, por lo que se considera un indicador atrasado en el tiempo, o «lagging indicator», en terminología anglosajona. La deuda de un país o región es también un parámetro relevante. De hecho, conceptualmente no es tan diferente de la deuda de una empresa o de una familia, y tiene que ver con las necesidades de financiación de ese país o región en concreto. Cuanto más dinero necesite un gobierno, más tentado estará de financiar sus necesidades emitiendo deuda (bonos del estado y otro papel similar, al que hacemos referencia en otro capítulo), deuda que implica costes financieros que gravan la balanza de pagos antes mencionada. En general, la deuda se mide en porcentaje sobre el PIB anual de un país. De acuerdo con los criterios de Maastricht antes mencionados, a los países europeos se les imponía el requisito de que la deuda financiera total de un país aspirante no superara el 60% de su PIB total anual. De hecho, Italia y Bélgica entraron en la zona euro con deuda superior al 100% del PIB (a día de hoy estas cifras no difieren mucho en ambos países), lo cual da una idea de la flexibilidad (otros dirían laxitud) de estos criterios. La producción industrial es otro parámetro muy importante que mide, como dice su nombre, el producto en relación a lo que se considera sector industrial. Lo más relevante de la producción industrial es su crecimiento anual, igual que sucede con el PIB. De hecho, ambos parámetros van estrechamente ligados, sobre todo a medio plazo. Incluso en un país de servicios como España, es difícil tener incrementos negativos de producción industrial coexistiendo con incrementos positivos del PIB, o viceversa, ni siquiera en un único año. Un subparámetro muy importante dentro de la producción industrial es la formación bruta de capital fijo (FBCF), que mide la inversión en capital fijo (básicamente construcción y bienes de equipo) y que tiene importancia por tratarse de un indicador adelantado de actividad empresarial.

La renta nacional es una forma algo diferente de medir el tamaño de la economía de un país. En macroeconomía, la renta nacional suele determinarse por la letra Y. Se puede definir como la suma de todos los bienes y servicios del país en un determinado periodo, aunque también puede equipararse a los valores pagados a los elementos componentes de la economía (empleados, capitalistas y trabajadores, entre otros). La renta nacional medida como la suma de la producción de bienes y servicios puede ser destinado al consumo, que designamos con la letra C, o al ahorro (A) para futuros consumos. Cuando el ahorro se destina a comprar bienes para aplicarlos a la producción, se denomina inversión (I). El concepto de consumo está asociado al de de gasto. El consumo más la inversión es la demanda agregada (DA) En una economía en equilibrio, el ahorro de unos es la inversión de otros (A=I) y, en caso contrario, se destina a consumo. Si no hay sector exterior ni intervención del Estado, toda la renta se destina para una de estas dos finalidades.

Y = DA = C + I = C + A En caso de intervención estatal, el Gobierno puede intervenir mediante el gasto público (G), que es una forma de ampliar la renta total: el gasto del Estado es una forma de consumo por parte de un ente particular que interviene en la economía. La ecuación anterior se vuelve algo más compleja.

Y = DA = C + I + G En la práctica, cuando interviene el gobierno, no solamente contribuye con gasto público, sino que también necesita financiar parte del mismo con impuestos (T), que se detraen de la renta en función de la misma y un coeficiente en función del consumo, que suele denominarse propensión marginal al consumo (pmc). Entonces tenemos:

C = C0 + pmc x (Y – T) Y = DA = C0 + pmc x (Y – T) + I + G

El consumo es una parte fija C0, digamos que necesaria para sobrevivir e independiente del nivel de renta e impuestos, y una parte variable en función de la renta, los impuestos y el coeficiente pmc. La renta total se obtiene combinando la anterior ecuación de la renta con la del consumo. Despejando, obtenemos que:

Y = (C0 + I + G – pmc*T) / (1 – pmc*C) Esta última ecuación nos dice que la renta sube con el consumo, la inversión y el gasto público, pero se reduce con los impuestos. En la misma es fácil demostrar también que, a mayor propensión al consumo (tasa pmc), mayor renta. La balanza de intercambios comerciales, en un país abierto, también forma parte del producto total. La balanza de intercambios es la diferencia entre exportaciones (X) e importaciones (M), que, no obstante, no forman parte de la demanda agregada, que es interna por definición.

Y = C + I + A + pmc x (Y – T) + (X – M) Y, despejando de forma similar, el resultado:

Y = ((C0 + I + G + (X - M) – pmc x T)) / (1 – pmc x C) En definitiva, la renta total sube con el consumo, la inversión, el gasto público y la balanza exterior (más cuanto mayor sea el diferencial a favor de las exportaciones), pero se reduce con los impuestos. Motores de la renta son, pues, el consumo, la inversión, el gasto público y las exportaciones. Políticas fiscales expansivas son aquellas destinadas a favorecer la renta y el crecimiento del PIB y de la economía, por intervención del Gobierno. Entre esas políticas destacan dos grandes medidas: aumentar G (políticas de gasto público) o reducir T (bajar impuestos). Políticas fiscales restrictivas son aquellas

destinadas a enfriar una economía demasiado expansiva (algo normalmente asociado a riesgos inflacionista), mediante estos mismos instrumentos gubernamentales, básicamente reducción de gasto público (bajar G) o incremento de impuestos (aumentar T). Existen otras muchas variables económicas y monetarias que influyen en la bolsa, algunas de las cuales veremos en la parte especial con motivo del estudio de sectores específicos, pero los citados hasta ahora son lo bastante importantes como para merecer mención especial.

Análisis bursátil ¿Qué es y en qué consiste el valor patrimonial? El valor patrimonial es la forma más simple de valoración de una compañía, consistente en valorarla en función de sus activos y pasivos. Existen básicamente dos metodologías: el valor contable y el valor liquidativo. El valor contable (VC) es equivalente al nivel de recursos propios o valor en libros de la empresa, también llamado patrimonio neto. Por definición sería:

Fórmula 1. VC = Activo - Pasivo exigible ± Ajustes En pura teoría, este método debería obviar los ajustes, de forma que se refiriese exclusivamente al valor en libros. El pasivo exigible es básicamente el montante de deuda financiera tanto a corto como a largo plazo. Este método es útil sobre todo en compañías pequeñas no cotizadas, en que la contabilidad y la realidad de mercado de la empresa son parejas, hasta el punto de que en muchas transacciones de compraventa de este tipo de empresas la metodología del valor contable es la que impera. Las grandes compañías cotizadas suelen tener muchas realidades complejas como potencialidad de beneficios futuros, sinergias diversas, marcas y otros valores intangibles o simplemente plusvalías de mercado no reconocidas, todo lo cual hace inadecuada esta técnica para valorarlas. El segundo método, el del valor liquidativo (VL), como dice su nombre, valora la empresa como resultado de una hipótetica liquidación de la misma. Así, tenemos que:

Fórmula 2. VL = Valor de mercado de los activos – valor de mercado de los pasivos – pasivos contingentes

Principales ratios bursátiles: Probablemente, dentro del vasto campo del análisis fundamental no hay ningún procedimiento tan ampliamente utilizado para aproximarse al estudio de las acciones cotizadas como los ratios bursátiles, cuyo cálculo es relativamente simple, pero su interpretación resulta más compleja, pues no puede realizarse sin tener en cuenta todo el resto de factores que afectan directa o indirectamente a la compañía. La utilidad de estos ratios tomados por sí solos es limitada, pero es imposible ignorarlos si pretendemos realizar un buen análisis fundamental. La capitalización bursátil

Podríamos traducir la capitalización bursátil como el valor total de una empresa en el mercado, y la

forma de hacer el cálculo es multiplicando el número total de acciones en circulación que tiene la

empresa por su valor unitario. La cifra resultante es el precio por el que podríamos adquirir la totalidad

de esas acciones, con todos sus activos, si tuviéramos el dinero suficiente para hacer frente al pago.

Aunque una empresa no tiene por qué ser mejor que otra solo teniendo en cuenta su tamaño, es cierto

que las empresas con una capitalización alta pueden tener algunas ventajas, como una mayor liquidez o

la probabilidad de que inversores de un cierto tamaño se interesen en ellas (esto también puede ocurrir

con empresas más pequeñas, pero no es menos cierto que un inversor que tenga una cantidad elevada

para invertir puede mostrarse más reticente a entrar en una empresa con menos liquidez).

La capitalización bursátil no es un valor fijo o que se mantenga en el tiempo, sino que en realidad

cambia tanto como lo hacen los precios de sus acciones. Podríamos decir, pues, que una empresa tiene

“dos valores”: uno es el real, el que resultaría si en ese momento procediéramos a la liquidación del

negocio. El segundo es el que vendría reflejado por esa capitalización bursátil, en el que entran en juego

un mayor número de factores: perspectivas para la compañía, situación económica general….. Así, el

primer valor es “lo que es” la empresa, mientras que el segundo se parece más a lo “el mercado

percibe” de la misma.

En función de cuál sea el resultado de la valoración de mercado de las empresas se pueden encuadrar a

nivel internacional en seis categorías distintas según su tamaño:

– Nano Caps: menos de 50 millones de dólares

– Micro Caps: entre 50 y 250 millones de dólares

– Small Caps: entre 250 y 2.000 millones de dólares

– Medium Caps: entre 2.000 millones y 10.000 millones de dólares

– Large Caps: más de 10.000 millones de dólares

– Mega Caps: más de 200.000 millones de dólares

Los ratios por acción:

Como su nombre indica, los ratios por acción son parámetros de la compañía expresados por acción, y

se obtienen dividiendo estos parámetros por el número total de acciones. Los más importantes son el

beneficio por acción (BPA), el «cash-flow» por acción (CFPA), el dividendo por acción (DPA) y los

recursos propios por acción, denominados comúnmente valor contable por acción (VCA).

El beneficio por acción o BPA

Es una ratio muy seguido en Bolsa. Se trata de determinar el beneficio neto dividido por el número de

acciones de la empresa, es decir, cuánto de lo obtenido por la empresa como resultado de su actividad,

correspondería a cada acción. Por tanto, es de suponer que un alto BPA induce a comprar la acción y un

bajo BPA a venderla.

En realidad, el BPA no corresponde exactamente a lo que, a priori, parece indicar por las siguientes

razones:

En primer lugar, el beneficio que forma parte de la ratio es el beneficio neto. Contablemente el

resultado tras el pago del impuesto de sociedades. Sin embargo, el beneficio difiere dependiendo del

método empleado para su cálculo. Por ejemplo, la posible inclusión de ingresos anticipados no

realizados (es decir, no cobrados), la imputación de ingresos esperados aunque correspondan al

siguiente año (un determinado resultado positivo esperado de una determinada inversión) o la

imputación temporal a un año, cuando la actividad efectiva se ha realizado durante algunos meses de

ese año.

Asimismo, no es lo mismo un beneficio producto de actividades de la empresa (el beneficio de

explotación), que dada una situación puntual de mercado (una venta de un edificio por ejemplo,

propiedad de la empresa), lo cual supone un beneficio extraordinario y, por tanto, podría distorsionar

los resultados.

En segundo lugar el número de acciones. Si bien se tiende a considerar al beneficio como el elemento

fijo del BPA, el número de acciones no permanece constante, ya que puede variar en casos especiales

como ampliaciones o reducciones de capital o movimientos corporativos (fusiones, adquisiciones o

absorciones).

Para ello, es necesario establecer un baremo antes del cálculo del BPA: o bien tomar como referencia el

número de acciones a 31 de diciembre último, como criterio más prudente, o bien, tomar como

referencia una media ponderada a lo largo del año, teniendo en cuenta el número de acciones de la

empresa y el momento temporal a partir del cual el volumen se ha incrementado por la emisión de

nuevos títulos.

Cash-Flow:

Puede traducirse por flujo de caja, es decir, la magnitud que mide la diferencia entre entradas y salidas

de flujos monetarios. El cash flow por acción (CFA) trata de medir el flujo de caja de la empresa que le

correspondería a cada accionista, por cada acción en su poder. Matemáticamente se determina a partir

de la siguiente expresión:

CPA = (CASH – FLOW) / ACCIÓN

De aquí se desprende lo siguiente:

a) El CFA refleja el flujo de fondos que genera la empresa por acción. De esta manera, cuánto más

elevada sea la ratio, mayores expectativas de fondos correspondería a cada título y, por tanto, más

interesa invertir en la compañía con CFA elevados. Por el contrario, un CFA bajo implica una compañía

que no está remunerando convenientemente a sus accionistas vía generación flujos de caja y, por

extensión, a través del reparto posterior de dividendos.

b) Flujo de Caja: El cálculo del flujo de caja es complejo y depende del analista. En general, supone la

diferencia entre las entradas y las salidas de flujos (de ahí su denominación) que se identifican con

efectivo o liquidez. El método más conocido es aquél que resulta de sumar a los beneficios obtenidos las

amortizaciones y las provisiones. Estos beneficios se corresponden con los beneficios antes de

impuestos, también denominado Beneficio Neto. No obstante, existen diversas alternativas ya que hay

diversas formas de estudiar el Flujo de Caja. Así, además del anterior, se habla de cash flow operativo

(derivado de la actividad típica u operativa de la empresa), de inversión (relacionado con los proyectos

de inversión de la empresa) o de financiación (recursos obtenidos y devueltos). Por ejemplo, si el cash

flow total de una empresa crece, disminuyen el operativo o el de inversión, podría considerarse una

posible disminución del crecimiento futuro de la empresa.

c) Acción: Se entiende acción ordinaria emitida. El número de acciones que se considera para el cálculo

del CFA estático es la media del año, una vez efectuados los correspondientes ajustes, bien por

ampliaciones de capital, bien por conversión de bonos en acciones (bonos convertibles) realizados

durante el período anual.

Como ya se ha mencionado, el cálculo del cash flow es complicado, ya que se trata de una variable

temporal y no estática. Por ello, identificarlo con el beneficio más amortizaciones no refleja la realidad

del concepto “flujo de caja” por lo siguiente: en primer lugar, el flujo de caja debería incorporar la

variación de entradas y salidas monetarias a lo largo de un determinado período, que podría incluso ser

diario. En segundo lugar, el coste de las materias primas, mano de obra y otros gastos, no se contemplan

y originan un desembolso monetario inmediato o un incremento de las deudas. Y en tercer lugar, las

amortizaciones y provisiones, aunque costes, no se traducen en una salida dineraria o endeudamiento,

ya que el desembolso monetario tuvo lugar en el momento en que se originó el elemento y

posteriormente, se regularizan con apuntes contables.

Ratio dividendo por acción o DPA:

Trata de determinar el porcentaje de los beneficios que recibiría un accionista por cada acción en su

poder. Es decir, el cobro de la verdadera liquidez que le supone a un particular mantener la acción. En

otras palabras, cuánto de su inversión en acciones es remunerada dada la evolución de la compañía que

comparte sus beneficios con sus accionistas. Se trata de una ratio complementaria al Beneficio por

Acción o BPA con la salvedad que tan sólo incorpora la parte de los beneficios efectivamente repartidos

en forma de dividendos.

El DPA se calcula comparando el dividendo bruto por el número de acciones, de la siguiente manera:

DPA = Dividendo Bruto / Número de acciones

El Dividendo Bruto se obtiene a partir del porcentaje que la empresa anuncia que reparte en la forma de

dividendos o bien la cantidad directamente en moneda. Se entiende que es un dividendo impuestos

incluidos. A este respecto dos cosas: en primer lugar, la tasa impositiva puede evitarse con el

procedimiento del “lavado del cupón” (en síntesis, la cesión temporal del título previo al cobro de

dividendos a un no residente para salvar la fiscalidad); en segundo término, la estimación de los

beneficios cuya complicación añade salvedades a la posibilidad de estimación de los dividendos futuros

para determinar la adquisición o enajenación de la acción.

El Número de acciones corresponde a las acciones emitidas y no al número de acciones cotizadas. Esta

diferencia es básica, puesto que no todo el capital social de una compañía está en bolsa. No obstante

por métodos indirectos (a través del porcentaje del capital que es “free float”, es decir, que está en

Bolsa) es viable obtener el número total de acciones.

El dividendo por acción se incluye en la fórmula de Gordon Shapiro para el cálculo del precio de una

acción en la expresión: P = DPA / (Ke - g), siendo DPA el dividendo por acción, Ke la rentabilidad o coste

de la empresa de acuerdo con el modelo CAPM y g la tasa de crecimiento de los dividendos.

Como se puede observar en la fórmula, la estimación de la tasa de crecimiento “g” plantea ciertos

problemas de entrada ya que será diferente de acuerdo con los análisis o estudios al efecto.

Como inconveniente, se puede destacar que no se utilizan acciones ajustadas, sino el dividendo por

acción anunciado por la empresa o estimado por el analista. Por otra parte, la ratio carece de valor

efectivo si la compañía no reparte beneficios regularmente.

La dificultad de estimación de los dividendos en el caso del modelo de Gordon - Shapiro: Pudiera ser que

la empresa haya tenido que realizar diferentes ampliaciones de capital para obtener financiación.

Hablamos entonces de acciones “viejas” frente a las “nuevas”. Por convenio, se aplica el dividendo

repartido de las acciones más antiguas ya que se considera que son las más numerosas. Sin embargo, el

cálculo del pay out (porcentaje de reparto de los beneficios por acción) ha de ajustarse al número total

de las acciones emitidas.

El Valor Contable por acción (VCA):

Determina el valor de la empresa obtenido "en libros" o contable por cada título en poder del

accionista. El valor de la empresa se obtiene según su patrimonio neto (activo menos pasivo exigible).

El VCA se calcula a partir de la siguiente expresión:

Valor Contable de la Acción (VCA) = Patrimonio Neto / número de acciones

Por tanto:

- El patrimonio neto de una empresa es el que se obtiene a partir del registro de las operaciones de la

empresa, los estados financieros y el valor de los derechos e inversiones de su actividad, excluyendo las

deudas contraídas. En definitiva, lo que la empresa realmente vale en caso de liquidación. El valor del

patrimonio neto no plantea muchas dificultades para su obtención ya que se puede determinar a partir

de la documentación contable al uso.

- Por número de acciones se entiende los títulos en circulación o emitidos. Comprende el total de las

acciones ordinarias que, en el caso de empresas cotizadas, suelen incluirse preferentemente estas

últimas.

- Así, averiguar el valor contable de una acción es relativamente fácil: basta con dividir su patrimonio

neto entre el número de acciones en circulación. El resultado es el valor teórico de la empresa en caso

de liquidación.

El valor contable establece el precio teórico de las acciones a partir de los datos de los registros

contables en caso de que la empresa finalice su actividad y haya que liquidarla. El valor contable integra

el activo, el pasivo y el neto todo documentado y registrado.

El valor de mercado, sin embargo, depende directamente de lo que sucede en el tiempo y depende más

de las expectativas que los inversores tienen sobre la actividad futura de la empresa para comprar hoy y

vender mañana.. Por ejemplo, si la empresa tiene buenas posibilidades, aunque en ese momento su

precio teórico no haya ascendido, su valor de mercado subirá debido a que mucha gente empezará a

comprar acciones de dicha empresa. Si, por el contrario, es de esperar un descenso o incluso un

estancamiento potencial de la empresa, el valor de mercado bajará (más vendedores que compradores

se darán cita para negociar) permaneciendo inalterado el valor contable.

La diferencia entre el valor contable y de mercado es el fondo de comercio o el (goodwill en la

terminología anglosajona) que refleja el componente cualitativo y difícilmente cuantificable de la

empresa: su marca, su imagen al mercado, la capacidad de know how, la experiencia, la forma

organizativa, etc.

Por otra parte es necesario tener en cuenta que una empresa que no cotiza en bolsa, apenas diferirá el

valor contable de sus acciones del valor de mercado, puesto que apenas sí hay negociación sobre sus

títulos. De ahí que el Valor Contable tenga más relevancia para empresas en Bolsa.

El principal problema radica en la valoración de los activos: los activos de la sociedad suelen figurar a sus

precios de adquisición o, simplemente, estar referidos a sus cuentas trimestrales ya que este valor está

afectado por la prudencia de los principios contables. De ahí, que en circunstancias normales, el Valor

Contable sea inferior al valor de mercado de las acciones. Por tanto, el valor contable o precio teórico

daría el precio real que vale la empresa.

El Precio / Valor Contable se calcula dividiendo la cotización de la acción por su valor contable. Es

utilizado sobre todo en el análisis fundamental con el objetivo de determinar si por un título se está

pagando muy por encima de su precio teórico, con lo cual resultaría demasiado cara. Cuanto mayor sea

esta ratio más caro está el valor de la acción.

La rentabilidad por dividendo:

Es aquella fuente de rentabilidad que procede exclusivamente del cobro de dividendos por ser titular de

unas acciones. Se expresa en términos porcentuales y, matemáticamente, se calcula de la siguiente

manera:

En concreto, la rentabilidad por dividendo se puede calcular comparando el dividendo esperado por

acción (DPA) y el precio de cotización de la misma, según la expresión:

De acuerdo a la anterior expresión, existe una relación directa entre el dividendo repartido y la

rentabilidad por dividendo, mientras que la relación es inversa entre el precio o cotización y la

rentabilidad por dividendo.

Habitualmente, la rentabilidad por dividendo suele compararse con la rentabilidad de la deuda pública,

dado que los dividendos se asimilan a los cupones repartidos por los bonos y obligaciones del Estado.

Generalmente, las empresas con una elevada rentabilidad por dividendo suponen oportunidades de

compra en comparación con empresas que ofrecen una ratio inferior. La lógica subyacente es la de

invertir en acciones que el mercado valora que van a repartir una ganancia asegurada para el accionista

(el dividendo) por encima de lo que el mercado valora la acción en mercado. Por ello, no es tan

relevante que el precio de la acción caiga ya que, en cualquier caso, el ingreso está asegurado en forma

de dividendo. Por ello, se trata de una operación de carácter defensivo para situaciones bajistas de

mercado o para inversores que buscan una ganancia periódica asegurada.

En ocasiones, en vez del término “Rentabilidad por Dividendo” suele emplearse el

término “Rendimiento de dividendos”. Rendimiento, según la RAE significa “producto o utilidad que

rinde o da algo”, mientras que rentabilidad es “la cualidad de rentable o la capacidad de rentar, es decir,

que produce renta suficiente o remuneradora”. Así, por proximidad de significados suelen considerarse

ambas acepciones sinónimas para ciertas acepciones o voces, como es este el caso, ya que ambos

conceptos reúnen la capacidad de generar un resultado o beneficio esperado mayor al presente.

Las empresas que reparten con asiduidad dividendos suelen ser grandes con un negocio estable y con

una tasa de crecimiento inferior al mercado, ya que de otra forma precisarían de recursos extra para

financiar su expansión a costa del accionista. Se trata de las utilities (eléctricas, gas, energía, etc.) y los

bancos fundamentalmente. Asimismo, en cuanto a los dividendos contemplados, si son del año anterior,

hablamos de un dato histórico que poco tiene que ver con las expectativas del negocio y, si se trata de

un dividendo esperado, la falta de seguridad en cuanto al reparto podría distorsionar la ratio. Por último

la política de dividendos podría hacer inoperante la ratio: la empresa en un determinado momento

podría reducir o incluso anular el pago de dividendos en pro de un plan de expansión o por la necesidad

de reinvertir en negocios futuros.

El PER y el "earnings yield"

El ratio Price-to-Earnings (PER), es la relación que entre la valoración de una compañía medida por el

precio de mercado (o su capitalización bursátil) y sus ganancias por acción (o en cantidad).

El ratio PER es el múltiplo más usado en valoración relativa, ya que está ampliamente disponible. Este

ratio se obtiene a partir de tres cifras de conocimiento público y general, y es bastante simple de

calcular para la mayoría de las acciones. Básicamente, el PER refleja cómo está de sobrevalorado o

infravalorado un valor concreto, determinando el valor que el mercado ofrece a dicha acción.

Desde el punto de vista técnico, el PER de un valor se obtiene al dividir el valor actual del mercado de

esa acción por las ganancias divididas por el número de acciones emitidas por la compañía. Este ratio

también se puede expresar como la capitalización bursátil, es decir, el precio de la acción multiplicado

por el número de acciones emitidas, dividida por las ganancias.

El ratio varía de forma diaria con las variaciones de precio que experimenta la acción, pero también

puede alterarse cuando se modifica la cantidad de acciones que posee una compañía. Por ejemplo, el

incremento de capital realizado por la empresa Petrobrás (PBR) la ha encarecido para todos sus

accionistas tras la emisión, dado que produjo una licuación en la tendencia de los inversores, y es lógico

que la veamos así: tendrán que transcurrir más años hasta recuperar la inversión medida por sus

ganancias por acción, ya que ahora existe una cantidad de acciones mucho más alta en el mercado.

En muchas ocasiones, este ratio se utiliza para saber cómo de atractiva se encuentra una compañía a

nivel bursátil a la hora de comprarla, aunque como veremos más adelante, muchas veces es necesario

entender cómo se construye para sacar conclusiones. Por ejemplo, un PER negativo no se tiene en

cuenta ya que es totalmente posible, pero ilógico desde el punto de vista del análisis: nadie nos va a

regalar las acciones porque en un ejercicio una compañía pierda dinero.

No obstante, no es tan importante el valor en sí de un PER, como la evolución que tuvo, su trayectoria

en el tiempo y la tendencia de futuro que podría esperarse del valor. Esto depende de los aspectos

fundamentales de la compañía, por lo que sería necesario conocer la empresa en sus aspectos

fundamentales, es decir, entender cuál es el negocio principal, las proyecciones a futuro

macro/sectoriales y microeconómicas de la firma, la tasa de descuento apropiada, y el riesgo respecto a

la competencia y del mercado donde opera.

Por lo general, el PER se calcula teniendo en cuenta el precio actual, aunque en ocasiones se toma como

referencia el precio medio del año, especialmente en el caso de compañías con mucha volatilidad.

Pero algo muy importante que debemos tener en mente es que el denominador puede reflejar los

beneficios obtenidos en el último año (o en los últimos 4 resultados trimestrales publicados), lo que en

inglés se denomina PER trailing, o bien las ganancias previstas para los próximos 12 meses, el llamado

leading PER, o PER forward 12 meses. Es más útil esperar lo que va a ganar desde el punto de vista

bursátil, pero se recae en la previsión propia o de analistas, en vez de coger cifras ciertas del balance de

los últimos 12 meses.

Los inversores pueden así utilizar este simple cociente de PER para comparar el valor entre diversas

acciones: si este papel tiene un PER del doble que el de otra acción, teniendo todas las demás variables

operativas y de riesgo iguales, es una inversión menos atractiva.

Pero aquí está el punto clave: no hay dos compañías iguales, y la tarea del inversor se basa en encontrar

dichas diferencias. Si está justificado ese premio, quizás hasta sea atractivo comprar esa firma con un

múltiplo más alto, pero dependerá de la valoración que haga el analista. En general, un alto P/E indica

que los inversores esperan crecimientos altos en las ganancias en el futuro si se compara con empresas

de bajo PER.

Se suele comparar el PER de una empresa con el PER medio de la industria a la que pertenece, o contra

el PER medio del mercado, o del mercado o índice donde cotice. Pero nos enfrentaremos a un problema

si comparamos compañías de sectores con alto PE, como las tecnológicas, con empresas con bajo PER,

como las empresas de energía eléctrica o de comercio minorista, con tasas de crecimiento de sus

negocios muy distintos.

Algo que hay que tener en cuenta es que el PER se trata de un indicador muy manipulable y eso juega en

contra frente a otros métodos menos manipulables que tienen en cuenta el EBITDA o los flujos de caja,

es decir, que los beneficios son susceptibles de ser manipulados contablemente, por lo que es necesario

ver bien cómo se originó esa ganancia y si es real o no.

Es común ver cómo el PER cae en años futuros, debido a que se mantiene fijo el precio de la acción, el

precio de cierre en el momento de realizar el informe, pero se proyecta un crecimiento de beneficios

por lo que el PER disminuye.

El PER debe ir de la mano de la rentabilidad relativa de la empresa, es decir su ROE, (Este ratio mide el

rendimiento que obtienen los accionistas de los fondos invertidos en la sociedad; es decir, el ROE trata

de medir la capacidad que tiene la empresa de remunerar a sus accionistas) ya que los proyectos con

alto ROE dan a la firma buenas oportunidades de crecimiento. También, se deduce que el PE aumenta

para valores de reinversión de las utilidades más altos: el mercado lo reconocerá con un múltiplo de PE

más alto si explota esas oportunidades más agresivamente reteniendo más ganancias para financiar

esas oportunidades.

La inversa del PER o «earnings yield» es el cociente entre el beneficio generado por la acción y su

precio, por lo que es un buen indicador de la rentabilidad bursátil esperada por el mercado, y puede ser

comparada con la rentabilidad esperada en otras inversiones alternativas, como los tipos de interés de

mercado para la renta fija. Aunque el e.y., al contrario que la RD, no es una rentabilidad cierta en forma

de dividendo repartido, sino una rentabilidad esperada o descontada por el mercado, tiene la gran

ventaja de que toma en cuenta todo el beneficio de la compañía, tanto el repartido en forma de

dividendo como el retenido a reservas de la sociedad, que aunque no revierte directamente al accionista

es muy importante porque contribuye a reforzar los recursos propios del balance y, eventualmente, a

financiar nuevas inversiones que favorezcan la marcha futura de la compañía. El PER y el e.y. no se

hallan exentos de críticas, como la fácil manipulación del beneficio contable por parte de las compañías,

su volatilidad a lo largo del tiempo y su dificultad de previsión. Además, el PER no es útil para empresas

en pérdidas. Como todo ratio simple, es de escasa utilidad tomado aisladamente: jamás ninguna

decisión de inversión debe tomarse basado en un único criterio, por significativo que resulte. Pese a

ello, seguimos considerándolo un ratio básico en el análisis fundamental. Sumando los beneficios totales

de las empresas componentes de un índice o una bolsa específica y relacionándolos con la capitalización

bursátil total de estas empresas, podemos calcular igualmente el PER o el e.y. de la bolsa en cuestión. Al

igual que el PER nos dice cuántas veces pagamos el beneficio de la compañía, el ratio P/CF nos dice

cuántas veces pagamos el

«cash-flow» de la compañía. De forma similar a como mencionábamos respecto al PER, podemos

calcular el ratio P/CF para una bolsa o un índice. Pese a la importancia del CF como factor relevante de

una compañía, este ratio tiene una significación poco intuitiva, aunque tiene utilidad en ciertos casos.

El ratio precio/ventas

El ratio precio/ventas (P/V) es el cociente entre el precio y las ventas.

El ratio precio/valor contable

El ratio precio/valor contable (P/VC) es el último gran ratio clásico del análisis bursátil tradicional, y

compara el valor total de la compañía con su nivel de recursos propios.

Análisis Empresarial.

Balance:

El balance muestra la foto en un momento dado de la estructura de la empresa, aquello que tiene para su actividad diaria (activo) y la forma en que lo financia (pasivo). Por definición, ambos deben valer lo mismo. En primer lugar debemos ordenar el balance tal y como muestra la tabla. El activo se ordena desde las partidas menos líquidas arriba hasta las más líquidas abajo, mientras que el pasivo se ordena desde las menos exigibles arriba hasta las más exigibles abajo. Es conveniente tomar como mínimo los dos últimos años para establecer comparaciones sobre la evolución reciente del balance, incluir una columna que muestre la variación porcentual entre ambos años y además dos columnas adicionales con el porcentaje de cada partida sobre el total del balance.

El Balance representa la estructura económico-financiera de la sociedad. Es una radiografía fija (normalmente sacada a final de año, que coincide con el fin de ejercicio) de cómo se encuentra la sociedad. Dentro de esa radiografía podemos encontrar distintos elementos: Activo, Pasivo y Patrimonio Neto.

Siguiendo con la analogía de la radiografía, el Pasivo y el Patrimonio Neto del Balance se corresponden con los huesos de nuestro cuerpo. En otras palabras, es la estructura que soporta el peso de nuestra sociedad. De tal manera que son las fuentes de financiación que permiten a la empresa sostenerse en pie.

Por un lado, el Patrimonio Neto lo componen todas aquellas aportaciones realizadas por los socios (Capital Social) conjuntamente con todos los beneficios generados por la sociedad en el pasado

(Reservas) y que no dejan de ser aportaciones pasivas realizadas por los socios. El Patrimonio Neto por tanto es la fuente de financiación primordial de una sociedad al ser una fuente de financiación previsible y estable en el tiempo.

El Pasivo por su parte es el conjunto de financiación ajena (y por tanto endeudamiento) que posee la sociedad. La principal forma de clasificar todas las partidas que componen el Pasivo es el plazo de devolución, aunque también se clasifica por tipología de acreedor. Dentro del Pasivo encontramos todas las deudas contraídas con los entes financieros y con los proveedores.

El Activo se encuentra constituido por todas aquellas inversiones realizadas por la sociedad con el fin de poner en marcha y mantener el negocio de la misma.

De tal manera podemos distinguir por un lado el Activo No corriente, el cual lo conforman todas las inversiones (tanto materiales como no materiales) destinadas sustentar a la empresa, a lo largo de toda su vida útil, de capacidad operativa. Por el otro lado se encuentra el Activo Corriente conformado por todas aquellas inversiones destinadas a utilizarse y/o consumirse en la propia actividad de la sociedad y por tanto el tiempo que se mantienen como inversión es corto.

Cuenta de Resultados

La Cuenta de Resultados, como su propio nombre indica, refleja una imagen de cómo se ha efectuado la actividad de la sociedad durante un ejercicio. Esta imagen muestra de forma clara si la sociedad, mediante el ejercicio de su actividad es capaz de generar, y de qué manera, suficiente negocio (ya sea facturación por ventas o prestación de servicios en función de la actividad que se desarrolle) no solo para cubrir todos los costes generados en la actividad de venta o prestación de servicios; sino también suficiente beneficio para sustentar la estructura que supone el Pasivo (en este caso concreto los costes asociados al mismo).

Por tanto la Cuenta de Resultados se puede dividir claramente en dos partes diferenciadas. En primer lugar el conjunto de partidas que componen el resultado de explotación. Este epígrafe muestra si la sociedad es capaz de generar beneficios mediante el ejercicio de su actividad, confrontando no solamente los costes directos (derivados del Activo Corriente) sino los costes indirectos (derivados del Activo No Corriente).

En segundo lugar se encuentra el resultado financiero donde se recoge el beneficio o pérdida asociada del ajuste entre los ingresos financieros de la sociedad y sus gastos financieros. La gran mayoría de sociedades tienen resultados financieros negativos, ya que por norma general los ingresos financieros no son recurrentes en el tiempo ni en la forma (la fuente de ingresos de una sociedad debe ser su actividad principal).

Finalmente al resultado global de la sociedad se le restan los impuestos atribuidos, conformando el resultado del ejercicio. Esta cifra, siendo representativa e importante no debe eclipsar al resto de partidas que componen la Cuenta de Resultados. Esto es así ya que tan importante como saber si una empresa gana o pierde dinero en un ejercicio, es saber cómo ha llegado a ello.

Una vez ordenados balance y cuenta de resultados de la forma secuencial que hemos expuesto, es más fácil calcular algunas magnitudes derivadas de suma importancia para el análisis contable, herramienta importantísima para comprender la empresa también desde el punto de vista de la inversión bursátil.

El fondo de maniobra se refiere a la capacidad de maniobrar para poder atender pagos a corto plazo,

así como poder realizar las inversiones o adquisiciones propias de cualquier actividad mercantil. Si calculamos el fondo de maniobra como la diferencia entre el activo corriente y el circulante, el resultado de la fórmula ha de ser positivo, ya que hay una parte del activo corriente (como el stock de seguridad o el saldo mínimo necesario de disponible) que, por su importancia en el proceso productivo, debe ser financiada con capitales permanentes. Si el fondo de maniobra es negativo, parte del activo no corriente estará financiado con pasivos corrientes, lo que aumenta la probabilidad de entrar en concurso de acreedores. En el coso de que realicemos el cálculo como un ratio este debe ser mayor que uno, pero el valor del fondo de maniobra estará condicionado por:

El sector en el que opera la empresa.

Su ciclo de explotación.

La dimensión económica de la empresa.

Los plazos medios de cobro y pago

La rotación del activo circulante Tenemos que tener en cuenta que no tiene las mismas necesidades una empresa que venda productos al contado, que una empresa de investigación y desarrollo por poner un ejemplo. Teniendo claro en donde nos movemos, esta es una magnitud que debemos seguir a lo largo del tiempo, para detectar en que valores la empresa se encuentra cómoda afrontando sus compromisos de pago, para detectar cambios de tendencia que nos permitan anticiparnos a dificultades de tesorería y solicitar la financiación necesaria para poder pagar a los acreedores de la empresa. Por otra parte, tampoco es conveniente tener demasiados activos líquidos, ya que podríamos estar sacrificando oportunidades de inversión más rentables para nuestra empresa.

ESTRUCTURA DEL TRABAJO:

Primera parte: Balance de las empresas:

Explicar un poco que es el análisis fundamental y en que consiste

Principales ratios para el análisis fundamental.

Identificar los mas importantes a la hora de invertir.

Análisis y estudio de un balance. *

Hacer lo que podría ser una buena combinación de ratios para invertir, algo asi como un pequeño manual en el que pudiera fijarse alguien (una empresa) interesado en invertir a largo plazo.*

Explicar en que consiste el análisis macroeconómico, empresarial y bursátil Segunda parte: Ciclo económico:

Breves teorías, esta parte es puramente teórica: Hablar del ciclo real, la oferta agregada y como puede influir esto a la hora de invertir.

Keynesianismo: Hipótesis de la fragilidad financiera y Minsky

Austriacos: Teoria monetaria. Los dos puntos de la primera parte que tienen un asterisco son LOS MAS IMPORTANTES del trabajo, es ahí donde debe quedar reflejado los conocimientos sobre el tema. La primera parte es a su vez mas importante que la segunda, por lo que la distribución que necesito seria un 60%-40% o un 70%-30% a favor de la primera parte. Aquí os cito el mismo texto que en la pagina web: Aunque el titulo es complejo, a grandes rasgos lo que quiere decir es en que se fijan las empresas o particulares para invertir en bolsa en el largo plazo. En que se fijan tanto en: - Si mismas (analizando su propio balance de situación en caso de que sean una empresa, en caso de ser un particular esta parte obviamente se resume en tener dinero o no tenerlo) -Como en la situación del mercado. (situación del ciclo económico o situación que puede estar atravesando la empresa en la que se quiere invertir, es decir, analizar su balance) Todo esto es teniendo en cuenta los ratios para el análisis fundamental. La idea es saber decir si es un buen momento para invertir en el largo plazo y tener un fundamento para defender dicha decisión basándose en el análisis fundamental.