Anuario 2013 - Haciendo Camino

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Publicación anual propiedad de la Asociación Civil Haciendo Camino. Año 4.

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“Atrévanse a ir contracorriente. Atrévanse a ser felices”

Papa Francisco

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Desde la Patagonia al mundo

[email protected] www.southerncrops.com.ar

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ESTE ESPACIO EN EL 2014PUEDE SER TUYO

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ESTE ESPACIO EN EL 2014PUEDE SER TUYO

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¡Bienvenidos!

Éste es el cuarto año que nos encontramos en nuestra Comida Anual, y queremos compartir con ustedes el entusiasmo que nos motiva para seguir trabajando día a día.

Ya pasaron siete años desde que comenzamos a “hacer camino” y, con el esfuerzo y dedicación de nuestro equipo y de decenas de voluntarios, seguimos creciendo. Estamos convencidos de que aún nos falta mucho por hacer y de que solos no podemos hacerlo. Contamos con ustedes para eso.

En un año con dificultades, Haciendo Camino no fue ajeno a las condiciones del país y debimos extremar los esfuerzos para mantener el funcionamiento pleno de nuestros programas en Santiago del Estero.

Sin embargo, nos llena de orgullo ver que nuestros equipos en el Norte argentino y en Buenos Aires se fortalecen y se unen cada vez más. Más voluntarios se suman a nuestra misión, trabajando comprometidos, juntos y organizados. Las empresas que nos ayudan, poco a poco dejan de ser contactos, para convertirse en parte de Haciendo Camino…

A través de las siguientes páginas, intentamos mostrarles que, detrás de cada programa y detrás de cada acción, hay una historia que merece ser contada.

Estamos construyendo un sueño, en el que cada vez son más las manos, el compromiso y la alegría. Sólo juntos podemos superar las dificultades que se presentan y planear un futuro grande.

Una vez más, ¡Gracias por caminar junto a nosotros!

Catalina HornosPresidente

Editorial

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Sumario

Haciendo Camino Anuario 2013 Edición y redacción Sebastián HerreraCorrección Mariana Isenberg de HornosCatalina HornosDiseño Hernán PonsFotografíaMercedes NoriegaCot CastellsColaboración Carolina StanchukPublicidad Cecilia FigueroaValeria DunayevichMaría Clara TedeschiSofía SatragnoImpresiónGalt Printing S.A.

37 quiénes somos

38 nuestra historia

40 dónde trabajamos

65 nuestro equipo

76 nuestros números

48 cuando mamá lopuede todo

50 enseñar a amar

58 una nueva familia

71 las tías de pato

72 tejer historiasHaciendo Camino Anuario 2013, Año 4, N° 4. Publicación anual propiedad de la Asociación Civil Haciendo Camino. Montevideo 955, 5°B, CABA. Las ofertas relacionadas con los anunciantes son responsabilidad de los mismos.

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“Sin alimentación no hay educación. Sin educación no hay progreso.”

Dr. Abel Albino

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Somos una Asociación Civil sin fines de lucro que desde 2006 trabaja para mejorar la calidad de vida de niños y familias en situación de vulnerabilidad en el Norte argentino.

Nuestros ejes de trabajo son la prevención de la desnutrición infantil, la promoción humana y la educación integral, para que las familias beneficiarias puedan enfrentar el presente y el futuro con mejores oportunidades.

MISIÓN

Mejorar la calidad de vida de niños y familias en situación de vulnerabilidad.

VISIÓN

Un país en el que todas las familias tengan herramientas suficientes para mejorar su calidad de vida a través de su propio esfuerzo.

VALORES

Conocimiento de la realidad y compromiso socialTrabajo en equipoGestión transparenteProfesionalismo y mejora continua

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En el primer viaje, nos juntamos para conocer a los chicos, llevarles juguetes y cartas que sus padrinos habían escrito. Creí que iba a ser mí único viaje, pero cuando llegué y vi las caras de alegría me fue imposible decir que no volvería. - Guadalupe Otamendi

Lo que recuerdo con más cariño de esa época es la relación bien personal que fuimos forjando con toda la gente a la que visitábamos. Los chicos, las familias, los ancianos… de todos sabíamos los nombres, historias y situaciones particulares. Nos involucramos mucho con todos ellos, y era eso lo que, creo yo, nos motivaba a todos a continuar. - Josefina Hornos

Esta historia, la nuestra, empezó a 12 horas de distancia de Buenos Aires, en el mismo país, pero en una realidad tan distinta como dolorosa.

Catalina Hornos conoció Añatuya en el último año de la facultad, había viajado para trabajar como voluntaria en una escuela albergue. En la ciudad, descubrió un hogar de niños que corría el riesgo de cerrar por falta de fondos. Así empezó todo, y al principio nuestra Asociación ni siquiera tenía nombre y se la llamaba amistosamente “Proyecto Añatuya” porque una vez al mes un grupo de amigos viajaba para visitar el lugar, llevar dinero al hogar y jugar con los chicos. Josefina estaba afuera del país cuando, como otras personas, recibió el primer e-mail de su hermana pidiendo ayuda. Caty contaba lo que había visto, Fini no dudó: en cuanto volviera se iba a poner a trabajar.

Caty empezó buscando padrinos que desde Buenos Aires pudieran sostener los gastos de los chicos, después sumó amigos. Josefina Hornos, Guadalupe Otamendi, Delfina Ithuralde, Lucrecia Machado Malbrán y Agustín Pruzzo comenzaron a viajar junto con ella.

El primer trabajo concreto fue conseguir gente que financiara la estadía y los gastos de los niños del hogar, para que pudieran seguir viviendo allí. De boca en boca y contagiando principalmente a los amigos, familiares y conocidos, consiguieron un padrino para cada niño, y comenzó a forjarse un vínculo entre ellos mediante cartas y dibujos y, en ocasiones, visitas a sus ahijados. Los seis amigos del principio eran jóvenes, con tiempo para soñar y ayudar. Crecieron de la mano de este proyecto que hoy es lo que es y todavía no alcanza su techo. Organizaban el viaje mensual, se repartían las tareas y cada uno cobraba personalmente las cuotas de distintos padrinos. En cada viaje, hacían crecer un poco más la historia, se les ocurrían nuevas ideas, aprendían de sus errores y volvían con más ganas de seguir trabajando.

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No había un silencio literal pero aunque hubiera sonidos y ruido era una realidad callada, silenciada y oculta. - Catalina Hornos

Nunca imaginé que podíamos llegar tan lejos, con tantos Centros fundados que ayudaran a tanta gente en Santiago del Estero. - Delfina Ithuralde

Con el tiempo, también empezaron a ayudar a las familias de uno de los barrios más carenciados del lugar. La desnutrición era la peor invitada, se instalaba cuando muchas veces no alcanzaba la comida, y molestaba hasta el punto de destruir la vida de los chicos para siempre. Entonces decidieron actuar, ayudar a que cambiaran sus hábitos, lograran luchar por ellos mismos y, poco a poco, empezara a recuperarse toda una generación.

La historia continuó con la fundación de nuevos Centros y centenares de familias que se dieron cuenta, poco a poco, de que ellos eran los únicos protagonistas del cambio.

Hoy cuesta reconocer a algunas de las primeras casas que visitaron Catalina, Josefina, Guadalupe, Lucrecia, Delfina y Agustín en Añatuya. Pasaron los años y muchos de aquellos ranchos de adobe con techo de nailon son ahora casas con paredes revocadas donde las familias siguen luchando por transitar la ruta que una vez empezaron a construir junto a Haciendo Camino.

Lo que vino después fue un crecimiento sin escalas. Eligieron el nombre Haciendo Camino porque sin duda había que construir una ruta por donde transitar. Porque, ¿qué más es la vida que una ruta? Si esa ruta no existe o es de tierra, cuesta avanzar. Ampliando el trabajo y sumando a más gente, este grupo de amigos se formalizó y comenzó a dedicarse al tema de la nutrición infantil. De la mano de la fundación CONIN, Cooperadora para la Nutrición Infantil, Haciendo Camino abrió en 2009 su primer Centro de Prevención de Desnutrición Infantil y Promoción Humana en Añatuya.

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Añatuya / 919km*(desde marzo de 2009)

santiago del estero / 1071km*(desde agosto de 2010)

monte quemado / 1382km*(desde octubre de 2010)

Colonia Dora / 904km*(desde marzo de 2012)

herrera / 907km*(desde diciembre de 2012)

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Trabajamos en localidades y ciudades donde la pobreza estructural es extrema. No en todos lados hay agua corriente y potable. Muchas poblaciones se proveen de agua de lluvia y, a veces, llegan a situaciones dramáticas como usar agua de tanques sin filtro y contaminados. Las napas tienen alto porcentaje de sal, arsénico y otros componentes que hacen imposible la potabilidad.

Debido a la precariedad de los caminos y rutas, los medios de transporte transitan con poca frecuencia, y el monopolio de algunas empresas repercute en el bolsillo de los que menos tienen.

Más de la mitad de las personas son desempleadas o cobran algún tipo de plan social. Las opciones laborales en general se reducen a los empleos públicos, o a los trabajos en el campo, en ladrilleras o en la elaboración de carbón, los que muchas veces se dan en condiciones inhumanas. Los núcleos familiares están constituidos principalmente por madres solteras. En otros casos, las mujeres se convierten en el sostén de sus familias cuando sus maridos se van por largos períodos a trabajar en el campo. Cuando vuelven, traen algo de dinero que les da un respiro durante algunos meses. Muchas mujeres son víctimas de violencia familiar, culpa del alcohol y de una sociedad con una arraigada costumbre machista.

La educación es precaria porque muchas escuelas carecen de los materiales imprescindibles para funcionar. Hay deserción escolar, la tasa de analfabetismo es elevada, muchos no logran terminar la secundaria y, de los que lo logran, muy pocos pueden continuar sus estudios.

Hay lugares donde las casas siguen siendo ranchos de adobe y paja; sin embargo, en los últimos años, fue posible reemplazar a muchos de ellos por construcciones revocadas para evitar enfermedades como el mal de Chagas.

La salud está en situación de emergencia. A pesar de que se han construido nuevos hospitales, no hay profesionales médicos ni enfermeros y los pocos que hay carecen del instrumental necesario. Por ignorancia, la gente muchas veces no recibe el trato que se merece, y otras tantas, por miedo a ser mal atendidos, evitan visitar los hospitales para que les efectúen los chequeos rutinarios.

Las distancias de las grandes ciudades dificultan los tratamientos a tiempo, y las postas sanitarias instaladas, a veces, carecen de elementos de primeros auxilios o no tienen personal capacitado. La desnutrición infantil es elevada y abundan las enfermedades como consecuencia de la falta de higiene o de la escasez de agua.

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El Hambre no perdona

Abel Albino es médico pediatra, fundador y Presidente de CONIN en la Argentina, una cooperadora para la nutrición infantil que él desarrolló siguiendo el exitoso modelo de centro de tratamiento creado en Chile por el Profesor Fernando Mönckeberg y agregándole Centros de Prevención y Promoción Humana.

Dr. Albino, los chicos que viven en la pobreza ¿son los más desfavorecidos?Por supuesto. La exclusión social afecta el desarrollo cerebral del niño. Nuestro cerebro es el órgano que más rápido crece, en los primeros dos años de vida de una persona es cuando más se desarrolla, pasando de los 35 a los 900 gramos. Si un niño, en ese tiempo, no recibe una adecuada ingesta de nutrientes y una óptima estimulación, aprenderá a sumar o restar, pero no a multiplicar o dividir, nunca entenderá el teorema de Pitágoras y jamás irá a la universidad...Si queremos quebrar la desnutrición, de nada sirve que alimentemos a un chico si lo devolvemos al ambiente hostil del que proviene... a los quince días lo estaremos alimentando nuevamente, por eso en nuestros Centros hacemos un abordaje integral de la problemática social que da origen a la extrema pobreza.

Esteban Carmuega es especialista en nutrición infantil. Es Director del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI). Sostiene que la desnutrición se manifiesta de diferentes formas. “Los niños y mujeres enflaquecidos son la cara viva de la desnutrición, lo cual es éticamente

Es la peor cara de la pobreza extrema que afecta a varias regiones de Argentina. Haciendo Camino trabaja para erradicarla en Santiago del Estero. Abel Albino, Esteban Carmuega y una realidad que duele más de lo que se oye.

¿QUÉ ES LA DESNUTRICIÓN?

inadmisible en un país productor de alimentos para el mundo”, si bien cuenta que los casos más graves se redujeron en la región, dice que aún hay otras formas de desnutrición menos evidentes.

Dr. Carmuega, ¿qué tipo de desnutrición abunda en Argentina?La más frecuente en las zonas más pobres de Argentina es la que afecta a los niños antes de nacer y se expresa como un bajo peso de nacimiento, causado muchas veces por el bajo incremento de peso de la mujer embarazada, que responde a causas vinculadas con su alimentación o a otras prevenibles como el tabaquismo, alcoholismo, el embarazo adolescente… más frecuentes en los entornos de alta vulnerabilidad social. Otra forma de desnutrición es el retraso crónico del crecimiento, mal llamado desnutrición crónica. No se trata de ser más altos ni más bajos, sino de no poder crecer en la medida de nuestra genética

Abel Albino

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y no poder desarrollar nuestro potencial. En el país lo padecen alrededor de 200.000 niños. Una buena medida para evitarlo es fomentar la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Es necesario llegar antes de que se instale y desacelere el crecimiento. Los niños con retraso crónico del crecimiento repiten más en la escuela, se enferman más, tienen menos resistencia muscular y, en el caso de las niñas, al llegar a la edad fértil tienen más probabilidad de dar a luz niños desnutridos. La tercera forma es la desnutrición oculta. Son deficiencias de micronutrientes que no afectan el crecimiento, como la anemia por deficiencia de hierro y la deficiencia de vitamina A. Aunque no afecten la estatura ni el peso, pierden capacidad intelectual o les bajan las defensas, por lo cual se enferman con mayor frecuencia y severidad.

¿Cómo se enfrentan estos problemas nutricionales?El primer paso es comprendiéndolos. La desnu-trición no se resuelve con más comida, sino interviniendo con eficacia en los momentos claves del ciclo vital. Hay que cuidar a la madre o a la mujer en edad fértil e intervenir en los primeros mil días críticos de la vida, que comienzan en la concepción y culminan aproximadamente a los dos años de edad, y es durante este período cuando se necesita mayor cantidad de nutrientes por kilogramo de peso.

Es frecuente que el Dr. Albino hable de la necesidad de reforzar la educación, el pilar más grande para construir cualquier nación, ahora ¿cómo se hace para explicarle a una familia a la que no le alcanza para comer todos los días que eso está

antes de comer? En los países del tercer mundo, muchas veces se va a la escuela porque no hay alternativa: ¡van a comer! Es importante aplicar una política educativa, pero es fundamental entender que antes debemos preservar el cerebro, ya que podemos tener el mejor plan de estudio, pero si no tenemos un “sustrato”, una tierra adecuada donde sembrar la semilla de la educación, ésta nunca germinará, o lo hará muy precariamente. Mientras mejores sean las condiciones de los niños, tanto mejores serán los resultados. Sin cerebro no hay educación posible; sin sustrato, sin tierra preparada, no hay semilla que germine.

¿Cómo está Argentina hoy respecto la desnutrición infantil?Si bien no existen estadísticas oficiales, siempre mejoramos. Sabemos que un indicador indirecto de desnutrición es la mortalidad infantil. Si la mortalidad infantil en Argentina va del 4,8 por cada 1000 nacidos en Tierra del Fuego al 20 por 1000 en Formosa, no parece mucho, pero si nos comparamos con Chile... es vergonzoso.

En Chile, de la mano del Dr. Monckeberg, se erradicó la desnutrición infantil ¿es posible hacerlo en Argentina?Chile nos marcó un camino en el que los gobiernos junto con las ONGs y la comunidad se unieron contra la desnutrición. La nutrición adecuada primero, y la educación, después, debería ser una definitiva política de Estado. El valor agregado de cualquier individuo, en este mundo competitivo y globalizado, es sin duda la educación, pero antes será necesario entender que es fundamental preservar los cerebros. Si tengo cerebros intactos y luego los educo y si, simultáneamente, ponemos cloacas, agua corriente y agua caliente, y luz eléctrica en cada casa argentina, tendremos una potencia en 30 años. Hay que dejar de pensar en el corto plazo y trabajar para las próximas generaciones.

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EL DATOEl peso del cerebro en monedas de $16 monedas, al nacer150 monedas, al caminar200 monedas, cuando somos adultos

Esteban Carmuega

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as En nuestros Centros se desarrollan diferentes programas de acuerdo a la necesidad de cada lugar y a los recursos disponibles.

PROGRAMA NUTRICIÓN

Tiene como objetivo erradicar la desnutrición infantil y trabaja con la metodología CONIN que propone un abordaje integral de la amplia problemática social que origina la desnutrición. Para esto, cada Centro cuenta con un equipo interdisciplinario formado por un director, un médico, una nutricionista, un pediatra, una asistente social, una estimuladora temprana, un educador sanitario, una maestra jardinera y profesoras de oficios.

Se acompaña el tratamiento de recuperación nutricional y estimulación temprana de niños desnutridos de 0 a 5 años con la formación de la madre en charlas de educación para la salud y talleres de capacitación en oficios. Asimismo, los profesionales de los Centros ofrecen charlas de prevención y realizan relevamientos de control nutricional de niños en jardines de infantes y parajes rurales de los alrededores.

PROGRAMA EMBARAZADAS

Está dirigido a mujeres embarazadas en situación de riesgo social y tiene como objetivo promover los cuidados durante el embarazo y el desarrollo del vínculo madre-hijo desde el período de gestación. Las mujeres asisten quincenalmente a los Centros, donde son controladas y participan de charlas de preparación para la maternidad. Asimismo, se organizan talleres prácticos en los que las madres confeccionan ropa o juguetes para su futuro bebé.

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PROGRAMA NIÑOS

Se respalda económicamente al Hogar Santa Catalina y a El Refugio, de Añatuya. El primero alberga y garantiza el acceso a la educación a niños de 4 a 13 años provenientes de núcleos familiares que no pueden responder a sus necesidades básicas. El segundo es un hogar de tránsito para alojar a chicos cuyas familias no los pueden contener.

Apuntamos a la educación integral de los niños, Haciendo Camino brinda clases de apoyo escolar, organiza talleres de recreación, viajes y propuestas pedagógicas para que los pequeños puedan desplegar sus talentos naturales. Se realiza un seguimiento personalizado de cada niño y su familia, con el fin de lograr una reinserción en su núcleo de origen.

PROGRAMA OFICIOS

Promueve la integración social, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y fortalecer la capacidad de autosustento de familias carenciadas.

Se busca empoderar a madres brindándoles capacitación en oficios (manualidades, costura, telar, tejido, gastronomía, etc.), formación como emprendedoras sociales y charlas de promoción humana. También se ofrece apoyo en la educación de sus hijos y controles nutricionales periódicos de los menores de 5 años.

PROGRAMA SALUD

Un grupo de médicos de diferentes especialidades (clínica, ginecología, dermatología, traumatología, odontología y oftalmología) realiza viajes paródicos a los Centros ofreciendo asistencia médica y docencia.

El objetivo del programa es proteger y recuperar la salud a través de la detección precoz de enfermedades, el tratamiento oportuno y la promoción de hábitos saludables por medio de charlas de educación para la salud.

PROYECTO DE ATENCIÓN RURAL

Es un programa de acompañamiento a comunidades rurales que dura 3 años y que trabaja en la formación de las madres como agentes de salud de sus hijos, el control nutricional de todos los niños, el tratamiento de aquellos que estén desnutridos y la formación de los agentes sanitarios locales en el cuidado de la primera infancia, a fin de dejar capacidad instalada en cada paraje.

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Cuando Mamálo puede todo

Cuando se enteró de que a su chiquito le estaban por dar el alta porque ya había recuperado el peso, se largó a llorar: “Yo no quiero dejar de venir, me gusta aprender y compartir con las otras mamás. Éste es mi lugar”.

Como la mayoría, cuando llegó al Centro lo hizo por recomendación de algún vecino o familiar que la mandó. Pensaba que le iban a entregar leche para su hijo, pero las nutricionistas le explicaron que no sólo iban a entregarle la leche, sino que iban a empezar a trabajar juntas para que su hijo mejorara y recuperara el peso y, si aún estuvieran a tiempo, su talla, lo que no siempre sucede cuando los casos de desnutrición son graves.

María Luisa Levinson es nutricionista en el Centro de Prevención de Desnutrición Infantil y Promoción Humana de Añatuya, está al pie del cañón para recibir a las mamás nuevas y acompañarlas en el tratamiento, a veces corto y muchas veces largo, para que decenas de chiquitos dejen de ser desnutridos.

Ellas son las únicas que pueden cambiar la realidad de sus chiquitos desnutridos. Encuentran en Haciendo Camino la contención y motivación necesaria para hacerlo. El programa por dentro.

PROGRAMA NUTRICIÓN

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Todos los tratamientos son únicos y de un trabajo similar al de las hormigas, lento y constante… Lo primero que hace María Luisa cuando llega una mamá nueva es entrevistarla para conocer cómo alimenta a su hijo, ¿qué come desde que despierta hasta que se acuesta?, la cantidad, los horarios, cuáles comidas son poco nutritivas y cuales habrá que modificar. Pero modificar hábitos no es fácil, estas familias vienen arraigadas a sus costumbres que no se cambian de un día para el otro. De a pasos, será necesario cambiar primero el desayuno, y seguir por las comidas restantes. Habrá que reforzar los escalones de abajo para luego seguir con los más altos de esta escalera.

María Luisa, ¿las mamás son conscientes del problema de sus hijos?La mayoría cuando llegan no; con el tiempo, van aprendiendo a escuchar las charlas que se dan en los talleres de salud; y la conciencia de que sus chiquitos tienen un problema se va generando a medida de que acompañan el tratamiento.

¿Están motivadas?Se motivan viniendo y aprendiendo que la única forma de poder recuperar a sus hijos está en sus manos. La motivación nace aquí.

La realidad de estas mujeres es variada, muchas tienen bajos recursos pero aún así no saben cómo aprovecharlos. María Luisa les enseña a modificar costumbres y saber utilizar lo poco que tienen para alimentar bien a sus hijos. Es que a veces cuesta lo mismo un paquete de papas fritas que algunos huevos para preparar un desayuno nutritivo. “Las mamás traen costumbres arraigadas culturalmente e influenciadas por las propagandas y todo lo que ven afuera. Muchas veces el problema no es solo la falta de dinero, sino la conducta. Todas tienen algún ingreso, plan estatal o changa aunque sea poco”. Como dice María Luisa, “la insistencia de hormiga” es la mejor arma para generar un cambio en ellas.

¿Y cuando el dinero no alcanza?Es más difícil, pero no imposible. En esos casos evaluamos cómo poder ayudarlas, más que nada por el lado social. Encontramos una vuelta, una ayuda o la manera de que ellas busquen el dinero para darles de comer a sus hijos.

Después de lograr un cambio de hábitos, de recuperar el peso del chiquito y de haber construido las bases del hormiguero -porque lo que sigue debe ser mérito del trabajo y responsabilidad de las madres-, están listas para el alta. Ya tendrán las herramientas para salir adelante y controlarán a sus chiquitos periódicamente para que las nutricionistas se aseguren de que el progreso no retroceda. María Luisa conoce a todas las mamás y sabe que muchas de ellas estarán felices por sus chicos cuando les dé el alta, pero ellas no querrán irse del lugar donde se capacitaron en los talleres, hicieron amigas y empezaron a cambiar.

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Enseñar aAmar

“Me dicen que me vas a enviar a la tierra, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso que soy?”. ”Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará.”; “Aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.”; “Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.”; “Y ¿cómo entender Dios, lo que la gente me hable si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?”; “Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.”; “He oído que en la tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá?”; “Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida,”. En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, ya se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente: “Dios mío, Dios mío, si me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?”; ”Su nombre no importa, tú le dirás… Mamá”.

El Programa Embarazadas funciona hace dos años. Recibe a futuras mamás y busca apoyarlas, contenerlas y prepararlas para ejercer su rol.

Muchas veces, el contexto social en el que se encuentran nuestras mamás no es el ideal. La mayoría de las embarazadas llegan a los Centros

con embarazos no deseados, angustiadas, sin parejas y con una realidad que pesa, y sostener el peso de una vida en el vientre con la suya a cuestas, a veces es difícil.

María Laura Pedraza es psicóloga y voluntaria del Centro de Añatuya, explica que “un embarazo en círculos de pobreza no siempre es una buena noticia. Implica una boca más, un pañal más, una cama más que falta, y eso se convierte en una lucha por la defensa de la vida muy grande”.

La mitad de las madres en la Argentina, vive en el 30% de los hogares más pobres y, en promedio, las de sectores populares son mamás cinco años antes que aquéllas con mayores ingresos, cuenta Carina Lupica, la Directora Ejecutiva de la Fundación Observatorio de la Maternidad.

Susana, ¿cómo ayuda Haciendo Camino a las mamás? - Susana Rol es Coordinadora del Programa Embarazadas en Añatuya.Mamá que llega, mamá que es recibida con mucho cariño por todo el equipo y por las otras madres del grupo. Las más jovencitas, de 14, 15 años, vienen acompañadas por sus propias madres. Cada quince días, hacemos charlas para aclarar dudas, compartir inquietudes y ayudarnos

Mujeres con realidades que duelen e hijos que no llegan en el mejor momento. Un programa que contiene a las mamás para que puedan llegar al parto con alegría y esperanza.

PROGRAMA EMBARAZADAS

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entre nosotras. Tenemos actividades de recreación y talleres para que aprendan a tejer y a coser para sus bebés.

Hubo una vez en la que una mamá muy jovencita llegó decidida a no aceptar a su hijo. Su historia de vida y un hogar violento dentro del cual habría sido víctima de una violación, la obligaban a repetirse a sí misma que no quería a ese bebé y que cuando naciera lo iba a dar…

María Laura, ¿una mamá puede no querer a su hijo?El vínculo madre-hijo se forma en el momento del nacimiento, cuando ella “adopta” a su hijo. Cuando una mujer, como las que asisten a Haciendo Camino, se ve aturdida por las circunstancias de su vida, está en una duda constante. Muchas mujeres son humilladas y desvalorizadas por estar embarazadas. Ellas necesitan defender la vida de su hijo, pero también piensan que ese embarazo les está arruinando la suya. El amor se construye desde la capacidad de ser amado y dar amor. ¿Cómo saber amar si nunca nos amaron ni nos enseñaron a amar?

Carina, ¿la familia o el entorno condicionan la vivencia de la maternidad?Claro que sí, una madre al tener un hijo adquiere también la responsabilidad de educarlo. La maternidad no es una responsabilidad individual y exclusiva de la mujer, es una tarea que necesariamente debe ser compartida con el

padre, con otros miembros de la familia y con la sociedad en su conjunto. Las mujeres de los sectores de menores recursos económicos, a diferencia de aquéllas que pertenecen a familias con más ingresos, son madres a edades más tempranas y tienen más hijos. La situación de precariedad material en la que viven termina imponiéndose y estableciendo que la maternidad se presente como la única vía de afirmación y realización personal.

Haciendo Camino trabaja durante el embarazo para que esas madres puedan encontrar su camino, amarse a sí mismas y amar a sus hijos. La gran mayoría, al tener su bebé, se van con una sonrisa en el alma. Vuelven para presentárselo al resto de las mamás, para besarlo delante de todas y demostrarles que van a intentar ser las mejores madres que puedan ser, aunque el destino las haya hecho tropezar un par de veces. El buen vínculo entre una mamá y su bebé evitan, en muchos casos, que los chicos caigan en la desnutrición o tengan retrasos en el desarrollo. Si esto lo sabrá Susana..., que además de compartir el programa con ellas, fue invitada a presenciar varios partos como testigo. Cuentan que una vez le dijo una ex mamá del programa a su marido: “Extraño mucho el grupo de embarazadas”, y él le respondió: “Y bueno, hagamos otrito”.

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Lograr unCambio

Margarita tiene 11 hijos, 3 nietos y uno que viene en camino. Con ella, son 16 personas las que viven repartidas entre una habitación dividida en dos y un rancho aparte. Su marido tomaba, y cuando se olvidaba de que tenía a una mujer enfrente, también le pegaba. Después de muchos años de tragarse el llanto y masticar la angustia, Margarita decidió separarse. Desde abril, aprende costura en el Centro de Añatuya e intenta reconstruir su familia. Ahora sus hijos comparten los momentos que antes interrumpía la violencia, y ella se siente fuerte, segura…

Como Margarita, detrás de las decenas de manos que tejen, hilan, cosen, cocinan y aprenden manualidades y peluquería, hay historias que se olvidan por momentos para participar de talleres de oficios. Talleres que hacen las veces de un cable a tierra para “desenchufarse”, aunque sea por unas horitas. Estas mujeres también reciben charlas mensuales. Temas como la adolescencia, las adicciones, la convivencia… ayudan a formarlas y proponen debates que surgen de sus dudas.

Los productos que hacen se venden por pedido de particulares e instituciones. Una vez al mes se realizan ferias y exposiciones en el Centro, y cuando hay algún evento que permita colocar los

tan preciados telares, manualidades o tejidos, se aprovecha obteniendo así otra salida laboral.

Paula Saporiti es una de las coordinadoras del programa desde Buenos Aires y Etelvina Carrión lo hace a nivel local en Añatuya. Para Etelvina, a veces la convivencia entre las mamás se hace difícil, Paula lo ve como el primer paso de este gran cambio, “muchas madres ingresan al Programa sin tener noción de lo que es compartir cosas materiales y tiempo. Aprenden a ceder en algunos aspectos para llegar a un acuerdo en el grupo. Las discusiones que se arman forman parte de defender y dar a conocer su forma de pensar”. Muchas de las madres que ingresan en los talleres viven en condiciones muy precarias o en situaciones familiares complejas. La motivación comienza por la leche o la asistencia médica que Haciendo Camino puede brindarles, sin embargo, poco a poco… descubren que ellas mismas pueden ser el sustento de su familia si logran capacitarse en algún rubro.

Las mamás son visitadas recurrentemente por Etelvina y por otras asistentes sociales en el resto de los Centros de Haciendo Camino. En el caso de Añatuya, las visitan también los voluntarios en los viajes que se hacen durante el

Las madres que asisten a los talleres cocinan, hilan, tejen y crean su propio futuro. Se capacitan para lograr una salida laboral y escribir una nueva historia que les permita ser felices.

PROGRAMA OFICIOS

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año. Las sensaciones son inolvidables, porque de pronto uno se encuentra frente a una mujer que le ofrece lo poco que tiene, una galletita, un mate… y abre su corazón para contar historias de vida que hielan o endulzan el alma. Se sienten resguardadas y de a poco van entrando en confianza con los pares de orejas que las visitan. Buscan contención y ser escuchadas, apreciadas… De pronto, en alguna visita se escapa un “¿pero ya se van?” o “¿cuándo vuelven?”, el tiempo en Añatuya transcurre lento, pero aún así se esfuma compartiéndolo con ellas.

“Las mamás llegan al Centro con una necesidad y terminan adquiriendo más de lo que creían que podían alcanzar. Se sienten cuidadas, reciben atención personalizada y eso se nota. Conocemos sus historias y tratamos de seguirlas y acompañarlas”, cuenta Paula, que viaja asiduamente a Añatuya.

En los distintos talleres, las mamás forman amistades. Son mujeres en similar situación, peor o mejor, todas compartiendo la necesidad de construir su futuro a base de esfuerzo y constancia. Necesitan ayuda de otras manos para que las suyas sigan trabajando. Aquellas mamás que acuden desde el comienzo, saben que junto a Haciendo Camino fueron aprendiendo y creciendo juntos; y es que ya se sienten parte de esta historia que todavía no tiene techo…

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Salud sinFronteras

Después de descubrir Haciendo Camino hace tres años y contactarse con Catalina, Pablo Tau cargó su auto con instrumental médico, viajó hasta Añatuya y comenzó a atender. Fue en ese momento que se topó, con la realidad de la localidad; mujeres olvidadas y marginadas por la pobreza y por la falta de acceso a la salud.

Las recibió a todas a casi mil kilómetros de Buenos Aires, donde trabajaba. Se encontró con mamás que no recibían la atención médica adecuada, mujeres que nunca habían sido controladas con papanicolau o mamografías. Bastaba atenderlas en un consultorio adecuado,

Nació hace dos años de la mano Pablo Tau Anzoátegui, un ginecólogo que descubrió Haciendo Camino y comenzó a sumar a amigos y colegas para atender regularmente a las familias de Santiago del Estero.

PROGRAMA SALUD

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escucharlas y respetarlas en su intimidad para que hoy esas mismas mujeres lograran cambios positivos en su autoestima y en la manera de enfrentar la realidad. Pablo se llevó grabada la experiencia en el corazón y se convenció de la necesidad de visitar Santiago regularmente. Después, con el primer “sí” de amigos y colegas de prestigio médico, nació este programa que cada 3 meses recorre los centros para atender a decenas de familias. El primero en sumarse al proyecto fue Eduardo Landaburo, un oftalmólogo, que en pocos viajes cambió la mirada de los pacientes de Añatuya, consiguió casi 200 anteojos y atendió más de 500 consultas. Luego se integraron dos médicas clínicas, Diana Ferreño y María Jesús Fedullo y dos dermatólogas, Mónica di Milia y Dolores Wright.

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EDUARDO LANDABURO

Una paciente de unos 55 años, con la piel curtida y las manos lastimadas de trabajar en el monte, se acercó a Haciendo Camino porque había quedado a cargo, ella sola, de sus doce hijos. Me pidió que la ayudara a poder ver, quería aprender a coser y tejer para hacerles la ropa a sus hijos.

Fue tanto lo que me golpeó esta situación, que al poco tiempo volvimos con los anteojos para aquéllos que los necesitaban.

La cara de felicidad y alegría de esa mujer no la voy a olvidar jamás, llegó a besarme las manos y decirme ¡gracias a Dios y a usted doctor voy a poder trabajar!

Esto fue suficiente para que, a partir de ese momento, pusiera todo el empeño, dedicación y esfuerzo en cada viaje que realizamos.

DOLORES WRIGHT

Siempre ejercí mi profesión en la ciudad de Buenos Aires. Salir de este ámbito para encontrarme con una comunidad maravillosa, sensible, con muchas necesidades, y poder brindar una pequeña ayuda que es recibida con tanta alegría y gratitud me enriqueció el alma.

Nuestro humilde aporte busca llevar un poco de mejor calidad de vida a los más necesitados, los que tienen seguramente dificultades en el acceso a la salud.

Me llevo todo el cariño de la gente, aprender a valorar las cosas importantes de la vida y el ejemplo de solidaridad de quienes están allí siempre presentes en cada detalle, recordándome que aún existen personas capaces de dar todo por los demás.

MARÍA JESÚS FEDULLO

Viajé por primera vez a Añatuya a fines de 2011. Comenzó como un acercamiento y una forma de ofrecer algún servicio y terminó siendo una responsabilidad y compromiso al cual no pude escapar. Las necesidades y carencias de las personas, el agradecimiento, el respeto recibido y el trabajo en equipo me hicieron recuperar el sentido de esta profesión.

Vuelvo a reencontrarme cada vez, con la alegría de ver que muchas cosas mejoraron y que todavía hay mucho por hacer.

Nunca voy a olvidar la primera vez que me estaba yendo de Añatuya, alguien me gritó desde la calle ¡buen viaje, doctora!, ¿cuándo va a volver?

En ese momento supe que una parte de mí ya pertenecía a ese lugar.

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Acercar el Cambio

Cada vez que pesan a un chiquito en la balanza de gancho, llora desgarradoramente porque no se acostumbra a estar colgado. Las grietas y huecos de las paredes están tapados con afiches que recomiendan prevenir enfermedades que ya no existen. Hay baldes para contener el agua que gotea cuando llueve porque la chapa está agujereada. Hace 33 años que José es enfermero y todavía piensa que en su paraje no hay desnutridos. Atiende una posta sanitaria que ya no recibe el plan de remedios gratuitos, porque la sala no está debidamente adecuada para recibirlos. A partir de marzo, se puso en funcionamiento el nuevo proyecto de Atención Rural financiado por Trafigura Foundation, en parajes a más de 20km de los Centros de Haciendo Camino.

Gabriela Estévez y Lucía Duacastella trabajan en el proyecto de Atención Rural de Santiago. Atienden dos parajes, Rodeo de Soria y Cañada Escobar. Programan encuentros con las madres del lugar para controlar a sus chiquitos y brindar charlas sobre educación infantil, salud y nutrición. En Rodeo, atienden en la capilla del lugar. Cuando llegan, esperan a que todas las mamás lleguen y luego brindan una charla, acompañada con alguna presentación digital o con dinámica de juegos o canciones para hacer participar a todos. Después, controlan el peso y la talla de los chiquitos y entregan una bolsa de leche en polvo a cada uno.

¿Qué sienten cuando van a esos lugares?Llegamos con muchas expectativas, esperando que el clima ayude para que las mujeres asistan. Cuando hay muchas personas presentes nos genera mucha alegría y, a veces, cuando la asistencia es poca nos sentimos frustradas porque no puedan aprovechar nuestra ayuda. Cuando las mamás están interesadas y de apoco ponen en práctica lo que le recomendamos para sus niños, nos entusiasma muchísimo.

Los agentes sanitarios con los que se encuentra Haciendo Camino son variados. Hay quienes saben hacer su trabajo pero las instalaciones los condicionan y hay otros que carecen de conocimientos y, muchas veces, no saben diferenciar a un niño desnutrido o abordar el problema. Es por eso que se busca formarlos para que luego puedan atender la problemática ellos mismos en su comunidad. Lucía sabe que hay muchas mamás comprometidas, que siempre quieren aprender más. “Es la actitud de las madres la que marca la diferencia en el estado nutricional de sus hijos, además de las condiciones económicas de la familia. Insistimos en que lo que ellas aprenden no es sólo suyo, sino que tienen que animarse a aconsejar a sus vecinas, a sus parientes…”

Nació con la necesidad de cambiar la realidad de los parajes alejados de las ciudades. La formación a los agentes sanitarios, la persistencia y el esfuerzo con las mamás…

PROYECTO ATENCIÓN RURAL

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Una nuevaFamilia

En la estantería hay una jirafa enana al lado de un bebé, desde arriba un Dálmata y un mini San Bernardo los miran. A los costados de la entrada de la habitación, una docena de pares de zapatillas luchan por atravesar la pared.

Hace 7 años el Hogar Santa Catalina de Añatuya ya no sabía cómo sostenerse, cuando un grupo de amigos comenzó a ayudarlo y a hacer camino. Contagiaron las ganas de ayudar y consiguieron padrinos para financiar los gastos de los chicos.

Hoy, en el hogar hay 24 sonrisas que tienen tanto amor para dar que no se sabe dónde lo guardan. Y es que parece increíble que estos enanos, que reciben a cualquiera con besos, abrazos y saltos, tengan historias de vida tan tristes como ciertas. En sus casas no hay plata para comer todos los días o ya no está mamá ni papá para cuidarlos; los pocos familiares que quedan se desentendieron.Para otros, mamá tiene una enfermedad que le impide hacerse cargo de ellos, hay abusos en el medio porque un tío hizo algo que nunca debió haber hecho, a papá nunca lo conocieron, se sospecha pero no se sabe a quién guardarle ese título. O mamá murió cuando el más chiquito de los hermanos había nacido y que-daron a cargo del padre, padre de título, pero no del corazón, que en vez de contenerlos abusó,

El Hogar de Niños Santa Catalina de Añatuya alberga 24 chicos. Las historias se transforman en nuevas realidades. Las risas, los abrazos y todo el amor que los chicos tienen para dar…

PROGRAMA NIÑOS

golpeó y lastimó. Los hermanos más grandes los dejaron solos, porque lo único que importaba era la asignación que cobraban por ellos y no ellos. En los abrazos más fuertes y más tiernos, antes hubo un padre violento y habitué de las comisarías; mamá nunca estuvo porque papá la mató. En otro caso mamá no la quiso o no pudo tomarle cariño, al tenerla lejos aprendió a valorar lo que antes no supo ver.

Los chicos del hogar dejan atrás familias pobres, analfabetas o violentas e historias irrepetibles, porque no parecen ciertas, y aunque les duelan hasta los huesos, mágicamente se olvidan de esas historias para dar paso al estudio y a los juegos, a los amigos y a una realidad mejor donde todos los días pueden estar contenidos y a resguardo.

Desde el 2001 cuida a los chicos, los sigue a sol y sombra y se preocupa por que no les falte nada. Se podría decir que el destino le regaló 24 hijos, y que es digna de admiración, porque aún con ayuda y todo hay familias que enloquecen con solo cuatro. La Hermana Rosita estuvo desde siempre en el hogar, hubo un tiempo en que se fue para

La Hermana Rosita

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Los chicos del Hogar

asistir a una escuela de aborígenes en Iguazú, pero luego regresó, también quizás porque el vacío dejado por el amor de tantos chicos es difícil de llenar.

¿Además del aspecto económico, el Hogar cambió desde que llegó Haciendo Camino?Yo siempre pedía que atendieran a los chicos y les enseñaran a compartir. Muchos se escondían cuando venían grupos misioneros a visitarlos. Cuando llegaron ustedes y empezaron a venir siempre, los chicos se abrieron, tomaron confianza y se encariñaron. Empezaron a regalar dibujitos, a escribirles cartas a sus padrinos…

¿Los chicos cambiaron desde que entraron al Hogar?Claro que sí. Acá tienen todo lo necesario y se manejan muy bien. Al principio, cuando es el primer año de alguno, lloran porque no se quieren quedar, pero después se acostumbran, no les falta nada.

Basta una sola mirada de la hermana para poner orden cuando surge algún revuelo o travesura en el Hogar. Para los chicos, lo que dice la hermana Rosita es palabra santa y la adoran tanto o más que ella. “Con los chicos nos llevamos muy bien, son muy cariñosos con todas las hermanas. Cuando sienten que uno los quiere, dan tanto cariño a pesar de ser ellos los que lo necesitan”.

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Destino Salta

Llegué a La Caldera de noche y con lluvia torrencial. Cuando logré atravesar el patio a zancadas, me dejé de mojar con agua y me empapé de abrazos, unos más petisos que otros y otros más apretujados que algunos. Los chicos estaban terminando de comer y comenzaron a recibirme a gritos y cariño. Para ellos empezaba su aventura de vacaciones de verano, para mí una experiencia que difícilmente me borraré del alma. Nos hospedábamos en una construcción que tenía memoria desde el siglo XVII, junto a una Iglesia sobre una pequeña colina, con vista a una plaza arbolada, a un cordón de montañas y a un pueblo silencioso que nos recibió durante dos semanas. Cada día resultaba una experiencia nueva y agotadora. Hay un riesgo que se corre en todas las vacaciones de los chicos y que ninguno de los acompañantes pudo evitar, la calidad de las pilas recargables que usan es raramente conocida… Fueron más de doce horas diarias de risas, gritos, juegos, canciones, saltos, chistes, paseos, caminatas, abrazos, sonrisas, etc., etc., etc. Hubo días que, tal cual salido de un cuento, El Principito se paseó con su capa azul y organizó juegos traídos de otras galaxias. Cada juego, cuidado para que dejara una enseñanza, los hacía pensar y reflexionar. La Oca, uno de los primeros, nos regaló los derechos y deberes del niño. Otros días, el inmenso jardín fue testigo de partidos de fútbol, manchas, escondidas y de los más disparatados juegos que a uno se le pudieran ocurrir. Hubo cine municipal, y también maratónicas tardes para bañarse en el río, en la pileta del pueblo o en la pelopincho que armamos en el patio. Recuerdo que el día que llegué, no bien dejé caer el bolso en el suelo, ya me habían asignado un grupo de chicos a cargo y el nombre de todos estaba en un cronograma de tareas proyectadas. No hubo mejor forma de organizarse. Los grupos rotábamos, todos alguna vez nos ocupamos de preparar el desayuno y la merienda, limpiar los baños (actividad escapada por la gran mayoría), limpiar la casa, hacer el almuerzo o la cena. Los chicos más grandes daban el ejemplo a los más pequeños, generalmente eran los primeros en agarrar la esponja o en limpiar. Cada mañana teníamos nuestro propio Martín Fierro local. La llamábamos la premiación de “los estrellados” y con una estrella, que acumulaba chances de ganar la estrella mayor, distinguíamos a los chicos que se habían destacado el día anterior. Las últimas vacaciones de verano, sin duda, dejaron anécdotas inéditas. Una tarde, después de un viaje zigzagueante que cercó la montaña desde La Caldera, llegamos a Salta Capital. Las palomas, no tan contentas, fueron artífices de diversión ilimitada. La Plaza 9 de Julio se tiñó de aves que escapaban de las correteadas de los chicos. Fotos, una merienda en el mercado y un show callejero en la peatonal. En el medio, copos de nieve y garrapiñadas para todos. Hubo otra tarde en la que grupitos de cinco o seis, todos con los nervios de punta, subieron al Cerro San Bernardo en el teleférico de la ciudad. Después de semejante aventura para muchos, hubo que bajar para ir a buscar los 31 cucuruchos que esperaban en la heladería de la plaza. Cuando fue la hora de volver a casa, para todos, quedó ese dulce sabor que invade después de haber vivido una experiencia irrepetible.

Las últimas vacaciones de verano llevamos a los chicos a Salta. Dos semanas a pura diversión que difícilmente puedan volver a repetirse. Doce horas diarias de risas, juegos y abrazos…

PROGRAMA NIÑOS

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El RefugioCuando Catalina fundó El Refugio, lo hizo con la idea de tener un lugar que pudiera recibir mujeres víctimas de violencia familiar. En Añatuya se daban muchos casos de mujeres que, junto con sus hijos, necesitaban contención, apoyo jurídico, psicológico y social, ante la emergencia de un marido borracho o violento. El 13 de noviembre de 2012, la idea cambió. Cuatro hermanos estaban en situación de riesgo, escapando de un padre violento y abusador, y con una familia que les había dado la espalda, necesitaban un lugar donde al menos pasar la noche. Esa noche se transformó en cuatro meses y a los cuatro hermanitos se les sumó otra hermana de 15 años, embarazada y a punto de dar a luz. Al mes llegó ese bebé, y un día después dos chiquitas de 4 y 5 años cuyo papá estaba preso por haber matado a su mamá.

El Refugio se transformó en un espacio para cuidar provisoriamente a chicos cuyas familias no los podían contener. Con una nueva casa cedida por el Obispado de Añatuya y el trabajo a pulmón de muchos voluntarios empezó a tomar color. Caty encabezó un grupo de personas y juntos colaboraron para equipar esa casa donde al principio no alcanzaban las sillas para todos. Organizaron en Añatuya ferias americanas para juntar fondos para mantenerlo. Ahora hay luces, cortinas, juguetes, y de a poco se le va lavando la cara a ese lugar precario y viejo para transformarlo en el refugio de muchos.

Desde Buenos Aires se sumó un coordinador con el objetivo de conseguir padrinos y donaciones que ayudaran a cubrir los gastos del hogar. Y aunque todavía faltan muchas cosas, como terminar de equipar la casa, conseguir asistentes sociales, abogados y gente que ayude a trabajar con las familias y la reinserción de los chicos, de a poco va tomando forma un proyecto que nació de una necesidad real y hoy les da esperanzas a muchos chicos de tener un futuro mejor.

La gente de Haciendo Camino instaló a pulmón un hogar de tránsito para niños. Desde hace un año, el proyecto se incorporó al Programa Niños.

PROGRAMA NIÑOS

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Un fin de semanaen Añatuya

Viernes 7.30 de la tarde: estación de ómnibus de Retiro. Llegué súper temprano pero no me importa. ¡No pienso llegar tarde! Toda la ansiedad. ¿Cómo será el grupo? ¿Cómo será Caty? ¿Y la gente? ¿Los chicos? ¿Nos moriremos de calor? ¿Y los mosquitos?

Se hizo la hora, nos encontramos sin problemas. ¡Nunca más acertado quien piensa que la riqueza está en la variedad! Éramos un grupo súper desparejo y nos llevamos fantásticamente bien. Había hombres y mujeres, de apenas 19 años y también de 50, quienes sabían a qué iban y quienes iban a ver qué onda, nuevos y experimentados, gente que se conocía entre sí y gente que no conocía a nadie… en fin, ¡un poco de todo!

Llegamos a Añatuya y, apenas nos instalamos en la Casa de Oración, conocimos a los voluntarios que viven allá. Hubo ronda de presentaciones mientras desayunábamos y ahí nomás armamos los grupos para salir a recorrer los distintos barrios. Cada grupo tenía asignadas de 8 a 10 familias que viven relativamente cerca entre sí. Cada familia había sido elegida por encontrarse en una situación crítica, para los programas Oficios y Nutrición. A las visitas les dedicamos toda la mañana.

El objetivo de las visitas es escuchar. Simplemente escuchar. Para después poder transmitir lo escuchado, las sensaciones percibidas, lo que no se dijo, lo que quedó en el aire. Y sobre la base de ese intercambio contribuir, apoyar, crear, avanzar. Durante las visitas, entramos en contacto con las verdaderas necesidades de las madres y también pudimos ver los progresos que se han logrado después de años de dedicación constante. Me llamó mucho la atención que tres madres me hubieran dicho lo mismo: “A mí me gusta ir ahí [por Haciendo Camino] porque me escuchan y me entienden”.

Después del almuerzo, fuimos a pasar la tarde al Hogar de Niños Santa Catalina. Con algunas actividades programadas y un poco de juego libre, se convirtió en una tarde agotadora y muy divertida. Cada uno de ellos tiene una historia que no debería ser posible. Que no debería ser cierta. Y así y todo, se divierten y se ríen. Y nos esperan, y nos llenan de besos. Y se nos cuelgan del cuello, y podrían pasarse la vida jugando y a upa. Y a eso vamos, ¿no? A pasar una tarde feliz. (¡Y creo que lo logramos!).

A la noche estábamos tan agotados, que después de comer (y tomar el helado imperdible de cada viaje) nos fuimos a dormir.

Varias veces al año, un grupo de 8 a 12 personas visita la ciudad de Añatuya. Cecilia Lecolant recuerda la experiencia inolvidable, para aquellos que quieran vivir y compartir la realidad de esta ciudad.

VIAJE DE VOLUNTARIOS

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Al otro día nos esperaban más visitas y otra tarde con los chicos. El domingo también es el día que se festejan en el Hogar los cumpleaños que pasaron entre viaje y viaje. Encargamos una torta enorme y después de merendar cantamos el Cumpleaños Feliz a cada uno de los agasajados y les dimos los regalos que les mandaban sus padrinos. Durante esa tarde tuvimos una reunión con las mamás del Programa Oficios. Todas las mamás que participan del programa vienen a compartir una actividad y a intercambiar experiencias. La encargada del programa prepara una dinámica que, a través de la participación y la interacción, deja en las madres un aprendizaje para poner en práctica en los talleres y en el día a día.

Cuando llegó la hora de despedirnos, fuimos a la terminal y terminamos el fin de semana haciendo una devolución personal acerca de la experiencia que fue para cada uno el viaje. Incluso participaron los que viven en Añatuya, porque para ellos también es una experiencia distinta el poder compartir con otros el trabajo cotidiano. Y como era de esperar, cada uno se llevó de este fin de semana la sensación del deber cumplido y de que el viaje valió la pena.

Y aunque ya viajé tres veces, la ansiedad y varios de los interrogantes siguen ahí. Y claro, hay interrogantes nuevos: ¿se acordarán de mí los chicos? ¿Vendrá gente nueva? ¿Podré visitar las mismas familias de viajes anteriores? ¿Qué historias me esperan? Ahora, y después de tres viajes, puedo asegurar que éste es mi lugar. Acá soy feliz.

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Nuestro equipo está integrado por empleados y voluntarios. Tenemos 50 empleados y más de 100 voluntarios entre Santiago del Estero y Buenos Aires. Los voluntarios trabajan tanto en las áreas de programas, mediante el vínculo con padrinos y con nuestros beneficiarios en el viaje mensual a Añatuya, como en las distintas áreas ejecutivas.

En el marco de nuestros Valores de Trabajo en Equipo, Profesionalismo y Mejora Continua, buscamos capacitarnos constantemente y trabajamos como equipo, en forma integrada con el objetivo de que más familias tengan herramientas suficientes para mejorar su calidad de vida a través de su propio esfuerzo.

COMISIÓN DIRECTIVACatalina Hornos, Presidente Nicolás Copello, VicepresidenteMarcela Raffaelli, TesoreraMariana Panasci, SecretariaGuadalupe Inés Otamendi, VocalIgnacio Areco, VocalJosefina Hornos, VocalFlorencia Blousson, Vocal suplenteFederico Baiocchi, Comisión revisora de cuentasMario Rodríguez Traverso, Comisión revisora de cuentas

DIRECCIÓN GENERALCatalina Hornos, Directora EjecutivaVictoria Barbagelata, Gerente Ejecutiva Patricio Caruso, Gerente de Programas

ADMINISTRACIÓNJuan Pablo Zorza, Coordinador de AdministraciónMagdalena Bustillo y Clara Yanzi, Asistentes de AdministraciónHernán Arguello y Juan Marcelo Quintana, Asistentes de DonacionesMabel Barret, Contadora

• Asesores / Servicios Externos Pro-Bono

Estudio Contable: Guillermo GuevaraEstudio Jurídico: Bruchou, Fernández Madero & LombardiJorge Daniel Di Lello, Escribano

DESARROLLO INSTITUCIONALNatalia Posse Molina, Coordinadora de Desarrollo InstitucionalSebastián Herrera, Asistente de Desarrollo Institucional

• Equipo de Comunicación

Agustina PedrosaCarolina NavarreteCot CastellsJuan David FernándezMariana PanasciMariana Le CalvetPaola ZaccagninoHernán Pons

• Comité Comida Anual

Mariana Hornos, CoordinadoraMaría Pozo Gowland, CoordinadoraTeté Castells, CoordinadoraBianca SaporitiCecilia FigueroaGonzalo SerantesJuan Manuel PazMaría Clara TedeschiPiedad SainzSofía SatragnoValeria Dunayevich

VOLUNTARIADOLucía Zellermeier, Manuela Hornos, Verónica Watman, Coordinadoras

Voluntarios

Agustín ScarrambergAgustín ViolaAgustina BattilanaAgustina PazAlan ManoukianÁngeles BagnardiÁngeles Padilla

NUESTRO EQUIPO

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Ati HoffmannCamila PetersCarmen MotrelCecilia NallyClara Díaz VarasClara PoggiDafne AndersonDiego CelanoDolores Casas NallyEmilia WagnerEstrella SantannaEugenia MerloFederico Castro NevaresFlorencia AgustoniFlorencia EscandeFrancisco StengelGeorge HillHernán AzzigottiIgnacio ThossInés BagnardiIsabel BianchiJorge De AllJosé Méndez AcostaJosefina IngouvilleJosefina MacchiJosefina MarateaJuan Hernández Vieyra Juan IavicoliJuliana RadaveroLeonel BrukmanLila JabifLucía BagnardiMaggie FoxMarcela RíoMaría Castro NevaresMaría Laura PoggiMaría Laura TiscorniaMaría SibillaMariana SaracenoMariano FragueiroMarina RaffaelliMartín PosilovicMercedes BustamanteMercedes DomínguezMercedes NoriegaNancy RussoNicolás PompilioNicolás RissoNina BustilloPablo AmorósPatricia Murray

Santiago GrondonaSara BrugnoliSebastián AnchorenaSebastián RepettoSilvia MartinezSofía BagnardiSofía DelgerToia Paso ViolaTomás RizzoVerónica GobbeeVictoria Pozo Gowland

Las Tías de PatoEquipo de Gestión Monte Quemado

Adriana MaciasAna MalbranÁngeles MagnoniBetina PelsCarolina de BenedectisCarolina DurandCeleste MurielClara ContiDaniel Alberto MuroDolores Loffreda VientosGloria UriburuInés Cullen Isabel Gonzalez UrquizaJacqueline CartierJuana LoffredaLaura SernaLizzie Testa de RizzoLorena RivarolaLucía PanizaMadeleine ReynalManuela PanizaMarcela Alejandra López GhittaMaría Eugenia BassoMaría José ZorillaMariana CullenMarina LoffredaMónica MayoPatricia AlvarezPaula GalindezSandra QuelchSofía Paz Teresa MassalinVerónica EspoueysVerónica PadulaVerónica PokorniVirginia Fernández

Comisión de Madres del Colegio Southern CrossClaudia Jares FurnoEstrella AltamuraGabriela SostresGabriela SpagnoloPatricia MaderoRosario MuñozSilvina Bluhm

Proyecto MamAlejandra GuillaniAmaya AmorrortuClaudia RománElsa Bloise Marta MoixSilvia Rey

PROGRAMASEN BUENOS AIRES

• Programa Nutrición

Andrés Straijer, Coordinador Cecilia Lecolant, Asistente Nutrición

• Programa Oficios

Florencia Gay y Paula Saporiti, Coordinadoras

• Programa Niños

Lorena Tarifa y Pilar Rodríguez Cáceres, Coordinadoras

• El Refugio

Joaquín Altgelt, Coordinador

• Programa Salud

Dr. Pablo Tau Anzoátegui, Coordinador Dra. Diana Ferreño, Dolores Wright, Dr. Eduardo Landaburo, Dra. María Jesús Fedullo, Dra. Mónica Di Milia, MédicosEquipo médico del Sanatorio Güemes

EN SANTIAGO DEL ESTERO

• Hogar Santa Catalina Labouré y El Refugio

Hermana RosaHermana Isabel

CENTRO AÑATUYADirección: Zulma ArandaAsistencia de programas: Rodrigo RecheDepósito: Lucía Quiroga

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• Programa Nutrición

Nutrición: Marilú LevinsonEstimulación Temprana: Susana Rol / Anabel LeguizamónAsistencia Social: Estefanía Galiano / Carolina StanchukPediatría: Paola LunaEducación para la Salud: Lucas RodríguezJardín de Infantes: Yamila Villalba Alfabetización: Lucas RodríguezManualidades: Adriana Pereyra / Roxana HernándezCostura: Mariana HernándezTejido: Mirta Hernández

• Programa Oficios

Coordinación: Etelvina CarriónCostura: Norma BarretoManualidades: Celeste SuarezTelar: Zulema RuizTejido: Carmen del Valle BelizánCocina: María Luisa PalomoCarpintería: Michele BizPeluquería: Elena Jostic

• Programa Embarazadas

Coordinación: Susana RolEnfermería: Mónica BlancoCostura / Tejido: Mirta Hernández

• Proyecto Atención Rural

Coordinación: Susana RolEducación Sanitaria: Lucas Rodríguez

CENTRO SANTIAGO DEL ESTERODirección: Elettra Viel y Julio SabaghDepósito: Susana Simón

• Equipo de Gestión

Cecilia BianchiDamián Estevez Elettra VielFlorencia SoriaLucía DuacastellaMarcelo NavallMichelle BizMiguel Angel Siufi Mónica Flores

• Programa Nutrición

Nutrición: Natalia Fernández

Estimulación Temprana: Sonia CarrizoAsistencia Social: Natalia RamirezPediatría: Dra. Jorgelina GómezEducación para la Salud: Lucía DuacastellaJardín de Infantes: Elena LeguizamónPsicología: Gladys LescaCocina: Sandra CastilloManualidades y Costura: Florinda Espeche / Susana Araujo

• Programa Oficios

Carpintería: Michele BizCocina: Sandra CastilloCostura: Florinda Espeche /Susana Araujo

• Programa Salud

Médico Clínico: Tomás PrietoMédicos de Familia: Dra. Karina Gomez / Dr. Santiago Castro

• Programa Embarazadas

Lucía DuacastellaObstetras: Elena La Rosa

• Proyecto Atención Rural

Coordinación: Lucía DuacastellaNutrición: Gabriela Estevez

CENTRO MONTE QUEMADODirección: Claudia Moya

• Programa Nutrición

Nutrición: Alejandra CáceresEstimulación Temprana: Elvia PalmasAsistencia Social: Cecilia VerónEducación para la salud: Rebeca SilvaJardín de infantes: Débora RuizManualidades y Costura: Nancy Córdoba

• Programa Embarazadas

Coordinación: Cecilia VerónManualidades: Nancy Córdoba

• Proyecto Atención Rural:

Coordinación: Alejandra CáceresEducación Sanitaria: Griselda Silva / Pablo Moya

CENTRO COLONIA DORADirección: Darío Gonzalez

• Programa Nutrición

Nutrición: Ariana KoflerEstimulación Temprana: Susana RolAsistente Social: Natalia RamirezPediatría: Dr. Orlando Lagos Educadora Sanitaria: Milena SantillánMaestra jardinera: Estefanía AymericManualidades: Edith Eugenia Pérez

CENTRO HERRERADirección: Darío Gonzalez

• Programa Nutrición

Nutrición: Ariana KoflerEstimulación Temprana: Marilén MujicaAsistencia Social: Natalia RamirezEducación Sanitaria: Milena SantillánPediatría: Dr. Orlando LagosOdontología: Dr. Carlos Herrera Talleres: Elma Rodríguez

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Ya hace dos años desde que El Pato, como lo llaman en Añatuya, llegó para formar parte de Haciendo Camino. El cordobés cayó con el bolso en mano y la camisa arremangada dispuesto a “trabajar en el terreno”, adonde “podía ser más útil que detrás de un escritorio”.

Escuché un par de veces, de boca de las protagonistas, que una que otra mamá del Centro estaba enamorada de él, medio en chiste, medio en serio, les encanta la forma en que las escucha y ayuda. Los chicos lo tienen como un hermano mayor, se les nota en los ojitos cuando lo abrazan y a él se le nota cuando los extraña.

Pato es ingeniero industrial y antes de llegar había trabajado durante años en lo social. Después de un viaje de 6 meses por Latinoamérica, regresó convencido de que iba a dedicarse a trabajar por y para los niños. ¿Por qué?, “Había visto un video del doctor Albino y pensé que ese tipo tenía la posta, hay que trabajar en nutrición infantil. Cuando volví empecé a mandar mails a distintas organizaciones. Un amigo me contó de Haciendo Camino, les escribí y así salieron las entrevistas”. Y, de entrevista en entrevista, conoció a Catalina, con quien comparte lo más importante: la pasión y la fuerza de dar todo

por HC y por su gente.

Para trabajar te tenías que mudar a Añatuya, ¿qué dejaste atrás?Irme a Añatuya implicaba no ver seguido a mi familia y amigos, pero mis expectativas estaban en lo que me esperaba de nuevo. Soy una persona a la que le gusta conocer distintas ciudades y realidades, ya lo había hecho varias veces, por lo que estoy acostumbrado. Siempre tuve en claro que me iba a ir a otro lugar y que tenía que aceptar a Santiago del Estero como es, con sus tiempos, sus costumbres.

Como Gerente de Programas, Pato se la pasa viajando entre los Centros. Habla con los directores, está metido dentro de las planillas para controlar el progreso de los chicos, charla con las madres y se interesa en saber cómo están y, en el caso de que tengan algún problema, ve si les puede dar una mano o solución. Cuando está en Añatuya, que a veces es donde pasa más tiempo porque ahora esa es su ciudad, se guarda las tardes para ir al Hogar a visitar a los chicos. “Eso llena de energía a cualquiera. Al comienzo, cuando algún día andaba medio triste por algo que hubiese pasado, me iba al Hogar a llenarme de alegría y ya me volvía mejor a mi casa”.

Patricio Caruso es el Gerente de Programas de Haciendo Camino. Es importado de Córdoba y como todo lo importado llegó para revolucionar a lo local.

NUESTRO EQUIPO

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Arremangarse la Camisa para Trabajar

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¿Qué es lo más difícil de tu trabajo y qué no cambiarías por nada?Es difícil dirigir varios programas y Centros, con todas las personas que eso implica, y no ser un especialista en el área de nutrición. Cuesta conseguir los recursos humanos idóneos para cada cargo, no hay mucha gente con la orientación o especialización en servicio social que requerimos. Entonces hay que poner en la balanza qué es primordial, si la vocación o valores u optar por la capacitación técnica y luego formarlos en lo otro. No cambiaría por nada a los chicos del Hogar y las actividades que hacemos con ellos, las visitas, los viajes, las salidas…

¿Cómo se hace para no bajar los brazos?Muchas veces siento que es un privilegio que me paguen por hacer lo que hago, porque lo veo como un trabajo de voluntario que sale del corazón y no como una forma de sostener económicamente mi vida. Lo que puede resultar frustrante, en algunas ocasiones, es que los resultados no dependen solamente de uno sino de las madres, los niños o el resto de los empleados. Quizás los otros no ven ciertos temas con la misma importancia que yo. Para mí es muy importante que un chico tenga sus cuatro comidas diarias, pero quizás para una mamá, no tanto; prefiere que coma solo dos veces y comprarse un celular nuevo.

¿Y qué se hace?Hay que trabajar a largo plazo con las mamás, aunque la tarea se torne mucho más difícil. Hay que convencer a esas mujeres de la importancia y consecuencias que tienen las cuatro comidas para sus hijos, con las dificultades que se les presentan como cocinar a leña o salir a comprar la comida del día porque no tienen heladera.

Los que nos dedicamos a esto no bajamos los brazos porque estamos convencidos de los buenos resultados que traen los pequeños cambios. Nos aferramos a las alegrías que nos dan los pequeños logros y pensamos que si se pudo lograr eso, se pueden lograr más cosas con dedicación y acompañamiento.

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Elettra Viel y Michele Biz llegaron a Santiago del Estero en el año 2005. Este matrimonio italiano decidió radicarse en uno de los barrios más humildes de Santiago del Estero para trabajar como misioneros asociados a las Hermanas Dominicas de la Capilla Santa Rosa de Lima. Los primeros tiempos fueron duros. Una profunda diferencia cultural, idiomática, social y económica causaba tropiezos día a día. Sin embargo, decidieron continuar adelante con la labor de ayudar a los más necesitados. A lo largo de los años, fueron ganando un espacio muy especial en el corazón de la comunidad. Trabajaron a sol y a sombra, poniendo amor y dedicación en cada acción que realizaban. Espontáneos, solidarios, siempre de buen humor y predispuestos a dar una mano en lo que se necesitara, desde un primer momento sintieron la necesidad de trabajar con los niños del barrio. Pero “algo” faltaba. Así fue como, en esta búsqueda, conocieron a Catalina Hornos, a Agustín Viola y a todo el equipo de Haciendo Camino en 2009. A través de varios encuentros con la Asociación, y junto con representantes de la comunidad, manifestaron la necesidad de crear un nuevo Centro en la ciudad capital de Santiago del Estero. La cantidad de niños con bajo peso y talla preocupaba. De esta manera nació el Centro Santa Rosa de Lima. Elettra desempeñó su rol como directora del Centro con mucha dedicación y amor, tanto a su trabajo como a los niños, y en especial a las madres que acudían a la institución. Supo comprender a las mamás más allá de su función. Por su parte, Michele dedicó sus esfuerzos a ayudar en los talleres de carpintería para padres y jóvenes, y colaboró con el proyecto de creación de casas construidas con ladrillos hechos con botellas recicladas que brindó la posibilidad a más de quince familias de escasos recursos de tener una vivienda digna. Su historia se completó con la llegada de su primera y hasta ahora única hija, Guadalupe, que nació en noviembre de 2010. Con su cabello rubio, ojos celestes y siempre radiantes, y una alegría muy contagiosa, Guadalupe conquistó a todos. “Con Elettra nos encantaría escuchar que el Centro Santa Rosa de Lima va a cerrar sus puertas porque ya no hay desnutridos en el barrio. Soñamos con que se abran pequeñas cooperativas donde los padres y las madres trabajen con lo que aprendieron en los talleres y puedan vivir dignamente con su trabajo”, deja escapar Michele. Ambos dejaron una huella imborrable en la comunidad y en las personas que los conocieron. “Tenemos una buena historia para contar”, siempre dijeron; y aún así ellos nos regalaron la suya.

Son Elettra y Michele. Después de ocho años de profunda y cotidiana entrega regresaron a su patria, Italia, para continuar trabajando allí donde el destino los llame.

Por Marita Córdoba

NUESTRO EQUIPO

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Hicieron camino al andar

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Las Tías de PatoEstán sentadas alrededor de la mesa algunas de las “Tías de Pato”, no están todas porque en este grupo son más de cuarenta. Las Tías son un grupo de mujeres que dan su tiempo y compromiso para obtener recursos para el Centro de Monte Quemado, y que bajo ese nombre bautizó Haciendo Camino. “Tías” porque en Monte, como segundas mamás se preocupan y brindan hasta el amor que no tienen; “de Pato”, porque la primera que comenzó esta gran red fue Inés Cullen, la tía de Patricio Caruso, Gerente de Programas de Haciendo Camino.. En las vacaciones de invierno de 2012, Pato había visitado a sus tíos en Buenos Aires. Nadie en la familia podía creer lo que él y Haciendo Camino hacían. La primera reacción de Inés fue decir “algo tenemos que hacer”, y así se empezó a formar este grupo increíble, primero con amigas de ella y luego con las mujeres de la Comisión de Madres del Colegio Southern Cross, y toda la comunidad ayudando detrás. Claudia Jares Furno, Gabriela Sostres, Gabriela Spagnolo, Estrella Altamura, Charol Muñoz e Inés no dejan de hablar. Todo transcurrió muy rápido: Dolores, una amiga de Inés, invitó a Claudia y a Gabi Sostres a una charla del Dr. Abel Albino; ese fue el clic para sumarse al “algo hay que hacer”. Lo charlaron con Charol, que es profesora y el nexo con el Colegio, después se fue dando todo… Cuando pisaron por primera vez Monte Quemado, se les llenó el alma de angustia. “Descubrimos una tristeza enorme, una pobreza estructural muy importante. Me fui llena de ideas como lo que es no tener agua…”, se acuerda Claudia y cuenta que se enfocó en “dar vuelta esa energía” y transformar toda esa bronca en ganas de hacer… “Me la esperaba menos ciudad al principio, y cuando regresé por segunda vez y la compare con Añatuya, me di cuenta todo lo que faltaba…”, cuenta Inés. La primera campaña que idearon fue para juntar leche maternizada. Estrella se encargaba de publicar en facebook las ofertas en los supermercados y recordar a las mamás del colegio que compraran leche para Monte. Hasta hubo un día que de tanto comprar agotaron el 2x1 de una gran cadena y le exigieron al gerente que volvieran a publicar la oferta. Las tías, con ayuda de una empresa, equiparon un jardín completo y una sala con la tecnología para hacer videollamadas. “Cuando volvimos del primer viaje, nos dimos cuenta lo lejos y difícil que era llegar. Y entonces dijimos habría que acercarlos, y de ahí salió la idea”. En el último viaje, Claudia junto a otras Tías, llevaron actividades para hacer con las madres del Centro. “Hicimos un taller para enseñarles a las mamás a armar rosarios. En la primera clase, todas se fueron con uno colgando. Una de ellas, Tere, me agarró y dijo “no sabía que era tan buena para esto”. Al otro día había traído a sus dos hijos para que también aprendieran”. Claudia apoya sobre la mesa una caja con repasadores y otras artesanías que hacen las mamás de Monte. “Estos ya se los compramos por adelantado y se los dimos a un local para que los venda, ahora vamos a llevarlos a otro”, explica y deja entrever el entusiasmo con que se mueven para lograr mucho más. “Mirá estos repasadores, mirá que belleza”. “Mirá qué lindos”, comenta Estrella. “No te los puedo vender, los estoy usando para mostrar en los negocios”, excusa Claudia. “Mirá esta bolsa tipo lanchera…”, acota y vuelve a insistir: “Estos repasadores están buenísimos, los vamos a vender como pan caliente”. Las tías están llenas de ideas, mientras charlábamos, contaban que habían enviado dos pendrives con videos de sesiones de estimulación temprana al Centro. Ya dieron talleres de cocina, manualidades y reflexología y están pensando que otro pueden volver a dar. Cualquiera envidiaría unas tías así…

Son amigas, muchas son mamás de la comunidad del Colegio Southern Cross. Hacen ferias y campañas para buscar fondos y ayudar al Centro de Monte Quemado.

VOLUNTARIADO

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Tejer Historias

Mam está sentada en la punta del sillón y no despega la mirada de las agujas, teje puntos de puro amor que serán cuadrados, y luego mantas y futuros regalos para los bebés de las mamás del interior. A donde va lleva su bolso con lanas y el costurero. Siempre que tiene un ratito libre teje, como lo hacen otras mujeres que colaboran con este proyecto que nació hace un poco más de un año. Todos los lunes, casi como ritual, Silvia Rey abre las puertas de su casa para unir los cuadraditos de 11cm2 que le envían. Junto a Claudia Román, Alejandra Guillani, Elsa Bloise y Marta Moix entrelazan 36 historias cada vez. Ese es el número de cuadraditos que necesita cada manta. Y es que cada uno tiene una historia, porque los tejen personas diferentes, en lugares diferentes, en tiempos diferentes pero con un mismo fin, solidarizarse con los que más necesitan. Silvia es esteticista y decidió convocar a todas sus clientas a que tejan su cuadradito. Alguien una vez le contó que en una ciudad lejos hacían eso y le pareció fácil de aprender, y motivada por la razón de ayudar se dejó llevar por las agujas y la lana. Compró lana para todas, la repartió, y así nacieron las primeras trece mantas que se mandaron a Santiago del Estero, en octubre pasado. Después trabajaron todo el verano para enviar otras cuarenta, y siguieron tejiendo… Le pusieron de nombre Mam al proyecto en honor a la única abuela del grupo. A Mayi todos sus nietos la llamaban así, y qué mejor para identificar a las mantas y las manos maravillosas que las crean. Silvia dice que para hacer algo hay que tener una idea clara y sostenerla en el tiempo, “Como hizo Caty con Haciendo Camino”. Alejandra coincide, y está segura de que forman parte de una gran cadena, “es una cadena de buenos sentimientos, gente que aporta su tiempo para tejer los cuadraditos y otras que nos juntamos a unirlos para terminar las mantas”. ¿Cuánto se tarda en tejer un retazo de once por once? Veinte minutos de la novela, un poco de la espera en el médico, el recreo en el trabajo o un año entero para hacer decenas y decenas, como hizo una mujer que cuidó a otra durante ese tiempo y les mando una pila infinita de cuadraditos para unir. El incentivo es esa vocecita que te dice “tenés que tejer” para armar más mantas para más bebés, confiesa Claudia. De tantos lunes compartidos, estas mujeres se hicieron amigas y empaparon sus manos con miles de historias. Porque quizás no conozcan a las autoras de muchos cuadraditos de lana, pero sí palpan cómo están tejidos y los colores hablan por sí solos. Cada vez que en Santiago del Estero se le entrega una manta a una madre, sin pensarlo, el Proyecto Mam le regala 36 historias de esperanza.

Un grupo de mujeres tejen cuadraditos para donar mantas a las madres de Haciendo Camino. Las arman con las lanas que regala la gente y con los cuadraditos que regalan otras manos.

PROYECTO MAM

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El Bosquede la Leche

“Imaginé a cada uno de ustedes como un árbol que tiene sus ramas: familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, alumnos… a los cuales les podrían pedir un paquete de leche en polvo por mes. A su vez, cada uno de ellos puede pedirles la misma donación a conocidos, ¿quién sabe cuán alto puede llegar este árbol?”. Cuando Nancy Russo hizo esa pregunta en la cadena de e-mails que envió hace más de dos años, nunca se imaginó que ese árbol tendría la altura de 34.000 vasos de leche o que alcanzaría los 850 kilos entregados. Nancy es docente jubilada de La Matanza, se le ocurrió una campaña que sería digna de algún premio a la creatividad y que, hace más de dos años, desarrolla sin parar junto a su marido Néstor Miramontes. La propuesta era que cada uno debía considerarse como árbol, conocido de otros árboles. Juntos podían crear un gran bosque que donara leche mensualmente, haciendo honor a aquel dicho que alguna vez nos contaron: “La unión hace la fuerza”. Gracias a Nancy y a la gente que la ayudó fue posible que, en un año delicado para Haciendo Camino, muchos chicos de los Centros de Colonia Dora y Herrera tuvieran la leche necesaria para el consumo semanal. El primer e-mail que envió Nancy tuvo buena repercusión. Al principio, mucha gente colaboraba; pero después, tal cual bosque que se deshoja en otoño, se fueron perdiendo las respuestas. Sin embargo, para algo existe la primavera, y en la dinámica de este bosque tan especial también hay altibajos y repuntes. En la cadena que creó, Nancy encontró a la familia, colegas y amigos de amigos… Hasta hubo un día en el que su maestra de quinto grado le acercó leche, una señora mayor motivada por la propuesta de su ex alumna. El trabajo es arduo, pero nunca mejor pago que con las decenas de sonrisas que genera en los chiquitos tener la leche diaria. Nancy se ocupa de recordarle a la gente que done la leche, de pasar a buscar los paquetes por las casas y, luego, de rendir cuentas a todos los donantes haciéndoles llegar un agradecimiento. Su marido Néstor la ayuda a empaquetar y rotular las donaciones y a llevarlas al depósito que Haciendo Camino tiene en Buenos Aires. Quizás su mayor ayuda es ser su sostén y darle aliento para seguir. Porque las pequeñas palmaditas en la espalda son las caricias al alma que motivan a seguir trabajando y luchando por un lugar mejor.

Nancy Russo ideó una campaña para juntar 1kg de leche en polvo por amigo y así creó un bosque que todos los meses aporta leche a Haciendo Camino. Ya se juntaron más de 34.000 vasos.

VOLUNTARIADO

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Catalina y su amiga Florencia van al 4° grado del Colegio San Andrés . Con tan solo 9 añitos, a Catalina se le ocurrió un día hacer una rifa a beneficio de las familias de Haciendo Camino. Ya conocía la Asociación porque donaba sus juguetes y ropa a través de Florencia. La idea fue instantánea… hacer una rifa para los chicos del interior. Primero hubo que imaginar los premios: unas galletitas de chocolate que ella misma hizo -dicen quienes las probaron que fueron un deleite de sabor- y algunas coquetas cajas de barritas de cereal. Junto a su mamá Mariana sacaron cuentas y les pusieron precio a las rifas. El entusiasmo arrastró a Cata a vender todas en poco más de una semana. Una vez hecho el sorteo, le pidió a su abuelo que la acompañara a comprar comida a un mayorista. Y así fue como donaron un montón de alimentos no perecederos para que Haciendo Camino pudiera repartir.

Hernán es piloto de avión, amante desmedido de los trenes y conductor de una casa rodante que ya conoce todas las calles de Añatuya y a su gente. En julio de hace dos años, una amiga le había dejado la Revista La Nación. ¿Por qué esa y no otra?, Hernán la hojeó y llegó a la parte donde estaba la nota sobre Caty y Haciendo Camino. Le gustó el proyecto y, como muchos otros, se comunicó enseguida y se ofreció a ayudar. Muchos, dominados por el frenesí de la historia, prometen ayudar y luego se diluye su intención en el tiempo... Hernán fue uno de los pocos que cumplió su promesa. Iba a ir el 1º de septiembre de 2011 a Añatuya. Cuando llegó el día, la sorpresa fue de muchos. Este loco lindo estaba con una casa rodante que desbordaba de donaciones y con tantas ganas de ayudar que no cabía en sí mismo. Hernán se puso al hombro numerosas campañas para llevar donaciones al Centro. Todas sus visitas las planifica y organiza solo. Cuando va, se instala varios días en el Centro y es la llave maestra que se necesita. Una canilla que pierde, una puerta rota, la instalación eléctrica que falla, “el Herni” se arremanga y soluciona todo. Los chicos del Hogar ya lo conocen, porque fue docenas de veces a jugar con ellos y hasta los llevó a conocer una torre de control y los invitó a subir a un avión cuando viajaron a Buenos Aires. Las mamás del Centro lo adoran, ¿y cómo no?, si las malcría y todas las mañanas les prepara tostadas con dulce de leche. En Añatuya lo conocen todos, porque además de ser sociable, camina la ciudad. Es el piloto de Haciendo Camino y el que mejor pilotea su casa rodante, que tiene tantos kilómetros recorridos, como ganas de colaborar.

VOLUNTARIADO

Con tan solo 9 años organizó una rifa

Hernan Azigotti, un piloto, una Casa Rodante Solidaria y una historia

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Nuestros Números

En el Último Año

*La información corresponde al período agosto 2012 a julio 2013.

505 PADRINOSdonan mensualmente,61% + que en 2012

55 PERSONAStrabajan en Haciendo Camino,

22% + que en 2012

+ de 100VOLUNTARIOS

colaboran con Haciendo Camino

5 en Buenos Aires

24 en Añatuya

9 en Monte Quemado

8 en Santiago Capital

5 en Herrera

4 en Colonia Dora

125 en Añatuya

88 en Monte Quemado

118 en Santiago Capital331sanitarios capacitados, niños controlados y sus madres

formadas en educación para la salud

11 11parajes rurales se acompañaron durante el año, con agentes

15.000Hubo + de beneficiarios indirectos

16778 en Añatuya

31 en Monte Quemado

58 en Santiago Capital

mujeres embarazadas recibieron acompañamiento y formaciónpara la maternidad

15186 en Añatuya

24 en Monte Quemado

41 en Santiago Capital

mujeres se capacitaron en un oficio y participaron deemprendimientos productivos

2242985 en Añatuya

742 en Monte Quemado

420 en Santiago Capital

95 en Herrera

consultas médicas atendieron los distintos especialistas

1793 niños fueron controlados nutricionalmente desde nuestros Centros

85 niños aprendieron oficios los fines de semana

36 niños viven en los hogares Santa Catalina y El Refugio

764 niños230 en Añatuya

183 en Monte Quemado

133 en Santiago Capital

93 en Colonia Dora

125 en Herrera

recibieron tratamiento nutricional, pediátricoy de estimulación temprana y sus

631 madres recibieron educación para la salud y capacitación en oficios

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Reporte Financiero 2012-2013Los datos corresponden al ejercicio 2012-2013, cerrado al 30-06-2013, que se encuentra en proceso de auditoría.

Esto

s por

cent

ajes

no

incl

uyen

las d

onac

ione

s en

espe

cie

en co

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to d

e: tr

ansp

orte

de

dona

cion

es a

Aña

tuya

, lech

e en

pol

vo, r

emed

ios,

mer

cade

ría, o

tros

.

Haciendo Camino Anuario 201377

¿A dóndedestinamos

nuestrosrecursos?

Egresos por CentroCentro AñatuyaCentro Monte Quemado Centro Santiago del Estero (Capital)Centro Herrera Centro Colonia Dora Centro CharataTotal Egresos

$ 1.607.686 $ 790.717 $ 651.542 $ 64.538 $ 61.738 $ 48.618

$ 3.224.838

50%25%20%

2%2%1%

¿A quiénaplicamos

nuestrosrecursos?

Egresos por ProgramaNutriciónSoporte Programas Soporte Áreas Ejecutivas Proyecto Atención Rural NiñosOficios y Proyecto Arte Programa Salud y EmbarazadasTotal Egresos

$ 1.254.948 $ 700.274 $ 636.336 $ 313.160 $ 151.883

$ 141.809 $ 26.427

$ 3.224.838

39%22%20%10%4%4%1%

¿Cómoobtenemos

nuestrosrecursos?

Padrinos InstitucionalesPadrinos Particulares Padrinos Estratégicos Eventos y campañas a beneficio Otros ingresos Organismos Públicos Total Ingresos

$ 1.476.273 $ 886.013 $ 442.154

$ 284.884 $ 61.871

$ 47.000 $ 3.198.195

46%28%14%9%2%1%

+ 52,5% vs. 2012

¿Cómoaplicamos

nuestrosrecursos?

Egresos por ConceptoSueldos y HonorariosConstrucción y EquipamientoInsumos Manutención y AlojamientoViáticos ServiciosGastos BancariosOtros Total Egresos

$ 1.693.795 $ 555.936$ 289.824 $ 269.896

$ 241.447$ 84.535

$ 46.003$ 43.402

$ 3.224.838

53%17%9%8%8%3%1%1%

+ 103% vs. 2012

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Haciendo Camino Anuario 201378

El año que pasó resultó ser el fruto del esfuerzo y del trabajo en equipo, los que fueron determinantes para el crecimiento de Haciendo Camino.

Nuestros Últimos

Logros

En 2012 se abrieron 2 centros nuevos, uno en Colonia Dora, en marzo y otro en Herrera, en diciembre.

Se sumó al Programa Nutrición la atención de niños en riesgo, que permite además de recuperar casos de desnutrición prevenir que muchos niños la padezcan. Los chicos del hogar en las vacaciones de verano viajaron a la provincia de Salta, y conocieron una realidad distinta a la que su medio les muestra.

Se trabajó en la capacitación de los equipos profesionales, tanto a nivel técnico como humano. Se continuó entregando leches y se sumaron las papillas y postres fortificados, para mejorar la alimentación de los niños que este año pasaron por nuestros centros.

El Programa Embarazadas se consolidó y logró enseñarles a muchas mujeres a cuidarse durante el embarazo y a desarrollar el vínculo con su bebé desde antes de nacer.

El nuevo proyecto de Atención Rural, formó a madres y a agentes sanitarios para poder prevenir y detectar a tiempo casos de desnutrición.

Se trabajó en la profesionalización de los Talleres de Oficios para madres y se crearon otros para niños y para hombres.

Desde el Programa Salud, se hicieron viajes de médicos que llegaron a los centros de Añatuya, Monte Quemado y Colonia Dora ofreciendo servicios de ginecología, oftalmología, dermatología, clínica médica, traumatología y otorrinolaringología.

En Buenos Aires, se crearon nuevas áreas de trabajo y se incorporaron nuevos voluntarios. Creció el número de padrinos y donantes y se fortaleció la comunicación y difusión del trabajo.

Haciendo Camino aumentó la presencia en redes sociales y en medios de comunicación y participó en diversos eventos. Fue beneficiario del 3º Torneo de Golf Edu Bagnardi, de la Parrillada Tupé, de la 4º Feria Navideña de Recoleta y del 1° Torneo de Fútbol Haciendo Camino, entre otros.

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Haciendo Camino Anuario 201381

Gracias por caminar junto a nosotros 4ta Comida Anual a Beneficio en La Rural

A las empresas e instituciones que participaron…

Adeco Agro Aeropuertos Argentina 2000Agua y Saneamientos ArgentinosARTEAR Banco ComafiBanco Galicia Banco HipotecarioBiblos Travel Boldt GamingCepas ArgentinasDiffuparEstancias ClarínFundación Alimentaris La CajaLatin ControlLartirigoyen y Cia.Líneas de Transmisión del LitoralPozo Gowland Abogados Revista Sophia Silversea CruisesSubterráneos de Buenos AiresTarjeta NaranjaTeknofoodTransportadora de Gas del SurUrban Yard Puerto Madero

A los padrinos estratégicos

Bruno BarbierCarlos BraunFamilia Van LierdeMariano HillarMartín De LeeuwPablo RoemmersRicardo Esteves

A las empresas y particulares que colaboraron con premios…

A Table VidriosAbra La Cabra BikinisAdriana BerutiAll about CocóAlma de JardínAntheaAntonia Agosti BagsApatheiaApe ShoesAriadna Segafredo DesignArredoAutopistas del SolBathinda

Bea SerantesBelén Sires CerámicasBlanch RestaurantBodega FlorioBondis ShoesBoutique del libroBiblosCabaña VillegasCabañas Santa ClaraCabralesCaminos TurismoCandle ShopCarmela AchávalCarola García BerroCarvajal EditoresCasa RincónCecilia GiménezCecilia MihuraCecilia UrreaCepas ArgentinasChao ShoesChocolates IndustrialesClub La NacionCosta CarilóCovedisaCrismaCroque MadameCurvesDaisy Estrada de SaporitiDeliciousDHL Express (Argentina) DiageoDiffuparDisneyDolores AnchorenaDolores LamarcaDorothy Jane Buenos AiresEdiciones LariviereEl MirasolEl RodeoEla DavicoElementos EsencialesElsa de AmorrortuEspacio Buenos AiresEspalmaEstancia Pema HueFC Aromas y FraganciasGiménez Uriburu Propie-dadesHebe López DeledicqueHelados DanielHelena Resto

HoytsHuijaInti ZenJaro HeladosJuan Vuotto PeluqueriaKaikala Bikinis 2Katalina Guerrico ArteKenL y ULa Buhardilla DecoraciónLa Lola - Art & DesignLampaiaLapsus AccesoriosLara FuksLiliana Tótaro BlanqueríaLittle Present designLo de TitiLorealLucía SteverlinckMadero HotelMaipo GroupMarcela DavidsonMarcelo RestauranteMarcelo SerantesMariana TorresMatildas CupcakesMausi NicholsonMetta by Marietta DurañonaMF accesoriosMilana SweatersMillerMiux ShoesMochita VelardeMonoblockNestléNovecentoNuchaOrnattoOtt CollegePamperoParque de la CostaPashminas, chalinas y pañuelosPaula y Agustina RicciPerfumum BuePía PreuschePino PeluqueríasPonete BonitaPonyPosada del BosqueQuesos y SaboresRamos GeneralesRenata Sánchez Showroom

Revista SophiaRio AlaraSan Angel InnSathyaSilvia Gardey (Carteras de Cuero)Silvia ReyTeresa CalandraTidy ShoesTote BagTwinsetVados del Isen Valija ChicaVianVicky RayVilla SofíaVolá IdeasVoy de CarmenWiwas Crochet

en especial a…

Flavia PalmieroIván de PinedaJuan Martín Del PotroPalito Ortega

a La Rural

a Montechez

a Sebastián Herrera

a Underground

a Teté Castells , María Pozo Gowland, Mariana Isenberg, y todo el Comité Organizador.

a Amada Ríos Garay, Belén Laurence, Mariana Rodríguez Varela y Ricardo Ferreyra.

a Hernán Pons y su estudio de diseño.

a quienes trabajan junto a nosotros y nos siguen acompañando día a día.

¡¡Y a ustedes!!

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NOS ACOMPAÑARON EL ÚLTIMO AÑO…

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