Antologia Inubicalista

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  • 8/9/2019 Antologia Inubicalista

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    La cabina invisible

    Antologa Inubicalista

    Poemas de Felipe Moncada, Rodrigo Arroyo, Julieta Marchant y Antonio Rioseco

    La experiencia Inubicalista es la ms cercana a la del lutier en literatura. Y su arte no consta, por esto, deninguna novedad. S, ms bien, de una alta complejidad y capacidad de organizacin. El trabajo de estamicro editorial tiene ms que ver con la afinacin del instrumento de la palabra, con darle un relievepropio, un espesor adecuado, y de elaborar una caja de resonancia entre el fondo y la forma. Lasherramientas necesarias para esto, luego del ordenador (en donde se diagrama el material) y laimpresora, son las manos, que cosen, encuadernan y permiten la circulacin de estos libros, cuyaportada nicamente anuncia el ttulo de la obra y no al autor. Poltica editorial, esta ltima, que les ha

    valido publicar una cifra cercana a diez, entre libros de poemas, plaquettes y comics. Aquellos seres depapel y tinta terminan conformando el nombre de estos impresores que, Felipe Moncada y Rodrigo

    Arroyo (sus fundadores y actuales manufactoradores), distribuyen en ferias, encuentros de escritores,lanzamientos y de brazo en brazo.La cabina invisible, tentando lo posible, ha preparado una muestra de los autores y obras realizadas por

    Ediciones Inubicalistas, como si se tratara de una partida de esgrima contra el aire o de otro atajo deaquellos folios para continuar su senda transparente.

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    Felipe Moncada

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    Tres fotgrafos

    Odio profundamente la fotografa Claudio Bravo, pintor hiperrealista.

    i. _ Americana, turista de catstrofes, guarda en caja de fieltro los cuerpos de la guerra ya que laciudad es un cementerio abierto, si lo que busca es la meditacin, caen los pensamientos comoplomo caliente, si pretende ser la denuncia, su hora ya pas, pues no se llora hoy a los muertosde Troya.

    ii. _ Un chileno registra la masacre de Ruanda pero sepulta las fotografas. Arrepentido de laimagen, propone la ceguera en blanco y los ojos de un nio testigo de la matanza. Es como

    quien escribe de la muerte, pero sin mencionar esa palabra: quien asoma su curiosidad a la cajade Pandora, pide olvidar a gritos y en llamas.

    iii. _ El hombre trae la quietud de un camino rural y el papel disuelve un muro agrietado comola tierra, cebollas que congelaron el tiempo en oro viejo, y errantes de las ltimas aldeas de lasierra: circenses, mecnicos, predicadores, vagabundos, nios de aldea, pues an el sol es uncamino que une las colinas con una sierpe.

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    Burbujas Klein

    i. _ El azul se acaba de inventar en el cosmos de un sanitario, de ahora en adelante flores de defuego nacern de los quemadores a gas y esponjas de ultramar revelarn el oro nuevo en la pielde las baistas.

    ii. Un salto al vaco pintar el cielo sin escaleras, un acto de magia firmar en el aire de una sala.El Tao es la entropa del azul, cuando el cosmonauta ve la gota derramada en el lienzo negro,su alegra es solo comparable con su miedo, pues su nave cae sin caer: pintar el vaco es elsalto.

    iii. El azul es la entropa de Gagarin, expandida en la inmensidad de una piel blanca, Venus desuaves colinas deja su relieve en la arena del lienzo, pues los muros de la galera sern playas

    ahora en adelante. El cosmonauta ve aparecer en el vaco de su pensamiento el marino de latierra y las primeras letras de un alfabeto.

    iv. Cosmonutica es el don de fabricar pjaros asimtricos y la cualidad que tiene el azul demagnetizar las palabras. Cosmonauta es quien dibuja un mecanismo celeste con un gesto en elaire.

    v. Todos los azules han formado la burbuja final, una cerveza para celebrar el advenimiento dela pintura.

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    Instrumentos de Guerra

    La cmara fotogrfica es caja de doble filo: un ojo es de vidrio y retiene la osamenta; elotro sigue a las ballenas en su jardn submarino.

    La balanza es una mquina que inclina los muros, como la cuerda se oculta de la luz, laretuerce un ciego que imagina la hora de los eclipses.

    El interfermetro podra leer las lneas de la mano, por eso los gitanos lo esconden enla ltima carpa con medialunas, en l se miran las nias que duermen en la higuera.

    Un sextante con forma de dragn derriba los asteroides del enemigo, ha sido desviadode su funcin ertica, pues ya no frota los tatuajes de la bveda, apenas mide la cicatriznocturna.

    El telescopio, creado para conocer las nervaduras de las galaxias, solo puede leer laimaginacin de los dioses.

    Frente al osciloscopio de la aldea, ancianos esperan noticias de guerra, pues todos losprofetas perdieron las piernas y el ojo del equilibrio.

    El huevo de la cosmogona en rbita de coleptero, al cascarlo aparece una bestia deluz, un lagarto que abre su corazn al cruzar el prisma.

    En la caja de ondas, el brujo lee los das que faltan para la llegada de los bomberos, dejacaer ptalos en un acuario y las curvas expansivas quiebran el tmpano de nonatos.

    El bal fotogrfico qued vaco, pues todas las marionetas de guerra han ido al jardnde los muertos felices. El vaco de la caja es una catedral de cartn, el silencio que lahabita es el vidrio del ojo.

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    Aforismos de un aprendiz del color

    i. _ La imaginacin es un pez dorado que flota en el centro de una pintura, su luz no es de estemundo, as que los peces de la envidia lo convencen que es una aberracin.

    ii. Atrofian la quimera para no salir del canon, pero intentan superar el modelo con escuadra y comps religioso.

    iii. Lo espontneo no necesita correccin, la impostura se maquilla, la piedra pulida porcondena, pero sin pulido no aparecen las vetas.

    iv. El misterio tiene voz de nima: ver una mujer a travs de una cortina, evoca ms erotismo

    que la fotografa de una cortesana en su bao de burbujas. Miento: depende de la cortina y lasburbujas.

    v. Equilibrio: nada falta, nada sobra, de un sauce ondulan trenzas de oro falso, de los cableselctricos cuelgan gotas de agua, la luz ha quedado encerrada en su frontera.

    vi. Escribir con tinta amarilla sobre un fondo de constelaciones, de lo contrario usar un lpizde carbn piedra.

    vii. Qu pasa por la mente del pintor? humo que sale de un saxofn y una mujer pintada porModigliani. Su mente es una buhardilla donde se desnuda una gitana.

    viii. El cuadro es un artificio para ver el futuro.

    ix. De no haber riesgo, todas las telas seran bodegones. Si gobernara el temor a lo inconcluso,el mundo nunca habra dejado de ser la primera aldea.

    x. Cualquier acto podra contener poesa, cualquier texto en verso o prosa podra tener un finalde cuerdas vibrando y un pez dorado que lo atraviesa.

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    Talca 2010

    Casi un llevar la catstrofe a la categora de espectculosin luz, sin agua, pero con una luna de postalentre los escombros del Barrio Norte, con familiasalrededor de las fogatascomo si de pronto se viviera el terremoto de Chillnde mil novecientos treinta y nuevecon una polvareda roja y mi viejo jugando a los pistolerosentre las ruinaso volver a Talca en mil novecientos veintiocho, la nocheen que se borraron los caminos al Mercado.

    Aqu ha cado el Hotel Pars, nunca ms

    se cometer un misterioso asesinatoni se colgar un vendedor viajero de las vigas. All la calle diez oriente, su mitologa de putas y cafichespolvo vuelto polvo, mientras sigue temblandoen la calle del comercio, las tiendas de los turcosLa Bola de Oro, El Gallo, con telas tradas por Simbada la ciudad de los adoquines y los seoritos surrealistascon miniaturas gticastrisadas en su habitar de palomas, la alta buhardillaromnica, pura grieta y grgola volcada en la vereda.He visto a un hombre en las ruinas de su tienda

    hacer figuras en el suelo con un palo, una trizadurapartir la cara de las catedrales, en el silencio aterradorde los perros antes del sismo.He visto a los pobladores correr con perfumesdesde una farmacia recin derrumbadacomo si la felicidad fuera una oferta de la hecatombeno, no es la catstrofe un reality, ni el dolor un escenarioy donde la noche anterior vimos un local de tatuajescon calaveras pintadas en el muroest solo el acorden chato de una cortina metlicaun techo hundido y la imagen de unos cuerpos tendidoscomo si de pronto se quebrara la memoria en trozos de barroy cien aos se pudieran liberar en un par de minutos.

    Indito

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    RODRIGO ARROYO

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    La cabina invisible

    Los ltimos aos de un boxeador transitan entre el dolor de los golpesrecibidos y los golpes que, arrojados, imitaban a los aviones que arrojabancuerpos al mar.En sus ltimos aos l sabe que debe incomunicarse, sabe que aquello es unlenguaje muy distinto a todo lo que conoci en el cuadriltero.Debe olvidar as, que las cuerdas que cierran el cuadriltero se tornanirregulares al recibir los cuerpos, pero guardan en su anomala el dolor delcuerpo derribado, guardan tambin un golpe ausente y presentedibujado en el aire,una cada por venir.

    Nos sentamos en la orilla de un viejo boxeador recordando el extravo,o aquellos vaivenes que entran y salen de nosotros, como cuerpos en el mar;Un barco con cuerpos entrando en altamar es la violacin de una metfora,algo as como rocas encallando en un barcoo la ficcin de un golpe en una noche que no acaba.Pjaros movidos por el viento aparecen como tatuajes del cielo al momentode colgar los guantes. As, no es necesario hablar, as, el silencio se guarda a smismo como gesto de ausencia.

    -El humo es una reescritura del silencio-

    En los ltimos aos de un boxeador las cadas sonuna alegora de la derrota que lleva a cuestas, persiste, ms que nadapor abandono y ficcin.Un da, tras salir del marco de su casa, un viejo boxeador olvida avisarnos desu muerte, se pierde con el hambre de los golpes y el recuerdode sus amigos muertos, mirando la frontera.

    Te mir y lo nico que hiciste fue dejarlo seguir en la pelea, callabas,y l imaginaba que el silencio le deca aquello que deseaba escuchar;el tiempo que pas recibiendo golpes lo alejaba ms de su cuerpo,hasta que el ro un da tuvo otro significado dentro de sus aguas.Su vida fuera del cuadriltero era un camino cercado de pasajesque remitan a un centro lleno de grafitis. Recordaba a Mordo Nahumdiciendo: Siempre estamos en guerra , y segua perdido mirando las cuerdas delcuadriltero, ondendose como olas de un mar que chocan

    con el puerto que le contiene. Ensuciaba las ventanas para no caer en la redsecreta de una transparencia vulnerada.Este boxeador exiliado recibe los golpes escondido de las olasporque entre la pose que debe mantener y la pose que debe derribarse ha interpuesto lo desconocido,Sabes cul es la posicin de tu voz ahora que no llueve?Vamos , oxidmonos juntos, caigamos en lnea recta hacia la lonacomo si fusemos slo un viejo boxeador habitado por incgnitasun peleador que se excede al eludir, al mover los pies.

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    La cabina invisible

    Entiendes ahora que no se trata slo de golpes en la cara ?Una pelea es algo solitario, es pura ausencia;

    un vuelo en cambio no es sino una suma de transparencias saliendo de tusojos, tachaduras a una voz que se calla a si misma por no sabercul es su lugar en la memoria.Vamos, gurdame en el aire,

    sabemos que hay espacio ah.Sabemos que slo un viejo boxeador tiene derecho a la violencia,a decirte adis sin palabras,moviendo su guante como testimonio,como lnea invisible guardada en el viento;el sacrificio estrecha su horizonte, estira la entrega de su muerte.No lleg a la revolucin ni a sus recuerdos, no tom jams un libroy las heridas que veamos a travs de la televisin eran en blanco y negro

    igual a los rboles que interrumpan el trayecto de las bombasque iluminaban esas noches.

    Odiabas a quin decida callar por no tener qu decirY si te mirase nada ms, desde el color sucio del silencio?

    De Vuelo

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    La cabina invisible

    Llorars,rompers la esquina de mis ojoscuando descubras el dibujo oculto tras la puerta.Llorars cuando la casa que habitamos deje caer sus cimientos,las nubes entren por debajo de la puerta y la llovizna cubra las habitaciones;te ver venir desde la cocina trayendo en tus ojos el olvido incierto del adis,el paladar hmedo ser un pozo de palabras cubrindose de cierto negro,

    de cierto olvido;tu boca ser un archivo cercado por la tristeza,palabras amordazadas que perdern de a poco sus recuerdosy sern luego pura imagenun tiempo al menos, para caer luego fuera de los dominios de tu voz.Llorars y no podr esquivar los golpes al or el recorrido de tus lgrimascaer al espejo que toda lona,

    todo cuadriltero mantiene oculto en su interior. Al otro lado de la lona no hay viento ni llovizna,una brisa de tierra suelta nada msun jardn lleno de hojas secas, de los libros que lemos tantas veces,de los muros que tantas veces cayeron encima de nosotrostardamente; como las frutas maduras que nos pasbamos de voz en vozpara ver si en ellas guardbamos algo de la humedad que origin este vuelopara ver si en las semillas que arrojbamos al plato quedaba algo por recordar.

    Dime una vez que llores si recordars la mano que guardaba tu olor,tu sonido; o las palabras que encerrabas para entregrmelas

    en un temblor interminable;llorars, y no habr literatura para ello;esperars que la voz sea eso que no puede ser,

    y con lgrimas vers que no habr mano para recoger tu vozal momento del caer.

    De Vuelo

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    La cabina invisible

    Vienes en un poema porque es la nica forma de estar viniendo y no. Como el paso de la tardeacumulado en las sombras del pasillo, intuyes la llegada de la noche como lpida ensombrecidapoco a poco por el ruido silencioso de la muerte.

    Vienes an en la escritura que precede a las palabras, como si ella ocultase un deseodesaparecido, un objeto, un lugar que no es sino calles vacas.

    El negativo de la imagen fnebre parece una imagen imposible, es as, vienes an en laescritura que permanece luego de las palabras.

    Vienes y traes costras de tmpera en las manos. Traes el rumor de un puebloque no existe pero aoras, o una cancin que dice el nmero de muertos. Vienes y estsatrapada en tu venir. Te pareces entonces a quienes estn privados de ser libres de su cuerpo.Entretanto, despejo las races que cuelgan de los muros para armar tu silueta y sacarle unafotografa, pero no dejo de pensar en que un ro puede, ms all de la fuerza de su caudal, sertan real como un coige que respira a travs de los mordiscos que marchitan los atardeceres enla arboladura.

    Vienes y no, llenndote de pliegues que sealan tu camino. Y la llegada de la nochenada dice de la tarde, de un viejo amor que se hace amarillo por la ausencia de palabras, deestar parado frente al ro haciendo aviones de papel para recordar el vuelo; y cobijarte en laderrota, porque slo en ella hay escombros para desplazar, slo en ella una mano olvida losgestos y retiene la luz que una cmara fotogrfica encierra para recordarte. Para volver, comoen una pelcula, con las manos llenas de cerezas 1 y trozos de corteza de coige y latones oxidados,por decir algo de la ciudad. De la noche que tiembla en tus dientes apretados, que limitan eladis que ibas a decirme. Vienes y no entonces en la msica que un vaso humedecido refleja enla mesa de nogal; sola ella en el saln y solo t que eres yo, en un lugar cercano al ro,pensando en qu ser de aquellos que eran un barrido en la fotografa,

    que ser de la carne buscando dientes como una tachadura,qu ser volver con las manos teidas de cerezas,

    Qu ser volver con la voz teida de tu ausencia?

    De Incomunicaciones (indito)

    1 Del poema, Llevo ya todo un ao sintindome bien , de Ricardo Herrera, del libro Delirius tremens .

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    La cabina invisible

    Si dijera que un callejn no acaba en el muro que lo cierra, pensaras en la clase de voz quepuede rebotar en l, y la excepcin del grito sera una regla repitindose como murmulloinextinguible.

    Lejana , pareces arriesgar una cada, repitindose como murmulloinextinguible. El exceso de lenguaje que habita en estos dilogos es parte de unalengua ajena de palabras.

    Barroco, cmo no. Monedas,tanto ruido nos parece una palabra oculta dentro de otra.

    Se inicia una breve meloda, que aunque no suene, acompaa a las palabras. Mientras , un pianocalla, acompaando la destreza del agua, que sabe dividirse en el momento preciso en que unamano la atraviesa. Sostente y confa en que la bruma del horizonte no es slo un par de coloresdifuminndose,para detener los sonidos que no sabes describir.

    Pareces arriesgar una cada porque no cambiaste de opinin. Sigues sin ver el entramadoinvisible que corre ro abajo. Al mismo tiempo, una linterna ilumina una palabra que no fue dicha, y el cuerpo que debiesesostenerla va hundindose, en una noche tan carente de olas que brotan lgrimas de ella. Unanoche tan carente de callejones que da igual si supiramos del nmero de muertos querodeaban el foco de una pequea linterna, en la oscuridad nos preguntaramos

    por qu no nos quedamos?,por qu se busc la luz si la noche era para ello, para ver la oscuridad?

    para ver lo que un soneto oculta en la msica que exhibe

    para ver que debes amar la prdida en vez de lamentarte

    en vez de escribir:ro cayendo a la noche .

    De Incomunicaciones (indito)

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    La cabina invisible

    Nos quedaremos perdiendo todo aquello que podemos perder,porque tal vez estamos seguros que huir es regresar algn da, o estar atados a la idea de volver.Cada vez somos menos; es verdad. Pero estamos ah, sin lugar. Sin adentro y sin afuera;movindonos junto a una veleta. Escapndonos de los lmites de la representacin.

    Reflejo color pardo me dije , haz que una veleta se vea color pardo al dar vueltas, al girar .

    Nuestra pluralidad es ficticia, un abrazo para llorar de cuando en cuando; porque noconocemos el nudo, la cicatriz, que cada cual forma cuando piensa en las flores mustias de unalmendro que se pudri. Afuera, o tal vez adentro, un video se repite tantas veces que diluye laidea de huir y regresar;otro perro se arropa con la sombra que el ave metlica de una veleta proyecta sobre su lomo.Gira el ave, como si el viento de este lugar estuviese coordinado con un video que no cesa deocurrir.

    No es as amor , me dije, tratando de imitarte; este vientono es de aqu. Viene de tan lejos que no va a detenerse a ver cmo arde el esqueleto de unbarco, que olvid el mar y los cuerpos que retiene;que olvida en cada ola.

    Baja, nada ms girando, dijiste , que slo as vers el trozo de tela que permanecesin pintar, que cuando duermes la pintura comienza a secarse de adentro hacia afuera, losrboles dejan de perder sombra, y olvidamos que hay tanto por decir cuando pasas el dedo poruna pintura.

    Apareces , te vasy otra vez se define la desesperacin. Baja, insististe , nada ms girando, borrando con el dedo laespesura de una boca desaparecida. Preguntndote por qu el borde de los cerros guarda el fro

    del lenguaje, soltndolo lentamente una vez que la luz dibuja un valle silenciado por la niebla.Cmo habita el revs de la voz entre tanta escarcha?Es la esquina del lenguaje una guarida?

    Escoge una respuesta , me dijeron. Como si decir movimiento fuese pensar en todas las imgenesque guardas, nada ms girando; muvete de lado a lado como si la escritura ausente nos librase dela cercana del cuerpo

    de noches escritas en la pared oculta del cielo.

    Un atajo que no es ms corto que el camino original no es un engao, es una imagen;una metfora quiz,

    podras cobijarme?.

    Nos quedaremos perdiendo todo aquello que podemos perder, as como quien dice oler eltemor de un amigo una vez que le rescata de pozos ocultos en la noche. Miedos ,una gorra agujereada,senderos borrados por la lluvia.

    Mralos , observa tantas veces una cama hasta que ests sobre ella deseando despertar. Se mueveel fondo y no hablamos de un barrido, es un agujero en el muro; tan estrecho que no podrsalir nada ms que una palabra dibujada en un papel. La perderemos cuando baje y busque susraces,te quiero, le dices, mientras el blanco de la hoja se hace negro al caer. Y lloras o lloro, no lo s.Despierto o despiertas y soy o eres una mano empujando un lpiz sobre el papel. Subiendo

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    La cabina invisible

    una cancin tan alto que lleguemos a la primera ltima rama de un rbol que se esconde trassus hojas.Para bajar luego, nada ms girando.

    A lo lejos se oye la trizadura de una rama;el borde de una pintura se craquela ms fcilmente que el centro

    de la superficie. Es que la firma de un rbol, amor , se halla en lastachaduras que hacen los enamorados, una vez que cruzan todos los rieles de la ciudad, fuerade toda llovizna, de toda sequa, girando. Nada ms girando. Abrzame y dime que las lneas desombra que dibuja un marco sobre la pintura no sern tatuajes de un silencio que seca haciaadentro,

    hacia afuera.Un viento es compaa para quienes vamos murindonos solos frente al espectculo,

    disfrutando de silencios.

    De Incomunicaciones (indito)

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    La cabina invisible

    julieta marchant

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    La cabina invisible

    he construido un jardn como quien hace los gestos correctos en el lugar erradoerrado, no de error, sino de lugar otrodiana bellessi

    ser la otra anclando el cuerpo en stael patio trasero de lo propio las ventanas entreabiertasyo abriendo una puerta que de cerca es el dibujode una puerta trazada por alguien que se me parecela ilusin de los mapas que slo son habitables por el silencioy por las manos que los dibujan y se aquietan

    cul ser el gesto preciso o de dnde vendrn los jardinesquin ser capaz alguna vezla primera piedra fue lanzada por alguien que ya nadie recuerdala imagen de los rboles quemndose la otra corriendoel fuego de los mrgenes y lo oblicuo hacindose curvocorrer es devolverse dice una voz que buscarse entre la malezadice los gestos vacos no hay espacio dice ac no

    lo otro es simplemente una palabra desarmndoseel eco de algo que tuvo sentido alguna vez quinser capaz de caminar hacia el bosque sin desviarse

    con el sonido de los pasos de lo negro que viene detrs quinhar del jardn lo propio desde adentro armndose entre la cenizael viento levantando la tierra una mujer extranjera se volteaalguien llama esta puerta es slo un trazo nada ms que un esbozode rboles ardiendo un montn de escombros a la distancia

    De urdimbre

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    La cabina invisible

    el verdadero texto est en el oleaje turbiodel mar

    y la memoria se empea en alejarlocomo la estela que dejan ciertos barcos dividiendo las aguas con su huella eugenia brito

    dicen todo se resume a un hombre mirando el mardispuesto enfrentarse a lo inmensoqu ser el mar sino puro desasosiegobasta darle la espalda a lo que no queremos very que nos coja y nos recoja dicen lo eterno

    el punto exacto en el cual el cuerpo se va dicenlo nico que tengo es este cuerpo que padece otros cuerposdicen lo ajeno y lo propiocunto mar cabe en lo propio que no puede tocarsecunto en lo ajeno que no es sino el rastro de lo que dejamos al pasar

    el mar no es ms que una lnea que podemos ver desde aclo que nos llega es su ramajeafuera slo bestias lobos de mar que parecieron sirenasun hombre enfermo que crey ver el paraso en un mapa hecho a pulsoel viaje finalmente no tiene nada de viaje

    cuando es volverse a s mismo enroscarse por dentroser un imbunche cuidando lo propioque se vuelve ajeno de pronto y regresa a apropiarse de la carne ms fuerte

    llueve la historia que marc los cuerposllueve el olvido del paraso me sostienellueve inmenso el mito resquebrajndose entre la ceniza dicenel mito y la lluvia son una sola cosa

    la furia de las bestias el carnaval de las bestiasla tierra cerrndose los rboles unindose apretando el follajeno hay entrada al bosquesi hubo paraso alguna vez no hay entrada al bosqueel imbunche es pura costracomo un paquete listo para ser lanzado al maren el vuelo va rompiendo sus tejidosde qu nos cuida el que est afuera vigilandode qu mares o qu rocas de qu marcas en el cuerpo

    De urdimbre

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    La cabina invisible

    y yo aqu buscando el agua

    con mi raz de piedra soledad faria

    quise construir una casa encima de tu casaquisimos ciudades a destajo libros quiz destronando realidades o al revsquise una isla encima de una hamacaque meciera mi cuerpo hasta dejarme botada junto al resto en las veredastus cimientos son puro barro no hay manos suficientespara crear siquiera la ficcin de una patria

    mi raz se cierra a la tierra se enrosca no alcanza

    todo lo que somos estrechndose y al otro ladonadie o vestigios de los que estuvieron aguardando palabras

    esperaste que esta casa a techo abierto fuera un hogarpero quin dime quin podr alguna vez soportar el vientorasgando el cuerpo quin dime recordarlo que se hizo en una pequea esquina mientras all afueraescriban una historia o construan otras casas quin aguantasu propio reflejo devolvindose y diciendo no quin

    si hubo alguna vez una raz que saliera de mi cuerpoagua siquiera o humedad si hubo hogares esto que destruyo al nombrarlolos jardines tienen trminos salidas tnelesentro ac y rehyo dime quin se quedaren la mitad de este jardn simulando que es ms que un patio traseroquin aguanta lo propio o soporta el silencio habitandola memoria lo blanco haciendo sombrasla historia en el centro y palabras dispersas en lo que nadie ve

    De urdimbre

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    La cabina invisible

    y as cruzamos,rodeando siempre ese centro,bordeando siempre esa calidez, ese meollo intacto coral bracho

    los recuerdos la casa vaca que es la nochelateral el cuerpo se contrae hay una msicaqu ser el silencio con tu mano abiertano conozco otra cosa que tu centro mirado desde lejosla cada de los papeles la materia alejndose de s misma

    como queriendo escapar lo inevitable toda su realidaddiciendo s cuando alguien quiere decir no

    podra dibujar tus bordes con los ojos apretadosla ciudad entonces sera una ficcin una imagenrepetida vaciada en mi cabeza podratus contornos dispuestos nunca abiertos pero listosyo fingiendo poder nombrarte aunque el lenguaje cruja

    s que voy hacia atrs oblicua siempre de ladome retrocedo orllame te pido pero mi vozes el descampado mismo un eco tragando la palabraconteniendo a otra hasta el infinito las bocasintiles tajos insensibles al tacto bocas como quien dice olvidocomo quien dice un nombre que se ensancha y se pierdems all o ms ac da igual podracaminar a tu centro alcanzar tu lluvia humendome el pelopodramos habitar las puertas cerradas de una casa a techo abiertoqu ser el ruido de tus dientes apretndome entremedioesos brazos cindome por detrs acabndome a contrapelo voy

    De urdimbre

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    Antonio Rioseco

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    La ciudad deshabitada

    Es la disposicin de los rboleslo que no deja ver el bosque,dijiste mientras conducascompletamente ebrio.

    Habamos descubierto los muros bajo el sueloy, en penumbras, marchbamosa una ciudad que no estuviese olvidada.

    Pero hay secretos mal guardadosque siempre acechan al habitante.Hay atades que siguen intactos bajo tierra.Hay un ciudadana oculta que corroe desde abajo.Hay fros que congelan la plenitud de la vida.Hay un compromiso tcito con el dolor.Una traicin que se revela de a poco.Una silueta que no reconocemos.Una calle extraviada en la memoria.

    Un apego a lo cado.

    De La derrota del paisaje

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    La cabina invisible

    Galera desierta

    I

    En cierto modolos cuadros que hemos vistoasumen la rigidez del murodonde yacen clavados.Pero hay uno que cuelga,no s de dnde,pero cuelga.No es la pared suciapues no existe tal pared.

    El viento se cuela y molesta,y si en algn momento poco felizretiramos lo que queda,las cosas irn perdiendo coherenciay se har ms insistente ese viento.

    II

    En las galeras despobladases difcil distinguirel humo de los cigarrillospues nadie los enciende.Los pases van quedando vacosy los edificios quisieran huira las ciudades que les prometieron.Pero yo he soadoque se volvern transparentespor el solo paso del tiempo.

    III

    El desierto forma partede las construcciones,se hunde entremedio de los muros.

    Y aunque los perros crean adelantarse al temblor,ladrarn cuando todo esten el suelo, cuando hasta nosotrosseamos algo similar a esa arenaque se mueve con el vientopor la ladera erosionada.

    De La derrota del paisaje

  • 8/9/2019 Antologia Inubicalista

    25/27

    La cabina invisible

    Nueva York, 1980

    Ser pacifista y morir asesinadoel poema ya est escritose llama John Lennon.

    En mi odo se reproducela meloda de Give peace a chancesuena mejor que cualquier disparocinco te llegaron a tia Vietnam lo encontrasteen la puerta de tu edificiola guerra ya haba terminado.

    De La derrota del paisaje

  • 8/9/2019 Antologia Inubicalista

    26/27

    La cabina invisible

    Mi madre

    Una mujer que tuvo cinco hijosno tiene nada que temery aunque se vea pequeaentrando al control de la polica civilsupo volar hasta Francia y volverpara contar no muchas cosasporque cuando se vuelve de Europaslo basta decir que haba mal olory con lo que se paga por un cigarrillo

    vale la pena dejar de fumar.

    De La derrota del paisaje

  • 8/9/2019 Antologia Inubicalista

    27/27

    La cabina invisible

    Artes y oficios

    El pequeo motor en ralentla latencia complejaen el oficio, inexplicablese trabaja, abandona,se da por sentado

    o de pieescribo

    a veces pensandoen que debo mejorar mi letraen lograr una lectura de corridoo en la mecnica del poemaque tie de azul los overoles.

    De La derrota del paisaje