ANONIMO El Poema Del Mío Cid

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Poema del Mio Cid Anónimo CANTAR PRIMERO DESTIERRO DEL CID El rey Alfonso envía al Cid para cobrar las parias del rey moro de SevillaÉste es atacado por el conde castellano García Ordóñez. El Cid, amparando al moro vasallo del rey de Castilla, vence a García Ordóñez en Cabra y le prende afrentosamente. El Cid torna a CastilIa con las parias, pero sus enemigos le indisponen con el rey. Éste destierra al Cid. 1 El Cid convoca a sus vasallos; Éstos se destierran con él. -Adiós del Cid a Vivar Por sus ojos mío Cid va tristemente llorando ; volvía atrás la cabeza y se quedaba mirándolos. Miró las puertas abiertas, los postigos sin candados, las alcándaras vacías, sin pellizones ni mantos, sin los halcones de caza ni los azores mudados. Suspiró entonces mío Cid, de pesadumbre cargado, y comenzó a hablar así, justamente mesurado: «¡Loado seas, Señor, Padre que estás en lo alto! Todo esto me han urdido mis enemigos malvados.» 2 Agüeros en el camino de Burgos Ya aguijaban los caballos, ya les soltaban las riendas. Cuando de Vivar salieron, vieron la corneja diestra , y cuando entraron en Burgos, la vieron a la siniestra. Movió mío Cid los hombros y sacudió la cabeza: «¡Albricias, dijo Álvar Fáñez, que de Castilla nos echan mas a gran honra algún día tornaremos a esta tierra!» 3 El Cid entra en Burgos Mío Cid Rodrigo Díaz en Burgos, la villa, entró; hasta sesenta pendones llevaba el Campeador; salían a verle todos, la mujer como el varón; a las ventanas la gente burgalesa se asomó

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El Poema del Mo Cid

Annimo

El poema del Mo Cid

Poema del Mio CidAnnimoCANTAR PRIMERO

DESTIERRO DEL CID

El rey Alfonso enva al Cid para cobrar las parias del rey moro de Sevillaste es atacado por el conde castellano Garca Ordez. El Cid, amparando al moro vasallo del rey de Castilla, vence a Garca Ordezen Cabra y le prende afrentosamente. El Cid torna a CastilIa con las parias, pero sus enemigos le indisponen con el rey. ste destierra al Cid.1

El Cid convoca a sus vasallos; stos se destierran con l. -Adis del Cid a VivarPor sus ojos mo Cid va tristemente llorando ;volva atrs la cabeza y se quedaba mirndolos.Mir las puertas abiertas, los postigos sin candados,las alcndaras vacas, sin pellizones ni mantos,sin los halcones de caza ni los azores mudados.Suspir entonces mo Cid, de pesadumbre cargado,y comenz a hablar as, justamente mesurado:Loado seas, Seor, Padre que ests en lo alto!Todo esto me han urdido mis enemigos malvados.2

Ageros en el camino de BurgosYa aguijaban los caballos, ya les soltaban las riendas.Cuando de Vivar salieron, vieron la corneja diestra ,y cuando entraron en Burgos, la vieron a la siniestra.Movi mo Cid los hombros y sacudi la cabeza:Albricias, dijo lvar Fez, que de Castilla nos echanmas a gran honra algn da tornaremos a esta tierra!3

El Cid entra en BurgosMo Cid Rodrigo Daz en Burgos, la villa, entr;hasta sesenta pendones llevaba el Campeador;salan a verle todos, la mujer como el varn;a las ventanas la gente burgalesa se asomcon lgrimas en los ojos, que tal era su dolor!Todas las bocas honradas decan esta razn:Oh Dios, y qu buen vasallo, si tuviese buen seor!4

Nadie hospeda al Cid. -Slo una nia le dirige la palabra para mandarle alejarse. - El Cid se ve obligado a acampar fuera de la poblacin, en la galera.De grado le albergaran, mas ninguno se arriesgaba:que el rey don Alfonso al Cid le tena grande saa.La noche anterior, a Burgos la real carta llegabacon severas prevenciones y fuertemente sellada:que a mo Cid Ruy Daz nadie le diese posada,y si alguno se la diese supiera qu le esperaba:que perdera sus bienes y los ojos de la cara,y que adems perdera salvacin de cuerpo y alma.Gran dolor tenan todas aquellas gentes cristianas;se escondan de mo Cid, no osaban decirle nada.El Campeador, entonces, se dirigi a su posada;as que lleg a la puerta, encontrsela cerrada;por temor al rey Alfonso acordaron el cerrarla,tal que si no la rompiesen, no se abrira por nada.Los que van con mo Cid con grandes voces llamaban,mas los que dentro vivan no respondan palabra.Aguij, entonces, mo Cid, hasta la puerta llegaba;sac el pie de la estribera y en la puerta golpeaba,mas no se abra la puerta, que estaba muy bien cerrada.Una nia de nueve aos frente a mo Cid se para:Cid Campeador, que en buena hora ceisteis la espada,sabed que el rey lo ha vedado, anoche lleg su cartacon severas prevenciones y fuertemente sellada.No nos atrevemos a datos asilo por nada,porque si no, perderamos nuestras haciendas y casas,y hasta poda costarnos los ojos de nuestras caras.Oh buen Cid!, en nuestro mal no habais de ganar nada;que el Creador os proteja, Cid, con sus virtudes santas.Esto la nia le dijo y se volvi hacia su casa.Ya vio el Cid que de su rey no poda esperar gracia.Parti de la puerta, entonces, por la ciudad aguijaba;llega hasta Santa Mara, y a su puerta descabalga;las rodillas hinc en tierra y de corazn rezaba.Cuando acaba su oracin, de nuevo mo Cid cabalga;sali luego por la puerta y el ro Arlanzn cruzaba.Junto a Burgos, esa villa, en el arenal acampa;manda colocar la tienda y luego all descabalga.Mo Cid Rodrigo Daz, que en buen hora ci espada ,en el arenal pos, nadie le acogi en su casa;pero en torno de l hay mucha gente que le acompaaba.As acamp mo Cid, como si fuese en montaa.Tambin ha vedado el rey que en Burgos le vendan nadade todas aquellas cosas que puedan ser de vianda:nadie osara venderle ni aun una dinerada .5

Martn Antolnez viene de Burgos a proveer de vveres al CidEl buen Martn Antolnez , el burgals ms cumplido,a mo Cid y a los suyos les provee de pan y vino:no lo compr, porque era de cuanto llev consigo;as de todo condumio bien los hubo abastecido.Agradecilo mo Cid, el Campeador cumplido,y todos los otros que van del Cid a su servicio.Habl Martn Antolnez, oiris lo que hubo dicho:Oh mo Cid Campeador, en buena hora nacido!Esta noche reposemos para emprender el camino,porque acusado ser de lo que a vos he servido,y en la clera del rey Alfonso estar incluido.Si con vos logro escapar de esta tierra sano y vivo,el rey, ms pronto o ms tarde, me ha de querer por amigo;si no, cuanto dej aqu no me ha de importar ni un higo.6

El Cid, empobrecido, acude a la astucia de Martn Antolnez. Las arcas de arenaHabl entonces mo Cid, el que en buena ci espada:Martn Antolnez, vos que tenis ardida lanza ,si yo vivo, he de doblaros, mientras pueda, la soldada!Gastado ya tengo ahora todo mi oro y mi plata;bien lo veis, buen caballero, que ya no me queda nada;necesidad de ello tengo para quienes me acompaan;a la fuerza he de buscarlo si a buenas no logro nada.Con vuestro consejo, pues, quiero construir dos arcas;las llenaremos de arena para que sean pesadas,de guadalmec cubiertas y muy bien claveteadas.7

Las arcas destinadas para obtener dinero de dos judos burgalesesLos guadalmeces rojos y los clavos bien dorados.Buscad a Raquel y Vidas , decidIes que me han privadoel poder comprar en Burgos, y que el rey me ha desterrado,y que llevarme mis bienes no puedo, pues son pesados;y emperselos quisiera por lo que fuese acordado;que se los lleven de noche y no los vean cristianos .Que me juzgue el Creador, junto con todos sus santos,que otra cosa hacer no puedo, y esto por fuerza lo hago.8

Martn Antolnez vuelve a Burgos en busca de los judosEn cumplirlo as, Martn Antolnez no se tarda;atraves toda Burgos y en la judera entraba,y por Raquel y por Vidas con gran prisa preguntaba.9

Trato de Martn Antolnez con los judos. stos van a la tienda del Cid. - Cargan con las arcas de arenaRaquel y Vidas, los dos juntos estaban entrambos,ocupados en contar cuanto llevaban ganado.Lleg Martn Antolnez y as les dijo, taimado:Cmo estis, Raquel y Vidas, mis buenos amigos caros?En secreto ahora quisiera a los dos juntos hablaros.No le hicieron esperar, los tres juntos se apartaron.Raquel y Vidas, amigos buenos, dadme vuestras manos,no me descubris jams, ni a nadie habis de contarlo.Para siempre os har ricos, y nada habr de faltaros.El Campeador, mo Cid, por las parias fue enviadoy trajo tantas riquezas para s, que le han sobrado,y slo quiso quedarse con lo que vala algo;por esto es por lo que ahora algunos le han acusado.Tiene dos arcas repletas del oro ms esmerado.Ya sabis que el rey Alfonso del reino le ha desterrado.Deja aqu sus heredades, sus casas y sus palacios.Las arcas llevar no puede, pues sera denunciado,y quiere el Campeador dejarlas en vuestras manospara que le deis por ellas algn dinero prestado.Tomad las arcas, y luego llevadlas a buen recaudo;mas antes de ello, sabed que habis de jurar entrambosque no las habis de abrir durante todo este ao.Entre s, Raquel y Vidas de esta manera se hablaron:Necesidades tenemos en todo de ganar algo.Bien sabemos que mo Cid por las parias fue enviadoy que de tierra de moros grande riqueza se trajo,y no duerme sin sospecha quien caudal tiene acuado.Estas arcas de mo Cid las tomaremos para ambos,y el tesoro meteremos donde nadie pueda hallarlo.Pero, decidnos: el Cid - con qu se ver pagadoo qu inters nos dar durante todo este ao?As Martn Antolnez les repuso, muy taimado:Mo Cid ha de querer lo que aqu sea ajustado,poco os ha de pedir por dejar sus bienes a salvo.Muchos hombres se le juntan, y todos necesitados,y para ellos precisa ahora seiscientos marcos.Dijeron Raquel y Vidas: Se los daremos de grado.Ya veis que llega la noche, el Cid est ya esperando,y necesidad tenemos que nos entreguis los marcos.Dijeron Raquel y Vidas: As no se hacen los tratos,sino primero cogiendo las prendas, y luego, dando.Dijo Martn Antolnez: Por mi parte acepto el trato.Venid, pues, y a mo Cid se lo podris contar ambos,y luego os ayudaremos, tal como hemos acordado,para acarrear las arcas hasta ponerlas a salvo,y que de ello no se enteren los moros ni los cristianos.Dijeron Raquel y Vidas: Conforme los dos estamos,y una vez aqu las arcas, tendris los seiscientos marcos.Martn Antolnez va cabalgando apresurado,con l van Raquel y Vidas, y los dos van de buen grado.No quieren pasar el puente y por el agua pasaron ,para que no les descubra en Burgos ningn cristiano.He aqu que a la tienda llegan del Campeador honrado;as como en ella entran, al Cid le besan las manos.Sonriles mo Cid y as comenzaba a hablarlos:Ay, don Raquel y don Vidas, ya me habais olvidado!Yo me marcho de esta tierra, porque el rey me ha desterrado.De todo cuanto ganare habr de tocaros algo;mientras vivis, si yo puedo, no estaris necesitados.Raquel y Vidas, al Cid vuelven a besar las manos.Martn Antolnez ya tiene el negocio ajustadode que sobre aquellas arcas le darn seiscientos marcosy que ellos las guardarn hasta que se acabe el ao;as ellos lo prometieron y as habanlo jurado,y si antes las abriesen perjuros fueran, malvados,y no les diese mo Cid de inters ni un ochavo.Dijo Martn Antolnez: Las arcas pronto llevaos.Llevadlas, Raquel y Vidas, ponedlas a buen recaudo;yo con vosotros ir para traerme los marcos,porque ha de partir el Cid antes de que cante el gallo.Al cargar las arcas, vierais cmo los dos se alegraron!,aunque muy forzudos eran, con esfuerzo las cargaron.Se gozan Raquel y Vidas en las ganancias pensando,ya que en tanto que viviesen por ricos se tienen ambos.10

Despedida de los judos y el Cid. Martn Antolnez se va con los judos a BurgosRaquel a mo Cid toma la mano para besarla.Oh Campeador, t que ceiste en buen hora espada!De Castilla ya os marchis hacia donde hay gente extraa.Cual grande es vuestra ventura, sean grandes las ganancias;una pelliza bermeja os pido, de mora traza;oh Cid, os beso la mano que en don ha de regalrmela! Plceme, dijo mo Cid, la pelliza os ser dada.Si desde all no os la envo, descontadla de las arcas.Entonces, Raquel y Vidas las dos arcas se llevaban,Martn Antolnez va con ellos, y a Burgos marchan.As con todo secreto, llegaron a su morada;extendieron una alfombra en el suelo de la cmaray sobre ella una sbana de tela de hilo muy blanca.Por primera vez cont trescientos marcos de plata;contbalos don Martn, sin pesarlos los tomaba;los otros trescientos marcos en oro se los pagaban.Cinco escuderos llev y a todos ellos cargaba.Cuando esto estuvo hecho, oiris lo que les hablaba:Ya en vuestras manos, Raquel y Vidas, estn las arcas;yo, que esto os hice ganar, bien me merezco unas calzas .11

El Cid provisto de dinero por Martn Antolnez, se dispone a marcharEntonces Raquel y Vidas entre s los dos se hablaron:Debemos darle algn don, que el negocio l ha buscado.Martn Antolnez, dicen, burgals bien afamado,en verdad lo merecis y nos place el obsequiarospara que os hagis las calzas, rica pelliza y buen manto.Os damos en donacin para ello treinta marcos;merecido lo tenis porque habis hecho este trato:porque sois el fiador de cuanto aqu hemos pactado.Lo agradeci don Martn as, y recibi los marcos;de su casa va a salir y se despide de ambos.Una vez sali de Burgos, el Arlanzn ha pasado,y se dirige a la tienda de su seor bienhadado.Recibile mo Cid abiertos entrambos brazos:Vens , Martn Antolnez, mi fiel amigo y vasallo?Pueda ver el da en que pueda pagarte con algo!Vengo, Cid Campeador, y buenas noticias traigo:para vos seiscientos marcos, y yo treinta me he ganado.Mandad recoger la tienda y con toda prisa vmonos,que en San Pedro de Cardea oigamos cantar el gallo veremos a vuestra esposa, digna y prudente hijadalgo.Acortemos vuestra estancia y de este reino salgamos;ello necesario es, porque va a expirar el plazo.12

El Cid monta a caballo y se despide de la catedral de Burgos, prometiendo mil misas al altar de la VirgenY dichas estas palabras, la tienda fue recogida.Mo Cid y sus vasallos cabalgan a toda prisa.La cara de su caballo vuelve hacia Santa Mara,alza su mano derecha y la cara se santigua:A Ti lo agradezco, Dios, que el cielo y la tierra guas;que me valgan tus auxilios, gloriosa Santa Mara!Aqu, a Castilla abandono, puesto que el rey me expatra;Quin sabe si volver en los das de mi vida!Que vuestro favor me valga, oh Gloriosa, en mi saliday que me ayude y socorra en la noche y en el da!Si as lo hicieseis, oh Virgen, y la ventura me auxilia,a vuestro altar mandar mis donaciones ms ricas;en deuda quedo con Vos de haceros cantar mil misas.13

Martn Antolnez se vuelve a la ciudadSe despidi aquel varn cumplido, de voluntad.Sueltan las riendas y empiezan los caballos a aguijar.Dijo Martn Antolnez, aquel burgals leal:Para ver a mi mujer, me volver a la ciudad,y advertir cmo en el tiempo de mi ausencia habrn de obrar.Si el rey me quita mis bienes, poco ello me ha de importar.Con vosotros estar cuando el sol quiera rayar.14

El Cid va a Cardea a despedirse de su familiaDon Martn retorna a Burgos, y mo Cid se marcha San Pedro de Cardea, apretando el espoln,con los dems caballeros que srvenle a su favor.Aprisa cantan los gallos, quieren quebrar el albor;cuando Reg al monasterio el buen Cid Campeador,estaba el abad don Sancho , cristiano del Creador,rezando ya los maitines mientras apunta el albor.Y estaba doa Jimena con cinco damas de pro,rogando a San Pedro Apstol y al divino Creador:T, que eres de todos gua, ampara al Campeador!15

Los monjes de Cardea reciben al Cid. Jimena y sus hijas llegan ante el desterradoCuando a la puerta llamaran, de la nueva se enteraron;Dios, y qu alegre se puso aquel buen abad don Sancho!Con luces y con candelas salieron todos al patio,y con gran gozo reciben a mo Cid bienhadado:Gracias a Dios, mo Cid, dijo as el abad don Sancho;pues que al fin os veo bajo de mi custodia hospedado.Dijo entonces mo Cid Campeador, el bienhadado:Gracias a vos; satisfecho estoy de veros, don Sancho;yo preparar el condumio para m y mis vasallos;al marcharme de esta tierra os dar cincuenta marcos,y si an vivo ms tiempo, os los he de dar doblados.No quiero que el monasterio por los mos haga gasto;para mi esposa Jimena hoy os entrego cien marcos;a ella como a sus hijas y damas servid hogao.Dos hijas os dejo nias, tomadlas en vuestros brazos;a vos os las encomiendo desde ahora, abad don Sancho;de ellas y de mi mujer habris de tener cuidado.Si se acabara el dinero o necesitaren algo,entregadles cuanto pidan, buen abad, as os lo mando;por un marco que gastis, dar al monasterio cuatro.As lo promete hacer el abad de muy buen grado.He aqu que doa Jimena con sus hijas va llegando;sendas damas las traan recostadas en sus brazos.Ante el Cid doa Jimena hinc sus hinojos ambos,con lgrimas en los ojos, le quiso besar las manos:Merced os pido, le dice, Campeador bienhadado!Por calumnias de malsines de esta tierra sois echado.16

Jimena lamenta el desamparo en que queda la niez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamenteMerced os pedimos, Cid, el de la barba crecida!Heme ahora ante vos, y conmigo vuestras hijas,de tan poca edad las dos y tan nias todava,y con nosotras las damas por las que somos servidas.Ya veo, Campeador, que vais a emprender la iday habremos de separarnos los dos aun estando en vida.Dadnos ya vuestro consejo, oh Cid, por Santa Mara!Las dos manos alarg el de la barba bellida y cogi con sus dos brazos con amor a sus dos hijas:las acerc al corazn, porque mucho las quera.Con lgrimas en los ojos muy fuertemente suspira:Oh doa Jimena, esposa tan honrada y tan cumplida,a vos os quise, mujer, igual como al alma ma!Ya veis que preciso es el separarnos en vida;yo he de partir, mientras vos os quedaris en Castilla.Plegue a Dios, y as tambin le plegue a Santa Mara,que yo case por mis manos, algn da, a nuestras hijas,y que para tal ventura gozar se alarguen mis das,y vos, mi mujer honrada, por m habis de ser servida!17

Un centenar de castellanos se juntan en Burgos para irse con el CidGrande comida le hacen al buen Cid Campeador.Taen todas las campanas en San Pedro a gran clamor.Por toda Castilla va extendindose el pregn:cmo se va de la tierra mo Cid Campeador;unos dejaban sus casas, los otros su posesin.En aquel da en el puente que hay sobre el ro Arlanzn,ciento quince caballeros todos reunidos son,preguntando dnde est mo Cid Campeador;Martn Antolnez, que vuelve, a ellos se junt,y vanse a San Pedro, donde est el que en buena naci.18

Los cien castellanos llegan a Cardea y se hacen vasallos del Cid. ste dispone seguir su camino por la maana. - Los maitines en Cardea. - Oracin de Jimena. - Adis del Cid a su familia. ltimos encargos al abad de Cardea. - El Cid camina al destierro; hace noche despus de pasar el DueroCuando supo mo Cid Campeador el de Vivarcul crece su compaa de guerreros ms y ms,cabalgando muy de prisa, a recibirlos se va;volvi a sonrer el Cid cuando ante su vista estn;todos llegan, y las manos del Cid se van a besar.Habl entonces mo Cid con su mejor voluntad:Yo ruego a nuestro Seor y Padre espiritual,que a los que por m dejis las casas y la heredad,antes que yo muera, un da os pueda recompensar;y cuanto hoy perdis, doblado un da podis cobrar.Plugo a mo Cid el ver sus mesnadas aumentar,y plugo a todos los otros que al destierro con l van.Del Plazo acordado, seis das han pasado ya,tres das slo les quedan para el plazo terminar.Mand el rey a mo Cid Campeador vigilar:ni por oro ni por plata le dejasen escapar.El da ya va saliendo, la noche quera entrar,y a sus buenos caballeros el Cid los mand juntar:Od, les dice, varones, esto no os cause pesar;poco tengo, pero quiero a todos su parte dar.Tened muy presente, pues, lo que ahora os voy a mandar:tan pronto como amanezca y el gallo quiera cantar,no os retrasis y mandad los caballos ensillar;en San Pedro a los maitines el buen abad tocar,y la misa dir luego de la Santa Trinidad ,y una vez la misa dicha, habremos de cabalgar,porque el plazo ya se acerca y mucho hay que caminar.Como lo mand mo Cid, sus vasallos cumplirn.Ya va pasando la noche, viene la maana ya;cuando los segundos gallos cantan, pnense a ensillar.Tae apresuradamente a maitines el abad;mo Cid y su mujer hacia la iglesia se van.Echse doa Jimena en las gradas del altar,rogndole al Creador lo mejor que sabe y ms,para que al Campeador le guarde el Seor de mal:A Ti, mi Seor glorioso, Padre que en el cielo ests,que hiciste el cielo y la tierra y el da tercero el mar;las estrellas y la luna y el sol para calentar,y te encarnaste en el seno de una Madre virginal,y que naciste en Beln, segn fue tu voluntad,donde te glorificaron pastores en su cantar,y tres reyes de la Arabia te vinieron a adorar,que se llamaron Melchor y Gaspar y Baltasar,para ofrecerte oro y mirra con toda su voluntad;T que a Jons lo salvaste cuando se cay en el mar,y a Daniel de los leones tambin quisiste salvar,como salvaste, all en Roma, lo mismo a San Sebastin,salvaste a Santa Susana del falsario criminal,y por la tierra quisiste treinta y dos aos andarmostrndonos tus milagros que tanto dieron que hablar:hiciste vino del agua y de piedra hiciste pan,y resucitaste a Lzaro porque fue tu voluntady por los judos malos te dejaste all apresaren el monte, y en el Glgota te hicieron crucificar,y dos ladrones contigo en sendas partes estn,el uno fue al Paraso, mas el otro no fue all;y estando en la cruz hiciste un portento sin igual:Longinos, que estaba ciego, que no vio la luz jams,dio con su lanza en tu pecho, del que sangre hizo brotar,que por el asta haca abajo lleg sus manos a untary alzndolas hacia arriba, con ella toc su faz,abri sus ojos y a todas partes se puso a mirar;y en Ti crey desde entonces quedando salvo de mal.Del sepulcro, a los tres das, pudiste resucitar;descendiste a los infiernos, como fue tu voluntad,y quebrantaste las puertas para los santos sacar.T, que eres Rey de los reyes y eres Padre universal,a Ti adoro y en Ti creo con toda mi voluntad,y ruego a San Pedro Apstol que a m me ayude a implorarpara que al Cid Campeador Dios le preserve de mal.Y como hoy nos separamos, nos volvamos a juntar.La oracin, una vez hecha, la misa acabada est;salieron todos del templo; prepranse a cabalgar.El Cid a doa Jimena un abrazo le fue a dary doa Jimena al Cid la mano le va a besar,con lgrimas en los ojos, que slo saben llorar.Y l a las nias, con pena, tornbalas a mirar:Al Seor os encomiendo, al Padre espiritual;nos separamos, quin sabe si nos podremos juntar!Lloraban todos los ojos, nunca se vio llanto igual;como la ua de la carne separndose as van.Mo Cid con sus vasallos se dispuso a cabalgar;cuando a caminar comienza, la cabeza vuelve atrs.A esta sazn, Minaya lvar Fez quiso hablar:Cid, en buen hora nacido, vuestro arrojo dnde est?Pensemos en nuestra marcha, esto dejmoslo estar.Que todos los duelos de hoy en gozos se tornarn:y Dios, que nos dio las almas, su remedio nos dar.Al abad don Sancho torna de nuevo a recomendarque sirva a doa Jimena y a sus hijas que all estn,como tambin a las damas que acompandolas van;y que sepa que por ello buen galardn obtendr.Cuando tornaba don Sancho, lvar Fez le fue a hablar:Si veis venir a ms gentes buscndonos, buen abad,decid que el rastro nos sigan y emprendan el caminar,porque en yermo o en poblado bien nos podrn alcanzar.Sueltan entonces las riendas, empezando a cabalgar,que el plazo para salir del reino se acaba ya.Mo Cid lleg a la noche hasta Espinazo de Can.Muchas gentes, esa noche, se le fueron a juntar.Otro da, de maana, comienzan a cabalgar,Saliendo ya de su tierra el Campeador leal;San Esteban deja a un lado, aquella buena ciudad,y pasa por Alcubilla, que de Castilla es fin ya;la calzada de Quinea bala ya a traspasar;por Navapalos, el ro Duero van a atravesar,hasta Figueruela donde mo Cid mand posar.Y de todas partes, gentes acogindosele van.19

ltima noche que el Cid duerme en Castilla. Un ngel consuela al desterradoA dormir se ech mo Cid cuando la noche lleg;sueo tan dulce le vino que en seguida se durmi.El Arcngel San Gabriel se le apareci en visin y le dijo:Cabalgad, oh buen Cid Campeador,que nunca con tanta suerte cabalg ningn varn;mientras vivas en la tierra os proteger el Seor.Cuando se despert el Cid, la cara se santigu.20

El Cid acampa en la frontera de CastillaSe persignaba la cara y a Dios se fue a encomendar;y muy contento se encuentra del sueo que fue a soar.Otro da, de maana, empiezan a cabalgar;es da postrer del plazo, sabed que no quedan ms.Hacia la sierra de Miedes se marchan a descansar,al lado diestro de Atienza que es tierra de moros ya.21

Recuento de las gentes del CidTodava era de da, no se haba puesto el sol,cuando revistar sus gentes orden el Campeador:sin contar a los infantes, que todos valientes son,cont hasta trescientas lanzas, cada cual con su pendn.22

El Cid entra en el reino moro de Toledo, tributario del rey AlfonsoTemprano dad la cebada, y Dios os quiera salvar!El que quisiere, que coma, y aquel que no, a cabalgar.Pasaremos hoy la sierra, que muy escabrosa est,y el reino del rey Alfonso lo dejaremos atrs.Despus, aquel que nos busque, hallarnos presto podr.De noche pasan la sierra, la maana llega ya,y por la loma hacia abajo empiezan a caminar.En medio de una montaa maravillosa y selvalhizo acampar mo Cid y a las bestias pienso dar.Djoles a todos cmo ha pensado trasnochar y todos,buenos vasallos, lo aceptan de voluntad,pues lo que manda el seor dispuestos a hacer estn.Antes que la noche llegue comienzan a cabalgar;lo hace el Cid para que as nadie sepa adnde va.Toda la noche anduvieron sin pararse a descansar.Donde dicen Castejn, que en el Henares est,mo Cid una celada se dispuso a preparar.23

Plan de campaa. - Castejn cae en poder del Cid por sorpresa. Algara contra Alcal.Toda la noche mo Cid se la pas en la celada,como as le aconsej lvar Fez de Minaya:Cid Campeador, que en buena hora ceisteis la espada!Vos, con ciento de estos hombres que van en nuestra compaa,ya que a Castejn tenemos tendida buena celada,quedaos aqu, teniendo esas gentes a la zaga;a m entregadme doscientos para atacar en vanguardia,y con Dios y nuestra suerte haremos buena ganancia.Dijo el Cid Campeador: Muy bien hablasteis, Minaya;vos, con los doscientos hombres, marchad, pues, a la vanguardia.All vayan lvar lvarez y Salvadrez, sin falta,tambin Galindo Garca, que es una aguerrida lanza,todos buenos caballeros que acompaen a Minaya.Con intrepidez corred; por miedo no dejis nada.Marchad por Hita hacia abajo, llegando a Guadalajara,y hasta la misma Alcal, avancen vuestras vanguardias,y de vuestras correras asegurad las ganancias,pues por el miedo a los moros no habis de dejaros nada.Yo, con los cien que me quedan, formar la retaguardiacustodiando a Castejn, que un abrigo nos depara.Si algn peligro corris en las puntas de vanguardia,enviadme vuestro aviso, puesto que estar a la zaga.Del socorro que os enve, habr de hablar toda Espaa.Nombrados son los guerreros que han de formar en vanguardiay los que con mo Cid quedarn en retaguardia.Ya se quiebran los albores, va llegando la maana,sala ya el sol, oh Dios, y qu hermoso despuntaba!En Castejn todos ya de la cama se levantan,abren las puertas y van a sus labores diarias,camino de sus faenas a las tierras de labranza.Todos salieron, las puertas abiertas se las dejaban;muy poca gente en el pueblo de Castejn se quedaba;las gentes por fuera todas se encuentran diseminadas.El Campeador, entonces, salise de la emboscaday rode a Castejn, que despoblado se hallaba.Moros y moras que al paso vea, los apresaba,as como a los ganados que alrededor pasturaban.Mo Cid Rodrigo Daz a la puerta se encaraba;los que all estn, cuando vieron que tanta gente llegaba,tuvieron miedo y dejaron la puerta desamparada.Entonces, mo Cid Ruy Daz por la puerta abierta entraba;en la mano valerosa desnuda lleva la espada,dando muerte a quince moros de cuantos al paso hallara.As a Castejn gan con todo el oro y la plata.Ya llegan sus caballeros cargados con la ganancia,y la dan a mo Cid, que no lo apreciaba en nada.He aqu los doscientos tres hombres que van en vanguardia,que por la tierra se extienden, corrindola y saquendola,hasta llevar a Alcal la seera de Minaya;y desde all, otros regresan cargados con la ganancia,por el Henares arriba buscando a Guadalajara.De la correra traen muy abundantes ganancias,muchos ganados de ovejas as como muchas vacas;tambin traen muchas ropas y otras riquezas sin tasa.Enarbolada a los vientos va la ensea de Minaya;sin que ninguno se atreva a atacarlos por la espalda.Con el cobrado botn tornaban los de vanguardia;helos all en Castejn, donde mo Cid estaba.El castillo custodiado dej, y a esperarlos marcharodeado de las gentes que componen su mesnada,y con los brazos abiertos va a recibir a Minaya:Vens aqu ya, lvar Fez el de la valiente lanza?Cuando os envi, bien puse en vos toda mi esperanza.Vuestro botn con el mo juntemos; de la gananciaos dar la quinta parte, si as lo queris, Minaya.24

Minaya no acepta parte alguna en el botn y hace un voto solemne Mucho os lo agradezco, Cid, Campeador afamado.De este quinto que me dais en el botn alcanzado,bien pagado quedara hasta Alfonso el Castellano.Mas yo admitirlo no quiero y los dos en paz quedamos.Desde aqu yo le prometo a Dios, que est all en lo alto,que hasta que yo no me harte, montado en mi buen caballo,de luchar contra los moros y vencerlos en el campo,bien empleando la lanza o con la espada en la mano,y no vea chorrear sangre por mi codo abajo,ante vos, Rodrigo Daz, luchador tan afamado,no habr de aceptar de vos ni un solo dinero malo,pues por m lo he de tomar si creo que gano algo ;mientras, todo lo de ahora yo lo dejo en vuestras manos.25

El Cid vende su quinto a los moros. No quiere lidiar con el rey AlfonsoLas ganancias adquiridas quedaron all juntadas.Diose cuenta mo Cid, que en buen hora ci espada,que del rey Alfonso pronto llegara gente armadaque le buscara dao para l y sus mesnadas.Mand repartir el Cid todo aquel botn, sin falta,y orden a sus quioneros que a todos diesen la carta.Sus caballeros comienzan a cobrar ya su soldada,y a cada uno de ellos tocan cien marcos de platay a los peones les toca de ello la mitad exacta;la quinta parte tan slo a mo Cid le quedaba.Aqu no puede venderla a nadie ni regalarla;ni cautivos ni cautivas quiso llevarse en compaa.Habl a los de Castejn y envi a Guadalajaray a Hita para saber por cunto se la compraban,aunque por lo que le diesen alcanzasen gran ganancia.Ofrecironle los moros sus tres mil marcos de plata.Plugo a mo Cid la oferta que los moros le enviaban,y al tercer da le dieron lo ofrecido al Cid, sin falta.Pens entonces mo Cid que ni l ni sus mesnadasen castillo tan pequeo podan tener morada,y que si lo defendan se quedaran sin agua. Aqu Minaya no acepta el ofrecimiento del Cid, no por orgullo,sino por creer que no tiene valor suficiente su accin. , repartidores del botn de guerra.Los moros ya estn en paz y ya selladas las cartas;a buscarnos vendr el rey Alfonso con su mesnada.Dejar quiero a Castejn, odme todos, Minaya.26

El Cid marcha a tierras de Zaragoza, dependientes del rey moro de ValenciaEsto que a deciros voy no habris de tenerlo a mal:en Castejn por ms tiempo no nos podemos quedar;est cerca el rey Alfonso y a buscarnos nos vendr.Mas el castillo no quiero derribarlo, lo he de dar,y a cien moros y a cien moras quiero darles libertad,y as por lo que les tomo no podrn de m hablar mal.Todos habis ya cobrado, nadie queda por cobrar.Maana al amanecer, otra vez a cabalgar,que con Alfonso, mi rey, yo no quisiera luchar.Cuanto dijo mo Cid a todos los plugo asaz.Del castillo que tomaron todos muy ricos se van,y los moros y las moras ya bendicindole estn.Mrchanse Henares arriba, cuanto pueden caminar,las Alcarrias han pasado y ms adelante van,y por las Cuevas de Anguita van pasando ms all,y atravesando las aguas van al Campo de Taranz,por esas tierras abajo cuanto pueden caminar.Entre Ariza y Cetina mo Cid se va a albergar.Grandes ganancias tomaba por las tierras donde va,no pueden saber los moros la intencin que llevar.Otro da, levantse mo Cid el de Vivary pas Alhama, la Hoz y hacia ms abajo va;pas Bubierca y Ateca, que ms adelante estn,y sobre Alcocer, el Cid Rodrigo fue a descansaren un otero redondo, en donde orden acampar;cerca est el Jaln, y el agua no les podan quitar.Mo Cid Rodrigo as a Alcocer piensa ganar.27

El Cid acampa sobre AlcocerBien puebla todo el otero y all las tiendas levanta,las unas contra la sierra, las otras contra las aguas.El buen Cid Campeador, que en buen hora ci espada,alrededor del otero y muy cerca ya del agua,a todos sus mesnaderos mand cavar una crcavapara que de da o de noche no les hiciesen celaday que supiesen que el Cid con los suyos all estaba.28

Temor de los morosPor todas aquellas tierras va la noticia volandode que el Cid Campeador all habase acampado,que lleg a tierra de moros y dej la de cristianos;los campos de alrededor no se atreven a labrarlos.Alegrando se va el Cid, lo mismo que sus vasallos;el castillo de Alcocer lo harn pronto tributario.29

El Campeador toma a Alcocer mediante un ardidLos de Alcocer, a mo Cid ya le pagaban las pariasy los de Ateca y Terrer al igual se las pagaban;a los de Calatayud, sabed que esto les pesaba.All estuvo mo Cid cumplidas quince semanas.Cuando vio el Campeador que Alcocer no se entregaba,intent un ardid de guerra que practic sin tardanza:dej una tienda tan slo, mand las otras quitarlasy se fue Jaln abajo con la ensea desplegada,con las lorigas vestidas y ceidas las espadas,para con esa cautela prepararles la celada.Vindolo los de Alcocer, Dios, y cmo se alababan!A las tropas de mo Cid falta el pan y la cebada.Todas las tiendas se llevan; una sola queda alzada.Cual si huyese a la derrota, el Cid a escape se marcha;si le asaltamos ahora, haremos grande ganancia,antes que los de Terrer pudieran reconquistarla,y si ellos antes la toman, no habran de darnos nada;las parias que l ha cobrado nos devolver dobladas.Salironse de Alcocer con precipitada marcha.El Cid, cuando los vio fuera, sali como a desbandada.Y por el jaln abajo con los suyos cabalgaba.Decan los de Alcocer: Ya se nos va la ganancia!Y los grandes y los chicos a salir se apresuraban,y tan gran codicia tienen que otra cosa no pensabandejando abiertas las puertas, por ninguno custodiadas.El buen Cid Campeador hacia atrs volvi la cara;vio que entre ellos y el castillo quedaba mucha distancia,manda volver la bandera y aguijar tambin les manda:HeridIos, mis caballeros, sin temor, con vuestras lanzas,que, con la merced de Dios, nuestra ser la ganancia!Revueltos andan con ellos por toda aquella llanada.Dios, y qu grande fue el gozo de todos esa maana!Mo Cid y lvar Fez delante de todos marchan;tienen muy buenos caballos y a su antojo galopaban,entre ellos y el castillo acortando la distancia.Y los del Cid, sin piedad, a los moros atacaban,y en un reducido espacio a trescientos moros matan.Dando grandes alaridos los que haba en la celada,hacia delante salan, hacia el castillo tornabany con las armas desnudas a la puerta se paraban.Pronto llegaron los suyos y se gan la batalla.El Cid conquist el castillo de Alcocer por esta maa.30

La sea del Cid ondea sobre AlcocerPero Bermdez lleg con la bandera en la mano,y la plant en el castillo conquistado, en lo ms alto.Habl mo Cid Ruy Daz, el caballero esforzado:Gracias a Dios de los cielos, gracias a todos sus santos:alojaremos mejor a jinetes y a caballos.31

Clemencia del Cid con los morosOdme, pues, lvar Fez, y todos los caballeros:Al tomar este castillo, grande botn hemos hecho;los moros muertos estn, muy pocos con vida veo.Estos moros y estas moras venderlos no los podremos;con degollarlos a todos poca cosa ganaremos;mas ya que los dueos somos, acojmoslos adentro;viviremos en su casas y de ellos nos serviremos.32

El rey de Valencia quiere recobrar a Alcocer. -Envaun ejrcito contra el CidMo Cid con la ganancia hecha, en Alcocer est;hizo enviar por la tienda que plantada qued all.Mucho pesa a los de Ateca y a los de Terrer an ms,y a los de Calatayud, sabed, pesndoles va.Al rey de Valencia quieren sus mensajes enviar:que uno a quien llaman mo Cid, Ruy Daz de Vivar,enojado el rey Alfonso, de su tierra echado est,y fue a acampar a Alcocer, bien defendido lugar,al que tendiendo celada, logr el castillo ganar:y si no se les ayuda Ateca y Terrer caern,perder a Calatayud, que no se podr salvar,por la orilla del Jaln, todo habr de seguir mal.y al otro lado, Jiloca lo mismo se perder.Cuando lo oy el rey Tamn sinti de veras pesar:Tres buenos emires veo que en derredor de m estn;dos de ellos, sin demorarlo, habrn de irse hacia allcon tres mil moros armados con armas de pelear.Los que hubiese en la frontera de refuerzo servirn;prended vivo a ese cristiano y conducdmelo ac;ya que se meti en mi tierra, tributo me habr de dar.Los tres mil moros cabalgan, su paso aceleran ya,y aquella noche en Segorbe llegaron a descansar.A la maana siguiente, emprenden su cabalgary por la noche llegaron hasta Cella a pernoctar.A los que hay en la frontera los envan a llamar;no se detienen y vense de todas partes llegar.Salieron, despus, de Cella, la que llaman de Canal;anduvieron todo el da sin pararse a descansar,y a Calatayud llegaron, por la noche, a reposar.Por todas aquellas tierras hacen pregones lanzar,y gentes de todas partes se les vienen a juntar.Los emires Galib y Hariz, que al frente de todos van,al buen Cid Campeador a Alcocer van a cercar.33

Hariz y Galib cercan al Cid en AlcocerPlantan las tiendas en tierra preparando la campaa;sus fuerzas van aumentando, ya tienen gente sobrada.Los centinelas que ponen los moros, ya se destacan,y ni de noche y de da se desnudan de sus armas;muchos son los centinelas y mucha la gente armada.A mo Cid y a los suyos, logran cortarles el agua.Las mesnadas de mo Cid quieren presentar batalla;el que en buena hora naci firmemente lo vedaba.As tuvieron cercado al Cid ms de tres semanas.34

Consejo del Cid con los suyos. - Preparativos secretos. - El Cid sale a batalla campal contra Hariz y Galib. - Pero Bermdez hiere los primeros golpesAl cabo de tres semanas, cuando la cuarta va a entrar,mo Cid con sus guerreros consejo va a celebrar:El agua nos han quitado, nos puede faltar el pan,escaparnos por la noche no nos lo consentirn;muy grandes sus fuerzas son para con ellos luchar;decidme, pues, caballeros, qu resolucin tomar.Habl primero Minaya, caballero de fiar:De Castilla la gentil nos desterraron ac;si con moros no luchamos, no ganaremos el pan.Bien llegamos a seiscientos, y acaso seamos ms;en nombre del Creador, ya no podemos optar;presentmosles batalla maana al alborear.Djole el Campeador: As quiero orte hablar;as te honras, Minaya, como era de esperar.A los moros y a las moras los manda desalojar,para que ninguno sepa lo que en secreto va a hablar.Durante el da y la noche comienzan a prepararla salida; al otro da, cuando el sol quiere apuntar,armado est mo Cid y cuantos con l estn;y as comenz a decir, como ahora oiris contar:Salgamos todos afuera, nadie aqu debe quedar;sino slo dos personas que la puerta han de guardar;si morimos en el campo, aqu ya nos entrarn;si ganamos la batalla, mucho habremos de ganar.Y vos, buen Pero Bermdez, la ensea ma tomad,como sois de verdad bueno la tendris con lealtad,pero no os adelantis si no me lo os mandar.Al Cid le bes la mano y la ensea fue a tomar.Abren las puertas y fuera del castillo salen ya.Vironlo los centinelas y hacia sus huestes se van.Qu prisa se dan los moros! Van las armas a empuar;el ruido de los tambores la tierra quiere quebrar;vierais armarse a los moros para pronto pelear.Al frente de todos ellos dos enseas grandes van,y los pendones mezclados, quin los podra contar?Los pelotones de moros su avance comienzan yapara llegar frente al Cid y a los suyos atacar.Quietas, mesnadas, les dice el Cid, en este lugar,no se separe ninguno hasta ormelo mandar.Aquel buen Pero Bermdez ya no se puede aguantar;la ensea lleva en la mano y comienza a espolear:Que Dios Creador nos valga, Cid Campeador leal!En medio del enemigo voy vuestra ensea a clavar;los que a ella estn obligados ya me la defendern.Djole el Campeador: No lo hagis, por caridad!Repuso Pero Bermdez: Dejar de ser no podr.Espole su caballo y a los moros fue a buscar.Ya los moros le esperaban para la ensea ganar;y aunque le dan grandes golpes no le pueden derribar.Y as dijo mo Cid: Valedle, por caridad!35

Los del Cid acometen para socorrer a Pero BermdezEmbrazan ya los escudos delante del coraznbajan las lanzas en ristre envueltas con el pendn,inclinan todas las caras por encima del arzny arrancan a combatir con ardido corazn.A grandes voces les dice el que en buen hora naci:Heridlos, mis caballeros, por amor del Creador!Yo soy Ruy Daz, el Cid, de Vivar Campeador.Todos van sobre la fila donde Bermdez entr.Trescientas lanzas seran, todas llevaban pendn;cada jinete cristiano a otro moro derrib,y a la vuelta , otros trescientos muertos en el campo son.36

Destrozan las haces enemigasVierais all tantas lanzas todas subir y bajar,y vierais tantas adargas horadar y traspasar;tantas lorigas romperse y sus mallas quebrantary tantos pendones blancos rojos de sangre quedar,y tantos buenos caballos sin sus jinetes marchar.A Mahoma y a Santiago claman unos y otros ya.Y por los campos caan tendidos en el lugarde la batalla, los moros, unos mil trescientos ya.37

Mencin de los principales caballeros cristianosQu bien estaba luchando sobre su exornado arznmo Cid Rodrigo Daz, ese buen Campeador!Con l Minaya lvar Fez, el que Zorita mand,el buen Martn Antolnez, aquel burgals de pro;Muo Gustioz que del Cid fuera el criado mejor;Martn Muoz el que un da mandara en Montemayor.lvar Salvadrez y tambin lvar Alvaroz,y el buen Galindo Garca, caballero de Aragn;y Flez Muoz, sobrino que era del Cid Campeador .Adems de los citados, todos cuantos all sonvan a socorrer la ensea, y a mo Cid Campeador.38

Minaya en peligro. - El Cid hiere a HarizAl buen Minaya lvar Fez le mataron el caballoy en su ayuda corren prestas las mesnadas de cristianos.La lanza tiene quebrada y a la espada meti mano,y aunque a pie lucha Minaya certeros golpes va dando.Vilo mo, Cid Ruy Daz de Vivar el Castellanoy acercse a un alguacil, que tena buen caballoy diole un tajo de espada certero con diestro brazoque le cort por el talle y echlo en medio del campo.Y al buen Minaya lvar Fez le fue a ofrecer el caballo:Cabalgad, Minaya, en l, ya que sois mi diestro brazo.Hoy de todo vuestro esfuerzo me encuentro necesitado;muy firmes estn los moros, aun no me dejan el campo,y es menester que, al final, firmes les acometamos.Cabalg entonces Minaya, ya con la espada en la mano,por entre las fuerzas moras fuertemente peleando.A los que logra alcanzar, la vida les va quitando.Mo Cid Rodrigo Daz, Campeador bienhadado,al emir Hariz tres golpes con su mandoble le ha dado;le fallan los dos primeros, slo el tercero ha acertadoy por la loriga abajo la sangre va chorreando;el emir volvi la rienda para escaparse del campo.Y por aquel golpe, el Cid la victoria hubo alcanzado.39

Galib herido y los moros derrotadosEl buen Martn Antolnez tan gran tajo le dio a Galib,que los carbunclos del yelmo dejlos sueltos aparte,atraves con la lanza el yelmo y lleg a la carne;y a recibir otro golpe no se aventur a esperarse.Derrotados estn ya los jefes Hariz y Galib.Qu buen da fue aquel da para la cristiandad grandeporque los moros huyeron por una y por otra parte!Los hombres de mo Cid les van siguiendo al alcance,y el emir Hariz se va a Terrer a refugiarse,pero a Galib no quisieron en tal pueblo cobijarle,y a Calatayud se marcha, tan pronto puede escaparse.Mo Cid Campeador detrs bale al alcance.y hasta la misma ciudad persiguilo sin cansarse.40

Minaya ve cumplido su voto. - Botn de la batalla. El Cid dispone un presente para el reyAl buen Minaya lvar Fez bueno le sali el caballo,y de moros enemigos lleg a matar treinta y cuatro.Tanto su espada taj, que sangriento lleva el brazo,y de la mueca al codo la sangre va chorreando.Dice Minaya lvar Fez: Ahora me siento pagado,porque hacia Castilla irn noticias y comentariosde que mo Cid Ruy Daz campal batalla ha ganado.Tantos moros yacen muertos, que pocos vivos quedaron,y al perseguirlos sin tregua, alcance les fueron dando.Ya tornan los caballeros de mo Cid bienhadado.Andaba el Campeador montado en su buen caballoy con la cofia fruncida , oh Dios, y qu bien barbado!,el almfar en la espalda y con la espada en la mano.Mirando cmo los suyos a l se iban acercando:Agradezco a Dios, deca, Aquel que est all en lo alto,que ha hecho que esta batalla hayamos por l ganado.El campamento enemigo los del Cid han saqueado,tantos escudos y armas y riqueza han halladode los moriscos vencidos a los que luego tomaron,adems de las riquezas, quinientos y diez caballos.Gran alegra reinaba entre todos los cristianos,pues de los suyos tan slo quince de menos echaron!Oro y plata tanta tienen, no saben dnde guardarlo;enriquecidos se quedan todos aquellos cristianoscon aquel botn tan grande que de la lucha sacaron.En su castillo, los moros, defendindolo, quedaron,y all mand mo Cid que les entregasen algo.Grande es el gozo del Cid y el de todos sus vasallos.Repartir manda el dinero y tantos bienes sobrados;en su quinta parte al Cid le tocaron cien caballos.Dios, y qu bien que pag mo Cid a sus vasallos,a los que luchan a pie y a los que van a caballo!Tan bien los supo arreglar mo Cid el bienhadado,que cuantos con l estaban satisfechos se quedaron.Od, Minaya, le dice, vos que sois mi diestro brazo!,de todas estas riquezas que el Creador nos ha dado,segn vuestro parecer, tomadlas con vuestra mano.Enviaros a Castilla quiero con este recadode la batalla que aqu a los moros les ganamos.Al rey de Castilla, Alfonso, que de ella me ha desterrado,quisiera enviarle, como presente, treinta caballos,cada uno con su silla y todos bien embridados,llevando sendas espadas de los arzones colgando.Dijo Minaya lvar Fez; As lo har de buen grado.41

El Cid cumple su oferta a la catedral de BurgosHe aqu, mi buen Minaya, el oro y la plata fina;con ello habis de llenar esa alta bota? hasta arriba;en Santa Mara de Burgos, por m pagaris mil misas,y aquello que os sobre, dadlo a mi mujer y a mis hijas,que rueguen mucho por m, en las noches y en los das;que si yo sigo viviendo, habrn de ser damas ricas.42

Minaya parte para CastillaContento estaba lvar Fez con lo que el Cid le ha mandado;los que con l han de irse estaban ya preparados.Dan la cebada a las bestias cuando la noche va entrando.El Cid les habla a los suyos, que all estaban congregados.43

DespedidaOs vais, Minaya lvar Fez, a Castilla la gentil?A todos nuestros amigos muy bien les podis decirque, con la ayuda de Dios, vencimos en buena lid.Tal vez a nuestro regreso an nos encontris aqu;si no, all donde supieseis que estamos, all acudid.Con la lanza y con la espada ganaremos el vivir,y si en esta tierra pobre no podemos resistir,creo yo que nos tendremos al fin que marchar de aqu.44

El Cid vende Alcocer a los morosTodo preparado ya, al alba parti Minaya;mo Cid Campeador qued all con su mesnada.Estril era la tierra sobre la que se acampaban.Todos los das al Cid Campeador espiabanlos moros de las fronteras con otras gentes extraas.Curado ya el emir Hariz, todos de l se aconsejaban.Entre los moros de Ateca, y los que a Terrer poblaban,y los de Calatayud, ciudad de ms importancia,convienen con mo Cid por escrito, en una carta,que Alcocer le comprarn por tres mil marcos de plata.45

Venta de Alcocer. ()Mo Cid Rodrigo Daz a Alcocer tiene vendido;y as pag a sus vasallos que en la lucha le han seguido.Lo mismo a los caballeros que a los peones, hizo ricos;ya no queda ni uno pobre de cuantos le hacen servicio.Aquel que a buen seor sirve, siempre vive en paraso.46

Abandono de Alcocer. - Buenos ageros. El Cid se sienta en el Poyo sobre MonrealCuando quiso mo Cid el castillo abandonar,moros y moras cautivos comenzronse a quejar:Vaste, mo Cid? Contigo nuestras oraciones van!Agradecidos quedamos, seor, de tu trato y paz.Cuando sali de Alcocer mo Cid el de Vivar,todos los moros y moras comenzaron a llorar.Con la ensea desplegada, el Campeador se va,y por el Jaln abajo, hacia delante se va;mientras camina, las aves, favorables, ve volar.Les plugo a los de Terrer y a los de Calatayud ms,y a los de Alcocer les pesa, que al Cid no queran mal.Aguij el Cid su caballo, siguiendo su caminar,hasta acampar en un Poyo que est sobre Monreal.Alto y grande el cerro era, tan maravilloso y taninexpugnable, que no se le poda asaltar.A la ciudad de Daroca tributo le hizo pagar,y lo mismo hizo a Molina que del otro lado est,y la tercera, Teruel, que est del lado de ac;en su mano tiene el Cid a Cella la del Canal.47

Minaya llega ante el rey. - ste perdona a Minaya, pero no al CidMo Cid Rodrigo Daz de Dios alcance la gracia!A Castilla ya se ha ido lvar Fez de Minaya,y aquellos treinta caballos al rey se los presentaba,y al contemplar el presente, as sonri el monarca:Quin te ha dado estos caballos, as os valga Dios, Minaya?Mo Cid Rodrigo Daz, que en buen hora ci espada;aquel a quien desterrasteis y gan Alcocer por maa,por lo que el rey de Valencia un mensaje le enviara:orden ponerle cerco y le cortasen el agua.El Cid sali del castillo, sobre el campo guerreaba,y a dos generales moros venci en aquella batalla,y abundante fue, seor, de la lucha la ganancia.A vos, oh rey respetado, este presente hoy os manda;dice que los pies os besa y os besa las manos ambas,pidiendo vuestra merced, y que el Creador os valga.Djole entonces el rey: An es muy pronto maanapara que a un desterrado, que del rey perdi la gracia,vuelva a acogerlo en perdn al cabo de tres semanas .Pero, ya que fue de moros, tomo lo que me regala,y me place a m que el Cid adquiera tantas ganancias.Y sobre todo lo dicho, os perdono a vos, Minaya,vuestros honores y tierras mando se os sean tornadas;id y venid desde ahora, podis contar con mi gracia;mas del Cid Campeador an no puedo decir nada.48

El rey permite a los castellanos irse con el CidAdems de esto, Minaya, quiero deciros algo ms :y es que, de todos mis reinos, a cuantos quieran marchar,hombres buenos y valientes, a mo Cid ayudar,libres los dejo, y prometo sus bienes no confiscar.El buen Minaya lvar Fez las manos le fue a besar:Gracias os doy, rey Alfonso, como a seor natural;esto concedis ahora, en adelante haris ms;daremos gracias a Dios de cuanto vos nos hagis.Djole el rey: lvar Fez, dejemos aquesto estar.Marchad libre por Castilla, que nadie os prohiba andar,y, sin temor a castigo, al Cid bien podis buscar.49

Correras del Cid desde el Poyo. -Minaya, con doscientos castellanos, se rene al CidOs quiero contar de aquel que en buen hora ci espada:Ya sabis que sobre el Poyo acamp con sus mesnadas,y en tanto que el pueblo exista, moro o de gente cristiana,el Poyo de mo Cid se le llamar en las cartas.Estando all mo Cid muchas tierras saqueaba,todo el valle del Martn ya le pagaba las parias.A la misma Zaragoza noticias del Cid llegaban;esto no agrad a los moros, firmemente les pesaba.All estuvo mo Cid cumplidas quince semanas;cuando vio que del viaje mucho tardaba Minaya,con todos sus caballeros de noche emprendi la marcha;dej el Poyo abandonado y el campamento dejaba,y ms all de Teruel an Ruy Daz pasaba,llegando al pinar de Tvar, donde detuvo la marcha.Todas las tierras aquellas que corra, sojuzgaba,y la misma Zaragoza su tributo le pagaba.Cuando todo aquesto hizo, al cabo de tres semanas,de Castilla regres lvar Fez de Minayacon doscientos caballeros, todos ciendo su espada,y no podan contarse los que a pie con l llegaban.Cuando hubo visto mo Cid aparecer a Minaya,al correr de su caballo, va a abrazarlo sin tardanza;en la boca le bes y en los ojos de la cara .Todo lo cuenta lvar Fez, no quiere ocultarle nada.Mo Cid Campeador sonriente le escuchaba:Gracias al Dios de los cielos, dice, y a sus fuerzas santas,que mientras que vos vivis, a mi me ir bien, Minaya.50

Alegra de los desterrados al recibir noticias de CastillaDios, y qu alegre se puso la hueste de desterradoscuando Minaya lvar Fez de Castilla fue llegado,trayndoles las noticias de sus parientes y hermanosy las compaeras suyas que en Castilla se dejaron!51

Alegra del Cid. Dios, y cun alegre estaba el de la barba bellida al saber que lvar Fez pag en Burgos las mil misas,y de conocer las nuevas de su mujer y sus hijas!Dios, y cmo mo Cid rebosaba de alegra!lvar Fez de Minaya, largos sean vuestros das!Ms valis vos que yo valgo, qu misin tan bien cumplida!52

El Cid corre tierras de AlcaizNo se retras mo Cid Campeador bienhadado;a doscientos caballeros, escogidos por su mano.envilos por la noche a reconocer el campo.Aquellas tierras estriles de Alcaiz, las han dejado,y por los alrededores todo lo van saqueando.Al tercer da, de vuelta al mismo sitio tornaron.53

Escarmiento de los morosCundi presto la noticia por aquellas tierras todas;ya las gentes de Monzn y Huesca estn pesarosas;pero el que den ya tributo place a los de Zaragoza,ya que ellos de mo Cid no temen ninguna cosa.54

El Cid abandona el Poyo. Corre tierras amparadas por el conde de BarcelonaCon todas estas ganancias, al campamento se van;todos estaban alegres porque han hecho buen ganar;satisfecho est mo Cid, Minaya contento est.Sonrise el Campeador, al no poderlo evitar:Odme, mis caballeros, voy a decir la verdad:quien vive en el mismo sitio sus bienes ver menguar:as que al amanecer echemos a cabalgar,dejando este campamento y siguiendo ms all.Entonces se mud el Cid hacia el puerto de Olocau,de donde puede marcharse hasta Huesa y Montalbn.En aquella correra diez das gastados han.Las noticias se esparcan y por todas partes vande que el que dej Castilla les va haciendo grande mal.55

Amenazas del conde de Barcelona

Se esparcan las noticias por aquellas tierras todas,llegando a conocimiento del conde de Barcelona de que mo Cid Ruy Daz corra su tierra toda,lo que le causa pesar y por ultraje lo toma.56

El Cid trata en vano de calmar al conde

El conde es muy fanfarrn y dijo una vanidad:Grandes entuertos me hace mo Cid el de Vivar.Hasta dentro de mi corte gran agravio me hizo ya,porque a mi sobrino hiri y no lo quiso enmendar .Ahora saquea las tierras que bajo mi amparo estn;yo no lo he desafiado ni le tornar mi amistad;mas como l me provoca, yo se lo ir a demandar.Numerosas son las fuerzas que aprisa llegando van;entre moros y cristianos, muchos se juntan allpara perseguir al Cid Ruy Daz el de Vivar.Tres das con sus tres noches hubieron de caminarhasta lograr alcanzarlo de Tvar en el pinar;tantos son, que con las manos creen que le cogern.Con las ganancias que lleva, mo Cid el de Vivardesciende de una alta sierra y a un valle llegando va.De la llegada del conde don Ramn, se entera yay le enva este mensaje al que le viene a cercar:Decidle al conde que aquesto no debe tomarlo a mal,nada llevo de lo suyo: djeme marchar en paz.El conde as respondi: Eso no ser verdad.Lo de ahora y lo de antes, todo me lo pagar;y ya sabr el desterrado a quin se atrevi a ultrajar.Y se torn el mensajero al ms rpido marchar.Entonces comprende el Cid don Rodrigo el de Vivarque con el conde no puede la batalla evitar ya.57

Arenga del Cid a los suyosMis caballeros, poned a recaudo las ganancias;y guarneceos aprisa con vuestras mejores armas,porque el conde don Ramn darnos quiere gran batalla,y de moros y cristianos trae gentes muy sobradas,y si no nos defendemos podrn vencernos por nada.Nos seguirn si marchamos; aqu sea la batalla:cinchad fuerte los caballos y vestos de las armas.Ellos vienen cuesta abajo y llevan tan slo calzas,van sobre sillas coceras y las cinchas aflojadas;nosotros, sillas gallegas y botas sobre las calzas.Con slo cien caballeros venceremos sus mesnadas.Antes que lleguen al llano, presentmosles las lanzas;por cada uno que hiris tres sillas sern vaciadas.Ver Ramn Berenguer a quien quera dar cazaen los pinares de Tvar por quitarle las ganancias.58

El Cid vence la batalla. - Gana la espada ColadaPreparados estn todos cuando esto el Cid hubo hablado;las armas bien empuadas, firmes sobre sus caballos.Por la cuesta abajo llegan las mesnadas de los francos ;en el hondo de la cuesta y muy cerca ya del llano,orden atacar el Cid Campeador bienhadado;y as lo cumplen los suyos con voluntad y buen grado,los pendones y las lanzas tan bien los van empleando;a los unos van hiriendo y a los otros derribando.Vencedor en la batalla fue mo Cid bienhadado,y en ella el conde Ramn por prisionero ha quedado.All gan la Colada que vale ms de mil marcos.59

El conde de Barcelona, prisionero, quiere dejarse morir de hambreGan esta batalla el Cid a gran honra de su barba;cogi al conde don Ramn y a su tienda lo llevaba,mandando que le custodien a gentes de confianza,dentro de su misma tienda en donde preso quedaray suyos de todas partes a juntrsele llegaban.Contento estaba mo Cid con todas esas ganancias.A mo Cid don Rodrigo gran comida le preparan,pero el conde don Ramn no haca aprecio de nada;llevndole los manjares, delante se los dejaban,l no quera comer y todo lo desdeaba:No he de comer un bocado por cuanto hay en Espaa;antes perder mi cuerpo y condenar mi alma,ya que tales malcalzados me vencieron en batalla.60

El Cid promete al conde la libertadMo Cid Rodrigo Daz oiris lo que le dijo:Comed, conde, de este pan; bebed, conde, de este vino,que si lo que digo hiciereis, dejaris de estar cautivo,si no, en todos vuestros das no veris cristiano vivo.61

Negativa del condeComed, dice, don Rodrigo y tranquilo descansad;yo he de dejarme morir, pues nada quiero probar.Hasta pasados tres das no logran volverle atrs;62

El Cid reitera al conde su promesa. Pone en libertad al conde y le despideDijo entonces mo Cid: Comed, conde, comed algo,pues si no queris comer, ya no veris ms cristianos,y si llegis a comer de ello quedar pagado;y a vos, conde, como igual a dos de estos hijosdalgo,os sacar de prisin y os librar por mi mano.Cuando esto el conde oy su dolor fue mitigando:Si as lo cumplierais, Cid igual que lo habis hablado,en tanto cuanto yo viva, quedar maravillado.Pues comed, conde, comed, y cuando hayis acabado,a vos y a dos de los vuestros la libertad he de daros,mas de cuanto habis perdido y yo he ganado en el campo,sabed, conde, que no pienso devolveros ni un ochavo,que lo necesito para los que vanme acompaando.Tomando de vos y de otros as nos vamos cobrando,en tanto esta vida dure mientras quiera el Padre Santo,que eso toca a los que el rey de su tierra ha desterrado.Algrase el conde, y pide el agua para las manos,y en seguida le presentan el servicio demandado.Con aquellos caballeros que el Cid hubo designado,coma el conde, y coma, oh Dios, y de qu buen grado!Junto a l deca el Cid, de Vivar el bienhadado:Si bien, conde, no comis, y quedo de ello pagado,aqu los dos quedaremos, no habremos de separarnos.Dijo el conde: Comer de voluntad y buen grado.l y los dos caballeros iban aprisa yantando;satisfecho queda el Cid, que all los est mirando,al ver que el conde Ramn mova aprisa las manos.Si vos lo permits, Cid, ya quisiramos marcharnos;mandad que nos den las bestias y saldremos galopando;desde el da en que fui conde no com con tanto agrado;el sabor de esta comida jams habr de olvidarlo.Les dieron tres palafrenes, los tres muy bien ensillados,unas buenas vestiduras, buenas pellizas y mantos.El conde don Ramn va entre los dos colocado.Ya os vais, conde don Ramn, como sois, pues os vais franco y yo os quedo agradecido por cuanto me habis dejado.Si os pasare por las mientes, conde, algn da vengarlo,si es que vens a buscarme, antes mandarme recado;me dejaris de lo vuestro o de m os llevaris algo.Estad tranquilo, mo Cid, que de eso estis a salvo,que con cuanto os dejo, queda pagado todo este ao;y de venir a buscaros ni siquiera lo he pensado.63

El conde se ausenta receloso. - Riqueza de los desterradosEl conde aguij el caballo disponindose a marchar,volviendo ya la cabeza para mirar hacia atrs.Miedo tiene porque cree que el Cid se arrepentir,lo que no hara el caudillo por cuanto en el mundo hay,que deslealtad as no habra de hacer jams.El conde ya se ha marchado, y se vuelve el de Vivar;juntse con sus mesnadas, y se comienza a alegraral ver que de aquella accin les toc ganancia tal;tan grandes riquezas tienen que ni las saben contar.CANTAR SEGUNDO

BODAS DE LAS HIJAS DEL CID

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El Cid se dirige contra tierras de ValenciaAqu comienza la gesta de mo Cid el de Vivar.Una vez que hubo acampado en el puerto de Olocau,dejando ya Zaragoza y aquellas tierras de all,dej atrs Huesa y las tierras que llaman de Montalbn.Ahora, hacia la mar salada se dispone a guerrear;a Oriente donde el sol sale, hacia aquella parte ir.El Cid a Jrica y Onda gana, y a Almenara va,que las tierras de Burriana tiene conquistadas ya .65

Toma de MurviedroAyudle el Creador, el Seor que est en el cielo.Y con la ayuda divina pudo tomar a Murviedro ,y ve mo Cid que Dios an le segua valiendo.Mientras, dentro de Valencia era, y no menguado, el miedo.66

Los moros valencianos cercan al Cid. ste rene sus gentes. ArengaAquello a los de Valencia les ha dado gran pesar;reunidos en Consejo, al Cid deciden cercar.Toda la noche marcharon, cuando el alba iba a apuntar,en los campos de Murviedro sus tiendas van a plantar.Tan pronto los vio mo Cid, se empez a maravillar: Alabanza a Ti se d, Seor espiritual!Sobre sus tierras estamos, les hacemos todo mal,ya bebemos de su vino y comemos de su pan;con su derecho lo hacen si nos vienen a cercar.Si no entablamos la lucha, esto no se arreglar.Vayan mensajes a aquellos que nos deben ayudar;los unos vayan a Jrica y los otros a Olocau,vayan a avisar a Onda y a Almenara vayan ya,y los que estn en Burriana vnganse luego hacia ac;y comenzaremos juntos esta batalla campal;yo confo en que el Seor su ayuda me ha de aumentar.Al llegar el tercer da, ya todos juntos estn;el que en buen hora naci as les comenz a hablar: Od, mesnadas, a quien el Seor quiere salvar!Despus que hubimos salido de la limpia cristiandad (y no fue por nuestro gusto, sino por no poder ms),gracias a Dios, nuestras cosas siempre hacia delante van.Ahora los de Valencia nos han venido a cercar;si en estas tierras nosotros quisiramos perdurar,a estos moros firmemente habremos de escarmentar.67

Fin de la arenga del CidCuando ya pase la noche y despunte la maana,aparejados estn los caballos y las armaspara empezar a atacar las enemigas mesnadas.68

Minaya da el plan de batalla. - El Cid vence otra lid campal. -Tomade CebollaOd qu dijo Minaya lvar Fez al hablar:Mo Cid Campeador, hagamos lo que mandis.Dadme a m cien caballeros, que no os quiero pedir ms;vos con los otros restantes el ataque comenzad.Atacadles sin temor no tengis que vacilar,que yo, con los otros cien, por la otra parte he de estar,y como confo en Dios, el campo nuestro ser.Lo que hubo dicho Minaya al Cid plugo de verdad.Cuando empez la maana se comenzaron a armar,cada uno de ellos sabe su obligacin al luchar.Con el alba, mo Cid el ataque va a empezar. En nombre del Creador y de Santiago leal,atacad, mis caballeros, con denuedo y voluntad,porque soy yo Ruy Daz, mo Cid el de Vivar.Tantas cuerdas de las tiendas all vierais estallar,arrancarse las estacas y los postes derrumbar.Pero los moros son muchos y se quieren recobrar.Por otra parte, lvar Fez veniales a atacar:mal que les pese a los moros, hubironse de entregarsi a ua de sus caballos no lograran escapar.Mataron a dos emires en la caza que les dan,y hasta Valencia, siguindoles, los cristianos van detrs.Grandes fueron las ganancias que logr el Cid de Vivar;y tras saquear el campo, comienzan a regresar,entrando luego en Murviedro con las ganancias que han;grande es el gozo que tienen los cristianos del lugar.Tomaron despus Cebolla y cuanto delante hay;tanto miedo hay en Valencia que no saben lo que harn;la fama de mo Cid sabed que creciendo va.69

Correras del Cid al sur de ValenciaTan grande su fama era, que hasta los mares traspasa.Contento se hallaba el Cid y cuantos le acompaaban,porque Dios les ayud para ganar la batalla.Enviaba a sus jinetes, que por la noche marchaban,hasta llegar a Cullera y, luego, llegar a Jtiva,y marchando ms abajo hasta Denia se acercaban.Por las orillas del mar a los moros quebrantaban.Ganaron Benicadell, con sus salidas y entradas.70

El Cid en Pea CadiellaCuando el Cid Campeador en Benicadell se queda,tanto les pesara en Jtiva como les pes en Cullera,y recatar ya su miedo no pueden los de Valencia.71

Conquista de toda la regin de ValenciaPor las tierras de los moros, saqueando y conquistando,durmiendo durante el da y por las noches marchando ,en ganar aquellas villas el Cid emple tres aos.72

El Cid asedia Valencia. - Pregona a los cristianos la guerraLos moros que hay en Valencia escarmentados estn,no osaban salir afuera, ni quieren irle a buscar;todas las huertas les talan hacindoles grande mal;durante aquellos tres aos el Cid les dej sin pan.Se quejan los de Valencia que no saben lo que harn,pues que de ninguna parte llegarles poda el pan;ni da amparo el padre al hijo ni ste al padre puede dar,ni un amigo al otro amigo se poda consolar.Mala cuita es, seores, el tener mengua de pan,los hijos y las mujeres de hambre murindose estn.Viendo su duelo delante no lo pueden remediar.Al rey que haba en Marruecos piensan entonces llamar,que con el de Montes Claros empeado en guerra est;mas su amparo no les manda ni vineles a ayudar.Spolo mo Cid, y esto mucha alegra le da;salindose de Murviedro una noche a cabalgar,le cogi el amanecer en tierras de Monreal.Por Aragn y Navarra pregones hizo enviar,y hasta tierras de Castilla sus mensajeros se van.Quien quiera dejar trabajos y su soldada ganar,vngase con mo Cid, que desea guerrear,y cercar quiere a Valencia, que a los cristianos dar:73

Reptese el pregn. quien quiera venir conmigo para cercar a Valencia(todos vengan de buen grado, ninguno venga por fuerza),le esperar hasta tres das en el Canal de la Cella.74

Gentes que acuden al pregn. - Cerco y entrada de ValenciaEsto dijo mo Cid el Campeador leal.Despus se volvi a Murviedro, que ganado tiene ya.Se difunden los pregones, que por todas partes van,y al sabor de la ganancia nadie atrs quiere quedar;muchas gentes se le acogen de la buena cristiandad.Sonando por todas partes las hazaas del Cid van;ms son los que al Cid se juntan que no los que se le van;y creciendo va en riqueza mo Cid el de Vivar.Cuando a tanta gente vio, mucho se pudo alegrar.Mo Cid Campeador no quiso esperarse ms,se dirigi hacia Valencia y sobre ella lleg a dar;muy bien cerc Mo Cid sin defectos la ciudad;viraisle salir lo mismo como le vierais entrar.Un plazo an les concede, por si alguien les va a ayudar.El cerco puesto a Valencia, nueve meses dura ya ;cuando el dcimo lleg, hubironse de entregar.Grandes son los alborozos que corren por el lugar,cuando el Cid gan Valencia y al fin entr en la ciudad.Los que llegaron a pie, ya sobre caballo van;el oro y la plata, quin era capaz de contar?Todos eran ricos cuantos entraron en la ciudad.Mo Cid la quinta parte de botn mand tomar;en monedas acuadas treinta mil marcos le dan,y de las otras riquezas, quin las podra contar?Qu alegre est mo Cid con cuantos con l estn,cuando en lo alto del Alczar vieron su ensea ondear!75

El rey de Sevilla quiere recobrar ValenciaHolgado estaba mo Cid con cuantos le acompaaban,cuando a aquel rey de Sevilla las noticias le llegabande que s tom Valencia sin que nadie la amparara.A atacarlos se march con treinta mil hombres de armas.Sobre la huerta libraron con los cristianos batalla,ataclos mo Cid, aquel de la luenga barba,y la pelea dur hasta estar dentro de Jtiva;al pasar el ro Jcar, van todos en desbandada,los moros van ronceando y, sin querer, beben agua.Hasta aquel rey de Sevilla con tres hachazos se escapa.Y tornse mo Cid trayendo tales ganancias,que s bueno fue el botn cuando a Valencia ganara,fue mucho ms provechosa para el Cid esta batalla.A los que menos, tocles unos cien marcos de plata.Las nuevas del caballero ya veis adnde llegaban.76

El Cid deja su barba intonsa. - Riqueza de los del CidGrande era la alegra entre todos los cristianosque estaban con mo Cid Ruy Daz, el bienhadado.Ya le creca la barba, mucho se le iba alargando,tanto que dijera el Cid, cuando sali desterrado:Por amor del rey Alfonso, que de su tierra me ha echado,no entrar en ella tijera ni un pelo ser cortado ,aunque de ello murmurasen los moros y los cristianos.Mo Cid Campeador en Valencia estaba holgando;con l, Minaya lvar Fez no se aparta de su lado.Los que dejaron su tierra, de riqueza estn cargados,a todos les dio en Valencia el Campeador honradotierras, casas y heredades con las que fueron pagados,el amor de mo Cid ya lo van ellos probando.Tambin pagados han sido los que luego se juntaron;ve mo Cid Campeador que ellos, con lo que ganaron,si se pudiesen marchar, haranlo de buen grado.Pero mand mo Cid, por Minaya aconsejado,que ningn hombre de aquellos que con l ganaron algoque de l no se despidiese ni le besara la mano ,y le prendan donde lo hallen, donde puedan alcanzarlo,se le quite cuanto tenga y se le ahorque en un palo.Dispuesto ya todo esto, con precauciones tomado,de Minaya lvar Fez el Cid se va aconsejando:Si as os parece, Minaya, fundar quisiera un Estadocon cuantos estn aqu y conmigo algo ganaron;que se pongan por escrito, y todos sean contados,que si alguno se ocultase o de menos fuera echado,lo ganado habr de dar para mis buenos vasallosque custodian a Valencia por sus murallas rondando.As respondi Minaya: El consejo es bien pensado.77

Recuento de la gente del Cid. - ste dispone nuevo presente para el reyMandlos ir a la corte para poderlos juntar,cuando estuvieron reunidos, a todos hizo contar:tres mil seiscientos tena mo Cid el de Vivar,esto el corazn le alegra y le hace alborozar:Gracias al Seor, Minaya, y a la Virgen hay que dar,con mucho menos salimos de mi casa de Vivar.Si ahora tenemos riqueza, habremos de tener ms.Si a vos pluguiese, Minaya, y no os pareciese mal,mandaros quiero a Castilla, donde est nuestra heredad,y a nuestro rey don Alfonso, que es mi seor natural,de todas estas ganancias que hemos hecho por ac,quiero darle cien caballos, dselos vos a llevar;por m, besadle la mano, y firmemente rogadque a mi mujer y a mis hijas, que en aquella tierra estn,si fuera su merced tanta, ya me las deje sacar.Por ellas yo enviar, este mensaje ser:por la mujer y las hijas, de Rodrigo de Vivarenviar yo a Castilla y con gran honra vendrnhasta estas tierras extraas que hemos logrado ganar.Entonces dijo Minaya: Ir yo de voluntad.Cuando esto hubieron hablado, cominzase a preparar.El Cid le dio cien hombres que con Minaya se irny en el camino le sirvan con la mejor voluntad;mil marcos de plata dile, que a San Pedro ha de llevar,de los que quinientos debe dar a don Sancho el abad.78

Don Jernimo llega a ValenciaCuando con estas noticias todos se van alegrando,de las tierras del oriente un buen clrigo ha llegado:el obispo don Jernimo era por nombre llamado.Muy entendido era en letras y en consejos muy sensato,y cabalgando o a pie era guerrero esforzado.Por las proezas del Cid l vena preguntando,suspirando ya por verse con los moros en el campo,diciendo que si se hartaran de luchar y herir sus manos,en los das de aquel siglo no le llorasen cristianos .Cuando lo oy mo Cid, muy satisfecho, as ha hablado:Od, Minaya lvar Fez, por Aquel que est en lo alto,ya que ayudarnos Dios quiere, bien es que lo agradezcamos:en las tierras de Valencia fundar quiero un obispado,para darlo a don Jernimo, que es caballero cristiano;vos, cuando estis en Castilla, tambin esto hais de contarlo.79

Don Jernimo hecho obispoMucho le plugo a lvar Fez lo que dijo don Rodrigo.Al clrigo don Jernimo le dan el cargo de obispode la sede de Valencia, donde puede hacerse rico.Oh Dios, entre los cristianos cunto era el regocijo,porque en tierras de Valencia ya haba seor obispo!Alegr estaba Minaya; se despidi, y ha partido.80

Minaya se dirige a CarrinYa las tierras de Valencia tranquilas quedan en paz,cuando Minaya lvar Fez hacia Castilla se va.Dejaremos las jornadas, que no las quiero contar.Pregunt por don Alfonso, dnde lo podra hallar;dijronle que a Sahagn se march el rey poco ha,o tornse hacia Carrin, donde le podra hallar.A Minaya estas noticias mucho le hacen alegrar,y, con todos los presentes, encaminse hacia all.81

Minaya saluda al reyEntonces, el rey Alfonso de misa estaba saliendo,cuando Minaya lvar Fez arribara tan apuesto:hincse en tierra de hinojos, delante de todo el pueblo,y a los pies del rey Alfonso cay, con un grande duelo,besndole las dos manos mientras deca discreto:82

Discurso de Minaya al rey. - Envidia de Garci Ordez. El rey perdona a la familia del Cid. -Losinfantes de Carrin codician las riquezas del Cid Merced, seor don Alfonso, por amor del Creador!Por m vuestras manos besa mo Cid el luchador,los pies y manos os pide, como cumple a tal seor,que le otorguis la merced y as os valga el Creador.Le echasteis de vuestras tierras, le quitasteis vuestro amor,pero aunque est en tierra extraa l cumple su obligacin:a Jrica ha conquistado, igual que a Onda gan,tom a Almenara y tambin a Murviedro, que es mejor,igual hizo con Cebolla y tambin con Castelln,y Benicadell, que est sobre muy fuerte pen;con todas estas conquistas de Valencia es el seor;hizo obispo por su mano tambin el Campeador;cinco batallas campales, que presentara, gan.Grandes fueron las ganancias que le otorg el Creador,y he aqu las seales de lo que ahora os digo yo:estos cien caballos, que todos corredores son,que de sillas y de frenos todos llevan guarnicin;por m el Campeador os ruega que os dignis tomarlos vos,que siempre es vuestro vasallo y os tiene a vos por seor.Alz la mano derecha el rey y se santigu:De esas inmensas ganancias que hizo el Campeador,San Isidoro me valga! me alegro de corazn,por todas estas hazaas que hace el Campeadoryo recibo estos caballos que me enva como don.Aunque plugo al rey, al conde Garci Ordez le pes :Parece que en tierra mora no hubiera vivo un varn,cuando as hace a su antojo y deshace el Campeador.As el rey respondi al conde: Acabad esa cuestin,que de todas las maneras, mejor me sirve que vos.Entonces sigue Minaya, el esforzado varn:Vuestra merced pide el Cid, si se la queris dar vos,para que doa Jimena, igual que sus hijas dos,salgan de aquel monasterio donde, al marchar, las dej,y a Valencia vayan para juntarse al Campeador.Entonces, dijo as el rey: Plceme de corazn;mientras por mis tierras vayan, les dar manutencin,mandar que las custodien del mal y del deshonor,y al llegar a la frontera de mis tierras, cuidad vosde que bien servidas vayan, vos y el buen Campeador.Odme ahora, mesnadas, que toda mi corte sois!No quiero que pierda nada mo Cid Campeador;a todos los mesnaderos que le llaman su seorcuanto yo les confisqu, hoy se lo devuelvo yo;conserven sus heredades donde est el Campeador,seguros estn de dao y mal en toda ocasin;esto lo hago porque sirvan siempre bien a su seor.Minaya, entonces, al rey ambas manos le bes.Y, sonrindose, el rey as hermosamente habl:Los que quisieran marchar a servir al Campeador,les doy venia para irse en gracia del Creador.Ms ganaremos con esto que con otra vejacin.En esto, entre s se hablaron los infantes de Carrin :Mucho cunden las hazaas de mo Cid Campeador;si con sus hijas casramos ganaramos los dos.Mas no nos atreveremos a proponerlo, pues noes su estirpe para unirse a los condes de Carrin.No lo dijeron a nadie, y as la cosa qued.Luego, Minaya lvar Fez del buen rey se despidi.Ya os vais, Minaya? Idos, pues, en gracia del Creador!Un mensajero real mando que vaya con vos;si a las damas os llevis, srvalas a su sabor;hasta dentro de Medina les preste su proteccin,y desde all en adelante las cuide el Campeador.Despidise as Minaya, y de la corte march.83

Minaya va a Cardea por doa Jimena. - Ms castellanos se prestan a ir a Valencia. - Minaya en Burgos. - Promete a los judos buen pago de la deuda del Cid. - Minaya vuelve a Cardea y parte con Jimena. Pero Bermdez parte de Valencia para recibir a Jimena. - En Molina se le une Abengalbn. - Encuentran a Minaya en Medinaceli Los infantes de Carrin ya tienen urdido el plan,cuando a Minaya lvar Fez acompandole van:Vos, que sois tan bueno siempre, por vuestra buena amistad,llevadle nuestros saludos a mo Cid de Vivar;decid que a su lado estamos por lo que quiera mandar;y que por suyos tenindonos, el Cid nada perder.Repuso Minaya: Este cargo no me ha de pesar.Cuando Minaya se fue, los infantes tornan ya.Se encamin hacia San Pedro, donde las damas estn;qu grande gozo tuvieron cuando le vieron llegar!Cuando se ape Minaya, a San Pedro se fue a orar,y acabada la oracin, a las damas fue a buscar:Humllome a vos, seora, a quien Dios guarde de mal,as como a vuestras hijas tambin las quiera guardar.Os saluda mo Cid desde donde ahora est;con salud y con riquezas le dej yo en la ciudad.El rey me hizo la merced de dejaros libres yapara que os lleve a Valencia, que ahora es vuestra heredad.Cuando mo Cid os vea sanas y sin ningn mal,cunta alegra ha de ser la suya, al veros llegar! Dijo as doa Jimena: Dios lo quiera as mandar! Minaya a tres caballeros les ha mandado marcharcon este mensaje al Cid, a Valencia, donde est:Decid al Campeador (a quien Dios guarde de mal),que a su mujer y a sus hijas el rey les da libertad,y mientras sus tierras pisen alimentos les dar.Y dentro de quince das, si Dios nos guarda de mal,su mujer y sus dos hijas y yo estaremos all,y con nosotros las dueas que las van a acompaar.Idos son los caballeros que el mandato cumplirn,y en San Pedro, el buen Minaya lvar Fez quedar.Vierais cuntos caballeros de todas partes llegarpara marchar a Valencia con mo Cid el de Vivar.Que por amigos leales les tengan van a rogar,a Minaya, que les dice: Yo lo har de voluntad.Sesenta y cinco a caballo se llegaron a juntar,que, con los ciento que tiene, que se trajera de all,acompaando a las damas, buena escolta les darn.Los quinientos marcos dio lvar Fez al abad;de los otros, os dir cmo los pudo emplear:Minaya a doa Jimena, a sus hijas y ademsa todas las otras damas que para servirles van,con ese dinero piensa el buen Minaya comprarlas mejores vestiduras que en Burgos pudiera hallar,y palafrenes y mulas que tengan buen caminar.Cuando todo est comprado y dispuestos a marchar,y el buen Minaya lvar Fez se dispone a regresar,he aqu a Raquel y Vidas que a sus pies van a rogar: Merced, Minaya lvar Fez, caballero de fiar!,el Cid nos ha arruinado si no nos quiere pagar;la ganancia perderamos si nos diese el capital.Yo se lo dir a mo Cid si Dios me deja llegar.Por lo que con l hicisteis buena merced os dar .Dijeron Raquel y Vidas: Mndelo as Jehov!;si no, saldremos de Burgos y lo iremos a buscar.El buen Minaya lvar Fez, hacia San Pedro se va;muchas gentes se le acogen preparadas a marchar,y cuando se van, gran duelo afliga al buen abad:Adis, Minaya lvar Fez, el Creador os valdr,y de mi parte las manos al Campeador besady que de este monasterio jams se quiera olvidar,que por los das del siglo pueda su vida medrar,y si el Cid as lo hiciere, ha de servirle de ms.Repuso Minaya: As lo har con mi voluntad.All todos se despiden y empiezan a cabalgar,con ellos va el mensajero que los ha de custodiar.Mientras por tierras del Rey van, la comida les dan.De San Pedro hasta Medina cinco das tardarn;las damas con lvar Fez en Medina quedarn.De los que el mensaje llevan, ahora habremos de hablar:Tan pronto como lo supo mo Cid el de Vivar,le plugo de corazn y se volva a alegrar,y as dijo por su boca tan pronto comenz a hablar:Quien buen mandadero enva buen mandado ha de esperar.T, Muo Gustioz, y t, Pero Bermdez, marchad,y con Martn Antolnez, que es un burgals leal,y el obispo don jernimo, sacerdote de fiar;cabalgad con cien jinetes, por si tenis que luchar;por tierras de Albarracn primero habis de pasarpara llegar a Molina, que ms adelante est,la que tiene Abengalbn, que es buen amigo y de paz;con otros cien caballeros l os acompaar;id subiendo hasta Medina lo ms que podis andar,y a mi mujer y a mis hijas con Minaya, que vendrn,y por lo que me dijeron, all las podris hallar.Entonces, con grande honor acompaadlas ac.Yo me quedar en Valencia, que harto me cost ganar,y desampararla fuera locura muy singular;y me quedar en Valencia, porque es ella mi heredad.Cuando el Cid esto hubo dicho, comienzan a cabalgar,y todo el tiempo que pueden no dejan de caminar.Torcieron a Albarracn para en Bronchales quedar,y al otro da llegaron a Molina a descansar.El buen moro Abengalbn, cuando supo a lo que van,saliles a recibir con un gozo singular:Vens aqu los vasallos de mi amigo natural?Sabed que vuestra llegada gran alegra me da.Muo Gustioz as habl entonces, sin esperar:Mo Cid, que a vos saluda, pide que les socorriscon cien bravos caballeros que su escolta prestarna su mujer y a sus hijas, que ahora en Medina estn;quiere que vayis por ellas, y luego aqu las traigisy que hasta Valencia, de ellas no os habis de separar.Dijo Abengalbn: Lo har, y de buena voluntad.Esa noche una gran cena a todos les mand dar,y a la maana siguiente comienzan a cabalgar;el Cid le pidi cien hombres, mas l con doscientos va.Pasan las altas montaas, que ya van quedando atrs;luego, pasan la llanura de la Mata de Taranz,de tal modo que ningn miedo a los que pasan da;por el valle de Arbujuelo ya comienzan a bajar.En Medina, para el viaje, todo preparado est,y al divisar gente armada, Minaya pensara malenvi a dos caballeros para saber la verdad;ellos partieron muy presto porque de corazn van;el uno qued con ellos, el otro vuelve a avisar:Son fuerzas del Campeador que nos vienen a buscar,he aqu a Pero Bermdez, que delante de ellos va,tambin va Muo Gustioz, que es vuestro amigo leal,luego Martn Antolnez, el de Burgos natural,y el obispo don jernimo, el buen clrigo leal,y el alcaide Abengalbn con sus fuerzas tambin va,por dar gusto a mo Cid, a quien mucho quiere honrar.Todos vienen juntamente, no tardarn en llegar.Entonces dijo Minaya: Vaymosles a encontrar.Todos montaron de prisa, que no queran tardar.Cien caballeros salieron, que no parecan mal,montando buenos caballos con gualdrapas de cendaly petral de cascabeles y el escudo por collar,en las manos sendas lanzas con su pendn cada cual,para que los otros sepan Minaya de qu es capaz,y cmo trata a las damas que a Castilla fue a buscar.Los que iban de batidores ya comienzan a llegar;luego, las armas tomando , buscan con ellas solaz;por junto al ro jaln, con grande alegra van.Cuando los dems llegaron, hacia Minaya se van,y el buen moro Abengalbn, cuando frente a l est,con la sonrisa en los labios a Minaya fue a abrazar,y en el hombro le da un beso, como es costumbre oriental: Dichoso da, Minaya, en el que os vengo a encontrar!Trais con vos esas damas que nuevas honras nos dan,a las dos hijas del Cid y a su mujer natural;con la ventura del Cid todos nos hemos de honrar,que aunque poco le quisiramos no se le puede hacer mal,ya que ha de tomar lo nuestro, ya sea en guerra o en paz;por muy torpe tendr al que no conozca esta verdad.84

Los viajeros descansar, en Medina. - Parten de Medina a Molina. Llegan cerca de ValenciaDe buena gana sonre lvar Fez de Minaya: Ya s, Abengalbn, que sois un buen amigo, sin tacha!Si Dios me lleva hasta el Cid y le veo con el alma,esto que ahora habis hecho no habr de penaros nada.Vayamos a descansar, que la cena es preparada.Dijo Abengalbn: La ofrenda sta me place aceptarla;y antes que pasen tres das la devolver sobrada.Todos en Medina entraron, atendidos por Minaya,y todos quedan contentos de la cena que tomaran;el mensajero del rey de regreso tom marcha;honrado quedara el Cid, en Valencia donde estaba,de los festines con que en Medina los honraran;todo lo pagara el rey, y nada pag Minaya.Pasada que fue la noche y llegada la maana,despus de or misa todos, dispusironse a la marcha.Cuando de Medina salen, el ro jaln pasaban,por el Arbujuelo arriba van en marcha espoleada;luego el campo de Taranz prontamente atravesaban,hasta llegar a Molina la que Abengalbn mandaba.El obispo don jernimo, el buen cristiano sin tacha,durante el da y la noche a las damas custodiaba,con su buen caballo en diestro que le llevaba las armas.Entre l y lvar Fez iban formando la guardia.Entrados son en Molina, villa prspera y poblada;el buen moro Abengalbn los atenda sin falta,de todo cuanto quisieron, no carecieron de nada,y aun las mismas herraduras el moro las costeaba .A Minaya y a las damas, Dios, y cmo las honraba!A la maana siguiente siguieron la cabalgada,y hasta llegar a Valencia, el moro les acompaa;de lo suyo fue gastando, que de ellos no quiso nada.Y con estas alegras y estas noticias tan gratas, cerca ya estn de Valencia, a tres leguas bien contadas.A mo Cid Campeador, que en buen hora ci espada,dentro de Valencia mismo el aviso le mandaban.85

El Cid enva gentes al encuentro de los viajerosAlegre se puso el Cid como nunca estuvo tanto,porque de lo que ms ama las noticias le han llegado.A doscientos caballeros que salgan les ha ordenadoa recibir a Minaya y a las damas hijasdalgo;l se quedar en Valencia, cuidndola y aguardando,que bien sabe que lvar Fez todo lo lleva cuidado.86

Don jernimo se adelanta a Valencia para preparar una procesin. El Cid cabalga al encuentro de Jimena. - Entran todos en la ciudad He aqu que todos salen a recibir a Minaya,a las dueas y a las nias y a los que las acompaan.Mand mo Cid a todos los que tena en su casaque el Alczar guarden bien como las torres ms altas,igual que todas las puertas, como sus salidas y entradas;mand traer a Babieca , que ha poco lo ganaradel rey moro de Sevilla en aquella gran batalla,y an no saba mo Cid, que en buena hora ci espada,si sera corredor o dcil a las paradas.A las puertas de Valencia, all donde a salvo estaba,ante su mujer e hijas quera jugar las armas .Recibidas con gran honra de todos fueron las damas;el obispo don jernimo delante de todos marcha;apese del caballo y en la capilla se entraba,y con cuantos all encuentra, que preparados estaban,con sobrepelliz vestidos, llevando cruces de plata,salen as a recibir a las damas y a Minaya.El que en buen hora naci tampoco se retrasaba:sobregomela vesta de seda y larga la barba;ya le ensillan a Babieca, que enjaezan con gualdrapas;mont mo Cid en l, y armas de fuste tomaba .Sobre el nombrado Babieca el Campeador cabalga,emprendiendo una corrida que a todos parece extraa;cuando la hubo terminado, todos se maravillaban.Desde aquel da, Babieca se hizo famoso en Espaa.Cuando acab la corrida, el Campeador descabalga,y se va hacia su mujer y sus dos hijas amadas;al verlo doa Jimena, a los pies se le arrojaba: Merced, Rodrigo, que en buena hora ceisteis la espada!Sacado me habis, al fin, de muchas vergenzas malas;aqu me tenis, seor, a m y a estas hijas ambas,para Dios y para vos son buenas y bien criadas.A la madre y a las hijas el Cid con amor abraza,y del gozo que senta sus ojos slo lloraban,todas las gentes del Cid con jbilo los miraban.Las armas iban jugando, los tablados derribaban .Od lo que dijo el Cid, que en buen hora ci espada:Vos, doa Jimena ma, mujer querida y honrada,y mis dos hijas, que son mi corazn y mi alma,entrad conmigo en Valencia, que ella ha de ser vuestra casa;es la heredad que yo quise para vosotras ganarla.La madre, con las dos hijas, las manos del Cid besaban.Y en medio de grande pompa todos en Valencia entraban.87

Las dueas contemplan a Valencia desde el AlczarCon su mujer y sus hijas el Cid al Alczar va;cuando llegaron, las sube sobre el ms alto lugar.Ellas con vidos ojos no se cansan de mirar:ven a Valencia extenderse, a una parte la ciudad,y por la otra extenderse ante sus ojos el mar;miran la huerta, tan grande, tan frondosa y tan feraz,y todas las otras cosas, que dan gusto de mirar;alzan al cielo las manos porque a Dios quieren rogary agradecer la ganancia tan buena que Dios les da.Mo Cid y sus compaas sienten su felicidad.El invierno ya se ha ido, que ya el Marzo quiere entrar.Daros os quiero noticias de la otra parte del mar,de aquel rey moro Yusuf que all en Marruecos est.88

El rey de Marruecos viene a cercar a ValenciaPesle al rey de Marruecos el triunfo del Cid Rodrigo:En mis tierras y heredades audazmente se ha metido,y l no quiere agradecerlo sino a su Dios Jesucristo.El rey moro de Marruecos juntar a sus huestes hizo;y cincuenta mil soldados de armas hubo reunido.Entrronse por el mar, en las barcas van metidos,van a buscar en Valencia a mo Cid don Rodrigo.Tan pronto llegan las naves, sobre la tierra han salido.89

Ya llegaron a Valencia, del Cid la mejor conquista,all plantaron las tiendas esas gentes descredas.De todo aquello, a mo Cid llegbanle las noticias.90

Alegra del Cid al ver las huestes de Marruecos. - Temor de Jimena Loado sea el Creador y Padre espiritual!Todos los bienes que tengo delante de m ahora estn:con afn gan Valencia, que hoy tengo por heredad,y a menos que yo no muera nunca la habr de dejar:agradezco al Creador y a su Madre virginal,que a mi mujer y a mis hijas junto a m las tengo ya.La suerte viene a buscarme de tierras de allende el mar,habr de empuar las armas, no he de poderlo dejar,y mi mujer y mis hijas habrn de verme luchar:en estas tierras extraas, cmo se vive vern,y harto vern con sus ojos cmo ha de ganarse el pan.A su mujer y a sus hijas al Alczar sbelas;ellas, alzando los ojos, ven las tiendas levantar.Qu es esto, Cid? El Creador os quiera de ello salvar. Ea, mi mujer honrada, ello no os cause pesar!La riqueza que tenemos esto ha de hacer aumentar.A poco que vos vinisteis, presentes os quieren dar:para casar nuestras hijas, nos ofrecen el ajuar. A vos lo agradezco, Cid, y al Padre espiritual! Mujer, en este palacio, que es nuestro Alczar, quedad;no tengis miedo ninguno porque me veis luchar,que con la ayuda de Dios y su Madre virginal,siento crecer el esfuerzo porque aqu delante estis;y con la ayuda de Dios, la batalla he de ganar.91

El Cid esfuerza a su mujer y a sus hijas. Los moros invaden la huerta de Valencia Hincadas estn las tiendas al clarear el albor,presurosamente taen los moros el atambor;alegrse mo Cid y dijo: Buen da es hoy! Mas su mujer siente un miedo que le parte el corazn;tambin teman las dueas y sus hijas ambas dos,que en lo que cuentan de vida no tuvieron tal temor.Acariciando su barba dijo el Cid Campeador:No tengis miedo, que todo ha de resultar mejor;antes de estos quince das, si pluguiese al Creador,esos tambores que os, en mi poder tendr yo,y os lo habrn de traer para que veis cul son,y al obispo los daremos para que, luego, en honor,los cuelgue en Santa Mara, la Madre del Creador.Este voto es el que hizo mo Cid Campeador.Vanse alegrando las damas, ya van perdiendo el pavor.Y los moros de Marruecos cabalgando entraban poraquellas, huertas adentro, sin tener ningn temor.92

Espolonada de los cristianosCuando los vio el atalaya, comenz a taer la esquila;prestas estn las mesnadas de las gentes de Ruy Daz;con denuedo se preparan para salir de la villa.Al encontrar a los moros les arremeten aprisa,echndolos de las huertas aquellas de mala guisa;quinientos de ellos mataron cuando hubo acabado el da.93

Plan de batallaHasta el campamento moro los cristianos van detrs,y despus que tanto han hecho, del campo se tornan ya.lvar Salvadrez, preso de los moros, qued all.Tornando van a mo Cid los que comen de su pan;aunque l lo vio por sus ojos, ellos lo quieren contar,y alegrse mo Cid con las nuevas que le dan.Odme, mis caballeros, esto aqu no ha de quedar;si hoy ha sido da bueno, maana mejor ser;cerca del amanecer, armados todos estad,el obispo don jernimo la absolucin nos dar;y despus de or su misa, dispuestos a cabalgar;a atacarlos nos iremos, de otro modo no ser,en el nombre de Santiago y del Seor celestial.Ms vale que los