Antropología Cognitiva Y Simbiótica

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Antropología Cognitiva Y Simbiótica La unidad psíquica de la humanidad. Un postulado fundamental para la Antropología. Existe una gran diversidad de teorías folk que, a partir de modelos culturales específicos, pueden ofrecernos una explicación de los aspectos más sobresalientes de una cultura determinada. No obstante, en ocasiones es necesario el planteamiento de cuestiones antropológicas referidas a los seres humanos en general. La combinación de ambas perspectivas puede ayudarnos a comprender con más profundidad los procesos cognitivos. En esta misma línea, resulta igualmente de interés tomar en consideración la influencia que, en relación con los cambios culturales, pueden tener las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El universal primario de la experiencia humana es la cultura, aunque cada una de las manifestaciones de ésta sea específica. Sólo teniendo en cuenta este presupuesto, puede formularse de manera adecuada el principio de la unidad psíquica de la humanidad. La formulación de este principio no supone defensa alguna del determinismo cultural, ni de un universalismo que excluya la diversidad. Una única naturaleza humana. La tesis universalista que tiene su origen en el pensamiento ilustrado está, en principio, en contradicción con el significado de la cultura, en tanto que fuente de diversidad, invención y creatividad. A ello se añaden sus connotaciones biologistas y deterministas. No obstante, la naturaleza humana puede también entenderse en términos de universalidad de la razón, alumbrando así una perspectiva cognitivista desde la que puede tomarse en consideración la diversidad cultural. Por otra parte, el evolucionismo es responsable de haber considerado que las sociedades humanas se encuentran en distintos estadios evolutivos, tipificando como estadio social y mental el primitivo. Desde esta perspectiva, la idea de la mente primitiva, aunque

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Antropología Cognitiva Y Simbiótica

La unidad psíquica de la humanidad.

Un postulado fundamental para la Antropología.

Existe una gran diversidad de teorías folk que, a partir de modelos culturales específicos, pueden ofrecernos una explicación de los aspectos más sobresalientes de una cultura determinada. No obstante, en ocasiones es necesario el planteamiento de cuestiones antropológicas referidas a los seres humanos en general. La combinación de ambas perspectivas puede ayudarnos a comprender con más profundidad los procesos cognitivos. En esta misma línea, resulta igualmente de interés tomar en consideración la influencia que, en relación con los cambios culturales, pueden tener las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El universal primario de la experiencia humana es la cultura, aunque cada una de las manifestaciones de ésta sea específica. Sólo teniendo en cuenta este presupuesto, puede formularse de manera adecuada el principio de la unidad psíquica de la humanidad. La formulación de este principio no supone defensa alguna del determinismo cultural, ni de un universalismo que excluya la diversidad.

Una única naturaleza humana.

La tesis universalista que tiene su origen en el pensamiento ilustrado está, en principio, en contradicción con el significado de la cultura, en tanto que fuente de diversidad, invención y creatividad. A ello se añaden sus connotaciones biologistas y deterministas. No obstante, la naturaleza humana puede también entenderse en términos de universalidad de la razón, alumbrando así una perspectiva cognitivista desde la que puede tomarse en consideración la diversidad cultural.

Por otra parte, el evolucionismo es responsable de haber considerado que las sociedades humanas se encuentran en distintos estadios evolutivos, tipificando como estadio social y mental el primitivo. Desde esta perspectiva, la idea de la mente primitiva, aunque apunte hacia la tesis de la unidad psíquica de la humanidad, no deja de ser una construcción elaborada desde una perspectiva evolucionista. Frente a ello, sólo desde el particularismo y desde la aplicación estricta del principio del relativismo cultural, tal y como propugnaba Boas, es posible reelaborar de forma positiva el concepto universalista de naturaleza humana. Un ejemplo interesante de la utilidad práctica de esta concepción lo podemos ver en la fundamentación de las reclamaciones de los derechos de los pueblos indígenas.

El mismo diseño de funcionamiento del sistema nervioso humano y las mismas estructuras del cerebro.

Aunque existe un fundamento biológico que es universal, no podemos olvidar la plasticidad que caracteriza al funcionamiento cerebral. Tampoco puede obviarse la influencia del medio cultural en que el individuo se desenvuelve. Cada individuo tiene como entorno primario del desarrollo una cultura y esta no se superpone simplemente a

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su constitución biológica sino que, en cierta medida, puede llegar a moldearla. El cerebro no funciona en el vacío.

Un rango común de procesos cognitivos potenciales.

La Antropología Cognitiva, utilizando como material básico de trabajo el lingüístico, ha pretendido mostrar cada cultura como un conjunto de sistemas de conocimiento. Para ello se ha servido de modelos psicológicos adecuados al estudio de procesos cognitivos concretos. En este sentido, podríamos recordar el uso de las categorías, los esquemas y los modelos culturales. Al utilizar estos elementos se asumía de forma implícita que los procesos cognitivos eran básicamente los mismos para todos los seres humanos.

La visión de la cultura como ordenamiento producido mediante los procesos de categorización permitía reflejar la diversidad como si tratara de deslindar dominios y dentro de ellos, establecer divisiones y subdivisiones, considerando que nunca serían iguales de una cultura a otra.

Frente a esto, la teoría de los esquemas se ha centrado en un proceso cognitivo básico: la memoria. No obstante, también se han tomado en consideración las relaciones que conllevan procesos de inferencia. Estos últimos tienen que ver con modelos de razonamiento que pueden simbolizarse utilizando reglas lógicas (Modus ponens, Modus tollens, etc.) En esta línea, Wason ha mostrado la generalidad en el uso del Modus ponens, señalando cómo el uso del Modus tollens es mucho menos frecuente. Por otro lado, la correspondencia de la argumentación Trobriand con los modos silogísticos aristotélicos sugiere que la diversidad cultural no conlleva formas de razonamiento diferenciadas.

Estas conclusiones contradicen los resultados de Wygostky y Luria en sociedades tradicionales en Uzbeistan y Kirghizia. Para ellos, la actividad cognitiva está ligada a los diferentes estadios del desarrollo histórico y los principales cambios que han ocurrido en esos procesos se han producido por el impacto de “una revolución social y cultural”, en referencia a la revolución bolchevique. Pese a su indudable condicionamiento ideológico, es interesante el estudio de Luria al señalar cómo los procesos de razonamiento y deducción están asociados con la experiencia práctica inmediata, de tal modo que los sujetos pueden hacer juicios válidos sobre las cosas que les conciernen, dando así muestra de una gran inteligencia práctica. Sin embargo, pueden manifestar al mismo tiempo una incapacidad para el razonamiento abstracto. Esta última se debe, según Luria, a:

1. La desconfianza hacia una premisa inicial que no reproduzca su experiencia personal.

2. El rechazo de las premisas que son enunciados universales. Las tratan como si fueran enunciados particulares.

3. La desintegración del silogismo en tres proposiciones particulares sin una “lógica” unificadora evidente para quienes no estén habituados a la representación abstracta del razonamiento.

Hamill señala que hay cierto tipo de conclusiones, válidas desde un punto de vista lógico, que no son admitidas por miembros de diferentes culturas. Por ejemplo, en razonamientos

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que parten de una premisa universal (“todos los…”) y acaban en una conclusión particular (“algunos …”)

No obstante, tales problemas parece que se deben más a dificultades de índole semántica que propiamente lógica. En este sentido habría que señalar que estudios comparados con los Mende, Ojibwa y Navajo realizados por el propio Hamill tienden a confirmar que la estructura de los silogismos es universal.

Una mente intencional y consciente.

La conciencia de sí mismo es universal. La unidad-continuidad mental de cada sujeto humano se comprueba a través del discurso narrativo. Por otra parte, la discusión sobre la existencia en todas las lenguas de pronombres personales ha acabado con la inclusión de estos en los universales semánticos primitivos. Así pues, el aspecto de la existencia de una mente intencional y consciente como elemento básico sobre el que asentar la idea de la unidad psíquica de la humanidad parece haber quedado demostrado.

Un amplio abanico de emociones y sentimientos que potencialmente afectan a todo ser humano.

La toma en consideración de la emotividad en el estudio de la unidad psíquica de la humanidad proviene de la insatisfacción con los primeros enfoques, excesivamente centrados en el estudio de los aspectos racionales. No obstante, ya autores clásicos como Malinowski o Evans-Pritchard habían hecho referencia a la conducta emocional de los nativos. Por su parte, Darwin consideró las emociones humanas como un elemento clave para la supervivencia de la especie. A su vez, Freud subrayó la importancia de la conducta emocional y las formas en que esta interfiere y condiciona la conducta racional. En fechas más recientes, Lutz y White han señalado como las emociones aparecen en la literatura antropológica en el vaivén de las tensiones entre materialismo e idealismo, positivismo e interpretativismo, universalismo y particularismo, individuo y cultura, o romanticismo y racionalismo.

Ekman (1984) y sus colaboradores han llegado a tipificar las emociones universales de los humanos: felicidad, sorpresa, miedo, enojo, asco y tristeza. Individuos de culturas diferentes identifican unos mismos gestos y los refieren a las mismas emociones correspondientes.

Lakoff considera que las emociones tienen una estructura conceptual muy compleja y no pueden, por tanto, reducirse a un esquema tan limitado.

En todo caso, en el estudio del carácter universal de las emociones tendríamos que tomar en consideración, no sólo los aspectos biológicos y psicológicos, sino sobre todo los relacionados con las situaciones sociales y el significado existencial que se da a las mismas en términos culturales. Aspectos esenciales de la cultura suelen presentarse a sus miembros en términos emocionales antes que racionales. Este hecho no puede ser ignorado por el investigador.

La unidad psíquica y la posibilidad de la etnografía.

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La tesis de la unidad psíquica de la humanidad tiene importantes consecuencias en la Antropología. En última instancia, la virtualidad de la etnografía depende de:

a. La posibilidad de compartir con cualquier otro ser humano pensamientos y sentimientos. La cultura es compartida: la distribución de sus contenidos se realiza, según Strauss y Quinn, mediante una pautación modal concreta, basada en el lenguaje, las prácticas de socialización infantil y una gama de soluciones concretas a los problemas cotidianos.

b. La posibilidad de comprender las razones que guían el comportamiento de cualquier otro ser humano. De ahí la importancia de la empatía. Malinowski: mirar con los ojos del nativo. Rosaldo: concepto del sujeto posicionado, referido al lugar socio-estructural desde el cual se tiene un ángulo particular para ver las cosas.

Esquemas y modelos culturales.

Esquemas para recordar.

A diferencia de los experimentos de memoria en el laboratorio realizados por Ebbinghaus con sílabas sin sentido, Bartlett trabajó no sólo con el lenguaje significativo de la vida cotidiana, sino historias extraídas de las investigaciones etnográficas de Haddon y Rivers. Sus conclusiones apuntan que la memoria se deteriora con el tiempo y no es una facultad pasiva, que se limite a reproducir, sino que construye y reconstruye la información. Esta reconstrucción de la información se realiza, según Bartlett, empleando esquemas culturales. Se producen así racionalizaciones, transformaciones y se altera la importancia concedida a determinados asuntos, siempre en función de los mencionados esquemas culturales.

Posteriormente se ha mostrado que el uso de esquemas culturales puede considerarse como elemento de interpretación en todos los niveles del psiquismo humano. Intervienen en la percepción, comprensión, categorización, planificación, reconocimiento, resolución de problemas y toma de decisiones. En todos estos casos, no los esquemas culturales no funcionan como simples asociaciones, sino que operan como totalidades orgánicas y constituyen representaciones indexicales basadas en la simultaneidad holística (Tyler).

Los esquemas culturales son a la vez estructura y proceso, pues combinan la organización y disposición relativa de los elementos con la secuencia, el planteamiento, la sucesión de elementos o de conductas en relación a un fin determinado.

Sobre la base de los trabajos de Bartlett, la Antropología Cognitiva ha ido perfeccionando el concepto y depurando su utilización.

Esquemas entre los subanun.

Estudios de Frake sobre la conducta religiosa de los subanun (pueblo que practica la agricultura itinerante. Isla de Mindanao. Filipinas). Su interés se centró en:

a. Describir las principales categorías de acontecimientos o escenas de esa cultura.

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b. Definir las escenas, teniendo en cuenta las interacciones, actos, objetos y lugares relevantes.

c. Establecer la distribución de unas escenas en relación a otras, posibilitando la anticipación en relación a las mismas.

Ejemplo: Las comidas. Las comidas ordinarias (se realizan con la familia nuclear. Se consume cereal o raíces; no se consume vino de arroz ni carne) se distinguen de las comidas festivas (se prepara un plato con carne que se acompaña con cereal, se consume vino de arroz) y de las comidas (Kanu: ‘ofrendas’) que se producen sólo en determinadas festividades y que los subanun consideran que cuentan con la presencia de seres sobrenaturales, a los que se les ofrecen ofrendas. En estas últimas se utiliza carne, arroz, huevos, vino de arroz preparado de forma ritual, nueces de betel y areca con hojas de pimienta de betel. Estos alimentos se ofrecen primero a los seres sobrenaturales en un altar y luego son consumidos en una fiesta. Los subanun consideran que los seres sobrenaturales tan sólo consumen la esencia intangible (senaw). Lo más significativo de una ofrenda es la utilización de la carne, pues exige el sacrificio del valioso ganado.

Construyen 33 tipos de altares, variando la forma, tamaño, materiales y sistemas de decoración. Sólo quienes tienen poderes especiales pueden ver a los seres sobrenaturales, aunque todos los participantes dicen que la presencia de estos seres se hace sentir mediante señales auditivas o táctiles. Los seres sobrenaturales se clasifican en almas, espíritus, demonios y dioses. Los humanos que asisten a las ceremonias son clasificados a su vez a través de los roles de especialista, asistente, beneficiario y audiencia.

El estudio de Frake nos proporciona ciertas claves acerca de cómo debe enfocarse el trabajo etnográfico. Podemos ver, en primer término, que el interés del investigador se centra en estudiar de qué manera se programan las ceremonias y para ello realiza una lista lo más completa posible de lo que sucede antes y después de las escenas religiosas. Esta lista le permite establecer un marco o trama que a su vez le ayudará a distribuir el conjunto de acontecimientos y representarlo. La descripción de un marco o trama requiere:

a. Determinar la probabilidad de los acontecimientos que comprende.b. Establecer y anticipar las escenas.c. Establecer y anticipar qué tipos de ceremonias distintas pueden realizarse dada la

ocurrencia de una ceremonia determinada.

Existen ceremonias programadas, que se relacionan con las actividades propias del ciclo anual (tala y quema del bosque para preparar los cultivos, plantación, protección de las plantas y cosecha). El objeto de la celebración de las ofrendas programadas es prevenir la ocurrencia de desgracias y asegurar la buena marcha de los acontecimientos.

Existen además ceremonias no programadas de antemano, que se relacionan con acontecimientos imprevistos. Por ejemplo ante la aparición de una enfermedad, ante problemas con los cultivos, dificultades en el orden social o problemas amorosos. En estos casos se contrae una deuda ritual (binalag). El reconocimiento ritual de ésta es como la firma de un contrato que hay que pagar cuando el problema se haya solucionado. Por ejemplo, en el caso de una enfermedad, el subanun piensa que incluso la ofrenda

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más generosa no asegura la curación y, por otra parte, si esa ofrenda se realiza antes de la curación, los seres sobrenaturales pueden hacer que la enfermedad persista para seguir extorsionando a quien la padece.

Seguir el guión.

A partir de los estudios sobre la inteligencia artificial, Shank y Abelson han desarrollado un nuevo concepto de guión. Se refieren con él a la representación de una serie de acontecimientos que se producen normalmente siguiendo cierto orden secuencial, de tal modo que si se produce una acción ha de haberse producido la anterior en la serie. De esta forma, un guión puede considerarse como una secuencia predeterminada y estereotípica de acciones, que sirve para definir una situación bien conocida por el investigador.

Utilizan también el concepto de escena, considerando que un guión puede ligar escenas diferentes. Agar (1974), siguiendo estos postulados, realizó un estudio sobre el comportamiento de los heroinómanos urbanos de EEUU. Este estudio (“Hablar sobre hacer: léxico y acontecimiento”) se elaboró partiendo del argot específico de ese grupo social.

Esquemas culturales: definición y tipos.

Los esquemas engloban y redefinen planes, guiones y marcos o tramas. Sus rasgos básicos fueron establecidos por Minsky (1975) y más tarde perfilados por Rumelhart (1980), siguiendo las ideas originales de Bartlett.

Minsky estableció dos aspectos centrales en la estructura de los esquemas, partiendo de dos niveles característicos: Los de nivel más alto, son fijos e integran los relieves invariantes de los conceptos; los de nivel más bajo, operan como terminales, a modo de espacios (ranuras) que han de ser rellenados con datos específicos, derivados de de cada una de las concreciones del sistema (instantiation -instanciación- es el término computacional correspondiente).

Las ranuras incluyen condiciones que restringen los elementos que pueden ser ligados a ellas o establecen condiciones sobre las interacciones de las variables que intervienen en el esquema. Por otra parte, se asignan a las variables valores ‘por defecto’, que no siempre corresponden a elementos que se hallan en el ambiente considerado. Una mejor información permitirá asignar a las variables valores más ajustados.

Aunque Rosch reconoce que un prototipo es al mismo tiempo un esquema, D’Andrade se opone a que se realice una identificación entre ambos. Un esquema es una trama o marco organizado de objetos y relaciones que aún no ha sido rellenado con los datos concretos, mientras que un prototipo es un caso típico de concreción. Las características de los esquemas serían:

1. Son estructuras cognitivas que permiten interpretaciones del mundo.2. Son flexibles, encerrando un amplio espectro de posibilidades.3. Usan valores por defecto.4. Pueden construirse integrando otros esquemas organizados de forma jerárquica.5. Permiten correlacionar términos de distintos dominios.

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6. Facilitan la comprensión del discurso humano (por ej.: historias, textos, etc.)

Los esquemas nos proporcionan vías explicativas para la comprensión de las culturas. Existen diversos tipos de esquemas: de acontecimiento, de orientación, narrativos, proposicionales, de imagen, metafóricos, …

Esquemas de orientación.

Con la expresión esquema espacial se alude a la construcción cultural del espacio, representando las relaciones espaciales entre los objetos y sus posiciones relativas. Cuando se incluye en ellos la posición del sujeto, el esquema espacial se convierte en un esquema de orientación. Estos esquemas contienen tres clases de representaciones:

a) Ambientes particulares.

b) Posición actual del sujeto.

c) rutas de movimiento.

Se trata de representaciones que admiten distintos grados de abstracción. Constituyen verdaderos mapas de conocimiento. Proporcionan conocimiento a los miembros de las distintas culturas sobre los espacios, a diferente escala, en que se mueve una cultura determinada. Ejemplos: del Esquema del espacio doméstico de los Yakan (estudio realizado por Frake), esquema de una procesión en la celebración de la Semana Santa católica, esquemas de navegación utilizados por los navegantes nativos de la Micronesia para sus viajes por el Océano Pacífico.

Esquemas de imagen.

Son abstracciones perceptivas que nos permiten estructurar la experiencia. Son, por tanto, inherentemente significativos. Estos esquemas responden a configuraciones estructuradas y no son simples agregados de partes.

Ejemplos: Contenedor, Parte-Todo, Conexión, Centro-Periferia, Salida-Camino-Meta, Escala lineal, etc. A través de la construcción y empleo de los esquemas podemos comprobar cómo las racionalizaciones están basadas en la experiencia corporal y de qué forma se dan proyecciones metafóricas de los dominios concretos a los abstractos.

Esquemas de proposición.

Especifican conceptos y las relaciones que se establecen entre ellos. De acuerdo con la teoría general de los esquemas de Rumelhart, podemos considerarlos como redes de nodos y enlaces. Están compuestos de fragmentos formados por un nodo y sus respectivos enlaces. Ejemplo: Dar sería un esquema simple de acción, que integra subesquemas como hacer, causar y transferir. Los esquemas de proposición proporcionan una forma simplificada de representar el significado. Uno de sus aspectos más destacados es el encadenamiento que puede establecerse entre sus elementos, siguiendo una secuencia lógica. También es interesante que puedan ser reconocidos y utilizados por programas informáticos.

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Como ilustraciones de los esquemas de proposición pueden servirnos los refranes interrelacionados que sobre un mismo tema podemos encontrar en la tradición oral. Por ejemplo: “El tiempo es oro”, “El tiempo todo lo cura”, “Hay que dar tiempo al tiempo”, “El tiempo no pasa en balde”, etc. Todos estos refranes revelan un cierto modelo cultural para pensar el tiempo. Más que esquemas deberíamos considerarlos como concreciones de un mismo esquema, que podría expresarse como: “El tiempo es un agente activo”.

Esquemas y modelos de la narrativa popular.

Propp esbozó una morfología de los cuentos como secuencia-patrón de funciones. Halló en los cuentos populares rusos una serie limitada y relativamente constante de acciones significativas, a las que denominó funciones, cuya sucesión y encadenamiento constituía una trama dinamizada por personajes menores o elementos que ayudan a pasar de una acción a otra, a los que denominó auxiliares. Denominó motivaciones a los fines que persiguen los personajes. Greimas reformó esta morfología, tomando como base la Gramática generativa. Greimas destaca la importancia de los roles desempeñados por los personajes, aspecto que Propp había descuidado al disolverlos en las funciones. Por su parte la Gramática del texto, desarrollada por Van Dijk ha redescubierto en las narraciones las categorías (predicados y argumentos; posibilidad, probabilidad, negación, hecho, tiempo y lugar) y reglas de definición, así como las relaciones que existen entre ellas.

Rumelhardt y Ortony postulan dos esquemas que organizan de forma global los cuentos e historias: Introducción (situación: ambiente, lugar, tiempo y personajes principales) y Episodio (acontecimiento y reacción).

Otro orden cognitivo: los modelos culturales.

Quinn y Holland parten de algunas características de los esquemas, como son:

A) Esquemas de imagen (construidos a partir de materiales del mundo físico, propiedades y relaciones) / Esquemas de proposición (construidos con materiales lingüísticos).

B) Esquemas de imagen (la experiencia física o corporal es trasladada al dominio de la experiencia psicológica o social) / Esquemas de proposición (el lenguaje registra un conjunto de nociones primitivas culturalmente dadas y proporciona las claves para analizar el encadenamiento de nociones, proposiciones, posibilidades, etc.).

C) Con los esquemas de imagen las formas de conocimiento no se circunscriben al lenguaje sino que se extienden más allá del mismo.

Quinn y Holland concluyen que los modelos específicamente culturales están asentados en mundos simplificados. Por una parte, estructuran la experiencia de modo metonímico o sinecdótico, tomando con frecuencia una parte por el todo, como sucede cuando se establecen estereotipos o tipos ideales. Por otro lado, el uso de modelos culturales supone una simplificación de la experiencia, que tiene la ventaja de hacerla más accesible a la memoria, más comprensible y fácil de ser compartida. La cultura puede presentarse como una extensiva y heterogénea colección de modelos. Los modelos culturales tienen la doble dimensión de ser artefactos públicos que existen en el mundo y constructos cognitivos que están en la mente de los miembros de una comunidad.

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La base cultural de esquemas y modelos.

Puede establecerse desde dos perspectivas diferentes la especificidad cultural de los esquemas, modelos y teorías. Por una parte, podemos recurrir a estudios comparativos para ver, por ejemplo, la variabilidad en la comprensión de un cuento por parte de miembros de distintas culturas. En este caso se utiliza la cultura como variable independiente. Podemos analizar así cómo son los modelos de las distintas culturas. No obstante, los estudios transculturales de este tipo adolecen de una serie de deficiencias epistemológicas, pues vienen a considerar a las culturas como entidades cerradas y entienden que las historias y cuentos son modalidades de discurso comparables fuera de su contexto cultural original.

Otra línea de discusión es el debate entre Lakoff y Johnson, por una parte, y Quinn, por la otra. La base experiencial sobre la que los primeros sitúan los esquemas de imagen es la experiencia corporal en relación al mundo. Utilizan la metáfora de los contenedores, que está basada en la experiencia de entrar y salir en espacios determinados. Esto parece sugerir que la experiencia corporal del mundo debería ser análoga en todas las culturas. En consecuencia, la metáfora del contenedor debería ser universalmente compartida. Frente a esto, Quinn sostiene que las metáforas tienen una base cultural y se seleccionan en función de su adecuación a los modelos socialmente compartidos.

Categorías

De los modelos lingüísticos a los modelos psicológicos.

La revisión crítica de los primeros resultados de la aplicación del análisis componencial y de la elaboración de taxonomías se centra en varios puntos:

1. Utilización adecuada de los modelos lingüísticos adoptados (Durbin).2. Validez psicológica de los mismos.3. Reflexión a propósito de las consecuencias de la orientación que imprimen a la

investigación.

Como consecuencia de la revisión crítica, el análisis componencial ha ido siendo abandonado. Por su parte, las taxonomías han sido reformuladas como sistemas de clasificación e ilustraciones de procesos de categorización.

Es ilustrativo en este sentido el balance crítico a propósito de los resultados del análisis etnosemántico, concluyendo que lo que ha hecho éste es tomarlo como una organización de sonidos que simplemente es objeto de contraste en un solo plano, cuando en realidad es una estructura compleja de la cual no se han asimilado algunas de sus características fundamentales:

a. Los componentes fonológicos distintivos están agrupados secuencial y simultáneamente.b. El principio de distribución complementaria juega un papel tan importante como el

contraste.c. Se usan otros criterios adicionales como el de similaridad fonética, congruencia de pauta y

límite morfémico.d. Las unidades de orden más alto como los morfemas influyen sobre las pautas de los sonidos.

La cuestión de la validez psicológica.

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La distinción emic/etic nos pone sobre aviso de la importancia que tiene la realidad psicológica. En la Antropología Cognitiva el asunto de la realidad psicológica se ha convertido en central.

Tyler: Partiendo de un mismo conjunto de datos, pueden ofrecerse varios esquemas explicativos del mismo proceso o factor cultural, todos ellos completos y consistentes. Entonces se planteará la cuestión de determinar cuál de esas explicaciones se ajusta al modelo nativo.

Este planteamiento prejuzga que existe un único modelo adecuado, cuando bien puede suceder que existan varios en la mente de los nativos, tal como puede haber también varios en la mente de los investigadores.

La cuestión de la validez psicológica está ya implícita en la formulaciones de Goodenough, ya que los modelos lingüísticos (análisis componencial) fueron adoptados con el fin de proporcionar definiciones reales desde el punto de vista psicológico. El objetivo era el acceso a la significación, tal como ésta era vivida por los usuarios nativos. Se trataba, en definitiva, de hacer enunciados acerca de los conceptos que pueblan el mundo cognitivo de los nativos. De otra forma, como sostiene Wallace, se trataría tan sólo de referirnos a la conducta verbal de los nativos, sin hacer ninguna referencia a los aspectos semánticos. Es, pues, evidente que lo que interesa es establecer lo que significan los términos para los nativos, intentando hacer enunciados correctos acerca de la conducta de éstos y no sobre los rasgos objetivos de los referentes.

Por lo demás, Burling mostró que es posible realizar infinitos análisis componeneciales distintos partiendo del mismo conjunto de elementos. Así que, o sólo uno de ellos es válido o lo son todos. Burling se decantó por la segunda opción. Su posición es pesimista: “Suena mucho mejor decir que estamos descubriendo ‘los sistemas cognitivos de la gente’ que admitir que en realidad nos dedicamos a perder el tiempo con un conjunto de reglas que nos permiten usar los términos de la forma que otros lo hacen. Pero en mi opinión esto último es realista, lo primero no lo es”.

Wallace piensa que se puede salir de esa aporía utilizando otras técnicas, como complemento del análisis componencial. Así lo hizo en sus estudios sobre el parentesco, empleando técnicas para identificar las dimensiones de la clasificación y las operaciones lógicas reales realizadas por los nativos. Otras técnicas le servían para demostrar que una dimensión de una clasificación o una operación lógica determinada, aunque hayan sido empleadas por el antropólogo, no son usadas por los nativos.

Habría que distinguir entre realidad estructural y realidad psicológica.

Primeros modelos: mazeway.

Wallace utilizó el concepto de mazeway como ilustración de sus planteamientos. En Cultura y personalidad nos dice al respecto: “El raciocinio de cada hombre abarca en un determinado momento, como producto de su experiencia, una única imagen mental de un complejo sistema de objetos dinámicamente relacionados, que incluye el cuerpo en el que el cerebro está alojado, diversos otros objetos circundantes y a veces hasta el cerebro mismo. Esta compleja imagen mental es un mazeway. (…) El mazeway puede ser comparado al mapa de un gigantesco laberinto, con una leyenda o clave elaborada y muchas intercalaciones. En este mapa están representados tres tipos de asociación: 1) objetivos y espejismos (valores y situaciones deseables e indeseables); 2) el yo y otros objetos (personas o cosas); y 3) métodos (planes, procesos y técnicas) que pueden ser evitados o utilizados, según sus características para facilitar el logro o la evitación de valores por el yo”.

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Desde el punto de vista teórico, el mazeway es mucho más ambicioso que un mapa cognitivo, puesto que es para el individuo lo que la cultura es para el grupo. Sirve de puente para enlazar la cultura y la personalidad individual. Es un “sistema dinámico de asociaciones perceptuales”.

Categorías y prototipos.

Fue en el dominio del color donde primero se advirtió la importancia de los modelos psicológicos cognitivos y, dentro de estos, la conveniencia de estudiar las categorías. Rosch considera que el dominio del color era ideal para someter a prueba los modelos whorfianos porque en él pueden hacerse medidas independientes de la cognición lingüística y porque se pueden obtener medidas de operaciones específicamente cognitivas como la percepción y la memoria. El estudio de Berlin y Kay proporcionó, aparte de la secuencia de estadios en la terminología del color, evidencias acerca de que existía entre los hablantes de distintas lenguas gran variación en los límites de los términos, pero una enorme coincidencia en los puntos focales de cada uno de ellos. Estos puntos focales se propusieron como explicación más convincente para mostrar que la codificabilidad y la memoria eran resultado de la saliencia. Lo que Rosch mostró con sus estudios transculturales y evolutivos fue que los colores focales perceptualmente salientes eran prototipos naturales, puntos desde los que se estructuran las categorías de color. El concepto de “tipo ideal” sirvió para fundamentar los prototipos de color como puntos de referencia en relación a los cuales se perciben y evalúan otros elementos del dominio.

Respecto a la existencia de prototipos en otros dominios, Rosca encontró que las formas geométricas y las expresiones faciales de emoción están estructuradas de manera similar (Estudios de Rosch con los Dani y los Fore de Nueva Guinea). En ambos dominios sus estudios apuntan a la universalidad de los prototipos. A su juicio, la noción de prototipo cuestiona la concepción aristotélica de las categorías, entendidas como conjuntos lógicos de atributos criteriales con límites definidos y poseídas por igual. Las propiedades físicas no son discretas sino de variación continua.

La noción de prototipo.

Kleiber los define en función de dos rasgos fundamentales:

1. Se trata del mejor ejemplar comúnmente asociado a la categoría.2. No es, sin embargo, un ejemplar concreto y particular. No se trata de un objeto sino de un

contenido mental (tipo ideal).

Estudios realizados por Rosch y otros investigadores relativos a las categorías perceptuales (forma, color, etc.), a categorías de objetos naturales (pájaros, árboles, peces, etc.) y sobre categorías de objetos artificiales (herramientas, muebles, etc.), ofrecen un buen soporte empírico de la noción de prototipo. Existe, por tanto, cierto consenso en lo que se refiere al funcionamiento por prototipos y al gradiente entre los miembros de las categorías semánticas en relación a cómo reflejan la idea o imagen del significado. La estructura interna de las categorías tiene un efecto directo en la condición. Esto se hace evidente por:

- Las pruebas de memoria semántica.

- Los ejemplares más prototípicos son mencionados los primeros y con mayor frecuencia cuando pedimos a un informante que enumere los miembros de una categoría.

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- Las representaciones mentales generadas por los nombres de las categorías semánticas afectan a la percepción.

- Cuando se pide la sustitución de unos prototipos por otros en frases determinadas, ésta se produce con mucha más facilidad con los ejemplares buenos que con los malos.

- En cuanto al desarrollo, los niños pueden definir inicialmente una categoría por medio de casos claros concretos más que en términos de atributos criteriales abstractos.

Desde la perspectiva de la teoría de los prototipos, las categorías tienen las propiedades siguientes:

1. Una estructura interna prototípica.2. El grado de representatividad de un miembro se corresponde con el grado de pertenencia a

esa categoría.3. Los límites de las categorías son difusos, como consecuencia de su organización interna en

gradiante.4. No hay propiedades comunes a todos los miembros.5. La pertenencia a la categoría se basa en el grado de semejanza.6. No operan de forma analítica, analizando los atributos de uno a uno, sino de manera global.

Clasificaciones jerarquizadas. Las taxonomías etnobotánicas y otras.

La cuestión esencial consiste en determinar cómo y por qué los seres humanos ordenan su entorno, utilizando para ello esquemas categoriales y otras formas de clasificación. Se trata también de establecer el valor de las diferenciaciones, niveles y rasgos establecidos, así como sus relaciones con factores psicológicos.

Los rangos.

Los trabajos de Berlin y otros sobre la clasificación de plantas tzeltal, ampliados más tarde a otras culturas, mostraron que la clasificación folk de las plantas aparecen cinco o seis niveles o rangos. Les dieron las siguientes denominaciones, ordenándolos según el grado de inclusión de los mismos: inicial único, formas de vida (planta o animal), géneros (Conklin los denomina categorías básicas), específicos y variedades. Frente a ésta, la clasificación de la Biología moderna alude al menos a doce: reino, subreino, phylum, subphylum, clase, subclase, superorden, orden, familia, subfamila, género y especie.

Las categorías son reconocibles por medio de las claves del lenguaje. Boas y Sapir consideraban que la categorización reflejaba en el lenguaje es en gran medida inconsciente. Algunas formas de reconocer las categorizaciones: maneras de referirse (flor, pájaro, …), congruencia gramatical, estructura morfológica, uso de frases, léxico. En todo caso, el desvelamiento de las categorías debería ser resultado de análisis de contextos etnográficos, no tan sólo resultado de la aplicación de test o del registro de lexemas y expresiones lingüísticas.

Discusión sobre el sistema de rangos.

Problemas: universalidad o generalidad, diversidad (al menos cinco rangos) y carácter sistemático.

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Una taxonomía folk puede ser resultado de un proceso inducido por el sistema de preguntas-respuestas, en lugar de responder a diferenciaciones propias de la mente nativa. Por otra parte, en ocasiones cuenta, más que la información contenida en las categorías, la cue validity (saliencia, validez o eficacia de la señal). Esta noción enlaza con la organización interna y externa de las categorías. En cuanto a la primera, son los prototipos los que muestran la cue validity más elevada. Por lo que respecta a la segunda, son las categorías del nivel de base las que lo hacen. Esto nos hace pensar que los sistemas de categorías no reúnen atributos de manera arbitraria, sino que existen correlaciones internas entre los atributos agrupados.

Relativismo versus universalismo en la formación de las categorías.

La perspectiva relativista da especial importancia a los niveles inferiores de las taxonomías, también a los géneros, aunque principalmente a los específicos y las variedades (trabajos de Conklin y Frake).

Desde una perspectiva universalista (Berlin) se admite también un cierto relativismo al constatar que las categorías específicas y de variedades son numerosas en las distintas sociedades, con relación a las plantas que tienen relevancia en esas culturas. Berlin constató que la cultura Aguaruna tenía específicos para el 39 % de las plantas cultivadas, el 31% de las protegidas, el 20 % de las significativas y el 6 % de las no importantes. Encontró porcentajes similares en la cultura Tzeltal. La explicación propuesta sugiere que las culturas dan más atención a las plantas que son más importantes para ellas y por eso las diferencian con mayor detalle. Comparando la formación de específicos y variedades por un lado y de géneros por otro, habría que concluir que la naturaleza de las categorías no es homogéna. Tres tipos de rasgos: rasgos parte (de gran eficacia comunicativa, correlacionan forma o apariencia con función. Por ej.: aletas de los peces, alas de los pájaros o de los aviones, etc.), funcionales y mixtos.

Jugar con categorías. Notas sobre la cuestión de la relevancia.

¿Hasta qué punto la imposición de la realidad se consigue entre otras técnicas por medio de categorías y clasificaciones, proponiendo un orden y dándole fundamento hasta hacer que se acepte como natural? Siguiendo a Foucault podría decirse que este es uno de las formas más eficaces de ejercicio del poder.

En el ámbito social, las categorías y clasificaciones son de una importancia básica. Determinan posiciones, privilegios, límites a las interacciones, etc. (Ej.: sistema de castas hindú o categorías raciales desarrolladas en la América colonial desde el XVI).

En las sociedades modernas las instituciones las instituciones ponen en práctica con frecuencia el juego de las categorías. A modo de ejemplo puede citarse el estudio de Yanow sobre el uso de categorías raciales y étnicas usadas en los censos de EEUU. En el de 1790: seis categorías relacionadas con la raza, cinco de ellas para “personas libres” y una para esclavos. En el de 1820 se añaden “extranjeros no naturalizados” y “personas de color libres”. En el de 1830 aparecen “blancos libres”, “esclavos y personas de color libres” y “sordomudos”. En el de 1850 existen dos categorías: libres y esclavos. Se dividen en cada una de ellas en cinco subcategorías: edad, sexo, color, sordomudos o ciegos y dementes o bobos. En el de 1870 aparecen las categorías de raza (blanco, de color, chino e indio), que se irá ampliando en censos posteriores. En el censo de 1950 se introduce la categoría de “lengua materna”. Yakow concluye que las categorías del censo tenían propósitos instrumentales. En sus orígenes, el censo servía como instrumento para la recaudación de impuestos, el servicio militar, el trabajo y el conocimiento de la masa de votantes potenciales.

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Categorías para jugar.

En todas las culturas se encuentran modos de jugar con las categorías. Como ejemplos podemos citar los acertijos o adivinanzas. Estas prácticas sirven a distintos fines sociales, además de ser utilizadas como instrumento para el aprendizaje. En tales juegos es esencial el conocimiento de descripciones y definiciones formadas mediante el enunciado de ciertos rasgos. A propósito de ello cabe destacar que:

a. El análisis de rasgos no necesita ser exhaustivo para que se produzca el reconocimiento de las categorías.

b. Los rasgos están intencionadamente seleccionados.c. Las categorías se conforman en torno a prototipos, ofrecidos como términos de

referencia o comparación.d. Los rasgos se presentan no sólo en conjunción, sino integrados en esquemas o

modelos de organización.e. Las taxonomías no aparecen desarrolladas con el número de rangos que Berlin creía

universal, sino más bien a modo de “árboles enanos” (Randall), formados sobre la base de relaciones según el esquema: “X es un tipo de Y”.

f. Aparecen otras formas de relación: localización, orden y orientación en un espacio, secuencia en el tiempo, transmutación, etc. También se da la combinación de varias de ellas.

g. Uso de la metáfora (Ej.: identificación en diversas formas entre plantas y seres humanos).

El análisis componencial. El análisis de rasgos distintitivos.

El análisis componencial.

Puede considerarse al análisis componencial como el modelo clásico de análisis de rasgos.

Nociones primeras: lexema y dominio. Dado un conjunto limitado de unidades lexicales (lexemas) que comparten algún rasgo de siginificado, se trata de establecer si este conjunto de lexemas forman un dominio y de descubrir la pauta formal de los significados que subyacen a este dominio.

Otras nociones básicas: análisis componencial, paradigma, taxonomía, llave, árbol, dimensión de significado, rasgo de significado, inclusión de referencia, nivel de contraste, parrilla etic y conjunto de contraste.

El análisis componencial consiste en un proceso de búsqueda de:

a. Las dimensiones de significado que subyacen a un dominio.b. La realización de la cartografía de los valores de estas dimensiones (los rasgos de

significado) que aparecen en un conjunto dado de lexemas.c. Las dimensiones pueden ser obvias y dadas por una parrilla etic (Ej.: relaciones de

parentesco), pueden no ser obvias y sin embargo dadas por una parrilla etic (Ej.: rango agnaticio) o puede que no se tenga disponible de antemano ninguna parrilla etic.

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Una taxonomía consiste en la organización de un dominio mediante la inclusión de referencia. Suele emplearse la taxonomía cuando el intento de descubrir las dimensiones subyacentes no ha tenido éxito. Las taxonomías suelen contener niveles de contraste, aunque no siempre es posible establecerlas.

Un paradigma perfecto se caracteriza por:

1. En él cada definición componencial corresponde a un único evento mínimo de clasificación.

2. Para cada par de rasgos de una dimensión dispone de un par correlativo de lexemas.

3. Tiene una redundancia cero.

4. Las dimensiones semánticas se aplican simultáneamente.

Un árbol se caracteriza por:

a. Ser un sistema máximamente redundante, en el que las definiciones componenciales contrastan en más de una dimensión.

b. Las dimensiones semánticas se aplican secuencialmente.c. Requiere para su presentación una llave.

Una llave es una estructura de ramificación cuyo primer nodo indica la raíz de dominio y cada nodo siguiente representa la selección de un solo rasgo particular. Las taxonomías, paradigmas y árboles son tipos de estructura semántica, mientras que la llave es un tipo de representación de una estructura semántica.

Un segregado (denotata) es una clase de objetos referidos por medio de un lexema. Dos segregados están en una relación de contraste sólo cuando la diferencia entre ellos es significativa. Una serie de segregados contrastantes forman un conjunto de contraste.

Los atributos son las propiedades que comparten los objetos de un segregado o taxón. Un rasgo semántico (rasgo distintivo) corresponde a un atributo criterial de los objetos de un segregado.

Polisemia, conjuntividad, marca, oposición binaria, racimación.

La polisemia es un fenómeno generalizado (Ej.: Hombre/Mujer, son lexemas de contraste, aunque cada uno de ellos tiene otros significados. Así, hombre puede referirse de forma genérica al ser humano, también a un adulto por contraste con un niño, etc.) A la polisemia a veces está asociado el fenómeno denominado marca. En Hombre/Mujer, el término marcado es el más general, hombre. La oposición binaria fue el núcleo del análisis estructuralista, ello no ha impedido su uso por parte del análisis componencial. Otra forma de gran importancia en algunas taxonomías es la racimación. Consiste en definir un término por varios rasgos asociados unos a otros, como en racimo (Ej.: Aves: tienen pico, plumas y alas).

El dominio del parentesco.

El campo de aplicación fundamental del análisis componencial fue el parentesco, que quedó así desvelado como un dominio o conjunto de lexemas. Las relaciones de parentesco designan

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relaciones establecidas desde una posición, la del que habla. Se utiliza la expresión EGO para denotar la posición relativa en los análisis de parentesco.

El parentesco, para el conjunto de las sociedades humanas, constituye la base de muchos sistemas de agrupación de personas, sistemas de organización social, sistemas de asignación de roles, sistemas para la formación de alianzas, sistemas para garantizar la reproducción social, etc. No obstante, se presupone que su comprensión como sistema terminológico puede ser reveladora de muchos de esos aspectos o al menos ayudar a su comprensión.

Para realizar el análisis de las relaciones de parentesco se utiliza un conjunto de signos, en principio abreviaturas de los términos básicos de parentesco en inglés: F (father), M (mother), B (brother), Z (sister), S (son), D (daughter). Combinando estos seis signos se dispone de código estándar con el que registrar la posición de cualquier individuo en relación a EGO. Este sistema de signos es parte de un procedimiento etic.

Lounsbury, a propósito de los sistemas de parentesco en los Cuervo, estableció tres reglas:

1. Regla del sesgo: el hermano de una mujer, como pariente de conexión, es equivalente al hijo de ésta, como pariente de conexión.

1.1. Corolario: cualquier varón en conexión con la hermana del pariente será equivalente al varón en conexión con la madre del pariente.

2. Regla de fusión: cualquier hermano/a de una persona que sea del mismo sexo que ella, en cuanto pariente de conexión, es equivalente a ella.

2.1. Corolario: cualquier hermano/a de alguien del mismo sexo que él (ella) será equivalente a él (ella) como objeto de referencia.

3. Regla de los medio-hermanos: cualquiera de los hijos/as de uno de los padres es hermano de los otros.

La tercera de estas reglas es prácticamente universal, la segunda está muy difundida y la primera es restringida.

En cualquier conjunto de términos de parentesco de cualquier sociedad humana aparece una lógica, es decir, forma una estructura, un sistema.

Adaptando los métodos de Lounsbury y Goodenough, Romney sintetizó un procedimiento para hallar qué tienen en común los distintos términos de parentesco de un sistema dado. Para ello establece las siguientes reglas:

a. Regla de la diferencia mínima: la diferencia se reduce cuando, por ejemplo, en relación a un término X no importa si EGO es masculino o femenino.

b. Regla de los recíprocos: pueden ser reducidos a la misma expresión los recíprocos. Por ejemplo, el hijo/a del hermano de EGO y el hermano/a de su padre.

c. Regla de la diferencia en secuencia. Resulta de combinar las dos reglas anteriores cuando la genealogía no establece diferencia.

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Los términos de parentesco en castellano.

Aplicación del sistema terminológico estándar al sistema de parentesco en castellano, con objeto de exponer la mecánica del uso del mismo.

Otros paradigmas: pronombres y cacharros.

Influencia de los modelos lingüísticos (Jakobson) Conklin los empleó en su intento de análisis de los pronombres Hanunóo (paradigma imperfecto). Foley ha mostrado que el sistema de pronombres tagalo puede ser cartografiado según un paradigma perfecto, si se ordena con las dimensiones de “hablante incluido”, “hablante excluido”, “oyente incluido” y “oyente excluido”.

El mundo de objetos.

Otro campo de aplicación del análisis componencial es el mundo de objetos (artefactos). Sobre este aspecto son frecuentes las clasificaciones nativas que pueden ser objeto de análisis (Ej.: aplicación del análisis semántico de rasgos a los objetos que se usan para sentarse).

Taxonomías Folk.

Aplicación a las clasificaciones nativas del la flora.

Taxonomías Folk y taxonomías científicas.

Comparación de las taxonomías de plantas y animales con las taxonomías de la Biología. Los sistemas de clasificación folk no siguen las mismas pautas que los sistemas científicos. Sin embargo son sistemas de clasificación sistemáticos.

A título de ejemplo, puede evocarse el estudio de Berlin, Breedlove y Raven. Compararon la taxonomía de plantas tzeltal, con una muestra de 1.000 términos, y la botánica. Resultados:

- Infradiferenciación: algunos términos tzeltal correspondían a dos o más especies botánicas.

- En otros casos se daba una correspondencia biunívoca entre los términos tzeltal y los botánicos.

- Supradiferenciación: algunos términos tzeltal correspondían a una sola especie.

En conclusión puede afirmarse que los sistemas de clasificación son diferentes en las distintas lenguas y que el sistema de clasificación establecido por la Botánica constituye un lenguaje más. En todo caso, el sistema de la Botánica tiende a hacerse cada vez más generalista, mientras que la taxonomía folk tiende a la especialización.

Introducción a la Antropología Cognitiva.

Nombres y puntos de partida de una disciplina antropológica.

El análisis de las discusiones en torno al principio de la relatividad lingüística pone de manifiesto que las relaciones entre lenguaje y pensamiento guardan una estrecha relación con las que existen

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entre lenguaje y cultura. Resulta revelador que Whorf, que pretendía analizar la relación entre lenguaje y pensamiento, denomine a su actividad Etnolingüística. Más tarde, quienes se ocuparon del estudio de las relaciones entre lenguaje y cultura, denominaron a su trabajo Etnosemántica o Etnociencia. Más tarde se habló de la relación entre los procesos cognitivos y la cultura, apareciendo la expresión Antropología Cognitiva. Ésta última presupone la concesión de una mayor relevancia a los modelos psicológicos, situándolos por encima de los modelos lingüísticos. En todo caso, estos cambios no conllevan el abandono de los campos de estudio sobre los que antes se había puesto el énfasis.

Detrás de todos estos modelos hay un intento de aproximación al estudio de la “mentalidad primitiva”, utilizando para ello nuevos planteamientos, ajenos al etnocentrismo anterior. En esa línea habría que citar los trabajos de Durkheim, Maus o Levi-Strauss. Pese a todo, se pueden hacer ciertas objeciones a los mismos debido a su sesgo evolucionista y su exagerado esfuerzo homogeneizador. En efecto, esos estudios suelen situar a las culturas en distintos momentos de una misma escala evolutiva y se realiza con frecuencia en ellos una traslación gratuita a la sociedad de las fases establecidas para explicar el desarrollo cognitivo de los individuos. Por último, se suele abocar en la alternativa de considerar que todos los humanos mantenemos una mentalidad primitiva o bien se da una visión de la misma, deformada al interpretarla desde la óptica propia de la racionalidad moderna occidental.

Los antecedentes de la Antropología Cognitiva se encuentran en Boas y sus discípulos. En especial en Kroeber. Estos asumieron los postulados relativistas pero fundamentando sus propuestas al amparo de la Lingüística estructuralista y tratando de establecer distancias con respecto a los planteamientos de Whorf.

Como ilustración de todo ello podemos ver algunas ideas de Goodenough, expresadas en su obra Introduction to Cultural Anthropology.

“Considerando la tipología y sus problemas concomitantes queda claro que las clasificaciones elaboradas para el estudio comparativo están a un nivel conceptual distinto –es decir, sirven a otros propósitos diferentes-, que las distinciones establecidas en forma de categorías, las cuales proporcionan un significado más apropiado de los fenómenos dentro de una sociedad concreta. Las primeras deben ser por regla general aplicables a todas las sociedades y las últimas deben permitir exponer con mayor economía las leyes que determinan los acontecimientos del comportamiento dentro de una sociedad tomada como un universo en sí misma”.

“Mediante el contraste sistemático de los conjuntos denotativos de las palabras de una lengua es posible, por tanto, llegar a una hipótesis referente a qué criterios discriminarán mejor entre los conjuntos. Estas hipótesis pueden ser fácilmente validadas registrando el uso real de las palabras”.

“Muchos de los desacuerdos existentes entre las escuelas antropológicas del pensamiento en el pasado han reflejado las consecuencias de haber hecho un énfasis diferente en uno u otro de estos órdenes distintos. Uno es el orden fenomenológico de los acontecimientos y las regularidades que exhiben. Una comunidad humana, como cualquier otro universo natural en estado próximo al equilibrio, exhibe pautas estadísticas características de los sistemas internamente estables, como la homeostasis de un organismo vivo”.

“El orden fenomenológico es una propiedad de la comunidad en cuanto sistema material de personas, sus medios ambientes y sus comportamientos. Sin embargo, el orden ideacional no es

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propiedad de la comunidad sino de sus miembros. Es la organización de su experiencia dentro del orden fenomenológico, un producto del aprendizaje cognitivo e instrumental”.

Ideas del texto sobre las que es preciso hacer hincapié:

a. Distinción etic/emic.b. La etnografía como procedimiento de validación teórica, más allá de una mera descripción.c. La lingüística como punto de apoyo fiable para la Antropología.d. Análisis de conjuntos contrastantes.e. La semántica etnográfica como primer campo de aplicación.f. Definición de la cultura como sistema de normas que están relacionadas con pautas de

conocimiento.g. Distinción entre orden ideacional y orden fenomenológico.

Una nueva Etnografía.

Frake en su obra, Notes on queries in ethnography, plantea que el conocimiento de una cultura no se logra tanto tratando de conocer todas las respuestas, cuanto aprendiendo a formular las preguntas pertinentes.

Si entendemos la cultura como sistema de conocimiento y como código de normas, el lugar donde hay que explorarla es la mente de las personas. La lengua es un instrumento privilegiado para acceder a ese lugar. En todo caso, aunque no todo lo que es relevante desde un punto de vista cultural pueda ser captado de esta manera, sí lo es buena parte de ello puesto que cualquier acto, objeto o acontecimiento está sujeto a interpretación ya que es la manifestación de un código.

Preguntas y respuestas.

Una serie de preguntas y respuestas constituyen un programa de búsqueda de información, que tiene la cualidad de poder ser objeto de aplicación, réplica y comprobación por parte de terceros.

La unidad básica del mismo estaría integrada por un par de preguntas que enlazan proposiciones que son respectivamente cuestiones y respuestas. Ejemplo: Estructura del cuestionario utilizado por Frake al estudiar a los Subanum (Filipinas). “Gasi” (cerveza).

Modelos lingüísticos. Etic y Emic.

Modelos:

a. Procedimientos analíticos empleados por la ligüística estructuralista.

b. Conceptualizaciones parciales del mundo.

La adopción de modelos lingüísticos puede conllevar cierta confusión de grados, así como un uso problemático de la analogía. No obstante, su empleo ha permitido la obtención de algunos resultados importantes.

Fonético/ fonémico

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El primero de esos modelos es la distinción Emic-etic. Se trata de un modelo del sistema fonológico, extendido a la morfología y la sintaxis, antes de ser generalizado por Pike para la conducta humana no verbal y todos los ámbitos de la cultura. La Lingüística se ocupó de determinar el conjunto de descriptores o discriminadores aplicables al estudio descriptivo de los elementos acústicos relacionados con el uso lingüístico del aparato de fonación. En base a sus resultados se creó una tabla conocida como “alfabeto fonético internacional”. Los descriptores fonéticos pasaron a ser considerados “rasgos distintivos”:

a. En una lengua determinada tales rasgos podrían ser comunes a un conjunto de fonemas.b. Podrían ser tomados como atributos binarios, definidos por la presencia o ausencia de un

rasgo fonético determinado.

Estos rasgos distintivos son considerados por Goodenough como unidades mínimas de descripción, aunque no se trate de categorías lingüísticas. En conjunto representan el contenido básico del análisis fon-étic-o susceptible de ser aplicado a cualquier lengua.

Además de los rasgos distintivos, el análisis fonético ha de incluir la distribución y variedad de la realización lingüística. Tendrán así que registrarse todos los sonidos que los hablantes de una lengua determinada utilizan. Éstos reciben el nombre de alófonos y representan sólo un segmento de todos los sonidos de las lenguas humanas.

Hay que subrayar que las caracterizaciones propias del análisis fonético no tienen por qué ser significativas para los hablantes de esa lengua. Durante el aprendizaje de una lengua se produce una interiorización de los procedimientos analíticos fon-émic-os, mediante los cuales los hablantes producen y comprenden los mensajes producidos en su lengua. Así pues, el análisis fonémico gira alrededor de la significación. Pike toma de aquí dos modelos complementarios de análisis que, a su juicio, pueden aplicarse al análisis de toda cultura.

Hacia una teoría unificada de la conducta humana.

La Unidad Emic puede definirse a partir de:

1. Conducta que cada participante considera apropiada en un contexto particular.2. Una unidad emic puede a veces formarse mediante la unión de otras. 3. Objeto o concepto reconocible por recibir un nombre específico.4. Rasgos de contraste. Éste puede captarse a través de la percepción o del uso.5. Acción considerada apropiada en un lugar determinado, dentro de una estructura

jerarquizada de pautas culturales.6. Acción considerada apropiada por su inclusión en la cultura en la que se integra un

individuo. Una totalidad cultural es, en sí misma, una unidad emic.7. Una unidad individual puede tener muchas variantes sin que deje de ser la misma unidad

emic para cada persona o todo un grupo.

Todos estos rasgos giran alrededor de tres conceptos: diferencia, significatividad y sistema.

La Perspectiva Etic:

1. Proporciona entrenamiento y horizontes amplios desde los que contemplar las semejanzas y diferencias entre los acontecimientos humanos.

2. Habilita técnicas para registrar fenómenos diferentes.

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3. Es un camino de entrada porque no es posible comenzar el análisis de una cultura sino con una descripción etic.

4. Al hacer comparaciones entre diferentes culturas, permite encarar asuntos relacionados con la práctica investigadora.

La Perspectiva Emic:

1. Proporciona una comprensión sobre cómo está constituida una lengua o una cultura, considerándolas como totalidades.

2. Ayuda a comprender a los individuos en su vida cotidiana, sus actitudes, motivos, intereses, etc.

3. Es la única sobre la que una ciencia predictiva de la conducta puede hacer algún progreso, precisamente cuando los estudios estadísticos son insuficientes.

En resumen, en el enfoque etic las descripciones y análisis vienen de fuera, se realizan con criterios externos al sistema. Frente a esto, en el análisis emic los descriptores provienen del interior, se realizan con criterios dentro del sistema. Ambas perspectivas tienen el mismo valor.

El debate sobre el relativismo lingüístico: el color como dominio más favorable y otros efectos whorfianos.

Después de Whorf. Primeras reacciones.

El objetivo de Whorf era mostrar la inconsistencia de la tesis que defiende la superioridad de las lenguas europeas, contribuir al reconocimiento de la diversidad lingüística, deshaciendo el mito de la lengua perfecta y generando una nueva valoración positiva de la unidad psíquica de la humanidad.

Críticos con su planteamiento:

Feuer quien, desde una perspectiva materialista, acusó a Sapir y Whorf de mentalistas.

Lenneberg, efectuó sus críticas desde una perspectiva metodológica y sustantiva. Rechazó la técnica de traducción empleada por Whorf. Esa técnica ofrecía versiones gramaticalistas que sonaban exóticas, convirtiendo el procedimiento de traducción en lo que, de acuerdo con el posmodernismo, podría llamarse “retórica de la otredad”.

Advirtió además sobre las diferencias entre estilo literal y estilo metafórico. Por otra parte, puesto que las únicas pruebas aportadas por Whorf de las diferencias entre las percepciones y visiones del mundo eran lingüísticas, Lenneberg subrayó la posibilidad y necesidad de acceder por separado a los hechos lingüísticos y no lingüísticos, para poder luego relacionarlos. Los dos ámbitos no pueden ser esclarecidos sólo con medios lingüísticos. Si fuera así, la relatividad lingüística se convertiría en un principio circular o tautológico.

Frente a la idea de que las lenguas incorporan “sistemas lingüísticos de fondo”, Max Black centró sus críticas en los criptotipos, negando que sean categorías significativas para un hablante. Para él son una muestra de la “falacia del lingüista”, que consiste en imputar sus propias y sofisticadas apreciaciones a los hablantes. Un criptotipo es algo

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inverificable. Por otra parte, rechazó también la tesis whorfiana que afirma que “el hablante nativo de un idioma posee un sistema conceptual peculiar para organizar la experiencia”. Black se refiere al vocabulario de los colores como caso más favorable a esa tesis, pero insiste en que no hay pruebas fehacientes de ello. Tampoco le parece aceptable la idea de una metafísica implícita en el lenguaje. Considera que Whorf ha proyectado esa metafísica en su análisis de la lengua hopi. Por último, rechaza igualmente las conclusiones que Whorf extraía de su idea de la realidad como “un flujo caleidoscópico de impresiones”.

La relación entre el lenguaje y la cultura.

Boas inició la campaña para tratar de disolver las correlaciones establecidas entre los conceptos de raza, lengua y cultura.

En la introducción a su Manual de las lenguas indias americanas, señala que:

a. Existen numerosos casos en los que un cambio completo de lengua y cultura se realiza sin que se produzca un cambio correspondiente en el aspecto físico (negros llevados como esclavos a Norteamérica).

b. En otras ocasiones, una población retiene la lengua mientras se producen cambios en el aspecto físico y en la cultura (población magiar).

c. Puede no haberse producirse cambio en el físico y sí en la lengua, o al contrario (árabes del norte de África).

d. Son muy frecuentes los casos de permanencia del tipo físico y de la lengua, mientras que se produce un cambio en la cultura.

Este cambio de enfoque coincide con la emergencia del Estructuralismo en lingüística. Con él, el análisis se volvió microscópico, atendiendo entonces a determinados aspectos fonéticos, de léxico o de categorías gramaticales.

Levi-Strauss: “Se puede considerar el lenguaje como una condición de la cultura, y ello en un doble sentido: diacrónico, puesto que el individuo adquiere la cultura de un grupo principalmente por medio del lenguaje; (…) Desde un punto de vista más teórico, el lenguaje aparece también como condición de la cultura en la media en que ésta posee una arquitectura similar a la del lenguaje. Una y otra se edifican por medio de oposiciones y correlaciones, es decir, de relaciones lógicas”. “El error de Whorf y de sus discípulos ha consistido en comparar datos lingüísticos muy elaborados que son el resultado de un análisis previo, con observaciones etnográficas correspondientes a un nivel empírico o al nivel del análisis ideológico, lo que implica un corte arbitrario en la realidad social. Comparan de esta manera objetos de análisis que no son de la misma naturaleza y corren el riesgo de llegar a lugares comunes o a hipótesis frágiles”.

El dominio más favorable al principio de la relatividad lingüística: el color.

Dado que el vocabulario referido al color es muy diferente en las distintas lenguas y siendo el dominio del color técnicamente susceptible de ser presentado como un continuum, parecía adecuado para someter a comprobación empírica el principio de relatividad.

Del relativismo al universalismo.

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1. Estudios originales.-

Variables lingüísticas consideradas: Codificabilidad y precisión en la comunicación.

Variable no lingüística: capacidad de recuerdo.

Eran estudios comparativos: cada lengua toma el espectro de color dividiéndolo en unidades arbitrarias. Aparece un número distinto de términos y los límites entre los términos no coinciden con los de otras lenguas.

2. Berlin y Kay (1969): “Términos de los colores básicos. Su universalidad y evolución”. Examinaron un centenar de lenguas, centrándose en los términos utilizados en ellas para referirse a los colores básicos. Realizan una experiencia consistente en presentar 320 Tarjetas Munsell de color estándar, a una muestra de hablantes de una veintena de lenguas. Resultados: A) Puntos focales: se produjo un acuerdo entre los hablantes de distintas lenguas al señalar qué tarjetas eran las más representativas de los términos de colores básicos. B) Límites: La extensión de los límites de los términos de color variaban de una lengua a otra. C) Secuencia evolutiva: El número de términos de colores básicos varia de una lengua a otra, pero esa variación sigue un cierto orden que los investigadores presentaron en forma de estadios (Ej.: I. negro/blanco; II. Negro/blanco/rojo; III. Negro/blanco/rojo/amarillo; IV. Negro/blanco/rojo/amarillo/verde; etc…).

La universalidad no radica en que todas las lenguas dispongan de los mismos términos, sino en los llamados “universales implicacionales” (Ej.: “Todas las lenguas que disponen de un término para rosa, púrpura, naranja o gris, disponen también de términos para marrón, azul, verde, amarillo, rojo, blanco, negro”. “Todas las lenguas que disponen de un término para marrón, disponen también de términos para azul, verde, amarillo, rojo, blanco, negro”, etc.)

Puntos focales

Rosch realizó una serie de pruebas entre los Dugum Dani que corroboraban las conclusiones de de Berlin y Kay sobre los puntos focales. Los Dani sólo disponían de dos términos referidos al color, pero Rosch comprobó que su memoria de reconocimiento del color era mejor con las tarjetas que correspondían a los puntos focales de los colores básicos. Denominó sapiencia perceptual a la cualidad que hacía posible ese efecto y consideró que ésta es universal e influye de forma decisiva en la codificabilidad y la precisión de la comunicación.

Cuestiones de método y cuestiones de secuencia evolutiva

Aunque la explicación universalista parece definitiva, análisis posteriores han cuestionado algunos aspectos de la metodología con la que se realizaron las experiencias que sirvieron para fundamentarla. Aspectos como la composición del grupo de estudio utilizado por Berlin y Kay, la muestra de lenguas empleada para establecer la secuencia evolutiva (98, se consideró por algunos como un número reducido), matizaciones en la secuencia evolutiva, etc., arrojan unos resultados que pueden resumirse en tres puntos: 1. No todos los términos o categorías básicas son igualmente básicas. Unas son primarias,

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otras compuestas y otras derivadas. 2. Los puntos focales no son tan fijos. 3. El orden no es tan regular.

El color y el relativismo cultural.

Relativismo lingüístico/relativismo cultural. Éste último afirma que cada grupo humano ordena la objetividad de su experiencia como precipitado de una lógica diferencial y significativa. La percepción humana del mundo no es inmutable, está sujeta a determinaciones culturales y evolución histórica. Sahlins asume con Cassirer que, “el lenguaje no entra en un mundo de percepciones objetivas alcanzadas para añadir simplemente signos exteriores y arbitrarios a objetos determinados, sino que es él mismo un mediador por excelencia, el instrumento más importante y más precioso para la conquista y la construcción de un verdadero mundo de objetos”.

Otros efectos Whorfianos

Iami y Gentner comparando niños de 2 a 4 años hablantes de japonés, con otros hablantes de inglés, llegan a resultados que refuerzan la tesis de los universales cognitivos al encontrar que ambos grupos se fijaron en la forma si se trataba de objetos complejos compuestos de partes, pero si se trataba de sustancias, entonces la atención se centraba en el material de que estaban compuestas. No obstante, sus trabajos también reforzaban las tesis relativistas, pues al comparar hablantes adultos y tratándose de objetos simples las diferencias estructurales en las lenguas si afectaban a la categorización.

La analogía lingüística y la apropiación cognitiva

Whorf proporcionó numerosas ilustraciones del principio de relatividad lingüística, pero no elaboró una justificación teórica de cómo el lenguaje influía en el pensamiento. Lucy (1992) encuentra en el trabajo de Whorf, “La relación del pensamiento y el comportamiento habitual con el lenguaje” (1939), las bases para elaborar esa justificación teórica. Cada lengua hace clasificaciones e induce, por ello, a realizar analogías lingüísticas. Las ilustraciones de analogías son numerosas en los trabajos de Whorf. Tales analogías guían el comportamiento y sirven para interpretar las experiencias de la realidad. Se trata de algo inconsciente, porque los hablantes no reconocen que estén usando esas funciones del lenguaje.

Nuevos enfoques de la realidad lingüística

Las ilustraciones sobre la proyección referencial o la objetivación que Whorf proporcionó en su día, han influido en su redescubrimiento por parte de investigadores cuyo interés se centra en la pragmática del lenguaje. Es el caso de Silverstein. Éste toma de Whorf las herramientas analíticas para abordar la objetivación no ya como parte de la visión del mundo o de las pautas habituales de pensamiento, sino como “ideología de los nativos sobre la forma en que su lengua sirve como sistema proposicional de representar y hablar sobre la realidad”. La ilustración de la objetivación que hacía Whorf se refería a la cantidad, sustancia, forma y tiempo como categorías básicas de la realidad. Los hablantes emplean al usarlas una racionalización secundaria, una objetivación, de tal manera que las categorías criptotípicas son proyectadas como rasgos o atributos de cualquier objeto. Whorf sugería además que la propia terminología científica objetivada podría ser un

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fenómeno de racionalización secundaria. Esto significa que el principio de relatividad lingüística puede ser también reformulado como principio de incertidumbre lingüística.

Silverstein:

Función 1: En un primer sentido, el lenguaje es funcional en cuanto que los hablantes buscan al usarlo alcanzar objetivos o por lo menos se lo proponen así.

Función 2: En otro sentido, el lenguaje funcional por la distribución característica de formas particulares en ciertos contextos de uso, formas que sirven de índices lingüísticos y que apuntan a configuraciones de rasgos contextuales.

La ideología pragmática nativa se expresa en teorías metapragmáticas, es decir, en racionalizaciones sobre el uso del lenguaje. Para Silverstein este hecho es una ilustración de lo que Whorf llamó “ideología de referencia”. Establece tres tendencias:

a) Tendencia a enfocarse hacia elementos lexicales identificables (palabras, frases, etc.)

b) Tendencia a enfocarse hacia las contribuciones de estas unidades a la proposicionalidad como punto de partida para explicar otros efectos, que se entienden como metáforas de efectos literales de índole referencial-y-predicacional.

c) Tendencia a comprender las funciones metapragmáticas en términos pragmáticos o funcionales de presuposición, como cuando se extiende el uso del lenguaje constituido como “metonímia” de su contexto.

Con su argumentación, Silverstein pretende trasladar las consecuencias del principio de relatividad a las propias teorías lingüísticas.