Antoni Picazo Muntaner
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LA PRIMERA EDAD GLOBAL Y LA PERCEPCIÓN ESPACIAL DEL
EUROPEO (1400-1800).-
Dr. Antoni Picazo Muntaner1
Universitat de les Illes Balears
1-Introducción: La percepción del espacio, cuestiones teóricas.-
Un mapa es una simplificación, una generalización de la propia realidad
y, por ello mismo, manifiesta la realidad subjetiva del autor, su propia
mentalidad y sus centros de interés vitales. Las distintas experiencias
vivenciales, así como el desarrollo de una visión particular, influyen en la
percepción de los distintos cartógrafos y en la colaboración que se establece
entre los diferentes agentes que posibilitan la redacción de los mapas2
(autoridades, marineros, cartógrafos, mercaderes....)3. En cierta forma la
percepción es un proceso psicológico de la interpretación del mundo, del propio
conocimiento directo y, por tanto, del mundo interior de las personas, de la
cultura del individuo4. Toda persona establece, inconscientemente, un marco
general de interpretación de la realidad5. Percibir un espacio en un mapa
necesita, además, un aprendizaje6. Esta verdadera “particularidad” posibilita
1 Antoni Picazo i Muntaner (Artà, 1960), licenciado en Historia por la Universitat de les Illes Balears, se doctoró en 1998 con la tesis “El Espacio Imaginario. La geografía fantástica y la colonización de América del Norte”, también es licenciado en Geografia por la UIB. Es autor de los libros “Mallorquines en la colonización de Texas”, “L’espai imaginari i la conquesta d’Amèrica del Nord”, “Els xuetes de Mallorca: grups de poder i criptojudaisme al segle XVII , “Urbanisme i classes socials a Mallorca, 1578-1818”, “La cultura de la Il·lustració a Mallorca”..., entre otras. Ha participado en numerosos congresos y artículos en revistas nacionales e internacionales como “Anales del Museo de América”, “Cuadernos Americanos”, “Cauces”, “Arquipélago História”, “Derroteros del Mar del Sur”... En la actualidad imparte clases como profesor Asociado en la UIB. Correo electrónico: [email protected]. Dirección postal: calle Joan Alcover, 54, 6-A, 07006, Palma de Mallorca (España), telf. 34 654122080.2 BOLLNOW, Otto Friedrich. Hombre y espacio, Barcelona: Labor, 1969.3 PILLET CAPDEPÓN, Félix. "La geografía y las distintas acepciones del espacio geográfico", Investigaciones geográficas, 2004, nº 34, pp. 141-154.4
CLAVAL, P. “El enfoque cultural y las concepciones geográficas del espacio”, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, nº. 34, 2002, pp. 21-39.
5 OFMAN, O; SALMERON, F. Nueve estudios sobre el espacio: representación y formas de apropiación, México: Ciesas, 1997.6 En ese aspecto véase HABERMAS, J. Conocimiento e Interés, València: Universitat de València, 1995. HUSSERL, Edmund. Las crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, Barcelona: Crítica, 1990. También los filósofos pragmáticos como John Dewey o William James, sin olvidar al clásico Ludwig Wittgenstein. Desde otro aspecto, más en la línea
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que el individuo genere su “propio escenario” conforme a sus condiciones
culturales y económicas7. Vilá lo explicó argumentando “...se trata de un
espacio egocéntrico, cerrado en función de la experiencia personal y vital del
hombre, particularizada por los procesos biológicos, sociales y culturales...”8.
Esta subjetividad, y la colaboración en la transmisión de los datos, permiten el
tratamiento de la información. Joly lo narró del siguiente modo “...analizar,
comparar, simplificar es hacer lo que se llama el tratamiento de la
información...”9. Por tanto, cualquier intervención, cualquier composición
abstracta de la propia realidad comporta una elección, es decir, una
construcción subjetiva de la misma realidad que se realiza sobre unos deseos,
sobre una meta concreta. Por ello, los mapas deben presentar una serie de
factores para que tengan unas buenas cualidades: la precisión de la
información que proporcionan; la correcta expresión para valorar
adecuadamente las informaciones; la legibilidad de la información facilitada; la
claridad y la eficacia para alcanzar los objetivos propuestos.
Algunos postulados teóricos, filosóficos y psicológicos estudian y
penetran en esa visión de la realidad. Para Bined10 “...el razonamiento de la
percepción externa pertenece a la clase de razonamientos inconscientes...el
razonamiento es una organización de imágenes, determinado sólo por las
propias imágenes...”. Según ello, para poder aprehender los nuevos
descubrimientos cabría “visualizarlos” en forma de mapa. Para Lukács11 en
cambio “...La simbología transforma la apariencia en idea, y la idea en imagen,
de tal modo que la idea es en la imagen siempre infinitamente activa e
inalcanzable...” o lo que es lo mismo, según Leland Swenson12, siguiendo las
tesis de la Gestalt, “....El aprendizaje se convierte en una cuestión de ver....o
de ver la información como figura...”; o la misma afirmación de Fichte13
“...ninguna representación es posible sin una imagen...”. En cambio, para
historiográfica que seguimos, BARRERA, U. MIGNOLO, W. Capitalismo y geopolítica del conocimiento: El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo, Buenos Aires: Signo, 2001.7 POZO, J. I. Teorías cognitivas del aprendizaje, Madrid: Ediciones Morata, 1989.8 VILA VALENTÍ, J. Introducción al estudio teórico de la Geografía, Barcelona: Ariel, 1983, pág. 71.9 JOLY, Fernand. La Cartografía, Barcelona: Seix Barral, 1987, pág. 40.10 BINED, Alfred. La psicología del razonamiento, Madrid: 1902, pág. 10.11 LUKÁCS, George. Estética, Barcelona: Grijalbo, 1982, pág. 424.12 SWENSON, Leland. Teorías del aprendizaje, Barcelona: Paidos: 1991, pág. 37.13 FITCHE, J. G. Filosofía y Estética, València: Universitat de València, 1998, pág. 155.
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Dancy14 todo el “conocimiento” parte de nuestros estados sensoriales15.
Cassier16, por su parte, escribió “...A partir del instante en que el problema del
espacio es visto y tratado con verdadera agudeza sistemática, va ocupando
cada vez más claramente el concepto básico de lugar central...”. En cuanto a
la concepción del mundo Luis Cencilio17 aclaró “...El mundo, pues, no puede
ser conceptuado en ningún caso como –cosa- y ni siquiera como conjunto de –
cosas- ....sino como el campo de toda experiencia posible...en donde los
acontecimientos se constituyen como realidades para el hombre...”. Para
Harley, en cambio, los mapas son puro conocimiento18, un conocimiento que
conlleva un uso y acaparamiento del poder y que con el tiempo se convirtieron
en una herramienta política19 pero también en un discurso20 intelectual. Para
comprender el auge de la cartografía en Europa21 a lo largo de la Primera Edad
Global (1400-1800) es necesario tener presente los condicionantes antes
explicados, las formas psicológicas, filosóficas y de conocimiento que conlleva
la percepción espacial.
El desarrollo en Europa de una serie de condiciones y de dinámicas
económicas endógenas precipitó una fuerte expansión que conllevó nuevos
conocimientos del mundo. Se activó, por ejemplo, la demanda de nuevos
productos para consumo, mejor información para sus mercaderes y navegantes
de la ubicación correcta de las mejores plazas para el contrato. Aquella
necesidad de información efectiva se trasladó a la elaboración cartográfica y,
en consecuencia, a las salas del poder de las distintas potencias europeas.
Éstas fomentaron la nueva política de percepción geográfica sobre dos
premisas: eficiencia y sigilo.
Mucho se ha escrito sobre el espacio y la percepción, no es nuestra
intención desarrollar una teoría psicológica de cómo se percibe, sino sus
14 DANCY, Jonathan. Introducción a la epistemología, Barcelona: Grijalbo, 1978.15 KUHN, T. La estructura de las revoluciones científicas, México, FCE, 1971.16 CASSIER, Ernst. Filosofía de las formas simbólicas, México: FCE, 1976, págs. 173.17 CENCILLO, Luis. Tratado de las realidades, Madrid: 1971, pág. 52.18 HUBBARD, P. ( Et. Al.). Key thinkers on Space and Place. Londres: Sage, 2004.19 HARLEY, J.B. La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía, México: FCE, 2005.20 FOUCAULT, M. La arqueología del saber. Madrid: Siglo XXI, 1999. CHISHOLM, R. N., Teoría del conocimiento, Madrid, Tecnos, 1982.21 BUISSERET, D. La revolución cartográfica en Europa, 1400-1800: la representación de los nuevos mundos en la Europa del Renacimiento, Barcelona: Paidos, 2004.
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implicaciones en la actividad comercial, el concreto análisis de la evolución. En
1947 R. MacLeod propuso la tesis de “geografía psicológica” y en la misma
línea J.K. Wright establecía la “teosofía”. Para M. Sprout la percepción
consistía en el desarrollo de “imágenes e ideas”; para Morley, en cambio, las
imágenes sólo pueden ser estudiadas desde la percepción personal del
individuo. De esas teorías nacieron las actuales líneas de investigación en la
percepción espacial: análisis de la estructura (la naturaleza de la percepción
del mundo); el análisis de la evaluación (los hechos entre la percepción del
mundo y las decisiones) y el análisis de la preferencia, cómo se evalúan unos
objetos frente a otros22. La investigación en el proceso de la lectura del mapa
es relativamente escasa. Sin embargo, hay dos grandes temas que se hallan
en franca emergencia. Desde la psicología se investiga en el desarrollo de la
lectura y representación espacial, Siegel y White estudian la conexión con las
rutas; Appleyard, por su parte, profundizó en el modo de conexión de nódulos
y rutas.
Partimos del convencimiento que es necesario analizar todas las
imbricaciones entre espacio23 y comercio –e incluso entre espacio y poder- y
penetrar en la dinámica de la percepción geográfica y económica. Es evidente
que las obras de los cartógrafos ayudaron a perfeccionar, y aún a configurar,
una Imago mundi que estaba destinada a un “lector”. Por eso necesitaron
canales de información que pudieran fomentar esa relación de conectividad, y
complicidad, entre ambos protagonistas. Ciertamente, con ello se iniciaba una
nueva configuración mental del hombre europeo24 que al final posibilitaría un
cambio asombroso en la visualización espacial y en las relaciones de dominio-
dependencia25.
22 WOOD, L.J. « Perception Studies in Geography », Transactions of the Institute of British Geographers, No. 50, (1970), pp. 129-142.23 DOLLFUS, Olivier. El espacio geográfico, Barcelona: Oikos-Tau, 1976.24 Para una mayor información sobre el proceso formativo de lectura de mapas y la relación entre autor-lector vid. BOARD, C. y TAYLOR, R.M. « Perception and Maps: Human Factors in Map Design and Interpretation », Transactions of the Institute of British Geographers, New Series, Vol. 2, No. 1, Contemporary Cartography, (1977), pp. 19-36.25 EDNEY, M. « Theory and the History of Cartography », Imago Mundi, Vol. 48, (1996), pp. 185-191, pág. 189. « ...Maps are theorized to be realistic images; map makers are assumed to make the best (that is, the most realistic) maps possible; geographical information can only be improved with repeated measurements over time. But at the same time, the particular circumstances of map making are fraught with potential hindrances such as petty-minded bureaucrats, bankruptcy and political squabbles. Each individual exercise in map making is potentially flawed, but enough mapping exercises have succeeded so that the overall history of cartography is seen as progressive... ».
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2-Primera Edad Global (1400-1800) y cartografía.-
A medida que el 1400 iba quedando atrás la nueva cartografía que se
estaba elaborando ya presentaba un espacio transformado, en mutación
constante y permanente26. El Mediterráneo dejaba de ser el centro por
antonomasia del europeo, y del mundo imaginado que tenía, y aparecían
lugares y continentes lejanos. En cierta forma, y por su propia naturaleza, el
comercio es espacio. Además, la distribución de la actividad económica en el
territorio condiciona el mismo comercio a lo largo de los países, pues las
distintas áreas –o mejor dicho, plazas- se van especializando tanto en
productos como en la concentración de determinadas actividades que generan
grandes beneficios27.
El acto de “crear” una cartografía que represente una determinada
imagen del mundo requiere uno de los factores esenciales en su producción:
canales de información, aparte de la capacidad técnica de su propia
elaboración. Uno de esos canales de transmisión fueron los viajes que se
efectuaron a esos parajes. Viajes que facilitaron ese traspaso de datos
mediante la comunicación oral de forma directa, o bien a través de la redacción
de diarios28 y libros. En ese aspecto fueron muchas las obras que influyeron en
la producción cartográfica del momento29, desde viajes apócrifos como el de
26 PTOLOMEO, Claudio. Cosmografía, Valencia: Vicent García, 1983. TURCO, Carlos. Los mapas, Buenos Aires: Ed. Universitaria, 1968.27 ROSSI-HANSBERG, E. « A Spatial Theory of Trade », The American Economic Review, Vol. 95, No. 5, ( 2005), pp. 1464-1491.28 DANVERS, F.CH., y FOSTER, W. Letters Received by the East India Company from its Servants in the East, Londres: Low, 1902, Vol. II, “ Comission from John Millwar at William Nicholls for a voyage from Bantam to Sumatra in the ‘Thomas’, 12 de marzo de 1615” o del mismo volumen “Journal of a voyage from Bantam to Jambi and proceedings there, del 11 de septiembre de 1615 al 25 de octubre”. Otro de los magníficos ejemplos que podemos hallar en este volumen relativo a la información aportada es “Account by Richard Steel of the moneys, weights and mesures current in Persia, octubre de 1615”. En el mismo aspecto, y de los mismos autores, en el tercer volumen de la correspondencia, otros ejemplos del valor de la información: “Instructions left by John Saris on his departure from Japan, diciembre de 1613” o “A note of the ports in Persia by Thomas Keridge, octubre, 1614”.29 Entre las muchas obras destacaríamos las siguientes HEYLIN, Peter. Cosmographie, the third Book, containing the Chorographie and Historie of the Lesser and Greater Asia, London: 1652. LE COMPTE, Louis. Nouveaux Mémoires sur l’Estat Présent de la Chine, Paris: 1697. MAGAILLANS, Gabriel. A New History of China, containing a Description of that vast Empire, London: 1688. NAVARRETE, F. Tratados Históricos, Políticos, Ethicos, y Religiosos de la Monarchie de China, Madrid: 1676. NÉVE, F. Etablissement et Destruction de la Première Chrétienté Dans la Chine, Louvain: 1846. PALAFOX, Juan de. Historia de la Conquista de la China por el Tártaro, París: 1670. FROIS, Luigi. Avisi nuovi del Giappone, con alcuni altri della
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Mandeville, a verdaderos itinerarios comerciales, como el de Benjamín de
Tudela o el de Francesco Pegalotti. Otro de los aspectos a tener en cuenta,
especialmente en las primeras décadas del XVI, fueron las cartas. La
correspondencia fue uno de los factores que más información proporcionó,
haciéndolo además de una forma definitiva, pues entre emisor y receptor
existía un vínculo que no se daba en obras impresas: la confianza entre los
actores30. Sobre esta misma confianza se elaboró una percepción del mundo
extra-europeo mucho más fidedigna, mucho más elaborada. Ello fue
completado, lógicamente, con la información que se iba acumulando de los
primeros viajes ultramarinos que tanto pilotos como marineros iban aportando
lenta pero imparablemente.
Analizar las raíces y los factores que surgieron de la primera Edad
Global31 significa, en definitiva, profundizar en el estudio del desarrollo del
capitalismo aunque en una dimensión mucho más amplia. De hecho muchos
teóricos han examinado con detenimiento esa temática32, incluso una gran
cantidad de obras de escuelas historiográficas, en muchos casos divergentes,
salieron al mercado pronunciándose sobre esa misma cuestión. En cuanto al
concepto de Historia Global creemos que la cuestión fue muy bien explicada
por Mazlish33 y lo que definió como “factores de globalización”. Es decir, el
Cina del 1583-85, Venetia: 1586.30 ACOSTA, Luis. El lector y la obra: teoría de la recepción literaria, Madrid: Gredos, 1989. HOLUB, Robert. Reception Theory: A Critical Introduction, Londres: Routledge, 1989. MACHOR, James y GOLDSTEIN, Philip. Reception Study: From Literary Theory to Cultural Studies, Londres : Routledge, 2000. 31 Para las cuestiones más teóricas y la conceptualización, vid. MAZLISH, B.; BUULTJENS, R. Conceptualizing Global History, Westview Press: 1993 y también la obra de GILLS, Barry, THOMPSON, W. Globalization and Global History London: Routledge, 2006. El impacto europeo en la economía ha sido excelentemente tratado por ROSS, Robert, Clothing: A Global History: Or, the Imperialists' New Clothes, Polity: 2008.32 Existe una ingente cantidad de obras que tratan el tema, desde las clásicas posturas del origen de su nacimiento, de esa transición entre sistemas, como el libro de DOBB, M. Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, Madrid: Siglo XXI, 1999, especialmente los interrogantes que detectó en el proceso de acumulación de capital; otras como la de VILAR, P. Estudios sobre el nacimiento y desarrollo del capitalismo, Madrid: Ayuso, 1971, la de DUPLESSIS, Robert. Transitions to capitalism in early modern Europe,Cambridge: CUP, 1997, a otras tesis que se fundamentan en criterios de cambio de mentalidad, como la ya también clásica obra de WEBER, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo, México: Fondo de Cultura Económica, 2003. Para otras visiones críticas vid. NELL-BREUNING, Oswald von. El capitalismo: Examen crítico, Herder: 1980, BRAUDEL, F.; REYNOLDS, S. Civilization and Capitalism, 15th-18th Century: The wheels of comerse, Londres: Collins, 1982.33 MAZLISH, Bruce. « Comparing Global History to World History », Journal of Interdisciplinary History, Vol. 28, No. 3 (1998), pp. 385-395.
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camino trazado en el pasado que nos condujo a la mundialización de la
economía.
Las nuevas circunstancias económicas, pero también culturales,
científicas y las nuevas perspectivas del poder posibilitaron la gestación de una
determinada visión del mundo34 que estaba supeditada directamente no a lo
“ignoto” o a lo “extraño”, sino al “producto”35, a la capacidad de generar riqueza
rápida, uno de los conceptos que más peso tendría en la subsiguiente
colonización europea de determinadas áreas36. Por tanto, nos hallamos frente a
una concepción “global”37 al integrar los espacios lejanos. En ese aspecto, y
como señalan Rila Mukherjee38 y Edward Soja39, se hace necesario distinguir
tres tipos de espacio: el espacio “per se”, como contexto único; el espacio
“mental”, de representación y cambio; y, finalmente, el espacio de organización
social y de producción. La utilización de esos tres mismos espacios a la vez,
tanto por las sociedades musulmanas de Oriente Próximo como por las
europeas y su integración en un corpus cartográfico, y mental, gestó la nueva
“imago mundi”. Una nueva visión que daba preeminencia al aspecto
económico sobre cualquier otra, sea cultural o religiosa, y que a la par
conformaba un mundo sistémico, donde la nueva prioridad era la de enlazar
aquellos subsistemas que hasta ese momento no habían desarrollado todas
sus posibilidades40.
Tras los descubrimientos de Colón se gestó un nuevo proceso de
aprehensión del mundo41. La primera fase cartográfica fue “insular”, con
34 Véase especialmente la obra de TRIVELLATO, Francesca. « Jews of Leghorn, Italians of Lisboa and Hindus of Goa: Merchants Networks and Cross-Cultural », RAMADA CURTO, Diogo y MOLHO, Anthony (Eds.). Commercial Network in the Early Modern World, Florence: European University Institute, 2002.35 Ibn Batuta, por ejemplo, citó algunos lugares exportadores de seda, como Cantón o de madera de aloe, como Java.36 Por lo que se refiere a la incorporación de nuevos territorios por los europeos y el auge de la idea de “riqueza rápida”, vid. PICAZO MUNTANER, Antoni. L’espai imaginari i la conquesta d’Amèrica del Nord, Palma: El Tall, 2003.37 RINGROSE, D.R. Expansion and Global Interaction, 1200-1700, New York: A.W. Longhman, 2001.38 MUKHERJEE, R. « The Indian Ocean in the ‘New Thalassology », Archipel 76, (2008), pp 1-17.39 SOJA, Edward. Postmodern Geographies, London and New York: 198940 Véase por ejemplo la magna obra de MERI, Josef. Medieval Islamic Civilization: an enciclopedia, Londres: Routledge, 2006. Por otra parte, la magnífica obra de PEARSON, M. Spices in the Indian Ocean World, Variorum: 1996 analiza detenidamente el tráfico contractual de especias en el Egipto de los mamelucos y sus implicaciones económicas en Oriente Medio.41 Colón, según la lectura de Ptolomeo y otros, afirmaba que el mundo “...en el que nascemos e andamos está fixo entre la esfera de los cielos, que no llega por nenguna parte a los cielos ni a
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definiciones costeras muy precarias de los nuevos territorios, caso de la
fachada Atlántica -la del Mar del Sur todavía inexistente-. Otro claro exponente
lo hallamos en los escritos de Colón o en los de su hijo Hernando, el cual
también recogió aquella geografía oceánica, insular y costera42. Pero mientras
el conocimiento avanzaba aún persistía la dualidad interpretativa del orbe. Al
mismo tiempo que La Cosa realizaba su gran obra cartográfica donde
quedaban integradas todas las tierras conocidas hasta el momento, en Italia
Giacomo Foresti todavía trabajaba la representación medieval componiendo
un mapa de T en O. No obstante, a partir de 1492 la evolución cartográfica y la
aprehensión del globo varió a una gran velocidad.
En 1502 Cantino43 elaboró un extraordinario planisferio en el que se
incorporaban todos los nuevos descubrimientos, incluyendo el Índico. En la
zona del Pacífico mostró mercados asiáticos como Singapore44 o puertos
chinos, como posteriormente lo hizo Pedro Reinel en 1510. La proyección
estereográfica de Giovanni Contarini, de 1506, siguió las mismas pautas que el
de Cantino, aunque en este caso la perspectiva fuese polar. Contarini dibujó
de una forma bastante fiel el perfil africano, la India, ubicando la isla de Ceilán
y, en el Pacífico, la de Java; en China situó Quinsay, y Cipango junto a la isla
de Cuba. Johannes Stobnicza en 1512 realizó un planisferio en el que se
centró básicamente en el Nuevo Mundo, junto al que dispuso Cipango, así
como toda la parte asiática y el Mar del Sur. En esta obra destacamos la
aparición de la isla de Java y Japón, el último enclavado entre los 20º y 30º
norte. En 1522 Fries dispuso algunas de las ciudades comerciales de la India o
Ceilán mientras que en China la única gran ciudad referenciada fue Quinsai. De
la misma época, 1525, pero sin duda mucho más completa, trabajada y
perfecta es la carta Castiglioni que recoge todos los descubrimientos realizados
otra cosa....salvo tiene agua, abrazada en redondez...”.42 COLÓN, Hernando. Historia del Almirante, Madrid: Historia 16, 1984. En la página 62 hallamos el pensamiento de Colón de un mar único: “...dijo que él consideró que todo el agua y la tierra del Universo constituían y formaban una esfera...”. Ese océano único posibilitaba la esperanza “...que tenía de encontrar alguna isla o tierra de utilidad desde la que pudiera continuar su intento...”.43 CANTINO, A. Carta d’Alberto Cantino ao Duque de Ferrara, Lisboa: Imprenta Nacional, 1909. Pudiera ser que, como otra cartografía de la época, el mapa hubiera sufrido retoques en los años posteriores a 1506.44 Para la historia de la zona véase SINGH JESSY, Joginder. History of Malaya (1400-1959), United Publishers: 1961 pero sobre todo la de THARLING, N. The Cambridge History of Southeast Asia, Vol I, Part. II. From 1500 to 1800, Cambridge: Cambridge U. Press, 1999 y en ella, de forma especial, el capítulo de ANDAYA, Barbara Watson. « Political Development between the Sixtheenth and Eighteenth Centuries », pp. 58-116.
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por los europeos tanto en el Índico como en el Mar del Sur. Entre las islas del
Pacífico destacamos la de los Ladrones, Canela, Gilolo, Timor,... la costa
asiática de China presenta detalles como los arrecifes de la Punta de la Vera
Cruz, Cantón o puertos de Cochinchina y Camboya. En el Índico destacan los
perfiles costeros de la India, con la ubicación de las grandes ciudades
comerciales, Goa y Cambay, e islas estratégicas, como Ceilán, Sumatra o la
correcta posición de las Maldivas, incluyendo algunos bajos de arrecifes de la
zona. Como se ve la expansión ultramarina condujo inevitablemente a un
rápido y vertiginoso crecimiento de la información cartográfica en un doble
proceso que estuvo indisolublemente unido. Para navegar con la mayor
seguridad posible –o para acceder a los puertos nucleares- se requería
información que permitiera no sólo la conexión interportuaria, sino también la
reducción de los niveles de riesgo.
Son muchos los mapas a los que nos podríamos referir que ilustran
perfectamente esa evolución espacial y económica de principios del siglo XVI.
El atlas de Lopo Homen45 de 1519; el de Francisco Rodríguez, de 1513, muy
bien definido pero con la costa norte de China muy irregular. El planisferio de
Diego Ribeiro de 1527 representa, prácticamente, todo el orbe. El mismo autor,
en el mapa de 1529 ya incluyó China46 y, concretamente, el gran puerto de
Cantón. La velocidad de representación y asimilación cartográfica de los
nuevos territorios fue, pues, a la par que rápida, sorprendente. Ribeiro ya nos
mostró el Pacífico y el Índico altamente definidos, con algunos de los puertos
más atractivos de Indochina.
Así pues y a modo de conclusión, podríamos afirmar que a partir de
1500 la percepción que el hombre europeo tuvo del mundo que le rodeaba
cambió de una forma asombrosa. La información recabada de los viajes
comerciales fue incrementándose lenta y paulatinamente, evolucionando en
perfección también de una forma vertiginosa. Aunque cabe añadir que este
proceso no fue uniforme, pues podemos vislumbrar varias fases en su
desarrollo.
45 Vid. VVAA. Descubrimientos y cartografía en la época de Felipe II, Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal: 1999 y FIORANI, Francesca. The Marvel of Maps: Art, Cartography and Politics in Renaissance Italy, Yale: Yale University Press, 2005.46 Vid. VVAA. Cartographie historique du golfe persique, Wilsele: Peeters Publishers, 2006.
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En primer lugar hallamos una geografía inductiva47 (gestada
generalmente en gabinete) con muchas descripciones y complementada con
una percepción sagaz de un espacio aún desconocido. En este estadio inicial
se reflejó un espacio referencial de ubicación de los grandes mercados
derivada principalmente de narraciones literarias, si bien con una indefinición
muy alta de la línea costera, lo que algunos psicólogos de la Gestalt, como
Erich Rudolf Jaenchs, calificarían como “eidética”, a saber una “imagen de la
percepción espacial”.
En una segunda fase, la percepción y ubicación cartográfica mejoró
debido a un incremento en la información transmitida por pilotos y autoridades
a los cartógrafos48, con unas referencias reales mucho más perfectas. Ello
posibilitó la formación de una geografía -como elemento de poder- altamente
desarrollada.
La tercera fase fue la de la perfección cartográfica, mucho más
detallista49, en cierta forma fue la transición a la otra gran época cartográfica del
siglo XVIII en la que privó el detalle y la acumulación de información, y que al
final posibilitaría el control europeo de los principales mercados y plazas del
orbe y el completo desarrollo de una economía global.
47 MERLEAU-PONTY, M. Fenomenología de la percepción, México: FCE, 1957; ARDAO, A. Espacio e Inteligencia, Barcelona: Equinoccio, 1983, especialmente recomendable para el tema en cuestión el capítulo « Crisis en la idea de Historia como Geo-historia ». También, la excelente obra de CASATI, R. Ports and Places. The Structures of Spatial Representation, Cambridge: MIT Press, 1999.48 BLASCO, Josep Lluís. Teoría del Conocimiento, València: Universitat de València, 2004, afirma que la percepción es la primera fase del conocimiento.49 OÑATIVIA, O. Dimensiones de la percepción, Tucumán: Universidad de Tucumán, 1963. Desde otra perspectiva, concretamente de la percepción de los nativos de la Amazonia y de la elaboración de un determinado “espacio propio”, véase SURRALLÉS, A. y GARCÍA, P. Tierra adentro: Territorio indígena y percepción del entorno, Iwgia: 2004.
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