Animal Politico - Junio 2010

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OTRAS PIEZAS: . LA TRANSICIÓN A LA LIBERTAD . LA INDEPENDENCIA Y EL BICENTENARIO . SER ANTI-K NO SIRVE .POR FIN LLEGÓ EL JUBILEO .EL PRECIO DEL MIEDO malpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanim AnimAl Político www.fororepublicano.com Publicaciones de Foro Republicano NºXXII, Año IV, Junio 2010 Nuestros políticos declaman ser nues- tros representantes. Pero, ¿porqué no nos sentimos representados ni reflejados en ellos? ¿Porqué tantas veces presupone- mos su corrupción e ineficiencia? ¿Porqué elegimos a políticos de los que tenemos tan baja opinión? ¿Porqué elegimos siem- pre a los mismos? La respuesta es nuestro sistema electoral. Comprender sus piezas y cómo funciona es la clave para actuar como verdaderos ciudadanos . Desarrollado en “Nos los representantes“ (Página 2) LAS PIEZAS DE LA REPRESENTATIVIDAD

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Animal Politico #22

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OTRAS PIEZAS:

. LA TRANSICIÓN A LA LIBERTAD

.LA INDEPENDENCIA Y EL BICENTENARIO

.SER ANTI-K NO SIRVE

.POR FIN LLEGÓ EL JUBILEO

.EL PRECIO DEL MIEDO

malpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanimalpolíticoanim

AnimAlPolítico

www.fororepublicano.com

Publicaciones de

Foro Republicano

NºXXII, Año IV,

Junio 2010

Nuestros políticos declaman ser nues-tros representantes. Pero, ¿porqué no nos sentimos representados ni reflejados en ellos? ¿Porqué tantas veces presupone-mos su corrupción e ineficiencia? ¿Porqué elegimos a políticos de los que tenemos tan baja opinión? ¿Porqué elegimos siem-pre a los mismos? La respuesta es nuestro sistema electoral. Comprender sus piezas y cómo funciona es la clave para actuar como verdaderos ciudadanos .

Desarrollado en “Nos los representantes“ (Página 2)

LAS PIEZAS DE LA REPRESENTATIVIDAD

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escribe Armando Ribas*

2 ANIMAL POLÍTICO NºXXII Año IV Junio 2010 Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com

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* abogado, profesor de Filosofía Política, period-ista, y escritor - Foro Republicano

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES ENLA TRANSICIÓN A LA LIBERTAD

I. PRINCIPIOS ÉTICOS

• La naturaleza es falible y es reco-nocida por el cristianismo: El justo peca siete veces.

• La naturaleza humana no es mo-dificable, si queremos cambiar los comportamientos debemos cam-biar las circunstancias. Es decir la naturaleza humana no es de un país u otro por el clima, o por lo que fuere. Por tanto los principios de li-bertad han de ser iguales en todas las sociedades.

• No existe el amor a la humanidad. No obstante no hay ningún ser hu-mano y aún ninguna criatura sensi-ble, cuya felicidad o miseria no nos afecte en alguna medida cuando se nos trae cerca. Pero este no es un sentimiento universal.

• La moral no es racional, sino que se encuentra en nuestras pasiones, muchas de ellas como el amor a los hijos son biológicas.

• Dado que no existe el amor a la humanidad, el proponerlo como un presupuesto político es una fa-lacia, que no tiene otra razón de ser mas que la demagogia en la bús-queda del poder político.

• El romanticismo político es la universalización racionalista de sentimientos particulares. Así se busca la falacia de un hombre nue-vo, libre de egoísmo que no existe. Nuevamente la demagogia que en los hechos ha producido que bus-cando al hombre nuevo si hayan matado a millones de hombres.

• El egoísmo es la razón de ser del actuar del ser humano aún cuando actúa generosamente. Si los hom-bres fueran generosos y la natura-leza prodiga la justicia sería inútil. (David Hume)

• Los intereses particulares nos son contrarios per se al interés general. No se puede suponer una sociedad desinteresada pues donde no hay interés no hay acción.

• “No son iguales los talentos de todos ni igual el ingenio, ni la sa-lud ni las fuerzas”; y a la necesaria

desigualdad de estas cosas sigue espontáneamente la desigualdad en la fortuna. La cual es por cierto conveniente a la utilidad así de los particulares como de la comuni-dad. León XIII- Rerum Novarum 1890

II.PRINCIPIOS POLÍTICOS

• A partir de los principios éticos mencionados, debe tenerse en cuenta que la circunstancia que modifica los comportamientos es el sistema político adoptado.

• La Constitución debe entonces limitar al poder político teniendo en cuenta que el Estado no existe como entelequia, sino que el go-bierno que lo constituye está for-mado por hombres, que igualmen-te son falibles.

• Los gobernantes deberían ser elegidos en elecciones libres, pero en ningún caso la mayoría tiene el derecho de violar los derechos de las minorías.

• Las elecciones pues son requisito del sistema, pero la esencia del mis-mo es la limitación del poder polí-tico y el respeto por los derechos individuales. La civilización misma es el respe-to por los d e r e c h o s individua-les y ella no d e p e n d e de la cultu-ra.

• La de-fensa de los derechos individuales es el rol fundamental del Departamento de Justicia y en particular la Corte Suprema de Justicia. Toda ley que viola los derechos garantizados por la Constitución es nula de plena nulidad.

• Los derechos individuales defini-dos originalmente son: El derecho a la vida, a la libertad, a la propie-dad y el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad.

• La Patria es libre en cuanto no de-

pende del extranjero; pero el indi-viduo carece de libertad, en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y absoluto (Juan Bau-tista Alberdi). Los cubanos sabe-mos esta realidad por experiencia y tenemos un ejemplo incontras-table. Puerto Rico no es indepen-diente, pero los puertorriqueños son libres. Cuba es independiente, pero los cubanos no son libres. Por ello debemos referirnos no a la libertad de Cuba, sino a la libertad de los cu-banos en Cuba.

III. LOS PRINCIPIOS JURÍDICOS, DERECHOS INDIVIDUALES.

• La razón de ser de los derechos individuales, puede ser ya sea ba-sado en principios naturales, an-teriores a la ley (John Locke), o la base de la justicia, fundada en la experiencia.(David Hume)

• Los derechos individuales son tales, precisamente porque no son los derechos del pueblo. Cuando el pueblo se considera como una entelequia, el individuo pierde su identidad y su razón de ser. Por consiguiente, el desconocimiento de la razón de ser del individuo im-

plica el po-der absoluto de los gober-nantes.

• El derecho a la vida es por supues-to determin-ante. El de-recho a la

libertad implica:1 La libertad de locomoción 2 La libertad de expresión: libertad de prensa.3 La libertad de asamblea o de reu-nión4 La libertad de contratación

• El derecho de propiedad privada es fundamento de la creación de riqueza. La supuesta búsqueda de la igualdad, en desmedro de los derechos de propiedad implica la búsqueda del poder político que significa el poder absoluto. La ri-

queza no la crea el Estado, pero a la existente se la apropian los deten-tadores del poder. “La estabilidad de la sociedad depende de la segu-ridad en la posesión, la transferen-cia por consenso y el cumplimiento de las promesas (contrato)” (David Hume). El derecho de propiedad no solo se viola por la expropiación forzosa o la confiscación de bienes, sino a través de impuestos excesi-vos y extorsivos.

• El derecho del hombre a la bús-queda de la propia felicidad es el reconocimiento jurídico, de la eticidad de los intereses particu-lares. En otras palabras cuando se reconoce a priori que los intereses particulares son contrarios al inte-rés general, la burocracia guber-namental se apropia de la eticidad de la sociedad y en función de ella se establece el poder absoluto. “El egoísmo bien entendido de los ciudadanos es solo un vicio para el egoísmo de los gobiernos que forman los estados” (Juan Bautista Alberdi).La antítesis de este derecho, los denominados derechos humanos, tal como se define en el artículo 25 de la Declaración Universal de loa Derechos Humanos. Allí dice:Art. 25 Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a sí como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivien-da, la asistencia médica y los servi-cios sociales necesarios.El significado de este artículo im-plica el supuesto derecho del hom-bre a que el gobierno le provea la felicidad. La consecuencia es la irresponsabilidad individual, y una vez más el derecho irrestricto del gobierno de violar los derechos in-dividuales. El resultado último es la pobreza generalizada en nombre del pueblo y de los pobres.

• Las sociedades que esperan su felicidad de la mano de sus go-biernos, esperan una cosa que es contraria a la naturaleza. Por la naturaleza de las cosas cada hom-bre tiene el encargo providencial de su propio bienestar y progre-so, porque nadie puede amar el engrandecimiento de otro como el suyo propio. (Juan Bautista Alberdi).

“Las sociedad que espera su felicidad de la mano de sus go-biernos, espera una cosa que es contraria a la naturaleza.”

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ANIMAL POLÍTICO NºXXII Año IV Junio 2010 3

NOS LOS REPRESENTANTES

escribe Agustín Etchebarne*

El art. 22° de nuestra Constitución Ar-gentina establece que: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de

sus representantes y autoridades...”. De allí la enorme importancia de que nuestros repre-sentantes sean elegidos directamente por el pueblo tal como lo establece el art. 45°. Sin embargo, eso no ocurre en nuestro sistema político actual.

El sistema electoral D’Hont obliga a elegir una larga lista de representantes que son virtual-mente desconocidos por el pueblo. Esto es fácilmente comprobable preguntando a cual-quier habitante de la ciudad o la provincia de Buenos Aires, al azar. Casi indefectiblemente la respuesta es ninguno, o a lo sumo uno o dos sobre los 60 legisladores que tienen cada una de las provincias. Si preguntamos “¿a quién votó usted?”, la respuesta será el nom-bre de un partido, o más probablemente, del jefe partidario. Esto mismo ocurre en todas las provincias más grandes que abarcan el 70% de la población del país, y también en algunas legislaturas de provincias más pequeñas.

Entonces, “¿quién eligió a nuestros represen-tantes en las legislaturas?” (únicos autoriza-dos a deliberar y gobernar). Hasta hace una década atrás, la respuesta podría haber sido: “los afiliados a los partidos políticos”. De allí la crucial importancia de que los ciudadanos se afilien a algún partido político, sobre todo desde que fueron incorporados a la Constitu-ción en el art 38° en la reforma de 1994.

Pero desde hace diez años, la gran mayoría de los partidos NO hacen elecciones internas, o bien, las han hecho amañadas y turbias. Pero aún cuando hicieran internas bien organiza-das, sus cartas orgánicas mantienen el siste-ma de elección por listas sábana, o aún peor el arcaico sistema de mayorías y minorías. En cualquier caso, el afiliado nuevamente ten-dría ante sí largas listas de nombres, casi to-dos desconocidos.

En la práctica nuestros legisladores son elegi-dos por un puñado de caudillos, destruyendo el concepto republicano de división, equili-brio y control entre poderes.

De este modo, es fácilmente explicable el di-vorcio entre la clase política y los ciudadanos. Los políticos se eligen entre ellos mismos, casi sin participación del ciudadano común, quien apenas puede optar entre el combo menos perjudicial. El ciudadano promedio tiene la sensación de que los políticos viven en su propio mundo. Esto explica también, al me-nos parcialmente, que haya casi desaparecido el debate de ideas. Así también es casi impo-sible que llegue al poder un político dispues-to a hacer un verdadero cambio en el sistema dado que sólo pueden llegar políticos acepta-dos por los demás políticos.

Los ciudadanos llegaron a desear “que se va-yan todos”. Pero llegaron las elecciones y se quedaron todos, sólo cambiaron algunas de las figuras más desprestigiadas que encabe-zaban las largas listas de diputados.

El ciudadano descontento con este sistema pudo entonces recurrir al 39° y presentar un proyecto de reforma del sistema para resta-blecer el espíritu de la Constitución. Eso hi-cimos en Ciudadanos por el Cambio –ahora Foro Republicano- quienes juntos con Refor-

ma Política Ya, reunimos 500.000 firmas y pre-sentamos en el Congreso de la Nación. Pero los diputados tenían derecho a cajonear los proyectos y rechazarlos juntos con otros 200 proyectos en la jornada final del año, no muy inocentemente un 28 de diciembre.

Los ciudadanos entonces se vieron obligados a salir a la calle para defender sus derechos y sus libertades avasalladas por los continuos aumentos de impuestos y por la inflación galopante, aún arriesgándose a quedar en-cuadrados en el art. 22° que también esta-blece que “Toda fuer-za armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticio-ne a nombre de este, comete delito de sedi-ción.”

Por fortuna, existen dos soluciones fácil-mente implementa-bles:

Una primera opción, sería reemplazar el sistema electoral D’Hont (de listas sá-bana) por alguno de los sistemas propues-tos por Foro Repu-blicano en www.fororepublicano.com. Ya sea el sistema de Voto Único Transferi-ble (V.U.T. Irlandés), o el sistema de Voto Alternativo (tipo Aus-traliano y que está

actualmente propuesto por Clegg para re-emplazar al sistema uninominal en el Reino Unido).

Con estos sistemas cada ciudadano elige su preferencia 1°, 2°, 3°… entre una dece-na de candidatos de diferentes partidos. Considerándose todas sus preferencias, no sólo la principal sino también las secunda-rias. De este modo se eliminan las listas sá-bana y quien elige a los candidatos vuelve a ser: el pueblo.

Una segunda opción, le permite a cualquier partido superar el problema, sin esperar que el Congreso modifique el sistema actual. Es decir, reformar su carta orgánica y reempla-zarla por el modelo que pueden encontrarse en www.partidoazul.com.ar. Esta nueva car-ta orgánica establece las elecciones internas abiertas para todas las candidaturas a cargos públicos utilizando el sistema V.U.T. e inte-grando listas sábanas cuando lo marque la ley, pero donde cada candidato habrá sido se-leccionado previamente por sistema V.U.T en cada circunscripción.

De este modo empezaríamos a respetar el art. 45° de la Constitución que establece que los partidos políticos deben tener un “funciona-miento democrático, con representación de las minorías, competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información pública y la difusión de ideas”.

“Los políticos se eligen entre ellos mismos, casi sin participación del ciudadano común”

*Economista - Foro Republicano

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Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com4 ANIMAL POLÍTICO NºXXII Año IV Junio 2010

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(sigue en página 5)

ALBERDI,

escribe Emilio Ocampo**

En el año del bicentenario de la revolución de mayo, las reflexiones, ensayos y comenta-rios se multiplican. Algunos quieren encon-

trar en el 25 de mayo de 1810 el origen de nuestra nacionalidad y nuestra democracia pero, como demuestra Vicente Massot en un ensayo recien-te, la evidencia histórica no avala esta tesis. Otros quieren tergiversar el pasado para avanzar o jus-tificar su agenda política, lo cual no sorprende ya que la politización de la historia es una tradición arraigada en nuestro país. Y otros comparan la si-tuación de 2010 con la de 1910 y se lamentan de la decadencia argentina de los últimos cien años.

Entre todas estas voces, opiniones y comparacio-nes a veces se pierde de vista el verdadero signifi-cado del 25 de mayo. Celebrar la independencia, obviamente, sería la respuesta de un alumno de primer grado. Los argentinos tenemos cierta ob-sesión con este perío-do de nuestra historia. De hecho, tenemos cuatro feriados nacio-nales que conmemo-ran hechos o perso-najes de esa época, un récord mundial. Esta multiplicidad de feriados llevó hace algunos años al ge-nial Jorge Guinzburg a preguntarse en un especial de “Mañanas Informales” si debíamos celebrar nuestra inde-pendencia el 25 de mayo o el 9 de julio. La obse-sión argentina con la independencia no es nueva. Hace más de un siglo la había notado uno de los pensadores más brillantes que ha tenido nuestro país: Juan Bautista Alberdi. Y como bien observa-ba Alberdi, esta obsesión trajo aparejada una peli-grosa confusión que perdura hasta hoy.

Según Alberdi, “acostumbrado a la fábula, nues-tro pueblo no quiere cambiarla por la historia. Toma la verdad como insulto.” Esto sigue siendo tan cierto hoy como lo era entonces. El proble-ma es que, como recalcaba el ilustre tucumano, “donde no hay historia veraz no puede haber política veraz. Equivocar los hechos de lo pasa-do es equivocar los puntos de dirección. No se sabe a donde se va cuando no se sabe de donde se viene.” Es justamente respecto a las causas de nuestra independencia que existe mayor con-fusión entre los argentinos. Y si no sabemos de donde y como venimos, nos va a costar planear a donde vamos. Alberdi sostenía que parte del problema era que nuestros historiadores habían atribuido “a nuestros guerreros la independen-cia lo que nos han dado los acontecimientos de la Europa y del mundo”. Y señalaba que si San Martín sólo necesitó “dar dos batallas para liber-tar el Nuevo Mundo, es porque ya estaba liber-tado [sic].” Al desconocer las verdaderas causas de nuestra independencia, los argentinos no sólo desconocíamos los hechos del pasado sino también los “verdaderos sostenes y garantías” de esa independencia.

Pero hay otra cuestión importante que enfatiza-ba Alberdi. La independencia, reducida al simple hecho de no estar gobernados por un soberano que vive a miles de kilómetros de distancia y del otro lado del Atlántico, era sólo la mitad de la re-volución. Lo que comenzó el 25 de mayo de 1810 fue, según Alberdi, una revolución inacabada e incompleta, “es la América sin gobierno, ni ajeno ni propio; ni extranjero ni nacional. Es la América gobernada por la anarquía, soberana tan funesta y abominable como la peor dominación extran-jera.” Y es aquí donde surge otro concepto alber-diano que haríamos bien en recuperar y aplicar: el de la libertad interior. Esto significa no estar su-jeto a los caprichos de un déspota, aunque viva en la misma ciudad, y que nuestros derechos es-tén protegidos por las instituciones.

Alberdi sostenía que había dos etapas en toda re-volución: la de des-truir la autoridad pa-sada y la de construir la autoridad nueva. Una debía suceder a la otra. Con la revo-lución iniciada el 25 de mayo se reempla-zó el orden colonial por un “simulacro” de gobierno, que como dice Alberdi apenas tenía poder para conservarse. No se

puede fundar la libertad interior sin fundar un go-bierno que proteja los derechos de sus ciudada-nos. La libertad exterior o la independencia podía ser el resultado de una guerra victoriosa, señalaba Alberdi, pero “un hecho de armas, por brillante y feliz que sea” no podía por sí mismo crear las insti-tuciones necesarias de un buen gobierno.

En cuanto a la guerra, muy bien podía ser el ori-gen de la libertad exterior o independencia, pero según Alberdi era “el medio más seguro y eficaz de sepultar la libertad interior.” Luego de su inde-pendencia, la América española enfrentó una “ta-rea casi sobrenatural, la de crear por sí sola, una cosa que le fue extraña y desconocida absoluta-mente desde su cuna, a saber: su libertad interior.” Y agregaba que la América española “ha retarda-do y entorpecido esta conquista de su revolución fundamental porque ha pensado que podía dar-se su libertad interior por el mismo instrumento que le sirvió para conquistar su libertad exterior o independencia: la espada.” Por eso Alberdi decía que para ser verdaderamente libre, América debía liberarse de sus libertadores (léase sus militares).

Afianzar la libertad interior fue la gran tarea que los hombres que lideraron la revolución iniciada en mayo de 1810 no pudieron resolver. “En la gran cuestión de la independencia la casi totalidad de nuestros conciudadanos no vieron en ella sino sa-cudir el yugo español, poner en lugar del Virrey o gobernador español a un hijo del país que man-dase, y fuimos muy pocos los que conocíamos que si bien la independencia era la base principal

de la revolución, con ella sólo muy poco se ade-lantaba si no daba por resultado organizar el país, quitar los obstáculos y conducirlo por institucio-nes libres y de mejora a un porvenir venturoso a la par de los pueblos civilizados y cultos,” escribía el general Carlos de Alvear en 1852. Y agregaba, “las tribus de los indios pampas son independien-tes; independientes son las naciones bárbaras del África y no hay nadie que no conozca que sería mejor ser colonias de España que vivir al estilo de aquellos pueblos bárbaros no tan sólo arruinán-dose sin ley ni garantías más que [a] la voluntad de un hombre feroz.” Esas leyes y garantías no sur-gieron de la revolución de mayo.

Pero mayo es indudablemente un mes importan-te para los argentinos. El 25 de mayo de 1810 fue el inicio de un proceso que nos dio la indepen-dencia o libertad exterior, y el 1 de mayo de 1853 fue cuando como sociedad establecimos las ba-ses institucionales de nuestra libertad interior. En esa fecha fue sancionada nuestra primera consti-tución, cuyo autor fue nada menos que Alberdi. Justo José de Urquiza, presidente de la Confede-ración Argentina, eligió el 25 de mayo para pro-mulgarla, lo cual no debe haber sido una simple coincidencia sino un reconocimiento de la impor-tancia simbólica de la efeméride de 1810.

Como nos han demostrado los últimos ochenta años, en nuestro país la libertad interior ha sido más difícil de preservar que la libertad exterior. Así es que en este 25 de mayo celebramos no sólo el bicentenario de la independencia sino también el 147 aniversario de nuestra constitución. Y recor-dar que ella es la única garantía de nuestros dere-chos y libertades.

LA INDEPENDENCIA Y EL BICENTENARIO*

DIBUJO POR ALEXIEV GANDMAN

* Publicado en “La nueva Provincia”.** Economista e historiador. www.emilioocampo.com

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*Publicado en www.segundarepublica.blogspot.com

escribe Dr. Marcelo Castro Corbat

El setenta por cien-to de la ciudadanía votó contra el ac-

tual desgobierno nacio-nal, pero está dividida en un arco iris de todos los colores ideológicos: los extremistas de izquierda, mas vio-lentos que los K, los izquierdistas de centro, los justicia-listas populistas, los carismáticos circunstanciales que aprovechan el río revuelto pro-poniendo irracio-nalidades y una deslucida dere-cha que no acier-ta a conformar un pro-grama para reconstruir la Nación.

El actual gobierno es una minoría organizada para retener el poder y sus

miembros no aceptan limitaciones democrá-ticas ni éticas. La dislo-cada mayoría opositora corre el riesgo de per-der las elecciones pre-sidenciales.

Desde la década de 1950, la voluntad ciudadana reflejó una preferencia mundial por las ofertas socialistas y populistas.

En la década del 2000

esa preferencia mun-dial se volcó de forma reiterativa al pensa-miento político de centro derecha, en es-pecial en Europa. Son las sanas alternancias

políticas.

Argentina está polí-ticamente destroza-da: la ciudadanía no le cree a la dirigen-cia política. El sen-timiento de centro derecha argentino, compartido por la mayoría ciudadana, hoy tiene posibili-dades electorales muy limitadas, pero

es su responsabilidad definir la propuesta para la prosperidad social. No tiene poder, pero debe señalar al pueblo, el camino de esperanza.

SER ANTI-K NO SIRVE*

“la preferencia mun-dial se volcó al pen-samiento político de centro derecha. Son las sanas alternan-cias políticas.”

E s u n ce n t r o d e p e n s a m i e n t o c r í t i co e i nve s t i g a c i ó n d e p o l í t i ca s p ú b l i ca s, a p l i ca d a s a r e -s o l ve r l o s p r o b l e m a s d e l a c i u d a d a n í a , p r o m o v i e n d o l o s va l o r e s y p r i n c i p i o s d e l a R e p ú -b l i ca R e p r e s e n t a t i va Fe d e ra l.

Nuestras bases de I nvest igación:

* Demo cracia Cer teraEstudiar las mejores reglas elec torales rápidas, s im-ples y equitat ivas. Cuyos resultados sean centrados y representativos, contr i -buyendo a empoderar al c iudadano, potenciando la legit imidad y estabi l idad del s istema democrático. 

*Paz I nteriorPromover leyes y s istemas que permitan al Estado brindar mayor seguridad a la v ida, la l iber tad y la pro -piedad de las personas.

*Oportunidades para TodosAsegurar los benefic ios de la l iber tad para todos los

habitantes de la Argenti-na. Desplegar el potencial individual y social de las personas. L iberar las fuer-zas del trabajo y la crea-t ividad. Promover la edu-cación como herramienta fundamental para el pro -greso.

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Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com6 ANIMAL POLÍTICO NºXXII Año IV Junio 2010

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W W W . E T I C G R O U P . N E T

Por fin llegó el jubileo para las provincias. Luego de incesantes reclamos de la

comunidad internacional, desde Bono de U2 hasta el Papa Juan Pablo II y el Dalai Lama, para que la deuda de los países pobres fuera condonada, finalmente la Argentina, por obra de la magia de la diarquía en campaña, hizo lo mismo con sus provincias.

Con la intención de diluir el efec-to político de la oposición con su intento de aprobación legislativa de la coparticipación a las pro-vincias del impuesto al cheque, la Presidente tomó la iniciativa. Como de costumbre, llamó de ur-gencia a todos los gobernadores para que sentados escucharan y aplaudieran lo que ella tenía por decirles. Las provincias dejarán de pagar sus deudas a la Nación durante dos años (hasta pasadas las próximas elecciones) y luego serán reprogramadas a una tasa

del 6% anual (menor que la in-flación). Además, les serán con-donadas aquellas deudas por ATN que reciben las provincias de parte de la Nación.

Con este anuncio, no interesa si algunas han sido administradas de manera irresponsable recu-rriendo a déficits presupuesta-rios astronómicos o si otras se han convertido en un templo de

la corrupción desviando recursos públicos a los bolsillos de los po-líticos y de empresarios amigos. Tampoco importa si otras pro-vincias han sido prudentes en el gasto público cuidando que los dineros de los contribuyentes llegaran a quienes realmente los necesitan o si han hecho de la función pública un ejemplo de transparencia.

La arbitrariedad del gobierno ha puesto las cosas, una vez más, patas para arriba. ¿Qué clase de

ejemplo es el que se ha queri-do dar con esta medida? ¿Cuál es el sistema de premios y cas-tigos? Claramente, los incenti-vos han sido puestos al revés. El jubileo de las provincias en-deudadas ha resultado en exce-lente espaldarazo para que sus gobernadores irresponsables –o corruptos vuelvan a incurrir en estas prácticas con la certeza de que en el futuro volverán a tener otra oportunidad de ser perdo-nados. Por el otro lado, ¿qué se puede esperar de los gobiernos prudentes? Seguramente se sentirán frustrados al saber que su esfuerzo y el de sus votantes han sido en vano. ¿Volverían a hacerlo de nuevo o, al revés, se

sentirán tentados de imitar a los irresponsables y corruptos?

Necesitamos poner los incenti-vos nuevamente en su lugar. La sociedad demanda reglas de jue-go claras. Los políticos también deben estar sujetos a un sistema que premie y castigue confor-me sea su comportamiento. Los ciudadanos debemos someter a nuestros gobernantes a rendir cuentas de lo que hacen. Es evi-dente que cada dos años cuando hay elecciones no alcanza. Llegó la hora de que todos participe-mos en forma cotidiana en la re-cuperación de la “cosa pública”.

POR FIN LLEGÓ EL JUBILEO

escribe Juan Pablo Aita Tagle*

“Los políticos también deben estar sujetos a un sistema que premie y castigue conforme sea su comportamiento.”

* MSc in Development Management, London School of Economics - Foro Republicano.

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Mucho de lo que nos pasa tiene que ver con lo que hacemos, o dejamos de hacer. La clásica explicación del destino o de

la mala fortuna ya no resulta suficiente. Los regí-menes que padecemos, los sistemas que parecen aplastarnos, en realidad solo son la predecible consecuencia que surge de nuestras propias ac-ciones y omisiones. Los que pretenden decidir por nosotros no son ni mejores, ni peores. Solo se trata de gente común, pero que ha entendido la dinámica sociológica mucho mejor que el resto. Ellos saben que frente a su determinación y osadía, esta la apatía de los más y el temor del resto de la sociedad. Siguen avanzando sin miramientos, porque saben que del otro lado, los espera la abulia, la pereza y la queja inconducente de la retórica descartable. Mientras muchos cacarean, los detentadores del poder acometen sin vacilar, con los objetivos cla-ros y un plan que se cumple paso a paso. Y no es que tengan razón, ni siquiera que sus fines sean los adecuados. Solo se trata de personajes que han entendido mejor los sucesos de estos tiempos y que hacen uso (y abuso) de ese esquema que les resulta funcionalmente conveniente. El compor-tamiento del resto de la comunidad, no hace más que abonar a sus propósitos y facilitarles el logro de lo que se han planteado. Muchos individuos dicen no interesarse por la po-lítica, ni por nada que tenga que ver con ello. Tal vez creen que no les impactará de modo alguno, y hasta se enorgullecen de su indiferencia como si esta fuera una virtud de la cual ufanarse. Algunos dicen que les preocupa, pero que sus múltiples ac-tividades les impiden asig-narle tiempo, mientras que otros aducen que se anima-rían, pero que tienen temor a las represalias del poder. Los más, solo acumulan excusas para justificarse y mantenerse allí en el cáli-do ámbito de sus propias comodidades. El rol de víc-timas de los políticos, de la cultura, de las corporacio-nes y de nuestra propia so-ciedad, no nos queda nada bien. Es en definitiva una muy simplista interpretación de la realidad, plagada de una excesiva benevolencia para con nosotros mismos. Se trata de una mirada poco au-tocrítica, sobre la parte que nos toca en suerte y las responsabilidades que se derivan de ella. Y no es que todos debieran dedicarse a la políti-ca, tal cual la concibe la mayoría. Porque no solo es política esa actividad que tiene que ver con los partidos, las elecciones y el sistema democrático tradicional. Es mucho más simple y cotidiano al mismo tiempo. Cada uno de nosotros participa de algún modo en diversos ámbitos. En el trabajo, como parte de una actividad empresaria, profesional, o esa que proviene del ejercicio de un oficio o empleo. Todas ellas suponen algún grado de interrelación que nos vincula con colegas, clientes o provedo-res. De uno u otro modo, estamos conectados y eso en sí mismo genera un compromiso, al me-nos sectorial. La vida en comunidad, la del barrio, la del club, la del credo religioso o cualquier otro espacio donde compartimos con otros ciudada-nos algo en común, es solo otra muestra más de lo tanto que nos necesitamos.

Nuestra falta de involucramiento en entornos has-ta domésticos, nos ha colocado en la situación presente. Tenemos lo que tenemos, porque hace-mos lo que hacemos. Las justificaciones están a la orden del día. Seguramente abundarán las expli-caciones más o menos convincentes que respal-dan nuestro propio letargo e inacción. Ellos, los que entienden la partitura, la músi-ca de este concierto, quienes asumen el poder como parte inseparable de sus vidas cotidia-nas, siguen ejerciendo el mando como si nada

hubiera cambiado, ante nuestra timorata complacencia ciuda-dana. Los que se escudan en el miedo, siguen cons-truyendo un fantas-ma que funciona casi como un espejo. Es que el temor paraliza y vuelve a los humanos las más dóciles criatu-ras del Universo. Los pueblos que ejercen

estas prácticas, han logrado altísimos niveles de sumisión popular. Ese recorrido, en estos tiempos, ya no viene de la mano de las revoluciones violen-tas, sino de las consecutivas batallas perdidas por la libertad. El “supra argumento” del bien común, se ha cons-tituido en la herramienta mas efectiva para anular las libertades individuales una a una. Viene siendo el camino elegido por los perversos de siempre que pretenden conducirnos plácidamente hacia el totalitarismo.

Nuestro continente recorre lenta pero decidida-mente ese sendero, el de suprimir las libertades progresivamente. Ese proceso está orientado por inescrupulosos, pero inteligentes líderes que in-terpretan acabadamente la mecánica con la que funciona una sociedad rodeada de prejuicios, falsas creencias y viejos paradigmas. El mayor de ellos, el temor al poder, el miedo a la represalia, la cobardía frente a la venganza. Ellos lo saben y juegan con atemorizar, con asus-tar, con confrontar hasta el punto de disponer de sus propios escuadrones de milicias civiles violen-tas, capaces de intimidar con la fuerza física y sus modernas técnicas disuasivas, a los más audaces. De ese modo, pretenden mantener disciplinada a una sociedad que no debe dar pasos para que-darse allí, siempre a mitad de camino, masticando bronca y destilando impotencia, pero jamás dis-puesta a dar el imprescindible paso siguiente, ese que produce el cambio tan ansiado. Ellos saben que el temor está presente y trabajan en esa línea para fortalecer esa sensación, alar-deando de los recursos disponibles. Pero la reali-dad es que ellos también tienen miedo. Algún día, cuando se hayan desnudado muchas de sus men-tiras, los ciudadanos nos despabilaremos de este largo sueño, para tomar ese coraje hoy ausente y animarnos a más. Ese día, sus ardides y hasta su supuesto poder, ya no serán suficiente. Mientras, seguirán haciendo de las suyas. Hasta tanto no despertemos y sigamos fabricando le-yendas alrededor de las temibles consecuencias que pagaremos por asumir responsabilidades cívi-cas, no podremos convertirnos en ciudadanos con mayúsculas. Pero todo esto no será gratis, porque seguiremos pagando el “precio del miedo”.

ANIMAL POLÍTICO NºXXII Año IV Junio 2010 7Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com

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EL PRECIO DEL MIEDO*escribe Alberto Medina Méndez**

“Nuestro continen-te recorre lenta pero decididamente ese sendero, el de su-primir las libertades progresivamente.”

*Publicado en el diario Época de corrientes. ** www.albertomedinamendez.com

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