Anselmo Llorente y La Fuente

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Anselmo Llorente y La Fuente Anselmo Llorente y La Fuente fue el primer obispo de Costa Rica , nacido el 21 de abril de 1800 en la ciudad de Cartago . Fue hijo del inmigrante vasco Ignacio Llorente y Arcedo y de María Francisca de la Fuente y Alvarado, cartaginesa hija a su vez del Alférez Real Don Antonio de la Fuente y Mendaña , quien fue Teniente de Gobernador de Costa Rica. Quedó huérfano de padre a muy temprana edad. Falleció el 22 de septiembre de 1871 en San José. El día 24 se hicieron las honras fúnebres sepultándosele en la Iglesia de la Merced. En 1882 sus restos fueron trasladados al presbiterio norte de la Catedral Metropolitana. La Asamblea Legislativa costarricense lo declaró Benemérito de la Patria, por decreto # 14 del 22 de febrero de 1950. Anselmo Llorente y La Fuente 1º Obispo de Costa Rica 1851-1871

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Anselmo Llorente y La Fuente

Anselmo Llorente y La Fuente fue

el primer obispo de Costa Rica,

nacido el 21 de abril de 1800 en la

ciudad de Cartago. Fue hijo del

inmigrante vasco Ignacio Llorente y

Arcedo y de María Francisca de la

Fuente y Alvarado, cartaginesa hija a

su vez del Alférez Real Don Antonio

de la Fuente y Mendaña, quien fue

Teniente de Gobernador de Costa

Rica. Quedó huérfano de padre a

muy temprana edad.

Falleció el 22 de

septiembre de 1871 en San José.

El día 24 se hicieron las honras

fúnebres sepultándosele en

la Iglesia de la Merced.

En 1882 sus restos fueron

trasladados al presbiterio norte de

la Catedral Metropolitana.

La Asamblea

Legislativa costarricense lo

declaró Benemérito de la Patria,

por decreto # 14 del 22 de febrero de 1950.

Anselmo Llorente y La Fuente

1º Obispo de Costa Rica

1851-1871

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Vida religiosa

Hizo sus primeros estudios en Cartago y se trasladó a Guatemala a seguir estudios en

la Universidad de San Carlos. Se graduó de bachiller en Filosofía en 1822. Optó luego por

la carrera eclesiástica. Se ordenó sacerdote el 19 de marzo de 1824incardinándose en

aquella arquidiócesis, en la que desempeñó varios curatos. Se graduó doctor en ambos

derechos en 1825. Ejerció su ministerio pastoral en varios curatos pasando, en 1846 y

hasta 1851, al Rectorado del Seminario Tridentino. En1848 fue elegido miembro de

la Asamblea Constituyente. En 1850, el beato Pío IX erigió la diócesis de San José, Costa

Ricade Costa Rica y nombró a Llorente como primer obispo.

Fue preconizado el 10 de abril de 1851 y consagrado en Guatemalael 18 de

diciembre de 1851. Asumió la diócesis el 2 de febrero de 1852, creando, ese mismo año,

el Venerable Cabildo Catedralicio.

Se dedicó a remediar necesidades urgentes de la sociedad y dirigir bien la nave de la Iglesia

Diocesana. A él correspondió echar las bases de la nueva diócesis. En vista de que una de

sus preocupaciones más importantes fue la formación del clero, fundó el Seminario Mayor,

dotándolo muy pronto de instalaciones. En el Seminario se empezó a impartir lecciones

en 1863. Estableció la Curia de San José y el 22 de noviembre de 1855 llamó a las armas a

los costarricenses contra la invasión de losfilibusteros. Trasladado a Guanacaste por

la guerra, asumió la tarea de cuidar a los enfermos del cólera morbus y animó a las

comunidades de Bagaces, Cañas y Liberia para combatir la enfermedad, destacando allí

valientes sacerdotes que también había acompañado las tropas a Nicaragua. Fundó el

Seminario Conciliar costarricense. Fue deportado del país en 1858 por el gobierno de Juan

Rafael Mora Porras y regresó un año después, en 1859, cuando ya había caído el gobierno.

En 1869 asistió al Concilio Vaticano I

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PERIPLO DE OBRAS Y FE

Por D. Tomás Federico Arias Castro

Al conmemorarse el 135º. Aniversario del deceso de nuestro primer obispo diocesano,

Mons. Joaquín Anselmo

Llorente y Lafuente, fallecido el 22 de septiembre de 1871, corresponde recordar y

reflexionar acerca de la vida y obra de quién con su infatigable y perseverante accionar,

sentó las primeras bases, sobre las que se estructuró el andamiaje de la Diócesis de Costa

Rica y cuyos reiterados meritos, lo colocan como uno de los principales personajes de la

iglesia católica costarricense.

Nació en Cartago, el 21 de abril de 1800 y desde muy joven se trasladó a cursar estudios

universitarios y eclesiásticos en la Universidad de San Carlos (Guatemala) en 1818, en

donde se recibió como bachiller en Filosofía en 1822 y se ordenó como sacerdote en 1824.

Para 1825 obtiene las borlas en Derecho Canónico y en Derecho Civil, con lo que inicia

una vasta carrera parroquial y el ejercicio de distintos cargos públicos, en Centroamérica.

Para 1850 su vida dará un giro radical, con la ansiada erección del obispado nacional. En

efecto, este antiguo anhelo se inició en 1562, cuando se propuso el nombramiento del padre

Juan de Estrada Rávago, como obispo de C.R., solicitud rechazada por el monarca español

Felipe II. Siendo este proyecto infructuosamente retomado en 1743 con la introducción de

la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica, en la Provincia Eclesiástica de Guatemala; en 1813

por la insigne figura de Don Florencio del Castillo, como presidente de las Cortes de Cádiz;

en 1820 por el ayuntamiento de Cartago; en 1825 con la “irregular” conformación de un

Obispado por parte de la Jefatura de Estado de don Juan Mora F. (la cual luego se derogó) y

en 1837 bajo la administración de don Braulio Carrillo.

Finalmente, bajo el gobierno de don José M. Castro M. y con la impecable gestión de don

Felipe Molina B. como nuestro Ministro Plenipotenciario ante el Vaticano, se presento de

nuevo esta gestión, siendo acogida por el Papa Pío IX, al crear el “Obispado de Costa

Rica” el 28 de febrero de 1850, en virtud de la bula “Cristiana Religionis Auctor”, la cual

dispuso la elección de Mons. Llorente, como nuestro primer Obispo, tomando posesión de

su cargo en 1852.

Referirse sucintamente a su obra, resulta casi un imposible, pero sobresale su gestión para

la firma del primer Concordato en 1852 entre la Santa Sede y el Gobierno de C.R., suscrito

por el Ministro Plenipotenciario Fernando de Lorenzana por parte de nuestra nación y el

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cardenal Giacomo Antonelli por el Vaticano (confirmado por la bula “Totius Dominici

Gregis”); la declaratoria en 1853 de la Universidad de Santo Tomás como Pontificia en

virtud del decreto papal “Cum Romani Pontífices”; la Fundación del Seminario Tridentino

(Mayor) en 1854; y el activo y patriótico apoyo al gobierno de don Juan R. Mora, en la

“Campaña Nacional” contra la Falange filibustera de W. Walker, con distintas Cartas

Pastorales en 1855, 1856 y 1857.

Para 1858 y debido a una serie de enfrentamientos con el gobierno de Don Juanito, en

relación al Hospital San Juan de Dios, el obispo Llorente fue extrañado del país, regresando

en 1859, debido al derrocamiento de Mora, asistiendo asimismo en 1869 al Concilio

Vaticano I, en representación de C.R. Al fallecer en San José, a causa de una neumonía

tifoidea, sus restos fueron depositados en la catedral metropolitana desde 1882. Para

finalmente y por acuerdo legislativo No. 14, del 21 de febrero de 1950, conferírsele el título

de Benemérito de la Patria, con lo cual se reconoció su innegable impronta en la historia

costarricense de la segunda mitad del siglo XIX..

- Situación de la vida religiosa dentro del marco político, económico y educativo:

El marco político y económico de Costa Rica.

La población de Costa Rica: en 1821 se estimaba la población en 50.000 habitantes; en  1844 habían 88.000 habitantes

La vida económica después de 1832 es la producción y exportación del café por Puntarenas para Sur América y Europa. Luego por algún tiempo se explotara el mundo minero en el Monte del Aguacate, pero esta empresa no llegó a tener mucho éxito. Una de las preocupaciones de los Jefes de Estado era el buen manejo de la Hacienda Pública para el servicio de los habitantes en caminos, escuelas y la consolidación de las finanzas públicas.

La clase dominante en Costa Rica era de estirpe cafetalera, asentados en el Valle Central que habían tenido la oportunidad de ilustrarse en la Casa de enseñanza de Santo Tomas, en Guatemala y algunos afortunada en América del Sur, Norteamérica y Europa. 

En 1831 se importa la primera imprenta y se inicia el progreso de las artes gráficas. Esto viene a crear un nuevo espacio para los grupos dominantes y una ventana para las nuevas generaciones de conocer lo que sucede en su entorno. (Esta primera imprenta se conserva en el Museo Nacional en la actualidad).

La forma de vivir del costarricense era sencilla, el diario trabajo en el campo, de severas costumbres, honesto y severo consigo mismo.

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La Educación:

En 1814 nace la Casa de Enseñanza Santo Tomás donde se forjo en parte el pensamiento y la dedicación al estudio "Los vecinos de la ciudad de San José, que siempre se distinguieron por su espíritu progresivo, fundaron en el año 1814, por suscripción pública, la Casa de Enseñanza Santo Tomás, para la instrucción de la juventud. Anteriormente, los costarricenses tenían que acudir a Guatemala o a León de Nicaragua, donde existían universidades" Este centro de enseñanza es la base para la creación en 1843 de la Universidad de Santo Tomás. Este centro de enseñanza superior llegó a tener cinco facultades:

1-Facultad de Humanidades.

2- Facultad de Ciencias, Matemáticas y Físicas.

3-Facultad de Medicina.

4- Facultad de Leyes y Ciencias Políticas.5-Facultad de Teología y Ciencias Eclesiásticas.

Una constante preocupación de nuestros gobernantes fue la promoción de la enseñanza primaria. Había en 1843: 62 escuelas con 3.453 alumnos en todo el país.

La línea de pensamiento político era liberal, por una parte preocupados por su proyección personal dentro de la comunidad, algunos eran muy críticos a toda influencia clerical, proveniente de Guatemala o León. Aunque muchos sacerdotes ocuparon puestos en la Asamblea Nacional. Existe una tolerancia religiosa, pero en la clase media y pobre es evidente la ignorancia religiosa, pero un gran respeto a la voz de la Iglesia. Carrillo siempre propuso una separación Iglesia-Estado: supresión de diezmos, reducción de días feriados, reglamentación de los actos de culto exterior.

 La vida religiosa:

Costa Rica antes de la creación de la Diócesis de San José contaba con una vivencia religiosa, que puede afirmar, como herencia de la época colonial, sobre todo de la regencia del Vicario Foráneo de Cartago. Una vivencia doctrinal. Costa Rica dependía del Obispo León (Nicaragua). El clero existente era mayoritariamente diocesano, ya que no existió un gran interés por parte de los religiosos de tener grandes obras, por dos cuestiones A- la pobreza de la gente B- poca relevancia como centro de poder. Además la relación entre el obispo y los religiosos no era la mejor. Algunos religiosos, sobre todo franciscanos vivía en forman individual por razones personales. 

Por otra parte ya la legislación desde nuestra Independencia en 1821 consideraba que la "Religión Católica" era la del Estado, incluso se establece como "Oficial". 

La división eclesiástica era por vicarias, con un sacerdote responsable o coordinador de del grupo de parroquias a su cargo. El Vicario Foráneo residía en Cartago, con

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responsabilidades de Juez Delegado de Capellanías y Obras Pías. En 1830 la Curia de León estableció un Vicario General en Cartago con algunas otras responsabilidades.

Vicaria de Cartago:

El Carmen de Cartago 1563, con las filiales: Los Ángeles, San Francisco, San Nicolás y La Soledad. Ujarraz 1575. Orosi 1556. Tres Ríos (1760 La Unión), Juan Viñas 1826. Cot 1847. Quircot, Tobosi y Tucurrique

Vicaria de Heredia:

San Bartolomé de Barva 1575. La Inmaculada de Heredia 1706. La Ermita de Santa Bárbara 1827. La Ermita de Santo Domingo en 1829.

Vicaria de Alajuela:

Villa en 1801, ratificada en 1814. El titular fue San Juan Nepomuceno. La Iglesia de La Agonía en 1848. Atenas (1846). Atenas 1836. La Ermita de Grecia en 1838.

Vicaria de Puntarenas:

La Iglesia se autorizó en 1845 y parroquia en 1850. Esparza 1574. Térraba y Boruca fueron administradas por el Cura de Esparza. Luego se añadiría San Mateo, que seria una doctrina regentada por los franciscanos. Posteriormente por el Cura de Esparza.

Vicaria de Guanacaste:

Vicaria de Limón:

Matina dependía de franciscanos del Convento de San Francisco. Desde aquí se hacían misiones a Talamanca. Parroquia 1734. Fue abandonada cuando fue saqueada por piratas y desapareció como curato.

Habitantes 88.000 - promedio por sacerdote = 2.147 habitantes

Creación de la Diócesis

Algunos antecedentes:

Desde nuestra independencia política, tanto el clero como las autoridades sintieron la necesidad de contar con un obispo propio para Costa Rica. En 1571 el cabildo de Cartago solicitó al Rey Felipe II el nombramiento del Padre Estrada Rávago como obispo. Don Florencio del Castillo en 1812 ante las Cortes de Cádiz volvió a presentar la solicitud y posteriormente Don José María Zamora en 1820.

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"Después de la emancipación el gobierno de Juan Mora, siguiendo el ejemplo de San Salvador, decretó en 1825, la erección de un obispado, sin contar con el Papa, y por este motivo no tuvo efecto. Carrillo pretendió abrir negociaciones con la Curia Romana, pero los obispos de Nicaragua, por interés pecuniario, se opusieron en todo tiempo a la creación de la mitra tan deseada por los costarricenses, y no fue hasta el 1º de marzo de 1950, cuando don Felipe Molina, Ministro de Costa Rica ante la Santa Sede, obtuvo una bula de Pío IX para la erección de la diócesis de Costa Rica. En 1951 fue consagrado en Guatemala el primer obispo costarricense, Don Anselmo Llorente y Lafuente, natural de Cartago"

Bula "Christiane Religioni Auctor" de Erección del Obispado del 28 de febrero de 1950. Los datos bibliográficos de Mons. Anselmo Llorente y Lafuente se encuentran en un resumen de La Nación del 18-11-1982, Pág. 2b de la Sra. Marta Castegnaro.

 Ejecución de la Bula y preparativos para recibir al nuevo obispo:

Primero se creó la diócesis 28 de febrero de 1850 y luego el Papa IX nombró al Primer Obispo el 10 de abril de 1851.

Los primero fue instituir el Vicario Capitular que tomaría posesión de la Diócesis para hacer los preparativos para el recibimiento del nuevo obispo según lo disponía la Bula "Christiane Religioni Auctor" (El autor i Maestro de la Religión Cristiana). La persona encomendada por la Santa Sede fue el Arzobispo de Guatemala y Delegado Apostólico para América Central, Mons. Francisco García Peláez, el Vicario Capitular fue el Ilmo. Don José Gabriel del Campo.

Las tareas del Padre del Campo fueron las siguientes:

Negoció los arreglos con el gobierno para los cambios del calendario festivo católico.

Comunicado del nombramiento de Prelado Doméstico al Pbro. Rafael del Carmen Calvo (14-4-1851)

Promulgación de la Primera Carta Pastoral de Mons. Anselmo Llorente y Lafuente (28-10-1851).

Reparación de la Catedral de San José y recibimiento de Mons. Llorente el 18-12-1851.

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Prioridades Pastorales de Mons. Llorente:

Mons. Llorente tomó posesión el 8-2-1952. La tarea que se propuso fue organizar la diócesis de forma eficiente, llamando a su servicio a clérigos y laicos idóneos, mantener lo mejor posible las relaciones con el Gobierno.

Las siguientes son las principales tareas que impulso Mons. Llorente:

1. Creó la Curia Diocesana y la Oficina de Fondos Píos.

2. Instaló el Primer Cabildo Eclesiástico el 9 de diciembre de 1852

3. Fundó el Seminario Mayor y fomento un gran espíritu vocacional. La construcción se inició en mayo de 1854. Para conocer mejor este tema, existen dos obras: Blanco Segura, Ricardo. Los que el Obispo juzgare ECR, San José 1981... 150 p. Quirós Castro, José A. La Formación Eclesiástica en Costa Rica. Personal, San José 1997. 150 p. 

4. Gestionó y propició el Concordato con El Gobierno de Juan Rafael Mora. Quedó nulo posteriormente por conflictos con el Gobierno. "La creación de la Diócesis de San José supuso el comienzo de un crecimiento institucional de la Iglesia. Dentro de este proceso, un paso fue la regulación de un convenio con el Estado mediante un documento contractual llamado Concordato () el Concordato no fue sólo un instrumento para regular las llamadas materias mixtas, sino también un modelo de Iglesia, una forma de ubicarse la Iglesia en la sociedad, un camino para asegurarse una presencia importante, un proyecto pastoral".

5. Solicitó ayuda a comunidades religiosas femeninas para atener a huérfanos, enfermos y ancianos.

6. Obtuvo él titulo de Universidad "Pontificia" para la Casa Santo Tomás.

7. Animó misiones en lugares lejanos y creó nuevas parroquias.

8. Fueron 67 documentos emitidos entre pastorales y circulares sobre temas doctrinales, administrativos y políticos.

9. Logró la anulación de algunas leyes antirreligiosas.

10. Participó en el Concilio Vaticano I celebrado en 1869 en Roma..

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Custodio de nuestro pasado

Pío IX, por la Bula "Christianae Religionis Autor", del 28 de febrero de 1921 fundó el Obispado de San José en Costa Rica. Se constituyó en la primera y única diócesis para el territorio de la República de Costa Rica, durante la segunda mitad del siglo XIX.

La Sede Episcopal de la diócesis se situó en la ciudad de San José, capital de la nación.

Benedicto XV por la Bula "Preedecessorum", del 16 de febrero, estableció la Provincia Eclesiástica de Costa Rica. La nueva organización eclesial costarricense desmembró de la diócesis de San José, la diócesis de Alajuela y el Vicariato apostólico de Limón y el obispado de San José se constituyó en la Arquidiócesis. Según ese documento pontificio, la Arquidiócesis de San José integraba en su territorio tres provincias de la República: San José, Cartago y Heredia. Se constituyó así en la diócesis responsable de la evangelización de la parte central del país, o metropolitana.

Posteriormente con la creación de las diócesis de San Isidro de El General y de Tilarán, el territorio de la Arquidiócesis de San José fue modificado. En la actualidad comprende parte de la provincia de San José, de Cartago y de Heredia.

Es la diócesis de más densidad humana, de más complejidad social y con más características urbanas del país.

Tiene la capital de la República, dos capitales de provincia, el mayor número de cantones, de parroquias y de religiosos.

La diócesis tiene el patronazgo de San José, en cuanto patrono de la capital y de la República.

En ella están los dos centros más antiguos y relevantes de devoción mariana de Costa Rica, dedicados a la Inmaculada Concepción de Ujarraz y a la Virgen de los Ángeles, situados en la provincia de Cartago.

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Conclusiones:

Se logró la independencia eclesiástica de Costa Rica con la Diócesis de León.

La atención pastoral de los fieles con mayor responsabilidad de la Iglesia particular.

La obra vocacional fue buena, logrando su cometido el cultivo de las vocaciones nativas. Se preocupó por la formación de los profesores para el seminario.

Se crearon y se fortalecieron las obras sociales, logrando la llegada de comunidades religiosas.

Las tensiones y dificultades con gobernantes y políticos culminaron la expulsión del Prelado. La tensión que fue quedando, sería en parte la causa de la crisis del 1884 con la emisión de las la Leyes antirreligiosas

Un sector del clero no estaba de acuerdo con su obispo. Esto vino a traer serias dificultades internas al morir Mons. Llorente en 1872, provocando la larga vacante.

Posteriormente, la Iglesia costarricense continúa su camino de organización y desarrollo, hasta el punto en que se crea la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, el 16 de febrero de 1921, mediante la bula "Praedecessorum" del papa Benedicto XV (1914-1922). Dicha bula eleva a Metropolitana la Sede de San José y crea la Diócesis de Alajuela y el Vicariato Apostólico de Limón. Con el paso del tiempo se irán erigiendo el resto de las Diócesis del país. El venerable y muy querido papa Juan Pablo II (1978-2005) nos invitaba en la "Novo Millennio Ineunte" Nº1 a "recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro".

Presbítero Anselmo Llorente y Lafuente 1800 – 1871

Recopilado: Marta Castegnaro

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El primer Obispo.

Una vez erigida la Diócesis, estaba pendiente aún el nombramiento del primer obispo. El Arzobispo de Guatemala, Francisco García Peláez (1846-1867), ejecutor de la Bula, recomendó la candidatura del sacerdote costarricense Anselmo Llorente y Lafuente, designado por él mismo Rector del Seminario de Guatemala. El P. Llorente era casi desconocido en Costa Rica fuera del círculo de sus parientes; pero, las recomendaciones del Arzobispo García Peláez, decidieron el asunto en su favor.

Efectivamente, el Pbro. Dr. don Anselmo Llorente y Lafuente, fue confirmado como primer obispo de Costa Rica, el 10 de abril de 1851; el 7 de setiembre del mismo año fue ordenado obispo por el Arzobispo de Guatemala, Mons. Francisco García Peláez (1846-1867), llegó a Costa Rica el 18 de diciembre de 1851, concretamente a Puntarenas, el 28 del mismo mes llegó a San José y tomó posesión del obispado el 2 de enero de 1852. Mons. Anselmo Llorente y Lafuente (1851-1871) nació en Cartago, el 21 de abril de 1800, en el hogar formado por don Ignacio Llorente y doña Feliciana Lafuente. Huérfano de padre desde muy temprana edad, se educó primero en Cartago y luego, en 1818, se fue a Guatemala bajo la protección de Fray Anselmo Ortiz y allí se dedicó a los estudios eclesiásticos. Se graduó de bachiller en Filosofía en el Colegio de San Carlos en 1822; fue ordenado sacerdote en 1824 por Mons. Ramón Casaus y Torres O.P. (1815-1829) y se doctoró al año siguiente, en 1825, en ambos Derechos. Sirvió en Guatemala en los años subsiguientes y, en 1846, asumió la rectoría del Seminario de Guatemala. Después de su partida para Guatemala no había regresado el P. Anselmo Llorente a Costa Rica, con excepción de una breve visita en marzo de 1827.

Sin duda que la erección de la Diócesis, no inicia la labor de evangelización de la Iglesia costarricense, pero sí viene a darle un fuerte impulso; comenzándose en 1852, con la presencia de su primer obispo Anselmo Llorente y Lafuente (1851-1871), el proceso de organización y desarrollo de la misma.

Ya en la década de los años cuarenta del siglo XIX, Costa Rica comenzaba a cambiar, ya daba sus primeros pasos en la inserción en el comercio mundial, con las primeras exportaciones de café, y la llegada de inmigrantes europeos influyó decididamente el desarrollo sociocultural y económico de entonces.

Desde el punto de vista religioso, Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez (1940-1952) nos informa, que para 1851, la Provincia de San José, con sus 31.000 habitantes, contaba con diecinueve presbíteros, once iglesias, una ermita y dos oratorios; la Provincia de Cartago, con sus 22.000 habitantes, contaba con diecisiete presbíteros, dieciséis iglesias, una ermita y un oratorio; la Provincia de Heredia, con sus 17.000 habitantes, contaba con nueve presbíteros y cinco iglesias; la Provincia de Alajuela, con sus 18.000 habitantes, contaba

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con once presbíteros y cinco iglesias; y la Provincia de Guanacaste, con sus 9.000 habitantes, contaba con cinco iglesias y dos oratorios; y la comarca de Puntarenas, con 3.000 habitantes, contaba con una iglesia, y, entre ambas, contaban con seis presbíteros. Por tanto, el total aproximado de la población de Costa Rica para 1851 era de poco más de 100.000 habitantes, y se contaba con 63 presbíteros, 43 iglesias, 2 ermitas y 5 oratorios; para todo el país .

Entendemos, entonces, el gran trabajo que tuvo que emprender Mons. Anselmo Llorente y Lafuente (1851-1871) en las labores de organización de la Diócesis. Dentro de su obra pastoral, sólo mencionamos:- Inició la organización de la Curia. Nombra notario de la misma a su sobrino, Julián Volio, y Provisor a su hermano, Ignacio Llorente. En octubre de 1852 traslada el archivo de la antigua Vicaria Foránea de Cartago a San José, siendo el inicio del Archivo Eclesiástico y el 8 de diciembre de 1853, establece el Cabildo de la Catedral, compuesto por sacerdotes que habían de ser sus consejeros en muchas cuestiones.

Figuras muy notables se destacaron en el Cabildo durante el episcopado de Mons. Llorente (1851-1871), vale la pena mencionar, entre ellas, los nombres del Pbro. Rafael del Carmen Calvo, Prelado Doméstico de Su Santidad, primer Vicario General y Deán del Cabildo; el Pbro. Dr. Domingo Rivas Salvatierra, segundo Vicario General desde 1863, gran colaborador y organizador técnico de la Diócesis y después Vicario Capitular de la Diócesis en la vacante desde 1871 hasta 1877; el Pbro. Dr. Carlos María Ulloa, quien fue también su secretario y consejero privado y luego Vicario Capitular de 1901 a 1903 y el Pbro. Antonio del Carmen Zamora, Prelado Doméstico de Su Santidad y largos años Vicario General del segundo obispo de Costa Rica, Mons. Bernardo Augusto Thiel Hoffman C.M. (1880-1901).

-Animó la organización eclesiástica de la Diócesis. Por orden canónico y para efectos de mayor presencia en el territorio, el 2 de febrero de 1852, Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) creó las tres Vicarias foráneas de Cartago, Heredia, Guanacaste y Puntarenas, para las que fueron nombrados Vicarios. El 7 de julio de 1852, creó la Contaduría y Tesorería General de Fondos Píos, encargada de velar por la recta inversión de los fondos eclesiásticos.

Es de resaltar que mediante la celosa y eficaz cooperación de los canónigos Domingo Rivas Salvatierra y Carlos María Ulloa, Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) pudo iniciar la obra importantísima de reforma de la antigua iglesia Catedral, el 1° de agosto de 1871; labor que será concluida en 1878, siempre gracias a la colaboración de los mencionados canónigos.

Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) contribuyó a la edificación de gran cantidad de iglesias y erigió nuevas parroquias, como parte del proceso de organización diocesana, entre ellas: En San José: Desamparados (1853), Guadalupe (1856), San Vicente de Moravia (1863), San Isidro de Coronado (1864), San Juan (1865), San Pedro del Mojón (como filial

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de San José en 1863), Aserrí (1865, con cura independiente de Curridabat). En Cartago: Turrialba (1864), Tres Ríos (1868) y San Rafael de Oreamuno (1867). En Heredia: Santa Bárbara (1852), Santo Domingo (1854), San Antonio de Belén (como filial de Heredia en 1862 y como parroquia independiente en 1867), San Isidro (como filial de Heredia en 1866). En Alajuela: San Ramón (1854), Grecia (1854), San Mateo (1859), San Pedro de Poás (1862), Naranjo (como filial de Alajuela en 1865) y Palmares (como filial de San Ramón en 1866). En 1858 ordena al cura de Turrialba que visite Matina y Moín . Bajo el episcopado de Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) se concluyó el Concordato con la Santa Sede, firmado en Roma el 7 de octubre de 1852. Sin duda el Concordato constituye un paso de trascendental importancia, pues regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado, aunque claro está, posteriormente no dejaron de presentarse conflictos, hasta llegar a su ruptura en 1884.

- Impulsó la institución y la construcción del Seminario y la formación del clero. Por orden de Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871), la construcción del Seminario empezó en mayo de 1854, donde ya se impartían lecciones de Latín desde 1863 y en 1864 las primeras de Teología, en el edificio aun sin concluir. Nombró los primeros Formadores y en 1870, inició las gestiones para que los padres Paulinos vinieran al país; su consecución es mérito suyo aunque murió sin verlo cumplido. Además consiguió el título de Pontificia a la Universidad de Santo Tomás, el 31 de mayo de 1853 por parte del papa beato Pío IX (1848-1878), lo cual legitima las concesiones de títulos académicos en materias eclesiásticas. Preocupación constante de su episcopado fue la formación del clero, al cual dedicó lo mejor de su interés, consciente de la dependencia que de ese factor tiene la buena marcha de la Iglesia. Lo mismo desde 1862 contribuyó con las cuotas para el sostenimiento del Colegio Pío Latinoamericano de Roma, fundado en 1859.

- Impulsó la instrucción para el pueblo de Dios con la Catequesis y para el clero con las Asambleas del clero. Los Catecismos dominicales se iniciaron por este tiempo en la iglesia Catedral, bajo la dirección del Pbro. Dr. Carlos María Ulloa, lo mismo que en los demás templos parroquiales. Igualmente se organizaron las conferencias semanales del clero presididas por el mismo Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871).- Realizó visitas episcopales en toda Costa Rica. No olvidemos que la última visita episcopal antes de la erección de la Diócesis había sido en 1815. Entre enero y marzo de 1853 realizó la visita episcopal en Guanacaste y Puntarenas. Practicó su segunda visita canónica entre el 26 de diciembre de 1856 y el 17 de febrero de 1857, pasando por Alajuela, Heredia, San José y sus poblados. Y la tercera visita la realizó en 1865, a partir de enero, pasando por Puntarenas, Guanacaste, Alajuela, Heredia, San José y Cartago.  Tuvo honda preocupación por las misiones. Fue interés de Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) traer a los franciscanos para que se ocuparan de las misiones especialmente de Térraba y Boruca, sus gestiones fueron ingentes, logrando su llegada en 1866, pero quienes se retiraron en 1867. Contribuyó personalmente desde 1855 para las misiones de África.

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- Impulsó obras de caridad y de educación. Fue Presidente de la Junta de Caridad en 1852, encargada de velar por el bien del Hospital San Juan de Dios. En 1860 contribuyó personalmente para la creación de la Escuela de Música de Heredia. El 25 de noviembre de 1862, Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) donó al Gobierno una casa en San José, para la reclusión de mujeres, la cual se estableció en 1863. En su testamento legó una casa suya en Cartago para que se establecieran allí las Hermanas Betlemitas o del Sagrado Corazón de Jesús, para dedicarse a la enseñanza de las niñas, como lo harán efectivamente en 1877. Además en su testamento dejó pontificales y ornamentos, con los pectorales y anillos y 200 pesos a la Catedral; sus libros y los muebles del Palacio al Seminario. Del resto de los bienes hace seis partes: una para distribuir entre iglesias necesitadas, otra para los pobres, otra para fundar una beca en el Seminario, otra de la que dispondría don Vicente Sáenz, dos para sus hermanas y algunos parientes pobres y otra para la servidumbre y "decir Misas".

- Escribió Cartas Pastorales y circulares. Dejó cerca de sesenta documentos sobre las más variadas materias, particularmente disciplinares, de estilo sobrio y sereno.

- En el contexto de las guerras de 1856 y 1857 en contra del invasor William Walker, la voz de Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) entusiasmó a los soldados y con paternal solicitud les designó abnegados Capellanes. - Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) viajó a Roma el 28 de agosto de 1869, para asistir al Concilio Vaticano I (1869-1870), que se inauguró el 8 de diciembre del mismo año, sabemos que ya para inicios de julio de 1870 estaba de regreso en Costa Rica, probablemente al obtener noticias del golpe de Estado del 27 de abril de 1870, por lo que no participó de la votación final que aprobó el dogma de la infalibilidad del Magisterio del Romano Pontífice.

Mons. Anselmo Llorente y Lafuente (1851-1971) murió el 23 de setiembre de 1871, luego de prácticamente veinte años de episcopado. Sus restos reposan en el presbiterio de la Catedral Metropolitana.

Podemos decir que Mons. Anselmo Llorente y Lafuente (1851-1871) supo cumplir con el ministerio pastoral que las circunstancias del momento le exigían. Fue pastor celoso, coherente con sus convicciones y ante todo hombre de Iglesia, ciertamente Mons. Llorente y Lafuente (1851-1871) puso las bases sobre las cuales continuó desarrollándose la Iglesia costarricense y ése es su principal legado. 

Fuente: Pbro. Fernando A. Vílchez Campos. Historiador EclesiásticoPagina Web de la Arquidiócesis de San Jose.

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BIBLIAGRAFIA:

MARTA CASTEGNARO, Biografía del Presbítero Anselmo Lorente y Lafuente 1991.

PROFESOR:OSCAR LOBO OCONITRILLO, Creación de la Diócesis en Costa Rica, monografía, aportes.1996

JULIA MARIA BOLAÑOS, ALFREDO MADRIGAL S. La catequesis en Costa Rica, notas para la Historia de 1992.

SITIOS DE COSTA RICA.COM.Creacion de la Diocesis de San Jose.htm

SITIO ES. WILKIPEDIA. ORG

UNIVERSIDAD CATOLICA DE COSTA RICA

DIRECCION GENERAL ACADEMICA

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ESCUELA DE CIENCIAS TEOLOGICAS

CARRERA DE EDUCACION RELIGIOSA

CURSO: HISTORIA DE LA IGLESIA EN COSTA RICA

TEMA:

VIDA Y OBRA DE MONSEÑOR ANSELMO LLORENTEY LAFUENTE

PROFESOR: MARCO FERNANDEZ PICADO

ALUMNA: GRETTEL MORA ROMERO

2011

MÁS INFORMACION RELEVANTE

Hasta la segunda mitad del siglo XIX, que los edificios capitalinos y en especial las iglesias, comenzaron a cambiar su aspecto. Cabe recordar que esta fue una época muy importante para la actividad económica del país, especialmente para los exportadores de café, cultivo que se convirtió en la base del desarrollo.

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Mediante la bula Christianas Religionis Auctor, del 28 de febrero de 1850, se crea la diócesis de Costa Rica (hasta entonces, formaba parte de la diócesis de León, Nicaragua), siendo su primer Obispo, Monseñor Anselmo Llorente y La Fuente por lo que la iglesia paso a convertirse en Catedral, por lo que la misma fue objeto de algunas mejoras, que tampoco le agregaron valor arquitectónico a la misma.

El alemán Moritz Wagner, quien estuvo en Costa Rica en 1853, escribió:“Hasta las iglesias de San José son más pequeñas y pobres que las de cualquier otro país católico. Las iglesias del Carmen y de la Merced no merecen ninguna descripción. La catedral sólo tiene a su favor la ventajosa situación en el costado Este de la gran plaza principal… Es por lo demás, un edificio completamente insignificante, sin estilo arquitectónico alguno.”

Para el irlandés Thomas Francis Meagher, quien estuvo en San José en 1858, el interior de la Catedral josefina era “notable y hermoso“, pero no así su apariencia general y calificó su campana como monstruosa y poco musical.

La Catedral en 1858

Para 1871, el Obispo Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente, junto al Cabildo eclesiástico, encargan al arquitecto José Quirce y al carpintero Manuel Conejo realizar un estudio del estado del templo, el cual arroja que el techo, que era de caña, barro y madera, podría caerse en cualquier momento.

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La Catedral en 1871

Es por esto, que se decide emprender una reconstrucción total. Nuevamente la iglesia de La Merced hace las veces, en esta ocasión de Catedral pasando a esta, el tabernáculo, algunas reliquias y los altares dedicados a San José y San Pedro.

Ese mismo año, muere Monseñor Llorente y Lafuente, por lo que el padre Domingo Rivas, quién queda a cargo del templo, decide contratarle a José Quince, los planos del nuevo templo. Sin embargo, este renuncia y deja al mando al carpintero guatemalteco Ramón Estrada, el mando de la obra.

El guatemalteco se hace cargo de la creación de la cúpula, el púlpito, el coro, columnas y otros detalles.

El 17 de abril, 1878 es bendecida la nueva Catedral por el Delegado Apostólico Monseñor Luigi Bruschetti, con una procesión a la que además, asistieron todas la autoridades civiles y militares del país.

Sin embargo, en 1879, nuevamente un sismo afecto a la capital y la estructura de la catedral se vio muy afectado, al punto de que los campanarios de mampostería fueron demolidos, y en su lugar se colocaron unos europeos de metal, livianos, pero para el tamaño del edificio, eran sumamente desproporcionados.

El 30 de diciembre de 1888, a las cuatro y doce de la madrugada, un nuevo sismo sacudió a la Capital y hubo muchos daños en viviendas y edificios. Seis personas perdieron la vida. La catedral también sufrió grandes daños.

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La Catedral en 1898

En el año 1813, las Cortes españolas le dieron a San José el título de ciudad y, como tal, requería de un templo que le hiciera honor a la fe católica.

En síntesis, esta fue la razón por la que se decidió construir la actual catedral metropolitana.

Esta iglesia se inauguró en 1827 y recibió el título de catedral en 1850, cuando monseñor Anselmo Llorente y La Fuente fue nombrado primer obispo de Costa Rica.

Años más tarde esta parroquia resultó muy afectada por los sismos y se le tuvieron que hacer grandes modificaciones.

 http://www.catedralescatolicas.com/nov 2010 Historia de la Catedral Metropolitana

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INTRODUCCION

El presente trabajo tiene como finalidad, exponer la vida y obra de Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente. el primer Obispo de Costa Rica.

Mas que una historia estas paginas son un recordatorio de algunos hechos que tienen trascendencia en la vida eclesial de nuestro País.

Sin duda alguna la independencia eclesiástica se escribirá con los acontecimientos y las obras realizadas por él.

Costa Rica a partir de esta independencia declara transformaciones en muchos ámbitos.

La jerarquía de la Iglesia Católica nunca ha estado ausente en el crecimiento y desarrollo de nuestra nacionalidad. Por el contrario, está allí en lo cultural, educativo, político y social. Creo que no hay paso hacia adelante que se haya dado que no tenga la presencia bien pronunciada de la Iglesia, sea por medio de sus gestores , jerarcas, sacerdotes o religiosos.

En el devenir histórico de la Iglesia costarricense ha habido momentos de suma trascendencia en los aspectos que tocan la vida cotidiana de los costarricenses

La figura de todos los tiempos como Anselmo Llorente y Lafuente, trabajador, propulsor de la justicia, el orden, supo esgrimir la fuerza de la verdad a favor de nuestros habitantes.

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