antologia literaria

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Antología literaria. Gabriel zapata cime

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Antología literaria.

Gabriel zapata cime

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Antología literaria.

Gabriel zapata cime.

Prologo.

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Comienzo por presentar a los autores que inspiraron sus obras con gran dedicatoria hacia los lectores mismos.Juan Rulfo un hombre nacido en Sayula México, el 1918 crecido en un pequeño pueblo de san Gabriel, una villa rural que era denominada por la superstición y el culto a los muertos, también allí sufrió duras consecuencias por la muerte de su padre.Seguidamente el autor julio Cortazar nació en Bruselas en 1914 el era un escritor argentino que desde completar los estudios primarios siguió los de magisterio y letras el había publicado en buenos aires muchas de sus obras.Octavio paz, nació el 31 de marzo de 1919 en el pueblo de Mixcoac en el distrito federal el tenia dos familiares muy importantes su abuelo Irineo paz y su padre Octavio paz.Por ultimo Gabriel garcía Márquez que es un novelista colombiano que nació en aracata Colombia, y estudio derecho y periodismo.

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Dedico esta antología a mi familia que me apoyaron de alguna forma a

la realización de este importante libro para que así los lectores lean y

aprendan de esta antología.

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Pág.2Índice.

Prologo…………………………………Pág.1

Dedicatoria……………………………Pág.2

Juan Rulfo……………………………..Pág.3Macario…………………………………………………………………Pág.4Acuérdate………………………………………………………………Pág.5Julio Cortázar…………………………Pág.6Los amigos………………………………………………………………Pág.7Objetos perdidos…………………………………………………………Pág.8Bolero………………………………………………………………………..Pág.9Hablen tienen tres minutos……………………………………………Pág.10Octavio paz………………………………Pág.11Tus ojos………………………………………………………………………Pág.12Primera vista……………………………………………………………Pág.13Reparticiones………………………………………………………………Pág.14Entre irse y quedarse……………………………………………………..Pág.15Gabriel garcía Márquez…………………Pág.16La marioneta…………………………………………………………………Pág.1713 líneas para morir…………………………………………………………Pág.18Sin titulo…………………………………………………………………………………Pág.19Frases……………………………………………………………………………..Pág.20

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Referencia bibliográfica………………………………………………

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Juan Rulfo.

(Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) Escritor mexicano. Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que Juan Rulfo recreó en su breve pero brillante obra.

En 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas literarias.

En los quince cuentos que integran El llano en llamas (1953), Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social.

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Macario.Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella e s la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero mas a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña p ara prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas d e comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me llen o por mas que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso... Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la call e. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita de ella y me amarra las manos con las barbas de su rebozo. Yo no sé por qué me amarra mis manos; pero dice que porque dizque l uego hago locuras. Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con men tiras. Cuando me llama a comer, es para darme mi parte de comida, y no como otra gente que me invitaba a comer con ellos y luego que me les acercaba me apedreaban hasta hacerme correr sin comida ni nada. No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero... La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva

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y también de puerca recién paridad; pero no, no es igual d e buena que la leche de Felipa... Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos... Felipa antes iba todas las noches al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o echándose a un ladito. Luego se las ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que se dejab a venir en chorros por la lengua... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. Y la leche de Felipa era de ese sabor, sólo que a mí me gustaba más, porque, al mismo tiempo que me pasaba los tragos, Felipa me hacia c osquillas por todas partes. Luego sucedía que casi siempre se quedaba dormida junto a mí, hasta la madrugada. Y eso me servía de mucho; porque yo no me apuraba del frío ni de ningun miedo a condenarme en el infierno si me moria yo solo allí, en alguna noche... A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida... Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que iré al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dir á que me perdone, para que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesandose por mí. Todo s los días. Todas las tardes de todos los días. Por toda la vida ella me hará ese favor. Eso dice Felipa. Por eso yo la quiero tanto... Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía, cuando vien e la chirimía a la función del Señor. Y entonces uno está en la iglesia, amarrado a la madrina, oyendo afuera el tum tum del tambor... Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber. Oírlo, como cuando uno esta en la iglesia, esperando salir pronto a la cal le para ver cómo es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura...: "El camino de las cosas buenas esta Ileno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice e l señor cura... Yo me levanto y salgo de mi cuarto cuando todavía esta a oscuras. Barro la calle y me meto otra vez en mi cuarto antes que me agarre la luz del día. En la calle suceden cosas. Sobra quien lo descalabre a pedradas apena s lo ven a uno. Llueven piedras grandes y filosas por todas partes. Y luego hay que remendar la camisa y esperar muchos días a que se remienden las rajaduras de la cara o de las rodillas. Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque s i no ellas corren a arrancar la costra del remiendo y vuelve a salir el chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor aunque, eso sí, no se parece al sabor de la leche de Felipa... Yo por eso, para que no me apedreen, me vivo s iempre metido en mi casa. En seguida que me dan de comer me encierro en mi cuarto y atranco bien la puerta para que no den conmigo los pecados mirando que aquello está a oscuras. Y ni siquiera prendo el ocote para ver por dónde se me andan subiendo las cucarachas. Ahora me estoy quietecito. Me acuesto sobre mis costales, y en cuanto siento alguna cucaracha caminar con sus patas rasposas por mi pescuezo le doy un manotazo y la aplasto. Pero no prendo el ocote. No vaya a suceder que me encuentren des prevenido los pecados por andar con el ocote prendido buscando todas las cucarachas que se meten por debajo de mi cobija... Las cucarachas truenan como saltapericos cuando uno las destripa. Los grillos no sé si truenen. A los grillos nunca los mato . Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las animas que estan penando en el purgatorio. El día en que se acaben los grillos, el mundo se llenará de

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los gritos de las ánimas sa ntas y todos echaremos a correr espantados por el susto. Además a mí me gusta mucho estarme con la oreja parada oyendo el ruido de los grillos. En mi cuarto hay muchos. Tal vez haya mas grillos que cucarachas aquí entre las arrugas de los co stales donde yo me acuesto. También hay alacranes. Cada rato se dejan caer del techo y uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido por encima de uno hasta llegar al suelo. Porque si algún brazo se mueve o empiezan a temblarle a uno los huesos, se siente en seguida el ardor del piquete. Eso duele. A Felipa le picó una vez uno en una nalga. Se puso a llorar y a gritarle con gritos queditos a la Virgen Santísima para que no se le echara a perder su nalga. Yo le unt&e acute; saliva. Toda la noche me la pasé untándole saliva y rezando con ella, y hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pude... De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada. Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes , o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre. Que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas aunque ande a cada rato pellizcando aquí y allá cosas de comer. Ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos gordos y el maíz seco que le doy a los puercos flacos. Así que ella ya sabe con cuánta hambre ando desde que me amanece hasta que me anochece. Y mientras encuentre de comer aquí e n esta casa, aquí me estaré. Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infiemo. Y de allí ya no me sacara nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conm igo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas. Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, pue de suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que ma nde a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están... Mejor seguiré platicando... De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco...

F I N

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Acuérdate.

Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquel que dirigía las pastorelas y que murió recitando el "rezonga, ángel maldito" cuando la época de la influencia. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él. Acuérdate que le decíamos el Abuelo por aquello de que su otro hijo, Fidencio Gómez, tenía dos hijas muy juguetonas: una prieta y chaparrita, que por mal nombre le decían la Arremangada, y la otra, que era requetealta y que tenía los ojos zarcos; y que hasta se decía que ni era suya y que por más señas estaba enferma del hipo. Acuérdate del relajo que armaba cuando estábamos en misa y que a la mera hora de la Elevación soltaba su ataque de hipo, que parecía como si se estuviera riendo y llorando a la vez, hasta que la sacaban afuera y le daban tantita agua con azúcar y entonces se calmaba.

Ésa acabó casándose con Lucio Chico, dueño de la mezcalera que antes fue de Librado, río arriba, por donde está el molino de linaza de los Teódulos.

Acuérdate.

Acuérdate que a su madre le decían la Berenjena porque siempre andaba metida en líos y de cada lío salía con un muchacho. Se dice que tuvo su dinero pero se lo acabó en los entierros, pues todos los hijos se le morían de recién nacidos y siempre les mandaba cantar alabanzas, llevándolos al panteón entre músicas y coros de monaguillos que cantaban "hosannas" y "glorias" y la canción esa de "ahí te mando; Señor, otro angelito". De eso se quedó pobre, porque le. resultaba caro cada funeral, por eso de las canelas que les daba a los invitados del velorio. Sólo le vivieron dos, el Urbano y la Natalia, que ya nacieron pobres y a los que ella no vio crecer, porque se murió en el último parto que tuvo, ya de grande, pegada a los cincuenta años.

La debes haber conocido, pues era realegadora y cada rato andaba en pleito con las marchantas en la plaza del mercado porque le querían dar muy caro los jitomates; pegaba de gritos y decía que la estaban robando. Después, ya de pobre, se le veía rondando entre la basura, juntando rabos de cebolla, ejotes ya sancochados y alguno que otro cañuto de caña "para que se les endulzara la boca a sus hijos".

Tenía dos, como ya te digo, que fueron los únicos que se le lograron.

Después no se supo ya de ella.

Ese Urbano Gómez era más o menos de nuestra edad, apenas unos meses más

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grande, muy bueno para jugar a la rayuela y para las trácalas. Acuérdate que nos vendía clavellinas y nosotros se las comprábamos cuando lo más fácil era ir a cortarlas al cerro. Nos vendía mangos verdes que se robaba del mango que estaba en el patio de la escuela y naranjas con chile que compraba en la portería a dos centavos y que luego nos las revendía a cinco. Rifaba cuanta porquería y media traía en la bolsa: canicas ágatas, trompos y zumbadores y hasta mayates verdes, de esos a los que se les amarra un hilo en una pata para que no vuelen muy lejos.

Nos traficaba a todos, acuérdate.

Era cuñado de Nachito Rivero, aquel que se volvió menso a los pocos días de casado y que Natalia, su mujer, para mantenerse, tuvo que poner un puesto de tepache en la garita del camino real, mientras Nachito se vivía tocando canciones todas desafinadas en una mandolina que le prestaban en la peluquería de don Refugio, nosotros íbamos con Urbano a ver a su hermana, a bebernos el tepache, que siempre le. quedábamos a deber y que nunca le pagábamos, porque nunca teníamos dinero. Después hasta se quedó sin amigos, porque todos al verlo, le sacábamos la vuelta para que no fuera a cobrarnos.

Quizá entonces se volvió malo, o quizá ya era de nacimiento.

Lo expulsaron de la escuela antes del quinto año, porque lo encontraron con su prima la Arremangada jugando a marido y mujer detrás de los lavaderos, metidos en un aljibe seco.

Lo sacaron de las orejas por la puerta grande entre la risión de todos, pasándolo por en medio de una fila de muchachos y muchachas para avergonzarlo.

Y él pasó por allí, con la cara levantada, amenazándonos a todos con la mano y como diciendo: "Ya me las pagarán caro."

Y después a ella, que salió haciendo pucheros y con la mirada raspando los ladrillos, hasta que ya en la puerta soltó el llanto; un chillido que se estuvo oyendo toda la tarde como si fuera un aullido de coyote.

Sólo que te falle mucho la memoria, no te has de acordar de eso.

Dicen que su tío Fidencio, el del trapiche, le arrimó una paliza que por poco y lo deja parálisis, y que él, de coraje, se fue del pueblo.

Lo cierto es que no lo volvimos a ver sino cuando apareció de vuelta por aquí convertido en policía. Siempre estaba en la plaza de armas, sentado en una banca con la carabina entre las piernas y mirando con mucho odio a todos. No hablaba con nadie. No saludaba a nadie.

Y si uno lo miraba, él se hacía el desentendido como si no conociera a la gente.

Fue entonces cuando mató a su cuñado, el de la mandolina.

Al Nachito se le ocurrió ir a darle una serenata, ya de noche, poquito después de las ocho y cuando todavía estaban tocando las campanas el toque de Ánimas. Entonces se oyeron los gritos, y la gente que estaba en la iglesia rezando el rosario salió a la carrera y allí los vieron: al Nachito defendiéndose patas arriba con la mandolina y al Urbano mandándole un culatazo tras otro con el máuser, sin oír lo que le gritaba la gente, rabioso, como perro del mal. Hasta que un fulano que no era ni de por aquí se desprendió de la muchedumbre y fue y le quitó la carabina y le dio con ella en la espalda, doblándolo sobre la banca del jardín, donde se estuvo tendido.

Allí lo dejaron pasar la noche. Cuando amaneció se fue. Dicen que antes estuvo en el curato y que hasta le pidió la bendición al padre cura, pero que él no se la dio.

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Lo detuvieron en el camino. Iba cojeando, y mientras se sentó a descansar llegaron a él. No se opuso. Dicen que él mismo se amarró la soga en el pescuezo y que hasta escogió el árbol que más le gustaba para que lo ahorcaran.

Tú te debes acordar de él, pues fuimos compañeros de escuela y lo conociste como yo.  

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Julio Cortázar.

(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino. Hijo de padres argentinos, a los cuatro años Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en la provincia andina de Mendoza.

Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la Unesco le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa.

Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.

La literatura de Cortázar parte del cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas, en obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como en Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana, por lo que sus obras tienen siempre una deuda abierta con el surrealismo.

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LOS AMIGOS

En el tabaco, en el café, en el vino,al borde de la noche se levantan 

como esas voces que a lo lejos cantansin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino, di oscuros, sombras pálidas, me espantanlas moscas de los hábitos, me aguantan 

que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído,y los vivos son mano tibia y techo,

suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra,de tanta ausencia abrigará mi pechoesta antigua ternura que los nombra.

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OBJETOS PERDIDOS.

Por veredas de sueño y habitaciones sordastus rendidos veranos me aceleran con sus cantos

Una cifra vigilante y sigilosa va por los arrabales llamándome y llamándome

pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta donde están tu nombre, tu calle y tu desvelosi la cifra se mezcla con las letras del sueño,

si solamente estás donde ya no te busco.Mendoza, Argentina 1944

La mufaVos ves la Cruz del Sur,

respirás el verano con su olor a duraznos,y caminás de noche

mi pequeño fantasma silenciosopor ese Buenos Aires,

por ese siempre mismo Buenos Aires.Quizá la más querida

Me diste la intemperie,la leve sombra de tu mano

pasando por mi cara.Me diste el frío, la distancia,

el amargo café de medianocheentre mesas vacías.

Siempre empezó a lloveren la mitad de la película,la flor que te llevé tenía

una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabíasy que favoreciste la desgracia.

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Siempre olvidé el paraguasantes de ir a buscarte,

el restaurante estaba llenoy voceaban la guerra en las esquinas.

Fui una letra de tangopara tu indiferente melodía.

Una carta de amor o lo que de vos quisieraes tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,el olor de tu cuerpo,

lo que decís de cualquier cosa,conmigo o contra mía,

todo eso es tan pocoyo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el gritode tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamossea otro signo de la libertad.

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BOLERO.

Qué vanidad imaginarque puedo darte todo, el amor y la dicha,

itinerarios, música, juguetes.Es cierto que es así:

todo lo mío te lo doy, es cierto,pero todo lo mío no te basta

como a mí no me basta que me destodo lo tuyo.

Por eso no seremos nuncala pareja perfecta, la tarjeta postal,

si no somos capaces de aceptarque sólo en la aritmética

el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelitoque solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y este fragmento:

La lenta máquina del desamorlos engranajes del reflujo

los cuerpos que abandonan las almohadaslas sábanas los besos

y de pie ante el espejo interrogándose

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cada uno a sí mismoya no mirándose entre ellosya no desnudos para el otro

ya no te amo,mi amor.

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HABLEN, TIENEN TRES MINUTOS.

Hablen, tiene tres minutosDe vuelta del paseo 

donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento,y bebí una botellas de Beaujolais, para bajar al pozo

donde bailaba un oso luna,en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel

y sé que estaré solo en la ciudad más poblada del mundo.

Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja de morfina,teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de café,y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.

Máxime sabiendoque pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina,

como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebreel loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a horahasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura.

Creo que sospecharás esto que ocurre,como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,

volviendo del paseo donde quizá juntasesla misma florecita, un poco por botánica,

un poco porque aquí,porque es precisoque no estemos tan solos, que nos demos

un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa. 

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Octavio paz.

Octavio Paz Lozano nació el 31 de marzo de 1914 en el pueblo de Mixcoac (ahora parte de la ciudad de México), en el Distrito Federal. Tenía dos figuras familiares muy importantes, su abuelo Irineo Paz quien era escritor, intelectual y estaba unido al gobierno de Porfirio Díaz; y su padre Octavio Paz, quien era revolucionario durante la Revolución Mexicana. Su familia y él se fueron a vivir a Estados Unidos cuando era pequeño.Cuando regresó a México participó en las rebeliones estudiantiles de esa época, las cuales buscaban la autonomía para la Universidad.

Muy joven, Octavio Paz comienza su actividad literaria ayudando a diversas revistas y diarios como "Bandaral" y "Cuadernos del Valle de México". Así mismo, en 1933 publica su primer libro de poemas llamado"Luna silvestre". Durante la Guerra Civil Española, en 1937, Octavio Paz viaja a España y publica poemas como "Perfil del Hombre" y "No pasarán".

A su regreso a México en 1938 ayuda a la formación del diario "El Popular", y así en 1939 se convierte en redactor jefe de este mismo. Ese mismo año, junto con Efraín Huerta, funda la revista de poesía y crítica "Taller" la cual ocupa un papel muy importante en la renovación literaria mexicana, ya que estaba integrada por escritores jóvenes y donde se publicaron traducciones de algunos textos importantes de la poesía universal moderna.

En 1940 funda la revista "El hijo pródigo" con Xavier Villaurrutia. Tres años después, ocupa un cargo diplomático en los Estados Unidos y después de dos años recibe la beca de la fundación Guggenheim.

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Tus ojos

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo.

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Primavera a la Vista

Pulida claridad de piedra diáfana,lisa frente de estatua sin memoria:cielo de invierno, espacio reflejadoen otro más profundo y más vacío.

El mar respira apenas, brilla apenas.Se ha parado la luz entre los árboles,

ejército dormido. Los despiertael viento con banderas de follajes.

Nace del mar, asalta la colina,oleaje sin cuerpo que revientacontra los eucaliptos amarillos

y se derrama en ecos por el llano.

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El día abre los ojos y penetraen una primavera anticipada.

Todo lo que mis manos tocan, vuela.Está lleno de pájaros el mundo.

Pág.13Reparticiones.

El corazón y su redoble iracundoel obscuro caballo de la sangre

caballo ciego caballo desbocadoel carrousel nocturno la noria del terrorel grito contra el muro y la centella rota

Camino andadocamino desandado

El cuerpo a cuerpo con un pensamiento afiladola pena que interrogo cada día y no responde

la pena que no se aparta y cada noche me despiertala pena sin tamaño y sin nombreel alfiler y el párpado traspasado

el párpado del día mal vividola hora manchada la ternura escupida

la risa loca y la puta mentirala soledad y el mundo

Camino andadoEl coso de la sangre y la pica y la rechifla

el sol sobre la heridasobre las aguas muertas el astro hirsuto

la rabia y su acidez recomida

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el pensamiento que se oxiday la escritura gangrenada

el alba desvivida y el día amordazadola noche cavilada y su hueso roído

el horror siempre nuevo y siempre repetidoCamino andado

camino desandadoEl vaso de agua la pastilla la lengua de estaño

el hormiguero en pleno sueñocascada negra de la sangrecascada pétrea de la noche

el peso bruto de la nadazumbido de motores en la ciudad inmensalejos cerca lejos en el suburbio de mi orejaaparición del ojo y el muro que gesticula

aparición del metro cojoel puente roto y el ahogado

Camino andadocamino desandadoEl pensamiento circular y el circulo de familia

¿qué hice qué hiciste qué hemos hecho?. Pág.14

Entre Irse y Quedarse.

La luz hace del muro indiferenteun espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;no me mira, me miro en su mirada. Entre irse y quedarse duda el día,enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápizreposan a la sombra de sus nombres.Latir del tiempo que en mi sien repite

la misma terca sílaba de sangre.Se disipa el instante. Sin moverme,

yo me quedo y me voy: soy una pausa.

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Gabriel garcía Márquez.

Gabriel José García Márquez  nació en Aracataca (Colombia) en 1928. Cursó estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó en la

Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena el 25 de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los estudios. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo.

Inmediatamente después del "Bogotazo" (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, las posteriores manifestaciones y la brutal represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico

liberal El Universal, que había sido fundado el mes de marzo de ese mismo año por Domingo López Escauriaza. 

      Había comenzado su carrera profesional trabajando desde joven para periódicos locales; más tarde residiría en Francia, México y España. En Italia 

fue alumno del Centro experimental de cinematografía. Durante su estancia en Sucre (donde había acudido por motivos de salud), entró en contacto con el

grupo de intelectuales de Barranquilla, entre los que se contaba Ramón Vinyes, ex propietario de una librería que habría de tener una notable influencia en la vida intelectual de los años 1910-20, y a quien se le conocía con el apodo de

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"el Catalán" -el mismo que aparecerá en las últimas páginas de la obra más célebre del escritor, Cien años de soledad (1967). Desde 1953 colabora en el

periódico de Barranquilla El nacional: sus columnas revelan una constante preocupación expresiva y una acendrada vocación de estilo que refleja, como

él mismo confesará, la influencia de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Su carrera de escritor comenzará con una novela breve, que evidencia la fuerte influencia del escritor norteamericano William Faulkner: La hojarasca

(1955). La acción transcurre entre 1903 y 1928 (fecha del nacimiento del autor) en Macondo, mítico y legendario pueblo creado por García Márquez. Tres

personajes, representantes de tres generaciones distintas, desatan -cada uno por su cuenta- un monólogo interior centrado en la muerte de un médico que acaba de suicidarse. En el relato aparece la premonitoria figura de un viejo coronel, y "la hojarasca" es el símbolo de la compañía bananera, elementos

ambos que serían retomados por el autor en obras sucesivas. 

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LA MARIONETA.

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo

y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso,

pero en definitiva pensaría todo lo que digo.Daría valor a las cosas, no por lo que valen,

sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más,

entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.Andaría cuando los demás se detienen,

Despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan,

y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.Si Dios me obsequiara un trozo de vida,

Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre hielo,

y esperaría a que saliera el sol.Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata

que les ofrecería a la luna.Regaría con lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalo...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.

Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.A los hombres les probaría cuán equivocados están,

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al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.A los viejos les enseñaría que la

muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres He aprendido que todo el mundo quiere vivir

en la cima de la montaña, Sin saber que la verdadera felicidad está

en la forma de subir la escarpada.He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño,

por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.He aprendido que un hombre

sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir,

porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

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"13 LÍNEAS PARA VIVIR"

1. Te quiero no por quien eres, sino....... por quien soy cuando estoy contigo.

2 Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

 3. Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

 6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

 7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

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 8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

 9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

 10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

 11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y solo ser más cuidadoso en quien confías dos veces.

 12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber ien eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa

persona sepa quien eres. 13. No te esfuerces tanto, las mejores

osas suceden cuando menos te las esperas. Pág.18

Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,

y algo en tu sangre late y no reposa

y en su tallo de agua, temblorosa,

la fuente es una líquida armonía.

Si alguien llama a tu puerta y todavía

te sobra tiempo para ser hermosa

y cabe todo abril en una rosa

y por la rosa se desangra el día.

Si alguien llama a tu puerta una mañana

sonora de palomas y campanas

y aún crees en el dolor y en la poesía.

Si aún la vida es verdad y el verso existe.

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Si alguien llama a tu puerta y estás triste,

abre, que es el amor, amiga mía.

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Fraces.

Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir,

te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el

guardián de tu alma.

El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo

todas las mañanas antes del desayuno.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad

para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es

todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero,

que nunca te olvidaré.

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En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.

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Referencia bibliográfica:

Humberto c. garza.Poemas de Juan Rulfo julio Cortázar Octavio paz Gabriel garcía Márquez.En http://www.lospoetas.com/b/cortar1.htmConsultada el 8/12/09

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