Antologia Cap2 Vantil Ensayo

21
1 Capítulo 2 Educación sin o con Dios: La antítesis en la educación por Cornelio VanTil Los principios que guían a los creyentes están completamente opuestos a los que guían a los incrédulos. Esto es tan cierto tanto en la educación como en la iglesia. Por eso hablamos de las antítesis en la educación. Las antítesis cubren la totalidad del campo educativo. Primero, cubren el campo de la filosofía educativa. Esto es de un significado principal, aunque muchas veces olvidado. En segundo lugar estas antítesis aparecen en el campo de lo que debe ser enseñado, es decir, la curricula. Finalmente, estas antítesis aparecen cuando consideramos al niño o al joven que va a recibir alguna instrucción. Bajo estos tres aspectos intentaremos sacar las antítesis en la filosofía educativa. Los no cristianos creen que el universo ha creado a Dios. Tienen a un dios finito. Los cristianos creen que Dios ha creado al universo. Tienen un universo finito. Por lo tanto, los no cristianos no tienen el menor interés en traer al niño a una confrontación con Dios. Quieren más bien, traer al niño a una confrontación con el universo. La educación no cristiana no considera a Dios. Lo que es lo más importante a nosotros, lo más indispensable en la educación, se deja totalmente afuera. La educación sin Dios ignora o niega que el hombre fue creado como un ser responsable a Dios. Esto implica que el pecado no es una transgresión de la ley de Dios. Por lo tanto, Cristo no tenía que morir en nuestro lugar. Entonces, la educación no cristiana y sin Dios naturalmente llega a ser humanística, es decir, con su enfoque central en el hombre. Si el hombre no tiene que vivir para Dios, puede vivir para él mismo. Por lo tanto, si queremos una educación verdaderamente cristiana y centrado en Dios, tendremos que romper completamente con la filosofía educativa que nos rodea. Los no cristianos creen que el hombre está rodeado de un universo completamente desconocido. Para ellos el hombre está buscando en la oscuridad, sólo con una pequeña luz que su propia mente está radiando (su razón), como un faro en las neblina opaca. Los cristianos creen que el hombre originalmente vivía en la luz de la revelación de Dios y que en Cristo como el hecho de la revelación y la Escritura como la revelación escrita, el hombre en principio está restaurado a la verdadera luz de Dios. Por lo tanto, la educación no cristiana empiezan a correr para acá y para allá, con la ilusión que haya penetrado la oscuridad, o se para completamente en una desesperación total. Muchas veces los educadores no cristianos se deshacen por completo de la idea de un

description

antologia van till

Transcript of Antologia Cap2 Vantil Ensayo

1

Capítulo 2

Educación sin o con Dios: La antítesis en la educación

por

Cornelio VanTil

Los principios que guían a los creyentes están completamente opuestos a los que guían

a los incrédulos. Esto es tan cierto tanto en la educación como en la iglesia. Por eso

hablamos de las antítesis en la educación. Las antítesis cubren la totalidad del campo

educativo. Primero, cubren el campo de la filosofía educativa. Esto es de un significado

principal, aunque muchas veces olvidado. En segundo lugar estas antítesis aparecen en el

campo de lo que debe ser enseñado, es decir, la curricula. Finalmente, estas antítesis

aparecen cuando consideramos al niño o al joven que va a recibir alguna instrucción. Bajo

estos tres aspectos intentaremos sacar las antítesis en la filosofía educativa.

Los no cristianos creen que el universo ha creado a Dios. Tienen a un dios finito. Los

cristianos creen que Dios ha creado al universo. Tienen un universo finito. Por lo tanto, los

no cristianos no tienen el menor interés en traer al niño a una confrontación con Dios.

Quieren más bien, traer al niño a una confrontación con el universo. La educación no

cristiana no considera a Dios. Lo que es lo más importante a nosotros, lo más indispensable

en la educación, se deja totalmente afuera.

La educación sin Dios ignora o niega que el hombre fue creado como un ser

responsable a Dios. Esto implica que el pecado no es una transgresión de la ley de Dios.

Por lo tanto, Cristo no tenía que morir en nuestro lugar. Entonces, la educación no cristiana

y sin Dios naturalmente llega a ser humanística, es decir, con su enfoque central en el

hombre. Si el hombre no tiene que vivir para Dios, puede vivir para él mismo. Por lo tanto,

si queremos una educación verdaderamente cristiana y centrado en Dios, tendremos que

romper completamente con la filosofía educativa que nos rodea.

Los no cristianos creen que el hombre está rodeado de un universo completamente

desconocido. Para ellos el hombre está buscando en la oscuridad, sólo con una pequeña luz

que su propia mente está radiando (su razón), como un faro en las neblina opaca. Los

cristianos creen que el hombre originalmente vivía en la luz de la revelación de Dios y que

en Cristo como el hecho de la revelación y la Escritura como la revelación escrita, el

hombre en principio está restaurado a la verdadera luz de Dios.

Por lo tanto, la educación no cristiana empiezan a correr para acá y para allá, con la

ilusión que haya penetrado la oscuridad, o se para completamente en una desesperación

total. Muchas veces los educadores no cristianos se deshacen por completo de la idea de un

2

enfoque definido o de un propósito en la educación. Ellos hablan de un “ajuste funcional”

al ambiente en donde uno se encuentre. Pero si el hombre no conoce el camino y maneja en

una neblina espesa, “¿por qué debe acelerarse?” Como cristianos conocemos el propósito

de la educación. También sabemos lo que debe ser el contenido de la educación.

Los no cristianos creen, en cuanto sabe el hombre algo, que lo sabe sin Dios. La mente

del hombre no es un foco eléctrico que ocupa corriente para iluminarse, sino más bien es un

quinqué de petróleo que tiene todo lo necesario para alumbrarse. Los cristianos creen que

todo es oscuro a menos que haya una corriente encendida que es la revelación de Dios. No

podemos ver los “hechos” sin esa luz. Los maestros no cristianos piensan a veces que

realmente tienen y conocen los “hechos” y pueden enseñar al niño todo lo que tiene que

saber acerca de ellos, y, por otro lado, cuando ven que los “hechos” realmente son oscuros,

se rinden en toda desesperación. Los maestros cristianos saben que ningún “hecho” puede

ser conocido realmente, y por lo tanto enseñado realmente, a menos que sea ubicado bajo la

luz de la revelación de Dios. Aun las leyes de la aritmética no pueden ser conocidas sin esta

revelación.

Tenemos que ser más conscientes de estas distinciones básicas. A menos que seamos

conscientes de ellas, jamás tendremos escuelas cristianas genuinas. Siendo más conscientes

de estas distinciones no quiere decir que tenemos que pasar más tiempo enseñando

directamente religión que las otras materias. Si enseñamos la religión indirectamente en

todas las actividades del día, probablemente ocuparemos menos tiempo para enseñar la

religión directamente. Siendo conscientes de estas distinciones sí implica que el plan de la

currícula sea Teo-céntrico.

Los no cristianos creen que la personalidad del niño puede desarrollarse mejor si no

está confrontada con Dios. Los cristianos creen que la personalidad del niño no puede

desarrollarse sin una confrontación con Dios. La educación no cristiana pone al niño en un

vacío. Se espera que en este vacío el niño vaya a crecer. El resultado es que el niño muere.

Sólo la educación cristiana realmente nutre la personalidad porque le da al niño la

alimentación y aire que requiere.

Los no cristianos creen que la autoridad daña el crecimiento del niño. Los cristianos

creen que sin autoridad el niño no puede vivir. Los no cristianos hablan de la autoridad del

“experto,” pero esto realmente no es autoridad. Los cristianos quieren autoridad que se base

en la idea de Dios como el Creador del hombre y de Cristo como el Redentor del hombre.

I. La antítesis de la filosofía educativa

3

La totalidad de la iglesia cristiana se basa en la idea de antítesis. No obstante, es más

obvio en la instrucción cristiana que en otras áreas del cristianismo que la educación

cristiana se basa en la idea de antítesis. Por supuesto, reconozco que hay voces por todas

partes diciendo que no debemos enfatizar lo negativo y lo destructivo, sino que debemos

enfatizar lo positivo y lo constructivo. Nos dicen que a fin de cuentas, tal acercamiento es

mucho más sabio. Claro que todos queremos ser constructivos y positivos. Pero en este

mundo de pecado ningún cristiano individual ni ninguna organización cristiana puede ser

positivo y constructivo hasta que haya sido negativo y destructivo. Negar o ignorar este

hecho es negar o ignorar el hecho del pecado. Para cualquiera que reconoce el hecho del

pecado en su forma bíblica no adulterada, como un insulto a Dios de parte del hombre, bajo

el liderazgo del diablo, la antítesis, conforme a esta definición, es básica a la síntesis. El que

trata de llevar las buenas nuevas y publicar la paz, el que pide que Judá haga sus fiestas y

pague sus votos, es un profeta falso a menos que ofrezca una razón por su optimismo, la

seguranza que “Porque no volverán a invadirte los malvados, pues han sido destruidos por

completo” (Nahúm 1:15, NVI).

La idea no-cristiana de Dios

Al tratar de mostrar algo de la antítesis en la educación, primero tendremos que

enfatizar que realmente sólo hay una antítesis. Podemos hablar de la pluralidad de antítesis

sólo si mantenemos en mente que todas las diferencias en la teoría educativa se reducen a

un solo asunto, la cuestión de un Dios personal.

Cualquier programa educacional busca la forma de llevar la personalidad en desarrollo

que va a ser educada a la mejor relación posible con su ambiente. Pero un vocablo como

ambiente en sí mismo es un término sin sabor. Entonces si decimos que la educación es “un

ajuste del desarrollo de la personalidad a su ambiente,” tal aseveración sería sin significado

a menos que se especificara qué es lo que significaría el “ambiente” al cual el desarrollo de

la personalidad sería ajustada. Y, cuando se trata de la cuestión del significado del vocablo

“ambiente,” se puede ver inmediatamente que las teorías de la realidad teística cristiana y la

no teística están completamente opuestas. La primera (teística) afirma que el ambiente al

cual la personalidad humana tiene que ajustarse es finalmente personal, y la segunda (no

teística) lo niega.

Es cierto que hay muchas teorías no teísticas de la realidad que hablan de una

personalidad súper humana o personalidades súper humanas. Pero esto no hace que sus

puntos de vista sean, a fin de cuentas, personalísticos. Ninguna teoría de la realidad puede

ser llamada “personalística” a menos que piense acerca de Dios como una personalidad

absoluta. Es completamente posible y muy común de hablar acerca del Dios personal sin

pensar en él como absoluto. Tal monoteísmo no es teísmo en su sentido propio, como

tampoco es el politeísmo. Es obvio si el dios o los dioses a los cuales el niño tiene que

4

ajustarse también tienen que ser ajustados al destino o al universo o a una realidad que es

más allá o independiente de ellos, entonces sería mejor mirar más allá de estos

intermediarios y decir que el niño tiene que ser ajustado a este destino, o universo, o

realidad, o lo que fuera, lo que consideráramos el más último.

Ahora, me parece ser incontrovertible que la filosofía educativa actual presupone un

ambiente últimamente impersonal y por tanto anti-teística al cual el niño tiene que

ajustarse. Si alguien busca en las páginas del pensamiento especulativo moderno, se puede

encontrar afirmaciones acerca de la verdad absoluta u otros valores absolutos; y

posiblemente se identifican con el vocablo “Dios” para que ellos incluso puedan hablar

acerca de Dios como absoluto. Pero cuando se hablan así están hablando metafóricamente.

El “Dios” de la filosofía moderna en el mejor caso es una imitación de ciertos ideales que

las personas han puesto para ellas mismas, y a los cuales, a fin de cuentas, ellas mismas van

a ser los jueces. Por lo tanto, en realidad el dios metafórico es un dios finito.

Entonces el niño tiene que ser ajustado a este universo a esta realidad según la

filosofía educacional actual; y es este ajuste que constituye su educación. Por lo tanto,

parece que no hemos entendido la profundidad de las antítesis educativas hasta que las

hayamos investigado a sus raíces absolutas de la antítesis entre un ambiente últimamente

personal o últimamente impersonal. Y no se puede pensar en una diferencia más básica. La

totalidad del programa educativo se construye sobre un trasfondo impersonal que tiene que

ser absolutamente opuesto a un programa construido sobre un fundamento personal.

Intentaremos ampliar la explicación de esto en seguida. Por el momento basta decir, por

bien o mal, que es un hecho que cualquier educador cristiano debe confrontar directamente

este punto. Y cualquiera que confronta este punto va a sentir la imposibilidad de pensar en

la educación cristiana como algo que es noventa, o sesenta, o treinta, o diez por ciento

como la otra educación, con la única diferencia siendo que en la educación cristiana se

agrega ciertos elementos o énfasis que la educación secular omite. Cuando se ve desde una

perspectiva absolutista, la educación cristiana ni siquiera es una fracción de un uno por

ciento de la educación pública. Los diferentes conceptos de Dios que sostienen las dos

teorías educativas las permean completamente en todos aspectos.

Puedo decir que cuando enfatizo la antítesis absoluta, no estoy negando ni siquiera

olvidando la doctrina de la gracia común. Esa doctrina no milita en contra de la doctrina de

la antítesis absoluta, sino que la afirma aun más. La gracia común no pasa por alto las

diferencias de las últimas preguntas. Ni tampoco disminuye estas diferencias cuando está

entendida correctamente. Al contrario, la gracia común ayuda a señalar que las cosas que

parecen ser similares, en las últimas consecuencias no las son. La gracia común señala

específicamente el hecho que las similitudes entre el pueblo de Dios y la gente del mundo

son similitudes parecidas que se presentan ante el trasfondo de las últimas diferencias. Si

las personas no creen en la gracia común, ni siquiera saben qué significa, son propensas a

5

elevar similitudes parecidas a cuestiones últimas con el resultado de que las diferencias

últimas se diluyen. Eso es lo que ha pasado en muchas de las iglesias evangélicas. En estas

iglesias se piensa que la religión es como un condimento que puede ser agregado al

“normal” territorio neutral de la vida. Como no entendían la doctrina de la gracia común,

estas iglesias presuponían que ninguna diferencia última podría estar atrás de la afirmación

de un cristiano que dos por dos son cuatro, y la afirmación de un no cristiano que dos por

dos son cuatro.

Ahora, es un hecho que dos por dos son cuatro no significa lo mismo para ti como

creyente y para alguien que no es creyente. Cuando tú piensas en dos por dos son cuatro,

estás conectando este hecho con la ley numérica. Y cuando conectas este hecho con la ley

numérica, también tienes que conectar esta ley numérica con toda la ley. Entonces la

pregunta que surge es si la ley existe por sí misma o si es una expresión de la voluntad y

naturaleza de Dios. Por tanto, el hecho que dos por dos son cuatro te involucra más

profundamente en la naturaleza y voluntad de Dios. Por el otro lado, cuando un incrédulo

dice que dos por dos son cuatro, estará llevado a conectar este hecho con la totalidad de la

ley; pero pensará que esta ley es independiente de Dios. Por lo tanto, el hecho que dos por

dos son cuatro, según piensa el incrédulo, lo aleja de Dios. Este hecho pone al incrédulo

ante una marea de opciones en las cuales puede buscar la manera de realizar su vida alejado

de Dios. Es esta diferencia básica entre lo que significa “dos por dos son cuatro” al creyente

y lo que significa para el incrédulo es lo que la doctrina de la gracia común nos ha ayudado

a ver. Nos ha posibilitado enfocar nuestra atención en la antítesis sin cometer una injusticia

a los hechos que nos rodean.

Entonces, vamos a examinar más a detalle esta antítesis y qué es lo que significa para

la educación. Lo primero que observamos, si el universo al cual el niño tiene que ser

“ajustado” es impersonal, es un resultado supremo en el cual no hay una antítesis entre el

niño y el universo. Podemos decir, como teístas cristianos, que tenemos una cosmovisión

en la cual las antítesis de la vida no están olvidadas, mientras los no teístas tienen una

cosmovisión en la cual las antítesis de la vida sí están relegadas y olvidadas. Por esta razón

cada cristiano sabe que no puede construir hasta que haya derrumbado, mientras cada no

cristiano cree que puede empezar a construir sin ninguna necesidad de primero derrumbar.

Educación sin Dios

Tal vez uno de los puntos más importantes que podemos notar en esta relación es que

en la base impersonalística de nuestros oponentes, no hay ninguna relación forense entre el

hombre y su ambiente. ¿Cómo puede estar alguien en una relación forense con una ley

impersonal? No puedes entender nada de lo que pueda significar que tienes que ser

responsable legalmente a una ley como tal. Ahora, la totalidad de la estructura ética y moral

del cristianismo presupone esta relación forense. La Escritura define al pecado como una

transgresión de la ley de Dios. Sin la posibilidad y la actualidad de una relación forense

6

entre Dios y el hombre, la totalidad de la doctrina de pecado se descarta, y si se descarta lo

que es pecado, lo único que se puede hacer con la maldad en e este mundo es entretejerla

con la constitución del universo. Por lo tanto, encontramos que tanto la filosofía antigua,

como la moderna, han mantenido esta negación como una afirmación fundamental, que

implica que el diablo es tan viejo como Dios. Por lo tanto, todas las distinciones se reducen

a distinciones metafísicas. “Lo que debe existir existe, y lo que existe debe existir” no es

sólo la filosofía de ciertas escuelas filosóficas, sino es la filosofía de todo pensamiento no

regenerativo. Una de las consecuencias de esto es que no permite la existencia del

cristianismo. No habrá ningún pecado, y por tanto, ninguna necesidad de quitarlo. Y si no

hay una necesidad de quitar el pecado, jamás existiría alguien que tenga el poder de quitarlo

debido al hecho que sería imposible que cualquier persona que apareciera en algún

momento en la historia que pudiera ocupar el lugar completamente único que el

cristianismo ha atribuido a Cristo.

De estas consideraciones es obvio que cualquier ética o moralidad que se enseñe en las

escuelas que se basan en esta filosofía impersonalística, a fuerzas tiene que ser una ética o

moralidad pagana. Todo lo que es verdaderamente cristiano es necesariamente excluido de

esta situación.

En segundo lugar, al quitar todas las antítesis entre el niño y su ambiente se nota aun

más el hecho que la concepción impersonal del universo ha llevado obligatoriamente al

relativismo de todas las cosas. Las “ideas eternas” de Platón no duraron mucho tiempo.

Platón mismo metía lo temporal dentro de estas ideas cuando insistía en la ultimidad de la

maldad. Al hacer esto hacia que el mundo ideal dependiera del mundo temporal. El tiempo

llegó a ser una imagen en movimiento de la eternidad. En los días modernos se ha

acomodado este modelo tanto que el pragmatismo abiertamente confiesa una exclusiva

temporalidad, mientras el idealismo hace que el tiempo y la eternidad fueran correlativos

con el “universo concreto.” No podían hacer otra cosa. Lo impersonal no significa nada si

no está relacionado con lo personal. Si lo impersonal no puede relacionarse y derivar su

significado de la personalidad absoluta de Dios, entonces estará sujeto a la personalidad del

hombre. La teoría de la evolución es sólo una manifestación particular de esta tendencia

general. Es infructífero pelear contra la teoría de la evolución en las escuelas públicas y

pensar que ya has llegado al fondo del problema. Atrás del evolucionismo están el

relativismo y el impersonalismo.

Se puede ver luego que sobre tal base relativista no puede haber una antítesis entre el

hombre y su ambiente. En tal circunstancia Dios y el hombre son mutuamente dependientes

el uno al otro. Si dices que este relativismo provee un sinfín de antítesis, es cierto por un

lado; pero en tal caso no hay nadie que puede mediar las antítesis, y por lo tanto, no tienen

7

significado. El hombre no es mayor que Dios, y Dios no es mayor que el hombre. ¿Quién

puede juzgar?

Educación humanística

Ahora, un cristiano va a reconocer en este proceso de la historia de la filosofía, la

realización de los planes y propósitos de Satanás. Lo primero que hizo para la raza humana

es decirle a Eva que nada le iba a pasar si ella ignoraba lo que ella pensaba que eran las

leyes de Dios. Le fomentó en la mente de ella la idea que el universo es neutral, es decir,

que no tiene antítesis. El diablo le dijo a Eva que él era tan viejo como Dios. El diablo le

dijo a Eva que había una ley impersonal que regía tanto a él como a Dios. No negó

abiertamente la personalidad de Dios. Él negó implícitamente la personalidad absoluta de

Dios. Satanás no está opuesto a las filosofías personalísticas. A veces las puede utilizar más

efectivamente que las filosofías impersonalísticas cuando quiere hacer creer a los no

cristianos que son realmente cristianos.

Ahora cuando la currícula educativa de una escuela se basa en tal filosofía educativa

relativista, el niño seguramente va a aprender que realmente no importa lo que hace. Por

supuesto importa en cuanto a una sobrevivencia en esta vida. Por ejemplo, es mejor ser

honesto. No obstante si no eres honesto, eso no importa mientras que no te descubran. Por

lo tanto, todo el universo es sólo un lugar donde todo vale si no te descubren. “El Señor no

va a hacer nada, ni para bien, ni para mal” (Sof. 1:12, NVI). El “Señor” sólo vuelve a ser

una expresión simbólica para las leyes impersonales de la naturaleza.

Cuando Sofonías el profeta notaba esta clase de actitud en el pueblo de Dios, un

pueblo de pacto, él predicaba la antítesis a su máxima expresión. Él predicaba el día de

juicio como un día de ira y tribulación. El pueblo de Dios no podía insultar más

truculentamente a su Creador y Redentor que afiliarse con personas que promovían

políticas educativas que en esencia declaraba que Dios había muerto. Cuando no

reconocían a Dios ni en sus promesas ni en sus advertencias, llegaron al clímax que el

diablo deseaba. Pues se iban a la perdición sin sentir casi nada en sus corazones.

La educación teo-céntrica

Por lo tanto, es obvio que nuestra primera obligación como educadores cristianos es

enfrentar esta educación sin antítesis y tomar una actitud en su contra completamente

antitética. La filosofía educativa moderna insulta truculentamente a nuestro Dios y a

nuestro Cristo. Entonces, ¿cómo podemos construir algo positivamente cristiano o teísta

sobre un fundamento que es una negación del cristianismo y el teísmo? Parece que tenemos

que ser negativos antes de ser positivos. Tenemos que negar la negación implícita en la

filosofía educativa alrededor de nosotros para poder ser verdaderamente constructivos

después. Toda construcción y síntesis que no niega esta negación de la filosofía moderna es

en sí negativa y destructiva. Esta es la antítesis de la educación.

8

La idea no cristiana de misterio

Consideremos la misma antítesis desde una perspectiva de conocimiento en vez de la

perspectiva de la realidad, tenemos que notar que según la filosofía educativa moderna el

hombre está dejado sólo con sus propios recursos. Pero esto es sólo un compañero natural

de una teoría impersonalista de la realidad. En un universo impersonal, Dios, en el mejor de

los casos, sólo puede tener un lugar de colaborador con el hombre en el campo del

conocimiento. Hay un vacío que sumerge tanto a Dios como al hombre. Por lo tanto, el

hombre se hace como la medida de la verdad. No le va a pasar nada si piensa

incorrectamente acerca de la realidad de la naturaleza. No le va a pasar nada ni siquiera si

no quiere pensar acerca de la naturaleza de la realidad. Dice D.C. Macintosh, “No hay

ninguna ley humana ni divina que obliga al hombre que pierda su tiempo en asuntos que no

le preocupan; y porque la capacidad humana de interesarse en estos asuntos es limitada, en

el mejor de los casos, probablemente es mejor que deba hacer las cosas que realmente le

interesan.”1 En Anna Karenina de Tolstoy, uno de los personajes principales expresa su

opinión que los dioses no van a tomarnos de mal si cometemos algunos errores acerca de

ellos, porque, pues, hemos hecho lo mejor que podamos. Esta clase de presentación

presupone que el hombre nunca ha tenido ningún contacto con Dios y nunca ha tenido

ninguna información acerca de la realidad de la verdad. Esto es un insulto a Dios que

piensan tan equivocadamente acerca de él y su universo.

Y ahora, ¿cómo se siente el hombre que por siglos ha intentado interpretar la realidad

sin ninguna referencia a Dios? Ha hecho lo mejor que pudo. Ha entrado al campo con una

buena palanca de su intelecto para conquistar todo el misterio, o mejor dicho, para

conquistar el misterio. Cuando el intelecto no le servía, intentaba descender a los niveles

más bajos de su existencia para poder recibir alguna sensación de lo que se trataba. Y

cuando esto no servía, llegó a la conclusión de que la realidad es esencialmente irracional.

Este es el concepto predominante hoy día. Nos dicen que siempre nos queda un surd2 no

importa que tan cuidadosa o exhaustivamente estudiamos algún hecho. En cuanto que los

hombres pueden tener conocimiento acerca de la realidad entera, se dice que es pura

arrogancia. El filósofo de hoy ha abandonado cualquier intento de comprender el

significado de la totalidad de la realidad. “La contemplación de la realidad total, la idea de

saber para entender lo que la realidad total puede ser históricamente y en el día actual, es un

error fundamental; la existencia de esta realidad total es en sí una pregunta sin respuesta

definida.”3 Aún el filósofo es consciente del hecho que todas las cosas se relacionan. Sabe

1 D.C. Macintosh, Religious Realism, (New York: Macmillan, 1931), p. 5.

2 Surd: en las matemáticas es un número irracional; metafóricamente es un elemento de la realidad que no

tiene la posibilidad de poder explicarse racionalmente. 3 Karl Jaspers, Die geistige Situation der Zeit (La situación intelectual de nuestro tiempo), (Berlín: W. de

Gruyter, 1932), p. 22.

9

que si no conocemos el entero no podemos conocer realmente ninguna de sus partes. La

cuestión de la totalidad y sus partes es tan irresoluble a él como les fue a Platón y

Aristótoles. La totalidad de la realidad está en la oscuridad y por ende un surd envuelve

cada hecho distinto.

El resultado neto es que el hombre moderno se siente a la deriva sin un norte fijo. Está

asombrado y confuso con un sentido de futilidad en todo. Aun más, se siente aterrorizado.

Habla mucho de la ansiedad de la vida. “La ansiedad sube a la consciencia, como un punto

perdido sube para estar tragado en un espacio vacío, porque todas las relaciones humanas

sólo tienen un valor temporal.”4 El hombre siente que de alguna manera está relacionado a

la última existencia irracional a la cual no tiene conocimiento ni control de ella.

Al ver este irracionalismo, ¿qué más podemos hacer si no rechazarlo totalmente? Si le

damos a Dios su lugar apropiado como una personalidad absoluta y auto-consciente,

entonces tenemos lo opuesto del irracionalismo. En ese caso sabemos que nuestro

conocimiento es analógico al conocimiento de Dios y por lo tanto, verídico. Vivimos,

movimos y tenemos nuestra existencia en la revelación de Dios. En cuanto a la Escritura, es

una manera de reinstalar al hombre al ambiente original de revelación en el cual fue creado.

No nos disculpamos por considerar la Escritura como el libro de texto de la filosofía de la

ciencia. Dada la existencia de Dios y dada la existencia de pecado, la necesidad imperativa

de una revelación redentora sigue naturalmente, a menos que Dios haya fallado con su

propósito con el hombre. “Si crees en Dios cree también en mi,” dijo Cristo. Como el

teísmo es la presuposición del cristianismo, entonces el cristianismo es la implicación del

teísmo. No tenemos ninguna duda de ambos. El temor del vacío es el motivo controlador de

la vida del incrédulo. Y no puedes tener una perspectiva positiva basada en el temor. No

puedes construir en el vacío, especialmente cuando te paras encima del vacío. Otra vez

tenemos que negar la negación implícita en la educación moderna antes de poder construir

algo positivo.

La incertidumbre y el miedo

Ahora, si vemos el cuadro educativo alrededor de nosotros, encontramos que

corresponde exactamente a la filosofía educativa que estamos platicando.

En primer término notamos un interés emocionante en cuestiones de educación. El

número de libros sobre la educación es enorme. El hombre pone todas sus esperanzas en la

educación de la próxima generación. Está consciente del hecho que la generación presente

está en una situación sin esperanza. “Una generación que no tiene ninguna confianza en sí

4 Ibid, p. 56.

10

misma se preocupa por la educación, como si a través de ella algo pudiera salir de la

nada.”5

En segundo lugar, no hay una centralidad en las políticas educativas del día. ¿Cómo

podrían tener esta centralidad si nadie sabe cuál es el centro de la vida humana? En vez de

encontrar una política que se basa en una seguranza definitiva que la vida debe vivirse para

la gloria de Dios, encontramos una rápida y nerviosa serie de experimentaciones acerca del

no conocido. Un demagogo tras otro se levanta y proclama: Aquí está el Cristo; y allí está

el Cristo. Porque el hombre piensa que no tiene conocimiento de la realidad, sino sólo un

vistazo de vez en cuando de lo que puede lograr en este mundo, sus políticas educativas

tienen un propósito dividido en cuanto al contenido y método. Los teoristas educativos

están agotados. Corren atrás de diferentes programas y métodos educativos como el perro

corre atrás de una pelota. ¿Qué más podemos hacer si no negar esta negación de un centro y

meta en la educación?

En cuanto al propósito de educación nos dicen que es enseñar a la madurando

personalidad un método de ajuste al ambiente en dónde esté ubicada. Este propósito se

pone en contra de lo que se han dicho antes acerca del concepto del propósito de educación,

es decir dar al niño un cierto contenido informacional. O sea, se sustituye la educación

funcional por la educación conceptual. Pero si nos detenemos un momento para

inspeccionar esta nombrada teoría funcional de educación, notamos de que en ninguna

manera puede funcionar. La razón es que nada puede funcionar en un vacío. Es sumamente

contradictorio decir que el propósito de la educación es enseñar a la gente a acomodarse al

ambiente si nosotros ni nadie sabemos lo que es realmente ese ambiente. No puede haber

ninguna preparación para el vacío. Al intentar prepararse para el vacío la teoría moderna de

educación ha perdido totalmente su sentido de dirección.

En contraste, podemos ver que sólo el concepto cristiano de educación puede ser el

concepto realmente funcional. Sobre una base cristiana hay una convicción acerca de lo que

la madurando personalidad va a encontrar en el ambiente con qué va a tener contacto, y el

ajuste funcional puede llevarse a cabo según estos lineamientos. Es absolutamente

imperativa y tan evidente que cualquier maestro enamorado con la idea moderna de

educación funcional se pregunte si tal idea de educación es consistente con el cristianismo

que profesa. Con frecuencia el caballo troyano entra al campo cristiano.

El conocimiento y la confianza

El caso es muy parecido en cuanto al contenido de la educación cristiana. Aquí

también tendremos que ser muy valientes para que los conceptos controladores de nuestra

cosmovisión bíblica, teísta y cristiana determinen qué va a ser el centro de la currícula. Si

5 Ibid, p. 94.

11

siempre estamos preocupados con la cantidad de horas de tal y tal materia o ciertos

requisitos que otras escuelas exigen, no avanzaremos mucho. Si estamos preocupados con

la crítica de nuestros oponentes, es una señal que no hemos aprendido todavía cómo

construir independientemente. Por supuesto no quiere decir que no podemos aprender de

nuestros oponentes. En la segunda Guerra Mundial, los aliados aprendieron de los alemanes

y los alemanes de los aliados. Pero aprendieron los unos de los otros para hacer daño al

lado opuesto. Por lo tanto, nosotros también podemos tomar prestado de nuestros enemigos

lo que nos conviene en nuestro programa de construir personalidades del pacto. Ningún

contenido que no se conforma a nuestro programa teísta-cristiano y que no puede apoyar al

desarrollo de la personalidad del pacto, no tiene ningún derecho de estar en nuestras

escuelas.

Finalmente, lo anterior también se aplica al método educativo. Aquí también hay una

tentación de ver con cuidado los métodos que usan en nuestro derredor. Y es recomendable

y necesario hacerlo. Es recomendable porque cualquier buen soldado debe saber las tácticas

del enemigo. También es recomendable porque ciertos métodos utilizados por el enemigo

pueden ser transformados y utilizados por nosotros. Pero tienen que ser transformados

siempre. No podemos decir que si sólo ponemos otro contenido delante de los alumnos que

no tenemos que preocuparnos de la forma porque la forma es neutral. Si un vaso contiene

ácido carbónico no vas a vaciarlo simplemente y usarlo para servirle agua al niño. ¿Cuánto

más imposible sería tomar un contenido espiritual no cristiano y sólo vaciarlo pero seguir

utilizando su forma como contenedor de un contenido teísta-cristiano? Esta conexión entre

forma y materia es muy parecida a la conexión entre la piel y el músculo, es muy difícil

separar el uno del otro, siempre una parte de un lado adhiere de alguna manera al otro. Por

lo tanto es muy importante que estemos alertas en cuanto a los métodos educativos de

nuestros oponentes. Realmente, nunca podemos utilizar sus métodos en sí. Podemos utilizar

métodos que se parecen a los de ellos, pero nunca podemos utilizar realmente los métodos

que son los mismos que ellos.

Entonces, nuestra conclusión en cuanto a las filosofías educativas y a las políticas

educativas en nuestro derredor es que tenemos que ser intensiva y extensivamente

negativos o nunca vamos a poder ser intensiva y extensivamente positivos en el sentido

teísta-cristiano. El fundamento principal de la antítesis, sobre la cual se construye el

cristianismo, no exige menos. Tenemos que ser más y más atrevidos en nuestras políticas

educativas para mantener esta consistencia. Si intentamos ser más consistentes el mundo

nos va a ver “raro,” pero Dios no nos va a ver así. Si no somos raros, seremos “raros” a

Dios, y doble “raros” al mundo porque ni haremos lo que profesamos.

II. La antítesis en la currícula

12

Ahora, si puedes especular un poco conmigo, quisiera ver algunas características, que

al parecer, siempre deben reflejar la currícula de una escuela cristiana. Digo algunas de las

características sólo para indicar algunos de los aspectos más fundamentales. No presumo

presentar un programa completo.

Para considerar la currícula en términos generales, para no perdernos en los detalles,

podemos decir que se trata de la naturaleza y la historia. Se trata de los “hechos” del

espacio, y los “hechos” del tiempo. No importa la materia que enseñes; sea matemáticas,

costura, cocina o música, estás tratando los “hechos” de tiempo-espacio. Hablo de “hechos”

de tiempo-espacio, en vez de “hechos” de tiempo y espacio con el fin de simplificar y

centralizar aun más la pregunta. Todos los “hechos” están entretejidos inextricablemente

con el tiempo y el espacio. No podemos pensar inteligentemente en “hechos” sin considerar

el tiempo y el espacio. Podemos hablar del espacio y el tiempo como la forma de los

“hechos” sólo si recordamos que la forma y el contenido también son inseparables. El

espacio vacío y el tiempo vacío son conceptos sin significado. Podemos decir entonces que

la currícula se trata de “hechos de tiempo-espacio.”

Haremos otro punto preliminar en esta relación. Por lo regular se hace una distinción

marcada entre “hechos” y “leyes.” Se supone que hayas explicado los “hechos” si has

hecho referencia a ellos conforme a las “leyes” bajo las cuales funcionan. Pero esto es una

equivocación. Las leyes sólo son la manera en que los “hechos de tiempo-espacio” operan.

Por lo tanto, es más correcto decir que las leyes son aspectos de los “hechos,” o en sí son

una parte de un “hecho” más grande, a través del cual estamos intentando aprender acerca

de los “hechos.” Un “hecho” histórico no tiene ningún sentido a menos que tenga una

relación sostenible a todos los otros “hechos” históricos, o sea, a menos que se relacione a

su propia ley operante. Por lo tanto, para nuestros propósitos, es mejor incluir el término

“ley” bajo el término “hecho.” Entonces, la frase “los hechos de tiempo-espacio” incluiría

todos los “hechos” y todas las “leyes” en su relación concreta.

Ahora, ya que hemos considerado estos puntos preliminares, también hemos preparado

el camino hacia un ataque directo sobre el problema principal de la formulación de la

currícula de cualquier escuela cristiana. Al parecer este problema principal es cómo podrían

ubicar estos “hechos de tiempo-espacio” dentro de una concepción sistemática de la

absoluta personalidad de Dios.

La autosuficiencia no-cristiana

Hemos visto que un “hecho” sin su relación al espacio no tiene significado para

nosotros. Es ininteligible. Es sólo una abstracción. Es imposible concebirlo. Y por lo tanto,

es imposible enseñarlo. Igualmente, un “hecho” en el espacio sin tiempo también es una

abstracción e imposible enseñar. No puedes decir algo acerca de ello porque ni siquiera

13

tiene sentido para ti. Aun así, parece ser un requerimiento que aquél que intenta enseñar tal

cosa debe tener, por lo menos, alguna idea de lo que se trata.

Enseñando sin una referencia a Dios

Ahora, en la misma manera, la totalidad de los “hechos de tiempo-espacio” es una

abstracción al cristiano, completamente ininteligible y por lo tanto imposible enseñar, a

menos que pueda ser visto en relación a Dios como su presuposición básica. Podemos

expresar la misma idea diciendo que ningún “hecho” puede ser visto como realmente es a

menos que sea visto en su correcta relación con Dios. El hecho que Dios ha creado los

hechos de tiempo-espacio, hace obvio que su relación con Dios es lo más importante que

debemos saber acerca de ellos. Pero aun más, no es suficiente decir que lo más importante a

saber de los “hechos” es su relación con Dios porque esta mera relación con Dios exhausta

el significado del hecho. Cuando has visto los “hechos de tiempo-espacio” en su relación

con Dios, has visto por primera vez la realidad acerca de los “hechos;” es decir que has

visto por primera vez la verdadera realidad de los hechos en sí en distinción de los “hechos”

simples. Por lo tanto, cualquiera que no ha visto los hechos de tiempo-espacio ante un

trasfondo o relación de la personalidad absoluta de Dios, no ve realmente ningún hecho,

sólo tiene una ilusión de haberlos visto. No es verdad decir que todos tienen los hechos

desde un principio. Al contrario, sólo un teísta cristiano tiene los hechos porque sólo hay

hechos teístas. Por un lado podríamos decir que todos los hombres “tienen” los hechos,

porque todos viven en la creación de Dios y se mueven conforme a la revelación general de

Dios. No obstante, el no-teísta niega la existencia de un Creador quien solo puede ser el

contexto correcto para interpretar cualquier hecho. Por lo tanto, el no-teísta sólo trata

“hechos simples,” es decir, abstracciones sin significado.

A propósito estamos llevando este asunto a su punto irreducible para evitar una

confusión peligrosamente equivocada que se manifiesta tal vez más en el campo educativo

que en cualquier otra área, es decir un hecho es un hecho para todos iguales, tanto para el

incrédulo como para el creyente. Ahora, esta afirmación es cierta o es una mentira de

Satanás. Es una verdad simple si queremos decir que el cristianismo es verdadero o no es

verdadero. Si es verdadera, entonces esta “verdad” existe tanto para el incrédulo como para

el creyente, y el incrédulo tendrá que aprender cuando ya es demasiado tarde, como la

parábola del rico y Lázaro nos enseña. Pero es una mentira satánica decir que un hecho es

un hecho igual para todos, si esto implica, como casi siempre se supone, que haya un área

del “hecho de tiempo-espacio” común a todas las personas. El punto central del argumento

entre la interpretación teísta y no-teísta de la realidad es esta pregunta, si los “hechos”

pueden ser hechos sin ser teístas. Entonces, decir que los hechos son hechos sin ninguna

otra explicación es entregarte alma y cuerpo a la merced de tu enemigo, quien se deleita en

14

el hecho de que te rindas antes del primer golpe en la pelea. Como teístas nuestra posición

es que no hay hechos sino hechos teístas, mientras nuestros oponentes afirman, si lo

externan o no, que los hechos son hechos si existe Dios o no. Si dijéramos lo que dicen

nuestros oponentes, en un principio sería una clara señal de derrota, y mostraría la

inutilidad y la falta de moralidad en la educación cristiana.

Enseñando con referencia a Dios

¿Qué sentido tiene enseñar aritmética en una escuela cristiana en vez de en una

nombrada escuela neutral, a menos que estés básicamente convencido de que no hecho de

tiempo-espacio puede ser platicado y enseñado sin relacionarse con Dios? Cuando se habla

de la antítesis absoluta que sostiene las políticas educativas de nuestras escuelas, es justo

decir que si cualquier materia pudiera ser enseñada en cualquier lugar que no fuera una

escuela cristiana, no habría ninguna razón tener escuelas cristianas. La única razón que nos

justifica en tener escuelas cristianas es que estamos convencidos que fuera de un ambiente

teísta-cristiano no puede haber nada más que un proceso de educación que sólo va de una

abstracción a otra. No hay ninguna posibilidad de enseñar verdaderamente si no es en una

escuela cristiana.6

Por favor, no digas que esta es una declaración extremista o exagerada. Platón lo sabía

y lo dijo. Él sabía que no podía hacer nada con la noción que dos por dos son cuatro si

estuviera viendo dos caballos y dos vacas. Él encontró que de alguna manera tenía que

hacer referencia al mundo ideal y hablar de la esencia de un dos abstraído de los caballos y

vacas, y de cualquier otro objeto concreto. Pero esta esencia de dos, ¿qué era? Platón sabía

que no sabía. Él sabía que su mundo ideal no estaba a su alcance. Pero también sabía que

estaba incapacitado sin ello. Además, él sabía que esto era cierto con cualquier cosa que

podía ver en este mundo. Era cierto con matemáticas, pero también con la ética. Él

preguntaba si las virtudes pudieran ser enseñadas. Bueno, para enseñar algo se tiene que

conocer ese algo. Pero, ¿conocemos la virtud por medio de observarlo en el mundo? No,

porque no hay ninguna virtud que no tenga algo de vicio mezclado en ella. Cualquier virtud

llevada al extremo termina siendo vicio. Entonces, para tener una idea verdadera de virtud,

tenemos que ver otra vez al mundo ideal. Pero aun allí no podemos encontrar la virtud

totalmente aislada, porque entre las ideas de lo bueno hay cosas sucias. Aun en el mundo

ideal Platón pensaba que lo positivo no existía sin lo negativo, el diablo es tan viejo como

Dios. Entonces la idea de virtud, como la veía Platón, quedó como un misterio. Platón

6 N del T. Es necesario entender el peso total del argumento del autor. Mientras es posible que en otras

escuelas haya un contextualización y relación con Dios, y por ende la capacidad de enseñar algo, esto es la

excepción y sólo se puede llevar a cabo por medio de maestros cristianos que conscientemente infunden esta

relación en sus alumnos, que en muchas escuelas públicas, y incluso muchas particulares, está totalmente

prohibido.

15

reconoció que estaba delante de un último dilema de pensamiento. Él sabía que realmente

no sabía nada, y por lo tanto, no podía enseñar nada.

En cuanto a la filosofía moderna, sabe mejor que Platón que no sabe nada, pero es

lamentable que no tenga la voluntad de reconocerlo como lo hizo Platón y que no pueda

enseñar nada. Bernardo Bosanquet ha trabajado para entender qué significa que cinco más

siete son doce. Lo nombra una novedad eterna. Lo que quiere decir es que no hay ninguna

ley de aritmética que signifique algo a alguien a menos que esté relacionada con el cuerpo

de la verdad absoluta. Su argumento era igual de aquél de Platón, cuando dijo que para

saber qué significa que dos por dos son cuatro tenemos que saber qué significa la esencia de

dos. Ahora tenemos un reconocimiento completo de lo indispensable de las escuelas

cristianas. La base de la necesidad de las escuelas cristianas yace exactamente en esto, que

ningún hecho puede conocerse a menos que tenga relación con Dios. Una vez que se

entienda este punto, la duda del valor de enseñar la aritmética en las escuelas cristianas

desvanece del cuadro. Por supuesto la aritmética tiene que ser enseñada en la escuela

cristiana. No puede ser enseñada en ninguna otra parte.

La consciencia de la antítesis.

A propósito hemos presentado el asunto de dos por dos son cuatro porque parece que

esto ha sido el monstro en la educación cristiana. Muchos están de acuerdo que debemos

enseñar la religión cristiana y la ética cristiana en las escuelas cristianas, pero no están de

acuerdo si debemos enseñar en las escuelas cristianas las materias que están en la periferia

del proceso educativo. Por supuesto la mayoría está de acuerdo en que es bonito tener a los

niños en un ambiente cristiano todo el día con sólo maestros cristianos. A veces se burlan, o

por lo menos dudan, cuando preguntan, “¿cómo puedes ser específicamente cristiano

cuando enseñas que dos por dos son cuatro?” Bueno, nuestra respuesta es que si no puedes

enseñar que la aritmética es para la gloria de Dios, no puedes enseñar nada, porque si no

enseñas las cosas para la gloria de Dios sólo estás enseñando una abstracción sin sentido,

que es en sí no enseñar nada. Y no quiero decir que hayas creado un tipo de ambiente

cristiano acerca de los problemas de aritmética en el sentido que hayas empezado el día

escolar con una oración unas horas antes. Al referirme al ambiente cristiano, quiero decir

primeramente que de parte del maestro hay una convicción profunda que ningún hecho

pueda ser enseñado a menos que tenga una relación con Dios. Porque hasta que el maestro

tenga esta convicción no es posible que cree un ambiente de ética que valga la pena. El

cristianismo emocional no florece bien en el barro aplanado del paganismo intelectual.

Ahora, sé bien que es fácil calcular todo esto en teoría y muy difícil llevarlo a la

práctica. ¡Cuán grande es la porción de gracia de Dios que se requiere para ser un maestro

de los niños del pacto! Pero, ¿no dejamos a un lado este asunto, de vez en cuando, como

algo más allá de nuestro poder? Cuando decimos que la aritmética tiene que ser enseñada

16

para la gloria de Dios, no queremos decir que el niño va a entender inmediatamente la

implicación total de lo que quiere decir dos por dos son cuatro, porque Dios ha hecho al

mundo de tiempo-espacio según ciertas leyes y estas leyes expresan algo de la esencia

misma de Dios. No tenemos que desesperarnos cuando los principiantes no entienden esto.

Pero sí te puedes desesperar si los chicos de la secundaria y la preparatoria no empiezan a

comprender un poco de ello. Deben empezar a ver estos asuntos, y si empiezan más

adelante van a entender más.

También hay un sentir que la aritmética está en la pura periferia de la currícula de la

escuela cristiana. No es que la aritmética debe de tomar menos tiempo que las otras

materias. Es muy posible que una materia pueda ocupar gran parte del tiempo disponible y

aun estar en la periferia de la currícula. La aritmética y todas las otras materias que

enfatizan el aspecto del espacio del mundo tiempo-espacio, están por su naturaleza en la

periferia de la totalidad de la creación de Dios. Esto se debe al arreglo que Dios ha hecho

en su creación, es decir que el hombre debe estar en medio de la creación. Porque el

hombre tiene autoconsciencia y es un ser activo, sus características más humanas se

manifestarán más plenamente en el mover del tiempo, es decir en la historia, más que en el

ambiente inmovible del espacio. Por lo tanto, es más fácil mostrar una interpretación más

específicamente humana y cristiana de la realidad cuando estás enseñando la historia que

cuando estás enseñando la naturaleza. Como resultado no podemos esperar la misma

intensidad de reacción emocional a la enseñanza cristiana de aritmética que podemos

esperar a la enseñanza cristiana de la historia. También por esta razón debemos realizar otra

vez la conexión íntima entre los hechos del espacio y los hechos del tiempo. Debido a la

realidad de que los hechos definitivamente temporales están más cercas al centro de la

gloria de Dios, debemos conectar los hechos espaciales con los hechos temporales y usar

los temporales como un medio de la transmisión de la gloria de los hechos espaciales a

Dios. En una sinfonía no todos los instrumentos individuales tienen que estar a la vista. En

una foto bonita hay mucho en el trasfondo que casi no se nota, pero aun es indispensable.

La currícula de una escuela cristiana debe ser un organismo en el cual algunos miembros

parecen menos importantes, pero esenciales para el buen funcionamiento de la escuela.

Déjame comentar otra vez que cuando he dicho que no es posible enseñar, a menos

que esté en una escuela cristiana, no he dejado a un lado la doctrina de la gracia común. Por

supuesto, en un contexto no cristiano, la aritmética (y todas las otras materias incluyendo la

religión y el cristianismo) sí es enseñable, si al decir enseñable quieres decir que se abre a

una manipulación por parte de los incrédulos. Pero en este contexto no estamos hablando

de esto. Estamos hablando única y específicamente de la instrucción cristiana y de asuntos

absolutos y últimos.

Lo natural precede lo espiritual

17

Mientras hemos hablado de la currícula, hemos enfatizado el punto de suma

importancia, el que cada hecho espacio-tiempo tiene que ser puesto ante la personalidad

absoluta de Dios, porque creemos que si este punto puede ser entendido claramente, todos

los otros problemas pueden ser resueltos por medio de ello. No podemos hablar de muchos

de estos problemas. Sin embargo, consideremos un poco esta cuestión de la centralidad en

la currícula que hemos mencionado. Es obvio si hay centralidad en nuestra cosmovisión

cristiana, entonces hay una necesidad de una autoridad en nuestra currícula educativa.

Hemos comentado acerca de la falta de centralidad en las políticas educativas que nos

rodean, y hemos encontrado que tal falta de centralidad se debía a la falta de la centralidad

en la filosofía educativa que nos rodea. También, hay una falta de centralidad en la

currícula de las escuelas que nos rodean. No podría ser de otra manera. Nadie puede

formular una currícula que tiene un centro si no tiene un centro para sus propias

perspectivas cosmonómicas.7

Todos recordamos, hace unos años, el apuro de estudiar la naturaleza a costas de la

literatura clásica y las humanidades. Ahora, no estamos interesados en los detalles de esta

cuestión. Sólo queremos señalar que esta tendencia era algo indicativa de un énfasis acerca

del ambiente del hombre a costas del hombre mismo. Y, si recordamos, según la filosofía

educativa moderna, que el hombre, después de todo, no sabe nada acerca de su ambiente, es

obvio que la currícula educativa moderna está construida sobre el reconocimiento no

hablado que no sabemos quién es el hombre ni cómo es su ambiente. Entonces, el hombre

está completamente a la deriva, y lo único que puede hacer es voltearse, lo más rápido

posible, y dirigirse a cualquier cosa que le parece interesante en la lejanía.

La currícula de una escuela cristiana obviamente va a estar completamente opuesta a

esto. Sabemos quién es el hombre y qué es su ambiente. Además, sabemos que el hombre

está en el centro de un programa de desarrollar una currícula. Por lo tanto, como

edificadores de la currícula de las escuelas cristianas, no andamos de un lado a otro tratando

de hallarnos. Siempre pondremos al hombre en el centro de la currícula. Dios ha hecho el

ambiente del hombre sujeto al hombre y no a la inversa. Entonces, es obvio que la historia

no puede ser relegada solamente al trasfondo. Es en la historia donde aparecen más

definitivamente las acciones del hombre. ¡Ojo! No estamos hablando de la cantidad de

tiempo que se requiere para enseñar estas materias. El estudio de la naturaleza es bueno y

útil, pero sólo si no está separado de la historia.

Todas las cosas son nuestras

7 N del T. Para el lector no familiarizado con este término proviene de dos vocablos griegos, cosmos: mundo o

universo; y nomos: ley. El uso aquí se trata de una perspectiva centrada en las leyes universales de Dios que

se relacionan entre sí.

18

Pero aún no hemos dicho suficiente, si decimos que el hombre siempre tiene que estar

en el centro de la currícula. Por lo tanto, la historia sagrada, que se enfoca en el proceso de

la redención, está en el centro de toda la enseñanza de historia. Otra vez, no estamos

hablando principalmente de la cantidad de tiempo. Al decir que la historia sagrada debe

estar en el centro de la currícula no es inconsistente con la idea de dedicar muchas horas

estudiando otras materias. Quiere decir que cuando la naturaleza se pone en contacto con la

historia, y la historia secular está en contacto con la historia sagrada, sólo entonces el

hombre redimido esté en el centro de la currícula, y sólo así pueden ser relacionados todo

hecho del mundo tiempo-espacio con la personalidad absoluta de Dios. Sólo así no hay una

separación abstracta entre una educación y la esencia de una educación. Sólo así puede ser

realmente concreta la enseñanza. Sólo así puede ubicar el énfasis donde debe estar. De esta

manera nos va a permitir proyectar a los personajes realmente importantes en la historia de

la raza humana y en la historia de la redención de la raza humana sin tener que temer que

estamos pasando más tiempo con Moisés que con Mussolini. Sólo así puede ser vista la

naturaleza como un álbum de fotos de Dios, es decir, un álbum de fotos en movimiento.

Sólo así podemos proveer un ambiente tan indispensable para que la educación cristiana sea

digna de su nombre.

III. La antítesis en cuanto al niño

Ahora, llegamos a una consideración del niño que va a ser educado. Podemos hablar

brevemente. Ya hemos platicado acerca de lo que la filosofía educativa moderna piensa del

hombre. Obviamente va a pensar igual acerca del niño. Desde un laberinto del vacío y

desde las profundidades infinitas de la irracionalidad, ha salido, de alguna manera, en este

mundo unas manchitas de racionalidad que nombramos seres humanos. Y cada ser humano

trae a la memoria este proceso de la raza en general. Parece que los ajustes que tiene que

aprender esta manchita de racionalidad es desarrollo, sólo tiene que ver con cosas

temporales, pero aun así hay una niebla de posibilidades alrededor de él. Por lo tanto, el

niño tiene que estar delante de una serie infinita de posibilidades abiertas. La frase que se

usa más comúnmente para este nombrado proceso de ajuste es “la integración de la

personalidad con el ambiente.” El concepto de la personalidad se usa vez tras vez. Se dice

que la totalidad de la educación es el desarrollo de la personalidad. Y también se dice que

ahora que la educación está librada de los obstáculos de la Edad Medieval (que hacían que

el niño estuviera sujeto a la currícula, en vez de sujetar la currícula al niño), la personalidad

puede tener una oportunidad real de desarrollarse.

La idea no-cristiana de la personalidad

Por lo tanto, este punto de la personalidad y la posibilidad de su desarrollo, es un

punto de desacuerdo entre nuestros oponentes y nosotros. ¿Qué podemos decir para

contestar la acusación de que en nuestro tipo de currícula la personalidad no puede

19

desarrollarse en lo más mínimo? Es obvio que una vez más estamos confrontados con una

alternativa de las últimas cosas.

Los chiquillos alimentados con el vacío

Cuando hablamos de las filosofías de educación hemos visto que nuestros oponentes

creen que básicamente nuestra postura es totalmente insustentable, y nosotros creemos que

la posición de nuestros oponentes es básicamente el caos. Al hablar de la currícula veíamos

que el meollo del asunto era si fuera posible enseñar algo basado en un sistema no teísta.

Hemos mantenido que sobre esa base educativa de nuestros oponentes nada, en lo más

mínimo, puede ser enseñado. Esa fue nuestra respuesta a la acusación de nuestros

oponentes que no podemos enseñar porque somos tan testarudos en la formación de una

currícula. Ahora, nuestra respuesta a la acusación que la personalidad no puede

desarrollarse bien en nuestro sistema de educación, es que en su sistema de educación la

personalidad no puede desarrollarse en lo más mínimo. Otra vez, como en todos los otros

problemas, tenemos que empezar con una negación absoluta antes de poder ser positivos y

constructivos.

Nutrir genuinamente

Nuestra razón de mantener que la personalidad no puede desarrollarse en el sistema

educativo de nuestros oponentes es que su perspectiva finita de la personalidad, como

hemos visto, está puesta en medio de un ambiente totalmente impersonal. Nuestro reclamo

es que la personalidad no puede desarrollarse a menos que haya tenido un enfrentamiento

con la personalidad absoluta. Hemos propuesto que en general, ningún hecho de tiempo-

espacio puede tener un significado a menos que se haya puesto en su correcta relación con

Dios. Y la personalidad es un hecho de tiempo-espacio. Pero aun más específicamente que

eso, es el hecho que nada en el universo puede ser conocido a menos que haya sido puesto

en relación a Dios y esto se ve más claramente en el caso de la personalidad humana. No

puedes pensar en la personalidad sin pensar en la racionalidad, y la racionalidad finita por sí

sola no es concebible ni tiene significado. Pensar en una personalidad finita por sí sola es

pensar que hay significado en el vacío. Lo impersonal no puede ser un contraste al

personal. Entendido en su sentido absoluto, la personalidad tiene que ser completamente

autosuficiente. Y entendido en un sentido finito, la personalidad puede tener lo impersonal

como un contraste sólo si atrás de este contraste impersonal está la personalidad absoluta de

Dios.

Era el impersonalismo de las filosofías educativas no-cristianas que reducía todas las

antítesis a la nada, y reducía el universo a un universo neutral en el cual nada iba a

acontecer. Otra vez es el mismo impersonalismo último que reduce la personalidad finita a

la nada. Por lo tanto, nada va a pasar en cuestiones del desarrollo de la personalidad.

20

Entonces, si la personalidad finita no está puesta cara a cara con Dios, y los “hechos” de los

cuales la personalidad finita va a aprender, o el ambiente a que se va a ajustarse no está

puesto cara a cara con Dios, no puede haber ningún posible contacto fructífero entre el

sujeto y el objeto de conocimiento. Para tener algo de conocimiento, tanto el conocedor

como lo conocido (o sea el sujeto y el objeto) tienen que estar en contacto con Dios. Sólo

en Dios pueden ser unidos.

La negación no-cristiana de la autoridad

Finalmente, todo esto nos lleva a comentar sobre la cuestión de la autoridad en la

educación. La relación de una persona enseñando a otra provoca inmediatamente la

cuestión si alguien tiene algo de autoridad para presentar su interpretación como la verdad

absoluta. ¿Existe en sí la autoridad? ¿No va a impedir la libertad si la autoridad está

ejercida de parte de una persona sobre otra? Nuestros oponentes mantienen, hablando

estrictamente, que la autoridad y la libertad son mutuamente exclusivas. Es cierto que

permiten la autoridad del experto, en el sentido que una persona sabe un poco más que otras

acerca de ciertos aspectos del universo, pero la autoridad en el sentido último, es decir

autoridad tanto en el sentido jurídico como en el sentido de experto, no la permiten.

La autoridad del experto

Ahora, no estamos pidiendo la sustitución de la autoridad jurídica por la del experto.

Pero lo que sí reclamamos es que si nuestros oponentes dicen que no hay ninguna

autoridad, entonces, sin autoridad no es posible enseñar. De que no hay autoridad en base

de lo que dicen nuestros oponentes es claro por medio de los hechos, que según su

fundamento, no hay nada de conocimiento. Y si el conocimiento es imposible, no es posible

que exista el conocimiento del experto.

La autoridad real

La autoridad no es nada más que yuxtaponer la personalidad de Dios ante la

personalidad finita del hombre. Por lo tanto, si no se puede enseñar nada, a menos de que

sea relacionado con Dios, entonces, no se puede enseñar nada, a menos que sea enseñado

con autoridad.

Es eso que hace la posición de un maestro infinitamente difícil, pero a la vez

infinitamente invaluable. Conforme a la base de nuestros oponentes la posición del maestro

es absolutamente en vano. Él sabe que no sabe nada, pero aun así tiene que enseñar algo.

Él sabe que sin autoridad no puede enseñar y que no hay autoridades a las cuales puede

apelar. Tiene que poner al niño delante de una serie infinita de posibilidades y pretender

poder decir algo al niño acerca de tener la actitud más aconsejable con respecto a esas

posibilidades, mientras, a la vez, tiene que reconocer que no sabe nada acerca de esas

21

posibilidades. Y el resultado para el niño es que no tiene un ambiente sano en el cual puede

vivir y crecer. En contraste el maestro cristiano se conoce a sí mismo, conoce la materia, y

conoce al niño. Él tiene la plena certidumbre de lo fructífero de su labor. Él labora en el

amanecer de los resultados eternos.