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    Ma. de la Luz Casas-MartnezArch Neurocien (Mex)

    Vol 10, No. 4: 255-260, 2005

    Uso de antidepresivos y biotica

    Ma. de la Luz Casas-Martnez

    Arch Neurocien (Mex)Vol. 10, No. 4: 255-260, 2005

    INNN, 2005

    Recibido: 5 agosto 2005. Aceptado: 15 agosto 2005.

    Escuela de Medicina. Universidad Panamericana. Correspondencia:

    Ma. de la Luz Casas-Martnez Escuela de Medicina. Universidad

    Panamericana. Donatello 59. Insurgentes Mixcoac 03920 Mxico,

    D.F. E-mail: [email protected]

    Tema selecto

    RESUMEN

    La presente reflexin se ha realizado considerando a labiotica como una disciplina promotora del dilogoentre las ciencias bajo el marco de valores morales de

    la tradicin occidental. Se aborda el tema del uso ticode antidepresivos en situaciones existenciales, ms queen su uso teraputico. Los objetivos son la revisinde los siguientes aspectos: a.Una visin antropolgica.El hombre como ser carente. b. Los fines de la medicinay el uso de psicofrmacos en situaciones lmitrofes a lapsicopatologa. c. La medicalizacin de la vida hu-mana. Se realiza un anlisis de estos aspectos y unapropuesta para el manejo de la tristeza en forma nomedicamentosa, aceptando los lmites humanos alacceso a la felicidad.

    Palabras clave: depresin, biotica, antidepresivos,

    tristeza.

    ANTIDEPRESSANT PRESCRIPTIONS ANDBIOETHICS

    ABSTRACT

    The present reflection is based on the consideration ofBioethics as one promoting discipline for the dialogueamong the different branches of science, within themoral value framework of the occidental culture. Thecore of this article is the ethical use of antidepressantsubstances regarding existential issued rather than atherapeutic related use. Our objective is to review thefoIlowing aspects: a. An anthropological sight. Man asa lacking entity. b. The purposes of medicine and theuse of psycho-tropics in various situations. c. The abuseof medical substances a solution to common lifeproblems. After completing the analysis, a proposalon how to handle sadness in a non medical way,admitting human limitations, wiIl arise.

    Key words: depression, bioethics, antidepressant,sadness.

    a presente reflexin se ha realizado conside-rando a la biotica como una disciplina

    promotora del dilogo entre las ciencias bajoel marco de valores morales de la tradicin occiden-tal. En el presente trabajos se abordar el tema dedepresin bajo los siguientes objetivos: a. Una visinantropolgica. El hombre como ser carente. b. Los fi-nes de la medicina y el uso de psicofrmacos ensituaciones limtrofes a la psicopatologa. c. Lamedicalizacin de la vida humana.

    Es innegable que bajo el avance de la biome-dicina es posible en la actualidad una teraputica mseficaz en entidades patolgicas complejas, como esla depresin. La eticidad en estas condiciones del usode psicofrmacos es incuestionable.

    Ms bien, mi reflexin se centra, en su uso in-adecuado, pues ocurre que en nuestra sociedad, sepresenta un fenmeno de dependencia tecnolgicacada vez ms creciente en las reas de salud, y deello, no es excepcin la salud mental.

    El porqu los profesionales de la medicina seacercan a una zona gris en donde la indefinicin desalud enfermedad mental esta presente, tiene en par-te un problema antropolgico de base.

    Para algunos, es muy tenue la lnea que sepa-ra la normalidad de la anormalidad, y por ello cadavez se ha hecho ms comn el uso de psicofrmacosan en condiciones, que en momentos histricos nomuy lejanos habran estado bajo la consideracin desituaciones naturales por las cuales el sujeto debera

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    de transcurrir, enfrentar y superar en un proceso nor-mal de desarrollo de capacidades adaptativas de supersonalidad.

    En un cierto sentido, la medicina ha actuado enforma paternalista con los pacientes, evitndoles todo

    enfrentamiento psicolgico ante problemas vitales,deseando que nunca padecieran ningn grado deestrs, angustia o tristeza.

    Existe un lmite objetivo a esta problemtica?.Me parece que uno de los parmetros es la con-

    sideracin de una visin antropolgicaa. Una visin antropolgica. El hombre como sercarente.

    La medicina humanstica es la medicina de la fi-nitud humana, entendida sta como ser de carenciareal y concreta del hombre, en su uso normativo se re-fiere a la piedad o compasin, base moral delcuidado. La infirmitasdescribe una condicin fsica onatural, a la postre somtica, que no es una cate-gora nosolgica o patolgica y s ontolgica oantropolgica (ser humano carente). El ser humano, entanto infirmitaspresenta tres dimensiones de experien-cia metafsica:1. La vulnerabilidad, el carcter de ser afectado, depadecer.2. La caducidad, devenir otro desde s mismo y no poraccin exterior.3. La mortalidad, la condicin de saberse mortal,confrontado a la esperanza/desesperanza y el misterio.

    En la experiencia objetiva, vivida y simblica,

    nos referimos a estos problemas como; el sufrimiento,vejez y muerte1.Ser humano carenteLa hominizacin, tanto filogentica como onto-

    gentica, da fundamento biolgico a una tesis centralde la antropologa filosfica: El ser humano carente, elhombre como ser necesitado, carente en un doblesentido, gnoseolgico y ontolgico. La deficiencia oindigencia biolgica del hombre, en contraste con losanimales, que nunca son desvalidos por naturale-za, constituye quiz la ms antigua y permanenteobservacin en la historia de la antropologa, la inter-pretacin, finalista, mecanicista o azarosa, de ese

    curioso fenmeno da lugar a una polmica que se re-monta a los orgenes del pensamiento clsico y sularga descendencia: Digenes, Protgoras, Aristteles,Anaxgoras, Galeno, Pndaro o Asclepades, atraviesala modernidad con Herder y Kant y se prolongahasta nuestros das en Portmann y Gehlen. Tal es pre-cisamente el punto de partida en la antropologa de A.Gehlen,quien define al hombre como ser deficitarioo defectuoso (mangelwesen).

    Morfolgicamente el hombre, a diferencia de losmamferos superiores, se caracteriza ante todo por susdefectos o carencias, los cuales equivalen a un esta-do biolgico de inespecializacin, indiferenciacin,inadaptacin. Carece de la proteccin natural que es

    el pelo, de rganos especficos para la defensa o lahuida, de agudeza sensorial e instintos seguros; naceinmaduro y por tanto necesita de prolongado cuida-do durante su infancia. La pregunta es pues de qumanera ha podido sobrevivir un ser tan minusvlido onaturalmente infradotado; el hombre no es apto parala naturaleza libre y por eso est obligado, como com-pensacin de sus carencias a construir una naturalezaartificial, justamente la cultura: el hombre es culturalpor naturaleza. Para Gehlen, el ser humano requieretransformar por s mismo los condicionamientoscarenciales de su existencia en oportunidades deprolongacin de su vida. En suma el hombre, desajus-tado naturalmente, debe justificarse mediante la accin;animal no-terminado, se hace tarea de s mismo, un sersocial2

    Es as que, en el proceso de hominizacin searticula una segunda naturaleza, que es la cultura.

    Sin duda el desarrollo filogentico humano, esun fenmeno complejo y multidimensional, resultantede interrelaciones genticas, ecolgicas, cerebrales ysocioculturales. Pero la leccin antropolgica de laactual biologa evolucionista se resume en que elhombre no es un ngel cado ni un simio erguido:la esencial novedad de la primaca del homo sapiens

    en el reino animal no se explica por el creacionismo ysu dualismo cuerpo-alma, ni por el evolucionismosimplista que slo ve en el hombre un primate perfec-cionado.

    La teora del ser humano carenteparte de la ideadel hombre como un proyecto o diseo nico de lanaturaleza, caracterizado por una plasticidad,contranatura y cultural el hombre es un ser culturalpor naturaleza porque es un ser natural por cultura,seala Mainetti. La caracterstica originaria del hombrecomo ser viviente, la diferencia antropolgica, decimoshoy, es un cuerpo inusitadamente, que implica unanegacin biolgica de la animalidad, pues el animal

    est ajustado al entorno natural y por ello no modifi-ca a ste sustancialmente. El hombre, en cambio,desadaptado a la naturaleza por su inespecializacinorgnica es creador y criatura de cultura, artfice yproducto de un mundo propio en permanente transfor-macin, por el cual se humaniza la naturaleza y serealiza la humanidad. Tal, es en sntesis, la teoracompensatoria de la cultura, con su larga tradicin his-trica y renovada vigencia en la actualidad3.

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    El ser humano por tanto, como ser carente, seenfrenta a las preguntas lmites de su existencia, y lacultura debera aproximarlo a su respuesta certera,ms, en la actualidad, parece que lejos de encauzar-lo, trata de evadir las respuestas.

    Ante las preguntas lmites clsicas, sufrimiento,vejez y muerte qu podemos reflexionar?.

    Dentro de una visin psicosomtica, ante estefenmeno se revela la unidad dual de lo mental y lo f-sico. En el sufrimiento, el cuerpo se hace psiquis y lapsiquis cuerpo, pero esta unidad, unidad en la dife-rencia o diferencia en la unidad, es tambin una rupturade la unidad entre la existencia fsica y la personal.

    La historia de la cultura occidental est transidapor el sufrimiento y sus significados, revelando la vul-nerabilidad humana en todas las formas del espritu ycon distintos lenguajes, filosfico, religioso, literario,mdico, poltico, etc. Se ha afirmado que en la anti-gedad clsica la sabidura tuvo dos expresionescomplementarias, la pattica en la tragedia y lateortica en la filosofa; consigna de la primera fuepathei mathos, por el padecimiento al conocimiento;ideal de la segunda la estoica apatheia, la apata oimpasibilidad como asctica del sufrimiento. La medi-cina hipocrtica introduce la visin naturalista de lapatologa, literalmente referida a la teora del sufri-miento y la terapia analgsica, tomando de Aristtelesel concepto de catarsis, purificacin de las pasiones.

    Las cosmovisiones naturalista griega y perso-nalista cristiana ceden lugar a la visin cientfica del

    sufrimiento en la modernidad, cuyo punto de arranquees el dualismo cartesiano y su modelo mecanicista delcuerpo. Con el conocimiento cientfico del sufrimien-to en aparencia llegan las armas para vencerlo y laconquista de nuevos significados: se separan la natu-raleza fsica y la naturaleza espiritual del sufrimiento4.

    Durante el siglo XX se acelera el proceso demedicalizacin del sufrimiento, la reduccin de ste aun problema cientfico y una solucin tcnica.

    Pero junto a la algologa cientfica existe, y nopuede dejar de existir, una algologa filosfica, una vi-sin especulativa o reflexiva sobre el sufrimiento, puesste no se reduce a la inteligencia tcnica e implica un

    acto de aprehensin espiritual.5 Los modelos contra-ponen un esquema humanista y otro positivista entorno, cuestiona la justificacin del sufrimiento a travsde figuras tales como el castigo,la prueba, el azar oel reto6. La filosofa apunta al misterio, ms all del pro-blema del alma y el cuerpo, a la ontognesisde esarelacin no objetivable, al sufrimiento como moradadel hombre y poder del logosde unir en la diferencia.

    Un paradigma eclctico del sufrimiento, pluri-

    dimensional y significativo, irreductible al viejo mode-lo organicista, caracteriza al sufrimiento posmodernoy su prctica clnica e institucional, as Francis. Baconlo comentaba: Estimo que est muy claro que el ofi-cio del mdico no slo consiste en restaurar la salud,

    sino tambin en mitigar los sufrimientos y tormentos delas enfermedades; y no slo cuando ese alivio delsufrimiento, cual el alivio de un sntoma peligroso,conduce a la recuperacin, sino tambin cuando, ha-bindose disipado toda esperanza de recuperacin,slo sirve para que el paso a la otra vida resulte fcil yjusto.

    La accin mdica basada en la teraputica, pa-labra que originalmente significa cuidado, reconoceal sufrimiento como parte inherente del ser humano, ybajo esta idea pueden abordarse los lmites morales dela medicina:

    1. La actuacin entre los extremos del nihilismoy las acciones ftiles en la medicina.

    2. En el reconocimiento de la necesidad de laautodisciplina moral para la supresin y asuncin delsufrimiento. Para esto reconocemos actitudes negati-vas, como: el abatimiento, rebelda, aislamiento ycomplacencia. Entre las positivas sealemos la adver-tencia, el refinamiento, la comunin y la purificacin.

    El hombre es un ser limitado, que posee con-ciencia de sus lmites y cuya accin constituye unpermanente y renovado intento por superarlos. Estacondicin finita, en un ser que es aspirante del infini-to, hace del hombre un eterno insatisfecho de s

    mismo, un animal trgico, metafsico, sobrenatural, unser humano carente. La expresin fsica o biolgica deese modus deficienshumano son las tres dimensiones:vulnerabilidad, caducidad y mortalidad, concretamen-te sufrir, envejecer y morir7.

    La paradoja mortal implica el hecho de que lamuerte priva y otorga a la vez sentido a la existenciahumana, porque esta es finita pero no finiquitada, parala cual el tiempo es destino, tambin limitacin y po-sibilidad. La medicalizacin de la vida nos ha llevadoa distorsionar estas contradicciones racionales de lamuerte, restndole a sta naturalidad, autenticidad ydignidad8.

    El problema, planteado fundamentalmente des-de la medicina moderna, caracteriza en cierto modonuestro tiempo como cultura del sufrimiento, socie-dad de la vejez y civilizacin de la muerte. En eltratamiento sistemtico de estos tres captulos del li-bro de la humanidad actual, se articulan una visin:histrica, terica y prctica o asistencial. De maneragenrica, la retrospectiva histrica seala la existenciade distintos modelos culturales que prestan sentido a

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    estas experiencias lmite de la condicin humana, ycmo la medicalizacin de la vida o el imperio de laracionalidad instrumental les habra restado progresi-vamente significacin. En la teora actual, tambin essensible un comn intento por resignificar el sufrimien-

    to, la senectud y la muerte en la vida humana, a la luzde un paradigma cientfico globalizador e interdisci-plinario, hermenutico y axiolgico. Frente a loscrecientes problemas sociales y dilemas morales, esla conjuncin que integre la medicina de alta tecnolo-ga y la medicina humanstica, con el objetivo de pro-curar los mejores intereses del individuo y de la socie-dad9.

    La tica general, y la tica biomdica, remitena una antropologa filosfica, as como sta apuntahacia aqulla, generndose un crculo hermenutico.Para esa antropologa filosfica contribuyen las ideas-gua de nuestro ser natural, ser humano carentey serartificial10.

    De tal manera aparece la condicin humana,como ser carente y no totalmente natural, como con-dicin de posibilidad de la moralidad11, un ser querequiere justificacin de sus actos, por que, a diferen-cia de los animales, es libre. Este binomio, generadorde angustia, tambin es ncleo de su dignidad. Por suparte, Warnock describe la condicin humana en pa-recidos trminos de recursos escasos y vulnerabilidad,el objetivo de la moralidad es perfeccionar la condi-cin humana12.

    Por tanto, un lmite para el uso no teraputico

    de medicamentos antidepresivos, es precisamente elreconocimiento de la antropologa humana, recono-ciendo al ser humano como ser carente y libre, porello confrontado a la responsabilidad y al sufrimiento,cuya resolucin dependiente de sus propias fuerzas, lodignifica.

    Los fines de la medicina y el uso de psicofr-macos en situaciones limtrofes a la psicopatologa.

    A causa de la persistente realidad de la enfer-medad y el sufrimiento, el envejecimiento y la muerte,tienen significado los intentos de prevenir o mitigarestos males en casos particulares. Podemos aspirar aun mundo sin sufrimiento, pero si lo logramos, ciertos

    tipos valiosos de accin dejaran de ser posibles, y sino hubiera hechos de la vida fuera de nuestro control,entonces nuestras vidas careceran de la estructura quehace inteligible la idea de eleccin. Para la antropolo-ga filosfica existe una relacin entre la experiencia dela realidad como resistencia, la creacin de valores yel lugar de la enfermedad en la existencia humana.

    Existe un lmite a la intervencin mdica en elafrontar de los problemas de la vida? La tica, esto

    es, el uso responsable de la libertad, forma parte delproceso natural de la evolucin biolgica13?. Una po-sicin reduccionista extrema es la de Richard Dawkinsen su libro El gen egosta:14. Ms moderada resulta lapostura de Edward Wilson, que rechaza el deter-

    minismo absoluto de Dawkins y concede que cadapersona es modelada por la interaccin de su medioambiente, en especial su medio ambiente cultural, conlos genes que afectan la conducta social; la conduc-ta humana est programada por la seleccin naturalde la evolucin, pero hay espacio para la cultura, estoes, la tica15 Otro representante moderado de la rela-cin tica-biologa es Waddington; adems delmecanismo biolgico de transmisin hereditaria, elhombre ha desarrollado otro sistema para transmitirinformacin de una generacin a la siguiente; dichosistema consiste en el proceso de la enseanza y elaprendizaje social, y constituye un segundo mecanis-mo por medio del cual opera la evolucin16.

    En cualquier caso, una nueva y fecunda relacinentre tica y biologa se abre con el nacimiento y de-sarrollo de la biotica. Ya Peter Singer introduca unavisin biotica del aporte de la biologa a la tica,sealando que la tica normativa tendr ms xito ensus prescripciones si atiende a la informacin que labiologa puede suministrar. Quiz la biotica, la moralde las nuevas tcnicas y prcticas de la biologa y dela medicina contempornea, por el hecho de tener quever con cierta naturaleza, significa una indita explora-cin en materia moral17. Esto significa que la tica

    mdica y biolgica tiene que ver con un dato naturalque lleva en l cierta normatividad:el hombre comoser viviente.Aun si la tica consiste en preservar la dig-nidad de este ser y no su sobrevivencia18.

    Esta reflexin nos acerca a preguntarnos sobrelos nuevos fines de la medicina, tema de actualidad,en el que lejos del consenso se han entablado nume-rosos dilogos, puesto que gracias al avance de lamedicina y la tecnologa, los fines tradicionales dela medicina persisten, en modo sustancial bajo el prin-cipio de beneficencia, pero, que han cambiado enparte sus medios y por tanto sus objetivos. Precisa-mente, porque hoy la ciencia mdica es ms poderosa

    y efectiva, se ha planteado seriamente la pregunta desi debe hacer todo lo que tcnicamente puede hacer.

    Puesto que la condicin humana es inseparablede la enfermedad, el sufrimiento y, por fin, la muerte.La medicina ha de empezar por aceptar la finitudhumana y ensear o ayudar a vivir en ella. Por el bene-ficio del paciente tiene que procurar ser fiel a s mismay mantenerse como algo viable y sostenible, no dejar-se arrastrar por un desarrollo tecnolgico imparable.

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    A medida de que la capacidad de curacin deenfermedades antes incurables se hace mayor, es im-portante que nos convenzamos de que el poder de lamedicina no es absoluto. Su mbito propio, es elbien del cuerpo y de la mente, y no el bien completo

    de la persona, al que slo puede contribuir como unfactor ms, e incluso en ese caso, nicamente en de-terminados aspectos de la vida, ya que la tendencia,evidente en las sociedades desarrolladas, a medicalizartodos los problemas debe ser corregida.

    Con este tema el prestigioso Hasting Center19

    despus de un debate internacional seala que para lanueva medicina los objetivos son: La prevencin de enfermedades y lesiones y lapromocin y la conservacin de la salud. El alivio del sufrimiento y el sufrimiento causados pormales. La atencin y curacin de los enfermos y los cuidadosa los incurables. La evitacin de la muerte prematura y la bsquedade una muerte tranquila.

    La medicalizacin de la vida humana

    Bajo la luz de lo antes expuestos aprecio que latecnologa y en este caso la intervencin farma-colgica, adquiere un carcter humanista si favoreceel crecimiento humano. El crecimiento humano abar-ca el potencial del sujeto, en sus capacidades fsicas,emocionales e intelectuales. Cuando la capacidad delsujeto esta bloqueada por limitaciones de procesos

    psquicos-fsicos, y por lo tanto disminuye su rango delibertad; la intervencin tcnica, entindase en el casode los psicofrmacos, es ticamente defendible. No setrata sino de una nueva versin del principio hipo-crtico. En cambio, sustituir la necesaria lucha humanaante las realidades naturales por evasin, no potencialas caractersticas propias de la especie. De aqusurge el problema de la medicalizacin de la vidahumana, aplicada en este caso a la tristeza, no a ladepresin.

    Este problema ya ha sido planteado en la De-claracin de la Asociacin Mdica Mundial sobre eluso y abuso de drogas psicotrpicas20 la cual sea-

    la que el uso de estas drogas constituye un fenmenosocial complejo que no es simplemente un problemamdico, requiere de alternativas prcticas para su uso.

    En la actualidad crece el grupo de personascon estados de angustia y de ansiedad cuyo origen seencuentra relacionado con la vida cotidiana y la accininterpersonal, aunada a otra categora, que reclama elmedicamento para lograr un aumento de su potencia-lidad.

    La sociedad epicrea fomenta, cultural y econ-micamente, la utilizacin del medicamento, esto es eluso no teraputico, que nace del deseo de enfrentarel estrs y las dificultades por medio de medicamen-tos, busca un paraso artificial, y parece fcil alcanzarlo

    en una sociedad extremadamente tolerante, en la quemuchos valores ya han desaparecido.

    El problema es que, el psiquiatra no tiene queenfrentarse solamente con las exigencias del enfermo,sino tambin con las de la sociedad.

    En Estados Unidos de Norteamrica y otros pa-ses, el diagnstico psiquitrico de depresin hacrecido en los ltimos aos al punto de que incluso laOMS estima que el 10% de la poblacin experimen-tar depresin en algn momento de su vida. Sinembargo, autores como David Healy21 advierten queeste crecimiento puede ser atribuido al xito de lasprcticas de mercado que promocionan el diagns-tico de depresin con el fin de incrementar laprescripcin de antidepresivos, en especial si se jus-tifica el uso de antidepresivos como tratamiento paraun estrs socialmente inducido. Este tipo de campa-as se apreci en Amrica Latina para promover el usode fluoexetina, explica el comentarista Lakoff: Le pre-gunt al gerente de Gador cmo se le haba ocurridola campaa y contest: La globalizacin en tantoconcepto cultural es demasiado fuerte como para nousarlo. Me cont sobre la prxima fase de la campa-a: se referir a la vulnerabilidad. Otro gerente deproduccin repar en lo apropiado de la eleccin

    de esta palabra sealando su aproximacin a una po-pular serie de televisin llamada vulnerables.Volviendo a nuestro tema, el problema mayor,

    no se centra en la real necesidad de tratamientoantidepresivo, sino en el enfoque actual de la medica-lizacin de la vida. Responder a los problemas de lavida en un tono existencial adecuado es atender laspotencialidades de nuestro ser, como es la necesariatolerancia a la frustracin como un mecanismo queespera retomar la vida identificando los incidentes cr-ticos, genera nuevas respuestas, cada vez msmaduras y con mayor congruencia de realidad. Rea-lidad compuesta de espacio y tiempo. Afrontar los

    problemas ante el compromiso de ser seres humanos,con lmites, pero, con posibilidades, ms all de lamedicalizacin de la vida como evasin y no comola necesaria toma de responsabilidad ante la libertad.

    Retomar una vida integral, no centrada sola-mente en la productividad, el poder, la excelenciacompulsiva, sino en el disfrute, en especial en la re-lacin interhumana, el reencuentro con la familia, losamigos, los grupos de inters en actividades propias

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    del ser humano, arte, deporte, cultura, juego.Falta en este mundo opresivo una dosis diaria

    de ludoterapia, la contemplacin de la naturaleza, msque un ansioltico que nos permita seguir en el circu-lo de la compulsin.

    Volver los ojos al cultivo de la esperanza. Elmundo moderno ha creado falsas expectativas de loque el xito significa, expectativas que rebasan conmucho los lmites de lo humano, expectativas que sue-len pertenecer a los dioses... Volver a la concepcinel hombre como ser necesitado, carente, pero capazde dar, la combinacin perfecta, pues si encontramosa otro congnere que piense lo mismo, nos subsana-r en nuestras carencias, y nosotros subsanaremos lassuyas, este es el fundamento del amor de benevolen-cia, de la amistad comprometida, no en el marco dela codependencia, sino del respeto al ejercicio de loslmites propios.

    Quizs un poco ms de visin filosfica en lavida pueda ayudar a afrontar los problemas inherentesa la existencia... me refiero a la necesidad de que elhombre se reconozca asmismo y con ello valore supropia naturaleza, un ser de carencias y a la vez de

    recursos, en fin, un ser libre.

    REFERENCIAS

    1. Mainetti J. Embodiment, Pathology, and Diagnosis, En: J. L.Peset y D. Gracia, eds. The ethics of diagnosis. Philosophy &

    Medicine 40, Kluwer Academic Publishers. Dordrecht1992.2. Geh len A . El Hombre. trad. esp. Salamanca, Ediciones

    Sgueme, 1980.3. Mainett i JA. Fenomenologa de la intercorporeidad, antro-

    pobiotica, Ed. Quirn. La Plata 1995.4. Cf. Zubiri X, Sobre el hombre, Madrid, Alianza Editorial, 1986.

    5. Cf. Norman R. Interfering with nature, J Applied Philosophy,1996: 13; 1:1-11.

    6. Ibid.7. Cf. Ravossi, E., Acerca de la fundamentacin de la tica,

    Revista Latinoamericana de Filosofa, Vol. IX, N 3, 1983.8. Ibid.9. Cf. Warnock, G., The Object of Morality. London, Methuen &

    Co., 1971 (Cap. II).10. Cfr. Zubiri X. Sobre el hombre. Op cit. p. 134.11. Cf. Ravossi E. Acerca de la fundamentacin de la tica. Revista

    Latinoamericana de Filosofa, Vol. IX, N 3, 1983.12. Cf. Warnock G. The object of morality. London, Methuen &

    Co., 1971.13. Cfr. Farrell M, Puede la tica ignorar la biologa?.14. Cfr. Dawkins R. El gen egosta, Barcelona, Labor, 1979.15. Cfr. Wilson, E.O. Sobre la naturaleza humana. Mxico, Fondo

    de Cultura Econmica, 1980.16. Cfr. Waddington CH. El animal tico, Buenos Aires, EUDEBA,

    1963.17. Cfr. Fagot-Largeault, A. Normativit biologique et normativit

    sociale. En: Changeux JP. Fondements natureles de lthique,Paris, Odile Jacob, 1993.

    18. Rameix S. op. cit, p. 108-14.19. The Hasting Center. The new medical values. http://

    www.thehastingscenter.org/default.asp20. Declaracin de la Asociacin Mdica Mundial sobre el Uso y

    Abuso de Drogas Psicotrpicas. Adoptada por la 29a AsambleaMdica Mundial Tokio, Japn, octubre 1975 y enmendada porla 35a Asamblea Mdica Mundial Venecia, Italia, octubre 1983

    21. Cfr. David Healy The Antidepressant Era) o Borch-JakobsenProzac Notion, en London review of books.