ANTHONY GIDDENS - El Capitalismo y La Moderna Teoria Social (Partes 1 y 2)

download ANTHONY GIDDENS - El Capitalismo y La Moderna Teoria Social (Partes 1 y 2)

If you can't read please download the document

description

ANTHONY GIDDENS - El Capitalismo y La Moderna Teoria Social (Partes 1 y 2)

Transcript of ANTHONY GIDDENS - El Capitalismo y La Moderna Teoria Social (Partes 1 y 2)

EL CAPITALISMO Y LA MODERNA TEORA SOCIAL Anthony Giddens EDITORIAL LABOR, SA ABREVIATURAS Se emplean las abreviaturas de esta lista para los ttulos de las obras citadas con ms frecuencia en las notas al pie de pgina. En la bibliografa al final del libro (Obras atadas en el texto) se indica en concreto la edicin que se ha usado de dichas obras. ESCRITOSDEMARXYvENGELSCap El CapitalO Obras escogidas IA La ideologa demana Gru Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica CFEH Crtica de la filosofa del Estado de Hegel MEF Manuscritos: economa y filosofa SLR Sobre la-religin We Werke WYM Writirtgs of the Youttg Marx on Philosopby and Society Escritos be Durkheim DT De la divisin del trabajo social DTS De la divisin du travail social FR Las formas elementales de la vida religiosa FE Les formes lmentaires de la vie religieuse PECM Professional Ethics and Civic Moris RMS Les rgles de la mthode socilogique RA Las reglas del mtodo sociolgico LS Le Suicide ES El Suicidio El Soc El socialismo Soc Soalism 25 AS RP Anne sciologique (revista) Revue pbilosopbique ESCRITOSDEMAX WEBEREYS Economa y Sociedad ESC Ensayos de sociologa contempornea GAR Gesammelte Aufsatze zur Religionssoziologie GASS Gesammelte Aufsatze zur Soziolagie und Sozialpolitik GAW Gesammelte Aufsatze zur Wissenschaftslebre GPS Gesammelte politiscbe Scbriften 5TCS Sobre la teora de las ciencias sociales EP La tica protestante y el espritu del capitalismo RC The Religin of ChinaRl Religin of India WuG Wirtschaft und Gesellscbaft A M C. G. PRIMERA PAkTE MARX I CAPITULO PRIMERO LOS ESCRITOS DEL JOVEN MARX En cierto sentido los escritos de Marx llegan a abarcar tres siglos. Aunque naci casi dos decenios despus de empezar el siglo xix, y muri bastante antes de que terminara, sus obras han ejercido en el siglo xx la mayor influencia en el mbito poltico, sin duda, y en el mundo intelectual posiblemente tambin. Por otro lado, tienen sus races en las postrimeras del siglo xvui, en el estallido de cambios sociales y polticos que arranca con la Revolucin francesa de 1789. As pues, las ofcjras de Marx extienden hasta los tiempos ms modernos los efectos demoledores de la Revolucin francesa, y expresan una lnea de continuidad directa entre 1789 y la Revolucin de Octubre en Rusia, casi ciento treinta aos despus. Se sabe ms bien poco sobre la niez de Marx. En cambio, se han conservado varias cartas y fragmentos de sus escritos de adolescente, los ms antiguos de los cuales son tres breves ensayos redactados por Marx durante los exmenes finales en su escuela. Cotno es de suponer, estas redacciones no podan sec muy originales ni de'gran inters intrnseco, pero nos ofrecen un indicio de la grandiosidad entusiasta que inspir muchas de sus posteriores obras de madurez.1 La ms notable de las 1. *tiede advertirse que algunos comentaristas han querido descubrir en estas redacciones numerosos temas fundamental os .pura los iiostc- riores escritos tic Marx (cf. A. Cornl; : tari Marx ct Rrxcdrich 'Enycls. 31 tres redacciones lleva el ttulo Reflexiones de un joven sobre la eleccin de carrera, y trata de las obligaciones morales y del campo de opciones que se abren a un individuo cuando le toca elegir qu vocacin seguir en su vida. Marx concluye as: \ El principio ms importante [...j que debe guiarnos en la eleccin de una vocacin es el bien de la humanidad, nuestra propia perfeccin. No hay que pensar que estos dos intereses se oponen entre s, que uno debe destruir al otro. Ms bien, la naturaleza del hombre solamente le posibilita alcanzar su plenitud mediante el esfuerzo por la perfeccin y el bienestar de su sociedad [...]. La historia considera que los hombres ms grandes son los que se ennoblecieron a s mismos trabajando para el bien general.2 Estas perspectivas llevaron a Marx, en sus tiempos de estudiante universitario, a aplic&rse con gran dedicacin a estudio de Hegel, cuya filosofa contiene esto precisamente: una teora de la autorrealizacin, de la plenitud de nuestra propia perfeccin. En una carta a su padre, de 1837, Marx expHca cmo, al hallar insatisfactorias las filosofas de Kant y de Fichte y al abandonar finalmente su aficin juvenil por la poesa lrica, se sumergi en el ocano de Hegel.3 Pero, aun cuando al principio de esta etapa estuvo sometido a la fascinacin del sistema filosfico de Hegel, es evidente que . Marx no fue en ningn momento un ortodoxo hegeliano a ciegas. El origen del atractivo que* Marx_.sinti al principio por el hegelianismo sfe manifiesta en los apuntes de sus estudios en Berln sobre filosofa y derecho. 4 A Marx le parece que el dualismo kantia- no entre lo que es'yJ[o quedebe~ser[^^totalmente irre- conciliable con las exigenciasjde quien quiere aplicar la filoso* fa a la consecucin de sus objetivos. ste punto de vista lo mantuw~cfurante el resto d su vida. La misma objecinjmede hacerse a la filosofa de_Fichte: separa las propiedades de lgica y verdacTJtal como se presuponen respectivamente, en las matematicas"y en las ciencias empricas) de a intervencin del sujeto humano en \m mundo en continuo desarrollo. Por con Parls 1955, vol. 1, pp. 65 s.) Pero la caracterstica ms notable de las redacciones es el Idealismo tpico de un adolescente. 2. WYM, p. 39. 3. WYM, pp. 40-50. 4. WYM, pp. 42-47. 32 siguiente, estas_posicipnes_ddK:n_Substituixsej)or_otra donde > se reconozca gue el_ objeto_mismo debe estudiarse en su de-1 sarrolo; no debe haber di visiones jarbitranas; lo racional (Ver- j nunjt) de la cosa en s debe ser descubierto^n su contradicto-1 riedadj^encontrar su propia unidad,5 Marx se vio incapaz de resolver estos puntos por s solo, de modo que inevitablemente se sinti obligado a seguir en su propio pensamiento el proceso global de evolucin de la filosofa idealista alemana, pasando de Kant a Fichte y de ste a Hegel. De cualquier forma, lo que ante todo le atrajo a Hegel' no fue ni el impresionante despliegue integrador de su filosofa, ni el Contenido especfico de sus premisas filosficas como tales, sino ej(cierre por l efectuado entre las tendencias dcotmicas de la filosofa clsica alemana que constituan el principal legado de Kant) El impacto de Hegel sobre Marx se dio por medio de dos fuentes, separadas" en parte7cad una de las cuales implicaba ISnHuliair^Ti^e^HegeIianismoa^eterimadas~l3oscionespo- ticas en desacuerdo con el talante consevador de Hegel.7 Uno ce es tos^iactores de influencia debe hallarse en las enseanzas de ^dua^Gang, cuyas conferencias en BerKn impresionaron fuertemente a Marx. Gans condiment las ideas de Hegel con unajiosis. concentrada, de elementos saint-simomanos. Adems, se puede dar por seguro que Marx, en su juventud ms temprana, estuvo expuesto al contacto con ideas saint-simonianas, de modo que no es descabellada la opinin que atribuye a los escritos de Saint-Simon un influjo sobre el joven Marx casi tan grande como el que recibi de Hegel.9 El segundo factor que condicion la aceptacin de Hegel por parte de Marx fue el ingreso de ste como miembro eri el ^Club^ Doctores)? de la Universidad de Berln. En este crcu- lo/Marx^relacion con un grupo heterogneo de jvenes se 5. WYM, p, 43; We, Ergmungsband (Ergd), vol 1, p. 5. 6. Cf. Robkrt C. Tuoker: Philoxox>hy and Myth in Kcrrl Marx, Cambridge, 10(55, pp. 31-69. 7. Sobro (fif! opiniones d loa Jrtvomis ImfroltJinoK*, cf. H nnAHflin publicado on Gboho L.ukch : l joven Hegel y -'ios problemas de la sociedad capitalista, Mxico, 1963, pp. 17-112. 8. Vase Hanns Gntheb REasSNaa: Eduard Oans, Tubinga, 1965. 9. Georges (Jurvitch expresa firmemente este punto de vista: Li>^^n-Hosai5iPoriFaT3rcantes individualriHimulan capital y, a partir de ja produccin, extiaden~HTrnBitoce^ acthddades hasta abarcar^oomrcro~/Actn, poFlito7desde el primer momento7~al margen de lo^.gremios y en conflicto con ellos) Marx apunta solamente algunas indicaciones sobre cmo se'presenta en la manufactura este segundo modo de desarrollo, pero deja especificados algunos aspectos del proceso tal como se dio en la agricultura inglesa. A mediados del siglo XVII, gran parte de las tierras pertenecen a agricultores capitalistas 60. Cap, vol. 1, p, 639. 61. Cap, vol. 3, p. 323. 79 que producen para el mercado y emplean a trabajadores asalariados. Sus propiedades aumentan considerablemente mediante la ocupacin por la fuerza de las tierras comunales que todava quedan del perod feudal. Pero este ltimo proceso se demora, y no Se completa hasta la segunda mitad del siglo XVin. Termina en la misma poca en que el campesinado independiente desaparece del todo, cuando se incorpor el capital a la tierra y se crearon los contingentes de proletarios libres y privados de medios de vida que necesitaba la industria de las ciudades. 82- Marx jjismgufi_jjos^tandes etapas de organizacin productiva enjdLpefodo capitalista. nJajnm^i)redomina lq^bymu- jcturfjf. Su distintivo caracterstico es que implica l dsdobiTle^ Mbilida^ grtesanal"^^arias tarea^T especializadas desempmad^4M3r^4etermto^ooS^^er obreros, que realizan colectivamente lo que en el sistema gremial hara un slo proleslol^dedicado a eIIo7Xa~^ufactura~lls mas "eficiente que la produccin artesanal, no debido a ningn avance tcnico, sino porque la divisin del trabajo que implica posibilita la produccin de ms unidades por hombre-hora. Esta forma de produccin, que predomina en Inglaterra^ctesde el siglo XVI hasta fines del siglo xvm, tiene evidentes lynitaciones.,La expansin de. los mercados hacia el fin del siglo xvm es tan grande"que la manufactura no produce suficiente para responder a los pedidos qu^se~le~Eacen, Como consecuencia, surge un apremio muy fuerte^para crear^medios de produccin tcnicamente ms" efijsjentes; el desa7rono~3e~lTmaquinaria fue una consecuencia ineludible de las necesidades del mercado,63 El resultado es la ^gy-plugin industrial.Desde entonces, Jamecanizacin iin- ^pglOneTmodo de produccin capitalista. Se pone en marcha el mpetu~constante^aai~Ia~^^dxf^cxn* tecnolgica que se convierte en el distintivo del capitalismo. El desarrollo de una maquinaria cada vez ms complicada y ms cara es un factor fundamental de la centralizacin de esta economa, factor que Marx pone muy de relieve cuando trata de los pronsticos de descomposicin de capitalismo. .62. Cap. vol. 1, p. 624*. We, vol. 23, p. 761. 63. Carta a Annenkqv, citada en Miseria de la Filosofa. Vase completa en OE, vol. 2, pp. 469-481, y la frase citada en p. 473. 64. Engels emplea esta expresin antea que Marx. Vase la obra de Engres La situacin de la clase obrera en Inglaterra en edicin fin ingls. Oxford, 1968, pp. 9-26.No deja de haber cierto debate sobre e! orig-enVde la expresin revolucin industrial. Cf. Dobb, p. 258. 80 SBS8HS^55S!8SsS^ri5^i^ssr,^^^^r'!r7^'>r,Tr-~''''*-' * . CAPTULO III LAS RELACIONES DE PRODUCCIN Y LA ESTRUCTURA CLASISTA Segn Marx, el desarrollo de la sociedad es consecuencia ! de la continua interaccin productiva entre los hombres y la ' natyial|a7El hombre se diferencia de losanimales a partir cel momento en que comienza a producir sus medios de Subsistencia L..].1 La produccin y reproduccin de la vida es una exigencia dictada por las necesidades biolgicas del organismo humano y a la vez, lo que es ms importante, la fuente creadora de nuevas necesidades y capacidades. De este modo la actividad productiva est en la raz de la sociedad, tanto en sentido histrico como analtico. La produccin es el primer hecho histrico; y la produccin de la vida material es [...] una condicin fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de aos necesita cumplirse todos los das y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres.2 Todo individuo, con sus acciones cotidianas, vuelve a] : ere;ir y reproduce la sociedad en cada momento: de aqu pro-\ j viene lo que es estable en la organizacin social y ste es, a la ( vez, el origen de una modificacin interminable. ^ Cualquier tipo de sistema productivo trae consigo un deter 1. IAJ p. 19. 2. XA, p. 28. 81 r minado conjunto tic relaciones cyrc ios individuos que p;Uli- cipan en el proceso de produccin. De aqu parte una de i as crticas ms notables que hace Marx a la economa poltica y al utilitarismo en general. El concepto de individuo aislado es una construccin de la filosofa individualista burguesa, y sirve para encubrir el carcter social que la produccin siempre manifiesta. Marx alude a Adam Smiih calificndolo de Lutcro -de la economa poltica, porque l, y despus de l los dems economistas, han situado correctamente en el trabajo la fuente de la autocreacln del hombre.3 Pero los economistas no han hecho resaltar precisamente que la autocreacin del hombre por medio de la produccin entraa un proceso de desarrollo social. Lo^^seresaumanos^ nunca producen simplemente como individuos, sino que siempre lo hacenjromo miembros de una determinada forma de sociedad. Por tanto, no hay ningn tipo de sociedad^u^nQ^efunde_en un determinado conjunto de rela- co ngs-dgjro^ccin En la produccin, los hombres no actan solamente sobre la naturaleza, sino que actan tambin los unos sobre los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en comn y establecer un intercambio de; actividades. Para producir, los hombres contraen determinados vnculos y relaciones, y a travs de estos vnculos y relaciones sociales, y slo a travs de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y como se efecta la produccin.5 En toda forma de sociedad hay una' suma de fuerzas de produccin, una relacin histricamente creada con la naturaleza y entre unos y otros individuos, que cada generacin transfiere a Ja que sigue [...]. Marx no pretende construir ningn tipo deteora general sobre lo que provoca la expansin de las fuerzas productivas (Vroduktionskrafte). Esto slo puede explicarse por medio dl anlisis social e histrico concreto. 3. MEF, p. 137. 4. El trmino que generalmente emplea Marx (Produkticmsverhlt- nisse) tiene, en realidad, un doble significado en ingla, y puede referirs tanto & laa condiciones* como a loa relaciones do produccin. Sobre el uso del trmino relaciones do produccin* on los oncritoo do Marx. vflajBO Louis Altiiuhssk et al.t Liro lo Capital (Pars, 1XJ7), vol 2, pp. 149-59. 5. Trabajo asalariado y capital, en 02?, voL 1, p. g2. 6. IA, p, 40. 82 Oe este modo, as modificaciones de fuerzas productivas tuc s dan en la transicin del feudalismo al capitalismo pueden ncontrar su explicacin en los trminos de una serie convelen te de hechos histricos. Ms an, se dan casos-de sociedades en que las fuerzas d produccin llegan a desarrollarse en un grado bastante elevado, pero en que ios dems elementos de la organizacin social retardan cualquier paso ms adelante. Marx cita el ejemplo del Per, que tuvo una economa desarrollada en ciertos aspectos, pero qued entorpecida por a ausencia de un sistema monetario- La incapacidad .de desarrollar un sistema monetario dependi en gran parte de la situacin geogrfica aislada del pas, que contuvo a expansin del comercio.7 Marx usa generalmente los trminos Hcrrschaft y Klassenherr- schaft. En las versiones inglesas de los escritos de Marx, se acostumbra traducirlos por autoridad y rgimen de clase (rule, class rule). Pero estos trminos sugieren bastante ms imposicin deliberada de poder de lo que implica necesariamente la terminologa alemana. En consecuencia, conviene ms emplear el trmino dominio que autoridad .a Todos los anlisis que hace Marx del dominio o rgimen . , ,ili ii,MI"*~ i M ^, * 'clasista tienen como finalidad-primariaZlaZeiplicacin _de,Ja estructura y la dinmica caractersticas de laVsociedad^urguesax deTmodo quela precisin de conceptos tiene una importancia .secundaria respecto a este centro supremo de atencin. De ah que Marx a menudo usa el trmino Klasse de un mdo algo 7. Oru, i>. 22. 8. Cf. W. Wesolowskl: Marxs theory of c!&S3 domination: an attempt' at aystematisaton, en Nichows Loskowicz : Marx and. the Western. World (Notre Dame. 1967), pp. 54-. Sobre el problema de la Herrschaft } en los escritos de Weber, vase ms adelante, p. 259. EL DOMINIO CLASISTA ^uctgies. Al tratar dFlasrelaciones entre casesen~l sociedad, desenvuelto, y no se sinti obligado a afrontar el problema de descifrar de una manera precisa el concep o de clase hasta bastante cerca del fin de su carrera intdectuaI./Lo mismo que e concepto de^racibnalizadn^en.el pensamiento-de Max Weber, la nocin de ^]as~estaQ'fundaxnental en los escritos de Marx queden sus obras ms importantes, da por supuesto su significado^ Se ha observado como una irona el que los manuscritos dejados por Marx-al morir quedaran interrumpidos precisamente en e punto en que iba a proceder a un anlisis sistemtico; delconcepto.de clase.10 Por primera vez en sus escritos, aqu propone explcitamente la pregunta qu es una clase? Pero lo que dice .Marx, antes de terminar el escrito, es principalmente negativo. La clase no debe identificarseji con la fuente de ingresos ni conTa^posiaoTTiraonal en la divisin del trabaj. Et5s~crxterios~ nos daran una gran pluralidad de clases-los mdicos, cuyos ingresos provienen del tratamiento de enfermos, seran una case distinta de los agricultores, que deducen los suyos del cultivo de la tierra, etc. Ms an, tales criterios partiran por medio la situacin de los grupos de individuos en el proceso productivo: dos hombres, por ejemplo, pueden dedicarse ambos a la construccin, pero uno puede ser empleado de una gran empresa y carecer de propiedad, y el otro puede ser propietario de una pequea empresa. La insistencia de Marx en que las clases no son grupos segn los j.f^esos~^r^~g5pcl^cocrto^de. su premisa general, for- -mulada enJE.I Capital, ..de que la distribucin de bienes econ- micos no es un _mbito se parado ~ de l produccin o indepen- rlente_dejgHa, sino que est determinado por~eLmodo de produccin. Marx rechaza por absurda la afirmacin de John Stuart Mili, y de muchos economistas polticos, de que las instituciones humanas controlan (y pueden modificar) la distribucin, mientras que la produccin viene regida por leyes precisas.11 Tal punto de vista servira de base para suponer que 9. [...J no me cabe el mrito -c haber descubierto la exMsnca de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Caria a Wey- demeyer, marzo 1852. en OS, vol. 2, p. 481. Ct. Stasislaw Obsovsky: Class and. Class Stmcture i hg ftcsHai Consciousness. Londres, 1963; pp. 69-SS y passim. . . 10. El capitulo Las clases, puesto al final del tercer volumen de El Capital (edicin preparada por Engels) (Cap, vol. 3, pp. SXfi-8), no es ms que un fragmento. 11. Ora, p. 717. /i las clases no son ms que desigualdades en la distribucin de ingresos y, por tanto, que el conflicto de clases puede mitigarse o incluso eliminarse del todo introduciendo medidas que minimicen las diferencias entre Jos ingresos. Luego, para Marx, las clases son un aspecto de las relaciones de produccin. A pesar de la variabilidad de su terminologa, es relativamente fcil deducir lo que es substancial en la concepcin de clase que tiene Marx, a partir de las abundantes alusiones esparcidas a lo largo de sus muchos escritos fLas clases se constituyen PQJ.a relacin de grupos de individuoT^espeHo^~la~p^Sion de propiedad ] gmadT^obrellc^Tffedisde producci^nrEsto~os da un modelo deflaciones de case~Bscamente dicot^micc^ todas las sociedades clasistas se constituyen alrededor ele una lnea divisoria entre dos clases antagnicas, la dominame y__la ^sometida.12 Clase, tal como la entiende Marx, implica necesariamente una relacin conflictiva. Repetidas veces i, indica Marx con nfasis lingstico. Por ejemplo, al tratar de la situacin del campesinado en Francia en el siglo xix, hace el siguiente comentario: L03 campesinos parcelarios forman V. masa inciensa, cuyos, individuos viven en idntica situacin, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de produccin los asla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos [...]. En la medida en que /Jnillanes de familias viven bajo condiciones econmicas de'. existencia f que las distinguen por su modo de vvir, sus intereses y su cultura de f otras clases y las oponen a stas de un nodo hostil, aqullas forman \ma ckse; Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulacin puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unin nacional y ninguna orga-' nizacin poltica, no formanunaclase.13 En otro contexto, Marx hace una observacin semejante refirindose a la burguesa: los capitalistas formaruuna clase slo en la medida en que se ve~otgados a sostener una lutria qogicLjContra^otlase. Pues, por "dems, ellos' mismos se enfrentan unes con otros, en el plano de la competencia, en pos de ganancias en el mercado.14 12. Cf. Ulf Daheendoef: Claas and, Class Conflict irt an- Industrial Societv. Stanford, 1965, pp. 18-27. 13. OE, vol. I. p. 341. 14. IA, p. 51. ESTRUCTURA CLASISTA Y RELACIONES DE MERCADO Es importante recalcar que el concepto dcotmico de case aparece Como una construccin terica en los escritos de Marx. Slo la sociedad burguesa tal como Marx traza su futuro desarrollo encaja bastante con esta descripcin. Todas las sociedades clasistas de la historia muestran un sistema de relaciones ms complicado que interfiere con el eje dicotmico de la estructura de clases. En la sociedad burguesa se dan tres tiposjde estas agrupaciones que complicarTeTasunto: 1. v_Cses--que, aunque desempean un importante papel econmico v poluco~en~Ta^forma existente de sociedad, son marginales (en el sentido de^ej^rovienende un conjunto de reaio?jtes de produccin cjue, o bien estn caducando o bien, a la inversa, estn surgiendo^ 15 Un ejemplo de las primeras lo tenemos en el caso de los campesinos libres que, si bien todava fuertes n Francia y Alemania, van pasando a depender de los capitalistas agrcolas, o se ven obligados a unirse al proletariado urbano.10 ^ 2. Lascapasj>ociale^ q uestn, erurelacn de dependencia funcionalrespecto a una ae las clases y que,, por tanto, tienden a33^ficixse^p^caniente' con^lla.TTorresponden a esta categora los que Marx denomina d|rectQrps, que trabajan en la administracin de la industria: el alto personal ejecutivo.17 3. Finalmente, en elC^^phpfoleiariaj se encuentra# grupos heterogneos de indivi3uorimeCq^n~al-margen^del sistema de clases porque no estn plenamente integrados en la divisjn del trabajo. Los componen rateros y delincuentes de todas clases, que viven de los despojos de la sociedad, gentes sin profesin fija, vagabundos, gente sin patria ni hogar.'8 J. C. DONALD HOQUES : cThe "i^ern^ifttejclaflses" in Mandan theory, Social Research, vol. 28, 1961, pp. 24l-5lf ' 16. OE, vol. I, p. 217. 17. Cf. Cap, vol. III, pp. 36S ss. Marx alude tambin a sus sabloa, sus abogados, sus mdicos, etc., como representantes y portavoces ideolgicos de las citad as clames OE, vol. I, p. 136, 18. OE, vol. I, p. 152. 86 33 Vara histricamente el r^delro^fTodas^diarty^^ gcado de ^homogeneidadde una claseLas luchas dejUsgs^n^Exsncia, Marx anaHzaeTcoflicro er&e los~c^taTistasfinancieros yos industriales de 1848 a 1850 A) Se trata de un ejemplo emprico de la persistente subdivisin dentro del conjunto de la burguesa;como otras subdivisiones por el estilo, se funda en la divergencia respecto a un tipo concreto de intereses: [...] ya que el beneficio puede dividirse en dos tipos de rditos. Las dos especies de capitalistas no expresan ms que esc hecho.20 Segn Marx, la distribucin de las clases y la naturaleza del conflictqjmtre ellas~caml51 rabemMtelrnla^^icn de sucesivas"formasj^sociedad^as soc^dadesprecapitalistas estaban organizadas preponderante- mente por el lugaro Generalizando una metfora que Marx aplica al campesinado'francs, puede decirse que toda sociedad preca- pitalista se forma [...] por la simple suma de unidades del mis/no nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas.81 (n estas formas de sociedad las relaciones econmicas no se manifiestan como simples relaciones de mercado; el dominio o subordinacin econmicos vienen mezclados con vnculos per- spnal.es cutre los individuos. As, por ejemplo, el dominio del terrateniente feudal funciona a travs del vnculo personal de servidumbre y el pago directo de diezmos. Ms an, el siervo conserva en gran medida el control de sus medios de produccin, a pesar de que tiene que ceder como tributo a un dueo una parte de su producto. Las puras relaciones de mercado no aparecern como el determinante de la actividad productiva humana hasta el advenimiento del capitalismo, el cual depende de la expropiacin de una masa de trabajadores que,' aparte su fuerza de trabajo, no tienen nada que ofrecer a cambio de los medios de subsistencia. La sociedad burguesa ha desgarrado sin piedad las abigarradas ligaduras feudales ataban al hombre a sus superiores naturales", para no dejar subsistir otro vnculo entre los hombres que el fro inters, el cruel pago al contado Eq^una palabra, en lugar de la explotacin ve kda^^jiilusionesjreligiosas y^liicaT^ha^establecid^una explo19. Manifiesto Comunista, en OE, vol. I, p. 22. 20. Qru, p. 735. 21. OE, vol. I, p. 341. 87 tacQp_abierta^_descarada, directa.-y- brutal. En a^sociedad burguesa, por tanto, las relaciones de clase_se han si mplificado y unlversalizado. Una vez establecido el capitalismo, su progresivo desarroll tiende ms y ms a la creacin de dos grandes clases que en el mercado se oponen directamente: la burguesa "y\eT proletrado. Lasdemsdases terratenientes, pequea burguesa y campesinado son clases_d&_transicin, que van siendo absorbidas por una u otra de estas dos colectividades de clase ms importantes. En la concepcin de Marx, las clases foimameLprincipal es : labo entre las relaciones de produccin y el resto de la socieT- ' clase son" ef principal eje alrededor del cual se distribuye el poder poltico, y de cual depende la organizacin poltica'. Para harx7 el poder poltico y el econmico estn vinculados estrecha, pero no inseparablemente. Este tec-ema tambin debe situarse dentro de una dimensin histrica. La forma de gestin poltica se relaciona estrechamente con el modo de produccin y, por ah, con el grado de preponderancia que tengan en la economa las relaciones de mercado. La propiedad privada aparece primeramente como tal en el mundo antiguo, pero queda restringida a sectores limitados de la vida econmica. En la Edad Media, la propiedad pasa por varias etapas, desde la propiedad feudal de la tierra hasta la propiedad corporativa convertible, que dar origen en las ciudades al capital invertido en manufactura. Tanto en la sociedad antigua como en la Edad Media, la propiedad contina vinculadaa la comunidad, y por ello tambin lo estn las relaciones de dominio clasista. Esto significa que el funcionamiento del poder poltico todava se gestiona, de un modo poco preciso, primariamente en la communitas. E capitalismo moderno, en cambio, est condicionado por la gran industria y la competencia universal, que se ha despojado ya de toda apariencia de institucin comunitaria.23 El_Estajlo-jr-jiemo--aparce- enjconexin con la lucha de la burguesa contra los restos del feudalismo, pero viene estimula3o! 3l^n=porrias^xi^^iF3^^cmra'cptaIsta7' ~ 22. Manifiesto Comunista, en OE, vol. I, p. 24. .23. M, p. 71. '! 88 /A esta propiedad privada moderna corresponde el Estado moderno^ el ctril, adquirido gradualmente por los dueos de la propiedad pr medio de las contribuciones, ha cado enteramente bajo su dominio a travs de la deuda nacional, y su existencia ha llegado a ser totalmente dependiente dd crdito comercial que le ofrecen los dueos de la propiedad, los burgueses, tal como queda reflejado en el ascenso a descenso en la bolsa de los bonos del Estado.** La (formaVconcrefa del-~Estado cirmnstanqs~que hanacompa^ en en la sociedad burguesa_var|a segnTasa_conquista deLpoder. En'Francia, por ejemplo, la alianza de la burguesa con la monarqua absoluta ha estimulado el crecimiento de un poderoso cuerpo de funcionarios fuertemente arraigado. En Inglaterra, en cambio, el Estado representa un compromiso arcaico, decrpito y trasnochado entre la aristocracia terrateniente, que gobierna oficialmente, y la burguesa, que de hecho domina en todos los mbitos de la sociedad civil, pero no oficialmente.25 El proceso concreto que ha dado, origen a este orden poltico en Inglaterra ha restado importancia a los elementos burocrticos del Estado. 1DEOLOGAY CONCIENCIA El origen del derecho-civil tiene sus cimientos en la difusin de a^ropiedTprivada yen h desintegracin "3e~ETcortiu- ojdadLque_esto ocasiona. En Roma aparece por primera vez la codficadnde un cuerpo jurdico, pero sin consecuendas duraderas ^ebido a la descomposidn interna de la manufactura y 1 comercio en la sociedad' romana. Con la aparicin del capitalismo moderno, la formacin del derecho entra en una nueva fase. Los primeros centros del capitalismo en Italia y fuera de Italia asumieron el derecho romano, y lo convirtieron en fuente del derecho civil. En ste, la autoridad se fundamenta ms en normas racionalizadas que en las prescripciones religiosas predominantes en comunidades tradicionales.28 El sistema moderno de leves y administracin de justicia es un 24. JA, p. 71. 25. We, vol. 11. p. 95. 28. Rara el estudio hecho por Weber sobre eate punto, vaae ES, vol. 2; cf. tambin Diskheim: DL, pp. 142 as. 89 apoyo ideolgico muy importante para el Estado burgus. Pero no es ms que la expresin, propia de su tiempo, del hecho de que la clase dominante, en todas las sociedades clasistas, produce o asume formas ideolgicas que legitiman su dominio. La lase que dispone de los medios para ia produccin material, dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la produccin intelectual (geistig), lo que hace quese le sometan, generalmente hablando, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualicen te. 21 Segn Marx, la conciencia est enraizada en la praxis humana, que a su vez es^speaL ste es el sentido de la frase: No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. 28 Por causa de esta frase, Marx ha sido objeto de muchas acusaciones malvolas. Hay que tener presente que en ella el trmino operativo es ser social, y que pocas objeciones pueden aducirse contra la afirmacin general de que la actividad humana dentro de la sociedad ejerce una influencia directiva sobre la conciencia. En el hecho del lenguaje, indica Marx, encontramos un ejemplo concreto de esto. El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia prctica, la conciencia real, que existe tambin para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir tambin para m mismo 20 La expresin de ide^s, e incluso la misma existencia de algo que rebase la .mera sensacin, requieren como condicin la existencia del lenguaje. Ahora bien, el lenguaje es un producto social, y slo en virtud de su condicin de miembro de la sociedad adquiere el individuo las categoras lingsticas que constituyen los parmetros de su concienci hl concepto s5tuye. una-parte de ja superestructura social: prevalece en cualquier poca un ethos que legitima los interes'es de la clase dominante. De este modoiias relaciones de produccin, a travs He la mediacin 5 / del sistema ctTdases, componen la base real sobre la que se f'C levanta una superestructurajurdica y poltica y a la que corresponden determinadas ormas de conciencia social.31 Marx no postula una e anexin invariable entre estos dos modos en que la praxis social da forma a la conciencia. Un individuo o un grupo pueden desarrollar ideas en desacuerdo en paite con los puntos de vista que prevalecen en su poca; pero estas ideas no llegarn a destacar si no se articulan con los intereses de la clase dominante, o con los de una clase que empieza a estar en con- . diciones de desafiar a la estructura de autoridad existente.32 ste es el caso de muchas* de las ideas que se emplearon para construir mquinas a fines del siglo xvm y a principios del xix: haca muchos aos que s conocan, pero su rpida aplicacin y difusin slo tuvo efecto cuando el desarrollo dei capitalismo oblig a los capitalistas a aumentar la produccin mucho ms de lo que er posible con la manufactura artesana. tener en cuenta el papel del dominio debelase sin ely- ( dar el tr^tondtTBFlir^concepdn^dialctica de las relaciones ] entre conciencia y actividad social, quedan resueltos^algunos de ( los aparentes~3Hemas que afectan a la correspondencia entre \ relaciones de produccin y superestructura ideolgica en toda s sociedad dada.33 La actividad productiva de los individuo^, en relacin entre s y con la naturaleza, implic una continua in* teraccin mutua entre comportamiento social y conciencia: la estructura de dominio clasista condiciona la difusin y la aceptacin de las ideas originadas de este modo. De ah que la ideologa dominante siempre incluya en parte [...] un embellecimiento o conciencia de la dominacin, en parte [...] los medios morales para* esa dominacin.34 El fundamento real d? 31. Prlogo de la Contribucin a 2a critica de la economa poltica. en OE, vol. I, p. 373. 32. Cf. IA, pp. 600-501. 33. Cf.. por ejemplo, Johk Plamenatz : Man and Society, Londres, . 1968. vol. 2, pp. 279-93. 34.. IA, p. 602: We, vol. 3, p. 405. Vase Karl Korsch: Sfarxismus und Philoao^hie, Leipzig, 1990. pp. 56-67. 92 T' - la sociedad, sobre el que se levanta la superestructura, consiste siempre enrelaciones de individuos prcticos y activos, de modo que siempre entraa tanto la creacin como la aplicacin de ideas. Lq ms significa ti vfa de la superestructura no es que contenga ideas, como si las relaciones de produccin no las implicaran, sino que viene incluida~en urTsistema de relaciones sociaks-tesDeciamente en forma dTpoitica, derecho y^relfgin) que_pxecepruny_san clonnn un sistema de dominio clasista. Marx despacha sin grandes dificultades el problema de la relatividad de conocimiento histrico. Ciertamente todas las formas de conciencia humana, incluyendo las ideologas ms elaboradas y complejas, estn enraizadas en determinados conjuntos de condiciones sociales. Pero esto no descarta la inter^ prefacin retrospeciiva_deja_bis.toda_eji^trminos de principios ra^nalsTXs77(^todas las sociedades clasi^'sr^aftlapan de ciertas caractersticas; pero stas no pudieron darse hasta el advenimiento de las condiciones que origin el capitalismo para el conocimiento cientfico de la sociedad. Esto lo ilustra Marx por medio de una analoga. La anatoma del hombre, el ser viviente ms evolucionado, nos da la clave para comprender la anatoma del mono; de manera semejante, la comprensin de la estructura y_ proceso de desarrollo de la sociedad burguesa nos permite usar las mismas cat^fias para^xplicar el dsarr- "ttqiocial del inundo antiguo. Usando fos conceptos que han for- muladoTos~economstas polticos, es posible aplicar nociones como trabajo y produccin, de ua manera muy general, a caractersticas de sociedades que se encuentran en cualquier nivel de complejidad.^Pero hay que tener presente que estos conceptos slo han aparecido al surgir la produccin capitalista^ La produccin en general es yna abstraccin, pero una abstraccin justificada [... 3 35 Las teoras que han elaborado los economistas polticos contienen elementos de verdad muy importantes que pueden aplicarse a todas las sociedades; pero, por el hecho de que sus escritos estn vinculados tan fuertemente a la estructura de dominio de la clase burguesa, son incapaces de discernir el ca35. Oru, p. 7. Sin duda, este punto de viata es bsicamente hegela- no transformado. Como observa LukAcs, segn Marx hay que conocer correctamente el presente para poder comprender adecuadamente la historia del pasado...>, SI joven Hegel> p. 112. 93 rcter limitado y unilateral de sus formulaciones. Igual que los historiadores y filsofos lemanes, comparten las ilusiones de la poca;30 pero esto no significa de ningn modo que todas sus ideas sean ilusorias en sentido epistemolgico. Los modos fcle pensar predominantes no arrojarn del todo su carcter ideolgico hasta que la dominacin de clases en general deja de ser la forma de organizacin de la sociedad; tan pronto como, por consiguiente, ya no es necesario presentar un inters particular como general o hacer ver que es lo general lo dominante.37 "v Toda clase dominante pretende la universalidad de la deo- j logia que legitima su posicin de dominio. Pero, segn Marx, j esto no supone que los cambios sociales que acontecen al aseen- / der al punto dominante una nueva clase revolucionaria sean \equi valen tes en distintos tipos de sociedad. S bien Marx propone un e^quema^globj? cuyas caractersticas se encuentran en todo proceso de~cmbios revolucionarios, tambin sostiene que las formas de transformacin revolucionaria que se dan en la historia difieren en ciertos aspectos de crucial importancia. El proceso en conjunto del cambio social revolucionario, segrTe! esquema que emplea Marx en su anlisis, es el siguiente:_En f toda .sKiedad-relarivamf.nlf.. estable hay un equilibrio entre el yuxf modo_jie-43roducnT-lasxelaciones sociales que integran~ejt 10/j j modo de produccin, y la superestructura!! l vinculada por /ifiedio^eOomima clasista, Cuando ocurren cambios progresivos ^^ el mbito de la actividad productiva tal como sucedi en Roma con la aparicin de la manufactura y el comercio dentro ' una economa predominantemente agraria, surge .juna tirantez_entre__estas. nuevas fuerzas productivas y las relaciones de produccin , que .subsisten. Entonces estas ltimas obstaculizan cada vez ms a las nuevas fuerzas de produccin que sobresalen, Estas contradicciones llegan a expresarse abiertamente como conflictos debelase, terminan en luchas revolucionarias^reid a^eHI3^^to::poinico^y^parccenT^mvel ideolgicocomo choques entre&pxincipios .opuestos, Estas luchas dan como resultado, o bien el hundimiento de las clases beligerantes, como sucedi en Roma, o bknjIa profunda reorganizacin 36. IA, p. 42. 37. IA, p. 53; We, vol. 3. p. 48. 94 revolucionariajie lasociedad, como ocurri con la retirada del feudalismo anteel~capitalismo.38 La clase que se empea en ua luch revolucionaria por el poder, combate en nombre de derechos humanos absolutos y presenta sus ideas como las nicas racionales y dotadas de vigencia absoluta.38 Si bien con el derrocamiento revolucionario de la clase dominante solamente una clase sometida tiene posibilidad de ganar, sta puede pedir la ayuda de otras en su camino hacia el poder: la burguesa francesa, por ejemplo, realiz su revolucin en 1789 con la ayuda del campesinado. Cuandojaclase revolucionaria ha llega- , do poder, su carcter en otro ucmpo~rcvolucionari se convierte en~ una defensa del nuevo orden, es decir, de su propia hegemona: La parte dominante de la sociedad se halla interesada en santificar lo existente como ley y en dar una sancin legal a sus lmites, establecidos por el uso y la tradicin. Prescindiendo de todas las otras cosas, | esto se hace valer, por lo dems, tan pronto edmo la reproduccin _ | constante de la base sobre que descansa el estado de cosas existente, la relacin que le sirve de fundamento, adquiere con el transcurso del tiemj po una forma reglamentada y ordenada; y esta regla y este orden son, i a su vez, un factor indispensable de todo rgimen de produccin que ; haya de adquirir una firmeza social y sobreponerse a todo lo que sea i simple arbitrariedad y mero azar.40 I; De este modo la accesin al poder de la nueva clase inaugu- | ra otro perodo de relativa estabilidad, que un da dar origen a j una repeticin del mismo esquema do cambio, > Ij-sta concepcn_pcncral sera jto tal mente positivista si Marx no relaclonara^lacontecimiento deTcambcTre vollcfonano~cori el conjunto del proceso histrico. ^Cada~nueva clase -afirma Man?- instaura s^fomrrradn siempre sobre una base ms extensa que la dominante con anterioridad a ella;~To~quepa su vez, hace que, ms tarde, se ahonde, v. .agudice todava ms la contradicciru-de-laelase^ no poseedora contra la ahora dotada de riqueza41 El ascenso al poder de la burguesa introduce, como consecuencia, profundos cambios en el carcter de las relaciones de clase en comparacin a como eran en el feudalis38. Manifiesto Comunista, en OE, vol. I. p. 22. 39. IA, p. 52. 40. Cap, vol. III, p. 735: We, vol. 25, p. 801. 41. IA, p. 53; We, vol. 3. p. 48.95 mo. Lj^-sociedtt-d-iaiaxguesa tiende a una_xeal2acin de las capacidades productivas humanas jmuclotmsamplia dejo que era factbe^n~lntenores pe iodos histricos. Pero esto solamente - llega a scr~|?c^^ de una clase, cada vez mas ^numerosa de trabajadles asalariadosjdesprovistos de pro- pi33rTa~soaedad burguesa unlversaliza las relaciones de clase en torno a una nica divisin, la que hay entre la burguesa y el proletariado. sta es la que, de hecho, nos da la diferencia fundamental entre la sociedad burguesa y las dems formas de sociedad clasista que la precedieron. Mientras que las clases revolucionarias del pasado, una vez conquistado el poder, trataron de consolidar la situacin adquirida sometiendo a toda la sociedad-a las condiciones de su modo de apropiacin, el proletariado ncf puede llegar a una posicin de dominio sino aboliendo su propio modo de apropiacin en vigor, y, por tanto, todo modo de apropiacin existente hasta nuestros das.*2 / Segn Marx, la subida al poder de la clase trabajadora sig- /nifica la culrmaaoH~c[e~Ios1 camboC|orj3o^orJa^sQcie^f | burguesa. Erdesarrollo de esta ltima fomenta hasta^eLextr^ I niq^eTclesajiSte entregas realizaciones de [as fuerzas producti- I ALas.humhas^y^la~a]ienadp HOa masa po^ular respecto al con- I trol de la riqueza as creada. La superacin jlel capitalismo, por c>tra parte, proporciona al hombre las circunstancias en que I le ser posible recuperar su yo'alienado, dentro de un orden i racional que se ha liberado del dominio clasistn. Los presupuestaos econmicos de este proceso se explican con detalle en El Capital. 42. Manifiesto Comunista, en OE, vol. I, p. 33. CAPITULO IV TEORA DEL DESARROLLO CAPITALISTA LATEORA DE LA PLUSVALAAunque dedica gran parte de El Capital al anlisis econmico, e Jntergs predominante de Marx en sil obra es siempre la dinmica de la sociedad burguesa: el objetivo primario de El Capital consiste en descubrir la ley econmica que preside el movimienlo de es (a sotrirdml, n Inivs de un cxamcimcTIa dinmica deFTujadameno productivo sobre e que se apoya .1 El capitalismo, como Marx pone de relieve en la primera pgina de El Capital, es un sistema de produccin de mercan- cas. En l los productores no se limitan a producir para sus propias necesidades, o para las necesidades de los individuos con quienes estn en contacto personal; el capitalismo implica un mercado de intercambio de dimensiones nacionales, y tret. Kn vida du Murx rilo tut public 1 primer volumen do Kl Capital. puro Marx trabaj simultAneamcntc en lo tri;s volmenra. ICnjfcla prepar la edicin y public los volmenes II y 111, en 1X85 y 1#M respectivamente. En el prlogo a la primera edicin Marx promete un cuar'j libro en el que expondr, la historia de la teora. Kautsky, entre 1905 y 1917; public I0.3 materiales reidos por Marx para esta obra con el ttulo Theorien ber den Mehrwert. Partea de ella se tradujeron al ingls en el libro cuyas pginas citamos: Theories o) Surplus Valu, ed. Bonner and Burns, Lbndrea. 1951. Existen traducciones completas en ingls y en castellano: Historia critica de la teora de la plusvala. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2945; Teoras de la plusvala, Alberto Corazn editor, Madrid, 1976. 97 cu en temen te internacionales. Toda mercanca, afiwaa Marx, tie- ne dos caras; la He 1 valor de uso, por un lado, y lacPel valorjJ~camho, por cLqio. El valor de uso, que no adquiere realidad ms que en el proceso de consumo, hace referencia a las necesidades que puede satisfacer el empleo de las propiedades de unamercanca como artefacto fsico.* Un objeto puede tener valor de uso tanto s es una mercanca como si no; en cambio, ningn producto puede ser mercanca si no es a la vez un objeto til. El valor de cambio se refiere al valor que tiene un producto cuando se ofrece en intercambio por otros producios,1 En contraste con el valor de uso, el valor tic cambio presupone una relacin econmica determinada, y es inseparable de un mercado donde se intercambian los artculos; slo significa algo en relacin con mercancas. Ahora-bien. cualaiiiaf-ebkt&r^uajiQ mei*3fflca>4lo puede tciicr valor cnJamalkla_cn_inic se ha dcscippe:ulijudcrJil fucn;a dc^ trabajo humana ^ma-pioducirlo: sta es la afirmacin substancial de la teora del valor-trabajo que Marx toma de Adam Smith y Ricardo/ Se sigue de esto que, tanto el valor de cambio como el valor de uso, deben relacionarse directamente con la cantidad de trabajo materializado en la produccin de una mercanca. Es evidente, dice Marx, que el valor de cambio no puede deducirse del valor de uso. Esto puede verse con el ejemplo del valor de cambio de dos mercancas como trigo y hierro. Una cantidad dada de trigo vale una cantidad de hierro que se puede precisar. El hecho de que podamos expresar el valor de estos dos productos en trminos recprocos, y de- una manera cuantitativa, muestra que usamos una medida comn aplicable a ambos. Esta medida comn de su valor no tiene nada que ver con las propiedades fsicas del trigo o del hierro, que no tienen proporcin comn. El valor de cambio debe apoyarse, por tanto, en alguna caracterstica del trabajo que se pueda expresar cuantitativamente. Es obvio que hay muchas diferencias entre los distintos tipos de trabajo: las tareas concretas que implica el trabajo de cultivar trigo son muy diferentes de las 2. Contribucin a la crtica de ia economa poltica, p. 45. 3. Siempre que Marx habla de valor sin ms, quiere decir valor de cambio. 4. Para una exposicin del desarrollo de la teora del valor-trabajo, vca3e RonaLd L. Meek: Studies in the Labour Theory of Valu, Londres. 1956. 98 de la manufactura del hierro. Del mismo modo que el valor de cambio hace abstraccin de las caractersticas especficas de las mercancas, y las considera en una proporcin cuantitativa abstracta, en la deduccin del valor de cambio tenemos que considerar slo el trabajo general abstracto, que puede medirse con la magnitud del tiempo empleado por el trabajador en la produccin de la mercanca. El trabajo abstracto es la base del valor de cambn, mierr- traTque el trabado l>r eI?illt*r v \j\mnv.iY^JS^ErCa^tat^ Debera recalcarse que aqu Marx trata deliberadamente del valor y de la plusvala expresndose en un nivel sumamente abstracto^ Marx se propone pasar ppr alto todos los fenmenos op pnmfir^n funcionamiento de jos mecanismos internos del capitalismo. Por no haber tem3or~esto^en cuenta, muchos loaban interpretado errneamente, entre ellos los que dicen que Marx no reconoce en absoluto la fundn de la demanda. A lo largo de su estudio en el volumen primero, Marx supone una situacin en que la oferta y la demanda estn equilibradas. Majxjoajgnora la importancia tJ 7. El trabajo cualificado tambin-da pie a una objecin. De todos modos, Marx sostiene que todo trabajo especializado puede reducirse a unidades de tiempo de trabajo simple o no cualificado. Una especializa* cin representa normalmente el resultado de cierto periodo de adiestramiento; para convertir el trabajo cualificado en trabajo simple, es necesario contabilizar el trabajo que se incluye en el proceso de adiestramiento (por su parte y por parte de los que le han preparado). Pero, al parecer de Marx, el capitalismo tiende a poner fln un da a todo trabajo cualificado, por medio de la mecanizacin progresiva, Cf. PAUL M. SWEE- ZT: The Theory o) Capitlist Devel&pment, Nueva York, 1954, pp. 42-4. 8. Como ejemplo de la repercusin del cambio tecnolgico en este sentido, Marx cita el caso de la industria textil inglesa. En lla la Introduccin del telar de vapor redujo aproximadamente en un cincuenta por ciento el tiempo de trabajo necesario para convertir en tela una determinada cantidad de hilado. Un tejedor manual necesitara naturalmente el mismo tiempo que antea, pero en las nuevas circunstancias el producto de una hora de pu trabajo individual slo representaba ya media hora de trabajo social, quedando por tanto limitado a la mitad de su valor primitivo. Cap> vol. I, p. 7: We, vol. 23, p. 53. 3. Cap, vol. I, p. 42C ss. 100de la demantki-eeta-dfi- la teora del valor-trabajo se desoais de que la demanda no determina el valor, aunque puede afectar ]os-prec2s.lr Para Marx la demanda es^sighfcativa sobre todo por lo que se refiere a la asignacin de fuerza de trabajo a los distintos sectores de la economa. Si sube en forma notable la demanda de cierta mercanca, los productores de otros artculos se sentirn estimulados a dedicarse a la produccin de aqulla. La subida del precio consecuencia del aumento de demanda se reducir entonces con tendencia a acomodarse a su valor.11 Pero la demanda no es la variable independiente que algunos economistas imaginan: la oferta y la demanda presuponen la existencia de las diversas clases y subclases entre las que se reparte la renta total de la sociedad para ser consumida por ellas como tal renta y de las que, por tanto, parte la demanda formada por la renta.12 ^ valqr dg.rflmbir> qnp arbamos Ae desprende que los valores de los productos cambian: esto es, varan segn la magnitud de trabajo socialmente necesario materializado en ellos.13 Marx rechaza la idea'de que el capitalista saca sus beneficios a causa de una indiscriminada falta de honradez o de una deliberada mala fe en sus tratos. Aunque en las transacciones de compra o venta un capitalista determinado pueda ganar dinero aprovechndose de las oscilaciones del mercado, como sera por ejemplo un sbito aumento de la demanda de s producto, la existencia de beneficios en el conjunto de la economa no puede explicarse de esta manera. En general, sostiene Marx, el capitalista compra trabajo, y vende mercancas, por lo que valen realmente. El capitalista, prosigue Marx, tiene necesariamente que comprar ^las mercancas po^-io-oue -ualecu v que venderlas por su valor, y, sin embargo, sacar al final del proceso, ms valor del que invirtii1* ~~ Marx resuelve esta aparente paradoja refirindose a la con- dicinKistorica que es la base necesaria para el capitalismo :~el h^o de^^eJJc^-^breros.HtSrin 1 Ic^cl. li\ Hiitlu es eKi pcilcctumciic libre en Alemania, ndica Marx: el objetivo del movimiento obrero no debe consistir en liberar el Estado de la sociedad sino, al contrario, convertir el Estado de un rgano que est por encima de la sociedad en un' rgano completamente subordinado a ella [...].52 De todos modos, la fase de transicin que sigue a la abolicin inicial del capitalismo implicar, adems, la plena realizacin de los principios que slo en parte o imperfectamente 49. OE, vol. II. p. 15. 50. OE. vol. II, p. 16. 51. MEF, p. 141. 52. OE, vol. II, p. 21. ( 119. c se han desarrollado en la misma sociedad burguesa. La dictadura del proletariado constituye esta etapaJntermedia, y repre- isnt una concentracin del poder poltico_que ya existe de una manera ms difusa en la sociedad burguesa, xts es posible llevar a trmino el programa de centralizacin deJa. produccin y la distribucin previamente bosquejado: El proletariado se valdr de su dominacin poltica para^tr arrancando gradualmente a la. burguesa todo el capital para centralizar todos los instrumentos de produccin en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas. 53 El poder poltico slo desaparecer al terminarse esta etapa. Naturalmente, la abolicin de Estado) no implica para Marx una subversin de ia^Fgam^don~iocial, con la que s erradicara la forma concentrada de Estado que acabamos de describir. La transformacin dialctica del EstadcLse,consigue ms bien me3Ia^^ a la sociedad, de modo que la organizacin colectiva de la sociedad se interponga en la administracin de ios asuntos pblicos. Marx descubre un esquema de este proceso en la estructura a que aspiraba la Comuna de Pars. Varios de sus rasgos vienen a propsito: La Comuna estara integrada por concejales escogidos por sufragio universal y no haba de ser un organismo parlamentario, sino una corporacin de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo; la polica, los jueces y dems funcionarios de la administracin seran igualmente electivos, responsables y revocables en todo momento.54 Estaforma de organizadn sodal se fundamenta en la desaparidn del carcter clasista del Estado, lo que a su vez posibilita la desaparicin del mismo Estado como entidad separada^de la sociedad civil. Te'ndra que quedar bien claro lo lejos que esta posicin se encuentra del anarquismo, con el cual, errneamente, bastantes la identifican. En la teora anarquista el Estado en s es un mal, y tiene que ser literalmente demolido, ya que- expresa la autoridad coercitiva de algunos hombres sobre otros. La actitud de Marx respecto al Estado forma un todo con su parecer sobre la sociedad capitalista en general; el Estado burgus, a pesar de su carcter coercitivo, es 53. Manifiesto Comunista, en OS, vol. I, p. 42; We, vol. 4, p. 48154. La Guerra civil en Francia, en OE, vol. I. p. 452. 120 un elemento necesario en la disposicin de los fundamentos sociales para construir la forma de sociedad que trascender al capitalismo. Tampoco debe equipararse la posicin de Marx con la teora utilitarista del Estado, segn la cual ste no tiene otra funcin que la de regular los contratos econmicos. 58 Segn Marx, esta concepcin se limita a perpetuar en la sociedad civil la guerra de todos contra todos. Para l, la abolicin del Estado no es ms que un aspecto de una amplia y profunda transformacin de la sociedad. La fase de transicin de la nueva sociedad, puesto que implica la universalizacin de las tendencias intrnsecas de la sociedad burguesa, pede describirse anticipadamente con cierto grado de detalles al menos. No puede decirse lo mismo de la sociedad que habr trascendido completamente al capitalismo y, por tanto, Marx se limita a esbozar a grandes trazos las caractersticas de la segunda etapa de comunismo: En su etapa de transicin, la sociedad que sustituyela Ja forma jBurguesa es ya una_sqcedad..siiLclasesr_puesto .que se ha eliminado la propiedad privada. Pero el dominio de los bienes materiales sobre la vida humana, y con ello la superacin de la alienacin', slo puede lograrse aboliendo la divisin del trabajo tal como existe ep la sociedad burguesa. La sociedad del futuro, dice,,Marx en El Capital, substituir al obrero de hoy por el individuo desarrollado en su totalidad, apto para diversos trabajos.56 Esto superar las distintas dualidades que, fegn Marx, son el resultado de la diferenciacin producida por la divisin del trabajo: las que hay entre el campo y la ciudad, y entre el trabajo manual y el intelectual. En esta perspectiva hay que leer el famoso pasaje de La ideologa alemana: En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado crculo exclusivo de actividades, que le es impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crtico crtico, y no tiene ms remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un crculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en !a rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la produccin general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dediCf. como Durkheim trota loma jivu\.v' L;i energa religiosa, que se encuentra de una forma difusa y que lo invade todo en el totemismo australiano, es la fuente original de todas las encarnaciones despus ms particularizadas de esta fuerza general, que llega a manifestarse en forma de dioses, espritus y demonios en las religiones ms complejas. De ah que, para explicar la existencia de la religin, deba mos descubrir Ja base de la energa general que es la fuente de todo lo sagrado. Es evidente que no son las sensaciones inmediatas que producen los ttems como objetos fsicos las que explican por qu ellos estn dotados de fuerza divina. Los objetos totmicos son frecuentemente animales insignificantes y pequeas plantas, los cuales de por s no podran evocar los poderosos sentimientos de religiosidad que se les atribuye. Ms an, la representacin del ttem se considera generalmente como ms sagrada que el mismo objeto totmico. Esto demuestra que el ttem es, ante todo, un smbolo, una expresin material de otra cosa. El ttem as simboliza a la vez la energa sagrada y la identidad del clan como grupo. Por tanto pregunta Durkheim retricamente, si es a la vez el smbolo del dios y de la sociedad, no es porque dios y la sociedad son lo mismo? El principio totmico no puede ser otra cosa que el clan mismo, pero hipostasiado y representado a la imaginacin bajo las especies sensibles del vegetal o del animal que sirve de ttem.20 La sociedad requiere obligacin y respeto, las caractersticas inseparables de lo sagrado. El objeto sagrado, tanto si existe como una fuerza difusa impersonal como si est personalizado, se concibe como una entidad superior, la cual simboliza en realidad la superioridad de la sociedad sobre el individuo. De una manera general, no puede dudarse de que la sociedad tiene todo lo necesario para despertar en las mentes humanas Ja sensacin de lo divino, simplemente por la influencia que ejerce sobre ellas; porque es para sus miembros lo que un dios para sus fieles. Un dios, en realidad, es primero y antes que todo un ser que los hombres consideran 19. El desarrollo de la concepcin abstracta del mana como fuerza universal slo tiene lugar, sejn Durkhern, cuando se destruye el sistema de clanes totmicos. Se trata del mana, con cierta extensin en Henri Hubert y Marcel Mauss: Thore gnraie de la magie, AS, vol. 7, 1902-3, pp. 1-1-16. 20. FR, p. 218; FE, p. 295.189 superior a ellos, y del cual crccn que dependen. Tanto si es una personalidad consciente, como Zeus o Jahvcb, como si se trata de meras fuerzas abstractas como las que juegan en el totemismo, el fiel se cree obligado a ciertas maneras de actuar que se le imponen por la naturaleza del principio sagrado con que se siente en comunin [...]. Ahora bien, las maneras de actuar a las que Ja sociedad est tan fuertemente inclinada como para imponerlas n sus miembros, se encuentran, por esto mismo, marcadas con un signo distintivo que provoca el respeto.31 La ecuacin que Durkheim mr/a entre sociedad y 'do sagrado no debe entenderse mal. Durkheim no defiende que la religin: produce la sociedad; esta mala interpretacin es precisamente la que favorece la idea de que el adopta una posicin idealista en Las jornias elementales. Lo que propone es, por el contraro, que en la religin se expresa la autocrca- cin, el desarrollo autnomo, de la sociedad humana. Esto no es teora idealista, sino que se ajusta al principio metodolgico segn el cual los hechos sociales deben explicarse en trminos de otros hechos sociales.-" Durkheim intenta mostrar de una manera concreta cmo el simbolismo religioso se va creando cada ve/, de nuevo en el ceremonial. Las sociedades australianas alternan cclicamente su forma de vida; en uno de los ciclos, cada grupo de parentesco vive separadamente, dedicando a los fines econmicos el conjunto de sus actividades, y en el otro ciclo se juntan todos los miembros de los clanes o fratras durante un perodo determinado (que puede reducirse a pocos das o durar varios meses). Esta ltima fase es una ocasin para el ceremonial pblico, que tiene generalmente un carcter emotivo sumamente intenso. Segn Durkheim, en estos ceremoniales los hombres se sienten subyugados por una fuerza ms grande que ellos, que proviene de la efervescencia colectiva de la ocasin. El individuo se ve transportado a un mundo que le parece completamente distinto del de la actividad utilitaria de cada da a la cual dedica la mayor parte de su vida, Vemos aqu, por tanto, la idea de lo sagrado in slaiu nascemii. La conciencia de lo divino ha nacido de este fermento colectivo, y lo mismo hay que 21. FR, np. 218-20; FE, pp. 2!*W. ' 22. II e tomado esta expresin de II. Sti.mrt 71 mi tes: Cmi.srioit-sjirss and Socir(y, Nurva York, lr>K. p. 2S:>, 23. IZfif, p. 121. J9 decir de su separacin y de superioridad respecto al mundo cotidiano de las cosas profanas. I EL CEREMONIAL Y EL RITUAL Pero por qu esta fuerza religiosa tena que ;tomar la forma especfica de un ttem? La razn est en que el ttem es el emblema del clan: los sentimientos suscitados por la presencia de la colectividad cristalizan en el ttem como smbolo ms fcilmente identificabe del grupo. Esto explica por qu la representacin del ttem es ms sagrada que e mismo objeto totmico. Pero deja, naturalmente, sin resolver la cuestin de por qu el clan tena que empezar por escogerse un ttem. Durkheim sugiere que los objetos totmicos no son ms que aquellas cosas con que los hombres estn en contacto continuamente, y que cada clan tiene como ttem propio e animal o planta que se encuentra con ms frecuencia en el lugar de su reunin ceremonial. Empezando por el objeto totmico, los sentimientos religiosos se van adscribiendo a las substancias que lo nutren, que se le parecen o difieren de l, y de este modo generan una clasificacin de la naturaleza en relacin con el ttem. Msan, la fuerza religiosa, puesto que proviene de la asamblea colectiva, a la vez que aparece como exterior a los individuos y como dotada, en relacin con ellos, de una especie de trascendencia, slo puede realizarse en ellos y por ellos; y en este sentido, por tanto, la fuerza religiosa es inmanente a los individuos y ellos se Ja representan necesariamente como tal,2'1 De ah se deduce la tercera caracterstica del totemismo, el que los miembros individuales de 3a colectividad participan de la religiosidad del ttem. Esta explicacin muestra por qu es vano intentar definir la religin en los trminos del contenido real de Jas creencias. El que un determinado objeto o smbolo se convierta en sagrado no depende de sus cualidades intrnsecas. El objeto ms comn y corriente puede convertirse en sagrado s se le infunde la fuerza religiosa. De este modo un harapo adquiere 21. FR, p. 231. Para una evaluacin crtica del anlisis que hace Durkheim en este punto, vase P, M. Wor^ey: Emile Durkheim'g theory of knowledge. Sodoo^ca Revicw, rol. 4, 1&56, pp. 47-62. 191 s.ind.ui, y un pedazo de papel puede resultar extremadamente precioso. Esto muestra tambin por qu un objeto sagrado puede subdividirsc sin perder su calidad de santo. Un trozo ce 1 manto de jess es tan sagrado como el manto entero. Taha dar cuenta del segundo aspecto fundamental de la religin: las prcticas rmales que se hallan en todas Jas religiones. Existen dos especies de ritual estrechamente hermanadas. Eos fenmenos sagrados, por definicin se distinguen de los profanos. Todo un conjunto de ritos funciona para mantener esta separacin: son los ritos negativos o tabes, prohibiciones que limitan el contacto entre lo sagrado y lo profano. Estas prohibiciones abarcan Jas relaciones tanto de palabra como de conducta con las cosas sagradas. En su forma normal, nada del mundo profano debe entrar en la esfera de lo sagrado sin cambiar de alguna manera. Por esto, para las ocasiones de ceremonial, se ponen especiales vestiduras sagradas y se suspenden todas las ocupaciones temporales corrientes.2'1' Estos ritos negativos tienen un aspecto positivo: el individuo que se somete a ellos se ha santificado a s mismo y, por ello, se ha preparado para entrar en el reino de lo sagrado. Los ritos propiamente positivos son los que producen una comunin ms plena con lo religioso, y los que constituyen el ncleo del mismo ceremonial religioso. La funcin de ambos conjuntos de ritos se especifica fcilmente, y es un complemento necesario de la explicacin que se ha esbozado antes de cmo se originan las creencias religiosas. Los ritos negativos sirven para mantener Ja separacin esencial entre lo sagrado y lo profano, de la que depende la misma existencia de lo sagrado; estos ritos aseguran que los dos mbitos no pasan sus respectivos lmites. La funcin tic los ritos positivos consiste en renovar el compromiso con los ideales religiosos que, de otro modo, se reduciran a! mundo puramente utilitario. Al llegar ia este punto puede reformularse brevemente la relacin entrejesie anlisis y el que se estableci en La divisin del trabajo. La unidad de las sociedades tradicionales de grado 25. Soc\o\ogy\ and PhiJosojhy, p. 9-i. 2G. Hay, sin; duda, eslreclins conexionas entre el ritual religioso y el juego, Durkheim lince (ilusin al origen de loa Juegos en el ceremonial religioso. Sobre este asunto, cf. Rockr Caillois: Man, Play and Gamas, Londres. I{i02. Por supuesto, para Durkheim !oa ceremoniales religiosos son ? "! Esto nos ayuda a explicar Ja existencia de espritus religiosos malvolos. En todas partes hay dos clases de poderes religio 27. FR, pp. 355-6. El ritmo de ia vida colectiva se analiza detalladamente en el trabajo de Mauss: Essai sur les varations saisonniros des socts eskimos, AS, vol, 9, 1901-5, pp. 39-13028. FR, p. 411. 29. FR, p. 412. 193 sos, por un lado Jas influencias benvolas, y por olro las fuerzas malignas, que traen enfermedad, muerte y destruccin. La actividad colectiva que implican los ritos piaculares nos ofrece una situacin paralela a la que da origen a la nocin de fuerzas benficas, salvo que ahora la afliccin es el sentimiento dominante. sta es la experiencia que el hombre interpreta cuando imagina, fuera de l, seres malficos cuya hostilidad, constitucional o temporal, slo puede aplacarse con sufrimientos humanos. no LAS CATEGORAS DEL CONOCIMIENTO En el totemismo' el principio divino 3o invade todo mucho ms que en las formas de sociedad ms complejas. En las sociedades religiosas australianas descubrimos ideas que deben haber constituido en todas partes la fuente original de todos los sistemas de ideas que posteriormente se diferenciaron. La clasificacin (otmica de la naturaleza proporciona la fuente originaria de las categoras lgicas o clases dentro de las cuales se ordena el conocimiento. La clasificacin de objetos y propiedades en la naturaleza se construye a base de la divisin de las sociedades en distintos clanes totmicos. La unidad de estos primeros sistemas lgicos no hace ms que reproducir la unidad de la sociedad. Esto no significa que la sociedad estructure totalmente lapercepcin de la naturaleza. Durkheim no niega en ningn momento la existencia de diferencias biolgicamente dadas en la percepcin sensitiva inmediata, sino que, al contrario, indica que la clasificacin ms embrionaria presupone cierto reconocimiento de semejanzas y diferencias sensitivas. El peso de la explicacin de Durkheim est en que estas diferencias naturales no forman el eje del sistema de clasificacin, sino que constituyen solamente un principio secundario de ordenacin:3" La sensacin de semejanzas es una cosa, y la idea de clase o gnero es otra. El gnero es el marco 30. FR, p. 121. 31. FR, p. 152. 32. Sin embarco, esto introduce diflctiltndes do circulnrulnd en In teora de Durkheim. Cf. TAnsoss, p. 4 17. 194 externo, cuyo contenido lo forman, en pane, !os;objctos que se perciben como semejantes. La existencia de gneros lgicos significa la formacin de dicotomas claramente deslindadas. Sin embargo, la naturaleza manifiesta una continuidad en el espacio y el tiempo, y la informacin sensitiva que registramos a partir del mundo no est ordenada de esta manera discontinua, sino que se compone de imgenes vagas y flotantes/3 De modo que la misma nocin de genero lgico, y la distribucin jerrquica de las relaciones entre categoras procede de la divisin de la sociedad en clanes y fratras. Pero el modo como los objetos se colocan dentro de una categora ms bien que en otra, viene influido directamente por las diferencias sensitivas. Por ejemplo, si el sol est en una categora, la luna y las estrellas se colocarn generalmente en la categora opuesta; si la cacata blanca est en una categora, la cacata negra se pone en la otra. Del mismo modo que las categoras axiomticas en cuyos trminos se ordena el pensamiento abstracto proceden de la sociedad, sucede tambin as con las dimensiones fundamentales de fuerza, espacio y tiempo. La fuerza religiosa elemental es el modelo original del que procedi el concepto de fuerza, que ms tarde se incorpor a la filosofa y a la ciencia natura!/'1 Lo mismo sucede con las dems categoras aristotlicas: 3a nocin de tiempo encuentra su prototipo original en el carcter peridico de la vida social; y la de espacio, en el territorio fsico ocupado por la sociedad. El tiempo y el espacio no son, como sostuvo Kant, categoras inherentes a la mente humana. Sin ninguna duda, todo individuo es consciente de vivir en un presente que es distinto del pasado. Pero el concepto de tiempo no est personalizado; implica una categora abstracta que comparten todos los miembros del grupo. No es mi tiempo el que est as organizado; es el tiempo en general 33 Esto tiene que haberse originado a partir de la experiencia de a colectividad: las divisiones temporales de aos, semanas y das arrancan de la distribucin peridica de las 33 FR, p. 154; FE, pp. 20S-9. 34. Durkheim advierte que esto ya ia haba indicado Compte. Pero Comple dedujo errneamente que la ido de fuerza estaba destinada a desaparecer de la ciencia, pii^?, por pus orirenr's msticos, le negaba todo valor objetivo*. FR, pp. 212-3. 35. FR, p. 1G. 195 jame, la noci! de espado presupone algn punto fijo origi i);)]; no puede haber nonc o suv, derecha o '/xquierda sin cierta pama comn a partir de la cualstos puedan considerarse o distinguirse. El territorio que ocupa la sociedad proporciona este punto de referencia. Pueden darse ejemplos bien directos: en algunas sociedades australianas, el espacio se concibe en forma de crculo, reflejando la forma circular del campamento, y el crculo espacial se suhdividc segn la posicin de cada clan en c! mismo campamento. Durkheim no propone aqu una simple forma de materia- lismo mecanicista, como tampoco, en otras partes de Las formas elementales, rcincidc en el idealismo, por el que a menudo se crtica la obra. En realidad, se esfuerza en poner de relieve que esta opinin parte de la premisa de la intcrrelacn dinmica entre el substrato de la sociedad, y las ideas evolucionadas colectivamente: Sin duda consideramos evidente el hecho de que la vida social ; depende de su substrato y lleva su marca, dei mismo modo que la vida mental del individuo depende del sirtema nervioso y hasta del organismo emero. Pero la conscicncc collcctivc es otra ensa que un simple epifenmeno de su base morfolgica, del mismo modo que la conciencia individual es- otra cosa que una simple florescencia del sistema nervioso. i Como teora del conocimiento, la tesis propuesta en Las formas demolales tiene ante todo un carcter gentico: no es, corno a veces se ha entendido, una teora que postula la existencia de un conjunto invariable de conexiones entre la organizacin social y las ideas colectivas. Por cierto, un aspecto bsico de la concepcin general ,que tiene Durkheim del proceso de desarrollo social se refiere al carcter cambiante de los sistemas de ideas que se encuentran en (as sociedades contemporneas, y a la naturaleza cada vez ms diversificada de los procesos sociales que estn en su base. En este punto tiene una I importancia especial la relacin entre el racionalismo moderno y la moralidad secularizada. La importancia de Las formas ele- \ mentales, cn'ef pensamiento de Durkheim, est en que demues- I ii :f. FR, p. !3">: vf'asc nits adi-lanli', pp. 352-351. i 196 colectivas que no posean un carcter sagrado. Aunque han cambiado radicalmente tanto el contenido como la forma del orden moral que se encuentra en las sociedades contemporneas, si se los compara con las sociedades tradicionales, no hay realmente solution de continuit entre las formas de solidaridad tradicionales y las modernas. El racionalismo, al que Durkheim denomina el aspecto intelectual del individualismo moral, va penetrando cada vez ms en el mundo moderno. Una consecuencia de ello es la exigencia de una moralidad racional. Ahora bien, el mantenimiento de la autoridad moral requiere que las ideas morales estn como rodeadas de una barrera misteriosa que evite Ja familiaridad con ellas de los tranagresores, del mismo modo que el dominio de lo religioso est protegido del alcance de lo profano.a7 Esta caracterstica se conserva fcilmente cuando la religin y la moralidad se identifican, porque los smbolos v aderezos de la religin inspiran actitudes de veneracin. Pretender borrar de la moralidad todos los vestigios de la religin puede traer como consecuencia un rechazo de todas las normas morales, porque tales normas slo pueden sobrevivir si se les otorga respeto y si se las considera como inviolables, dentro de las condiciones de su aplicacin. Esta es larazn porque, aun cuando se desprenden de su fundamento original en la ley divina, se ven obligadas a mantener un carcter sagrado."8 RACIONALISMO, TICA Y CULTO AL INDIVIDUO De nuevo este anlisis puede cotejarse con la teora expuesta anteriormente sobre la mezcla primitiva de religin y moralidad. En el pensamiento religioso de todas partes, el hombre se ha concebido a s mismo como dos seres distintos, el cuerpo y el alma. Se cree que el cuerpo reside en el mundo material, y el alma en el mbito discontinuo de lo sagrado. Una creencia 37. Moral Education, p. 10. 38. Ibid., pp. 9-11. La vida mora! no ha podido ni nunca podr desprenderse de todas las caractersticas que tiene en comn con la re 1 - jiii. Socio2ofy and Philosophy, p. 18. 197 universal no puede ser fortuita, ni completamente ilusoria, y debe fundamentarse en alguna dualidad intrnseca a la vida humana en la sociedad. Pueden seguirse las huellas de esta dualidad hasta la diferenciacin e/iire !a sensacin, por un lado, y el pensamiento conceptual y las creencias morales, por otro. Esta diferenciacin tiene un aspecto muy importante. La sensacin, y as neccsidades sensitivas, enmo el hambre y la sed, son necesariamente egostas, por el hecho de que se refieren a los apetitos del organismo individual, y no implican una relacin con ninguna otra persona.El pensamiento conceptual y las reglas morales son, por el contrario, impersonales en el sentido tic que estn unlversalizados; no pertenecen a ningn individuo concreto. Todo hombre empieza su vida como un ser egosta (aunque no como un ser anmico, naturalmente) que sabe slo de sensaciones y cuyos actos vienen regidos por las necesidades sensitivas. Pero a medida que ei nio se va socializando, su nasuraleza egosta queda rccubicrta en parte con lo que aprende de la sociedad. La personalidad de cada individuo tiene de este modo un lado egosta, al mismo tiempo que es un ser social. Las exigencias morales de la vida en la sociedad no pueden ser totalmente compatibles con las inclinaciones egostas: la sociedad no puede formarse o mantenerse sin que a nosotros se nos pida hacer perpetuos y costosos sacrificios.10 De todos modos, esto tambin tiene que leerse dentro de una dimensin histrica; si bien las necesidades sensitivas son el tipo par excellence de las tendencias egostas, hay varios deseos egostas que no provienen directamente de las necesidades sensitivas. Nuestro propio egosmo es, en gran parte, producto de la sociedad. n En otro jugar, Durkheim dilucida esto por medio del anlisis histrico.'*2 El cristianismo, y ms especficamente el protestantismo, es la fuente inmediata de la que procede el individualismo moral moderno: Puesto que para el cristiano, la virtud y la piedad no consisten en actuaciones materiales, sino en estados interiores del alma, se ve obligado 39. El dualismo de la naturaleza humana y sus condiciones sociales, en la obrn do Wolff, p. 327. -10. p. 33S. 41. ES, p. 290. -12. Cf. /jVrohiftO)t vdatjogiquc, pp. 332-4 y 32G-7. 198 a ejercer una continua inspeccin sobre s mismo [...] As, de los dos polos de todo pensamiento, la naturaleza por una parte, y el hombre por otra, resulta que elpensamiento de las sociedades cristianas ha venido a gravitar sobre el segundo [... ] ,4tLa tica cristiana procur los principios morales sobre los que se funda el culto al individu, pero ahora el cristianismo va siendo suplantado por objetos y smbolos sagrados de una nueva especie. Ejemplos clarsimos de ello, dice Durkheim, se encuentran en los sucesos de la Revolucin francesa, en los cuales se glorific a la libertad y a la razn, y hubo un alto grado de entusiasmo colectivo estimulado por un ceremonial pblico. Pero, aunque aquello ayud a que nacieran los ideales que dominan nuestra vida, el ardor colectivo de aquellos tiempos fue efmero. El mundo moderno se encuentra, por consiguiente, en un vaco moral: En una palabra, los antiguos dioses envejecen o mueren, y no han nacido otros. Esto es lo que ha hecho vana la tentativa de Compte de organizar una religin con viejos recuerdos histricos, artificialmente despertados; de 3a vida misma y no de un pasado muerto puede salir un culto vivo. Pero este estado de incertidumbre y de falta de orden y concierto no puede durar pan siempre. Vendr un da en que nuestras sociedades conocern de nuevo : aquellos tiempos de fervescencia creadora, y en ellos surgirn nuevas ideas y se descubrirn nuevas frmulas que sirvan por un tiempo de gua para la humanidad | La Revolucin francesa dio el impulso ms decisivo al crecimiento de individualismo moral en los tiempos modernos. Pero el progreso del individualismo, aunque ocurre de forma irregular en diferentes perodos de la historia occidental, no es el producto especfico de ninguna poca concreta; su desarrollo ocurre sin detenerse, a lo largo de toda la historia.''5 El sentimiento del valor supremo del individuo humano es as un producto de a sociedad, y es sta la que lo separa decisivamente del egosmo. El culto al individuo n se basa en el egosmo, sino en la difusin de sentimientos jcompletamente contrarios al egosmo: la compasin por el sufrimiento humano y el deseo de justicia social. S bien e individualismo no puede j ! 43. Ibdp. 323. i 44. FR, p. 438; FE, pp. $10-11. j 45. DT, p. 147; DTS, p. 146. j ! 199 sino producir un incremento de egosmo en comparacin con las .sociedades] dominadas por l;i solidaridad mecnica, n! in- dividulismo lio procede en ningn sentido del egosmo y, por tanto, de por s no produce un egosmo moral que impedira toda solidaridad."1 La actividad cientfica nos da un ejemplo de esto. L1 espritu de libre investigacin encarnado en ia ciencia es una rama intelectual del individualismo moral. Pero, lejos de traer tonsigo la anarqua en el mbito de las ideas, el avance tic la investigacin cientfica slo puede proseguir dentro de un marco de reglas morales que imponen el respeto a las opiniones] de los dems, la publicacin de los resultados de las investigaciones y el intercambio de informacin. La tendepcia hacia el incremento del individualismo es irreversible, puesto que es el resultado de los profundos cambios en a sociedad que se explican con detalle en La divisin del trabajo. Esto est en e! fondo del concepto que Durkheim tiene de la libertad, y de su relacin con el orden moral. La libertad no puede identificarse con la liberacin de todas las sujeciones; esto es la anoma, en la cual ios individuos no son libres, pues estn encadenados a sus propios deseos inagotables:[....] los derechos y libertades no son cosas inherentes al hombre como tal [...]. La sociedad ha consagrado al individuo y lo ha hecho preeminentemente digno de respeto. Su emancipacin progresiva no implica una debilitacin, sino una transformacin de los vnculos sociales [...]. El individuo se somete a la sociedad y esta sumisin es la condicin de Su liberacin. Para el hombre la libertad consiste en su liberacin de las fuerzas fsicas ciegas c irracionales; esto lo consigue oponindoles la fuerza grandiosa c inteligente que es Ja sociedad, bajo cuya proteccin se cobija. Colocndose bajo las alas de la sociedad, se convierte tambin, hasta cierto punto, en dependiente de ella. Pero se trata de una dependencia liberadora.*7 Es un error bsico, por tanto, creer que autoridad moral y libertad son opuestos que se excluyen entre s; el hombre debe sujetarse a la autoridad moral presupuesta por la existencia de la sociedad, puesto que slo per su condicin de miembro de a sociedad obtiene toda ia libertad de que disfruta. Para tt. [^'individualismo el les ntcllfictuelsj\ pp. 7-13. As o! individualista, que defiende los derechos del individuo, defiende al mismo tiempo los intereses de la sociedad {...I {p. 12). 17. Sociology and Phitosophy, p. 72. 200 Durkheim no hay contradiccin en esto, porque ser libre no es hacer lo que a uno le placc; es ser dueo de s mismo [... ]1h La disciplina, en el sentido de control profundo de los impulsos, es un componente esencial de todas las reglas morales. A partir de lo que afirmaba anteriormente se demuestra el error de los que opinan que la disciplina equivale inherentemente a i a limitacin de la libertad y autor realizacin humanas. No hay ningn tipo de organizacin de vida, indica Durkheim, que no funcione segn determinados principios reguladores; y lo mismo hay que decir de Ja vida social. La sociedad es una organizacin de relaciones sociales, y por este mismo hecho implica la regulacin de la conducta segn principios establecidos, que en la sociedad slo pueden ser reglas morales. L1 hombre slo puede disfrutar de los beneficios que la sociedad fe ofrece aceptando la reglamentacin moral que hace factible la vida social. Por no haber introducido el elemento histrico dentro del anlisis que hace Durkheim de este tema, muchos crticos han supuesto que las opiniones de ste representan una razn terica, tenuamente velada, a favor de una doctrina poltica autoritaria.Pero, en realidad, la tesis de Durkheim tiene como punto substancial el afirmar que no son idnticas todas las formas de reglamentacin moral. En otras palabras, la reglamentacin (la sociedad, la coercin social) en un sentido universal y abstracto, no puede yuxtaponerse simplemente a la falta de reglamentacin (la anoma).*10 Las nociones tanto de egosmo como de anoma deben entenderse dentro del mbito de la concepcin general del desarrollo de la sociedad que se expone en La divisin del trabajo. Vistos en este contexto, el egosmo y la anoma no son simples problemas funcionales con los que se encuentra todo tipo de sociedad en grado equivalente: el egosmo y la anoma vienen estimulados por e mismo individualismo moral que es el resultado de la evolucin social. Los dilemas con que se encuentra la forma moderna de sociedad, sostiene Durkheim, no van a resolverse por medio de una regresin a la disciplina autocrtica propia 1S. Education and Socioloiy, Glencoe, 1956, p. 90. 49. Vase, por ejemplo, Johj Horton : *The de-humanisat ion of anomie and aiienation, British Journal o/ Sociology, vo!. 15, 1961, pp. 283-300. 50. Advirtase la afirmacin de Durkheim sobre este punto: De la creencia en ia necesidad de ia disciplina no se sigue e que la disciplina deba implicar una sumisin ciega y serv!.* Moral Education, p. 52.201 de las sociedades tradicionales, sino por medio de la consoli- | dacin moral de ja divisin diferenciada del trabajo, lo cual ; requiere unas formas de autoridad completamente distintas de I las que sealaron a los anteriores tipos de sociedad. 202