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ANTICOMUNISMO CATÓLICO. ORIGEN Y DESARROLLO DEL MOVIMIENTO

UNIVERSITARIO DE RENOVADORA ORIENTACIÓN (MURO), 1962-1975*

Mario Virgilio Santiago Jiménez

Como en la izquierda, en la derecha hay también herejes y revisionistas,

mártires, traidores y viejas guardias, místicos y dogmáticos, anarquistas,

viejitos con traje y bombín, gallegos de pueblo, jóvenes hombres de em-

presa, historiadores marginales y marginados; modernas oficinas en el

sur de la ciudad, imprentas y editoriales perdidas en la Agrícola Oriental,

departamentos en viejos edificios del centro, casas de retiro en Ciudad

Satélite. Hay prósperos autores de bestsellers, periodistas milenarios, eru-

ditos no tan prósperos, relatos sobre la ciudad y sus cantinas, discursos

sobre las ventajas del vino; vírgenes y santos, templos y plazas.

Hugo Vargas, “Nuestras vidas ejemplares. De Salvador Abascal a Luis

Pazos: estampitas de la derecha mexicana”, Nexos, núm. 64, abril de 1983.

… Y te acosan de por vida / azuzando el miedo, /

pescando en el río turbio / del pecado y la virtud,

/ vendiendo gato por liebre / a costa de un credo / que fabrica platos rotos /

que acabas pagando tú…

Joan Manuel Serrat, Los macarras de la moral

* Este capítulo está basado en mi tesis de maestría en Historia Moderna y Contemporánea, titulada “Anticomunismo católico. Raíces y desarrollo del Movimiento Universitario de Renovado-ra Orientación (muro), 1962-1975”, presentada en agosto de 2012 en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.

188 LAS DERECHAS EN EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Primeras menciones públicas

En 1976 la famosa colección SepSetentas de la Secretaría de Educa-ción Pública publicó, en su volumen 276, la investigación del estadunidense Hugh Campbell titulada La derecha radical en México, 1929-1949,1 en la que se hablaba de “un fenómeno político que, en la primera mitad del siglo xx fue común en todo el mundo occidental [y consistió en] la rápida expansión […] de movimientos nacionalistas populares, autoritarios y sin ideología”.2 En pocas palabras, estaba estudiando a los fanáticos derrotados en México, al “accidente histórico”.

Sin embargo, 24 años más tarde,se publicó la primera mención sobre la organización del Yunque en una serie de reportajes del periódico Reforma en agosto de 2000,3 apenas unas semanas después de que Vicente Fox, can-didato del Partido Acción Nacional (pan), ganara las elecciones presidencia-les. En dichos textos se hablaba de una organización secreta asentada en el estado de Guanajuato, entidad que había sido gobernada por Fox, estrecha-mente vinculada a la Iglesia católica, que había tenido un papel central en la reciente campaña electoral y que, por tanto, ocuparía puestos centrales en el nuevo gobierno.

La nota perdió impacto y el tema quedó en el olvido hasta que, en 2003, por decreto del propio Fox, fueron desclasificados centenares de ar-chivos de la Dirección Federal de Seguridad (dfs) sobre “grupos subver-sivos” de izquierda y movimientos sociales que se desarrollaron entre las décadas de los años cincuenta y setenta. Las cajas, sin embargo, incluían documentos relativos a los grupos de derecha. En ese contexto, apareció el libro titulado El Yunque: la ultraderecha en el poder, de Álvaro Delgado, pe-riodista del semanario Proceso. La investigación rápidamente se convirtió en best-seller y le valió a Delgado el Premio Nacional de Periodismo. En las páginas de la obra, haciendo alarde de un amplio corpus de entrevistas y documentos, el autor cuenta la historia de la organización desde sus oríge-nes, a mediados de los años cincuenta, hasta su llegada al poder de la mano

1 Campbell, Derecha, 1976. 2 Ibid., p. 7. 3 Pablo César Carrillo y Luis Alegre, “Presiona ‘la ultra’ al pan”, Reforma, 27 de agosto de 2000; Carrillo, Pablo César, “‘El Yunque’: la ultraderecha como protagonista”, Reforma, 27 de agosto de 2000; Luis Alegre, “Sólo un católico que milita”, Reforma, 27 de agosto de 2000.

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del pan. Además, se hace mención explícita de los “grupos de fachada” del Yunque así como de su presencia en las fuerzas armadas, sus nexos con agrupaciones extranjeras y la fundación de una universidad propia. Así, el reportaje hecho historia con tintes de denuncia, daba la impresión de plan-tearse como la última palabra acerca del Yunque, convirtiéndose en la prin-cipal referencia de quien quisiera acercarse al tema.

Empero, un análisis detenido de la obra deja entrever cierta “deshis-torización” del objeto de estudio. En otras palabras, para Delgado, el grupo integrado por jóvenes en el contexto de la guerra fría para “frenar al comu-nismo” prácticamente tiene las mismas características que aquel que llegó a puestos políticos federales en 2000. Esta interpretación nos llevaría a consi-derar la “anomalía política” de grupos secretos en un contexto democrático. No sobra mencionar que diferimos de esa visión estática y apostamos por la complejidad del objeto de estudio, misma que puede ser abordada desde los documentos desclasificados, los testimonios, la prensa y la literatura propia de su línea de pensamiento.4 ¿Qué pasaría si no fueran grupos aislados sino parte de una amplia tradición con ramificaciones y con ciertas bases sociales? ¿No tendríamos acaso que repensar nuestra idea de las derechas en México?

Considerando lo anterior, el presente trabajo pretende abonar a la discusión en torno a las derechas en México desde la perspectiva histórica. Esto se hace bajo el entendido de que representa una aportación inicial y, sobre todo, a sabiendas de que se corre el riesgo de plantear discusiones propias de otras áreas, como la ciencia política y la sociología, sin un de-sarrollo pleno. Sin embargo, debe considerarse que es un tema de reciente atención en la historiografía nacional, por lo que falta todavía tinta por co-rrer e historias por contar.

De tradiciones, secretos y conspiraciones

El Yunque no es un “accidente histórico”, tampoco es una “anomalía po-lítica”. Por el contrario, forma parte de una tradición de organizaciones y

4 Es importante señalar que la obtención de información para la presente investigación no es-tuvo exenta de problemas. En primer lugar, al menos desde principios de 2011, la información sobre el muro, el Yunque y algunos de sus dirigentes y militantes, depositada en la galería 1 del Archivo General de la Nación (en adelante agn), sólo está disponible en fotocopias previamente selecciona-das llamadas “versiones públicas”. En segundo lugar, la obtención de testimonios fue accidentada debido a las negativas de los sujetos contactados, ya sea cuando se les propuso la entrevista o mo-mentos antes de realizarla.


de individuos que, al menos desde finales del siglo xix, han reivindicado el catolicismo como un proyecto social y político ante el capitalismo y el comunismo, tomando como primera referencia la encíclica Rerum Novarum promulgada por el papa León XIII en 1891, y que han conformado la de-recha católica conservadora.5

Esta tradición de laicos, definidos por María Alicia Puente como “to-dos aquellos bautizados que no han hecho una consagración especial de servicios a la misma estructura eclesiástica y, por tanto, no desempeñan un ‘puesto directivo’”,6 y a los que agregaremos el apellido de políticamen-te activos, junto con otros católicos –antiguos terratenientes, viejos porfi-ristas, algunos industriales y banqueros, revolucionarios excluidos del po-der y profesionistas– conformaron un amplio espectro conocido como la “reacción”,7 es decir, los opositores al “proyecto revolucionario”, cuyas ma-terializaciones eran el régimen en sus distintos representantes y la Consti-tución de 1917.

De este último documento, los artículos que mayor polémica causa-ron fueron el 3º, que establecía la educación laica y prohibía que las corpo-raciones religiosas o ministros se encargaran de escuela alguna; el 5º que, entre otros puntos, no permitía el establecimiento de órdenes monásticas; el artículo 13, que prohibía los tribunales especiales; el artículo 24, que esta-blecía la libertad de credo, pero confinaba el culto a los templos; el artículo 27, donde se prohibía a las iglesias “adquirir, poseer o administrar bienes raíces” y, de hecho, los que hubiese pasarían al dominio de la nación; el artículo 55, que anulaba la posibilidad de que un ministro de algún culto accediera al cargo de diputado; y finalmente el 130, que confirmaba la se-paración de la Iglesia y el Estado, dando a este último la potestad de vigilar el culto, limitar el número de ministros y exigir que estos fueran mexicanos, sin mencionar que anulaba sus derechos políticos.

5 A su vez esta derecha católica, de acuerdo con Bernardo Barranco, se divide en tres corrien-tes: 1) la intransigente radical, que pugnó por la defensa del proyecto social cristiano y mantuvo una actitud beligerante frente al Estado. Incluye a varios líderes de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (acjm) y fue base del sinarquismo y de grupos clandestinos; 2) la intransigente integral, que incorporó los valores cristianos a la actividad política, pero aceptando la separación del ámbi-to político y religioso. Incluye a la clase media integrada al pan que tenía vínculos con la Acción Católica Mexicana (acm); 3) la integral moralista, que realizó una severa crítica a los hábitos de la sociedad contemporánea y propuso una ética fundada en los valores cristianos conservadores. Con-formada por los grupos femeninos de la acm. Hernández, Tras, 2009, pp. 20-21, 33-35. 6 Puente, Movimiento, 2002, p. 55. 7 Ramírez, Reacción, 2002, pp. 19-20.


Si la “reacción” era heterogénea, la vertiente católica lo era otro tan-to. Ya desde 1911 el Partido Católico Nacional había mostrado diferen-cias internas,8 sin mencionar las otras organizaciones que corrían paralelas, como la Unión Nacional de Damas Católicas Mejicanas, creada en 1912, y la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (acjm), fundada en 1913, o las ramificaciones que se formaron después del triunfo de la facción cons-titucionalista sobre el régimen huertista. Algunos católicos salieron al exilio, otros fueron condenados al ostracismo, otros más se mantuvieron a la ex-pectativa y algunos optaron por la clandestinidad.

Estos últimos, lejos de constituir una minoría aislada, formaron gru-pos bien organizados y respaldados por miembros de la jerarquía eclesiás-tica. Claro, con divisiones y pugnas internas inherentes a toda tendencia, mismas que se arraigarían en determinadas coyunturas. Así, con la “defen-sa de la fe católica” como motor de la resistencia, el 25 de mayo de 1915 en la ciudad de Morelia, Michoacán, el canónigo Luis María Martínez fundó la Unión de Católicos Mexicanos (ucm), popularmente conocida como “la U”, que para 19209 ya era reconocida formalmente por 20 prelados en la ciudad de México. Dos años después, considerando que era una organiza-ción secreta donde cada provincia o sede tenía autonomía, la U ya contaba con aproximadamente 2 000 afiliados en las ciudades de México, Morelia, Guadalajara, Linares, Puebla, Mérida, Aguascalientes, Zamora, León, Que-rétaro, Saltillo, Tamaulipas, Zacatecas, Colima, Tepic, Tacámbaro, Vera-cruz, Durango y San Luis Potosí.10

Poco tiempo después, en el contexto de pugnas con los gobiernos de los sonorenses, irrumpió la Unión Popular, fundada por Anacleto González en Jalisco hacia 192511 y, por supuesto, en el mismo año la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa (lndlr), conocida como “la Liga” e impulsada por el padre jesuita Bernardo Bergöend, quien también había participado en la creación del Partido Católico Nacional.12 Estas dos agru-

8 O’Dogherty, Urnas, 2001. 9 Solís, “Origen”, 2008, pp. 25-57. Sobre esta organización existe también la versión de Fernan-do M. González, quien ubica su fundación hasta 1919 con otro nombre: Unión del Espíritu Santo. González, “Integralismo”, 2005, p. 234. 10 Solís, “Origen”, 2008, pp. 25-57. 11 La acjm y la Confederación Nacional Católica del Trabajo fueron la base de la Unión Po-pular. González Flores participó en ambas, además de que formó parte de la U. Dooley, Cristeros, 1976, p. 35; Meyer, Cristiada, 1989, vol. 2, pp. 146-147; Alfaro, “Confederación”, 1995, pp. 49, 56; González, Matar, 2001, pp. 34-35, y Puente, Movimiento, 2002, p. 45. 12 Barquín, Bernardo, 1968, pp. 96-102.


paciones, junto con la U, formaron parte del bando insurrecto durante la “rebelión cristera” y mostraron poca coordinación así como una gran capaci-dad de atomización entre sus filas. Ni siquiera este espectro era homogéneo.

Luego de los arreglos entre algunos jerarcas católicos y el gobierno federal en 1929 para dar fin a la rebelión, muchos combatientes se mostra-ron inconformes y decidieron proseguir la lucha con o sin el respaldo de la Iglesia. De esta forma, a finales de 1932, en Guadalajara y con el respaldo del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, Manuel Romo de Alba, comer-ciante de San Juan de los Lagos, militante de la Unión Popular, miembro de la lndlr y participante activo de la rebelión cristera, fundó una organiza-ción secreta llamada las Legiones o la Legión con el objetivo de continuar la lucha en defensa de la fe, misma consigna de los resabios de la la Liga.13 No sobra decir que la jerarquía eclesiástica también estaba dividida, por lo que algunos de sus miembros decidieron intervenir en la “redirección” de las agrupaciones. Dos años más tarde, en 1934, de los restos de las Legio-nes surgió la Base, o la Organización, Cooperación, Acción (oca), bajo la dirección de laicos supeditados a la orden de los jesuitas. De una parte de la Base surgiría la Unión Nacional Sinarquista, otro segmento nutriría al pan, y algunos otros darían forma a los Tecos.14

En efecto, en el contexto de la lucha desatada por el proyecto de la “educación socialista”, a finales de 1933, los jóvenes integrantes de la Base en Jalisco, Carlos Cuesta Gallardo, líder de la Federación de Estudiantes Universitarios de Jalisco y sobrino del gobernador porfirista y rico hacen-dado Manuel Cuesta Gallardo, así como los hermanos Antonio y Ángel Leaño Álvarez del Castillo, hijos de Nicolás Leaño, líder del bando “intran-sigente” que fue excluido de los congresos católicos en 1909 y miembro de los Caballeros de Colón, crearon una organización juramentada y secreta, diseñada por el padre jesuita Jesús Martínez Aguirre, quien fue rector del Instituto de Ciencias de Guadalajara entre 1930 y 1936. Este grupo fundó hacia 1935 la primera universidad privada del país, la Universidad Autóno-ma de Occidente, que al poco tiempo cambiaría su nombre por el de Uni-versidad Autónoma de Guadalajara, la casa de los Tecos.15

13 Campbell, Derecha, 1976, p. 32; Serrano, “Batalla”, 1989, pp. 164-165, y Delgado, Yunque, 2003, pp. 43, 45. 14 Ortoll, “Legiones”, 1990, pp. 76-77, 108-110; Serrano, “Batalla”, 1990, pp. 119, 125; Camp-bell, Derecha, 1976, pp. 44-45; Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 43, y Hernández, Tras, 2009, p. 45. 15 Rius, ¡Excomulgado!, 1980, pp. 52-53, y López, “Tecos”, 2007, pp. 25-26, 29. Sin embargo, como lo señala Fernando M. González, “entre los jesuitas de Guadalajara no existía unanimidad al respecto [de los Tecos]”; y más adelante, agrega: “es más bien entre los jesuitas, el arzobispo [José


Esta línea de organizaciones se caracterizaba por compartir estructu-ras piramidales de células autónomas, mecanismo con el que se pretendía que, si algún miembro era detenido, no pudiera delatar a los demás. La repetición de mecanismos no era casualidad, como no lo fue tampoco que muchos creyeran ciegamente que había una conspiración judeo-masónica-comunista que intentaba conquistar México. Detrás de todo eso estaban una parte de la Compañía de Jesús y algunos jerarcas católicos, quienes, a sabiendas de que la Iglesia prohibía las organizaciones secretas, impulsaron su formación y desarrollo.

En este punto resulta central destacar que, dentro del universo de la clandestinidad, característica indispensable para la existencia de las agru-paciones en cuestión, los miembros se debatían permanentemente entre el secreto ante la sociedad y la reserva al interior de la Iglesia, dando amplio margen a las teorías conspirativas y a la paranoia de la persecución.

Sus campos de batalla predilectos eran la educación y la vida privada. La primera representaba el último resquicio de los padres frente al Estado, pues implicaba “la conciencia de los niños”. La segunda, enfocada en la institución familiar, era la piedra angular de la sociedad católica y, en con-secuencia, debía ser defendida ante la educación sexual o el control natal. Empero, si la coyuntura lo exigía, podían movilizarse más allá de los temas referidos. Un ejemplo notorio fue el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Lo anterior no fue el recuento de una tradición que desapareció con la derrota del fascismo europeo, tampoco se trataba de una larga “anomalía histórica”, era la antesala para comprender el desarrollo de otras experien-cias similares en la segunda mitad del siglo xx en México.

POR LA CONQUISTA DE LAS UNIVERSIDADES: ENTRE LA RESERVA Y EL SECRETO

Y desde hoy la juventud debe penetrar en la forja que lleva abierta en

sus propias entrañas. Y debe extender sus brazos gruesos y desnudos

sobre el yunque; debe cerrar reciamente su mano en torno del mango

de su martillo; debe soplar ávidamente sobre el hierro encendido; debe

hundirse hasta el cuello en la lumbre de la fragua y alzar su cuerpo en-

Mariano Garibi Rivera] y los simpatizantes de la Autónoma en donde radica la ambigüedad y la ambivalencia más claras”. González, “Orígenes”, 2003, pp. 178, 180.


negrecido en medio de la ruda y resonante sinfonía de sus herramientas.

Y debe golpear, batir, quemar hasta el desgarramiento y herir con saña

implacable, porque de allí, de esa forja que canta, que grita, que llamea

por dentro y por fuera y que ha sido encendida por la mano de la vida en

la hora encendida de la juventud, saldrá entera, alta y rotunda la persona-

lidad del forjador; y de allí, de los bloques hechos ascuas que dicen gritos

penetrantes de rebeldía, saldrán espadas y empuñaduras; moldes para

vaciar hombres, caudillos y maestros; recias musculaturas de atletas que

amasarán barro de multitudes. Y de allí sale, ha salido y saldrá siempre,

remozado y rejuvenecido, el porvenir del mundo.

Forjador altivo y robusto de la fragua de la juventud: yo te saludo.

Eres el forjador del porvenir del mundo.

Anacleto González Flores, Tú serás rey

El Yunque: una versión poblana de los Tecos

En el año de 1953, en Puebla, un pequeño grupo de estudiantes egresados del Instituto Oriente, colegio creado y dirigido por jesuitas, entre los que se encontraba Ramón Plata Moreno, quien aparecía como el líder, fundaron una organización de carácter anticomunista y católico que luego adoptaría el nombre de el Yunque. Su “mentor” fue el padre jesuita Manuel Figueroa Luna,16 rector del Instituto de Ciencias de Guadalajara desde 1945 y ase-sor de los Tecos,17 aunque también se mantuvo cercano el padre Joaquín Sáenz Arriaga, jesuita, ambos imbuidos en las ideas de Los protocolos de los sabios de Sión.18

De acuerdo con un militante del Yunque, el origen de la organización debe ser ubicado dentro de una estrategia para frenar el comunismo en América Latina, dirigida por el papa Pío XII quien “encarga a los jesuitas, que fueron siempre la columna vertebral de esta estrategia, la fundación de grupos anticomunistas de jóvenes que fueran capaces de defender en las

16 González, “Integralismo”, 2005, p. 249-250, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 47. 17 Rius, ¡Excomulgado!, 1980, p. 53; González, “Integralismo”, 2005, p. 249-250, y Uribe, “Ul-traderecha”, 2008, p. 47. Cabe señalar que, ya para 1954, los jesuitas, que habían sido profesores de la uag, fueron relegados de los puestos de mando, sin mencionar que en ese año fue ordenada su separación de los Tecos. González, “Orígenes”, 2003, p. 188, y “Algunos”, 2007, p. 66. 18 Libro apócrifo escrito en Francia y luego difundido por la Rusia zarista a finales del siglo xix; quería demostrarse con él la conspiración judía y el uso de esta por la masonería y el comunismo a fin de derrocar a la Iglesia católica.


universidades los principios de la fe”.19 De esta forma, su lucha se libraría en las calles y en la universidad de la Angelópolis contra masones y comu-nistas, como lo hicieron en su momento los Tecos.

Dado que las agrupaciones secretas están condenadas por la Iglesia, el Yunque se definió como una organización reservada, lo que implicaba dos cosas: por un lado, atendiendo a la norma fundamental de “nada sin el obispo”, cualquier actividad de la agrupación sería conocida precisamen-te por el prelado, quien tendría derecho a preguntar, opinar e incluso a re-criminar; y por otro, todos los integrantes debían jurar total secreto hacia afuera de la organización.20 Por tal motivo es que la consideramos una or-ganización secreta-reservada.

Con estas características, y en el contexto político que se estaba ges-tando, la “misión” derivó en la creación de grupos como el Frente Univer-sitario Anticomunista (fua), de Puebla, y posteriormente del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (muro), en la ciudad de Méxi-co.21 Estos grupos servirían para reclutar militantes, desarrollar actividades políticas públicas y, por supuesto, para mantener en secreto al Yunque du-rante las siguientes décadas, al menos hasta el primer registro de la Direc-ción Federal de Seguridad (dfs), en 1975.22

En este periodo de 20 años, la dirigencia del Yunque, o la Orquesta, nombre de fachada, desarrolló una organización piramidal de células autó-nomas muy parecida a la que tuvieron la U y la Base, es decir, un grupo de militantes de base no conocía a los otros, lo que permitía que, en caso de que fueran interrogados, los miembros no delataran a sus compañeros. Esto, sin embargo, no excluía la existencia de filtros para mantener la re-serva. En efecto, no todos podían entrar al fua y al muro a menos que cumplieran con cierto perfil ideológico y con un juramento. De ahí que su desempeño les permitía ascender paulatinamente hasta ser invitados al Yun-que, donde también tendrían que ascender. Lo anterior puede percibirse en

19 Entrevista a Manuel Antonio Díaz Cid, ciudad de Puebla 20 de febrero de 2012. Es impor-tante señalar que la Compañía de Jesús no era ni es homogénea. Por el contrario, en determinadas coyunturas ha mostrado diferencias ideológicas internas. Por ejemplo, las pugnas entre los sacerdo-tes conservadores y los adscritos a la Teología de la Liberación a raíz del Concilio Vaticano II. 20 Ibid.; González, “Algunos”, 2007, p. 61. 21 Al respecto, autores como Delgado y Uribe los llaman “grupos de fachada” o “de panta-lla”, términos que Díaz Cid rechaza. Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada; Delgado, Yunque, 2003, p. 19, 23, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 47. Desde nuestro punto de vista, la estructura y el funcionamiento de dichos grupos rebasaban la lógica de “fachada”, convirtiéndose en “estructu-ras públicas” del Yunque. 22 Delgado, Yunque, 2003, p. 23, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 47.


las palabras de un ex militante del Movimiento Universitario de Renova-dora Orientación:

tuve mucho desconocimiento de las cosas que se hacían […] yo sí sabía, por ejemplo, que algunos de mis compañeros tenían relaciones con algunos gru-pos religiosos como los Caballeros de Colón, el Opus Dei […], desde antes [de pertenecer al muro] yo sabía que ellos participaban en esas asociaciones […]. Indudablemente percibíamos que había algo más atrás, porque incluso en alguna de las ocasiones en que hubo un evento más fuerte [una pelea], pues había mucha gente que quién sabe de dónde venía […], ahí nos dimos cuenta que había mucha gente que no era de la facultad y uno dice aquí hay algo más.23

El Yunque tuvo como objetivo central la “lucha contra la infiltración comunista y la defensa de la fe católica”, teniendo como espacio de opera-ciones a la Universidad de Puebla y las calles de esa ciudad. Sin embargo, con el aumento de los líderes, la acumulación de experiencia y los cambios en el contexto político latinoamericano, la organización se perfiló por la “defensa de la Patria y la religión” y, para ello, se definieron valores cen-trales como la disciplina, la lealtad y la obediencia. Lógicamente, la capital poblana quedaba chica para las intenciones trazadas y, en consecuencia, se buscó el crecimiento cuantitativo y la expansión geográfica de la organiza-ción. En efecto, a principios de la década de los sesenta, el Yunque ya tenía presencia en la capital del país y, para 1965, en Guanajuato.24

Pero es entonces cuando esta historia daría un giro al darse la ruptura formal entre los Tecos y el Yunque.25 Dicho evento, salvo por varios matices surgidos en las versiones, tuvo como argumento central una discrepancia en torno al papa Pablo VI. Como lo señala Manuel Antonio Díaz Cid: “En aquel momento, sus dirigentes [Tecos] estaban en la línea de que el Papa era un judío que se había infiltrado. Esa fue la razón de la ruptura.”26 Pero lo que comenzó como una simple separación, terminaría como una guerra sangrienta en los años siguientes.

23 Entrevista a X, ciudad de México, 14 de marzo de 2012. 24 Uribe, “Ultraderecha”, 2008, pp. 47-48. 25 Álvaro Delgado menciona el año 1966, mientras que Fernando González ubica el evento en 1965 y Manuel Díaz Cid en 1964. Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada; Delgado, Yunque, 2003, p. 71, y González, “Algunos”, 2007, p. 63. 26 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada.


El Frente Universitario Anticomunista de Puebla

El martes 19 de abril de 1955 El Sol de Puebla anunciaba: “[h]oy, a las 20:30 horas, iniciará sus actividades en Puebla el Frente Universitario Anticomu-nista, debiendo verificarse con este motivo una sesión inaugural, durante la cual rendirán su protesta de rigor los dirigentes de la naciente organiza-ción estudiantil”.27 El evento fue presidido por Heberto Rodríguez Concha, primer presidente del fua, y asistieron jóvenes estudiantes como Ramón Plata Moreno, Jesús Bravo y Cid de León, Klaus Feldman y José Antonio Arrubarrena, entre otros. El Frente tendría por objetivo “defender con la vida la civilización cristiana, amenazada por el comunismo ateo”, tomando “parte en todos los problemas que afligen a la clase estudiantil para ayu-darla a resolverlos”, bajo el lema: “La fuerza de nuestro enemigo es nuestra cobardía”.28 De esta forma, el Yunque mostraba su primera cara pública.

Poco a poco el grupo fue acrecentando su lista de integrantes al mis-mo tiempo que radicalizó su postura político-ideológica. Este crecimiento del movimiento poblano se sumó, según Díaz Cid, a la necesidad de los jesuitas de unificar a las distintas organizaciones anticomunistas.29 Lo an-terior explicaría por qué la invitación en la prensa a la fundación de una sede del fua nacional dirigido por Javier Salido Torres: “Vendrán los di-rigentes nacionales del Frente Universitario Anticomunista y destacados maestros de la Universidad de México que están dentro de este movimien-to juvenil”.30

Al igual que los Tecos en los años treinta, el Yunque, a través del fua, daría la batalla contra los comunistas en el seno universitario poblano, pero en un contexto completamente diferente. Así, lejos de crear una institución educativa propia, los “fúas” fueron beneficiados hacia el mes de noviembre de 1956 por el gobernador Rafael Ávila Camacho (1951-1957), quien apro-bó la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Puebla (uap), en la que se establecía un Consejo de Honor que en su mayoría estaba compuesto por el ala conservadora.31

27 “Movimiento estudiantil anticomunista”, El Sol de Puebla, 19 de abril de 1955; Delgado, Yun-que, 2003, p. 23; González, Muro, 2003, p. 105, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 51. 28 “Nace nueva agrupación”, El Sol de Puebla, 21 de abril de 1955; Louvier, Autonomía, 1991, p. 22, y Dávila, Santas, 2003, pp. 100-101 y III, 2004, pp. 38-39. 29 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada. 30 “Movimiento estudiantil anticomunista”, El Sol de Puebla, 19 de abril de 1955. 31 Ibid., p. 114. Cabe destacar que al menos desde la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), la familia Ávila Camacho controlaba la política en el estado de Puebla.


Esto, sin embargo, no apaciguó a la oposición, que paulatinamente se fue aglutinando, en particular desde que el nuevo gobernador, Fausto M. Ortega (1957-1960), se distanció de su “padrino político”, Rafael Ávila Camacho, lo que inició la ruptura de la elite política estatal.32 Tampoco el fua cesó su activismo, a pesar de que el mentor del Yunque, el padre jesuita Manuel Figueroa, falleció en mayo de 1958 dando paso al lasallista Rafael Martínez.33 De hecho, los momentos más duros del enfrentamiento apenas estaban por llegar.

En este punto es importante hacer un paréntesis. Apenas unos días antes de la muerte del padre Figueroa, los Tecos atacaron a mano armada las instalaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Oc-cidente (iteso), escuela recién fundada en Guadalajara por los jesuitas. Es-tos eventos casi simultáneos marcaron el comienzo de la separación entre la Compañía de Jesús y las organizaciones reservadas-secretas.34

Volviendo a Puebla, para 1961 el clima ya era tenso y la chispa llegó de fuera: el 17 de abril se organizó una marcha para protestar contra la in-vasión a Bahía de Cochinos y, por tanto, para respaldar al régimen socia-lista de Fidel Castro. La marcha terminó en un mitin, y este, en una batalla campal entre policías y estudiantes, quienes no desaprovecharon la ocasión para agredir las instalaciones del diario derechista El Sol de Puebla.35 Ahí arrancó la escalada de violencia en las calles de la Angelópolis.

Una semana después, con Manuel Antonio Díaz Cid como nuevo presidente, el fua respondió convocando a una marcha para repudiar al régimen cubano, la cual se nutrió de los estudiantes del Frente, alumnos de las escuelas privadas católicas, y de la sociedad civil más devota. La opo-sición, por su parte, hizo lo propio convocando a otra marcha que se en-contró con la primera, llegando al resultado evidente: una nueva trifulca. Los estudiantes progresistas salieron mal librados de ese encuentro y, para cobrarlo, se dirigieron al día siguiente hacia el Colegio Benavente, fundado por hermanos lasallistas en la década de 1940 con un perfil militarizado y uno de los semilleros del Frente. Ahí los esperaba una valla de militares,

32 Manjarrez, Puebla, 1999, p. 174, y Lomelí, Breve, 2001, pp. 377-378. 33 De acuerdo con Díaz Cid, el nombramiento corrió a cargo del obispo Márquez y Toriz, acto que deja en claro el peso de la jerarquía eclesiástica en la actuarción del Yunque. Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada. 34 Véase González, “Conflicto”, 2005. 35 Manjarrez, Puebla, 1999, p. 175; Lomelí, Breve, 2001, p. 378, y Dávila, Santas, 2003, p. 124.


por lo que la cita terminó con unos cuantos vidrios rotos. Ese mismo 25 de abril, el órgano de representación de los estudiantes opositores, el Co-mité de Protesta Estudiantil, hizo pública su petición de expulsión de los miembros del fua, mientras varios empresarios locales fundaban el Comi-té Coordinador de la Ciudadanía Poblana, que exigía la expulsión de los “comunistas”.36 El 1 de mayo, el Comité de Protesta Estudiantil tomó el edificio Carolino, sede de la uap, y desde ese momento se les conoció como los “carolinos”.37

El siguiente paso no provino del fua sino de la Iglesia católica pobla-na. El 15 de mayo de 1961 se dio a conocer una carta pastoral titulada “No se puede ser al mismo tiempo católico y comunista”, escrita por el arzobis-po Márquez y Toriz con motivo del LXX aniversario de la encíclica Rerum Novarum. El texto fue leído íntegro en la misa dominical y era claro que no buscaba la conciliación:

Se engañan aquellos que creen que se trata de problemas puramente locales, o de reducidos grupos de personas o que atañen tan sólo a ciertos aspectos económicos o estudiantiles de la vida local. No, no es así. Tenemos argumen-tos para afirmar que muchas de las cosas que están sucediendo en nuestra Patria, y últimamente en nuestra ciudad de Puebla, están profundamente ligadas a conjuras internacionales, a todo un plan mundial de destrucción de nuestra civilización cristiana, a un titánico esfuerzo de los poderes del mal para adueñarse de nuestra Patria y de todas las naciones […]. Os decimos con toda la fuerza de nuestro espíritu: mirad la táctica diabólica del enemigo. Desde la Rusia soviética manda a sus emisarios. Los está diseminando por todo el mundo, y ahora particularmente en nuestra América Latina.38

Con la mecha encendida por el obispo, y bajo la consigna “¡Cristia-nismo sí! ¡Comunismo no!”, los empresarios poblanos, a través del Comité Coordinador de la Ciudadanía Poblana, convocaron a una gran concentra-ción en el atrio de la catedral el 4 de junio.39

36 Loaeza identifica al órgano de los empresarios como el Comité Coordinador de la Inicia-tiva Privada. Loaeza, Clases, 1988, p. 326; Louvier, Autonomía, 1991, p. 35, y Dávila, Santas, 2003, pp. 125-126. 37 Manjarrez, Puebla, 1999, p. 175; Lomelí, Breve, 2001, p. 378, y Dávila, Santas, 2003, pp. 128-129. 38 “Pastoral de Márquez y Toriz, leída el 15 de mayo en Puebla por el LXX aniversario de la Encíclica Rerum Novarum”, La Nación, 28 de mayo de 1961, y Dávila, Santas, 2003, pp. 129-134. 39 Lomelí, Breve, 2001, pp. 378-379, y Dávila, Santas, 2003, pp. 142-144.


Pero cuando parecía que el conflicto no tendría fin o, peor aún, que lo tendría en medio de la violencia, el gobierno del estado intervino y entre el 21 y el 24 de julio derogó la Ley Orgánica de la uap, instituyendo una nueva y quitándole el control de la institución al fua. La “ley roja”, como se la conocía, sólo encendió más a la derecha poblana, que no dejó de ma-nifestarse, llegando al grado de que los empresarios amenazaron con no pa-gar impuestos.40 El 3 de agosto, alrededor de 200 estudiantes marcharon en apoyo del Frente.41 Al día siguiente, ante la clara falta de control por parte del gobierno, el ejército ocupó la capital poblana y enfrió los ánimos.

Esta serie de eventos en la Angelópolis se sumó a la lista de “batallas por la educación” en un contexto muy polarizado de guerra fría, en el que amplios sectores sociales, sobre todo de la clase media, así como miembros de la Iglesia católica y algunos grupos empresariales, participaron activa-mente contra los comunistas. Por ello, aunque no estaban directamente re-lacionados con el conflicto por los libros de texto, los hechos en Puebla se han visto como uno de los antecedentes directos del movimiento opositor a la política educativa de López Mateos, cuyo epicentro fue la ciudad de Monterrey en 1963.42

Después de esto, el fua perdió fuerza y tuvo que sobrevivir mediante alianzas ocasionales con el gobierno local, hasta que se hizo cargo del Movi-miento de Jornadas de Vida Cristiana, dirigido a los jóvenes y que manten-dría al Frente con un pie en la Universidad de Puebla, por lo menos hasta principios de los años setenta.43

Pero este decaimiento no impidió que el fua se hiciera presente en el ambiente político y social de 1968 en Puebla, mediante una campaña de difusión cuyo argumento central fue que “pertenecer a la universidad era sinónimo de ser comunista”. El resultado se hizo evidente en septiembre de ese año, cuando un grupo de trabajadores universitarios poblanos salieron de excursión y fueron linchados por los habitantes del pueblo de Canoa, azuzados por el clérigo Enrique Meza Pérez.44

Empero, la lucha estudiantil en las calles de Puebla todavía vería capí-tulos más sangrientos a principios de los años setenta.

40 Manjarrez, Puebla, 1999, p. 175; Lomelí, Breve, 2001, p. 379, y Dávila, Santas, 2003, pp. 146-147. 41 González, muro, 2003, p. 109. 42 Loaeza, Clases, 1988, pp. 322-323. 43 Dávila, Santas, 2003, pp. 157-159. 44 Ibid., p. 161.


UN MURO PARA “CONTENER” AL COMUNISMO

La mañana del miércoles 26 de julio de 1961, en la Escuela de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), el profesor Ramón Ramírez Gómez impartía una conferencia en el marco de la celebración del octavo aniversario del asalto al cuartel Moncada en Cuba, cuando un gru-po de estudiantes liderados por Luis Felipe Coello Macías y Guillermo Vé-lez Pelayo se presentaron para interrumpir el “acto comunista”. Entre gritos y empujones los ánimos se caldearon, dando paso a una trifulca cuyo saldo fue, algunos días después, la expulsión de Coello y de Vélez.

Los jóvenes llevaron el caso ante el rector Ignacio Chávez, quien lo turnó al Tribunal Universitario, acto que fue interpretado como “apoyo a los rojos”. En respuesta, se conformó el Comité General Pro Defensa de la Libertad de Cátedra y Expresión Universitaria, organización que arrancó una campaña en favor de los estudiantes sancionados y, de paso, apoyó al fua poblano en “su batalla”.45 Entre los integrantes del comité estaban Ig-nacio Rodríguez Carreño, Víctor Manuel Sánchez Steinpreis y Jesús Nieva Velázquez, nombres que aparecerían próximamente tras el membrete del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación.

El torbellino creció y a los reclamos estudiantiles se unieron columnis-tas y articulistas de distintos diarios, cuyas características en común fueron su acendrado anticomunismo y sus críticas al rector Chávez: Eduardo Hor-nedo, articulista del periódico Novedades; Gonzalo Chapela, ex militante de la Base y fundador del pan; Juan Durán y Casahonda, gerente de la xeq; Rubén Salazar Mallén, duro crítico del marxismo en ámbitos académicos e intelectuales; Íñigo Laviada, articulista de Ovaciones y Excélsior, y Rodrigo García Treviño, ex revolucionario y ex militante comunista que denuncia-ba la “infiltración soviética en México”. Sumados a esta defensa mediática, estuvieron los posicionamientos favorables del poco conocido Partido Na-cional Anticomunista, luego llamado Partido Constitucionalista Revolucio-nario, de la Organización de Estudiantes Universitarios de América, de los restos de la Unión Nacional Sinarquista, así como de la Confederación Nacional de Estudiantes, sin olvidar el respaldo del Instituto de Investiga-ciones Sociales y Económicas A.C., fundado por el empresario Agustín Na-

45 González, muro, 2003, p. 111.


varro Vázquez, quien, según Hugo Salinas Price, le invitaría a financiar un grupo estudiantil para frenar a la izquierda.46

Ante tal presión, el rector Chávez decidió mover sus piezas y reinte-grar a los estudiantes rebajando sus castigos a una suspensión, pensando que con eso se calmarían los ataques. Sin embargo, la maquinaria estaba echada a andar y la decisión fue interpretada como un triunfo por los sec-tores anticomunistas:

Un triunfo para la justicia y para la libertad de expresión y una vergonzosa derrota sufrieron las autoridades procomunistas de la Escuela de Economía al haber regresado a sus estudios después de tan valiente y penosa lucha, los dos universitarios que junto con otros más se enfrentaron a los agentes del totalitarismo soviético que pretenden apoderarse de nuestra máxima casa de estudios.47

Así, aparentemente de forma “natural”, el Comité de Defensa se con-virtió en otra agrupación llamada Movimiento Universitario de Renovado-ra Orientación (muro), que apareció públicamente en marzo de 1962 con los objetivos de “combatir la intromisión comunista en la unam, coadyuvar a la dignificación del ambiente universitario y defender los valores trascen-dentales de nuestra máxima casa de estudios”.48

Su primera directiva estuvo integrada de la siguiente forma: Luis Feli-pe Coello Macías como presidente, Víctor Manuel Sánchez Steinpreis como vicepresidente, el secretario general fue Alfredo Ocampo, el de finanzas Alfredo Pérez Grovas, Ignacio Rodríguez Carreño fue de prensa y propa-ganda, mientras que Luis Rodríguez Manzanera fue de organización políti-ca, el secretario de acción universitaria era Marcelo Ramírez, el de actas y acuerdos José Antonio Bátiz, el de relaciones, Manuel Pando Mundet, y el coordinador general, Jesús Nieva Velázquez.49

El Movimiento se hizo presente en las facultades de Derecho, Medici-na e Ingeniería, y al poco tiempo en la de Filosofía y Letras de la unam. Al principio se nutrió con cuadros del fua provenientes de colegios lasallistas

46 Salinas, Años, 2000, pp. 89-90, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 51. 47 “Volvieron los estudiantes expulsados”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, marzo de 1962. 48 Sobre las versiones en torno a los orígenes y aparición del muro, véanse González, muro, 2003, y Rivas, Izquierda, 2007, pp. 389-402. “Nace una nueva organización estudiantil y anuncia que combatirá la traición anticomunista”, El Heraldo de Chihuahua, 19 de marzo de 1962. 49 Delgado, Yunque, 2003, p. 47.


como el Benavente de Puebla, el Cristóbal Colón y el Simón Bolívar del Distrito Federal,50 pero rápidamente encontró su semillero principal en las preparatorias de la Universidad Nacional, donde ejerció sombra como gru-po porril.

En palabras de Díaz Cid, el muro “no es más que la extensión del mismo proyecto a la ciudad de México aprovechando la estancia de Ramón [Plata Moreno]”.51 En efecto, de la misma forma que lo estaba haciendo el fua en Puebla, el Movimiento se presentaría como una cara pública del Yunque,52 con la misión de frenar el avance del comunismo en la unam y, al mismo tiempo, de captar apoyos de distintos personajes y agrupaciones. De esta forma, el muro pudo recibir aportaciones económicas de empresarios.53

Considerando todo lo anterior, podríamos decir que los objetivos del muro no variaban mucho de los expuestos para el caso del fua: defensa de la religión católica, ataque al comunismo invasor y denuncia de la conspira-ción judeo-masónica. Además, como lo hicieron los Tecos en Guadalajara y el Frente en Puebla, el muro debía defender la libertad de cátedra así como la autonomía universitaria y, en su momento, tomar los órganos de repre-sentación y dirección de la universidad.

Pocos meses después de su aparición en público, el Yunque decidió fundar una sede del muro en la capital poblana para “luchar, según su de-claratoria de principios, por extirpar los odios internos y las ambiciones de los grupos dentro de la uap, a fin de reconstruir la unidad de la familia universitaria poblana para hacer de la universidad un gran centro de cultu-ra, formador de generaciones intelectuales útiles a México y no un nido de agitación política”.54 El acto resulta un tanto contradictorio, considerando que ya existía el fua en la entidad, pero Díaz Cid explica que, “como había

50 González, muro, 2003, p. 118; Sánchez, Génesis, 2006, p. 215, y Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 51. 51 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada. 52 Rius Facius no menciona al Yunque, pero confirma que el muro fue fundado por el núcleo que años atrás había creado el fua en Puebla. Otra versión, difundida por Manuel Buendía, con-siste en que el muro era una organización de fachada, controlada por un grupo secreto de “jura-mentados” llamado Vanguardia Integradora de la Nacionalidad. Por su parte, Sánchez identifica a esta organización como Liga Universitaria Nacionalista. González Ruiz menciona que en el archivo personal del rector Ignacio Chávez se consignaba que el muro “era financiado por una organiza-ción secreta de carácter fascista que operaba en Puebla y Guadalajara”. Rius, ¡Excomulgado!, 1980, pp. 94-95; González, muro, 2003, p. 13, y Sánchez, Génesis, 2006, p. 219. 53 Corría el rumor de un apoyo por parte de Licio Lagos, Alfredo Villarreal, Juan Sánchez Navarro, Lorenzo Servitje, Claudio X. González, Frank Devlyn y Carlos Luken. Sánchez, Génesis, 2006, pp. 223-224. 54 “Quieren unir en Puebla a los universitarios”, El Sol de Puebla, 23 de noviembre de 1962.


pegado muy fuerte en México, se pensó que podía haber una doble acción que pudiera actuar en la universidad [de Puebla], pero no pegó”.55

El 22 de noviembre se realizó el evento oficial en el que fueron pre-sentados los “muristas” (los miembros del Movimiento) poblanos: Antonio Ramírez Castellanos, presidente e ideólogo, Jorge Álvarez, vicepresidente, Germán Santillana, secretario general, como secretario de prensa estaba José Miguel Gómez, como encargada de finanzas Rebeca Rosas, de relacio-nes Carlos Mastretta, Luis Maldonado como secretario de actas y acuerdos y Hugo Martínez como coordinador general.56

En todo caso, aunque no haya tenido éxito la nueva sede, se mantu-vo la idea de movilidad de los militantes: “había mucha actividad de ellos [militantes del muro de la Facultad de Ingeniaría de la unam], había días que nosotros ni los veíamos en la escuela y después sabíamos que se ha-bían ido a Puebla o a Toluca”.57 De hecho, para 1963, es muy posible que los muristas hayan participado en la caída del rector Eli de Gortari en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y de José Alvarado en Nuevo León,58 celebradas en el órgano de difusión “murista” llamado Puño de la siguiente forma: “Sabemos que las hordas rojas preparan su ofensiva contra las fuerzas nacionalistas que las han puesto en su lugar; pero estamos tranquilos, pues sabemos que México ha despertado ya, y no permitirá que sigan utilizando las aulas universitarias para envenenar el alma de sus hijos.”59

Por otra parte, en casa, el muro dirigió sus baterías contra el rector Ignacio Chávez, quien había impulsado un polémico proyecto de renova-ción académica que le acarreó muchas críticas.60 Como era de esperarse, al ser cercano a Lázaro Cárdenas, Chávez fue identificado por el Movimiento como uno de los principales promotores del comunismo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esta campaña no fue simplemente con hojas volantes o mítines, sino que se hizo a través de un programa de radio llamado Brecha universitaria,

55 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada. 56 González, muro, 2003, pp. 163-175. 57 X, entrevista citada. 58 González, muro, 2003, pp. 175-176. 59 Editorial “México ha despertado”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, marzo-abril de 1963. 60 El proyecto incluía distintos puntos, como: 1) examen de admisión; 2) tres años de la prepa; 3) nuevos planteles de la Escuela Nacional Preparatoria; 4) bajas a estudiantes que reprobaran de tres a cinco veces consecutivas una materia; 5) disciplina; 6) concursos de oposición, y 7) programas de formación de profesores. Mendoza, Conflictos, 2001, p. 130.


transmitido los domingos a las 9 de la noche por xen y conducido por Víc-tor Manuel Sánchez Steinpreis, además de una sección homónima publica-da en el periódico Atisbos que era dirigido por René Capistrán Garza, un connotado ex cristero.61

El eje de los ataques contra Chávez era su “evidente respaldo a los comunistas”, quienes, según los muristas, ocupaban cátedras, cargos admi-nistrativos e incluso espacios culturales en la universidad. En este punto, es importante recalcar que para los militantes del muro, cada acción de la rectoría era una prueba fehaciente de su perfil comunista, como el hecho de haber turnado las expulsiones de Coello y Vélez al Tribunal Universitario o el haber respaldado la ampliación del tiempo que ocupaban los cursos de marxismo en la Escuela de Economía.62

La campaña fue creciendo y los enfrentamientos no se hicieron es-perar, por lo que muy pronto, en septiembre de 1963, llegó la primera condena por parte de la jerarquía eclesiástica, concretamente del arzobispo primado de México Miguel Darío Miranda, quien, sin abandonar su pos-tura anticomunista, criticó algunas acciones de ciertas “organizaciones es-tudiantiles”. Como era de esperarse, la ambigüedad del mensaje desató la polémica, sobre todo porque los miembros del Movimiento no se sintieron aludidos por Miranda:63

Demostrando su brillante celo apostólico y tomando en cuenta que en otros países de nuestro Continente los sacerdotes han tenido que advertir con-tra las pérfidas maquinaciones masónico-comunistas que se disfrazan con el manto de nuestra Santa Religión, el Arzobispo Primado, Mons. Miguel Da-río Miranda ha dirigido a los sacerdotes de nuestra Diócesis un documento en el que reafirma el [sic] alerta que ya el Primer Concilio Argentino de 1954 dio a todos los católicos contra las organizaciones que los embaucan con el señuelo religioso, pero que los apartan insensiblemente de nuestra Fe Cristia-na, y los llevan a coexistir con los comunistas en su diabólica estratagema de conciliar a N.S. Jesucristo con Satanás, el Espíritu Cristiano y Evangélico con el materialismo ateo y anticristiano de Engels y Lenin.64

61 González, muro, 2003, p. 182. Capistrán Garza fue presidente de la acjm, miembro de la lndlr y un connotado líder de la rebelión cristera. 62 Rivas, Izquierda, 2007, pp. 398-402. 63 González, muro, 2003, pp. 239-246, y Sánchez, Génesis, 2006, pp. 239-241. 64 “El arzobispo primado, Mons. Miranda, ratifica a los universitarios la advertencia contra las asociaciones cripto-masónicas disfrazadas con el manto de la religión”, Puño ¡Para Golpear con la Ver-dad!, septiembre-octubre de 1963.


En palabras de Díaz Cid la condena se dio “porque a monseñor Da-río Miranda no se le ocurría que hubiera grupos que hicieran cosas que él no dijera que tenían que hacer y entonces, acostumbrados a la diócesis en Puebla, donde el obispo y el asesor nos dejaban mientras no se trasgredie-ran ciertas normas de la ética, porque entonces sí nos reclamaban… pues del otro lado no”.65 Es decir, que este señalamiento del jerarca no debe ser interpretado como una separación entre el prelado y el muro, por tanto el Yunque, sino como una reafirmación del control que Miranda ejercía o que-ría ejercer sobre la agrupación.

Al año siguiente, en 1964, el Movimiento recrudeció su campaña an-ticomunista, combinando los señalamientos con la “cacería de brujas” o, mejor dicho, de los “agentes soviéticos” como José Luis Ceceña y Enrique Semo, ambos marxistas y profesores de la unam,66 quienes estaban bajo aco-so permanente tanto de los órganos del Estado como del muro. Al respecto, Enrique Semo recuerda lo siguiente:

Comenzó un hostigamiento […] por ejemplo, molestias en la clase, jóvenes que se sentaban en primera fila y subían los pies en el escritorio […], inte-rrumpían constantemente la clase […] y algunos encuentros nocturnos […]. [E]n mi casa, […] uno de mis hijos fue amenazado: “tu papá está con Cuba ¿verdad?, vamos a matar a tu papá y no vamos a parar […] son ustedes de la sinagoga roja”.67

En la experiencia narrada, es claro el sentimiento antisemita y antico-munista, propio de los militantes más duros del muro; sin embargo, la vio-lencia física se hizo presente en el caso del profesor Ceceña, evento descrito por el mismo Semo así:

Llegando a su casa, un coche lo choca […], del Volkswagen salen cuatro o cinco jóvenes, lo meten en el carro y se lo llevan a un campo […] ahí le dan una buena tranquiza y lo dejan todo sangrado […]. Los jóvenes no van armados […] era claro que no era una cosa militar o policiaca […]. Después él [Ceceña] va a presentar la denuncia y a las 24 o 48 horas agarran a los autores […]. Declaran que el señor había violado a la novia de uno de ellos

65 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada. 66 Sánchez, Génesis, 2006, p. 232. 67 Entrevista a Enrique Semo, ciudad de México, 22 de febrero de 2012.


en el Desierto de los Leones y que vengaron el honor de la compañera […] y a los pocos días salen.68

El Movimiento ya actuaba con cierta impunidad y había elevado el grado de violencia en su “lucha”. Esto motivó una segunda condena por parte del arzobispo Darío Miranda, que comenzó a circular en septiembre de 1964 y que, a diferencia de la anterior, señalaba directamente al muro para no dejar lugar a dudas.69

Junto a esta condena, en el semanario Crucero, dirigido por el perio-dista Manuel Buendía, apareció una serie de artículos, hechos por el estu-diante Miguel Ángel Granados Chapa y que ubicaban al muro como un grupo de fachada de una organización católica secreta de juramentados. La primera respuesta del Movimiento no se hizo esperar y apareció en Puño:

En efecto, los señores de crucero, seguramente imbuidos de sus sensacio-nales exclusivas sobre las poquianchis, los cabarets a media luz, y el ambiente putrefacto de la farándula, nos introducen en una oscura mansión de las calles de Tuxpan donde tiene lugar una tenebrosa ceremonia en la que el Vudú, la magia negra y el exorcismo tienen su reino… Según crucero, ahí son ini-ciados, teniendo como fantasmal telón un puñal y una calavera, los ingenuos jovencitos que son devorados por el siniestro Movimiento Universitario de Renovadora Orientación […] Miguel Ángel Granados Chapa, inspirador y propiciador del suspenso de este cuento que ha dejado temblando al monje loco, con su hombría habitual, dejó sin firma este fantástico relato de ficción.70

Pero el asunto no quedó ahí y después de algunos meses llegó la se-gunda respuesta de los muristas, descrita por el mismo Granados Chapa:

saliendo de dar clases en Ciencias Políticas como ayudante de profesor, me secuestraron en el camino a la parada del autobús, cerca de Copilco. Me llevaron a Contreras, me ataron a un árbol, me dieron cinturonazos en la espalda y en las nalgas. Me tundieron muy fuertemente y me dejaron ahí.

68 Ibid. 69 González, muro, 2003, pp. 246-247. 70 “Los vodeviles mariguanescos de “Crucero’”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, septiembre-octubre de 1964.


[…] Tenían todo el estilo de la violencia de estos grupos. […] Me subieron a un Mercedes Benz negro. Todo era denunciatorio de quiénes eran.71

Esta agresión prendió la alerta general entre los grupos universitarios de izquierda,72 pero el muro aún daría sorpresas.

Al terminar su ciclo como estudiantes, los miembros de la dirección del Movimiento dejaron sus puestos. Así, la segunda mesa directiva estaría encabezada por Fernando Baños Urquijo como presidente y Jorge Cardiel Hurtado como secretario general. En esta nueva etapa, la presencia del Mo-vimiento se extendió a distintas escuelas, sin mencionar sus ligas con gru-pos extremistas de Cuba, Argentina, España y Estados Unidos.73

Este último punto salió a flote en 1965, cuando fue aprehendido Hen-ry Agüeros Garcés, miembro del Movimiento Nacionalista Cristiano, cuya sede estaba en Estados Unidos y tenía como objetivo primordial el derro-camiento del régimen castrista en Cuba. Este personaje fue detenido tras lanzar una granada contra el periódico El Día y dos más contra el Instituto Mexicano Ruso de Relaciones Culturales. La primera estalló bajo el coche del subdirector del periódico, mientras que las otras dos no causaron mayo-res daños. Pero el asunto se complicó cuando Agüeros fue relacionado con Manuel de la Isla Paulín, militante del Frente Patriota de México, y Daniel Ituarte Reynaud, ambos integrantes del Movimiento Universitario de Re-novadora Orientación.74

Al año siguiente, en 1966, la unam se mantuvo en agitación tanto por el contexto nacional, como por la disputa que generó el programa de renovación del rector Chávez. En efecto, agrupaciones estudiantiles de iz-quierda y de derecha se manifestaron contra las decisiones de la rectoría, lo que no evitó que se siguieran enfrentando, como lo narra Jesús Serna, ex militante de las Juventudes Comunistas y representante de la Preparatoria 7 en el Consejo Estudiantil Universitario:

estábamos reunidos [la Sociedad de Alumnos del plantel] frente a un cubículo […] y llegaron [los militantes del muro] con formación militar, con gritos

71 Jenaro Villamil, “El día que tundieron a Granados Chapa. Entrevista de Semblanza”, publi-cado originalmente en la revista Zócalo, consultado en Homozapping, 31 de octubre de 2011, <http://homozapping.com.mx/2011/10/el-dia-que-tundieron-a-granados-chapa-entrevista-de-semblanza-pri mera-parte/>. [Consulta: 2 de marzo de 2012.] 72 Delgado, Yunque, 2003, p. 51. 73 González, muro, 2003, p. 213, 257. 74 Ibid., pp. 279-308.


[…], es lo que hacían, llegaban con estiletes, con cadenas, con boxers […], te-nían preparación […]. Con sus gritos y la formación en línea, descontrolaban mucho [y] la sorpresa permitía que actuaran de forma impune y se iban […]. Pero alguien reaccionó de inmediato al grito, tomó un ladrillo y lo lanzó con la suerte de que le pegó a su dirigente en el plexo solar […]. Eso fue lo que nos salvó. De todos modos nos golpearon, pero ya no fue igual porque aque-llos querían atender a este tipo que quedó tirado […]. En la confusión, logra-mos gritar que cerraran las puertas […] y se quedaron tres […]. Los llevamos a la dirección, entre gritos, para evitar que la cosa se pusiera peor […]. Había distintas posiciones sobre qué hacer con ellos, pero […] acordamos que una comisión los llevaría hasta una patrulla afuera de la escuela […]. Después, nosotros nos enteramos que tres horas después de que fueron remitidos, los dejaron libres […]. Obviamente tenían apoyos.75

En el relato de Serna quedan explícitos, por lo menos, dos elementos característicos de la forma de actuar del muro: por un lado, la preparación para ejercer la violencia contra “los comunistas”, y por otro, el recurrente respaldo de autoridades judiciales. En todo caso, este enrarecido ambiente fue aprovechado por el gobierno federal, que no simpatizaba con la figura de Chávez, promoviendo una movilización que terminó con la renuncia del rector en abril de 1966.76

Ya con el ingeniero Javier Barros Sierra en la rectoría, el muro man-tuvo su “lucha contra el comunismo”. En esta lógica, a principios de 1967 el Movimiento ordenó a José Manuel Pereda Crespo, uno de sus miem-bros en la Facultad de Medicina, que robara los expedientes psicológicos de consejeros universitarios identificados como “rojos”. Pereda fue descu-bierto y detenido, lo que desató un escándalo. Como era de esperarse, el muro comenzó una gran movilización en la universidad en defensa de su compañero, pero sólo logró que las autoridades universitarias descono-cieran a los consejeros de las facultades de Ciencias e Ingeniería, miem-bros del Movimiento. Pereda Crespo estuvo preso un año hasta que le fue concedido un amparo por el juez Eduardo Ferrer McGregor, quien, unos meses después, estaría a cargo de los procesos contra los estudiantes del movimiento de 1968.77

75 Entrevista a Jesús Serna Moreno, ciudad de México, 2 de marzo de 2012. 76 X, entrevista citada; Mendoza, Los conflictos, 2001, pp. 131-135, y González, muro, 2003, p. 341. 77 Delgado, Yunque, 2003, pp. 78-79.


Para finales de 1967 el muro era ya muy conocido en el ambiente universitario, por lo que el relevo de su dirección fue muy sonado. El 6 de noviembre de ese año, Manuel Alfonso Aguerrevere asumió el cargo de presidente, mientras que Fernando Belmont Acero hizo lo propio en la se-cretaría general. Para ese entonces, según el presidente saliente Baños Ur-quijo, el muro contaba con más de 280 militantes.78

Con un aparente crecimiento cuantitativo, el Movimiento recibió el agitado año de 1968. Como era de esperarse, el muro identificó al movi-miento estudiantil como el producto de la “conspiración comunista de Fidel Castro”. En contraparte, el presidente Gustavo Díaz Ordaz, político pobla-no muy cercano a la elite y a la jerarquía eclesiástica de su estado natal, fue visto como el “defensor de la Patria”. Por tanto, los muristas se abocaron con mayor fuerza a generar agitación entre los estudiantes, misma que fue permitida por las autoridades y la policía. De hecho, desde el 28 de julio, cuando se reunieron los representes de la unam, el Instituto Politécnico Nacional, la Normal y la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, el primer punto del pliego petitorio redactado por los estudiantes exigía la “desaparición de la fnet [Federación Nacional de Estudiantes Técnicos], de la ‘porra universitaria’ y del muro”.

Durante las siguientes semanas, mientras el movimiento estudiantil crecía y el ambiente se tornaba denso, las incursiones de los muristas en las escuelas continuaron y arreciaron los comunicados en la prensa, sobre todo después de la gran marcha y el mitin en el Zócalo el 27 de agosto. De hecho, el 8 de septiembre, bajo el argumento de desagraviar la catedral, profanada por los “comunistas”, el muro, en coordinación con la Coalición de Organi-zaciones para la Defensa de los Valores Nacionales, llevó a cabo una marcha de la basílica de Guadalupe a la plaza de toros México, evento en el que, por cierto, se rehusaron a participar los miembros de la jerarquía eclesiástica.79

El activismo del Movimiento continuó incluso después de la masacre en Tlatelolco, asociándose con otras agrupaciones y manteniendo un perfil radical, hasta que, al saber que Luis Echeverría Álvarez sería el próximo presidente del país, las derechas más radicales asumieron que el comunismo había vuelto al poder en México.80

78 González, muro, 2003, pp. 370-371. 79 Blancarte, Historia, 1992, pp. 242-243. 80 González, muro, 2003, pp. 373-412, y Dávila, Santas, 2003, p. 164.


Un “Puño” contra los rojos o una ventana al imaginario del muro

El muro se valió de distintos medios para difundir su obsesión con la “infil-tración comunista en la unam”, pero el más representativo fue un pequeño periódico llamado Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, material circulado en la Ciudad Universitaria e impreso en el lugar donde se hacían los materiales del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas A. C.81

La publicación en formato tabloide, que aseguraba tener un tiraje de cinco mil ejemplares, anunció la creación del grupo de esta forma: “Ha nacido un nuevo movimiento en nuestra querida Universidad, el Movi-miento Universitario de Renovadora Orientación. m.u.r.o., constituido por universitarios de todas las escuelas y facultades y cuyo único fin es vi-vir en plenitud la vida universitaria, con el dinamismo y la generosidad de la juventud.”82

Esta ambigüedad en ciertas frases, claramente contrastante con el ac-tuar del grupo, se podría explicar por el necesario cuidado de las formas ante un público conformado por la comunidad estudiantil en general, como en estas líneas de la sección “m.u.r.o. orienta”: “¿Qué es el m.u.r.o.? […] es una organización de estudiantes cuya acción abarca todos los aspectos de la vida universitaria.”83

Sin embargo, no siempre escondían sus motivaciones y posiciona-mientos, como se puede leer en los siguientes encabezados: “Las autori-dades universitarias propician la conspiración roja contra México”,84 “Co-munismo en la administración de la unam”,85 “La renuncia de Alvarado: un triunfo de México”, y “Sólo inmoralidad, corrupción y la semilla del marxismo llevó Elías [sic] de Gortari a Michoacán”.86 Y por si quedara al-guna duda en los lectores, el mismo Movimiento expresaba objetivos muy claros: “2. Sanear el ambiente universitario de elementos marxistas, que se encuentran infiltrados en la cátedra, la administración y las organizaciones estudiantiles”; y “4. Formar elementos valiosos para la dirección estudian-

81 González, muro, 2003, pp. 87-88. 82 “A la opinión pública”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, marzo de 1962. 83 “m.u.r.o. orienta. ¿Qué es el m.u.r.o.?”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, octubre-noviembre de 1962. 84 “Las autoridades universitarias propician la conspiración roja contra México”, Puño ¡Para Gol-pear con la Verdad!, junio-julio de 1963. 85 “Comunismo en la administración de la unam”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, julio de 1962. 86 Ambos en Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, marzo-abril de 1963.


til, estructurando una ideología sólida y dinámica, basada en nuestras más puras tradiciones y en la herencia de la cultura occidental”.87

El primer objetivo citado es revelador. Al utilizar el término “sanear”, los “elementos marxistas” se convierten en una enfermedad que debe ser erradicada y el muro se erige como la cura. Más adelante, el contexto de la guerra fría y la paranoia de los muristas se expresan claramente en la idea de infiltración por parte de los mencionados “marxistas”. De esta forma, el párrafo se convierte en una declaración de guerra contra todos aquellos que formen parte de la “conspiración comunista”, sin importar su condición de estudiantes, profesores o autoridades.

En el cuarto objetivo es evidente la intención de “formar cuadros”, misma que se materializaría hacia la década de los setenta y que rebasaría el ámbito estudiantil. En cuanto a las “más puras tradiciones” y la “herencia de la cultura occidental” como fundamentos ideológicos, podemos enten-derlas como una versión muy particular del nacionalismo mexicano, pro-ducto de la religión católica y la lengua castellana.

Sin embargo, al “luchar contra una conspiración internacional”, Puño no sólo se enfocaba en los asuntos domésticos, como lo dejó en claro la pu-blicación de una carta del muro dirigida al general Miguel Ydígoras Fuen-tes, presidente de Guatemala, en 1962:

Desde luego, nosotros sabemos perfectamente que el comunismo interna-cional ha puesto su garra sobre América Latina, y Guatemala es una de las presas más codiciadas por el imperialismo soviético […] Esperando que pronto se restablezca la tranquilidad en su sufrida patria para escarmiento de quienes quieren esclavizar a nuestra amada América, nos es grato reiterarle las seguridades de nuestra más alta y distinguida consideración.88

Cabe señalar que la misiva fue escrita después de las llamadas “Jor-

nadas de Marzo y Abril”, en las que varios grupos de estudiantes univer-sitarios guatemaltecos encabezaron manifestaciones para exigir la renuncia del presidente, quien respondió suspendiendo las garantías, reprimiendo de forma sangrienta las protestas y estableciendo un gabinete de militares.89

87 “ m.u.r.o. orienta. ¿Qué es el m.u.r.o.?”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, octubre-noviembre de 1962. 88 “m.u.r.o. orienta”, Puño ¡Para Golpear con la Verdad!, julio de 1962. 89 Luján, Breve, p. 306.


MURO Y YUNQUE: DECLIVE Y EXPANSIÓN

Juro por Dios y por mi honor guardar absoluto secreto con los extraños

a esta agrupación de su existencia, de la personalidad de sus integran-

tes y de los asuntos que en ella se traten. Juro asimismo disciplinarme a

los acuerdos que en ella tome el Consejo Supremo del Movimiento. Juro

también considerar a nuestra agrupación como fundamental en todas mis

actividades sociales, políticas, religiosas y culturales.

Juramento de ingreso al muro

Vigilados, condenados y clasificados

El martes 3 de marzo de 1970 la Dirección Federal de Seguridad (dfs) reali-zó un informe sobre el muro. En dicho documento, el primero de una serie anual, se hacía una resumida historia del grupo, incluyendo su fundación en 1961, al calor de la expulsión de Luis Felipe Coello Macías y de Gui-llermo Vélez Pelayo de la unam. De igual forma, se mencionaba su recluta-miento en colegios privados y se hacía una caracterización del Movimiento como “un grupo de corte fascista considerado como de ultra derecha y por consiguiente anti-comunista”, mismo que ha llegado “al grado de trasladar sus actividades a los Estados de Puebla y Jalisco principalmente, uniéndose a los grupos de derecha de esas Entidades, como son los ‘f.u.a.s’ en Puebla y los ‘Tecos’ en Jalisco”.90

En el informe el muro es definido como “una especie de organización de leyenda” que, aunque no era muy numerosa, tenía “disciplina de tipo militar” manifestada a través de entrenamientos secretos y de una estructu-ra de “pequeños comités” por escuela. El Movimiento no admitía volunta-rios, por lo que los jóvenes ingresaban al grupo a través de la religión, sien-do el principal motor la “mística del secreto”. Posteriormente, los reclutas eran bien estudiados y luego juramentados. Al respecto, es claro que había un seguimiento de las actividades del Movimiento, una vigilancia estrecha que podría incluir infiltraciones.

En cuanto al respaldo y el financiamiento, el informe de la dfs asegu-ra que “en sus 9 años de vida, [el muro] ha logrado incrustar en diferentes

90 Informe, México, 3 de marzo de 1970, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Fede-ral de Seguridad, leg. 61, exp. 63-1-1970, f. 197.


sectores, a personas que siguen perteneciendo a la agrupación y que ayu-dan en alguna forma a esta, entre otras, en el periodismo, maestros univer-sitarios y en el sector público y privado”.91 También menciona la posible conexión del Movimiento con el “Clero Político”, el gobierno de Estados Unidos, “el grupo alemanista a través del Ing. alfredo medina vidiella”, el Centro Universitario Cultural (Parroquia Universitaria) o el Secretaria-do Social Mexicano. Además, se hacía mención de Ramón Plata Moreno como “Jefe de las Organizaciones Secretas” del Movimiento. Con el tiem-po, algunas afirmaciones cobrarían sentido, como el carácter de “semillero” que tuvo el Movimiento, el estrecho vínculo con los miembros de la Iglesia más activos en la militancia identificados como el “Clero Político”, así como la importancia de Plata Moreno en la estructura. Empero, los otros puntos siguen conformando una agenda de investigación pendiente.

Desde nuestro punto de vista, el documento resulta muy interesante por dos razones: en primer lugar, llama la atención que la dfs identificara al muro como una especie de epicentro de “grupos estudiantiles de ultradere-cha”, que irradiaba su ideología hacia la provincia, especialmente Puebla y Jalisco. Lo anterior contrasta con la “genealogía” que trazamos en el capítu-lo anterior, dejando entrever que para 1970 la dfs no había identificado al Yunque y, por lo tanto, no sabía del disenso entre este y los Tecos, aunque sabían que existía un vínculo estrecho entre muro y el Frente Universitario Anticomunista.

La segunda razón se podría expresar con la pregunta: ¿por qué hacer un informe sobre el muro en ese momento y luego complementarlo anual-mente durante el gobierno de Luis Echeverría? Evidentemente la respuesta no podría ser sencilla, así que sólo esbozamos algunas ideas generales.

Lo primero que debemos tener presente es que el muro ya era vigila-do desde su aparición pública en 1961, por lo que no representaba ninguna novedad en los expedientes de la dfs. Por el contrario, la información reca-bada en ese tiempo fue procesada para generar el informe de 1970.

Sin embargo, y esto sería un segundo punto a considerar, es impor-tante subrayar que el movimiento estudiantil, lejos de haberse agotado con la masacre de Tlatelolco en 1968, seguía siendo un foco de interés para el gobierno y, por tanto, para su aparato de inteligencia. Aún más si conside-ramos que el candidato oficial, Luis Echeverría Álvarez, era señalado como uno de los responsables de la represión. En este sentido, el muro, cuyo es-

91 Ibid., f. 199.


pacio de acción era primordialmente la universidad, entraba perfectamen-te en el rubro de “problema estudiantil”, sobre todo si consideramos que, como lo hacía la dfs, el Movimiento era un foco ideológico que alumbraba a los grupos radicales de Puebla y Jalisco.

En tercer lugar, aunque los momentos de fricción llegarían posterior-mente, era evidente que la retórica y las propuestas del candidato Echeve-rría, así como la campaña misma, no serían del agrado de los grupos conser-vadores del país, particularmente de aquellos que ya se habían manifestado contra Adolfo López Mateos, como la Unión Nacional de Padres de Familia (unpf) o el propio Movimiento Universitario de Renovadora Orientación.

Finalmente, ante los sucesos posteriores, hay dos probabilidades más con respecto al informe: que, en el ambiente electoral, el documento haya sido entregado por la dfs al cardenal Miguel Darío Miranda para que se pronunciara públicamente, o bien, que la fecha del documento no sea tan precisa y haya sido realizado algunos días después, ante la coyuntura abier-ta por un señalamiento hecho por el prelado.

En cualquier caso, era claro que la dfs sabía perfectamente que el muro no era un simple grupo estudiantil que manifestara su descontento con pancartas o gritos, sino que se había hecho de una presencia conside-rable a partir de la violencia y que había establecido una importante red de contactos.

Ahora bien, en cuanto al señalamiento de Darío Miranda, este se pu-blicó el jueves 5 de marzo de 1970 en distintos diarios:

1) Desaprobamos el que se promueva entre los alumnos de los cole-gios católicos la afiliación al muro […]

2) Se debe disuadir tanto a los maestros cuanto a los alumnos el afi-liarse o continuar afiliados al muro […]

3) No se debe permitir la formación de células del muro en esos planteles.92

A diferencia de las condenas anteriores, esta fue muy directa y, consi-derando lo dicho por Díaz Cid sobre el tema, podría ser interpretada como un señalamiento al muro por sus reiteradas desobediencias al “principio de autoridad episcopal”.93 Esta especie de “ruptura” fue tan sonada que los

92 Abraham García Ibarra, “Desautoriza la Iglesia al muro”, El Día, 6 de marzo de 1970. 93 Arias, Radiografía, 1984, p. 105, y Blancarte, Historia, 1992, pp. 282-283.


periódicos no se contentaron con la publicación de la condena, sino que se posicionaron desde distintas líneas editoriales.94

El Día, por ejemplo, dedicó al evento tres notas, un editorial y una columna a lo largo de seis días. El diario inició la cobertura el viernes 6 en su primera plana dando cuenta del documento y definiendo al muro como una “organización de corte fascistoide”.95 Las siguientes dos notas, del sába-do 7 y el domingo 8, estaban consagradas a recuperar puntos de vista del Partido Popular Socialista, del pan, de la Confederación de Jóvenes Mexica-nos e incluso de los Caballeros de Colón, todos en contra del Movimiento. Además, se mencionaba que aproximadamente en ochenta colegios priva-dos ya se había tomado nota de la condena.96

Luego de la información se dio paso a los comentarios. El martes 10 de marzo, el editorial del periódico se tituló: “La Iglesia y el muro”. Sin mayores sorpresas en cuanto a la postura, el diario reivindicó la condena, pero agregó una descripción detallada de la estructura y el modus operandi del Movimiento:

El terrorismo es, efectivamente, el método predilecto del muro. Es una agrupación clandestina cuya composición precisa es desconocida, aun de la mayoría de sus miembros. De estructura vertical y celular, está constituida por una serie de reducidos grupúsculos de unos cuantos miembros que se conocen entre sí, puesto que han de actuar en movimientos comunes, pero no tiene ni contacto ni conocimiento lateral con los miembros de otras células […] El secreto rodea tanto a sus militantes como a sus actividades […] no se es miembro del muro por propia voluntad o a petición […] La disciplina es estricta –paramilitar–, y rigurosos el entrenamiento y el adoctrinamiento.97

Resulta evidente que el periódico no quería dejar ninguna duda so-bre la legitimidad de la crítica hecha por la jerarquía eclesiástica. Para ello, describe a detalle al muro, destacando su carácter militarizado así como la secrecía. Cabe mencionar que este retrato del Movimiento coincide con el informe de la dfs de 1970.

94 La selección de los periódicos se hizo considerando su perfil editorial así como su disponibi-lidad en hemerotecas de la ciudad de México. 95 Abraham García Ibarra, “Desautoriza la Iglesia al muro”, El Día, 6 de marzo de 1970. 96 “Aunque tardía, es importante la condenación del cardenal Miranda del muro, dice el pps”, El Día, 7 de marzo de 1970, y “Condena la cjm las actividades del muro”, El Día, 8 de marzo de 1970. 97 “La Iglesia y el muro”, El Día, 10 de marzo de 1970.


Finalmente, para matizar la euforia, el miércoles 11, en su columna “En la Esquina”, Francisco Martínez de la Vega aseguró que “curas tradi-cionalistas azuzaban en el muro ideales fascistas”, y reconoció que la con-dena era necesaria pero insuficiente para desaparecer al grupo estudiantil.98

Por su parte, el diario La Prensa dedicó menor espacio al tema. El viernes 6, en páginas interiores, el periódico dio cuenta del documento fir-mado por el cardenal citándolo casi por completo.99 Al día siguiente, en un artículo titulado “Fines y medios”, José de Jesús Quezada puso en contexto histórico al Movimiento:

Y no se crea que es cosa nueva la existencia de esas organizaciones de tipo fascista dentro del catolicismo, pues aquí en México existieron hace años los famosos “conejos”, también estudiantes, y más tiempo atrás se formaron las escuadras del “integrismo” […] Los de la “escuadra integrista” tenían unas como gorras cuarteleras de uniforme, hacían ejercicios de combate, de lucha cuerpo a cuerpo y de tiro; sus jefes estudiaban el manejo de las multitudes.100

Era claro que una condena por parte de la jerarquía eclesiástica no podría dejarse pasar en términos periodísticos, pero al no constituir un es-cándalo mayor y, por tanto, no entrar en el “universo sensacionalista” de La Prensa, sólo recibió una cobertura general.

En contraste con las dos versiones anteriores, El Heraldo de México sólo publicó una nota el viernes 6 en la página 2, redactada de forma clara-mente tendenciosa al dejar la idea de que el muro, aunque con ideales no-bles, fue señalado por reivindicar el materialismo y el socialismo marxista, convirtiéndose en destructor de la sociedad y la familia.101 Como se verá en los siguientes casos, este tratamiento particular por parte de El Heraldo no fue casual.

En el extremo tenemos a El Sol de México, que a pesar de haberle de-dicado al tema sólo una nota en primera plana y un editorial dejó en claro que no estaba dispuesto a atacar al Movimiento Universitario de Renova-dora Orientación.

A diferencia de los otros diarios, cuyos encabezados daban idea del contenido del texto, El Sol de México utilizó una fórmula muy ambigua:

98 Francisco Martínez de la Vega, “Un ‘Muro’ en ruinas”, El Día, 11 de marzo de 1970. 99 “Enérgica condenación del Cardenal al muro”, La Prensa, 6 de marzo de 1970. 100 José de Jesús Quezada, “Fines y medios. muro”, La Prensa, 7 de marzo de 1970. 101 “Acerba crítica del Cardenal Miranda al muro”, El Heraldo de México, 6 de marzo de 1970.


“Previene a los estudiantes contra la amenaza comunista”. En la nota no se habla de la condena al extremismo ni se menciona al muro, salvo en la última parte, que es la cita del documento y cuyo cintillo versa: “Las ten-dencias comunistas”.102

Lo que parecería un trato confuso del tema se define como tenden-cioso al leer el editorial del día siguiente titulado “Alerta a la juventud”. En dicho espacio, el diario recupera la idea de la condena al radicalismo por parte del cardenal, pero la redirecciona: “El marxismo, por definición, es una doctrina violenta, ya que su ariete es la llamada lucha de clases.” Cabe destacar que jamás se hace referencia al muro y, por el contrario, se hace una severa condena a los clérigos que citan al Che y a Camilo Torres.103

Esta disparidad editorial continuaría a lo largo de los años siguientes, confirmando que algunos diarios respaldaban al Movimiento a pesar de sus métodos violentos y de la condena eclesial.

EXPANSIÓN, INFILTRACIÓN Y VIOLENCIA

En este periodo de condena y de agitación política, según refiere Álvaro Delgado, arrancó la Operación Prometeo, que consistía en el envío de mi-litantes del Yunque a distintas regiones del país para fundar células nuevas e infiltrar a otras agrupaciones.104 Díaz Cid refiere que “algunos aceptan esta idea de ir a otro lado a tratar de fundar algo así. En algunos lugares funciona, en otros lugares no funciona, como era lógico […]. Había esta intención [de expandirse], lo que pasa es que había muchas limitaciones sobre todo económicas […] Había quien iba y regresaba y había quien iba y se quedaba.”105

Uno de los que se quedó fue precisamente José Pereda Crespo, anti-guo miembro del muro y quien, como se recordará, fue expulsado de la unam y encarcelado por haber robado expedientes. Pereda fundó el 25 de enero de 1971 en Naucalpan, Estado de México, la Sociedad de Cruzados de Cristo Rey. Pero quien “clarificó los fines y el sentido inicial de la obra conjugando y armonizando las aportaciones de todos, es decir, las inquie-

102 “Previene a los estudiantes contra la amenaza comunista”, El Sol de México, 6 de marzo de 1970. 103 “Alerta a la Juventud”, El Sol de México, 7 de marzo de 1970. 104 Delgado, Yunque, 2003, p. 80. 105 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada.


tudes de los jóvenes y los valores y anhelos del grupo y de los sacerdotes y religiosos”,106 fue Ramón Plata Moreno, fundador del fua, del muro y dirigente del Yunque.

Los objetivos de la organización eran “la realización de la voluntad de Dios, la santificación de sus miembros y la formación de sacerdotes religio-sos y, como fines específicos, la defensa del pontificado, la lucha por que pre-valeciera la verdad, el auxilio espiritual a los jóvenes futuros dirigentes de la sociedad y el auxilio espiritual a los jóvenes futuros dirigentes de la Iglesia”.107

En otras palabras, los Cruzados de Cristo Rey se insertarían en la pe-lea contra los grupos que, como los Tecos, rechazaban la autoridad papal, o que, como los teólogos de la liberación, serían identificados como co-munistas infiltrados. Además, quedaba claro que buscaban formar nuevos “líderes” religiosos y sociales, es decir, nuevos militantes que compartieran su visión radical. Lo anterior no podría hacerse completamente al margen de la jerarquía católica y por eso se explica el respaldo del padre Baltasar Gaona, quien “conociendo la vocación sacerdotal del joven José Pereda […] le propuso comenzar una obra que garantizara la formación ortodoxa para poder afrontar los graves problemas sentidos entonces”.108 Pero la labor de los Cruzados no se quedó sólo en los ámbitos eclesial o civil, pues se convir-tieron en los consejeros espirituales oficiales del ejército mexicano.109

Empero, ni la condena ni el proyecto de expansión acabaron con el muro, de cuyas directivas durante la década de los setenta no se sabe mu-cho, salvo por algunos nombres que aparecieron en un informe de la dfs fechado en 1977: “Desde 1971 los dirigentes han sido josé luis y rodolfo ramírez corzo, eduardo sosa adame, hugo arrazola lópez y jaime isidro y jorge alberto cruz palma.”110 Al respecto, podemos considerar los siguientes puntos: en primer lugar, a diferencia de informes anteriores, este no detalla los cargos de los sujetos referidos; en segundo término, po-dríamos asumir que la lista corresponde a dos directivas distintas, puesto que estas cambiaban cada tres o cuatro años, mientras que el periodo que considera el documento es de seis; y finalmente, que el Movimiento se man-

106 Síntesis histórica de la Sociedad de Cruzados de Cristo Rey, <http://sva-ccr.org/presentacion.html#Sint>. [Consulta: 15 de mayo de 2011.] 107 Ibid. 108 Ibid. 109 Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 49. 110 Mayúsculas en el original. Informe, México, 11 de mayo de 1977, en agn, Fondo Goberna-ción, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 1, exp. 15-13-77, f. 28.


tuvo fiel a su dinámica de rotación de la dirigencia, aunque inmerso en un nuevo contexto nacional y, por tanto, universitario.

Este ambiente dentro de la unam fue llamado por muchos el “proble-ma estudiantil”, que no era otra cosa que el creciente porrismo solapado por autoridades educativas y de gobierno. Sobre el tema, en 1971, La Nación, órgano de difusión del pan, publicó un artículo de Marcos Sánchez Ortega en el que habla de la violencia ejercida en la universidad y enlista una serie de eventos que conformaban un ambiente enrarecido: varios participantes del movimiento de 1968 habían sido liberados, algunos guerrilleros habían sido detenidos junto con “conocidos comunistas”, en consecuencia altos diplomáticos soviéticos habían sido expulsados del país y todo ello se re-flejaba en la violencia dentro de las universidades. La conclusión del autor era llamativa al establecer una equivalencia del momento político con el de 1966, cuando el rector Ignacio Chávez presentó su renuncia.

En esta trama, con aroma a teoría del complot, el Movimiento jugó una pieza clave: “es demasiada coincidencia que juramentados del muro, siempre en buenísimas relaciones con la policía, formen parte del ‘Francisco Villa’ y al mismo tiempo de los Comités de Lucha,111 de modo que de cual-quier manera saldrán ganando ellos y los que los patrocinan, que lo mismo son funcionarios del gobierno y su partido que de la jerarquía eclesiástica”.112

Podemos coincidir en que el ambiente político no era nada nítido, pero difícilmente podrían comprobarse todas las aseveraciones de Sánchez sobre el muro. De cualquier forma, es claro que al menos una facción del pan no estaba de acuerdo con los muristas, a quienes tenían bien identificados.

Mientras tanto, como ya lo mencionamos, el muro mantuvo su diná-mica violenta en las preparatorias, como quedó demostrado el viernes 14 de mayo de 1971, cuando un grupo de muristas que pegaban propaganda en las instalaciones de la Preparatoria 9 fueron confrontados por el grupo porril local, desatando una trifulca que terminó en balacera con saldo de 55 lesionados, de los cuales cinco fueron por arma de fuego. Cuando la policía llegó al lugar, se abstuvo de intervenir en la pelea por lo que esta continuó durante algunos minutos más. Al terminar, varios heridos fueron traslada-dos a clínicas cercanas en camiones “tomados” por la “porra”, mientras que

111 Organizaciones de izquierda impulsadas por estudiantes después de los hechos de 1968 y 1971, respaldadas por algunos académicos y autoridades, como el propio rector Pablo González Casanova. 112 Marcos Sánchez Ortega, “Universidad: como en 1966. Intereses políticos, porras, el muro, violencia… y pasividad de la mayoría”, La Nación, 15 de abril de 1971.


algunos participantes en la trifulca fueron remitidos al ministerio público. Cuando terminó la confusión, algunos “porros” se atrincheraron en la es-cuela y tomaron como rehenes a cinco miembros del muro, exigiendo la liberación de sus compañeros. Finalmente, los muristas fueron liberados y sólo un porro fue encarcelado por el asunto.113

Sobre estos hechos, queda claro que el Movimiento tuvo continuidad en sus métodos: por una parte, los muristas mantenían pugnas con los gru-pos estudiantiles de izquierda y con los grupos porriles; además, salta a la vista el hecho de que a ningún miembro del muro se le hicieron cargos, confirmando la tolerancia por parte de la policía e incluso de algún juez; finalmente, dado el gran número de heridos, es evidente que los muristas, atacados al principio, recibieron apoyo, por lo que podemos inferir una pre-sencia considerable en el plantel.

Una vez más, la prensa capitalina dio coberturas dispares a la pelea en la preparatoria. Mientras que El Día no mencionó el hecho, lo que pudo obedecer a una estrategia para borrar al sujeto del imaginario político de sus lectores, o simplemente a que las peleas estudiantiles no eran relevantes para el diario; La Prensa, periódico especializado en notas amarillistas y de “nota roja”, le dedicó su contraportada con el título de “Broncas de estu-diantes”, para luego remitir la noticia a las páginas centrales, donde destacó los siguientes puntos: la pelea, que comenzó a las 8:30 am, fue entre estu-diantes y miembros del muro, porque estos últimos pegaron propaganda contra el director del plantel; luego se integraron los porros a la trifulca ante la mirada expectante de la policía; el saldo final fue de 55 heridos, de los que algunos fueron trasladados en autobuses “tomados”.114

El Heraldo de México, por su parte, sólo sacó una pequeña nota en la página 15, donde los elementos de la pelea varían un poco con respecto a la versión de La Prensa: el zafarrancho, que comenzó a las 10 am, fue pro-tagonizado por miembros del muro y la porra del plantel; todo comenzó porque los muristas pegaron propaganda contra las porras y en favor de las autoridades educativas; el saldo fue de 56 heridos, de los que algunos fue-ron trasladados en autos particulares.

Finalmente, en El Sol de México los detalles hacen que la balanza se incli-ne en favor del Movimiento: la zacapela, que comenzó a las 9:30 am, se dio

113 Informe, México, 14 de mayo de 1971, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Fe-deral de Seguridad, leg. 130, exp. 11-4-71, f. 80. 114 “Balacera en la Preparatoria 9”, La Prensa, 15 de mayo de 1971.


entre miembros del muro (casi todos de licenciatura) y la porra del plantel, porque los primeros fueron agredidos luego de pegar propaganda contra grupos guerrilleros; varios muristas declararon en la delegación, mientras que el director se deslindó de los hechos; el saldo fue de 44 heridos.115

Esta disparidad editorial, así como la actividad del muro, se repitie-ron apenas unos días después, el martes 25 de mayo, cuando un grupo de entre 75 y 100 muristas irrumpió en una sesión del Seminario Interameri-cano de Educación y Comunicación Social, acto en el que se encontraban Joan Jarque, representante del Vaticano, y José Álvarez Icaza, fundador del Centro Nacional de Comunicación Social (cencos) y uno de los católicos más críticos de la Iglesia. Los jóvenes del muro acusaron a los asistentes de ser parte de la conjura comunista y argumentaron que la Iglesia sólo debía encargarse de lo espiritual, dejando de lado lo político. En respuesta, Jarque argumentó que lo espiritual tenía una base material, mientras otros asisten-tes convocaron al diálogo.116

El evento resulta revelador de la heterogeneidad del catolicismo mexi-cano a principios de los setenta, así como de la repetida beligerancia que aún mantenía el muro a pesar de las condenas.

En cuanto a la cobertura de la prensa, una vez más el muro desa-pareció de las páginas de El Día, mientras que dos días después del suce-so, La Prensa ofreció los siguientes detalles: alrededor de 50 miembros del muro, organización “de conocida filiación reaccionaria”, irrumpieron en el Seminario e interrumpieron a los oradores acusándolos de “infiltrados”; los asistentes salieron del auditorio y sólo se quedaron los muristas y los pe-riodistas; al final, ya sin la presencia de los miembros del Movimiento, los asistentes regresaron y realizaron críticas a la organización juvenil radical.117

Completamente distinta fue la versión publicada por El Heraldo de México al día siguientes de los hechos: aproximadamente 100 miembros del muro irrumpieron de forma violenta en el Seminario, pero fueron interpe-lados por el representante del Vaticano, Joan Jarque, quien amablemente los convenció de tranquilizarse. El exabrupto terminó con el rezo de un Padre

115 Sergio Gómez Padilla, “Zacapela de porristas preparatorianos”, El Sol de México, 15 de mayo de 1971. 116 “Exigencia juvenil de diálogo en una reunión de católicos”, Novedades, 26 de mayo de 1971. Blancarte, Historia, 1992, p. 283. 117 Roberto López Moreno, “Un enviado del Vaticano condenó al grupo muro”, La Prensa, 27 de mayo de 1971.


Nuestro colectivo y la retirada de los jóvenes muristas, quienes gritaban “porras a Paulo VI”.118

Por su parte, El Sol de México sacó la nota dos días después con los siguientes elementos: en una segunda irrupción al Seminario por parte de miembros del muro, los ponentes decidieron retirarse; los muristas, enton-ces, confrontaron a los reporteros.119

Este tipo de actos, junto con la “cooperación condicionada” entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno, podría hacernos pensar que los grupos radicales de laicos, como el Movimiento, se encontraban en franca deca-dencia y aislamiento, por lo que actuaban desesperadamente, si bien las siguientes coyunturas demostrarían lo contrario.

Algunos meses más tarde, siguiendo la lógica expansiva del Yunque, fue creada Nueva Guardia (ng) el 18 de septiembre. Tres semanas después, el domingo 10 de octubre, la organización hizo su acto constitutivo en el hotel Real de Minas de León, Guanajuato, evento que fue presidido por Arturo Manuel Hernández Díaz y al que asistieron alrededor de 150 per-sonas uniformadas con pantalón negro, camisa gris, corbata negra, boina vasca y un brazalete rojo en cuyo centro había un círculo blanco con la letra griega gamma, recordando al escudo nazi, sin mencionar que el saludo de los integrantes de ng era con el brazo derecho extendido y que en el even-to se estableció que la agrupación había nacido para “promover el nacional corporatismo [sic]” y luchar contra el “liberalismo capitalista” así como con-tra el “marxismo-bolchevique”. Cabe mencionar que uno de los oradores fue el delegado de ng en Veracruz, Fernando Baños Urquijo, quien fue el segundo presidente del muro y que fijó la “unión Iberoamericana” como objetivo del recién nacido grupo. Para finalizar el acto, fueron cantados el Himno Nacional así como el himno de ng y se repartió una hoja titulada “Guía universitaria”.120

El hecho fue cubierto por El Sol de León más o menos en los térmi-nos que hemos expuesto, lo que mereció una respuesta de ng mediante un desplegado en el mismo diario. El texto, redactado en tercera persona, rechazaba la acusación de neonazismo, confusión generada probablemente porque “Nueva Guardia en oposición a los apátridas que tratan de corrom-

118 “La línea del Vaticano: dar autonomía a la Iglesia”, El Heraldo de México, 26 de mayo de 1971. 119 “Otro escándalo del muro al terminar el Seminario”, El Sol de México, 27 de mayo de 1971. 120 Informe “Estado de Guanajuato”, México, 10 de octubre de 1971, en agn, Fondo Goberna-ción, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 1, exp. 10-X-71, f. 10. “Forman en Guanajuato un Grupo Neo-Nazi”, El Sol de León, 12 de octubre de 1971, y González, muro, 2003, p. 467.


per a la juventud y de desviarle de su verdadero destino, pugna por formar una juventud de estilo marcial, sentido heroico y elevada conciencia del deber”, defendiendo la “nueva latinidad”. Sobre sus principios, mencionan que “son esencia, raigambre de mexicanidad y de iberoamericanidad. Se inspiran en las ideas y ejemplos de Agustín de Iturbide, de Simón Bolívar, de Pablo Antonio Cuadra, de José Martí, de Rubén Darío, de José Enrique Rodó, de José Vasconcelos y de tantos otros cuya filosofía es ascua sagra-da, inextinguible.”121

Resulta difícil aseverar una relación estrecha entre ng y el muro a partir de un integrante compartido, aunque sería igual de difícil negar un parentesco entre los principios y los objetivos de ambas organizaciones. Ahora bien, por si esto no bastara para sospechar de un proyecto de creci-miento, Fernando Baños Urquijo también fue miembro de la Guardia Uni-ficadora Iberoamericana (guia), agrupación considerada como la sucesora del muro en la unam y en cuyo documento de principios podemos leer:

1. Creemos que la única forma de supervivencia digna ante los diversos mo-vimientos y tendencias de la Humanidad, es la unión Iberoamericana. […]

5. Creemos que las fronteras geográficas que actualmente nos separan, son superadas por valores de mayor trascendencia: Lengua, Religión, Tradi-ción y Misión Histórica.122

Los principios enunciados nos hacen ver la estrecha relación entre ng y guia, cuyo origen, como en la mayoría de los casos que hemos abordado en este trabajo, no es del todo claro. Su fundación ha sido atribuida al propio Fernando Baños Urquijo,123 mientras que otra versión sostiene que el fun-dador fue Luis Pazos.124 En cualquier caso, ambos ex integrantes del muro aparecen como firmantes del documento de principios de la organización.

Y mientras el Yunque se expandía, el muro seguía operando aunque no siempre mediante los golpes. El lunes 11 de octubre, por ejemplo, algu-nos miembros del Movimiento habían repartido en la Preparatoria 7 un panfleto llamado “La hoja de combate”, hecho reportado en un informe de

121 “¡Al pueblo mexicano! Nueva Guardia reafirma su postura eminentemente nacionalista”, El Sol de León, 22 de octubre de 1971. 122 Informe, México, 1972, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguri-dad, exp. 3-II-72, f. 36. 123 Uribe, “Ultraderecha”, 2008, p. 52. 124 Delgado, Yunque, 2003, pp. 24, 36.


la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, que adjuntaba una copia de la “hoja”,125 periódico en el que participaba el ex líder sinar-quista Salvador Abascal y que era dirigido por Celerino Salmerón, autor del libro Las grandes traiciones de Juárez, editado por Jus. En esa ocasión, “La hoja de combate” estaba hecha “En honor de Don Agustín de Iturbide y por el Honor de México”, presentando el programa de un ciclo de conferen-cias que se realizarían en septiembre: Antonio Rius Facius, autor de varios libros, como Bernardo Bergoend S.J. Guía y maestro de la juventud mexicana, ¡Ex-comulgado! Trayectoria y pensamiento del Pbro. Dr. Joaquín Sáenz Arriaga, Los de-moledores de la iglesia en México y Méjico cristero historia de la acjm, 1925 a 1931, entre otros, se presentaría el lunes 20 de septiembre, en el local del Movi-miento Cívico Tradicionalista de México; Octavio Elizalde, militante sinar-quista y jefe nacional del Movimiento Cívico Tradicionalista de México, el martes 21 en el local del Instituto de Formación Integral; Teodoro Amer-linck, empresario y miembro de la Academia Internacional de Heráldica, el miércoles 22, y Nemesio Rodríguez Lois, periodista y escritor, el jueves 23 en el auditorio del Club España; Carlos Porter, quien había cuestionado las cifras y los métodos usados en campos de concentración para denostar el Holocausto, el viernes 24 en el local del Movimiento Cívico Tradicionalista de México, y José María Abascal, miembro de una familia comprometida con la “implantación del reino de Dios en México”, el lunes 27 en el Centro Gallego de México.

Evidentemente no podemos caer en el juego de identificar a todos los mencionados como miembros de una “conspiración”; sin embargo, debe-mos señalar la coincidencia de varias tradiciones conservadoras en torno a la figura de Iturbide, manteniendo vivo el debate iniciado en el siglo xix sobre el panteón oficial.126 Por último, salta el detalle de las sedes, en par-ticular el Club España y el Centro Gallego, lo que nos habla de una empatía fundada en el hispanismo.

Tiempo después, el lunes 3 de enero de 1972, y a varios kilómetros de distancia, Víctor Manuel Sánchez Steinpreis, primer vicepresidente del muro, publicó un artículo en el diario Tribuna de Monterrey, donde señalaba la “infiltración roja” en el pan, dejando en claro, de paso, que mantenía su posición de anticomunista radical:

125 Informe, México, 11 de octubre de 1971, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, vol. 1265B, exp. 3, ff. 100-101. 126 Sobre la disputa por la figura histórica de Agustín de Iturbide, véase Beezley, Identidad, 2008.


Otra vez hay un brote socializante en el Partido Acción Nacional. Tal parece que el grupo democristiano encabezado por Gerardo Medina Valdés va co-brando influencia subterránea en las filas de dicho organismo […]. Medina exaltó la obra socializante de Méndez Arceo, elogiándolo por su “posición de avanzada dentro de la Iglesia”. De ese modo, ciertos panistas se unieron a los órganos de agitación comunista (“Oposición”, “Siempre”), que defendieron también a su “fraternal” obispo. […] Ahora salta Garabito en la Cámara para denostar contra el sector privado, al acusarlo de haber establecido “un con-tubernio con el Régimen anterior, para utilizar la capitalización en beneficio de una clase privilegiada”. El mismo estribillo del grupo cardenista, de los guerrilleros adiestrados en Norcorea, de Méndez Arceo, de los terroristas del 68, pero en boca de un panista. […] ¿Cuál es la razón de que para ciertos elementos como Garabito, Medina Valdés, Avilés, Méndez Arceo y otros, sea más importante atacar de frente a quienes promueven el desarrollo econó-mico nacional, que desenmascarar a las bandas de terroristas, guerrilleros e “intelectuales” que han desatado una siniestra ofensiva de violencia en sindi-catos, Universidades y dentro de la Iglesia?… […] Muy oportuna resultó la denuncia del Arq. Federico Muggemburg, hace unas semanas cuando acusó a Avilés, Medina Valdés, Méndez Arceo y José Álvarez Icaza, de integrar el “frente de avanzada” socializante que intenta usar a la Iglesia como ariete político contra nuestro sistema constitucional, en secreto contubernio con los grupos comunistoides.127

En este largo fragmento del artículo firmado por Sánchez Steinpreis, destaca la idea del “complot comunista” como argumento central. Al asu-mir una visión bipolar extrema, el autor identifica a los opositores del “de-sarrollo económico nacional”, de la Iglesia católica y de sí mismo en una sola “familia”. Así, el narrador construye una especie de “liga maléfica” conformada por los viejos enemigos cardenistas, Méndez Arceo, llamado el “obispo rojo”, que encarnaba la teología de la liberación en México y por tanto era símbolo de “infiltración”, los “terroristas del 68” devenidos en guerrilleros y, de forma sorpresiva, los panistas traidores.

Pero, como era de esperarse, el señalamiento tuvo respuesta en la pu-blicación del pan en febrero de ese año, texto en el que Gerardo Medina

127 Víctor Manuel Sánchez Steinpreis, “pps y pan, de la mano”, Tribuna de Monterrey, 3 de enero de 1972.


Valdés prescindió del público lector y se dirigió exclusivamente a Sánchez y al Movimiento:

Ante todo, confieso que me sorprendí al saber que estabas en Monterrey, y nada menos que junto con el ex jefe del muro, Luis Felipe Coello. Por los antecedentes de los dos, me imagino que alguna baza habrá metido en los problemas estudiantiles de por allá, por cuenta de quienes los han protegido y usado. Eso lo han de saber mejor los agentes de la policía, con quien Luis Felipe mantuvo siempre buenas relaciones. […] Son ustedes, los del muro y los grupitos de quedados, los que actúan como si fueran no los depositarios únicos de la pureza doctrinal cristiana, sino el mismísimo Espíritu Santo. […] Te apoyas en el Sr. Arzobispo de Puebla. No me extraña, pues de años es notorio el estrecho entendimiento que tienen con ustedes los del muro.128

De nuevo, es evidente que una facción del pan no simpatizaba con el muro, además de que el autor tenía referencias muy particulares sobre la agrupación estudiantil. Llama la atención el vínculo que menciona Medi-na entre Coello y la policía, sobre todo por los recurrentes señalamientos de que los muristas gozaban de protección policiaca y judicial. Finalmente, salta la clara identificación que se hace del Movimiento con el elemento re-ligioso y con la jerarquía eclesiástica.

Esta actividad de ex militantes del muro continuó y el aumento en las irrupciones de grupos radicales de izquierda fue una buena excusa para ello. Por ejemplo, en febrero de 1972 el grupo guia, del que ya hemos ha-blado, pegó carteles en distintas facultades de la unam con un desplegado en contra de las guerrillas.129 Uno de los firmantes del comunicado era Fer-nando Baños Urquijo, segundo presidente del muro, líder de la Guardia y miembro de Nueva Guardia.

Y así como los viejos muristas daban muestras de vigor, las nuevas generaciones hacían lo propio. El martes 9 de mayo de 1972, cinco jóvenes repartían propaganda en las afueras del aeropuerto de la ciudad de México. Los volantes iban firmados por la Liga Anticomunista Cristiana y tenían frases como “Mensaje a un obispo apóstata” y “En México también hay

128 Gerardo Medina Valdés, “Hay de injusticia a injusticia”, La Nación. Órgano de Acción Nacional, 1 de febrero de 1972. 129 “Antecedentes de Fernando Baños”, México, 14 de agosto de 1975, en agn, Fondo Goberna-ción, sección Dirección Federal de Seguridad, versiones públicas, leg. 3, exp. 3-XII-76, f. 60.


hombres de cristianismo recio, que sabrán demandarte por traición a la Iglesia y a la Patria”.

Unos minutos más tarde, procedente de Chile, donde se había efec-tuado el Encuentro de Cristianos por el Socialismo, arribó Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca. Justo antes de abordar el automóvil que lo esperaba, los jóvenes se le acercaron y le preguntaron si era Méndez Arceo, a lo que el prelado contestó afirmativamente, pero antes de terminar la frase fue “bañado” con pintura roja y ácido acético.130

Al respecto, La Nación se posicionó mediante la publicación de un texto del cardenal Miguel Darío Miranda: “Fue la reacción indigna (las ideas, y esto se supone que es más válido entre quienes se dicen cristianos, se com-baten con ideas) [el paréntesis es del texto original], de varios grupos que se valieron de cinco jóvenes, de los que no se informó si forman en el muro, el ‘frente constitucionalista’, ‘liga anticomunista cristiana’ u otro membrete.”131

Declaración que, aunque no mencionaba respaldo alguno hacia Mén-dez Arceo, confirmaba el enojo del cardenal y se sumaba a los otros textos contra el muro publicados en La Nación.

Al mes siguiente, el martes 13 de junio de 1972, en el auditorio de la Facultad de Ingeniería de la unam, se desarrolló una asamblea del comité de lucha, misma que fue interrumpida por algunos porros. Tras el conato de bronca, sonaron algunos disparos que dispersaron a los asistentes. Al fi-nal, dos cuerpos quedaron tendidos en la facultad, uno dentro del auditorio y otro fuera del recinto. Como era de esperarse, se realizaron varias mani-festaciones repudiando los hechos y exigiendo a las autoridades universita-rias y externas que hicieran las investigaciones pertinentes.

Rápidamente los comités de lucha de distintas escuelas se pronuncia-ron y condenaron la presencia de grupos porriles en la universidad, culpan-do directamente de la violencia a organizaciones externas como los “Fran-cisco Villa” y la guia.132 En contraposición, aparecieron voces como la del ya conocido Víctor Manuel Sánchez Steinpreis, cuya pluma iracunda res-ponsabilizó directamente al rector Pablo González Casanova, pues, según el autor, se dedicó a “auspiciar la actuación de fósiles y terroristas guerrilleros, agrupados en los ‘comités de lucha’, nacidos en la sangrienta conjura del

130 “5 jóvenes bañaron a Méndez Arceo con pintura y ácido”, Excélsior, 10 de mayo de 1972. Blancarte, Historia, 1992, p. 284. 131 “El cardenal primado puntualiza”, La Nación. Órgano de Acción Nacional, 1 de junio de 1972. 132 Eusebio Flores Ochoa, “Señalan al rector como principal responsable”, La Prensa, 15 de junio de 1972.


’68, de la cual fue activo promotor y protagonista”; pero la cacería de Sán-chez no terminó ahí y encontró otro culpable fuera de la universidad: “Este terrorismo fue exaltado por Méndez Arceo en su catedral de Cuernavaca, un día antes de la matanza, cuando dijo: ‘recemos por los estudiantes para que superen las divisiones y hagan más respetables sus exigencias’.”133

Resulta interesante que en ambos señalamientos se encontraron cul-pables en el exterior de la universidad. Además, es llamativo que Sánchez Steinpreis haya dirigido sus baterías hacia el “obispo rojo” de Cuernavaca, a pesar de que no hubiera evidencias de su vínculo con el suceso en Inge-niería. Al final, se corroboró que los dos muertos eran porros, y el asesino, otro porro, fue consignado por los homicidios.

Así, manteniendo el freno al comunismo como su objetivo central, tanto militantes como ex muristas continuaron reaccionando de la misma forma, alimentando la paranoia que les caracterizaba y, con cada acción de sus “enemigos”, confirmando sus teorías.

Al finalizar el año, el miércoles 8 de noviembre, guia publicó en la prensa un desplegado refiriéndose al secuestro del vuelo 705 de Mexica-na de Aviación a manos de la Liga de Comunistas Armados: “3. Debe-mos tener una moral de guerra y una mística de combate. O sea, no de-jarnos arrastrar por la sensibilería y el sentimentalismo de la propaganda enemiga.”134 El fragmento no deja mucho espacio a interpretaciones, pues resulta evidente la instigación a enfrentar a los grupos guerrilleros, identifi-cados como el enemigo.

El aparente incremento del activismo del muro coincidía con la ra-dicalización del ambiente político en Puebla, donde el fua peleaba de nue-vo por el control de la universidad aunque, en esta ocasión, con métodos más violentos y en un contexto local distinto al de los años anteriores. En abril, a causa de la pelea en la uap, el gobernador Rafael Moreno Valle había renunciado, asumiendo el cargo Gonzalo Bautista O’Farrill, quien constantemente dirigió ataques y señalamientos contra la universidad y su rector, Sergio Flores, antiguo miembro del Partido Comunista Mexicano. El ambiente se enturbió aún más con los asesinatos de dos militantes co-munistas y administrativos universitarios: Joel Arriaga en julio y Enrique Cabrera Barroso en diciembre de 1972. La escalada de violencia no paró

133 Víctor Manuel Sánchez Steinpreis, “Renuncie Usted, Señor Rector González Casanova”, El Heraldo de México, 16 de junio de 1972. 134 “Puebla, Monterrey, Sinaloa (Y anexas). Ruta de la anarquía y violencia”, Excélsior, 9 de no-viembre de 1972 (consultado en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada).


y el 1 de mayo de 1973 se registró una balacera que derivó en la renuncia de O’Farrill ocho días después.135 Finalmente, ante un claro debilitamiento político, los miembros del fua decidieron dejar la pelea por la uap y fundar su propia escuela el 7 de mayo, a la que llamaron Universidad Popular Au-tónoma del Estado de Puebla (upaep).136

Al respecto, el órgano de difusión del pan publicó su análisis de la situación en el que destacaba el papel de grupos como el fua y el muro:

Paralela al control de los puestos de autoridad en la Universidad de Pue-bla por la “derecha”, aparece entre el alumnado una corporación de tipo ultraderechista y radical en extremo, conocida con el nombre de “Frente Universitario Anticomunista”. Los fundadores de este movimiento fueron asesorados primero por un maestro del Instituto Oriente, y después por otros del Colegio Benavente.

Entre los fundadores del fua, que desde el principio se ligó al muro, se pueden citar: Ramón Plata, Jesús Corro, Klaus Fellman [sic], José Antonio Quintana y Manuel Díaz Cid […]. El fua vuelve a tener ingerencia [sic] en la Universidad. Muchachos egresados del Colegio Benavente, aleccionados y preparados también por activistas del muro, intentan recobrar sus puestos dentro de la misma.137

Las líneas anteriores llaman mucho la atención pues el autor señala la presencia de la “derecha” y la “ultraderecha” en Puebla. Esto genera una idea de distanciamiento, es decir, que el pan se deslindaría por completo de estos grupos y, por tanto, no se ubicaría en la derecha sino, como lo ha mencionado en diversas ocasiones, en el ambiguo polo democrático.

CONTRA ECHEVERRÍA

Al iniciar la década de los setenta el “milagro mexicano” daba visos de ago-tamiento, y si este llegaba a su fin era muy probable que el sistema político también comenzara a mostrar fisuras. Así pues, con estas coordenadas, el

135 Lomelí, Breve, 2001, pp. 386-389. 136 Louvier, Autonomía, 1991; Delgado, Yunque, 2003; González, muro, 2003, y Uribe, “Ultrade-recha”, 2008. 137 “Análisis del problema en la Universidad de Puebla”, La Nación. Órgano de Acción Nacional, 21 de mayo de 1973.


“camaleónico” Luis Echeverría asumió el poder ejecutivo en 1970, pasando de operador político silencioso de Gustavo Díaz Ordaz a ser el candidato y luego el presidente de las giras y las “frases célebres”.

El salto se percibió desde el principio de su campaña, cuyo lema “Arri-ba y adelante” así como sus discursos catalogados de “populistas”, marca-ron una clara distancia con el gobierno saliente. Una vez en el poder, Eche-verría lanzó una política de “apertura democrática”, en la que básicamente amnistiaba a los presos políticos del movimiento de 1968 y daba entrada a algunos de ellos en el aparato estatal, sin omitir la conformación de un gabinete casi completamente de universitarios jóvenes. En otras palabras, el presidente buscaba borrar la imagen de “asesino” y “represor” que arras-traba desde su paso por la Secretaría de Gobernación.

En materia económica, Echeverría disparó el gasto público y tomó de-cisiones que provocaron un aumento severo de la deuda externa, al tiempo que, a mediados del sexenio, nombró a su amigo José López Portillo como secretario de Hacienda. Todo esto, por supuesto, sin considerar una muy particular forma de vivir el presidencialismo, asumiéndose como “heredero del cardenismo”.

En cuanto a la relación con la Iglesia católica, estableció una “coopera-ción condicionada”, es decir, una relación de respaldo entre Iglesia y Estado, hecho que no debe ser interpretado como supeditación, pues aún existían ciertas limitaciones para que la institución eclesiástica criticara algunos as-pectos del gobierno y, por tanto, subsistía la posibilidad de un rompimiento del trato entre ambas instancias. Cabe señalar que la Iglesia católica mexi-cana vivía las secuelas del Concilio Vaticano II, clausurado en 1965, y de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (celam) de 1968. El resultado del Concilio fue un creciente interés de diversos sectores ecle-siales por los asuntos políticos y sociales, idea que se profundizó en la ce-lam y se tradujo en el desarrollo de la llamada “teología de la liberación”.

Por último, en política exterior, el presidente intentó liderar el llamado grupo de los No Alineados, erigiéndose en cada discurso como una opción ideológica y económica ajena a la disputa bipolar, lo que no impidió que realizara giras oficiales a Chile, a Cuba y a la República Popular China, para luego recibir al mandatario Salvador Allende.

Empero, como señalamos líneas atrás, el régimen mostraba una cara en el discurso y otra en la práctica: mientras sostenía la “apertura democrá-tica”, implementaba la llamada “guerra sucia”, que era una campaña en for-ma contra los movimientos guerrilleros y empleaba a grupos paramilitares


contra manifestaciones estudiantiles; o bien, al mismo tiempo que saludaba a los gobiernos de Cuba y Chile, le decía al presidente estadunidense Ri-chard Nixon: “Yo ratifico mis tesis del Tercer Mundo frente a las potencias, porque si en América Latina yo no tomo la bandera nos la quita Castro Ruz”, entre muchos otros ejemplos.

Evidentemente, un gobierno tan polémico aceleró las condiciones para la radicalización de las protestas en ambos lados del espectro ideológi-co. Si las guerrillas proliferaron, aunque en menor escala que en otros paí-ses de la región, los movimientos anticomunistas hicieron lo propio. Agru-paciones estudiantiles, varios grupos empresariales, sectores de las clases medias, organizaciones reservadas y una parte de la jerarquía eclesiástica asumieron que las señales de “infiltración” eran evidentes: grupos armados, gobierno “populista”, teólogos de la liberación, etcétera.

Así, el “enfrentamiento” del Yunque-fua-muro contra el “monstruo comunista de siete cabezas” cobraría un nuevo matiz entre finales de 1973 y principios de 1975, periodo en que el gobierno de Luis Echeverría revivió la vieja pelea por dos conceptos centrales en el ideal católico mexicano: la educación y la familia.

El 27 de noviembre de 1973 se publicó la Ley Federal de Educación, cuyos ejes no resultaban del todo novedosos: vuelta al nacionalismo, distri-bución de libros de texto gratuitos con contenidos actualizados, limitación a las religiones en el ámbito educativo, entre algunos otros.138

Al principio no hubo gran oposición a la nueva ley, pero a finales de 1974, cuando comenzó la distribución de los nuevos libros, aparecieron los posicionamientos de algunos obispos rechazándolos. Acto seguido, a comienzos de 1975, la unpf publicó algunos desplegados dando inicio a la campaña contra la reforma educativa, misma que fue impulsada, entre otros grupos, por el muro y cuyos principales objetivos no eran del todo novedosos: lucha contra el monopolio estatal, reivindicación del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos y rechazo a los libros de texto. Cabe destacar que en cuanto a este último punto, la crítica ya no iba dirigida a la obligatoriedad sino a los contenidos, especialmente los refe-rentes a la educación sexual, la teoría de la evolución de las especies y los temas referentes al socialismo. Hasta ese momento, el grueso de la cúpula eclesiástica se había mantenido al margen del conflicto, pero esto se ter-

138 Ley Federal de Educación, <http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res008/txt5.htm>. [Consulta: 22 de mayo de 2011.]


minó cuando el ejecutivo y algunos diputados replicaron, acusando direc-tamente a la Iglesia católica de haber instigado la campaña.139 A partir de entonces, el punto entró en la agenda de la institución y los grupos laicos se sintieron respaldados.

Esta coyuntura, en la que el muro se vinculó a la unpf, fue aprove-chada por el Yunque, al intervenir en las elecciones de la Unión y colocar a César Nava Miranda, empresario michoacano, y a Federico Muggenburg, como presidente y vicepresidente, respectivamente.140 En otras palabras, mediante una infiltración de ex muristas, el Yunque tomó la dirección de la unpf entre 1975 y 1976.

El otro conflicto importante, que corrió paralelo al educativo y que deterioró la relación entre el Estado y la Iglesia, fue la disputa por la plani-ficación familiar. El 7 de enero de 1974 fue publicada la Ley General de Po-blación, que incluía la creación del Consejo Nacional de Población,141 con lo que se establecía una política de Estado en la materia.

La confrontación no quedó ahí, sino que escaló en enero de 1975, unos días después de que Echeverría promovió la reforma del artículo 4° constitucional, en el que se otorgaba el derecho al individuo y no a la pareja para decidir el número y espaciamiento de los hijos.142

Para entonces, varios grupos católicos radicales ya habían visto en la nueva política una máscara para encubrir el aborto y, peor aún, la interven-ción del Estado en uno de los espacios “más sagrados” de los mexicanos, la familia. A su vez, varios miembros de la jerarquía interpretaron la pugna como un asunto de “nacionalismo”, pues suponían que las potencias estaban presionando al gobierno mexicano para asumir medidas de control natal.143

Con esta abierta oposición de las derechas y el viejo estigma de “re-presor” ante las izquierdas, el viernes 14 de marzo de 1975, el presidente Luis Echeverría decidió visitar la Facultad de Medicina en la unam para inaugurar oficialmente los cursos. Como era de esperarse, diversos grupos estudiantiles se organizaron para boicotear el evento.

Ya durante la ceremonia, con un auditorio abarrotado, el rector Gui-llermo Soberón fue continuamente interrumpido hasta que Luis Echeve-

139 Blancarte, Historia, 1992, pp. 317-319, y Arias, Radiografía, 1984, pp. 63-68. 140 Torres, Educación, 1997, pp. 222-223, 241-243, y González, muro, 2003, pp. 451-465. 141 Márquez, “Proceso”, 1984, p. 328. 142 Publicación del Decreto del Ejecutivo en el Diario Oficial de la Federación para reformar el ar-tículo 4º constitucional, <http://www.juridicas.unam.mx/infjur/leg/constmex/pdf/rc079.pdf> [Con-sulta: 12 de agosto de 2011], y Blancarte, Historia, 1992, pp. 315-316. 143 Arias, Radiografía, 1984, pp. 68-74, y Blancarte, Historia, 1992, pp. 315-316.


rría le arrebató la palabra e interpeló al público. Acto seguido, inició una especie de foro en el que intercambió posturas con algunos líderes estudian-tiles, terminando con un gran alboroto y la salida accidentada del titular del ejecutivo quien acusó a los jóvenes de “estar manipulados por la cia”. Entre empujones y gritos, Echeverría logró salir de Ciudad Universitaria protegido por su jefe de seguridad, Jorge Carrillo Olea, no sin antes recibir una pedrada en la cabeza. Mientras tanto, comenzó una batalla campal en-tre estudiantes y porros que culminó con la toma del edificio de rectoría.144

Sobre este acontecimiento, La Nación publicó un artículo que destaca-ba la inestable situación de la unam así como la reacción estudiantil ante la visita de Echeverría:

el anuncio de que iría el Presidente, logró el extraño consenso entre facciones que normalmente no se pueden ver y de gente al margen de ideologías. Ac-tuaron grupos como Socialismo Obrero (cuyos miembros no saben lo que es trabajar), la Guardia Unificadora Iberoamericana, el muro, la fracción trots-kista Grupo Comunista Internacional, que dirige el maestro Manuel Aguilar Mora; los llamados “comités laborales”.145

Obviamente, era de llamar la atención que grupos de posiciones ideo-lógicas opuestas se unieran ante un “enemigo común”, aunque mantenien-do razones particulares para oponerse a Echeverría.

Tres semanas después, en un informe fechado el 7 de abril, la dfs mencionaba por primera vez al Yunque. Dicho documento se refiere a unos volantes repartidos en Hermosillo, Sonora, cuyo contenido era una especie de denuncia firmada por la Vanguardia Estudiantil Nacionalista. La propa-ganda advierte sobre la presencia y reclutamiento de la Organización Na-cional del Yunque, que, según dice, “es una ramificación del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación llamado ‘muro’ en la u.n.a.m. y que diciéndose católicos y piadosos fueron condenados por el Cardenal darío miranda el 26 de agosto de 1964”, y agrega: “Tanto en la u.n.a.m., como en el Politécnico se les llama ‘ratones’ por cobardes.”146

144 “La Negativa al Diálogo y a la razón es una tesis fascista, dijo Echeverría en la c.u.”, El Uni-versal, sábado 15 de marzo de 1975. 145 El paréntesis es del texto original. “La agresión al Presidente en la unam”, La Nación. Órgano de Acción Nacional, 2 de abril de 1975. 146 Informe “Estado de Sonora”, México, 7 de abril de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sec-ción Dirección Federal de Seguridad, leg. 22, exp. 100-24-1-75, f. 229.


De forma sorprendente, el Yunque se había mantenido en secreto du-rante dos décadas ante la dfs, aunque cabe la aclaración de que la verdade-ra relación Yunque-muro sería descubierta dos años más tarde.

Pero el muro no sólo ejercía una sombra de violencia sobre escuelas públicas, sino que actuaba en sus propios semilleros. En efecto, a mediados de 1975, en la Universidad La Salle, el rector Francisco Leonel de Cervan-tes Lechuga sufrió el ataque constante por parte de algunos profesores y egresados identificados por la dfs como miembros del muro. Dichos im-plicados eran “Salvador Tallabs Ortega, Francisco Javier de Legarreta Sán-chez, José Luis Mastreta Galván y Jorge Enrique Dávila Juárez”, quienes combatían a “cristianos moderados, marxistas y comunistas […] utilizando para ello la propaganda, organización de actos, tales como mítines y asam-bleas, así como los impregnados de violencia, ya que han efectuado ataques físicos tanto a las personas contrarias a sus ideas, como a las propiedades de las mismas”.147 Al parecer, el conflicto terminó con la expulsión definitiva de los radicales.

Pero la gran campanada del año arrancó la mañana del sábado 16 de agosto, en un terreno junto al Santuario de los Remedios148 en Naucalpan, Estado de México, y se llamó Primer Encuentro Nacional Juvenil. El even-to coincidió con la visita de Luis Echeverría a Cuba, lo que no fue casuali-dad según Díaz Cid:

La dinámica del encuentro estaba en la lógica de la confrontación que traía-mos con el gobierno de Echeverría con el que no teníamos coincidencia en muchísimos puntos […], nosotros [el Yunque] definimos hacer un evento que terminara en la misma fecha en la que Fidel y Echeverría se estuvieran reuniendo en La Habana para manifestar nuestro desacuerdo.149

Desde el principio, los convocantes marcaron una clara distancia con respecto al gobierno federal. De hecho, como producto del primer día de actividades, se publicó un mensaje en El Heraldo de México del que recupe-ramos un fragmento:

147 Informe “Universidad La Salle”, México, 17 de julio de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 1, exp. 63-75-75, f. 1. 148 Cabe destacar que el santuario fue erigido en el siglo xvi para albergar a la Virgen de los Re-medios, cuya imagen fue traída en la expedición de Hernán Cortés y, en consecuencia, se le ha relacio-nado con la hispanidad. A esta virgen se le atribuyen soluciones milagrosas para males catastróficos. Por ello, a lo largo del siglo xvii, la imagen era llevada a la ciudad de México cuando esta se inundaba. 149 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citada.


Amantes de la Libertad, afirmamos que la política oficial de apertura, dizque pluralista y pro socialista como la que ahora se realiza, no responde ni a los ideales ni a los principios de la juventud mexicana: porque no podemos acep-tar con gesto pasivo –menos aún con una amistad interesada– que se sojuzgue a un pueblo hermano, el cubano, que es víctima de hombres ambiciosos.150

En las líneas citadas quedan plasmadas algunas de las ideas centrales discutidas en el encuentro de Naucalpan. Por un lado, los autores se decla-ran no identificados con la política “conciliatoria” de Echeverría, misma que es interpretada como una actitud permisiva del gobierno hacia los mo-vimientos guerrilleros y, por tanto, inclinada hacia la izquierda.

De esta forma, los autores se erigen como los voceros de la juventud mexicana, apelando al catolicismo como elemento de cohesión e identidad. Esta “representación” de la juventud se convierte en un llamado a la acción dirigida específicamente contra el régimen cubano, confirmando el dicho de Díaz Cid.

La excusa no podría ser mejor. El tema central del encuentro era la li-bertad, palabra destacada en el texto con una mayúscula, y esta, según los convocantes, no existía en el régimen castrista. Por tanto, el señalamiento se convertía en advertencia: si seguimos por el mismo camino terminare-mos como los cubanos.

La convocatoria corrió a cargo de distintas organizaciones de varios estados del país, cuyas características comunes eran la lucha contra el co-munismo y el desconocimiento por parte del Episcopado mexicano dada su rebeldía ante las disposiciones de la autoridad:151 el Movimiento Universi-tario de Renovadora Orientación (muro), Promoción Universitaria Mexi-cana de Acción Social, el Grupo José Vasconcelos, el Instituto de Acción Social, el Grupo Interescolar Dios y Montaña y el Grupo Bolonia, todos del Distrito Federal; además, el Frente Universitario Anticomunista (fua) y Juventud Nueva, ambas de Puebla; por Guanajuato, los convocantes fue-ron Juventud Inconforme Positiva y el Club Non Plus Ultra; junto a ellos figuraron también como convocantes la Unión Cívica de Chihuahua, Ju-ventud Regiomontana de Nuevo León, Juventudes Cristeras de Jalisco, el

150 “Primer Encuentro Nacional La Juventud para la Libertad”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975. 151 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 183.


Movimiento Juvenil José Escandón de Tamaulipas, la Liga de Estudiantes Católicos de Zacatecas, la Juventud Independiente Yucateca, la Sociedad Antonio Caso de Veracruz, el Grupo José María Morelos de Michoacán, el Círculo Eusebio Kino de Sonora, el Movimiento Cívico Juvenil de Coahui-la, la Asociación de Universitarios Libres y la Corporación Cívica, estas últimas de Durango.152

A esta lista debemos agregar las organizaciones asistentes que no con-vocaron: Frente Independiente de Reestructuradora Mentalidad Estudian-til de San Luis Potosí, Alianza Universitaria de Zacatecas, Ateneo de la Juventud de Monterrey, Avante de Querétaro, el Círculo Estudiantil de La Laguna de Torreón, Club Universitario de Superación y Promoción Integral para el Desarrollo Estudiantil de Aguascalientes, Grupo Delta de Chihuahua, Movimiento de Integración Preparatoriana de León, Poder Universitario Autónomo de Sonora, Proyección Estudiantil de Durango, Sociedad de Alumnos del Tecnológico de Celaya, Unión Cordobesa Es-tudiantil, Unión Veracruzana Estudiantil, Vasco de Quiroga de Morelia, Frente Patriótico Anticomunista Nacional del Distrito Federal, Unión Po-pular Estudiantil de Puebla, Asociación de Estudiantes de la Universidad de Guanajuato y Juventud Inconforme Positiva, también de Guanajuato.153

Aunque hay que ser reservados en cuanto al tamaño de las agrupa-ciones y el impacto en sus respectivas ciudades, la lista nos deja ver que el pensamiento conservador se había mantenido vigente en núcleos juveniles de por lo menos 17 estados, o incluso que los grupos más grandes, como el muro y, en consecuencia el Yunque, habían tenido cierto éxito en el pro-yecto de expansión. Además, destaca la ausencia de los Tecos, lo que confir-maría un claro distanciamiento con los convocantes, si bien, como veremos, según la dfs esta inasistencia fue parcial.

No hay certeza sobre la cifra de asistentes, pues, como era de esperarse, los organizadores declararon a la prensa que llegaron cerca de 10 000, mien-tras que otras fuentes, como la dfs y El Día, hablaron de 3 000 y 5 000 jóve-nes.154 A pesar de la disparidad en los números, lo cierto es que el encuentro

152 Recuadro, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1975. 153 Pedro Camacho, “Ningún partido político posee las soluciones indispensables a la problemá-tica nacional”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975. 154 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguirdad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 198. Pedro Camacho, “Diez mil jóvenes se pronuncian contra el fascismo y el socialismo para nuestro país”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975, y José Luis Camacho, “Una asamblea reveladora”, El Día, 18 de agosto de 1975.


implicó una coordinación considerable entre los convocantes, así como un fi-nanciamiento importante, ya que se instalaron carpas y sillas para el público, se acondicionaron espacios para acampar y se repartieron alimentos enlatados y barbacoa155 para los jóvenes asistentes, que eran en su mayoría varones.156

De hecho, como lo menciona un informe de la dfs, detrás estuvieron varios personajes consagrados en las filas del anticomunismo. Por ejem-plo, el documento dice que las “organizaciones procedentes del Estado de Puebla […] han sido organizadas de manera principal por el licenciado Manuel Díaz Cid, el licenciado Mario Bracamontes y el C.P. Miguel Mal-donado Santillana, este último presidente de la Junta Diocesana de la Ac-ción Católica”.157 Sobre el primero ya se mencionó en el capítulo anterior que participó en la fundación del Yunque junto con Ramón Plata Moreno, mientras que el segundo era considerado como un ideólogo del Yunque y era líder del anticomunista Movimiento Cristianismo Sí, que se desarrolla-ba en el estado de Puebla.

En cuanto a los grupos de Nuevo León, el informe indica que eran manejados por el ingeniero Elliot Camarena, presidente de la Unión Neo-leonesa de Padres de Familia entre 1962 y 1963, profesor del Instituto Tec-nológico de Estudios Superiores de Monterrey y muy cercano al Grupo Monterrey.158 Además, el documento agrega que “esta persona ha estado ligada con luis felipe coello macías, desde que este figuraba como di-rigente del muro, relaciones que se intensificaron durante la permanencia de coello macías en Monterrey, N.L. en 1968 y se han conservado des-de que se vino de regreso a esta Capital cuando trabajó en el periódico ‘El Heraldo de México’”.159

155 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 198. 156 Pedro Camacho, “Diez mil jóvenes se pronuncian contra el fascismo y el socialismo para nuestro país”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975. 157 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 199. 158 El Grupo Monterrey no tuvo buenas relaciones con el gobierno de Luis Echeverría desde el comienzo del sexenio, por lo que encabezó una campaña de oposición que arreció después del asesi-nato del patriarca empresarial Eugenio Garza Sada en Monterrey 1973, que culminó con la fundación del Consejo Coordinador Empresarial. Además, cabe señalar que el propio Eugenio Garza Sada te-nía claras simpatías por las posturas anticomunistas radicales y por la literatura antisemita basada en “teorías conspirativas”. Nuncio, Grupo, 1982; Martínez, Conflicto, 1984, y González, “Algunos”, 2007. 159 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 199.


Este vínculo entre organizaciones anticomunistas y el Grupo Mon-terrey fue muy fructífero, en particular cuando hubo un enemigo común ocupando la presidencia de la república. En este sentido, a pesar de que miembros de Juventud Nueva y del muro declararon a la prensa que los gastos del encuentro habían recaído en cada asistente,160 algunos colum-nistas, como Antonio Vargas Macdonald y Manuel Buendía, manifestaron sospechas de que el dinero provenía del norte del país.161 De acuerdo con Díaz Cid, las sospechas tenían fundamento:

Conseguí recursos, conseguí donativos. Todo se hizo a base de hablar con personas del sector privado, convencerlas de la importancia que tenía obte-ner los recursos, juntar a la gente, convencer a la gente de que fuera, alquilar los camiones y se hizo una estructura para que estuvieran los jóvenes […]. Era la relación de los fua’s con la gente del Grupo Monterrey. A través de algunas personas con las que yo hice amistad, ellos me ayudaban a conseguir allá [Monterrey] donativos y entonces participaron en el evento [el Grupo Monterrey]; nos aportaron recursos.162

Finalmente, sobre los grupos jaliscienses que asistieron al encuentro bajo el nombre de Juventudes Cristeras de Jalisco, el informante de la dfs dice que “son auspiciados y controlados por el Lic. raymundo guerrero, ex-Presidente de la Federación Mundial Anticomunista y dirigente de la Federación Mexicana Anticomunista de Occidente”,163 además de ser muy cercano a los Leaño, fundadores y dirigentes de los Tecos de la uag. De ser cierto, esto último demostraría que bajo ciertas circunstancias, como la de un enemigo común, se podían establecer lazos entre Tecos y yunquistas, a pesar de estar prácticamente en guerra.

Una vez instalados, los jóvenes católicos escucharon atentamente a los ponentes, cuyas palabras tenían como tema central la libertad, aunque tocaban otras líneas ya comunes en el discurso de las derechas católicas de ese momento: oposición al régimen “comunista” de Echeverría y a su par

160 José Luis Camacho, “Una asamblea reveladora”, El Día. Vocero del Pueblo Mexicano, lunes 18 de agosto de 1975. 161 Antonio Vargas Macdonald, “El gato encerrado y la cola de fuera”, El Día, 20 de agosto de 1975, y Tellezgirón, “Concierto Político”, El Día, 24 de agosto de 1975. 162 Manuel Antonio Díaz Cid, entrevista citda. 163 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 199.


cubano, crítica al gabinete “comunista”, defensa del derecho de los padres a decidir la educación de sus hijos, rechazo al capitalismo, al comunismo y curiosamente al fascismo, así como invitaciones a “no ser castrados” y lu-char contra el comunismo.164 Al finalizar la jornada, los asistentes escucha-ron la misa de Felipe de Jesús Cueto, obispo de la diócesis de Tlalnepantla, Estado de México.165 Al respecto, no debemos olvidar que las organizacio-nes reservadas mantenían una estrecha relación con algunos obispos, por lo que, así hubiera condenas por parte de algunos ministros religiosos, con seguridad había otros que no sólo sabían de las agrupaciones sino que las apoyaban, como se puede apreciar en las siguientes líneas del informe de la dfs: “En el medio eclesiástico, quienes encabezan este movimiento en nuestro país, son el Cardenal y Arzobispo de Guadalajara, Jal. josé sala-zar lópez; Arzobispo de Puebla, Pue., Dr. octaviano márquez y toriz; Obispo de Tlalnepantla, Méx. Fray felipe de jesús cueto gonzález y los Obispos de León, Gto. y de Monterrey, N.L.”166

El domingo 17 de agosto se realizaron nuevas conferencias y se dio tiempo para que las distintas delegaciones se reunieran en pequeñas células, las cuales, aprovechando su estructura piramidal, pasarían sus resolutivos a los representantes. Finalmente, los posicionamientos fueron revisados y se produjo un documento de veinte puntos conocido como Pacto de los Reme-dios, síntesis de las ideas que enarbolaban tanto el Yunque como los grupos juveniles radicales de derecha en la década de los setenta. A continuación, revisaremos algunos artículos:

3º. Rechazamos toda división apátrida, tales como la “lucha de clases” y la “brecha de generaciones”, y sólo admitimos como enemigos de la Patria, y por tanto enemigos nuestros, a quienes, independientemente de su edad cronológica, son viejos de espíritu. Repudiamos a los “jóvenes oficiales” que claudican de sus ideales en aras de un cargo público, y que son cómplices de

164 Pedro Camacho, “Diez mil jóvenes se pronuncian contra el fascismo y el socialismo para nuestro país”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975; Pedro Camacho, “Duros ataques a aquellos que manipulan a la juventud con aviesas intenciones”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975, y Pedro Camacho, “Ningún partido político posee las soluciones indispensables a la problemática na-cional”, El Heraldo de México, 17 de agosto de 1975. 165 Buendía, Pensamiento, 2001, p. 146. 166 Informe “complemento del primer encuentro nacional juvenil (pacto de los re-medios)”, México, 18 de agosto de 1975, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 16, exp. 15-3-75, f. 198.


los adultos, corruptos y corruptores que detentan el poder para su beneficio personal, sin importarles la Patria.167

En este artículo, al rechazar “toda división apátrida”, los firmantes asumen la bandera de la unidad frente a los comunistas, que representaban la amenaza extranjera. De igual forma, se erigen como los defensores de la patria, ante los “viejos de espíritu”, que podríamos suponer representan al régimen político. Luego, los redactores hacen patente su repudio a los “jó-venes oficiales” que han aceptado un cargo público, haciendo alusión a la política de inclusión en la burocracia que implementó Echeverría. Al final, se establece una distinción entre los miembros del régimen (“adultos, co-rruptos y corruptores que detentan el poder para su beneficio personal”) y la patria, diferencia que se hará presente más adelante en el documento. Cabe destacar la ausencia de menciones al “protestantismo” o al “interven-cionismo estadunidense”, vacíos que, lejos de representar olvidos, podrían explicarse como una estrategia para diluir un poco el discurso radical y am-pliar el universo de lectores.

4º. Rechazamos el “mito del 68”. El llamado “Movimiento” de ese año no fue auténticamente juvenil; por el contrario, consideramos que fue un intento de manipular a las nuevas generaciones en beneficio de intereses políticos concretos y de los falsos dirigentes que, en premio, ahora ocupan cargos públicos y se corrompen aún más que lo hacían los funcionarios a quienes acusaron entonces. El fantasma del 68 no puede esgrimirse para afirmar que la juventud esté en favor de la dictadura socialista, que no desee la libertad y que favorezca el totalitarismo.168

En este punto, los convocantes del encuentro dan su interpretación del movimiento estudiantil de 1968, que no variaba mucho con respecto de la dada por los jóvenes de derecha en el año en cuestión. Dicha versión asume la posición del gobierno federal en cuanto a la manipulación, aun-que no se menciona al comunismo internacional. En su lugar, se habla de “intereses políticos concretos” sin mayores detalles. Dicha manipulación, de acuerdo con esta forma de interpretar los hechos, negaría el carácter juvenil del movimiento asumiendo que la juventud mexicana rechaza lo extranjero.

167 “Pacto de los Remedios”, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1975. 168 Ibid.


Además, se da a entender que los líderes del movimiento lo usaron como trampolín para asumir cargos públicos. Una vez más, aparece el fantasma de la “traición” de los jóvenes que han aceptado al régimen. Por último, se niega el uso del “mito del 68” para justificar la lucha por el socialismo, en lo que podríamos interpretar como una negación a los argumentos de la iz-quierda en los años setenta e, incluso, de algunos movimientos guerrilleros.

“6º. Combatiremos todo aquello que trate de frustrar y corromper a la juventud, especialmente a la pornografía que agrede a la dignidad de la mujer; a los Libros de Texto Obligatorios, que tratan de formar una ge-neración a la medida de las necesidades de quienes se benefician con el poder.”169 No es gratuito que en el mismo artículo se hable de pornografía y de los libros de texto gratuitos. Recordemos que uno de los puntos de la campaña contra la reforma educativa de Echeverría era, precisamente, la educación sexual. Esta, según los católicos más conservadores, debía que-dar reservada al ámbito privado de la familia. Por otra parte, se menciona la “dignidad de la mujer”, si bien, al considerar los antecedentes ideológicos de los grupos firmantes, podemos entender la defensa de dicha “dignidad” como la reivindicación de la visión tradicional de la mujer: ama de casa, su-misa y católica practicante. Luego, se repite un argumento, cabe decir ver-dadero y un tanto evidente, usado en la campaña contra el libro de texto en el sexenio de López Mateos: que la medida gubernamental va encaminada al adoctrinamiento en beneficio del régimen.

“7º. Rechazamos toda importación ideológica y declaramos nuestra mexicanidad abierta a los principios de validez universal. Rechazamos un ‘tercermundismo’ al lado de tiranos como los de Cuba, Argelia, India, Ru-mania, Yugoslavia.”170 En este punto, los firmantes reivindican un nacio-nalismo abstracto que, en la estructura del párrafo, sólo sirve como justi-ficación para poder rechazar el “tercermundismo”, bandera de la política exterior de Echeverría. Dicho sea de paso, el término criticado tampoco está desarrollado y parece estar erróneamente equiparado con el socialis-mo, o bien, confundido con los No Alineados, al aparecer la India en la lista de países llamados “tiranos”.

“8º. Defendemos el derecho a la vida y la libertad de la familia para la procreación. Nos oponemos a la planificación familiar estatal, al aborto, la esterilización del individuo y las prácticas llamadas eugenésicas.” El artículo

169 Ibid. 170 Ibid.


octavo no sólo es parte del ideario católico más conservador, ya manifesta-do en décadas pasadas, sino una muestra clara de la campaña contra la po-lítica de planificación familiar, que, como ya mencionamos, es interpretada como una fachada para justificar el aborto. En este sentido, se asume que la vida comienza desde la concepción y que la procreación es un asunto priva-do en el que el Estado no debe intervenir.

“16º. Afirmamos que, después de Dios, el mayor deber del hombre es hacia la Patria. Mas la juventud de México rechaza el concepto de que Pa-tria y Gobierno sean un mismo ente. El Gobierno es sólo un organismo del Estado Político vigente, el cual puede cambiar a lo largo de la historia, en tanto que la Patria tiene subsistencia permanente.” En este artículo se hace evidente el nacionalismo de los redactores. La patria es un elemento de identidad frente a lo extranjero, al comunismo internacional, que siempre atenta contra los valores nacionales. En esta dicotomía, el gobierno se con-vierte en lo ajeno y lo que cambia, lo que perece, mientras que la patria se convierte en una suerte de divinidad ahistórica, inmutable, por lo que pode-mos asumir que tiene por elementos constitutivos la tierra, la lengua y la re-ligión católica. Así, la patria se establece como un absoluto que no debe ser entendido sino sentido y defendido. De esta forma, quedó sellado el com-promiso de los jóvenes para luchar contra el gobierno de Echeverría y, en general, contra todo aquello que identificaban como nocivo para México.

Como era de esperarse, tanto el evento como sus comunicados fueron abordados por la prensa, particularmente por El Heraldo, cuya cobertura, que incluyó tres notas, una columna y dos recuadros en tan sólo dos días, rebasó por mucho a la de El Día, que dedicó una nota y dos comentarios en una semana. Cabe destacar que La Prensa y El Sol no hicieron ni una men-ción sobre el encuentro, por lo que podemos suponer que no mandaron re-porteros, que estos fueron rechazados por los cordones de seguridad o que simplemente decidieron “anular” la noticia.

En cuanto a las líneas editoriales, no hubo sorpresa alguna. El colum-nista de El Día Manuel Buendía, usando el pseudónimo de Tellezgirón, señaló que el evento fue la culminación de una serie de asambleas que se habían realizado en el Bajío y sólo avizoraba violencia; identificó además a los organizadores del encuentro como un grupo de “fascistas” y “falanges ultraderechistas” respaldado por el Grupo Monterrey.171 Por su parte, An-

171 Tellezgirón, “Concierto Político”, El Día, 24 de agosto de 1975.


tonio Vargas Macdonald, columnista del mismo diario, sintetizó distintos elementos de la siguiente forma:

Como se ve, este fárrago de sueños de una juventud de clase media que desea regresar a toda prisa al siglo xix, a la seguridad del porfirismo, al abrigo de una religión incuestionable, de un sistema social cerrado, es lo que procla-man en lenguaje adulto los industriales, comerciantes y banqueros coligados para hacer una reciente declaración de principios en proximidad de actividad electoral. Igual que los padres de familia que les son afines, bajo un membrete que aparece y desaparece como tonina en el mar cada vez que conviene a sus financiadores.172

En oposición a esta línea editorial, Gustavo G. Rodríguez, de El Heral-do, se encargó de presentar el evento como una gran hazaña y, de paso, nos ofreció una pequeña reseña del boom derechista del momento:

Lo mejor de este encuentro fue lo sensato de las posturas que se sostuvieron y que vienen a acabar con el mito de que la juventud está por la izquierda […]. Este despertar cívico afortunadamente se ha encauzado dentro de los márgenes de la Ley, y se ha visto en el reflorecimiento de organizaciones que parecían ya muertas, en la aparición de nuevas y en la celebración de muy diversos actos civiles y religiosos que se caracterizan por una total condena al socialismo y a los socialistas. Entre los que recordamos está la marcha de la Juventud al Monumento de Cristo Rey, con unos veinte mil asistentes; las concentraciones en los Altos de Jalisco en torno a ideales cristeros, con un total de más de once mil participantes; las diversas concentraciones de padres de familia para protestar contra el libro de texto, una de las cuales reunió a más de cuarenta mil manifestantes, y todas en total, cerca de doscientos mil; el Congreso Femenino de Querétaro y los postcongresos, que sumaron va-rios miles de mujeres dirigentes, etcétera.173

Lejos de pasar inadvertido, pero sin convertirse en el foco de atención del país, el encuentro diseñado por el Yunque generó polémica, movilizó a

172 Antonio Vargas Macdonald, “El gato encerrado y la cola de fuera”, El Día, 20 de agosto de 1975. 173 Gustavo G. Rodríguez, “El despertar juvenil a la acción cívica”, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1975.


varios miles de jóvenes y dio claras muestras de que la derecha católica con-servadora vivía un momento de expansión.

A pesar de la sangre

Este crecimiento, como era de esperarse, no estuvo exento de eventos san-grientos. Así, el sábado 22 de noviembre de 1975, durante una peregrina-ción de la acjm al monumento de Cristo Rey en el cerro del Cubilete, Gua-najuato, dos jóvenes fueron asesinados a tiros y uno más logró salvarse. Una versión apunta a que la acjm quedó en medio de la disputa entre Yun-que y Tecos, otra sugiere que los jóvenes asesinados pertenecían al muro y fueron ajusticiados por comandos de la uag, mientras que una más sostiene que los asesinos eran militares. Aunque hubo detenidos, estos fueron libe-rados y el caso no ha sido resuelto.174

La escalada de violencia se mantuvo y el viernes 19 de marzo de 1976, en la entrada de su domicilio, en la colonia Lindavista de la ciudad de Mé-xico, Ramón Plata Moreno fue baleado. Empero, aun cuando uno de los proyectiles dio en la cara del fundador del Yunque, este sobrevivió y se exi-lió en Estados Unidos.175

Esto no impidió que la “misión” continuara y, más de un año des-pués, en mayo de 1977, la dfs registró la presencia del Yunque en Zaca-tecas, en el marco de la disputa por la autonomía de la universidad y la reelección del rector. De igual forma que en otras entidades, la pugna uni-versitaria se desbordó y llegó a las calles, ambiente perfecto para la agi-tación. Así, una de varias marchas terminó en zafarrancho, por lo que la policía intervino y detuvo a varios jóvenes. Entre estos, destacaron dos “agitadores” que no pertenecían a la universidad y cuyas declaraciones alertaron a los agentes locales, quienes de inmediato contactaron a la Di-rección Federal de Seguridad.

Los agentes federales interrogaron a Lázaro Barrón Frías y a Pedro Luis López Solorio, quienes llegaron de Querétaro para “cuidar” la marcha y evitar la “llegada de un comunista a la rectoría”. Ambos declararon perte-necer a la Organización Nacional del Yunque y que esta tenía más de veinte años de vida. Además, Barrón dijo que el Yunque “se escuda en el mem-

174 Delgado, Yunque, 2003, pp. 111-122, y González, muro, 2003, pp. 495-501. 175 González, muro, 2003, pp. 495-501, y Delgado, Ejército, 2008, p. 501.


brete de la organización llamada movimiento universitario de renova-dora orientación (m.u.r.o.) […] a la que consideran órgano externo”. Tras esta declaración, la dfs concluyó que “el verdadero manejo del muro lo hace el Yunque sin que los propios militantes del muro, se percaten de ello, únicamente sus dirigentes”.176 Por su parte, López Solorio agregó que el Yunque se dedicaba a detectar jóvenes de “todos los organismos de derecha para concientizarlos y afiliarlos”.177

En otras palabras, la dfs ya tenía claro que el muro era una par-te de la Organización Nacional del Yunque y que esta había iniciado un proceso de expansión basado en el reclutamiento de jóvenes locales y el consecuente establecimiento de células en las universidades de la provin-cia mexicana.

Esta expansión continuó mientras el muro se diluía entre rumores. De hecho, la última mención que pudimos registrar sobre el Movimiento en documentos oficiales fue de ese año en un informe titulado “Oaxaca derecha”, hecho cuando el ambiente político de dicha ciudad estaba en efervescencia por el conflicto universitario que orilló al gobernador a re-nunciar. En el documento se perfilan algunas organizaciones y se estable-cen nexos:

3. fudau: Fusión defensora de la autonomía universitaria grupo muy radical la dirige Juan Manuel actualmente los está financiando Puebla y el Muro las asesora.

5. asociación de ex alumnos del icao y de la uabjo: Dirigidos por Román García Pujol, su hermana Mercedes García Pujol, está conectada directamente con la Universidad Popular de Puebla y el Muro.178

La información resulta difícil de corroborar, pero queda claro que, incluso después del complicado sexenio de Luis Echeverría, la dfs asumía que el muro y el Yunque debían ser vigilados debido a su potencial de agi-tación. La historia le daría la razón.

176 “Declaración de Lázaro Barrón Frías”, México, 15 de mayo de 1977, en agn, Fondo Gober-nación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 1, exp. 15-13-77, f. 9. 177 “Declaración de Pedro Luis López Solorio”, México, 15 de mayo de 1977, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 1, exp. 15-13-77, f. 24. 178 Informe “Oaxaca Derecha”, México, 1977, en agn, Fondo Gobernación, sección Dirección Federal de Seguridad, leg. 53, exp. 100-18-1-77, f. 34.


CONSIDERACIONES FINALES

El muro se convirtió en una leyenda en el imaginario político dentro de la unam pues representaba la conjunción de la “ultraderecha”, fungiendo como “semillero” y “filtro”, aunque también como grupo de choque y como avanzada de los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Pero sus diferencias con el fua, la tirante relación con la jerarquía eclesiástica o la pugna entre el Yunque y los Tecos confirman la heterogeneidad descrita en la introducción, la cual resulta inherente a todo conjunto de organizaciones dentro de una tendencia ideológica. En otras palabras, la derecha es un es-pectro amplio que, en términos históricos, debe ser considerado en plural; de esas derechas, la conservadora católica también presenta diferencias in-ternas en función de coyunturas específicas.

Hubo también constantes, como la lucha por la educación y la idea tradicional católica de familia, que experimentaron reflujos durante los go-biernos de López Mateos y Echeverría. De igual forma, se mantuvo la pre-sencia de los jesuitas,179 al menos hasta mediados de los años sesenta, así como de otros miembros de la Iglesia católica, ya fuera como respaldo o como asesores. En este punto es importante recalcar la heterogeneidad al interior de la Compañía de Jesús, cuyas pugnas internas se hicieron eviden-tes después del Concilio Vaticano II.

Empero, como ya se mencionó, la relación con los jerarcas eclesiás-ticos fue complicada. Mientras algunos mostraron apoyo incondicional, otros condenaron la existencia y la actuación de organizaciones secretas. Eso sin mencionar a quienes las agrupaciones consideraban como infiltra-dos y, por tanto, enemigos.

En esta vinculación con otros sectores, desempeñaron un papel cen-tral las organizaciones públicas del Yunque. El muro y el fua rebasaron la lógica de la “fachada” y se convirtieron en una herramienta indispensable para obtener recursos económicos así como respaldo judicial y periodístico.

Al igual que con la Iglesia, la relación del Yunque, a través del muro y el fua, con los empresarios fue cambiante. A excepción de los empresarios regiomontanos y poblanos, que siempre mostraron un interés importante en las acciones de los jóvenes anticomunistas, particularmente en el sexenio de Luis Echeverría.

179 Esto lo han señalado Jean Meyer, Servando Ortoll y Fernando M. González.


Por otro lado, una porción de la prensa, entendida también como un universo heterogéneo, mostró simpatías por las actividades de muristas y fúas, pero estas no fueron permanentes ni constantes. Dependía de otros factores dentro del contexto político nacional. No sobra recordar que algu-nos miembros del muro, que participaron en la publicación de Puño, obtu-vieron puestos en diversos diarios.

En otro ámbito, si bien se logró constatar la acción omisa e incluso el respaldo de la policía y de algunos jueces, no se pudo establecer ninguna conexión formal entre estos y los activistas de los grupos. Mismo caso del vínculo con el gobierno federal. Esto, sin embargo, sólo invita a profundi-zar en la investigación.

En cuanto a lo regional, resulta llamativo el recorrido histórico de la tradición en cuestión: de Guadalajara a Puebla, de ahí a Guanajuato y a la ciudad de México; de la capital del país a otros puntos de provincia. Esta dinámica confirma que la región del Bajío o, aún más, el “cinturón de cas-tidad” del país ( Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro y Pue-bla) representó un espacio social importante para los católicos políticamente activos. Dicha región, asiento de los núcleos cristeros más fuertes y espacio privilegiado del sinarquismo, se ha caracterizado por una importante pre-sencia de la Iglesia católica, cuya influencia en amplias bases sociales ha in-cidido incluso en procesos políticos electorales. Además, salvo por algunos “oasis industriales”, mantiene fuertes rasgos rurales en términos culturales y económicos, sin mencionar destellos de conservadurismo plasmados en decisiones jurídicas en materia de matrimonios entre personas del mismo sexo e interrupción del embarazo. Por último, a excepción hecha de Nuevo León, estos estados siguen albergando a las familias de empresarios más conservadoras, que inciden en otras esferas públicas como la prensa y la política locales.

Además, debe destacarse la permanencia del anticomunismo y el anti-semitismo. El primero resultó determinante, ya que era parte del significan-te que unía a los distintos grupos e individuos de la oposición o “reacción”. De ahí que se pudieran tender lazos con otros grupos aparentemente afines en el exterior. El segundo fungió como aliciente prácticamente etéreo ante la poca presencia de los judíos en las ciudades mexicanas donde se desarro-llaron los grupos públicos del Yunque. En este sentido, queda pendiente la discusión sobre los posibles tintes fascistas del Yunque, poco claros en las versiones públicas de la organización, pero patentes en las simpatías por el falangismo español.


Finalmente, podríamos aventurar un par de hipótesis para futuras in-vestigaciones: primero, una parte de la legitimidad del régimen priista se construyó, entre otros elementos, a partir del discurso de las distintas tra-diciones de las derechas mexicanas que identificaron a la Constitución de 1917, la versión oficial de la revolución mexicana y a los distintos gobiernos posrevolucionarios como el “enemigo común”, lo que ayudó a reforzar la idea de “una revolución” y “un régimen heredero” de ese proceso; segun-do, si bien es cierto que en el presente trabajo hemos apelado a la expe-riencia nacional, hay evidencias de que organizaciones como el Yunque y sus derivaciones no fueron exclusivas de México, sino que se replicaron en otros países de América Latina, aunque con diversos destinos.

SIGLAS

acjm Asociación Católica de la Juventud Mexicana.cencos Centro Nacional de Comunicación Social.dfs Dirección Federal de Seguridad.fua Frente Universitario Anticomunista.guia Guardia Unificadora Iberoamericana.iteso Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.lndlr Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa (la Liga).muro Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (el Movimiento).ng Nueva Guardia.oca Organización, Cooperación, Acción (la Base).pan Partido Acción Nacional.uap Universidad Autónoma de Puebla.ucm Unión de Católicos Mexicanos (la U).unam Universidad Nacional Autónoma de México.unpf Unión Nacional de Padres de Familia.upaep Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

FUENTES CONSULTADAS

Archivos y hemerotecas

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ahpmc Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Mé-xico.

Biblioteca de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Miguel Lerdo de Tejada, ciudad de México.

Hemeroteca Nacional de México, ciudad de México.

Entrevistas

Enrique Semo (ex dirigente del Partido Comunista Mexicano y profesor de la unam), realizada por Mario Jiménez, ciudad de México, 22 de febrero de 2012.

Jesús Serna Moreno (ex militante de las Juventudes Comunistas y de la Liga Leni-nista Espartaco), realizada por Mario Jiménez, ciudad de México, 2 de marzo de 2012.

Manuel Antonio Díaz Cid (segundo presidente del fua y militante de la Organiza-ción Nacional del Yunque), realizada por Mario Jiménez, ciudad de Puebla, 20 de febrero de 2012.

X (ex militante y dirigente del muro), realizada por Mario Jiménez, ciudad de México, 14 de marzo de 2012.

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