Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

download Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

of 3

Transcript of Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

  • 8/4/2019 Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

    1/3

    Segundo Manifiesto del Surrealismo[Fragmento]Andr Breton

    Si nosotros, no encontramos palabras bastantes para denigrar la bajeza delpensamiento occidental, si nosotros no tememos entrar en conflicto con lalgica, si nosotros somos incapaces de jurar que un acto realizado en

    sueos tiene menos sentido que un acto efectuado en estado de vigilia, sinosotros consideramos incluso posible dar fin al tiempo, esa farsa siniestra,ese tren que se sale constantemente de sus rales, esa loca pulsacin, esteinextricable nudo de bestias reventantes y reventadas, cmo puedepretenderse que demos muestras de amor, e incluso que seamostolerantes, con respecto a un sistema de conservacin social, sea el quesea? Esto es el nico extravo delirante que no podemos aceptar. Todo estan por hacer, todos los medios son buenos para aniquilar las ideas defamilia, patria y religin. En este aspecto la postura surrealista es hartoconocida, pero tambin es preciso se sepa que no admite compromisostransaccionales. Cuantos se han impuesto la misin de defender elsurrealismo no han dejado ni un instante de propugnar esta negacin, deprescindir de todo otro criterio de valoracin. Saben gozar plenamente de ladesolacin, tan bien orquestada, con que el pblico burgus, siempreinnoblemente dispuesto a perdonarles ciertos errores juveniles, acoge eldeseo permanente de burlarse salvajemente de la bandera francesa, devomitar de asco ante todos los sacerdotes, y de apuntar hacia todas lasmonsergas de los deberes fundamentales el arma del cinismo sexual detan largo alcance. Combatimos contra la indiferencia potica, la limitacindel arte, la investigacin erudita y la especulacin pura, bajo todas susformas, y no queremos tener nada en comn con los que pretenden

    debilitar el espritu, sean de poca o de mucha importancia. Todas lascobardas, las abdicaciones, las traiciones que quepa imaginar no bastarnpara impedirnos que terminemos con semejantes bagatelas. Sin embargo,es notable advertir que los individuos que un da nos impusieron laobligacin de tener que prescindir de ellos, una vez solos se quedaronindefensos y tuvieron que recurrir inmediatamente a los ms miserablesexpedientes para congraciarse con los defensores del orden, todos ellosgrandes partidarios de conseguir que todos los hombres tengan la mismaaltura, mediante el procedimiento de cortar la cabeza de los ms altos. Lafidelidad inquebrantable a las obligaciones que el surrealismo impone exigeun desinters, un desprecio del riesgo y una voluntad de negarse a la

    componenda que, a la larga, muy pocos son los hombres capaces de ello. Elsurrealismo vivir incluso cuando no quede ni uno solo de aquellos quefueron los primeros en percatarse de las oportunidades de expresin y dehallazgo de verdad que les ofreca. Es demasiado tarde ya para que lasemilla no germine infinitamente en el campo humano, pese al miedo y alas restantes variedades de hierbas de insensatez que aspiran a dominarlotodo [...] Nuestra adhesin al principio del materialismo histrico...Verdaderamente no se puede jugar con estas palabras. Si dependiera

  • 8/4/2019 Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

    2/3

    nicamente de nosotros -con eso quiero decir si el comunismo no nostratara tan slo como bichos raros destinados a cumplir en sus filas lafuncin de badulaques y provocadores, nos mostraramos plenamentecapaces de cumplir, desde el punto de vista revolucionario, con nuestrodeber. Desgraciadamente, en este aspecto imperan unas opiniones muyespeciales con respecto a nosotros; por ejemplo, en cuanto a m concierne,

    puedo decir que hace dos aos no pude, tal como hubiera querido, cruzarlibre y annimamente el umbral de la sede del partido comunista francs,en la que tantos individuos poco recomendables, policas y dems, parecentener permiso para moverse como don Pedro por su casa. En el curso detres entrevistas, que duraron varias horas, me vi obligado a defender alsurrealismo de la pueril acusacin de ser esencialmente un movimientopoltico de orientacin claramente anticomunista y contrarrevolucionaria.Huelga decir que no tena derecho a esperar que quienes me juzgabanhicieran un anlisis fundamental de mis ideas. Aproximadamente en estapoca, Michel Marty vociferaba, refirindose a uno de los nuestros: Si esmarxista, no tiene ninguna necesidad de ser surrealista. Ciertamente, en

    estos casos, no fuimos nosotros quienes alegamos nuestro surrealismo;este calificativo nos haba precedido, a nuestro pesar, tal como a losseguidores de Einstein les hubiera precedido el de relativistas, o a los deFreud el de psicoanalistas. Cmo no inquietarse ante el nivel ideolgico deun partido que haba nacido, tan bien armado, de dos de las ms slidasmentes del siglo XIX? Desgraciadamente, los motivos de inquietud son msque abundantes; lo poco que he podido deducir de mi experiencia personalcoincide plenamente con las experiencias ajenas, Me pidieron quepresentara a la clula del gas un informe sobre la situacin dominante enItalia, y especificaron que nicamente poda basarme en realidades

    estadsticas (produccin de acero, etc.), y que deba evitar ante todo lascuestiones ideolgicas. No pude hacerlo. El surrealismo se ocupa y seocupar constantemente, ante todo, de reproducir artificialmente estemomento ideal en que el hombre, presa de una emocin particular, quedasbitamente a la merced de algo ms fuerte que l que le lanza, pese alas protestas de su realidad fsica, hacia los mbitos de lo inmortal. Lcidoy alerta, sale, despus, aterrorizado, de este mal paso. Lo ms importanteradica en que no pueda zafarse de aquella emocin, en que no deje deexpresarse en tanto dure el misterioso campanilleo, ya que, efectivamente,al dejar de pertenecerse a s mismo el hombre comienza a pertenecernos.Estos productos de la actividad psquica, lo ms apartados que sea posible

    de la voluntad de expresar un significado, lo ms ajenos posible a las ideasde responsabilidad siempre propicias a actuar como un freno, tanindependientes como quepa de cuanto no sea la vida pasiva de lainteligencia, estos productos que son la escritura automtica y los relatosde sueos ofrecen, a un mismo tiempo, la ventaja de ser los nicos queproporcionan elementos de apreciacin de alto valor a una crtica que, en elcampo de lo artstico, se encuentra extraamente desarbolada,permitindole efectuar una nueva clasificacin general de los valores lricos,y ofrecindole una llave que puede abrir para siempre esta caja de mil

  • 8/4/2019 Andre Breton - Segundo Manifiesto Del Surrealismo Fragmento

    3/3

    fondos llamada hombre, y le disuade de emprender la huida, por razonesde simple conservacin, cuando, sumida en las tinieblas, se topa con laspuertas externamente cerradas M ms all, de la realidad, de la razn, Mgenio, y M amor. Da llegar en que la generalidad de los humanos dejarde permitirse el lujo de adoptar una actitud altanera, cual ha hecho, anteestas pruebas palpables de una existencia distinta de aquella que habamos

    proyectado vivir. Entonces, se ver con estupor que, pese a haber tenidonosotros la verdad tan al alcance de la mano, hayamos adoptado engeneral, La precaucin de procurarnos una coartada de carcter literario,en vez de adoptar la actitud de, sin saber nadar, tirarnos de cabeza alagua, sin creernos dotados de la virtud del Fnix penetrar en el fuego; a finde alcanzar aquella verdad. Andr Breton, Segundo Manifiesto del Surrealismo (1930)En: Arturo Ramoneda, "Antologa de la Literatura Espaola del siglo XX" SGEL, Madrid, 1988