Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

30
CASTILLO INTERIOR: HASTA QUE SE FORME JESUCRISTO EN VOSOTROS(GÁL 4,19) «Aunque no se trata de más de siete moradas, en cada una de éstas hay muchas, en lo bajo y alto y a los lados, con lindos jardines y fuentes y laborintios, cosas tan deleitosas, que desearéis deshaceros en alabanzas del gran Dios, que lo crió a su imagen y semejanza» (7Moradas, Epílogo, 22)

Transcript of Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Page 1: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

CASTILLO INTERIOR : “ HASTA QUE SE FORME JESUCRISTO

EN VOSOTROS” (GÁL 4,19)

«Aunque no se trata de más de siete moradas,

en cada una de éstas hay muchas,

en lo bajo y alto y a los lados,

con lindos jardines y fuentes y laborintios,

cosas tan deleitosas, que desearéis deshaceros

en alabanzas del gran Dios, que lo crió a su imagen y semejanza» (7Moradas, Epílogo, 22)

Page 2: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

CASTILLO INTERIOR: HASTA QUE SE FORME JESUCRISTO EN VOSOTROS (GÁL 4,19)

ÍNDICE

1. Introducción

2. Castillo interior: Un itinerario de cristificación

a) Primeras Moradas: «Buscarte has en mí»

b) Segundas Moradas: hacia una determinada determinación

c) Terceras Moradas: del apoyo en falsas seguridades a la humildad

confiada en la misericordia de Dios

d) Cuartas Moradas: recogimiento, quietud y gustos de Dios

e) Quintas Moradas: el gusano y la mariposa blanca (la transformación

en Cristo)

f) Sextas Moradas: “Máteme tu vista y hermosura”

g) Séptimas moradas: “¿Qué mandáis hacer de mí?”

3. Esbozo de tres perspectivas de análisis

a) Imágenes de Dios en las Moradas

� Imágenes tomadas del mundo de la naturaleza

� Imágenes tomadas de la sociedad y de sus diversas relaciones

humanas

b) Raíces bíblicas de la obra

c) Juicio crítico desde la espiritualidad y teología actuales

Page 3: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

CASTILLO INTERIOR: HASTA QUE SE FORME JESUCRISTO EN VOSOTROS (GÁL 4,19)

«Nunca se cansa de dar, ni se pueden agotar sus misericordias;

no nos cansemos nosotros de recibir» (Vida 18,15)

1. Introducción

Comenzaremos este trabajo sobre Castillo Interior de Santa Teresa adentrándonos en

su contenido, para ofrecer después un breve esbozo de temas de interés para la teología bíblica y la espiritualidad: las imágenes de Dios presentes en la obra, sus fundamentos bíblicos explícitos e implícitos y un juicio crítico y reflexión sobre su posible relevancia para el hoy de la teología y de la espiritualidad.

Confieso que la lectura de este libro, tan denso en contenido, tan rico en imágenes,

comparaciones y símbolos, se me ha hecho más ardua que la del libro de su Vida y el Camino de Perfección, quizá por ser el primero más narrativo y, el segundo, de un contenido más simple que el de la presente obra. Me quedo, al final, sorprendida de su vivo ingenio y su llana pedagogía, capaz de hacerse entender sobre cosas inefables y quizá algo lejanas a las pobres y superficiales experiencias de Dios que los cristianos de a pie y los religiosos, solemos vivir.

2. Castillo Interior: Un itinerario de cristificación Santa Teresa comienza a escribir las Moradas el 2 de junio de 1577, día de la

Santísima Trinidad (Prólogo, 3). Lo hace “por obediencia” y confiando en la misericordia de Dios, que le dará lo que ha de decir. Lo concluye el 29 de noviembre de 1577.

En el libro desarrolla la comparación del alma con un castillo que tiene muchas moradas y en cuyo centro está Dios, que es el Rey del Castillo. Éste será el símbolo estructurador y unificador de la obra, aunque en ocasiones resultará insuficiente y Santa Teresa deberá echar mano de otras muchas comparaciones para dar a entender los intrincados recovecos del alma, y el complejo dinamismo de su relación con Dios que, comenzando en los aledaños del castillo, se va introduciendo cada vez más hacia el interior, hasta alcanzar el centro, «que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma1».

“Secreto” será un término clave del libro, que comenzará a hacer su aparición a medida que nos adentramos en las moradas interiores. Allí comienzan a manifestar Dios sus secretos a las almas que se disponen a entrar2.

Toda la obra del Castillo Interior está encerrada en una inclusión hermosa: la afirmación de que estamos hechos «a imagen y semejanza de Dios». En efecto, esta expresión bíblica (cf. Gen 1,26) abre y cierra el libro. La encontramos en 1M 1,1, 7M1,1 y Epílogo, 22, e imprime un fresco optimismo antropológico al conjunto del escrito.

1 1M 1,3 2 cf. 6M 4,4; 10,2; 9,4; 7M 1,1

Page 4: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Vamos a recorrer, en las páginas que siguen, los hitos fundamentales de ese itinerario hacia el centro del castillo y hacia la conformación con Cristo para detenernos, de modo especial, en la sexta morada, por ser la más extensa.

a) Primeras Moradas: «Buscarte has en mí3»

Las primeras estancias del Castillo son las del propio conocimiento: saber «quiénes

somos4», «considerar… qué bienes puede haber en esta alma, quién está dentro y el gran valor de ella».

Así pues, Santa Teresa, comienza describiendo «la gran hermosura» del alma, hecha a imagen y semejanza de Dios (Gen 1,26). Para ello se vale de comparaciones:

• la comparación principal que sirve de hilo conductor a toda la obra: el castillo de diamante o muy claro cristal, donde hay muchos aposentos5.

• «El alma del justo es un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites6». • El árbol de la vida plantado en las «aguas vivas de la vida7».

Las tres imágenes tienen sabor bíblico. La una nos remite a Jn 14,2: «En la casa de mi

Padre hay muchas moradas»; la segunda a Prov 8,31: «Mis delicias están en los hijos de los hombres»; y la tercera al Salmo 1,3: «Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua».

Estas imágenes contrastan con la del «gusano lleno de mal olor8», que podría dar la

impresión de una espiritualidad y antropología poco cristianas y poco sanas, al denotar un claro desprecio a la bondad y dignidad humanas. Sin embargo, no es ésa la interpretación adecuada para esta expresión, que tan sólo pretende resaltar la infinita distancia y diferencia entre un «tan gran Dios» y su criatura tan pequeña, y la «bondad tan buena y la misericordia tan sin tasa» de quien se empeña en comunicarse con quien es tan diferente de él. Precisamente en estas primeras moradas, Santa Teresa introduce otro motivo que va a recorrer toda la obra y en el que insiste con fuerza: la posibilidad de que un Dios tan grande se comunique con el ser humano, tan pequeño, ya en esta vida9.

Tres veces repite Teresa que «es posible», por la misericordia de Dios, por su poder, y por la fe del que cree, que Dios se comunique a quien quiere, incluso a pecadores como San Pablo y la Magdalena. Subyacen aquí, las palabras de Jesús, en Mc 9,23: «Todo es posible para quien cree», y las de Lc 1,37: «para Dios nada hay imposible».

Términos clave de estas primeras moradas son el verbo “entrar”, que aparece

numerosas veces, el adverbio “dentro” y el sustantivo “centro”. En contraposición a estos términos, encontramos la imagen de estar fuera del castillo,

“en cosas exteriores”10, “entre savandijas y bestias que están en el cerco del castillo”, “muy metidas en el mundo”, “llenas de mil negocios, el pensamiento casi lo ordinario en esto…”. Son almas “enfermas” y acostumbradas a estar “fuera de sí mismas”, almas groseras y “tullidas”, que no tienen remedio si Dios mismo no las levanta11.

3 Poesías, Obras Completas, Madrid 1986, 655. 4 1M 1,2 5 1M 1,1 6 1M 1,1 7 1M 2,1 8 1M 1,3; 5M 4,11; 6M 4,9; 6M 9,20 9 1M 1,3; 5M 1,8; 4,11; 6M 4,9; 8,1; 9,20; 10,1.2; 7M 3,8 10 1M 1,6 11 1M 1,8

Page 5: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

En medio de tanta guerra de cosas exteriores ¿cómo se puede entrar en el castillo? “La puerta es la oración y consideración” 12.

En las primeras moradas describe Santa Teresa el estado del alma en pecado mortal a

través de dos imágenes: - el árbol de vida plantado en la fuente de agua viva (1M 2,1.2). - y el sol, presente en el centro del alma, que la llena de luz. El pecado convierte las aguas vivas en aguas negras y putrefactas, “que todo lo que

corre en ellas es suciedad”, y deja el alma “hecha una misma tiniebla”, “toda hecha una oscuridad y ansí son sus obras”13.

Todas las obras buenas que hacen estas almas son estériles, sin fruto alguno14. Ahora se dispone Santa Teresa a describir este castillo de muchas moradas. No hay

que concebirlo como si las habitaciones estuvieran en hilera, sino “poniendo los ojos en el centro”, que es donde está el rey. Alrededor de esta morada están las otras. La imagen que usa es la del “palmito”, en cuyo centro está el fruto sabroso15.

Entrar en las moradas del propio conocimiento es muy importante, muy “bueno y

rebueno”, dice la Santa, para alcanzar la humildad, en la cual todo está bien fundado y sin la cual todo va perdido. De nuevo utiliza Teresa una comparación (en este caso metáfora) para expresar la cualidad de la humildad: “la humildad siempre labra como la abeja en la colmena la miel”16.

Y aquí da muestras, Teresa, de una profunda sabiduría espiritual e intuición psicológica cuando aconseja no poner tanto los ojos en nuestras miserias como en Dios, pues, conociéndole a él, nos conoceremos mejor a nosotros mismos, por contraste, sin angustiarnos o hundirnos por tener los ojos “metidos siempre en la miseria de nuestra tierra”; de no ser así, “nunca el corriente saldrá del cieno de temores, de pusilanimidad y covardía”17. Poner los ojos en Cristo, nuestro bien, es el remedio de una posible insana introspección que nos hunda en el desaliento y nos centre, de forma narcisista, en nosotros mismos más que en su misericordia. Por eso, la búsqueda del propio conocimiento ha de hacerse “en Él”.

En estas primeras moradas no llega casi la luz del sol (otra comparación bíblica para

referirse a Dios18), porque la persona está impedida para verla, como alguien que tiene los ojos llenos de tierra. Sólo puede ver las cosas del mundo.

Santa Teresa considera imposible entrar en las segundas moradas si no se procura dejar cosas y negocios no necesarios.

Junto a lo anterior, ofrece algunos consejos prácticos, llenos de realismo, para los que empiezan a entrar en las primeras moradas: exhorta a tener cuidado con los ímpetus de penitencia o el celo de perfección de algunas hermanas porque, aunque en principio son buenos, pueden llegar a hacer enfriar la caridad fraterna cuando llevan a poner los ojos en las

12 1M 1,7 13 1M 2,2 14 1M 2,2 15 1M 2,8 16 1M 2,8 17 1M 2,10 18 Posible referencia al “Sol que nace de lo alto” de Lc 1,78 (traducción litúrgica), aunque anatolh (salida del sol) es traducido, generalmente, más por “Luz” y “amanecer” que por sol, y desconocemos si en la época de Santa Teresa la versión litúrgica latina del Benedictus emplearía el término oriens ex alto de la Vulgata (cf. también con Ml 3,20, sol iustitiae -Vulgata).

Page 6: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

demás, a juzgarlas y a murmurar de ellas. Aquí el demonio puede engañar, disfrazado de ángel de luz:

«Entendamos, hijas mías, que la perfección verdadera es amor de Dios y del

prójimo, y mientra con más perfección guardáremos estos dos mandamientos seremos más perfectas. Toda nuestra Regla y Constituciones no sirven de otra cosa sino de medios para guardar esto con más perfección. Dejémonos de celos indiscretos que nos pueden hacer mucho daño; cada una ser mire a sí19».

b) Segundas Moradas: hacia una determinada determinación

Las segundas moradas son las de quienes ya han comenzado a tener oración, pero no

tienen aún determinación suficiente para no dejarla algunas veces. El obstáculo para no “entrar más adentro” es que no dejan las ocasiones de ofender a

Dios, aunque tienen la esperanza de que entrarán, porque el Señor no deja de llamarles con una voz muy dulce20. Apunta aquí la imagen del pastor, que desarrollará más tarde, en las sextas moradas. La alusión a “la voz” nos remite a la voz del buen pastor de Jn 10, 3-5.16.

Estas voces no son como las hablas que describirá en las sextas moradas. Les llegan, a

quienes están en este estado, a través de mediaciones como un buen libro, sermones, enfermedades… No hay que desconsolarse porque no se responda enseguida, porque Dios “sabe aguardar muchos días y años, en especial cuando ve perseverancia y buenos deseos”21.

En esta llamada, la voluntad se inclina a amar al verdadero Amador, pero los demonios hacen mucha guerra al alma y la afligen, sobre todo si la ven muy determinada a andar adelante. Contra esta guerra que hace el demonio es precisa gran determinación y tomar las armas de la cruz22.

Es muy importante, no sólo en estos comienzos, sino también más adelante, no esperar regalos, ni pedirlos, sino “trabajar y determinarse a hacer su voluntad conformar con la de Dios”23, en donde reside todo nuestro bien y la mayor perfección.

Puesto que el amor a Dios consiste en las obras, es necesario orar para obrar. El tipo de oración aquí, es la meditativa: “mirarle”, “considerarle”, “conocerle”, “considerar lo que le debemos y la muerte que pasó por nosotros”24.

En este estado, las caídas no han de desanimarnos, porque de todo sabe sacar bien el

Señor, aunque sea sólo el caer en la cuenta del daño que nos hace andar “derramados” y de los trabajos que se pasan para volvernos a recoger25.

19 1M 2,17 20 2M 1,2 21 2M 3 22 2M 6 23 2M 8 24 2M 12 25 2M 9

Page 7: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

c) Terceras Moradas: del apoyo en falsas seguridades a la humildad confiada en la misericordia de Dios

Quien persevera y vence los combates, por la misericordia de Dios, entra en las

terceras moradas. Pero, aunque se va entrando más adentro en el Castillo, no hay seguridad de no volver atrás. Es preciso vivir con la tensión vigilante de quien tiene siempre los enemigos a la puerta, preparados para asaltar la fortaleza26.

Santa Teresa avisa muchas veces, no sólo en esta morada sino también en las siguientes, de no ampararse en falsas seguridades, ni confiar en uno mismo, sino sólo en la misericordia de Dios. En la expresión de la Santa: “sólo puedo presumir de su misericordia”, resuena la de San Pablo: “Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo” (2Cor 12,16), y más aún la de San Agustín: “Toda mi esperanza, Dios, Señor mío, se funda únicamente en tu grandísima misericordia” 27.

Así pues, es preciso tener una actitud vigilante y de temor de Dios, no entendido éste como “miedo a Dios”, sino como respeto reverencial a su Majestad. Porque muy santos eran David y Salomón, pero eso no les garantizó evitar la caída28.

Santa Teresa considera que son muchas las almas que entran en esta morada. Los

rasgos por los que se distinguen son29:

� Muy deseosas de no ofender a Dios, se guardan incluso de los pecados veniales. � Son amigas de penitencias y de sus horas de recogimiento. � Gastan bien el tiempo. � Se ejercitan en obras de caridad. � Muy recatadas en el hablar, en el vestir y en el gobierno de la casa.

A éstas no les negará el Señor el entrar en la última morada, si ellas quieren, aunque no basta decir que queremos, como no le bastó al joven rico, sino que es preciso probar el amor con las obras, y la determinación de la voluntad30.

Santa Teresa invita con insistencia a entrar en lo interior sin hacer caso de sequedades, sino con humildad, teniéndose por siervos sin provecho. El Señor es el que dará el sacar de las sequedades humildad y no inquietud, “que somos amigos de contentos más que de cruz”, dice Teresa31.

En estas moradas, Dios prueba mucho a quienes han entrado, para que se conozcan y adquieran verdadera humildad. Pone ejemplos concretos, de gran realismo, como siempre, de personas que, llegando a estas moradas se tienen por perfectos, pero tienen gran “inquietud y apretamiento de corazón” por intereses humanos tales como la hacienda o la honra32. Y es que “no está el negocio en tener hábito de religión o no, sino en procurar ejercitar las virtudes y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo”33.

Estas almas hacen penitencia, pero no demasiada para no dañar la salud. Aquí habla Teresa con un punto de ironía: “No hagáis miedo que se maten, porque su razón está muy en

26 3M 1,2 27 Confesiones, LX, XXIX, 40. 28 3M 1,4 29 3M 1,5 30 3M 1,5.7 31 3M 1,9 32 3M 2 33 3M 2,6

Page 8: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

sí, no está en aún el amor para sacar de razón”34. Y es que, a veces, el cuidado de la salud engaña y es un obstáculo para que estas almas no pasen adelante.

En este estado, el Señor da contentos, pero no gustos. Aún no explica la diferencia entre ambas cosas. Lo hará en las cuartas moradas. Pero ya adelanta que “no está la perfección en los gustos, sino en quien ama más” 35.

Recomienda la prontitud en la obediencia y tener un acompañante experimentado a quien acudir para no hacer en nada la propia voluntad36.

Como en las primeras moradas (2,16.17), avisa de que el excesivo celo por el bien de las almas puede hacer más mal que bien: “miremos nuestras faltas y dejemos las ajenas… que el Señor terná cuidando de sus almas”37.

d) Cuartas Moradas: recogimiento, quietud y gustos de Dios A partir de las cuartas moradas hay un salto cualitativo en el itinerario, y se pasa de lo

ascético a lo místico. Como dice Santa Teresa, “comienzan a ser cosas muy sobrenaturales”38.

Esta morada es muy hermosa, pues está más cerca de donde está el Rey. Ordinariamente se llega a ella pasando por las demás, aunque no necesariamente, porque “da el Señor cuando quiere y como quiere y a quien quiere” 39. La libertad y la gratuidad de los dones de Dios queda bien salvaguardada en la triple repetición del verbo querer. La expresión recuerda la respuesta de Yahveh a Moisés, cuando éste le suplica que le deje ver su gloria: “Hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia con quien tengo misericordia” (Éx 33,19).

Pasa, ahora, Teresa, a exponer la diferencia entre contentos y gustos40. Los contentos

son los que nosotros adquirimos con nuestra meditación, peticiones al Señor o las obras virtuosas que hacemos. Proceden de nuestro natural y acaban en Dios. Los gustos comienzan en Dios y los siente el natural. Se podrían explicar con la frase del Salmo 118,32: “Cum dilatasti cor meum”. Dios ensancha el corazón, mientras los contentos más bien acongojan. Éstos los gozan las personas de las otras moradas, que discurren mucho con el entendimiento en meditación. Para obtener los gustos, nada hay que discurrir, porque son un don de Dios.

De nuevo subraya, Teresa, la primacía del amor: pues “no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho y así, lo que más despertare a amar, eso haced”41. Y las señales del amor no son los gustos, sino la mayor determinación de desear contentar del todo a Dios.

En los números 9 al 14 de 4M 1, Teresa explica que el alma puede estar muy unida a

Dios y su imaginación muy distraída. Por eso el alma no tiene por qué turbarse, ni darle importancia a esta “taravilla de molino”.

34 3M 2,7 35 3M 2,10 36 3M 2,12 37 3M 2,13 38 4M 1,1 39 4M 1,2 40 4M 1,4 41 4M 1,7

Page 9: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Los contentos se mezclan con las pasiones. Por eso se manifiestan en sollozos, movimientos exteriores, incluso hemorragias nasales…42. Los gustos, sin embargo, vienen con paz. Los llama también “oración de quietud”43.

Para explicar, de un modo plástico, las diferencias entre lo uno y lo otro, lo compara con dos pilas de agua: la una se llena con agua que viene de lejos a través de arcaduces. Son los contentos que se sacan de la meditación. La otra se llena del mismo nacimiento del río, y lo va haciendo sin ruido 44.

Esta fuente se llena del manantial, que es Dios, y produce paz, frescura y suavidad en lo interior. El agua va llenando todas las moradas y potencias hasta llegar al cuerpo, de modo que todo el hombre exterior (expresión paulina presente en 2Cor 4,16) goza de este gusto y suavidad45. Teresa va aprendiendo de esta pedagogía divina que obra “con fortaleza y suavidad”46, sin forzar, sino atrayendo y seduciendo. Ya en 2M 10 la Santa da muestra de esta pedagogía cuando dice: “no ha de ir a fuerza de brazos el comenzarse a recoger, sino con suavidad para que podáis estar más continamente”.

Aunque para hablar del “ensanchamiento” que la oración de quietud produce alude al salmo 118,32, después lo retoma y lo corrige para decir que no es el corazón la sede de este tipo de oración, sino “otra parte aún más interior”, “ el centro del alma”, el “hondón interior”47.

La descripción de este modo de oración es plástica, sensible. Alude a olores (perfume)

y sensaciones corporales (calor) que penetran el alma y el cuerpo, aunque, paradójicamente, “ni se siente calor ni se huele olor”48. En él, las potencias están embebidas49.

Este tipo de oración es un don de Dios y no hay que procurarlo por las siguientes

razones: 1. Porque el amor a Dios ha de ser gratuito, sin interés. 2. Porque es poca humildad pensar que merecemos estos regalos siendo tan

miserables. 3. La verdadera disposición es el deseo de padecer y de imitar al Señor. 4. El Señor, no está obligado a dárnoslo, porque no es necesario para la salvación. 5. Será un esfuerzo inútil, porque Dios da esta agua a quien quiere y cuando más

descuidada está el alma. Así pues, es preciso desasimiento, gratuidad y humildad.

Los efectos de la oración de quietud son los siguientes50:

1. Suavidad y ensanchamiento interior. No le aprieta el temor del infierno. 2. Mayor temor de Dios. 3. Pierde el temor servil. 4. Cesa el temor a hacer penitencia. Le parece que todo lo podrá en Dios.

42 4M 2,1 43 4M 2,2 44 4M 2,3 45 4M 2,4 46 Según la versión latina de Sabiduría 8,1: “Adtingit enim a fine usque ad finem fortiter et disponit omnia suaviter”. 47 4M 2,5.6 48 4M 2,6 49 4M 2,8 50 4M 3,9

Page 10: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

5. Cesa el temor a los trabajos porque está más viva la fe. 6. Una gran voluntad de hacer algo por Dios. 7. Como ha probado los gustos de Dios, considera basura los del mundo. 8. Queda mejorada en todas las virtudes. Las profundas experiencias religiosas de San Juan y San Pablo quedan reflejadas en

Teresa: Ha desaparecido todo temor, pues “no hay temor en el amor” (1Jn 4,18), y todo apego a lo que en el mundo se considera ganancia, pues todo es basura y pérdida comparado con el conocimiento de Cristo Jesús (Filp 3,8-9).

Previo a la oración de quietud es otro tipo de oración: la de recogimiento que también

es sobrenatural51. ¿Cómo explica Teresa este tipo de oración? A través de otra comparación: la del silbo del pastor. Y es que, cuando el alma tiene buena voluntad y se acerca al castillo, pero no acaba de entrar, el rey, como buen pastor, con un silbo suave hace que se meta dentro y no ande perdida.

Esta experiencia no puede ser procurada por el entendimiento ni por la imaginación, sino que procede de Dios, cuyo silbo produce un “encogimiento suave en lo interior”, que no se sabe cómo ni de dónde procede. De nuevo es preciso decir que “no está en nuestro querer, sino cuando Dios nos quiere hacer esta merced” 52.

Santa Teresa da más razones por las que no es bueno detener el pensamiento, si el Señor no lo da53:

1. En esta obra del Espíritu, quien menos piensa y quiere hacer, más hace. 2. Las cosas interiores son suaves y pacíficas. Forzarse daña más que aprovecha. 3. La misma preocupación de no pensar nada despertará el pensamiento a pensar

mucho. 4. Es agradable a Dios que deseemos su gracia y nos olvidemos de nosotros

mismos. Pero ¿cómo podrá olvidarse de sí quien está pendiente de sí para suspender el entendimiento?

¿Qué ha de hacer el alma que ha entrado en esta morada? Ha de perseverar en recibir

los dones de Dios, guardarse de las ocasiones de ofender a Dios, y perseverar en la oración, pues aún es como un niño que comienza a mamar.

Finalmente, Santa Teresa da un aviso sobre un peligro que puede acaecer a almas flacas, por naturaleza o por las muchas penitencias, oración y vigilias: estas almas se dejan embeber en la oración y les parece arrobamiento. Teresa, con gran claridad, llaneza y humor, lo llama “abovamiento”, una pérdida de salud y de tiempo. Con dormir y comer se quita todo54.

e) Quintas Moradas: el gusano y la mariposa blanca (la transformación en Cristo)

Para entrar en estas moradas, en la llamada oración de unión, es necesario “no

quedarse con nada” pues el Señor lo quiere todo para sí.

51 4M 3,1 52 4M 3,3 53 4M 3,5-8 54 4M 3,11

Page 11: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Lo que experimentan estas almas es que están dormidas a las cosas del mundo y a sí mismas, “como quien ha muerto al mundo para vivir más en Dios”. Es como una “muerte sabrosa” o un arrancamiento del alma de todas las operaciones que pueda tener55.

En esta unión con Dios no puede entrar el demonio ni hacer daño, pues está Dios tan unido a la esencia del alma que no se atreve a llegar, ni sabe cómo.

Pero ¿cómo podemos saber si lo que experimentamos es unión con Dios o es otra cosa?

La señal es que Dios se fija a sí mismo en el interior del alma de tal manera que, cuando ésta vuelve en sí, no puede dudar que estuvo en Dios y Dios en ella. Esa verdad es tan firme que no se puede olvidar ni se puede dudar de ella aunque pasen muchos años56.

Esta presencia cierta de Dios en el alma es “de sola la divinidad”; no es presencia

corporal, como en la Eucaristía57. Santa Teresa explica la experiencia desde el v. 1,4 del Cantar, que ella reproduce así: “Llevóme el rey a la bodega de vino, y metiome”. Es Dios el que introduce en el centro del alma, y entra Él para unirse a ella, de modo que la voluntad no puede hacer nada sino rendirse a Dios58.

En el capítulo 2, para explicar lo que es la oración de unión, utiliza la comparación del gusano de seda, “grande y feo” que, al salir de la crisálida, se convierte en mariposa59.

Nosotros somos como ese gusano: con el calor del Espíritu Santo y con el alimento de buenas obras, lecturas, meditaciones y sermones, crece. El calor del Espíritu Santo es una extraña imagen que parece aludir al calor del seno materno, en el que crece una criatura. Es una imagen femenina de Dios. Entonces comienza a edificar la casa en la que debe vivir, que es Cristo. En esta morada, muere el gusano y nace una mariposa blanca. La transformación que sufre el alma como fruto de la unión con Dios es tal que no se conoce a sí misma,“no parece ella ni su figura”60.

Los efectos de este tipo de oración son:

1. Deseo de alabar a Dios y de morir mil muertes por él. 2. Deseo de padecer grandes trabajos. 3. Deseo de penitencia, soledad y de que todos conozcan a Dios. 4. Todo lo del mundo la cansa y la descontenta. 5. Un dolor que llega a lo íntimo de las entrañas y parece que “desmenuza el alma

y la muele” de ver cómo Dios es ofendido.

La disposición del alma debe ser la de “consentir”, quedarse quieta, no impedir. Dios la introduce en su bodega para disponerla al amor y sellarla con su sello, como a cera blanda.

Santa Teresa avisa que estas almas no se abandonen a una falsa seguridad y se descuiden, descuidando los mandamientos, porque a muchos llamó el Señor para el apostolado, como a Judas, o para reyes, como a Saúl, y lo perdieron por su culpa. La mejor seguridad que podemos tener es la obediencia y no torcer la ley de Dios61.

55 5M 1,4 56 5M 1,9 57 5M 1,11 58 5M 1,13 59 5M 2,2 60 5M 2,7-8 61 5M 3,2

Page 12: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Pero cabe preguntarse qué pasa con aquellos a quienes Dios no da cosas sobrenaturales. ¿No podrán llegar a la UNIÓN con Él?¿Es que Dios es tan parcial? Teresa responde que la verdadera unión es la de no tener más voluntad que la de Dios. Pocos llegan a esta unión, porque incluso en los religiosos quedan unos “gusanos” que roen las virtudes con el amor propio, los juicios, y la falta de caridad hacia los otros62. De tal manera que, para estar unidos a Dios, es preciso hacer su voluntad, que es que seamos perfectos. Y la perfección consiste en amar a Dios y al prójimo. La señal más cierta de si guardamos estas dos cosas es guardando bien el amor del prójimo, aunque este amor tiene, en su raíz, el de Dios. Si no es así, las virtudes que creamos tener producirán en nosotros vanagloria y soberbia63.

Santa Teresa pone un ejemplo de cómo las obras de amor atestiguan la verdad de la oración: Hay almas que cuando están en oración quisieran ser públicamente afrontadas por Dios, pero después encubrirían una falta pequeña, si pudiesen”, o montan en cólera si se la atribuyen y no la han hecho. Éste es el crisol de la autenticidad de la oración, de tal manera que, si no hay amor ni humildad, no hubo verdadera determinación de la voluntad, sino imaginación64. Porque, repite la Santa, la cosa no está en los gustos de oración, sino que “obras quiere el Señor”, y la compasión y la capacidad de sentir con los otros. “Ésta es la verdadera unión con su voluntad”65.

En el capítulo cuarto, Santa Teresa usa otra comparación para dar a entender qué es la

oración de unión: el sacramento del matrimonio. La unión no llega aún a desposorio espiritual, sino que es la etapa previa, la de “venir

a vistas”, en la que el alma ve “por una manera secreta quién es este Esposo que ha de tomar”66.

Aún, en estas moradas, es preciso no descuidarse, porque el demonio hace gran fuerza

a estas almas para perderlas, porque sabe que, ganándolas para sí, ganará a otras muchas. Pone como ejemplo a los mártires y santos (Santo Domingo, San Francisco e Ignacio), que el demonio entiende que ganaron muchas almas para Dios67.

Pero, ¿cómo puede el demonio engañar a un alma que está tan rendida a la voluntad de

Dios? Teresa alude a la experiencia de Judas: mirándole a él, está convencida de que no hay seguridad, por muy aventajados que estemos y por buena compañía que tengamos68.

¿Qué debemos hacer, entonces? No confiar en nosotras mismas, y mirar con cuidado y aviso cómo vamos en las virtudes, en especial el amor de unas para con otras, y en el deseo de ser tenida por la menor69.

f) Sextas Moradas: “Máteme tu vista y hermosura” El alma, herida del amor del Esposo, quiere soledad. “Está tan esculpida en el alma

aquella vista, que todo su deseo es tornarla a gozar”70. Pero el Esposo no mira los grandes 62 5M 3,6 63 5M 3,9 64 5M 3,11 65 Ib. 66 5M 4,4 67 5M 4,5 68 5M 4,7 69 5M 4,9 70 6M 1,1

Page 13: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

deseos de la esposa, sino que quiere que lo desee más y le cueste algo, puesto que es el mayor de los bienes.

¿Qué pasa con el alma a la que Dios hace semejantes regalos? Ante todo, sucede que está en la boca de todos. Por una parte, unos dicen que son

cosas del demonio y que se perderá por aquí. Por el contrario, otros dicen bien de ella, y eso es un tormento intolerable, aunque hay algunas razones que aplaca la pena de las alabanzas71:

� La experiencia le enseña que los mismos dicen unas veces mal y otras bien, por lo que no hace caso ni de lo uno ni de lo otro.

� Dios le ha hecho ver que ninguna cosa buena es suya, sino dada por él. � Dios se vale de ella para aprovechar a otros. � Como tiene la honra y gloria de Dios por delante de la suya, no le importa ser

deshonrada si al menos una vez Dios es alabado por su medio. El amor muy tierno a sus perseguidores es signo de este estado. Por otra parte, el Señor da grandísimas enfermedades y muchos dolores interiores, como el tormento de encontrarse con un confesor poco experimentado e inseguro, que todo lo teme y lo condena como proveniente del demonio o de melancolía72. Junto a esto, la opinión de que no sabe informar a los confesores y los trae engañados le produce un “apretamiento interior” intolerable”73. En esa experiencia, la gracia está tan escondida que no le parece tiene amor de Dios ni lo tuvo; sólo tiene certeza de sus pecados, por lo cual anda con un gran “desabrimiento y mala condición en lo exterior”. Tampoco sabe decir lo que le pasa. No sabe dar nombre a estas penas espirituales. El único remedio es esperar en la misericordia de Dios, que es la única que puede calmar, poniendo sol donde hubo nublado74.

Y ¿dónde queda, en todo esto, la mariposilla de la que comenzó a hablar en las quintas moradas? Son precisamente los sufrimientos que quedan descritos los que hacen que esta “palomica” alcance “más alto vuelo”.

Lo que ahora hace el Esposo con el alma es acrecentar el deseo de que lo sea del todo, atrayéndola por “unos impulsos tan delicados y sutiles, que proceden de lo muy interior del alma”75.

Santa Teresa define esta experiencia, de modo paradójico, como una “herida sabrosa”, “ harta pena”, aunque “sabrosa y dulce”, “ dolor sabroso”. Acontece súbitamente, sin que el alma pueda evitarlo. Lo compara con un cometa que pasa deprisa, o con un trueno, “aunque ni se ve luz ni se oye ruido”.

El Esposo y Amado la atrae con un “silbo penetrativo” que no se puede dejar de oír”76. El alma se deshace de deseo, la pena le llega a las entrañas, la hiere de amor, y al sacar la saeta, parece que se las lleva detrás de sí, del sentimiento de amor que siente.

Usa aquí la imagen del fuego de Dios, que no termina de quemar el alma, y por eso causa en ella un “dolor sabroso” o “amoroso”, unido al gran deseo de volverlo a sentir.

No hay por qué temer si en esto hay engaño, porque hay certeza de que viene de Dios. Quien lo recibe no ha de hacer otra cosa que dar gracias a Dios y “esforzarse a servir y a mejorar en todo su vida, y verá en lo que para y cómo recibe más y más”77.

71 6M 1,5 72 6M 1,8 73 6M 1,9 74 6M 1,10.13 75 6M 2,1 76 6M 2,3

Page 14: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Santa Teresa responde, con tres razones, a una posible objeción: ¿Cómo sabemos que

hay más seguridad de que esto venga de Dios que lo demás?78 � Jamás el demonio sabe dar “pena sabrosa” como ésta. Él no puede juntar tanta pena

con quietud y gusto. � “Esta tempestad sabrosa viene de otra región de las que él puede señorear”. � Por los grandes provechos que quedan en el alma: determinarse a padecer por Dios y

desear tener muchos trabajos por Él. Tampoco es antojo ni melancolía, puesto que ni la persona lo puede procurar por si misma ni procede de la imaginación, sino de lo muy interior del alma. Otro modo de “despertar el alma” que tiene el Señor en esta morada es hacerle sentir, por sorpresa, una “inflamación deleitosa” y un “deseo sabroso” que la dispone a “grandes actos” y alabanzas al Señor. La actitud de la persona ha de ser acoger ese regalo con acción de gracias. “Las hablas”79 son otra forma de llegarse Dios al alma y despertarla, aunque más peligrosa, sobre todo para personas de flaca imaginación o melancólicas. ¿Cuáles son los criterios para discernir si las hablas son de Dios, de la imaginación o del demonio? Teresa señala unas señales que pueden ayudar en ese discernimiento:

� El poderío y señorío que traen consigo: hablando y obrando (certidumbre, sosiego, consuelo…)

� Quietud, recogimiento devoto y pacífico y disposición a la alabanza. � Estas palabras no se olvidan fácilmente. Algunas no se olvidan jamás y dejan la

certeza de que se cumplirán, por muy imposible que parezca, y a pesar de los mil rodeos que tenga que dar el Señor para superar las contrariedades y llevarlo a término. Ver que el Señor siempre cumple lo que dice alimenta la fe y da mucha alegría.

� No hay que hacer caso de las hablas que no van conforme a la Escritura. La “visión intelectual” 80 es otro modo de hablar Dios al alma. Esto acontece en lo íntimo del alma y se oye con los oídos del alma. Hay seguridad de que no procede de la imaginación, por varias razones:

• La claridad del que habla. • Viene a deshora e inesperadamente. • Es como “quien oye”, no como “quien imagina”, que va componiendo lo que

quiere que le digan. • Las palabras son muy densas de contenido y dan mucho a entender lo que

nuestro entendimiento no podría componer tan deprisa. • Deja paz y luz, no inquietud ni alboroto.

Es imposible no oír las hablas de Dios, resistirse o distraerse, porque Dios mismo las hace oír. Con todo esto el Señor va dando ánimo a la mariposica para juntarse con él, porque si él no lo diese, sería imposible querer ser esposa de Dios. Más adelante dirá por qué, pero ese 77 6M 2,5 78 6M 2,6 79 6M 3,1ss 80 6M 3,12-16

Page 15: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

término, “ánimo”, formará una inclusión que cierre y unifique temáticamente los últimos capítulos de las sextas moradas: 6M 4,1.7 a 11,12. Aquí se describirán las penas y aflicciones que deberá pasar el alma que Dios elige para sí, junto a los regalos. En el comienzo del capítulo cuarto, Teresa pasa a exponer algunos modos de arrobamientos para distinguirlos de los fingidos, que ni tienen las mismas señales, ni los mismos efectos. Son, todas éstas, experiencias inefables que sólo se pueden expresar a través de símbolos. El primero es el de la centella que crece “desde lo interior del alma” y la abrasa para hacerla renacer, como el ave fénix, de sus cenizas, renovada y limpia para unirla a sí81. Otro modo son las visiones imaginarias, que el alma, después, sabrá decir, y las intelectuales, incomunicables. Cabría preguntarse qué provecho tienen estas últimas visiones si no se pueden comunicar. El provecho es muy grande para la persona, porque quedan grabadas “en lo muy interior del alma” y la habilitan para los grandes trabajos que después habrá de pasar, como Jacob y Moisés debieron de entender, en las experiencias de la escala y la zarza, secretos inefables que les prepararon para su misión82. Siendo el alma una con Dios y metida en el cielo que llevamos en lo interior, a veces quiere Dios que vea lo que está en ese aposento y el alma queda con la representación de las grandezas que vio. En eso consisten éstas últimas visiones que no se pueden decir. En los arrobamientos, Dios “roba toda el alma para sí y como cosa suya propia y ya esposa suya” le muestra una partecita del Reino. Santa Teresa se pregunta en qué nos detenemos para buscar un bien tan grande, y por qué no salimos a buscarlo, como la esposa del Cantar, pues todo es basura comparado con los tesoros que estamos llamados a gozar. Su poesía, Coloquio de amor83, hará eco de esta experiencia de deseo de Dios, henchido de urgencia escatológica:

Si el amor que me tenéis, Dios mío, es como el que os tengo; Decidme, ¿en qué me detengo? O Vos, ¿en qué os detenéis?

- Alma, ¿qué quieres de mí? - Dios mío, no más que verte. - Y ¿qué temes más de ti? - Lo que más temo es perderte.

(…) Un alma en Dios ascondida ¿qué tiene que desear sino amar y más amar y en amor toda encendida tornarte de nuevo a amar?

Las preguntas del poema adolecen de impaciencia y de cansancio: cansancio por estar aún lejos de Dios, por no romper la tela del dulce encuentro que se goza ya, pero todavía no en la plenitud que desea ardientemente el alma. Anhelo, deseo, y una súplica implícita y callada (“¡no te detengas!”, “¡acaba ya, si quieres!”, como cantaba San Juan de la Cruz en Llama de amor viva) están contenidos en los primeros versos del poema.

81 6M 4,3 82 6M 4,6; cf. Gén 28,12; Éx 13,2 83 Santa Teresa, Obras Completas, BAC, Madrid 1986, 667

Page 16: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

En la parte del coloquio, se expresa el deseo de ver a Dios, que implica la muerte, y el temor a perder su mayor bien84. “Ahora vemos en un espejo, en enigma”, dice Pablo. “Entonces veremos cara a cara”85. Y eso es lo que desea Teresa: ver a su Dios y poderle amar pues, una vez que se ha unido a él y ha sido encendida por la centellica que la abrasa86, no quiere otro oficio que el amor. Éstas son las características de la oración de unión87:

� El Esposo manda cerrar las puertas de las moradas para arrebatar el alma consigo. � La esposa no puede hablar. Se le enfrían las manos y el cuerpo. � Es una experiencia breve. � El entendimiento está enajenado a veces, por uno o varios días, de modo que no puede

entender nada si no es para mover la voluntad a amar. � El alma queda con gran confusión y grandes deseos de servir a Dios. � Tiene grandes deseos de penitencia y de padecer por el Señor.

Cuando el Señor da esto en público, quiere dar a entender que “aquel alma es ya suya,

que no ha de tocar nadie en ella”88. Otro modo de arrobamientos de este estado es lo que Santa Teresa llama “vuelo del

Espíritu”89, en el que Dios, por un movimiento muy acelerado del alma, arrebata el espíritu. Es una experiencia que causa mucho temor. Por ello Teresa decía que era necesario tener gran ánimo, fe y confianza para recibir estas mercedes.

De ningún modo se puede resistir este “rapto” del espíritu, sino dejarse en manos de

“este nuestro gran gigante y poderoso”. Volviendo al símbolo del agua de la cuarta morada90, aquí llena Dios el pilar, no con

quietud y suavidad, como allí, sino con “una ola tan poderosa que sube a lo alto esta navecica de nuestra alma”.

Ante este don desbordante, el alma siente desconsuelo, pues no puede hacer sino recibir y no tiene con qué pagar tan gran bien. La gratuidad del don de Dios se subraya de nuevo, y ese obrar pasivo del alma, que obra acogiendo y recibiendo con humildad lo que se le da91.

En este vuelo del espíritu parece que éste sale del cuerpo y va a otra “región” o a otra “luz” muy diferentes de las de aquí. Acontecen, en esta experiencia, visiones intelectuales e imaginarias ante las cuales todo cuanto hay en la tierra se considera basura92.

Todo esto no puede ser fruto de la imaginación ni del demonio, pues deja mucha paz y aprovechamiento en el alma, en especial en estos tres puntos:

84 cf. 6M 7,3: “Miedo del infierno, ninguno tienen; de si han de perder a Dios, a veces aprieta mucho, mas es pocas veces”. 85 1Cor 13,12 86 El amor como fuego, en 6M 2,4; 4,3; 6,1.8; 10, 11; cf. Vida 15,4.5; 17,7; 18,2. 87 6M 4,13-15 88 6M 4,16 89 6M 5,1 90 4M 2,2 91 6M 5,5-6 92 6M 5,9

Page 17: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

� conocimiento de la grandeza de Dios, � propio conocimiento y humildad, � y tener en poco las cosas de la tierra.

Estos dones son las joyas con que el Esposo agasaja a su esposa en los comienzos, y

quedan esculpidos en su memoria de tal modo, que es imposible olvidarlas “hasta que se goce para siempre” (tensión escatológica).

Tal es el deseo de gozar de quien este deseo despierta en el alma, que vive con mucho tormento y grandes ansias de morir y salir de este destierro.

Nuestra mariposica no termina de hallar su reposo en nada. Anda muy tierna en amor, cualquier fuego la hace volar y son continuos los arrobamientos93. Sus deseos son contradictorios: por una parte, quisiera ir al desierto para tener soledad. Por otro, desearía estar en medio del mundo para publicar “quién es este gran Dios de las caballerías”.

No deja Teresa de advertir, en esta morada como en las otras, de algún posible peligro

a sus hermanas94: a veces es necesario distraer los grandes deseos de ver a Dios, cuando se puede, porque algunas personas débiles y tiernas por naturaleza, no harán otra cosa que llorar, y de ello podrá valerse el demonio para debilitarlas de tal modo que ni tengan oración ni puedan guardar la regla. “No pensemos que está todo hecho en llorando mucho, sino que echemos mano de obrar mucho y de las virtudes”.

Entre las cosas penosas y sabrosas que acontecen en estas moradas, a veces da el Señor oración de jubilo y alabanza, que se manifiesta en la “algarabía” y el gozo desbordante, el deseo de comunicar a todos las obras de Dios. A Teresa le parece deseable esta oración que nos hace parecer locos por Dios.

El capítulo siete es central en el pensamiento y la experiencia religiosa de Santa

Teresa. Responde a una controversia sobre si la alta contemplación “supera” la meditación en la Humanidad de Cristo y la hace innecesaria. Teresa dirá que en modo alguno es así, y se atreve a decir que no crean sus hijas a quien diga otra cosa. Porque Jesucristo es el camino, la guía y la luz. Y aunque el alma “está deseando emplearse toda en amor”, es necesario que atice el fuego de la hoguera, y no se quede embobada esperándolo del cielo, o “como un ave revolando que no halla adónde parar, y perdiendo harto tiempo”. Teresa insiste en la necesidad de meditar en la vida, la pasión y la muerte de Jesús, y de estar en su compañía.

En este contexto, Teresa habla de las apariciones y visiones intelectuales de Jesús, del

que sentía que estaba siempre junto a ella, al lado derecho, mirándola y hablándola de cerca, y dejándole la certeza de que era Él el que hablaba. Esta experiencia la dejaba esforzada y alegre, con paz, desprecio de todo lo que no la lleva a Él, y con deseos aún mayores de entregarse a su servicio.

En el capítulo 9 habla de las visiones imaginarias, en las que el Señor le mostraba su

Humanidad, tanto en su realidad histórica como en su resurrección. Esta “imagen gloriosísima” pasa rápido, como un relámpago, pero “queda tan esculpida en la imaginación, que es imposible quitarse de ella hasta que la vea donde al fin la pueda gozar.

Esta imagen no es pintada, sino viva y está hablando con el alma y mostrándole grandes secretos. Es la imagen “más hermosa y de mayor deleite que podría una persona

93 6M 6,1 94 6M 6-9

Page 18: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

imaginar”, pero su vista no se puede sufrir porque causa espanto en el alma su “grandísima majestad”95.

Santa Teresa pide, como siempre, a quienes tengan semejantes experiencias, una

actitud de humildad y buena conciencia, llaneza y verdad con el confesor, para que el demonio no pueda dañar por ahí, en caso de que esas visiones no sean de Dios.

Del mismo modo aconseja no suplicar al Señor que la lleve por este camino96: � Porque es falta de humildad querer que nos dé lo que no merecemos. � Porque puede dejar una puerta abierta al engaño del demonio. � La imaginación hace ver, a veces, lo mismo que se desea mucho. � Es un gran atrevimiento elegir nosotras el camino. � Son muchos los trabajos que sufren los que reciben estas mercedes. � Quizá lo mismo que pensamos será ganancia, se volverá pérdida.

El recibir estos regalos, más que un motivo de gloria, obliga más a servir. El Señor se comunica de muchas maneras con el alma en estas apariciones, cuando está afligida o tiene que hacer frente a algún trabajo grande, o simplemente para regalarse con ella. Otra de esas maneras es la visión intelectual del mismo Dios y de cómo en Dios se ven todas las cosas y las tiene él dentro de sí mismo. La imagen de la morada que somos nosotros se trueca ahora en ser Dios, y en Él, dentro de este “palacio grande y hermoso”, acaecen todas las maldades que hacemos nosotros97. Esta visión mueve el deseo de imitar a este buen Dios, que no nos deja de amar a pesar de nuestros pecados, para que amemos nosotras a quien nos injuria. Otras veces da Dios a entender en sí mismo que es la misma Verdad, y que no puede mentir. Esto le lleva a entender a Teresa por qué el Señor es tan amigo de la humildad, pues Dios es suma verdad, y la humildad es andar en verdad. En el capítulo 11 narra Teresa la experiencia de la saeta de fuego, que hiere agudamente en lo íntimo del alma y lo deja hecho polvo. Hay arrobamiento de potencias y sentidos, pero el entendimiento está muy vivo para sentir que el alma está ausente de Dios, de tal manera que tiene que dar grandes gritos, porque la viva noticia de Dios que trae esa experiencia aumenta mucho la pena de la ausencia. Esta experiencia pone a la persona en peligro de muerte y deja el cuerpo descoyuntado. El alma está ausente de su bien y para nada quiere su vida. Siente una soledad extraña, pues ninguna criatura de la tierra le resulta una compañía adecuada. Sólo siente el tormento de la ausencia, y está abrasada por la sed de un agua que nadie le puede dar sino su Señor. Este rigor no dura más de tres o cuatro oras. El alma se muere por morir, aunque el consolador la consuela y fortalece, para que quiera vivir todo lo que quiere su voluntad. El alma que esto vive pierde el miedo a los trabajos que puedan sobrevenir. A Teresa le parece que, en este camino espiritual, hay dos cosas que son peligro de muerte: la anteriormente descrita, y la del excesivo y extremo gozo hasta el punto de que se pone el alma que parece que va a salir del cuerpo. Por todo esto es necesario no poco ánimo para entrar en estas últimas moradas, pues a quien entra, el Señor le pedirá beber su cáliz.

95 6M 9,3-4 96 6M 9,15 97 6M10 2-5

Page 19: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

g) Séptimas moradas: “¿Qué mandáis hacer de mí?” El recurso de la inclusión vuelve a aparecer en la séptima morada, cuando Santa teresa comienza afirmando la dignidad del alma, hecha a imagen de su creador, en la que Dios mismo se comunica y en la se esconden grandes secretos y cerrará esta morada y todo su libro con la misma afirmación (7M 1.22) La séptima morada es la del matrimonio espiritual. Antes de continuar este matrimonio, su majestad la introduce en esta estancia, donde sólo él habita. Esta estancia es como otro cielo, inundado por la luz del Sol de justicia. Sólo quien está en pecado mortal no puede trasparentar la luz (inclusión con 1 M2,1-3). En esta morada, Dios la “junta consigo” y le muestra en visión intelectual, la santísima Trinidad, de tal manera que lo que tenemos por la fe, esta alma lo tiene “por vista”. Las tres personas se le comunican y le hablan en lo “muy interior; en una cosa muy honda”. Con esta compañía el alma viene a parecerse a Marta y María: lo esencial de su alma jamás se movía de ese aposento, mientras que su persona podía ser ocupada en trabajos y negocios. ¿Cómo experimentó Teresa su matrimonio espiritual? Por visión imaginaria de la Humanidad de Cristo. Una vez, acabando de comulgar, se le apareció el Señor resucitado y le dijo que “ya era tiempo de que sus cosas tomase ella por suyas y Él ternía cuidado de las suyas” (7M 2,1). Esta visión fue muy diferente de las de las moradas anteriores. Teresa subraya que “hay grandísima diferencia de todas las pasadas a las de esta morada; y tan grande del desposorio espiritual como le hay entre los desposados, a los que ya no se pueden apartar”. Dos cosas son importantes en esta experiencia:

� Que esta secreta unión acaece “en el centro muy interior del alma”98. � y que el espíritu de esta alma se hace una cosa con su Dios en aquel centro”99.

Dos textos paulinos expresan el fina de este itinerario hacia el centro del Castillo Interior: “Mi vivir es Cristo” (Fil 1,2) y “Cristo vive en mí” (Gál 2,2). La mariposica blanca ha muerto y ahora es Dios el que vive en su lugar. Teresa describe los efectos de esa experiencia en 7M3:

• Olvido de sí. • Deseo grande de padecer, aunque no la inquieta. • Gozo interior en las persecuciones. • Grandísimo deseo de servir al Señor, de tal manera que no desea morirse, sino vivir

muchos años para servir al Señor. • Ningún temor a la muerte. • Ningún deseo de regalos ni gustos, sino de estar siempre sola u ocupada en lo que

aproveche a las demás. • No sequedades ni trabajos interiores, sino memoria y ternura con nuestro Señor, que

despierta con toques suaves y penetrativos. • Nada de alborotos, sino quietud casi siempre y grandísimo silencio. • Los arrobamientos se le quitan, y los arrebatamientos y vuelos del espíritu.

98 7M 2,3.5.8.11.14; 3,7; 4,11 99 7M 2,4.9.12; 4,11

Page 20: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Aquí ha encontrado la esposa el deseo que pedía, la cierva herida, aguas abundantes, y la paloma que envió Noé, el olivo donde descansar100. Y, ¿para qué todos estos regalos? “Para fortalecer nuestra flaqueza para poderle imitar en el mucho padecer”101.

“Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual, de que nazca, siempre obras, obras”102. “Porque estando hecha una cosa con el fuerte, por la unión tan soberana de espíritu con espíritu, se le ha de pegar fortaleza, y ansí vemos la que han tenido los santos para padecer y morir”103. De la oración salen grandes penitencias, el celo por la gloria de Dios, el servicio

humilde y la mortificación. Obrar es el fin de la oración, aunque sea en cosas pequeñas, “que el Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen”104.

El Epílogo de las 7 Moradas y del conjunto de la obra invita a entrar y deleitarse en el

propio castillo interior, hasta donde se puede, sin forzar el entrar allí donde sólo puede ser dado por el Señor del Castillo. Entrar en sus jardines, fuentes y rincones hermosos, hechos a imagen y semejanza de su Creador, es la invitación que nos deja Santa Teresa en su libro de las Moradas105.

3. Esbozo de tres perspectivas de análisis

Tras este recorrido por el itinerario de conformación con Cristo, presente en esta obra tan densa, rica y bien trabada de la Santa castellana, me gustaría dejar esbozadas tres cuestiones que me interesan de modo especial, como estudiante de teología bíblica:

a) Imágenes de Dios en las Moradas b) Raíces bíblicas de la obra c) Juicio crítico desde la espiritualidad y teología actuales

a) Imágenes de Dios en las Moradas Es muy interesante notar que la gran mayoría de las imágenes que aparecen en la obra tienen un carácter personalista y relacional, nada extraño teniendo en cuenta que Teresa tiene en el centro de su experiencia religiosa la Humanidad de Cristo y el Dios Trinitario, comunidad de amor. El segundo aspecto interesante es que todas ellas son, implícita o explícitamente, imágenes bíblicas. Si tuviéramos que clasificar dichas imágenes, lo haríamos en dos grupos:

� Imágenes tomadas del mundo de la naturaleza � Imágenes tomadas de la sociedad y de sus diversas relaciones humanas

100 7M 3,13 101 7M 4,4 102 7M 4,6 103 7M 4,11 104 7M 4,18 105 7M Epílogo, 22

Page 21: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

� Imágenes sacadas del mundo de la naturaleza - Las mismas aguas de la vida (1M 2,1) - El Sol que ilumina el castillo (1M 2,1.3.5.8.14; cf. 6M 1,10; 7M 1,3) - La fuente de aguas vivas, el manantial (1M 2,2.5) - Fuego del brasero encendido que es Dios (6M 2,4)

� Imágenes tomadas de la sociedad y de sus diversas relaciones humanas - Rey (1M 1,1; 2,8.14; 3M 1,6; 4M 3,2; 5M 2,2; 6M 4,2; 5,4; 6M 7,11; 6M 9,13 - Majestad (término empleado constantemente a lo largo de toda la obra) - Criador, que nos hace a su imagen (1M 1,1; Epílogo 22) - Buen vecino, de gran misericordia y bondad (2M 2) - El Dios que aguarda incansablemente (2M 3; en el libro de la Vida, Santa Teresa lo llama “el que tanto me esperó”, Vida Prólogo 2) - Verdadero Amador que acompaña y da vida y ser (2M 4) - El mejor amigo (2M 4; 4M 3,10; precisamente Teresa define la oración, en el libro de la Vida, como trato de amistad: “que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5) - El pastor (2M 2; 4M 3,2; 6M 2,3) - El cirujano, Dios y sanador (3M 2,6) - Como una madre a cuyos pechos mama el orante, como un niño (4M 3,10). La alusión a los “pechos divinos” aparece en 7M 2,7 - Esposo: es frecuente a partir de 5M 3,12 y, sobre todo 5M 4, donde pone la comparación del matrimonio. - Soldado que pelea por el alma (6M 1,10) - Amado (6M 2,3) - El que da (2M 4; 4M 1,2; 2,10; 3,8; 5M 1,5; 3,7; 6M 1,5; 4,2.12; 5,12; 6,9; 7,1.9.10; 8,4; 7M 4,1). - El gran Dios de las caballerías (6M 6,3.4) - El padre del hijo pródigo (6 M 6,10) - La verdad (6M 10,6.8) - El Maestro, el que enseña, camino, guía (6M 9,10.12; 7M 3,11) - Verdadero Consolador (6M 11,9) - El fuerte (7 M 4,11) - Señor de cielo y tierra (6M 9,5)

b) Raíces bíblicas de la obra Ofrezco, en este apartado, el fruto de la búsqueda de textos y referencias bíblicas, implícitas o explícitas en las moradas. Mi estudio no es exhaustivo, pero da una idea del profundo arraigo de la espiritualidad teresiana en la Escritura, tanto en el Antiguo Testamento, en sus experiencias fundantes y sus protagonistas, como en el Nuevo Testamento, desde Cristo hasta Pablo, pasando por las más diversas figuras-tipo. Cristo y su Humanidad constituyen el alimento principal de la experiencia religiosa de Teresa de Jesús y el centro de su vida. Junto a él, la figura de Pablo y su teología del bautismo y la conformación con Cristo (“Vive en mí Cristo”, Gál 2,20) están muy presentes en las Moradas (sobre todo en el símbolo del gusano de seda que se transforma en mariposa). Se puede decir que ese itinerario hacia el hondón del alma es itinerario hacia el encuentro con

Page 22: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Cristo dentro de nosotros, camino ascético y místico “hasta que Cristo se forme en nosotros” (Gál 4,19). Hemos clasificado los textos que siguen en expresiones bíblicas y tipos o modelos bíblicos, presentando en una columna los textos de las Moradas y en otra sus paralelos en la Escritura. Las citas y alusiones bíblicas son, muchas veces, inexactas, no literales e interpretadas según el tema al que son aplicadas. Teresa tenía en su memoria una “Biblia viva”, la “Biblia del corazón”, en expresión feliz de Jesús Castellano Cervera106, posiblemente recibida y aprendida en “catequesis” familiares, sermones, lecturas devocionales y libros litúrgicos, de la que se valía casi al modo hebreo y patrístico, haciendo interpretaciones “midrásicas” y alegóricas de los textos. Como ejemplo de una aplicación e interpretación midrásica, reproducimos el bello pasaje de 7Moradas 3,13:

«Estos efecto da Dios cuando llega el alma a Sí, con este ósculo que pedía la esposa, que yo entiendo aquí se le cumple esta petición. Aquí se dan las aguas a esta cierva que va herida, en abundancia. Aquí se deleita en el tabernáculo de Dios. Aquí halla la paloma que envió Noé a ver si era acabada la tempestad, la oliva, por señal que ha hallado tierra firme dentro en las aguas y tempestades del mundo»

A continuación ofrecemos las referencias bíblicas halladas: 106 Jesús Castellano Cervera, Lectura de un símbolo teresiano. La metamorfosis del gusano de seda en mariposica como ejemplo de una teología simbólica, Revista de Espiritualidad, 41 (1982), 531-66, p 544

Page 23: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

RAÍCES BÍBLICAS DE LAS MORADAS

Primeras Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Hay muchos aposentos, ansí como en el cielo hay muchas moradas” (1M 1,1)

Jn 14,2

Pablo y la Magdalena (1M 1,3)

“Él mismo dice que nos creó a su imagen y semejanza” (1M 1,1)

Gén 1,26 La mujer de Lot (1 M 1,6)

Gén 19,26

“No es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites” (1M 1,1)

Prov 8,31 El paralítico de la piscina (1 M 1,8)

Jn 5

“Adonde está su tesoro, se va allá el corazón” (1M 1,9)

Mt 6,21

“Árbol de vida, que está plantado a las mismas aguas vivas de la vida que es Dios” (1M 2,1-2)

Sal 1,3

“Aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma” (1M 2,3)

Lc 1,78

“Las cosas del alma se han de considerar con plenitud y anchura y grandeza” (1M 2,8)

Ef 3,18

“Pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien” (1M 2,11)

Heb 12,2

Segundas Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Estos entienden los llamamientos que les hace el Señor… y es esta voz tan dulce…” (2M 2)

Jn 10,3-5.16

El hijo pródigo, perdido (2 M 4)

Lc 15,11-32

“Sea varón, y no de los que se echaban a beber de buzos cuando iban a la batalla no me acuerdo con quién” (2M 6)

Jue 7,5

“… labrar un tan precioso y grande edificio, y si comienzan sobre arena…” (2 M7)

Mt 7,24-27

Page 24: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

“No son éstas las moradas adonde se llueve el maná; están más adelante, adonde todo sabe a lo que quiere un alma” (2M 7)

Éx 16; Sab 16, 20-21

“Su Majestad sabe mejor lo que nos conviene” (2M 8)

Rom 8,26

“No sabemos lo que pedimos” (2M 8) Mt 20,22 “Quien anda en peligro, en él perece” (2 M 11)

Eclo 3,27

“Ninguno subirá a mi Padre sino por mí” (2 M 12)

Jn 14,6

“Quien me ve a Mí, ve a mi Padre” (2M 12)

Jn 14,9

“La fe sin [las obras] ¿qué valor puede tener…? (2M 12)

Sant 2,14.20

“Nos es necesario orar, para no andar siempre en tentación” (2M 12)

Mt 26, 41

“No es más el siervo que el Señor” (2M 12)

Mt 10,24

Terceras Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Bienaventurado el varón que teme al Señor” (3M 1,1)

Sal 111,2

Santo Tomás: “Muramos con Vos” (3M 1,2)

Jn 11,16

“Beatus vir, qui timed [timet] Dominun [Dominum]” (3 M 1,5)

Idem El joven rico (3 M 1,5.7) Mt 19,16-22

“No queramos nosotras que se haga nuestra voluntad, sino la suya” (3M 2,6)

Lc 22,42 Siervos inútiles (3M 1,8) Lc 17,10

S. Pedro: dejó las redes como símbolo de quien lo deja todo por Él (3M 1,8)

Mc 1,18

Cuartas Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Da el Señor cuando quiere y como quiere y a quien quiere” (4M 1,2)

Éx 33,19

cf. Rom 9,15-16

La esposa del Cantar (4M 1,12)

Cant 8,1

Page 25: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

“Cun [cum] dilatasti cor menú [meum]” (4M 1,5)

Sal 118, 32

“Todo el hombre exterior goza de este gusto y suavidad” (4M 2,4)

2 Cor 4,16

“Como buen pastor, con un silbo tan suave… hace que conozcan su voz y que no anden tan perdidos” (4M 3,2)

Jn 10,2-16

“No está en nuestro querer, sino cuando Dios nos quiere hacer esta merced” (4M 3,3)

Rom 9,16

“Aquí no está aún el alma criada, sino como un niño que comienza a mamar” (4M 3,10)

1 Cor 3,1-2

“Ya le parece que todo lo podrá en Dios” (4M 3,19)

Filp 4,13

“Como ha probado ya los gustos de Dios, ve que es una basura los del mundo” (4M 3,9)

Filp 3,8-9

Quintas Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Son muchos los llamados, pocos los escogidos” (5M 1,1)

Mt 20,16

La esposa del Cantar, introducida en la bodega, y a la búsqueda del Amado (5M 1,13; 3,2)

Cant 1,4

“… dé fuerzas en el alma para cavar hasta hallar este tesoro escondido” (5M 1,3)

Mt 13,44 La esposa, introducida en la bodega: “ordenó en ella la caridad” (5M 2,12)

Cant 2,4

“… esta alma la ha hecho Dios bova del todo para imprimir mejor en ella la verdadera sabiduría” (5M 1,9)

1 Cor 1,22

“Pax vobis” (5 M 1,13) Jn 20,19 “Me parece he leído u oído que nuestra vida está ascondida en Cristo u en Dios, u que nuestra vida es Cristo” (5 M 2,4)

Col 3,2 cf. Filp 1,21

“Con deseo he deseado” (5 M 2,13) Lc 22,15 “sellada con su sello” (5 M 2,12) 2 Cor 1,22 “… para ser unos con Él y con el Padre, como su Majestad le pidió” (5 M 3,7)

Jn 17,21-23

“Basta lo que nos ha dado en darnos a

Jn 14,4-5

Page 26: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

su Hijo que nos enseñe el camino” (5M 3,7) “Si amamos a Dios no se puede saber… mas el amor del prójimo sí” (5M 3,8)

1 Jn 4,20-21

Sextas Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “Esperar en la misericordia de Dios, que nunca falta a los que en él esperan” (6M 1,13)

Sal 45,3; 33,18.22;

37,7; 147,11…

Los fariseos a los que mucho les habló Cristo: “Todo el bien está cómo se aprovechan de estas palabras” (6M 6,4)

Evangelios

“Queda alabando a nuestro Señor, que fue el que peleó para el vencimiento” (6M 1,10)

Éx 14,25 Jonás: “Temía no había de perderse Nínive” (6M 3,9)

Jonás

“Yo soy, no hayas miedo” (6M 3,5) Mc 6,50 Josué: Él pudo hacer parar

el sol por petición de Josué (6M3,18)

Jos 10,12-13

“Y en fin se cumple la palabra del Señor” (6M 3,8)

Is 55,11 Jacob, cuando vio la escala (6M 4,6)

Gén 28,12

“Que es todo asco y vasura, comparado a estos tesoros que se han de gozar sin fin” (6 M 4,10)

Filp 3,8 Moisés: lo que vio en la zarza (6M 4,7)

Éx 3,2

“Dios, que detiene los manantiales de las aguas y no deja salir al mar de sus términos” (6M 5,3)

Prov 8,29 La esposa del cantar: busca al Señor por barrios y plazas (6M 4,10)

Cant 3,2

“Estando en el cuerpo o no, yo no lo sabré decir” (6M 6,8)

2Cor 12,2 El ciego, sanado con el lodo (6M 4,11)

Jn 9, 6-7

“Con la fuerza del calor que le viene del verdadero Sol de Justicia” (6M 5,9)

Mal 3,20 Los que envió Israel por delante a la tierra de promisión llevaron señas (6M 5,9)

Núm 13,18-24

“Publicando quién es este gran Dios de las cavallerías” (6M 6,3)

Éx 14,17 Como el Padre del hijo pródigo, quiere hacer gran fiesta (6M 6,10)

Lc 15,11,32

“Poderoso sois vos, Señor, para que la gran mar se retire y el gran Jordán, y dejen pasar los hijos de Israel” (6M 6,4)

Éx 14,21-22 y Jos 3,13

El “martirio” de Pedro y de la Magdalena era la bondad de Jesús para con ellos (6 M 7,4)

Evangelios

“Parézcase vuestra grandeza en cosa tan feminil y baja, para que, entendiendo el mundo que no es nada de ella, os alaben a vos” (6M 6,4)

Jdt 1,19; 9,4-11; 16,3-6

“Él sabe mejor lo que nos conviene” (6M 6,9)

Rom 8,26 Elías, esperando fuego del cielo (6M 7,8)

1Re 18,30-40

Page 27: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

“El mesmo Señor dice que es el camino; también dice el Señor que es luz y que no puede nenguno ir a el Padre sino por Él, y quien me ve a mí, ve al Padre” (6M 7,6)

Jn 14,6; 8,12; 14,6; 14,9

La esposa del cantar buscando al esposo (6M 7,9)

Cant 3,3

“Meditación en los misterios de la sacratísima Humanidad de nuestro Señor Jesucristo” (6M 7,5-14) (El Crucificado Resucitado; cita expresamente la oración del huerto, la pasión, la crucifixión, la traición de Judas y la huída de los apóstoles) (cf. 6M 9,3.14)

Evangelios San Pablo: tempestad y alboroto del cielo tras su conversión (6M 9,10)

Hec 9,3-4

“Tan enseñada de unas tan grandes verdades, que no ha menester otro maestro…” (6M 9,10)

Mt 23,8 Saúl se perdió por ser rey (6M 9,15)

1Sam 15,24-31

“Para que en todo se haga su voluntad” (6M 9,15; cf. 6M 9,16; 10,9)

Mt 6,10

Pilatos preguntando al Señor qué es la verdad (6M 10,6)

Jn 18,38

“Él sólo es la verdad” (6M 10,6.8) Jn 14,6 La samaritana y el agua

del Señor (6M 11,5) Jn 4

“Se muere por morir” (6M 11,8) Filp 1,21.23 Los hijos de Zebedeo:

“¿Podéis beber el cáliz?” (6M 11.12)

Mc 10,38

La Magdalena defendida

por Jesús (6M 11,12) Lc 7,44

Séptimas Moradas

Expresiones bíblicas Textos

paralelos

Tipos bíblicos Textos

paralelos “La criatura, hecha a imagen de Dios” (7M 1,1)

Gén 1,26

Pablo, ciego y mudo en su conversión (7M 1,6)

Hec 9,8

“No por falta del Sol de Justicia” (7M 1,3)

Ml 3,20 Marta cuando se quejó de María (7M 1,11)

Lc 10,40

“Quiere ya nuestro buen Dios quitarle las escamas de los ojos” (7M 1,7)

He 9,18 Aparición a los apóstoles: “Paz vobis” (7M 2,3)

Jn 20,19-21

“Que vernía Él y el Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda sus mandamientos” (7M 1,7)

Jn 14,23 Magdalena: Vete en paz (7M 2,9)

Lc 7,50

“El que se arrima y allega a Dios, hácese un espíritu con él” (7M 2,6)

1 Cor 6,17 San Pablo : ¿Qué queréis, Señor, que haga? (7M 3,9)

Hec 9,5

“Mihi vivere Christus est, mori lucrum” (7M 2,6)

Filp 1,21 La edificación del templo de Salomón: sin ruido (7M3,11)

1 Re 6,7

Page 28: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

“El mismo que dio [la paz] a los Apóstoles… se la puede dar a ella” (7M 2,8)

Jn 20, 19-21 El beso que pedía la esposa, las aguas para la cierva herida, el deleite en el tabernáculo de Dios, la paloma de Noé que haya descanso (7M 3,13)

Can 1,1 Sal 41,2 Sal 83,2

Gén 8,8-9

Pasajes de la oración sacerdotal en 7M 9.10

Jn 17,21.20.23

El publicano, que no osa alzar los ojos (7M3,14)

Lc 18,13

“Ansí como el árbol que está cabe las corrientes de las aguas…” (7M2,12)

Sal 1,3 Salomón cayó (7M 4,3) 1Re 11

“Vive en ella Cristo” (7 M 3,1) Gál 2,20 Su gloriosa madre, los

apóstoles, san Pablo, san Pedro (7M 4,5)

Evangelios (y leyenda de Quo vadis?)

“Bienaventurado el varón que teme a Dios”, dice David (7M 4,3)

Sal 111,1 La Magdalena, Elías, Marta y María (7M 4,14-15)

Lc 7,37-38; 1 Re 19,10; Lc 10,42

“Acá dice David que con los santos seremos santos” (7M 4,11)

Sal 17,26 Apóstoles: llamados a enseñar y predicar (7M 4,16)

Evangelios

“Beviendo del vino de esta bodega adonde la ha traído su Esposo y no la deja salir…” (7M 4,12)

Cant 2,4

“Lo crió a su imagen y semejanza” (7M Epílogo, 22)

Gén 1,26

c) Juicio crítico desde la espiritualidad y teología actuales Quisiera subrayar, en este apartado final del trabajo, algunos de los aspectos que considero valiosos y relevantes en la actualidad. 1. En primer lugar, considero muy actual el modo de comunicar de Santa Teresa, lleno de símbolos sencillos, cotidianos, expresivos, muy lejano a los lenguajes discursivos y abstractos de los tratados clásicos de teología espiritual. Jesús Castellano Cervera lo expresa muy acertadamente en su artículo citado:

«El Castillo Interior es un hermoso tratado de teología simbólica del dinamismo de la vida cristiana. El estudio del simbolismo teresiano, desde una perspectiva religiosa, constituye uno de los campos más sugestivos abiertos a la investigación y a la revalorización teológica de la Santa”107.

Los símbolos de Santa Teresa, como el del gusano de seda estudiado por Jesús Cervera, tiene una profunda raigambre bíblica, patrística y litúrgica. 2. En segundo lugar, subrayo la fuerte dimensión cristocéntrica, pneumatológica y trinitaria de la teología espiritual de Santa Teresa. La Humanidad de Cristo en el centro, el papel del

107 Ib. p. 555

Page 29: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Espíritu en la obra de transformación del cristiano, y la inhabitación de la Trinidad son los puntos centrales de la doctrina teresiana en la Moradas. 3. El primado del amor: Si alguien podía concebir erróneamente a la mística carmelita como una extraña visionaria “embebida” continuamente en Dios y alejada del mundo, sus enérgicas expresiones abogando por el primado de la caridad y poniendo ejemplos muy realistas de la vida cotidiana, deshacen todos los posibles prejuicios: “No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y ansí, lo que más os dispertare a amar, eso haced” 108. 4. El reclamo de la interioridad: Frente al estilo de vida “divertido”, “extrovertido” y superficial de la sociedad actual, Teresa invita a “entrar”: “Entrad, entrad, hijas mías, en lo interior” para encontrar la eterna y amorosa Presencia del que nos habita. 5. La integralidad: La vida cristiana y religiosa, a menudo, se debate en un dualismo anticristiano que no deja de resultar chocante: vida activa y contemplativa parecen ser enemigas en lugar de fecundarse mutuamente. Teresa muestra, en la Moradas, que no hay contraposición. Al contrario, a medida que se camina en el proceso de cristificación, la nueva persona en Cristo resulta ser Marta y María (7M 4,14), una orante que sirve y una sierva que ora continuamente. 6. El optimismo antropológico: Hoy están de moda los cursos de autoestima. El amor a uno mismo es una tarea pendiente en una sociedad en la que no se carece de casi nada, aunque sí del propio conocimiento profundo. Teresa invita a conocernos, no para caer en el narcisismo o en el autodesprecio, sino para amarnos y valorarnos, con humildad, en nuestra verdad: criaturas llenas de la hermosura del Creador porque estamos hechos a su imagen y semejanza (1M 1,1; 7M Epílogo 22). La imagen del castillo interior invita a explorar las riquezas de hondura y belleza de una interioridad, por lo general, descuidada u olvidada. 7. Santa Teresa subraya repetidamente, a lo largo de las Moradas, la posibilidad de que Dios se comunique al hombre, salvando la infinita distancia entre seres tan distintos109. La perspectiva es personalista. Dios se convierte en un Tú para el hombre, incluso en su mejor amigo (2M 4; 4M 3,10). La perspectiva de la Dei Verbum (Concilio Vaticano II) es idéntica a la de Teresa:

«Dios invisible, movido de Amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos, para invitarlos y recibirlos en su compañía110».

La posibilidad de Dios de abajarse al hombre actúa en la imposibilidad del hombre de llegar hasta Dios. Nuestra fe en que Dios pueda hacer lo imposible puede ser el principio de una “encarnación” de Cristo en nosotros, como lo fue en María, hasta poder decir, con San Pablo y con Teresa: “No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí” (Gál 2,20).

108 4M 1,7 109 5M 1,8; 4,11; 6M 4,9; 8,1; 9,20; 10,1.2; 7M 1,1; 3,8 110 DV I, 2

Page 30: Anotaciones Al Castillo Interior de Santa Teresa

Bibliografía Biblia de Jerusalén, DDB, Bilbao 1976

Castro, Secundino, Cristo, vida del hombre, EDE, Madrid 1991

Herraiz García, Maximiliano, La oración, historia de amistad, EDE, Madrid 19914

Juan de la Cruz, Obras Completas, Ed. Apostolado de la prensa, Madrid 19587

Pikaza, Xavier, Experiencia de oración desde Teresa de Jesús, Monte Carmelo, Burgos 1982

Teresa de Jesús, Obras Completas, BAC, Madrid 19868