Andrews, Lynn v - La Mujer Medicina - V2.0

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LA MUJER MEDICINA

LYNN V. ANDREWS

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusin, y con el propsito de que as como usted lo recibi lo pueda hacer llegar a alguien ms.

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La Mujer Medicina Lynn V. Andrews Traductor - Digitalizador: Edith, lejana y musical...

ESTE LIBRO NECESITA REVISIN DE ORTOGRAFA. Cualquiera mientraslee puede ir corrigiendo los errores. Si alguien es voluntario para hacerlo puede dejar un mensaje en el panel general: http://groups.msn.com/eleven11ar

NDICE:INTRODUCCIN CAPTULO 1 CAPTULO 2 CAPTULO 3 CAPTULO 4 CAPTULO 5 CAPTULO 6 CAPTULO 7 CAPTULO 8 CAPTULO 9 CAPTULO 10 CAPTULO 11 CAPTULO 12 CAPTULO 13 CAPTULO 14 CAPTULO 15

CONTRATAPA "Hay demasiada sabidura en estas pginas...lo que a veces aparece como locura, puede contener su propia sabidura; y lo que a veces suena como sabidura puede ser slo locura. Es precisamente encontrar este balance lo que la mujer medicina debe aprender a mantener......." Reportero del Santa Fe de Nuevo Mxico ''La Mujer Medicina es la autobiografa de una mujer que busca su identidad en la cultura de los americanos nativos.....lo que empieza como una bsqueda termina en un viaje hacia Manitoba, donde eventos inexplicables y peligrosos sirven como huellas para el viaje espritual de Lynn ...en est odisea, uno se pregunta si Carlos Castaneda y Lynn Andrews han iniciado un nuevo gnero de literatura visionaria y contempornea..... Revisor de libros de San Francisco Lynn V. Andrews Es la autora de: El Vuelo de la Sptima Luna La Mujer Jaguar Enseanzas Alrededor de la Rueda Sagrada La Hermana Oscura Amor y Poder La Mujer en el Lmite de Dos Mundos Y La Mujer de Cristal Entre otros....... Dedicado a Agnes Whistling Elk Mi maestra e inspiracin. "No hay hombre medicina, sin una mujer medicina. Un hombre medicina ha recibido el poder por una mujer y siempre ha sido de este modo. Un hombre medicina es meramente el instrumento de una mujer. Ya no se ve de esa manera, pero es verdad". Agnes Whistling.

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"Esto es lo que sabemos; La Tierra no le pertenece al hombre, el hombre le pertenece a la Tierra. Todas las cosas estn conectadas; as como la sangre une a una familia. El hombre no teji la red de la vida, es meramente un hilo dentro de esa red. Cualquier cosa que l haga a s mismo, se lo est haciendo a la red. Cualquier cosa que l haga en la red, se lo est haciendo a s mismo". --- Chief Seattle, 1852. -

INTRODUCCINUna Luna amarilla se haba levantado sobre las Colinas en la distancia. El cielo era hermoso e inmenso y en algn lugar los coyotes cantaban llenos de lamentos. Yo estaba sentada de frente al fuego con una mujer India. Su cara tena surcos; sus pmulos eran altos; y sus largas trenzas caan ms debajo de sus hombros. Llevaba un collar con una rueda de la medicina tejido a mano encima de su playera verde. "Tu vida es una senda", me dijo; al principio su acento grave fue difcil de entender. "Sabiendo o desconociendo; has estado en la bsqueda de una visin; es bueno tener una visin, un sueo" Haba algo grave en ella. Su personalidad pareca cambiar de un momento a otro. Aunque tuviera dificultad en expresar sus pensamientos en ingls, ella era una erudita como nadie ha conocido y era poseedora de una gran dignidad. "La mujer es lo mximo", dijo "La madre tierra le pertenece a la mujer, no al hombre. La mujer es quien carga el vaco". Esas fueron sus primeras palabras hacia m antes de que yo me convirtiera en su aprendiz. Ella es una curandera heyoka. Y yo fui destinada a seguirla durante siete aos. Este libro es un record de mi viaje en su hermoso y extrao mundo - una celebracin del poder de la mujer - as me hizo ella ver ese poder. Voy caminando en una parte de la lejana. El monte est cubierto de hierba, pero me imagino en un crter de la luna. En este vasto silencio, lleg a una cabaa muy ornamentada. Es una artesana extraordinaria. Puedo ver a travs de sus puertas traslucientes. A su izquierda, atrs del vidrio, la cara de una mujer est mirndome - es la cara de una vieja India Americana. En el lado derecho veo a un cuervo negro azulado. La escena me recuerda a un cuadro de Margritte. La cabeza de la mujer empieza a moverse hacia atrs y hacia adelante abruptamente, rtmicamente, como el ritmo de un pndulo. "Cuantas veces debo decirte" - dice, todava moviendo su cabeza - "la canasta de la ceremonia matrimonial no est a la venta" La tienes que ganar. Debes ganrtela. Mientras observo encantada, mi atencin es distrada por el brillo que hay en el ojo del cuervo; el cuerpo del cuervo se adelanta y se inclina hacia la cabeza de la mujer, movindose al mismo ritmo. Me da un poco de miedo. El cuervo empieza a imitar el discurso de la anciana. Sus dos voces a la vez son tan agresivas que me hacen temblar.

CAPITULO UNO- Ests lista? -pregunt Ivn, ansioso por irse. - Todava no - le respond - aunque no lo creas, creo que he encontrado algo interesante. Haba ido a la inauguracin de Stieglitz en la Galera Grover con el Dr. Ivn Demetriev, un amigo psiquiatra. La galera rezumaba el contenido de los patrones usuales, que pretenden imponer la cultura, ya me lo esperaba. Eso no me molestaba, sino la exhibicin. Era esttica, sin sabor. Eso era hasta que descubr esa fotografa... -- Espera un minuto Ivn, eso no puede ser una Stieglitz - Nos paramos frente a una fotografa de una vieja Canasta de Ceremonia Matrimonial Indio-Americana. Ivn me mir con enfado, todava apurado por irse. -- Ese es un diseo fascinante, -- le dije, acercndome a ver mejor - pero no me parece que sea un Stieglitz. Segu viendo la canasta, era cautivadora. Tena un intrincado tejido como resemblando un delfn con una serpiente, o con un rayo. An cuando soy coleccionista de Arte Nativo Americano, nunca haba visto nada que se le pudiera comparar. Haba algo inusual en el tejido; no podra decir como es que fu hecho. Estaba en trance con su perfeccin. Era una impresin 8x10; tena una cualidad de Sepia que nunca hubiera asociado con un Stieglitz. Me fij en la inscripcin debajo de la fotografa, "La Canasta de la Ceremonia Matrimonial", el nombre del fotgrafo era McKinnley. Ivn me miraba con impaciencia - conoces a este fotgrafo McKinnley? -le pregunt.

- No, no lo conozco- me dijo jalndome del brazo. - Pero reconozco a todos estos falsos y seudo intelectuales, vmonos por favor. - Pero...yo quiero esa fotografa, -le dije. - Vuelve maana por ella, yo me voy - dijo Ivn yendo hacia la puerta de salida. - Por lo menos djame que anoto el nombre del fotgrafo,-- le dije, buscando en mi bolsa por una lapicera; vi que Ivn se despeda con la mano....slo repet, Canasta de Ceremonia, por McKinnley y corr a encontrarme afuera con Ivn. Esa noche comenzaron los sueos extraos. No poda dormir. Un bho cant en el nogal afuera, jale las mantas y me cubr la cara, me qued rgida y silenciosa. Mientras iba penetrando en el sueo, imgenes de la canasta, oscuras y misteriosas se apoderaron del centro de mi visin. El sueo explot hacia dentro con un sonido estridente en mi conciencia. Despert sobresaltada y me sent sobre la cama. Al final tir las mantas enojada y empec a caminar por la habitacin; fui hacia el bao buscando en el botiqun mientras miraba con el rabillo en el espejo por alguna seal o alguna sombra. El frasco de las aspirinas se me cay y se rompi; cuando me agach para levantar los pedazos de vidrio me levant y me golpe la cabeza con el lavamanos, carajo! - Al final me tom un alka-seltzer y me fui de vuelta a la cama. El cuarto estaba oscuro, excepto por los haces de luz de luna que entraban; me acord de la historia de Anais Nin en la cual la herona, atrapada en la luz de la luna, poco a poco perdi su alma. Cuando empec a dormir de nuevo son el canto del bho e inmediatamente la canasta apareci enfrente de m otra vez. Esta vez la sostena una vieja India con ojos como espejos recin limpiados. La visin sigui apareciendo hasta que me sum en la inconsciencia. La prxima cosa que escuch fue el telfono sonando. Era la maana - Hola - respond todava medio dormida. - Con la seora Lynn Andrews por favor, estamos respondiendo su llamada, es de la Galera Grover - dijo una corts voz femenina. - Si, soy yo, anoche dej un mensaje en su contestadora preguntando por una fotografa de una Canasta Ceremonial de Nupcias que v durante la exhibicin de Stieglitz. Si no la han vendido, podran por favor reservrmela? - Una canasta de nupcias ceremonial? - pregunt la voz femenina - Si, era una canasta de nupcias indo Americana, el nombre del fotgrafo era McKinnley. - McKinnley? - pregunt de nuevo - permtame un segundo Sra. Andrews. - Sra. Andrews? - Si, -- no tenemos ninguna fotografa con el nombre de McKinnley, cheque bajo el tema de Canasta Nupcial, pero tampoco aparece ninguna. Cmo que no la tienen? - dije abruptamente- No tenemos ningn registro, seora. Ni de ese fotgrafo ni de esa imagen en particular. Pero, eso es imposible - dije - debe de haber un error.....bueno, gracias. Me senta extraamente obsesiva; frentica. Me prepar una taza de t, me sent en el sof, alcanc el telfono y llam al consultorio de Ivn; - Oficina del Dr. Demetriev - respondi la secretaria - Puedo hablar con Ivn? Soy Lynn Andrews -- dije - El Dr. est en sesin con un paciente en este momento, dme su numero por favor y le pedir que la llame. - Seorita, esto es urgente, por favor dgale que me atienda - casi implor. De pronto escuch un brusco -Si, hola. Era Ivn. - Hola Ivn, te acuerdas de la fotografa que vimos anoche en la Galera? La de la Canasta de Ceremonia Nupcial? - pregunt. - Cual Canasta Lynn? - pregunt l a su vez - cul fotografa? La verdad no recuerdo haber visto ninguna fotografa de ninguna canasta Lynn. - Te la mostr justo antes de irnos, te acuerdas? - volv a preguntar - Lynn, yo creo que debes hacer una cita con mi secretaria as te atiendo como paciente, no me mostraste ninguna fotografa, te lo juro. - Ests absolutamente seguro Ivn? Era una fotografa como de unos 70 aos, estaba en color sepia pregunt - Si, Lynn, estoy seguro. Te llamo ms tarde, estoy ocupado - colg. Estaba muy confundida. Estaba segura de haber visto esa fotografa. Por qu nadie la recordaba? qu es lo que estaba pasando? De pronto me sent muy cansada. Mir alrededor; estaba sentada en mi sala, que era una combinacin de un museo de villas Africanas y cultura India Americana. A travs de los aos haba ido coleccionando todo lo que vea; unas figuras ancestrales Congolesas; fetiches mgicos, dioses de la guerra, mantas Navajo, canastas de todo Norte Amrica y Guatemala. Este cuarto era mgico, lleno de poesa y del poder de las tradiciones primitivas. Las canastas, simtricas y perfectas que estaban alineadas en las repisas de la pared eran mis favoritas. Y esa canasta de ceremonias nupciales......nunca me haba sentido tan ansiosa por conseguir un objeto para mi coleccin.

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Me sent cmodamente y mir a travs del cuarto, mis ojos se encontraron con aquella canasta de la fertilidad tejida en Guatemala, era tejida a mano y de color blanco y negro. Estaba en la parte de abajo de la pared junto a una fotografa del Templo Maya del Gran Jaguar, la tom en Tikal, Guatemala, har un par de meses atrs. Record las dificultades que tuve durante el largo mes que me llev el poder adquirir esa canasta. Haba manejado en un jeep rentado desde la ciudad de Guatemala hasta Chichicastenango, me dirig hacia un Mercado indgena dnde, me dijeron, podra encontrar la canasta que andaba buscando. El lugar era encantador, haba muchos acres de terreno para sembrar y estaban siendo irrigadas continuamente. La irrigacin haba sido aplicada por los Mayas de Guatemala por siglos. La tierra era verde y frtil. Segu la ascensin de ChiChi con el sol alto sobre mi cabeza. La vieja villa que buscaba est situada en la cima de una alta meseta y el camino se volva pedregoso y lleno de saltos, an con las cuatro gruesas llantas del jeep. Con dificultad llegue hasta ChiChi slo para que me dijeran que tena que volar hacia una provincia remota de Guatemala, hacia las ruinas de Tikal-Peten, para encontrarme con una persona que podra venderme la canasta. Tendra que volver a la ciudad de Guatemala para poder volar. Otro da manejando. Qu vuelo el que tom hacia Tikal-Peten !!! haba diez lugares y yo era la nica pasajera. El avin era un transporte viejo, de la segunda guerra mundial. Poda ver la selva de Guatemala a travs del piso. Tendramos que llegar a las 6 a.m. y an tan temprano ya se senta un calor opresivo. El piloto hbilmente aterriz la nave en un terreno en medio de la densa jungla, esperando hasta que un campesino local pudiera sacar su vaca del camino. El museo que estaba ah para beneficio de los turistas estaba prcticamente vaco. Haba una mujer ah a quien ped informacin; me dijo que la persona que yo buscaba se encontraba en esos momentos en la Ciudad de Guatemala; me dio una direccin y me dijo que el prximo avin partira en cuatro horas. Yo no poda creerlo! Me compre un jugo de frutas fro y un mapa; segu la gua hacia el Templo del Gran Jaguar; cargu mi cmara con el rollo. El vuelo y canto de las aves me impresionaba; el aire de la maana estaba perfumado con todo tipo de aromas; el camino estaba flanqueado con largusimas palmeras, empec a sudar mientras segua el camino; me at la camiseta arriba de la cintura. Me senta ah, sola, en medio de acueductos y plataformas; y me sent totalmente fascinada con las piedras enormes que haba; estaba como hipnotizada mirando todo cuando vine a darme cuenta que me haba perdido. Me di la vuelta en una esquina en un patio abierto y pequeo y me tropec de pronto con un hombre indio muy alto. Grit de la sorpresa. - Qu anda haciendo por aqu? Me pregunt - Su cara era joven, en realidad era muy hermoso, era muy alto y estaba parado firmemente. - Tendra que estar en el norte - me dijo de nuevo. - Quiere decir, en la Ciudad? - le pregunt. Sin apartar de m su mirada continu hablando como si me conociera; "Debes visitar la Ciudad de nuevo, pero tu viaje es ms lejos, al norte" - Cmo puedo volver de nuevo a la pista de aterrizaje? - Le pregunt nerviosamente, queriendo terminar con esta conversacin y volver. - Sintate- me dijo; alis y limpi la tierra indicndome que me sentara. Despus, con un palo, cuidadosamente hizo un mapita en la tierra; y me apunt la direccin que tendra que seguir. Tom mucho cuidado en hacerme entender, not su gracia y elegancia mientras hablaba. Cuando termin, sent que le deba algo por haberme ayudado y busqu en mi bolso, lo nico que pude encontrar fue un billete de veinte dlares. Se lo extend y l lo tom; cuando lo tom, un brillo extrao pas por sus ojos y me mir intensamente. - Este dinero que me has dado te compromete - me dijo - Voy a mandarte dos ayudantes, dentro de 44 das. El primero ser una mujer. No la vas a reconocer como tu aliada. Debes conquistar a tu aliada. Tambin te mandare un ayudante que marcar tu sendero. - diciendo esto, rompi el billete de veinte dlares a la mitad y me devolvi una de las mitades, diciendo - mantn este dinero roto en tu morral, nos encontraremos de nuevo - Quieres decir, en mi bolsa? - le pregunt, pero nuestra conversacin haba terminado, l slo me indic el camino con el palo, dicindome: - No vuelvas a este lugar, aprate. Yo no tena intenciones de ofender al hombre, quien obviamente estaba loco. Yo poda volver a Guatemala y a todos los templos que yo quisiera cuando yo quisiera. - Aprate -me dijo de nuevo- o ya no encontrars el camino para volver. Me dio la espalda y camin desapareciendo casi instantneamente dentro de la selva. Mi primer impulso fue tirar la mitad del billete que me dio, pero la guard atrs de mi tarjeta de crdito en mi cartera. Segu el camino que me indic y pronto llegu a la pista, a la Ciudad de Guatemala y a conseguir mi canasta de la fertilidad.

CAPTULO DOSAhora el tejido de la canasta de la fertilidad estaba ah en mi pared. Era hermosa, ciertamente vala el trabajo que me cost conseguirla. Recordando todo esto, me di cuenta que ya hacia ms de un mes desde mi encuentro con el joven indio. No haba ninguna ayudante mujer cerca mo, o lo que fuera que l me dijo.

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Si me tengo que quedar aqu esta noche, me voy a volver loca de tanto pensar - me dije. Tom la caja de plata que haba en mi mesa de noche y la abr; tena una invitacin para esa noche. Mi viejo amigo Arthur Desser dara una cena esa noche; met la invitacin de vuelta en la caja. Estaba nerviosa con el incidente de la galera y porque casi no haba dormido nada. No saba si la canasta nupcial era slo producto de mi imaginacin. Cheque de vuelta en la revista Times dnde estaba anunciada la exhibicin Stieglitz. Perd el control de nuevo; busqu frenticamente donde pude, para encontrar al fotgrafo McKinnley, incluso hice un par de llamadas a Galeras de Nueva York. Nadie tena ningn fotgrafo McKinnley ni ninguna fotografa de alguna canasta nupcial indgena. Necesitaba una dosis de realidad; puse la alarma del reloj para que me despertara dos horas ms tarde, acomod mi cabeza en la almohada y me qued dormida. - No, no, no - escuch mi voz gritando en la distancia. Esa visin no poda ser "simplemente" un sueo. La haba visto claramente, una nia sosteniendo la canasta ceremonial de las nupcias, se haba acercado hacia m poco a poco y de pronto empez a crecer alta, muy alta, y la canasta se volvi enorme. Me despert; estaba cubierta de transpiracin, las almohadas estaban por todos lados como si las hubiera tirado; me sent tratando de tomar aire para despejar la molestia que senta en el pecho. Todava temblaba cuando haba terminado de vestirme para ir a la cena de Arthur. Manej hasta Bel Air, unos diez minutos de distancia, pasando la casa que era de Walt Disney. Me acord de Leon Craig, quien viva cerca de Disney; Pap, como lo llamaba su familia, un hombre encantador que viva slo en esa enorme casa; excepto por visitas ocasionales que reciba de su familia; era un hombre alcohlico un hombre que tena absolutamente todo y no poda dejar de beber. Pap era como muchos de los amigos de mis padres, la primer mitad de sus vidas las pasaban trabajando para amasar una fortuna. Y sus ltimos aos los pasaban auto destruyndose amargados por la vida. Yo no quera que mi vida terminara de esa misma manera. Despus de tres millas llegu a la casa de Arthur. Pude ver las luces en las ventanas y escuch msica. Haba unos diez autos estacionados en la calle, Rolls Royces, Mercedes, etc.... Me pregunt quines seran los dems invitados de Arthur. A Arthur le encantan las amistades intelectuales; cientficos, artistas y gurs. Arthur, quien se hizo de una fabulosa fortuna en el negocio de la refinera, se ha divorciado cuatro veces y tiene dos hijos. Arthur se ha prendido de cuanto viaje sicolgico y parasicolgico ha podido. Pero no le ha servido de nada, yo lo quiero mucho, pero a veces me preocupa. Nunca sabes con lo que va a salir. Despus que me abri la puerta la mucama francesa de Arthur, sub las escaleritas de ladrillo que me llevaran a la sala. Arthur estaba sonriente al final de las escaleras, vestido en su tradicional pantaln gris, camisa blanca y un cocktail en su mano. Llegas tarde - me dijo mientras me sonrea...... Hola, Arthur, que tal va la reunin? - pregunt. - Hoy, tengo una sorpresa especial para ti Lynn - me respondi - Es un curandero indio Americano que escribi un libro con bastante xito, el libro se llama Las Siete Flechas, has escuchado hablar de l? - Si, ser un placer - le dije sonriente. - Eso imagin - me respondi. Caminamos a travs de la sala rectangular. Una pintura de Fritz Scholder cubra casi toda la pared, detrs de un sof de piel. Y un Buda sereno, como de unos 6 pies de altura dominaba desde la esquina del cuarto. Arthur empez a presentarme a sus invitados - Conoces al Dr. Friedlander y a Lorraine? - No creo- El Dr. Friedlander estudia frmulas de antienvejecimiento. Acaba de regresar de la India. - Un placer conocerlo, Dr. - dije. - Ya conoces al Dr. Ivn Demetriev - dijo Arthur con una sonrisa,- S, -- dije dndole un abrazo a mi amigo Ivn. Despus Arthur me present a una actriz que haba sido mi favorita por aos. An se vea exuberante. - Ahora - dijo Arthur - permteme presentarte a Hyemeyohsts Storm, el autor de Las Siete Flechas. Extend mi mano para saludar; mi primera impresin de l fue como una vastedad quieta. Empezamos a conversar; mientras charlbamos yo sabia que algo me estaba sosteniendo. Mucha gente suea con encontrar un reflejo de s mismo en otra persona; yo senta algo parecido, y no era nada que Storm haya hecho o dicho. Era slo su presencia, hasta este da an no lo s. Pero me senta como si de pronto hubiera entrado en un crculo mgico con l. Nos anunciaron que la cena sera servida; Arthur y Helen estaban ya un poco tomados, eso indicaba que la noche se pondra ms pesadita. Arthur murmur, indicando hacia dnde estaba Storm: Que te parece? -Interesante, le dije simplemente. Nos sentamos en una larga mesa de madera con un hermoso arreglo floral en el centro. Los cristales y la platera brillaban. Arthur se sent en la cabeza de la mesa y Storm se sent justo en la otra punta; yo eleg sentarme a la derecha de Storm. Empezaron a servirnos la comida mientras todos hablaban sobre los descubrimientos que el Dr. Friedlander estaba llevando a cabo sobre la formula para dejar de envejecer.

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En una de esas Arthur nos dijo - Espero que esta noche se sientan con libertad para decir todo lo que ustedes quieran. - Sin limitaciones, dijo Helen.....Nunca asuman las limitaciones, slo sufrirn la muerte de ellas - dijo la actriz. No crees Ivn? - Si, mientras estamos vivos no podemos dejar de sentir como si ya nos estuviramos muriendo; nos sentimos perdidos - dijo mi amigo el siquiatra en un tono grave. - Creo que la nica respuesta la tuvo Freud - dijo Arthur - La nica respuesta es hacer lo que quieres; y si no tienes la capacidad para hacerlo; entonces encuentra a alguien que lo haga por ti; -- dijo un banquero de Connecticut. Arthur se volvi hacia mi - Lynn, sinceramente yo creo que si uno se alinea con los indios americanos, slo pierde el tiempo -- Piensas que slo he perdido mi tiempo? Le reproch. - En cuanto a los indios americanos, francamente, si - me respondi - o usted que opina Storm? - dijo volvendo su mirada hacia el asiento opuesto, donde se hallaba Storm. - No mucho - dijo Storm tranquilo - Incidentalmente, la nica forma que yo tendra para hablar con usted, sera como iguales. El cuarto estaba callado. Exactamente. qu quiere decir con eso? - pregunt Arthur - Digamos que a Ivn no le importa -- le respondi Storm. Ca en la cuenta de que su presencia estaba afectando a todos los presents; yo pensaba que seguramente era un Dakota o un Montana; era misterioso y profundo como un abismo. - Ivn no importa - repiti Arthur sosteniendo su mirada. - Digamos que a Lynn no le importa - sigui Storm - digamos que a Helen no le importa - despus de decir los nombres de todos los invitados - as que si a ninguno le importa, entonces no tienen por qu hablar conmigo. - Creo que tu no importas y tambin que eres un perdedor - Insisti Arthur, mientras vaciaba ms vino en su copa. - Okey, si quieres jugar conmigo, entonces juguemos - le respondi Storm en un tono decidido. Yo cambi de tema brscamente y le pregunt al Dr. Friedlander qu es lo que fu a hacer a la Inda. Me dijo: - he estado llevando a cabo una bsqueda, aunque mis mtodos pueden parecer insuficientes. Estoy interesado en la habilidad que tienen algunas personas para poder bajar las temperaturas y la presin de sus cuerpos slo con su voluntad. Encontramos que si un cuerpo es mantenido bajo bajas temperaturas; el proceso de envejecimiento va parando lentamente. He estado meditando sobre esto por aos y s de yoguis que se pueden mantener en trance por das, y cuando esto ocurre las temperaturas de sus cuerpos tambin bajan. Fu a la Inda buscando Yoguis que me pudieran ayudar. - Y como les checabas la temperatura? - le pregunt la actriz- Bueno, puede sonar divertido - respondi el Dr. - pero usaba un termmetro rectal. Estuve alrededor de la Inda metiendo termmetros en los culos de los Yoguis. Todo el mundo estall en carcajadas, menos Arthur, quien estaba susurrando enojado al odo de Helen. De pronto Arthur le pidi a Helen que desapareciera de ah y Helen se fu del comedor llorando. Ignorando la pelea segu charlando con el Doctor. - Entonces te cercioraste de que los Yoguis mantienen la temperatura baja? - La gran mayora, si - respondi. - Te encontraste con algn Gur poderoso en tu viaje? - le pregunt Ivn - Haba varios - viven en las montaas y no cualquiera puede acercarse a ellos. Son temidos. Tuve acceso a uno de ellos, me hizo desnudarme y cargar con rocas para construirle un templo; estuve meses haciendo este trabajo con tal de que l me dejara tomarle su temperatura; cuando finalmente hablamos de tomarle su temperatura, me dijo que slo lo hara despus de que yo terminara de volver a dejar todo como estaba, ya no quera templo. Arthur interrumpi - Sr. Storm, en "su mundo" no sera usted considerado como algn tipo de Yogui? - Si, si lo soy - le respondi Storm - Entonces porque no dejas que el Dr. Friedlander te meta un termmetro en el culo?--Arthur se vea realmente contrariado. Todos se quedaron sorprendidos al escucharlo. Storm se par, camin alrededor de la mesa, sosteniendo la mirada de Arthur. El espacio que haba entre los dos se senta elctrico por la tensin.....Storm ni siquiera lo toc, puso sus manos a la altura de la parte baja del estmago de Arthur, despus las sub como hacia el plexo solar, y despus jal y torci como si le estuviera sacando sus intestinos.....Arthur gimi...... - Hice esto para ti, Lynn- me dijo Storm mirndome directamente. - Tom su voluntad. Ahora podrmos hablar - dijo Storm mientras volva a su lugar. Los dems invitados parecan fingir no haber visto nada tratando de hablar sobre cualquier cosa, como en toda reunin. Los observ charlando y de pronto me percate que Arthur tambin charlaba con ellos!!! Pareca que su borrachera haba desaparecido. Todos seguan charlando como si realmente no hubiera pasado nada, y cuando me acerqu a hablar con Storm estaban tan metidos en sus charlas que nadie nos prest atencin.

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Pero no hablamos sobre lo que acababa de suceder; tema el siquiera mencionarlo. Finalmente, con la voz temblorosa, le pregunt si l alguna vez haba escuchado hablar sobre una canasta ceremonial de nupcias. - He visto una canasta ceremonial en mi vida, -- respondi - la has visto ? le pregunt - Si, y s que todava existe, pero no se dnde est. - dijo - pero sabrs dnde la puedo encontrar? - segu insistiendo. l guard silencio y despus me mir largamente. - si yo quisiera encontrar a quien tiene esa canasta me ira a la reserva Cree, al norte de Crowley en Manitoba; despus, intentara encontrar a una mujer vieja llamada Agnes Whistling Elk. Ella es una heyoka, y es llamada la Mujer Medicina. Pero nadie sabe dnde vive Agnes, se mantiene en movimiento y parece que le gusta mantenerse as. - Entonces como podr encontrarla? Volv a preguntar - quizs otra mujer podra ayudarte, si ella quiere, se llama Ruby Chiefs; estoy seguro que ella sabr dnde se encuentra Agnes, pero no te puedo prometer si Ruby te ayudar. Es muy reservada. Capaz iras hasta Manitoba slo para que Ruby te diga que tienes que volver. Nadie puede convencerla de nada si ella as lo decide. - Hay alguna manera en que pueda encontrar y convencer a Ruby? - pregunt. - No s, llvale tabaco, alguna manta, esa es la costumbre. Recuerda que la canasta ceremonial es sagrada. No creas que la vas a tener slo porque se te antoja tenerla, podrs tenerla slo si sabes ganrtela. - Crowley, en Manitoba? - quise estar segura. Me respondi con otra pregunta - Para qu quieres esa canasta? Hay muchas otras canastas y son menos peligrosas - yo present que l estaba jugando conmigo. Decid sincerarme - y le cont lo que me haba pasado en la exhibicin. Entonces eres una coleccinista? - me pregunt. Pues si, de canastas en particular - admit. - Pues vas a tener muchos problemas para obtener esta canasta. Es muy sagrada ya que es un gran smbolo en el mundo de los soadores. - Soadores? - pregunt atnita. - Si, soadores - Y que son los soadores? Pregunt como idiota - Los soadores son aquellos que viven su propio sueo y ven los sueos de los otros, pero ahora no es el momento de hablar de eso. Si ests decidida te har un mapa mostrndote el camino hacia la reserva Cree desde el aeropuerto de Winnipeg. Aqu tienes mi nmero de telfono. Anot su nmero de telfono en un papel y rpidamente hizo un mapita en la parte de atrs del mismo papel, despus lo puso sobre mi mano. Me sonri calidamente, dijo adis a todos y se fue. Me un a los dems invitados y en poco tiempo me fu yo tambin, ya ms tranquila, a dormir a casa. A la maana siguiente me despert de nuevo el telfono; era Arthur; - Lynn, me porte muy mal anoche? - me pregunt - Arthur, debes controlar tu forma de beber - le reproche. - Si, ya se, disclpame, me siento muy apenado - Dijo. - Bueno, la comida estuvo deliciosa y finalmente todos la pasamos bien. - Si, no s qu hice anoche - continu Arthur - capaz me ca en las escaleras cuando sub al cuarto, tengo un moretn abajo del pecho y me duele terriblemente. - Arthur, descansa y cudate mucho. Y muchas, muchas gracias por invitarme a tu cena.

CAPTULO TRESEl vuelo 727 aterriz en el aeropuerto de Winnipeg. Despus rente un auto y en treinta minutos estaba manejando hacia Crowley, siguiendo el mapa de Storm. Abr la ventana del auto y tome boCanads del aire de Canad. Qu carajos estaba yo haciendo en medio de la tundra Canadiense tratando de seguir a una mujer por una canasta? Mientras manejaba, la visin de la canasta desfil por mi mente y por un momento hubo un contraste de luz y oscuridad delante mo. Despus enfoque la ruta nuevamente, parpade para aclarar mi cabeza y me agarr fuertemente del volante. Me preguntaba si llevara la ropa correcta. En mi valija llevaba suteres, medas, piyams y mi bolsa de maquillaje. La recepcin del radi era mala, as que tuve que apagarlo. El cielo se vea enorme; de pronto sent un tirn hacia la izquierda en el auto. Se me haba pinchado la goma. Carajo! Grite furiosamente llevando como pude el auto hacia un costado de la ruta. Me qued un momento recobrando el aliento y despus abr la puerta. Qu suerte la mia.

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Me baj enojada, pateando la llanta y despus empec a mirar alrededor en busca de alguna seal de vida, ayuda, un telfono. Me di cuenta que no haba visto otro automovil desde que sal de Winnipeg. Parece que tendra que cambiar yo la llanta. Me romp una ua cuando baj todo el equipo para cambiar la llanta; despus me sent sobre la tierra tratando de analizar como podra montar el gato/cricket. Por lo menos llevaba uno, pero me llev ms de meda hora el poder colocarlo debajo del auto. Estaba de rodillas agachada hacia el frente cuando v, de reojo, la silueta de dos figuras altas y delgadas caminando hacia dnde yo me encontraba. Salt para mover la mano y gritar y despus trat de controlarme, eran dos jvenes indios; me asust un poco cuando los v. Mientras los vea acercarse not que hablaban entre ellos un lenguaje que podra ser Cree. Se acercaron al auto y uno de ellos se agach a mirar la llanta. Despus se levant, y l y el otro indio empezaron a rerse a carcajadas. Me miraron y despus empezaron a hablar otra vez en Cree entre ellos. Yo me estaba enojando. Hay algn telfono cerca de aqu? pregunt. Me miraron con una ancha sonrisa, pero no dijeron nada. Volv a preguntar: hablan ustedes ingls? Uno de ellos cruz los brazos, ninguno hizo nada por ayudarme. Muchas gracias, tarados!-mascull, mientras me agachaba de nuevo a tratar de levantar el auto para sacar la llanta. Treinta minutos ms tarde estaba cubierta de grasa, transpirando y exhausta, pero haba cambiado la llanta. Ojal no se fuera a salir mientras manejaba. No poda creer que esos dos indios se hubieran quedado ah parados mirando. Saqu el gato, lo desarm y lo met en la cajuela y despus me par a verlos. Estaban todava ah, parados a unos diez pies de distancia, todava viendo. Son dos tarados - repet. Estaba a punto de subir al auto y desaparecer cuando uno de los hombres empez a frotar sus manos como si se las estuviera lavando, subi los hombros y tir su cabeza hacia atrs y empez a hablar en algn tipo de lenguaje de seas. Empec a sentir tensin abajo de mi mentn y dentro de mi garganta y empec a preguntarme si habra algn tipo de conexin entre lo que l estaba haciendo con sus manos y lo que yo estaba sintiendo. La vista se me nubl por unos segundos, y cuando los aclare el hombre estaba parado muy erecto, sus manos a sus costados. Los dos vindome framente. - Quieren que los lleve a algn lado? - pregunt de pronto, sorprendindome a mi misma. Uno de los hombres sonri - Seguro, nos encantara, gracias seora. Los dos se subieron en los asientos de atrs, la llanta se senta bien. Segu manejando. Como todava me senta enojada, decid ignorarlos. Segu manejando por millas que nunca terminaban, de pronto me sent muy hambrienta. bamos en silencio, los rboles se vean como estatuas en la distancia. El indio que me habl empez a entonar suavemente "He ya he ya hey hey ooaaah" Su amigo se le uni. Los mir por el espejo retrovisor, cantaban bajo, con sus ojos cerrados, moviendo sus cabezas hacia delante. Con mis ojos hacia el camino. "He ha he ya hey hey oooaaah soy un vaquero solitariooo he ha he ya hey hey oooaaah" Los mir de vuelta, los dos cantaban con los ojos cerrados; uno de ellos los abri y su mirada se uni con la mia en el espejo, me ruboric. Un pjaro con alas enormes estaba parado en medio del camino, trat de rodearlo con el auto pero el pjaro levant el vuelo y desapareci. Los indios enseguida empezaron a cantar ms fuerte, y de pronto, se callaron. -- Aqu nos quedamos, dijo uno de ellos - Mir hacia afuera a ver si vea una casa o un caminito. Nada, slo la inmensidad del campo. Estacion el auto y par. Estn seguros que se quieren bajar aqu? - les pregunt - Si - dijo sin mirarme, mientras habra la puerta y entr una rfaga de viento helado. No me acordaba que hiciera viento. - Que disfrute su viaje - me dijo el otro hombre con una mirada rpida, se uni a su amigo y se fueron, desaparecindo hacia abajo de una colina. Siguiendo por la ruta mientras manejaba no vea ningn signo de vida humana y empec a sentir prisa por llegar a Crowley, pero manej por horas antes de que al fin llegara. Las lneas en el mapa indicaban el final del camino. Haba cinco o seis edificios. En uno de ellos haba un cartel que deca Tienda de Crowley. Una seora indgena con dos chicos salan de ah, cerrando una puerta mosquetera. Estacion el auto, los chicos miraron hacia mi y sonrieron mientras llevaban chocolate a sus bocas. Me baj del auto justo cuando una camoneta llevando un trailer para caballos estaba llegando tambin. Un indio vestido de vaquero se baj. Era un hombre pesado de ms de 200 libras. - Seora usted est aqu por lo del Rodeo? - me pregunt. No - dije - Ni siquiera sabia que haba uno. Bueno - respondi sonriendo - ahora ya lo sabe, terminara hasta que anochezca. Gracias - le dije, pero en realidad vengo buscando a una amiga. Si? Quien ser? - me pregunt. Estoy buscando a Ruby Plenty Chiefs - le dije. Nunca la escuch mencionar, est segura que tiene la direccin orrecta? - Me mir extraado. Bueno, hasta luego, me dijo tocando su sombrero y se metio dentro de la tienda.

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Lo segu hasta la tienda; la tienda estaba a rebosar de alimentos en lata, llantas, aceite de auto, galletitas, una heladera con lcteos y sodas frias, fritos y papitas fritas....un par de ojos marrones me miraban framente en el centro de este caos de mercanca. - Necesita ayuda? - me dijo. - No....tome tres paquetes de galletitas el vaquero que haba entrado antes le dijo al dependiente --- Est mujer est buscando a alguien de nombre Ruby Plenty Chief - el dueo hizo seas de no s quin sea. Los pocos indios que haba dentro de la tienda no se haban perdido detalle de mi entrada ni de la pltica... busqu en mi cartera por algo de dinero para pagar mientras el dueo atenda a tres chicos y al vaquero. Me mir directamente... antes viva abajo de la ruta pasando el museo indio, -- dijo -- o creo que est en Black Mesa... Empez a contar el cambio. - No sabe dnde se encuentra ahora? - pregunt ansiosa. El dueo mir hacia un hombre en el fondo de la tienda - Hey, Emmet, sabes dnde est ahora Ruby? - Si...antes viva abajo del camino pero hace un ao se mud.... El vaquero me dijo - entonces vngase al Rodeo. Otro da - le dije. El vaquero sali de la tienda. - Por favor - le dije al dueo - Hyemeyohsts Storm me dijo que yo podra preguntar por Ruby a cualquier persona en Crowley y que cualquiera podra darme informacin. El dueo escupi tabaco en el piso y dijo --Podras tratar yendo abajo del camino, como a 5 millas de aqu. Da vuelta a la izquierda en el camino que est despus del Puente y maneja unas 4 millas ms. No puedes perder de vista la cabaa. Est del lado derecho.- Me vas a pagar las galletitas que te llevas? Le pagu y sal rpido de la tienda. Cuando sub al auto me fij si an tendra gasolina para unas 10 millas ms. Segu las indicaciones del dueo hacia la cabaa de Ruby mientras me coma mis galletitas. Exactamente despus de 5 millas encontr el camino despus del Puente; el camino estaba pedregoso y el auto iba rebotando a 15 millas por hora. El viento se haba calmado y el parabrisas se me haba llenado tanto de polvo que tuve que parar un par de veces para limpiarlo y poder ver bien. Ms abajo alcanc a ver una cabaa metida entre las rocas y los rboles como a meda milla ms adelante....no vea seales de vida; slo un halcn con cola roja que volaba circularmente all arriba. Fu bajando la velocidad del auto; haba un animal marrn, inmovil y muy grande en el porche. Mientras me acercaba ms me di cuenta que eran dos venados. Par el auto. Justo cuando abr la puerta para bajarme una mujer Inda ya de edad con un cuchillo de carnicero en la mano sali de la puerta del frente y se qued parada en el porche. Al momento me sent paralizada por el miedo. La mujer llevaba una falda larga y un chaleco largo rojo y negro. Su largo pelo gris estaba peinado hacia atrs en una sola trenza, su rostro era marrn y marcado con lineas. Se arremang las mangas todava sosteniendo el cuchillo. - Es usted la seora Ruby ? - le pregunt sin acercarme. - S - me respondi haciendo un moviento hacia el frente; se vea algo enojada por la intrusin. Me mand el Seor Hyemeyohsts Storm, l me dijo que usted podra ayudarme a encontrar a Agnes Whistling Elk - le dije casi a los gritos mientras retroceda para estar ms cerca de la puerta del auto en caso de que tuviera que salir de ah escapando. - Si, ya lo s - me respond. Me sent absurda. Poda imaginar lo ridcula que me vea, una rubia asustada llena de polvo y grasa. - Podra entrar y tomar un t con usted? - le pregunt caminando hacia el porche. Ruby afirm con la cabeza, se di la vuelta y entr. Asum que podra seguirla pero me par en el porche para mirar los venados muertos en el piso. Ruby regres y se par enfrente mo, esta vez con otro cuchillo en la otra mano. Sus ancianos ojos tenan el brillo de la mirada de una criatura - una criatura impaciente. Apuntndome con el cuchillo me dijo que entrara a ayudarla a cortar los venados. - Despus hablarmos de tu viaje - dijo. Y tambin hablarmos de la canasta de ceremonias. Me tom del brazo con la fuerza de un hombre, diciendo- aprate, vamos a trabajar. Yo estaba petrificada.....me di uno de los cuchillos y me dijo.... Aprate para que la carne est todava fresca. Los dos venados estaban tendidos de lado. Ella se arrodill y los puso en una posicin mejor, y me mir como diciendo que hiciera lo mismo que ella haca. Esta mujer era la llave para que yo pudiera encontrar la tan ansiada canasta de ceremonias nupciales. As que me arrodill y empec a hacer lo que me pidi. Al ver la sangre y sentir los cortes de sus pieles con el cuchillo se me salieron las lgrimas. Continu tratando de imitar a Ruby, primero sin cortar profundamente, y despus llevando el cuchillo hasta el hueso; Ruby se tomaba su tiempo, cortando en rebanadas la piel de adentro de la pierna casi hasta llegar al vientre; lo haca todo con mucha concentracin pero asegurndose de que yo tambin lo estaba haciendo. Ruby hizo un corte profundo en el vientre del venado y sbitamente lo di vuelta; lo hizo tan rpido que todas las entraas del animal salieron esparcindose en el piso del porche. Antes de que yo pudiera prepararme para ver eso; mir hacia los intestinos, haba un gran feto dentro de una bolsa, sent arcadas, nuseas. Quise alejarme y cerr mis ojos, mi confusin fu cubierta por la oscuridad. No s cunto tiempo estuve inconsciente, pero cuando abr mis ojos no v a Ruby; de pronto la v salir de la cabaa con unos peridicos que extendi en el piso del porche en el medio de los animales y de nuevo se

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dedic a su venado, esta vez cortando el hgado, los riones, el corazn. Puso los riones y el hgado encima de los peridicos y sostuvo el corazn en sus manos. Bien, dijo, chorreando sangre de sus dedos - ahora t hazlo con el tuyo. Casi me atragant Hazlo! me dijo. No s ni cmo hice para sacar cada uno de los rganos. Mis pantalones estaban llenos de sangre. Cuando corte el Corazn, Ruby se par, se di vuelta hacia el este y levant el Corazn hacia el cielo mientras cantaba una cancin en Cree que casi parecia un arrullo. Despus lentamente se volvi hacia mi todava cantando hey..eeeeeeh...hey...eeeeh... Par de cantar; guard silencio deliberadamente y luego me dijo: - Esta es la cancin de la iluminacin, es la cancin para confortar el espritu del venado. Despus Ruby cort una rodaja del Corazn del venado y empez a comerlo indicandome con el cuchillo que yo hiciera lo mismo. - Oh no....me quej. - Ho, dijo ella, reafirmando su indicacin. Cort un pedazo pequeo y me lo met en la boca. Me sent aliviada cuando termin la carnicera; pero estaba tan cansada que lo nico que quera era poder dormir. Ruby se llev la carne fresca para adentro y despus volvi por el resto. Yo me preguntaba cuando me invitara a pasar, pero al final se meti y no volvi. Tmidamente toqu en la puerta...Ruby vino a abrir - Qu? Me dijo - Tengo que lavarme las manos y necesito un lugar dnde dormir, puedo entrar? - le dije. - Lvatelas manana - dijo cerrando la puerta. - Un momento, dnde voy a dormir? - grit preguntndole. La escuch gritarme: duerme en tu auto wasichu. Dis mo, ella no estaba hablando en serio...no poda. Mir alrededor de la casa buscando una llave o una manguera. Me qued parada viendo hacia la puerta por algunos minutos hasta que me di cuenta que realmente tendra que dormir en el auto, as que cansada como estaba lo nico que hice fu tratar de ponerme lo ms comoda posible en el asiento trasero del auto. Cerr bien las puertas. Despert en la maana con Ruby tocando en la ventana; la anciana traa una lata y dos pedazos de carne de venado seca: "jerky". Abr la puerta y los tome, an medio dormida para hacer algo ms que mover mi cabeza en seal de agradecimiento. La lata tena un lquido medio amargo que ola como el caf. Despus de comer sal del auto; not que el porche haba sido barrido y lavado; v a Ruby cargando madera y haciendo su trabajo. Me sent ignorada. Record la manta y el tabaco que tena en la cajuela del auto, fu a traerlos y se los llev a Ruby diciendole - Ruby, hice un largo recorrdo para poder llegar aqu, me siento como una intrusa que no es bienvenida; por favor acepta esta manta y ste tabaco. Necesito tu ayuda. T sabes que estoy tratando de encontrar la canasta de ceremonias, sabes dnde vive Agnes Whistling Elk? -Si, lo s - dijo Ruby, partiendo una rama en su rodilla. Tom la manta y el tabaco y se volvi hacia mi. Agnes vive a 9 millas de aqu, hacia el este, no hay otra manera de llegar ah que no sea caminando; pero yo no me animara a hacerlo en tu lugar hasta que me haga amiga de los perros - me dijo Ruby mientras encenda uno de los cigarillos que le llev. - Tus perros? - le pregunt. - Si - dijo Ruby. Los animales de la reserva son muy fieros, casi salvajes; han matado a ms de un hombre e incluso a nios. La mayor parte del tiempo andan cazando, siempre andan juntos y corren por millas. Tambin matan animales, incluso se han matado entre s. Debes presentarte a ellos, y ellos deben conocerte antes de que andes caminando por ah. Estos perros son ms peligrosos de lo que te puedas imaginar. -Que es lo que tengo que hacer? Le pregunt. - Los voy a llamar; y debes quedarte quieta. Si les demuestras miedo, ser tu fin. No creo que yo pueda pararlos si haces un movimiento equivocado y deciden atacarte. - Me respondi Ruby. - Puede realmente pasarme algo muy malo? - pregunt de nuevo. Ruby no me respondi. En vez de eso empez a chiflar y de pronto ms de 30 perros empezaron a aparrcer de diferentes direccines, eran de todo tipo, tamao y color. Empezaron a juntarse alrededor nuestro; los perros se dieron cuenta que no haba comida y uno de ellos negro y feo empez a ladrar. Siguindole, todos los dems perros empezaron a dar vueltas y a ladrar, oliendo la tierra. Ruby levant unas maderas para llevarlas adentro de la cabaa, - espera - trat de murmurar. Tena miedo de que algno de esos perros iniciara una reaccin en cadena; podran hasta comerme! Mientras ahogaba un grito de terror me di cuenta de que tena que poner mi miedo lo ms lejos de mi mente; sent varias narices frias olfateandome los pies y las piernas; ms de uno puso especial inters en mi bajo vientre. El perro grande negro se alzo poniendo sus patas en mi pecho me mir y me oli y lami mi cara, otro se me subi por la espalda cuando otro de ellos mordisqueaba algo en mis botas. Aguant todo lo que pude el impulso de salir corriendo. Ruby sali al porche y mir la escena, pero no hizo nada. - Ya vyanse de aqu - finalmente grito - los perros se fueron enseguida corriendo y perdiendose en la espesura. Ya te conocen lo suficiente - me dijo. Yo tena lgrimas en los ojos y mis rodillas temblaban. Ahora que se haban ido mi cuerpo reaccin.

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- Esos perros no te molestarn; puedes estar contenta por eso, me dijo Ruby; puedes ir por dnde quieras a placer; sin conocer a los perros hubieras podido correr algn riesgo. Ahora puedes ir a la casa de Agnes; antes no podas- asever Ruby. - Si, dije - Sigue tu camino wasichu. Capaz encuentras lo que andas buscando. Ten - dijo Ruby, dndome tres pedazos de carne seca. Yo los tom. Ruby se fu riendo mientras deca: - la canasta de ceremonias stos wasichu no saben nada. Me qued ah parada como idiota, con la carne en mis manos, tard en dirigrme hacia mi auto a sacar algunas cosas para dirigrme hacia la casa de Agnes. Nueve millas no era muy lejos... pas las rocas que estaban atrs de la cabaa de Ruby y segu la senda, un valle extenso se vea delante, el pasto era verde, y los rboles estaban recibendo la primavera. v un arroyo cerca de la senda, empec a correr tratando de sacudirme a los perros de la mente; camin por un buen rato, unas tres millas; con los cuervos revoloteando arriba. Me par dnde el arroyo se hizo ms ancho, me sente en una roca y me com unos pedazos de la carne que me di Ruby; miraba el agua, estaba tentadora, pero yo saba que me encontraba en un territorio que no me era familiar....al final me decid; me saqu la ropa y me met en el agua ... miraba alrededor y no s cunto tiempo me qued ah flotando, pero volv en m con fro; haba viento y las nubes haban tapado el sol. Trat de pararme pero resbale en la tierra mojada; me senta mreada y desorientada; el agua se volva negra, reflejando las nubes; quise salir del agua pero me resbal de nuevo y me golpe la cara contra una roca; mi nariz empez a sangrar; escuch relampagos en la distancia, cada vez se oscurecia ms... trat de juntar la poca fuerza que me quedaba y sal del agua. Senta como si alguien me estuviera observando; despus los vi, los cuervos que haban estado sobrevolando estaban en la rama de un rbol mirando hacia el camino, siguiendo mis movimientos. La lluvia empez a caer, me puse la chamarra con el cierre hasta arriba segu caminando pero el camino se fu haciendo ms estrecho hasta desaparecer. Decepcionada, me sent en el piso con la cabeza en mis manos. Mi corazn lata con fuerza, mi boca estaba muy seca; tena miedo, estaba enojada; Ruby saba que el camino se terminaba; pero me dijo tambin que caminara hacia el este; algo dentro mo me insista a seguir adelante; me levant tratando de orientarme; camin hacia el este, camin, camin la lluvia aumentaba; me par, muerta... no poda ms. Estuve ah por un rato sin reaccionar y mir una meseta; borrosamente se vea la forma de una cabaa sobre ella. Sera la cabaa de Agnes Whistling? No me importaba, estaba cansada, mojada, asustada...que ms daba? Agarr un palo en una mano y una piedra grande en la otra y me fu acercando a la cabaa. Llegu hasta el porche y toqu a la puerta. Nadie responda; toqu de vuelta desesperada y esta vez la puerta se abri. No haba nadie adentro, slo una cama en la esquina, cubierta con una manta Inda con un diseo de dos colinas. Me pregunt si podra comprarla, me gust. Pero no estaba segura si sta sera la cabaa de Agnes Whistling. Haba una lmpara de kerosene encima de la ventana; varios montncitos de hierbas colgadas de clavos en la pared, dos manzanas en la mesa de madera del centro del cuarto y tambin haba tres sillas; me sent en una y vorazmente me com una manzana. La lluvia segua cayendo. Cerr la puerta: haca mucho fro.

CAPTULO CUATROMi cuerpo estaba completamente exhausto. Com un poco de jerky y desesperada por el fro tom una bolsa de dormir que estaba en la esquina y me acost dentro de ella sobre la cama. La lluvia haba parado y ahora estaba todo muy silencioso, me qued rgida sobre la cama. No s cunto tiempo habr dormido, pero despert cuando alguien estaba jalando mi pelo y gritndome: - levntate, es la hora, levntate pronto! Abr mis ojos sobresaltada; en la penumbra slo alcanc a mirar una cara que pareca de cera derretida. No estaba segura si la cara sera humana. Grit, pero una mano me cerr la boca. - Ya es hora ! Di vuelta la cabeza mirando para otro lado tratando de recuperar mi equilibrio. - Qu es lo que pasa? pregunt. Es usted Agnes Whistling Elk? - Si, ests en mi cabaa, levntate y sgueme ahora mismo! Como pude me levant y me puse mis jeans y mis botas....Agnes me empuj con fuerza hacia la puerta, casi me caigo. - Qu carajo haces? - le grit. - Tenemos que apurarnos- me dijo, empujandome an con ms fuerza hasta hacerme salr. Me senta tan dura que apenas poda caminar, pero Agnes empez a caminar como una joven muchacha con la poca luz de luna que haba... No haba sendero; subimos por rocas y entre plantas que reflejaban sombras en la tierra. En una de esas me ca sobre mis rodillas, pero Agnes me agarr de la mano y me jal hacia delante; seguimos caminando de sta manera por 15 minutos. Llegamos a un claro entre las rocas, como a unas 20 yardas; haba un Tipi iluminado; el exterior se iluminaba con la luz que vena de adentro y sala humo por la punta de arriba. Agnes me llev hasta la entrada. - Desnudate! - me orden... - Que??- le pregunt asombrada.

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- Slo puedes ver a las abuelas desnuda - me dijo mientras con increible rapidez me sac toda la ropa que llevaba puesta. Trat de protestar, pero me di una fuerte bofetada. Mis odos empezaron a zumbar y empec a temblar de fro y de miedo. Agnes me empuj adentro del Tipi. Seis ancianas indas envueltas en mantas estaban sentadas alrededor de un fuego que haba en el centro. Haba un fuerte olor en el humo del ambiente, pude notar que sus caras eran an ms ancianas que la de Agnes. - Sientate - dijo Agnes empujndome al piso. Ella se sent a mi derecha; tembl mientras me tapaba doblando mis rodillas sobre mi pecho. Los ojos miraron hacia mi, y las sombras que proyectaba el fuego bailaban en las paredes del tipi. Pensamientos de brujas medievales vinieron a mi mente; imgenes atesoradas en las fotografas de ancianas indas de Curtis. Pero ellas estaban ah y me miraban atentamente. - Por qu nos trajiste a est Canibal, Agnes? - Una de las mujeres pregunt en ingles con acento. Su voz sonaba cruel. Salt visiblemente cuando me llam canbal. La mujer que estaba sentada al lado mo tena en la mano un palo largo con plumas. Empez a picarme con el palo, primero en mi hombro, y bajando por cuerpo, picndome. Otra mujer se asom y tambin me pic. Esta criatura quiere caminar el camino de la canasta de ceremonias - dijo Agnes. - Ho - dijo la anciana, mirando directamente hacia m. Cuando la mir, me di un escalofro. - Slo vine a comprar la canasta de ceremonias, si es la misma que v en la foto y si no cuest mucho - le respond con esfuerzo. - Mejor cllate, idiota - me dijo Agnes - pero slo quiero la canasta para..... - que te calles!! -me grit Agnes- habla slo cuando te preguntn algo. - No est lista todava - dijo la anciana inclinndose para decir algo al odo de Agnes. Las otras ancianas afirmaron con sus cabezas. Me sent como la vctima de una terrible conspiracin. - Nunca podrs ensearle - dijo otra anciana. Despus escuch un sonido que slo puedo describir como graznidos; algo as como muchos pjaros graznando a la vez: las ancianas hablaban entre ellas viendo todas hacia mi. Era demasiado, estaba a punto de volverme loca. - Por favor, slo quera ver la canasta - no reconoc el sonido de mi propia voz. La anciana me mir framente - Oraremos por ti. Soaremos por ti. - me dijo. No le entend, sent un fuerte vrtigo, el piso desapareci de abajo mo y me ca hacia atrs. Las caras de las ancianas se vean ms jovenes, sus ojos como espejos. v a la nia de mis pesadillas. Un venado estaba sentado en el lugar de la anciana ms proxima y haba otras bestias tambin ah: un lince, un lobo, no reconoci a los dems. Todo se volvi borroso y me desmay. Despert ya tarde a la maana con el olor de la cocina a madera; sera esto todava parte del sueo? Por un momento no saba ni dnde me encontraba; Agnes estaba tomando t. - Come -me dijo- el desayuno est listo. Me levant y me vest y fu hacia la mesa. Agnes trajo dos platitos y los puso en nuestro lugar. Ella se sent enfrente mo, la verdad yo tena mucha hambre, afuera estaba lloviendo, mir mi plato; carne seca de venado "jerky", frambuesas, pan tostado y t - todo estaba delicioso. - Qu fu lo que paso anoche? Me desmay? Cmo hice para volver aqu? - le pregunt a Agnes, ahora que me senta ms comoda. - Slo come - dijo Agnes moviendo mi plato; dej la mesa y fu a sentarse en la cama donde yo haba estado durmiendo; la v levantando mi chaqueta. Agnes se puso a cocer una rotura que haba en mi chaqueta. Entonces, con toda mi voluntad y coraje le pregunt: - me vas a vender la canasta ceremonial? - Mira Lynn, t no lo sabes, pero te encuentras en una circunstancia muy peligrosa - dijo Agnes mientras segua cosiendo. Era la primera vez que me llamaba por mi nombre. - Qu es lo que significa la canasta y por qu estoy tan obsesionada con ella? Agnes me mir sonriente; no entiendes - me dijo- haciendo un nudo en el hilo y poniendo la chaqueta a un lado. - Si no escuchas a la mujer que tienes dentro tuyo vas a perecer. Quizs algn da tengas la canasta de ceremonias, quizs no. Pero es tu eleccin. T tienes que tomar la decisin, nadie la puede tomar por t, ni siquiera las abuelas. Sus palabras no tenan sentido pero me desarmaba con su tono; Agnes se vea muy diferente al ogro que conoc la noche anterior, incluso me preguntaba si sera la misma persona. Todava recordaba el cachetazo que me di y saba que tendra que odiarla por haberme humillado de esa manera; sin embargo no lo senta as. La comida haba estado muy rica y el sonido de la lluvia all afuera era relajante. - Qu quieres decir con que es mi decisin? De qu ests hablando? Simplemente soy una coleccinista de Arte. - Tu no sabes lo que eres - me dijo - no hay ninguna explicacin del por qu naciste o por qu eres la parte animada de tierra que eres. Crees que no te conozco, pero te voy a decir una experiencia que tuviste. Nunca he visto los grandes lagos de este mundo, el ocano. Pero te puedo decir que un da el agua te ba, as que la matriz de este mundo te ha elegido y te ha dado proteccin. Ese fu un regalo de poder para t; una seal

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de tu madre, la tierra; y es por eso que los soadores te han encontrado. No se puede explicar por qu has sido elegida. Lo nico que te queda es el conocimiento. Record enseguida el evento al que ella se refera. Una tarde en Venice, California camin en la playa y me sub en las rocas, me qued ah a ver el color turquesa del agua del mar. Sin ninguna razn aparente, de pronto el agua se levant casi a 30 pies de altura y me cubri, solamente a mi y a nadie ms. Me agarr de las rocas empapada hasta que los salvacostas llegaron a rescatarme. Agnes sirvi ms t. Nos sentamos en silencio por varios minutos. - La canasta es la manera antigua de una mujer - me dijo muy suavemente. Por algn motivo, yo empec a llorar, balbuceando: - esas viejas malas, especialmente la Ruby. Me hizo cortar en pedazos a ese venado. La manera como vino hacia mi con ese cuchillo en la mano, pens que me iba a apualar o a partirme en pedazos; fu horrible, nunca me ha pasado algo as, es injusto. Odio a esa vieja horrible. - No tienes porque odiarla - me dijo Agnes interrumpindome - ella no estaba tratando de lastimarte, Ruby es ciega. - Ciega ! - grite todava llorando - no, no puede ser ciega, no lo creo......Oh Dis disculpame. - Nunca pidas perdn - me dijo seriamente Agnes - te hablar de Ruby si quieres, pero debes escuchar atentamente. Su historia tendr sentido para t. Cuando Ruby tena 16 aos iba a casarse con Stuart Runs Backward. El era un buen hombre, pero esto sucedi hace mucho, mucho tiempo. Ahora est muerto. Ruby viva con su abuelo. Un da cuando l estaba afuera cazando y Ruby estaba en casa ella escuch una fuerte estampida, esto fu en los das antes de que existieran los autos, cuando todos tenan carretas o andaban a caballo. Ruby se asom a la ventana y vi una carreta con un montn de polvo delante. Cuatro personas del gobierno estaban al lado de la carreta discutiendo. Uno de ellos se dirigi a la cabaa y toc la puerta. Ruby tuvo miedo, nunca haba visto tanta gente blanca antes en su vida; estaban vestidos muy chistosos y dos de ellos llevaban armas. El hombre que tocaba la puerta empez a gritar y finalmente empuj la puerta tan fuerte que se cayeron las bisagras de la puerta y pudo entrar. Vio a Ruby parada en la ventana; yo creo que le di gusto encontrar una mujer tan joven y bonita, se acerc a Ruby y la tom del brazo, hablndole; Ruby no le entenda pero la haca sentir avergonzada. Los otros tres hombres tambin entraron en la cabaa para ver que encontraban. Ruby empez a tener miedo. Ella saba que estos wasichu la miraban con lascivia y, desesperadamente, Ruby trat de romper la ventana y correr afuera. Uno de ellos, el ms grande, la agarr y la empuj hacia la esquina, despus se sac el cinturn del pantaln y lo puso alrededor del cuello de Ruby, jalndola hacia la cama. Le arrancaron sus ropas; Ruby trataba de hablar con ellos y hacerlos reaccionar, pero no la escuchaban. Entonces empez a gritar y a pelear y de alguna manera logr safarse del cinturn y agarrar un leo. Se arm una verdadera batalla; me imagino que los cuatro hombres estaban sorprendidos, pero al final reaccionaron con enojo y empezaron a golpearla; pero an as no quedaron satisfechos; as que tomaron turnos violando uno por uno a Ruby. Despus de su accin; se quedaron pensando si deberan matar a Ruby. Mucha gente dijo despus que hubiera sido mejor que la mataran. Uno de los hombres pens si sera bueno ofrecerle dinero a Ruby para que no los delatara. Pero saban que no se meteran en demasiados problemas por lo que hicieron, porque Ruby era una India. Pero, si se supiera, sera una verguenza para ellos delante de sus familias. No se animaban a matarla; as que tomaron un comps que ellos usaban para hacer sus mapas y antes de irse, se aseguraron de que Ruby no pudiera volver a ver; as nunca podra reconocerlos. Cuando volvi el abuelo de Ruby y se di cuenta de lo que haba sucedido; aliment a Ruby con caldos y junt hierbas para sanarla. Ella pronto recuper sus fuerzas, pero lo nico que haca era quedarse sentada en la cabaa, introspectiva, sin preocuparse por s misma. En una de esas Ruby le pidi a su abuelo que por favor la matara, pero l la abofete y le dijo que l no iba a estar tolerando su autocompasin. Le dijo que ella tena un slo enemigo, su ceguera. Ruby le dijo que no le importaba lo que l dijera, que ella slo deseaba estar muerta. Su belleza se apagaba, as como la oportunidad de que algn da volvera a sentirse feliz. Pero Ruby era afortunada, porque su abuelo era un hombre de medicina y no muy viejo. El haba estado aprendiendo haca algn tiempo y tena poder. El se di cuenta que la voluntad de Ruby estaba dormida y que l tena que despertarla. Empez por actuar muy amablemente, pero muchas veces le haca trucos; la haca caminar aunque se cayera; a veces le daba utensilios muy calientes, y pona cosas en su plato que no podan ser comidas. A veces Ruby reaccionaba con enojo y poco a poco fu despertando su voluntad. Ruby se senta muy lastimada por todo esto; ella lo interpretaba como que su abuelo ya no la quera. Durante todo ese tiempo, el abuelo de Ruby se sentaba por las noches, a la luz de la luna, cantando varias cancines; clamando por algo que lo guiara, para poder ayudar a que Ruby se sintiera de vuelta completa. Una de esas noches, l vi a una madre comadreja y sus hijos. Esa comadreja vena del norte, y el abuelo supo que esa era la seal que haba estado esperando. Aquellos Indios Sautoux no saban mucho sobre el hombre blanco. Ellos no escondan su poder, porque nadie se los haba quitado. Ellos eran grandes hombres de medicina y sus danzas eran mgicas. Como te digo, eso fu hace mucho tiempo atrs. Haba en esos tiempos, un hombre de medicina llamado Cuatro Venados, a quien an los mismos Sautoux le tenan miedo. El viva escondido en las montaas, desde dnde poda ver los caserios. Se contaba que Cuatro Venados tena el poder de traer la vida de vuelta an a los muertos, que l

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tomaba el poder de las mujeres que no podan verlo. Ni siquiera yo puedo entender el tipo de medicina que usaba Cuatro Venados. El abuelo de Ruby la llev con los Sautoux y todos ellos la hicieron trepar por las montaas; pero nadie se anim a seguir subiendo con ella; le tenan mucho miedo y respeto a Cuatro Venados. Ruby se cay incontables veces y estaba llena de moretones y raspones. Cuatro Venados la vea... desde arriba la vi como suba por la montaa; de alguna manera Ruby lo oli, o lo sinti y lleg exactamente al lugar donde se encontraba l. Cuando al fin lleg, Cuatro Venados estaba rindose. Ruby le pregunt que debera hacer; l le dijo que slo tena una manera de ayudarla. Le dijo, que siempre sera ciega, pero l podra hacerla completa si la mataba y poda trabajar su medicina a travs de su muerte. Despus, el tomaria su poder de las mujeres que no lo vean y recuperara su vida de vuelta. Despus de eso ella, tendra que aprender de las mujeres Sautoux todo sobre la medicina. De ah en adelante, Ruby slo podra comer caldo de pies de venado y comer slo carne de venado. De no ser as, ella morira. Cuatro Venados hizo una plataforma y acost a Ruby encima de ella, despus tom una pipa y sopl veneno en los odos de Ruby. Ruby muri; y su espritu fu a dnde estaban los que recin haban muerto. Cuatro Venados trabaj su medicina, arregl el cuerpo de Ruby y convoc el poder de las mujeres que no podan verlo para que le trajeran de vuelta el espritu de Ruby. Esto llev varios das. Despus, l puso algo que Ruby me dijo que estaba muy fro adentro de su boca y as ella despert, sintiendose ms mal de lo que nunca se haba sentido. Ruby sufri de ataques. Cuatro Venados la hizo usar la energa generada por sus ataques para llevarla a todas las direccines. El le ense a controlar su energa. Ahora Ruby es ciega; pero an as, ella puede ver ms que ninguno. Cuatro Venados la llev hasta el mismo centro donde estaba su violencia y le ense a Ruby como apagarla. Ella siempre ver porque ella vive en ese centro. Cuatro Venados le dijo que ahora fuera con las mujeres Sautoux y que despus volvera con su abuelo y que dejara a sus cancines ensearla. Ruby es una gran mujer de medicina; Cuatro Venados y las mujeres Sautoux le ensearon todo lo que pudieron. Espero que Ruby pueda usar su medicina, porque hay muchos que la necesitan. - No te estoy contando la historia de Ruby para que te entretengas - me dijo Agnes - sino para instruirte. Yo tambin soy una mujer medicina, vivo en el ms all y regreso; anoche te lleve all conmigo; tu me acompaaste. Ests siendo iniciada en un conocimiento ms viejo que el mismo tiempo. Los soadores te han encontrado y te han tocado. De ahora en adelante puedes dar la espaldas y no prestar atencin; puedes elegir seguir siendo una ciega o sino, puedes seguir tu destino.

CAPTULO CINCOLa cara de Agnes luca gentil, toc mi hombro y me dijo - Ven, tienes que irte de vuelta a California. Cmo que puedo irme? - le pregunt- todava no tengo la canasta, no me puedo ir todava. Agnes se puso un rebozo y me di mi chamarra: - vamos a ver a Ruby, te voy a mandar a tu casa- me dijo, dirigendose a una repisa de donde tom algo y lo puso enfrente de mi. Era un arete indio de turquesa. Ruby me dijo que si llegabas por aqu te diera este arete. Llvatelo, es para protegerte - me dijo Agnes ofrecindomelo. - Proteccin? para que necesito proteccin? cmo me va a poder proteger un arete? - le pregunt. - Pntelo - me orden - no dejes que ningn hombre lo toque a menos que sea un hombre heyoka en sus tiempos de mujer. Me puse el arete. Agnes ya sala; tom mi bolso y la segu. - La mujer nace embarazada - me dijo Agnes mientras caminbamos - un hombre tiene que ser impregnado por una mujer, hay diferentes clases de fuerzas en este mundo. Estos poderes pueden matarte fcilmente o hacer que prefierieras estar muerta. Cuando t decides obtener la canasta ceremonial en contra de todas las fuerzas que siempre han existido, necesitars de mucho coraje y voluntad. Este arete te ayudar para que puedas cruzar de tu mundo al mo. Agnes me hizo seas para que caminara ms rpido - y sigui diciendo - Las cosas que te han ayudado en el pasado, tus tarjetas de credito, tu auto, tu ropa, todas esas pertenencias no son prcticas aqu ni tampoco te ayudarn. Seguimos caminando en silencio.....record aquella noche en ese tipi iluminado y me molest al recordar que la anciana me haba llamado Cannibal - le pregunt a Agnes por qu la anciana me llam Canibal. Agnes sonri; justo llegamos a la parte del camino donde termina la ruta y slo se ve el can. - anoche visitaste a las abuelas - me respondi Agnes - ellas te han puesto bajo mi cuidado porque has sido elegida por los soadores. Las abuelas me estn ayudando a ensearte. Has llegado a un mundo que puede parecerte extrao, hay muchas cosas que no entenders-. Agnes se par junto a unas flores y acerc su cara a una de ellas, dijo; cuando puedas hablar a una planta, cuando sepas que una planta est viva, tiene un espritu, t te comes la planta y la planta se te entrega, as tomas el poder del espritu de la planta. Agnes tom la flor y se la comi - Te veo y creo que no entiendes lo que te estoy diciendo - me dijo. Nerviosamente, saqu un pedazo de "jerky" de mi bolso y me lo met a la boca. - la carne que ests comiendo ahora - me dijo Agnes - es tu hermana. Nosotros nos comemos a nuestros hermanos y a nuestras hermanas. Tu eres una canibal. Tu hermana ha muerto para que t puedas seguir con vida.

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- Si - le dije - creo que entiendo un poco lo que piensan sobre la gente como canibales. Pero no entiendo porque tena que ser humillada de esa manera; me arrancaste la ropa y me dejaste desnuda en frente de todas esas ancianas, las abuelas. - Para que puedas dar los primeros pasos en tu despertar - respondi Agnes - debes estar desnuda en todo sentido. eres una mujer? - pregunt. - Si - le respond. - Eres una mujer cuando ests desnuda? Tienes una vagina? Menstruas cada mes?. En el mundo nativo es llamada tu luna, es tu momento de mximo poder. Y anoche tenamos que estar seguras de que realmente fueras una mujer. Ruborizada, segu a Agnes. Caminamos en silencio, hacia un lugar con agua y rocas en las orillas. Me recargu sobre una roca contenta y cansada, bostec y cerr mis ojos. De pronto escuch algo como una explosin. - Despierta! - me grit Agnes. Me levant de un salto y mir alrededor. - Cmo sabes que no te matar? - me pregunt Agnes, tirando al piso dos piedras de gran tamao que sostena en sus manos. - Sintate - me orden - ahora vamos a hablar sobre la canasta ceremonial de nupcias. Debes saber en contra de qu vas a encontrarte. Agnes empez a hablar - una vez vino por estas tierras un hombre. Su nombre era Padre Pearson. El deca saberlo todo acerca de dos formas de mirar. El poda ver hacia arriba y ver y oir a los buenos espritus. El poda ver hacia abajo en alguna parte en la madre tierra y poda ver y oir a los malos espritus. El deca que poda darse cuenta que no estbamos equilibrados y que si no empezbamos a ver hacia arriba, los buenos espritus nos mataran. Todos en esos das pensamos que l era bastante chistoso y nos daba gracia las cosas que deca. El Viejo sabio Coyote Gemelo sinti lastima por el Padre Pearson y decidi darle ayuda. El le ense lo que haba en el morral de medicina, pero Coyote Gemelo se di cuenta de que cada vez que le hablaba sobre la mujer, el padre se pona muy enojado. Coyote Gemelo le dijo que si l realmente quera aprender a usar el poder, tendra que venir a aprender conmigo. Al padre eso no le gust para nada, pero era inteligente y saba que le convena obedecer. No hay ningn hombre medicina sin una mujer medicina. Un hombre medicina recibe su poder de una mujer medicina, y siempre ha sido de esta manera; ya no se ve as en estos das, pero esa es la verdad. Como Gemelo Coyote era mi amigo, me pidi que tomara al Padre como aprendiz. El padre era bastante listo y aprenda rpidamente. Pero me di cuenta que a medida que avanzaba en su aprendizaje, tambin se estaba enamorando de m; eso casi siempre sucede con los hombres. A m ni siquiera me gustaba este hombre blanco. Pero me di cuenta que se estaba volvendo muy poderoso. Un da l me confes su amor y quizo poseerme. El quera mi poder, pero yo no quise drselo. Le dije que tendra que buscarse a otra mujer. En esos tiempos los celos eran desconocidos entre nuestra gente. Cuando le dije esto, v el odio reflejarse en sus ojos. El odio es un poder que yo entiendo, as que decid hacerlo vivir con el gusto del odio en su boca. El odio sabe a maiz quemado, pero cuando avanza con sabidura, casi no hay nada que pueda parar ese poder. Casi cuando estaba a punto de terminar con mi instruccin, hice que el padre usara una mscara; hay mscaras que se pueden hacer para mantener las emociones, todos los Heyokas saben eso. Es muy simple hacer una mueca en tu cara con una aguja de hueso y puedes despus ir tranquilo por ah felz o sonriente, eso tambin es una mscara. Pero la mscara que le hice usar al padre era una mscara que contena el odio. l aprendi tanto como un hombre puede aprender. l conoce el mundo nativo como cualquiera de nosotros y puede hacer cualquier cosa que l quiera. T no entenderas esto, pero el fu hecho de poder. Yo le ense todo lo que un hombre medicina debe saber, pero l no estaba muy interesado en eso. l tom todo ese conocimiento y prefiri convertirse en un hechicero muy poderoso. Poco a poco aprendi todo y ahora es tan poderoso como cualquier brujo sobre la tierra. Aprendi a esconderse y hasta se eligi un nombre. Algunos le llaman Perro de fuego o Soldado de Fuego. Nosotros, los que lo conocemos lo llamamos Perro Rojo. En esos tiempos, yo era quien guardaba la canasta ceremonial de las nupcias; la canasta fu tejida con los sueos de muchas mujeres. Producida y renovada por los esfuerzos de los tejedores y los soadores. Es hermosa y muy sagrada para la mujer. Un da fu a ver a Gemelo Coyote, y mientras estaba afuera el Perro Rojo encontr la canasta y se la rob. l tena que tener consigo algo que pudiera usar sobre el poder de la mujer, as que se rob la canasta, que posee ms poder que cualquier mujer. Como ves, yo no puedo darte la canasta. Tendrs que ir y robrsela de vuelta al Perro Rojo. Es algo muy peligroso. Yo puedo ensearte como robrsela, porque l no puede lastimarme. Pero l puede matarte fcilmente y est siempre alerta. No ser facil robarla, pero si eres valiente podrs hacerlo. Yo no puedo ir a robarla porque esa es la regla de los soadores; pero espero que t s puedas. - Robar !!! yo no puedo robar nada - le dije categoricamente. Agnes me mir fijamente. - Nunca he robado nada en mi vida - ment.

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- Estoy ms interesada en tus habilidades que en tu moral - me dijo Agnes - si en verdad quieres la canasta, tendrs que aprender como robrtela. Agnes me haba dicho que tuviera present volver a Canad. Tendra que estar ah por varias semanas, quizs meses o quizs nunca dejara a Agnes. A lo mejor, incluso morira ah. Ella me enseara cmo robar la canasta ceremonial si yo elega aprender. Pero aqu, de vuelta en Los Angeles, estaba buscando todo tipo de obstculo imaginable. Terror, flojera, incertidumbre. Siempre terminaba diciendome que haba tiempo; no tena ninguna prisa. En casa me ba y me cambi, me puse un vestido blanco y unos zapatos de tacn. Me quera mantener en movimiento para escapar de mis pensamientos. Haba quedado de ir a comer con mi amiga Carolina, as que me dirig directamente al Bistro Garden. - Luces muy bien me dijo Carolina. - Entonces disimulo muy bien - le respond. - Algo te tiene mal? - me pregunt. - Tengo que ir a Canad a vivir con la mujer medicina que te cont. Ya ver, es todo lo que puedo decirte. Me estoy volvendo loca, eso es todo. - le dije. - Has hecho tantas cosas raras Lynn - me dijo Carolina - pero ir a Canad a vivir con cazadores de cabezas o lo que sean.....como que te ests pasando. Mir a Carolina mientras saboreaba mi Martini. No pas mucho tiempo para que me sintiera un poco borracha. Lleg nuestro salmn.... - qu te sucede? - me pregunt Carolina - No comes? - Carolina, t iras a Canad? - le pregunt. - Algn hombre guapo por ah? - pregunt riendo - Oh, si!! muchos hombres solteros - le dije, mientras recordaba a los dos indios jvenes que me haba encontrado en el camino cuando cambiaba la llanta del auto. - No gracias - me dijo Carolina - me parece que prefiero ir a Hawaii. Abruptamente cambi de tema. - He estado teniendo unos sueos terribles - le dije, casi desolada. - Y qu esperabas? - dijo ella - si te la pasas conviviendo en medio de gente salvaje!! - No son salvajes, son solamente gente diferente con diferentes costumbres - le dije. - Diferentes est bien, despertarte en la mitad de la noche muerta de miedo, y teniendo que prepararte para robar algo, por Dios Lynn!! no tienes ya demasiadas canastas? por qu no te dedicas mejor a otro tipo de antigedades? - pregunt Carolina. - Lo que pasa que no hay otra manera de obtener la canasta - le dije - aparte no es un robo como cualquier otro, tendra que aprender. Ms tarde, de noche, acostada sobre la cama, me dedicaba a ver qu cosas eran iluminadas por la luna. Me qued dormida; s que soaba algo sobre la canasta pero slo recuerdo a un montn de cuervos con ojos vidriosos y graznando; el ruido se hacia cada vez ms fuerte, hasta que despert y me di cuenta que el telfono sonaba insistentemente. - Hola - respond con voz ronca. - Ho, Lynn, habla Hyemeyohsts Storm - Oh, hola!! deme un minuto, estoy tan contenta de que me haya llamado recin sufra una terrible pesadilla - le respond a manera de saludo. - Cuntame.....- me dijo. Ms o menos le cont algo sobre las pesadillas recurrentes que sufra. - Entonces, te vas a ir a Canad? - me pregunt Sent un nudo en el estmago. - Todava no se, que opinas de mis sueos? - respond. - Estoy en Nuevo Mexico atendiendo unos negocios - me respondi, ignorando mi pregunta - pero, he estado pensando en t y ya se por qe. Debes entender que los soadores te han elegido. Debes entender que la voluntad no es un misterio. Es simple. Qu son tus sueos o tus pesadillas sino las fallas de tu voluntad? Tengo que irme. Te dejare en el espejo de la creatividad y tocando el crculo del mundo. Dicho esto, colg. Me qued mirando el teleono, un poco molesta por lo abrupto de la llamada. Qu era lo que me haba dicho? Las fallas de mi voluntad? Mi voluntad para qu? Anot sus palabras en una libreta. Cuando acab de escribirlas, supe lo que l me haba querido decir. Me sent como cerca de un oscuro abismo, casi como si me fuera a perder en su profundidad. Llor hasta volver a quedarme dormida. Al da siguiente, haba quedado de verme con mi viejo amigo Archie, para ir a cenar. Puede sonar como que siempre estoy yendo a comer y cenar con amistades, pero la verdad, esa es la nica forma de socializar en la ciudad de Los Angeles. En Roma o en Pars se puede caminar por las calles y mantenerse en el ritmo de la vida social. No as en Los Angeles. - Hace rato que no te vea - le dije a Archie cuando nos sentamos.

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Archie sonri. Lo que pasa - me dijo - es que no estaba en la ciudad, acabo de regresar de las selvas de Per. Esto te va a sonar bizarro, pero me fu a Per en busca de un alucingeno que llaman Ayahuasca. Los indios le llaman el vino de la muerte y William Burroughs lo llam, el arreglo final. Lo mir fascinada instndolo a continuar. - Encontr a un Indio que me hizo de gua - continu - y con l me fu al Amazonas a encontrarme con un brujo del que haba odo, aunque me dijeron que el hombre era imposible de encontrar. Igual nos adentramos en la selva, haba mucha humedad y los mosquitos nos picaban constantemente. Finalmente llegamos a la aldea donde vive este brujo. Cuando llegamos todos se haban ido de caza as que estaba casi desierto el lugar - excepto por el brujo. - Ah estaba el, sonriente, sentado en una silla con una gorra de beisbol y una camisa tipo hawaiana. Realmente me asombr verlo, era muy viejo, y muy delgado. Igual me alegr mucho de encontrarlo, haba escuchado que cuando la gente toma la ayahuasca, abandonan sus cuerpos y mientras se encuentran lejos de su cuerpo fsico, el brujo examina bien el cuerpo para ver qu es lo que no anda bien, y despus lo arregla, curndolo. Yo esperaba tomar parte en esta ceremonia. - Y que fu lo que paso? - le pregunt. - Habl con el brujo a travs del gua y solemnemente l aprob que yo probara el vino de la muerte. Tenamos que esperar a que fuera de noche. - No tenas miedo? - volv a preguntarle. - Claro que si, pero me asuste ms cuando volv de Per y me enter que la Ayahuasca es cincuenta veces ms fuerte que el cido lisrgico. - Eso he escuchado - le dije - pero la diferencia es que tiene propiedades curativas, no es cierto? - Te puede curar, o te puede matar, eso es lo que dicen. - respondi Archie. - Y que fu lo que pas? - pregunt - la probaste al final? - Pues, primero le di al brujo una botella de Jack Daniels y algunas otras cositas y despus nos sentamos uno frente al otro. Era dificil el ver en medio de la oscuridad, slo haba una vela encendida, haba tambin una estatua de la virgen Maria, algunas imgenes hechas con madera, plumas y manojos de hierbas atados con manojos. Haba una vasija sostenida por palos y el brujo empez a cantar alrededor de ella. Finalmente meti un cucharn hecho de la mitad de un coco vaco y me lo di. Ola y saba como vmito. Me lo tragu de un slo golpe y le devolv la vasija, despus el tambin tom. Me dijo que el efecto me durara de 6 a 7 horas, pero cuando v salir el sol por segunda vez y yo todava andaba volando, present que me hallaba en problemas. Archie ri, pero yo no; estaba intrigadisima - Y qu fu lo que aprendiste? - le pregunt. - lo que aprendi fu realmente experimental y es muy dificil de explicar. Vol con una velocidad impresionante a travs de las vidas de la gente, gente que conozco. Los v claramente interactuando y llevando a cabo sus rutinas. Sent que los vea desde alguna dimensin ms importante que la nuestra, como si nuestra realidad present fuera artificial. Nos quedamos callados por algunos minutos. - Archie, no hiciste todo eso slo para ver que se senta, no? - No - me respondi, mientras doblaba su servilleta. - Entonces, por qu arriesgaste tu vida? T tienes todo, debes hacer millones al ao. Incluso eres feliz Archie reflexion por un momento y me respondi - Quizs es como dice Nietzsche:" Aquello que no pudo destruirme me ha fortalecido", pero bueno, hablemos de ti, s que quieres contarme algo. - Humm respond - ahora que puedo hablar sobre todo esto no se ni por dnde empezar, he tenido sueos recurrentes y me siento bastante desorientada. Segu contando a Archie toda la historia, desde mis sueos, mi encuentro con Agnes y la obsesin que senta por poseer la canasta ceremonial. - Espero que no pienses que todo esto es un absurdo....- dije, terminando de contarle. - Por qu? Qu ms puede haber, sino la busqueda - me respondi. - Pero no entiendo algunas cosas, qu significa la canasta ceremonial? - Bueno, slo puedo decirte lo que Agnes me cont dije, mirando hacia los espejos del restaurant, viendo reflejada en ellos mi propia frustracin. - Agnes me dijo que la canasta fu tejida por los soadores y que representa un vaco inexplicable, el vaco de la mujer. Es una ley que todas las cosas deben nacer de la mujer an las cosas que han sido inventadas por el hombre. Todas las estrellas fueron creadas del vaco, y el vaco es la mujer. La creacin invent al hombre para balancear, dijo Agnes. Y puso un hombre dentro de ella. En un hombre, es la musa femenina. Agnes dice que el hombre ha tomado el vaco de la mujer y dice que es de l, y por eso nuestra madre tierra ahora est en un estado de imbalance. Archie se me qued viendo - La canasta es real? O es una metafora? - me pregunt. - No, como te dije, yo v una fotografia de la canasta. La canasta no es una metfora, es un hecho. - Puedo ir contigo a Canad? Me encantara conocer a esta mujer medicina - me pregunt Archie sonriente. - Me encantaria que pudieras venir - le dije. - Hay alguna razn por la cual no puedo hacerlo? - pregunt. - Me dijeron que las enseanzas son sagradas y no puedo traer a nadie conmigo.

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- Pues es major una experiencia real que andarse imaginando tantas cosas - me dijo Archie. - Si - le dije - pero estos sueos me tienen muy asustada. Si me voy con Agnes tengo miedo de perder la vida que conozco. Tengo una subasta pendiente en Nueva York y hay mucha gente tambin que depende de mi, no puedo noms abandonar todo e irme en pos de la obsesin que me persigue. Archie me dijo, mirndome sorprendido: - Lynn, no puedes dejar escapar esta oportunidad. Tus sueos son mensajes. Deja de ser tan idiota y piensa en lo que ests diciendo, subastas? gente que depende de ti? acaso no es tu miedo ms importante que cualquier otra cosa? Debes enfrentarlo. - Pero puedo morirme en el intento, Archie - le dije casi sollozando. - Y qu? Igual te vas a morir - me dijo Archie - enfrntalo, ve al otro lado, yo s que volvers. Tienes que ir a Canad, Lynn, no le des ms vueltas, t sabes que debes hacerlo. - No, no lo s - insist. Archie tom mi mano, dicindome: - no puedo creer que no te des cuenta lo increble que es todo esto para t. Te han extendido un maravilloso regalo. Mira aqu, alrededor, v a toda esta gente, qu piensas que han obtenido en sus vidas? Lo mismo que todo el mundo y qu has obtenido t con la tuya? La diferencia es que t tienes una oportunidad inigualable, Lynn. No la dejes escapar. De lo que debes escapar es de tu obsesin, y te apuesto que la canasta ceremonial har eso y mucho ms por t. Tmate un avion maana mismo, y por favor cuntame como sali todo cuando regreses. Eso, si regresas - me dijo Archie con una sonrisa y un guio. - Gracias Archie - le dije, sonriendo y dndole un beso de despedda. Me fui de vuelta a casa pensando en llamar a la linea aerea, pero cuando casi llegando a casa, me asalt el recuerdo de las experiencias que tuve con Ruby y Agnes y no pude evitar un estremecimiento. Cuando llegu a casa me sent en el silln a sopesar los acontecimientos, me di cuenta que llevaba puesto el arete de turquesa que me di Agnes. Llegu tan distrada que ni siquiera me di cuenta que me lo puse cuando llegu. No lo llev a la cena. Decid darme un bao, y cuando me fu a acostar a propsito dej el arete de turquesa en el lavamanos del bao. Dej la luz prendida y me dorm... empec a soar de nuevo con la canasta, estaba ah, y yo me acercaba para tomarla, pero cuando me acerqu en vez de canasta apareci Agnes: - es tiempo de que vengas - me dijo. - Si, le respond sin dudar- su figura se disolvi y dorm plcidamente. Despert bastante descansada en la maana, fu a peinarme, el arete de turquesa estaba colgando de mi oreja!!! - Ahora s estaba segura de que estaban pasando cosas extraas. Mirando el arete record con claridad el sueo que tuve. Agnes me haba dicho que el arete era un objeto de transicion, un Puente entre mi mundo y el suyo. Levant el telfono e hice una reservacin para volar hacia Canad de vuelta.

CAPTULO SEISLlegu a Crowley y estacion el auto en frente de la tienda. Tres nios cree con pelo negro y caras redondas se me quedaron viendo cuando sala del auto, despus se fueron corriendo hacia el rio. Entr a la tienda y v al dueo atrs del mostrador junto a la caja registradora; - en dnde tienen el atn? - le pregunt. - all atrs - me indic con su dedo hacia el final del estante. Eleg algunas cosas: pan, mermelada, atn, etc.... - Encontraste a Ruby la otra vez que viniste? - me pregunt el dueo mientras yo estaba tratando de decidir qu jugos llevar. - Si, la encontr- le dije. - Bueno, pues espero que sepas bien lo que ests haciendo - me dijo mirndome fijamente. - Si, lo s. - No quisiera asustarte continu - pero ten cuidado. Algunas chicas que van para alla, no slo chicas blancas, tambin indias, se les bota la canica. Uno cree que ellas saben lo que estn haciendo, pero cuando uno las vuelve a ver parecen muertas por dentro. Y no es la primera vez que algo as sucede, eh? Es un gran riesgo el andar de curiosos con Ruby....... - No ando de curiosa con Ruby - le dije. La mujer que vine a ver se llama Agnes. La cara del hombre se qued sin color cuando me pregunt: Agnes Whistling Elk? - Si - le respond. Pareca asustado. - Y t la conoces? - me pregunt. - S. - Ah, bueno; entonces por favor llvate esto contigo - me dijo, ofrecindome un cartn de cigarillos. En realidad slo estaba bromeando con lo de Ruby, me dijo con una forzada sonrisa. Su cambio de actitud me di que pensar. Le pagu lo que llevaba y sal de la tienda. El hombre me alcanz antes de subir al auto. - Por favor - me dijo - llvate este tabaco - dijo poniendo la caja en mi mano. - Pero, yo no fumo, gracias - le respond.

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- Igual, llvalo igual, ok? - me dijo antes de retirarse. - Bueno, gracias - le dije un poco molesta. Yo no vea ningn uso para el tabaco. Pero de pronto record lo que me dijo Hyemeyohsts; l me dijo que el tabaco era sagrado para los Indios Nativos. Puse las bolsas en el bal del auto, me sub y me fu manejando suavemente, mirando las casas simples, los autos viejos, los pocos edificios. Al frente v a dos hombres caminando en mi direccin, eran los mismos hombres que se haban quedado mirndome mientras yo cambiaba la llanta ponchada de mi carro la vez pasada. Par junto a ellos y bajando el cristal de la ventana les pregunt: - Se acuerdan de m? Necesitan que los lleve? - Claro, si, nos acordamos de usted - me respondi el ms alto sonriendo. Se subieron los dos en el asiento de atrs. Se acomodaron tan bien que daba la sensacin que esperaban que yo fuera su chofer. - Cmo se llaman ustedes? - les pregunt - El es Ben y yo soy Drum - me respondi el ms alto de los dos - Ben y Drum, eh? parece que siempre nos encontramos en el camino - les dije. Silencio. - La verdad me hicieron enojar aquella vez cuando no me ayudaron a cambiar la llanta - les dije. Ms silencio. Ben y Drum no eran de hablar mucho. - Y cmo han estado? - volv a preguntar despus de minutos de silencio. - Bien - dijo Drum. Hubo otro lapso de incomodo silencio, pero estaba empezando a disfrutar de la vista del paisaje. Tome una bocanada de aire fresco tratando de relajarme. Drum se apoy atrs del asiento del conductor y me susurro al odo - Lynn, para el auto. - Que? - le dije sorprendida y a la vez pisando el pedal del freno. - Mrame - me dijo Drum - Veme - Drum puso su mano extendida debajo de su boca como si fuera a soplar polvo en mi cara. - Estoy viendo la cara de una Diosa - me dijo. - De qu demonios ests hablando? - le pregunt. - Nunca podr sostener esta belleza tan celestial dijo. Sus ojos tenan un extrao brillo y pareca que me estaba soplando sus palabras; hablaba en un ritmo que me sonaba familiar. - Esto no es cree, Lynn dijo - estoy hablando en un lenguage muy antiguo; pon tus ojos en el centro de mis palabras. Record que una vez cuando tena 8 aos de edad, v como un hombre le di de comer un ratoncito a una vbora. La criaturita se qued paralizada justo antes de que la vbora la atacara, reconociendo y sometindose a su muerte. Las indescriptibles palabras de Drum me hicieron sentir de la misma manera, sent que me estaba sometiendo. Puse de toda mi voluntad para salir de ese trance, empec a gritar lo ms fuerte que pude. - Por favor, para, para!!!! - grit - Parar qu? - me pregunt Drum. Not que el brillo que haba en sus ojos desapareci. - Sigamos el camino por favor - dijo Ben. Segu manejando... Drum se sent de vuelta mirando hacia afuera, ignorndome. - A dnde va Lynn? - me pregunt Ben. Yo todava estaba tratando de despejar mi cabeza - voy a la cabaa de Agnes Whistling Elk, pero tengo que dejar mi auto en lo de Ruby Chiefs para caminar hacia lo de Agnes. Ben y Drum empezaron a reir. por qu tienes que hacer todo eso? - me preguntaron. - Hay un camino directo a lo de Agnes. - En dnde? Agnes nunca me mencion ese camino. Drum se acerc de vuelta poniendo sus codos sobre la parte superior de mi asiento. - claro, ella no te lo dira, ni tampoco te dira la hora o el da exacto. Ella es una bruja. Todos saben eso. dijo. - Aqu est el camino - dijo Ben sealando hacia afuera - slo dobla a la izquierda y te llevar directo a su cabaa. - La vieja bruja - dijo Drum - de dnde vienes